Almanaque historia universal

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La Guerra Fría


La Guerra Fría (1947-1991) es el nombre que define las tensas relaciones durante más de cuatro décadas entre Estados Unidos y sus aliados y la Unión Soviética y los suyos. Se le denomina como Guerra Fría porque los Estados Unidos y la Unión Soviética nunca se enfrentaron directamente desde el punto de vista militar, a pesar de que las dos naciones eran las únicas súper potencias nucleares de la época, capaces de provocar la aniquilación de la humanidad. A pesar de que no hubo guerras directas sí que hubo una gran tensión diplomática e incluso psicológica y cuando hubo conflicto armado el enfrentamiento se hizo indirectamente, a través de países y movimientos revolucionarios, contrarrevolucionarios y guerrillas bajo la influencia de un país o el otro.


La Guerra Fría La Guerra Fría fue nada más que un enfrentamiento político entre dos naciones que se alzaban poderosas en el mundo, Estados Unidos y la Unión Soviética. Debido a ese enfrentamiento, muchos inocentes tenían que sufrir las malas gestiones, cuando se suponía que debían estar en paz, ya que se declaró el fin de la Segunda Guerra Mundial. Alrededor de 1947, aún en la posguerra, recogiendo restos de miedos y tristezas, dos países, decidieron jugar a saber quién es más fuerte, llamándose Guerra Fría, porque no llegaron a la guerra bélica, por miedo a los ataques nucleares, pero duró unos 40 años. A pesar del término de la guerra y que en el fondo, ninguno de los dos países querían entrar en una tercera guerra mundial, había varios motivos por los cuales, dos de los países más grandes, chocaron. Ya no sólo por su poder adquisitivo, sino por su influencia en el resto del mundo. CONTROL Para la reconstrucción de Europa, se llevó a cabo el Plan Marshall, en donde otorgaban líneas de crédito y generosas donaciones a los países europeos. Estados Unidos, sólo pedía, un poco de control por parte de ellos, mientras Europa crecía, económicamente. IDEOLOGÍA COMUNISTA La Unión soviética quería esparcir ese mensaje por el mundo: el comunismo. Que no hubiese propiedad privada, todo era de todos y todos eran tratados por igual. Parece bonito, porque parece que habla de que todos somos iguales, pero la diferencia está, en que hay un control a nivel colectivo. Ese modo de vida, no le gustaba a Estados Unidos y le llamó la atención.


La Unión Soviética, fue testigo de cómo Estados Unidos estaba comprando armas atómicas, lo que les alertó, ya que se preguntaban, por qué iban a necesitarlas, tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Temían el ataque del otro país, hasta el punto de sospechar que se instalaban bases en Europa Occidental, para ser atacados por Estados Unidos. Estos eran los principales motivos de la Guerra Fría, las sospechas injustificadas y el modo de vida de unos y de otros. Debido a esto, se crearon grupos postcomunistas y El Bloqueo de Berlín (1948-49). La Unión anticomunistas. Soviética bloqueó todo el acceso a Berlín Occidental con la intención de que esa parte de la ciudad cayese también bajo su control. Estados Unidos y sus aliados reaccionaron suministrando por vía aérea por más de un año unas 4,700 toneladas diarias de toda clase de suministro. El bloqueo concluyó con porque la Unión Soviética se dio cuenta de que no iba a lograr su objetivo. La Guerra de Corea (1950-1953). Y numerosas intervenciones en forma de golpes de estado, apoyo a movientes revolucionarios y contrarrevolucionarios. Por ejemplo, el apoyo de Estados Unidos al golpe que derrocó al gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala en 1953, el golpe en Brasil del año siguiente, el apoyo a Pinochet en el golpe de Chile de 1973 o el respaldo a la Contra en Nicaragua en los años 80 y otros conflictos en Centroamérica y Sudamérica.

La Crisis del Canal de Suez (1956).

¿Cómo y por qué acaba la Guerra Fría? La Guerra Fría se acaba por el desmantelamiento de la Unión Soviética en 1991 y el fin de un súper poder comunista. Los signos de que algo estaba ocurriendo acontecieron a lo largo de la década de los 80 cuando el líder comunista soviético M. Gorvachev introduce los conceptos de reforma y aperturna (perestroika y glasnost) a los que se une movimientos anticomunistas en países como Polonia o deseos de separarse del control soviético en muchos de los antiguos países del Pacto de Varsovia, particularmente en Alemania Oriental.

