Revista final vargas

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15-VARGAS: MEMORIAS DE UN DESASTRE. TESTIMONIOS DE LAS PERSONAS QUE VIVIERON LA TRAGEDIA

04-VARGAS: EL ESTADO MÁS NUEVO 06-VARGAS: CRONOLOGÍA DE UN DESASTRE 14-OPINIÓN: VARGAS 16 AÑOS DESPUES DE LA TRAGEDIA


VARGAS: EL ESTADO MÁS NUEVO VARGAS: CRONOLOGÍA DE UN DESASTRE VARGAS: PERDIDAS HUMANAS Y ECONÓMICAS VARGAS: DESPUES DEL DESASTRE VARGAS: ¿SE PODIA PREVENIR LA TRAGEDIA? Anthony Silva Estudiante de Ciencias Política y Relaciones Industriales DIRECTOR JEFE DE EDICIÓN EDITOR DISEÑADOR

OPINIÓN: VARGAS 16 AÑOS DESPUES DE LA TRAGEDIA VARGAS: MEMORIAS DE UN DESASTRE


La tragedia de Vargas, que afectó del 25 al 35 por ciento de los venezolanos, dejó en el país pérdidas por más de 4 mil millones de dólares, más de 500 mil personas sin acceso al agua potable por varios días lo que originó brotes de enfermedades, cerca de 200 mil damnificados y más de 30 mil fallecidos. Estas son algunas de las tantas cifras que se han manejado después de la tragedia que arrasó con un Estado. Vargas, El dolor de un pueblo retrata la ciudad, los sucesos, causas y consecuencias de la tragedia de 1999, una de las más fuertes en la historia de Venezuela. Además de eso, tendremos algunos testimonios de los sobrevivientes sobre las Memorias de un desastre. Venezolanos como Leonel Rodríguez y Yolanda Clemente nos traen sus vivencias durante y después de la tragedia.


El estado Vargas se encuentra ubicado al Centro Norte del país, en lo que se conoce como el Litoral Central o costa central de Venezuela. Limita al norte con el Mar Caribe, al sur con el Distrito Capital y Miranda, al este con el estado Miranda y al oeste con el estado Aragua. El Instituto Nacional de Estadísticas de Venezuela, estima que para el año 2010 la población del estado Vargas es de aproximadamente 340.000 habitantes, ocupando así, el lugar número 21 con respecto a su densidad poblacional

SUPERFICIE: 1.496 KM² 0,16% DEL TERRITORIO

Población (según INE para el 2010): 340.000 habitantes 1,29% del país

El estado Vargas debe su nombre al médico venezolano José María Vargas, oriundo de la ciudad y quien entre 1835 y 1836 ocupara la presidencia de la República. La región ha experimentado cambios significativos con los años: durante la época colonial, el territorio de Vargas formaba parte de la provincia de Caracas, hasta que en el año 1936 se constituyó como el Departamento Vargas. En 1988 pasó a ser un municipio y en el año 1998 fue elevado por decreto presidencial a la categoría de estado, convirtiéndose así, en el más nuevo de los 23 estados del país. 04


La economía del estado Vargas, se basa en actividades múltiples y de diversos orígenes, siendo especialmente importantes aquellas relacionadas con el turismo. En este sector se han realizado grandes inversiones, especialmente para la construcción de zonas residenciales, hoteles, posadas, clubes, balnearios, restaurantes y el mantenimiento y restauración de sus playas y el casco histórico. A pesar de ser un estado costero, la actividad pesquera es moderada, debido a un escaso desarrollo de su plataforma continental y a la enorme competencia en el desarrollo de actividades más lucrativas. Una de las actividades más lucrativas y con mayor atractivo para los habitantes del estado, es la que provee la zona aduanera, el Aeropuerto Internacional, el puerto y los centros de transporte terrestre.

