FELIX SERVIO DUCOUDREY: LOS "GAVILLEROS" DEL ESTE, UNA EPOPEYA CALUMNIADA

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LOS "GAVILLEROS" DEL EST E UNA EPOPEYA CALUMN IADA FELI X SE RVIO DUCOUDRAY


LOS "GAVILLEROS" DEL ESTE: UNA EPOPEYA CALUMNIADA


PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SANTO DOMINGO _ _ _ _- - - - - - - V O L . C X C V - - - - - - - - - - -

COLECCION HISTORIA Y SOCIEDAD No. 23

LOS "GAVILLEROS" DEL ESTE: UNA EPOPEYA CALUMNIADA

Félix Servio Ducoudrav

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1976 Editora de la UASD Apartado Posta I No. 1355 santo Domingo, República Dominicana

Edición a cargo de Emilio Cordero Michel

Impreso en Editora Cultural Dominicana, S.A. San Martln No. 236-8 Santo Domingo, República Dominicana CUbierta de Cuadrado con dibujo de Gilberto Hernández Ortega Hecho el depósito de ley


LOS "GAVILLEROS" DEL ESTE UNA EPOPEYA CALUMNIADA FELlX SEHV/O Dl'COCDH.W

EDITORA DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SANTO DOMINGO Santo Domingo, República Dominicana


PRESENTACION

Este libro no es la historia de la lucha armada llevada a cabo por el campesinado del Este, en forma de guerra de guerrillas, contra el invasor yanqui de 1916. Esa historia está aún por escribirse. Este es libro de refutaciones contra la leyenda nepra que llevó a ponerle, al guerrillero patriota de entonces, el sambenito de gaoilieros: y recoge los artlculos que acerca de esa bre{!,a de armas escribí en los meses que van de julio a octubre de 1974, .Y que se publicaron, el primero en la revista " ¡Ahora! "y los demás en el diario "El Nacional". Lo que más me movió a emprender este trabajo fue el haber constatado que aun los documentos y testimonios "d» 1 enemigo ", esto es, de las autoridades de ocupación, que son los que utilizo y en los cuales, como es natural, aparece con insistencia el empeño de descrédito y la actitud de complicidad con el invasor, contienen las pruebas que sacan en limpio la estampa del combatiente anti-yanqui de aquellos días. En eso estriba, pienso yo, la fuerza de refutación de estos artículos. Cuatro de ellos contienen modificaciones: Los dos acerca de Ramón Natera se refunden en uno sólo, ya que el segundo se escribió para rectificar el error que se había deslizado en lo tocante a los días finales del guerrillero, Se modificó también el referente a Fidel Ferrer, para precisar el tiempo de su entrada a Hi{!,üey, que fue anterior a 1916. y al primer artículo se le suprimieron algunos párrafos acerca del ajetreo guerrillero de Natera para no repetir datos que van mejor puestos en el que compendia su vida. 7


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Dejo aquí constancia de mi gratitud para con. el amigo e historiador Emilio Cordero Michel, quien puso a mi disposición, con ejemplar desprendimiento, el valioso fichero que sobre la Ocupación Norteamericana de 1916 elaboró a costa de muchas horas de inuestieacion entre los le/{Ujos del Archivo General de la Nación, y sin el cual me habría sido imposible escribir este trabajo. Doy también las ffacias a Vetilio Alfau Durán, que pastorea las noticias de la historia del Este como si fueran {{anado propio, a José Espaillat, a Julio [barra Rios y a Luis M. Cedeño Pepén, por la utilidad de las observaciones que me hicieron. La misma gratitud me obliea a este descargo: no es de ellos, empero, sino exclusiuamente mía, responsabilidad por cuanto aquí se dice.

Félix Servio Ducoudray h:

Santo Dominuo, Die ie mbre de 1975


A Bulula, mi compa単era, ya Patricia ya Pablo, nuestros hijos: esta gavilla de verdades para que la compartan con todos los compa単eros de la verdad.


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"Señor gobernador y querido amigo: le ago (sic) esta para saludarlo y para darle cuenta de la sección. Aquí está esto malísimo, se ha lebantado (sic) un grupo de gabilleros (sic) conosidos (sic) y se mueben (sic) de noche. y están acabando con los intereses (las negritas son mías F.S.D.). También quieren acabar conmigo, así es que le suplico me mande por escrito lo que aga (sic) con ellos, ya yo sé cuáles son. No deje de contestarme. Yo aquí estoy en mi puesto siempre ~ su orden. Sin más nada su afectísimo amigo, (fdo.) El Pedáneo de San Francisco' '. Esta carta la envió dicho pedáneo al gobernador del Seibo, el 19 de julio de 1916, y ella indica varias cosas: • l. Que la lucha guerrillera contra las tropas yanquis que en 1916 ocuparon nuestra patria, comenzó desde temprano en el Este. 2. Que los guerrilleros patriotas, además de combatir contra los ocupantes extranjeros, luchaban también contra los traidores nacionales que se pusieron al servicio de los invasores, como es el 11


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caso de este pedáneo que, sin duda sabiendo lo que se traía entre manos, escribió ese "también quieren acabar conmigo". 3. Que esos traidores nacionales no eran inocentes, sino gente dispuesta a "acabar" con los guerrilleros para ayudar al invasor. (" ...le suplico me mande por escrito lo que aga (sic) con ellos, ya yo sé cuáles son "), y .va, también desde el comienzo, ese nombre infamante: gavilleros. Como si se tratara de simples salteadores. ¿Es que acaso no podía haber más razón que ésa -el robo- para alzarse en armas contra el invasor? El coronel Geo C. Thorpe, del U.S. Marine Corp, le escribió desde San Pedro de Macorís al gobernador del Seibo, Elpidio Morales, lo siguiente: "He recibido la siguiente carta: (... ) "Las tropas americanas que están aquí de puesto cometen actos muy malos. Se comen los animales ajenos, no los pagan y ponen a la gente buena a cargar agua. La Guardia Naciónal es peor que los gavilleros". Pero no sólo eso. También asesinaban: el síndico municipal de Higiíey, Andrés Pumarol, comunicó al gobernador del Seibo (13 de octubre de 1920) que "los gavilleros (léase guerrilleros) Juan Contreras, Enemencio Leonardo, Francisco Mercedes (a) Luciano y el jefe Alfonso Gracia fueron fusilados por las Fuerzas Américanas" (las ne~itas son mías. F.S.D.). Daba además otra prueba del carácter criminal de los cómplices del ocupante: tal fusilamiento se efectuó -dice- "a petición de un grupo de los habitantes de la sección de Santana", y no se necesita ser ningún lince para ver que ese "grupo de habitantes" no podía ser otra cosa que representante de "los intereses" de que hablaba el pedáneo de San Francisco. Las tropelías menudeaban. El 'oficio No. 2246 del gobernador de San Pedro de Macorís, R. Sánchez González, al 'provost marshalll G.V. Stack, daba cuenta, el 13 de junio de 1919, del siguiente episodio ocurrido en las inmediaciones del ingenio Quisqueya:


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"El domingo 8 de los corrientes, viniendo los señores Pantaleón V ásquez, Manuel jiménez, Francisco Sosa, Francisco Vásquez, Dionisro , Pedro María y Félix [imenes, Juan Leguisamón y Gregorio Romero del Central Quisqueya, en el camino fueron asaltados por marinos americanos quienes les exigieron sumas de dinero, entregándole cada-uno lo que pudo o tenía; a los Sres. Gregorio Romero y a Manuel jimcnes les dispararon con los r e vó lver c s , salvándose milagrosamente. Al Sr. Nicolás Peguero (a) Colén, quien también venía de Quisqueya con su señora, le hicieron un disparo para hacerlo huir y quedarse con su señora; ésta llegó a la población a las 7 de la noche, presentándose con el vestido desgarrado y sus carnes cubiertas de arañazos, lo que me hace presumir que fue violada. Ese mismo domingo 8 de los corrientes, marinos americanos le infirieron tres balazos al anciano, sordo, ciego y loco Félix Vásquez, en Las Cañadas, de los cuales murió hoy". Otro oficio del mismo gobernador (el No. 2278, del lro. de agosto de 1919), dirigido al brigadier general H. B. Fuller, daba cuenta de "las prisiones efectuadas en estos días en el Central Quisqueya, recaídas en comerciantes y agricultores de reconocida honradez". Añádanse a esto los masivos y violentos desalojos de campesinos en toda la zona, con que los centrales azucareros norteamericanos formaron sus inmensos latifundios cañeros. y así de seguido. Eso da el fondo social y patriótico de la guerrilla contra los invasores, de cuya asombrosa y persistente actividad (hasta, mayo de 1922 y aún más allá) aparece el rastro frecuente en lo s,.informes que enviaban a sus superiores las autoridades locales y los gobernadores.


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DE VICENTE EVANGELISTA (VICENTICO)

" ...vine al Prado y ahí supe que pasaron el lunes (los alzados) a las 6 de la noche con rumbo para abajo, llegué a Guayabo Dulce y donde le llaman el Pueblecito, y encontré las noticias que habían amarrado a Saso Santana (...) y por noticias oficiosas dizque anoche estuvieron en Matapalacio y amarraron al Alcalde, dizque los contaron y dizque ascienden a 53 hombres, pero muy pocos armados". (14 de marzo de 1917. Del jefe comunal de Hato Mayor al gobernador del Seibo).

y el 17 de abril de 1917: "Esta mañana a las 7 fui atacado por un grupo como de 50 hombres. Tengo informes de que el jefe es Vicentico. El pleito duró una hora. (..}Tuve dos muertos, ellos varios heridos. Urgeme que a la mayor brevedad me mande refuerzos y pertrechos". (Del jefe comunal de Higiiey, Arístides Mejía, al gobernador del Seibo). El i'6 de mayo del misma año dicho gobernador, O ctavio Beras, informaba al secretario de Interior y al mayor Davis: "El jefe comunal de Higiiey en oficio de esta misma fecha me avisa que Vicentico estuvo en Guaniábano y de allí salió para El Rancho y Hato Mana quitando caballos. Que anda con más de cien hombres bien armados ¡ varios prisioneros. Esta noticia está corroborada por el Pedáneo de Santa Lucía que vino a darme parte esta mañana de que anoche como a la 1 p. m. (sic) pasó por aquella sección un grupo de hombres de más de 70 todos a caballo. Supongo que ésta es la misma gente que asesinó a los 2 ingenieros del Central Romana que trabajaban en las Sabanas de Chabón, hecho del cual ya debe tener conocimiento. Considero necesario perseguir activa y tenazmente a estos grupos


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porque están haciéndose más nutridos cada día, y son ya un verdadero azote para las secciones de esta provincia". 3 días después, el mismo gobernador telegrafiaba al general Pendleton, en Santo Domingo: "Seguro Vicentico en Loma del Puerto, común de Hato Mayor. Es probable lleve rumbo Bayaguana".

y al secretario de Interior daba cuenta, el mismo 19 de mayo: "según mis noticias, Vicentico y su grupo (...) estuvo en Guaniábano y Hato de Mana, de la jurisdicción de Higüey, y luego pasó por el Cuey y Santa Lucía, de ésta jurisdicción (el Seibo. F.S.D.), yéndose nuevamente a Candelaria y Magarín, donde se encontraba ayer". Luego comentaba, con el mismo lenguaje y las mismas preocupaciones del Pedáneo de San Francisco: "Ni las vidas ni los intereses (las negritas son mías. F.S.D.) tienen garantía en los campos de esta provincia". El gobernador civil que así hablaba, Beras, era terrateniente y colono de caña. Y con el fin de reforzar la apelación ante los interventores para que ampararan los intereses de la clase a que pertenecía, añadía: "El grupo de alzados, que se ha hecho más numeroso últimamente y que cruza a pie o a caballo en todas direcciones, dispone a su antojo de las unas y de los otros (vidas e intereses. F.S.D.) Incendia casas, tala plantaciones, roba animales para trasladarse de un lugar a otro y para comer, y suprime vidas (oo.) especialmente las de aquellos que, de algún modo, prestan servicio al gobierno o a las autoridades (las negritas son mías.


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F.S.D.) Tal estado de cosas, Señor, es por demás alarmante y no puede prolongarse por más tiempo, sin gravísimo riesgo para la sociedad que está seriamente preocupada ", Se ve daro: el mundo feudal, al igual que muestra la historia :le otros países colonizados del siglo XX, se alió con el opresor extranjcr o. Y así clamaba por boca del gobernador Octavio Beras: "Es urgente, pues, que el gobierno lo considere y ordene las medidas necesarias para devolver la tranquilidad a los habitantes dc esta Provincia". (Léase: "a 'los intereses' de esta provincia"). Meses después Vicentico se entregó, confiado en promesas: "Tengo a bien avisar a Ud. -comunicaba el gobernador Beras, al jefe comunal de la provincia, el 5 de julio de 1917- que ayer, 4 de los corrientes, hizo su presentación Vicente Evangelista junto con el grupo que le acompañaba". Pero como algunos prefirieron ir a reintegrarse a sus viejas localidades, el gobernador Beras daba al respecto instrucciones corno éstas: "Hacerlos vigilar con mucha habilidad -así escribió, por ejemplo, el13 de julio al jefe comunal del Jovero-, a fin de que no se perciban de ello, mientras se trasmiten a Ud. nuevas órdenes".

y esas órdenes llegaron: "El Jefe comunal de Ramón Santana, trajo ayer en calidad de presos a este Despacho a los nombrados Félix Manzanilla, José Inés Guzmán y Rosendo Guzmán, bajo inculpación de haber formado parte del grupo del bandido (sic) Vicente Evangelista". (Del gobernador del


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Seibo, que ya entonces lo era Elpidio Morales, al jefe de las fuerzas de Ocupación en la provincia, 'provost marshall') . Pero la rendición de Evangelista no significó el cese de la lucha ni cosa parecida, porque eran muchos los jefes de guerrilla que combatían contra el invasor. Uno de ellos fue Pedro Tolete, que el 23 de mayo de 1917 "estuvo (...) en Guayabo Dulce, capturó al alcalde pedáneo y otros; pudo huírsele el alcalde; tiene ya este grupo como 15 hombres más o menos". (Del jefe comunal interino de Hato Mayor, al gobernador del Seibo). Otro fue Ramón Natera, cuyas hazañas el pueblo seibano cantaba en coplas que todavía en 1948 andaban de boca en boca por los campos. Estando yo entonces encarcelado en la fortaleza del Seibo, se las oí cantar un día a un campesino anciano, que allí estaba preso, cuando lo sacaron a desyerbar el patio.

DIFAMACION

y ahora es la hora de dilucidar muchos de esos informes que pintan corno asesinos y delincuentes a los guerrilleros patriotas que combatían contra el invasor con las armas en las manos. Hay que decir, ante todo, que los citados aquí han sido informes de autoridades que colaboraban con el ocupante. Esto es, traidores a la patria que, desde luego, difundían una imagen envilecida del guerrillero patriota. Pero hasta los propios documentos de esas autoridades ponen en claro que no se trataba de desmanes antojadizos. Andrés Pumarol, síndico de Higüey, en su oficio No. 83 al gobernador del Seibo, decía el 20 de septiembre de 1920: "En la sección de Guanito le dieron muerte (los "gavilleros" de Manuel Morla F.S.D.) y fue encontrado a los 3 días al Sr. Modesto Silvestre y se dice que fue


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porque acompañó a la Guardia Nacional D. en días pasados para perseguir a otros alzados" (las negritas son mías F.S.D.). y ya el 30 de agosto del mismo año, el citado síndico, en el oficio No. 78 había dado esta razón:

"En Benedicto, sección de la Magdalena, el grupo de Mango Viejo y el Cibaeño desarmaron a un policía de la Central Romana que venía con dos ingenieros y otros policías más; pero lo capturaron sólo por venir como espía" (las negritas son mías F.S.D.). y son esos los móviles que hay que ver en acciones guerrilleras como las siguientes, comunicadas el 15 de octubre de 1918 por el síndico Pumarol.

