LOS 7 PASOS CLAVES DE LA SALUD PREVENTIVA, POR CRISTINA GUTIÉRREZ

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Cristina GutiĂŠrrez Ingeniera de alimentos y nutricionista

Inteligencia de Salud y Bienestar: Los 7 pasos claves de la salud preventiva CIENSALUD Ciencia, Salud y Bienestar

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Inteligencia de Salud y Bienestar: Los 7 pasos claves de la salud preventiva

Por Cristina Gutiérrez Ingeniera de alimentos y nutricionista Edición digital a cargo de Colección Controla tu Salud 1

CIENSALUD Copyright ©2008, Cristina Gutiérrez Todos los derechos reservados ciensalud@gmail.com ideaccion.dr@gmail.com Primera edición Febrero 2008 Santo Domingo, República Dominicana

Este libro es cortesía de:

IDEACCION IDE Desarrollo del Capital Humano Cul de Sac Vista del Cerro No. 2, Edif. Robert Collier, Suite 3-B, Altos de Arroyo Hondo III, Santo Domingo, D.N., República Dominicana. Tels. 809-227-6099 y 809-565-3164 Email: ideacción.dr@gmail.com Se autoriza la libre reproducción y distribución del presente libro, siempre y cuando se haga gratuitamente y sin modificación de su contenido y autor. Si se solicita, se enviarán copias en formato PDF vía email. Para solicitarlo, enviar e-mail a ciensalud@gmail.com

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Contenido De qué trata la inteligencia de salud y bienestar Inteligentes para unas cosas, y con la inteligencia de Homero Simpson para otras Administradores, no dueños Tu salud es tu responsabilidad La inteligencia de salud y bienestar y la teoría de las inteligencias múltiples. Enfermedades carenciales y degenerativas Los siete pasos de la inteligencia nutricional o del bienestar Primer paso: Nutrición apropiada Segundo paso: Activar el cuerpo Tercer paso: suplementación complementaria Cuarto paso: autoeducación y conciencia Quinto paso: actitud mental sana Sexto paso: higiene personal y ambiental Séptimo paso: Revisión médica periódica La salud es un continuum

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Sobre la autora

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¿De qué trata la inteligencia de salud y bienestar? Tu salud, tu bienestar, sentirte llena de energía, de buen ánimo, alegre, confiada y motivada, en armonía contigo misma y con tu entorno, apreciando las pequeñas maravillas de la vida, desde el color del cielo hasta el de hierbas y flores, el frescor del aire y la tibieza de la luz, el cariño de tu familiares y el aprecio de tus amigas… ¿Hay algo mejor? ¿Hay algo más valioso? ¿No es la máxima calidad de vida? De lograr y disfrutar de eso es de lo que quiero hablarte. La inteligencia de salud y bienestar (health and wellness intelligence) es la que consiste en • nutrirse de forma apropiada, • cuidar y ejercitar nuestro cuerpo, • mantenerlo higienizado tanto en sí mismo, • como higienizar el entorno, • procurar niveles óptimos de energía, armonía y bienestar, así como • un estado emocional interno positivo, congruente y equilibrado, • buscando disfrutar un alto nivel de calidad de vida. La baja inteligencia de salud y bienestar, se refleja en cuerpos desnutridos o en sobrepeso, envejecidos prematuramente, con escasos niveles de energía, intoxicados e inflamados, enmohecidos y descuidados, deshidratados, que desarrollan distintos grados de enfermedades carenciales o degenerativas, adoloridos y en proceso de deterioro, lo que representan para sus dueños malestar y molestias, se encaminan a

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enfermedades y padecimientos y sufren un muy bajo nivel de calidad de vida. Cada persona hace la elección de cuál de las dos realidades de salud escoge y la reafirma día a día con sus conductas, aunque de palabra diga que prefiere la primera. En realidad, sorprendentemente, la mayoría se decide por la segunda, a causa de su ignorancia.

