Todo lo que nunca te preguntaste sobre la vida de las estrellas y lo que sucedió cuando Woody Allen

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GUA DA LA J ARA COM O

ESPACIO

NARRAT IVO



Manuel Fons Bea Ortiz Wario Gabriela Torres Cuerva Andrea Bárcenas Enrique Blanc Scott Neri Cecilia Magaña Paulette Jo Nydia Pando Alejandro Armenta Nylsa Martínez Liliana Camacho Mariana Mota Mónica Cervantes Sánchez Mocersa Hilda Figueroa Gabriela Ibarra Rafael Medina Diana Martín Luis Martín Ulloa Fabián Quintero Cecilia Eudave Jors Fernando de León Lizeth Arámbula Ramsés Figueroa Patricia García Gabriel Martín Sara Paulina Arámburo Sara Miau Berenice Castillo Chop Suey HÉCTOR PALACIOS edgarseis Elizabeth Vivero Carlos Arias Magusbundus Cástulo Aceves Pedro Sánchez rogelio vega Guillermo Castellanos Carlos Bustos Sergio Vicencio J. Raúl Robles Manuel Cetina Rodrigo Chanampe María Magaña Godofredo Olivares Andrea Caboara Édgar Velasco Topiltzin BM Abril Posas Paulina Magos Peras y manzanas Rafael Villegas Casus Olivas Ave Barrera Elena Guerrero Amable desconocida


Manuel Fons

Todo lo que nunca te preguntaste sobre la vida de las estrellas y lo que sucedi贸 cuando Woody Allen se mud贸 a Guadalajara

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¿Cómo sucedió el Big Bang?

Todo

inició cuando Woody Allen abandonó su apartamento de Manhattan y cruzó la frontera sur para instalarse en Guadalajara, en una casa francesa de la colonia Americana. Como no dio entrevistas, conferencias de prensa, ni explicaciones de ningún tipo, la gente asumió que, como Polansky, huía de la justicia americana; aunque nadie se explicaba por qué, entre tantas ciudades del mundo, eligió la Perla Tapatía.


Apenas y se le había visto en público (circulaban un par de videos tomados en el aero­puerto y las fotos borrosas que un paparazzo capturó en un restaurante de Chapalita), pero las comunidades culturales, pseudoculturales y co­merciales reaccionaron con gran entusiasmo. La impresión general era que, con el famoso cineasta aquí, Guadalajara ya no era tan provinciana, ni tan católica, ni tan emergente; su sola presencia le daba un aire cultural, cosmopolita, un rostro de primer mundo. Mientras Woody Allen estaba recluido en su casa, según se rumoraba, escribiendo una novela, sus frases circulaban en toda la ciudad, por medios analógicos y digitales; la gente las recitaba de memoria para probar su alto nivel cultural. Entre lectores la más citada era: «Tomé un curso de lectura rápida y leí Guerra y paz en veinte minutos. Tenía algo que ver con Rusia», pero las que vendían más playeras eran: «Alístate en el ejército, contempla el mundo, conoce gente interesante, asesínala» y «La última vez que estuve dentro de una mujer fue cuando visitaba la Estatua de la Libertad». De un día para otro aparecieron legiones de «alleners», distinguidas en dos categorías. Los primeros, copiaban la superficie: usaban lentes gruesos de pasta, eran vegetarianos, tartamudeaban muletillas en inglés y fingían todas las fobias que conocían de nombre: hidrofobia, acrofobia, claustrofobia, aracnofobia, agorafobia. Los segundos escribían a máquina y emulaban su obra: creaban personajes neuróticos, artistas de clase media con éxito o fama moderada, ancianos intelectuales que se acostaban con jóvenes hermosas y las adoctrinaban sobre literatura, arte moderno, cine y filosofía. Sus detractores eran mucho menos, pero también formaban dos flancos: unos tildaban sus películas como un asqueroso onanismo estético, puesto que todo remitía a él y a sus traumas; los otros lo acusaban de ser un insensible burgués, por reproducir en sus películas un mundo de fantasía para snobs, e ignorar en forma cínica la realidad social de las mayorías. No obstante, esas diatribas eran un murmullo en medio del big bang.