"En los Palitos, seccion de Santana, quemaron los alzados las casas de Cástula y Andrés Guerrero. En la sección de Matachalupe los mismos quemaron las casas de Rufino Sánchez y Félix Lappot. En las Limas los mismos quemaron la casa de Rufina Jiménez".

o en la comunicada el 3 de septiembre del 18: "En la Bacana, sección el Bonao, quemaron los gavilleros una casa". Son (y maticemos: son generalmente, para no incluir las excepciones que puedan haber ocurrido) acciones de castigo contra aquellos que, en medio de una guerra patria, servían al enemigo. Por eso fueron blanco frecuente de esta clase de acciones los alcaldes pedáneos. Porque tales alcaldes no eran entonces otra cosa que eso: traidores nacionales al servicio del invasor, delatores y activos persecutores de los guerrilleros. Citemos de nuevo al síndico higüeyano, Andrés Pumarol, para


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confirmarlo y mostrar de paso la eficacia de esa campaña de los guerrilleros: "Por la presente comunico a Ud. que se encuentran sin inspectores (de agricultura. F.S.D.) ni alcaldes pedáneos 13 secciones debido a que tienen que estar en esta población porque los alzados los persiguen. He tratado de sustituirlos por otros, pero en los actuales momentos nadie quiere aceptar. Lo que comunico a Ud. por ser esto motivo para no poder dar cumplimiento exacto a ciertas órdenes". (Oficio No. 58, del 15 de octubre de 1918, al gobernador del Seibo).

PRUEBA MAYOR y he aquí otro dato esclarecedor: no faltaron casos en que los mismos guerrilleros entregaban a las autoridades a quienes actuaban como verdaderos delincuentes, como fue el caso de Miguel Torres. Lo cuenta el tantas veces citado síndico Pumarol, en oficio del 4 de julio de 1921:

"El grupo de gavilleros (sic) que capitanea el gran bandido (sic) Blanco Caraballo, mandó amarrado, a título de preso, a Miguel Torres, de la sección de Santana, porque está acabando con dicha sección, robándole todo cuanto encuentra (las negritas son m í a s F.S.D.) (...) Con los individuos que mandaron a Miguel Torres, nos mandó (...) el bandido (sic) Caraballo una carta diciéndonos los motivos por qué mandaba preso a Miguel Torres". El móvil patriótico justiciera se echa de ver, asimismo, en la reacción de Ramón Natera ante la muerte de los guerrilleros Rijo y Rincón.


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La muerte fue así: "BIas Villegas denunció un grupo de gavilleros (sic) que se encontraba en Jobo Dulce, capitaneado por Alifonso Rijo y Julio Núñez, y fueron asaltados, muriendo en dicho asalto Alifonso y Heriberto Rincón, quitándoles un pata de mulo, hamacas y otras cosas". (Oficio No.51 de Andrés Pumarol al gobernador del Seibo, 17 de mayo de 1920)." y la reacción de Natera aparece clara, en el oficio que el mismo síndico de Higüey envió el 24 de mayo, a la semana de la muerte:

"Por la sección de Chavón y Gato éstuvo un grupo de gavilleros (sic) averiguando por la muerte de Alifonso Rijo y Heriberto Rincón, y se dice que era Ramón Natera. Por esta razón no pude asistir a la revista de Gato después de estar en la Boca de Chavón, por sólo andar con tres agentes y escaso de cápsulas". Finalmente Natera también se "presentó", a comienzos de mayo de 1922, y acabó apresando "malhechores" y enviándoselos a las autoridades. ¿Otro Enriquillo que, tras el cese de hostilidades, queda comprometido a perseguir a los suyos? ¿Ilusiones en el plan de evacuación? Quede eso pendiente de averiguación más precisa y juicio más seguro. La conducta de un jefe guerrillero no puede, sin embargo, borrar el carácter de hazaña patriótica que tuvo esa epopeya nacional, siempre rodeada por el activo respaldo del pueblo. Probémoslo con el informe que el comandante general envió el 17 de abril de 1922 al gobernador militar de Santo Domingo acerca de las operaciones de las tropas norteamericanas en Los Llanos y sus alrededores, donde se lee:


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"Los habitantes de Los Llanos y sus alrededores no han estado cumpliendo con sus deberes de ciudadanos pacíficos (.... ) Muchos de estos habitantes son hostiles al gobierno militar, y han permitido que su comunidad, con la ayuda o el favor del síndico y miembros del Ayuntamiento, se convierta en un paraíso para los bandidos (sic) .., muchos de los ciudadanos influyentes de allí han brindado asistencia material a los bandidos (sic) en forma de abastecimientos y de informaciones relativas a las fuerzas de ocupación",

y continúa: "Aquí, Martín Peguero, uno de los más notorios y poderosos líderes de Santo Domingo, ha permanecido, hasta hace poco, en absoluta seguridad debido a la persistente y abierta hostilidad de los funcionarios locales del municipio de Los Llanos hacia el gobierno militar". A tal punto era así, que fue preciso apresar a todos los varones de la población y llevárselos como prisioneros a Las Pajas: "el capitán Hart ordenó formarlos de dos en dos, cada pareja fue atada, no muy apretadamente, con un pedazo de soga, brazo con brazo, el brazo derecho del uno (amarrado) al brazo izquierdo del otro, de modo que los brazos pudieran separarse hasta dos píes para facilitar la marcha. El grupo fue marchando a pie hasta Lajas, unas seis millas aproximadamente al Este de Los Llanos. En Lajas el grupo fue metido en un tren de azúcar facilitado por Las Pajas, ingenio de propiedad norteamericana, y de allí hasta Las Pajas por ferrocarril. (oo.) Entre los 112 varones recogidos en Los Llanos, un elevado tanto por ciento fue identificado como bandidos, o como gente que había ayudado o apoyado a los bandidos (sic) en más de una ocasión. Los que se identificaban con los


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bandidos (sic) fueron sometidos a juicio por la corte prebostal, declarados culpables y sentenciados a cinco meses de cárcel o $300 de multa". El apoyo popular a los guerrilleros patriotas se manifestó a lo largo de todo el período de lucha. Por eso el síndico Pumarol de Higüey comunicaba el 13 de enero de 1918 al gobernador del Seibo: "Cada día ingresan más y más a las filas de los alzados". (Oficio No. 82, del 13 de enero de 1918). y el 4 de octubre de 1920 le explicaba:

"La Guardia persigue mucho a los alzados pero son tantos los espías, que se les dificulta la captura de ellos". Recordemos finalmente estos nombres: Julio Núñez: "En la sección de Yuma Julio Núñez y dos hermanos le dieron muerte al capitán americano de puesto en aquella sección". (Oficio del síndico Pumarol al gobernador del Seibo, 18 de agosto de 1919). Chiquito: "Encuentro de los del monte, capitaneados por Félix Laureano (a) Chiquito, Con las tropas americanas, muriendo un marino americano y un herido, y de parte de los alzados cuatro muertos". (Oficio del 17 de septiembre de 1918). Amadeo Santana: "En la sección del Guanito tuvieron un encuentro las tropas del Gobierno con los alzados que capitaneaba Amadeo Santana, resultando un moreno americano herido de una parte y de la otra hirieron a dos y murieron cinco, entre ellos el jefe Amadeo Santana". (22 de octubre de 1918). Juan Hubiera (a) Muñiñingo: "En la sección El Cerro hubo un encuentro entre los alzados y los marinos americanos acompañados de varios prácticos; los alzados eran comandados por Muñiñingo y en la acción halló la muerte el gavillero (sic) Luis Ma. Cedeño, quien portaba un pata de mulo y varias cápsulas". (17 de febrero de 1919).


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José Amparo: "Las tropas americanas acompañadas de dos policías municipales asaltaron en el lugar de Maimón al gavillero (sic) José Amparo. (a) José Blanco, de la común del jovero, quitándole dos revólveres e hiriéndole las dos piernas y rompiéndole un brazo a la mujer Catalina Cedano de un balazo". (9 de junio de 1919). y muchos más. Sus nombres no deben ser olvidados. Algún día los recogerá y los honrará la verdadera Historia dominicana. La quc no se escriba con el servilismo colonizado que llevó a algunos dominicanos a llorar con el invasor las bajas que padecía, como lo hizo el gobernador de San Pedro de Macor ís, R. Sánchez González, el 15 de agosto de 1918, al dirigirse al brigadier General J. H. Pendleton, con estas palabras: "Un nuevo y penoso motivo me obliga a dirigir a Ud. la presente con el fin de que reciba Ud., y sea intérprete ante el gobierno militar, mis profundos sentimientos con motivo de la muerte de los tres marinos de las fuerzas de ocupación, los cuales perecieron en el cumplimiento de su deber". "En el cumplimiento de su deber"! Bonita manera de no llamar las cosas por su nombre. Y a quienes lo cumplían realmente, entonces les llamaban gavilleros. Pero día llegará en que la Historia cierta ponga los puntos sobre las íes y la gloria sobre los defensores de la patria.


NO OlVIDEMOS E11916

Uno de los más brutales atropellos cometidos contra la población dominicana por los invasores yanquis de 1916, fue la llamada Reconcentración que se llevó a cabo en el Este. y como se cumple mañana medio siglo de la salida de las tropas extranjeras que pisotearon nuestra soberanía, es oportuno recordar el abuso vandálico. "Señor: tan pronto como usted reciba la presente, sírvase ordenar a todos los habitantes de su sección, sin distinción alguna, que según 'órdenes de los jefes militares, deberán reconcentrarse en este pueblo, sin permitírsele ir a ningún otro lugar, dándosele como plazo para hacerlo el término de cuatro días que comienzan a contarse desde esta misma fecha". "Dígales que deben traer alimentos para un mes. "Después de vencido este plazo, el gobierno considerará como contrarios a todos los que permanezcan en la Sección". Así llegaba a las zonas rurales la orden terrible de la 25


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reconcentración, comunicada por los gobernadores del Este a los alcaldes pedáneos. La que aquí he copiado es la firmada el 17 de agosto de 1918 por el gobernador del Seibo, Elpidio Morales. Todo el Este ardía entonces en las llamas de la guerra patriótica que contra el invasor extranjero y los cómplices nativos llevaban a cabo-y a gloria- no una ni dos sino incontables guerrillas que operaban en los campos con el activo respaldo de la población rural y urbana, y que de 1917 a 1921, según la cuenta de los propios yanquis, trabaron más de 300 combates con los 'marines'. La magnitud alcanzada por la solidaridad patriótica con la guerrilla, aparece hasta en los informes de las autoridades de la Ocupación, nativas y yanquis: "La Guardia persigue mucho a los alzados pero son tantos los espías, que se les dificulta la captura de ellos". (Informe del síndico de Higüey, Andrés Pumarol, al gobernador del Seibo, 4 de octubre de 1920)..

y el comandante general de San Pedro de Macorís, W. c. Harllee, decía de la población de Los Llanos el 17 de abril de 1922: "Muchos de sus habitantes son hostiles al gobierno militar y han permitido que esa comunidad (... ) se convierta en refugio de bandidos". (En la jerga -yen el desprecio- del ocupante, "bandido" era el nombre que se daba al guerrillero que lo combatía). Harllee especificaba: mucha gente "ha brindado ayuda material a los bandidos en forma de abastecimientos y de información acerca de las fuerzas de ocupación". Encarcelaron y asesinaron a gran número de los que fueron sorprendidos en el empeño de ayudar a los suyos. Pero no fue bastante. Y entonces recurrieron a la drástica reconcentración de la población rural en las ciudades, para vaciar los campos y privar a los guerrilleros de la principal base de apoyo social con que contaban.


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De ese modo, además, todo aquél que apareciere en los montes quedaba automáticamente clasificado como guerrillero y se podía disparar contra él sin mayores averiguaciones. O como lo dijo el gobernador Morales: "Después de vencido este plazo, el gobierno considerará como contrarios a todos lasque permanezcan enla Sección". La tropa de ocupación. enarbolaba una doctrina salvaje que pautaba su conducta. El citado comandante Harllee la exponía con estas palabras: "Al enfrentar situaciones similares a las que han existido y todavía existen en la región del Este, los gobiernos civilizados han recurrido a las más severas medidas para acabar con el bandolerismo y con los proscritos. Tales medidas han consistido no sólo en matar a las guerrillas y en destruirles las propiedades, sino también en incendiarles las casas y poblados, quitarles el ganado y finalmente en asolar regiones enteras y en sacar de ellas a mujeres y niños. Los soldados y autoridades que tienen experiencia en la guerra irregular, están de acuerdo en que el método más humano para acabar con la guerra de guerrilla es efectivamente matar o herir a sus 'integrantes o al menos arrancarlos de sus hogares y destruírselos. Si las familias de los bandidos o sus cómplices sufren con estos métodos, ello es lamentable, pero se halla, sin embargo, justificado y autorizado". (Oficio 20007.4-1-P, 17 de abril de 1922). No- cuesta trabajo imaginar los crímenes que se cometieron entonces. Pero demos este botón de muestra: "El día de ayer fue muerto por un pelotón de las fuerzas americanas del Batey de Diego el nombrado Sixto Leonardo, individuo residente en este distrito desde la época del desalojo. Obedeció dicha muerte por haber emprendido la fuga al sentir las fuerzas americanas y


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éstas creyéndolo enemigo le dispararon". (Informe del síndico José D. Landrau, de Ramón Santana, al gobernador del Seibo, 29 de noviembre de 1918). ¿ y se imaginan ustedes lo que significaba toda la población rural trasladada a las ciudades, después de haberla obligado a abandonar sus conucos y pertenencias, por escasas que éstas fuesen? El gobernador de San Pedro de Macorís, R. Sánchez González, pintaba este cuadro tétrico, de masas desarraigadas y hambrientas deambulando por los pueblos:

"Se encuentra -decÍa- en esta ciudad un gran número de familias reconcentradas, en su mayor parte sin recursos y en condiciones sanitarias que pueden hacer muy fácil la propagación de cualquier enfermedad que se desarrolle en cualquiera de los núcleos por ellas formados". (Oficio No. 2128, del 31 de agosto de 1918). Hace medio siglo. Todavía hay "dominicanos" (no se pueden dejar de poner estas comillas clasificadoras) que defienden al imperialismo yanqui a pesar de habernos invadido, y que hoy le buscan el lado -y el lodo-o Alegan que el imperialismo ha cambiado; que tales brutalidades son cosa del pasado. Pero no. La refutación está a la vuelta de la historia: en 1965, segunda ocupación militar de este siglo, tan criminal y tan sucia como la prImera. Al pan, pan; y al yanqui, ¡fuera!


LA eEDULA LA IMPLANTARON LOS YANQUrs

Fue implacable la mortal persecución que llevaron a cabo los invasores yanquis de 1916 contra los guerrilleros patriotas que lucharon con las armas en la mano, sobre todo en el Este, por la independencia de la patria. E inagotable la capacidad de inventar medidas de exterminio contra ellos y contra quienes los ayudaban. Amarrarlos a la cola de caballos desbocados, inflarles el vientre hasta hacérselo estallar con el agua que les metían por la boca con embudos o asesinarlos de cualquier otro modo, resultó poco. Forzaron también la drástica reconcentración de la población rural en las ciudades para vaciar los campos y abrir fuego libremente contra todo el que apareciera en los montes. Pero al llegar la hora de la desconcentración, se implantó la clasificación de los campesinos en "buenos y malos", con lo cual aparece en el país la cédula de identidad, que tuvo entonces propósito semejante al de la Reconcentración: identificar al "enemigo". R. Sánchez González, gobernador de San Pedro de Macorís al servicio del ocupante extranjero, comunicó el 7 de octubre de 1918, a los guardas campestres del in~enio Consuelo y del Porvenir, la siguiente orden: 29


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" Avise a todos los reconcentrados de la jurisdicción de la provincia del Seibo que se encuentran en la demarcación de ese ingenio, que el jueves por la mañana, que contaremos a 10 de los corrientes deben encontrarse en Campiña, a fin de que sean custodiados por una fuerza del gobierno al Seibo, en donde les darán una cédula a cada uno para que puedan retirarse a sus respectivas casas". (La negritas son mías. F.S.D.). ¿ Qué decían tales cédulas? Desde Higiiey lo informaba el llamado Sub-Comité por el Bien Rural (nombre de maliciosa hipocresía) en la comunicación del 23 de octubre de 1918 enviada al gobernador del Seibo, y que firman Favio J. Caminero, Osear Valdez y E. M. Guerrero:

"Se lleva un libro para anotar los nombres de; los individuos por orden de expedición de cédulas, residencia etc., y el número de menores que tiene cada individuo desde 7 hasta 14 años, llevando cada cédula solamente en el original el sello de la alcaldía, libro que se lleva con su índice correspondiente". y agregaba: "Se clasifican en BUENOS, DESCONOCIDOS Y MALOS, usando para estos últimos una raya con tinta roja".

