Revista El Archivo Nº16 - Octubre 2006

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Declarada de Interés Provincial Cultural. Por el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires Una publicación del Archivo Histórico Municipal Año VI - Nº 16 - Octubre 2006

Domingo Surazi

Parroquia Stella Maris



Editorial

Municipalidad de Cnel. de Marina Leonardo Rosales Punta Alta Dirección de Cultura

autoridades

Ing. Néstor Hugo Starc Intendente Municipal

Fernando Quiroga

DIRECTOR DE CULTURA

equipo de trabajo

coordinación general Prof. Luciano Izarra entrevistas Prof. Guillermo Bertinat investigación y texto Prof. Romina Amarfil colaboradores Lic. Gustavo Chalier Prof. Fernanda Martel Arq. Graciela Britos Lic. Sergio Soler Federico Merodio Lorenzo Ramos Sebastián Cortés diagramación y diseño D.G. Mauricio Rossello impresión Multigráfica

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Un nuevo número de El Archivo sale a la calle. Aún perviven los ecos del anterior, que tuvo gran acogida. Incluso, dada su temática, varios ejemplares fueron requeridos desde ámbitos académicos españoles. Hoy el lector encontrará la reseña de un trabajo efectuado hace tiempo por el Archivo Histórico Municipal, que aborda un tema de capital importancia para la ciudad: el mar. Porque Punta Alta, desde sus orígenes, estuvo vinculada al espacio de las aguas de la ría, casi por mandato de la misma naturaleza. El nombre de la población hace referencia a un accidente geográfico solamente entrevisto desde el mar. Y fue en torno a la Base Naval donde se nucleó el grueso de la población que, de una u otra forma, estuvo vinculada a las actividades marítimas. Pero a menudo se olvida que la ría sirvió también para audaces emprendimientos que miraron en dirección a las playas puntaltenses. A principios del siglo XX, el capital francés vinculó al río Paraná y su gran puerto de Rosario, con las aguas del puerto Belgrano, a fin de establecer un vínculo comercial y productivo con miras a convertir a nuestra ciudad en un eje importante del sur argentino. Y de manera casi concomitante, fueron franceses también quienes idearon, con el ingeniero Abel Pagnard a la cabeza, el gran Puerto Comercial sobre el arroyo Pareja; el puerto cerealero más importante de América del Sur y que relacionaría directamente a Punta Alta con el mundo. Pese a todo esto, los puntaltenses sistemáticamente hemos ignorado el mar y sus potencialidades. Esperamos que la lectura del artículo de tapa de este número haga ver nuestra ría desde otra perspectiva, no solamente como un recurso recreativo o un espacio por donde navegan los buques de guerra, sino como una zona plena de potencialidades que, de ser debidamente explotadas, contribuirá a elevar la calidad de vida de todos los rosaleños.

sumario Nota de Tapa | Actividades económicas puntaltenses en la Ría de la bahía Blanca Entrevista | Domingo Suraci Patrimonio Arquitectónico | Parroquia Stella Maris Nuestro Pasado en Imágenes | Ingeniero Armin

Reimann (FRPB)

Novedades Esta revista ha sido declarada de «Interés Legislativo» por la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires - Resolución N° D/2030/04-05, por el Honorable Concejo Deliberante de Cnel. Rosales - Decreto Nº 45/04 y de «Interés Provincial Cultural» por el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, resolución Nº 191/05.

