MODERNIDADES Y DESAFÍOS MÚLTIPLES
AUTORES, TEXTOS Y TEMAS
GLOBALIZACIONES Colecciรณn dirigida por Claudio Horacio Lizรกrraga y Juan A. Roche Cรกrcel
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Josetxo Beriain Celso Sánchez Capdequí Javier Gil-Gimeno (Eds.)
MODERNIDADES Y DESAFÍOS MÚLTIPLES
Maya Aguiluz Ibargüen Jeffrey C. Alexander Benedict R. Anderson Josetxo Beriain Francisco Colom González Javier Gil-Gimeno Celso Sánchez Capdequí Bo Stråth Carlos de la Torre Tu Wei-ming
MODERNIDADES y desafíos múltiples / Josetxo Beriain, Celso Sánchez Capdequí, Javier Gil-Gimeno, editores. — Barcelona : Anthropos Editorial ; Santa Fé (Argentina) : Universidad Nacional del Litoral, 2018 285 p. ; 24 cm. (Autores, Textos y Temas. Globalizaciones ; 5) Bibliografías ISBN 978-84-16421-88-6 1. Modernidad: Aspectos sociológicos 2. Teoría social 3. Sociología cultural 4. Cuestiones y procesos sociales 5. Globalización I. Beriain, Josetxo, ed. II. Sánchez Capdequí, Celso, ed. III. Gil-Gimeno, Javier, ed. IV. Universidad Nacional del Litoral (Santa Fé) V. Colección
Primera edición: 2018 © Josetxo Beriain Razquin, Celso Sánchez Capdequí, Javier Gil-Gimeno y otros, 2018 © Anthropos Editorial. Nariño, S.L., 2018 Edita: Anthropos Editorial. Barcelona www.anthropos-editorial.com En coedición con la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fé (Argentina) ISBN: 978-84-16421-88-6 Depósito legal: B. 9.623-2018 Diseño de cubierta: Javier Delgado Serrano Ilustración de portada: Albert Requena Ramiro Diseño, realización y coordinación: Anthropos Editorial (Nariño, S.L.), Barcelona. Tel.: (+34) 936 972 296 Impresión: Lavel Industria Gráfica, S.A., Madrid Impreso en España - Printed in Spain Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia. com; 917021970/932720447).
INTRODUCCIÓN
Esta selección de textos tiene una relación directa con —y en cierta medida constituye la continuación de— otro trabajo de Josetxo Beriain (2005), en donde se abordaba el análisis sociológico del concepto de «modernidades múltiples», acuñado por Shmuel N. Eisenstadt (2000a, 2000b), aplicándolo al estudio de las tipologías de modernidad europea, norteamericana, japonesa y la moderna anti-modernidad del fundamentalismo. El presente volumen se articula a través de dos grandes apartados. En la primera parte hemos situado una serie de ejes de conflicto que atraviesan los distintos tipos de modernidad, así el volumen incluye trabajos sobre la formación de los universales morales a partir del Holocausto, una historia alternativa al «desencantamiento del mundo» que define las guerras culturales modernas, el análisis del papel del populismo en los procesos de modernización y globalización actuales, el análisis de la construcción de la memoria colectiva nacional articulado entre los que todavía no han nacido, los muertos y los vivos, y una nueva mirada sobre la violencia y los cuerpos tomando como referencia estudios de caso de la última dictadura Argentina y el narco en México. En la segunda parte se retoma la labor del volumen publicado en 2005, presentando una serie de estudios de caso de otros tipos de modernidad igualmente relevantes: la modernidad nórdica europea, las modernidades iberoamericanas, la modernidad china y la modernidad sureuropea de España. Frente a la noción de modernidad europeo-occidental, que con carácter canónico predominó en el análisis sociológico, la noción de «modernidades múltiples» denota una cierta perspectiva del mundo contemporáneo —de la historia y de las características de la era moderna— que se sitúa frente a otras más habituales representadas por las teorías clásicas de la modernización y de la convergencia de las sociedades industriales, predominante esta en los años cincuenta del siglo pasado. Todas ellas asumen, explícita o implícitamente, el programa cultural de la modernidad tal como se desarrolló en la Europa moderna, a partir del siglo XVII, y las constelaciones institucionales básicas que allí emergieron a resultas de tal fermento cultural que, finalmente, se impusieron en todas las sociedades modernas o en proceso de modernización. Contra la concepción que considera a la modernidad occidental como un concepto omni-abarcante, que ha sido el original del que se han sacado copias a lo largo del mundo, el concepto de «modernidades múltiples» desarrolla el programa cultural y político de la modernidad en muchas civilizaciones, civilizaciones-estado como China, y estados nacionales en sus propios términos. Los desarrollos actuales, sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial, en 5
las sociedades en proceso de modernización, han refutado los presupuestos homogeneizadores y hegemónicos del programa a la postre hegemónico de la modernidad occidental. La modernidad comprendida en este sentido no es una civilización unificada, global en su extensión, sin precedentes en su capacidad de intrusión y destructividad. Más bien, el programa cultural y político moderno sería un conjunto de notas provisorias, es decir, un conjunto de esperanzas y expectativas que comportan algunas condiciones mínimas de adecuación que pudieran ser exigidas de las instituciones macro-sociales, sin importar cuánto pudieran diferir estas instituciones en otros respectos. Quizás, una de las características más importantes del programa moderno es su potencial de auto-corrección, su habilidad para hacer frente a problemas ni siquiera