La Guerra del Yom Kippur (1973). Durante el conflicto que duró tres semanas los soviéticos suministraron a lo grande a los países árabes que atacaron Israel mientras que Estados Unidos lo hizo con el país hebreo.

La construcción del Muro de Berlín en 1961. La crisis de los misiles en Cuba en 1962. La Guerra del Vietnam (1959-1975).

La Invasión de Afganistán (1979-89). Los insurgentes afganos que lucharon contra los soviéticos recibieron cantidades ingentes de En 1989 una serie de revoluciones no violentas, con la excepción de ayuda económica de actores tan dispares como Rumanía, pone fin al comunismo en los países del Telón de Acero que eran Estados Unidos, China, Paquistán, Arabia Saudí satélites de la Unión Soviética. En 1991 es el propio gigante el que se y el Reino Unido. disuelve en 15 repúblicas independientes, siendo la mayor de ellas Rusia. Y numerosas intervenciones en forma de golpes de estado, apoyo a movientos revolucionarios y


El baúl de los movimientos Latinoamericanos “Movimiento acontecido en américa latina en 19601970” En los años que siguieron al segundo conflicto mundial, los países de América Latina conocieron regímenes populistas, dictaduras, golpe de Estados y represiones en nombre de las ideologías. América Latina no había sido alcanzada por los combates de la Segunda Guerra Mundial y esto aumentó el poder de toda la región. Justamente por eso, además de la posición estratégica que tenían estas regiones para la maquinaria productiva norteamericana, Estados Unidos ejerció fuertes presiones para consolidar allí su influencia. La tensión generada por estas presiones y los impulsos de autonomía generalizados favorecieron el desarrollo de regímenes con características nuevas : Un amplio consenso de base y una política exterior tendiente a desvincularse de la tutela estadounidense. El caso más conocido lo representa Argentina, donde el general Juan Domingo Perón gobernó de 1945 a 1955. Su línea política estaba determinada por una forma de populismo en el cual confluían elementos de derecha y de izquierda, que se conciliaban gracias a su carisma personal. Apoyado por su esposa, Eva Duarte, que gozaba de gran popularidad, convirtió el justicialismo en un régimen corporativista, que contaba con un partido y sindicato únicos y con brigadas femeninas y juveniles. Controló la prensa y la radio y modificó la constitución. Efectuó reformas importantes en el campo social (sistema de pensiones, asistencia de salud, tribunales laborales, ayudas familiares) y económico (aumento de los salarios, nacionalización de las industrias en manos de estadounidenses y británicos, expropiación de las grandes propiedades agrícolas), obteniendo también apoyo de la izquierda. Influenciado por su esposa, Perón concedió a las mujeres el derecho del voto y legalizó el divorcio. En política exterior, estableció relaciones diplomáticas con la URSS y se distanció de los Estados unidos. Sin embargo, el peronismo tenía demasiadas contradicciones internas como para perdurar.


La hostilidad de los sectores más conservadores de la Iglesia y del ejército puso en crisis el régimen peronista, que fue derrocado por la rebelión militar del general Aramburu. Después de una serie de golpes de Estado que se sucedieron hasta 1970, Perón fue elegido nuevamente, presidente de Argentina, en 1973, pero murió al año siguiente. el país fue regido por su tercera esposa, Isabel, pero muy pronto las tensiones internas estallaron, llevando al país a un nuevo derrocamiento por parte de una junta militar, con el general Jorge Rafael Videla (1976) como jefe.


