5 2
y
3
^
^^c£y^u^
y
"y\—*~ \>
í
LA GUERRA.
Es propiedad. Queda hecho el depรณsito que previene la ley.
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
LA GUERRA POR
ERCKMAM-CHATRIAN
MADRID. IMPRENTA DE LA BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO. Espíritu Santo,
35
triplicado.
Digitized by the Internet Archive in
2012 with funding from
University of North Carolina at Chapel
Hill.
http://archive.org/details/laguerra1608erck
LA GUERRA. SOUWAROW
EL INVENCIBLE.
CUADRO PRIMERO. Marcha de Souwarow. Plaza Mayor de Alejandría.
Ala
de capotes, zapatos y ropas.
izquierda la tienda del prendero Zampieri llena
A la derecha
un
café.
Lorenzo. Las ventanas y balcones en derredor de
La multitud ocupa
Deum.» Oyese
la escalinata
por momentos
el
En el
la
fondo
el
;
iglesia de
San
y pórtico de la iglesia, en la que cantan un « Te órgano y coro. Por todas parles flotan bande-
ras y gallardetes con los colores de Rusia. Atraviesa la plaza
cosacos
la
plaza están llenos de gente.
un regimiento de
prendero Zampieri y su hija Marietta cuelgan ropas en
el
exterior
déla tienda.
ESCENA PRIMERA. ZAMPIERI MARIETTA ,
,
soldados rusos
,
hombres y mujeres
del pueblo, después
JOÑAS.
VOCES NUMEROSAS. ¡Vivan los rusos! ¡Vivan los libertadores de ¡Vivan los soldados de Souwarow (Grandes aclamaciones que se propagan por
las calles
Italia!
inmediatas. Jonás apa-
rece por la derecha.)
ZAMPIERI,
viendo un cosaco que trata de descolgar con
par de botas.
¡
Al ladrón
!
¡
Al ladrón
{Sale corriendo.)
f*
%
-5
*T
E -C
Ó
la
lanza un
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
6
EL COSACO. ¡
Hurra
(Pica al caballo y desaparece por la izquierda.)
JOÑAS
acercándose á
,
la tienda.
¡Eh, maese Zampieri, parece... (Señala sonriendo al par de botas. Zampieri se vuelve.)
ZAMPIERI. ¡Sois vos, Jonás!
(Dirigiéndose á su hija.)
seguida las ropas en
la tienda...
¡
Marietta,
mete en
Pronto!
MARIETTA. ¡
En
seguida
,
padre ZAMPIERI,
Amigo mió
,
acercándose á Jonás.
los cosacos tienen lanzas tan largas
bayonetas tan agudas, que siempre enganchan algo
y al
pasar.
JOÑAS ,
No
riendo á carcajadas.
digáis á los italianos que mienten...
los rusos
No
digáis á
que roban... ZAMPIERI.
¿Y qué
se os
Lo que
queráis.
puede decir á vos? JONÁS.
No
os creeré.
ZAMPIERI,
sonriendo.
Jonás sois hombre honrado. JOÑAS mirando á derecha é izquierda con cómico aspecto. No tengo testigos Zampieri, si los tuviera, caro ,
,
,
lo
pagaríais. (Ambos
ríen
y
se
estrechan
ZAMPIERI
¡Y
bien! ya se
la
mano.)
señalando las tropas que desfilan.
marchan
,
abandonan decididamente
la Italia.
JONÁS.
Souwarow no podia entenderse con los generales austríacos, amenazaba tomar mal aspecto el asunto, y Sí,
LA GUERRA. va á incorporarse
al
cuerpo de ejército ruso que está en
Suiza.
ZAMP1ERI.
A fe mia,
Jonás, que no siento verles partir. Esos ru-
sos son los mayores ladrones de la tierra.
JOÑAS,
con ironía.
pensando, maese Zampieri! ¡Hablar así de los salvadores de la fe de los restauradores del orden, de los vencedores de Cassano, del Trebia, de
¡En qué
estáis
,
Novi, de los libertadores de ZAMPIERI, ¡
Sí! esos libertadores sólo
JOÑAS ,
Italia!...
acalorándose.
piensan en saquearnos...
con viveza.
¡Tened cuidado!... podrían
oiros.
(Indica con la mirada los agentes de policía
Zampieri
se
calma súbitamente. Joñas
,
le lleva al
que hacen circular á
la
multitud.
proscenio.)
Vengo á proponeros un negocio, Zampieri. ZAMPIERI.
¿Qué es? JONÁS.
Doscientas cincuenta casacas rusas
,
cien pares de za-
patos, pantalones, charreteras y plumeros. ZAMPIERI.
¿Del hospital de San Lorenzo? JONÁS.
No, de Novi, todo tiene señales de bayoneta. ZAMPIERI.
¿Y cuánto vale? JONÁS.
Doscientos veinte ducados. ZAMPIERI.
almacén, Jonás... Nada puedo contestaros hasta ver la mercancía. Traedlotodo
al
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
8
JOÑAS.
¿Cuándo? ZAMPIERI.
Cuando haya salido de Alejandría la retaguardia de Souwarow. Conozco la intendencia rusa y sé que recoge con mucho gusto lo que ha vendido para volver a venderlo. (Gran tumulto en
el
fondo; algunos
oficiales rusos
pasan á galope.)
VOCES NUMEROSAS.
¡Vívanlos rusos! ¡Vivan
los salvadores
de Italia!
(Aclamaciones.)
ZAMPIERI.
¡Qué
gritería!
JONÁS.
¡Bah! ¡dejadles gritar! lo mismo harían Bonaparte... Si vuelven los franceses... (El espía Ogisk!
,
disfrazado de vendedor de periódicos
un paquete de papeles debajo
,
si
pasara
atraviesa la plaza co»
del brazo.)
OGISKI.
Souwarow, vencedor de Kinburn, de Foxhani, del Rymnik, de Ismail, de Praga! ¡Historia de Souwarow, famoso generalísimo del czar Pablo! ¡Historia del vencedor de Cassano, del ¡Historia de Alejandro Basilowitch
Trebiay de Novi! ¡Historia de Souwarow (Desaparece por
la izquierda,
volviendo á gritar.
MUCHAS VOCES
,
en
—Historia
la calle
de
el
invencible!
etc.)
la izquierda.
¡Aquí! ¡aquí! (En
este
momento
déla tienda.)
ve Zampieri á algunos muchachos que trepan por los pilares
!
.
LA GUERRA.
ESCENA LOS MISMOS,
después
ZAMPIERI, ¡
Bajad de ahí canallas ,
!
¡
II.
UN CRIADO.
gritando.
Bajad de ahí
(Los muchachos se deslizan y huyen.)
JOÑAS.
¡Qué ralea! EL CRIADO
llegando
,
muy
sofocado.
¿El signor Zampieri?
ZAMPIERI,
Yo
viniendo por detrás.
soy. EL CRIADO.
Signor Zampieri, la signora Isabela os suplica
ha-
la
gáis el favor...
ZAMPIERI ,
Ya
sé...
mariscal
ya
sé... la
incomodándose.
signora quiere ver pasar al feld-
Souwarow con su casquito y su gran
sable...
Necesita una ventana que dé á la plaza... Las teügo
todas alquiladas. EL CRIADO.
Pero la signora. ZAMPIERI.
Pero la signora... entiendo. Tengo alquiladas todas la3 ventanas. Debió venir ayer. EL CRIADO
con acento patético.
,
¡Ah! ¡signor Zampieri,
sois
ZAMPIERI,
muy
cruel!
con arrebato.
¡Vaya! no puedo alquilar ventanas que no tengo. EL CRIADO.
¡Oh signor Zampieri! ¡Pero ZAMPIERI ¡
Id
al diablo
!
¡
,
la signora!...
incomodándose.
Pero la signora
! ¡
pero la signora!
. .
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
10
MARIETTA
arreglando las ropas en
,
Id á casa del especiero de
quedan ventanas por concluir el Te Deum.
le
la
la tienda.
esquina... mirad, allí
alquilar. Id pronto
,
aún
que va á
EL CRIADO, marchándose.
¡La Santa Madona os oiga, signora Marietta! ZAMPIERI,
¡Qué á ese
áJonás.
fastidio!... ¡Ventanas...
ventanas para ver pasar
viejo bárbaro
JOÑAS,
mirando
á los
balcones.
Quisiera tener alguna que alquilar ; os aseguro que no
me
enojaría eso, al contrario.
(Un general ruso y un anciano con trage de emigrado, aparecen por
la
iz-
quierda.)
ESCENA
III.
LOS MISMOS, EL GENERAL RUSO
y
EL ANCIANO.
EL ANCIANO.
Con que
es cosa positiva, general;
puedo informar
al
comité realista. EL GENERAL. Sí, señor conde.
16
y 17
Hoy estamos
á 10 de Setiembre. El
se concentrará el ejército en Bellinzona. El 19
atacaremos el San Gotardo el 20 y el 21 rechazaremos al enemigo al valle del Reuss el 22 nos apoderaremos de Altorf, donde deben esperarnos Linken y Jellachich, el 24 batiremos á Massena y seis semanas después entraremos en París. ;
;
,
EL CONDE.
Óigaos Dios, general. EL GENERAL.
No hay
menor duda. El feld-mariscal lo ha previshan mandado órdenes terminantes á Kor-
la
to todo, se
LA GUERRA.
11
sakow para que
el
tras nosotros le
cogemos por retaguardia...
24 ataque de frente á Massena, mien-
EL CONDE.
Os creo,
tengo absoluta confianza en el genio del ilustre í'eld-mariscal Souwarow... pero esa marcha de todo un ejército que lleva cañones y bagajes á través de las montañas más altas de Europa, en las que el enemigo se lia fortificado desde liace dos meses me parece tan extraordinaria... EL GENERAL sonriendo y poniéndole la mano sobre un brazo. Conocemos exactamente las fuerzas y disposiciones del enemigo. El oficial que ha llevado á Korsakow las órdenes del feld-mariscal ha atravesado al volver el valle del Reuss y el San Gotardo. ¡Todo lo ha visto!... Los bagajes y artillería pesada desfilarán por los Grisones para Chiavenna. Solamente llevaremos las piezas de montaña que pueden trasportar á lomo los mulos. Os repito señor conde que podéis informar al comité general...
,
,
,
,
,
realista para
que esté dispuesto á apoyarnos vigoro-
Que mande agentes á Alsacia y Lorena... Que prepare un movimiento en Paris.
samente...
EL CGNDE.
General
,
los realistas están
preparados
;
solamente
esperan la entrada en Francia del feld-mariscal Souwa-
row, para correr á las armas y proclamar á S. M. Luis XVIII. Nuestros agentes ocupan los empleos; te-
nemos
inteligencias en los Ministerios
y en
el
Directorio:
de Massena carece de uniformes y víveres, muere literalmente de hambre en medio de las nieves
si el ejército si
de Suiza,
demás
,
al
comité realista se debe este honor. Por la
Francia está cansada de ese ridículo sistema de
libertad é igualdad.
EL GENERAL.
En
ese caso
,
todo marchará
más
de prisa aún de lo
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
12
que esperamos.
(Tendiendo
las
manos
al
conde.)
Hasta la
VÍSta,
pues, señor conde, hasta muy pronto. EL CONDE, estrechándole la mano.
Hasta
la Vista
EL GENERAL
,
general.
,
volviéndose en
(
el
El general se aleja.
momento
de salir y exclamando.
En
París... dentro de seis semanas...
En
Paris...
EL
(El
conde
general hace con la se pierde
mano
señal
CONDE. de
despedida y sale por
Zampieri han oido
entre los grupos. Jonás y
la
izquierda; el
las
últimas pala-
bras del anciano y del general.)
ESCENA JONÁS
,
ZAMPIERI
IV. MARIETTA.
,
JONÁS.
Parece que marchan sobre Paris. ZAMPIERI. Sí, desde que
sos no ,
han ganado dos
ó tres batallas esos ru-
dudan de nada. MARIETTA.
¿Está
muy lejos
Paris? ZAMPIERI.
Detrás de los Alpes... Doscientas leguas
más
allá de
Suiza.
MARIETTA. ¡
Pobres gentes ZAMPIERI.
¡Sí, puedes compadecerles! en su casa! (Rumores y
gritos
en
el
fondo...
¡
que se hubiesen estado
— ¡Aquí están
los
granaderos!
LA GUERRA.
13
VOCES NUMEROSAS.
¡Vivan
granaderos de Rymnik!... ¡Yivan los vencedores del Trebia !... los
(Vése desfilar una columna de granaderos.)
GRITOS
Á LA
IZQUIERDA,
en
la calle.
¡Alto!... ¡Alto!...
ZAMPIERI.
¿Qué
es eso?
JOÑAS
Que
dando algunos pasos y volviendo en seguida.
,
está obstruida la calle de los Haces. ZAMPTERI.
¿Cómo pasan con furgones por una
calle
como
esa?
¡Un verdadero tubo! JONÁS.
Cuenta de
ellos
es
otros apuros tendrán en Suiza,
;
sin hablar de los cañonazos. (Vése aparecer un sacos y
un
Hattuina.
caldero
Una
,
carro por la
derecha. Sobre
él,
sentada entre un tonel,
va una vieja con pelo blanco y tez arrugada; es
joven,
Ivanowa
lleva el caballo
,
por
la
brida.
la
Todo
cantinera el
mundo
mira.)
ESCENA LOS MISMOS
,
HATTUINA
V.
HATTUINA ,
,
IVANOWA.
gritando con cólera.
¡Ohé!... ¡Ohé!
Esperad
,
IVANOWA madre Hattuina
,
,
riendo.
está obstruida allá abajo
la calle.
HATTUINA, ¡
Qué despejen la
calle!...
gritando.
¡que despejen la calle!
Jamás
deben detenerse los granaderos de Rymnik... ¡Ohé!.... ¡ohé!...
ZAMPIERI.
¿Oís á esa vieja bruja?