imaginados en su programa original. Fue la combinación de la conciencia de existencia de diferentes posibilidades ideológicas e institucionales, con las tensiones y contradicciones inherentes en el programa cultural y político de la modernidad, lo que constituye el núcleo de la modernidad como Segunda Época Axial Global. Esta combinación dio lugar a la cristalización de diferentes modelos de modernidad o modernidades múltiples. En esta línea Sanjay Subrahmanyam argumenta que «la modernidad es históricamente un fenómeno global y coyuntural, no un virus que se extiende de un lugar a otro. Está localizada en una serie de procesos históricos que ponen en contacto a las sociedades hasta ahora aisladas, y debemos buscar sus raíces en un conjunto de fenómenos diversos —el sueño mongol de conquista mundial, los viajes europeos de exploración, las actividades de los comerciantes textiles indios en la diáspora, la “globalización de los microbios”, etc.— que los historiadores de la década de los sesenta del pasado siglo investigaron. Sin embargo, estos fueron procesos desiguales, [...] Nuestros mayores errores han sido dos: identificar “modernización” con el crecimiento de un cierto tipo de uniformidad y asociar la modernidad con prosperidad. Cualquier antropólogo amateur que haya estado en París o en Manhattan, símbolos de la “modernidad” por tanto tiempo, puede comprobar el profundo error de ambos supuestos con solo una pequeña reflexión» (1998, vol. 127, nº 3: 99-100). Tal y como señala Ivan Krastev, las tendencias modernizadoras y globalizadoras conectan a la gente, pero no la integran necesariamente en el seno de sus respectivas comunidades (2017: 68). Esto originará tensiones y reacciones recursivas dentro del programa cultural de la modernidad a través de los conflictos de interpretación generados entre los distintos grupos contendientes que se manifiestan en oleadas. Así se manifiestan los movimientos fundamentalistas modernos, que constituyen uno de esos grupos de movimientos que se desarrollan en el marco de la civilización moderna y de la modernidad como lo fueron los movimientos socialistas, los nacionalistas y los fascistas (Eisenstadt, 1999). Las ideologías promulgadas por los movimientos fundamentalistas constituyen una parte del discurso continuamente cambiante de la modernidad, especialmente en la medida en que se desarrolla a partir del final del siglo XIX. Estos movimientos interactúan con otros constituyendo puntos de referencia mutuos. De hecho, el fundamentalismo «revivalista» de origen evangélico de comienzos del siglo XX, tiene su réplica en Europa en el integrismo católico que hunde sus raíces en una larga tradición que se origina en la Contrarreforma. Este último apuesta por una fusión entre la religión y la política, situando como el enemigo a batir al Estado nacional secular. Según Em6
manuel Sivan, el movimiento fundamentalista se estructura como una «cultura de enclave» (2003: 30-33), como una fragua de militancia religiosa y política desde la que los autodenominados «verdaderos creyentes» intentan detener la erosión de la identidad religiosa, fortificar las fronteras de la comunidad religiosa y crear alternativas viables a las instituciones y a las conductas seculares. Los nuevos líderes populistas, como Donald J. Trump en Estados Unidos, Narendra Modi en India, Tayip Erdogan en Turquía, Victor Orban en Hungría, Andrej Duda en Polonia y Theresa May en Inglaterra, representan una nueva oleada de movimientos reactivos dentro de la propia modernidad, que reconocen que aspiran al liderazgo nacional en una era en la que la soberanía nacional está en crisis. El síntoma de esto es precisamente que ningún estado nacional controla lo que podríamos llamar economía nacional. En otras palabras, la pérdida de soberanía económica en todos los lugares produce un cambio que se dirige a enfatizar la soberanía cultural. Este giro hacia la cultura, entendida como el espacio en el que reside la soberanía nacional adopta formas variadas, tal y como señala Arjun Appadurai (2017: 3 y ss.). Quizás, como caso paradigmático podíamos citar el lema de D. Trump: «Let’s make America great again», entendiendo por América un lugar en el que la línea de color blanca recupere su aura perdida, tiene como su condición de posibilidad otro lema no menos importante, relacionado con lo que el nacional-populismo realmente piensa sobre la democracia: «las elecciones son aceptables, pero, solo si ganamos nosotros». En realidad, las elecciones hoy —y las últimas elecciones en Estados Unidos son un buen ejemplo al respecto— se han convertido en una forma de dar «salida» a las «voces», en los términos de Albert Hirschmann, que se han ido formando en oposición a las tendencias democráticas mayoritarias. En medio de las tendencias dominantes de globalización y modernización desplegadas por el neoliberalismo, surgen estas contra-tendencias que tienden hacia el gobierno autoritario, con sus formas específicas en cada lugar. El impulso globalizador y modernizador neoliberal ha generado, como su consecuencia no pretendida, un resentimiento —en los términos presentados por Pankaj Mishra, 2017: 110— que junta las líneas de clase y las líneas de color en un nuevo coctel de geometría variable, en el que el objetivo fundamental es reafirmar la soberanía cultural supuestamente perdida ante el vendaval de la globalización. La primera parte de este