Inteligentes para unas cosas, y con la inteligencia de Homero Simpson para otras. Es sorprendente como muchas personas que han alcanzado niveles sobresalientes en distintos tipos de inteligencia (lógica, musical, espacial, verbal, financiera, etc.), son prácticamente analfabetos o sorprendentemente tontos en cuanto al mantenimiento de un nivel adecuado de su propia salud y bienestar. Tan brillantes, eficientes y prácticos en unas inteligencias, en cuanto a cómo cuidan su salud, su higiene y su bienestar, parecemos tener el mismo grado de inteligencia de Homero Simpson. ¡Tremenda paradoja! El asunto es que la ignorancia, el descuido o el abuso en cuanto a la inteligencia de salud y bienestar, pueden tener consecuencias nefastas, cuando no fatales. Muertes prematuras, deterioro del cerebro o el cuerpo, enfermedades degenerativas, daños irreparables… Alrededor nuestro se mueven personas que se intoxican, que abusan de sus cuerpos, que descuidan su higiene, que se exponen a distintos peligros o a niveles de estrés insoportables, que destruyen sus oídos con descargas de decibeles dañinos, que asan su piel exponiéndolas irresponsablemente al sol, sin protección; que ceban sus cuerpos con comida chatarra y desnutren sus células provocando una renovación celular con deficiencias…

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Son personas a las que queremos, podemos ser nosotros mismos, que demuestran niveles de inteligencia y racionalidad adecuados en sus campos profesionales, y que, sin embargo, en cuanto a cuidarse, proteger su salud, mantener niveles apropiados de salud y bienestar, se demuestran fuertemente incompetentes, cuando no francamente autodestructivos. ¿Cómo esto es posible? Se debe a que, si hay una inteligencia subestimada, pese a su importancia vital para cualquier individuo, es la inteligencia de salud y bienestar. ¿Cuál es tu grado de desarrollo de esta inteligencia? Mantener un nivel satisfactorio u óptimo de salud y energía es una meta que cada persona, tú, yo, todos, nos conviene tener en común. La salud es parte fundamental de la calidad de vida. La salud física, mental y espiritual es un factor que está bajo nuestra responsabilidad personal. Uno es responsable de mantener y ampliar su nivel de salud. Y el objetivo de este pequeño libro digital es ayudarte a conocer cómo lograr esta meta.

Administradores, no dueños No somos los dueños de nuestros cuerpos y nuestros cerebros, somos sus administradores. La vida y sus elementos constitutivos: el cuerpo, el cerebro, el medio ambiente, nos fueron dados por Dios para que los administremos. No somos dueños de nuestras vidas, ni de nuestros cuerpos, ni de nuestros cerebros, ni del medio ambiente. Nos fueron dados en mayordomía, para cuidarlos. No decidimos nacer. No podemos decidir qué tanto tiempo de vida tendremos (pues incluso, si queremos suicidarnos, podemos fallar).

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¿Por qué tantos nos empecinamos en arruinar nuestra salud, dañar nuestros cerebros, envenenar y destruir el medio ambiente? No estamos apreciando el privilegio de vivir, el don de pensar, aprender y crear, el regalo de la naturaleza, la tierra, las plantas, el aire, las distintas especies de animales… Creemos que podemos impunemente lacerar nuestros cuerpos, desnutrirlos, exponerlos a distintos tóxicos y que no sucederá nada. Creemos que podemos castigar el medio ambiente y que no pagaremos las consecuencias. Diariamente vemos cómo personas a nuestro alrededor caen víctimas de hábitos autodestructivos de los que no tienen conciencia. Hay incluso padecimientos como la diabetes que son autoprovocados por la ingesta descontrolada de azúcares y carbohidratos (harinas, almidones, féculas, etc.). La industria del azúcar y la harina son culpables de inducir a millones de personas a padecer diabetes, enfermedades cardiovasculares, obesidad, hipertensión, cáncer y otras patologías. Pero los principales culpables siempre seremos nosotros mismos por nuestra indolencia, nuestro descuido, nuestra inconciencia, nuestra ignorancia.