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
14
JONÁS,
Es
la cantinera
riendo.
más antigua
Zampieri. El otro dia
me
del ejército ruso
dijeron en
el
,
maese San
cuartel de
José que ha hecho todas las campañas de sesenta años acá, en Prusia, en Turquía, en Crimea y en Polonia, y
que Souwarow
la quiere
como á sus
ojos.
ZAMPIERI. Si quisiera á la
muchacha,
lo
comprendería. ¿Es hija
deesa vieja? JONÁS.
una polaca. La madre Hattuina la adoptó en el saqueo de no sé qué ciudad. Así me lo dijo el cirujano de los granaderos de Rymnik. No,
es
ZAMPIERI. ¡
Hermosa muchacha
(Aumenta hacia
el
la
confusión.
Ivanowa saca
del tumulto el caballo, tirando de la brida,
lado de la tienda de Zampieri.
ruso separa á caballo
la
En
el
mismo momento un joven
multitud y se detiene junto
ESCENA
oficial
al carro.)
VI.
LOS MISMOS, IVANOWITCH.
IVANOWITCH. ¡Ah! ¡estáis aquí!... hace una hora que os busco.
HATTUINA.
vanguardia? IVANOWITCH. Sí, precisamente por eso quería veros. ¿Quién sabe que encontraré de aquí á cuatro días?
¿No vas en
la
HATTUINA.
¡No vendrás por mí! IVANOWITCH tendiendo la mano No, precisamente, matuchka (1). ,
(1)
Madre.
á Ivanowa.
lo
!
LA GUERRA.
15
HATTUINA.
Ah! tunante ¡y se atreve zala, no hay mal en ello. ¡
;
IVATJOWITCH,
¿Lo consientes
á decirlo
conservando
mano de
la
!
Vamos
,
abrá-
la joven.
Ivanowa?
,
IVANOWA. ¡Sí! ¡sí!... (Pone
el pié
en la bota de Ivanovritch, éste la atrae y
HATTUINA,
la
abraza.)
riendo.
¡Ja! ¡ja! ¡ja!
1VAN0WITCH,
riendo también.
Ahora ya estoy contento... puedo marcharme. ¿No os falta nada para el camino Ivanowa ? ,
IVANOWA. No, nada, Ivanowitch. HATTUINA.
Tengo
lleno de aguardiente el tonel
de harina y
el
caldero de tocino.
,
el
saco repleto
¿Qué más necesitamos?
IVANOWITCH. Bien, matuchka, todo irá bien, llegaremos á París allí
celebraremos
el
y
matrimonio. HATTUINA.
Cuando seas capitán te tengo dicho
;
¡
antes
,
,
Ivanowitch nó
;
IVANOWITCH. ¡Oh! estad tranquila seré capitán... batallas en Suiza. ,
(Continúa estrechando
la
mano
recuerda
Vamos
lo
que
á tener
de Ivanowa.)
Ivanowa, que nos casará el pope (1) de Paris? IVANOWA. Si consiente la madre Hattuina... por mi parte me alegraré mucho.
¿Verdad
(1)
,
Sacerdote ruso.
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN
16
Tí
RECREO.
HATTTJINA.
Cuando sea capitán
¡
!
Os daré mis
siervos de Estho-
nia, tendréis cincuenta siervos que trabajarán para vos-
que sea capitán. IVANOWITCH.
otros. Pero quiero
Si
no
muy
soy
lo
pronto
no será por culpa mia.
,
OGISKl.
¡Historia de Souwarow!... ¿Quién quiere la historia
de Alejandro-Basilowitch
Souwarow, generalísimo de
los ejércitos del czar Pablo
,
vencedor de Cassano
Trebia y de Novi? ¿Quién pide la historia de
,
del
Souwarow
el invencible?...
IVANOWITCH mirando por encima de la multitud y extendiendo la mano. ¡Eh! ¡aquí!... ¡aquí!... ¡la historia de Souwarow! ,
OGISKr,
¿Quién pide
atravesando los grupos.
la historia de
Souwarow?
IVANOWlTCH. ¡
Aquí
!
¡
aquí
ESCENA VIL LOS MISMOS. — OGISKl. OGISKl
Aquí
tenéis ,
,
presentando
mi capitán
,
el
papel i Ivanowitch.
la historia del ilustre feld-
mariscal.
HATTUINA
,
riendo.
Te llama capitán, Ivanowitch, eso vale dos copecks de propina. IVANOWITCH.
Y se los
daré.
Toma, muchacho. OGISKl.
Gracias mi comandante. IVANOWITCH. ,
¡Ah, tunante! va á llamarme general y tendré que
!
!
LA GUERRA. darle la bolsa.
(Doblando
17
papel.— a ©giski.)
e)
Tú no
eres ita-
liano. OG1SKI.
Perdonad mi coronel. 1VANOWITCH moviendo la cabeza. ¡Un italiano con cabellos rubios y ojos azules! Mirad este perillán, madre Hattuina. Hace sesenta años que ,
,
estáis viendo caras de todos los países.
¿No
es esta
una
verdadera cabeza slava? HATTUINA, ¡
Sí
!
¡
mirando
á Ogiski.
Ciertamente OGISKI
á Hattuina.
,
Vuestra señoría me hace mucho honor 1VAN0W1TCH riendo. jAh! ¡esto termina la cuestión! Puesto que llama señoría á la vieja matuchka no puede ser más que ita¡
,
,
liano.
HATTUINA, Sí... sí...
me
riendo.
verdadero italiano. ¡Ah! ¡Tunante!... ¡Cómo
divierte!...
(Todos rien
Comienza
;
Ogiski sale por la izquierda gritando.
— ¡Historia de Souwarow,
etc.
el desfile.)
IVANOWITCH
,
dando
el
papel á Ivanowa.
Toma, Ivanowa, por la noche leerás esto en el vivac á la madre Hattuina y recordará sus antiguas campañas. ¡Y ahora en marcha! Os he visto, nada os falta y parto tranquilo... Adiós, (Les estrecha la
mano y
Ivanowa, adiós, matuchka.
parte.)
IVANOWA, gritando. ¿Vendrás á vernos en el camino? IVANOWITCH volviéndose y agitando la mano. Sí... sí... cuando pueda... Cada vez... ,
(Desaparece por
la
izquierdo.)
2
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
18
ESCENA.
VIII.
LOS MISMOS menos IVANOWITCH ,
JONÁS,
¡Un mozo que parece
y OGISKI.
áZampieri.
feliz!
ZAMPIERI.
¡Ya
lo creo!
razón
JOÑAS
Ya vuelven ia calle de los
tiene... viendo desfilar los granaderos.
,
á ponerse en marcha.
Habrán despejado
Henos.
HATTUINA. ¡Ohé! ¡Ohé! dame el látigo, Ivanowa; este bribón de caballo no quiere andar. 1VANOWA. ¡Oh! no, no tenemos prisa. (Sale el carro.
La multitud aumenta en
JOÑAS ¡
,
la plaza.)
señalando á los granaderos.
Buenos mozos son los granaderos rusos maese Zam!
pieri.
ZAMPIERI. Sí, pero
la
cuando se piensa que dentro de un mes ó dos,
mitad ó las
tres cuartas partes estarán extermi-
nados... JONÁS.
¿Qué queréis? cada cual (Repican
vando de
las
la
campanas de
la iglesia.
tiene su suerte.
Por
la
derecha aparecen jinetes rusos
brida caballos ricamente enjaezados. Grande rumor, gritos de:
pejad!... ¡Despejad!...
Entran tropas y
quierda, haciendo retroceder
la
se
,
lle-
— ¡Des-
forman en batalla á derecha
é
iz-
gente á las calles inmediatas.)
ZAMPIERI.
Ya ha
concluido
el
Te Deum. JONÁS.
Sí,
ya
es tiempo de
que marche, van á rodear la plaza
LA GUERRA.
19
para que pase Souwarow. Conque, maese Zampieri, ¿traeré los uniformes al almacén? ZAMPIERI.
Después de la marcha de los rusos. Podéis guardar los plumeros y charreteras, porque no valen un polvo de huen rapé. (Presenta
la caja á
Joñas y los dos toman un polvo sonriendo.)
JONÁS.
Vamos buenos ,
dias, señorita Marietta
buenos dias,
,
Zampieri. MARIETTA.
¡Buenos dias, signor Jonás! (Sale por la derecha. Zampieri se
aproxima
á su tienda.
de la iglesia y se oyen en
En
el
mismo momento
abren de par en par
las puertas
coro. Llénanse de
curiosos ventanas y balcones. Elévanse millares de
¡Viva Souwarow! Agólpase tríacos
y se colocan delante de
puerta de rece en
multitud. Del café de
la
el
la
casa contigua á
fondo con
el
la
la
,
se
plaza los cánticos del
derecha salen
puerta; otros aparecen en
el
gritos de
oficiales
aus-
balcón. Ábrese la
de Zampieri y salen vecinos y vecinas. Ogiski apa-
paquete de papeles debajo del brazo.)
ESCENA ZAMPIERI
la
la
MARIETTA OGISKI, ,
IX.
oficiales austríacos,
vecinos y vecinas.
UNA VECINA. Maese Zampieri
,
dejadnos ver desde vuestra tienda. ZAMPIERI.
Haced
que gustéis vecina, y lo mismo los demás, pero cuidad de que no se lleven algo. LA VECINA. Estad tranquilo, ya miraremos. lo
(Los recien llegados se colocan debajo de los pilares. Silencio. Oyese
UN COMANDANTE AUSTRÍACO
a
,
el
órgano.)
un compañero suyo que entra por
la
derecha.
¿No
asistís al Te
tán Braun?
Dewm
del ilustre generalísimo, capi-
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN
20
V
RECREO.
EL CAPITÁN.
¡Qué queréis, amigo comandante,
Souwarow
invencible fíciles
sobre
el ejército
las palabras del
austríaco son di-
de digerir. ¡Desde su gran maniobra de Novi!..-
UN OFICIAL,
con ironía.
¡Hermosa maniobra! EL COMANDANTE.
Formad
columnas cerradas; haced destruir la primera ametrallar la segunda y la tercera pasará. Con sesenta mil hombres, aplastáis veinte mil. ¡Bárbaro! tres
,
UN OFICIAL VIEJO. Bárbaro si queréis comandante, pero bárbaro de genio. El ha inventado eso y ya es algo. EL COMANDANTE. Es verdad, tiene el genio de la insolencia. (Animándose.) ¡Cómo? ¡tratar á viejos soldados, á antiguos oficiales que jamás han retrocedido ante el deber, que en cinco campañas han sostenido el honor de la bandera contra generales como Bonaparte, Hoche, Jourdan y Moreau, tratarles de petimetres! ¡Decir que se expulsará á los petimetres!... Y esto cuando se llega el último para echar pesadamente sus bayonetas en la balanza. ¡Bah!..^ ,
,
¡bah!... ¿eso es
genio? EL CAPITÁN.
Paciencia
,
comandante paciencia ,
lísimo parte para Suiza
;
,
el ilustre
genera-
va á hacer su gran maniobra
delante de Massena!... GRITOS EN
LA PLAZA.
¡Viva Souwarow! ¡Viva Souwarow! {Aparece Souwarow en rasos.
Es un
el rostro
la
escalinata de la iglesia, rodeado de
viejecillode apariencia débil
y sobre todo
la
y
muchos
oficiales:
delicada, boca grande, ojo penetrante,
frente cubierto de arrugas, cuya movilidad
nitiaño carácter. Lleva pantalón, chaleco y casaca de paño blanco.
dan á su
Un
faz
casquite de
LA GUERRA. fieltro
de
con franjas verdes cubre su calva cabeza;
las rodillas.
y un gran
Tan
flaco
y desgarbado
es,
que
21 suben hasta por encima
las botas le las
ropas
le
flamean sobre
cuerpa
el
sable suspendido de tirantes, hace que se incline á la izquierda.)
LA VECINA ¡Ahí
,
de pié delante de
está!... ¡ahí está!
Ya baja
la escalinata...
á caballo...
¿
Lo
veis
la tienda.
¡Dios mió, cuánta gente!...
Es aquel
viejo blanco
que monta
Marietta?
,
MARIETTA.
¡qué guapo va!
Sí,
(Aumenta
el
entusiasmo.)
GRITOS INNUMERABLES.
¡Viva
Souwarow
¡Viva el vencedor del Trebia UN OFICIAL RUSO Á CABALLO, viniendo del fondo. !
¡Presenten, armas!
¡Al hombro, armas!... (Los tambores tocan marcha.
!
Souwarow
,
rodeado de su estado mayor avanza
paso.)
al
GRITOS INMENSOS.
Souwarow! ¡Viva
¡Viva Souwarow! ¡Viva
dor de Novi! ¡Viva
vador de
la religión
el
el
vence-
libertador de Italia! ¡Viva el sal-
!
EL CAPITÁN AUSTRÍACO. Si no quedas satisfecho
,
Souwarow descontentadizo ,
serás.
NUEVOS GR1T03. ¡Viva (
Souwarow
Las mujeres agitan
los
Italiskski!...
pañuelos en los balcones y arrojan coronas. El entu-
siasmo es indescriptible.)
UNA MUJER DEL PUEBLO, levantando á su hijo con ambas Mira, hijo, mira... ¡ese es Souwarow! EL COMANDANTE AUSTRÍACO. Mirad al viejo cosaco... su cara radia orgullo. OGISKI
,
¡Viva
de pié sobre una mesa, con voz penetrante y agitando
Souwarow el
invencible!
manos.
el
sombrer*.
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
22
LA MUJER.
¿Le has
visto, Antonini?... ¿Le
has
visto, hijo mío?...
Recuérdalo...
ZAMPIERI
¡Con (Al
lo
Souwarow
llegar al frente de batalla,
y se establece
riendo.
,
cual tendrá buena renta! levanta
la
mano. Callan
los
tambores
el silencio.)
EL
COMANDANTE AUSTRÍACO.