Perteneciente a la Cordillera Central de la Costa, el estado Vargas presenta una amplia costa frente al Mar Caribe. Su relieve se destaca por una interrupción que le recorre de oeste a este, formando el Valle de Tacagua cuyas laderas a menudo se internan en el mar. Sin embargo, al sur del estado, encontramos las faldas del cerro El Ávila, de donde se desprende la denominada Fila Maestra, en la cual se encuentra varios picos y montañas importantes como el Pico Naiguatá (2.765 msnm), la Silla de Caracas (2.478 msnm) y el pico de El Ávila (2.159 msnm).

En la mayor parte del territorio del estado Vargas, el clima es tropical-cálido o semiárido, especialmente en La Guaira y Catia La Mar. La temperatura promedio de la zona oscila entre los 25°C y los 28°C, con pocas variaciones térmicas y precipitaciones irregulares y escasas. Sin embargo en zonas más altas como El Junko, Galipán y Carayaca, el clima es tropical templado. Se encuentra una vegetación del tipo xerófila como matorrales, espinales y cardonales por el clima seco y caliente de algunas zonas, también se encuentran en los bosques tropicales especies como el Cuji, La Ceiba y el Jabillo y en las zonas más altas de temperaturas bajas se encuentra vegetación como el el Cedro, la Caoba, el Saman y el Apamate.

Algunos de los ríos más importantes del estado Vargas son: El río Chuspa, de bajo raudal, El Caruao, de caudal más voluminoso y el río La Sabana de la parroquia Caruao, el río Limón, Maya, Petaquirito, Uricao y Chichiriviche perteneciente a Carayaca, El río Naiguatá, Paradero y Botuco, de bajo caudal, pertenecientes a Los Caracas en la parroquia Naiguatá, el río San José que nace en Galipán y desemboca en Macuto y el río Mamo en Catia La Mar, entre otros. Entre las quebradas, podemos mencionar la quebrada de German, en La Guaira y la quebrada de Mapurite en Maiquetía.

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Un fenómeno meteorológico similar sucede en la misma zona del 15 al 17 de febrero de 1951 cuando el río Naiguatá cambia de cauce arrasando consigo numerosas casas mientras que otros ríos como el Osorio y el Caracas crecen por las precipitaciones afectando, el primero de ellos, a la ciudad de La Guaira. Estas precipitaciones se calcularon en cerca de 530 mm de agua en tan sólo 60 h.

El mes de noviembre y especialmente en diciembre se produjeron precipitaciones significativas: 15 días de lluvias torrenciales continuas desde finales de noviembre, hasta alcanzar 911mm en 3 días. Durante un periodo muy se dieron lluvias de gran magnitud y en particular, el día 15 de diciembre en la noche llegamos a tener lluvias, que en una hora acumularon más de 72 milímetros. Todo esto generó una perspectiva catastrófica para el Estado Vargas.

Se declara la primera alerta en la zona del estado Vargas por parte del organismo de Defensa Civil regional, luego de 5 días de lluvia han caído en la zona más de milímetros de agua y al menos 200 viviendas ya habías sido destruidas. El centro de información de la Fuerza Aérea de Venezuela advierte que sólo en el estado Vargas estaba lloviendo 3 veces más que el promedio histórico

El Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales emite una alerta mientras que las precipitaciones llevan un acumulado de 250 milímetros de agua causando para el momento al menos un millar de damnificados.