La sombría finalidad de este documento salta a la vista con los reparos que le hizo el 'provost marshall' del U.S. Marine Corps, Geo C. Thorpe, que tenía asiento en San Pedro de Macorís: "Yo pienso que sería mejor poner, después de "antecedentes", la anotación. "fue gavillero en 1918" o "fue gavillero en 1917". Y además exigía: "escrita en inglés". Por lo siguiente: "En verdad es así como debe hacerse, porque la cédula


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se hace en beneficio de las tropas, para que puedan saber cuál es la clase de gente con que se topan". Enseguida indicaba: "Por favor, anule los originales de todas las cédulas expedidas a los que han sido gavilleros, y ponga la anotación de que "fue gavillero 1918-1917". ¿Por qué tanta insistencia? El minucioso 'provost marshall' que le preocupaba era esto:

no dejó de explicarlo. Lo

"Nuestras tropas son demasiado propensas a pensar que un hombre con cédula es un hombre bueno. De modo que es de la mayor importancia que la anotación aparezca". (Oficio del 8 de enero de 1919 al Comité por el Bien Rural del Seibo). Era la guerra de exterminio contra todo lo que oliera a guerrilla patriótica. j Que ningún combatiente pudiera pasar inadvertido por delante de un soldado yanqui! Sobre ellos pesaba sentencia de muerte, aun cuando eran capturados vivos. He aquí la prueba: "Por dos ocasiones-comunicaba el síndico de Higüey, Andrés Pumarol, al gobernador del Seibo- se han salido un grupo de marinos americanos acompañados de la policía municipal en persecución de dichos gavilleros (capitaneados por Alfonso de Gracia. F.S.D.)... y en la segunda capturaron a Juan Contreras, Enemencio Leonardo, Francisco Mercedes (a) Francisco Luciano y Alfonso de Gracia, jefe del grupo". (Oficio No. 96, del 6 de octubre de 1920). Al siguiente oficio -y semana- ya estaban muertos: "Los gavilleros Juan Contreras, Enemencio Leonardo, Francisco Mercedes (a) Luciano y el jefe Alfonso Gracia


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fueron fusilados por las fuerzas americanas". (Las negritas son mías F.S.D.). (Oficio No. 97, del 13 de octubre de 1920). Los invasores tampoco perdonaban a los que deponían las armas o se "presentaban", como se decía entonces. Prueba al canto: "las fuerzas americanas le dieron muerte (la semana pasada, en Yuma. F.S.D.) al bandido (sic) Secundino Sánchez, quien se había presentado hace tiempo en aquella sección". (Oficio No. 70 del 18 de agosto de 1919, enviado por el síndico de Hi~ey al gobernador del Seibo), •

y a veces la muerte con criminal anómino: "En l~ sección de Yurna, fue hallado muerto el nombrado Guillermo Cayetano". ¿Quién era? El documento responde: "individuo que figuró entre el número de los gavilleros de esta región, quien vivía por la sección de Gato y sólo hacía tres semanas que había trasladado su residencia al lugar de Yurna". y he aquí lo que le hicieron:

"Se vio que este individuo fue cogido y amarrado a un árbol para ser degollado por tres puñadas en el cuello, cortáronle las amarraduras y cayó al suelo boca abajo". (Oficio No. 133, del 25 de septiembre de 1922, enviado por el tantas veces citado síndico Pumarol, de Higüey, al gubernador del Seibo).


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Después de lo cual escribía: "Cordial y atentamente saluda a Ud.", etc. Era, sin duda, la cédula en aCCIOno La anotación que pedía Thorpe: "Fue gavillero 1918-1917".


EL MODO DE VIDA AMERICANO

Las tropas norteamericanas que ocuparon .nuestra patria en el 1916 no solamente perpetraron crímenes horrendos en los campos contra los guerrilleros que luchaban por la independencia nacional, sino que también se dedicaron al pillaje en las poblaciones en que acampaban, y a obligar a los dominicanos a trabajar para ellos en forma humillante. Las quejas llegaron hasta el coronel Thorpe, quien el 12 de agosto de 1918 escribió al gobernador del Seibo la comunicación siguiente: "He recibido la siguiente carta: Coronel Thorpe, San Pedro de Macorís, Señor: Las tropas americanas que están aquí de puesto cometen actos muy malos. Se comen los animales ajenos, no los pagan y ponen a la gente buena a cargar agua. La Guardia Nacional es peor que los gavilleros".

y a continuación, con el más frío cinismo, el militar yanqui preguntaba: 35


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"¿Hay algo de verdad en este informe de que las tropas americanas cometen abusos con la gente buena? ¿Y con respecto a lo que dice de que la Guardia Nacional es peor que los gavilleros, qué cree Ud. quiere decir el autor de esta carta? ". La respuesta del gobernador Elpidio Morales tiene el sello de la más servil y deliciosa hipocresía: "No sé que quieren decir con esto". (Oficio No. 404, fechado al día siguiente, 13 de agosto de 1918). Pero las quejas eran tantas, que fue necesario abrir la investigación correspondiente, y las respuestas dadas por las víctimas de los abusos y otros testigos pintan el cuadro de desmanes que vivía el país en esos días trágicos. El primer interrogado fue el jefe de la policía del Seibo, Ramón Beras, a quien se le preguntó: " ¿Sabe Ud. si es cierto que las tropas norteamericanas en esta común y la Guardia haya cometido algunos abusos? ". y respondió: "Hoy mismo unos marinos mataron dentro del patio de la casa del Sr. Raimundo Contín en esta ciudad unas gallinas con tiros de carabina, (...) al Sr. Alfonso Arriaga quisieron matarle un cerdo que tenía en su patio, a lo cual el dueño se opuso; que supo además que al Sr. Juan Félix Peguero, Juez de instrucción, quisieron obligarlo a que les cargara agua al río, e igual cesa hicieron con el joven Benigno Evangelista; que ha sabido, además, que al Sr. Julio Goico le mataron dos reses y otra al Sr. Juan Gil, ambos de esta ciudad". Después se interrogó al cabo de la Policía, Julio Ortiz: "¿Es cierto que Ud. ha estado alguna vez acompañando a los marinos a coger animales en la población o en los campos? ".


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A lo que respondió: "que ha salido con ellos, pero que ha salido en calidad de intérprete, y ninguna vez les ha aconsejado coger animales sino que él se queda callado cuando cojen los animales". y entonces comienza, en el expediente, el desfile de las víctimas. El carpintero Raimundo Santín narró:

"que hoy como a las 10 de la mañana se introdujeron en su patio rompiendo el callejón unos marinos que iban acompañados de dos presos y un muchacho y le tiraron los marinos dos tiros a las gallinas de cuyos dos tiros mataron una y cogieron cinco más con las manos (... ), que supo además que los marinos siguieron metiéndose por los patios y cocinas del vecindario en forma violenta". Benigno Augusto Evangelista contó: "que el último domingo iba paseando y pasó por la calle donde tienen los marinos su cuartel y lo llamó uno de dichos marinos (...quien)le entregó una lata vacía y le dijo que se la trajera llena de agua, del río; que ante aquella situación (... ) tomó la lata y se encaminó en dirección al río y pagó entonces a un muchacho 20 centavos oro y éste trajo a los marinos la referida lata ~

agua". El comerciante Julio A. Goico expuso lo suyo: "que es cierto que le mataron dentro de una cerca que tiene en este lado del río una res dr su propiedad como de 5 arrobas en momentos en que él se encontraba en su casa de esta ciudad".

y el agricultor Juan Gil testimonió:


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"que los marinos le mataron una res dentro de una cerca que tiene en los alrededores de esta ciudad. Que la res era una becerra africana como de cuatro arrobas". De los abusos y prepotencia del invasor extranjero no se salvaban ni los jueces de instrucción. Uno de ellos, Juan Félix Peguero, dio fe de lo que le había pasado con estas palabras: "Que trataron de hacerlo traer una lata de agua del río, pero en el momento en que ya se disponía a buscarla, llegó su hijo Rafael y explicó que él era su padre y que él la buscaría por él, lo que hizo su citado hijo". ;rodo esto aparece en la información que la gobernaci~n del Seibo envió al coronel Thorpe, anexa al ya citado oficio No. 404 del 13 de agosto de 1918. y desde luego: la información se limita a registrar los hechos, pcro sin dar la más mínima señal de que por tales tropelías fueran a ser procesados los marinos culpables de ellas. Al recibir la comunicación, el minucioso coronel Thorpe debe de haber preguntado tranquilamente a alguno de sus ayudantes: "¿Qué cree Ud. quiere decir el autor de esta carta? ". Son datos de una sola común; referentes a atropellos cometidos en menos de una semana; pero eso ocurría en todo el país, todos los días. j Civilización se llama esta figura!


"¡QUE BLANCOS TAN SALVAJES!"

Esta anécdota de Fidel Ferrer, que era amigo de mi papá, la he oído contar entre mis familiares de Higüey, desde hace tiempo: Eran los años de nuestras guerras civiles, antes de la Ocupación yanqui de 1916, y Fidel Ferrer se paseaba a caballo, al frente de su grupo guerrero, por las calles de Higüey. Acababan de tomar el poblado a tiro limpio, e iban, pues, en trance de paseo triunfal, el cañón de las armas aun caliente y los caballos ariscos todavía. Pero también pasaban el cepillo, aunque no dieran misa, pidiendo ayuda económica para la causa que defendían. Así llegaron a la casa de mi abuelo, y la memoria de mis tías anotó el donativo: veinte pesos. Entonces, al ver Fidel Ferrer a mi papá, se acercó a saludarlo y le dijo: - ¿ Qué te parece, Fellé? j Hasta los literatos tenemos que meternos en esto! Eso era él: un intelectual de provincia. Había sido maestro en la escuela del padre Fantino, dirigió después la escuela pública del Seibo y se enroló finalmente en la guerrilla patriótica antimperialista. Pero no saltó de las aulas a la manigua patriótica, sino que 39


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pasó primero por las filas de los que perseguían a los guerrilleros antiyanquis. El fue de los que persiguió a Vicente Evangelista. Del tramo inicial de ese extraño y errático itinerario de contradicciones que finalmente lo llevó a incorporarse a la lucha nacional contra los invasores, hay rastro documental. El 28 de mayo de 1917, el gobernador civil del Seibo, Octavio Beras, escribió al mayor C. H. Davis, comandante de los distritos de Macorís y el Seibo, lo siguiente: "Señor: Comunícole que he tenido parte del oficial Julio Porte, de que el grupo de Vicente Evangelista pasó a yer por El Cercado con rumbo a Manchado, jurisdicción de Hato Mayor, y que está formado por 40 hombres de a caballo y más de cien a pie". Y agregaba: "El Gral. Fidel Ferrer salió (de) aquí ayer por la mañana con un buen contingente de fuerzas en persecución de los alzados". (Oficio No. 404). La cacería militar contra Vicentico se había recrudecido. El teniente Taylor, por orden de ese mayor Davis que acabo de mencionar, había enviado poco antes desde San Pedro de Macorís, el 16 de abril, al gobernador del Seibo una carta en que le decía: "Le adjunto (sic) unos avisos para que Ud. los fije, (...) sobre la captura de los bandidos (sic) armados, como también (de) Vicente Evangelista. (...) YUdo fijará avisos en las grandes secciones de la Común a su mando y en las partes habitadas, o que han sido habitadas por bandidos (sic) cómplices de Vicentico ", En ese tiempo Evangelista andaba muy activo. 17 de abril:


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"Esta mañana a las 7 fui atacado por un grupo como de 50 hombres. Tengo informes de que el jefe es Vicentico. El pleito duró una hora". (Carta del jefe comunal de Higiiey, Arístides Mejía, al gobernador del Seibo). A comienzos de mayo tuvo lugar en la Sabana de Chavón la acción en que fueron muertos dos ingenieros del Central Romana. 16 de mayo de 1917: "Vicentico estuvo en Guaniábano y de allí salió para El Rancho y Hato Mana quitando caballos". (Oficio No. 387 del gobernador del Seibo). 19 de mayo: " ...luego pasó por Cuey y Santa Lucía, de esta jurisdicción, yéndose nuevamente a Candelaria y Magarín, donde se encontraba ayer, después de haber estado a media hora de esta población"; (Oficio No. 389 del gobernador del Seibo).

y en esa misma fecha: >'S,eguro Vicentico en Loma del Puerto, común de Hato Mayor. Es probable lleve rumbo Bayaguana". (Telegrama del gobernador del Seibo al general Pendleton, en Santo Domingo). 24 de mayo: " ...tuve noticias de que Vicente Evangelista o su grupo ayer estuvieron en Magarín". (Comunicación del jefe comunal interino de Hato Mayor, Carlos Dalmau R., al gobernador del Seibo).

y como ya se vió, el 27 de mayo "pasó por El Cercado con rumbo a Manchado".


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Fue ese día cuando Fidel Ferrer salió del Seibo a perseguirlo. Su nombre resuena con frecuencia en los partes de las autoridades: "Estimo mucho su orden al General Ferrer de operar por esta común", le escribió Carlos Dalmau R. al gobernador del Seibo, el 2 de junio de 1917, Y agregaba: "El martes pp. fue visitada esta plaza por el mayor H. C. Davis, ese mismo día fuerzas del mayor batieron y desbandaron a los gavilleros (sic) en la Yerba Buena ocupándoseles 5 caballos, 1 revólver, hamacas, vituallas. El miércoles 27 salió el mayor nuevamente en campaña. Por ahora me es grato manifestarle que el general Ferrer persigue muy de cerca a Vicente Evangelista y su grupo que se encontraban anoche en Arroyo Jigüero". Y al día siguiente: "Hoy en la mañana salió de esta plaza el General Ferrer a perseguir a los gavilleros que se encuentran en sus viejas madrigueras de Magarín y Lomasa". (Del mismo Dalmau al gobernador Beras). Pero Vicentico siguió activo en junio, a pesar del asedio de Davis y de Ferrer: "Pasó el 14 (de junio, 1917, F.S.D.) por Sabanas del Soco, capturando allí al alcalde pedáneo Doro de Mota y sus hijos. Luego pasó por Ramón Santana, Las Yayas, Cañada del Agua y Arroyo Blanco. En este último punto hizo preso a Villamán que se le escapó el día 16 a media noche. Después estuvo en Guayabo Dulce, Mata Palacio y la Pringamosa el 18, y según noticias, no seguras, anteayer 19 estuvo en El Hoyón". (Oficio No. 446, del


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gobernador del Seibo al jefe comunal del [overo, 21 de junio de 1917). Pero eran muchos soldados -como en los versos de Lorca- y tuvo que sucumbir. Vicentico se rindió, como se sabe, en la primera semana de julio de ese año: "Tengo a bien avisar a Ud escribió el gobernador Beras al jefe comunal de la provincia, 5 dé julio de 1917- que ayer, 4 de los corrientes, hizo su presentación Vicente Evangelista junto con el grupo que le acompaña". (Oficio No. 454). Mala obra de Fidel Ferrer, entre otros, que contó con el respaldo de los terratenientes, como lo muestra el oficio No. 509 del gobernador Beras al coronel Thorpe, del 13 de agosto de 1917: "Cumpliendo instrucciones del señor capitán Roben, envío a Ud. bajo este mismo sobre una lista de las personas que dieron reses o dinero en esta común al Sr. Fidel Ferrer para raciones y equipos de la gente que estaba bajo sus órdenes. Aun no he recibido la lista del jovero. Cuando llegue la enviaré también ", Después, la vida y el bando de Ferrer cambiaron completamente. En Bayaguana -según las versiones recogidas de boca de viejos seibanos- Fidel se entendió con los guerrilleros, y corrigió, en dirección patriótica, el rumbo de extravío por el que andaba. Pagó con su vida la lucha por la patria. Los yanquis lo capturaron y tras supliciarlo bestialmente, lo ahorcaron en un campo que queda entre el Seibo y Macorís. Antes de morir, y viendo lo que eran capaces de hacer sus verdugos, exclamó: "Qué blancos tan salvajes! " Definición se llama esta figura.