¡Pueblo estúpido
Vamonos,
!...
capitán.
EL CAPITÁN.
No, ahora viene otros
¡
(
mejor.
lo
charlatán... Él habrá
Va
á alabarse
ganado todas
como un
las batallas...
Nos-
nada habremos hecho... GRITOS EN LA MULTITUD.
Silencio !
¡
Silencio
La voz de Ogiski domina
EL
Esta comedia (Entra en
el café.
las
!
demás.)
COMANDANTE AUSTRÍACO.
me
Profundo
repugna... silencio.)
ESCENA LOS MISMOS, SOUWAROW. En
X.
medio su estado mayor,
al frente
de
batalla.
SOUWAROW
con voz sonora.
,
¡Soldados de la santa Rusia! nuestro padre el czar Pablo nos mandó al Occidente para librar á Italia del
jugo de
los ateos republicanos
y restablecer
el
orden
legítimo. Los republicanos están vencidos, libre Italia,
y los príncipes vuelven á sus tronos. En cuatro meses hemos librado seis combates tomado ocho plazas fuertes, y ganado tres batallas campales. A esos terribles ,
republicanos que hacían temblar á la vieja Europa, que-
tantas veces habian batido á los ejércitos austríacos,.
1A GUERRA.
23
que hablaban de destronar al mismo Dios les hemos aplastado en Cassano, les hemos aplastado en el Trebia, ¡Tantas victorias como les hemos aplastado en Novi. ,
encuentros liebres...
!
— — El mundo ha visto á los ateos huir como
¿Dónde están ahora? Los que han escapado
último desastre se ocultan en los Apeninos
al
no se atre-
¡
,
ven á afrontar nuestras bayonetas! TODOS
LOS SOLDADOS.
¡Viva Souwarow!... ¡Viva (Prolongadas aclamaciones de hasta entonces
se
,
la
padre Souwarow!
el
multitud. El rostro de
anima de pronto;
le
Souwarow,
tiemblan las mejillas, y
EL CAPITÁN AUSTRIACO
á sus
le
impasible
brillan los ojos.)
compañeros.
¡Silencio!... ¡silencio!... ¡escuchad!... (Restablécese
el silencio.)
SOUWAROW
,
con voz vibrante.
El czar está contento de vosotros y nos Soldados manda terminar lo que tan gloriosamente hemos comen!
¡
!
¡
Nos manda reunimos á Korsakow en Suiza, aplascomo hemos aplastado los otros, marchar sobre Paris y restablecer en su trono á Luis XVIII. Preparaos pues á nuevos combates y purificad vuestras almas con la oración. Tenemos que trepar montañas atravesar lagos y torrentes hacer marchas forzadas y librar batallas en medio de las niezado.
tar el último ejército republicano,
,
,
,
,
ves; pero triunfaremos de todos esos obstáculos, porque
Dios estacón nosotros. Defendemos su causa, la causa de los reyes, de la verdad y de la justicia... ¡Feliz el
que combatepor por
el
czar!
pecados
les
que vierte susangre Señor Todos sus serán perdonados... y gozará de la vida
¡
la justicia! ¡Feliz el
Feliz el que
eterna.... (Desenvainando
el
muere por
sable y
lanzando
el
el
!
caballo
con
gesto febril.)
¡Hermanos, ha llegado la última hora de los republicanos!... ¡Adelante, y hurrapor la santa Rusia!...
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
34
TODOS LOS SOLDADOS levantando los schacos en las bayonetas. la santa Rusia!... ¡Hurra!... ¡Adelante!... ,
¡Hurra por ¡
A París (Los
medio de ;
!
oficiales
las
¡
A
las espadas.
aclamaciones de
A Paris Marcha !
París
blanden
la
la
Óyese un cañonazo. Comienza
caballería, artillería é infantería.
nes, agítanse los pañuelos. Marcha guerrera.)
desfile
el
multitud y de los gritos de los soldados
:
Llueven coronas de
¡
ea
A París!
los balco-
LA GUERRA.
CUADRO
25
II.
Cuartel general de Massena. Escena de noche en
el
cuartel general de
sala de construcción suiza,
grande, en
la
que
brilla
Massena
,
sobre
A
pavimentada de madera.
abundante fuego. En
el
la
el
monte
Albis.
Gran
derecha una chimenea
fondo numerosas ventanas
muy
unidas. Puertas á derecha é izquierda. Las ventanas del fondo están abiertas y por ellas se ven las hogueras del vivac del ejército enemigo que brillan sobre el lago de Zurich. el
Limmat y
miento con
las
A medida que amanece
el jefe
de estado
sobre una gran mesa de las lee, las firma
se distingue
mejor
posiciones del ejército austro-ruso.
y
mayor Oudinot; algunos
abeto
;
el
segundo
jefe
el
paisaje, la ciudad,
Massena
está de reconoci-
oficiales
copian órdenes
de estado mayor
,
Rheinwald,
las expide.
ESCENA PRIMERA. RHEINWALD, ZERNEST. Oficiales de
estado mayor. Algunos húsares en
brida y dispuestos i marchar. á
un
el
exterior
con
el
caballo de la
Grupos de campesinos y campesinas esperand»
lado.
RHEINWALD,
después de leer una orden
,
llamando.
¿Chaussier?
UN HÚSAR, Presente
,
mi
entrando.
general.
RHEINWALD, firmando y sellando. Vais á llevar esto á galope á Brengarten. Diréis al alcalde que si al amanecer no está lista la requisa le visitaremos... ¿Entendéis? EL HÚSAR. Sí,
mi
general.
(Sale.)
RHEINWALD, tomando otra orden y leyéndola. Estos honrados suizos creen que los ejércitos de
la
26
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
República pueden vivir del bert
!
¡Sargento Tru¿Cuántos hombres tenéis?
aire. (Llamando.)
(Entra un sargento de húsares.)
EL SARGENTO.
Cinco del escuadrón
,
mi
general.
RHEINWALD firmando. Bastan. Vais á tomar en Mellingen un convoy de pólvora. Entregad esta orden al jefe del parque de artillería, ,
Voubois, escoltareis los seis furgones basta las avanzadas de Dietikon en el acto. ;
EL SARGENTO,
Bien,
saliendo.
mi general.
RHEINWALD, gritando. Cuidad de que no fumen los soldados. EL SARGENTO.
Conocen
la consigna.
RHEINWALD,
llamando.
UN CAZADOR,
entrando.
¿Micbau?
Mi general. RHEINWALD. ¿Sabes leer? EL CAZADOR. Sí,
mi general. RHEINWALD,
presentándotela orden.
Lee eso. EL CAZADOR, leyendo. Al jefe de escuadrón Foj. Al comandante Barré. RHEINWALD, riendo. Lees como un veterano. Vas á llevar estas dos órdenes al jefe de escuadrón Foy en Dietikon, y al comandante Barré, en Brugg. Dentro de tres boras ban de tenerlas en su poder. Procura no equivocarte. EL CAZADOR, saliendo. ,
No bay
peligro... está bien escrito.
LA GUERRA.
Y bien,
27
RHEINWALD, levantándose, á Zernest. comandante, ¿están expedidas todas
los ór-
denes? ZERNEST. Sí,
mi
general.
RHEINWALD viendo los aldeanos que miran por las ventanas. ¡Eh! sargento Forbin, separad de ahí esas gentes. Si les dejamos nos van á invadir. ,
(Separan á los aldeanos.)
ZERNEST.
Les da atrevimiento el hambre. RHEINWALD. Nada encontrarán aquí... ¡Estamos tan pobres como ellos! (Paseando.) La República no nos regula; el virtuoso Barras cuenta demasiado con la necedad del soldado. ZERNEST.
¡Qué manojo de tunantes está el tal Directorio! ¡Dejarnos aquí dos meses muriendo de hambre, cuando somos el último ejército de la República pagarnos en papel que nadie quiere!... RHEINWALD. !
¡
No la
se debe acusar al Directorio
,
sino al ministro de
Guerra, Bernadotte. Ese hombre nos ha hecho
daño que todo
el ejército
más
austríaco.
ZERNEST.
Esperaba desanimar á Massena y sucederle en
el
mando. RHEINWALD. Sí...
nada duda, desde que
ese gascón de
se
á la familia Bonaparte. (Óyese á
de
lo lejos el grito
UN OFICIAL
Un
correo por
el
,
¡
Quién vive! Rheinwald
que acaba de
salir,
se para.)
volviendo á entrar.
camino de Basilea.
ha aliado
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
28
RHEINWALD
No
faltan correos
volviendo á pasear.
,
eso es
;
más
fácil
que mandarnos
di-
nero.
ZERNEST
Ya
,
asomándose á
RHEINWALD,
Nos traerá en
el
la
ventana.
llega al cuartel general. riendo.
la orden de librar batalla
;
será la tercera
mes.
(El correo se detiene delante de las ventanas.
ESCENA. LOS MISMOS EL CORREO ,
Echa pié
á tierra.)
II. con botas de montar.
RHEINWALD. ¡Ah, mi viejo Chabot! EL CORREO. ¡
xineinwalci
Aiguillau
,
.
(Abrázanse, después volviéndose
Guerin
,
¡
maltratados estáis!
ah
!
¡
ah
!
¡
ah
!
¡
(Mirando en derredor de
parece á la cancillería
el
correo.)
ZemeSt,
los veteranos la sala.)
!
¡
Qué
Esto nO Se
!
RHEINWALD. ¿Vienes de París? EL CORREO.
En del
línea recta: partí el quinto dia complementario
año VII, á
mañana; llegué á Basilea como dicen los reaccionarios 23
las seis de la
ayer, 2 Vendimiario; ó
de Setiembre de 1799.
RHEINWALD. j
Bien has andado
!
EL CORREO.
Por lo cual estoy molido. RHEINWALD. Siéntate á la chimenea estira las piernas ,
botas.
,
sécate las
LA GUERRA.
29
EL CORREO.
Lo primero
es
desembarazarme del despacho... ¿No
podría ver al general en jefe? ZERNEST.
Está de reconocimiento con Oudinot. RHEINWALD, riendo. ¿Es despacho del Directorio?... (Abre un bot, no faltan de ellos.
cajón.)
Mira, Cha-
EL CORREO.
¿Qué
es eso?
La orden de
RHEINWALD. ¿Sabes
librar batalla.
lo
que
te
va á con-
testar Massena?
EL CORREO.
¿Qué? RHEINWALD ¡
Si
me
,
imitando
traéis dinero
,
el
acento meridional de Massena.
seáis bien venido
fuerzos, necesito caballos, necesito
!
Necesito re-
víveres, necesito
municiones, necesito dinero. Si traéis dinero, seáis bien venido, pero si no lo traéis... ¡dejadme en paz! EL CORREO rascándose la cabeza. No sospecho que venga dinero en el despacho. ,
RHEINWALD riendo. guardaré en el cajón y todo quedará concluido.— Pero dinos algo de lo que pasa en París; no tenemos noticias. ,
No
te inquietes; le
EL CORREO.
En París... en París...
todo sigue su marcha ordinaria. ZERNEST.
¡Periódicos, carreras en el bosque de Bolonia, repre-
sentaciones del Joven Enrique y de Frosina y Melidorol... EL CORREO. Sí, siempre lo
mente monótono.
mismo;
esto llega á ser endiablada-
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
30
UN OFICIAL JOVEN.
Esa monotonía es mejor que
la nuestra.
RHEINWALD.
¿Y continúan matando
patriotas los reaccionarios?
EL CORREO.
¡Pardiez! ¡ahora que esperan á los rusos!...
(Silencio.)
RHEINWALD, después de pasear pensativo durante un rato. ¡Ah! ¡mi pobre Chabot! ¡ya está lejos el tiempo en que dejamos el pueblo con el fusil al hombro ¡Entonces todo el mundo marchaba, hombres y mujeres al grito de patria en peligro Los reaccionarios eran muy pe!
,
!
queñitos entonces. ZERNEST.
Aún lo
serian si tuviéramos los cuarenta mil vetera-
nos que Bonaparte se llevó á Egipto. RHEINWALD, paseando. Sí, no hubiésemos perdido en Cassano, en el Trebia, ni en Novi... No estaría Francia amenazada de una invasión... Pero Bonaparte quería gloria... (Con amargura.) ¡esos Bonaparte! (Silencio.) EL CORREO,
En fln
levantándose.
después de todo no nadáis de seguro en la abundancia. RHEINWALD, acercándose á la ventana y señalando á los desgraciados aldeanos ,
,
que han vuelto.
¡En la abundancia!... Mira. No es bastante sufrir el frió, el hambre, arrastrar harapos, arriesgar la piel todos los días , hemos de tener además ese espectáculo ante los ojos. EL CORREO,
mirando.
¿Cuál? RHEINWALD. El de los campesinos arruinados por la guerra mujeres niños y ancianos que vienen á pedirnos pan y á re*-' ;
,
!
LA GUERRA.
31
clamar contra el soldado, hambriento también. Necesitamos endurecernos el corazón y recordar á cada instante que defendemos la Francia que después de nosotros todo está perdido que los emigrados vienen en pos de los cosacos, con sus títulos y privilegios refrendados por el czar. ¡Hé aquí, Chabot, hé aquí la obra del Directorio y de su ministro Bernadotte ;
;
EL CORREO.
No
en verdad. RHEINWALD. ¿Cómo quieres que suceda otra cosa con departamentos que deben entregar artículos y nada entregan con una administración que debe alimentarnos y no nos manda provisiones; con una compañía particular encargada de la provisión de víveres y que renuncia al servicio: con el suministro de forrajes dejado á los suizos que quisieran cargase el diablo con nosotros? ¿Se pueden obtener cien mil raciones diarias de este modo? es placentera
,
;
ZERNEST.
Y además, nada de
sueldo en dos meses, agentes rea-
por centenares para desalentar á los archiduque Carlos que nos oprime en el centro, Korsakow, Hotze, Linken Jellachich que amenazan nuestras alas, y las tres cuartas partes de la república helvética que sólo esperan la ocasión para caer-
listas difundidos
soldados
;
el
,
nos encima. EL CORREO.
