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María León, por El universo de Óliver

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MARÍA LEÓN UNA HISTORIA VERDADERA

Entre la magia y el realismo, ‘El universo de Óliver’ hace un viaje a la Andalucía del 85 y a la infancia de su director, Alexis Morante. Un retrato nostálgico, basado en la novela de Miguel Ángel González, de las pachangas de fútbol, la vida en la calle y la aventura de hacerse mayor, donde la actriz se deja la piel como madre que quiere sacar adelante a su tribu sin olvidarse de sí misma. Por Isabel Navarro.

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n la infancia el tiempo se extiende eterno como si

Eun día durase 48 horas y un domingo, una semana. En El universo de Óliver, María León (Sevilla, 1984) encarna el tiempo concreto. Como madre es puramente terrenal, pero le hemos pedido que recuerde su infancia y lo que la une a este Óliver con la cabeza en los cielos. Con la jaula abierta. Me planteé el personaje de Carmela recordando a las madres de la generación de la mía: a mis vecinas, a mis tías… Mujeres con muchas ganas de ponerse los rulos y los pendientes, que creían que tenían libertad, pero no la ejercían, así que vivían como en una especie de jaula abierta. Educadas con la idea del deber y olvidarse de ellas mismas. Los niños están bien. Al menos Carmela, mi personaje, tiene una historia de amor real. Ama a su marido, pero es duro, porque ese hombre tiene el comportamiento de un niño. Es un impresentable con todas las letras y está acostumbrado a que le saquen las castañas del fuego. Carmela se pasa la vida quitando a sus hijos del barro y poniéndoles la camiseta limpia. Y con él hace lo mismo. Pero creo que también hay que entenderlos a ellos, esos maridos que trataban de ser lo que creían que era un hombre, pero carecían de cualquier herramienta. Siempre, Carmina. Mi madre no ha sido mi principal inspiración, pero por supuesto que mi personaje tiene cosas suyas. Sobre todo, la valentía y esa manera suya de amar sin juzgar. Carmina lleva a la manada adelante admitiendo siempre los errores y las pobrezas de sus seres queridos, pero sin permitir que se muestren como algo feo. Carmina ama a donde ha decidido pertenecer y mi Carmela, también. El jardín secreto. Cuando era niña como Óliver, también tenía mis lugares secretos a los que escapar. Era muy fantasiosa y además tenía a mi tata, a mis abuelos… Diferentes casas y, en cada una de ellas, una esquinita mía. Pero mi vía principal para escapar de la realidad siempre fue la música. Me iba con mi walkman y me sentaba en un bordillo de la acera durante horas y horas. Lo que más escuchaba era flamenco. Cogía un día a Manolo Caracol y, al otro, a Manolo Escobar… Mi familia tenía una venta con uno de esos expositores de cintas que se veían en las gasolineras. Luego hubo una época en que empecé a escuchar las cintas de mis hermanos, pero de pequeña eran Peret, María Jiménez, Camela, Navajita… Y hubo una época que me dio por el bolero… Es que soy muy antigua para la música. Un ser mágico. Mis abuelos me han educado y me han querido, pero con quien yo hablaba durante horas de un modo especial era con El Sheriff, que era un vagabundo que siempre estaba en la puerta de la venta de mis padres. Mi madre le consiguió un coche viejo que no funcionaba, un 600 amarillo con tapicería de terciopelo rojo, para que tuviera donde dormir. Para mí aquel coche era como una nave espacial.

DE QUÉ VA: El Sheriff era un hombre que tenía su aire, Óliver, un niño con su esquizofrenia, soñaba y se inventaba una imaginación cosas, y de vez en cuando le daban desbordante y un arrebatos y me decía: Estudia Mari. Éramos abuelo apodado ‘El Majara’, se muda con su familia al sur amigos. Yo ser un niño era una niña como yo. u y él se permitía cuando está a punto ESTRENO: 13 MAYO de pasar el cometa Halley. El universo de Óliver (España, 2022, 112 min.). DRAMA.

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