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Era tal la influencia de Woody Allen, que en Providencia aparecieron decenas de psicoanalistas y en Avenida Vallarta se replicaron como Oxxos toda suerte de bares y cafés dedicados al jazz. Uno imitaba una escena de Sweet and Low Down, con todo y el guitarrista rasgueando los ritmos manouche, sentado en una luna dorada horrorosa. La Universidad de Guadalajara y el Iteso le ofrecieron sus doctorados honoris causa, pero el artista, en ambos casos se limitó a enviar un discurso de agradecimiento aderezado con chistes sobre Kierkegaard y Freud. Un joven videoasta creó su versión «allenesca» de Guadalajara, con pintores, poetas, bailarinas y personas cultas que jugaban ajedrez en la acera del ayuntamiento, escuchaban música culta en el Degollado, discutían sobre el escorzo en el «Hombre de fuego» sentados en los equipales del Café Fénix, frente al Expiatorio, al tiempo que vivían sus amores cambiantes e impredecibles como la frase improvisada de un saxofón. En medio de esta efervescencia, los ciudadanos exigieron un cambio de rumbo político que hiciera juego con el nuevo look intelectual de Guadalajara. Surgió el partido rojiazul, constituido por jóvenes universitarios, ninguno mayor de treinta años, que prometió invertir en educación y cultura, abrir carriles para ciclistas en las avenidas importantes, iniciar el más grande programa de reciclaje de la historia, garantizar el respeto a todas las expresiones religiosas, políticas y sexuales, dar asilo a perseguidos de todo el mundo, volver inteligentes a todos los edificios y habitantes de la zona metropolitana. ¿Qué es una estrella supernova? Con el partido rojiazul en el poder, los teatros, los museos, las bibliotecas, dejaron de ser la chatarra espacial de Guadalajara y se volvieron sus constelaciones más luminosas. Los partidos de futbol, los payasos callejeros, los comerciantes informales, las películas tipo Fast and Furious, quedaron de la Calzada «para allá»; de la Calzada «para acá», sonaba la Quinta Sinfonía de Mahler, se proyectaban los clásicos de Bergman y Fellini, había presentaciones de novelas existencialistas, musicales de

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Broadway, teatro de Ionesco al aire libre. Incluso dentro de esa mitad de la ciudad surgió una subdivisión: en los escenarios importantes sólo se exhibían espectáculos de primer mundo; para los artistas locales, se destinaron los lugares menos visibles del centro, pequeños cafés o enormes bodegas donde no dañaran la imagen de la urbe. La iniciativa pública y, sobre todo, la privada, transformaron de forma milagrosa la zona de Puerta de Hierro en una pléyade. Había boutiques de Gucci, Armani, Dolce & Gabbana, un cubo de Apple, teatro de Broadway, un museo de Ronald Hubbard, galerías de arte contemporáneo, restaurantes, casinos, librerías de cinco pisos; entrar ahí era como viajar a otro país, de forma económica y expedita, sin papeleos, sin maletas, sin manoseos en los aeropuertos. Carlos Slim entró después a la competencia, pero lo hizo en forma sonora, como una big band, cuando erigió en la Avenida Acueducto el Woody Hall, una sala de conciertos deconstructivista, con acabados de cristal, diseñada por Frank Gehry en honor al ícono de la Gran manzana. Faltaban algunos detalles para terminarlo, pero se presumía que ese edificio sería mejor que los escenarios de su tipo en Nueva York, más moderno, con mejor acústica, luminoso como estrella supernova; el Woody Hall sería la torre de Babel que daría a Guadalajara fama internacional. Para inaugurarlo, dentro de dos meses celebrarían una charla con tres famosos neoyorquinos: Woody Allen, Paul Auster y Scarlett Johansson. Esta vez la presencia del cineasta estaba confirmada porque en ese mismo evento le entregarían las llaves de la ciudad. Las únicas condiciones del artista, como cuando tocaba con su banda en el Café Carlyle, eran que la gente no se le acercara ni le hablara, y que los reporteros mantuvieran una prudente distancia. Los grupos conservadores y ultraconservadores estaban furiosos. Según sus voceros, Guadalajara se estaba convirtiendo en la Sin City por culpa de Woody Allen, pues era un pederasta, un ateo, un blasfemo, un decadente y, desde que llegó a la ciudad, sólo había traído los peores vicios de Nueva York: la vida nocturna, las bebidas embriagantes, las