Fuertes precipitaciones azotan la costa norte de Venezuela, el fenómeno se origina cuando vientos del norte intentan pasar las montañas del litoral central descargando la mayor parte de la humedad que contenían sobre las laderas montañosas de la Serranía del Ávila

Mientras los venezolanos se preparan para votar en el referéndum para la aprobación de una nueva Constitución para el país que se efectuaría al día siguiente, las precipitaciones en el litoral central continúan, los bomberos de la región consideran decretar el estado de emergencia en la zona, el gobierno nacional no hace caso a la petición, Chávez cita la célebre frase del Libertador "Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca" 06


El día 15 es recordado como "El día que la montaña avanzó hasta el mar", las fuertes precipitaciones de los últimos días dan origen a extensos deslaves y derrumbes en las laderas montañosas de la Serranía del Ávila que vienen a ocasionar crecidas inmensas y violentas del caudal de los ríos. Por la gran pendiente de sus cuencas, comienzan a arrastrar gran cantidad de sedimentos, volúmenes inmensos de agua y rocas enormes de hasta 9 metros de diámetro (el tamaño de un autobús) alcanzando velocidades de hasta 60 km/h o más y profundidades de hasta 9 metros

Las precipitaciones aún continúan y los deslaves ya han dejado pueblos destruidos a su paso. 11 estados del país se encuentran afectados por el fenómeno climático. Las precipitaciones acumuladas alcanzan los 1.200 mm en dos semanas y la increíble cantidad de 1.700.000 metros cúbicos de lodo y sedimentos son arrastrados por los caudales de los ríos hasta las costas Luego de que el tiempo lo permite, y con todas las vías de acceso trancadas por derrumbes en el estado Vargas, se inicia la ayuda por aire a dicha entidad desde Caracas, los niños y las personas mayores son los primeros en ser rescatados. Los servicios meteorológicos de Venezuela, Brasil y Estados Unidos confirman que las lluvias continuarán en la zona por los próximos días, pero que las mismas disminuirán de intensidad. El Gobierno nacional declara 5.000 a 7.000 muertos, cerca de 94.000 damnificados y más de 130.000 evacuados como consecuencia de los deslaves. Estado de Emergencia en 8 de las 23 entidades del país. La cifra de muertos asciende a 16 mil según estimaciones del gobierno, contingentes de las fuerzas armadas y voluntarios comienzan un rescate por todos los medios posibles, Barcos de la armada atracan en las costas del estado Vargas a fin de evacuar a los sobrevivientes. 07


Según cifras del Ministerio de Salud, esta tragedia afectó directamente al 25 por ciento de los venezolanos, quienes para ese entonces (1999) habitaban en el Litoral central de Venezuela. En el orden económico este desastre dejó al país pérdidas por más de 4000 millones de dólares, sin contar con el elevado costo humano y psicológico que la población del estado Vargas y estados vecinos tuvieron que afrontar. El fenómeno fue de tal magnitud, que el Presidente de la Cruz Roja Internacional estimó, preliminarmente, alrededor de 50.000 muertos. Ante la emergencia se constituyeron comités de atención inmediata. A partir de las primeras horas, se dispuso de un gran número de helicópteros para iniciar la evacuación de las víctimas. Asimismo, a medida que la lluvia amainaba, pudieron llevarse a cabo operaciones que permitieron acercar los barcos de la Armada Nacional al sitio y evacuar alrededor de 100.000 08 personas en pocos días.


ALGUNA DE LAS ZONAS AFECTADAS, Y LOS EFECTOS DEL LOS FLUJOS ALUVIONALES.

-70% de la población del estado fue afectada (unas 240.000 personas) -Evacuación de más de 100.000 personas -10% de las viviendas destruidas (8.000) -5 hospitales ambulatorios dañados

y

-Sistemas de aguas negras y blancas colapsados -85% vialidad destruida

troncal

-Paralización del puerto, aeropuerto y actividad recreacional “La Tragedia de Vargas nos obligó a entender, de una manera brutal y dolorosa, que un desastre no es sólo el producto de un fenómeno natural, sino, sobre todo, de la intervención humana en el paisaje, de la ignorancia, del nivel de desarrollo social de los pueblos y de la falta de planificación en la ocupación urbana” (Lafuente y Genatios, 2003).

