San Juan 15:1-8 (5 Pascua Ciclo B)

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Compartiendo la Palabra que es Buena Noticia para los Oprimidos por un Sistema Ilegítimo (5º Domingo de Pascua) (3 de mayo de 2015)

San Juan 15:1-8 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Él corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos. ¿Qué es ser cristiano? Algunos hermanos y hermanas de los movimientos evangelicales insisten mucho en usar el nombre de cristianos. “Nosotros somos cristianos” o “Nosotros, los cristianos” cuando hablan de sí mismos. Sin poner en duda su amor por la Sagrada Escritura ni mucho menos la fe de muchos de ellos, creo sin embargo que la forma de autodenominarse no es suficiente como sello de autenticidad de ninguna denominación. De hecho son muchos y diversos los que, en el contexto del escándalo de nuestras divisiones, esgrimen el argumento de lo que ellos mismos piensan que son para validar una determinada expresión doctrinal con mayor o menor apoyo en la Biblia. Ya en el primer siglo, los miembros de la iglesia en Corinto se habían dividido alrededor de las enseñanzas de distintos maestros, Pedro, Pablo, Apolos; en medio de esas divisiones estaban también los de un grupo que decía “nosotros somos de Cristo”. San Pablo, en la primera de sus cartas a esta iglesia, tiene palabras bastante fuertes tanto para los que se enorgullecían de ser seguidores de uno u otro maestro como para los que pretendían ser mejores que los demás reclamando para sí mismos ser de Cristo. 1 Es muy posible que algunos a través de insistir en llamarse cristianos a secas pretenden ser los “verdaderamente verdaderos” por encima de las diferencias con otras denominaciones. Pero, por otro lado, quizás no se dan cuenta que el término cristiano está devaluado. Sí, cristiano/cristiana son palabras devaluadas. Vivimos en el Occidente “Cristiano” 2. Estamos rodeados de 1 1ª Corintios 1:12 2 Las comillas son usadas para indicar la falsedad del adjetivo. Este Occidente “Cristiano”, a través de las naciones que se consideran a sí mismas sus líderes y sobre todo de la raza blanca, es responsable de guerras, genocidios, coloniaje, robo, asesinato a mansalva, operaciones de espionaje y desestabilización, discriminación, exclusión, y cuanto otro crimen pueda ser imputado a un grupo de naciones. A través de su fundamentalismo religioso fue capaz de quemar gente en la hoguera, perseguir, expulsar, despojar,


