Revista El Archivo Nº21 - Mayo 2009

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editorial

Municipalidad de Cnel. de Marina Leonardo Rosales Punta Alta Dirección de Cultura

autoridades

Ing. Néstor Hugo Starc Intendente Municipal

Fernando Quiroga DIRECTOR DE CULTURA

equipo de trabajo coordinación general Prof. Luciano Izarra

investigación y texto Prof. Luciano Izarra Lic. Gustavo Chalier entrevistas Prof. Guillermo Bertinat colaboradores Prof. Fernanda Martel Arq. Graciela Britos Prof. Romina Amarfil Lic. Sergio Soler Lorenzo Ramos Sebastián Cortés diagramación y diseño D.G. Mauricio Rossello impresión Multigráfica

Este primer número del año es particularmente grato al Archivo Histórico Municipal, no solamente por significar la continuación de un proyecto que ya lleva ocho años ininiterrumpidos, sino por las características mismas de esta edición. Como institución dedicada a la difusión de la historia local, no podíamos estar ausentes en la conmemoración mundial del segundo centenario del nacimiento de Charles Darwin. Por eso decidimos sumarnos a la serie de homenajes con un número especial dedicado al eminente naturalista. ¿Por qué una revista dedicada a la historia rosaleña se ocupa de Darwin?. Porque Punta Alta fue visitada dos veces por él (en 1832 y 1833) en el transcurso de su periplo alrededor del mundo a bordo del célebre Beagle. Pero el desembarco de Darwin en las playas del distrito no es simplemente anecdótico. Merced a sus descubrimientos en la Punta Alta, Darwin comenzó a pergeñar ideas sobre el cambio de las especies y su relación con el ambiente, ideas que luego se traducirían en su Teoría de la Evolución, tal vez el mayor logro científico del siglo XIX. A tal punto es importante Punta Alta en la trayectoria del naturalista que el biólogo Richard Darwin Keynes, su bisnieto y biógrafo, no vaciló en decir que el 22 de septiembre de 1832, cuando Charles pisó por vez primera la barranca y el médano puntaltense es “un día memorable” para la biolgía. En esta revista se han consultado nuevas fuentes documentales directas y se consignaron datos novedosos que creemos serán del interés del lector. Como siempre, resta agradecer a todos cuantos hicieron posible que este número esté en la calle;reafirmando el compromiso con la comunidad para aportar, desde el campo de la historia, ideas y propuestas que tiendan a afianzar una identidad rosaleña cada vez más sólida.

sumario Nota de Tapa | Charles Darwin En Punta Alta Patrimonio | La Punta Alta Entrevista | Teresa Manera de Bianco Novedades Foto de Tapa: Darwin, apuntes originales y dibujo del Beagle por Nahuel Mieres (fotocomposición)

www.archivodepunta.com.ar email: revista_elarchivo@yahoo.com.ar

Esta revista ha sido declarada de «Interés Legislativo» por la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires - Resolución N° D/2030/04-05, por el Honorable Concejo Deliberante de Cnel. Rosales - Decreto Nº 45/04 y de «Interés Provincial Cultural» por el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, resolución Nº 191/05.

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Cuando Charles Robert Darwin llegó a la Punta Alta el 22 de septiembre de 1832 no sospechó que su vida y la historia de la ciencia biológica iban a dar un vuelco fundamental a partir de ese día. Puso pie en la desolada playa del sur de la provincia de Buenos Aires, una costa acantilada con cordones de dunas y, atrás, la chatura de la pampa agitada por pastos duros. Todavía no era el reconocido naturalista que sería, el hombre de ciencia que terminaría por sacudir el estático panorama de las ciencias naturales y situaría al hombre en el lugar correcto de la cadena de la vida.

El joven Darwin

En 1832 Darwin era simplemente un estudiante un poco díscolo cuyo padre había destinado primero a la medicina y luego a la carrera eclesiástica. Nació en Shrewsbury (pequeña ciudad del oeste de Inglaterra, lindante con Gales) el 12 de febrero de 1809. Su familia estaba vinculada de alguna manera a los estudios biológicos y las discusiones intelectuales. Su abuelo Erasmus Darwin, reputado médico, naturalista y fisiólogo, aventuró la posibilidad de la evolución de las especies, adelantando las posturas posteriores de Jean-Baptiste Lamarck. Y de su propio nieto. El progenitor de Charles era un respetable médico. El futuro padre de la Teoría de la Evolución se interesó desde muy temprana edad por la geología y la biología. La universidad acicateó esta atracción por los secretos del mundo natural: en vez de asistir a las clases de medicina, Charles descuidaba sus estudios en aras de realizar viajes para recolectar especímenes y de discutir con científicos acerca del devenir de las especies. Allí conoció los estudios de Lamarck y de otros biólogos que sostenían posturas radicales. En los años iniciales del siglo XIX, en el seno de las ciencias naturales y en especial la biología se estaba operando lo que Thomas Kuhn llamó una “revolución científica”, consistente en un cambio de paradigma, lo que entraña otra manera de ver y aceptar la realidad es-