Tu salud es tu responsabilidad De alguna manera, se ha extendido la falsa creencia de que el Estado o los médicos son los responsables de mantenernos sanos. Eso, claro, es un disparate. La salud personal es responsabilidad de uno mismo, y de más nadie. Y cumplir esa responsabilidad implica llevar a cabo una serie de pasos. Pensemos juiciosamente: Si caemos enfermos, ¿quién es el principal perjudicado? ¡Uno mismo! Si, por desgracia, un accidente cerebro-vascular (ACV, que puede ser un derrame cerebral o un trombo cerebral) nos postra y nos deja inválidos, ¿quién se quedará a merced de la ayuda de los demás? ¡Uno! Si perdemos la vida, ¿quién más se entierra con nosotros? ¡Nadie más, sólo uno! Asumir la responsabilidad propia por la salud de uno es un acto básico de asumir la responsabilidad y control de la propia vida. Nada es más absurdo que alguien que se queja del daño que él o ella misma se autoinflingió. En realidad, más del 85% de 7


las enfermedades y padecimientos de salud son autoprovocados y perfectamente evitables. ¿Ustedes se imaginan? ¡Más del 85% de todas las enfermades y padecimientos nos los provocamos nosotros mismos! ¡Eso es una locura!

La inteligencia de salud y bienestar, y la teoría de las inteligencias múltiples El psicólogo e investigador de la Universidad de Harvard, Howard Gardner redefinió el concepto de inteligencia. Antes de su aporte, la inteligencia era algo que sólo se limitaba a la lógico-matemática y a la verbal. Esto fue reformulado por Gardner, quien definió la inteligencia como “un

potencial biopsicológico para procesar información, que se puede activar en un marco cultural, para resolver problemas o crear productos que tienen valor para una cultura”. Evaluando esa capacidad de resolver problemas o crear productos con valor para una cultura, Gardner definió en Frames of Mind las distintas inteligencias, mismas que se han visto ampliadas por él y otros investigadores posteriormente: • • • • • • • • •

Lógica-matemática (que desarrollan los científicos) Verbal (desarrollada por escritores y oradores) Musical (desarrollada por intérpretes y compositores) Espacial (desarrollada por arquitectos y escultores) Kinestésica (desarrollada por deportistas y bailarines) Intrapersonal (desarrollada por personas equilibradas) Interpersonal (desarrollada por líderes, vendedores) Naturalista-ecológica (desarrollada por ecologistas) Espiritual (desarrollada por místicos y religiosos) 8


• De salud y bienestar (desarrollada por personas con salud óptima) Cada inteligencia existe como potencial en nuestro cerebro. Es cuestión de permitirle y facilitarle su desarrollo. Podemos poseer un alto desarrollo en una o varias de estas inteligencias y ser, por otro lado, altamente subdesarrollados en una o varias. De hecho, si vemos los cuerpos en sobrepeso o desnutridos, tensos y estresados, estragados por el envejecimiento prematuro, deshidratados, intoxicados sin misericordia y en progresivo deterioro de la inmensa mayoría de las personas, comprobaremos que, aunque poseen inteligencias que operan de manera apropiada y exitosa en unas áreas, en cuando a la inteligencia de salud y bienestar estamos en pininos. De hecho, nos autodestruimos y nos autoflagelamos con una inconsciencia y una indolencia que asustan.