e-mail: revista_elarchivo@yahoo.com.ar


por Romina Amarfil

Actividades económicas puntaltenses en la Ría de la bahía Blanca El presente trabajo propone analizar las actividades económicas desarrolladas en el espacio de la ría de la bahía Blanca desde una mirada puntaltense. Por ello se mencionarán algunos de los emprendimientos que se sucedieron en las costas rosaleñas desde que hay noticias de ellos hasta la actualidad. El espacio social que hoy habitan los rosaleños se encuentra íntimamente relacionado con el uso que el hombre ha hecho de los elementos y recursos brindados por la naturaleza. Principalmente el mar, que abrió las puertas hacia el desarrollo de diferentes actividades que formaron parte de nuestro pasado. Primeras actividades comerciales A fines del siglo XVIII se impulsó la colonización de las costas patagónicas, con el fin de impedir el establecimiento de ingleses que se acercaban a la costa. En 1779 se fundó Carmen de Patagones, no sólo con el fin de poblar y defender esa zona, sino también de fomentar la explotación de los recursos naturales de la región: el cuero y el aceite de lobo marino y la sal, producto preciado en Buenos Aires y Montevideo donde se lo utilizaba para la salazón de carne. Las posibilidades naturales brindadas por la bahía facilitaron que con el tiempo florecieran numerosos emprendimientos. Las primeras explotaciones comerciales de la bahía Blanca datarían del período virreinal al ser explorada por cazadores furtivos, que gracias a sus habilidades marítimas, lograban ingresar con sus buques por los difíciles canales y dedicarse a la caza de lobos marinos. Uno de los navegantes más conocidos fue Enrique Libanus Jones, quien poseía un gran conocimiento de las costas patagónicas y había logrado instalar, entre la bahía Blanca y la bahía San

Blas, varios establecimientos especializados en la elaboración de aceite de focas y lobos marinos. Industrias puntaltenses del siglo XIX Por medio de la Ley 3232 del 12 de junio de 1895, se establecía: «Art- 1º- Acuérdese a los señores Eugenio Pinsolles y Cia., el derecho de establecer criadero de ostras y mejillones, en la costa de Bahía Blanca, hasta una extensión de 1.500 metros, fijada con el poder ejecutivo.»1 . Instalada en Arroyo Pareja, constituyó una tarea ardua y costosa, ya que se debían introducir las ostras madres que servirían de semilla, e intentar su adaptación a las aguas de la bahía. Si bien los trabajos parecían dar resultados positivos, al tiempo la actividad fracasó, sin ser conocidos fehacientemente los motivos. El Gran Album de Punta Alta2, presume que pudieron haber sido las fuertes corrientes del canal o el restringido consumo, que hizo a la actividad poco rentable. Años más tarde arribó a la zona, el español Don Francisco Torrontegui, natural de la provincia de Vizcaya. En 1897, funda


Lancha «La Nueva Rosita» navegando en los canales intricados de la ria.

junto a su esposa e hijos mayores, (Aureliano y Norberto), el establecimiento La Vascongada, dedicado a la fabricación de conservas de pescado, constituyéndose en una de las primeras industrias que tuvo Punta Alta. Asentada en las cercanías de la conocida isla Cantarelli (en Arroyo Pareja), la fábrica se especializaba en la elaboración en conservas de las especies características de nuestra zona. Casi una década funcionó hasta cerrar sus puertas. El bajo consumo y la competencia de los productos extranjeros que ingresaban al país sin pagar impuesto alguno, hicieron que la actividad ya no fuera rentable. El Barrio de Pescadores y la pesca comercial Las actividades vinculadas al mar tomaron mayor desarrollo con la construcción del Puerto Militar, que trajo aparejada la llegada de futuros pobladores de todas partes del

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mundo, principalmente italianos y españoles. Algunos de ellos, además de desempañarse como operarios civiles de la base poseían sus respectivas canoas y lanchas con las cuales incursionaban en la actividad pesquera. Un grupo de obreros, dentro del Puerto Militar, formaron un pequeño barrio que se lo llamaba «de los pescadores». Desde allí desempeñaban su actividad con comodidad, recorriendo cada uno de los rincones a la ría; entre ellos se pueden mencionar a las familias Carella, Cecchini, Cartelucci, Angileta, Filócamo, Dignani, Suraci, Ledesma, entre otras, la mayoría de origen calabrés. Décadas más tarde, alrededor de 1934, debieron trasladarse por disposición de la Armada, de esa zona militar. Aquellos que se dedicaban a la pesca se reubicaron en Villa del Mar y Arroyo Pareja, parajes que les permitían seguir desarrollando el rubro. La mayoría de los pescadores estaban asociados a la Cooperativa Pesquera Industrial y Comercial Whitense, que se encargaba de vender el pescado en los pueblos vecinos y en Buenos Aires. Allí enviaban la mayor parte de la mercadería, pues aquí el consumo no era muy popular, ya fuera por costumbre alimenticia o por el elevado valor. Para 1930 existía sólo una pescadería, de Francisco Suraci, ubicada en el Mercado Punta Alta en Irigoyen 55; sin embargo, había gran cantidad de embarcaciones que desarrollaban la actividad. Existían diez lanchas propiedad de los hermanos Suraci (hijos de Francisco), cinco de Pascual Carella, cuatro de Musachio y otras tantas de la familia Salmeri. Los astilleros Pero la pesca también incluía la construcción de embarcaciones, que se desarrolló gracias a la calificada mano de obra que poseían los talleres de la Base Naval. Un constructor destacado fue Nicanor Díaz, quien había adquirido el oficio en su tierra natal, Austurias, donde su familia poseía un astillero. Su conocimiento le permitió trabajar como empleado destinado a la construcción de