libro consta, como ya hemos anunciado, de una serie de ejes de conflicto que atraviesan todas y cada una de las modernidades objeto de análisis en la segunda parte. La contribución de Jeffrey C. Alexander titulada «La construcción social de los universales morales» analiza la génesis social de la noción de trauma cultural. A partir de la experiencia de la barbarie nazi sobre el pueblo judío, el autor se detiene en el análisis de los procesos morales y culturales que hicieron posible que, a mitad del siglo pasado, el caso de sufrimiento social infringido por un grupo sobre otro, se transformara en trauma cultural definido por su carácter universal. En este caso, la condición de víctima trasciende la esfera particular para incluir al conjunto de la humanidad. J.C. Alexander se aproxima a la cuestión del trauma no en términos ontológicos, muy al contrario, se detiene en las dinámicas culturales en las que la oscilación de emociones y afectos cargan determinados episodios con una densidad simbólica y les convierten en únicos, en algo sin precedente histórico. Es el caso del Holocausto. Si bien no siempre fue concebido como trauma, llegado un momento de densidad simbólica la sociedad ve en él la 7
máxima expresión del mal sagrado, en la terminología de Émile Durkheim, de un mal desprovisto de cualquier tipo de explicación racional. Se trata, por tanto, del momento fundacional de una experiencia de renovación moral en la que el reconocimiento del sufrimiento humano cobra vida en la solidificación de esas emociones morales a través de un complejo simbólico (museos, himnos, estatuas, pinturas, etc.), que evoca la universalidad de toda experiencia de sufrimiento humano. El segundo trabajo, escrito en coautoría por Josetxo Beriain y Celso Sánchez Capdequí, plantea una interpretación alternativa de la historia del «desencantamiento del mundo» —desarrollada por Max Weber en términos de racionalización de estructuras de conciencia primero religiosas y después científicas— realizando una labor de genealogía del propio concepto a partir del propio M. Weber, releído por las últimas aportaciones metodológicas y sustantivas de trabajos recientes de Merlin Donald y de Robert N. Bellah, según las cuales la evolución cultural no estaría representada por una concepción finalista-teleológica, cuyo motor sería el «desencantamiento del mundo», que llevaría de una cultura mágico-simbólica a una cultura racional científica. Un análisis detallado de la obra de M. Weber pone de manifiesto que el mito y el logos, la cultura mítica y la científico-racional, el encantamiento y el desencantamiento del mundo coexisten en la modernidad en la forma de «viejos y nuevos dioses». Aquí el diagnóstico de M. Weber y É. Durkheim coinciden al advertir que cada sociedad produce sus propias formas sagradas. Como afirman los dos autores de este trabajo: «Debemos tener muy presente que las antiguas formas sagradas de las religiones universales no han muerto (contra Friedrich Nietzsche y É. Durkheim) y, sin embargo, han nacido otras formas modernas —como la nación y la persona humana que han sido sacralizadas según É. Durkheim— que compiten con aquellas, entre sí y, como ha puesto de manifiesto M. Weber, con los nuevos dioses desencantados de los órdenes seculares en una lucha sin fin». El trabajo de Carlos de la Torre, titulado «Populismo, modernización y globalización: leyendo a Donald Trump desde Latinoamérica», realiza una interesante genealogía sociológica del populismo. Comienza analizando las visiones del populismo surgidas a partir de las teorías durkheimianas de la modernización y la anomía, según las cuales el populismo sería una «reacción irracional a las dislocaciones originadas por el proceso de modernización» que, con el paso del tiempo, desaparece como los efluvios hormonales de la adolescencia. Así, toma en consideración los análisis de Talcott Parsons sobre la emergencia de populismos como efecto colateral episódico de los procesos de modernización, los análisis de Richard Hofstadter que explican la crisis agraria de finales del siglo XIX en Estados Unidos, que se produjo como consecuencia de la reacción populista de sectores sociales de baja educación marginados por el proceso de modernización industrial. Gino Germani interpretó el auge del populismo en Argentina en los años treinta y cuarenta del siglo pasado en términos parecidos. Considerar el populismo como la «respuesta irracional de los más pobres», que sería el común denominador de las posiciones anteriores, deja de lado —a juicio de C. de la Torre—, sin explicar, toda una serie de factores que lo constituyen. En este sentido, el autor propone situar el populismo moderno en perspectiva histórica, analizando inicialmente los fracasos del orden neoliberal en Venezuela, Bolivia y Ecuador, para entender el final del consenso neoliberal en Estados Unidos con la llegada de D. Trump. Es importante realizar una 8