Enfermedades carenciales y degenerativas Existen las enfermedades carenciales producidas por una falta recurrente de nutrientes esenciales que no adquirimos con nuestra dieta. Muchas personas comen sólo lo que les gusta. ¿Y los nutrientes de aquellos alimentos que no les gustan? Simplemente, no los ingieren. Millones de personas, escandiladas por los anuncios, se llenan de grasas trans, de carbohidratos vacíos, de comida chatarra con escaso o nulo valor nutricional. Al no darle a nuestro cuerpo, a nuestras células, los nutrientes que requieren para un desempeño celular apropiado, estas se multiplican con

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deficiencias, creando células cada vez más débiles y cada vez más vulnerables a las infecciones y al ataque de los radicales libres. La deficiencia de nutrimentos (la parte nutricional de los alimentos, compuesta por las vitaminas, los minerales, los ácidos grasos esenciales, los fitonutrientes y otros compuestos orgánicos vitales para la salud), va produciendo organismos poco resistentes, de salud precaria, que sucumben con cierta facilidad al ataque de virus, bacterias, hongos y parásitos. Vemos la proliferación de enfermedades carenciales que colapsan órganos como el corazón, el hígado, los riñones, los ojos, etc., y también miramos aterradas cómo se expanden las enfermedades degenerativas, tales como el envejecimiento prematuro, el cáncer, la cirrosis hepática, la insuficiencia renal, úlceras, glaucoma y otros males.

Los siete pasos de la inteligencia nutricional o del bienestar Para asumir con responsabilidad el control de nuestra propia salud, tenemos que combinar los siguientes factores: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Nutrición apropiada Actividad física Suplementación complementaria Autoeducación y conciencia Actitud mental sana Higiene personal y ambiental Revisión médica periódica

La salud es un hecho sistémico, es un resultado de la interacción de estos siete pasos. Hay quienes sólo atienden a uno o a dos de estos pasos. Sin embargo, lo correcto es la combinación de estos siete pasos para una salud óptima.

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Primer paso: nutrición apropiada Comer es una cosa, nutrirse, otra distinta. Podemos nutrirnos al comer, pero normalmente comemos sin nutrirnos. Eso depende de qué comamos. Al elegir qué comer es importante evaluar los distintos nutrimentos que el cuerpo requiere, su equilibrio apropiado (balance o combinación adecuada), la calidad de su fuente, su tiempo y su época. Es importante aquí no sólo establecer qué nos conviene integrar o aumentar en nuestra dieta, sino también qué es conveniente reducir o eliminar de nuestra dieta. Y al desarrollar el paso cuarto: autoeducación nutricional y sobre salud preventiva, que es el desarrollo de nuestra inteligencia de salud y bienestar, vamos a ampliar el conocimiento del por qué de estas elecciones. Así, es evidentemente que tenemos que integrar o aumentar en cantidad, variedad y calidad, en nuestra dieta diaria los vegetales, las frutas, sobre todo las alcalinas como la sandía y el melón, las hortalizas, las nueces y frutos secos, los zumos de frutas y vegetales, el agua mineralizada y purificada, las ensaladas, los alimentos orgánicos, el pescado… Y, simultáneamente, tenemos que reducir o eliminar las comidas chatarras, el azúcar (especialmente la refinada), las calorías vacías, el agua desmineralizada, los productos cargados de azúcar y carbohidratos sin nutrientes, los productos tóxicos, el tabaco, el alcohol, los vegetales cargados de pesticidas y agroquímicos, todo aquello que intoxique, desequilibre, dañe o perjudique la salud. Son pequeñas decisiones diarias, elecciones que nos dirigirán hacia la salud o hacia la enfermedad, pasos que damos en una dirección u otra, y que son nuestra responsabilidad. Elegimos sanar o enfermarnos, disfrutar o padecer, vivir o morir.

