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Algunas Características Generales de los Textos Académicos

y Leal Vera, R. A. (2017) muestran que la falta de conocimientos del proceso de producción textual y la escasa experiencia que poseen los estudiantes al terminar el estudio generan que este proceso de escritura sea difícil y que no siempre se logren los objetivo personales y sociales planteados, de ahí la importancia de atender contenidos específicos para estudiar funciones, estructuras, convencionalidades, etc. Los autores, citando a Castelló (2007), plantean que conocer las características de los textos permitirá a los estudiantes direccionar su

proceso.

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A continuación, resumimos algunas de estas peculiaridades, con el fin de reflexionar sobre la importancia de atender, a través de recursos comunicativos, lingüísticos y pragmáticos, dichas convencionalidades y dimensionar el alcance del documento terminal.

Algunas Características Generales de los Textos Académicos

Características Generales de los Textos Académicos

ü La escritura académica conlleva una estructuración y un tipo de enunciados concretos, (Bajtin,1982). ü Los textos académicos son productos comunitarios, por responder a ciertas convenciones, tener un interés científico y pertenecer a una disciplina específica, (Teberosky (2007). ü El propósito de los textos académicos es construir y expandir el conocimiento a partir de criterios sistemáticos y regulados basados en los métodos, enfoques y procedimientos científicos (Lobato-Osorio, 2019). ü La escritura académica “es una actividad que contribuye a la divulgación y validación de los resultados o hallazgos de investigación entre una comunidad científica especializada” (Rodríguez Hernández, B. A. y García Valero, L. B. (2015), p.2). ü Las funciones de los textos académicos son múltiples y combinables: instruccional, porque enseñan la forma en que se realizan ciertas prácticas, metodologías, o sistemas; informativa, al presentar conceptos, ideas teorías, fórmulas o principios científicos; y formativa porque fundamentan, aplican o razonan sobre algún tema o teoría propios de la disciplina a la que pertenece. (Vidal-Moscoso, 2016).

Funciones que llevan implícita la validación y difusión del conocimiento

construido.

Tabla 1 Elaboración propia. Algunas Características generales de los textos académicos.

2ª Sesión ¿Quién es el Destinatario del Documento Terminal?

Durante la elaboración y revisión del documento terminal, y sobre todo en la última etapa de rescritura, el estudiante se pregunta sobre la persona y tiempo gramatical en que debe estar escrito el trabajo, espera una respuesta canónica institucional sin reflexionar sobre porqué ha escrito en diferentes tiempos verbales y personas gramaticales y qué implicaciones tiene hacer cambios.

Al desarrollar la investigación, proyecto y/o propuesta, el estudiante que escribe y su tutor son el lector, ambos hacen uso de la lectura para pensar, hacer, reconstruir. Al concluir cada apartado y al tener la primera versión terminada es necesario imaginar a los potenciales destinatarios y dedicar trabajo exclusivo a la revisión y corrección del escrito pensando en ellos. Lo que significa, volver al inicio para reescribir y generar un texto que responda a destinatarios concretos y a las intenciones académicas y sociales por las que éstos se escriben: Ofrecer un

aporte a la disciplina en la que se inserta y buscar persuadir al lector de la legitimidad del

aporte, (Ramírez. S. 2013). Finalidades que, si bien están presentes desde el inicio del trabajo, deben atenderse con precisión en momentos de revisión, realizando cambios en: tiempos, personas gramaticales, maneras de presentar la información, vocabulario, estructuras sintácticas, tono e intención.

Estos cambios permiten que el documento mejore en coherencia y cohesión, lo que favorece la validación y divulgación del conocimiento. Para ello, es fundamental que el estudiante realice un análisis metacognitivo reconociendo su proceso de escritor - autor de un documento con un destinatario y objetivo que van más allá de él mismo. Proceso que reconocen, Cassany, 1988 y Carlino, 2004, citados en Rodríguez Hernández, B. A. y García Valero, L. B; (2015), como el paso de una prosa de escritor a una prosa de lector.

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