genealogía del concepto de «pueblo» para entender el populismo, bien como población con una pluralidad de intereses o bien como «pueblo-como-uno» cuya expresión se visualizaría en el líder carismático. Es importante, por tanto, analizar las diversas estrategias populistas. Finalmente, C. de la Torre analiza la deriva autoritaria —tanto de izquierdas como de derechas— del populismo debido a la lógica populista que construye al «pueblo-como-uno» con arreglo a una dualidad, la pars pro toto, que sitúa al «pueblo» del lado de la estrategia populista como si representará objetivamente a toda la sociedad. Benedict Anderson a través de su contribución, titulada, «La construcción de la memoria colectiva nacional: los que todavía no han nacido, los muertos y los vivos», trata de responder una pregunta que no es ni mucho menos baladí si queremos adquirir conciencia de los elementos de fondo que actúan cuando se apela al nacionalismo como respuesta a determinadas problemáticas que aparecen en el juego social: ¿cuál es la fuente de la que bebe y a partir de la que se articula la idea de la bondad de la nación? Anderson ofrece tres respuestas que están íntimamente relacionadas con el sujeto o sujetos colectivos concretos que portan el ‘carisma’ de dicha bondad. En primer lugar, la fuente de la misma puede estar en aquellas personas —miembros de la nación— que no han nacido todavía. En este escenario, la acción de los que sí han nacido tiene que ser ejemplar para conservar sin mácula, en potencia, esa bondad orientada hacia el futuro. En segundo lugar, la fuente de la bondad puede radicar en los vivos. Ahora bien, para B. Anderson no todos los vivos pueden ser portadores de la misma, sino solo aquellos que no están contaminados por impurezas, ya sean de tipo sexual o relativas a la pérdida de la inocencia infantil. En este segundo escenario, es el tiempo presente (y no ya el futuro) el que proporciona la materia sobre la que se articula la idea de bondad de la nación. Finalmente, y, en tercer lugar, la fuente puede ser atribuida a los que estuvieron y ya no están, esto es, a los muertos. Desde esta perspectiva, aquellos que dieron su vida por la nación se sitúan en una dimensión paralela y privilegiada —con respecto a los que no han entregado todavía su vida y con respecto a los que murieron por otros motivos que no fueron la entrega desinteresada al bien nacional— en la que se despojan de las impurezas propias de la edad adulta, convirtiéndose en fuente de legitimidad a través del acto sacrificial realizado en aras de la mayor gloria nacional. Por lo tanto, para B. Anderson los sujetos —ya sean los futuros, los presentes o aquellos que habitaron en el pasado, como ocurre en el último caso— serían la fuente de la que bebe la idea de la bondad de las naciones, evitándose de esta guisa la tan recurrida «invención de la nación» (Hobsbawn) basada en una interpretación exclusivista solo del pasado de los «muertos» como el horizonte de expectativas natural de la nación. En el texto «Cuerpos y violencias contemporáneas: la cuestión del mal cotidiano», Maya Aguiluz Ibargüen lleva a cabo un acercamiento al binomio «violencias y cuerpos» por medio del cual se acusa un cambio epocal en las expresiones sociales de la violencia contemporánea. Parte de una caracterización general de la respuesta teodiceica del sufrimiento que se ocupa de calificar la índole del mal y los males que atacan la base misma de la vida colectiva, por ello entendidos como aquellos que están extendidos en el cuerpo social. Este mal líquido, calificado así por el recientemente desaparecido Zygmunt Bauman, mina la sensibilidad ante el dolor del otro, subvierte el componente universal (el valor a la vida, a la convivencia, etc.) que 9
supuso el contrato social moderno, y cala en la existencia cotidiana. Valiéndose de un ejercicio contrastativo, este texto de M. Aguiluz, atraviesa dos casos paradigmáticos de un mal semejante, al observar algunas de las imágenes que poblaron la violencia política argentina de la última dictadura, y la violencia predatoria del México reciente. Al finalizar, nos ofrece la revisión del discurso afectivo que se posa sobre los contextos de violencia, en donde las relaciones entre nos-otros se comprenden como bloqueos de «futuridad» ante los cuales se plantea la recuperación de los rastros de experiencias comunes y sensibles en el presente. La segunda parte del libro está compuesta por cuatro trabajos. En su propuesta titulada «La modernidad nórdica: orígenes, trayectorias y perspectivas», Bo Stråth presenta uno de los múltiples programas culturales a los que hacía referencia S. Eisenstadt cuando articula la idea de «Multiple Modernities»: el nórdico o escandinavo. Para ello propone un recorrido que busca establecer un diálogo tanto con las condiciones previas como con el desarrollo del propio modelo nórdico de modernidad, sin perder tampoco de vista la actualidad y las perspectivas de futuro del mismo. En este sentido, en poco más de doscientos años, la mayor parte de los estados que conforman lo que denomina Norden, han transitado desde un modelo político basado en el absolutismo real a otro centrado en las políticas del bienestar, en la igualdad social y en el progresismo. Para Stråth lo particular del modelo nórdico está relacionado con el modo concreto en que se combinaron diferentes aspectos que también estuvieron presentes en el desarrollo de la modernidad en otras regiones del mundo. En este sentido, y, en primer lugar, analiza el papel del campesinado, que, si bien en el resto de Europa fue relegado a un segundo plano, en la modernidad nórdica es un elemento que debe ser tenido muy en cuenta, ya que se convierte en un actor político de primer orden que modera el tono industrial o económico que adquiere el debate moderno en otros territorios. En segundo lugar —y directamente vinculado con lo que acabamos