En
fin
,
á pesar de todo
,
nuestra línea de defensa es
buena.
RHEINWALD. Sí, «an á
la
ya amanece y puedes juzgar por ventana.)
otros?
¿"Ves ese
tí
manto blanco en
mismo.
(Seacpi>
frente de nos-
32
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
EL CORREO. Sí.
RHEINWALD. la ciudad al extremo de la izquierda... Más lejos, á nuestra derecha está el lago de Vallenstatt á unas diez leguas. Entre esos dos lagos corre el Linth. El centro de nuestra posición está aquí, sobre la cadena del monte Albis. Ese rio que atraviesa Zurich á la izquierda es el Limmat.
Es
el
lago de Zurich
;
,
EL CORREO.
Veo bien
Rheinwald. RHEINWALD. Pues bien los austríacos y rusos ocupan Zurich al otro lado de los dos lagos y de los dos rios el Linth y el Limmat. Reciben granos, ganados y forrajes de Alemania. Nosotros tenemos las rocas nieves y torrentes de Suiza y no recibimos nada de Francia sino órdenes de ,
,
,
,
,
,
dar la batalla. EL CORREO.
Razón de más para atacar en seguida; cuanto más se espere más acrecentará el hambre. RHEINWALD. que seria mejor estrellarse en seguida. Pero no piensa así Massena ni nosotros. Para atacar tendríamos que bajar las colinas atravesar los dos rios y los pantanos á derecha y á la izquierda los lagos, bajo el fuego del enemigo. Ya comprenderás, Chabot, que esto no es tan fácil como tomar una taza de café. Sí, crees
,
EL CORREO.
En
ese caso
,
para decirlo de una vez
,
la
República
está perdida... ZERNEST.
Una cosa nos
Novi,Souwarow no aprovecha la victoria.
salva; desde la batalla de
se hace dar fiestas en Turin y
LA GUERRA.
33
EL CORREO.
desgraciadamente se le ocurriese reunirse á Korsakow en Suiza? RHEINWALD. Lecourbe, Gudin, Loison y Molitor están allá abacon 11.000 homjo, en las teleras del San Gotardo pero si por bres, para detenerle en caso necesario desgracia se verificase la unión nos darian el golpe de ¿Pero
si
,
;
,
gracia. EL CORREO.
Jamás tendrá semejante idea ese loco UNA VOZ FUERA.
salvaje.
¿Quién vive? ZERNEST
Ha terminado en
,
acercándose
á.la
reconocimiento
ventana. ;
ahí está
el
acto se levanta el correo.
un grupo de
oficiales
;
general
A
cierta distancia, delante de las ventanas, apa-
de estado mayor a caballo. Los aldeanos se precipitan a
su encuentro gritando con doliente voz. Tumulto fuera. les
el
jefe.
(En rece
el
La
sala se llena de oficia-
entre ellos entran algunos aldeanos y aldeanas.)
ESCENA
III.
LOS PRECEDENTES, OFICIALES DE ESTADO MAYOR, MASSENA, seguido de los desgraciados.
UN ALDEANO. ¡
General, en
nombre de Dios, general !...
(Quiere detenerle.)
MASSENA.
¿Qué gentes son
estas? ¿qué quieren? ya habia
dicho...
OTRO CAMPESINO. General, acaban de saqueárnosla aldea... Vengo...
Ya
MASSENA. habia dicho que se separase de aquí á esta gente... 3
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN
34
Y RECREO. su heno
Vienen á pedirme sus vacas
,
paja... (Viendo
hija arrodilladas delante de él, se detiene
y exclama.)
una anciana con su
á
¡DÍOS
ttliO
!
sus caballos
,
¿qué queréis que haga?
,
su
(Enterneciéndose.)
Los han cogido... se los han comido... ¡Tenían hambre!... ¿Qué queréis?... no soy Dios... no puedo impedir que el soldado tenga hambre... LA ANCIANA, sollozando. General, nos lo han quitado todo... Soy vieja... he trabajado siempre para vivir... ¿tengo ahora que aprender á mendigar?
MASSENA conmovido. ¿Quién os ha saqueado, buena vieja LA ANCIANA. ,
,
decid?
Vuestros soldados. MASSENA.
¿De qué
batallón?
LA ANCIANA.
No
sé
,
no
lo
he mirado... Mi pobre hija gritaba...
<(La hija solloza.)
MASSENA. ¿ Qué
aldea es la vuestra?
LA ANCIANA. El caserío de Veerde. MASSENA., áRheinwald.
que pasa allá... Que se me dé (Enternecido.) ¡Pobre anciana!... 4 Pobre joven!... Se fusilará á los que las han saqueado... pero después!... ¡después! (Alejándose.) ¡La guerra! ¡oh! General, vos sabréis
lo
parte mañana... Quiero...
¡la guerra!.. (Entran dos centinelas y hacen que
los
aldeauos evacúen
la sala.)
LA GUERRA.
35
ESCENA. IV. LOS PRECEDENTES, menos
RHEINWALD,
Un
presentando
el
los aldeanos.
correo á Massena.
correo del Directorio.
MASSENA.
¡Un
nos trae dinero, sea bien venido... Sí si llega al fin el famoso millón que nos están prometiendo hace cinco meses, Sea bien Venido, (Leyendo el despacho.) el general ¡ Ah! ¡ya sé! ¡ya sé!... me habían prevenido Muller sitia á Philipsburgo... Los austríacos mandarán sin duda un destacamento para salvar la plaza... Otros tantOS ménOS el día de la batalla. (Dando el despacho á Rheinwald.) Tomad, Rheinwald, no es dinero... pero es algo... (Mirando la chimenea.) Hermoso fuego Marchaos señores! correo!... Si
,
:
,
!
¡
(Salen los oficiales que acompañaban á Massena.)
RHEINWALD. General ¿se
manda traer
aquí?...
MASSENA. Sí, este fuego
gan
los
capa y
alegra y
me
,
lOS demás... la
me
quedo aquí. Que veny que se marchen
ordenanzas los prisioneros
el
,
¡qué Se marchen todos!
sombrero
.
sobre
(Arroja
una
silla-
Rheinwald,
Salen todos exceptuando Rheinwald.)
vos escribiréis... Oudinot no vendrá esta noche... Está vigilando el trasporte de barcas en Dietikon... Es operación delicada... Mañana estará preparado todo,
y
si se (
presenta ocasión...
Se sienta extendiendo
boca con
la
mano. Dos
las piernas
úe campo ha cerrado antes de la
esquina de la mesa.)
hasta
el
fuego, y bosteza cubriéndose la
centinelas pasean detrás de las ventanas salir.
Rheinwald toma un
,
que un ayudant e
registro y se
coloca
en
36
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
ESCENA MASSENA
MASSENA,
,
V.
RHEINWALD.
pensativo y hablando consigo
Sí, los austríacos maniobran;
waid.)
les
reem-
Limmat. Silencio. ¿Qué quiere decir esto?' mapa.) ¿Qué querrán hacer? (Nuevo silencio.— Á Rhein-
plaza sobre (Mirando
mismo.
Korsakow
al
el
(
General
,
)
los partes de Soult, Mortier,
Turreau y
Lecourbe.
RHEINWALD.
Aquí
están.
MASSENA
,
leyendo los partes.
Linth, sin novedad... Sobre el Reuss nada... ¡En el Gotardo y el Valais nada.» Maniobran á nuestra izquierda, está visto... ¿Qué significa ese movimiento á la izquierda? (cogiendo el mapa.) Nada veo. El archiduque «Sobre
el
me asombra. (Levántase y pasea durante algunos momentos. — ARheinwald. ¿No tenemos noticias de Ogiski? RHEINWALD. Ninguna, mi general. MASSENA. Es extraño... ¿Su último despacho estaba firmado en Alejandría
?
RHEINWALD. Sí,
mi
general.
MASSENA. Leedle.
RHEINWALD »Massena.
»warow
—
,
busca
el
despacho y
1.°
se concentra en Alejandría.
—
el
Sus fuerzas son
4.000 caballos y 28 piezas de monrumor de que marcha á Suiza, pero aún
»de 18.000 infantes
taña. Corre
le lee.
Al general de Setiembre de 1799. Se preparan grandes acontecimientos. Sou-
«Alejandría
,
!
!
31
LA GUERRA.
»no se sabe de cierto. Cuidaré de teneros al corriente de OgisM.» »sus movimientos ulteriores. MASSENA.
—
¡Y ni una palabra después ¿Se habrá dejado coger y !
fusilar?
Un
RHEINWALD. famoso millón pudiera ha-
espía... se compra... el
berle retenido con nosotros.
MASSENA,
moviendo
la
cabeza.
¡Estoy seguro de Ogiski!... no es un espía como Pfersdorfy tantos otros... Es un hombre que se venga... ¡Es polaco!... Le conocí en Italia, en la legión polaca... entre los
más
valientes
RHEINWALD. ¡
Un soldado
hacerse espía MASSENA.
¿Qué queréis? ¡Cuándo os abandonan el cielo y la tierra! Souwarow devastó la Polonia á sangre y fuego... fusiló, ahorcó
y desterró á
ese viejo bárbaro... Es
los patriotas... Ogiski odia á
muy natural...
Se ha hecho espía
para vengarse... (
Vénse prisioneros rodeados de soldados detenerse delante de
las
ventanas.)
RHEINWALD.
Ahí están los
prisioneros
MASSENA, ¡Bien!... (Rheinwald
se
¡que entren asoma
,
mi general. sentándose.
!...
á la puerta y hace señal para que introduzcan á los
pri-
sioneros.)
ESCENA
VI.
LOS PRECEDENTES, UN HÚSAR DEL REGIMIENTO DE SZEKLER.
MASSENA volviéndose en la silla. regimiento de húsares de Szekler? ,
¿Según veo
sois del
38
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO. EL PRISIONERO.
Sargento de húsares de Szekler. MASSENA, observándole. ÍÍO OS doy la enhorabuena. (El prisionero baja
la
cabeza.)
RHEIJNWALD.
Mandaba la patrulla cogida en wyl, anoche entre once y doce.
las
avanzadas de Datt-
MASSENA. ¡
Ahora recorren muchas patrullas
el
Limmat
EL PRISIONERO.
Muchas. MASSENA.
No comprendo esas patrullas. (Él prisionero calla.— Massena con acento indignado.) No basta á IOS hÚSareS¿Qué sucede
allí?
de Szekler haber asesinado á los plenipotenciarios de la República, en Rastadt... atraviesan también el Limmat para saquear... Y después se propaga el rumor de que los republicanos saquean. EL PRISIONERO,
intimidado.
Nosotros no saqueamos mi general. MASSENA. ,
¡Me extraña que no os hayan fusilado al reconoceros por un szekler Los que asesinan plenipotenciarios no merecen que se les trate como soldados... Vosotros sois húsares de camino real... ladrones nocturnos... ¡"Voy á. !
hacer un ejemplar!... EL PRISIONERO,
Eramos exploradores mi ,
intimidado.
general.
MASSENA.
¿En
la orilla izquierda del
Limmat?
EL PRISIONERO. Sí,
mi
En
la
general...
MASSENA orilla
,
encogiéndose de hombros.
izquierda del
Limmat nada hay
que-
.
LA GUERRA. explorar...
En
39
esta orilla del rio no tenéis puestos. EL PRISIONERO,
con vacilación.
Podian observarnos... MASSENA. ¿Qué podiamos observar? ¿Qué sucedia? (Silencio del prisionero.) No, esas patrullas son pretextos... Habéis atravesado el rio para robar... Es preciso fusilar á los ladrones... ¡General!
EL PRISIONERO,
Habia
desfile
por
vivamente.
camino...
el
MASSENA.
¿Por qué camino? EL PRISIONERO.
Por
el
de
Houggá
Sbaffhouse...
MASSENA.
¿Por
el otro
lado del
Limmat?
EL PRISIONERO. Sí,
¿
mi
general.
MASSENA, lanzando la noche ?..
una ojeada
A las once de
EL PRISIONERO. Sí,
mi general. MASSENA.
¿Muchos regimientos? EL PRISIONERO.
Muchos. MASSENA. ¿Caballería é infantería? EL PRISIONERO. Sí,
mi general. MASSENA.
¿Y cañones? EL PRISIONERO.
También.
al
mapa.
40
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
;
MASSENA,
Lo
mirándole con severidad.
un
sabré... si miente... es
desfile
¿
ladrón...
(Silencio.)
Y
ese
era de austríacos ? EL PRISIONERO.
mi
Sí,
general.
MASSENA.
¿No iban rusos? EL PRISIONERO.
No, mi general. MASSENA.
En
marchan los austríacos y dejan á (Mirando al prisionero.) ¿Adonde van?...
ese caso, se
rUSOS.
EL PRISIONERO,
No
los
bajándola cabeza.
lo sé.
MASSENA. ¡Tened cuidado!... Recordad que pertenecéis á los húsares de Szekler y que vuestro gobierno aún no ha dado ,
satisfacción del asesinato de los plenipotenciarios...
diéramos
Pu-
muy bien
(Bruscamente.)
hacernos justicia por nuestra mano. Miradme... (El prisionero levanta vivamente la cabeza.)
¿Adonde iba
el ejército
austríaco?
EL PRISIONERO.
Corría
el
rumor de que íbamos á Suabia. MASSENA.
¿Con
el
archiduque? EL PRISIONERO.
Sí,
mi
general.
(Silencio.)
MASSENA, ¡No es posible!... miente... Se
(Alto
moviendo
CILO
cabeza, Aparte.
húsar de Szekler
ha dejado coger para engañarme... EL PRISIONERO
Mi
la
áRheinwaid.)Este
general...
,
levantando
perdonada un
CUantO Sabía...
(Entra por
la
la
cabeza.
viejo soldado...
derecha un
oficial
Os he
di-
de estado mayor.)
LA GUERRA.