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tudiada. La idea de evolución biológica no era nueva y puede remontarse a la Grecia clásica, en los trabajos de Anaximandro, por ejemplo. Pero su aceptación en el ámbito científico y no solamente como idea filosófica tuvo que esperar a mediados del siglo XVIII, cuando empezó, tímidamente primero y con más fuerza después, a esbozarse el pensamiento evolucionista o transformista. Hombres de ciencia como Buffon o el mismo Erasmus Darwin expusieron estas ideas. Pero el primero en enunciar una teoría acabada de la evolución fue Jean-Baptiste Lamarck. Este biólogo francés hablaba de una tendencia intrínseca de la naturaleza hacia el aumento de la complejidad, lo cual haría una cadena de seres vivos desde los organismos unicelulares hasta los mamíferos y el mismo ser humano; asimismo daría cuenta de la adaptación de los seres vivos a circunstancias externas, adoptando caracteres hereditarios lo que explicaría las desviaciones de esa cadena regular. Claro está que estas teorías chocaban con los postulados de la biología tradicional, que aceptaba la inmutabilidad de las especies y tenían por base ideológica el relato bíblico del Génesis; también se estrellaban contra los puntos de vista usuales de la sociedad de su época y con los dogmas de la iglesia anglicana, que sostenía un creacionismo a ultranza. Pero el conocimiento de estas teorías

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por Luciano Izarra


Charles Darwin pintado por George Raymond en1830. revolucionarias impresionaron mucho al adolescente Darwin y contribuyeron a ahondar aún más las diferencias entre los estudios médicos y su verdadera vocación. El cambio de carrera y de universidad (esta vez estudiaría para pastor en el Christ’s College de Cambridge ), no mermó su apasionado interés.

La expedición del HMS Beagle

Se trataba de una expedición cartográfica alrededor del mundo para completar el estudio topográfico de la Patagonia y la Tierra del Fuego, el trazado de las costas de Chile, Perú y algunas islas del Pacífico y la realización de una cadena de medidas cronométricas alrededor del mundo. Allí el inquieto muchacho se desempeñaría como naturalista sin retribución, aunque su papel estaba previsto como un mero acompañante del capitán Robert Fitz Roy. Este puesto fue conseguido a instancias de John Stevens Henslow, profesor de biología en Cambridge, quien se había convertido en su amigo. Conseguida a regañadientes la autorización paterna, la expedición zarpó de Plymouth en diciembre de 1831. Se había previsto que el viaje durase dos años, pero tardaría cinco largos años en volver. Una vez a bordo, el joven Darwin dedicó la mayor parte de su tiempo a investigaciones

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geológicas en tierra firme y a recopilar ejemplares de flora y fauna. Pese a los frecuentes mareos, tomó notas escrupulosamente durante todo el viaje, y enviaba regularmente sus hallazgos a Cambridge, junto con una larga correspondencia para su familia. Lo que su padre había considerado una pérdida de tiempo en sus estudios, fueron años de lectura y formación que le permitieron adquirir nociones de entomología, geología, mineralogía, y zoología. Tenía, pues, suficientes conocimientos para poder identificar y reunir un gran número de ejemplares de animales y plantas para que los especialistas pudieran llevar a cabo una evaluación exhaustiva. Con este bagaje, Darwin cruzó el Atlántico y tocó América del Sur por Brasil y marchó a Montevideo en viaje hacia latitudes australes del continente. Antes de visitar la Patagonia y la Tierra del Fuego, Fitz Roy decidió adentrarse en la bahía Blanca, a fin de realizar su exhaustivo relevamiento, puesto que era bastante mal conocida y hasta ese entonces no se contaba con cartas náuticas fiables y de la calidad requerida por el Almirantazgo británico.

Darwin en Punta Alta

El paso de Darwin por nuestra zona fue especialmente fructífero para el joven naturalista. Fue aquí donde recogió los primeros fósiles y comenzó a concebir lo que, posteriormente, sería la Teoría de la Evolución de las Especies. El Beagle llegó a la boca de la bahía Blanca el 5 de septiembre de 1832, proveniente del Río de la Plata. Pese a los deseos del capitán Fitz Roy, no pudo ingresar en aguas de la bahía por carecer de cartas náuticas adecuadas. Por eso el barco fue fondeado en el lugar que denominaron Anchor =stock Hill (posteriormente Punta Ancla), por ser el primer sitio donde ancló en la bahía. Acertó a pasar por allí una goleta que hacía el cabotaje entre Buenos Aires y Carmen de Patagones. Era su capitán James “El Cojo” Harris. Nacido en Londres en 1797, llegó a Buenos Aires en 1812. En 1817 integró la tripulación de la fragata La Argentina, de Hipólito Bouchard y fue oficial de Brown en la guerra con Brasil; en ese conflicto, tuvo una destacada actuación en el combate de Patagones. Después de la guerra, se dedicó al comercio marítimo. Gracias a su asistencia como práctico, un contingente formado por el propio Darwin, Fitz Roy y otros arribó en una embarcación menor a la desembocadura del arroyo Napostá y al recientemente fundado asentamiento de Bahía Blanca, por ese entonces un pequeño y pobre fuerte de avanzada contra los indígenas.

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El viaje en bote desde el Beagle hasta Bahía Blanca hizo conocer al naturalista la costa de cangrejales de la bahía y las islas que llamaron su atención. Así las describió bellamente en su Diario de a bordo, el 7 de septiembre de 1832: “Esas Islas merecen mejor el nombre de bancos; consisten en un barro tan blando, que resulta imposible andar por él, ni siquiera una distancia corta; mucho de ellos están coronados por juncos muy largos, y en marea alta solamente sus puntas son visibles. Desde nuestro bote no podíamos ver nada en el horizonte sino esos llanos estratos de barro; si se acostumbra uno, una expansión horizontal del agua no es extraña; pero ésta tenía una muy rara apariencia, tomando características de tierra y agua, sin las propiedades de ninguna de ellas. El día no estaba muy claro, había una refracción muy fuerte, o como dicen los marineros “las cosas flotaban en el aire”. El único objeto que no estaba a nivel era el horizonte; los juncos nos producían el efecto de matorrales suspendidos en el aire sin que nada los sostuviera y el agua nos parecía barro, y el barro agua”.1 Mientras Fitz Roy exploraba en botes las costas levantando cartas de navegación, Darwin solicitó y obtuvo permiso para quedarse en tierra y gozar, junto a los gauchos, de su actividad favorita: la caza. En esa oportunidad, el naturalista quedó fascinado con la vida libre y seminómade de los gauchos y su cotidiano