Una jornada de pesca en el barrio de pescadores, en el carro José Artes.

embarcaciones en la Base Naval, pero también participó de emprendimientos de particulares. En su haber mencionamos las embarcaciones «San José», «Vitense», «María Isabel» y «San Silverio», pero las que han quedado impregnadas en la memoria de los vecinos fueron la «Stella Maris» y la «Coronel Rosales». La instalación en Ingeniero White de una empresa norteamericana dedicada a la compra de hígados de cazones, para la extracción de vitamina A, instaron a la formación de una sociedad entre José y Salvador Maio, Domingo y Pascual Suraci y Alejandro Hoffman , a la que llamaron «La Unión Pesquera», con el firme propósito de dedicarse a la pesca del cazón, especie muy abundante en la ría. En diciembre de 1946, encargaron la construcción de la embarcación Stella Maris, a Nicanor. Ésta se realizó en un terreno aledaño a la vivienda de los Suraci, (en 25 de Mayo a 300). Poseía una extensión aproximada de 19 m. de eslora, 5 de manga y 1,8 m. de puntal, pudiendo tener una capacidad de 66 toneladas. Este tipo de embarcación, fue una de las primeras en su tipo, construida con el fin de salir más allá de la costa, pues las utilizadas hasta ese entonces, sólo tenían el calado suficiente para navegar dentro de la ría. El 13 de junio de 1947 marcó un acontecimiento que llamó la atención del periodismo y cientos de personas que acompañaron el recorrido de la lancha, desde su lugar de construcción hasta el muelle de Puerto Belgrano, donde fue botada. Luego de la temporada de pesca del tiburón por esta zona, entre agosto y diciembre, la Stella Maris debía trasladarse hacia el sur, Patagones, Rawson y San Blas, donde las capturas aún eran abundantes e hicieron famosa a la embarcación, en San Blas fue bautizada como «la lancha de los 1000», ya que en cada salida, era el promedio de ejemplares que pescaban.


Construcción de la embarcación «Stella Maris» en baldío de 25 de Mayo al 300, observando José Nicanor Díaz.

En épocas en que cesaba la captura del tiburón chico, la embarcación, cuyo patrón era Domingo Suraci, se encargaba de transportar ganado vacuno y caprino para las islas, principalmente a la Bermejo, y en muchas ocasiones desde la isla Montes llevaba a vender a Ingeniero White chivos, lana y trigo. Un intento de mayor envergadura, fue el encarado por la sociedad «La Pesquera Rosaleña», formada alrededor de 1969, por los señores Osvaldo Núñez, Rubén Bugallo, Tulio Crotti y Pedro Micale. El proyecto consistía en la construcción de un pesquero de altura, realizado en «Astilleros Punta Alta» ubicado en Arroyo Pareja. Medía 25 metros y contaba con dos bodegas, una que sería utilizada para los residuos y la otra para el pescado refrigerado. El acontecimiento generó muchas expectativas dentro de la Traslado de la «Stella Marias» hacia el muelle de Puerto Belgrano para su botadura, 13/06/47. El Regional 14/06/47.