41
EL OFICIAL.
Mi general un hombre desea hablaros. ,
MASSENA, Después... (Mudando
contrariado.
de parecer.)
¿Quiénes?... ¿Qué quiere?
EL OFICIAL.
Es un paisano del cantón de Zurich... Viene de tomad este billete suyo.
las
avanzadas...
MASSENA, ¡Ah!... bien... bien...
Que
proveedores.
lir al prisionero
mirando
Le
entre...
el
papel.
uno de nuestros Haced saQue quede en la pre-
conozco... es
(Sale
el oficial.
por este lado...
ARheinwaid.)
vención... Tal vez necesite interrogarle otra vez. (En baja, enseñando
papel á Rheinwald.)
el
Es
Pfersdorf...
ya
voz
Sabéis...
se corta delante de gentes...
RHEINWALD, Bien,
mi
en igual tono.
general, esperaré
pieza inmediata.
(Sale
con
el
vuestras órdenes en la
prisionero por la izquierda.
instante entra por la derecha y escoltado Pfersdorf. pieles, botas altas
y gorro de
piel
En
el
mismo
Lleva un capote guarnecido de
de nutria galoneado de plata.
Su
rostro pareee
grave y digno.)
ESCENA VIL MASSENA. PFERSDORF, LA ESCOLTA.
PFERSDORF,
saludando.
Mi general. MASSENA, ¡Ola! ¡el señor Reber!... (A
la escolta.)
veedores. mano y
vivamente.
¿Cómo
Retiraos... este señor es (Retírase
la
vuelve vivamente.)
escolta.
,
señor Reber?
uno de nuestros pro-
Massena va á cerrar
la
puerta por su propia
¿Habéis pasado por Basilea, Pfers-
dorf? PFERSDORF. Sí, general.
estáis
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
42
MASSENA.
¿Habéis visto
al
banquero? PFERSDORF.
Sí, general.
MASSENA. ¿Habéis cobrado
el dinero?
PFERSDORF.
Sin dificultad.
MASSENA. ¿Estaréis contento?
PFERSDORF.
Muy
contento.
MASSENA-
que deseo... Es preciso que estéis contento. Me costáis más que un general de división.
Eso
es lo
PFERSDORF.
Yo también me veo obligado
á gastar mucho... Siem-
pre con la bolsa en la mano, general, siempre aflojando los cordones...
MASSENA
,
vivamente.
¡Bien! ¡bien! no os reconvengo, al contrarió.
buenas cuentas hacen
los
buenos amigos. ¿Ahora
Las lle-
gáis?...
PFERSDORF.
De
Zurich... donde he pasado quince dias en el hotel
de Buenavista, con los oficiales de estado mayor ruso. (Sonríe.)
MASSENA.
¿Y qué
ocurre? PFERSDORF.
Grandes cambios... El
ejército austríaco se retira
Suabia.
MASSENA,
¡A
vivamente.
Suabia!... ¿Pero es cierto?...
á
43
LA GUERRA. PFERSDORF.
Es
positivo.
MASSENA.
¿Y qué va
á hacer en Suabia? PFERSDORF.
A levantar el bloqueo MASSENA
,
de Philipsburgo.
moviendo
la
cabeza con aire de duda.
Para levantar el bloqueo de Philipsburgo no se necesitan 60.000 hombres; bastan 25 ó 30.000! ¡
PFERSDORF. Sí, general, pero
rusos. Al llegar
no podían entenderse austríacos y
Korsakow con sus 25.000 rusos quería
atacar en seguida. El archiduque Carlos no quería.
Desde entonces no podían verse
los soldados
de los dos
emperadores; los rusos trataban á los austríacos con desprecio y los oficiales se negaban MASSENA, riendo.
el
saludo.
¡Ah! ¡los rusos son héroes!... Están orgullosos... ganan en todas partes, en Cassano, en el Trebia, en Novi... Es justo, no deben saludar á los austríacos. Y Korsakow es también mejor general que el archiduque... no debe recibir órdenes suyas... ¡Comprendo! ¡Comprendo!...
¡Estoy por los rusos!... PFERSDORF.
El archiduque Carlos ha aprovechado la invasión de los franceses sobre el Mein para marcharse ha dicho que su primer deber era cubrir los Estados de] duque de Wutzburgo y del elector palatino... y ahora el ejér,
camino de Philipsburgo. MASSENA con acento penetrante.
cito austríaco está en
,
¿Todo
el ejército?
PFERSDORF. Treinta batallones y cuarenta y dos escuadrones; yo mismo he corrido á Shaffhouse para verles desfi-
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
44
Quería estar seguro... he contado yo mismo. MASSENA, con acento breve y levantándose. Bien (Da tres 6 cuatro paseos cabizbajo y vuelve á sentarse.) ¿Y qUléH
lar...
'
¡
queda en posición? PFERSDORF.
El archiduque ha dejado
al general Hotze sobre el Linth para defender los cantones pequeños con 30.000 hombres y los tres regimientos suizos á sueldo de los ingleses su cuartel general está en Wesen. El general Korsakow manda sus 25.000 rusos; su cuartel general está en Zurich y el general Nauendorf, con 10.000 hombres, queda en la orilla derecha del Rhin para formar un cuerpo de reserva y observar el valle del Infierno y los pueblos forestales. MASSENA volviendo á pasear con agitación y cabizbajo. Hotze, 25.000 hombres... Korsakow, 25.000... Nauen;
;
,
,
dorf,
10.000. (Con mucha
Senta mil hombres.
archiduque
ble... el
agitación y manifestando duda y audacia.)
(Deteniéndose delante de Pfersdorf.)
me
conoce... conoce
No
¡be-
es posi-
también mis
fuerzas.
PFERSDORF. el archiduque mismo ha Korsakow á cada posición y le decia: aquí un regimiento... un batallón allá. Y el ruso le contestaba: ¡Sí, un regimiento austríaco quiere decir un batallón ruso!... ¡Un batallón austríaco, quiere decir una compañía rusa
General, antes de partir,
llevado al general
—
—
—
!
MASSENA, ¡
Ah!
si las
con acento burlón.
compañías rusas valen
nes austríacos,
Korsakow
lo
que
tiene razón...
los batallo-
¡es el
más
fuerte!...
PFERSDORF.
¡Nunca
creeréis, general, lo
rusos refieren en la mesa
que
los oficiales jóvenes
LA GUERRA.
45
MASSENA.
¿El qué? PFERSRORF.
Que marchan sobre París
,
que os llevarán á San Pe-
tersburgo.
MASSENA.
¿A mí? PFERSDORF. Sí, general.
MASSENA.
Yo también
espero que irán á Paris después de la
batalla... Pero
para llevar
San Petersburgo está un poquito
lejos
hombres. (Sentándose y mirando el mapa.) Dejemos á esos jóvenes fumar su cigarro; la juventud Siempre Se hace ilusiones. (Cambiando bruscamente de tono.) La marcha del archiduque es un ardid para hacerme librar batalla. Permanecerá allá abajo dispuesto á acudir al ruido del cañón y caer sobre mi ala izquierda... El archiduque es hombre de guerra... sabe lo que hace... Su marcha á Suabia me entregaría áHotze y Korsakow...
No
allá 60.000
se corren tales riesgos por satisfacer rencillas de es-
tado mayor. PFERSDORF.
General, os aseguro que
el
archiduque Carlos está el bloqueo de
en camino de Suabia... que va á levantar Philipsburgo... JJASSENA,
¡Es imposible!...
A
interrumpiéndole.
menos de que
los rusos esperen
refuerzos.
RHEINWALD presentándose por la Mi general, un despacho de Italia. ,
izquierda.
MASSENA. ¡
Ah!
está....
(Toma
el
despacho,
¡Souwarow
lo
abre
precipitadamente y
lo lee.)
está en marcha!... (Con
¡
Aquí
acento resuelto.)
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
46
¡Ahora comprendo!...
Ha marchado el archiduque porque
Viene á reemplazarle SouwarOW...
No hay un minuto que
cho.)
Que entre
el
el
despa-
acento imperioso.)
portador del despacho... necesito hablarle...
que me entere... jadme, Pfersdorf.
(Rheinwald
sale
PFERSDORF, j
(Agitando con viveza
perder... (Con
por
la
izquierda.— A Pfersdorf.
)
De-
saludando.
General
(Sale por la derecha.
y aparece Ogiski en
En
el
el dintel
,
mismo momento
ESCENA MASSENA
,
se
abre
la
puerta de la izquierda
dando señales de cansancio.)
OGISKI
VIII.
después
,
RHEINWALD.
MASSENA. ¡Ogiski!... OGISKI.
¡Yo soy, general !... era tan grave querido traerla yo mismo... temia... MASSENA, vivamente. Sentaos...
jandría
el
que he
¿Souwarow ha salido de Ale-
(Ogiski se sienta.)
10 de
la noticia,
Setiembre? OGISKI.
Con 25.000 hombres. Yo estaba
allí...
vendiendo pa-
peles públicos... todo lo he visto... todo lo he oido... Al partir
ha dicho á sus soldados que iba á reunirse á Kor-
sakow y que después de derrotaros marcharán sobre Paris, para restablecer á los Borbones. La vanguardia estaba en Bellinzona el 19 hoy llegará al pié de San ,
;
Gotardo.
MASSENA
bruscamente.
,
Tenemos tiempo para dar la Rheinwald la izquierda.)
¡
de
¡
!
batalla
!
(Corriendo &
la
puerta
—
!
,
LA GUERRA. RHEINWALD,
47
entrando.
¡Mi general!
MASSENA,
con sorda voz.
¡Vamos á batirnos!... El príncipe Carlos ha marchado á levantar el bloqueo á Phüipsburgo... Souwarow viene á remplazarle... ¡El húsar de Szekler tenia ¡Todo
razón!... oficiales {Rheinwald
¡üalma
el
mundo
á caballo!... ¡Que entren los
de estado mayor!... ¡Voy á dar órdenes!... Nada de TUÍdo!... se dirige rápidamente á la derecha.) ¡
(Rheinwald inclina
!...
la
cabeza y sale.)
ESCENA MASSENA
,
OGISKI
MASSENA,
,
IX.
después
RHEINWALD.
volviéndose hacia Ogiski.
¿Os encontrareis en disposición de montar á caballo Ogiski? OGISKI. ¿
De qué se
trata,
mi general ? MASSENA.
De serle
mis órdenes al general Lecourbe. Podréis útil en la lucha que va a sostener con Sou-
llevar
muy
warow. '
¡
OGISKI,
levantándose.
Estoy dispuesto MASSENA.
¡
Jjíen
!
(
Siéntase delante de una mesa y escribe.)
«A-I
general .L8~
—El archiduque
ha partido para Suabia con «treinta batallones y cuarenta y dos escuadrones. Sou»warow viene á remplazarle. Retardad su marcha cuanto »courbe.
Yo ataco á »Hotze y Korsakow; en cuanto acabe con ellos volaré á "socorreros y procuraremos encerrar á Souwarow en las «montañas. Salud y amistad. Massena. Confianza ab-
»podais, disputadle el terreno por pulgadas.
—
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
48
»S0luta en
el
portador.»
(Plega
la
orden y
la
sella,
levantándose.)
¡Tomad! OGISKI
,
recibiendo la orden.
Entre dos y tres llegaré á Altorf. RHEINWALD, entrando.
Mi general
todo está dispuesto... los oficiales están
,
ahí...
MASSENA.
¡Qué entren!... (A Ogiski, de mis caballos Ogiski.
que
se dispone á salir);
tomad uno
.
OGISKI ¡
¡
Gracias-,
mi
volviéndose.
,
general
MASSENA, viéndole marchar. Aparte. Esos son los enemigos más terribles de Rusia
(Entran oficiales
de estado
mayor y
se
colocan en las mesas. Massena perma-
nece en pié.)
ESCENA MASSENA
MASSENA
,
,
RHEINWALD
,
X.
OFICIALES
de estado mayor.
dictando después de meditar por breves instantes.
«Cuartel general del Monte Albis, 2 Vendimiario del
«año VIII de la República francesa. ¡Soldados del ejército de Helvecia! Voy á llevaros al combate. TODOS LOS OFICIALES levantándose como un solo hombro. ¡Viva la República!
LA GUERRA.
49
CUADRO TERCERO. El ataque de San Gotardo. Camino escabroso superior
á
,
lleno de barrancos en
derecha
la
,
una meseta
techo está cargado de piedras.
mola
,
llena de nieve
norama
;
Una
es espantoso.
el
fusil al
el
carro
y en
fila
hombro empujan Hattuina
va
visiones y
Á
,
las
entre su caldero, sacos,
una maleta de cuero. Ivanowa
las
,
ambulancias
,
con
la
tonel
la
parte
cuyo musgoso
garganta del
la
la
,
Tre-
San Gotardo. El pamochila á
ruedas de un carro atascado hasta
soldados rusos continúan desfilando por
forma con
chalet
blancas cimas de
de soldados rusos
las
San Gotardo. En
en ella un
y
izquierda del camino
la
alto
lo
declive de
el ,
la
espalda y
el eje.
Sobre
de aguardiente, pro-
lleva el caballo de
la
brida. Otros
meseta. Compréndese que
cola de columna. Cerca del chalet,
el
carro
algunos cosa-
cas miran á lo alto con estupor.
ESCENA PRIMERA. HATTUINA, IVANOWA, SOLDADOS.
IVANOWA. j
Ánimo amigos mios ánimo ,
,
!
¡
Otro esfuerzo y
lle-
garemos ala meseta! ¡Ánimo! UN SOLDADO,
empujando.
¡Ohé! OTRO. ¡
Piedras
Swerkof piedras
,
,
OTRO ¡
Cuidado
rnr. (El
!
,
ó retrocede el kibith
(La coloca debajo de las ruedas.)
carro queda
!
trayendo una piedra grande.
como suspendido en
la
Ya podemos
respi-
cuesta, el caballo arriba.)