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mujerzuelas. Por su culpa los jóvenes se embrutecían con vinos caros, llegaban a sus casas a altas horas de la noche y hacían bromas sobre el complejo de Edipo. En todos los estratos socioeconómicos surgieron rumores relacionados con el llamado «fenómeno Allen». Los más sonados eran: a) «el Tío Sam exige de vuelta a sus enemigos políticos. Los agentes de la CIA ya caminan en nuestras calles»; b) «el gobierno tapatío está desapareciendo a los opositores en campos de concentración ubicados en Huentitán el Bajo»; c) «el siguiente golpe del gobierno es contra la iglesia. Van a incautar sus bienes y a convertir los templos en librerías, teatros, escuelas de cine; d) «están preparando el terreno para que Woody Allen sea el próximo gobernador». Cada quien creía el rumor más cercano a sus ideas y lo abrillantaba con información propia. Algunos sospechaban que esos relatos eran un ingenioso marketing para generar más intriga y curiosidad sobre la ciudad; así parecía confirmarlo la creciente cifra de turistas. A muchos tapatíos les encantaban esas historias porque, por primera vez, todo mundo se interesaba en Guadalajara; esos relatos eran una evidencia de su altura. Las novelas de los escritores más ambiciosos del país ya no sólo se ubicaban en Estocolmo, Tokyo, Berlín, Moscú; ahora ocurrían en la Colonia Moderna, en el Café D´Val, en la Escuela de Música. El artista urbano Banksy, diseñó un esténcil donde Woody Allen tocaba su clarinete vestido de mariachi. Obras de teatro, coreografías, documentales, orquestaciones, series escultóricas, estaban edificando una Guadalajara cultural, mítica como París, Londres o Nueva York. El éxito de la ciudad era tal, que en Yucatán y Querétaro ya había ganado el partido rojiazul, y amenazaba con expandirse hasta tomar las riendas del país. Faltaban dos semanas para el magno evento que llevaría el brillo de la Perla Tapatía a todos los confines del universo y en la ciudad ha-

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bía una gran expectación. Aún trabajaban a marchas forzadas varios cientos de personas en los últimos detalles del edificio, pero nadie tenía la menor duda de que estaría listo para el gran día. Se repavimentó la Avenida Acueducto y le impostaron árboles al camellón para que luciera más orgánica. Ni el gobierno, ni la iniciativa privada, ni el narcotráfico, escatimaron en recursos para que la avenida luciera como Campos Elíseos, Oxford Street o la Quinta Avenida. Una semana antes de la gran inauguración, la manzana donde vivía Woody Allen fue cercada para alejar a los admiradores, paparazzi, reporteros que asediaban su casa y se dispuso una valla humana con cientos de elementos de seguridad para evitar que algún loco perturbara el reposo del cineasta. Los serigrafistas no se daban abasto con la producción masiva de objetos conmemorativos. Se redujo veinte kilómetros el límite de velocidad para los choferes de transporte público y a todos los indigentes del centro los hospedaron con viáticos pagados al otro lado de la Calzada. ¿Cómo se forman los hoyos negros? La fresca mañana de otoño en que premiarían al astro neoyorquino, ocurrió uno de los sucesos más insólitos, un acontecimiento de primer mundo, en el peor de los sentidos. Cuando apenas asomaban los primeros rayos de luz, un avión privado que sobrevolaba el cielo de la Colonia Americana cayó en picada y se estrelló sobre la mansión de Woody Allen. El impacto produjo un estruendo aterrador y desató un terrible incendio. Dos personas captaron con las cámaras de su celular la colisión y las llamas que, en unos minutos, convirtieron la apacible residencia del artista en un infierno. Los vecinos, gritaban y se movían erráticos, pero no hubo ninguno ni tan héroe ni tan loco como para exponer su integridad física por una causa claramente perdida. Los reporteros locales aparecieron primero que los bomberos para registrar con sus cámaras la consunción de la casa. Cuando los medios internacionales llegaron al lugar de los hechos, ya sólo quedaba una

