Andén 72 - Discapacidad

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#72 a帽o v enero de 2013 precio: este peri贸dico

I

PARADA OBLIGADA EN LA COMPRENSION DE LA REALIDAD

ilustraci贸n por daniel mart铆n - www.dmdesign.com.ar - mardaniel@gmail.com

no se vende

discapacidad


2

editorial

¿

Por qué preguntarnos sobre la discapacidad?, ¿qué sentido tiene dedicar un ANDÉN a este tema?, ¿por qué no mejor tratar temas verdaderamente importantes, acaso actuales?, ¿por qué intentar generar una nueva agenda, por fuera de la corpo y los instrumentos de propaganda oficial?, ¿por qué afirmarse independientes? Formularse estas preguntas es llegar a un nuevo ANDÉN. Responderlas acaso signifique el desafío de repetir nuestra existencia. Afirmarla, asentarla, sembrarla. Las publicaciones independientes atraviesan todos los días los mismos problemas y las mismas tentaciones: por un lado, queremos continuar siendo independientes y a pesar de ello persistir; por otro, ya cansados de tirar piedras, pensamos en bajar los brazos, dejar de batallar y sucumbir ante la tentación y los piropos de quienes parecen gozar de una gran aceptación; se repite así la historia de los navegantes que enloquecen por el canto de las sirenas. Y mientras la corpo cuenta con el apoyo del poder económico y mientras los instrumentos de propaganda oficial cuentan con el apoyo del poder político –aunque varias veces estos se entrecrucen– y mientras todo eso se debate y se disputa, las publicaciones independientes persisten por sus lectores y sus convicciones. Sus sentimientos, sus pasiones, sus ideales, su voluntad. En ese andar ANDÉN pretende “fisurar” la agenda política. Pensar con independencia implica comprender que quizás, para hacer relevantes ciertas ficciones deben presuponerse muchas cosas. Esas cosas que quedan por fuera de la agenda, que exceden la plata que Cristina gastó para arreglar su baño o cuánto le costó su cartera o si el ministro de justicia comió un asado en la ex-ESMA o cuánto cuesta el dólar verde y el dólar azul o si una señora bien lo pudo comprar o si este verano se va usar el flúor o los colores pastel, la tanga o el bombachón, todas esas cosas, decimos, es de lo que trata un medio independiente. Entonces nos aventuramos en un terreno virgen, ya que nos interesa preguntarnos por el modo en que el hombre se relaciona con la naturaleza –si como dueño, si como hijo–; y queremos saber qué entendemos por hombre y por mujer, hasta dónde van las limitaciones naturales y dónde comienzan los prejuicios humanos; y pensamos también cómo la cartografía influye en la constitución de nuestros

planta estable

maquinista juan ignacio basso chancho gustavo zanella encargado del salón comedor luciano pablo basso boletero jorge augusto cuello la que hace sonar la bocina lorena barbosa guardabarreras gabriela giambroni la que se pasó de estación maría belén morejón

staff

las que enderezan las vías natalia lópez maría nieves ruiz salas david del río jefe de estación horacio ernesto giambroni el que no vio la barrera pedro pertusi

los que corren la zorra manuel fontenla franco dré

el que corta las vías martín giambroni

la que dice que el tren no tiene que poner guiño para doblar florencia bellagamba

hábitos, ya que ahora sabemos que no es lo mismo estar al centro que a un costado, arriba que abajo; y debatimos cuáles son los estándares que la moda nos impone, quiénes los regulan, a qué obedece; y consideramos nuestra alimentación: quiénes producen, con qué criterios, y quiénes distribuyen, con qué parámetros, y cómo se produce, qué consecuencias tiene, y así. En este mismo orden de ideas, en la convicción de que estas son las temáticas verdaderamente importantes (a pesar de que persistan latentes para que dos facciones generen una ficción más o menos verosímil sobre tibios enfrentamientos), esta publicación insiste con su independencia y propone pensar la discapacidad. Al trabajar sobre una temática tan extensa como compleja se percibe el abismo: ese espacio vacío y profundo, esa cuerda sobre la cual nos toca caminar –sin el reparo y la aceptación que generan los límites de la agenda oficial–… Y allí caminamos, y allí existimos. El mundo está obsesionado con diferenciar y clasificar todo cuanto encuentra. Y no nos basta, pues también nos fanatiza construir jerarquías sobre nuestra diversidad. Entonces construiremos aquello que consideraremos normal (lo racional, lo autónomo, lo productivo) y relegaremos todo lo que a nuestro juicio no cuadra el parámetro. Se construye así el mundo de las capacidades, donde los carentes serán un estorbo, que a lo sumo nuestra pulcra moral nos hará sostener simulando nuestros deseos de extirparlos del planeta que dominamos. Pareciese que temiendo y temblando ante lo diferente, el único remedio que se encuentra es buscar en eso distinto algo normal, a partir de lo cual poder trazar un lazo que subsuma todo aquello que nuestra sociedad de estereotipos no se digna a aceptar en pos de una convivencia pacífica con la monstruosidad. Y pensando así olvidamos que la verdadera riqueza está en poder descubrir lo extraño. Dejamos de lado lo diferente sin saber que son nuestras carencias lo que nos impulsa a una vida plena. Nos cerramos en círculo íntimo, constituidos por miles de iguales, porque tememos no ser aceptados por todo aquello que rechazamos. Aquello otro en tanto que otro, sin toda la carga que le queremos atribuir. Aquello otro en tanto que otro, anormal, diferente. Aquello de lo que tratan las publicaciones culturales independientes.

el que no se quiere bajar del tren césar maffei el que pinta grafitis en la estación daniel martin el que insiste con el carbón gustavo guevara las que pasan por abajo del molinete bárbara aguer giselle méndez carla wainsztok las que se roban los quebrachos ana laura suarez cassino viviana montes los que se dedican a otra cosa yanina foti nicolás alejandro miguez colgados del tren, como racimos grupo de estudios para la liberación (gel): bárbara agüer, juan ignacio basso, martín forciniti, juan francisco martínez peria, mercedes palumbo, ezequiel pinacchio, soledad ramati, tomás rosner y santiago sánchez caminantes de las vías que se detienen en esta estación beatriz b. vega, daniel giganti, luis a. chaura, bárbara compte, virginia fernández, laura l. rubio, natalia lentino, marcelo a. domínguez

boleto

gratarola

www.andendigital.com.ar


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educación al principio la segregación…

de la segregación

La problemática relacionada con niños portadores de alguna diferencia en relación con la “normalidad” comienza, a fines del siglo XIX, a adquirir reconocimiento en el espacio educativo y, si bien esto significó un avance en su consideración, su tratamiento no fue el ideal. Los niños que presentaban algún tipo de déficit eran segregados del sistema educativo común, se los/as consideraba como destinatarios/as de una educación que debía ser ofrecida por una institución educativa especial, con una currícula diferente; es decir, en un subsistema que se caracterizaba por considerar que algunos eran portadores de una acotada gama de necesidades educativas y otros eran segregados en lugares de internación especial. La propuesta educativa se dividía: por un lado, instituciones para niños “normales” con un currículo homogéneo, una modalidad de enseñanza pautada y controlada, un ámbito disciplinador y disciplinante; y por otro, en instituciones “especiales”, mezcla de hospital y escuela, donde los “diferentes” eran separados de la dinámica social. Wajsman y Glaze1 señalan que para comprender cómo y por qué se

ha llegado al estado actual de la educación especial y de la integración es necesario recordar algunos acontecimientos que marcaron verdaderos hitos: 1948. Declaración Universal de los Derechos Humanos; 1959. Declaración de los Derechos del Niño; 1971. Declaración de los Derechos del Deficiente Mental; 1975. Declaración de los Derechos de los Minusválidos; 1978. Informe Warnock solicitado a un grupo de expertos por el secretario de educación del Reino Unido; 1981. Año Internacional del Discapacitado; 1990. Conferencia de Jomtien. –UNESCO-; 1993. Se evalúa la década en el marco del Programa Acción Mundial; 1994. Conferencia Mundial Salamanca –UNESCO-;1996. Primer Congreso de Iberoamericano de Educación Especial. Chile; 1997. Segundo Congreso Iberoamericano de Educación Especial. Cuba. Las ideas centrales que se fueron reafirmando en estos encuentros internacionales se generalizaron progresivamente y, tanto la Conferencia de Jomtien como la Declaración de Salamanca, fueron “inspirados por el Principio de Integración y por el reconocimiento de la necesidad de actuar con miras a conseguir la escuela para todos, que se respalde y responda a las necesidades de cada cual.”2 En este nuevo contexto, una Educación Integrada significaba crear las condiciones para que los alumnos con necesidades educativas especiales participen del proceso educativo en un ambiente lo menos restrictivo posible.

el sistema educativo argentino, en sus diferentes niveles, no ha tenido un trato igualitario para todos sus estudiantes. las personas en situación de los grupos que sufrieron la desigualdad y la segregación del sistema. en

educación inclusiva

beatriz b. vega

En este sentido, es necesario no solamente reconocer derechos, sino posibilitar que los derechos de inclusión se cumplan por el solo hecho de ser ciudadanos, mediante inversiones que derriben las barreras arquitectónicas y urbanísticas, curriculares, legislativas, que correspondan según los ámbitos de aplicación, para posibilitar en la práctica esos derechos. Siguiendo a Booth (1998), la noción de inclusión comprende dos conceptos básicos: el de comunidad y el de participación. Ambos se caracterizan por su conexión con los procesos de inclusión y el carácter de proceso atribuido a esta. Por tanto, la educación inclusiva se propone aumentar la participación de todos los alumnos en el currículum y la reducción de la exclusión escolar y social. Medio siglo atrás, no pensábamos en la posibilidad de Inclusión; las necesidades estaban en crear escuelas especiales para derribar el mito de que las personas con discapacidad no eran educables.Hoy nos encontramos, con un marco jurídico – legal que reconoce la ciudadanía de las personas en situación de discapacidad. Pero nos queda por desandar el camino más sinuoso, que es el de derribar las barreras que en el cotidiano de las prácticas escolares se encuentran los estudiantes: las barreras al aprendizaje y la participación, que el entorno social les construye. “Dificultades que podría experimentar cualquier estudiante en su proceso de inclusión escolar, teniendo en cuenta que estas surgen de las instituciones, las culturas y las circunstancias sociales y económicas que afectan sus vidas”8.

Saltemos las barreras, democraticemos la educación, que el acceso de las personas en situación de discapacidad al sistema educativo sea realmente inclusivo.

la actualidad, para cambiar surge la

“La educación especial es la modalidad del sistema educativo argentino, destinada a asegurar el derecho a la educación de las personas con discapacidades, temporales o permanentes, en todos los niveles y modalidades del sistema. Se rige por el principio de inclusión educativa y brinda atención educativa en todas aquellas problemáticas específicas que no puedan ser abordadas por la educación común. Se debe garantizar la integración de los/as alumnos/as con discapacidades en todos los niveles y modalidades según las posibilidades de cada persona”7

Poder re-pensar la dinámica escolar es una invitación a proyectar prácticas pedagógicas con la “diferencia y no en contra de la diferencia, sino contra la desigualdad. El aprendizaje demanda encuentro con el otro, por tanto ruptura con la cultura del silencio y la segregación que dificulta una efectiva incorporación de todos a las prácticas escolares cotidianas”9.

discapacidad fueron uno de

esas prácticas exclusoras

ante todo es un asunto político y por lo tanto colectivo. La educación inclusiva es una actividad constante que requiere de condiciones que le otorguen legitimidad, continuidad, recursos adecuados… Es decir, se necesita de la decisión política y condiciones institucionales para que pueda ser llevada a cabo, a fin de dar una adecuada respuesta a la comunidad que alberga. “Uno de los rasgos esenciales de una escuela inclusiva es el sentido cohesivo de comunidad, la aceptación de las diferencias y la respuesta a las necesidades individuales. Bajo esta perspectiva de trabajo, los apoyos se organizan y son recibidos dentro del aula. En consecuencia, la educación inclusiva es ante todo y en primer lugar una cuestión de derechos humanos, ya que defiende que no se puede segregar a ninguna persona como consecuencia de su discapacidad o dificultad de aprendizaje, género o pertenencia a una minoría étnica”6

Claudio Gallina3

Esta propuesta se nutrió de nuevos fundamentos filosóficos, que incorporaron el principio de “normalización” diferenciándolo de los valores del “normalismo”. Esta nueva forma reemplazó el esquema reduccionista de “causa / efecto”, introduciendo la idea de “sistemas de relaciones complejos”, donde la interacción es mayor: “... la realidad no es natural y auto evidente, sino construida, (y en consecuencia) también puede ser deconstruida, interrogada, cuestionada”4.