La desintegración de la URSS La guerra fría terminó por el derrumbe de uno de sus contendientes. El proceso de reformas iniciado por Gorbachov en 1985 precipitó una dinámica que terminó llevándose por delante la propia existencia del estado fundado por Lenin. En medio de una profunda crisis económica, con una población gracias a la glasnost cada vez más consciente de la crueldad y la corrupción que había caracterizado la dictadura soviética, el nacionalismo vino a actuar como factor incontenible de disgregación del estado soviético, heredero del Imperio zarista. El movimiento centrífugo se inició en las repúblicas bálticas, que durante el otoño de 1989 dejaron claro su intención de romper los lazos con un estado al que se habían unido como víctimas del Pacto que firmaron Molotov y Von Ribbentrop en 1939. Paralelamente el nacionalismo aparecía en las repúblicas caucásicas, azuzado por el enfrentamiento entre armenios y azeríes en Nagorno-Karabaj en 1988.

Cuando en febrero de 1990, Gorbachov dio un paso adelante en su perestroika renunciando al monopolio político del PCUS y convocando elecciones parcialmente pluralistas, se encontró con que en Lituania, Letonia, Estonia y Moldavia ganaban las fuerzas políticas independentistas. Lituania declaró inmediatamente su independencia, sentando un precedente para las demás repúblicas que constituían la URSS. La desintegración de la URSS no vino, sin embargo, motivada por las reivindicaciones de los pequeños pueblos bálticos. El movimiento que definitivamente derrumbó la URSS vino... de Rusia, la nación que había construido el imperio zarista, antecesor del estado soviético. En mayo de 1990, Borís Yeltsin, quien había sido expulsado del PCUS en 1987, fue elegido presidente del Parlamento ruso. Desde esa posición de poder, Yeltsin impulsó medidas que precipitaron el fin de la Unión Soviética.


En julio de 1990, el XXVIII Congreso del PCUS constató la acelerada decadencia del partido que había aglutinado al estado soviética durante décadas. El propio ministro de asuntos exteriores Eduard Shevarnadze dimitió en diciembre de 1990 en protesta por lo que el veía como un inminente golpe de estado que devolvería al país a la época de Breznev. Acorralado entre las fuerzas comunistas conservadoras que buscaban una vuelta atrás en el proceso de reformas y las fuerzas reformistas y nacionalistas, Gorbachov trató de negociar un nuevo Tratado de la Unión que reconstruyera sobre nuevas bases de mayor libertad nacional la antigua URSS. Sin embargo, los comunistas ortodoxos trataron de imponer una solución de fuerza, el 19 de agosto de 1991, Gorbachov era secuestrado en su residencia de veraneo en el Mar Negro y un grupo de comunistas de la línea dura se ponían al frente de un golpe militar. La falta de unidad en el ejército y las acciones de protesta popular en Moscú hicieron fracasar el golpe. Fue el momento de Borís Yeltsin, quién se puso al frente de la protesta contra el golpe en la capital del país. El golpe militar frustrado fue como la señal de alarma que precipitó la huida precipitada de todas las repúblicas de una Unión Soviética que a nadie ya interesaba. Mientras el PCUS, el instrumento político que había aglutinado a la URSS, era prohibido. El 1 de diciembre de 1991, el 90.3 % de los ucranianos votaron por la independencia. El 8 de ese mes, en una solución improvisada sobre la marcha, los líderes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia, Borís Yeltsin, Leonid Kravchuk y Stanislav Shushkevich, se encontraron cerca de Brest-Litovsk y acordaron la denominada Declaración de Belovezhskaya Pusha: las tres repúblicas eslavas abandonaban la URSS y formaban una así llamada Confederación de Estados Independientes. El 21 de diciembre, en un encuentro celebrado Almá Atá, ocho de los doce repúblicas restantes de la URSS (Estonia, Letonia, Lituania y Moldavia habían optado por la independencia pura y simple) siguieron el ejemplo de Rusia, Ucrania y Bielorrusia. Impotente y abandonado por casi todos, Gorbachov dimitió como Presidente de la URSS el día 25 de diciembre de 1991. La bandera roja soviética era arriada en el Kremlin de Moscú. La bandera rusa la sustituía. Rusia tomaba el relevo de la URSS en la escena internacional: las embajadas, el puesto permanente en el Consejo de Seguridad, el control del armamento nuclear soviético... Sin embargo, el mundo bipolar de la guerra fría había tocado a su fin. Anunciado por el presidente Bush a principios de 1991, nacía un "nuevo orden mundial".