UNA VIEJA INFAMIA DEl CENTRAL ROMANA

La historia de los brutales desalojos campesinos perpetrados por el central Romana, y del cinismo con que siempre ha tratado de justificar esas tropelías, pasa por las secciones de La Campiña y de Chavón Abajo, en los tiempos de la Ocupación norteamericana de L916. Al releer los documentos de ese caso, Uno no puede menos de preguntarse qué puede significar esta frase que aparece en ellos: "ejercer cierta rectitud en el desempeño de su cargo". Parece, a primera vista, que quiere decir actuar correctamente. Pero eso depende. El 22 de octubre de 1922 y en boca de mister Klock, administrador del central, la expresión adquirió significación diabólica. y se convierte en la clave de la brutalidad y del cinismo. Las tierras mencionadas habían pertenecido primero a la familia Vicini. Parte de ellas se conocían con el nombre de Montes de Vicini. Pero el central Romana las codiciaba, y con todo el poder del ocupante extranjero detrás de sí, se las disputó en los tribunales y las obtuvo. Pero en ellas vivían y trabajaban centenares de campesinos pobres. Sólo en La Campiña, "de esta jurisdicción -informaba el 45


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gobernador Antonio Ramírez, del Seibo, al Secretario de Interior y Policía-, existen en la actualidad de 300 a 400 familias residiendo por espacio de varios años". (Oficio No. 48, del 18 de diciembre de 1922). Había, pues, que desalojarlas. Esta era la lógica y la ley del central. Y el plan se comenzó a poner en marcha. Una carta de mister Klock, el administrador, al ya citado gobernador Ramírez, muestra la huella de los primeros pasos que se dieron y de la complicidad de las autoridades: "Mi estimado. señor: Según habláramos en días pasados cuando estuvo Ud. en ésta tengo el gusto de adjuntarle con la presente una copia de todos los vividores de los terrenos de Campiña, así como también una copia de todos los vividores en los terrenos de Chavón Abajo, para tan pronto como sus ocupaciones se lo permitan, y según Ud. bondadosamente me lo prometiera, tenga Ud. la amabilidad de entrevistarse con dichos vividores con el fin de hacerlos desalojar". (Carta del Iro, de septiembre del 1922). El central Romana, desde luego, no confiaba en esta gestión de persuación, y sin esperar los resultados de ella empezó a actuar con sus métodos particulares: "Con esta fecha hemos nombrado -le informaba poco después mister Klock al gobernador Ramírez- al Sr. Marcelo Montás encargado de nuestros terrenos en La Campiña (...) con el fin de desalojar (de) esos terrenos (a) los vividores que actualmente se encuentran ahí, así como para impedir que se construyan nuevos conucos en los mismos". (Carta del 22 de octubre de 1922. Las negritas son mías. F .S.D.).

y es aquí donde aparece la frase diabólica, que muestra el tipo de órdenes dadas por el central a su guarda-campestre:


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"Por la naturaleza del cargo del Sr. Montás -continuaba la carta-«, y debido a que él tendrá que ejercer cierta rectitud en el desempeño de su cargo (Las negritas son m í a s. F.S.D.), nosotros hemos considerado que sería una buena idea proveer al Sr. Montás de arma de fuego". Esta "rectitud" con pistola al cinto, y en un país militarmente ocupado, comenzó a operar enseguida. Ramón Goico, jefe del distrito Municipal de Ramón Santana, daba cuenta al gobernador Ramírez, del "desalojo que la autoridad de Marcelo Montás, Guardia-Campestre de Central Romana, quiere hacer con los pacíficos moradores del lugar Montes de Vicini", y dejaba esta señal de la brutalidad y diligencia con que actuaba: "Las quejas que recibo son diarias de los que le (sic) obligan a salir de sus propiedades". (Oficio No. 335, del 2 de noviembre de 1922). Pero no sólo eso. Además de la impunidad oon que contaba, el central requería de las autoridades otros servicios de complicidad; y como los campesinos no abandonaban fácilmente las tierras, el superintendente de cultivo del Romana, H. V. Ashkraft, le escribió al gobernador del Seibo: "La central tiene ahora dos empleados que recorren la propiedad diariamente, haciendo esfuerzos para proteger nuestros intereses, y yo desearía si le es posible suministrarme una carta dirigida: A QUIEN PUEDA INTERESAR en la cual avise a estos vividores que deben retirarse de la propiedad de la central y que obedezcan las órdenes de nuestros empleados al efecto". (Carta del 29 de noviembre de 1922). Una post-data agregaba: "Mucha de esta gente viviendo en nuestra propiedad reclaman que ellos fueron puestos ahí por representación del gobierno para hacer conucos, y otros alegan tener títulos cubriendo el terreno que ocupan, también el haber pagado impuestos de propiedad, hace algún tiempo".


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Aunque escrita en español macarrónico, la post-data ponía aún más en evidencia la ilegalidad del abuso. La sabichosa pru dencia burocrática del gobernador Ram írez le aconsejó consultar a la Secretaría de Interior y Policía (lo cual hizo el 18 de diciembre de 1922) si accedía o no a la solicitud de Ashkraft, y así se lo hizo saber a éste el mismo día: " ...tan pronto como yo esté en auto de lo que me ordene al respecto el Departamento de lo Interior y Policía, tendré a bien comunicárselo para su buen conocimiento". (Oficio No. 47 del gobernador del Seibo al superintendente de cultivo del central Romana, del 18 de diciembre de 1922). Tanta era, sin embargo, la truculencia del caso, que la orden que vino fue la siguiente: "Si dicho central tiene títulos de propiedad de los terrenos ocupados por los vividores de Campiña, que los demande en desalojo y que proceda después de obtenido el desahucio conforme lo establece la ley y lo determine la sentencia". (Oficio No. 1715 del ministro de interior y policía, José C. Ariza, al gobernador del Seibo, del 3 de enero de 1923). Pero esto se refería únicamente a la carta pedida por Ashkraft. Mien tras tanto, los guarda-campestres del central seguían actuando como chivos sin ley, perpetrando los desalojos a la fuerza. Y ya se sabe cuál era el estilo de los desmanes que cometían. Un oficio del síndico de Higüey, Andrés Pumarol, al gobernador del Seibo, los pinta de cuerpo entero: "Apresúrome a comunicarle que si no se toman enérgicas medidas con la Policía del Central Romana de puesto en La Matilla, pasarán desgracias lamentables".


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y contaba: " ...en días pasados uno de ellos le rompió la cabeza, de un maquinazo, a Baltasar Paniagua, que se puede considerar como un anciano. Anoche Tonito Pérez y Juan Marmolejos, borrachos (como se saben poner ellos cada vez que vienen a esta ciudad, que casi es a diario) fueron a la comisaría a abusar, revólver en mano, del policía Bernard Laché, que se encontraba de servicio, armándose el gran desorden o escándalo. El sargento de la policía' municipal, Sr. Liberato Arache, quien llegó en ese momento, les manifestó .que habían hecho muy mal, porque la comisaría se respetaba; y lo que hizo Toñito Pérez fue halar por el revólver';.(Oficio No. 141 del 17 de octubre de 1922). y si era así como se respetaba una comisaría, ya podemos imaginarnos cuál podía ser el respeto que los guarda-campestres del central guardaban a los campesinos cuando tenían, para desalojarlos, que "ejercer cierta rectitud en el desempeño de su cargo". Lo peor es que eso no ha cambiado. La guardia campestre sobrevive como institución sagrada, ahora al servicio -y al abusode la Gulf and Western.


¿ERAN BANDIDOS LOS "GAV ILLEROS"?

Este es uno de los casos más dramáticos de opinión pública fabricada por una clase social. Los Estados Unidos invaden nuestra patria en 1916. Se alzan en el Este grupos de guerrilleros a luchar por la independencia nacional. Uno de ellos, Juan Hubiera (Muñiñingo), iba a veces al combate envuelto en la bandera dominicana. Fue hazaña patriótica que debió merecer la gratitud nacional. Pero no. , Lo que les cae encima es un sambenito terrible: "gavilleros". y quedan relegados a las cocinas de la Historia Patria, como esos parientes poco vistosos de que algunas familias aristocráticas se avergüenzan. Yo creo que es la obra más perfecta de deformación de una imagen pública en todo lo que llevamos de vida republicana. Desde luego: no es que en el campo guerrillero no se cometieran nunca desmanes censurables. ¿Cual fue la guerra donde no los hubo? Pero convertir eso en caracterización general de tal lucha, es tergiversación interesada en el descrédito. Ha y un hecho que basta para poner en evidencia la falsificación de la imagen: el apoyo que la población rural dio a los guerrilleros. 51


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De haber sido cierto que asolaban los campos con robos y crímenes, no sería posible explicar ese respaldo. Y lo cierto es que la masa campesina se identificó con la causa de los guerrilleros. Prueba al canto: "La guardia persigue mucho a los alzados pero son tantos los espías (esto es: gente que alertaba a los guerrilleros. F.S.D.), que se les dificulta la captura de ellos". (Oficio No. 88 del síndico de Higüey al gobernador del Seibo, 4 de octubre de 1920).

y era a los campesinos a quienes ese mismo síndico se refería cuando escribió el 13 de enero de 1918: "Cada día ingresan más y más a las filas de los alzados". (Oficio No. 82 al gobernador del Seibo). ¿ Quiénes fueron entonces los que mostraron repudio a los que luchaban contra elinvasor, llamándoles "gavilleros"? En primer lugar los propios yanquis, que siempre les decían "bandits'" (bandidos), palabra que hasta no hace mucho aplicaron a los patriotas de Vietnam. Pero hubo también dominicanos en la cabecera del descrédito. Tratemos de dar con ellos. El síndico del Jovero le escribía el 21 de junio de 1919 al gobernador del Seibo:

"Con las diversas bandas de bandidos que están dispersos en la común, la agricultura está triste porque los principales agricultores han tenido que abandonar los campos y refugiarse en la población". ¿ Quiénes eran esos "principales agricultores" que huían de los guerrilleros? A ello responde el gobernador del Seibo, Elpidio Morales:

"La mayor parte de las personas que tienen intereses (La negritas son m í a s . F .S.D.) en las secciones (...) han tenido que abandonarlas y buscar refugio en las


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ciudades". (Oficio No. 272 dirigido al oficial administrativo del Departamento de Interior y Policía, 16 de julio de 1918). La masa del campesinado, en cambio, no sentía necesidad de "ponerse a salvo". Todo lo contrario: para sacarla del campo hubo que hacerlo a la fuerza dando la terrible orden de reconcentración en las ciudades. Y precisamente con el fin de privar a los guerrilleros de su principal 'base de apoyo. Otro gobernador seibano, Octavio Beras, reveló el secreto de la fuga de "principales agricultores". En el oficio que envió el 19 de mayo de 1917 el Secretario de Interior y Policía, se ve que los guerrilleros no atacaban únicamente a los marinos yanquis, sino también "a aquellos dominicanos que, de algún modo, prestan servicios al gobierno o a las autoridades" de ocupación. Se trataba, pues, de que los terratenientes eran cómplices del invasor, y de que los patriotas castigaban esa conducta deleznable. Porque los terratenientes no sólo delataban a los guerrilleros sino que también contribuían económicamente al sostenimiento de la tropa que los perseguía. Después de la campaña de Fidel Ferrer contra Vicente Evangelista, el gobernador del Seibo, Octavio Beras, escribió al coronel Thorpe: "Cumpliendo instrucciones del señor capitán Roben, envío a Ud. bajo este mismo sobre una lista de las personas que dieron reses o dinero (las negritas son m í a s . F.S.D.) en esta común al Sr. Fidel Ferrer para raciones y equipos de la gente que estaba bajo sus órdenes. Aun no he recibido la lista del [overo, cuando llegue la enviaré también a Ud". (Oficio No. 509, del 13 de agosto de 1917). Los guerrilleros, en represalia, quitaban reses a los terratenientes, y entonces eran tildados por estos de "gavilleros y ladrones". La queja de los ganaderos la expresaba el síndico de Higüey, Andrés Pumarol, con estas palabras:


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" ... acabarán con todas las crianzas, pues semanalmente sacan partidas de ganado y los dueños tienen que huirles, a pesar de ver que se llevan sus intereses". (Oficio No. 83, del 20 de septiembre de 1920). ¿y quiénes eran los dueños afectados? Estos, por ejemplo;

" .. .la finca denominada Gascogne & Champagne, perteneciente a los señores Osear Valdez y R. Puraarol fue visitada por dichos grupos llevándose todos los animales que en ella había". (Oficio No. 11 del mismo síndico higüeyano, 24 de febrero de 1919). Poco antes esos mismos terratenientes habían estado gestionando, al servicio del invasor, la rendición de guerrilleros, o "presentándolos" corno se decía entonces:

"Los señores R. Pumarol y Osear Valdez y varios más -escribía Andrés Pumarol al gobernador del Seibo, el17 de febrero de 1919- prestan ayuda muy eficaz presentando varios". Eran, pues, ajustes de cueatas con aquellos que, como indicaba el gobernador Beras, "de algún modo prestan servicios al gobierno o a las autoridades" de ocupación. y es de ahí sobre todo, de esta clase social antipatriótica y de sus intereses afectados, de donde viene el mote de "gavilleros". Mote de oligarquía, acogido además por el melindroso aristocratismo de nuestras clases dominantes, que seguramente los vieron con desprecio, como a "chusma" combatiente. Pero yo recuerdo, estando preso en la cárcel del Seibo en tiempos de Trujillo, haber oído a un campesino anciano que, desyerbando el patio de la cárcel, todavía cantaba algunas de las décimas que el pueblo compuso en elogio de los guerrilleros.


LA GUERRA DE LOS PEDANEOS

El alcalde pedáneo de Santa Lucía, provincia del Seibo, se levantó más temprano que de costumbre el 16 de mayo de ly17 y se fue a ver al gobernador. Este dejó constancia de lo que hablaron: "vino a darme parte esta mañana de que anoche a la 1 p.m. (sic) pasó por aquella sección un grupo de hombres de más o menos 70 todos a caballo". (Oficio No. 387 del gobernador Octavio Beras, 16 de mayo de 1917). Esos 70 eran guerrilleros de los que entonces combati m a los militares norteamericanos que ocupaban el país. La situación era ésta: guerrillero visto por alcalde pedáneo, guerrillero delatado. La correspondencia de los gobernadores del Este en tiempos de la ocupación está plagada de informes de ese tipo. Y cada delación lanzaba enseguida una jauría de 'marines' yanquis a perseguirlos. Eran, pues, los pedáneos, nuestros Quisling rurales. Traidores a. 55


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la patria como todos los que se pusieron al servicio del invasor. Y a ellos también declararon la guerra los patriotas en armas. Por ejemplo: en la noche del 23 de febrero de 1918 había fiesta en casa de Heriberto Turbides, que vivía en la sección seibana de Magarín. Allá estaba, con otras autoridades del lugar, el pedáneo Eduardo Catedrá. El riesgo de la fiesta era el tambor. ¿Cómo impedir que sus retumbos atravesaran la silenciosa noche campesina y alcanzaran las orejas de algún lejano guerrillero alerta? Sobre todo si llegaba a suponer que en ella encontraría a quien buscaba. Y así fue: Ramón Natera percibió los ecos de la fiesta y guiado por el faro sonante del tambor llegó con su carabina y siete hombres más. Aunque logró escapar, fue noche de sobresaltos para el pedáneo Catedrá, que al día siguiente estaba contándole al gobernador del Seibo que "al darse cuenta de que el grupo llegaba con intención de capturarlo, salió huyendo" (Oficio No. 104 del gobernador del Seibo al coronel Davis, 24 de febrero de 1918). La lucha de los guerrilleros contra las tropas norteamericanas fue intensa. Los informes militares del ocupante dan cuenta de más de 300 combates entre 1917 y 1921. Pero todavía les quedó tiempo para castigar la traición de los pedáneos. La guerra contra ellos arreció en el 1918 Y los obligó al abandono masivo de los cargos que tenían asignados, lo mismo que a los inspectores de agricultura, -también en connivencia con el opresor extranjero. El 5 de agosto de ese año el gobernador seibano Elpidio Morales decía: "los alcaldes pedáneos de las secciones Magarín, Mata de Palma, Anamá, San Francisco, Cibahuete, Sabanas del Soco y la Candelaria (de la común del Seibo. F.S.D.) no se encuentran en sus respectivos puestos". (Oficio No. 392). En Hato Mayor pasaba otro tanto: " .. .las secciones de esta común están por ahora sin


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alcaldes pedáneos, quienes huyen de ellas por temor a las gentes que andan por el monte". (Oficio No. 58 del síndico al gobernador del Seibo, 13 de agosto de 1918). y lo mismo en Higüey:

"Comunico a Ud. que se encuentran sin inspectores (de agricultura. F.S.D.) ni alcaldes pedáneos 13 secciones debido a que tienen que estar en esta población porque los alzados los persiguen". (Oficio No. 58 del síndico al gobernador del Seibo, 15 de octubre de 1918). y así en todas partes. De la gobernación bajaba la exigencia de poner fin a la • anomalía:

"Requerimos de Ud. -le escribía el gobernador Elpidio Morales al síndico del Seibo , en el ya citado oficio del 5 de agosto -hacer que esas autoridades pasen sin pérdida de tiempo a ocupar sus puestos, o en su defecto designar nuevas autoridades que vayan a desempeñarlos", Pero la respuesta que debe de haber recibido en todos los casos seguramente fue igual a ésta: "He tratado de sustituirlos por otros, pero en los actuales momentos nadie quiere aceptar". (Oficio No. 58 del síndico Andrés Pum arol, de Higüey, 13 de agosto de 1918). ~l

estado de ammo de los pedáneos quedó registrado en la carta ioJque uno de ellos, Miguel jiménez, el de Magar ín, escribió el 3 de agosto de 1918 al gobernador del Seibo, y en la cual le decía: "Ciudadano: (... ) Suplícole a Ud. encarecidamente perdonar mi falta de cumplimiento a su terminante


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invitación (a ocupar el puesto abandonado. F.S.D.) Me inclino a creer que mi gobernador no está al corriente de mi fatal situación (... ) yo fui perseguido (... ), lo cual me obligó a retirarme con toda mi familia dejando por la espalda todos mis intereses, y como era natural con tan poderosos motivos dirigí mi renuncia a las autoridades correspondientes (... ), ahora por el instinto natural de conservación que parece un derecho natural que todos poseemos yo no me atrevo a recorrer ningún trayecto de camino solo y desarmado". El abandono de los cargos no salvó, de la persecuclOn de castigo desatada contra ellos por los guerrilleros patriotas, ni a los pedáneos ni a los inspectores de agricultura que se hicieron cómplices del ocupante norteamericano. Los pedáneos e inspectores de agricultura no eran campesinos pobres, sino dueños de fincas y de ganados: "Los que no están en esta población -escribía el síndico de Hato Mayor al gobernador del Seibo- se encuentran en las fincas". (Oficio No. 60 del 11 de noviembre de 1920).

y hasta ese reducto de intereses en que se refugiaban a veces, iban a buscarlos los defensores de la patria. El 20 de septiembre de 1920 el síndico de Higüey, Andrés Pumarol, dio cuenta al gobernador del Seibo de los casos siguientes: "En la sección de El Rancho un grupo de gavilleros (sic) de la sección del Cuey asaltaron en su crianza al 2do. alcalde pedáneo de Los Carritos y después de algunas amenazas por el jefe que es Ambrosio Ceverino o Zorrilla, lo despacharon para su casa sin el machete que portaba.


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En la zona de Maimón un grupo de gavilleros de la sección del Cuey, que capitanea Manuel de Morla, todos con revólveres, capturaron en su crianza al inspector de agricultura de la sección del Cerro, el cual pudo escapar porque negó hasta lo último que era de dicha sección, pues averiguaban que ellos le (sic) habían dado muerte a tres compañeros en meses pasados". A los que tenían las manos manchadas de sangre de patriotas, como parece haber sido este último caso, los guerrilleros a veces los ajusticiaban. En otros casos, les imponían una suerte de contribución forzosa a la guerra contra el ocupante, que les cobraban quitándoles ganado. Y esto ocurría con frecuencia: "semanalmente", según el cálculo, posiblemente exagerado, del síndico Pdmarol, "En sus crianzas". Que es como decir: en el asiento y origen de la conducta traidora que asumían, y donde más podía dolerles.


LA OTRA CARA DE LA GUERRILLA

La vida del guerrillero dominicano, cuando la primera Ocupación norteamericana, la de 1916, era, desde luego, vida de armas tomadas. En guerra, monte adentro, con el invasor y los cómplices nativos. Cambiando de sitio siempre, para no ser localizado por la persecución de fuerzas superiores. Salidas para tender emboscadas de cauteloso acecho, o para caer, con golpe de sorpresa, sobre el confiado descuido del enemigo. J Pero el día que pueda escribirse la biografía completa de cualquiera de ellos, no serán pocos los lectores que se asombren al toparse con entreactos de bailes o de sosiego hogareño en las pausas de esa brega de armas. y desde hoy los ponemos sobre aviso para bajarle hUIllOS -y estridencias- a la duda: era posible por el calor solidario con que rodeaba el pueblo a la guerrilla. Los guerrilleros, por ejemplo, entraban a veces a dormir en los pueblos sin que la policía pudiera dar con ellos a causa del silencio con que la población los protegía. De ello se quejó el teniente coronel Rixey, entonces en Interior y Policía, en un oficio que envió al gobernador del Seybo: "Este Departamento

-le decía-

ha tenido 61


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conocimiento por medio de un informe recibido por el Dto. de Inteligencia de la Guardia Nacional Dominicana que la policía de Hato Mayor no cumple debidamente sus cometidos, por lo cual gavilleros (...) ~e introducen en dicha ciudad en horas de la noche a dormir a sus respectivas casas". Al final de la comunicación le ordenaba: "Sírvase averiguar los hechos e informar detalladamente a este Despacho para los fines a que hubiere lugar". (Oficio No. 00762 de la Secretaría de Interior y Policía, 10 de febrero de 1921). Antonio Ram írez, que era el responderle, la denuncia:

gobernador~

confirmó, al

"Acuso recibo de su comunicación 00762 (...) Y refiriéndome a lo que en ella se contrae tengo a bien significarle, obedeciendo al informe detallado que me pide, que personalmente me he visto con el síndico municipal de la común de Hato Mayor y éste me ha confesado que es cierto el informe rendídole por el Departamento de Inteligencia de la Guardia Nacional Dominicana (...) y que él en persona, quien ha tenido esos mismos informes, ha hecho servicios de noche para poder capturarlos sin resultado alguno". (Oficio No. 58 del 15 de febrero de 1921). Todavía hay más: los guerrilleros hasta iban a fiestas en los campos. Eso conllevaba, desde luego, el peligro de que la jauría de soldados que incesantemente seguía el rastro de los patriotas olfateara el jolgorio. Por eso se ponían centinelas; pero sólo tengo conocimiento de un caso en que los guerrilleros hayan sido sorprendidos, que es precisamente el que dejó constancia documental de esta convivencia íntima y dichosa con los


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campesinos. Como es lógico, las fiestas de guerrilleros de que no se tenía noticia, no aparecen en los informes de las autoridades. El caso mencionado aparece en el oficio No. 60 del síndico de Higüey, en que al dar cuenta el 7 de junio de 1920 al g9bernador del Seibo, de los sucesos que "durante la semana pasada se han registrado", escribió: "En la sección del Guanito el jefe de la Guardia Nacional de ésta acompañado del 2do. comisario de Policía, asaltaron en una fiesta al grupo de gavilleros (sic) que capitaneaba Hortensia de Aza, resultando muerto un guardia, Casimiro Contreras, Juan Alburquerque, pacífico, y uno de los gavilleros (sic) que cuidaba la puerta, quitándoles un pata de mulo y varios tiros". Pero no nos engañemos. Había también una minoría de malos dominicanos que ayudaban al invasor en la persecución 'de los patriotas. El retrato de clase de estos traidores nacionales lo hizo sin darse cuenta el síndico municipal de Hato Mayor, Luis Fuentes, en la siguiente comunicación al gobernador del Seibo: "Con el fin de ayudar a las fuerzas militares de puesto en esta población, esta sindicatura, de acuerdo con los comerciantes y propietarios residentes en ésta (hJ.s negritas s o n m í a s. F.S.D.), ha conseguido la organización de una Oficina de Investigaciones, cuya misión será la de sostener un número de agentes secretos, tanto en el pueblo como en los campos, con el fin de poder suministrarle datos al jefe militar de ésta referentes a los gavilleros (sic)". (Oficio No. 121 del 20 de agosto de 1919). Téngase cuenta con lo siguiente: "propietarios residentes en ésta", esto es, en la ciudad, son propietarios de tierras, y, además, no pequeños, puesto que por eso de "residir en ésta" puede verse


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que eran de los llamados ausentistas, esto es: terratenientes. Y en cuanto a los comerciantes, no hay que olvidar que muchas veces eran ellos los mismos terratenientes ausentes, quienes con la riqueza que les permitía sacar las manos de la .agricultura, metían el hombro- y la codicia- a otros negocios. La complicidad con el invasor yanqui constituye la culpa histórica más grave de esa clase social. Aparecerá en el epitafio de ella. Porque la historia también hace sus entierros... Fue, de todos modos, ajetreo de minoría. La gran masa del pueblo respaldó la guerrilla.


RAMO NNATERA

Ramón Natera fue de los primeros dominicanos que se alzaron en el Este contra las tropas yanquis que invadieron nuestra patria en 1916, y uno de los últimos en deponer las armas. Más de cinco años se mantuvo en el monte como jefe guerrillero. Llegó a ser héroe legendario cantado en coplas populares; pero acabó mal, de paños y manteles con quienes habían perseguido a los patriotas. La acción más resonante que llevó a cabo fue la emboscada en que perdió la vida el capitán William R. Knox, de la llamada Guardia Nacional Dominicana, uno de los verdugos más temibles llegados con los invasores. Los cómplices del ocupante calificaron servilmente la emboscada como "un hecho escandaloso y que ha puesto la consternación y el duelo en el seno de esta sociedad", y hablaron aviesamente de asesinato. (Oficio No. 142 del gobernador del Seibo; Elpidio Morales, al coronel Davis, 25 de marzo de 1918). Fue el 24 de marzo de 1918: "El capitán (... ) regresaba de la común de Hato Mayor y al mismo tiempo de llegar al paso del río denominado Magarín, siendo como las dos y media de la tarde, un 65


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grupo de bandidos (con este nombre, y con el de gavilleros, se referían las autoridades de ocupación a los patriotas en armas. F.S.D) que parece lo acechaba, le salió asesinándolo groseramente". (Oficio citado). y a entonces Natera llevaba más de un año peleando. En abril de 1917, por ejemplo, atacó a Higüey con más de 27 hombres "y por milagro no cogieron el pueblo", según informaba alarmado, al gobernador del Seybo, el jefe comunal Arístides Mejía, que agregaba:

"a mi casa le dieron más de 60 balazos (...) Tuvimos dos muertos: Julio Brito y Luis Severino, de ellos tenemos un herido preso que le cogimos y cinco heridos más que se llevaron". (Carta del 18 de abril de 1917). Al mes siguiente, el 21 por la noche -Natera fue activo participante en la Guerra de los Pedáneos-estaba el jefe guerrillero con 16 de los suyos en la sección seibana de San Francisco, donde apresó al alcalde y a seis personas más, tras de lo cual enrumbaron por "el camino que lleva de Vicentillo a Maguá o a Chavón". (Oficio No. 402 del gobernador del Seibo al mayor Davis, 23 de mayo de 1917). Ya en agosto andaba por Hato Mayor, donde él "y cinco de sus compañeros, armados todos" pasaron entonces "muchos días". (Oficio No. 511 del gobernador del Seibo, Octavio Beras, al jefe comunal de Hato Mayor, 13 de agosto de 1917). Otros rastros de su actividad que aparecen en la correspondencia de las autoridades, son los siguientes: 23 de febrero de 1918, por la noche: Natera y seis guerrilleros asaltan en Magarín la fiesta de Heriberto Turbides en persecución del pedáneo Eduardo Catedrá. (Oficio No. 104 del gobernador del Seibo al coronel Davis, 24 de febrero de 1918). 5 de julio de 1918: operando con 15 de los suyos por Sabana del Soco, apresan a Daniel Medrano. (Carta del jefe de Distrito de Ramón Santana, José D. Landrau, al gobernador del Seibo, 8 de julio de 1918).


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21 de julio de 1918: ataque al batey San Rafael (3 PM) Y al batey de Diego, una hora después. En este último punto dieron m u e r t e al guarda-campestre del Central Romana, Narciso Méndez "al cual intimaron rendirse a lo cual contestó haciendo uso de sus armas". (Carta del jefe de distrito de Ramón Santana al gobernador del Seibo, 23 de julio de 1918). 12 de agosto de 1919: "Ramón Natera está con su grupo entre la sección de Chavón y La Enea". (Oficio No. 68 del síndico de Higüey, 12 de agosto de 1919). 5 de enero de 1920: Se informa que el jefe guerrillero pasó con su grupo más de un día en la sección Los Cerritos. (Oficio No. 1, del mismo síndico, 5 de enero de 1920). Mediados de mayo de 1920: "Por la sección de Chavón y Gato estuvo un grupo de gavilleros averiguando la muerte de Alifonso Rijo y Heriberto Rincón (dos combatientes contra los ocupantes F.S.D.) y se dice era Ramón Nateras", según informó al gobernador del Seybo el síndico de Higüey, Andrés Pum arol. El síndico sabía que los guerrilleros estaban haciendo la averiguación para castigar a los asesinos. Eso explica que escribiera: "Por esta razón no pude asistir a la revista de Gato (...) por sólo andar con tres agentes y escaso de cápsulas". Añadió que consideraba "estas dos secciones (las de Chavón y Gato. F.S.D.) favorecedoras de los gavilleros". (Oficio No. 53, del 24 de mayo de 1920). En los últimos días de junio de ese mismo año daba guerra en la sección de Guaniábano, y a mediados de marzo del siguiente operaba en la sección de Gato. (Oficios del síndico de Higüey, No. 66 del 28 de junio de 1920, y No. 59 del 21 de marzo de 1921). En 1922, a comienzos de mayo, Ramón Natera puso fin a su vida de guerrillero al presentarse como hicieron muchos otros en esa época, en parte, quizás, porque ya se veía como inminente la firma del plan de evacuación. Natera se presentó al coronel Lyman, en Caño de Agua, el 4 de mayo de 1922, después de haber mediado para ello m íster Kilbourne, que entonces era segundo administrador del ingenio Consuelo, propiedad de la West Indies Sugar Company. (Listín Diario del 5 y del 8 de mayo de 1922).


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Después se le derriba la luz. Nateras se incorpora al aparato represivo: "Anoche a las 8 p.m. -escribió el jefe del distrito m unicipal de Ramón Santana, Ramón Goico, al gobernador del Seibo, el 22 de junio de 1922- el señor Ramón Nateras trajo preso al nombrado Negro Paredes, con la recomendación expresa de hacerlo conducir ante Ud. Aprovecho la presencia del policía José Constanzo para bajo segura escolta enviárselo. Me manifestó Nateras decirle que este malhechor es de los compañeros de Zen y Luisito, hijo de Agustín Medina; también me recomendó pedirle que no envíe gente o dé ordenes sobre las secciones de Cibahuete, Mata de Palma a Anamá (sic) sobre lo que se ha determinado". El trato cordial, ahora de cómplice, con aquellos a quienes había combatido, siguió manteniéndose y estrechándose, como lo muestra esta carta que Ramón Natera escribió desde Jagual, en Ramón Santana, al gobernador .del Seiho , Antonio Ramírez, el23 de marzo de 1923:

"

"Estimado Sr. y amigo: Después de saludarlo es para decirle que para el señor León Lorenzo que para su castigo ya basta (... ) por la parte que corresponde a mí ya está bien; creo Ud. puede hacer argo (sic) por él si necesita hargo (sic) para su libertad quince o veinte peso (sic) puede escribirme seguido; hágame el favor de decirle que la mujer está resentino (sic) hace pocos días; yo confío siempre en Ud. asimismo debe confiar en mí; deme la contesta con el portador de lo que digo para León. Ud. sabe y yo también porque Ud. mismo me dijo".

y finalizaba: "Antonio yo qUIero que Ud. me diga el día que viene


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por Ramón Santana para asar un marrano lo espero después de todo. Dígame de todos esos amigos. Yo siempre soy el mismo gallo". ¿El mismo gallo? Sucio y amargo final de manigua.