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Barranca Punta Alta, 1897.

contacto con la naturaleza. El 22 de septiembre de 1832 llegó Darwin a la Punta Alta. El paisaje costero era diferente al actual: consistía en barrancas que descendían hasta el mar, coronadas por médanos. Uno de ellos, el más alto y visible desde el mar, daba el nombre de Punta Alta al sitio. En una de esas barrancas, que según registró corría perpendicular al mar unos dos kilómetros, recogió por vez primera huesos fósiles2. Anotó en su Diario: “Hicimos una muy placentera navegación por la Bahía con el Capitán y Sullivan. Permanecimos por algún tiempo en Punta Alta, [situada] alrededor de 10 millas del barco; aquí encontré algunas rocas. Estas son las primeras que he visto y son muy interesantes, ya que contienen numerosas conchillas y los huesos de grandes animales. El día era perfectamente calmo; el agua planchada y el cielo no se distinguían separados por el borde de los bancos de lodo; el conjunto formaba un cuadro poco pintoresco.3” Según anotó Fitz Roy posteriormente, “la atención de mi amigo fue pronto atraída hacia algunos acantilados cerca de Point Alta (sic), donde halló esos enormes huesos fósiles, descriptos en su trabajo; y pese a nuestras sonrisas al cargar esa aparente basura que frecuentemente traía a bordo, él y su ayudante usaron la piqueta con seriedad, y sacaron lo que probó ser los más interesantes y valiosos restos de animales extintos4” Al día siguiente, volvió a Punta Alta: “Mar-

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Pinturas


ché a Punta alta (sic) para ver fósiles; y para mi gran alegría encontré la cabeza de un gran animal incrustada en roca blanda. Me llevó cerca de 3 horas sacarla: hasta donde pude apreciar, está emparentado con el Rhinoceros. No pude subirla a bordo sino luego de unas horas, después de anochecer.5” Con su ayudante personal, Syms Covington, excavaron escrupulosamente las barrancas y los médanos costeros, y encontraron lo que buscaban. Fueron estos hallazgos una mandíbula inferior, un tarso y metatarso de un animal desconocido (posteriormente, en Cambridge, el profesor Richard Owen lo identificaría como un megaterio) y restos de un armadillo gigante extinto. Estas piezas fueron, en su momento, sumamente importantes, pues el único resto de megaterio que se encontraba en el mundo era un ejemplar hallado en el Río de la Plata a fines del siglo XVIII y que se encontraba guardado en el museo privado del rey de España, lejos de la mirada de científicos. Pero además, según escribió el bisnieto y biógrafo del naturalista, Richard Darwin Keynes, el 22 de septiembre de 1832 fue un día memorable para la biología, ya que señala la primera de las múltiples evidencias que llevarán a Darwin a cuestionar la doctrina de la inmutabilidad de las especies. “Durante el viaje del Beagle, había quedado profundamente impresionado cuando descubrí en la formación Pampeana, grandes animales fósiles cubiertos con caparazón como los actuales armadillos... Era evidente que hechos como estos, y también muchos otros, sólo podían explicarse mediante la suposición de que las especies se modificaban gradualmente; y el tema me obsesionaba”6, escribió al final de su vida en su Autobiografía. Mientras el bergantín británico permanecía fondeado a la altura de Punta Ancla, los días 23 y 25 de septiembre volvió Darwin a la Punta Alta siempre en búsqueda de fósiles: el sitio, evidentemente, era de su interés y volvía a él siempre que se le presentaba oportunidad. El 1º de octubre el Beagle comenzó a hacer diferentes marcaciones en tierra para facilitar el acceso a la bahía. Recorrió la costa entre Arroyo Pareja y Monte Hermoso. Se debe aclarar que el topónimo Monte Hermoso en aquel tiempo no hacía referencia a la ciudad balnearia homónima, sino al paraje conocido actualmente como Barrancas de Monte Hermoso, Farola Monte Hermoso o simplemente Las Rocas, que se encuentra a cinco kilómetros al oeste de Pehuen Co, dentro del partido de Coronel Rosales.

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Charles Darwin circa 1874, tomada por Leonard Darwin. En momentos en que el barco recorría la costa, Darwin fue al menos dos veces más a Punta Alta: el 8 y el 16 de octubre. “El 19 de octubre “el capitán desembarcó por media hora en Monte Hermoso (o punta Hambruna como la llama él), para realizar algunas observaciones. Fui con él y tuve la buena suerte de obtener huesos fósiles bastante bien conservados de dos o tres animales Roedores. Uno de ellos me hizo recordar mucho al agutí, pero más pequeño.7” En su recorrido por la zona Darwin realizó importantes hallazgos, no sólo relacionados con la paleontología sino también con la botánica, al descubrir una nueva especie para la comunidad científica: se trata de la planta posteriormente bautizada como Neosparton darwinii (“nueva retama de Darwin”), especie vegetal endémica de Pehuen Có, único lugar en el mundo donde crece y se desarrolla. Prosiguiendo su misión, el Beagle partió a Buenos Aires para aprovisionarse convenientemente y luego recorrer las costas de la Patagonia y Tierra del Fuego. Luego de una estancia en el Río de la Plata, el 3 de agosto de 1833 la nave inglesa llegó a la desembocadura del río Negro y fondeó en Patagones. El Beagle posteriormente navegó nuevamente a Bahía Blanca, pero Darwin quiso experimentar una aventura que revela su carácter inquieto