CASOS PARALELOS A LA GUERRA FRÍA Debido a la situación que, vivían Estados Unidos y la Unión Soviética, decidieron ponerse en otros bandos en los otros conflictos que ya, ni siquiera iban con ellos, pero que fueron antiguas colonias y que eran independientes. De esta forma, nos encontramos con: La guerra de Corea, que al final de la Segunda Guerra Mundial, se separó definitivamente y Estados tuvo que intervenir, ya que Corea del Norte, quería forzar su entrada en Corea del Sur. Se termina el enfrentamiento con la firma del armisticio de Panmunjon, restableciendo sus fronteras. Vietnam, acabó instalándose en la región indochina, en la capital Hanoi, un punto comunista. Una república democrática en el norte y apareció un protectorado francés, que no reconocía la independencia de Vietnam. La Unión soviética, apoyaba la zona comunista y Estados Unidos a la zona francesa. De esta manera, se inició la guerra de Vietnam, que acabó con el triunfo de los vietnamitas, ya que Estados Unidos, no podía enfrentar a toso el pueblo lleno de grupos guerrilleros. En 1975, se unificaron las dos zonas como la República Socialista de Vietnam. Los judíos, decidieron volver a su antiguo país, Palestina, que era controlado por Reino Unido. Aún así, les devolvieron las tierras y decidieron que parte estaría dominada por los árabes y otra, por los judíos. Esto hizo que se enfrentaran, porque no reconocían al estado judío y se produjo el enfrentamiento. En Cuba, se organizó un movimiento revolucionario nacionalista en 1956. Fidel Castro, que era el líder de las tropas, cortó el suministro de materia prima para Estados Unidos y eliminó las relaciones con ellos. Debido a esto, muchos de los cubanos no estaban de acuerdo con su forma de gobierno y Estados Unidos, les daba asilo político.


Los movimientos sociales en América Latina: un balance histórico Los cambios recientes en América Latina se expresan no sólo en movimientos sociales y populares cada vez más originales y activos sino también en un nuevo escenario político marcado por la existencia de gobiernos de centro-izquierda bajo una fuerte presión de la sociedad civil y de movimientos de masa. Esta nueva coyuntura está redefiniendo el escenario político en la región y está abriendo un proceso histórico que presenta elementos nuevos que van a influir profundamente en la dinámica económica, política, cultural y social inmediata, pero también en el mediano y largo plazo. Una comprensión más objetiva de esta nueva coyuntura en la región exige un análisis profundamente histórico, capaz de hacer un balance de la lucha secular de las fuerzas progresistas que ha generado una acumulación de experiencias extremamente rica. Lucha secular que tiene que ver con elementos claves de nuestra identidad como latinoamericanos, como naciones capaces de conducirse a sí mismas y que tienen una presencia cultural basada en una fuerza civilizatoria propia. Desde esta perspectiva, el presente artículo busca hacer un breve balance histórico de los movimientos sociales en América Latina, tomando en cuenta cuatro fases : Los orígenes de los movimientos sociales clásicos desde la influencia anarquista hasta a la Tercera Internacional, la fase del populismo y las luchas nacional-democráticas ; la autonomización de los movimientos sociales y las nuevas formas de resistencia y la cuarta fase de globalización de las luchas sociales a partir de Seattle y la nueva agenda.


