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70º Festival Internacional de cine de San Sebastián.

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El triunfo de la juventud

Las nuevas generaciones se convirtieron en las grandes protagonistas de la 70ª edición del Festival de San Sebastián, como si de alguna manera reivindicaran su espacio a través de historias que hablan de sueños, de exclusión, de pérdida y de aprendizaje en un mundo en el que todavía no han encontrado su lugar, pero al que intentan insuflar su espíritu

fresco y contestatario. Por Beatriz Martínez (enviada especial).

Jóvenes heridos. Desde el momento de su proyección quedó claro que Los reyes del mundo, el segundo largometraje de la colombiana Laura Mora, era una de las favoritas, por su capacidad para conjugar miseria, violencia y poesía dentro del viaje que emprenden cinco niños de la calle de Medellín en busca de un hogar en un terreno perdido del entorno rural que perteneció a la abuela de uno de ellos y que ahora ha heredado. Por el camino recorrerán un país devastado por la pobreza y la corrupción, por el miedo y la crueldad, en el que no parece existir un futuro. Un cuento tan atroz como lírico, hipnótico y fantasmal en torno a una ‘tierra prometida’ que no existe.

El contexto social y político resulta fundamental a la hora de adentrarnos en Los reyes del mundo, pero en el fondo habla de juventud herida, en este caso, abandonada, sin recursos, y eso es algo que dialoga de alguna manera con La maternal, la nueva película de Pilar Palomero, a partir del sentimiento de exclusión que siente su protagonista al quedarse embarazada siendo todavía una niña, sin apenas herramientas emocionales (tampoco económicas) para hacer frente a esa situación de responsabilidad adulta. La fuerza y al mismo tiempo la fragilidad que desprende la jovencísima Carla Quílez en su interpretación le hicieron alzarse con la Concha de Plata con tan solo 14 años, que compartió ex aequo con otro absoluto descubrimiento, Paul Kircher, que en Le lycéen (Winter Boy), de Christophe Honoré, aborda la pérdida de su padre a través de un kamikaze camino de descubrimiento sexual. Por último, otra menor de edad, la argentina Renata Lerman, fue galardonada por su (mínima) participación, como actriz de reparto, en la película de su padre Diego Lerman, El suplente, que precisamente aborda la educación como base fundamental para formar a los adolescentes a la hora de tener valores y un mayor conocimiento del mundo en el que viven.

Finalmente, la obra más polémica del festival, centrada en los abusos sexuales a la infancia por parte de un pedófilo, es decir Sparta, de Ulrich Seidl, no obtuvo ningún reconocimiento. El austríaco es un excelente y minucioso narrador a la hora de destapar los monstruos que oculta nuestra sociedad, pero en esta ocasión su mirada resulta demasiado autocondescendiente con su objeto de estudio, algo que de alguna manera resta méritos a una película brillante

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