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pila de escombros ennegrecida por el fuego. Los analistas de la televisión aprovecharon la ocasión para informar que la gente «de a pie» extrañaba su antigua ciudad, tranquila, sin cámaras en cada esquina, sin batallones de extranjeros apoderándose de restaurantes, bares, teatros. Según ellos, la gente estaba harta de que todas las frecuencias radiofónicas estuvieran saturadas con música de cámara u óperas en alemán e italiano que duraban hasta cuatro horas. Además culpaban al gobierno de esa catástrofe: si el hombre más connotado de la ciudad no estaba seguro, ¿quién podría estarlo? Su interpretación era que ese atentado tenía la rúbrica del fascismo y, si no actuaban rápido, Guadalajara entera correría con la misma suerte. Los medios de comunicación de todo el mundo informaron que en el Palacio de Gobierno se presentó un tumulto de inconformes: amas de casa, estudiantes, trabajadores honestos, para exigir la destitución inmediata del gobernador. Scarlett Johansson, Paul Auster y otras celebridades regresaron en bandada a Nueva York. Desde la tarde de ese día, el aeropuerto Miguel Hidalgo y Costilla, tenía saturados sus vuelos internacionales. En el noticiero estelar de Carlos Loret de Mola, se informó que las fuerzas policiacas trataron a la gente con la mayor brutalidad y, en consecuencia, había decenas de heridos y, tal vez, un muerto. Las cámaras de Televisa también registraron a algunos tapatíos desesperados, suplicando ayuda del exterior para liberarlos de esa dictadura. Y fue así como implosionó el «fenómeno Allen», dejando fuego y escombros por toda la ciudad. Los restaurantes, cafés y foros de primer mundo, impagables para el grueso de la gente, fueron cerrando sus puertas. Las zonas de Chapultepec y Puerta de Hierro quedaron en ruinas, como un pueblo fantasma. Despacio, como un atardecer, se fueron esfumando los lentes de pasta, el jazz, el teatro del absurdo, los medios internacionales, las estrellas, las playeras con chistes cultos. En los días siguientes se restituyó el gobierno tradicional y volvió el viejo orden, los partidos de futbol, los poetas locales, las canciones de sólo tres minutos. Ya sin Woody Allen, la ciudad recuperó sus formas

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y colores reales, su rostro genuino; la Pequeña Manzana volvió a ser la Perla Tapatía. No quedaron restos del artista, pero en Lennox Hill, el barrio donde vivía en Nueva York, levantaron una escultura en bronce y grabaron con tipografía Windsor una de sus frases, la que mejor abreviaba su sentido del humor, su ingenio, su vida, su muerte: «Este año soy una estrella, pero ¿qué seré el próximo?, ¿un hoyo negro?».

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De los autores Manuel Fons Guadalajara, 1982. Es autor de los libros Manuscrito hallado en un manuscrito y Breviario del vicio. http://manuelfons.blogspot.mx/

Gabriela Torres Cuerva Sus cuentos se concentran en varias antologías y en los libros Demonios del cotidiano, Cáscaras de naranja y Prisioneros, que recibió en 2013 el Premio Nacional de Cuento Agustín Yáñez.

Enrique Blanc Ha publicado Cicatrices del bolero (FETA), No todos los ángeles caen del cielo (Moho), Sudor añejo y sardina (Moho) y Flashback. La aventura del periodismo musical (Editorial UdeG, 2013).

Cecilia Magaña Originaria del DF (1978), ha vivido en Guadalajara desde los diez años. Recibió el Premio Nacional Gilberto Owen 2010, con el libro La cabeza decapitada. Es editora de la revista literaria Nuevas Ficciones.

Nydia Pando Guadalajara, 1992. Fragmentada, incompleta, reconstruida. Busca fragmentos de otros para comprobar su duración, para extenderla. Mis cortos regresos es su primer libro publicado.

Nylsa Martínez Mexicali, 1979. Radica en Los Ángeles. Autora de Roads (2007) y Tu casa es mi casa (2009). En 2008 obtuvo el Premio Estatal de Literatura de Baja California.

Mariana Mota Apasionada por contar historias, sus herramientas favoritas para hacerlo son la palabra y la cámara. Escribe ficción. Tiene publicado el libro Máquina de sueños escrito a cuatro manos con Alejandro Juárez.

Hilda Figueroa Doctora en Psicoanálisis, Licenciada en Literatura Hispanoamericana y Mexicana. Tiene publicados tres libros de cuentos. Recibió en 2000 y 2003 la beca del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Jalisco.

Rafael Medina Guadalajara 1972. Psiquiatra. Sus libros más recientes son Arma vacía y otros cuentos para impotentes (2012), Una poética del mal (2013), Tríptico de sueños (2014) y Los evangelios de la rabia (2015).