* * * Natera murió el 24 de noviembre de 1923, al año, seis meses y 20 días de haberse presentado, según lo que aparece relatado en el Listín Diario del día 27 con estas palabras: "El día 24 del mes en curso, como de nueve a diez de la noche poco más o menos, estando en el Jagual, ocurrió el hecho. El Sr. Natera tenía juegos y el guarda campestre no podía prohibirlos; daba fiestas, tampoco podía intervenir. El sábado en la noche la Guardia de Macorís, al mando del sargento Manuel de Jesús Checo, del destacamento de Ramón Santana, fueron de recorrida y se tropezaron con una jugada de Ramón Natera. Cuando el sargento hizo presos a los jugadores y alarmarse estos, ha llegado él corriendo, a caballo, y ha preguntado: "¿Qué es eso? " Le ha contestado: "Es la Guardia que ha asaltado el juego ". El venía con revólver en la mano. Entonces él le dijo al sargento: "Eche para acá sargento, que quiero hablar con Ud". El sargento le contestó: "Ahorita hablamos", indicándoles el camino que debían seguir. Natera volvió a decirle por segunda vez al sargento, con revólver en mano: "Venga acá que quiero hablar con Ud. ". El sargento le volvió a contestar: "Ahorita hablamos". Entonces el señor Muñoz ha ido para donde el sargento para aconsejarle que si podía soltarlos porque el Sr. Natera estaba en muy mala forma. Entonces Muñoz le aconsejó que le


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considerara a los presos. El Sr. Muñoz volvió para donde estaba la gente que se había aglomerado y entonces Natera le dijo que él había tenido la culpa porque él había traído la Guardia. Entonces llegó un anciano, que él no la había traído, que él no le hacía daño a los trabajadores y que si él 10 hubiera sabido lo hubiera avisado. El Sr. Ramón del Rosario (a) Ramoncito, le dijo que no, que el Sr. Muñoz no había traído la Guardia. Entonces llegó un anciano llamado Venancio, trabajador de la finca, y quiso interceder diciéndole a Natera que se dejara de eso, que Muñoz no había llevado a ninguna Guardia, y que él de cualquier manera era el guarda de la finca y había que respetarlo. Natera contestó que él sería guarda de la caña, pero llue no era jefe ni nada más. El anciano Venancio le contestó que sí, que Muñoz era el jefe, pues estaba puesto por la finca y por el go)Jierno, y Natera le dijo: "El matar yo a un hombre es lo mismo para m í que el matar una paloma", y que él había hecho salir de allí a nueve americanos. Muñoz le contestó entonces: "Si Ud. se quiere matar conmigo, me es igual". Y al decir esto Natera haló por su revólver y Muñoz por el suyo. Natera le hizo seguido un disparo y Muñoz le disparó tres, los cuales hicieron blanco, causándole la muerte. También salieron otros tiros del grupo donde estaba Natera; pero Muñoz no puede precisar ni cuántos ni quién los disparó. Cuando Natcra cayó los demás lo dejaron solo. El ayudante del Sr. Muñoz y del Rosario le fue arriba y lo desarmó. Entonces Muñoz y del Rosario salieron huyendo para el Soco, donde el guarda campestre Julio Astasio, quien llamó a la Policía y 10 fueron a buscar. El mismo Sr. Muñoz le dijo al guarda del Soco que enviase por la Policía. El Sr. Muñoz se entregó, al sargento Regla Bautista, del puesto de la Policía Nacional Dominicana de San Pedro de Macorís, quien lo trajo a dicho puesto. San Pedro de Macorís, noviembre 26 de 1923".


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Uno de los subtítulos de la noticia contiene estos datos: "Matador: Juan María Muñoz, Guarda campestre del Jagual, al servicio del ingenio Porvenir, San Pedro de Macor ís, R.D. Tiene 26 años de edad. Hace un año poco más o menos que es guarda campestre de dicho ingenio". La que he transcrito es, desde luego, la versión dada por quienes lo mataron, yeso se ve aunque sólo sea por la forma ingenua en que al corresponsal se le escapa la identificación de la fuente, cuando explica la imprecisión referente a los otros disparos que salieron del grupo de Natera: " ... perQ Muñoz no puede precisar ni cuántos ni quién los disparó". De lo cual ha de sobreentenderse: "Por eso no lo puedo precisar yo tampoco".


LA EMBOSCADA DEL POSTA

La emboscada es el ceremonial de pleitos característico de la guerrilla. Su protocolo de ataque por excelencia. El máximo nivel de su mortal marrulla bélica. y la guerrilla patriótica que luchó contra el invasor yanqui de 1916 y sus cómplices nativos, no fue excepción a la avezada regla. Pero la emboscada de entonces, como siempre, se agazapó con propósitos diversos. Y una de sus formas más frecuentes refuta la difundida estampa que presenta al guerrillero como a "bruto ignorante que ni siquiera sabía leer y escribir"; es la emboscada que tantas veces se tendió al posta que llevaba el correo de una población a otra y que se ponía por obra sobre todo con el fin de leer cartas e informes, y quedar así avisados, los combatientes, de noticias que les fueran de utilidad en la lucha que llevaban a cabo. Una de esas emboscadas, ocurrida en la semana anterior al 6 de agosto de 1920, quedó descrita así: "En el Aletón, sección de La Romana, el grupo de alzados del nombrado Cibaeño asaltaron al posta que salió para La Romana y después de abrir las valijas y leer algunas correspondencias (la negritas son m í a s, F. S.D.), se las volvieron a entregar con una carta que fue 73


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escrita por un señor Lora que iba con el posta y que tuvieron que volver para ésta a entregar al administrador las valijas, porque asíee lo exigieron". (Oficio No. 76 del síndico de Higüey al gobernador del Seibo, 6 de agosto de 1920). Dos puntos resultan claros: que leyeron, y que retuvieron toda la correspondencia menos la carta escrita por el Sr. Lora. Este tipo de emboscada sería inconcebible en guerrilleros analfabetos. Que no se me achaque haber querido decir con esto que todos ellos merecen figurar en la historia literaria. Pero la emboscada del posta, que fue, lo repito, frecuente, advierte de que no deben tenerse por iletrados a todos los que se incorporaron a la guerrilla patriótica del Este. Esa emboscada causaba, además, tropiezos a las comunicaciones del enemigo, como lo muestra el oficio No. 78, que el 6 de enero de 1918 el mismo síndico de Higüey, Andrés Pumarol, envió al gobernador del Seibo para repetir un informe: "2. ''Encuentro de los marinos americanos con los alzados, resultando de los alzados dos muertos y seis heridos, según informe de Aguedo Guerrero quien se les fugó horas después del pleito. 3. De la parte de los americanos, nada que lamentar. 4. Este informe fue dirigido, pero he tenido que repetirlo por haber los alzados cogido la correspondencia" (Las negritas son mías. F .S.D.). Para tener idea de la frecuencia con que ocurría el episodio en esta guerra alfabetizada contra el correo, bastará con citar, del mismo síndico higüeyano, los partes siguientes: - "Comunico a ese Despacho que ayer fue asaltado el Posta por cinco de los alzados quitándole la


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correspondencia". (Oficio No. 79, del 8 de enero de 1918). -"Durante la pasada semana se han registrado los siguientes casos: 1. Han sido asaltados por los alzados tres correos, dos de ésta para ésa (para el Seibo, F.S.D.) y uno de ésa para ésta . (Oficio No. 82, del 13 de enero de 1918).

- El grupo de Félix Laureano sorprendió al posta llevándose la valija. En ese correo iba el informe de la semana pasada. Diga si desea que le envíe copia . (Oficio No. 57, del 8 de octubre de 1918). - 3. Al posta que venía de ésa (del Seibo. F.S.D.) le salieron y sólo le dejaron la correspondencia . (Oficio No. 71 del 10 de diciembre de 1918). - l. En el camino de Gato fue desvalijado el posta por Ñoño Santillán y dos más . (Oficio No. 18 del 17 de marzo de 1919). - l. En la sección de Gato los alzados le salieron al posta que traía la correspondencia y le quitaron dos pesos y los plomos de la valija . (Oficio No. 82 del 13 de septiembre de 1920).

Pero no fue únicamente la emboscada del posta la que dejó testimonio de guerrilleros que sabían leer y escribir y que andaban husmeando en los textos oficiales o privados, sino que en otras de sus hazañas bélicas aparecen también en trance de lectores. En los ataques a las poblaciones, por ejemplo, como el que Marcial Guerrero llevó a cabo en Higüey, el 26 o el 27 de julio de 1918, registrado en la correspondencia oficial con estas palabras y pormenores:


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"Por la presente participo a Ud. que anoche como a la una entró a esta población el nombrado Marcial Guerrero con un grupo como de veinticinco o treinta hombres. El comisario y dos policías fueron presos y desarmados. Salieron hoy como a las nueve llevándose todos los libros y papeles de la Alcaldía, Comisaría y Comandancia (las negritas son m í a s. F.S.D.). Llevan rumbo a la sección de Sanate". (Carta del síndico procurador de Higüey al gobernador del Seibo, 27 de julio de 1918).

y con ese mismo arte de letras hasta enviaban recado al enemigo, como lo hizo el grupo de los guerrilleros Mango Viejo y el Cibaeño desde Gato, y de lo cual quedó esta constancia: "Durante la pasada semana se han registrado los siguientes casos:

l. En Benedicto, sección de La Magdalena, el grupo de Mango Viejo y el Cibaeño desarmaron a un policía del Central Romana que venía con dos ingenieros y otros policías más; pero lo cogieron solo por venir como espía limpiando el campo y se lo llevaron a Gato y desde allí escribieron (las negritas son m í a s F.S.D.) al administrador con el mismo policía". (Oficio No. 78 del síndico de Higüey al gobernador del Seibo, 30 de agosto de 1920). Quede (también por esto), pues, en remojo de dudas, la prejuiciada versión que se complace en pintarnos a los guerrilleros patriotas del 16 como a partida de brutos situada en la más infima jerarquía del escalafón humano, punto menos que bestiales, privados de toda luz y letra, e incapaces, por ello, de haberse echado encima el peso de la honra nacional y la decisión, que otros rehuyeron, de defenderla con sus vidas.


LOS "GAVILLEROS" DEL ESTE: UNA EPOPEYA CALUMNIADA

Leían y escribían. Una parte de ellos cuando menos. Poca luz, desde luego. Pero luz. y de la limpia. Porque hubo otros d e sp er dicio de letras a quienes no rimbombante el traicionar a la patria infamante de los invasores. Son estos y no al corral de las bestias.

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con orlas académicas y les vedó la sapiencia poniéndose al servicio aquellos los que bajaron

Ni siquiera la suma de todos los crímenes que les atribuyen a los guerrilleros, concentrados en una sola persona que imaginariamente los hubiera cometido, haría. a ésta más criminal que cada uno de aquellos que traicionaron entonces a la patria. L a e scasa luz rural del guerrillero, cuyo relumbre ha pretendido enturbiar la Historia que se construye más con prejuicios de clase que con verdades, fue la que tuvo que cargar con el peso de la hazaña bélica que imponía entonces el amor a la patria, emplazado a defenderla. y no se puede callar cuando la voz de las clases que colaboraron con los invasores yanquis resuena todavía detractando a los que arriesgaron sus vidas por la causa justa, y sobre todo cuando lo hacen no sólo por odio a los patriotas, sino también por el afán engañoso de seguir posando. con maquillaje de disimulos honorables ante las cámaras de la Historia Patria. A cada cual lo suyo, y santos -y verdades- en paz.


UNA ENTREVISTA CON RAMON BATlA, GUERRILLERO DE 191'6

El jefe guerrillero Ramón Batía, que combatió contra los invasores yanquis de 1916 se "presentó" al coronel Carpenter, en Hato Mayor, el 8 de mayo de 1922, cinco años después de haber tomado las armas. A los ocho días estaba en San Pedro de Macorís, en el café-fonda La Trocha, contando sus hazañas entre un grupo de personas que lo escuchaban, entre ellas el gobernador civil de la provincia, Sr. Juan Félix Peguero. Allí se topó con él uno de los reporteros del Boletín Mercantil, quien se lo llevó a la redacción para entrevistarlo. La entrevista quedó marcada, por obra del reportero, con toda la saña equivocada con que las clases dominantes pintaban a los que se habían ido al monte en son de guerra patriótica; pero como se trata de una de las pocas veces en que a los guerrilleros se les dio tribuna pública, ofrezco aquí la parte que contiene las declaraciones de Batía (tal como las reprodujo el Listín Diario del 18 de mayo de 1922), para que se oiga hablar a uno de ellos:

"y aquí empieza la parte de historia del cabecilla Batía: 'Cuando llegaron los americanos, dice, yo estaba de 79


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puesto en la Fortaleza del Seibo. Apenas contaba diecinueve años. Al llegar al Seiba las primeras tropas, el capitán Merckel me tomó como práctico para perseguir a prófugos de la justicia. Todo iba bien hasta que un día presencié infinidad de crímenes y atropellos cometidos por el mismo capitán. Este, parece que temeroso de que yo delatara sus crímenes, concibió la idea de asesinarme; de todo lo cual me dio cuenta el comisario de Policía dc aquella población, por confidencias que habían hecho; agregándome que esa noche (la del día en que me hablaba) iría una patrulla a asesinarme. Defendiendo mi vida, como todo joven que no quiere morir, pensé que el único recurso que me quedaba era lanzarme al monte, para esconder en la manigua lo que los extranjeros querían arrebatarme: la existencia.

y esa noche, huyendo de la actitud extranjera, Ramón Batía se lanzó a la manigua. Sereno, sin el menor titubeo, sigue contándonos algunos episodios de su campaña. Rápidamente, con el primer eontigente que pudo contar, dependiendo de las órdenes del audaz Vicente Evangelista, comenzó su campaña. Dando asaltos y asaltos, ya en el profundo Este de la región oriental, ya por Bayaguana, en la provincia de Santo Domingo, por los Llanos, en esta provincia, por La Romana, Chavón, Yuna (sic), donde menos se le esperaba allí se presentaba Batía. Daba un audaz golpe de mano y a los dos días se encontraba a cientos de kilómetros de distancia, audaz, fieramente, poniendo el espanto en los dueños de bodega y en los


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viajeros que a diario cruzaban los malos caminos y los bosques del Este. Cuando el pacto del sargento West y el cabecilla Evangelista, su jefe superior, Batía, como todos los tenientes de aquél, se presentó a las autoridades americanas del Seibo, las cuales le ofrecieron el puesto de teniente de la Guardia Nacional, hoy Policía Nacional Dominicana. Temiendo una celada en el ofrecimiento, contestó al jefe militar que no deseaba el puesto, sino que quería dedicarse a la agricultura. Para lo cual pedía un pedazo de terreno y algunos útiles solamente'." Sonriente, cual si se enorgulleciera de haberse salvado m erced a su inteligencia, nos refiere la siguiente anécdota: "Al conocer mi contestación, mi jefe, Vicente Evangelista, juzgando una locura el no tomar el puesto de teniente, me reprendió severamente y me dijo que si volvía al campo no duraría tres días sin que fuera capturado por las autoridades y fusilado. Recuerdo que me quedé pensativo, sin saber qué responder; pero entonces Martín Peguero le contestó astutamente, que si yo no duraba tres días sin ser fusilado, él (Evangelista) entregándose a las autoridades no duraría cuatro. y me fui al campo... Y efectivamente, a los tres días, a la 1 de la madrugada, rodearon la casa donde yo vivía y pretendieron hacerme prisionero. Pero yo, ni sé cómo, lpgré fugarme por la puerta del patio. Pocas semanas después supe que a los cuatro días de haberse presentado, mi jefe Evangelista había sido fusilado en esta ciudad". Aquí termina su anécdota el bandolero.

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Y, sabido de todos los macorisanos es, que tal como lo dice Batía, aconteció la muerte de Vicentico, cumpliéndose las predicciones de Martín Peguero. Interrumpido el hilo por esta anécdota, vuelven los episodios de su vida a sucederse: Ante una pregunta nuestra, el cabecilla nos responde serenamente que él no estuvo guerreando consecutivamente los cinco años que llevó en los montes. Pues se hizo de algunos terrenos y comenzó a trabajar, haciendo allí mismo su campamento. Cuando las tropas americanas me molestaban, yo empuñaba el fusil y guerreaba, nos dice. Cuando no me molestaban, empuñaba el arado y trabajaba. Teniéndolo de frente y escuchando sus palabras vienen a nuestra mente los versos del poeta colombiano, escritas para un célebre guerrillero: 'Yen llegando al salón/ arrojaba la espada/ y en llegando al combate/ arrojaba la flor'. El bandolero nos habla ahora de las guerrillas criollas. Me han hecho mucho daño, nos dice. Llegaron a mi campamento y como me derrotaron, saqueáronlo por todas partes. Lo que no se pudieron llevar, lo destrozaron. Cuando habla de esta manera, Batía parece olvidarse de sus horas de asalto, cuando escalaba bodegas y cometía los mismos actos que ahora encuentra mal al cometerlos en sus propiedades las guerrillas que le hostigaron tan rudamente en quince días, que le obligaron a capitular.


