El Barroco en Colombia

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E\ QUÉ VAV OS los tiempos de Mozart para entender por qué escribió así; si usted es violinista y quiere tocar a Bach, es imposible que llegue a una aproximación inteligente de esta música si no conoce el violín barroco y los instrumentos que tenía Bach en mente. Eso no quiere decir que usted deba tocar a Mozart en el pianoforte y a Bach en violín barroco: una vez conozca los materiales e ideas que los compositores tenían en esa época, usted decide si toca a Bach en el ukelele, la ocarina o el charango; da igual si usted prefiere destrozar el estilo y las ideas estéticas que prevalecían entonces. Esa es su prerrogativa. Lo que es inaceptable es desconocer cuáles eran esos estilos e ideas.

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BARROCO En COLOMBIA Redacción Tempo

provechando la coyuntura de la actual programación cultural de Bogotá, que incluye un importante espacio destinado a la música antigua, hemos invitado a nuestro colaborador habitual de la sección ARS ANTIQUA, el clavecinista Andrés Martínez Pardo, para preguntarle en qué vamos con la música antigua en nuestro país. Martínez Pardo ha sido destacado por la Spear's Wealth Management Magazine del Reino Unido como alumno meritorio del Conservatorio de Amsterdam, y la Sounding Board Magazine lo reseñó como "un misionero de la música barroca". Algunos lo han llamado "el continuador de Rafael Puyana", por lo cual fue el principal encargado de presentar los instrumentos que el maestro legó a la nación en 2014. Su primera etapa de formación la realizó como autodidacta en Colombia y más tarde, tras ganar el primer lugar en tres convocatorias nacionales de música, viajó a Francia y Holanda, donde estudió con maestros de la talla de Huguette Dreyfus, Gustav Leonhardt y Bob van Asperen. Actualmente es el director musical de Affetti Mvsicali, su ensamble de música barroca desde hace más de una década.

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¿Por qué el clavecín? Por amor. El amor es la única motivación válida. Hacer las cosas por cualquier motivación distinta es inmoral. ¿Quién se sometería a lo que yo me he sometido sino por amor? Estos sacrificios sólo se hacen como un acto de renuncia total de uno mismo en favor de algo más grande que uno, como la música. ¿Usted fue alumno de Rafael Puyana? ¿Estudió con él? Cuando era joven me invitaron a estudiar, pero no acepté porque estaba joven y resentía el hecho 34 ufrn p o

Andrés Martínez Pardo, HA. MMus. LPh., magíster en Artes y en Música, licenciado en Filosofía, Humanidades y Educación. clavecinista, filósofo y educador colombiano.

de que Puyana se hubiera ido a Europa con todos sus clavecines, en vez de quedarse en Bogotá para crear un departamento de música antigua y poner sus instrumentos a disposición de la enseñanza. Pero cuando crecí entendí por qué se había ido, comprendí cómo lo trató Colombia, descubrí todo lo que él quiso hacer y Colombia no lo dejó, e hice las paces interiormente con él, ofreciendo el primer ciclo de recitales en su memoria en la Universidad de los Andes. Luego estrené su donación en el Museo Nacional. Por eso cuando Puyana murió, El Tiempo me pidió escribir su obituario oficial, que luego fue publicado en España y otras partes. Entonces ¿cómo estudió clavecín? De la mano de los maestros extranjeros que quisieron tenderme una mano, usando instrumentos prestados o alquilados, e investigando mucho por mi propia cuenta. ¡Si no me matriculé en una institución es porque no existe dónde estudiar música barroca en Colombia! Aquí estudié otras cosas afines a mi espíritu, mientras me titulaba en Europa. Además, creo que un músico hace bien en saber algo de arte, de historia, de filosofía y de literatura. En el caso de la música barroca, uno entiende mucho mirando el arte y la literatura de la época. Usted se ha dedicado a insistir en la creación de un Departamento de Música Antigua en Colombia... Sí. En primer lugar, considero indispensable que los músicos conozcan el contexto y el material sonoro con el que trabajaban los compositores. Me explico: si usted es pianista y quiere tocar a Mozart, debe familiarizarse con los pianos de

Todo en el barroco es paradójico; la práctica histórica interpretativa también es paradójica, al igual que la vida. Pocos instrumentos son tan paradójicos como el clavecín, que es un instrumento sin mayor variación dinámica', donde usted está obligado a hacer grandes variaciones dinámicas y todo tipo de sutilezas porque el repertorio se lo exige. Por eso estudiar música barroca es tan fascinante: si usted se dedica a eso debe aprender de música, pero también de muchas otras cosas. Si es tan difícil hacer escuela en Colombia ¿por qué no se va? Una revista inglesa me llamó alguna vez "misionero de la música barroca en Colombia". Habría podido irme del todo, tomando el camino fácil del cobarde y del indolente, pero yo no transijo mis principios: no puedo irme sabiendo que puede haber un niño como lo era yo, enamorado del clavecín, y que no tiene manera de desarrollar su talento. Me quedo aquí por él: no quiero que mi historia se repita. Pero bueno ¿en qué vamos con la música antigua en Colombia? Vamos muy mal, en comparación con el mundo: en todos los centros educativos de Occidente la música barroca adquirió su carta de ciudadanía, y los instrumentos históricos ya no son tales: son instrumentos actuales, a los que cualquiera tiene acceso. En Asia y otros continentes estudiar música barroca es tan normal como estudiar música clásica o jazz. Además, es una industria exitosísima a nivel global. En Colombia ha habido algunas iniciativas independientes, siempre desde el ámbito privado. Aunque muy valiosas, rara vez han contado con apoyo real de las instituciones. Por ejemplo, hay tres ensambles profesionales de música barroca en el país, lamentablemente más reconocidos en el exterior: son Extempore, Música Ficta y Affetti Mvsicali. Más recientemente aparecieron un par de festivales, como el de Música Sacra y el de Villa de Leyva. Pero, a pesar de lo valioso de estas iniciativas, la triste situación de la música barroca no cambiará en el país hasta que las instituciones y quienes las manejan decidan apoyarla de fondo. e


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