-30% infraestructura educativa afectada -4.000 MM$ materiales

en

daños

-Se manejan cifras de 12.000 a 15.000 víctimas, entre muertos y desaparecidos 09


Luego del rescate de la población, se tomaron medidas de ubicarlos en refugios transitorios en varia ciudades importantes del país. Posteriormente se comenzaron a construir y a asignar viviendas para la población, con el agravante de la reducida disponibilidad de espacio urbano en el propio estado Vargas. La ocurrencia del deslave mostró la vulnerabilidad de terrenos y lo inadecuado de su ocupación.

Para setiembre de 2000, nueve meses después de la tragedia, los organismos de vivienda habían entregado 17.000 viviendas a damnificados de Vargas en distintas regiones del país.

La atención a esa tragedia y la orientación que se siguió para ubicar a las personas en distintas regiones del país, en esa primera etapa colocó a las 14.000 familias que fueron afectadas por la catástrofe en distintos desarrollos habitacionales a todo lo largo y ancho del país, promoviendo su integración en cada una de estas regiones.

Desde la primera etapa de la emergencia se constituyó a nivel del Ejecutivo Nacional, comisiones de atención a la emergencia. A partir de la necesidad de unificar el proyecto se crea la Autoridad Única de Área del Estado Vargas (AUAEV) con el objetivo de realizar los estudios para la reconstrucción del Estado Vargas. 10

Autoridad Única de Área del Estado Vargas (AUAEV)


Las universidades toman un papel importante en la reconstrucción al proponer diseños y urbanismos para el estado Vargas, sin embargo, ninguno fue finalmente desarrollado. Durante los primeros meses del año se centra toda la ayuda en removerlos escombros de las zonas afectadas. Se inicia la restauración de las principales vías en el estado Vargas y la recuperación de la Autopista Caracas - La Guaira.

En el año 2005 Se decide emprender un nuevo plan de acción para la reconstrucción del estado, el llamado Plan Vargas con un monto de inversión de unos 920 millardos de bolívares que para ese momento equivalen a unos 427.000.000 dólares, el plan se propone minimizar los riegos en las quebradas y zonas de posible desbordamiento de ríos y quebradas así como reactivar el sector turístico del estado Vargas

A los pocos días del desastre, numerosos países y organizaciones alrededor del mundo ofrecieron su cooperación y ayuda a los venezolanos, entre el apoyo recibido se cuentan equipos de rescate, comida, medicinas, agua potable, sábanas, asistencia médica, hospitales de campaña, helicópteros, equipos de construcción además de dinero

-BANCO MUNDIAL -BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO -COMISIÓN EUROPEA -CORPORACIÓN ANDINA DE FOMENTO -CRUZ ROJA -OEA -OPEP -PNUD -UNICEF 11


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“Las pérdidas materiales eran ya inevitables, no había forma de proteger a las edificaciones del deslave, pero miles de vidas humanas sí podrían haberse salvado”.

ANTECEDENTE. La historia habla de varios acontecimientos similares al ocurrido en diciembre de 1999 en la misma zona. Uno en 1798 y otro en 1951. FUERTES LLUVIAS. Se debe destacar que para el día 4 de diciembre, 12 días antes del deslave la precipitación acumulada de cuatro días de lluvias superaba la barrera de los 200 milímetros. Los medios informaban que tan sólo en Vargas ya había 200 viviendas destruidas. LAS ELECCIONES. En un informe elaborado por Alejandro Peña Esclusa, y publicado el 10 de julio de 2000, explica que “tres días antes de la tragedia, las precipitaciones habían superado ya la barrera histórica y los servicios de meteorología pronosticaban más lluvias. Sin embargo, todo parece indicar que autoridades asignaron una mayor prioridad al proceso electoral y decidieron desestimar los alarmantes informes sobre la emergencia pluvial”. Y denuncia que “la alternativa era suspender el referéndum y emprender una rápida evacuación de los habitantes de Vargas. Las pérdidas materiales eran ya inevitables, no había forma de proteger a las edificaciones del deslave, pero miles de vidas humanas sí podrían haberse salvado”.