“cristianos” bautizados. Fueron bautizados de bebés, de jóvenes, o de adultos. Los miembros de las iglesias históricas tradicionales y de los movimientos de renovación como los carismáticos y los neo-pentecostales se cuentan por millones. Pero en este Occidente “Cristiano”, en medio de una multitud de iglesias, comunidades y movimientos, una gran mayoría ha comprado el título de cristiano/a a muy bajo precio, en ese mercado que Dietrich Bonhöffer llamaba de “la gracia barata”. Tan bajo parecería ser el precio que, de un puñado de discípulos perseguidos, los hoy llamados “cristianos” nos contamos por miles de millones y el ser cristiano se ha convertido para muchos en una muleta necesaria y al menos algunas partes del mundo, en algo bien visto socialmente. ¿Qué es lo que caracteriza el “ser cristiano”? (Ese “ser cristiano” que no tiene que ver forzosamente con llamarse a sí mismo cristiano o pertenecer a una iglesia cristiana) En otras palabras, ¿cómo se reconoce a un seguidor de Cristo? Jesús dijo que la manera de reconocer lo verdadero de lo falso es a través del fruto. Por sus frutos los conocerán 3 Jesús ha dicho claramente que no basta decirle “Señor” para ser parte del Reino de Dios, que es necesario seguirlo, ser un verdadero discípulo suyo, aprehender (asimilar) su enseñanza. En el pasaje de hoy Jesús usa la figura de la vid. Jesús habla de la verdadera vid en contraposición a la que pretendían representar los jerarcas de la religión judía. Los dirigentes religiosos judíos se habían adueñado de la viña, es decir el pueblo de Dios llamado a cumplir la misión de Dios, y habían transformado la religión en un mecanismo de poder exclusivo y excluyente. 4 Habían sido infieles al propósito de Dios en su voluntad universal, es decir la buena voluntad de Dios para todo ser humano, y también habían traicionado la intención y significado de la religión de Israel ya que habían convertido el aparato religioso en un instrumento de explotación. Como lo había cantado el profeta Isaías en el poema de la viña ¡Él (Dios) esperó de ellos equidad, y hay efusión de sangre; esperó justicia, y hay gritos de angustia!5 En la larga conversación que, en el Evangelio de Juan, Jesús mantiene con sus discípulos después de la última cena les advierte que tengan cuidado para no caer en la misma trampa y al mismo tiempo les vuelve a repetir una y otra vez la maravillosa noticia de que él no los va a abandonar. Que él va a estar siempre con aquellos que quieran poner en práctica el mensaje que él les ha traído de parte del Padre6. Que allí donde él esté también estará la viña, el pueblo de Dios y que ese pueblo de Dios se caracterizará por la práctica del amor. Jesús nos está diciendo que el propósito de Dios para este mundo no ha fracasado. Que no lo pueden arruinar ni los poderosos, ni los políticos ni los religiosos. Que él es la verdadera vid y que esta vid crecerá y glorificará a Dios someter a esclavitud a otras razas. Pero luego hablan de otros fundamentalismos religiosos “no cristianos” rasgando sus vestiduras frente a sus crímenes. Por supuesto que esos fundamentalismos también son terribles, nefastos y absolutamente condenables, pero no peores ni mejores que los que encontramos en el cristianismo. 3 San Mateo 7:16 4 Cf. La parábola de la viña y los labradores San Marcos 12:1-12 5 Isaías 5:7 6 Aunque, formalmente, no sean miembros de una iglesia.


y que todos los que estamos unidos a él somos parte de este proyecto de Dios que es la vid verdadera7. Retomando la pregunta sobre lo qué caracteriza el “ser cristiano”. Usando la figura de San Juan podemos tratar de responder viendo lo que caracteriza al que es parte de la vid verdadera. Jesús habla de dos señales que son la marca de los que son parte de esa Vid. La primera es estar limpios y dejarnos limpiar continuamente a través de la palabra de Jesús, es decir del mensaje que Jesús nos ha comunicado. Seguir el mensaje de Jesús es romper con el mundo (con el orden – o más bien desorden presente) romper con el sistema que oprime y deshumaniza, que excluye y margina, que explota y destruye. Es necesario dejarnos limpiar de los valores (o disvalores) del sistema; y, si después de haber cambiado nuestro horizonte y nuestra forma de vida, volvemos a contaminarnos con esos falsos valores, debemos dejar que Dios y su Palabra vuelvan a limpiarnos. Si queremos estar en comunión con Jesús no podemos estar en comunión con todo aquello que lo llevó a él a la muerte: el egoísmo, la codicia, la ambición, el ansia de dominio, el gusto por los honores, la aceptación de las desigualdades; y hay que mantener una permanente vigilancia para que esos disvalores no nos contaminen ni en la esfera secular ni en la de la iglesia. La segunda es dar fruto. La comunidad cristiana, la iglesia, no es una realidad puramente espiritual ni tampoco una escuela de superación y perfección individual. Cristo nos llama a ser un ámbito de libertad donde los seres humanos podamos vivir como hermanos y hermanas, y el centro de nuestra tarea es ofrecer a todos los hombres ese modo de vida como alternativa al modo de vivir que impone el sistema del mundo. El sarmiento no produce fruto cuando se queda con la savia y no la comunica. La vida guardada para uno mismo, no se extiende, queda fuera del modelo de la nueva comunidad de Dios. Es necesario entender, aún, el peligro de quedarnos en el egoísmo de la salvación de nuestra propia alma. Sólo cuando el sarmiento comparte la vida, ésta se extiende, y como vida compartida crece en el amor, es libre y ofrece libertad, se entrega y es capaz de recibir, se hace solidario/a 8, consuela, perdona, comprende. En fin, madura en su entendimiento del mundo nuevo de Dios, el otro mundo posible. Cuando un sarmiento produce fruto entonces Dios lo seguirá limpiando para que produzca todavía más fruto. Esto nos habla de proceso, de acción del Espíritu Santo, que no es otra cosa que Dios mismo viviendo en nosotros, de mayor comprensión, de un cambio continuo, de una conversión continua, de un entendimiento renovado cada día de los valores del Reino y de una vuelta a los 7 También me atrevo a afirmar con convicción que todos aquellos que cumplen este propósito de Dios, el proyecto de vida plena para todos los seres humanos, aún cuando no crean a la manera de los cristianos, están unidos a Jesucristo aunque ellos mismos no lo sepan. De hecho Dios me ha dado el privilegio de conocer y ser amigo de muchos de ellos y ellas. 8 Lamentablemente el término solidario también se ha devaluado. La solidaridad no es caridad, ni reemplazo del papel que le toca al estado, ni la capacidad de acudir en situaciones de crisis. En determinados momentos puede manifestarse en esto pero significa mucho más. Solidaridad es hacernos uno con el otro/a asumiendo todos los riesgos de esa unidad. En términos legales es el fiador de un contrato que se hace “solidario” con una de las partes haciéndose responsable junto con él/ella.