de señalar—, las ideologías que nacen y se desarrollan durante este proceso de modernización no adquieren un matiz tan excluyente como en el caso, por ejemplo, de Alemania o de Gran Bretaña. En el territorio escandinavo aparecen el socialismo y el liberalismo, pero tanto uno como otro presentan una serie de particularidades que moderan sus discursos y que permiten un acercamiento entre ambas posturas: el socialismo no centra su mensaje sobre el colectivo social proletario, sino en la noción de folk, esto es, de la comunidad nacional —que a su vez ayuda a crear y a consolidar—. Por lo tanto, estaríamos hablando de un socialismo de corte nacionalista que busca incluir tanto a burgueses como a proletarios, a los campesinos y al resto de colectivos; del mismo modo, el liberalismo puede ser definido como social, ya que el desarrollo de esta corriente ideológica en el Norden entiende el papel del estado no como una rémora para la consecución de los objetivos individuales, sino como un instrumento fundamental que permite el desarrollo de políticas liberales modernizadoras. Todas estas cuestiones —y otras que plantea el autor— desembocan en un modelo de individualismo solidario, que se sitúa en la base de lo que conocemos como estado del bienestar escandinavo, y que vincula los ideales individualistas con las ideas de representación colectiva. Con esta fórmula, la propuesta nórdica de modernidad consigue no solo dar respuesta a la tensión existente —y propiamente moderna— entre libertad e igualdad, sino también rebajar el grado de la misma. 10
La versatilidad del trabajo de Francisco Colom —titulado: «Tras las huellas de la modernidad Iberoamericana»— radica en haber aunado con sentido las notas que caracterizan a las modernidades copresentes en Latinoamérica. Comienza el trabajo realizando una escrupulosa genealogía del concepto de modernidad europea, aupado en la Lecciones sobre filosofía de la historia universal de Georg W.F. Hegel de donde entresaca el carácter eurocéntrico de la modernidad europea, que le sirve para comenzar a glosar las especificidades propias del concepto de «modernidad negada» como el protocomienzo de la modernidad iberoamericana que se objetiva en el resentimiento de las primeras generaciones de intelectuales latinoamericanos con respecto al pasado colonial que procede de la Conquista. Los conquistadores traen a Latinoamérica las instituciones semifeudales de una civilización católica europea para la que el «otro» aparece como barbarie india. La Conquista produce una «doble conciencia asimétrica», por una parte, el irremediablemente criollo, nacido en las Américas, no podía ser un español auténtico, ergo el peninsular, nacido en España, tampoco podía ser una americano auténtico. El período posterior a la independencia producirá una nueva síntesis cultural en la que las élites reformistas buscan una deshispanización, lo que supone la emergencia de concepciones evolucionistas y positivistas. En el momento fundacional la cultura latinoamericana se definirá a sí misma por oposición pura al pasado colonial y a la cultura hispana; como resultado de esto se encontró en la situación paradójica de tener que conformar una cultura por sí misma sobre la base de elementos extranjeros tomados de Francia y Gran Bretaña —mas tardíamente de Estados Unidos— que solo podían interesar a una pequeña élite reformista, ya que no representaba a vastos sectores de la sociedad. De esta guisa, se desarrolló una primera modernidad del sur de carácter oligárquico que tiene, según F. Colom, sus hitos más importantes, por una parte, en el desarrollo de un pathos barroco —en América Latina se desarrolla una idea del trabajo en la que el pago de tributo es más importante que la ganancia personal o el deber personal (ethos protestante)— y, por otra parte, en el proceso de urbanización a través de la creación de ciudades. En la incorporación a la sociedad de masas tendrán una gran importancia el nacionalismo y el populismo. ¿En qué medida afecta el surgimiento del desafío del este de Asia a nuestras concepciones profundamente arraigadas sobre el crecimiento económico, el desarrollo político, las transformaciones sociales y el cambio cultural? Esta es la pregunta a la que trata de responder Tu Wei-ming con su trabajo sobre la civilización china actual titulado «China cultural: la periferia como centro». En él se ponen de manifiesto los diversos intentos de dar el salto definitivo de modernización de la sociedad china, pero preservando la «chinidad» intrínseca de una civilización que tiene más de 4.000 años de existencia. Según Tu en la China cultural existe una interacción entre tres universos simbólicos: 1. El primero agrupa a la China continental, Taiwán, Hong-Kong y Singapur. 2. El segundo agrupa a las comunidades chinas a lo largo del mundo. Las autoridades chinas lo llaman huaquiao (chinos en el extranjero), y ellos mismos se autodenominan como «diáspora». 3. El tercer universo simbólico se refiere a los individuos —intelectuales, periodistas, industriales, comerciantes, empresarios, escritores— que intentan comprender China y llevar sus interpretaciones a sus respectivas comunidades lingüísticas. La interacción de estos tres universos simbólicos proporciona una imagen bastante real de lo que ocurre en el «gigante asiático» hoy. Tu comienza abordando el análisis de la agenda 11