Interpretar la realidad en esos términos supuso advertir la necesidad de reformular los modos de pensamiento desde nuevos constructos teóricos en todos los ámbitos, lo que incluyó lógicamente la escuela y la vida cotidiana abriendo la posibilidad de interpelar tanto concepciones como recursos, ya sean estos profesionales, metodológicos, edilicios, organizativos, etc., para lograr esos ideales escritos en los discursos, declaraciones y propuestas nacionales, internacionales y mundiales5.

el camino a la inclusión… Pensar en una escuela a la cual puedan concurrir todos exige del sistema educativo un cambio sustantivo, ya que lo que se ha planteado como un problema individual–orgánico es un problema social y

Notas 1 Wajsman Adriana S. – Glaze, Alejandra. 2000. “Historia de la Educación Especial en el mundo” en Temas Cruciales II Integración Escolar. Editorial Atuel. Argentina 2 P.R.I.S.E.: Proyecto Ejecutivo Meta V-5.2 “Mejorar la calidad de la formación Docente” Separata, Educación Especial. Ministerio de Educación Provincia de Salta 1998. (Pág. 5) 3 Claudio Gallina, 2012. artista plástico argentino contemporáneo, quien ha realizado una serie de obras caracterizadas por la presencia de pequeños y tiernos alumnos que deambulan por la escenografía de un gran pizarrón. Clase 5. En Diploma Superior en Currículum y prácticas escolares en contexto. Buenos Aires: FLACSO Virtual Argentina. 4 Ibidem pág. 23 5 Canet, Grettel Valenciano 2009 “Construyendo un Concepto de Educación Inclusiva: Una Experiencia Compartida”. En Aspectos clave de la Educación Inclusiva. 1ª Edic. Publicaciones del INICO Colección Investigación 6 Arnaiz Sanchez, Pilar. 2002 “Hacia una educación eficaz para todos: La educación inclusiva”, Monográfico. Pág.17. Universidad de Murcia 7 Ley de Educación Nacional, 26.206. 2009. en Educación Especial, una modalidad del sístema educativo en Argentina: orientaciones I. Art. 42 / coordinado por Daniel López. - 1a ed. - Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación. 8 Booth T., y Ainscow, M 2001. Índice para la Inclusión. Desarrollando el aprendizaje y la participación en las escuelas. UNESCO, Pág. 8 9 Esteban, M. Teresa 2008 ¿Qué escuela democrática queremos construir? Dialogo entre inclusión y exclusión en la cotidianeidad escolar. Novedades Educativas Nº 210 junio. Argentina


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educación en torno a la aplicación del programa conectar igualdad en territorio de las escuelas especiales de la provincia de buenos aires

“el otro” y

“lo otro”

el trayecto recorrido en las capacitaciones a docentes de la provincia de buenos aires, en el marco del programa conectar igualdad, pone ante nosotros nuevos interrogantes que nos invitan a pensar nuevos formatos de trabajo, integrando las tecnologías de la información y la comunicación (tic) en el escenario de la escuela especial de este tiempo

daniel giganti* danygiganti@hotmail.com

*es referente del equipo conectar igualdad / dirección de tecnología educativa / dirección de educ. especial / provincia de buenos aires

C

uando se acabaron las explicaciones propias del mundo moderno -cargado de cientificismos y positivismos, cientistas sociales, educadores, comunicólogos y algunos más…- nos vimos envueltos en un territorio de incertidumbres, misterios, que nos generaron nuevos posicionamientos. No era para menos, nada mejor que las taxonomías encajonadas, enfrascadas, clasificadas. Desde este lugar, pareciese que la realidad se nos presenta en un horizonte de pura respuesta y poca pregunta. Tranquilos y sin preguntarnos hemos atravesado guerras, cataclismos, holocaustos, bombas nucleares. La escuela fue testigo de dichos acontecimientos aún sin solución. Pero el viento sopló… Allá sobre fines del siglo pasado e inicios de este, algunas ideas, categorías y conceptos que colgaban del gran paraguas del imaginario social, techo del mundo, cambiaron de lugar. Con alta cuota de visibilidad aquellas siglas “de los 90”, NEE (necesidades educativas especiales) por suerte fueron abandonadas y con ellas las políticas donde el uno a uno no colocaba plus sobre ningún objeto o cosa que perteneciese a este mundo, todos teníamos una necesidad educativa especial. Claro, ¿por qué no? Pero las necesidades educativas especiales derivadas de una discapacidad ameritan un plus, un índex diferente. Esto en términos de políticas públicas significó y significa que, cuando una discapacidad se hace visible, genera para el Estado un compromiso y responsabilidad en términos de atención y de presupuesto. Aquello que no tenía pregunta pero que tenía respuesta comienza a caminar por caminos de incertidumbre. Porque claro, es hablar de la discapacidad sin velos, con mayúsculas, pero es al mismo tiempo algo que se desconoce. Planteado de este modo, no se conoce su impacto. Ese otro está ante mí, aparece así la primera pregunta: ¿qué es lo que provoca “el otro”? Se me presenta, se me hace visible, me demanda. Construye identidad y subjetividad en un mundo en constante movimiento, una sociedad que muta, donde todo corre en término de certezas a una sociedad cargada de incertidumbres, donde empieza a adquirir valor el misterio “del otro”. Otro que se pronuncia, que sacude posicionamientos, ideologías y éticas. Hoy la Educación Especial, en la Provincia de Buenos Aires, es una Modalidad Educativa que atraviesa todos los niveles de la enseñanza y con ella los sujetos: personas con necesidades educativas especiales derivadas de una discapacidad habitan sus escuelas en la sede de esta o en proyectos de integración en otros servicios / escuelas en diferentes niveles y modalidades. Suman además otro principio al de igualdad de oportunidades: la terminalidad de los estudios, que plantea el cursado del nivel medio, pensando en las discapacidades pero también en las ciudadanías.1

En este escenario donde van desapareciendo las escalas, las graduaciones y comienzan a plantearse trayectorias educativas integrales y singulares, también aparecen los nuevos lenguajes, la multi-alfabetización, la exaltación de un mundo icónico, donde la primacía de las imágenes impacta en la descentralización del libro. Los niños, todos, y los jóvenes, todos, son parte de una nueva cultura pre-figurativa (Margaret Mead: 2000)2. Llegan jóvenes a

un mundo que es viejo. Aquí incluimos también aquellos que, portantes de discapacidad, habitan estos territorios, donde los lenguajes analógicos han ido mutando a lenguajes digitalizados; donde el zapping ha desmontado el espacio / tiempo y la linealidad; donde la hipertextualidad acompaña el total de los formatos en línea; donde la Web es el espacio atractivo de todos los niños y jóvenes, con o sin discapacidad; donde los archivos en una carpeta van a la par del uso de la memoria inmediata. Cabe aquí preguntarnos ¿qué es lo que provoca “lo otro” que se desconoce? Nuevo interrogante con el que trabajamos a diario en los encuentros de capacitación que realizamos desde fines del 2011 en Escuelas Especiales de la Provincia de Buenos Aires, a partir de la entrega de Netbooks a los alumnos que transitan en las sedes, de la mano del Programa Conectar Igualdad. Aquí retomamos las explicaciones iniciales. Los conocimientos, contenidos propios de la escuela académica, escuela de la moder-

nidad, se ven sacudidos por el impacto de la aplicación de nuevos Diseños Curriculares a partir del año 2006/ 2007 en todo el sistema, en sus niveles y modalidades que plantean propuestas curriculares, a los que se suma además la implementación del uso de nuevas tecnologías de la información y comunicación en las aulas de las escuelas especiales bonaerenses de la mamo del Programa Conectar –Igualdad. Los docentes que habitan la escuela hoy tienen ante sí un escenario cambiante, oscilante, montado aún en la cultura letrada, asediado por la cultura mediática y demandado por la cultura tecnológica, en tensión, con sujetos provenientes de sectores populares, multiculturales, multiétnicos, algunos de ellos sujetos además con necesidades educativas especiales derivadas de una discapacidad o sujetos con multi-discapacidades con los cuales son necesarios abordajes de mayor complejidad.

Seguramente, la incertidumbre para intervenir nos plantea que no se tiene todas las respuestas; sí en cambio, se nos generan abundantes preguntas: ¿ellos, “esos otros” podrán con las tic?, ¿se puede plantear el uso pedagógico de las tic en las aulas de la Educación Especial? Hoy no solamente decimos que es factible sino que además las operaciones de pensamiento que generan los objetos de aprendizajes realizados en multimedia plantean amplias operaciones de pensamiento, que ponen en jaque más de un diagnóstico y presunto pronósticos de educabilidad. “El otro” y sus misterios y “lo otro”: las tics y su impacto en las aulas de la educación especial son dos nuevas categorías que abren nuevos interrogantes, plantean numerosas preguntas que nos invitan a reescribir nuevamente la escuela… y la discapacidad esta vez en el SERVER3.

Hay una nueva forma de mirarnos, de mirar y de ser mirado. Hay nuevas formas de pensar, de leer, de sentir, de percibir; si sabemos que las tics no son solo la solución para el enseñar y el aprender de un sujeto con discapacidad. Sus discapacidades no se desdibujan, ni se atenúan, solo que en el marco del enfoque social de la discapacidad, el proyecto de vida de los sujetos comienza a inscribirse en el campo de la autonomía y ciudadanía. Algunas respuestas más a posibles interrogantes o quizás nuevas lecturas críticas, luego de nuestro trabajo de capacitación en territorio: La autoridad docente no será jaqueada si se aviene a “entender” esta nueva subjetividad mediática. Se trata de pensar la escuela en un ecosistema comunicativo, donde familias, niños, jóvenes y nuevos lenguajes anclen proyectos conjuntos en términos de comunidades de práctica y aprendizaje. Las tics y las nets no son sin la intencionalidad y la toma de decisiones de un docente orientadas en lo cotidiano del aula, a sumar intentos para brindar más y mejores aprendizajes. 1 Resol Nº1269 /11 y Resol Nº4418/11 de la DGCy E -DEE 2 Barbero, Jesús, Heredando el futuro (artículo académico) 2009. 3 Server: Dispositivo central que aloja la computadora “madre”. El servidor permite la conexión Intranet en el espacio total de la escuela a través de sus routers.o acces-point


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descolonialidad de señas, signos y colonialidad del lenguaje

te hacés?

“la clase dominante busca adjudicar al signo ideológico un carácter eterno por encima de las clases sociales, pretende apagar y reducir al interior la lucha de valoraciones sociales que se verifica en él, trata de convertirlo en signo monoacentual” valentín voloshinov

soledad ramati soledadramati@hotmail.com gel

P

arece que solo ciertos aspectos de nuestra existencia signan la categoría de “discapacidad”. Discapacitado –dice el sentido común- es aquel que no puede caminar, entender, ver, hablar u oír. “Persona con Discapacidad” –dice la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad- son “aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás”. En ambas nociones, tanto la del sentido común como la jurídica, vemos que tantísimas otras funciones potenciales de los humanos son ignoradas a la hora de pensar la discapacidad. En otras palabras, esta categoría no abarca a quienes no entendemos las matemáticas, ni a Wittgenstein, ni por no saber amar, o por no tener imaginación religiosa ni aptitudes deportivas o expresivas. En fin, esta idea de discapacidad no se construye con todo aquello que no podemos hacer sino que la idea de qué es un humano “capacitado” se delinea desde algunas dimensiones específicas: autonomía, productividad, independencia. Todas ellas, dimensiones íntimamente relacionadas con el ideal del sujeto moderno capitalista. Además de este planteo –que podemos sintetizar diciendo que todos seríamos discapacitados en algún sentido y que el Poder radica en el momento de establecer, justamente, la dimensión en la que se medirá la capacidad/discapacidadqueremos centrarnos en el ámbito de la comunicación y la sordera. Esto resulta de sumo interés porque allí se desdibuja el “Nosotros” y el “Ellos”. En otros términos, si subir una escalera o leer son actos “en solitario”, que podrá llevar a cabo o no cada uno, la comunicación es un acto necesariamente colectivo, un acto en plural. Si la comunicación entre un oyente y un sordo no puede realizarse, resulta sumamente dificultoso sostener que se deba a la discapacidad del sordo. Obligadamente se comparte la responsabilidad con el oyente que, en todo caso, no habrá sabido desplegar todas las herramientas interpretativas, gestuales, contextuales, etc. para recibir o emitir ese mensaje. Sin embargo, lo que sucede en la práctica no se parece a un acercamiento mutuo, entre oyentes y sordos, sino la réplica de “la colonialidad del lenguaje” –que tomamos desde las letras de Gabriela Veronelli-, es decir, la destrucción de los mundos de sentido y los sistemas de comunicación del otro. Los oyentes subsumimos en nuestro universo de signos a los demás lenguajes, confundimos –por ejemplo- la palabra mesa con la mesa misma; creamos una relación arbitraria entre un signo (la palabra mesa) y la cosa (la mesa). Destruimos de esta manera la posibilidad de los sordos como productores de sentido, expulsando –por ejemplo- la posibilidad de que la seña mesa designe a la mesa misma. Tienen, hoy por hoy, a su intérprete de Lenguaje de Señas a un costado de la pantalla televisiva pero no producen sentido sino que quedan obligados a recibir pasivamente el sentido de los oyentes, a lo sumo, unilateralmente traducido. Tan fuerte es la ligazón entre las palabras y las cosas que cuando existe una problemática con las cosas creemos resolverla cambiando las palabras. ¿No es esto lo que sucede con el cambio de terminología en discapacidad? ¿Cambió algo en el mundo, en las concepciones, en los derechos porque empezamos a decir “persona con discapacidad” o “persona con capacidades diferentes”? ¿La lucha es por las palabras o por el sentido? Dicho de otro modo, ¿reside el sentido en las palabras de una manera automática e inconmovible? La lucha, ¿es para que nadie sea nombrado como “Discapacitado” o para que ser sorda –por ejemplo- no implique una disminución en mis derechos? Asumiendo que fuera inherente a la palabra discapacidad el carácter peyorativo, ¿nos desembarazamos de ello por usar eufemismos? O más todavía, ¿qué pasa cuando la consideración de discapacitado es la puerta de entrada para el acceso a derechos que mejoran la calidad de vida de manera que conllevan un sentido de igualdad en clave más realista? ¿También en ese caso es necesario llevar adelante la lucha por los términos? Ahora bien, si tenemos presente que existen en el mundo unas 70 millones de personas con deficiencias auditivas y, dentro de ellos, muchos que acceden al lenguaje de señas como primera lengua, el tema toma un cariz intercultural.