mismos si es que nos hemos desviado del camino. Es un crecimiento en la práctica del amor maduro y consistente, del dar la vida en el sentido pleno y de comunicar lo que significa el Reino de Dios en este proceso de Vida. Es el amor de Cristo fluyendo como savia hacia las ramas y manifestándose al mundo en obras de justicia, paz y alegría para los humildes. Esto es lo que él produce en nosotros, no es nuestro propio esfuerzo, obra o piedad. Es la acción del Espíritu de Cristo. 9 Permanecer unidos a Él es lo que hace la diferencia entre el cristiano y el que lo es sólo de nombre. Finalmente, Jesús dice que trabaja junto con nosotros. Nos acompaña, sin límite. A aquellos que comparten el proyecto de vida de Dios él se atreve a decirles pidan lo que quieran, en la misma línea de lo que registra San Lucas en su Evangelio cuando Jesús dice Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. 10 En medio de todo lo que parece no tener respuesta en este mundo, cuando parece imponerse sin remedio el pensamiento único y que el anti-Cristo va a triunfar, debemos luchar con toda nuestra fuerza pero también aferrarnos al poder de la oración. Vale la pena rezar. No soy capaz de dar una explicación lógica – no todo en este mundo tiene explicaciones lógicas – pero vale la pena rezar. Hay un poder misterioso que desata una fuerza que está mucho más allá de lo que podemos comprender cuando unimos nuestros pensamientos a los de Dios en la oración, en la meditación, y a veces (a menudo algunas veces) en la discusión con Él 11. Si hace mucho que no rezas o no lo hiciste nunca, es hora de hacer la prueba o de volver a hacerla.12 Jesús está comprometido con el proyecto de vida para nuestro mundo hoy tanto como cuando entregó su vida hace dos mil años. Él nunca nos va a fallar. Ángel F. Furlan Mayo de 2015

9 Que, gracias a Dios, actúa tanto dentro como fuera de la iglesia institucional, tanto en los miembros de la iglesia como en los que no están relacionados formalmente con ella o no comparten la misma creencia. 10 San Lucas 18:7-8 11 No creo que Dios de ninguna manera se ofenda si le planteamos nuestros sentimientos tal cual son. También, por nuestra parte, deberíamos no sólo discutir desde un monólogo sino estar dispuestos a escuchar lo que tiene para decir o hacernos sentir allí en lo profundo, más allá de las palabras. 12 Como se dice muchas veces, rezando como si todo dependiera sólo de Dios pero, al mismo tiempo, trabajando y luchando como si todo dependiera sólo de nosotros.


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