Si bien el fenómeno de 1951 no tuvo la magnitud de la catástrofe de lo sucedido en 1999, las autoridades competentes debían saber que una vez superada la cifra récord de precipitaciones de aquel año, podría iniciarse un proceso similar de deslave. Tres días antes de la tragedia, las precipitaciones habían superado ya la barrera histórica y los servicios de meteorología pronosticaban más lluvias. Sin embargo, todo parece indicar que autoridades asignaron una mayor prioridad al proceso electoral y decidieron desestimar los alarmantes informes sobre la emergencia pluvial. 13


Han pasado casi 16 años desde lo ocurrido aquel 15 de diciembre de 1999 en el Estado Vargas, donde murieron miles de personas y los sobrevivientes perdieron sus hogares, sus familias y el rastro de una vida. De aquel 15 de diciembre quedan las imágenes y la preocupación de todo un país, pero después de tanto tiempo parece que no ha sido suficiente para un Gobierno reconstruir aquella Vargas que se quedó bajo el barro. Después del desastre se invirtió dinero, ayuda internacional y tiempo, pero todo ligado a una improvisación y falta de esfuerzo. La naturaleza demostró que hay zonas que no deben ser ocupadas pero sin embargo no parece ser tomado en cuenta ni por el Gobierno, ni por los ciudadanos que han vuelto a sus antiguos terrenos para intentar retomar lo que está bajo sus pies. Vemos un ejemplo de ello en las construcciones de Misión Vivienda, que han sido edificadas en zonas donde el 15 de diciembre de 1999 corrió el agua. Los desastres como estos deben ser aprovechados para un desarrollo, para recomenzar y reducir vulnerabilidades pero aunque existía la posibilidad de lograr ese desarrollo con el Estado Vargas, parece que prefirieron mantener la dependencia en lugar de generar capacidades.

Conforme a cifras del Fondo Único Social y de la desaparecida Autoridad Única de Área del Estado Vargas, la tragedia de Vargas dejó saldo de 54.392 damnificados y 240 mil varguenses afectados, cuyas viviendas podían ser recuperadas. El último censo revela que cerca de la mitad de estos varguenses regresaron a recuperar sus casas. Protección Civil Nacional registró unas 40.600 viviendas afectadas en el deslave. Aproximadamente 45% (unas 18 mil), fueron declaradas inhabitables. Hoy al menos 35% de estas viviendas volvieron a ser ocupadas. Cabe destacar que a raíz de la tragedia se aprobó la Ley de Gestión de Riesgos Socionaturales y tecnológicos. Un instrumento para planificar el desarrollo del país considerando las amenazas naturales. Pero de nada vale crear mecanismos si no se aprovechan, y este Gobierno es experto en eso. Estas herramientas deben ser usadas para evitar la improvisación en el desarrollo urbanístico del país, se debe aprender la lección que nos enseñó el Deslave de Vargas. Lamentablemente siguen pasando los años pero aún no tenemos cifras oficiales de fallecidos y desaparecidos y Vargas aún mantiene cicatrices de lo que fue uno de los desastres más mortales que ha sufrido Venezuela. Anthony Silva.

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Leonel Rodríguez: “Vimos a orillas de la carretera a gente muerta que el agua había arrastrado” En Carmen de Uria, una de las zonas más afectadas por el fenómeno de 1999, Leonel Rodríguez presenció junto a su familia y algunos vecinos lo que considera la peor experiencia que ha tenido en su vida: “Nosotros nos levantamos a las 12:00 de la noche, cuando reventó el río en medio de la calle y se llevó a un poco de carros hasta el parque, pero no pensábamos que iba a ser tan fuerte”. Relató que a eso de las 5:30 am querían salir, pero empezó a desprenderse parte la montaña y tuvieron que quedarse donde estaban. “Esperamos que bajara un poco la corriente y nos fuimos hacia un lado, donde había quedado una casa, para bajar. Al llegar ahí vimos a orillas de la carretera a gente muerta que el agua había arrastrado”, relató. A la fuerza abrieron las puertas del Rey del Pescado, un establecimiento comercial muy conocido en la zona, con la intención de encontrar algunos insumos alimenticios y repartirlos entre las personas. “Eran como las 3:00 de la tarde cuando abrimos ese negocio y empezamos a darle comida a la gente que estaba por ahí tapándose de la lluvia con el capó de los carros y bolsas plásticas”, añadió.