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Quisimos ser breves y le pedimos los últimos episodios, ligeramente. Tiene 24 años de edad y 24 balazos en el cuerpo; nació en Hato Mayor, de padres banilejos, y se crió en Baní, sus propiedades están radicadas en 'San Francisco', sección de la común de Hato Mayor. Su presentación la hizo ante el Capitán Carpenter, de puesto en Hato Mayor." (Aquí falta una línea en el texto, después del entretítulo: UN PARENTESIS DE AMOR, Y continúa:) "roraántica, llena de sentimientalismo, que hace un paréntesis en su vida de bandolero y le hace sonreir a la vida buena: Cuando se lanzó al monte la primera vez, acababa de conquistar el corazón de una bien parecida doncella de nombre Merí Mota. Durante su campaña, daba sus golpes de mano bajo la invocación de la lejana amada, y siempre, dice, le salía bien. Un día, en una de sus correrías por la sección donde vivía la niña de sus amores, la encontró y se la llevó haciéndola reina de su campamento.

y aquí, junto con su presentación, termina la historia aventurera de Ramón Batía, el mozo que supo poner espanto en los dueños de bodegas y en los viajeros que se aventuraban por los caminos y bosques de la ',",provincia oriental. (Del Boletín Mercantil, mayo 17, de 1922)". Poco antes, el 9 de mayo de 1922, había aparecido en el Listín Diario la noticia de la "presentación" de Batía, con estas palabras:


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"Anoche a las 7:30 presentóse en Hato Mayor, al coronel Carpenter, con 30 hombres armados, el tristemente célebre gavillero, Ramón Batías (sic). Corresponsal". Pero no hay dudas de que la tristeza de esa celebridad, forjada por los invasores y sus cómplices nativos, alegraba a otros: al pueblo patriota, por ejemplo. Como alegrará, algún día, a los que escriban la verdadera historia del pueblo dominicano, con pelos (ni uno sólo de tonto) y señales (ni una sola de infamia).


DEMOGRAFIA GUE RRlllERA DEl1916 YUN PEDIDO ALOS VIVOS

Resulta interesante echarle un vistazo a la composición humana de la guerrilla patriótica de 1916. Cuando se habla de ella, lo que por lo común viene a la mente es la imagen de grupos combatientes compuestos por hombres solamente. Esa imagen, sin embargo, no refleja con toda exactitud la realidad. Fueron varones, desde luego, la mayoría de los que se incorporaron a la lucha contra el invasor norteamericano; pero no la totalidad. Hubo también mujeres guerrilleras. Una de ellas fue María Girón Natera, quizás la más conocida por la fotografía, varias veces publicada, en que aparece con revólver al cinto, falda blanca y cinturón de balas, en pleno monte, junto a otros guerrilleros. Era del grupo de Ramón Natera. Pero no fue caso único. Guerrillera fue también, por Higüey, Catalina Cedano, que estaba con José Amparo (a) José Blanco, según quedó escrito en la correspondencia oficial de la época. A Catalina Cedano le rompieron un brazo de un balazo, en junio de 1919, cuando las 85


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tropas norteamericanas, acompañadas de dos policías municipales, asaltaron en Maimón el grupo de patriotas en que ella actuaba. A los dos días de haber sido heridos, Catalina Cedano y losé Amparo se presentaron ante el capitán que se hallaba de puesto en Higüey. (Oficio No. 44 del síndico municipal de Higüey, Andrés Pumarol, al gobernador del Seibo, 9 de junio de 1919). ¿ Y no lo fue también Merí Mota, la novia del jefe guerrillero Ramón Batía, quien se la llevó a la manigua y la hizo reina de su campamento, según él mismo contó? (Boletín Mercantil, de San Pedro de Macorfs, 17 de mayo de 1922, entrevista con Ramón Batía reproducida en Listín Diario del 18 de mayo de 1922). Eran jóvenes, por supuesto. Los dos. Y muchos otros. Ramón Batía, por ejemplo, se alzó contra los yanquis cuando tenía 19 años de edad. Pero algunos tenían edad casi de niños. Uno de ellos, Secundino Silvestre, acabó su vida de guerrillero cuando apenas contaba trece años. De lo cual quedó constancia en el oficio No. 2311, del 29 de septiembre de 1919, enviado por el gobernador de San Pedro de Macorís, R. Sánchez González, al coronel B. H. Fuller, que aquí copio: "Hoy han hecho su presentación ante esta oficina los gavilleros (sic) Ramón limenes y Secundino Silvestre, este último de 13 años (las negritas son mías. F .S.D.), quien hizo entrega de un revólver. Ambos fueron llevados ante el coronel B reckinridge".

Líneas abajo agrega: "El menor fue entregado a sus familiares haciéndole las advertencias i consideraciones necesarias". Secundino Silvestre podría estar vivo todavía. Tendría hoy, cuando falta muy poco para cumplirse el aniversario 55 del día en que se "presentó" con su revólver, 68 años.


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Ojalá que sea así, y que él pueda, de algún modo, comunicarse conmigo. Yo iría a verlo enseguida, porque sería mucho lo que tendríamos que hablar. y lo mismo que a él, se lo pido desde aquí a todos los demás que estén vivos todavía, a todos los que en 1916 supieron defender con las armas en la mano la patria invadida por los yanquis: que se comuniquen conmigo y me digan cómo podría localizarlos para ira entrevistarlos. Porque hay que acabar con la leyenda negra que cayó, forjada por el ocupante extranjero y por sus cómplices nativos, sobre la guerrilla de 1916. Hay que sacar en claro -yen limpio- la verdad de esa hazaña patriótica. Y en ello el testimonio de los propios guerrilleros sobrevivientes completaría la luz que sale hasta de los propios documentos del enemigo. Hasta ahora ha sonado casi exclusivamente una sola campana. la del descrédito. Es hora de que suene la otra. Y ésa son ustedes, lo que aún vivan, quienes pueden repicarla con más fuerza. i Háganla, pues, sonar y resonar! Son muchos los guerrilleros del 16 que deben de haber bajado a la tumba con el dolor de sentir que dejaban en el mundo su memoria infamada. Esa injusticia debe ser borrada, porque fue causa justa la que defendieron, la causa de la independencia nacional. Salven ustedes, con la propia, lá memoria de ellos. Que eso interesa a todos, porque hay biografías que son parte de la Historia Patria, más que las vidas de muchos gobernantes y personalidades encopetadas, que mejor andarían en histonetas que en historia. O en una Historia Anti-Patria. Venga, pues, lo pedido.


NOVILlS GIl, GUERRILLERO HAITtANO DE 1916

Gregorio Urbano Gilbert, en un libro de memorias que dejó inédito, y cuya publicación está preparando la Universidad Autónoma de Santo Domingo (él lo tituló "Que Viva la República Dominicana! "), cuenta que al enterarse de que los marinos yanquis habían desembarcado en Haití y ocupado su territorio -eso fue en 1915, un año antes que aquí- quiso ir a combatir junto al pueblo vecino en contra del invasor extranjero. Gestionó el enrolamiento, buscó comunicación con los patriotas haitianos; pero se lamenta de la frustración del empeño. No pudo llegar hasta los brotes de resistencia haitiana por falta de recursos económicos. Y tuvo que quedarse aquí. Después hizo lo suyo: el retumbante y solitario disparo con que recibió en el muelle de San Pedro de Macorís a los soldados intrusos que desembarcaban, tras de lo cual se fue al monte, huyendo, a la guerrilla de Vicente Evangelista y a la de Salustiano Goicochea, para seguir después su odisea de escape hasta Monte Cristy, donde lo cogieron. Años más tarde estaba en Nicaragua, con Sandino. y en 1965 ya anciano, Re quedó en la ciudad intramuros donde de nuevo el patriotismo resistía el zarpazo intervencionista. Un trayecto invariable, que siempre olfateó con acierto al enemigo principal. 89


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Pero volvamos a 1915. Lo que quiero decir es que la vocación de solidaridad que sintieron los dominicanos. hacia Haití (¿habrá que decir que únicamente palpitó en algunos dominicanos excepcionales? ), no fue unilateral, sólo de aquí para allá, sino que tuvo respuesta equivalente. Hubo haitianos que se incorporaron a la guerrilla. patriótica dominicana de la primera ocupación yanqui (1916) y que combatieron junto a nosotros por el rescate de la independencia. De uno de ellos quedó el nombre: Novilis Gil. Aparece, tratado como "bandolero" (como era costumbre del invasor y de sus cómplices nativos), al igual que otros guerrilleros dominicanos, en el oficio del 22 de agosto de 1919 que Ramón Landrau, jefe del Distrito Municipal de Ramón Santana, envió al gobernador del Seibo. Copiémoslo: "Anoche como a las siete hicieron su presentación ante el jefe de las Fuerzas Americanas destacadas en este distrito los bandoleros (sic) siguientes: Pancho Solano, Carkís Tolentino, Facundo Silvestre, Marcos Gil y Novilis Gil, éste último haitiano (las negritas son m í a s. F.S.D.), Todos entregaron sus revólveres y carabinas". La comunicación añade que los citados guerrilleros operaban "por las secciones de Hozaro y Paso del Medio". No fue caso único. Pero del otro que conozco, la correspondencia oficial no registró el nombre, sino la muerte anónima. Fue al año siguiente y esta vez el dato aparece en el oficio No. 30 del síndico de Higuey, Andrés Pumarol, dirigido al gobernador del Seibo y fechado al 22 de marzo de 1920: "Durante la pasada semana se han registrado los siguientes casos: 2. En la sección de El Cerro un grupo de pacíficos le


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(sic) dieron muerte a machete a tres gavilleros (sic) que fueron a dicha sección. Entre ellos se encontraba Domingo Caraballo de la sección de Santana, un haitiano (las negritas son m í a s, F .S.D.) y otro cuyo nombre se desconoce; y todos tenían revólveres". Novilis Gil Y "un haitiano", pues. Resulta lógico suponer. que estos dos no fueron los únicos. La investigación minuciosa sacará a luz seguramente otros ejemplos; pero esos dos bastan y sobran para confirmar una verdad que ciertos historiadores y publicistas racistas suelen escamotear por discriminación odiosa: la de la participación de los haitianos en las luchas del pueblo dominicano. Todo el que haya tenido alguna relación con las grandes huelgas obreras que a riesgo de muerte se llevaron a cabo en tiempos del trujillato, sabe por experiencia directa que los haitianos no solamente las secundaron, sino que se contaron entre los más firmes luchadores en esos conflictos sociales. y los vimos después, en 1965, dando la vida junto a los dominicanos por ayudarnos a defender la patria frente a los invasores yanquis. Hubo entonces hasta un comando de haitianos. y bastará el nombre de Jacques Viaux, que además era poeta, para venerar la memoria de todos los que como él murieron por una patria que no era la suya, pero combatiendo a un enemigo que les concernía. Ahora sabemos que en la primera ocupación de 1916 también estuvieron con nosotros.


lOS COMPlICES DEL INVASOR

Uno de los puntos en que más claramente apareee la complicidad de los grandes ganaderos y terratenientes con los invasores yanquis de 1916, es el de la ayuda que prestaron a estos para conseguir rendiciones de guerrilleros. Fueron las Celestinas del ocupante. Sus mandaderos de alcahuetería. La prensa blandengue de entonces, que enarbolaba un patriotismo de media asta como fue el caso del Boletín Mercantil p e tr o m acor isano, llamaba adulonamente esas gestiones que desmovilizaban la defensa de la patria "los nuevos métodos seguidos para lograr la pacificación del Este", y también "política civilizadora". (Edición del 5 de mayo de 1922, reproducido en el Listín Diario del día 8). No se necesita ser un lince para ver que esa pluma no escribía al dictado de las fuerzas sociales más intransigentes en la defensa de la independencia nacional, entonces vulnerada, sino atenida al mezquino egoismo de una burguesía cobarde y capituladora. Resulta por eso prueba más irrefutable de lo que llevo dicho el que haya sido precisamente esa prensa la que puso el dedo en la llaga -yen la clase- al señalar a los cómplices nativos de esa política de sonsaca. 93


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El citado Boletín Mercantil expresa que las gestiones de "pacificación" se llevaron a cabo "con la valiosa ayuda de nuestros más influyentes propietarios rurales", de "nuestros hacendados". y enumera, a título de ejemplo, los siguientes: " ...el 2do. administrador del ingenio Consuelo, Mr. Kilbourne, el Lic. Enrique ]iménez, don Gaetán Boucher, Nicolás -Santoni y George Craisier". (Edición citada). No fueron ellos, desde luego, los únicos. El síndico de Higüey, Andrés Pumarol, hablaba en sus oficios d e la valiosa ayuda que prestaban en eso al gobierno de ocupación, Osear Valdez, Pumarol y otros latifundistas. Está igualmente documentada la participación de otro terrateniente, don Enrique de ]. Castro, del Seibo, en la. entrevista con Cabo Gil que decidió la rendición de este jefe guerrillero. (El Correo del Este~ 21 de mayo de 1922). y para que se los vea actuar en esos trámites de servicio colonial "a: los invasores, daré aquí la escena de la negociación con Ramón Natera, quien se presentó en Caño del Agua, el 4 de mayo de 1922, tal como apareció publicada al día siguiente en el Boletín Mercantil: "Merced a los nuevos métodos seguidos para lograr la pacificación del Este (... ), el cabecilla Natera hizo el propósito de presentarse a las autoridades militares de esta región y al efecto, procuró saber si le serían acordadas garantias a él y a su gente. Avisado de todo Mr. Kilbourne, procuró ponerse al habla con N atera después de haber recibido insinuaciones de éste, y poco después quedaba concertada una entrevista entre ambos y el coronel Lyman, la cual tuvo lugar ayer en la mañana, en el lugar denominado Caño del Agua, jurisdicción del ingenio Consuelo.


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A dicha entrevista asistió el cabecilla Natera acompañado del Cabo Gil y más de treinta hombres armados. El coronel les hizo la proposición de que se presentaran en el batey del ingeriio, lo cual fue aceptado por Nateras, quien además, se comprometió a entregar, a más tardar el lunes, 46 hombres. Mientras tanto, Nater a se encuentra en Caño del Agua". En la entrevista estuvo también presente el guerrillero Osear Ramírez. (Listín Diario, 5 de mayo de 1922). Por alguna razón, Cabo Gil, a pesar de haber asistido a Caño del Agua, no se rindió entonces, sino 20 días después, en el Seibo. Compendiemos: ése es el papel que han desempeñado en la historia de nuestro país los grandes terratenientes y ganaderos, la clase social de los latifundistas, el papel de socios antinacionales del imperialismo, el papel de cómplices y .puntos de apoyo de los que saquean nuestras riquezas naturales y pisotean nuestra soberanía.


CABO GIL SE PRESENTARA MAÑANA ALAS AUTORIDADES DEl SEIBO

Con este título publicó El Correo del Este, edición del 21 de mayo de 1922, la noticia referente a la negociación que condujo a la rendición del jefe guerrillero que combatió contra el invasor norteamericano de 1916. El periódico dio la escena de la entrevista. Y como fue una de las pocas veces en que quedó registrado, hasta con pormenores de diálogo, unos de tales episodios, reproduzco aquí textualmente la crónica excepcional, enviada el 20 de mayo por el corresponsal en el Seibo. Leámosla: "Existiendo por todas partes el rumor de que se había efectuado una conferencia cuyo propósito era la presentación del cabecilla Cabo Gil, concurrimos en representación del 'Correo del Este' al despacho del gobernador Ramírez (Antonio Ramírez, gobernador del Seibo. F.S.D.), para interrogarlo sobre el particular. Cortesmente recibidos por la aludida autoridad, solicitamos de su benevolencia una información 97


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detallada acerca de la entrevista, la cual nos dio con su proverbial com placencia. Hace días que interesadas algunas personas en que de algún modo se mejore la triste condición en que se halla la provincia, debido a la perturbación provocada por los grupos rebeldes, se hacían diligencias para obtener la presentación del cabecilla Gil y su grupo, ya que era éste el único jefe de guerrilla pendiente de sumisión y ayer a las dos p.m. fue celebrada una conferencia en el lugar denominado El Placer, como a dos kilómetros de esta ciudad. Asistieron a ella el gobernador Ram írez, don Enrique de J. Castro y el capitán de las fuerzas de ocupación, de puesto en esta común. A la llegada de estos señores al lugar indicado, fueron amistosamente recibidos por el cabecilla Gil, quien ya los aguardaba, acompañado de seis de sus compañeros. Después de un cambio de impresiones favorables al fin que se persigue, el cabecilla Gil convino en hacer su presentación el lunes próximo, 22 de los corrientes, con un grupo de 28 a 30 hombres, todos armados.