Luis Martín Ulloa Doctor en Letras por la UdeG. Ha publicado Damas y caballeros y Personas (in)deseables. Es especialista en literatura mexicana contemporánea y en narrativa de tema homosexual en Latinoamérica.

Cecilia Eudave Guadalajara, 1968. Novelista. Entre otros, autora de Técnicamente humanos, Registro de imposibles, Bestiaria vida (premio de Novela corta Juan García Ponce), y Para viajeros improbables.

Fernando de León Guadalajara, 1971. Cuentista y ensayista, autor, entre otros, de La estatua sensible, Cárceles de invención, Apuntes para una novísima arquitectura (Premio Agustín Yáñez 2004), y Oser serón.

Ramsés Figueroa Ha publicado La función de la mariposa, Juego de niños y El cuentador de historias a cuatro manos con Arnau Muriá. En 2011, recibió Mención Honorífica en el XVIII Premio FILIJ de cuento.

Gabriel Martín Radica en Guadalajara desde 1979. Coordinador de las colecciones bilingües de Mantis Editores. Autor de Ellas y no siempre el espejo, En el delfín, el mar y Wayne y otros arquetipos.


Berenice Castillo Es Licenciada en Letras. Se ha dedicado al periodismo cultural, la investigación literaria, la edición de noticias, la corrección y la enseñanza. Es autora de Época del aire.

Héctor Palacios Guadalajara, 1981. Licenciado en Historia. Ha trabajado como bibliotecario, profesor y editor. Es autor de Palabras de perro (2007), La taza de chocolate y otras historias (2010) y Cuarto obscuro (2015).

Elizabeth Vivero Guadalajara, 1976. Narradora. Doctora en Letras por la UdeG Autora de Con los ojos perdidos, El derrumbe el mundo, Muertos sin saberlo, Ese suelo tan otro, El combate de la reina y Ojos abiertos.

Cástulo Aceves Guadalajara, 1980. Ingeniero en Sistemas Computacionales. Ha publicado los libros Las instancias del vértigo, Los nombres del juego, Puro artificio y Acteón

Rogelio Vega Rogelio Vega ha salvado al universo en numerosas ocasiones; es autor, al menos, de tres libros: El conejo y su amigo en la Luna, Elefante tras la pista, y Florecimiento.

Carlos Bustos Guadalajara, 1968. Ha ganado premios como el Juan Rulfo, el Jorge Ibargüengoitia o el Valladolid de Novela. Sus cuentos y novelas, en su mayoría son dedicados a la literatura juvenil y fantástica.

J. Raúl Robles Escritor e investigador Jalisciense. Ensayista premiado en certámenes nacionales e internacionales. Actualmente cursa la carrera de medicina. Ha publicado novela negra, de misterio y ciencia ficción.

Rodrigo Chanampe Ciudad de México, 1980. Obtuvo el segundo lugar en el 6º Concurso Literario Yasunari Kawabata, del Instituto Cultural Chileno-Japonés en 2012. Ha publicado La canción de las pestañas y Strike-Out.

Godofredo Olivares Morelia, 1957, radica en Guadalajara desde 1979. Autor de Puertas adentro, Recuerdos creados, Objetos ¿conocidos? y Brujulario. Desde 2002 es coordinador del Taller Amparo Dávila.

Édgar Velasco Guadalajara, 1979. Periodista, escritor, bloguero ocasional y tuitero. Tiene publicados Eutanasia y Ciudad y otros relatos. Actualmente es coeditor de la revista Magis.

Abril Posas Nació el mismo año en que se estrenó Blade Runner. Estudió Letras en la UdeG, fue becaria de la primera generación de la FLM y reportera en Milenio Jalisco. Tiene dos gatos. Es autora de Estática.

Rafael Villegas Tepic, Nayarit, 1981. Narrador e historiador. Autor, entre otros libros, de Juan Peregrino no salva al mundo y Monstruos de laboratorio. La ciencia imaginada por el cine mexicano.

Ave Barrera Guadalajara, 1980. Estudió Letras en la UdeG. Su primera novela Puertas demasiado pequeñas obtuvo el premio Sergio Galindo, de la Universidad Veracruzana. Actualmente vive en la Ciudad de México.