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Segundo paso: Activar el cuerpo ¡Hay que reducir la pasividad, el sedentarismo! ¡El cuerpo necesita moverse! La vida urbana nos mantiene sentados o acostados (la oficina, el automóvil, la sala, el dormitorio, etc.), pero nuestros cuerpos requieren moverse. Tenemos todo un sistema, el linfático, que depende de nuestros movimientos para activarse y este sistema es importantísimo para la eliminación de desechos tóxicos provenientes de nuestras células. Hay quienes son fanáticos de los gimnasios y de estar en forma, pero ¡todos podemos mejorar nuestro estado físico con simplemente dedicar 20 minutos diarios a caminar, bailar o hacer gimnasia! No es mucho, no es exagerado, no es demandante, y nos devolverá en calidad de vida y disfrute, esa modesta inversión de tiempo en nosotros mismos. Movernos puede ser incómodo al inicio: tenemos el cuerpo oxidado, nos duelen los músculos… pero, si persistimos, las molestias ceden y podemos descubrir un gran placer al ejercitarnos, porque la actividad corporal descarga endorfinas en el torrente sanguíneo y podemos experimentar un estado de euforia y satisfacción que no lo producen ninguno de los tóxicos con que las personas buscan estimularse, tratando de conseguir un estado que la naturaleza te lo proporciona de gratis.

Tercer paso: suplementación complementaria Es totalmente lógico que no ingerimos todos los nutrientes que nuestro cuerpo y salud requieren en la cantidad, calidad y variedad adecuadas. Nuestra alimentación, debido a distintos factores (tiempo, disponibilidad, etc.), es desbalanceada. De ahí la importancia de reforzarla con suplementos nutricionales. 12


Es importante, aquí, ocuparnos de que la suplementación sea natural y orgánica, de marcas reconocidas y certificadas como orgánicas, que garanticen la calidad del nutriente y no nos expongan a riesgos secundarios. Tenemos que alejarnos de las “soluciones” químicas por su baja biodisponibilidad, escasa asimilación, posibilidad de generar secuelas desagradables y no ser naturales. Y eso significa aprender a evaluar las formulaciones, indagar sobre el fabricante y sus fuentes de materia prima (¿Las cultivan ellos mismos en granjas orgánicas certificadas o la compran en el mercado?), grado de biodisponibilidad, y evaluar el costo dividiendo el precio pagado entre el número de tabletas, para obtener un costo por unidad que nos sirva de referencia. Nada suplantará tu propia investigación y aprendizaje. ¡Hazlo! Pero no subestimes la importancia de complementar tu nutrición con suplementos orgánicos naturales. Actualmente, las principales instituciones de salud recomiendan consumir un multinutrientes. Y a eso se une la importancia de reforzar la ingesta de vitaminas C y del complejo B, así como fórmulas de vitamina E y selenio, ácido graso Omega 3, Calcio Magnesio y algunas fórmulas especiales como la Seranoa Repens para la próstata, por ejemplo. Si necesitas información adicional, con gusto te la proporcionaré, si me escribes a ciensalud@gmail.com

Cuarto paso: autoeducación y conciencia Es imposible asumir la responsabilidad por la propia salud sin aprender sobre nutrición, salud preventiva y desarrollar una conciencia de la responsabilidad propia sobre mantener y fortalecer nuestra salud. Eso significa leer, estudiar, contrastar información, indagar, mantenerse al día.

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No importa cuál sea tu profesión, tienes un cuerpo que cuidar, fortalecer, nutrir y preservar en óptimo estado. Es una responsabilidad que te debes a ti misma y a Dios. Y una muestra de amor hacia los tuyos, pues tu familia: padres, hermanos, pareja, hijos, tus amigos y todas las personas que te aprecian ¿cómo crees que se sentirán si te enfermas, quedas postrada o mueres? Aprende y comparte lo que aprendas, sobre salud, prevención, higiene y bienestar. Eso es ser agradecida de Dios, que nos da la vida.

