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THE END
Trintignant en el set de ‘El atentado’ (1972). Arriba, como el piloto JeanLouis Duroc de ‘Un hombre y una mujer’ (1966). En el centro, con Alain Delon en ‘Historia de un policía’ (1975). Abajo, junto a Irène Jacob en ‘Tres colores: Rojo’ (1994).
Jean-Louis Trintignant, la mirada del otro Actor francés. 17 junio. 91 años. Toda una carrera (toda una vida) y 50 años unen más que separan al joven ávido de beberse el mundo, el verano, de la mano de un hedonista (Vittorio Gassman) en La escapada (Dino Risi, 1962) del anciano enfrentado a la muerte en la conmovedora Amor (2012) de Michael Haneke. Bajo esas arrugas y ese dolor podemos reconocer al actor que se convertiría en todo un referente en los años 60 gracias a la romántica Un hombre y una mujer (Claude Lelouch, 1966). Casi hablaba de él mismo (también era piloto de carreras como su personaje), ese eternamente enamorado y desenamorado de Anouk Aimée al cual retornaría en varias nostálgicas secuelas. Lejos del 40
AG OSTO 2 02 2 · FOTOGRAMAS.ES
encasillamiento en cierto tipo de representación (francesa y sesentera) de la masculinidad, Jean-Louis Trintignant se dedicó con encomiable esfuerzo a romper esa imagen interpretando a tipos tan dudosos y en zona de grises como el de El conformista (Bernardo Bertolucci, 1970) o el romántico cerebral según Éric Rohmer de Mi noche con Maud.
UN MUNDO INTERIOR La gran mayoría de los personajes a quienes dio vida Trintignant parecían estar siempre en conflicto con una superficie más convencional y con un complicado universo interior, algo que Sergio Corbucci llevaría al extremo de darle el protagonista (que jamás pronuncia una
palabra) del western magistral El gran silencio (1968). Todos los grandes directores contaron con él: Costa-Gavras (Los raíles del crimen, Z…), François Truffaut (Vivamente el domingo), Claude Chabrol (Las ciervas), Jacques Deray (Funeral en Los Ángeles, Historia de un policía), Ettore Scola (La noche de Varennes), Krzysztof Kieslowski (Tres colores: Rojo), Yves Boisset (El atentado), René Clément (¿Arde París?, Como liebre acosada) o incluso nuestro Antonio Eceiza en Las secretas intenciones. Cuando Manuel Vázquez Montalbán creó a su detective Pepe Carvalho tenía en mente al actor francés y habría resultado genial que lo hubiera encarnado en el cine o en la televisión. u