del movimiento occidentalizador Cuatro de Mayo que, después de los efectos devastadores de la década de la Revolución Cultural, se plantea con disposición y determinación una confrontación con la alteridad radical foránea a la manera de un poderoso catalizador que actúe como revulsivo, tanto contra el marxismo-leninismo osificado, como contra una rutinización de los «hábitos del corazón» presentes en la tradición confuciana, atacando incluso los símbolos icónicos tradicionales como el Dragón, símbolo de la China ancestral, condenándolo como manifestación del autoritarismo imperial obsoleto; la Gran Muralla, símbolo de la continuidad histórica, condenado como manifestación del conservadurismo cerrado y el río Amarillo, considerado como cuna de la civilización china, y condenado como elemento representativo de la violencia indiscriminada ejercida contra gente inocente. Pensemos que el macro-movimiento que aborda China es convertir una civilización en un Estado viable en medio, no de un capitalismo originario (como el que abordó M. Weber en La ética protestante), sino de un capitalismo guanxi (internet y conectividad). Mao intentará forjar una coexistencia entre el nacionalismo político y la iconoclasia cultural, pero a partir de los años noventa del siglo pasado surge una nueva autoconciencia crítica que recupera los recursos simbólicos propios que anidan en el confucianismo, así como el poder transformador de la periferia, conformada por los cuatro pequeños dragones, en el centro. Javier Gil-Gimeno nos presenta —en su trabajo, titulado «La ética católica y el espíritu del capitalismo»— en la vena metodológica weberiana, uno de los elementos internos que han forjado el proceso de modernización en España durante las tres primeras décadas de la segunda mitad del siglo pasado: el papel de la ética católica. El antecedente más inmediato lo rastrea en el papel que juega la ascética jesuítica en la Sociología de la Religión de M. Weber actuando como «instrumentos mundanos Ad Majorem Dei Gloriam, que buscan llenarse de Dios a través de su acción en el mundo». Los Exercitia de San Ignacio de Loyola, a juicio de M. Weber, proporcionarán el conjunto de elementos de racionalización sistemática de la conducta por vez primera dentro del catolicismo. Pero, será en el análisis del Opus Dei donde aparecerá dibujada de manera más clara la supuesta afinidad electiva entre la ética católica y el espíritu capitalista. Gil-Gimeno no solo analiza la propia literatura generada por el Opus Dei, sino que acomete un cuidadoso análisis de las diversas interpretaciones sociológicas que ha generado el tema. Así debate con las obras de Ramiro de Maeztu, Carlos Moya, José V. Casanova y Joan Estruch, sonsacando de ellas una serie de importantes elementos que abonan el terreno que lleva a justificar la existencia de afinidades electivas entre el catolicismo y el espíritu del capitalismo. En este escenario, describe la importancia de la santificación del trabajo constante y metódico, la ruptura de la estructura jerárquica entre este y el otro mundo, y, la consiguiente validación de ambos mundos como espacios aptos para la sacralidad, apunta el fin del dualismo entre virtuosos religiosos y laicos a través de la inserción de la Ecclesiola (el Opus Dei) en la Ecclesia, presenta los Consilia Evangelica como instrumentos de disciplina ascética, concede gran importancia a la educación y, específicamente, a la creación de escuelas empresariales, lo que en el caso español actuará como elemento de racionalización político-administrativa con una deriva tecnocrática. Finalmente, Gil-Gimeno establece una interesante y oportuna comparación entre la ética católica con la ética confuciana y la ética del individualismo honorífico japonés, que sirve para continuar urbanizando este territorio de afinidad. 12
No queremos terminar esta introducción sin expresar nuestro más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible la publicación de esta obra colectiva, especialmente a cada uno de los colaboradores que han participado en él, y a los profesores Juan Antonio Roche Cárcel (Universidad de Alicante) y Claudio Horacio Lizárraga (FHUC), directores de la colección «Globalizaciones», iniciativa de coedición entre editorial Anthropos y Ediciones UNL, que tan generosamente han contribuido a este volumen. JOSETXO BERIAIN CELSO SÁNCHEZ CAPDEQUÍ JAVIER GIL-GIMENO
Bibliografía ALMOND, Gabriel, R. Scott APPLEBY y Emmanuel SIVAN (2003): Strong Religion: The Rise of Fundamentalism around the World, Chicago, Chicago University Press. APPADADURAI, Arjun (2017): «Democracy Fatigue», en H. Geiselberger (ed.), The Great Regression, Cambridge, Wiley. BERIAIN, Josetxo (2005): Modernidades en disputa, Barcelona, Anthropos. EISENSTADT, Shmuel N. (1999): Fundamentalism, Sectarianism and Revolution. The Jacobin Dimension of Modernity, Cambridge, Cambridge University Press. — (2000a): «Multiple modernities», Daedalus, vol. 129, nº 1, 1-31. — (2000b): Die Vielfalt der Moderne, Göttingen, Velbrücke. KRASTEV, Ivan (2017): «Majoritarian Futures», en H. Geiselberger (ed.), The Great Regression, Cambridge, Wiley, 65-77. MISHRA, Pankaj (2017): «Politics in the Age of Resentment: the Dark Legacy of the Enlightenment», en H. Geiselberger (ed.), The Great Regression, Cambridge, Wiley, 104-116. SUBRAHMANYAM, Sanjay (1998): «Hearing Voices: Vignettes of Early Modernity in South Asia, 1400-1750», Daedalus, vol. 127, nº 3, 75-105.
