Javier lozano
El fraude transexenal de Gil Díaz Pruebas documentales y testimonios incluidos en el libro Aduanas I: Nancy Flores
Fraude Transexenal, del periodista Miguel Badillo, revelan a Francisco Gil Díaz como el creador y operador directo del multimillonario fraude cometido a través de este fideicomiso privado, que ya contabiliza un daño patrimonial en contra del erario público por más de 10 mil millones de pesos
Hace 14 años el secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, ideó un doloso esquema para recaudar los impuestos relacionados con el servicio aduanero mexicano, que tan sólo en los cuatro primeros años de la administración foxista ha generado un daño patrimonial a las finanzas públicas superior a los 10 mil millones de pesos, según documenta la Auditoría Superior de la Federación (ASF). Publicidad
El eje rector del costoso fraude en contra del erario público es el fideicomiso privado identificado con el número de folio 954—8 y conocido como Aduanas I, signado en mayo 1993 por puño y letra del llamado “fiscal de hierro”, revela el contrato de creación dado a conocer por el periodista y director de la revista Contralínea, Miguel Badillo, en el libro titulado Aduanas I: Fraude Transexenal. De acuerdo con la investigación periodística, a pesar de que a finales de 2003 el presidente Vicente Fox conminó al secretario de Hacienda para que extinguiera de inmediato la irregular figura fiduciaria, hasta ahora el funcionario continúa al frente de su operación en contravención no sólo de la orden presidencial sino de todas las normas aplicables. El asunto no es menor, pues el Fideicomiso Aduanas I mantiene un patrimonio de 19 mil 523 millones 753 mil pesos. Recursos que por más de una década se han depositado “indebidamente” —según califica la propia ASF— en esta figura fiduciaria y que corresponden al cobro del llamado Derecho de Trámite Aduanero: impuesto aplicado a todos los importadores y exportadores de la República Mexicana que falsamente es considerado por Hacienda como “contraprestación” pagada entre particulares. A pesar de que los fondos manejados por el Aduanas I —y posteriormente triangulados a la empresa privada ISOSA (Integradora de Servicios Operativos S.A.) y al Fideicomiso Consorcios de Comercio Exterior II— son de origen público y que las máximas autoridades de fiscalización en México han comprobado las irregularidades en que ha incurrido Gil Díaz al constituir y operar este millonario fraude —primero como subsecretario de Ingresos y luego como titular de la Secretaría de Hacienda—, el funcionario público permanece en la impunidad. Y es que durante tres sexenios —salinista, zedillista y foxista— el “fiscal de hierro” ha recibido protección al más alto nivel. En la actual administración el cobijo del Estado es encabezado por el propio presidente quien, a pesar de conocer las