y curioso. Obtuvo el permiso de viajar desde Carmen de Patagones hasta Bahía Blanca a caballo, acompañado por James Harris, un guía y cinco gauchos. El objetivo era conocer el espacio natural, su flora y fauna vírgenes y contemplar el modo de vida del gaucho, que tanto llamó su atención. En el trayecto, a orillas del río Colorado, tuvo lugar el famoso encuentro con Juan Manuel de Rosas, el 15 de agosto de 1833. Los jinetes llegaron a Bahía Blanca antes que el Beagle. Entonces el 22 de agosto Darwin se encaminó nuevamente a Punta Alta (al a que jocosamente mencionó en alguna de sus cartas Fitz Roy como Mount Meghatherii “Monte del Megaterio”). “Cansado de no hacer nada, contraté al mismo guía y comencé por Punta Alta, que no está tan distante y permite una buena vista de la bahía(..) Punta Alta es el lugar donde el año pasado encontré numerosos huesos. Usé la tarde para buscar más y marcar los lugares.8”. Otra vez ponía sus ojos curiosos en el lugar, y esa circunstancia (pocas veces en el viaje fue dos veces a un mismo lugar), señalan por sí misma el valor que le asignaba al sitio. Al día siguiente, 23 de agosto, buscó y halló osamentas. El 24 de agosto el Beagle arribó a la boca de la bahía Blanca, pero Darwin prefirió ir por tierra hacia Buenos Aires, en compañía

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Inscripción de Darwin en el interior de una edición del Nuevo Testamento en alemán, que llevó al viaje del Beagle para mejorar el aprendizaje de ese idioma.

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REFERENCIAS

URUGUAY Santa Fé

Mercedes

Itinerario del Beagle Viaje por tierra de Darwin

Montevideo Buenos Aires ARGENTINA

Bahia Blanca

Punta Alta

Patagones

de un contingente de gauchos. Antes, durante tres días, el 29, 30 y 31 de agosto de 1833, regresó a la Punta Alta para despedirse definitivamente de nuestra zona. Del total de 65 días que permaneció en la bahía Blanca en sus dos viajes (septiembre de 1832 y agosto de 1833), alrededor de 45 los pasó en lo que hoy es el partido de Coronel Rosales.

La importancia de Punta Alta para Darwin

Evidentemente, la región del sur bonaerense no fue una escala más en el periplo de Darwin alrededor del mundo. Punta Alta y las islas Galápagos marcaron hitos en el viaje de formación (iniciático se diría) que trasformaría al joven curioso aficionado a la historia natural en el más importante biólogo del siglo XIX. Según se dijo más arriba, Darwin no inventó el concepto de evolución y transformación de las especies: ya había en su época estudiosos que defendían esta idea. Lo que enunció en su famoso libro El Origen de las Especies, publicado en 1859, es el mecanismo que gobierna esta evolución y pudo establecer que la biodiversidad es debida a las modificaciones acumuladas por las distintas adaptaciones de las especies al medio, a lo largo de sucesivas generaciones. Este mecanismo es la selec-

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ción natural, conforme al cual individuos con determinadas características ventajosas para sobrevivir en el medio legan estas características a sus descendientes, pues logran subsistir y conseguir pareja mucho más fácilmente que aquellos individuos que no poseen esas particularidades. La evolución consistiría en el conjunto de adaptaciones al medio ambiente que sufre cada especie. Pero mientras Galápagos y sus famosos pinzones alimentaron la leyenda que Darwin a partir de ellos pergeñó su famosa teoría, un estudio más pormenorizado de las fuentes que actualmente realizan historiadores de la ciencia, dan cuenta que en realidad el naturalista llegó al archipiélago rumiando ciertas ideas en torno al cambio de las especies en el tiempo y la importancia del ambiente en estos cambios. Y estas ideas, sin duda, las había tenido en Punta Alta. “…el primer indicio real de Darwin hacia la evolución no llegó en las Galápagos sino tres años antes, en una borrascosa playa a lo largo de la costa noreste de la Argentina. Y no tenía la forma del pico de un ave. Ni siquiera era una criatura viviente. Era un tesoro de fósiles” Así escribe David Quammen, en un artículo publicado recientemente por la revista National Geographic, opinión sostenida hoy por la


Corte estratigráfico de la barranca Punta Alta dibujado en acuarela a mano alzada por Darwin (manuscrito existente en la Biblioteca de la Universidad de Cambridge, reproducido en www.darwin-online.org.uk ) En el párrafo que figura del lado superior derecho puede leerse: “Sección de Punta Alta. Bahía Blanca. (de alrededor de una milla de extensión, sólo 20 pies de alto: esto está fuera de toda proporción, especialmente la ladera, que desciende más gradualmente” Posteriormente este dibujo sirvió como base al esquema que se reproduce en su libro Geological Observations on South America, publicado en Londres en 1846, página 82, donde detalla la geología del médano y de la barranca. Allí se dice que la barranca tenía “entre veinte y treinta pies de alto” (de seis a nueve metros)

comunidad científica. Artículo que, en sus párrafos finales, esclarece significativamente la importancia de los hallazgos rosaleños: “Los estudiosos siguen discutiendo la importancia de esas criaturas extintas y vivientes de Argentina, especialmente los perezosos arborícolas, los armadillos y los ñandúes. La evidencia es mixta, incluso entre los diversos comentarios sobre el asunto que dejó el propio Darwin. El más contundente de estos comentarios, en mi opinión, es uno colocado de manera tan manifiesta que suele pasar inadvertido. Comprende las dos primeras frases de El Origen de las Especies, que inician el libro con una nota nostálgica. Dice así: “Cuando me encontraba a bordo del HSM Beagle, como naturalista, estaba muy impresionado con ciertos hechos de la distribución de los habitantes de América del Sur y de las relaciones geológicas entre los habitantes presentes y pasados de ese continente. Me parece que estos hechos arrojan alguna luz sobre el origen de las especies… Los pinzones de las Galápagos hacen su aparición 400 páginas más adelante.9”