Pasaron varias horas y al llegar la noche intentó trasladarse a Camurí Grande, donde vivía la otra parte de su familia, pero al llegar a Naiguatá escuchó a algunas personas decir que Camurí había desaparecido. Sin embargo, eso no le hizo desistir y siguió caminando bajo la lluvia.

Allá se encontró con una mala noticia: 14 personas entre familiares y amigos, que intentaron salir de Naiguatá habían desaparecido. Después de pasar la zona de los restaurantes, refiere, se fueron al Tigrillo, donde las familias se estaban reuniendo. “Antes de llegar al Tigrillo había una quebrada que al atravesarla la gente se quemaba los pies”, agregó. La casa materna que estaba Carmen de Uria, precisa Rodríguez, quedó intacta, pero al poco tiempo fue demolida, como muchas otras viviendas, por motivos de seguridad. Hoy él habita Camurí Grande y asegura no tener miedo de seguir en Vargas. Dijo que al principio se hicieron varias propuestas, “pero al final convirtieron la zona en un vertedero de escombros”. Rodríguez admite que la gobernación ha venido realizando distintas mejoras, pero asevera que hay zonas donde no se ha hecho nada. “Aquí la vialidad es un caos, las cloacas son un caos, hay cerros de basura por todas partes, todo el que venga a Naiguatá puede darse cuenta de eso”, fustigó. Varios de los vecinos y las vecinas que vivieron en Uria se han organizado como comunidad y han planteado varias propuestas; entre ellas, la de rescatar y mantener la iglesia para recordar y homenajear cada 15 de diciembre a sus muertos, aseveró. 15


Yolanda Clemente: “Yo esa noche tuve que hacer más de 300 arepas” El sector La Veguita, en Macuto, fue una de las zonas populares que se vio mayormente afectada por las lluvias que castigaron al estado Vargas en diciembre de 1999 y que tuvieron su punto máximo el día 15. La casa de Yolanda Clemente, ubicada en la parte baja del barrio, se inundó de pantano, pero por ser una de las que menos daños sufrieron, sus pisos superiores fueron utilizados para brindar apoyo momentáneo a otras personas que se habían quedado en la calle. “Yo esa noche tuve que hacer más de 300 arepas”, rememoró. Dice que, además de miedo, aquella noche sintió una gran tristeza, porque en la tragedia murieron muchas personas conocidas: “Arriba, cerca de la represa, la avalancha se llevó a una casa completa con la familia adentro y toda se tapió”. A los días, dejó el empleo que tenía en el aeropuerto y se fue a Nueva Esparta, a la casa de unos parientes, con la intención de emprender una nueva vida, pero allí enfermó su hijo, lo que la obligó a volver a Vargas, donde posteriormente falleció. Ella dice que el joven, quien fue un destacado surfista y había sido un muchacho sano hasta ese entonces, murió contaminado por una bacteria que adquirió tras el deslave.

