PROGRAMA DE INCIDENCIA SOBRE DEUDA ILEGÍTIMA Y JUSTICIA ECOLÓGICA FEDERACIÓN LUTERANA MUNDIAL Compartiendo la Palabra que es Buena Noticia para los Oprimidos por un Sistema Ilegítimo (III)
San Mateo 25:1-13 El Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes. Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos. Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: 'Ya viene el esposo, salgan a su encuentro'. Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: '¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?'. Pero estas les respondieron: 'No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado'. Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta. Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: 'Señor, señor, ábrenos', pero él respondió: 'Les aseguro que no las conozco'. Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora. Los capítulos anteriores del Evangelio de San Mateo nos narran los enfrentamientos de Jesús con los dirigentes judíos. Son los que dicen y no hacen. Son los que atan cargas pesadas sobre el pueblo. Son los que lo mantienen siempre en la ignorancia. Son los que le niegan sus derechos. Son siempre los mismos de ayer y de hoy. Son los que dan un sustento teológico al sistema de muerte y son, por lo tanto, funcionales y útiles al sistema y cómplices de sus crímenes. Hoy seguimos oyéndolos: “Dios ha establecido que haya ricos y pobres”… “la enfermedad y la pobreza son castigos....” “la prosperidad es signo de la bendición de Dios”… “es necesario obedecer a la autoridad...” “los reyes (gobernantes) son reyes por derecho divino....” “los peores pecados son los sexuales...” “la Iglesia debe ocuparse solamente de lo ‘espiritual’…”. Todas enseñanzas útiles al sistema de dominación. Esta clase de religiosos no son otra cosa que sepulcros blanqueados que ocultan corrupción y muerte. No son luz que ilumina las tinieblas ni sal que combate la podredumbre de la impunidad. Al leer el Evangelio vemos que ya se presagiaba el desenlace trágico: sus enemigos lo odian demasiado, Jesús los ha desenmascarado y eso no se va a quedar así. Los dueños del poder ya le han señalado su destino, están ávidos de su sangre. Luego del relato de estos enfrentamientos el Evangelista Mateo abre una nueva sección de su Evangelio para resumir el anuncio de Jesús sobre el futuro que viene. La parábola o historia de la que nos ocupamos hoy está incluida en el discurso escatológico, es decir que tiene que ver con las últimas cosas, con el futuro que vendrá y que nada ni nadie podrá detener. Ni todos los poderosos del mundo juntos podrán impedir la llegada de su Reino.
Este discurso está en los capítulos 24 y 25 del Evangelio según San Mateo y comienza con el anuncio de la destrucción del templo. Los discípulos siempre que iban al templo quedaban admirados. (Excursus: Cuando contemplamos tantos “templos” que provocan admiración y asombro en nuestra América Latina deberíamos preguntarnos cuánta sangre habrán costado – generalmente sangre de indígenas y negros). Jesús comienza su discurso diciendo “de todo esto no quedará piedra sobre piedra”... Qué golpe para los discípulos!... eran judíos, el templo era objeto de su orgullo nacional. “Algo majestuoso, cubierto de oro...” Como si Dios necesitara oro para la celebración del culto, mientras el pueblo pasa hambre. El discurso culmina con la escena del juicio final, un pasaje que todos conocemos “tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed... estuve desnudo....” “¿cuándo hicimos esto contigo?” “Si lo hicieron con uno de mis hermanos más pequeños lo hicieron conmigo”. Al mismo tiempo habrá los que hicieron lo contrario..... “no hicieron nada para que coma, no me ampararon, no me cubrieron”. En el medio del discurso dos parábolas que nos dicen que el Reino se parece a... Diez muchachas del cortejo de una fiesta de bodas. En los tiempos de Jesús, después de que la pareja llevaba un año de noviazgo oficial, se celebraba la boda. La ceremonia era más o menos así: el novio, que era acompañado por sus amigos que iban cantando y tocando instrumentos, se dirigía a la casa de la novia, donde era recibido por las amigas de ésta que llevaban lámparas encendidas. Después iban todos juntos entre cánticos y danzas, al lugar en el que se celebraba la fiesta de bodas que podía durar varios días. La fiesta de bodas se usa muchas veces en la Biblia para referirse al Reino de Dios y a la relación del pueblo con Dios. Es un modo de describir la cercanía de Dios como una situación en la que reinan el amor y la alegría. (Otro excursus: En estas bodas nunca aparece la presencia de un sacerdote ya que en el contexto cultural de Israel el matrimonio era una cuestión puramente del orden civil y no culminaba con un acto religioso. Esta perspectiva debería liberarnos de las afirmaciones fundamentalistas con relación a la sexualidad y al matrimonio que nos permitiría tener una visión menos sacralizada y mucho más real y próxima a la vida de las personas. La naturaleza civil del matrimonio no excluye que fuera una celebración sumamente festiva y en algunos casos excesivamente festiva de tal forma que durante los primeros siglos de la era cristiana los ministros ordenados de la iglesia tenían prohibido participar de esas celebraciones porque muy a menudo había demasiada permisividad en la fiestas). Es muy significativo que a pesar del carácter “laico” de la celebración Jesús, muy a menudo, utilice esta imagen tan cotidiana y presente en la vida de sus oyentes. En Jesús Dios nos muestra dónde se hace presente y con quienes está, con la gente sencilla del pueblo en sus penas y también en sus momentos de alegría. Como diríamos en Argentina está en el asadito y vinito de los “pobres” (las comillas se deben a que no uso aquí el término correcto: empobrecidos) que muchas veces gastan el producto de todo su esfuerzo en hacer una pequeña fiesta para bailar y alegrarse con sus vecinos. La tardanza en la llegada del novio era parte del ritual. Como el matrimonio era un contrato de propiedad se negociaba durante largas horas el precio de la novia y los regalos que recibiría la familia de la novia (sí, por supuesto, un modelo matriarcal y machista). No negociar y no discutir se consideraba una falta de aprecio y un desprecio sobre la calidad de la novia. (Un tercer excursus: Este es también un elemento que debemos revisar en nuestro concepto de sexualidad y matrimonio ya que muchas de nuestras afirmaciones tienen un trasfondo claramente de transacción comercial que ya nadie estaría en condiciones de sostener). Hay varios temas a los que apunta esta parábola:
1. En primer lugar recordemos que el Reino de Dios es alegría, es como una fiesta de bodas.
2. La tardanza del novio alude a la tardanza en la manifestación plena del Reino. Este era un tema importante para la iglesia de los primeros siglos (¿y hoy?). Es ese ¡hasta cuando Señor! que muchas veces nos surge de los más profundo.
3. Hay dos formas de enfrentar el proyecto del Reino. Ser prudente o ser insensato.
4. La necesidad de tomarse las cosas en serio. Estar a la altura de las circunstancias.
5. La necesidad de mantener encendida la luz frente al poder de las tinieblas. ..... El centro de la parábola tiene que ver con la necesidad de estar a la altura de las circunstancias. Hay una semejanza en el vocabulario con la parábola de las dos construcciones. La casa con cimientos y fortaleza capaz de enfrentar los vientos contrarios, la inundación y la tormenta o la casa edificada con descuido y negligencia. El estar despiertos, vigilantes, es un llamado a cumplir con aquello a que hemos sido llamados con que nos hemos comprometido. Significa poner en práctica nuestras estrategias de construcción de un mundo más justo, fraterno y solidario a pesar de los obstáculos que encontramos en su realización. La utopía, el sueño de una realidad diferente, no es invalidada por la postergación o las dificultades que encontramos en la construcción de redes de resistencia. Estar despiertos, vigilantes, para transformar en actos, en hechos, aquello que afirmamos como compromiso de fe. Y ese compromiso no se puede postergar. Ahora y aquí debemos trabajar por la dignidad de toda persona y por la promoción de los derechos humanos de todos y todas. Se trata también de una lucha contra las tinieblas. Tener aceite para mantener encendida la lámpara nos habla de la lucha contra los poderes tenebrosos de este mundo (seres humanos no “demonios”). No hay lugar para el descuido frente a las tinieblas. El enemigo está constantemente queriendo engañar y desgraciadamente muchos creen a sus mentiras. Un solo ejemplo de las mentiras de las tinieblas: Frente a lo que se estima, según algunos, una creciente ola de violencia e inseguridad, en muchos países de nuestra América Latina se están impulsando cambios en la legislación a fin de bajar la edad de imputabilidad a los 16 años y en algunos casos a los 14, ya que según se dice la mayoría de los crímenes son cometidos por menores de edad (aunque las estadísticas digan rotundamente lo contrario). La idea es que hay que meter niños en la cárcel en lugar de fomentar la educación, incentivar el deporte, crear fuentes de trabajo digno y justamente remunerado, afianzar los lazos familiares a través del buen salario, la vivienda digna, la comida en la mesa... Desde la luz de nuestras lámparas debemos iluminar la realidad: La única manera de terminar con la violencia no es eliminar a los pobres (empobrecidos) sino terminar con la pobreza, terminar con la injusta distribución de los bienes comunes e impedir la riqueza obscena de unos pocos que roban lo que es de todos. Es impedir, entre otras cosas, que a través del sistema de la deuda se continúe matando a nuestros pueblos, a las mujeres y a nuestros niños, y a la naturaleza. La boda nos habla de la alegría que debe vivir aquel o aquella que siente la cercanía de Dios en la construcción de aquello que es todo lo contrario al proyecto de las tinieblas, un reino de amor, servicio y esperanza. Frente a ese proyecto, que no es nuestro sino de Dios, tenemos dos actitudes: los necios que no creen que es posible otro mundo y otra iglesia y que terminan siendo
útiles al sistema apagando las lámparas y permitiendo reinar a las tinieblas. O la actitud de aquellos que estamos dispuestos a luchar contra viento y marea, con la fuerza de Dios, apoyados en el Señor, encendiendo una pequeña lámpara y confiando en que la luz finalmente triunfará. Dejemos el espíritu negligente, necio, de permitir que las cosas salgan como salgan y dispongámonos a transformar la realidad luchando junto a nuestros hermanos y hermanas por un mundo distinto. Es necesario estar juntos, fortalecernos los unos a los otros y las otras, no creyendo que todo es fácil, pero confiando en que Dios está a nuestro lado cuando luchamos por los valores de su Reino. Ángel F. Furlan Noviembre de 2014
Que no caiga la fe, que no caiga la esperanza que no caiga la fe mi hermano, que no caiga la fe mi hermana que no caiga la fe, que no caiga la esperanza. Si se cae la esperanza de tu pecho, si se acaba el deseo de luchar, no te olvides del rostro de tu pueblo y confía que el Señor te sostendrá. Aunque el tiempo se presente muy difícil, y se aumente entre nosotros la aflicción, que no caiga la esperanza, hermana mía, ni se apague la luz del Reino de Dios.