HATTUINA.
que sois mis hijos como siempre; que no abandonáis á la vieja Hattuina ¡"Veo
!
4
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
50
MUCHOS.
no temas matuchka, pero nos darás aguar-
No... no...
diente.
HATTUINA. Sí... sí...
¡
Ah
!
¡
os daré.
UN SOLDADO. qué camino desde Ariolo HATTUINA.
Hace cincuenta años que estoy viendo malos caminos por todas partes, enUkrania, Crimea, Turquía y Polonia, pero no he visto ninguno como este. UN SOLDADO.
Y esto no es
nada aún, maHchka... Mira
allá arriba...
mira... peñascos... peñascos... nieve... hielo...
OTRO.
¿Cómo pasará
el
kidiikl Será necesario desmontarlo
por completo las ruedas las varas tendremos que llevar á hombros á la vieja matuchka, la marmita, el tonel... ¡San Nicolás nos socorra! ;
,
OTRO
¡Y sas...
,
;
volviéndose y mirando á
la espalda.
hermosas ca-
allá abajo el sol resplandeciente...
blanco pan, aguardiente, carne!... ¡Oh!
¡Italia!...
IVANOWA. ¡Calla, Mikalowich, calla, que nos vas á hacer
llorar!
HATTUINA.
No, este no es camino de cristianos. (Alzando la voz.) ¡Souwarow, pides demasiado á tus hijos! El señor ha hecho ya mucho por Alexis Basilowitch pero á nada atiendes, gritas. ¡Adelante! ¡Adelante! y es preciso ;
—
—
marchar.
IVANOWA
,
arreando
al caballo.
¡Vamos!... ¡ánimo!... ¡ohé! (Todos empujan orilla
de
la
meseta.
las ruedas. El carro )
atraviesa
el
último paso y se detiene en la
LA GUERRA. TQDOS LOS SOLDADOS,
51
con acento de satisfacción.
¡Aguardiente!... matnchka, ¡aguardiente!...
HATTUINA ¡Sí, le
Ivanowa, saca (
Los soldados
dando solos
bajando del carro.
,
habéis ganado bien!
se
el
Que coloquen
el
tonel aquí.
vaso: ¡mis hijos beberán aguardiente!
apresuran á bajar
Entre tanto
el tonel.
,
desfilan otros
,
que-
los del carro.)
ESCENA LOS PRECEDENTES en DOCTOR STHAL más ,
,
la orilla
de
la
II.
meseta
;
EL MAYOR BEL1NSRI
EL
y
abajo. Continúa el desfile.
EL DOCTOR gritando al mayor que le precede. ¡Eh! mayor, deteneos un poco... Mi pobre Jacob no puede más; sabéis que lleva quince años de servicio. EL MAYOR. En Novi os dije que le mataseis ese animal está des,
;
truido. EL DOCTOR.
•
Bien lo sé, pero habiendo estado juntos en Ismailow y en Praga, es duro Separarnos. (Dando palmaditas en el cuello Jacob? del caballo.) ¿Verdad EL MAYOR. Concluirá por dejaros plantado en el camino. ,
EL DOCTOR.
No
seria extraño
mento levanta suelo.)
la
,
cabeza, y ve
si
el
camino es
este.
(En
este
mo-
tonel de aguardiente sobre su maleta. Saltando al
el
¡Ah! ¡mil rayos! EL MAYOR.
¿Qué
es eso?
EL DOCTOR
,
llevando de
la
brida al caballo.
¡Todos mis instrumentos aplastados. el tonel.
)
(Quiere ecbar á rodar
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
52
HATTUINA.
¿Qué quieres aquí, corta-piernas? EL DOCTOR á Jos soldados, Quitad eSO de ahí, Canallas (Los soldados levantan el tonel. El ¿octor abre la maleta y mira.) ¡Alabado Sea DÍOS Todo está !
j
!
¡
ileso (El
mayor, Hattuina
,
Ivanowa y
los soldados se inclinan y miran.)
HATTUINA.
No
miréis
son los cuchillitos. EL DOCTOR, riendo.
,
Los pequeños y necesitarlos.
(
los grandes;
Enseñando una
y
muy
mayor.
sierra al
me han hecho temblar! Solamente me cuesta tres libras esterlinas. (El
lían
:
mayor continúa marchando
sin contestar
,
)
pronto vamos á ¡EstOS tunantes
esta sierra inglesa
gritando á los soldados que des-
¡Adelante!... ¡Adelante!...)
ESCENA
III.
LOS PRECEDENTES, menos EL MAYOR. Ivanowa,
muy
pensativa, mira desfilarlos soldados.
HATTUINA.
Vamos... vamos... está bien... cierra tu maleta... y bebe un vaso de aguardiente. EL DOCTOR,
después de cerrar
la
maleta
,
se
incorpora y dice á los soldados.
¡Eh! Mikalowitch, lleva esto al cbalet. id al granero
me
entendéis
y extended (Levantando
!
la
la vista
tor y el de
!
el suelo.
y contemplando el desfile.)
riba va á hacer calor... ¡Antes de loS CUChillitOS
Y vosotros
paja por todo
dos ¡
Ya
Allá ar-
una hora necesitaremos
(Aléjanse los soldados; Swerkof se lleva el caballo del doc-
Hattuin*.— El doctor
á Hattuina.)
¿Dónde está
HATTUINA.
Se marchó en seguida.
el
mayor?
!
!
LA GUERRA. '
EL DOCTOR,
vaciando
Ya suponía que la
el
53
vaso de aguardiente con buen humor.
sierra le causaría efecto. ¡Já, já, já!
HATTU1NA. ¡
Ah! cuervo
porque hueles á sangre!
viejo! ¡Te ríes...
EL DOCTOR,
riendo.
Esta Vieja tiene ideas graciosas. (Saca del bolsillo una caja de Sí hará calor. ¿ Recuerdas Praga, Hat-
rapé y toma un polvo.)
,
. .
tuina? HATTUINA,
levantando
la
mano.
¡Praga!... ¡Praga!... EL DOCTOR, mirando
hacia arriba.
me
engaño, tendremos hoy tanto trabajo como entonces. Solamente que en vez de quemaduras, serán contusiones, huesos rotos, etc., etc. (Ve i
Pues bien,
si
soldados mirando
los
no
por las ventanas del chalet
reis!... ¡Concluiréis!... (Los soldados
HATTUINA, ¡
,
y les
grita.
)
¡Condui-
se retiran.)
gritando.
Ivanowa IVANOWA,
saliendo de su meditación.
¡Madre Hattuina HATTUINA.
¿En qué piensas? IVANOWA. Estoy mirando, madre Hattuina. HATTUINA. Miras si viene cierto mozo. Nada temas, Axenti Ivano witch no está lejos. EL DOCTOR,
¡Ah!
¡
riendo.
espera á Ivanowich! HATTUINA.
Sí, ¡la juventud!... ¡la juventud!...
¿qué queréis?
EL DOCTOR.
Valiente mozo... que no teme al fuego.
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
54
HATTU1NA.
¡Demasiado
valiente!...
¡
Demasiado
valiente!...
EL DOCTOR.
¿Es
que
el
á Korsakow las órdenes del feld-
llevó
mariscal? HATTUINA. Sí ,
y para volver más pronto atravesó por medio de ,
os republicanos. EL DOCTOR.
Sin embargo
,
volvió.
HATTUINA
Es un
zorro...
un
zorro
riendo.
muy astuto.
EL DOCTOR.
¿Está contento de
Souwarow?
él
HATTUINA.
puedes suponerlo. Le dijo: «Bien, me acuerde de tí... Adelantarás en tu camino, Ivanowitch.» ¡Si está contento!...
Axenti... procura que
EL DOCTOR,
mirando á Ivanowa con
la colilla del ojo.
Tener un amigo como Ivanowitcb, que lleva órdenes atravesando por medio de los republicanos, y á quien se fusila en cuanto se le coge... esto da en qué pensar! ¡
HATTUINA.
en voz baja.
Calla.
EL DOCTOR.
Ese no es como
soy viejo, tengo roja la nariz... conservo bien... las balas llueven en derredor del doctor Sthal... que guarda los cuchillitos para sus
pero
yo...
me
amigos. HATTUINA ¡Calla
,
las flores...
bebe...
riendo.
abejorro viejo! ¡Calla! ja pasó el tiempo de
y ha llegado
el
del aguardiente...
y deja en paz á Ivanowa.
Toma..-
!
!
LA GUERRA.
55
EL DOCTOR, tomando
el
vaso.
¡Abejorro viejo!... Eso es demasiado. ¡Hattuina, sin el
vaso de aguardiente me incomodaría HATTUINA á Ivanowa.
Vamos, bájalos lienzos del doctor; ya debería estar preparado todo. EL DOCTOR, Sí,
vamos
después de vaciar
el
vaso.
á necesitar vendajes para remendar cabe-
zas rotas. Cortad vendas...
(Mirando arriba.)
Ya
se acerca la
columna... pronto oiremos tronar. (Ivanowa y Hattuina
en
se sientan
la orilla
de
la
meseta
,
sobre unos sacos lle-
nos de lienzo y empiezan á cortar vendas.)
HATTUINA
Ten
el
á Ivanowa.
lienzo y yo cortaré; así adelantaremos más.
EL DOCTOR
gritando á los'soldados que se han vuelto á asomará las ventanas.
¡Eh! ¡enarbolad la bandera negra sobre la casa! ¡Esos imbéciles en nada piensan!... ¡Van á disparar contra la ambulancia !... Ab! raza de animales ¡
(Durante esta escena otro grupo de soldados la
bandera rusa
:
,
;
!
¡
continua
el desfile.
instante
Ivanowa ve subir
oficial
joven
llevando
es Ivanowitch.)
LOS PRECEDENTES
,
IV.
IVANOWITCH
IVANOWA, Axenti Ivanowitch IVANOWITCH,
¡Alto!
este
en medio de ellos va á caballo un
ESCENA
¡
En
¡descansen!
en medio de los soldados.
levantándose.
á los soldados.
(Señalando
al
camino ascendente.)
En
Se-
guida tendremos que correr. (Acércase y coge
Todos miran
á la
la
mano
á Ivanowa. Los soldados descansan sobre las
columna que sube lentamente.)
EL üOCTOR.
Qs esperaban Ivanowitch. ,
armas.
BIBLIOTECA BE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
56
IVANOWITCH,
sonriendo á Ivanowt.
Lo suponía y me he apresurado. EL DOCTOR.
¿Venís de Ariolo ? IVANOWITCH. Sí, doctor.
EL
DOCTOR.
¿Está en marcha por la izquierda la columna del general Strauch? IVANOWITCH. Las tres columnas están en marcha; la de Strauch por la izquierda, y la de Schweikoski por la derecha. El feld-mariscal Souwarow sigue la nuestra; ha querido verlo todo la organización de los convoyes el desarme délos cañones y cajas... ,
;
DOCTOR.
EL
Tenemos cañones... IVANOWITCH.
Veintiocho piececitas para las tres columnas. Vienen
alomo. Ha sido necesario desmontar
la
mitad de
los
cosacos para trasportar las cureñas. El feld-mariscal lo
ha inspeccionado personalmente ¡no conoce obstáculos
todo...
¡Qué hombre!...
!...
HATTUINA.
Cuanto más envejece
,
más
terco es
,
se parece á los
mulos. EL DOCTOR,
Hattuina no se muerde
IVANOWA
No Se
la escuches
le
,
riendo.
la lengua. á
Ivanowitch.
Axenti no la escuches. IVANOWITCH, riendo. ,
perdona todo. El mismo Souwarow
rie
de las
ocurrencias de la vieja matuclika cuando está de buen
humor.
!
LA GUERRA.
57
EL DOCTOR.
El camino es rudo, Ivanowitch.
IVANOWITCH. ¡Ah! aún no hemos llegado al seis
COmO
yo!... (Volviendo
el
fin...
¡
Si lo conocie-
caballo y señalando á las
cimas.)
Fí-
guraos á 500 ó 600 metros encima de nosotros, una
meseta cubierta de trincheras, zanjas j fortificaciones de tierra á derecha é izquierda, rocas llenas de emboscadas, y entre ellas el camino que serpentea entre pre;
cipicios
cuyo fondo es imposible
se os desliza
un
pié
,
ver.
Si por desgracia
caéis á dos leguas
,
á las
gargan-
tas de Tremola. E"L
DOCTOR.
Sin embargo, los republicanos han subido. IVANOWITCH. Sí, pero tenían delante á los austríacos,
tenemos á
y nosotros
los franceses.
EL DUCTOR.
¿Son muchos? IVANOWITCH. Seis ó setecientos en la meseta
,
con
el
general Gudin.
HATTUINA.
¿Los has visto Ivanowitch? ,
IVANOWITCH.
de Zurich; viven allá arriba de nieve derretida y pan de cebada... Los pobres diablos están flacos como el hambre. Sí,
matuchka,
al volver
EL DOCTOR. ¡
Qué obstinados IVANOWITCH.
Sin las tres columnas de ataque combinadas, notendría confianza á pesar de los 25.000 hombres de
Souwa-
row. Pero llegaremos, Ivanowa, no tengas miedo.
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
58
IVANOWA.
¿No
irás siempre á la cabeza,
Axenti?
IVANOWITCH.
me
No... por tí,
pondré á un costado... ¡donde no se
desliza uno!
HATTUINA sonríe. en un costado, cuando llueven
Sí, sí,
¡Amad
todas partes...
por
las balas
un soldado!
á
EL DOCTOR.
Pues vos, Hattuina, amasteis á uno. HATTUINA.
¿Qué queréis? todas somos locas una vez en la vida. Constantemente esperaba verme libre de él; éste era mi único consuelo y
el
sujo
el
aguardiente.
EL DOCTOR.