El paso de Darwin por la zona también dejó el estímulo a noveles investigadores, con los que inclusive mantuvo correspondencia de carácter científico. Francisco Muñiz, Florentino y Carlos Ameghino, Carlos Rusconi, Carlos Burmeister, Lucas Kraglievich y Santiago Roth, figuras pioneras de las ciencias naturales argentinas, hubieran sido impensables sin este impulso. Esta herencia fue trasmitida por generaciones y llegan hasta Teresa Manera, última depositaria del legado de Darwin en la región. Ella, con el descubrimiento de las huellas fósiles de Pehuen Có que realizó conjuntamente con su esposo, Roque Bianco, no hizo más que ratificar lo que Darwin había intuido ciento cincuenta años atrás: el peso de la costa rosaleña en la escena paleontológica mundial. Hoy somos todos depositarios de esa herencia y por ende nos cabe la responsabilidad de resguardarla o acrecentarla. Su conocimiento y comprensión es de suma importancia para la continuidad de la cadena de entendimiento de nuestro medio ambiente, a fin de heredarla a las futuras generaciones.

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Charles

-Darwin, Charles: Autobiografía, Buenos Aires, Continente, 2008 -Darwin, Charles: Geological Observations on South America, 3th. part of the Geology of the Voyage of the Beagle,Londres, Smith, Ecker &Co.,1846 -Darwin Keynes, Richard (Ed): Charles Darwin’s Beagle diary, Cambridge, Cambridge University Press, 1988

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BIBLIOGRAFÍA

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Darwin Keynes, Richard (Ed): Charles Darwin’s Beagle diary, p.99 2 Parte de esta barranca, según puede observarse teniendo en cuenta el plano realizado por Fitz Roy, subsiste muy modificada en la Base Naval. 3 Darwin Keynes, Richard (Ed): Charles Darwin’s Beagle diary, p.106 4 Cit. por Darwin Keynes, Richard (Ed): Charles Darwin’s Beagle diary, p.106 5 Darwin Keynes, Richard (Ed): Charles Darwin’s Beagle diary, Cambridge, p.107 6 Darwin, Charles: Autobiografía, pp. 52-53 7 Darwin Keynes, Richard (Ed): Charles Darwin’s Beagle diary, pp. 110-111 8 Darwin Keynes, Richard (Ed): Charles Darwin’s Beagle diary, pp. 175-176 9 Quammen, David: “Las primeras pistas de Darwin”, p.19 1

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NOTAS

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-FitzRoy, Robert:. Narrative of the surveying voyages of His Majesty’s Ships Adventure and Beagle between the years 1826 and 1836, describing their examination of the southern shores of South America, and the Beagle’s circumnavigation of the globe. Proceedings of the second expedition, 1831-36, under the command of Captain Robert Fitz-Roy, volumen II , Londres, Henry Colburn, 1839 -Herbet, Sandra (ed.): The Red Notebook of Charles Dawin, Londres, British National Museum, 1980 -Huxley, Julian: Darwin, Barcelona, Salvat, 1985 -Izarra,Luciano: Piratas y Corsarios en el Río de la Plata y costa patagónica, Trabajo de Seminario I, Profesorado en Historia, ISFD Nº 79 de Punta Alta, 1996 (inédito) -Izarra, Luciano: La herencia de Darwin, Tesis final del Profesorado en Historia del ISFD Nº 79 de Punta Alta, 1999 (inédito) -Lamberto, Sergio y otros: Manual ilustrado de plantas silvestres de la región de Bahía Blanca, Bahía Blanca, Ediuns, 1997 -Quammen, David: “Las primeras pistas de Darwin”, en National Geographic, febrero 2009, pp10-19 -http://www.darwin-online.org.uk AGRADECIMIENTOS El Archivo Histórico Municipal agradece la colaboración de la Doctora Teresa Manera de Bianco, el dibujante Nahuel Mieres y el DG Ariel Arruda.