De los ilustradores Bea Ortiz Wario Guadalajara, 1979. Dibujante, pintora e ilustradora. Aficionada a la literatura. Trabaja con la palabra y con las imágenes mediante tinta y lápiz, pintura al óleo, medios digitales y libros de artista. www.beaortizwario.tumblr.net

Andrea Bárcenas Guadalajara, 1988. Ilustradora y diseñadora de productos en la marca Moksha (materia ilustrada), también gestiona proyectos relacionados con ilustración, fanzines o títeres. Es cofundadora de Proyecto Arteria. contactmoksha@gmail.com

Scott Neri Guadalajara, 1972. Artista plástico Fundador del Colectivo Tomarte (www.tomarte.com) y director fundador de la comunidad YoArtista (www.yoartista.com). Cuenta con más de 40 exposiciones individuales y más de 100 colectivas. http://www.scottneri.mx/

Paulette Jo Espacio suspendido (2015) fue su más reciente exposición individual. Participó en Herbolario y A Few Small Nips. Sus trabajos han sido seleccionados por BOOOOOOOM, Artchipel, The re:art. paulettejosatelier.tumblr.com / paulettejosatelier@gmail.com

Alejandro Armenta Diseñador, grabador e ilustrador obseso, biofílico gráfico. Cuenta con varias publicaciones y exposiciones. Es cofundador del Taller de Grabado Sienna. alejandro.armenta@gmail.com facebook.com/AlejandroArmentaArt

Liliana Camacho Guadalajara, 1982. Maestra en Comunicación de la ciencia y la cultura. Interesada en la ilustración como medio de expresión personal y para la comunicación de temas científicos y sociales de manera amigable y atrayente. www.behance. net/_liloo liliana.co@gmail.com.

Mónica Cervantes Estudió la Licenciatura en Diseño Gráfico para la Comunicación en la UdeG. Ha trabajado como ilustradora para materiales didácticos, libros infantiles y como freelance. http://mocersa.blogspot.mx/ mocersa@hotmail.com

Gabriela Ibarra Diseñadora gráfica e ilustradora egresada de la UdeG. Ha realizado trabajos de caricatura de manera independiente y algunas exposiciones colectivas e individuales. Facebook: gabriela.ibarra

Diana Martín Guadalajara, 1979. Ha expuesto en galerías, museos y espacios culturales dentro y fuera del país. Es coautora del libro Juan Peregrino no salva al Mundo. Actualmente dirige su propio espacio de exposición, la Diana Martín Gallery. www.dianamartin.net

Fabián Quintero Guadalajara, 1981. Ganó el concurso de comic Comictlan 2000. Fue finalista en el Top Cow Talent Hunt del 2014 y recientemente obtuvo mención honorífica en el concurso de novela gráfica del FESTO cómic. facebook.com/fabianquinteroart

Jors Guadalajara, 1968. Ilustrador, pintor y caricaturista con 27 años de trayectoria. Su trabajo aparece publicado en 50 libros y más de 40 revistas. Cuenta con cerca de 50 exposiciones entre México, Brasil, España, Japón, Cuba e Italia. jors714@hotmail.com

Lizeth Arámbula Lizeis dibuja y ensaya. Ilustra y es la Hot Editor en Divague. Pertenece al gremio de la gente que quiso ser punk. Twitter @lizeis lizeis.blogspot.mx lizetharambula@gmail.com

Patricia García Guadalajara, 1977. Licenciada en Artes Visuales por la UdeG. Cuenta con 25 exposiciones individuales y más de 60 colectivas. Tiene obra en las colecciones del museo de Arte Mexicano de Chicago, Televisa y la Universidad de Guadalajara. patricia@patriciagarcia.com.mx

Sara arámburo Guadalajara, 1986. Más conocida como Sara Miau. Apasionada del dibujo, la historia, la moda y entusiasta de los gatos. Se desempeña en áreas creativas como la ilustración, el diseño editorial y el diseño de moda www.saramiau.com


Chop Suey El Chop Suey viene de Sinaloa y no se come, se ilustra. Detesta escribir semblanzas. Chop Suey es cofundadora de Gal Studio y cree que a veces no se vale ser mujer. Facebook: soychopsuey instagram.com/chopsueyyy