¿El lenguaje de señas sería otra puerta de acceso a la cultura? O, ¿es otra cultura? ¿Existe una delimitación lo suficientemente tajante como para decir “aquí empieza una cultura y, por ende, aquí comienza la siguiente? ¿Es la antropología la disciplina que expende el certificado de “cultura”? Si no es ella, ¿quién sí lo es?

Sin ánimos de dar una respuesta a estas preguntas, queremos señalar que existen múltiples movimientos de sordos que consideran que el lenguaje de señas no es solo una puerta de acceso a la cultura sino que existe la “cultura sorda”, con diferentes costumbres, “textos”, valores, expresiones artísticas, etc. que la diferencian de la cultura oyente, de manera que los sordos tienen su propia producción de sentido. El problema comunicacional se complejiza: mientras que los

oyentes ven un rasgo de inferioridad en el “silencio” del sordo, los sordos corren el riesgo de escudarse detrás del status “cultural” de la sordera para reivindicarla sin más. Ambos –oyentes y sordos- corren el riesgo de olvidar que el lenguaje es una herramienta para comunicarse con los otros. Se abre la posibilidad de que ni sordos ni oyentes acepten la imperfección de sus culturas y, por ende, el lenguaje no funcione como habilitador de la comunicación intercultural. El lenguaje, en ese caso, solo comunicaría a lo “mismo” dentro de sí, como un mecanismo de cerramiento cultural, mas no de apertura. Cuando cada una de las culturas se cierra sobre sí, se niegan mutuamente el carácter de agentes comunicativos, es decir, consideran al otro como incapaz para expresar sentidos cosmológicos, sociales, científicos, eróticos o económicos complejos. La “sordera” intercultural es mutua cuando los lenguajes no son entendidos como sistemas expresivos diferentes, sino que son ubicados dentro de relaciones de superioridad e inferioridad lingüística prescriptas. Pues bien, recién cuando aceptemos el carácter incompleto de los conocimientos de sordos y oyentes –como grupos- y de cada uno de nosotros –como personas-, es decir, si atribuyéramos a los otros una potencialidad creadora de sentidos con idéntico valor a la nuestra y cuando, a su vez, aceptemos que la diversidad del mundo es infinita y que sostener el desconocimiento del Otro no hace más que empobrecernos, la “traducción intercultural” será posible (Sousa Santos). En ese caso podremos acercarnos a la mesa, a través de la palabra y/o de la seña o discutir, incluso, si efectivamente existe –para todos, para algunos o para ninguno- algo así como la mesa misma. Menuda empresa constituye esta propuesta, -sobre todo- si tenemos en cuenta que implica una deferencia por parte de los dominadores, un gesto de renuncia al siempre mentado carácter superior de la cultura oyente, una abdicación a la siempre presente posibilidad de imponerse y digerir a todo lo demás exclusivamente en los términos propios. Menuda empresa –repito- esta de luchar por el sentido en una época, supuestamente, signada por la proliferación de medios de comunicación pero vacía de sentido. Parece que todavía hay mucho para decir pero que ha sido menospreciado, silenciado, al ser despojado de sus propios términos.


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opinión

comunicacional

luis alberto chaura lecheaura@hotmail.com

H

ace pocos días, mirando televisión por cable, visualicé un anuncio de una noticia de último momento, denominada: “UN LOCO SUELTO EN MATADEROS: Héctor tiene serios problemas psiquiátricos”. El titular hacía alusión al caso de una persona con sufrimiento psíquico y se mencionaba la situación de crisis y desestabilización de su proceso de salud mental desde un modo parcial representando el lado de la violencia, la ira, la irracionalidad, etc. La imagen inicial de la escena se constituye en el frente de la casa del damnificado, con la custodia de un agente de la Policía Federal. A lo largo de ese día, el tinte de la noticia fue dinamizando, mostrando datos personales del ciudadano, fotos que aportaron vecinos del barrio, contextualización del lugar de residencia, imágenes en momentos de excitación psicomotriz, negociaciones con agentes de seguridad y sanitarios, como así también el instante en que acepta ayuda terapéutica, por ende atención. Este evento nos hace reflexionar en primer lugar sobre la cuestión semántica del anuncio de la noticia, que al referir “Un loco suelto…” se ubica un claro posicionamiento de una mirada manicomial de carácter punitivo, basado en los tradicionales modelos históricos de atención asilares, fundamentado históricamente por el Modelo Médico Hegemónico que desarrolla Menéndez E. (1-2) a través de la biomedicina, en donde se omiten las características sociales, priorizando el enfoque exclusivo en la enfermedad. Otro aspecto interesante a destacar es la direccionalidad del anuncio que manifiesta y declara que las personas con padecimientos psíquicos están destinadas al encierro como único destino posible y que la única respuesta de esta demanda compleja está a cargo de la Psiquiatría, desconociendo y negando otros tipos de intervenciones. A un nivel de análisis visual, la figura del agente de seguridad denota una cuestión asimétrica, verticalista, autoritaria con el objetivo de mantener en vigencia el orden social, despojando en segundo plano la dimensión de salud. Acudimos a la utilización de varios términos aceptados como personas usuarias de los servicios de salud mental, personas con discapacidad psicosocial, personas con padecimiento mental (3) hasta el concepto de sufrimiento psíquico (4) de la epidemiología de la salud mental desarrollado por Galende E. & otros, ya que no solamente se refiere a los casos de trastorno mental, sino también a las nuevas formas de padecer psíquicamente como el estrés, duelos, exclusión, discriminación, segregación, nuevas adicciones, etc. Este y muchos ejemplos percibimos en lo cotidiano de forma casi automática a través de producciones televisivas, donde se muestran personas con problemáticas en el consumo de sustancias psicoactivas, actos de violencia, situaciones de vulnerabilidad extrema, etc. configurando una imagen deshumanizante, superficial, sin ningún tipo de análisis crítico y reflexivo que tenga como objetivo abordar dichos temas. Tengamos en cuenta que este es el grupo de mayor vulnerabilidad en la accesibilidad y ejercicio de derechos, en el colectivo de las personas con discapacidad y que históricamente las producciones audiovisuales como películas, documentales, series, noticieros, siempre han mostrado o tratado esta temática desde el lado del terror, la criminalización, la violencia, la risa, etc. y han producido un único discurso dominante, con sentido estigmatizante. Estos aspectos tomados y problematizados en el campo de la salud mental, deben ser abordados por los medios de comunicación de manera responsable. En este sentido, entendemos que estas estrategias de comunicación forman parte del proceso de estructuración y modelaje del psiquismo de la ciudadanía, fragilizando y excluyendo a las personas con sufrimiento psíquico, consolidando una ciudadanía invertida como nos advierte Fleury S. (5). Ilustración 1: Imagen de TV de último momento en la cual se visualiza un policía de guardia al frente de una casa, acompañado con el titular “Un loco suelto en Mataderos”.

de la psiquiatría a la salud mental comunitaria Cabe destacar que en nuestro país, las transformaciones en los modelos de atención en salud mental se desarrollaron en el interior del país, de las cuales podemos nombrar las experiencias de las Provincias de Río Negro (1980) y San Luis (1993), en la Provincia de Buenos Aires el Programa de Rehabilitación y Externación Asistida (PREA 1999), como precursoras en la forma de entender y por ende desempeñar prácticas basadas en el respeto de los derechos humanos y de su condición ciudadana. Otros de los aspectos interesantes a destacar es el avance de herramientas jurídicas importantes como la sanción de la Ley Nacional de Salud Mental (6), la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, su Protocolo Facultativo (7) y el marco en la política de Comunicación planteado por la Ley Nacional de Servicios de Comunicación Audiovisual (8). Se pueden destacar de estas herramientas las dimensiones éticas de las sociedades de la información, donde se debe promover el bien común, proteger la privacidad, datos personales (apartado 10 art. 1, Ley 26.522), la caricaturización y la exposición pública sin consentimiento, que no perjudiquen la dignidad humana (art.70 de la Ley 26.522), preservar la identidad, sus grupos de pertenencia, su genealogía y su historia (art. 7 inciso b. Ley 26.657). Es menester lograr la inclusión de las personas con padecimientos psíquicos, a través de la concientización, promoción y producción de buenas prácticas de los comunicadores de los diversos medios: Radio, TV, gráfica, web, de los sectores del Estado, privado y comunitario. Además, es importante promover la participación efectiva y reflexionar constructivamente sobre los aspectos de la vida cotidiana como el trabajo, la economía, la educación, la cultura, la política, la salud, la religión… y que se remarque el concepto de “capacidad jurídica”; y simultáneamente generar conciencia en la ciudadanía en general, que pueda ser miembros activos en la obligación de denunciar este tipo de prácticas en organismos como el Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión1, o a través de los nuevos espacios como la

Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual. Se debe posibilitar un rol político y diálogo de los actores sociales con estas nuevas ofertas de participación que garantiza el Estado.

¿qué comunicación queremos? Por tal motivo, forma parte del desafío colectivo problematizar sobre qué tipo de comunicación tenemos y apuntar a la construcción de cuáles queremos. El comunicar prácticas relacionadas a la salud mental comunitaria exige el respeto a la dignidad de las personas, sus procesos de salud-enfermedad (1-2), tomando los condicionamientos sociales, económicos, políticos etc. y pensar los conceptos de territorialidad, redes comunitarias, trabajo intersectorial (salud, educación, cultura, trabajo, fuerzas de seguridad, medios de comunicación, etc.) que permitan potencializar la articulación de los actores que componen la dinámica comunitaria. También repensar los nuevos modos de comunicar, la formación educativa de recursos humanos en el mundo de la


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discapacidad y deporte “Si cambiamos la forma de ver las cosas, las cosas cambian de forma” Anónimo.

cuando los ves? la beneficencia y la caridad suelen ser las prácticas gubernamentales y sociales que prevalecen frente a la problemática de la discapacidad. medidas que parecen ser funcionales a esa mirada hegemónica que ve a las personas con discapacidad como “enfermos, retardados, marginales”, mirada predominante en una sociedad poco preparada para aceptar lo diferente. aún así, existen experiencias que buscan romper estás lógicas e instalan nuevos sentidos

bárbara compte

“La discapacidad tiene que ver con sociedades que no siendo perfectas han creado un concepto de perfección y normalidad acreditado al sector que tiene poder” (Rodrigues Lores, 2012). Este concepto de perfección y normalidad está fundamentado por ese orden cultural dominante1 que concibe a las personas con discapacidad como un sujeto impedido, retardado, marginado, incapaz, minusválido, necesitado. Frente a esta mirada hegemónica, las políticas públicas que buscan dar respuesta al fenómeno de la discapacidad suelen consistir en medidas de compensación social a través de la beneficencia, la caridad, un tratamiento al margen de la sociedad y el desarrollo de servicios de asistencia especializada, que no logran resolver el problema de la exclusión y de la marginalidad social. No han sido pocas las iniciativas y campañas que intentaron concientizar a la sociedad civil sobre la erradicación de las denominaciones peyorativas hacia los discapacitados y propusieron nuevos términos como personas con capacidades diferentes, personas con diversidad funcional o con movilidad reducida. Iniciativas que tienen buenas intenciones pero que no llegan a la cuestión de fondo que son los factores estructurales que dan cuenta de la problemática y que necesitan políticas públicas profundas y sustentables. Lo que antecede no desconoce que los significados preferentes y hegemónicos que circulan en una sociedad son un reflejo de las relaciones de poder imperantes. Pero la “verdad” de los discursos esconde las condiciones económicas, políticas, sociales que los gestaron. Por eso, no solo debemos preocuparnos por cómo denominamos o llamamos al otro, sino también por cómo lo tratamos. No solo de nuestros discursos, sino de nuestras conductas. Y circunscribiéndonos al Estado y la sociedad civil, observamos que las personas con discapacidad en su calidad de ciudadanos de pleno derecho rara vez son interpeladas. Pero retomando la mirada hegemónica que predomina en referencias al discapacitado y la discapacidad, debemos considerar que ese orden cultural antes mencionado es dominante pero nunca determinante. Es decir, que las miradas y los significados hegemónicos pueden dar lugar a espacios que buscan romper esas lógicas y a nuevas y ricas lecturas sobre los fenómenos sociales, alejados de los lugares simplistas y cómodos. Una de esas experiencias se encuentra en el distrito de Almirante Brown, donde funciona el Centro de Recreación y Deportes para personas con discapacidad. “El único límite que tiene el ser humano está en su cabeza”, dice Fernando Mihovich, uno de los gestores de este espacio que un día se animó a competir en carrera de aguas abiertas convencionales junto a sus deportistas que tienen parálisis cerebral, cegue-