ESTUDIO INTEGRAL TEL. 02932-427968 · BROWN 67

Julio Amaya ABOGADO

Sebastián Amaya ABOGADO

Germán Amaya

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INGENIERO ELECTRÓNICO

Guatavo Aranda ARQUITECTO

Carolina Lascano LIC. PSICOLOGÍA

Ana Marcos

TRADUCTORA P. DE INGLÉS

Juliana Tomassini CONTADORA PÚBLICA


El HMS Beagle

Cap. Robert Fitz Roy

“El período de comparativa tranquilidad marítima que siguió al Congreso de Viena en 1815, incentivó en la Armada Real la construcción de un gran número de pequeños buques de guerra destinados a ser usados en la defensa costera, en la lucha contra la piratería, la búsqueda de informaciones militares, etc. Un tipo de buque que se hizo muy común, era el conocido como “Bergantín de 10 cañones” (10-Gun Brig).Estos tenían 30 m de eslora, 8 m de manga y 4 m de calado y estaban armados con ocho cañones de corto alcance y dos de largo alcance. El “Bergantín de 10 cañones” era, en realidad, una mezcla de pequeño buque mercante y de guerra. El primero de este tipo, HMS Achates, fue botado en 1808 y demostró que esta clase podría ser usada tanto en la paz como en la guerra. Más de 100 “Bergantín de 10 cañones” fueron construidos en el curso de los 30 años siguientes. El “Bergantín de 10 cañones” HMS Beagle fue botado el 11 de mayo de 1820 al costo de 7.803 libras esterlinas y permaneció en reserva por cinco años. El 27 de septiembre de 1825 fue reformado con nuevas planchas de madera y casco de cobre. El 22 de mayo de 1826, bajo el comando de Pringle Stokes y acompañado por el HMS Adventure, un barco de abastecimientos comandado por el Capitán Phillip Parker King zarpó

en su primera misión a Sudamérica, y recorrió la Patagonia y Tierra del Fuego. Un joven de 21 años, Fitz Roy, era Teniente en ese viaje. El 1º de agosto de 1828, mientras hacía levantamientos topográficos por Tierra del Fuego, el Capitán Pringle Stokes, bajo un agotamiento físico general producido por un estado nervioso, se disparó un tiro. Falleció en la mañana del 12 de agosto y Robert Fitz Roy asumió el comando de la nave […] El Beagle fue meticulosamente preparado para sus tareas de investigación científica. Antes de su segundo viaje su cubierta fue elevada 45 cm, se le agregó un palo mesana a su estructura y sus velas y jarcias fueron convertidas de bergantín “redondo” a barca (es decir de 2 palos y velas cuadras a tres palos; el mesana con velas cangrejas). El mesana lo hizo más maniobrable y la cubierta más alta aumentó el espacio bajo cubierta. No obstante, su tripulación vivía bajo extremas condiciones de dificultades. No menos de 75 personas estaban a bordo del casco de 30 m de eslora cuando zarpó para Sudamérica en 1831.” Jorge L. Toscazo: “El HMS Beagle, el Capitán Fitz Roy, el naturalista Darwin. ¡Una amalgama perfecta!” en Boletín del Centro Naval, Número 813, enero/abril de 2006, pp.129-130

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Patrimonio

Fotos Sebastián Cortés

La Punta Alta El sitio de localización de la llamada Punta Alta se halla hoy dentro de la Base Naval de Puerto Belgrano. En nuestros días, la Punta Alta no es visible como tal, pues el frente marítimo del distrito está modificado por la acción del hombre en los últimos cien años: la Base Naval, Puerto Rosales y la misma ciudad de Punta Alta cambiaron sustancialmente el paisaje natural de la región. La zona portuaria de la Base Naval se halla donde estaba la barranca explorada por Darwin, parte de la cual fue usada como relleno en la obra de la dársena y cuyos restos se encuentran muy transformados. Por lo tanto, para conocer el aspecto original del área debemos remitirnos a los relatos de los viajeros, naturalistas y militares que, por distintos motivos, recorrieron la bahía Blanca durante el siglo XIX. Una punta es una porción pequeña de tierra que penetra en el mar. En la zona costera de la ría existen numerosas puntas (Punta Ancla, Punta Cigüeña, Punta Congreso, Punta Tejada) y una de ellas era la Punta Alta, llamada así por contar con un médano alto visible desde el mar. Este promontorio, durante años, fue punto de referencia para los marinos que navegaban por las aguas de la ría, ya que era claramente evidente para ellos. En esa época, la elevación debía sobresalir en esa tierra plana, sin árboles que era la pampa. El documento más antiguo hallado hasta la fecha que hace mención a la Punta Alta es el Diario de Viaje de Charles Darwin, cuando el 22 de septiembre de 1832, llegó a

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por Gustavo Chalier

nuestra costa. Evidentemente Darwin no inventó el nombre. Él, que escribía en inglés, siempre la mencionó con su nombre en castellano, por lo que éste tenía que ser ya habitual entre marinos y habitantes de la región. La zona circundante al accidente geográfico tomó ese nombre por extensión. Así fue conocida en los años anteriores a la construcción del Puerto Militar. Al momento de definir el sitio para la ubicación del Castillo de Vigilancia, llamado luego Torre de Señales, se consideró a los puntos más altos dados por los medanos que se encontraban en el ingreso de la ría. De acuerdo con los estudios de relevamiento del lugar, se tomaron en cuenta dos de ellos con cotas de 21 m. y 22 m. sobre el nivel del mar, hacia el sudeste del puerto. El primero de ellos, se ubicaba al SE del edificio del Hospital Naval, con una cota de 22 m. pero alejado de la costa y consiguientemente con poca visibilidad desde el mar. El segundo médano relevado, tenía una cota de


por Gustavo Chalier

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Ingeniero Civil José Mussini, jefe del departamento respectivo de la Base. Fue concluido en 1935. El monumento está sobre un área de paseo circular y con bancos. Un cañón de marina calibre 36,84864 Carron 1825, sobre una cureña, (proyectada en base a datos tomados del Tratado de Artillería por Francisco Xavier Rovira, del año 1775) remata su cima, una manera de simbolizar la defensa que realiza la Armada de las costas. Las nuevas investigaciones en el campo histórico lograron determinar el sitio exacto de ubicación de la Punta Alta, en la actual Torre de Señales. A esta conclusión se llegó luego de observar detenidamente fotografías satelitales, planos topográficos y planimetrías de áreas de la Base Naval; también la relectura de las anotaciones de Darwin en su idioma inglés original coadyuvó a la identificación del lugar exacto donde se hallaba la elevación de la Punta Alta.