Édgar Seis Édgar Quintana, mejor conocido como Édgar Seis, comunicólogo e ilustrador/diseñador. Colaborador de la Red Universitaria para la Movilidad, Cuadra Urbanismo y Wikipolítica Jalisco. www.edgarseis.com

magusbundus Proyecto que se realiza con la idea de hacer arte sanador imitando las ideas que se tenía en los tiempos primitivos. Aparte de hacer ilustración, realiza animación de manera tradicional. Facebook: magusbundus

Pedro «terror» Sánchez Artista gráfico e impresor. Ha trabajado para marcas de street wear nacionales e internacionales. Es especialista en la ilustración vectorial y tiene cierto fetiche hacia los cráneos y la gráfica creepy. Facebook: SanMacheteEstudio

Guillermo Castellanos Guadalajara, 1976. Diseñador gráfico conocido como Memo Plastilina, desde hace diez años se dedica a trabajar con niños en talleres de arte y creatividad. Facebook: MemoPlastilina

Sergio Vicencio DF, 1986. Su novela gráfica En el espejo de arena ganó el Premio de novela gráfica JUS 2011. Es autor de la novela gráfica Frankenstein y el libro electrónico 13 cuentos sin gatos. Facebook: elrecuadroenblanco napaglu@gmail.com

Manuel Cetina Diseñador gráfico e ilustrador de Mérida, Yucatán. Su ilustración se basa en caricaturas y películas de principios de los noventa con un toque de humor negro. Facebook: manuelcetinailustrador stitch.cetina@gmail.com

María Magaña Diseñadora e ilustradora tapatía. Produce, edita y distribuye gráfica independiente desde 2012. En otra vida fue cebolla y el púrpura es su color. www.mariamagana.tumblr.com pollyestireno@gmail.com

Andrea Caboara Ilustradora egresada de Diseño gráfico, creadora de personajes míticos, melancólicos o físicamente anormales, apoyada en trazos rápidos y formas sencillas. http://ancadrboeaarandreacaboara. tumblr.com/

Topiltzin Begines (topiz) Diseñador. Se dedica a la ilustración y a la pintura de manera profesional y autodidacta. Actualmente ilustra para un programa de televisión del Canal 44 de la UdeG. hola@topiztopiz.com

Paulina Magos 1981. Mejor conocida como Peras & Manzanas, es una ilustradora nacida en Guadalajara quien desde hace varios años se ha dedicado a difundir el diseño y la ilustración nacional. Tiene además diferentes proyectos relacionados con diseño. www.perasymanzanas.org

Casus Olivas Ilustrador, Diseñador y Escritor absurdita. Amante de las dualidades y el taoismo; diseña paradojas visuales y conceptuales, acertijos y juegos de ambigüedad. Actualmente desarolla el proyecto «cascada» un blog personal de ilustraciones conectadas entre sí. www.casus.mx

Elena Guerrero Actualmente trabaja como artista independiente e ilustra en la sección «Cartón» de la revista Magis del Iteso. Puedes encontrar su trabajo en facebook como Amable Desconocida y en instagram como @soyamabled, además de su sitio www.amabledesconocida.com.

renÉ tapia Comunicador visual, ilustrador, practicante de lettering y caligrafía. Amante del diseño editorial y los sistemas de identidad. Facebook: renefauno rene-tapia.blogspot.mx


Contenido 9 12

Geografías narrativas. A manera de introducción

Manuel Fons Todo lo que nunca te preguntaste sobre la vida de las estrellas y lo que sucedió cuando Woody Allen se mudó a Guadalajara 23 Gabriela Torres Cuerva Un infierno llamado Candy 33 Enrique Blanc Infame jueves 45 Cecilia Magaña Vamos a empezar otra vez 53 Nydia Pando Como si hubieras muerto 61 Nylsa Martínez Cruzar las fronteras 69 Mariana Mota Minerva 75 Hilda Figueroa Una postal para la memoria de un tango 80 Rafael Medina El molino o la triste historia de un pobre demente de esta ciudad nueva llamada Guadalajara de Indias que teme que le sean robados sus piensos para convertirlos en pan 89 Luis Martín Ulloa Plaza 95 Cecilia Eudave Mercado negro