ra, mielomeningocele, amputación de miembros, entre otras discapacidades que quedan en un segundo plano cuando de pasión por el deporte y los desafíos se trata. Este centro recreativo y deportivo comenzó a funcionar en el 2008 en la Municipalidad de Almirante Brown, coordinado por Mihovich y Gustavo Borro, dos profesores de educación física que pudieron consolidar en este proyecto largos años de trabajo en el deporte adaptado. “Apuntamos a concebir las discapacidades no como un impedimento sino como una constante de modo de potencializarlas para lograr una integración de las personas con discapacidad de manera más autónoma y suficiente”, explica Borro. El objetivo fundacional de esta propuesta fue simple pero no por ello menos ambicioso: aportar a la construcción de una sociedad más igualitaria, abriendo mayores posibilidades para lograr una plena integración social de las personas con discapacidad, promoviendo canales de accesibilidad a las actividades deportivas y recreativas. Y así, al romper con las miradas simplistas que veía a los discapacitados como “enfermitos” o “pobrecitos”, se los vio como personas, personas que presentan una discapacidad pero su calidad y cualidad humana no empieza ni termina ahí. “Cuando nuestros alumnos se acercan a nuestro programa, claramente el principal propósito es brindarles un espacio de contención social pero, allanado ya este camino, tratamos de fomentar y potencializar sus capacidades deportivas porque para nosotros el crecimiento del deporte adaptado es una herramienta necesaria e imprescindible para brindarles a las personas con discapacidad una mejor calidad de vida y un desarrollo personal integral, alejado de las medidas asistencialistas y paliativas a corto plazo”, coinciden los coordinadores. Así, cuando se rompen los preconceptos, ya el discapacitado no se siente una otredad entre ese “nosotros” que lo excluye, sino que pasa a formar parte de una mismísima, de un nosotros inclusivo. Entonces, ¿por qué no empezamos a cambiar la manera de ver las cosas? Bibliografía

-FONTOVA, Fernando.Discapacidad, calidad de vida y políticas públicas. Noviembre 2007.(http://www.fantova.net) -HALL, STUART. “Codificar y Decodificar”. EnCULTURE, MEDIA Y LENGUAJE, London, Hutchinson, 1980. -JIMÉNEZ Lara, Antonio. “La imagen social de la discapacidad”. Jornadas sobre discapacidad y medios de comunicación (Cuenca), Asociación Roosvelt (1999) -RODRIGUEZ LORES, Alexandro.: “La discapacidad como fenómeno social: un acercamiento desde la sociología “, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Abril 2012, www.eumed.net/rev/cccss/20/

1 Según Stuart HAll “Cualquier sociedad o cultura tiende, con diferentes grados de clausura, a imponer sus clasificaciones del mundo político, social y cultural. Estas constituyen el ORDEN CULTURAL DOMINANTE aunque nunca sea unívoco o no contestado”.

opinión comunicación con el objetivo de generar discursos que reproduzcan prácticas éticas, inclusivas y transformadoras. La historia del mundo audiovisual ha generado imaginarios temibles, degradantes, representaciones sociales discriminatorias y negativas en relación a la “locura”, habilitada por el modelo de atención asilar. La posmodernidad demanda del último momento un instrumento en el cual el sentido crítico se pierde, y el impacto toma protagonismo por el consumismo en sí mismo. Es momento de poder actuar en el hacer del comunicar múltiples sentidos, fundado en un modelo de comunicación que incluya a

la diversidad, difundiendo estrategias de promoción de la salud, en la cual se trate una “salud mental positiva” (9) donde se tomen aspectos que fortalezcan el bienestar, la calidad de vida y la participación efectiva de las personas. Tal como menciona Levav (10): “El estigma, obviamente, es una construcción social y, como tal, puede ser desmontada.” Esto requiere que todos los actores sociales seamos protagonistas del proceso histórico comunicacional que atraviesa nuestro país, a través de diversos modos de participación. La salud mental es asunto de todos. ¿Cómo aportás a este cambio?

Bibliografía: 1 MENENDEZ, Eduardo. “El Modelo Médico y la Salud de los Trabajadores. Salud colectiva” [revista en Internet]. 2005 Abril. 1(1): 9-32. Disponible en:http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-82652005000100002&lng=es . Fecha de Acceso 12/12/12. 2 TRAB.EDUC.SAUDE. Rio de Janeiro, v. 10, n. 2, out. 2012. Disponible en: http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S198177462012000200009&lng=pt&nrm=iso. acessos em 18 dez. 2012. http://dx.doi.org/10.1590/S1981-77462012000200009. 3 INSTITUTO NACIONAL CONTRA LA XENOFOBIA, DISCRIMINACION Y EL RACISMO, Buenas Prácticas en La Comunicación Pública Informes INADI, Salud Mental (sitio web). Disponible en: http://inadi.gob.ar/wp-content/uploads/2011/09/INFORME_SALUD_MENTAL.pdf Fecha de acceso 10/12/12 4 AUGSBURGER, María Cecilia. “De la epidemiologia psiquiátrica a la epidemiologia en salud mental: el sufrimiento psíquico como categoría clave”. Cuadernos medico sociales, Centro de estudios sociales y sanitarios, Asociación Médica de Rosario. Rosario. (81):61-75, mayo 2002. Dirección electrónica: http://www.ilazarte.com.ar/cuadernos/pdf/n81a390.pdf . Fecha de acceso 17/12/12 5 FLEURY, Sonia, MOLINA, Carlos. Modelos de Protección social. En: Banco Interamericano de Desarrollo, Instituto Interamericano para el Desarrollo Social (INDES). Diseño y gerencia de políticas y programas sociales. Washington: INDES; 2002. p. 3-6. 6 BOLETIN OFICIAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA. Ley Nacional de Salud Mental Ley 26.557 (Sede web). Buenos Aires: Boletín Oficial de la Republica; fecha de publicación 03/12/2010. Dirección electrónica: http://www.boletinoficial.gov.ar/Inicio/Index.castle Fecha acceso 1 de mayo del 2012. 7 BOLETIN OFICIAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA. Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad y su Protocolo Facultativo Ley 26378 (Sede web). Buenos Aires: Boletín Oficial de la República; fecha de publicación 09/06/2008. Dirección electrónica:http://www.boletinoficial.gov.ar/Inicio/Index.castle . Fecha de acceso 18/12/12. 8 BOLETIN OFICIAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA; Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual Ley 26.522 (sede web). Buenos aires: Aires: Boletín Oficial de la Republica; fecha de publicación 10/10/2009. Dirección electrónica: http://www.boletinoficial.gov.ar/Inicio/Index.castle 9 ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD. Promoción de la Salud Mental, Conceptos, Evidencia Emergente, Práctica (sede web). Ginebra. Disponible en:http://www.who.int/mental_health/evidence/promocion_de_la_salud_mental.pdf Fecha de acceso 18/12/12. 10 LEVAV, Itzhak, Salud mental: una prioridad de la salud pública. Revista de la Maestría en Salud Pública ISSN: 1667-3700 · Año1 Nº 2 ·Diciembre 2003. Disponible en: http://msp.rec.uba.ar/revista/docs/002levav.pdf Fecha de acceso: 18/12/12 1 El Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión es un espacio de cooperación institucional conformado por la Autoridad de Servicios de Comunicación Audiovisual(AFSCA), el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) y el Consejo Nacional de las Mujeres (CNM)


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diálogo diálogo con virginia fernández

gustavo zanella /

locardeux@hotmail.com

en una sociedad que da contados espacios para el desarrollo personal de los discapacitados, la función educativa es fundamental. en este número de ANDÉN dialogamos con la licenciada virginia fernández, responsable del colegio nuevo día, en ramos mejía, una institución con más de treinta años formando y educando a personas con problemas de aprendizaje en todos los niveles. allí, desde esa experiencia, los alumnos transitan la educación inicial y primaria y se integran en un centro de formación que les permite afrontar su inserción al mercado laboral. de cómo educar en la diferencia y de cómo integrar sin invisibilizar las distintas dimensiones de la discapacidad trata esta charla Andén: ¿Cómo habría que llamar a la población a la que usualmente denominamos “discapacitados”? ¿”Diversidad funcional”, “capacidades especiales” estas categorizaciones no retroalimentan los prejuicios? Virginia Fernández: En realidad se habla de niños con capacidades diferentes. Este concepto a veces es criticado porque dicen “en realidad tienen una discapacidad”, y en realidad creo que todos tenemos discapacidades. Si hablamos dentro de lo que es la institución escolar se habla de discapacidad mental, motriz, sensorial. En una sociedad inclusiva en realidad tendríamos que hablar de personas. Todos tenemos discapacidades y hay cosas que podemos y cosas que no podemos. Personalmente hablo de personas con capacidades distintas a las mías. Un ciego tiene una capacidad discriminatoria de los sonidos que yo no tengo, o desde lo táctil. Partimos de la norma. Todos dentro de la norma podemos algo y hay gente que puede cosas que yo puedo y gente que no puede cosas que yo no. Entonces lo que tendríamos que aprender como sociedad es a entender lo que podemos y no. Si hablamos de una sociedad inclusiva, a la que realmente nos falta muchísimo llegar, tenemos que detenernos en cómo poder incluir a aquella persona que no puede. Naturalmente me sale con capacidades diferentes. Si me preguntás cómo se está llamando, se está llamando con lo que no puede. Andén: ¿Qué es educar a personas con discapacidad? V. F: En realidad es educar a personas, no hay una situación tan distintiva. Es educar. Ingresa un alumno y educamos a un niño con distintas estrategias para que ese niño

o ese joven desarrollen al máximo sus potencialidades. Cuando uno es docente de un colegio común también educa y tiene que buscar sus estrategias. Hay un imaginario social que piensa que cuando se trata con discapacidad todo es mucho más específico y en realidad es conectarme con un otro que tiene que hacer un recorrido. Lo que voy a plantearme son estrategias didácticas para que se acceda a la mayor posibilidad. Pero eso se lo tiene que cuestionar cualquier docente. A veces, las escuelas convencionales tampoco se detienen a pensar cuáles son las estrategias. En realidad es educar a un niño y después voy a ver qué es lo que más puede, el mejor camino para que él alcance los objetivos pedagógicos planteados. No me gusta quedarme con eso de “ser creativo en educación especial”. Se tiene que ser creativo en todas las instancias. Y tenemos que luchar mucho por esa creatividad. Me enfrento con un niño, no con un síndrome de down porque no hay dos síndromes de down iguales. No educamos patologías, educamos personas. Como tal, mi desafío profesional es ver cómo me voy a relacionar con esa persona según el rol que cumpla: docente, psicóloga, psicopedagoga. En realidad es tomar conciencia que cuando estoy en la modalidad de educación especial estoy con niños y con jóvenes y a partir de esa vinculación tengo que ver cómo ayudar al otro. Y al ser ese el objetivo, no hay diferencia con una escuela común. Andén: ¿Cómo se educa teniendo en cuenta esa diferencia? V. F: El gran desafío de una institución de modalidad es que haya un gran abanico de caminos y estrategias para llegar. No nos podemos manejar con una sola res-

puesta. El docente de educación especial tiene que tener distintas posibilidades de respuesta y desde la institución darle a ese docente todas las herramientas posibles, también desde los recursos materiales, para que realmente pueda tener un espacio para poder desarrollar esas propuestas. Si tengo talleres de herrería, tengo que tener hierro. No puedo dar herrería en forma teórica. Lo que critico de la modalidad a la que pertenezco es que si tengo un proyecto tengo que tener herramientas para que después, si queremos que hagan pasantías y se inserten en las distintas ofertas laborales, el chico haya transitado todo lo pre-profesional en una familia de profesiones, donde haya podido realmente tener el martillo, el destornillador, una gran cantidad de materiales, para que tengan una formación en la práctica que es fundamental en una institución de educación especial. Andén: ¿Cómo se desmontan los procesos sociales discapacitantes, eso que las familias “cargan” sobre el integrante discapacitado? V. F: A nadie le enseñan a tener un hijo con discapacidad. Cada familia, en función de cómo puede estar configurada, es llevada de acuerdo a la historia individual de esa madre y ese padre que se encontraron en determinado momento de la vida con un hijo que no lo habían imaginado. Así como se aprende a ser padres a medida que los chicos van creciendo, mucho más con esta situación de tener un hijo con discapacidad. Evidentemente, en las situaciones limites, cada uno se conoce realmente quién es y conoce cuáles son los recursos de salud y enfermedad que tiene. Para muchas familias, la discapacidad puede llegar a ser un concepto superador