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21m. y se ubicaba hacia el noroeste del mismo edificio. Pese a ser un poco más bajo que el primero, era el más apto debido a su altura natural, su cercanía a la costa y sus 330º de ángulo visual hacia el ingreso a la ría. El Ingeniero Luiggi, al momento de definir el sitio para la ubicación del Castillo de Vigilancia, no dudó en tomar este médano para construirlo, adaptando la estructura del edificio a la arena para no modificar su altura. Este es el accidente geográfico natural, el médano de la Punta Alta que da nombre a la ciudad. Por estar ubicada en el paraje llamado Punta Alta, así se llamó a la estación del Ferrocarril Sud (actual Museo Naval de Puerto Belgrano) que se construyó en 1898 como parte de la línea que nacía en Grünbein y terminaba en Baterías. Esta práctica era habitual en la época, ya que generalmente las estaciones tomaban el nombre del terrateniente que donaba las tierras para su construcción o del lugar donde estaba levantada. Y como tantos pueblos argentinos que tomaron su designación de la estación de trenes, el pueblo que espontáneamente surgió a la vera de las vías fue conocido como Punta Alta (a pesar del empeño del ingeniero Luiggi por denominarlo Uriburía, en honor al presidente José Evaristo Uriburu, bajo cuyo gobierno se decidió construir Puerto Militar). En la década de 1930, la Base Naval quiso tributar a la Punta Alta un homenaje, erigiendo un monumento simbólico en su honor en una elevación junto a la Torre de Señales. El proyecto data de 1934 y está firmado por el

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Fragmento del plano titulado South America East Coast. Bahia Blanca to Union Bay, publicado en Londres en 1883 y basado en el original del Capitán Robert Fitz Roy, quien relevó junto con sus oficiales la costa norte de la bahía Blanca en 1832 y 1833.


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Teresa Manera de Bianco es Doctora en Geología, asistente de Docencia en el Departamento de Geología de la UNS y Directora Científica del Museo Municipal de Ciencias Naturales Carlos Darwin. Junto a su marido, Roque Bianco, descubrieron el Yacimiento de Icnitas de Pehuen-Co en 1986. En el 2004 recibió el “Premio Rolex a la Iniciativa” por su labor científica. La entrevista fue realizada por Guillermo Bertinat y tiene una duración de 60 min.

Teresa Manera de Bianco Los de National Geographic me preguntaron “¿Desde cuándo usted cree en la evolución?” Yo es algo que no tengo un momento de mi vida en que empecé a creer en la evolución. Es algo que ya uno lo tiene incorporado de chico como una cosa natural. Cuándo conocí a Darwin, en el sentido de quién era, lo qué había hecho, supongo que habrá sido en el secundario y en la universidad por supuesto. Y yo le daba la importancia que tenía para mis estudios de geología, la parte biológica […] pero como uno más. Estaba Ameghino, estaba Darwin, había un montón de referentes que eran importantes. Yo después me casé, me vine a vivir a Punta Alta y dejé de trabajar en la universidad. […] Me conectaron en el año… 1987 fue. Un año después del descubrimiento de las huellas. Me conectó una profesora de geología, especializada de paleontología de la universidad, porque venía el bisnieto de Darwin, que quería conocer la Punta Alta y la barranca de Monte Hermoso, es decir Las Rocas. Porque él justamente estaba reeditando el Diario de Darwin, el diario del Beagle, que había sido editado anteriormente por Nora Barlow. Y él hace una nueva reedición y entonces siguió los lugares, por lo menos en América del Sur, que iban siendo mencionados en el diario. Fuimos, sacó fotos. Y esto fue realmente importante para Punta Alta, la presencia de este hombre, Richard Keynes Darwin, bisnieto de Darwin. Cuando él edita el diario, lo publica, hace una llamada cuando habla de la Punta Alta diciendo que ahora está cubierta por las construcciones de la Base Naval de Puerto Belgrano, que es la más importante de la Argentina. Y también, dice que ese día, el 22 de septiembre de 1832 que fue cuando llegó Darwin al lugar, tendría que ser un día feriado para la biología, por su importancia. Cuando Darwin escribió el Diario del viaje del Beagle, […] hizo una especie de compilación porque eso estaba dirigido para todo público, entonces para no ser denso, que realmente si uno lee el diario día a día no es denso. Habla solamente del 33 que fue cuando Darwin llega a Patagones y se queda en Bahía Blanca y viene dos o tres veces a Punta Alta. […] Los cuarenta y cinco días del 32, donde una noche sola fue a Bahía Blanca, el resto del tiempo estuvo en esta zona (Punta Alta). Por eso es tan importante ese diario, que todavía no está traducido al castellano al día de hoy…. (Punta Ancla) es en donde el Beagle fondea en costa. […] Su primer puerto fue en las costas de lo que sería en Punta Alta. […] Ellos anclaron ahí el Beagle, incluso en ese lugar pudieron hacer un pozo para sacar agua potable, por eso estaban anclados ahí. Pero después encontraron