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comunidad rosaleña, puesto que significaría la reactivación de Puerto Rosales como puerto pesquero. La embarcación fue bautizada bajo el nombre «Coronel Rosales»; sin embargo nunca fue utilizada en nuestras costas, ya que la sociedad por diversos problemas económicos tuvo que vender la embarcación y disolverse. Las islas de la bahía La ocupación de las islas fue otro de los factores de aprovechamiento de los recursos brindados por la ría, generadoras de diversos emprendimientos, a pesar de sus agrestes características. Fue el caso de la explotación de chañares y piquillines que poblaban las islas y constituían una fuente de energía barata y abundante para aquellas embarcaciones que merodeaban la zona, actividad regulada por el Estado, imponiendo el abono del 10 % de las ganancias obtenidas. Desde principios de siglo XX fueron empleadas como estancias, las que cambiaron su ecosistema original con la introducción de ovejas, chivos, vacas y caballos. Existen datos de un norteamericano llamado Joseph Arnold, que junto a sus dos hijos y un peón, Vicente Auxilio, se aventuraron en la exploración de la isla Verde con la cría del ganado ovino. Ello tuvo como resultado la instalación de una estancia con 5000 ovejas, por el año 1852. Una antigua pobladora de Punta Alta, doña Vicenta De Lose de Nardini, en un artículo publicado en el periódico El Regional del 20 de enero de 1949, recuerda que a pocos años de instalarse en estos lares, le llamó mucho la atención que durante dos meses se realizó un desembarco de doce mil ovejas, traídas de la isla Bermejo y Trinidad por los señores Tomás Solari y su yerno llamado Anastasio. A partir de la década de 1940 Florencio y Ángel Gutiérrez se hacen cargo de las islas Bermejo y Trinidad respectivamente. Si bien en un principio el objetivo era establecer estancias, enterados de las ventajosas ganancias generadas por la pesca del cazón, decidieron comprar una lancha «La Pauline», de 11 metros de eslora, para dedicarse a la pesca de dicha especie, en los canales de la ría. La inversión realizada en las islas fue producto de las ganancias obtenidas de dicha explotación. Para la Trinidad se compró hacienda ovina y se construyó un chalet, una casa para el personal y elementos necesarios para la cría de los animales (alambrado, molinos, etc,). Mientras que para la Bermejo se instaló en un galpón, ya existente, una destilería y saladero de cazón. Esa estructura, según Florencio Gutiérrez3 había sido empleada como criadero de cerdos, por el apoderado de la empresa Bunge & Born de la zona. En forma paralela, se habían dedicado a la siembra de cebada negra cervecera, en una pequeña porción de 40 hectáreas, cuya producción era comercializada en Ingeniero White. Finalmente en 1964 caducó la concesión que tenía esta familia y las islas fueron ocupadas en varias oportunidades por peones, sin lograr incentivar a toda potencia las actividades que allí se podían desarrollar. Hoy las islas forman parte de la Reserva Natural de Uso Múltiple Bahía Blanca, Bahía Falsa y Bahía Verde. Se estableció, de este modo, un área protegida, con la idea de mantener el equilibrio natural del ecosistema y posibilitar la supervivencia

Construcción de la embarcación «Cnel. Rosales», Arroyo Pareja, año 1969 Desembarco de ganado ovino en la isla Trinidad, desde la lancha «Icaro», propiedad de Florencio Gutiérrez.


Florencio Gutiérrez y Andrade realizando tareas rurales en la isla Trinidad.

de la flora y fauna autóctonas amenazadas por la extinción. Todo lo expuesto demuestra la importancia que el espacio costero y marítimo posee para el desarollo económico y social puntaltense. En una localidad que vive de espaldas al mar, que lo ignora o que sólo lo vincula con la Base Naval, la toma de conciencia de la relación entre el medio marítimo y la comunidad es la plataforma para conseguir futuras inversiones productivas. Como pudo leerse, las actividades económicas no solamente estarían vinculadas con la pesca, sino con otros emprendimientos, como el turismo en las islas que son parte integrante del Partido de Cnel. Rosales.