Quinto paso: actitud mental sana Eso significa elegir pensar de forma constructiva, positiva, sana. Visualizar y anticipar lo mejor. Reír, celebrar, agradecer. La sabiduría divina está en la base de esta actitud. Sólo en lo sano, en lo bueno, en lo agradable, en lo que edifica debemos pensar. Esto ha sido evaluado científicamente y se han demostrado diversas bondades y beneficios. Es la base de la Ley de la Atracción, una de las leyes universales del éxito. Desarrollar una actitud de servicio, ver todo como bendición, agradecer, aceptar, mantener la fe activa, saber que todo pasa para bien, vivir con propósito, estar alegre, ser un haz de luz en las vidas de quienes comparten contigo, reconocer a los demás, esperar siempre lo mejor, hacerles sentir mejor que como los encontramos, ayudar, cooperar, colaborar y ser útil… Todos estos aspectos generarán una personalidad magnética y atractiva, que las personas a tu alrededor apreciarán y buscarán. La salud mental empieza con el desarrollo de la actitud positiva, constructiva y sana. Y está bajo tu responsabilidad desarrollarla, porque tú eres responsable de lo que piensas, tú eliges la interpretación que le das a 14


los acontecimientos, tú eres la dueña de tus estados de ánimo y eres quien seleccionas tu actitud esencial. Todo comienza por ti.

Sexto paso: la higiene personal y ambiental Tendría poco sentido nutrirnos y cuidarnos si, simultáneamente, no cuidamos tanto la higiene personal como la higiene del entorno familiar, residencial y laboral. Mantener nuestro cuerpo, ropas, enseres del hogar, pisos y ambientes libres de virus, bacterias, hongos y parásitos, tanto a nivel del hogar, como del sector y del lugar de trabajo, es fundamental para nuestra salud. Eso implica no sólo bañarnos sino hacerlo con un jabón antibacterial orgánico para limpiar la piel de estafilococo aureus y otras bacterias como la escherichia coli, que podamos adquirir por el manejo de dinero, saludar a otras personas, etc. Igualmente importante es el aseo frecuente de las manos con un jabón antibacterial apropiado, sobre todo antes de ingerir alimentos o luego de ir al baño o de saludar a varias personas. También es de gran importancia la higiene de la boca mediante el cepillado, y el cuidado de la piel, utilizando lociones con protección solar, cremas hidrantantes, etc. Es algo que tenemos que hacer tanto hombres como mujeres. La limpieza de las ropas utilizando detergentes orgánicos que eliminen no sólo la mugre, sino bacterias, ácaros, etc., y que no dañen el medio ambiente, así como la desinfección de colchones, sillones y muebles, se une a la limpieza de pisos y paredes, al fregado correcto de utensilios de cocina y a la creación de un ambiente no sólo despolvado, sino principalmente higienizado y sanitizado.

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A través de nuestra interacción con vecinos y residentes próximos, es conveniente transmitir estos conceptos de salud, limpieza e higiene, de manera que se eliminen potenciales focos de contaminación así como de propagación de plagas (mosquitos, moscas, ratas, etc.).

Séptimo paso: revisión médica periódica El chequeo médico periódico, según lo recomienden los facultativos, es un séptimo paso de gran importancia. La opinión externa autorizada de un especialista sirve para corroborar el éxito de nuestro programa de salud preventiva y lo atinado de nuestra toma de conciencia al asumir la responsabilidad personal por el mantenimiento de nuestra salud. Los exámenes y otros procedimientos clínicos que el médico nos realice nos ayudarán a confirmar la calidad del programa de salud preventiva que estemos llevando. Es obvio que la responsabilidad de este programa es propia. Seleccionar los alimentos que ingieres, cuidar de la hidratación del cuerpo, mantener la higiene preventiva, pensar de forma positiva, alegre y constructiva, mantener el cuerpo activo y suplementarnos, así como ir periódicamente al médico para que evalúe nuestro estado, son actos personales que caen bajo nuestra responsabilidad. Un análisis de sangre, de la presión, cardiovascular, de la orina y las heces fecales y otros exámenes (de las mamas, de la próstata, según sea el caso), hechos de manera periódica por un profesional de la salud calificado (un médico, por supuesto), es un componente importantísimo dentro de un programa personal de salud preventiva. Si hacemos los seis pasos previos y postergamos o desdeñamos el examen médico, estamos cometiendo un grave error.