Esgrime no sentir temor por establecerse de nuevo en la misma zona que 15 años atrás fue escenario de un desastre natural, pero recordar las pérdidas humanas le causa dolor. No obstante, considera que eso es algo a lo que hay que acostumbrarse. “¿Qué podemos hacer? La vida continúa”, pronunció. Aunque no ha recibido ningún tipo de ayuda, porque su vivienda sigue mostrando grietas casi en su totalidad y el olor a tierra mojada todavía impregna sus paredes, sostiene que la Revolución ha desarrollado una gran labor en Vargas: “En otro gobierno no le hubiesen dado casa a nadie, ni hubiesen arreglado nada”. Para la señora Clemente, el Gobierno si ha cumplido; “lo que pasa es que hay personas a las que le han dado vivienda y luego las venden o las alquilan porque no les gustan o porque supuestamente no consiguen trabajo en esos sitios”. Hoy en día atiende un puesto de chucherías en la Plaza Andrés Mata, mejor conocida como “Plaza Las Palomas”, que le permite generar ingresos, pero no pierde la esperanza de que algún día le salga su pensión y que el gobierno le ayude a arreglar su casa, porque no cree que vuelva a suceder otra situación similar. Mariangeli Valera, representante del Consejo Comunal de la Veguita, señaló que la comunidad se ha organizado para lograr las mejoras necesarias y que, en ese sentido, a través del programa Barrio Nuevo, Barrio Tricolor, llevarán a cabo reformas en las fachadas de algunas viviendas. A partir de enero, agregó, comenzarán a trabajar con las torrenteras y las aguas servidas. Sin embargo, destaca que en el sector Montesuma no se realizará ninguna obra, debido a que esta ha sido declarada como zona de riesgo, por tanto, la misma debería ser desalojada por completo y sus habitantes reubicados en otras viviendas. 16


Fermín Berroterán: “Cada vez que llueve yo me acuerdo de lo que sucedió en Macuto”

En Macuto las caídas de agua durante las lluvias de 1999 fueron de gran magnitud, ya que el sitio está al pie del Parque Waraira Repano y todo el sedimento que se desprendió de las montañas se vino hacia la zona colonial, describió Fermín Berroterán, sobreviviente de la tragedia. “Aquí vimos muchas personas que fallecieron. Algunos de los que vivían en el sector La Veguita fueron arrastrados por el agua, otros lograron huir hacia la montaña, pero en otro sector unas ciento y pico de personas se refugiaron en una casa que estaba pegada a la montaña y en eso vino un fuerte deslizamiento y los tapió”, relató. Muchos cadáveres de las personas que fallecieron, agrega, quedaron a la vista de los sobrevivientes en la parte baja del a zona colonial. “La Plaza Andrés Mata o Parque de las Palomas quedó completamente tapiada por el lodo y piedras de aproximadamente cinco metros de altura”, asintió.

Incluso, señala que la Contraloría Municipal, los hoteles y la mayoría de las casas fueron abrazadas por un fuerte oleaje de sedimento que alcanzó entre cuatro y cinco metros de altura. Lo mismo sucedió con La Guzmania. “Vivimos esa tragedia con mucho sentimiento, con mucho dolor; no dormíamos, no comíamos, se fue la luz por varios días”, mencionó. Apoyados por la jefatura civil, lograron formar cuadrillas para emprender las jornadas de rescate y limpieza. “Yo estuve como caporal de una cuadrilla de 10 personas, eso ayudó a solventar un poco la problemática”, apuntaló. De acuerdo con el relato del señor Fermín, “todas las calles de Macuto quedaron tapiadas y era difícil ubicar las casas”. Este tipo de acontecimientos, según el testigo, nunca se olvidan: “Cada vez que llueve yo me acuerdo de lo que sucedió en Macuto y así les sucede a muchos de los macuteños”. Dice que los psicólogos que ofrecieron orientación luego de la tragedia les decían que tenían que hablar mucho sobre lo sucedido, “porque eso ayudaba a que con el tiempo lo pudieran ver como una anécdota, algo más normal”. Recordó que en 1951 ocurrió en el país un fenómeno similar, aunque no con las consecuencias de 1999, porque para aquel entonces Vargas no tenía la misma densidad poblacional. “Aquella población era menos y Macuto no tenía la cantidad de viviendas que tenía ahora”, contrastó. Sobre la reconstrucción de Vargas, opina que en años anteriores la gobernación y la alcaldía resolvieron bastante, y ahora el desarrollo ha sido más fuerte con el general García Carneiro. “Eso le ha cambiado la cara al estado en poco tiempo”, justificó. 17