LOS ORIGENES: DE LA INFLUENCIA ANARQUISTA A LA TERCERA INTERNACIONAL En su fase inicial de formación los movimientos sociales clásicos en América Latina tuvieron una fuerte influencia anarquista, a través de la migración europea, principalmente italiana y española, de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Estos inmigrantes anarquistas, básicamente artesanos y trabajadores de pequeñas actividades económicas, se dirigieron principalmente hacia las zonas urbanas, formando las primeras levas de movimientos obreros. A partir de la Primera Guerra Mundial y posteriormente durante los años veinte, la expansión de las manufacturas en la región crea condiciones para el surgimiento de un proletariado industrial, que tendrá su pleno desarrollo con los procesos de industrialización de la década 1930. Estos movimientos anarquistas tuvieron su auge en toda la región entre 1917 y 1919, años en los que se organizaron huelgas generales bastante significativas que abrieron un proceso de sindicalización del movimiento obrero, como el caso de Perú en 1919, Brasil en 1917, Argentina en 1918 y México en el mismo periodo. Se crea un clima político generalizado favorable a la huelga general como forma de lucha principal, a pesar de que en algunos casos éstas no tenían un objetivo claro o buscaban una especie de disolución del Estado. En esta fase se consiguieron avances importantes en las luchas sociales y sindicales, colocándose en el eje de las luchas reivindicaciones específicas como la reducción de la jornada a ocho horas por día así como mejoras salariales y de condiciones de trabajo y de vida de los obreros. Es el caso de la huelga de 1919 en el Perú, que al igual que otras experiencias en la región, fueron brutalmente reprimidas sin poder acumular fuerzas, generando una autocrítica en gran parte del movimiento anarquista que va a conducirlos al bolchevismo. Los movimientos huelguistas estuvieron también marcados por la influencia de la Revolución Rusa, tanto la revolución bolchevique de 1917 como el proceso revolucionario general y las huelgas generales que habían sido características en la revolución de 1905. La corriente bolchevique, llamada “maximalista”, estaba compuesta principalmente por anarquistas que pensaron que el bolchevismo era una manifestación del propio anarquismo. Esta visión, que consideraba el bolchevismo como una forma de “maximalismo”, se mantuvo hasta 1919-1920, cuando los bolcheviques rusos se confrontan con los Kronstadt que habían sido uno de los brazos principales de la revolución de 1917 y que entran en choque con el gobierno bolchevique, siendo reprimidos tenazmente. A partir de este momento, parte de los anarquistas se alejan del bolchevismo y las corrientes que se mantuvieron fieles al mismo formarán los partidos comunistas.


Teoría Zizek Žižek asume el tema de la ideología como un proceso de producción de prácticas y sentido cuya función es la producción y legitimación de relaciones de poder. El análisis ideológico remite siempre a lo extra-discursivo, a prácticas que son mediatizadas por el lenguaje, sin por ello agotarse en éste. Por ello, siguiendo el análisis hegeliano de la religión –esa forma cultural que Marx consideraba ideológica par excellence–, Žižek caracteriza la ideología (y su crítica) a partir de tres momentos básicos: la ideología en sí, en tanto que conjunto de ideas; la ideología para sí, en su materialidad (aparatos ideológicos del Estado); y la ideología en y para sí, cuando entra en funcionamiento en las prácticas sociales (Žižek, en Žižek. La ideología en y para sí es condición de posibilidad de la identidad, en tanto que el sujeto se inserta en estructuras simbólicas que regulan sus prácticas y representaciones; tal como señala este teórico, “en la red de relaciones intersubjetivas, cada uno de nosotros es identificado y atribuido a cierto lugar fantasmático en la estructura simbólica del otro” [5]. Es desde esta red simbólica (y eventualmente contra ella) que el sujeto formula, en primera instancia, su visión –necesariamente parcial– del mundo. Žižek ejemplifica la ideología en y para sí mediante el caso de la conciencia en la sociedad ‘posideológica’ capitalista tardía, la cual implica una serie de presupuestos ideológicos necesarios para la reproducción de las relaciones sociales existentes, aunque éstos sean pensados por esa conciencia como motivaciones estrictamente utilitarias y / o hedonistas. De este modo, la ideología funciona como una “elusiva red de actitudes y presupuestos implícitos, cuasi ‘espontáneos’, que constituyen un momento irreductible de la reproducción de las prácticas ‘no ideológicas’ (económicas, legales, políticas, sexuales)”. Para Žižek lo propio de la ideología es el modo por el cual su contenido se relaciona con la posición subjetiva implicada por su mismo proceso de enunciación; la ideología racionaliza (en sentido freudiano) discursivamente los motivos profundos por los cuales el sujeto piensa o actúa de determinado modo. En esta medida, la ideología implica siempre un ocultamiento: “para ser efectiva, la lógica de la legitimación de la relación de dominación debe permanecer oculta”. Toda ideología tiene como trasfondo una organización fantasmática; por ello, como veremos más adelante, la ruptura con la ideología nos remite al tema lacaniano de atravesar el fantasma.



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