¿Y en
meseta, Ivanowitch, seremos dueños de todo? IVANOWITCH.
la
Desde
meseta
la
jar
como subimos;
sar
el
Reuss
más
,
San Gotardo tendremos que batendremos que atrave-
al otro lado
encajado entre dos rocas á pico, de 600
,
pies de altura,
de mulo
del
y habremos de pasar por puentes en lomo altos que el Kremlin y de dos brazas de
anchos.
Souwarow
se
HATTUINA. hace viejo y pierde
la cabeza.
EL DOCTOR.
No hay
otro
IVANOWITCH Existe redo
Una
,
vez en Altorf en ,
les
el
brazo hacia
mucho más
y además nos
geremos á
kow
extendiendo
la
derecha de San Gotardo.
camino de Bellinzona á Coira, por Rove-
pero es
;
corto
el
camino para entrar en Suiza. ,
largo. Este es bastante
más
lleva á retaguardia de Massena. el
fondo del valle del Reuss co-
los franceses por la espalda,
ataca de frente.
,
mientras Korsa-
LA GUERRA.
59
EL DOCTOR.
Es buen plan, pero de
difícil
ejecución.
IVANOW1TCH.
¡Bah! nada es imposible para Souwarow. ¡Cuanto' emprende, está escrito allá arriba! (Levanta la mano.— a ios Adelante (A Ivanowa que le retiene.) IvanOWa eS presoldados.) ciso que sea capitán; ya sabes que la vieja matouchka quiere que sea capitán para que nos casemos. !
¡
(Abraza a Ivanowa y sale
,
al
galope
,
siguiendo al destacamento. Ivanowa
le
mira
alejarse.)
ESCENA
V.
LOS PRECEDENTES menos IVANOWITCH. EL DOCTOR.
¡Bravo muchacho! No conoce más que las batallas. HATTUINA. Sí,
y
eso no te impedirá cortarle los huesos
cualquier otro,
si lo
traen en
una
como á
camilla.
EL DOCTOR.
Cuando vienen en camilla, Hattuina, ya no son Ivanowitch, ni Souwarow, son hombres con los huecon balas en el cuerpo ó con la cabeza aplasde arreglar la cosa si es posible y cuando no puede ser, les recomiendo á San Nicolás. ¿Qué más sos rotos
,
tada... Trato
me pueden
;
pedir?
HATTUINA.
Vamos... ¡á trabajar! este lienzo. ¡Ivanowa!
Ya
debería estar cortado todo
IVANOWA. ¡Madre Hattuina! HATTUINA.
Aunque
estuvieras mirando cien años, no por eso
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
60
dejaría de haber partido... Si Dios quiere que vuelva,
Vamos,
volverá.
no pienses en (Ivanowa
lo
hija mia, ayúdame; coge demás.
se sienta y las dos
mujeres comienzan á trabajar
;
el lienzo
y
llegan los ayudan-
tes del doctor.)
ESCENA.
VI.
LOS PRECEDENTES, LOS AYUDANTES DEL DOCTOR. EL DOCTOR.
¿Qué
queréis?
MIKALOWITCH.
Mayor, hemos hecho
mos
lo
que nos habéis mandado. He-
extendido paja por todas partes; hemos montado
mesa
abierto la maleta y arreglado los instrumentambién hemos buscado cubos. ¿Qué hacemos ahora?
la
,
tos;
EL DOCTOR.
¡Ahora haréis
lo
que habéis hecho siempre, imbéciles!
Cuando traigan heridos mesa; ,
colocareis sobre la
los subiréis, les desnudareis
cogeréis con las pinzas lo
y
que
os diga que cojáis, limpiareis la sangre con la esponja grande y cuando esté lleno el cubo, le llevareis abajo á vaciarle. (Con acento indignado.) Hace más de un año que me siguen estos imbéciles, en Cassano, en elTrébia, en Novi, en todas partes, y siempre tengo que repetir lo mismo. ¡Oh! Dios mió! ¡Dios mió! ¡qué ralea!... Han hecho bien en enseñarles á andar porque si no toda la vida hubiesen caminado á cuatro pies. ,
(Llegan algunos cosacos. Los ayudantes del doctor entran en
,
el chalet.
LA GUERRA.
ESCENA LOS PRECEDENTES
61
VII.
,
LOS COSACOS.
UN COSACO. ¡
Aguardiente matuchka\ ,
HATTUINA.
No tengo aguardiente para
ti.
HETTMANN cou imperioso acento. Da aguardiente á mis hombres... Me debes obediencia, ¡vieja... da aguardiente! EL
,
EL DOCTOR
Y yo
á
Hattuma.
te prohibo darlo.
EL HETTMANN.
¿Tú
lo prohibes?
EL DOCTOR. Sí, aquí
mando
yo; este aguardiente está en requisi-
ción para los heridos. EL HETTMANN.
Pues yo quiero. EL DOCTOR.
con un balazo en el vientre, te pondré encima una compresa, hettmann, pero antes no lo tendrás.
Cuando
te traigan
EL HETTMANN.
Tú no
eres jefe.
EL DOCTOR,
sacando del carro un par de pistolas.
Soy bastante jefe para chamuscarte los bigotes si te mueves, hettmann. Me llamo el doctor Sthal, cirujano de los granaderos de Rymnik, y si digo una palabra sobre tu conducta... EL HETTMAKN.
¡Vamos!... ¡era una broma... para ver qué contestabas!
62
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO. EL DOCTOR. ¡
Bien
pero te prevengo que no
!
me gustan
las
bromas
cosacas. (Gran rumor
al pié
de
la
meseta. Hattuina se levanta y mira.)
HATTUINA.
Ya
llega
el
regimiento de Ismail. GRITOS.
¡Viva Souwarow!... ¡Viva Souwarow! EL DOCTOR.
¡Ah! es
¡
feld-mariscal.
el
Viva Souwarow
(Pasa una
fila
¡
de mulos llevando cañones desmontados y cureñas. Soldados de
artillería escoltando el
En
NUEVOS GRITOS. Viva Souwarow
! . . .
convoy; algunos
momento en que la cola de Souwarow con su estado mayor.) el
la
se detipnen
ESCENA LOS PRECEDENTES,
meseta para cobrar aliento.
la
el
desfiladero,
aparece
VIII.
SOUWAROW
SOUWAROW, ¡
en
columna penetra en
,
EL ESTADO MAYOR.
con voz vibrante.
Hettmann! EL HETTMANN.
¡Feld-mariscal!
SOUWAROW. ¿De dónde vienes? EL HETTMANN.
Vengo de
un reconocimiento. SOUWARUW.
allá arriba... de
Por qué no ha comenzado el ataque? EL HETTMANN. El camino es difícil, feld-mariscal es más escabroso cada vez, y además los agujeros... ¿
;
LA GUERRA.
63
SOUWAROW. No hay ningún camino difícil. ataque!... ¡Que se ataque!... Vé á "WarOvV. reloj.)
(El
hettmann parte
Es medio
á galope
¡Que
(Con violencia.)
se
decir que llega Sou-
con sus cosacos. Souwarow mirando
dia... el coronel real-imperial
al
de Strauch
deberia haber roto el fuego hace veinte minutos... Esto es inconcebible. EL CORONEL DE ESTADO MAYOR, MANDRIKINE. ¡
Si están cortados los caminos, feld-mariscal
S0UWAR8W
,
!...
interrumpiéndole.
Las razones buenas ó malas de nada sirven en la Cuando se ha acordado un movimiento, se debe ejecutar con precisión para que el ataque no sea insuficiente. ¿De qué me servirá tener buenas razones si me ,
,
guerra.
,
Vencen
I
(En
este
momento
SOUWAROW ¡Al
Chad
truena ,
el
cañón y
guardando
fin! (Mirando alrededor y viendo á
! . . .
marchad vivamente
¡
se
el reloj
oye en
los artilleros
! .
. .
la fusilería.) el bolsillo.
que descansan.)
¡Mar-
(Volviéndose á Mandrikine.)
To-
dos esos destacamentos á derecha é izquierda son fuerzas perdidas.
A
(Los soldados suben.— a ios
oficiales.)
Es medio dia
estaremos en la meseta. Pero es necesario avanzar bruscamente... es necesario desconcertar al enemigo con la violencia del ataque... Cuanto más desventajosa para nosotros es la posición, más pronto
justo.
se
las dos
ha de conseguir
adelante!
el
resultado.
¡
Adelante
,
señores,
(Parten.)
ESCENA
IX.
HATTÜINA, EL DOCTOR, IVANOWA.
HATTUINA,
riendo.
Alexis Basilowich siempre es joven, no cambia; lo
mismo
está que cuando cuenta años.
lo vi
por primera vez, hace cin-
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
64
EL DOCTOR.
Ya
Hattuina, escucha cómo truena. es hora de que vaya á recogerme las mangas. (En«*
tn
chalet; quedan solas Hattuina é Ivanowa.
Sí, pero escucha,
el
Aumenta
el
ruido del combate.)
ESCENA. X. HATTUINA, IVANOWA.
HATTUINA.
¿En qué piensas, Ivanowa? IVANOWA. Escucho madre Hattuina. ,
HATTUINA. Sí, es
una gran
(M¡ra.)¡Ah!
humo
el
batalla...
¡ahora está
(Inmenso rumor á
.
allí
lo lejos
Muchos habrán caido ya... Souwarow!... jCómo sube en medio de
las descargas.)
IVANOWA. ¡
Eso
es terrible
HATTUINA.
¿Rezas?
IVANOWA. madre,
Sí,
rezo...
HATTUINA.
muchos no volverán !... Ivanowitch volverá... Es valiente como Souwarow, y Souwarow se ha hecho viejo... Ha encanecido en la guerra... ¡Nada temas !... (Viendo dos soldados que traen un herido.) Ah! ¡ya Volverá... ¡pero otros
¡
traen trabajo al viejo corta-piernas! torre
encuentro de los que traen
al
chalet en
mangas de camisa
y
el
¡
No
eS él! (Los
4ott«r rodean
al
mirando
y
le llega al cuello.)
al herido.
camilleros 6e paran delante del ch»)et.
herido.)
se levanta
herido. El doctor aparece en la ventana del
con un delantal que
1VAKOWA,
(ivanowa mira,
Lo» ayudantes
«leí
!
!
LA GUERRA.
ESCENA HATTUINA, IVANOWA
es eso?..
gritando desde
Qué
r
.
XI.
LOS CAMILLEROS, EL HERIDO, EL DOCTOR.
,
EL DOCTOR,
¿Qué
65
¡
ventana.
la
hacéis ahí?...
cf]
UN AYUDANTE.
Es un comandante. EL DOCTOR,
con cólera.
¿Qué me importa que sea comandante? ¡Subidle... subidle, mil rayos! ¡Ah! ¡bestias! (Levantando ios ojos y viendo otros heridos que traen enfila.)
¡
Ah
¡ya traen! ¡ya traen!
!
HATTUINA. ¡Viejos... jóvenes!
¡Viejos... jóvenes!...
veremos solas á Rusia (A medida que traen heridos os; descargas; gritos
los entran
al chalet.
gritando en
el
Inmensos clamores a
lo
lé
el interior del chalet.
matuchha vendas HATTUINA, cogiendo un paquete q] Ayúdame, Ivanowa, ayúdame. (Entrega
vol-
¡Adelante!... ¡Adelante!...)
:
EL DOCTOR,
¡Vendas
¡Oh!
¡Todos marchan... todos!
!...
,
,
de vendas.
paquete á un ayudante que ha venido á llevarle.)
IVANOWA, mirando ¡Diosmio! todos se detienen...
arriba.
HATTUINA. ¡Retroceden!...
los
soldados
de
Souwarow
ceden.,. una
(Silencio. Llega á pié
fila
de heridos.)
IVANOWA
Un
EL HERIDO, ¡
mirando
Matuchha
primero.
apoyándose en
la
pared.
l...
HATTUINA, ¡
al
soldado del batallón...
acudiende.
Daroch 5
retro-
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
66
EL HERIDO.
¡Ah! matuclika... no veré más la Rusia... HATTUINA haciéndole sentaren un banco. ¿Qué tienes? EL HERIDO enseñando
Una
el
hombro derecho.
bala aquí, matuchha... uñábala... he concluido.
HATTUINA
á Ivano-wa.
¡Pronto! ¡un vaso de aguardiente!
(ai
¿Y
herido.)
allá
arriba? EL HERIDO.
No
puede
se
HATTUINA,
Toma,
agujeros... los...
pasar... presentándole
el
vaso que acababa de traer Ivanowa.
bebe.
EL HERIDO
devolviendo
el
vaso después de vaciarlo.
¡Ah! ¡buena matuchka !... HATTUINA. ¿Qué has visto allá arriba? EL HERIDO.
He
hombres
visto filas de
horror.)
¡
Ah
!
¡
Todo estaba
caer... rodar...
azul...
y negro en
(Con
gesto
de
el fondo!...
caen sin cesar, matuclika. (Cúbrese los ojos con una
mano
y se deja caer contra
HATTUINA, ¡
Souwarow!...
bres...
(Ruido de ¡Alto!...
fusilería
vana
,
—
El
¡
sí,
pared. )
devorador de hom-
contento... todo
ha
perecer!
más cercano. Movimiento de
¡Alto! ¡Adelante!
El caballo de un cosaco el jinete
¡Souwarow!...
debes estar contento...
concluido, todos
la
volviéndose.
hettmann
retirada. Gritos:
¡Adelante!...
llega al galope seguido de sus cosacos.
herido de un balazo, se encabrita al borde del precipicio;
lanza un grito terrible:
el
hombre y
el
caballo desaparecen.)
LA GUERRA.
ESCENA
67
XII.
LOS PRECEDENTES, EL HETTMANN EL
HETTMANN
COSACOS.
,
gritando.
,
El ataque lia sido rechazado!... ¡todo está perdido!...
¡
(Pica al caballo y desaparece.)
LOS DEMÁS COSACOS.
Sálvese quien pueda
¡
!
(Salen
galope.)
ai
HATTUINA.
¡Ivanowa, engancha
el
caballo
!...
pronto... pronto!...