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Croquis de la ría de la bahía Blanca, año 1970 Revista Paralelo Notas 1 Revista Del Mar. Órgano del Instituto Browniano. Homenaje a la Base Naval Puerto Belgrano en su Centenario. Año XLI. Nº 144, octubre 1996, p.51 2 Crespi Valls, Antonio. Gran Álbum de Punta Alta 1898-1941. Editorial Sureña. Bahía Blanca, 1941. 3 AHM, entrevista a Gutiérrez Florencio, cassette nº 48, 30 de marzo del 2000. Fuentes AGN Legajo 1824, 13- 6-1 Expedición al Sud Guerra (copia Archivo Histórico Municipal Cnel Rosales, bajo nº 2879) Amarfil , Romina: «La Ría de la bahía Blanca». Archivo Histórico Municipal, Punta Alta. Crespi Valls, Antonio: «Gran Album de Punta Alta 1898-1941». Editorial Sureña. Bahía Blanca 1941. Dirección Provincial de Recursos Naturales Ministerio Asuntos Agrarios (organizador): Jornadas de Capacitación Docente «Reserva Natural Provincial Bahía Blanca, Bahía Falsa y Bahía Verde». Punta Alta 18 y 19 de junio de 1999. Ferracutti, Enrique: «Las expediciones militares en los orígenes de Bahía Blanca 1828-1930». Círculo Militar. Buenos Aires 1962. Guardiola Plubins, José: «Historia de Bahía Blanca». Tomo I. Bahía Blanca 1995 (inédito) Martínez de Gorla, Dora Noemí: « La Navegación a los Establecimientos de la Costa Patagónica. 1778-1820». Primeras Jornadas Internacionales de Historia Naval y Marítima. Buenos Aires, 2000. Martínez de Gorla, Dora Noemí: « Surgimineto de Patagones como polo del desarrollo económico y social de la región austral argentina. 1810-1828». XVIII Jornadas de Historia Económica 18 , 19 y 20 de setiembre de 2002. Buenos Aires, 2000. Revista del Mar. Órgano del Instituto Browniano. «Homenaje a la Base Naval Puerto Belgrano en su Centenario». Año XLI. Nº 144, octubre 1996.


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por Arq. Graciela Britos

Parroquia Stella Maris Al momento de generar el proyecto para la Base Naval de Puerto Belgrano, se tuvo en cuenta la construcción de una capilla. Ésta se ubicaba frente a la casa 9, hacia el noroeste de la actual parroquia, hecha en madera y chapas. Al pasar los años la Base adquirió gran importancia y debió construir nuevas instalaciones, entre ellas una nueva capilla, porque la existente había sufrido un deterioro importante y quedaba chica para albergar a todo el personal militar. Así es que se formó una «Comisión de Damas de Jefes y Oficiales» que solicitaba la construcción de una nueva capilla. Esto interesó al Ministro de Marina Almirante Domecq García, quien ordena la realización de los planos y otorga los fondos necesarios para su construcción. La advocación del templo a la Vìrgen Stella Maris se debió a la particular devoción del Vicario General de la Armada, monseñor Dionisio Napal. Fue él quien impulsó, también, el nombramiento de N. S. Stella Maris como Patrona de la Armada Argentina el 18 de agosto de 1937. El 20 de mayo de 1928, siendo presidente Marcelo T. de Alvear, se colocó la piedra fundamental de la iglesia. La ceremonia contó con la presencia del Ministro de Marina Almirante Domecq García, el jefe de Base Naval Contraalmirante Carlos G. Daireaux y sus respectivas esposas, integrantes de la Comisión de Damas. El templo castrense se inauguró el 7 de noviembre de 1937, siendo presidente Juan P. Justo y gobernador de la provincia el Dr. Manuel Fresco, quienes asisten al acto junto a las autoridades navales militares. Bendijo el obispo de Bahía Blanca Leandro Astelarra. El proyecto estuvo a cargo del arquitectoingeniero civil Ernesto Pfretschener y la dirección de obra fue del Jefe de la División de Ingeniería Civil del Ministerio de Marina, arquitecto Juan Waldorp y del jefe de Inspección de la Base Naval, ingeniero civil José Mussini. El

arquitecto Manuel Lavington fue el responsable del diseño de ornamentación y el escultor Manuel Gómez Lafuente la ejecutó. Leo Moroder talló la imagen en madera que se encuentra situada en el altar. Cada uno de los que intervinieron en esta obra supieron darle la importancia y significado de esta construcción, no sólo como obra arquitectónica, sino como emblema por la devoción del hombre de mar, a su virgen protectora.