de muchas situaciones, pero no por resiliencia. Para otros, el miembro discapacitado puede llegar a ser el fusible que muestra la discapacidad de la familia. Hay familias en las que todo va bárbaro hasta que aparece el miembro que es distinto. Frente a la norma no había problemas, frente a otras demandas comienza todo a desestabilizarse. En otros casos el miembro diferente comienza a tener una especie de alianza mesiánica porque revaloriza roles que por ahí estaban postergados. No hay dos familias iguales. Paradojalmente, a mayor nivel intelectual de la familia y cuanto más poder adquisitivo tiene, el impacto de un integrante con discapacidad es mayor, por más que haya más recursos. Por ahí viene un padre que también tuvo dificultades en la escuela y no hay dentro del núcleo proyectos muy inalcanzables para el hijo discapacitado, es decir, nadie va a ser universitario por ejemplo, se unifica. No es tan distinto. El problema es cuando son padres universitarios. Una vez una madre sugería un taller literario para su hija en vez de cocina, y era algo que su hija no quería. Esa madre estaba atravesada culturalmente por algo que le quería ofrecer a su hija y que su hija no podía. El gran problema es que al no anticipar una situación así los padres no pueden seguir proyectando lo que quisieran para el resto de sus hijos. Entonces, tienen que parar y pensar qué es lo que este hijo mío necesita. Algunos lo pueden hacer, otros no. En una reunión de padres pregunté cómo imaginaban a sus hijos diez años en el futuro y aparece la angustia; la fantasía de la no presencia, quién se va a hacer cargo de mi hijo. En general, esto es lo que más desestabiliza. Pero también hay familias que


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diálogo

agradecen a la vida poder tener un miembro distinto para poder entender una forma de existencia que, si no, no lo hubieran hecho. Andén: ¿Cómo se maneja la autoconciencia de la discapacidad? ¿Llegan a percibirse a sí mismos como sujetos de derecho? V. F: La gran mayoría tienen mucha conciencia de que hay cosas que no pueden. De hecho se habla. Sobre todo por las cargadas. Tenemos chicos a los que les cuesta hablar, a los que les cuesta más matemáticas, a los que les cuesta más lengua o quienes tiene un carácter explosivo y no saben cómo manejar ciertas situaciones. Ellos saben que esta es una escuela diferente, que no es una escuela convencional. La gran mayoría de nuestros chicos vienen de escuelas comunes. Pero se habla, hablamos lo que se puede, y lo que no se puede, se explicita. No todo el mundo puede tener la misma posibilidad de estudio y de formación. Es fácil decirlo, no es tan fácil que el otro lo entienda porque muchas veces compiten con miembros de la familia: mi hermano puede, mi mamá puede, yo también puedo. Como te decía, cuando el nivel cultural de la familia es más bajo es menor el conflicto a nivel emocional. Andén: ¿Qué se les dice y qué herramientas se les brinda contra la discriminación? V. F: La discriminación está en todos lados, también dentro de la escuela. Entre ellos mismos también se discriminan. Entonces lo trabajamos también dentro de la escuela. Hay que trabajarlo como un objetivo transversal. Cuando son más grandes les damos herramientas para ver cómo compensar el afuera. Es una sociedad que no espera al otro. El tiempo del otro no es la prioridad en la vida social. Pero ellos también discriminan, cuando juegan al fútbol y eligen quién si y quién no. Y nosotros los mezclamos aunque se quejen. Y está el que es elegido y tiene muchas novias y el que no es elegido. Lo mismo con las chicas. Igual que en un colegio convencional. Nosotros lo tratamos mucho más que las escuelas comunes y tratamos de darles la mayor cantidad de herramientas porque no nos esperan. Incluso, hay que decir que aquellos chicos en los que la discapacidad es

menos notoria tienen más dificultades; si es más notorio, el otro, por vergüenza o conciencia, le tiene más paciencia. Pero el que pasa desapercibido tiene más dificultad. Les explicamos que a cualquiera de nosotros por muchas razones nos viven discriminando. Andén: ¿Qué grado de integración es posible lograr? V. F: Depende del grado de dificultad del chico. Se está trabajando mucho más. La idea es que aquel que pueda regresar al colegio común vuelva. Y aquel que no pueda integrarse necesitamos que participe de un centro de formación integral y laboral, que tenga la mayor cantidad de competencias para que pueda integrarse laboralmente todo lo que se pueda. Si no puede hacerlo en forma competitiva tiene que hacerlo en un taller protegido y si no en un microemprendimiento. Con lo que no estamos de acuerdo es con que se quede en su casa. Es la lucha constante de que se encuentren más espacios, y no solamente en la escuela. Por eso hay que trabajar con las empresas cuáles son los premios impositivos que se tienen si integran personas con discapacidad. Hay mucho desconocimiento de esto. Nosotros junto con el Rotary club hacemos charlas pero la gente realmente no lo sabe. Andén: ¿Cómo se educa sexualmente a estos chicos? V. F: el primer trabajo es con la familia. La familia suele negar la sexualidad. Nos piden que sean independientes con el dinero, que viajen solos, que lean, que escriban, que sean totalmente independientes pero… la sexualidad no existe. Hay un gran temor. Entendible para ver quién con quién. Se tiene el pensamiento “mi hijo/a no va a ser elegido por alguien que tiene una dificultad”, pero cuando aparece alguien que tiene alguna no lo elijo ni como yerno o como nuera. Porque la familia también discrimina: este me gusta, este no me gusta. Y tal vez está eligiendo a alguien que no va a elegir ni a su hijo ni a su hija. A nivel conocimientos se les da la misma información que en una escuela común, los conceptos son los mismos, cuidado, higiene, anticonceptivos, del cuerpo, cómo relacionarse. La familia con un hijo con dificultades tiene que estar mucho más presente y darle los

espacios. La familia niega la sexualidad de sus hijos. Pero los que no tienen dificultades van a un hotel alojamiento, manejan. Estos chicos no. Entonces si me tengo que involucrar de un modo diferente a la hora del control de esfínteres, a la hora de caminar, a la hora de su educación, me tengo que involucrar de un modo diferente a la hora de la sexualidad. Y como es algo íntimo tengo que entender que tengo que correrme, dejarlo, y no negar. Tengo que ser un facilitador de que su sexualidad se desarrolle de la forma más natural posible pero aceptando que yo también me tengo que dar ese espacio. Andén: ¿Cuál cree que es el compromiso del estado en materia educativa con los discapacitados? ¿Existe una política integral o esfuerzos dispersos? V. F: Existe una política. Una cosa es la ideología y otra la economía. Puedo decir que todos los chicos se integren a las escuelas convencionales pero, si no pongo la suficiente cantidad de maestros integradores para que se logre una integración, queda solamente eso. De acuerdo a la convención de las personas con discapacidad, a la cual la argentina adhiere, el país ha sido calificado mal. Se creó el observatorio de discapacidad, la CONADIS, para tener una observación de cómo los derechos de los discapacitados se llevan adelante en la argentina. Hay mucho trabajo, pero para que se lleve a cabo esto tiene que haber transversalmente una política económica que dé los medios. Si quiero integrar tengo que saber con qué cantidad de discapacitados cuento, qué promoción impositiva hago, clara, para integrar. Tengo que saber, a nivel escuela, qué tecnologías puedo brindarle a un sordo, a un ciego. Hablamos de integración pero los discapacitados motores no pueden subir porque no hay ascensores. Por lo que escucho en la CONADIS, el estado argentino tiene una total conciencia, pero cuando vamos a los papeles hay una gran dificultad. Es muy difícil integrar grupos en los cuales el docente tiene más de treinta y dos chicos y con muchos problemas. Nos faltan escuelas comunes. Fijate la gente que hace colas para anotar chicos si son escuelas buenas. Se habla mucho. Lo bueno es que se habla. Hace veinte años atrás no se hablaba. Lo posi-

tivo es que es algo que trae conflictos. Si lo hace es porque hay movimiento en el tema. Antes se invisibilizada. Y la invisibilidad es no ver al otro que puede existir. Por otro lado, eso es también la negación de que cualquiera de nosotros puede ser discapacitado. Si va un cuadripléjico a quitarse una muela es muy probable que el dentista le diga que no sabe porque aprendió a sacar muelas en gente que abre la boca, pero no aprendió con alguien así. O en ginecología, cómo atender a alguien con un trastorno motor. En muchas carreras no se tiene en cuenta al discapacitado; por eso, a nivel de salud, se está revisando. Andén: ¿Los medios construyen una imagen positiva de la discapacidad? ¿En qué medida visibilizan la cuestión y en qué medida la caricaturizan? V. F: Más allá del rating que pueda dar tener discapacitados, yo creo que ha ayudado. Creo que hay determinados prejuicios que permiten que determinados espacios de la televisión han ayudado a ver determinadas cosas. Hay gente que es muy ignorante de lo que puede realmente un discapacitado, el bailarín con una sola pierna por ejemplo. Hay un imaginario social que tiende a no visualizarlo. Pero hay que estar muy atentos porque se puede utilizar esta situación. En el caso de Tinelli, que es un padrino de las olimpiadas especiales, se genera una situación de una persona que más allá de tener discapacitados en sus programas hace un apoyo. Puso a alguien con enanismo y resultó, y llevó al discapacitado mental, al discapacitado motriz, y a una modelo con ACV. ¿Cual es el mecanismo que puede idearse? No lo sé. Pero desde el lugar del discapacitado, ayuda. Ver a una persona con síndrome de down en la televisión permite ver que pueden hablar de fútbol, que pueden hablar en una radio y puede ser muy claro lo que conocen, entonces se permite masivamente dar a conocer algo que no se conocía. Andén: ¿Desde el punto de vista puramente personal, realmente vale el esfuerzo? V. F: Totalmente. Uno recibe muchísimo de estos chicos. Todo logro tiene otro peso. Uno trasciende de una forma distinta.


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no todo lo que

brilla es oro

reflexiones en torno a las películas amigos intocables y

mar adentro. dos versiones contrastantes de un mismo tema: la discapacidad

laura loredo rubio lauraloredorubio@gmail.com

Philippe y Ramón son tetrapléjicos. El primero está así debido a un accidente que tuvo al volar en parapente, y el segundo por caer mal en el agua; el primero es un aristócrata millonario y de gustos exquisitos, y el segundo es un ex marinero, lúcido e irónico; el primero se adaptó a su discapacidad sin conflictos aparentes y a pura sonrisa, y el segundo, cansado luego de 29 años de estar postrado, planea morir. Ambos son, respectivamente, los protagonistas de Amigos intocables (Intouchables, 2011, estreno en Argentina en Agosto del 2012) de Eric Toledano y Olivier Nakache, y de Mar Adentro (2004) de Alejandro Amenábar. Contrastarlas se vuelve interesante puesto que implican dos visiones distintas de un mismo hecho. Gracias a ellas se puede pensar críticamente el lugar que ocupa la discapacidad en la sociedad y, de paso, habilitan a reflexionar sobre un debate actual: la muerte digna consentida en Argentina por la ley recientemente legislada. Cualquier tipo de discapacidad implica un vivir distinto. Ahora bien, ¿vivir distinto según qué? No hay un modo de vivir, ni un cuerpo que sea “normal”. En todo caso, hay vivires y corporalidades normalizados, es decir, regidos por normas y un poder que controla nuestra cotidianidad e indica lo que se supone que es “normal”, y con ello, el límite de lo que está dentro y fuera. Lo que queda por fuera es lo que no puede ser etiquetable, es lo Otro, lo abyecto. Históricamente, e incluso hoy día, las discapacidades cumplieron muchas veces ese lugar de chivo expiatorio al que segregar. La lucha, entonces, debe ser por correr o eliminar esa frontera. Pero hecha esta salvedad cabe aclarar que estamos en el mundo, y que es nuestro cuerpo el lugar desde el cual configuramos nuestra existencia. Él condiciona nuestra forma de vivir y aporta punto de vista. Literalmente hablando. Ser discapacitado implica un recorte y una vivencia distinta de la que tiene una persona que no lo es. Con toda la complejidad que eso tiene. Necesariamente hay renuncias y nunca es lo mismo ser un discapacitado pobre que uno rico o uno de primer mundo que uno del tercero. Por lo tanto, elegir vivir con una discapacidad también implica eso: la elección. Y si es condenable aquella actitud que discrimina, también lo invisibiliza la diferencia fingiendo una igualdad que no es tal. Volvamos entonces a Amigos intocables y a Mar adentro. Una recomendación al lector: si tiene ganas de distenderse y ver una típica película pochoclera o hollywoodense (a pesar de que es francesa) vea la primera; si desea llorar un rato, quedarse abatido y con un sentimiento corta-venas, vea la segunda. Amigos intocables está indiscutiblemente bien hecha, es una gran película con una banda de sonido excelente, notables actuaciones y humor cómplice. Pero es, al fin y al cabo, un muy buen cuento y muchas cosas hacen ruido. En primer lugar, la forma en que se aborda la discapacidad. Esta es vivida sin conflicto aparente, y si bien ello no tiene nada de malo, sino todo lo contrario ya que por suerte muchos de quienes la poseen pueden vivirla así, esta actitud se vuelve excesiva en ciertos momentos del film. Amigos intocables realiza precisamente esa actividad de invisibilizar la diferencia, y lo hace en múltiples aspectos. Phillippe es un aristócrata rico y culto en tanto que Driss, el otro protagonista, es un negro de los suburbios, típico chico malo con historial de robos, escuela abandonada y actitud lumpen. Sin embargo, al conocerse, las cosas cambian. Si al principio la relación entre ambos es ríspida, poco a poco cada uno va aprendiendo del otro; Driss, chico bruto sin educación, aprende lo que implica acompañar a un tetrapléjico, y que unas manchas en un lienzo blanco son arte (él mismo termina haciendo un cuadro y vendiéndolo por varios miles de euros) y Phillippe, por otro lado, aprende del placer de romper reglas, escuchar música dance y fumar marihuana. ¿La frutilla del postre? Una mano derecha de Phillippe que es lesbiana. Discapacidad, clase y sexualidad: está todo, mar de tolerancia. Pero alto, un certificado de autenticidad evita que desconfiemos ya que está basada en hechos reales. Mar adentro, también basada en hechos reales, ofrece un panorama distinto. La película da cuenta de la vida de Ramón Sampedro (interpretado por un increíble Javier Bardem), un hombre que, padeciendo durante 29 años una tetraplejia, desea morir. ¿Y por qué? Porque la vida para él, así, no es digna. Lo que para Phillippe se resuelve con un asistente de tiempo completo y masajes en las orejas (precisamente, el no moverse ni poder hacer el amor), es lo que