“Estuvimos un buen rato intentando ver por dónde salir. Éramos una pequeña isla en un gran mar, donde sólo se veían los techos de otras casas. El resto era agua” “El frío era terrible. La situación era tal que la sensación de calor cuando orinábamos era el único alivio. El agua que podíamos beber era la que tomábamos abriendo la boca al cielo” “Fue terrible explicarle a mi hijo, de 10 años, que nos íbamos a morir; tratar de decirle que nos encontraríamos con los abuelos arriba en el cielo”

Carlo Di Giacomo. Sobreviviente.

“Recuerdo que me puse frente a una enorme mata de mango, para que cuando el alud me diera por la espalda la entrega fuera inmediata. Era una ola de fango de unos 21 metros de altura” “El precio que tuve que pagar en bienes perdidos es una ganga, a cambio de la vida de mis hijos y mi esposa”

“Cuando estalló la estación eléctrica en el estado Vargas estábamos reunidos guardias, bomberos, rescatistas… En ese momento lo que hicimos fue orar, allí, bajo la lluvia. Hubo un silencio… y cada quien salió a hacer su trabajo” “Me tocó atender la parte de seguridad en tierra. Ayudábamos a los helicópteros a aterrizar, montar a la gente, cuidar que no excedieran el peso y despacharlos” “Después del desalojo aéreo, tuvimos que irnos caminando hasta el aeropuerto de Maiquetía. Estuvimos día y medio caminando, pero trabajando en el camino”

Julio César Ortiz. Rescatista.

“Duré tres días de reposo por una infección en los pies. Cuando llamaron pidiendo de nuevo nuestra ayuda, mi hermana me botó los uniformes para impedir que bajara. Fingí que iba a comprar pan y tomé un taxi: en la sede del grupo de rescate me esperaba una compañera para prestarme su uniforme. Y volví a Vargas” 18


“Llegué a otro techo y, justo cuando estaba sacando a la gente, la casa se fue. Levanté vuelo: los que se habían montado se salvaron, los que se estaban montando se cayeron… y los que se quedaron en el techo se fueron con el agua. Era una carrera contra el tiempo” “Venían con planos dibujados. Que si en tal zona… tres casas más arriba… donde está la antena parabólica… A esa gente había que decirle: ‘señores, eso ya no existe’” “Una de las veces que volví a Caracas me impresionó ver los adornos de Navidad. La gente no caía en cuenta de que detrás de la montaña otros estaban muriendo”

Francisco Pacheco. Piloto de helicóptero.

“Imagina en el cielo 20 helicópteros esperando entrar a Maiquetía, otros 20 cargando combustible y despegando, otros más volviendo cargados de heridos… Era como una guerra… y todo el que ha estado en una guerra queda marcado”

“Yo, como tripulante, era responsable de la seguridad del helicóptero. Había que decidir a quién atender primero, tratar de organizar a las víctimas y, a la vez, defenderse del malandraje, que abordó la zona primero que cualquier nave. Estar en tierra y decidir… ser la sensatez en medio de la crisis” “Tal vez lo más difícil fue tomar la actitud del tirano en algunos momentos. Pero lamentablemente había que tener carácter y decir ‘señores, mientras yo esté aquí tienen una oportunidad de salir, así que se organizan’. Había que gritar, contra el ruido del helicóptero, de la lluvia, de las piedras, frente a personas llenas de pánico”

José “Choco” Armas. Enlace de rescate aéreo.

“Lo más duro era enfrentarse al llanto, a la agonía, al grito… a la impotencia. Te cargas de todo lo que estás viendo y tratas de no transmitirle eso al piloto: necesitas que él esté en sus cinco sentidos”

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