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Gótico Origen del Movimiento En el siglo XII, el catolicismo ya estaba afianzado y comenzaba a ser la religión más importante. Fue en Francia donde se gesta la idea de representar a través de la arquitectura, el fundamento de su doctrina: «Dios es nuesto Padre y está por sobre todas las cosas». El hombre debía elevarse a Dios para obtener su gracias y salvación. Así pues, la obra arquitectónica debía señalar y anunciar ese camino. La forma que más representaría este hecho iba a ser la línea recta. Grandes alturas y agujas que señalaran el camino y la grandeza del reino de los cielos. En su interior, el hombre debería sentir esa magnificencia y respeto por estar en la Casa de Dios. Espacio Exterior Características La obra se elevaba en su emplazamiento, a través de una escalera que la ubica en un nivel, diferente al de su entorno. Las grandes alturas y las cúpulas de aguja generaron problemas estructurales. Así es como surgen elementos que van a dar la característica fundamental a este movimiento. Contrafuertes, arbotantes, arcos apuntados, bóvedas de crucería y haces de columnas, serán quienes se encargarán de mantener y apoyar las grandes cargas estructurales, de la misma forma que la iglesia apoya a sus hijos. Las cúpulas aguja son el remate de esa magnífica obra que señala el camino y acerca al hombre a Dios. Espacio Interior Características Las grandes alturas y la amplitud del espacio crean en el hombre, la sensación de recogimiento y respeto por estar en presencia del Todopoderoso. Grandes ventanales que iluminan el interior crean una atmósfera irreal a través de sus vidrios de colores, logrando que la iluminación se atenúe. Una importante ornamentación y la incorporación de imaginería hacen que el espacio gótico, siga siendo uno de los movimientos en arquitectura más representativos de una fe religiosa.

Fotos Sebastián Cortés


Adaptación Tipológica La nueva iglesia estaría emplazada al sur-este de la antigua capilla, en un espacio central donde convergen varias calles y una avenida, para que la perspectiva del edificio fuera completa. Se tuvieron en cuenta las características predominantes de este movimiento. Exterior El edificio se emplaza en el centro de un espacio y se eleva a través de una escalinata, de mármol sobre su entorno. El acceso principal se ve enmarcado por tres rosetones en su parte superior, un balcón y la torre del campanario que remata en una cúpula de aguja. Los contrafuertes se han adaptado a la escala del edificio y se marcan sobre los muros laterales. La ornamentación respeta las normas del movimiento y recrea, con muy buenas tallas, gárgolas y gabletes. Doce vitrales laterales, uno en el ábside y tres rosetones en la fachada, a la altura del coro, son los vanos de iluminación natural. Interior La planta se desarrolla en una sola nave con ábside donde se ubica el altar y el presbiterio separado por una baranda, realizada en la misma Base Naval al igual que los bancos, elaborados en madera maciza, con tallas y Ornamentación, acorde al estilo. Pilas con haces de columnas, bóveda de aristas y arcos de crucerías, son los elementos estructurales que enmarcan los doce vitrales, (seis de cada lado de la nave), que rememora santos americanos, San Francisco Solano, Santa Rosa de Lima y Santa Cecilia, ubicada estratégicamente a la altura del coro, por ser la patrona de los músicos, son algunos de ellos. Éstos se realizaron en los talleres de Innsbruck en Austria. En el ábside y a espaldas del altar, se ubica el vitreaux que muestra a la fragata «Presidente Sarmiento», capeando un temporal protegida por la visión de la Virgen Stella Maris. Los tres rosetones de la fachada muestran los tres principios del catolicismo, Fe, Esperanza y Caridad. Es digno de destacar el trabajo en madera y fino tallado del confesionario, que se ubica debajo de la escalera que lleva al coro. Ésta se construyó en roble. Tiene forma longitudinal, en dos tramos y permite acceder al coro donde se ubica un órgano tubular de la fábrica «Rieger». Esta obra es un ejemplo tangible de la admiración y el respeto, no sólo, por el tratamiento arquitectónico de este movimiento, sino por haber logrado transmitir los fundamentos religiosos que crearon el estilo: «…nos elevamos a Dios, no renegando de nuestra condición humana, sino amándola en sus múltiples aspectos.» Agradecemos la valiosa cooperación del Jefe del Servicio Religioso del Comando de Operaciones Navales, Capitán de Fragata Alberto A. Zanchetta y del Capellán Mayor de la Armada, Germán Carmona.