para Ramón no tiene solución y lo motiva a morir. Él nunca quiso usar una silla de ruedas pues eso implicaba, según sus palabras, conformarse con migajas de lo que fue su libertad. Dos metros son, le dice a su amada Julia, insignificantes para cualquiera, pero para él “esos dos metros necesarios para llegar hasta ti y poder siquiera tocarte, es un viaje imposible, son una quimera, un sueño”. El problema es que él no puede suicidarse por su discapacidad y, en la fuertemente católica España, la eutanasia estaba (está) prohibida. Por ello, Ramón acude a una asociación que ayuda a quienes desean morir dignamente. No colocan el cianuro en la boca de la gente, como sostiene el personaje de Gené, pero sí los contactan con gente que colabora con ellos. Por ejemplo, abogados, como es el caso de Julia, la mujer de la que Ramón se enamora. Si en Amigos intocables se invisibiliza el conflicto que puede implicar una discapacidad de tipo motriz, en Mar adentro aquel está a flor de piel, tanto que interpela constantemente al espectador y genera preguntas. El hecho de que Ramón quisiera morir no es una apología al suicidio per se. En todo caso, lo es a la libertad del paciente de decidir y es por ello una revalorización de la propia vida y suscita el pensamiento de cuándo esta es digna y por qué. El caso de Ramón Sampedro provocó gran revuelo en España (1998), y este fue resucitado con la película de Amenábar (2004). Recién en el 2010, en Andalucía, se consintió la muerte digna y un año después se permitió en toda España. Esta ley no implica, sin embargo, la eutanasia, y es solo para situaciones terminales. No incluye casos de Alzheimer o degenerativos, una esclerosis múltiple o enfermedades

invalidantes como la tetraplejia de Ramón. En Argentina, este año fue legislada la Ley de Muerte Digna. De cualquier forma, al igual que en España, no implica prácticas eutanásicas sino la posibilidad de rechazar tratamientos médicos, y es asimismo aplicable solo a casos terminales. La ley implica un gran avance en términos de derechos humanos puesto que humaniza a la medicina y respeta la autonomía de la voluntad del paciente. Amigos intocables y Mar adentro permiten, por su contraste, atisbar una cuestión de gran complejidad y con múltiples aristas aún no resueltas. Pensar en una muerte digna, en el caso de la discapacidad, es en realidad una excusa para replantearse el lugar que ella ocupa hoy día en nuestra sociedad. Las condiciones para una buena vida están acotadas por los recursos económicos que se posean o por el rol que cumpla el Estado. Este es otro hecho que Amigos intocables no señala: Phillippe puede tener una vida digna, sí, pero a costa de tratamientos inaccesibles prácticamente. En nuestro país hay múltiples leyes de discapacidad, pero estas no siempre funcionan correctamente. Por ejemplo, el cupo laboral del 4 % no se cumple, pese a que fue sancionado hace 30 años, y se calcula que entre el 60 y el 90 por ciento de las personas discapacitadas están sin empleo. Muchos intereses están en juego, los de los empleadores, los de las empresas de medicina privada, los del Estado. En el medio quedan quienes poseen una discapacidad, pero queda también el impulso de luchar y conquistar un terreno más.


11 cultura

¡

Escuchen! Alguien ha exclamado “¡No duele!”. Frente a este grito, una mujer se pregunta si acaso puede uno decir algo como eso. Otra, llamada Anna Ajmátova, responde: “Sí, puedo”. ¿Qué significa el “no” de “NO DUELE”? ¿Qué significa “PUEDO”? ¿Por qué podemos pensar la expresión NO DUELE como una metáfora del concepto de potencia o, en otras palabras, como otro modo de decir YO PUEDO? NO DUELE es una expresión y es, además, el nombre de una muestra de Arte que se realiza anualmente, desde hace siete años, en la Escuela de Educación Especial Portal del Sol de la localidad de Tapiales, partido de La Matanza. Durante tres días, la escuela deviene en un espacio cultural en el cual se realizan muestras, seminarios y talleres vinculados con el arte: un encuentro en y con el arte, donde los chicos con diversas discapacidades trabajan en talleres de pintura, escultura, teatro, música, literatura, con reconocidos artistas y emergentes, a la vez que sus trabajos son expuestos y vistos por alumnos y maestros de distintas escuelas que visitan la muestra, así como vecinos y público en general, que toman contacto con obras originales. Este ensayo es también otro diálogo que se da entre las voces de muchos artistas y chicos que exclaman “¡NO DUELE!” en el contexto de una muestra de arte y un discurrir filosófico de esta experiencia artística.

una muestra de arte como metáfora del concepto de potencia

potencia. impotencia: poder-no u otro modo de decir yo puedo Un filósofo griego llamado Aristóteles pensó este concepto de potencia o posibilidad relacionándolo con el hecho de tener o disponer de una privación. Para Aristóteles tener una potencia significa tener una privación, es decir, tener algo que atestigua la presencia de lo que falta. Pero “lo que falta” no es una mera ausencia o negación. Del mismo modo, impotencia no significa ausencia de toda potencia, sino la presencia de una privación, es decir, la existencia de una potencia de no o poder- no. La oscuridad del ciego no es un simple “no ver” sino que su impotencia deviene en existencia y en presencia de su propia potencia: PUEDE y PUEDENO resignificar el mundo con los otros sentidos. PUEDE su propia impotencia. Poder- No (que es la forma de la privación de la potencia) no es No Poder (que es una simple negación). Poder- No muestra, entonces, aquella existencia de lo que falta.

No duele la diferencia,/lo que falta no duele./¡construyamos lo que no hay! ¡no duele! Damián Luciani. Dirección General ¡NO DUELE!

Los versos de este poema surgidos como manifiesto de la muestra de Arte son una mostración, al modo de una imagen pictórica, del sentido privativo del “no”. El espacio del “no hay” deviene en potencia; la diferencia y lo que falta son tanto potencia de ser como de no ser. El “no” ya no niega: construye, muestra, expresa, encuentra, suma, integra y difunde como potencia, como pura posibilidad, en el centro mismo de su abismal impotencia. La expresión NO DUELE, como metáfora viva encarnada en una muestra de Arte, no es una mera negación del dolor sino más bien una privación de este y por ello, una potencia de no pasar al acto. NO DUELE expresa y grita un poder- no que significa en su seno “yo puedo” y no un simple “no puedo”. Duele, pero también PUEDE NO doler.

yo puedo. devenir. encontrarse

natalia lentino nlentino@hotmail.com

En este diálogo imaginario con NO DUELE encontramos otro modo de decir “YO PUEDO” a través de un nuevo concepto: el de devenir, como expansión, conquista, línea de fuga o desterritorialización, como INVENCIÓN, como construcción de un mapa en vez de calcarlo, como la “invención de un pueblo que falta”. El filósofo francés Gilles Deleuze presenta el concepto de devenir a través de la metáfora de la avispa Y la orquídea: el devenir es una zona de cercanía entre ambas, una circulación de INTENSIDADES entre una y otra y no una identificación entre ambas: la avispa deviene orquídea y la orquídea deviene avispa, en un movimiento que impulsa la des-territorialización de una de las dos y la re-territorialización de la otra. El devenir es siempre un “entre” o “en medio”: es el “Y” entre la avispa y la orquídea, el ENCUENTRO entre las dos. La potencia como devenir significa salir al encuentro de la propia impotencia y relacionarnos con el propio no-ser y no-hacer; significa danzar en el medio de ese encuentro y, desde allí, resignificar, inventar, expandir y construir un nuevo mapa del mundo:

No duele construir / y construir es una decisión. / (…) / No duele construir tiempo en la pintura, / en la música, en la pala-

bra, en resumen: en el arte. / No duele permitirse este encuentro: / encontrarse. / No duele encontrar / que nosotros somos también ustedes.

Encontrarse es el “Y” de mi vínculo con el otro, un otro que nos interpela y nos modifica. El encuentro está entre dos y por fuera de dos; es por ello que “no duele encontrar que nosotros somos también ustedes”. ¡NO DUELE! deviene en YO PUEDO, que deviene en ENCUENTRO y en convivio: en un diálogo de presencias, de reconocimiento del otro y de uno mismo, en afectar y dejarse afectar en el encuentro.

dibujos de sombras Un escritor japonés llamado Junichiro Tanizaki nos acerca, a través de su ensayo El elogio de la sombra, a una estética japonesa cuya esencia es la oscuridad o la tiniebla, porque, como señala el autor, “una laca decorada con oro molido no está hecha para ser vista de una sola vez en un lugar iluminado, sino para ser adivinada en algún lugar oscuro, en medio de una luz difusa que por instantes va revelando uno u otro detalle, de tal manera que la mayor parte de su suntuoso decorado, constantemente oculto en la sombra, suscita resonancias inexpresables”. En esta estética de dibujos de sombras, el objeto deviene cada vez distinto con los parpadeos de una vela o una lámpara de aceite. ¡NO DUELE! deviene en YO PUEDO, que deviene en ENCUENTRO, que deviene en CONVIVIO, y en SOMBRAS: es modificación, apertura, construcción, encuentro entre una luz Y una sombra.

u-topia Una u-topía es aquello que no tiene lugar: un lugar sin lugar; un mundo pensado e imaginado sin estar situado físicamente en ningún lugar. Pero hay utopías o lugares que están fuera de todos los lugares pero que, sin embargo, son localizables y existen realmente. Estos son los contraespacios. NO DUELE expresa y se expresa como potencia en el emplazamiento de una muestra de Arte: los alumnos y maestros de la escuela especial junto con los artistas de las distintas disciplinas, construyen un contraespacio o una utopía situada, que existe realmente, en sus paredes atiborradas de cuadros, en sus aulas que devienen en talleres de pintura, escultura y música, en su patio que deviene escenario para el convivio teatral; pero también es el espacio irreal y abierto del devenir, del diálogo, del “Y” entre dos y afuera de dos, del encuentro entre la obra y el que la ve, de la obra y el que la construye, de la obra y el que la resignifica. NO DUELE es el contraespacio que impugna e invierte emplazamientos reales que se pueden encontrar en el interior de la cultura como, por ejemplo, las galerías de arte que responden a las leyes del mercado, al Arte no democrático, al Arte como mercancía y no como espacio de encuentro, transformación e integración social. “Nos duelen las imágenes homogéneas que niegan la diversidad del mundo. Nos duelen las obras de arte que pretenden “traducirnos” la realidad, inamovible, violenta en su unicidad, en sus singulares”. Alejandra Luciani. Directora de la Escuela Portal del Sol

