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by aquiaqui33
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EN LA OPINIÓN DE PEDRO J. _______________________________________________________ La banda del automóvil gris
CUANDO LA REVOLUCIÓN SE VOLVIÓ ENCARNIZADA, el gobierno mexicano ordenó que se realizaran cateos en varias ciudades con el propósito de encontrar armas ilegales y personas que se escondían para escapar de la justicia. Estos esfuerzos se concentraron, como es lógico, en la capital del país.
En 1915, vivían poco más de 700,000 personas en la Ciudad de México, y muy pronto, como suele suceder en estos casos, entre ellas corrió la voz de un grupo criminal que se aprovechaba de estos cateos para sus propios fnes delictivos. Los periódicos de la época apodaron a este muy famoso grupo como “La banda del automóvil gris”.
Su modus operandi era el siguiente: varios hombres disfrazados de militares subían a un Fiat Lancia de color gris y se detenían frente a la magnífca casa de una familia adinerada. Al apearse, tocaban a la puerta y presentaban una orden de cateo firmada por un importante general de nombre Pablo González, quien era lugarteniente de Venustiano Carranza. Al ver el documento legal y el uniforme de los bandidos, los residentes los dejaban pasar, sin sospechar nada. Pronto se daban cuenta del error cometido.
Una vez dentro de la casa, los miembros de la banda criminal aprovechaban rápidamente aquellos primeros minutos de confusión para inmovilizar a todos los que se encontraran presentes, desde los señores de la casa hasta los criados que se escondían en la cocina. Luego revisaban cada habitación de la casa en busca de objetos de valor, es especial joyas de plata que las damas solían guardar en cajitas forradas de terciopelo, o monedas de oro que, dados los tiempos revolucionarios, se encontraban escondidos debajo del colchón.
Una vez perpetrado el crimen, salían por la puerta principal de la casa y se alejaban en el mismo automóvil gris, sin que los vecinos sospecharan algo. Al ver el éxito de sus crímenes, Higinio Granda, líder de la banda, se dio cuenta de que podía expandir el negocio. Además de los robos, comenzó a secuestrar a algunas de sus víctimas para pedir un jugoso rescate.
La sociedad de aquel tiempo, horrorizada, exigió al gobierno de la Ciudad de México que pusiera cartas en el asunto, pero los meses pasaron y los crímenes continuaban. No se sabía si las órdenes de cateo estaban frmadas en realidad por Pablo González o la banda solo usaba su nombre para cometer los crímenes. Aquello no impidió que los periódicos lo acusaran, junto a Carranza, de ser cómplice de los delitos. El verbo “carrancear”, que se usaba con frecuencia en aquella época, era sinónimo de robar.
Hasta el mismo Emiliano Zapata escribió: “Esa soldadesca… lleva su audacia hasta constituir temibles bandas de malhechores que allanan las ricas moradas… como lo ha hecho ya la célebre mafa del automóvil gris, cuyas feroces hazañas permanecen impunes hasta la fecha”. ¿Qué hay del botín? Algunas de las piezas robadas se recuperaron en los lugares más insospechados. Por ejemplo, la afamada vedette y cantante de la época, María Conesa, lució algunas de estas joyas en los espectáculos que ofrecía, y siempre negaba su procedencia cuando le preguntaban dónde las había obtenido. Luego se supo que era amante de Higinio Granda.
La presión social creció con los meses y obligó al gobierno a tomar acción. Los miembros de la banda fueron arrestados, aunque muchos de ellos resultaron ser amigos de políticos importantes y consiguieron ser liberados sin condena alguna. Este fue el caso de Higinio, quien, tras un juicio sumario, alcanzó la libertad.
Otros, no corrieron con tanta suerte, ya que el gobierno de la Ciudad de México deseaba limpiar su imagen y apaciguar a los críticos. Entonces, se decidió que los pocos hombres que quedaban en la cárcel, los de bajo rango dentro de la banda, fueran fusilados frente a la cámara de un invento que causaba furor: el cinematógrafo. Así, las víctimas podrían ver el castigo de los culpables.
En 1919, el notado director de cine llamado Enrique Rosas Aragón, decidió flmar una película muda basada en los crímenes. El fnal era nada más y nada menos que la escena real de los fusilamientos producidos en diciembre de 1915.
La película fue muy popular en sus tiempos y ayudó a que la serie de robos y secuestros entrara en el imaginario popular. Se le considera una obra maestra restaurada por la Filmoteca Nacional y exhibida en 2019 a 100 años de su estreno.
Hasta la fecha, no sabemos si el general Pablo González fue cómplice o no, pero lo pagó en el aspecto público. En 1919 se rebeló contra Carranza e intentó lanzarse como candidato a la presidencia. La película que se estrenó ese mismo año trató de limpiar su imagen, pero todo fue en vano. Pablo González murió el 4 de marzo de 1950 en la miseria. Hoy es recordado tristemente por su relación con la célebre banda del automóvil gris y por ser el artífce del asesinato de Emiliano Zapata.
La banda del automóvil gris se considera uno de los primeros grupos de crimen organizado que ha tenido y sufrido México.
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