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otro lugar con agua dulce, más cerca de lo que ahora es Arroyo Pareja. […] Hay una parte donde cuentan que hacen un campamento en Arroyo Pareja para reparar las embarcaciones menores que tenían algunas averías. Que ahí también cuentan que ahí pescan, tiran la red y sacan muchísimo pescado. Otra cosa que muestra, los cambios. […] Un día, el 2 de octubre de 1832, con el Beagle, anclan enfrente de Las Rocas. No pueden llegar a la costa, sino bajan en varias embarcaciones, con el objetivo principal de hacer una […] marca terrestre, una señal en la parte más alta del relieve que es justamente el médano que ellos llaman Monte Hermoso, que es el médano más alto donde después estuvo La Farola Monte Hermoso. Darwin cuando iba a un lugar nuevo se dedicaba a hacer observaciones de la naturaleza. La expedición, esa era una excursión de unas horas. […] Darwin empieza anota que siente que el viento había cambiado de dirección y estaba más fresco. […] Entonces no le hizo caso, siguió haciendo el reconocimiento geológico del lugar y cuando regresa, llega al sitio de reunión y ve: que el viento iba aumentando cada vez más, se habían ido las embarcaciones que habían podido y habían quedado dos en tierra. Y ya era imposible llegar al barco, entonces se arreglaron mirando que el tiempo cada vez se ponía peor, haciendo un refugio con las lanchitas, a modo de pantalla. Sabemos como son las sudestadas acá. Dice que se daban calor unos con otros, hasta que empezó a llover y nada servía. Y además tenían hambre. Así es que se morían de hambre y recurrieron a comer […] aves, gaviotas y peces que trae el mar, cuando hay sudestada que caen muertos a la playa. […] Ahí varados estuvieron del dos al cuatro de octubre. […] Al día siguiente logran que FitzRoy les haga llegar comida en

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una embarcación, pero no les mandó abrigo. […] Recién al mediodía del día cuatro pudieron ser rescatados. Por eso después a ese lugar lo llaman Starvation que quiere decir “hambruna”, o “donde pasamos hambre”. Punta Alta y la Farola Monte Hermoso, fueron básicos en el desarrollo de su pensamiento, de considerar que la vida no era inmutable a llegar a su teoría de la evolución. Y es algo que, alguno pregunta cómo no se habla de eso y se habla de Galápagos. Utilizó otros ejemplo, pero lo que lo movilizó a él fue lo que encontró acá. […] Leyendo sus notas me hizo que de a poco, desde la admiración y de sus estudios […] llegué a conocerlo hasta como un amigo. Porque […] algo muy especial es que él escribía muchísimo y tenemos la suerte que se haya conservado la correspondencia. […] Entonces uno puede reconstruir […] una personalidad que me da una sensación de alguien muy cálido, muy humilde. […] Los que tenemos conciencia de esto, tenemos la obligación de hacerles entender a la gente que vive en Punta Alta, que tienen algo muy importante que tienen algo muy importante que está relacionado con la historia de la ciencia universal. Que sería un tema para una identidad fuerte y permanente. Eso no se los puede sacar nadie, que se encontraron esos animales acá, que los encontró Darwin y que Darwin con eso empezó a pensar su teoría de la evolución. Entonces, eso es algo que es muy fuerte y que todavía no tenemos conciencia. […] Y es una pena porque nos haría sentir muy orgullosos y yo creo que nos respetaríamos más entre nosotros y nos identificaríamos con nuestra ciudad y nuestro patrimonio cultural que es ése, que nadie nos lo va a quitar.

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Novedades Cuadernillo Escolar Temático: El Paso de Darwin por Punta Alta

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El Archivo Histórico Municipal recuerda a los docentes, alumnos y público en general que en el sitio www.archivodepunta.com.ar se halla a disposición el Cuadernillo escolar temático: El Paso de Darwin por Punta Alta. Como todos los de la serie que ya han aparecido, tiene por objetivo principal el constituirse en una herramienta válida para el proceso de enseñanza-aprendizaje de una parte significativa de la historia local. Posee actividades pensadas para el docente y el alumno de los distintos niveles de enseñanza. Puede leerse y bajarse directamente pues están armados en archivos de texto DOC (Word).

Curso de Capacitación Docente: El Paso de Darwin por Punta Alta Al igual que el año pasado, y como parte de las actividades que realiza la institución para celebrar el bicentenario del natalicio de Charles Darwin, el Archivo Histórico Municipal dictará este año un nuevo Curso de Capacitación Docente: el Paso de Darwin por Punta Alta. El mismo contará con puntaje y se anunciará en breve la apertura de la inscripción. El trabajo es un proyecto conjunto con la Jefatura Distrital de Coronel Rosales y el CIE de nuestra ciudad. Tiene por objetivos: abordar el estudio de la teoría darwiniana desde un enfoque interdisciplinario y estudiar las problemáticas y aportes específicos de Punta Alta a la teoría de la evolución, además de desarrollar actitudes de respeto del entorno natural y del patrimonio histórico local. La asistencia al curso, al igual que los anteriores, es gratuita y está destinado a docentes de Ciencias Naturales, Biología, Ciencias Sociales, Geografía e Historia de E.G.B., E.S.B. y Polimodal.

www.archivodepunta.com.ar Archivo Histórico Municipal

Museo Naval

Mitre 101 - (02932) 432214 archivohm@yahoo.com.ar de lunes a viernes de 7:00 a 19:00.

de lunes a viernes de 8:00 a 15:00; sábados y domingos de 15:00 a 18:00. Para consultas, llame al (02932) 487104.

Museo Histórico Humberto I 285, (02932) 428261. de lunes a viernes de 8:00 a 12:00.

Museo Histórico Infanteria de Marina Museo de Ciencias Naturales Urquiza 123 (02932) 432063 lunes de 8.30 a 13.30 de martes a viernes; de 8:30 a 17:30. sábados y domingos de 15:00 a 18:00.

de lunes a jueves de 8:00 a 13:00 y viernes de 8:00 a 11:00. Para consultas, llame al (02932) 488325.

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