Como entre las armas que porta la gente que habrá de presentarse -manifestó Gil- hay un mauser de los que usan los marinos y no quiere por él retener esa arma se le atribuya algún hecho criminoso, quería manifestar al Capitán que' fue encontrado 'en el camino de Hato Mayor, hace como seis meses y que lo conservaba intacto con sus correspondientes pertrechos. Efectivamente, contestó el capitán, argumentando que a un marino de la compañía a su mando se le había perdido en el mismo trayecto que él decía ese mauser, por cuyo descuido había sufrido las penas previstas por


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las leyes militares para esos casos, y al suplicarle a Gil la entrega inmediata de dicha arma, accedió gustoso ofreciéndosela enseguida, pudiendo constatar entonces por el número que tenía, la absoluta realidad del caso. Muy complacidos regresaron a la población las autoridades locales y el caballero de Castro, comunicando a todos sus fundadas esperanzas «¡\le ya muy pronto quedará restablecida la anhelada tranquilidad de los habitantes de la provincia. (fdo) Por 'El Correo del Este', El Corresponsal, Seibo, mayo 20 de 1922". "Muy complacidos regresaron a la población las autoridades y el caballero de Castro": esta es la frase clave, que da el sentido de clase a todo el aire de la crónica. De Castro era uno de los grandes terratenientes del Este. Y ese cuadro erl. que el gobernador, representante del gobierno de ocupación, el terrateniente y el capitán de la tropa invasora aparecen unidos sonsacando la rendición del jefe guerrillero, pone en evidencia la alianza de esas tres fuerzas contra los patriotas que lucharon por la independencia nacional. . Cabo Gil había asistido, en Caño del Agua, jurisdicción del ingenio Consuelo, a la entrevista con Mr. Kilbourne y el coronel Lyman, en que se concertó y efectuó el 4 de mayo la presentación de Ramón Natera. Por alguna razón, Gil no se rindió entonces sino muchos días después. La noticia apareció en La Prensa, de San Pedro de Macorís, el 24 de mayo de 1922: "En el Seibo -publicó el periódico- acaba de hacer su 'presentación a las autoridades militares de allí, el celebérrimo y arisco cabecilla alzado conocido por Cabo Gil con un grupo ascendente a unos 30 hombres que le acompañaban. El cabecilla Gil hizo entrega de 37 revólveres en buenas


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condiciones, entre ellos una pistola automática, 7 carabinas conchoprimescas, un saco lleno de cápsulas, machetes, cuchillos, todo lo cual ha sido remitido a esta ciudad a la oficina del' coronel jefe de distrito". Una aclaración final: el 20 de mayo de 1922 no era Cabo Gil "el único jefe de guerrilla pendiente de sumisión", como dijo El Correo del Este. Todavía a fines de ese año, y ya instalado el gobierno provisional de Vicini Burgos, el ministro de lo interior encomendaba a dos sacerdotes católicos, el padre Peña y el padre Núñez, entonces en Hato Mayor y en Bayaguana respectivamente, gestionar la presentación de los últimos guerrilleros.


ANONIMO DOMINICANO

¿ Hasta cuándo duró la lucha guerrillera que se desarrolló en el Este del país contra la ocupación militar norteamericana de 19161 Ese es un punto que no ha sido plenamente dilucidado todavía. En algunos informes de la época, en la correspondencia de los gobernadores del Seibo, por ejemplo, se señala el mes de mayo de 1922 como el punto final de esa guerrilla. Si tal afirmación fuese cierta, ello pondría en seis años poco más o menos la duración del ajetreo de armas. Porque hubo guerrilleros alzados en los montes casi desde el mismo momento en que los yanquis pusieron el pie intruso en esta tierra. Lo confirma documentalmente la carta del 19 de junio de. 1916 que el pedáneo de San Francisco envió al gobernador del Seibo, en la que expresaba alarmado: "Señor gobernador y amigo: le ago (sic) esta para saludarlo y para darle cuenta de la sección. Aquí esto está malísimo, se ha lebantado (sic) un grupo de gabilleros (sic) conosidos (sic) y se mueben (sic) de noche y están acabando con los intereses. También quieren acabar conmigo, así es que le suplico me mande 101


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por escrito lo que aga (sic) con ellos, ya yo sé cuáles son. No deje de contestarme. Yo aquí estoy en mi puesto siempre a su orden. Sin más nada su afectísimo amigo, (fdo.) El Pedáneo de-San Francisco". No parece cierto, sin embargo, que la lucha finalizara en mayo de 1922. Lo que sí indican las fuentes disponibles es que. ya entonces estaba debilitándose. En mayo de 1922 se produjo una racha de "presentaciones" de conocidos guerrilleros. El día 4 se presentó Ramón Natera. El 9 lo hizo Ramón Batía. Martín Peguero "acaba de hacer su presentación", informó el 10 de mayo el Boletín Mercantil, de San Pedro de Macor ís. y Cabo Gil, el día 24, según informó La Prensa, también de Macorís. A cada presentación era frecuente que los periódicos anunciaran que con ella había acabado la guerrilla. Así ocurrió cuando se presentó Martín Peguero. El BoletÍn Mercantil escribió ellO de mayo: "Con la presentación de Martín Peguero "quedan definitivamente pacificadas las regiones del Este". Lo mismo escribió La Prensa, el 24 de mayo, cuando se presentó el Cabo Gil: "Se dice que con esta presentación se completa la de todos los cabecillas que merodean por esta región". Pero no. Todavía el mes siguiente seguían activas las Guerrillas de Particulares que se habían enlistado para colaborar con los ocupantes en la persecución de los guerrilleros. Lo prueba el siguiente documento, fechado al 5 de junio de 1922: "Aprovecho la ocasion para ponerle al conocrmrento que la Guerrilla de Particulares que se ha enlistado aquí, así como cualquier otra qJle toque o ande por los alrededores de ese distrito, deberá Ud. prestarle la mayor ayuda posible, entendiendo y haciéndole conocer


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a los habitantes todos de ese distrito que el servicio de dicha guerrilla no es más que explorando los campos e impidiendo que algún grupo de malhechores, que no se hayan acogido a las garantías que les ha ofrecido el gobierno, sigan perjudicando los intereses de los campesinos. Mucho le agradeceré' sus informaciones semanales". (Oficio No. 172 del gobernador del Seibo a Ramón Goico, jefe del Distrito Municipal de Ramón Santana).

y todavía en el mes de julio de ese año, el gobernador Antonio Ramírez, del Seiho, enviaba al coronel Carpenter, jefe militar del Departamento del Este con asiento en San Pedro de Macorís, una comunicación que comenzaba con la siguiente indicación: "Asunto: Individuos armados que interrumpen la buena marchar' del servicio". (Oficio No. 202, fechado el 18 de julio de 1922). Otro dato, que me fue comunicado verbalmente por don Vetilío Alfau Durán, obliga a seguir corriendo la fecha: a fines de 1922, ya constituído el gobierno provisional de Felipe Vicini Burgos, el ministro de Interior y Policía, J. C. Ariza, encomendó a dos sacerdotes católicos (el padre Núñez entonces en Bayaguana, y el padre Peña, que vivía en Hato Mayor) gestiones encaminadas a conseguir que los últimos guerrilleros que todavía operaban en el monte, depusieran las armas. Una cosa, pues, resulta cierta: mientras hubo gobierno directo de interventores foráneos, la tenacidad patriótica de los dominicanos se mantuvo alzada en armas en el monte. Los últimos guerrilleros: la Historia no ha recogido sus nombres todavía. Valdría la pena saberlos, porque esos fueron, sin duda, los más firmes, los más indoblegables en el sostenimiento dpl


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ideal de independencia nacional, los que no creyeron en las promesas pacificadoras de los invasores y se mantuvieron luchando mientras fue, la guerra patri贸tica, guerra necesaria. Honor y gloria a la haza帽a injustamente an贸nima!


INDICE

Página PRESENTACION DEDICATORIA UNA EPOPEYA CALUMNIADA NO OLVIDEMOS EL 1916 LA CEDULA LA IMPLANTARON LOS YANQUIS EL MODO DE VIDA AMERICANO .. ¡QUE BLANCOS TAN SALVAJES! .. UNA VIEJA INFAMIA DEL CENTRAL ROMANA ¿ERAN BANDIDOS LOS "GAVILLEROS" LA GUERRA DE LOS PEDANEOS LA OTRA CARA DE LA GUERRILLA RAMON NATERA LA EMBOSCADA DEL POSTA UNA ENTREVISTA CON RAMON BATIA, GUERRILLERO 00 1916 DEMOGRAFIA GUERRILLERA DEL 1916 Y UN PEDIDO A LOS VIVOS MOVILIS GIL, GUERRILLERO HAITIANO DE 1916 LOS COMPLICES DEL INVASOR 'CABO GIL SE PRESENTARA MAI'IANA A LAS AtrrORIDADES DELSEIBO ANONIMO DOMINICANO

7 9 11 25 29 35 39 45 51 SS 61 65 73 79 85 89 93 97 101


COlECCION HISTORIA Y SOCIEDAD VOLUMENES PUBLICADOS

E. Rodríguez Demorizi: Cronología de la Real y Pontificia Universidad de Santo Domingo, 1538-1970. 2

Pedro ,\lir: El Gran Incendio,

3

José R. Cordero Miehel: Informe Sobre la República Dominicana,

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F. Morbán Laucer: Arte Rupestre y Petroglifos en Santo Domingo.

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Alvarez Tabío, Merino Brito, D'Estéfano Pissani, Gómez-Wanguémert, Rieardi y Fidel Castro: La Revolución

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Roberto Cassá: Los Taínos de la Española.

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Del Castillo, Puig, Cordero, Coceo, Fernández y Lozano: Tendencias

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Gregorio U. Gilbert: Mi Lucha Contra el Inoasor Yanqui de 1916.

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Rubén Silié: Econom ia, Esclaoitud y Población.

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Wilfredo Lozano: 1900-1930.

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Tirso Mejía-Ricart: mez Ensayos Sobre Reforma y Planeamiento Universitarios. Tomos I y 11.

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La Dominación Imperialista en Santo Domingo,

Félix Servio Ducoudray: Los "Gavúleros" del Este: Una Epopeya Ca-

lumniada. 24

Marcio Veloz Maggiolo: Medioambiente y Adaptación Humana en la Prehistoria de Santo Domingo. Tomo 1.


Esta primera edici贸n de LOS "GAVILLEROS" DEL ESTE: UNA EPOPEYA CALUMNIADA consta de 1,000 ejemplares que se terminaron de imprimir el 2 de enero de 1976 en la EDITORA CULTURAL DOMINICANA, S.A., Avenida San Mart铆n 236-8, Santo Domingo, Rep煤blica Dominicana. La misma estuvo a cargo de Emilio Cordero Michel, Encargado de Ediciones de la VASD y colaboraron en ella: Ram贸n A. Checo, Componedor: Marisel Camarena, Diagramadora, y Osvaldo Pichardo, Prensista.


F <lll ~ se rvlo Ducoudra y n a Ció el 12 d e oc t u b ,e de 1924 en sa nto Dom ing o . A In lc lOl <le la <lec;ad a d e 194 0 Ing rflÓ e n l. Fa cu lta<l d e De rech o <le la U n lvers id .od <le San to D om i n g o (h o y A ut6noma) vlnCulAn<lose a l movimie nt o re vol u cl o n.,.lo e c n Su m ilit anc ia en la Juventu d Re vol u c io nar ia . d e la que p u ó al P.l rt i<lO De moc rá Uc o Revolu c io nari o Domin ica no - l unda<lO en 194 4 y pri me" ag ru p ación p o l itl c a ma ,~ l lta <le l pa ts qu e , p o st e ,l orment e. se llamó Pa rU<lo Soc ialist a Po p u lar (P SP) .

E n 194 5 . ví cti m a d e la per sKucl ón tr uJlm s l a . luvo que u lla rse y aband onar el pars. Re 9, esc'> e n 1ge6 cOm O d" i<,1ente d e l ~ P a t e , c lar en la lu cha q ue <lic h " partid o rea liZo cont ra la tira nía . E n tre 1946 y 194 7 t ue enca rcela do va r ia. vece s sa liendo d e la pri s ió n en 1949 y vlén<lo se o bll gaOo . p o r .egun<la vez . a as ilar ..e y t oma r e l ca mino de l d e sti eH O. T ra . 13 .0 (1 0 ' d e e x il io , re t ornó a la pal rla e n 1963. se In iCió en el per lOd' lm o e n 1946 c ua ndo f u nd ó y dirig ió e l pr im e r p e ri ód ico co m unista d omi n ican o : El Po p ular . En su p rimer e xl Uo d ir i<,1ió en Bo¡ otA el se mana rio a nt ltr u jil ti sta U l:le,.ci on y cOla bo,ó e n las P u b l i c a Ci o n e s V.ngua,d ia . e dl la<la e n M é~ l c o . y Or ie nlaci lln . en G ual e m .. I• • • m b.S d e l PSP. En &ste u ll im o p . rs fue , edact or y co lu mn is ta d e l diario T, ib una Popul .. r y en Bu e n os A I, es d e 10 l ro tal lvo s L. Ha" y Nuest ra P~ I ' bra . E .. C Uba fu e eOrlesponsa l d e la a ge"cl a nonc tos a H sin hu . y d el dia ri o m o sc ovit a So.i'hk.l~ Ron ,• . Des d e 19 6 6 es a n ali s ta y colu mnis ta d e la Re vista l A h o , a l en la q u e ha p Ublica d O In n umera bl es e ",..y o s. a rt(culo. p Olí t ic o s y repo rtajes. " 19u al q u e en e l .e.pe rt lno El N ~ ci o n. ' y en o t ros <lia r lo s <le la p re n.. nacional.

La obra q u e el le c tor tiene en Sus m anos es la , e eoplla c lón d e 1 1 t ,a bajos per iodlslie OS p ub liU d o .

Por

Féll~

se ,v lo D ucou d ra y e n d il er e n t e s n" m e ros d el ve .pertl n o E l N ac ion a l.

astes .epo rtaj es . pro<lu et o d e l..s pe squi s as ' e a h u d a s p o r e l a u to , para d ese ntr a "'a r lo s o r íge nes y e.. ra ct ed . ti e a . d e la lu cha pr ot.. go n iZ.. d a p o, lo s lIu e r,ill er o s q ue co m b a ti e ron e n la zo na o , len ta l a la s tr 0l'''l ya"q u iS qu e ocup"ro" " uest ro p ai s. " O sol ament e re .ela n s u s mag "il iea s cotes <le articu lista SIno tam b ién sus cua lid a d es d e ac ucioso I" vesti gador d e une <le los e p iso d io s m ;il de ~f l9 U rad O'l por 1.. t ra d icional hl st o ri o grafi.. d om in lca " a . En ca da u n o <le euos Queda demos t ,a d o. Con so ll d~s pr uebas d o c u m e n t a le s. q u e lo s llam a dos "9aviUe ros" p or lo s inv a so, e s y mal o s d o ml n lca n Ol Que Sirv ie ro n .. la s ór denes <le la m a rlne,'a yan q ui y se h lcle,on c ó m p lices <le la s a troc id a d es co me t idu ClO' '¡~t .. en el E. te . e ran -<m so casi totah da d - homlldes e a m pe. inos que. patr ióti ca y consec.... n t e me nt e . loeha ro n po , , e sc a t a , 1.. p isot eada sobe r.. n ía naciona l. La EdI tora d e la Un lveul d ..d Autóno ma d e Sa " t o D o m ing o . en Int e rols d e , e c 0 9"'r e n o n vol o m e n esta. In t e , e..ntes y d ispe r... s e ,lln leas. se com pl a ce e n p o n er lu al al canc e <le l le c t o r b a lo e l tit olo d e Lo s " G1y iller os" del Est e : Un . E llo pey . Cal umniad' .

HISTORIA Y SOCIEDAD

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