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AUTORES
MAYA AGUILUZ IBARGÜEN. Socióloga. Investigadora titular del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH). Coordina el Seminario de investigación avanzada Estudios del cuerpo (ESCUE). Docente en el posgrado en Estudios Latinoamericanos, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Entre sus publicaciones se encuentran: El lejano próximo. Estudios sobre la extrañeidad (Anthropos, 2009); y, recientemente ha coordinado el libro electrónico: Visibilidades de la violencia en Latinoamérica. La repetición, los registros, los marcos (UNAM, www.ceiich.unam.mx/0/ 53Debat.php, 2016). JEFFREY C. ALEXANDER. Es Lillian Chavenson Saden Professor of Sociology en la Universidad de Yale. Junto con Ron Eyerman, Philip Smith y Frederick Wherry es co-director del Center for Cultural Sociology (CCS). Su trabajo se centra en las áreas de teoría, cultura y política. Es uno de los principales exponentes del «strong program» en Sociología cultural. Ha estudiado los códigos y las narrativas culturales que conforman las diversas áreas de la vida social. Es autor de una gran cantidad de artículos en revistas especializadas. Entre sus libros destacan: Performance and Power, Polity Press, 2011; The Performance of Politics: Obama’s Victory and the Democratic Struggle for Power, Oxford University Press, 2010; Social Performance: Symbolic Action, Cultural Pragmatics and Ritual (editado con Bernhard Giesen y Jason Mast), Cambridge University Press, 2006; Cultural Trauma and Collective Identity (con R. Eyerman, B. Giesen, N. Smelser y P. Sztompka), University of California Press, 2004 y The Meanings of Social Life, Oxford University Press, 2003. BENEDICT R. ANDERSON. Fallecido en 2015, fue un politólogo irlandés famoso por su influyente trabajo sobre los orígenes del nacionalismo. Licenciado por la Cambridge University y doctor por la Cornell University. Su labor inicial —incluida la tesis doctoral— estuvo orientada hacia la política en Indonesia. Desde 1965 hasta 2002, Anderson desarrolló su carrera en el Departament of Governent de la Cornell University. En 1988 fue nombrado Aaron L. Binenkorb Professor Emeritus of International Studies, Government and Asian Studies. Fue editor jefe de la revista Indonesia desde 1966 hasta 1984. En 1994 fue nombrado miembro de la American Academy of Arts and Sciences. La publicación en 1983 de Comunidades Imaginadas convirtió a Anderson como uno de los pensadores más reputados sobre el nacionalismo. Además de la señalado, entre sus obras destacan: The Spectre of Comparisons: Nationalism, Southeast Asia, and the World (1998), Language and Power: Exploring Political Cultures in Indonesia (2006) y Under Three Flags: Anarchism and the AntiColonial Imagination (2007). JOSETXO BERIAIN. Es licenciado en Sociología y en Filosofía, máster en Sociología por la New School for Social Research de Nueva York y doctor en Sociología por la Universidad de Deusto. Actualmente es catedrático de Teoría Sociológica en la Universidad Pública de Navarra (17/05/2009) y Faculty Fellow del Center for Cultural Sociology de Yale University. Ha sido
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Research Assistant en la New School for Social Research de Nueva York, y Visiting Scholar en la Universidad de Bielefeld (Alemania), en la Freie Universität Berlin, en el Center for European Studies de la Universidad de Harvard, en El Colegio de México, en el Berkley Center de la Georgetown University y en el Center for Cultural Sociology de Yale University. Ha publicado en esta misma Editorial los siguientes libros: La integración en las sociedades modernas (1996); La lucha de los dioses en la modernidad (2000); Modernidades en disputa (2005); Aceleración y tiranía del presente. La metamorfosis en las estructuras temporales de la modernidad (2008); El sujeto transgresor (y transgredido). Modernidad, religión, utopía y terror (2011). FRANCISCO COLOM. Profesor de investigación del Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Su trabajo ha tratado sobre distintos aspectos de la relación entre la identidad política, la cultura y el cambio social. Durante los últimos años ha reorientado este tipo de análisis, dirigiéndolo hacia las dimensiones espaciales de la vida social. En esta línea ha dirigido dos proyectos de investigación: El espacio político y La filosofía política de la ciudad: ideas, formas y espacios de lo urbano. Sus últimos libros editados han sido Multireligious society (2017), Forma y política de lo urbano (2016) y The Traditions of liberty in the Atlantic World (2016). JAVIER GIL-GIMENO. Doctor en Sociología por la Universidad Pública de Navarra con una tesis dirigida por el profesor Celso Sánchez Capdequí y titulada Suicidio: morir o matar. Un estudio de sociología (publicada por EAE en 2012). 2º Premio Nacional finalización estudios universitarios en Sociología (MEC, 2004). Miembro del grupo de investigación «Cambios sociales» del departamento de Sociología. En la actualidad es profesor ayudante doctor del departamento de Sociología de la UPNA. Ha realizado estancias en la Université René Descartes-Sorbonne y en el Centre d’Études sur l’Actuel et le Quotidien (CEAQ) dirigidas por el profesor Michel Maffesoli. Ha publicado varios artículos en revistas especializadas como REIS, Papers, Estudios Filosóficos, Anthropos, Revista Brasileira de Sociologia da Emocão, Revista de Investigaciones Políticas y Sociológicas, Sociológica (México) o Revista de Sociología Histórica. Sus líneas de investigación principales son la Sociología del hecho religioso, la Sociología cultural y la Teoría sociológica. En concreto, sus preocupaciones se centran en los modos en los que se articula la religiosidad en el contexto actual y en el análisis de las formas sociales extremas que esta adopta en muchas ocasiones. CELSO SÁNCHEZ CAPDEQUÍ. Es profesor titular del departamento de