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El señor Domingo Suraci tiene 84 años y vive en Punta Alta. De familia de pescadores, desde muy joven se dedicó a esta actividad en nuestra ría. La entrevista dura 60 minutos aproximadamente y fue realizada por Guillermo Bertinat.

Domingo Suraci Nosotros la primera instancia vivíamos en el Barrio Pescadores. Y eran todos civiles, todas casas de madera, la mayoría eran pescadores, había un tal Carella, un tal Castelucci, [...] un tal Mancini, eran todos pescadores. Y todos calabreses por lo general eran todos calabreses, en una palabra creo que eso se hizo primero que Punta Alta, porque Luiggi vivía en frente de la casa nuestra, yo no porque yo era chico. [...] Ya mi papá estaba ahí antes que hagan el dique, antes que venga Luiggi. Estaban los pescadores. Porque en realidad los pescadores vinieron, esos calabreses, se instalaron ahí, porque más comodidad... en Arroyo no, se instalaron ahí. [...] Italianos eran la mayoría, porque ahí estaban los patrones de remolcadores de servicio puerto, que eran todos civiles. Estuvo un tal Di Meglio que era práctico, estuvo un tal Filocamo, Magnani, ha habido varios patrones, Salceti (transcripción literal), que eran todos patrones de ahí, estaban todos en servicio de puerto. […] Eran todas casas de madera, porque ahí le dieron permiso pero con una tierra fiscal. […]Después cuando los sacaron en el año ´34 por ahí, 1934, se fueron todo para Arroyo. [...]Todo lo desmantelaron. Mi padre tenía pescadería en el mercado ese, no sé si ustedes saben, ahí en frente del (Cine) Coliseo, ahí ya tenía la pescadería mi padre, claro, hace muchísimos años. En ese tiempo cargaban vagones de pescado, iba todo a Buenos Aires, yo le digo como es, aparte de la línea, la «línea» le llamamos, decir, uno iba a tal parte, a un pueblo a otro pueblo, nosotros trabajábamos mucho con la línea, el ferrocarril Rosario. Porque de acá salía pa´ya. Porque en esos años, Mar del Plata, no había casi nada. Y un poco de flota que había, unos barcos grandes, atracaban en Buenos Aires. Y acá cargaban los vagones para Buenos Aires, tanto de la Cooperativa Pesquera como antes de hacer, porque yo fui