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Fernando de León La taza sin oreja 109 Ramsés Figueroa A la vuelta de la esquina 115 Gabriel Martín Merlín trabaja en un burdel 129 Berenice Castillo Independencia 137 Héctor Palacios Ruinas 151 Elizabeth Vivero Pronto, muy pronto 159 Cástulo Aceves Portales 173 Rogelio Vega Los inquilinos 183 Carlos Bustos La oscuridad derramada 197 J. Raúl Robles El anatomista y el juego de las arañas 207 Rodrigo Chanampe Hágase tu voluntad 215 Godofredo Olivares Cajas blancas 223 Édgar Velasco Jardines del Bosque 231 Abril Posas La soledad de los peces muertos 243 Rafael Villegas Ciudad que termina 259 Ave Barrera Objetos perdidos


2015 Editorial Paraíso Perdido Barra de Navidad 76-C Guadalajara|México|44110 editorialparaisoperdido.com editorialparaisoperdido@gmail.com ©

primera edición, noviembre 2015 [En las siguientes páginas se especifican los créditos de autoría e ilustración] corrección ortotipográfica Raquel Mejía diseño de portada © René Tapia diseño de la colección Antonio Marts / isbn 978-607-8098-75-0 Se autoriza la reproducción de este libro total o parcialmente, por cualquier medio, actual o futuro, siempre y cuando sea para uso personal, sin fines de lucro y citando al autor y a la editorial. Proyecto efectuado con apoyo de la Secretaría de Cultura de Jalisco Impreso y editado en méxico


Créditos

Todo lo que nunca te preguntaste sobre la vida de las estrellas

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y lo que sucedió cuando Woody Allen se mudó a Guadalajara de Manuel Fons, ilustración de Bea Ortiz Wario Un infierno llamado Candy de Gabriela Torres Cuerva,

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ilustración de Andrea Bárcenas Infame jueves de Enrique Blanc, ilustración de Scott Neri

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Vamos a empezar otra vez de Cecilia Magaña, ilustración de Paulette Jo

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Como si hubieras muerto de Nydia Pando, ilustración de Alejandro Armenta

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Cruzar las fronteras de Nylsa Martínez, ilustración de Liliana Camacho

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Minerva de Mariana Mota, ilustración de Mónica Cervantes Sánchez

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Una postal para la memoria de un tango de Hilda Figueroa,

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ilustración de Gabriela Ibarra El molino o la triste historia de un pobre demente de esta ciudad nueva

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llamada Guadalajara de Indias que teme que le sean robados sus piensos para convertirlos en pan de Rafael Medina, ilustración de Diana Martín Plaza de Luis Martín Ulloa, ilustración de Fabián Quintero

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Mercado negro de Cecilia Eudave, ilustración de Jors Salazar

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La taza sin oreja de Fernando de León, ilustración de Lizeth Arámbula

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A la vuelta de la esquina de Ramsés Figueroa, ilustración de Patricia García

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Merlín trabaja en un burdel de Gabriel Martín, ilustración de Sara Arámburo

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Independencia de Berenice Castillo, ilustración de Chop Suey

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Ruinas de Héctor Palacios, ilustración de Édgarseis

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Pronto, muy pronto de Elizabeth Vivero, ilustración de Magusbundus

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Portales de Cástulo Aceves, ilustración de Pedro Sánchez

Los inquilinos de Rogelio Vega, ilustración de Guillermo Castellanos

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La oscuridad derramada de Carlos Bustos, ilustración de Sergio Vicencio

El anatomista y el juego de las arañas de J. Raúl Robles,

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ilustración de Manuel Cetina Hágase tu voluntad de Rodrigo Chanampe, ilustración de María Magaña

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Cajas blancas de Godofredo Olivares, ilustración de Andrea Caboara

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Jardines del Bosque de Édgar Velasco, ilustración de Topiltzin

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La soledad de los peces muertos de Abril Posas, ilustración de Paulina Magos

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Ciudad que termina de Rafael Villegas, ilustración de Casús Olivas

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Objetos perdidos de Ave Barrera, ilustración de Elena Guerrero Por las fotografías de los autores. En todos los casos se tomaron de los sitios

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personales de cada escritor o de la página web de Editorial Paraíso Perdido.


Esta edición de Río entre las piedras. Guadalajara como espacio narrativo fue impresa en la ciudad de Guadalajara durante el mes noviembre de MMXV en las instalaciones de Prometeo Editores [Libertad 1457, Guadalajara, México]. En su composición se usó la fuente Calluna de 9 11, 29 y 36 puntos. El tiraje fue de 1 000 ejemplares.



editorial.paraiso.perdido

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