NO DUELE no es NO PUEDO sino PODER-NO. NO DUELE es YO PUEDO. ...”Y está el famoso ejemplo de la teoría de la escultura de Miguel Angel: la estatua ya está en la piedra, allí ha estado desde el comienzo de los tiempos, y la tarea del escultor es verla y liberarla eliminando cuidadosamente todo el material que sobra. William Blake, en una vena similar, escribe sobre “cómo se funden y desaparecen las superficies aparentes, y revelan lo infinito, que estaba oculto” ... Bibliografía Nachmanovitch, Stephen, Free Play. La improvisación en la vida y en el arte, ed. Paidós, Bs.As., 2011.. Agamben, Giorgio, La potencia del Pensamiento, ed. Adriana Hidalgo, Bs. As., 2007. Foucault, Michel, El cuerpo utópico. Las heterotopías, ed. Nueva Visión, Bs. As., 2010. Dubatti, Jorge, Filosofía del Teatro I: Convivio, experiencia, subjetividad, ed. Atuel, Bs. As., 2007 Tanizaki, Junichiro, El elogio de la sombra, ed. Nacional, Madrid, 2002 Deleuze, Gilles, La literatura y la vida, ed. Alción, Córdoba, 2006 Deleuze, G., Guattari, F., Rizoma, ed. Coyoacán, México, 2001 Catálogo ¡NO DUELE! 1, editado por Damián Luciani, Bs. As., 2005 Catálogo ¡NO DUELE! 2, editado por Damián Luciani, Bs. As., 2009


12 cultura

refutación a la

normalidad

“¿qué carajo es lo normal?” se preguntaría alejandro fantino si tuviera como invitado a una eminencia en medicina en su programa nocturno “animales sueltos”. y la respuesta, no menos directa y previsible del invitado, sería “sencillamente lo normal es lo que se encuentra en su lugar, en su natural estado”. “¿y qué carajo se halla en su natural estado?” replicaría de inmediato el periodista. permítaseme reflexionar sobre este diálogo, de por sí, imaginario, ficticio y por lo tanto, mentiroso.

david del río delrio_david@hotmail.com

¿Qué carajo es lo normal?” Es una pregunta legítima, fortuita si se quiere, por el solo hecho de reflexionar sobre sí misma, por ser metalingüística. Y las respuestas, de por sí, pueden ser variadas, diversas y hasta opuestas; ¿Acaso es lo que se toma como norma o regla por un grupo de personas? ¿Acaso es lo que decide una elite, un Estado, un grupo de hombres vestidos con una sotana, la productora de Tinelli, un puñado de intelectuales sentados en su escritorio? ¿Y quiénes son los denominados “normales” en una sociedad? ¿Es el promedio aceptado por un grupo de científico, es el resultado de sus “extensas investigaciones que delimitan en su test el “coeficiente intelectual” de una persona, es el certificado de un título, aquél que acepta un código de convivencia realizado siempre por otros,o el respeto fiel y firme a Leyes dictaminadas por la “Honorable Justicia”? Tal vez, para ayudar a refutar un poco al sentido común necesitemos de alguna definición. Althuser, por ejemplo, sostiene que la ideología es el conjunto de representaciones, creencias que determinan el pensamiento y orientan las acciones cotidianas de las personas. A partir de este concepto podemos pensar entonces “¿Qué carajo es lo normal?” Y la respuesta será dada por el sentido común determinado, en suma medida, por el sistema de creencias sociales, culturales, religiosas de cada integrante de la sociedad. Pensemos en una serie de conductas, reflexionemos en una serie de comportamientos, para elaborar el catálogo de conductas normales o anormales consideradas por nuestra sociedad; sí, porque para ser más preciso; cada sociedad considera anormal a lo que teme, a lo que le resulta extraño, a lo que no tiene su forma, es decir, al Otro. Por ejemplo, ¿en qué costado ubicamos la normalidad o anormalidad de ver a dos pibes con gorrita fumando paco en la esquina del barrio; a dos banqueros llevándose parte de los ahorros de nuestra sociedad, a un tipo clavando agujas a los muertos en los velorios, a un hombre redimiendo los pecados cinco minutos antes de la muerte, a un genocida reivindicando a la última dictadura cívico militar en ciertos medios de comunicación? ¿Es normal trabajar durante un año para pagar una noche de bodas, seguir pagando una deuda contraída por un puñado de locos, buscar los consejos económicos del Fondo Monetario internacional, seguir los argumentos sobre la libertad de expresiones por sus principales represores, es decir, el grupo Clarín? ¿Ir al Supermercado dos veces por semana? Poner en tela de juicio a la normalidad es una tarea necesaria para los que no lo somos, no por extraordinariedad, ni por excelencia, ni por ser poco fre-

cuentes, ni mucho menos genios. Poner en tela de juicio a la normalidad es romper con ciertas representaciones sociales, ciertos estereotipos reproducidos por elites culturales, sociales, políticas, clínicas o médicas. La pertenencia a grupos comunes genera una percepción de característica y de valores comunes. De ahí que Van DijK considere algunas estrategias para dilucidar lo que cada construcción ideológica considera Normal- anormal, y constituyen al sentido común de un grupo de personas. De ahí que en este artículo reivindiquemos la “anormalidad”, como parte de la diversidad cultural, la posibilidad misma del debate y del pensamiento. Si necesitamos nuevamente, por oposición, definir al otro concepto, para sumar al debate, podemos preguntarnos“¿Qué carajo es lo anormal?” El diccionario de la lengua española VOX lo define como “lo extraordinario, lo poco común o frecuente, lo escaso en su clase o especie. Lo sobresaliente o excelente en su

línea”. La película India Estrellas en la Tierra de AamirKhan, 2007 -recomendada aquí- trata el tema de una manera particular, expresa la ruptura que se genera en las escuelas frente a la diversidad, una problemática repetida por la función de su propia existencia. ¿Qué hacer con lo “anormal” si la escuela (salvo en contados casos) tiene como función básica homogeneizar, sistematizar, “normalizar” los comportamientos? El protagonista, vestido de maestro, nos hace pensar, acaso, qué relación hay entre ciertas “anormalidades” con, por ejemplo, la genialidad: Genios de la ciencia como Thomas Edison, Leonardo da Vinci o Albert Einstein podrían haber padecido diferentes grados de dislexia. Edison, debido a ello (y también a su mala salud), ni siquiera pudo acudir a un colegio “normal”. Pero acabó convirtiéndose en un tipo dotado de una fuerte creatividad, ostentando el record de mayor número de patentes concedidas por la Oficina de Patentes de Estados Unidos. Leonardo da Vinci, polifacético como ninguno, dejó tras de sí unas notas manuscritas tan extravagantes que todos los datos conocidos parecen indicar que también sufría dislexia. Sus notas contenían muchos errores sintácticos y ortográficos, frecuente en esta “anomalía”, además de insólitos

errores idiomáticos. Varios de sus biógrafos hacen mención de sus dificultades con la lengua y la capacidad lectora. De hecho, el propio Leonardo dejó escrito que uno de sus ideales en la vida era que alguien cercano pudiera entender lo que él escribía. ¿Y Albert Einstein? Por lo pronto, lo que sabemos, es que no habló hasta los tres años, y fue un mediocre en toda materia que exigiera la recuperación léxica, como los idiomas extranjeros. El propio Einstein admitía: “Mi principal defecto era una mala memoria, especialmente para las palabras y los textos.” Neurocientíficos canadienses llevaron a cabo una autopsia del cerebro de Einstein y descubrieron una simetría entre los hemisferios en sus dilatados lóbulos parietales, en lugar del patrón más habitual de asimetría. Rasgo frecuente de la dislexia. Otro de los patrones de anormalidad clínica lo encontramos en el trastorno bipolar. Se encuentra en una cantidad desproporcionada de personas con talento creativo, tales como artistas, músicos, escritores, poetas y científicos, y algunos acreditan a su condición d e bipolar el tener tal creatividad. Muchas figuras históricas que han sido famosas que tuvieron el don de la creatividad, comúnmente se cree que han sido afectadas por el trastorno bipolar, y fueron diagnosticadas póstumamente basándose en ciertos documentos como cartas, escritos, hechos o en otros materiales. Los ejemplos son innumerables: Johann Sebastian Bach, Miles Davis, Scott Joplin, Vincent van Gogh, Virginia Wolf, Miguel Ángel, Hans Christian Andersen, Charles Dickens, Honorato de Balzac. ¿Nietzsche no padecía acaso de esquizofrenia? ¿El actor Daniel Radcliffe (Harry Potter) acaso no padece de dispraxia? ¿Borges no había admitido ser tartamudo al igual que Bruce Willis? ¿Y quién va a poner en tela de juicio la inteligencia de cada uno de ellos? ¿O su normalidad? La “anormalidad”, en suma, es un término que indica una representación social, una figura discursiva reproducida por una comunidad, originada siempre por sus propios miedos, utilizada siempre en relación a la Otredad. Y lo “normal” es un término que tiende a incluir a quienes se parecen, a agrupar a un Nosotros (siempre exclusivo, siempre “excluyente”), a homogeneizarlos, a darles pertenencia dentro de un colectivo, pero, en definitiva, los dos términos, frecuentes en nuestra sociedad, son dos expresiones que reducen el debate, son proyecciones de temores individuales, que reproducidas sistemáticamente, logran un efecto de sentido perdurable en el imaginario colectivo…


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11 tesis de filosofía&política

el accidente de la política

ni 8N, ni 7D...

R7 manuel fontenla /

L

a rancierana de hoy intentará brillar por su simpleza; porque, ¿qué más decir sobre el 8N y el 7D?, ¿qué sobre la disputa entre el Gobierno y Clarín?, ¿qué sobre la batalla por la autodefinición del “verdadero pueblo” que sale a las calles?, ¿qué sobre el conflicto como forma privilegiada de la política argentina? Las publicaciones mensuales tienen una virtud y un defecto al mismo tiempo. A veces la misma fugacidad y velocidad de los acontecimientos le impide a uno estar actualizado. Es decir, para cuando la publicación sale a la calle, la noticia ya dejó de ser noticia. Pero, a su vez, le permite a uno, en ocasiones, escribir con cierta distancia, con un tiempo reflexivo (que vuelve sobre sí mismo) frente a importantes acontecimientos. El 8N pasó y el 7D también, y ninguna de las profecías apocalípticas se cumplió. ¿Qué decir entonces? Algo sencillo sería decir que la política, en su más amplio sentido, como forma de vida y de organización de los hombres en comunidad, es imposible de ser agotada en un sólo hecho, por más determinante que se lo quiera. Otra simpleza sería decir que la política contiene muchísimos momentos y esferas que superan el momento del conflicto. Una más sería decir que, en el complejo mundo de relaciones que mantiene una sociedad, la política es tan sólo una de ellas, ni la privilegiada ni la exclusiva. En este orden de afirmaciones, Rancière nos propone una que, en su justa simpleza, podría servirnos para abrir el campo de lo “decible”, respecto a los últimos meses de la vida social y política de nuestro país, sin caer en el reduccionismo del 8N o el 7D.

Esa simple afirmación es la siguiente: la política es un accidente. Mantengamos por un momento el sentido laxo del término antes de adentrarnos un poco en los detalles de nuestra séptima tesis. Decir que la política es un accidente implica muchas cosas, por ejemplo, que la política puede existir como no, que la política puede no tener una voluntad humana que la realice, que puede favorecer indistintamente a determinados grupos, que es incontrolable, que no tiene razón o fin predeterminado, etc. Por supuesto Rancière no está diciendo esto. Pero si pensamos que en los últimos meses, el comportamiento y la comprensión de sí misma que construyó nuestra sociedad puso en el mayor lugar de importancia a la política, en el lugar de las definiciones del futuro que podrían modificar por completo nuestras vidas, entonces, no estaría mal por un instante permitirnos bajar las pretensiones de la política y reflexionar sobre sucesos como el 8N y el 7D, desde un lugar distinto. A este fin me interesa remitir la séptima tesis del pensador francés, según la cual:

Si la política es el trazado de una diferencia evanescente con la distribución de los partidos y de las partes sociales, resulta que su existencia no tiene nada de necesario sino que más bien adviene como un accidente, siempre provisorio, en la historia de las formas de la dominación. Resulta de allí que el litigio político tiene por objeto esencial la existencia misma de la política.