unos de los fundadores de la Cooperativa. Porque se hizo la Cooperativa, porque en aquel tiempo había sesenta lanchas de pesca. En White. Iba el tren y dejaban los vagones y a la mañana arrancaban cuando iba pa´ Buenos Aires ya con los vagones cargados de pescado. Mi papá tenía cuatro (lanchas), después tenía dos Carella, seis. Ahí en barrio pescadores. Y dos tenía Mancini, ocho. La Stella Maris la hicimos nosotros acá donde estamos sentados que esto estaba baldío y todo, después cuando el tiempo del cazón que no se podía pescar más en la costa, que había que ir afuera. Yo le digo que el pescador de acá se quedó. Se quedó ¿sabe por qué? Porque ahora cuando vino todo este despelote de las lanchas. Porque el pescador tenía que tener las lanchas para ir a buscar el pescado ahí afuera, no esperar que venga. Yo cuando hice la Stella Maris que fue iniciativa mía con Maio en sociedad. Nosotros teníamos cuatro lanchas, pero ya no podía ir a pescar el cazón. Porque el cazón había que ir fuera San Blas, fuera a Patagones. Primero lo pescamos dentro de la bahía. Y lo tuve hasta Bahía Camarones, Rawson, San Antonio, San Blas, había que ir a buscar. Entonces yo lo pesqué, pero las lanchas de acá ya no lo pescabon más. Y acá les pasó igual, ellos no pueden ir a pescar, porque no es que las lanchas no son adecuadas, porque son de poco calado, porque acá para trabajar en la Bahía se necesitaba eso. Pero ahora se fue, por eso que el pescador no tuvo visión tampoco, eh, se quedó cómodo, porque es más fácil ir a agarrar unos cajones de langostinos que uno conoce que están frente al Embudo, en la golfada, más tranquilo y una pesca más... pero después se fue aflojando.


Ingeniero Armin Reimann (FRPB)

En esta fotografía vemos una formación del Ferrocarril Rosario-Puerto Belgrano atravesando los Siete Puentes sobre el Sauce Grande. La locomotora era una Fives-Lille Clase A con rodado 2-8-O. En cuanto al coche de pasajeros, tenía el inconfundible techo plano. Fueron ampliamente reconocidos por su confort y moderno sistema de calefacción. Hace tiempo, el Archivo Histórico Municipal recibió una carta desde Suiza de Martin Toggweiler, sobrino nieto del ingeniero Armin Reimann (quien trabajó en el Ferrocarril Rosario- Puerto Belgrano y proyectó la línea Almirante Solier- Bahía Blanca del citado ferrocarril). En esa misiva nos solicitaba algunos datos sobre su tío abuelo. Le proporcionamos la información e intercambiamos material fotográfico de la línea. El primo de Toggweiler, Urs Fischer, fue quien nos proporcionó un gran número de fotografías del ingeniero Reimann, que están en poder de la familia. Una de ellas es la publicada en este espacio. El ingeniero Armin Reimann llegó al país para participar de la construcción del ferrocarril francés. Luego se retiró voluntariamente de la compañía y obtuvo una cátedra en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la Plata. Pero luego fue convocado por sus antiguos patrones para ser el encargado del proyecto de extensión del ramal a Bahía Blanca. Poco antes de inaugurarse el tramo, en 1922, falleció a los 38 años de edad.

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Novedades Guía de estudios 75 años del Teatro Colón

Nuevamente el Rotaract Club Punta Alta desarrolló la Muestra de Carreras Terciarias y Universitarias, que se dictan en nuestra ciudad y la zona, con la participación de stands de las distintas instituciones participantes que acuden todos los años. En esta ocasión la muestra se llevó a cabo 5 y 6 de Octubre en la Biblioteca Alberdi. Allí se entregó a cada visitante la Guía de Estudios, fruto de la labor interinstitucional entre el Rotaract Club y el Archivo Histórico Municipal, quien aportó el diseño gráfico y la colaboración técnica para la publicación. En la sede del Archivo Histórico Municipal (Mitre 101) se encuentran ejemplares de esta Guía para ser repartidos entre los vecinos que lo requieran.

Retirá la Guía en el Archivo Histórico Municipal Urquiza 123 (02932)432063 de martes a viernes; de 08:30 a 17:30; lunes de 08:30 a 13:30.

Mitre 101 - (02932)432214 archivohm@yahoo.com.ar de lunes a viernes de 07:00 a 19:00

Museo Histórico de lunes a viernes de 08:00 a 11:30 ; sábados de 08:30 a 12:30; domingos de 08:30 a 12:00. Humberto 285.

Museo Naval de lunes a viernes de 08:00 a 14:00 ; sábados y domingos de 13:00 a 17:00. Para consultas, llame al (02932)487526.

Museo Baterías de lunes a jueves de 08:00 a 13:00 y de 14:30 a 16:00; sábado, domingo y feriados de 10:00 a 12:00 y de 14:00 a 17:00 (02932)-488325.


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