Sociología de la Universidad Pública de Navarra. Desde zonas de investigación como la dimensión simbólica de las creencias contemporáneas, el surgimiento de los valores, la vigencia del hecho religioso y las nuevas expresiones de resacralización social, entre otras, es autor de textos como Imaginación y sociedad. Una hermenéutica creativa de la cultura (Tecnos, Madrid, 1999), Las máscaras del dinero. El simbolismo social de la riqueza (Anthropos, Barcelona, 2004) y En los límites de la con-fusión. Miedos, riesgos y urgencias de la sociedad de la información (La Catarata, Madrid, 2010). Prepara en la actualidad la compilación La creatividad social: narrativas de un concepto actual (Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid, en prensa). Además de otras muchas colaboraciones en revistas nacionales e internacionales, ha sido profesor visitante en universidades como New School for Social Research (Nueva York), Goethe Universität (Franckfort del Meno), La Sorbonne (París), el Instituto de Sociología de la Georg-August-Universität (Gottingen) y la Humboldt Universität (Berlín). BO STRÅTH. Profesor emérito de la Universidad de Helsinki. Sus investigaciones se han centrado en la Filosofía de la Historia y en la Teoría de la Modernidad económica, política y social, concretamente en torno a las cuestiones que hacen que las sociedades permanezcan unidas o se dividan y a cómo se construyen las comunidades. En este escenario, uno de los campos por los que ha mostrado especial interés es la Historia de la integración europea. Ha publicado más de ciento cuarenta artículos en revistas especializadas y diez monografías. Entre ellas destacan: The Politics of Deindustrialisation. The Contraction Process of the
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West European Shipbuilding Industry (Londres: Croom Helm, 1987); The Political History of European Integration. The hypocricy of democracy-through-market (Londres: Routledge, 2010); co-escrito con Hagen Schulz-Forberg, Sveriges historia 1830-1920. (Sweden’s History 18301920) (Estocolmo: Norstedts, 2012) y «Nordic Modernity: Origins, Trajectories, Perspectives», en Jóhann Páll Árnason y Björn Wittrock (eds.), Nordic Paths to Modernity (Oxford: Berghahn, 2012). CARLOS DE LA TORRE. Profesor de Sociología en la Universidad de Kentucky. Se doctoró en la New School for Social Research. Ha sido becario de la Fundación Simon Gugghenheim y del Woodrow Wilson Center for Scholars. Es autor de trece libros y más de cien artículos y capítulos en publicaciones académicas. Sus últimas publicaciones son Populismos: Una Inmersión Rápida (Tibidabo Ediciones), The Promise and Perils of Populism (The University Press of Kentucky) y Populist Seductionin Latin America (Ohio University Press, segunda edición). Está preparando la edición del Routledge International Handbook of Global Populism. TU WEI-MING. Es profesor de Filosofía. Director del Institute for Advanced Humanistic Studies at Peking University y Research Professor y Senior Fellow del Asia Center en la Universidad de Harvard. Es experto en confucianismo y neo-confucianismo. Defensor de la idea de la «China cultural», ha buscado comprender qué significa ser chino en un contexto mundializado. Autor de ciento cincuenta artículos especializados y de treinta libros, entre los que destacan: Confucianism in a Historical Perspective (Singapur: Institute of East Asian Philosophies, 1989); China in Transformation (ed.) (Harvard University Press, 1994); Confucian Spirituality (World Spirituality), junto a Mary Evelyn Tucker (eds.), Volume 1 (junio 1, 2003); Volume 2 (julio 1, 2004) (Nueva York: The Crossroad Publishing Company); The Global Significance of Concrete Humanity: Essays on the Confucian Discourse in Cultural China (Munshirm Manoharlal Pub. Pvt. Ltd., abril 1, 2010); New Horizons in Eastern Humanism: Buddhism, Confucianism and the Quest for Global Peace, con Daisaku Ikeda (I.B. Tauris, mayo 24, 2011).
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN, por Josetxo Beriain, Celso Sánchez Capdequí y Javier Gil-Gimeno ......
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PARTE I PROBLEMÁTICAS Y DESAFÍOS Acerca de la construcción social de los universales morales. El ‘Holocausto’ desde el crimen de guerra al drama del trauma, por Jeffrey C. Alexander .............
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Reencantamiento del mundo, politeísmo y resacralizaciones modernas, por Josetxo Beriain y Celso Sánchez Capdequí ........................................................
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Populismo, modernización y globalización: leyendo a Donald Trump desde Latinoamérica, por Carlos de la Torre ..........................................................
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La construcción de la memoria colectiva nacional: los que todavía no han nacido, los muertos y los vivos, por Benedict R. Anderson .............................
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Cuerpos y violencias contemporáneas: la cuestión del mal cotidiano, por Maya Aguiluz Ibargüen .....................................................................................
147
PARTE II ESTUDIOS DE CASO La modernidad nórdica: orígenes, trayectorias y perspectivas, por Bo Stråth ............
177
Tras las huellas de la modernidad iberoamericana, por Francisco Colom González ......
199
China cultural: la periferia como centro, por Tu Wei-ming ..........................................
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La ética católica y el espíritu del capitalismo, por Javier Gil-Gimeno .........................
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AUTORES .......................................................................................................................
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