Llenemos de contenido nuestra tesis: “la distribución de los partidos y las partes sociales” es nuestra división entre Gobierno y Clarín, entre el “pueblo del 8N” y el “pueblo del 7D”, y también el “pueblo del 20D”. La política sería el momento en el que esta división se produce, es decir, el momento en que se produce la diferencia entre las partes. En este sentido aclara Rancière: “La política no es en absoluto una realidad que se deduzca de las necesidades de agrupación de los hombres en comunidad. Es una excepción a los principios según los cuales se opera dicha agrupación”. En otras palabras: la política no tiene nada que ver con las necesidades por las cuales se agrupó una parte de la sociedad en las calles el 8 de noviembre. Calculo que un 90% de los lectores estará en desacuerdo con esta frase, indistintamente de su posición políticopartidaria o político-ideológica. Pero justamente de eso se trata el desafío rancierano: “Hay política en tanto que el pueblo no es la raza o la población, que los pobres no son la parte desfavorecida de la población, ni los proletarios el grupo de los trabajadores de la industria, etc.”; que estas partes existan es la apuesta misma de la política. Ese es el objeto del litigio político. El conflicto político no opone los grupos que tienen intereses diferentes. No opone parte de las sociedades, ni clases, ni partidos. El litigio político opone las lógicas que cuentan diferenciadamente los partidos y las partes de la comunidad. El combate de los «ricos» y de los «pobres» es el combate sobre la posibilidad misma de que estas palabras se desdoblen, se instituyan las categorías de otra cuenta de la comu-

manuruzo@gmail.com

nidad. El litigio político se refiere a la existencia litigante de lo propio de la política, con su recorte de partidos y de espacios de la comunidad. En este sentido, hay dos maneras de contar las partes de la comunidad. La primera no cuenta más que las partes reales, los grupos efectivos definidos por las diferencias en el nacimiento, las funciones, los lugares y los intereses que constituyen el cuerpo social, con exclusión de todo suplemento. La segunda cuenta «aparte» una parte de los sin parte. La primera se llama policía, la segunda política. Volvamos a la simpleza, para ir finalizando. En la historia de las formas de la dominación se puede dar provisoriamente, evanescentemente, accidentalmente un momento donde se pone en discusión la división, la diferencia de las partes de una comunidad, por fuera de la lógica de la policía que divide entre grupos definido por sus intereses; es momento accidental, es la política. ¿Representan el 8N o el 7D o la disputa entre el Gobierno y Clarín, un momento donde se pone en discusión la división de las partes de la comunidad, por fuera de la lógica de la policía? ¿Con qué lógica contamos las partes de la comunidad? ¿En qué momento reflexionamos sobre esa división misma? ¿Dónde ubicamos el litigio político y dónde el conflicto político? A fin de cuentas, ¿en algún momento se pone en discusión la historia de las formas de dominación, de la lógica policial que divide las partes de la comunidad? Porque si la respuesta es “no”, como entiende quien escribe, entonces, la política sigue siendo un accidente que no tenemos la suerte de transitar.


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humor a carb贸n


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cinco discos cinco

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para mirarnos al espejo y no bancarnos el defecto

Hay un universo de corrección política que subsume a los discapacitados bajo la categoría de personas con capacidades diferentes, chicos especiales y toda una serie de eufemismos que maquillan el lenguaje en busca de una autocomplacencia bien pensante. Los ciegos, los mudos, los retrasados mentales, los inválidos, los mancos son la diferencia encarnada dentro de la mismidad. Son nuestros hermanos, nuestros hijos, nuestros tíos, los anormales paridos por el vientre de la normalidad que nos mentimos para no tener miedo. Porque la discapacidad o la capacidad diferente, pone el acento sobre nuestro miedo de ser eso que nos espanta, nuestro temor a criar hijos que no serán como el común de los hijos, nuestra incomodidad ante la idea de hacernos cargo de eso de lo que no quisiéramos hacernos cargo y se nos impone. Imaginémonos un segundo criando a un hijo con síndrome de down, macrocefálico, empujando toda la vida una silla de ruedas, siendo lazarillos, vistiendo a alguien de cuarenta años, viviendo con la angustia de no saber qué habrá de pasar con el discapacitado con el que convivimos cuando nos llegue la muerte. Toda la corrección discursiva del INADI hace aguas cuando vamos a los detalles. Pero no porque seamos sustancialmente unos hijos de puta desalmados como los espartanos, que con cierto pragmatismo los arrojaban desde el Taigueto, sino porque la arquitectura social en la que vivimos no responde a las necesidades del que no puede andar por el mundo como nosotros. No hay planes educativos para todas y todos los discapacitados, no hay sistemas de transporte acordes, ni veredas adecuadas, ni asistencia social digna para el discapacitado pobre. Lo que sí hay es futbol para todos, porque la discapacidad de la masa debe ser contenida con alguna forma de opio millonario. Por eso 5 discos 5 que exaltan la diferencia, la ponen sobre el tapete y hacen de ella un arma para señalar la mentira en las palabras de los discapacitados afectivos que todos somos, de un modo u otro.

gustavo zanella

/ locardeux@hotmail.com

10.000 Chickens Symphony 7’’ - 2000 – Reynolds. Juzgar la creatividad surgida de la discapacidad con los parámetros de una lógica normaliza es un error de criterio; pero a veces es un avance. Hacer música noise basada en la inspiración espontánea de quien se mueve en otros carriles es adentrarse en mundos alternos, de-construidos y vueltos a ensamblar por una mirada incomprensible. Reynols fue una agrupación comandada por Miguel Tomasín, un adulto argentino con síndrome de down que en compañía de sus profesores de música embelezó a la crítica mundial. En este disco la idea fue grabar 10000 pollos y generar sonidos sobre ellos. Ese es solo uno de los millones de ejemplos que podrían darse de una banda inclasificable, que sumó adeptos desde la progresía pero también desde la crítica más alternativa y exigente. Es cierto, escucharlo no es para cualquiera, pero es una forma de indagar qué pasa en la cabeza de quien no piensa bajo los mismos marcos que uno.

Hysteria - Def Leppard – Cuando Rick Allen, baterista de Def Leppard, perdió su brazo en un accidente de tránsito, muchos pensaron que su vida artística se había terminado. Sin embargo, tecnología mediante, una de las bandas de hard rock más significativas de los 80 supo hacer que su baterista siguiera tocando gracias a prótesis y baterías programables accionadas por Allen. Este, primer disco después de la tragedia, es una muestra de lo que puede hacer la fuerza de voluntad cuando tiene un objetivo, los medios y el acompañamiento de seres queridos. Un disco que no debe ser escuchado para oír cómo toca el manco, sino para que los que estamos más o menos enteros nos avergoncemos cada vez que esa vocecita puta de nuestro interior nos dice “no puedo”.

Georgia on my mind – 1960 - Ray Charles. Tocar maravillosamente el piano, cantar bien, tener swing y todo eso siendo drogadicto, ciego y negro en los Estados Unidos de posguerra… ¡eso sí es cagarse en los dioses! Sin contar que gracias a todo eso se convirtió en uno de los músicos populares más influyentes y reconocidos. Georgia on my mind es quizás el disco (y la canción) más significativo de su basta obra por sus arreglos y su swing, por todos los matices musicales que contiene y por los climas que atraviesa en una edad del mundo en la que el rock asomaba la cabeza en el espectro musical pero que aún no lo había devorado todo. Un disco de alguien que precisamente por no ver habría caminos nuevos para que otros no anduviesen a tientas.

Grandes éxitos – 2012 – Paulina Rubio. Corriendo el riesgo de banalizar la discapacidad hay que decir que discos como este son un signo del lugar masivo que ocupan ciertas formas de la limitación. Que una cantante con graves problemas vocales, graves problemas de repertorio, graves problemas de producción, adicta a las cirugías estéticas y a declarar estupideces posea diez discos de estudio, cuatro recopilatorios y decenas de videoclips es un aliciente para que cualquiera con un mínimo de capacidad haga carrera en el mundo del espectáculo. No es que su única virtud sea aparecer semidesnuda, algunas de sus canciones tienen el feroz encanto del pop adolescente, pero a cierta edad las circunstancias exigen un mínimo de arte, algo, nomás para no hacer el ridículo. Un disco para no sentirse mal con las propias limitaciones, pero sobre todo un disco divertido y plagado de hits.

Drill A Hole in That Substrate and Tell Me What You See – 2004 – Jim White. La peor discapacidad es la de no atinar a sentir el sentimiento correcto, a errarle a la respuesta emotiva cada vez que esta es necesaria y quedar desfasado, siempre antes o después, pero nunca en el momento preciso. Nunca aquí y ahora lo que uno desea de sí mismo. Las canciones de este disco, en clave neo-folk, no son más que las crónicas de esa discapacidad; historias de gente que tienen algo que decir a alguien que no está o no llegó, a dios, a la mujer amada, lo que se le dice a los objetos que nos recuerdan la existencia de otro en nuestras vidas. Una disco de cadencias sureñas, de voces por lo bajo, que se arrastran cansadas por el calor del sol y el paso del tiempo. Un gran disco, pero grande en serio.


16 cultura

el teatro de las capacidades

marcelo ariel domínguez/ marcelo.dominguez@live.com.ar

este artículo va a intentar resumir en pocas palabras una vida de 25 años con mi amiga discapacidad y mi amigo el teatro

A

ntes de arrancar me presento: mi nombre es Marcelo Ariel Domínguez. En los papeles soy director y actor de teatro, estudié en la escuela de Pompeyo Audivert y en la escuela Crear Valor coordinada por el actor Joselo Bella. Actualmente estudio terapia ocupacional en la universidad de Quilmes y trabajo ya hace 6 años en el Campo del teatro e Inclusión Social. Tengo 25 años y nací con una discapacidad (parálisis cerebral). He vivido y vivo el condicionamiento generado culturalmente hacia las personas con discapacidad. He pasado por muchos momentos anecdóticos que me hicieron ver la discapacidad en la Argentina desde una mirada muy crítica que despertó en mí un espíritu combativo y el deseo de cambiar muchas cosas. He viajado mucho gracias al deporte adaptado y al teatro, y cada vez que vuelvo a la Argentina veo una sociedad con valores acartonados o de libros a la que le cuesta mucho ver al otro como ser, como hombre, mujer, como gran valor; y nos condicionamos a acartonar, rotular y diagnosticar pero nunca primero a escuchar y a compartir, menos que menos a acompañar, a descubrirnos lejos de todo prototipo e ideal de ser cultural que nos armamos u nos hacen armar. Todas estas actitudes caen como bombas

en las personas con discapacidad, limitando, estigmatizando, llenando de miedo a vivir, a arriesgar, se convierten en mascotas de padres, en héroes del deporte, en payasitos del teatro, en pobrecitos, especiales (como si volaran y obtuvieran súper poderes como los dibujos animados). Es así como somos tratados, como algo complicado, delicado o de otro planeta. Y de esto se sostienen instituciones que lucran con ello, padres que se juntan con otros padres armando círculos viciosos en donde la independencia de sus hijos no es valorada y los hombres o mujeres grandes con discapacidad son tratados como niños o animales. Familias ausentes o en el mejor de los casos familias presentes que acompañan y dan lugar porque eso es acompañar, dar lugar. Escuelas limitadas que se agarran de la discapacidad y no vuelan, no buscan, son pasivas y solo se agarran del amor artificial que es poco profundo, o sea, una educación de mierda .Talleres que explotan y esclavizan con sueldos miserables porque tienen discapacidad cuando muchas de esas personas pueden ser competentes y trabajar a la par de cualquiera. Leyes que son frases lindas en papeles, pero que en la práctica se le cae la mascara a quien la escribió. La salud que ve al pedazo de carne por sobre la persona y la limitan a eso neuró-

logos, kinesiólogos, traumatólogos. Pero salud también es tener amigos, enamorarse, soñar, etc. Para romper con este paradigma debemos tomar con total naturalidad el hecho de la discapacidad, tratar a la persona como tal: Tito, Pepe, Cholo, el que sea. No debemos generar otros paradigmas, sino ser naturales y consientes de que en este momento está naciendo alguien con discapacidad, no será lo esperado -todo padre espera lo ideal, un Messi- pero si en vez de esperar lo ideal tomamos lo que tenía que ser y lo valoramos al máximo… Acá se lee fácil pero para que esto suceda en nuestra cultura deben pasar 60 años de que la gente salga a la calle y tenga trasportes adaptados con total naturalidad, accesos a cines, teatros, estadios más inclusivos… Y lo principal es que aquellos que trabajan en este campo se den cuenta de que lo importante no es la carrera, la muestra de arte o el partido sino lo que da el diálogo y la empatía que no se genera en 2 horas de clase sino en una entrega total con la causa. Mis 25 años, mi familia, mis amigos, mis operaciones, mis 6 años de trabajo con el teatro y discapacidad y mi estudio me dieron una forma o filosofía de vida que luego llevé a una pedagogía en base al trabajo con personas con discapacidad. A partir de lo que dice el maestro de tea-

tro Raúl Serrano (director del etba y eminencia teatral), quien sostiene: “el actor debe tener la búsqueda eterna de su propia poesía más allá de los textos o personajes…”, puedo pensar que toda persona con discapacidad tiene una propia poesía, una propia forma de comunicarse, de interpretar su mundo interno y el que lo rodea, su forma de ser más allá de su patología, nivel cognitivo o habilidad motora o sensorial; formas de comunicarse que le permiten luchar por sus derechos que son los derechos de todos sumados a los de las personas con discapacidad, que les permitan hacer arte para con ellos y los demás. Junto a mi compañera Jimena Coppolino creamos la escuela de teatro Verte Volar (totalmente pública) que forma actores exclusivamente con discapacidad, actores de vida en donde el principal propósito es no dar lástima sino actuar en la vida como hombres, mujeres, niños, niñas que deben luchar como todos, que deben accionar para estudiar, trabajar, tener sexo, ocio, etc. Todo desde la búsqueda de su poesía que no es más que la de su ser o animal interior que busca tan solo la forma de vivir. Me presento de nuevo, soy Marcelo Domínguez, en los papeles tantas pavadas pero al final un hombre más.


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