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La opinión externa del médico nos ayuda a comprobar los resultados de nuestras seis iniciativas previas, las corrobora y valida, aporta orientación, guía, consejo y recomendaciones. Es un paso fundamental, esencial, irrenunciable y que no debemos ni podemos subestimar o infravalorar. No importa cómo nos sintamos ni qué nivel de salud creamos disfrutar, necesitamos la validación especializada de un facultativo autorizado. Necesitamos examinarnos periódicamente con un médico.

La salud es un continuum Sí, la salud es un continuum. Y podemos graficarlo. Niveles de buena salud

1 Óptima

2 Buena

Bienestar

Niveles de mala salud

3 Aceptable

4 Deficiente

Energía

5 Mala

6 Pésima

Autonomía

Va desde el nivel óptimo al pésimo. En cada nivel vemos dos categorías que se vinculan a tres etapas del nivel de salud: • Etapa de bienestar: Cubre nivel 1: Óptimo y 2: Bueno • Etapa de energía: Cubre nivel 3: Aceptable y 4: Deficiente • Etapa de autonomía: Cubre nivel 5: Mala y 6: Pésima Las personas que están en los niveles 1 y 2, la etapa del bienestar, son las que están auténticamente sanas, en plena posesión de sus recursos físicos, mentales, emocionales y anímicos. Disfrutan la vida al máximo porque sus sentidos operan correctamente, tienen conciencia de su propio cuerpo y de su entorno. En esta etapa las personas se mantienen en un estado de ánimo alegre, positivo, entusiasta. Sus

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sentidos les llenan de sensaciones: aromas, colores, texturas, sabores, imágenes, melodías… Sus relaciones interpersonales son sanas, reconfortantes. Es el nivel máximo de calidad de vida. Cuando se afecta la salud mediante la mala nutrición, el sedentarismo y la pasividad, la falta de higiene y el descuido, los pensamientos negativos y tóxicos, la ignorancia y la superstición, suplementación escasa o nula, y cero chequeo médico, el estado de bienestar se afecta y destruye. Dependiendo del grado y duración del daño, caemos a la etapa de falta de energía que va desde un nivel aceptable, el menos malo, a un nivel deficiente en que la astenia o falta de energía se agudiza. Aquí ya no hay bienestar. Es el nivel que prevalece en la inmensa mayoría de las personas. En este nivel las personas tienen un ánimo irritado o resignado, viven incómodos, se quejan, tienen niveles de energía fluctuantes, experimentan molestias corporales, tienen una visión negativa de la vida y sus circunstancias, sus relaciones familiares y sociales suelen padecer roces molestos, hacen comentarios desafortunados e hirientes y su nivel de energía vital va en decadencia. Quienes están en la etapa dos: niveles aceptable o deficiente de salud, suelen sustituir el bienestar real provocándose un falso bienestar mediante la intoxicación (cigarrillos), la borrachera (alcohol), otros vicios (juegos), adicción a drogas ilegales, conductas extremas (deportes de alto riesgo, competiciones ilegales, etc.), o una mezcla de todo eso. Se intenta experimentar la plenitud y calidad de experiencia del bienestar, provocándolo por medios artificiales. Evidentemente, esto sólo produce una caricatura de bienestar, una sensación artificial y falsa que sustituye a la verdadera experiencia de plenitud y 18


valor vital que genera el bienestar real. Todo este experimentar en busca de un emoción sustituta lleva al individuo a un deterioro mayor de su salud, mientras el supuesto estimulador es cada vez más ineficaz y demanda una mayor cantidad para volver a experimentar ese valor deteriorado de sensación. De ahí por qué quienes caen en vicios como el tabaquismo, el alcoholismo, la adicción a narcóticos, el juego, los “deportes extremos” y otros hábitos perniciosos cada vez necesitan más. Si las personas no reaccionan y toman el control de su salud y su vida en esta etapa, la situación puede degradarse a niveles peligrosos. Y se puede evolucionar patológicamente a los niveles de la etapa tercera: la pérdida de autonomía, con niveles de salud malo y pésimo. Al entrar en esta fase, el organismo, que ha luchado durante años con las consecuencias del descuido y el abuso, se resiente y colapsa. La persona, formalmente, según los parámetros de la sociedad, enferma y se agrava. Es importante que tomemos en cuenta que la enfermedad comienza cuando perdemos el bienestar y caemos en la etapa dos, donde se afecta el nivel de energía. Pero la sociedad sólo reconoce como enfermos a las personas que pierden la autonomía y caen en la etapa tres: mala o pésima salud. De ahí que, esta etapa en donde se oscila en torno a la energía, porque sólo esporádicamente experimentamos momentos de bienestar y plenitud vital, y donde nos encontramos la inmensa mayoría de seres humanos, es una etapa crítica: podemos evolucionar hacia el bienestar o desbarrancarnos en la enfermedad. Y todo depende de dos factores: • Asumir conciencia, desarrollando inteligencia de salud y bienestar

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• Actuar de forma inteligente y sensata, nutriéndonos, cuidándonos, brindándonos amor y protección, cuidando el medio ambiente y desarrollando una relación positiva y constructiva con los demás. Vamos a detenernos aquí. Queremos exhortarte a que te unas a la creciente minoría de los que priorizamos el bienestar y la salud, que reevaluamos nuestros hábitos de alimentación, que investigamos y aprendemos, que mejoramos nuestra higiene y cuidamos el medio ambiente, que superamos nuestras actitudes negativas y autodestructivas y desarrollamos nuevas maneras de tratarnos a nosotros mismos y a los demás. Es la elección del amor. Amar a Dios, amar a tus prójimos, amarte a ti, amar a la naturaleza, amar la vida y construir, mejorar, limpiar, arreglar, perfeccionar, edificar, haciendo que el mundo sea mejor, que uno sea mejor, que la vida sea mejor. Espero que tú también hagas esa elección.

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Cristina Gutiérrez

CIENSALUD Ciencia, Salud & Bienestar

809-565-3164 ciensalud@gmail.com

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Sobre la autora

Cristina Gutiérrez Campos Colombiana. Ingeniera de alimentos. Egresada de la Universidad de La Salle, de Bogotá, Colombia, en 1996. Hizo una maestría en docencia universitaria en la Universidad Santo Tomás, Bogotá. En Colombia ejerció profesionalmente en varias empresas del área de alimentación e impartió docencia en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia y en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Colombia. Dirigió la instalación del laboratorio de alimentos y control de calidad en la Universidad Pedagógica y Tecnológica. En el año 2001 se traslada a la República Dominicana como directora de IDEACCION, S.A. compañía especializada en formación del capital IDE humano, a la vez que labora como consultora y asesora en el ramo de nutrición y salud preventiva. Junto a su esposo, el especialista en mercadotecnia y desarrollo personal, Aquiles Julián, comparte la dirección de CIENSALUD, organización dirigida a promover la sana nutrición, la salud preventiva y la higiene personal y ambiental. Ha impartido talleres y charlas sobre diversos tópicos de salud preventiva e higiene, tales como prevención del cáncer de mamas, prevención de la osteoporosis, cómo controlar el peso, prevención del envejecimiento prematuro, charlas de higiene personal, cómo higienizar y sanitizar el hogar o la oficina, etc. Reside junto a su esposo en Altos de Arroyo Hondo III, Santo Domingo. 21


CIENSALUD Ciencia, Salud & Bienestar Marzo 2008 Š

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