IVANOWA. ¡No! ¡ha muerto!... ¡él no huirá!... ¡me quedo!.. ¡Vete, madre Hattuina, vete! ¡Yo quiero morir también! (Se sienta y cubre Filas de
desaparecen por ballo
,
la cara.
Haituina
soldados atraviesan corriendo la
izquierda.
En
aparece Ivanowitch con
lo arroja la
dominados por
LOS PRECEDENTES
,
á
IVANOWITCH
SOLDADOS.
,
gritando á los soldados que buyen.
,
la
izquierda y se atraviesa en
el
sendero.)
IVANOWITCH á los soldados que quieren ¡Al primero que se acerque le mato! ... ,
pasar.
TODOS.
Todo
se
ha
perdido...
«(Llegan otros fugitivos
;
Dejadnos pasar...
se llena la escena.
TODOS
,
Tumultos
,
gritos.)
furiosos y empujándose.
¡Dejadnos pasar!... ¡Dejadnos pasar! IVANOWITCH. 4N0!...
el
carro.
pánico,
buscar
XIII.
¡Deteneos!... ¡cobardes!... ¡cobardes!... (Lanzase á
el
mano. Ivanowa lanza un
sable en la
ESCENA
IVANOWITCH
,
momento en que Hattuina va
el
el
montón sobre
todo en
meseta
el
grito.)
y ca-
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO
68
(Un soldado apunta á Ivanowitch, Ivanowa sil.
Sale
gurado
,
el tiro.
sobre
se precipita
Aparece Souwarow en medio de un grupo de
lleno de sangre y
él
y levanta
oficiales.
el
fu-
Está desfi-
mira con sombríos ojos su derrotada columna. Cesa
el
tiroteo.)
ESCENA LOS PRECEDENTES
SQUWAROW
,
SOUWAROW,
,
XIV. OFICIALES DE ESTADO MAYOR
con voz de trueno.
¡Alas filas!... Formad la columna. ¡Yo, Souwarow, OS VOy á guiar (Profundo silencio. Ningún soldado se mueve.) Soldados... os habla vuestro padre Souwarow... ¡A las filas!... !
¡Adelante!... (Silencio.
Todos
los soldados bajan los ojos ó vuelven
la
cabeza ante
la
mirada
del general en jefe.)
SOUWAROW ¿No
,
con voz que tiembla de cólera.
sois los soldados de
Praga, de Cas-sano, del Tre-
¿No sois ya hijos de la Santa Rusia? ¿Os intimidará un puñado de ateos republicanos? ¡A las bia, de Novi?
filas!...
¡En columna!... ¡Seguid
al viejo
Souwarow!... ¡A
las filas!... (Hace un movimiento para marchar
Muchos soldados
se sientan bajando
,
la
en seguida mira cabeza
;
ningún soldado
se
mueve-
con desesperación. Profundo
si-
lencio.)
SOUWAROW
,
con voz desfallecida.
¡Os negáis á seguir á vuestro á quien
el
los soldados se vuelven. El rostro de
Souwarow
á vuestro padre...
jefe...
czar puso á vuestra cabeza se
!
¡Os negáis!
(Todos
descompone. Con voz conmove-
dora. ¡Bien!... los valientes han muerto... Souwarow debe morir también! Que abran mi fosa aquí... (Se arranca las con«¡Abandodecoraciones y las arroja al suelo.) De vosotros se dirá naron á su viejo general... son cobardes!...» (Arrojando ia es¡Queme cubran de tierra!... pada.) ¡Queme maten!... )
:
Souwarow ha
vivido demasiado...
LA GUERRA. (Se tiendeen
el suelo.
Inmenso
sollozo de los soldados que se alzan
Souwarow no
¡Padre, levanta! ¡Padre, levanta!
manos. Un veterano
rostro con las
69
le
coge y
se
mueve
levanta
le
n¡ contesta.
exclamando
gritando:
Se cubre
«1
¡Padre, le-
:
vanta!... ¡Marcharemos!...)
HATTUIWA
ayudando
al
veterano.
— Con
voz enternecida.
^
¡Levanta, Basilowitch, hijo mió, todos marcharán!.,
¿verdad, valientes?...
TODOS LOS SOLDADOS. Sí... sí... ¡adelante!...
(Souwarow
se levanta y
dados se agrupan en
manos, algunos tu espada!..
.
le
¡Guianos!...
mira á Hattuina, con ojos llenos de lagrimas. Los sol-
derredor suyo:
presentan
la
unos se arrodillan
espada exclamando.
Todos marcharemos por
SOUWAROW,
;
otros
— ¡Perdónanos,
le
besan las
padre!
¡Toma
ti!)
empuñándola espada.
que sois todavía mis hijos... Voy á guiaros... ¡Pasaremos, ó moriremos todos!... ¡Bien!...
veo
TODOS LOS SOLDADOS,
blandiendo
las
armas.
Sí... sí... ¡adelante!... ¡adelante!...
(Souwarow monta
á caballo.
—Los tambores
tocan áataque.)
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
70
CUADRO CUARTO. El espía. Escena nocturna. La meseta de Ospizio sobre ven
las
divide la escena. la
el
San Gotardo. En derredor
se
cimas de Fiendo, Fibia, Stella y Gospis, cubiertas de nieve. El camino
Á
un
la izquierda,
bandera rusa, solamente quedan
A la
delante y vigas carbonizadas.
viejo bospicio incendiado, sobre el
que
derecha un cobertizo. Contra una pared del
hospicio se apoya una serie de establos medio derribados; contra la otra, especie de granja, por cuya puerta y ventanas se ve viva luz en
la
á lo lejos; á
luna. Varios destacamentos tocan llamada,
la
Rymnik. En
las filas se
ven soldados con
Es
se
oye
tiene levantada
una antorcha,
cabeza ú brazos vendados y en-
la
soldado después de un
aspecto del
el
Dos sargentos, en
Hattuina é
mismo toque
El
cum-
derecha del camino está formada una compañía del regimiento de
sangrentados uniformes. mortífero.
el
una
el interior.
Testo del paisaje está en la sombra; cruzan antorchas; sobre las nevadas
bres brilla
flota
armaduras del techo, algunos pilares
las
el el-
batalla continúan
frente de
otro lee los
Ivanowa desenganchan
el
nombres.
carro, llevan
en frente y de tiempo en tiempo vuelven
la
el
la
combate
lista; el
uno
Delante del cobertizo caballo
al
establo
de
cabeza para escuchar.
ESCENA PRIMERA. LA COMPAÑÍA DEL REGIMIENTO DE RYMNIK, LOS DOS SARGENTOS, HATTUINA, IVANOWA. Después, EL CORONEL DE ESTADO MAYOR MANDRIKIN.
UN SARGENTO,
leyendo.
¿Beliuski?
UN SOLDADO. Presente. EL SARGENlO.
¿Bistraya?
UN iOLDADO. Presente.
LA GUERRA.
71
EL SARGENTO.
¿Kolkow? VARIOS SOLDADOS. Extraviado.
(El sargento escribe.)
EL SARGENTO.
¿Pouskine? VARIOS.
Muerto. EL SARGENTO.
¿Lermanskoff? VARIOS.
Herido. EL SARGENTO.
¿Nichipure? (Silencio.
Llega por
el
fondo
el
coronel de estado
MANDR1K1N,
mayor Mandrikin.)
con fuerte voz.
Vamos... despachad... ¡Que llega el el parte en seguida. EL SARGENTO, repitiendo.
feld-mariscal!
Quiere
¿Nichipure?
(Silencio.)
MANDRIKIN,
con impaciencia.
¿No sabe nadie qué ha sido de Nichipure? gento.)
Poned extraviado. EL SARGENTO,
continuando
¿Swerkoff? UN SOLDADO. Presente. EL
SARGENTO.
¿Alieola? VARIOS.
Herido. EL SARGENTO.
¿Carabetz?
la lista.
(Silencio.— ai sar-
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
72
VARIOS.
Muerto. MANDRIKIN.
¿Habéis concluido? EL SARGENTO.
mi
Sí,
coronel.
MANDRIKIN.
Bien, ¡dadme!
(Recórrela
lista
Diez y seis muer-
y cuenta.)
tOS, Veinticuatro heridos Ó extraviados. (Apunta en una
cartera.)
Primera compañía del primer batallón del regimiento granaderos de Rymnik. Diez y seis muertos, veinticua319 homtro heridos. (Añadiendo.) Total del regimiento bres fuera de combate de la columna total 1 125. :
;
(Souwarow aparece
fondo con
al
el
,
.
estado mayor.)
ESCENA LOS PRECEDENTES
,
:
SOUWAROW
,
II.
OFICIALES DE ESTADO MAYOR
EL SARGENTO. ¡
Al hombro, armas!... ¡Presenten, armas!
SOUWAROW, ¿Y
bien,
áMandrikin.
Mandrikin? MANDRIKIN.
Aquí
está el parte, feld-mariscal.
SOUWAROW Mil
,
(Le presenta
ia
ciento veinticinco hombres... Bien...
marchado bien
!
(Reconociendo
al
hoja.)
recorriéndola.
regimiento de Rymnik.)
¡Todo ha
Ah
!
ah!
¡Los granaderos de Rymnik!... Aquí estáis... Estoy
contento de vosotros, muchachos...
bravamente un momento de
Habéis reparado
pánico... El paso era difícil...
han defencomo desesperados... pero al fin hemos entrado. Aún somos los hijos de la Santa Rusia... Bien.
los ateos se habian atrincherado bien... se
dido (Rie.)
!
LA GUERRA. (Echa
y pasea
pié á tierra
frente
al
Henos en
está hecho...
tenemOS que
bajar.
el
de
la
73
I
compañía.)
Sí
,
más
10
UlrlCil
San Gotardo; ahora solamente
(Deteniéndose y
con voz nías grave.)
Quiero
demostraros mi satisfacción, granaderos de Rymnik; hasta nueva orden, vuestro regimiento dará guardia de
honor á Souwarow. Después podréis decir; pertenecía al regimiento de Rymnik en el grande ataque del San Gotardo y aquella noche montamos la guardia de Alexis Basilowitch Souwarow, en lo alto de la montaña; ¡sí, podréis decirlo! (Volviendo á pasear.) Todo el ejército ha cumplido su deber. Cuando lleguen los mulos, cada ,
.
hombre
recibirá doble ración de aguardiente,
(ai capitán de
Ahora, mandad romper filas... Procuremos descansar... Al amanecer tenemos que perseguir á los
la
compañía.)
ateos...
EL CAPI7AN,
Rompan
¡
á
soldados.
los
filas
(Los soldados rompen
filas
y colocan los fusiles en pabellones.
quitan las mochilas y se agrupan por escuadras.
SOUWAROW,
En
seguida
se
)
en medio de los
oficiales.
nada de particular tengo que deciros. Trátase de reparar el tiempo que los austríacos nos han hecho perder en Bellinzona. Estamos á 25 de Setiembre, Señores
el
,
26 llegaremos á
Wasen
;
el
27 á Altorf, y
el
28 ataca-
remos á Massena por retaguardia, mientras Korsakow le ataca de frente. Esta será la acción decisiva de la campaña. Hemos derrotado á Jouvert, Moreau y Macdonal en Italia; ahora derrotaremos á Massena en Suiza. En seguida, ¡en marcha sobre París! Allí podremos descansar y restablecer en su trono á los Borbones. El plan es sencillo... Así, nada de retroceso... (Mirando el reloj.)
Es media noche, á las cuatro, diana. Que se busque leña y se enciendan hogueras en el vivac, si es posible... Las mochilas y botas no deben estar completamente va-
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
74 CÍaS. (A un á los
demás
general.)
oficiales.)
j
BagratiOIl, Cenareis COnmigO. (Saludando
Señores
!
(Los oficiales saludan y se retiran. Bagration,
gen á
la
Souwarow y Mandrikín
se diri-
granja y pasan por delante del cobertizo donde Hattuina ha encendido
fuego durante
la
escena anterior.)
ESCENA, m. SOUWAROW, BAGRATION, MANDRIKIN, HATTUINA IVANOWA, ,
algunos
soldados de Rymnik.
SOUWAROW
,
con alegre acento á Hattuina.
¡Hola! ¿eres tú matuchkal HATTUINA. Sí, Basilowitch,
yo soy.
SOUWAROW. ¿Seguirás siempre los ejércitos con tu kibithl HATTUINA.
Siempre, Basilowitch, siempre... ¿Qué puedo hacer? Preciso es que siga á mis hijos... soy la
madre
del ba-
tallón.
SOUWAROW
,
á Bagration.
Ved, Bagration, ved nuestra matuchka más
¿Qué edad
vieja....
tienes, matuclikal
HATTUINA.
¿Quién puede saberlo? Hace mucho tiempo que no cuento los años, Basilowitch, ¡mucho tiempo!
SOUWAROW. Cuántas veces me has dado aguardiente en San Petersburgo! ¿Lo recuerdas? ¡
HATTUINA. ¡Si
lo
recuerdo!
Hace cincuenta años durante
grandes maniobras de gento...
No esperabas
la
las
guardia; entonces eras sar-
llegar á feld- mariscal
príncipe Italikski!... ¡jé! ¡jé! ¡jé!
Y
yo
Rymnikski,
te decia; Basi-
!
LA GUERRA. lowitch, ánimo, ánimo... ¡
Consérvate
,
hijo
75
Toma, bebe
aguardiente...
mió
SOUWAROW
enternecido.
,
Verdad es matuchka. (A Bragation.) Eso me deeia, Bagration. ¡Ah! vieja matuchka ¡cuánto me alegro de verte con salud!... ¿Necesitas algo? ¿te falta algo? HA.TTUINA.
No
Basilowitch.
,
SOUWAROW. ¿Tiene aguardiente
el
tonel?
HATTUINA.
Un poco... un poco... el cirujano me tomó allá mucho para los heridos y casi no me queda ya.
abajo
SOUWAROW. que quede á esos valientes muchachos; dáselo todo; van á llegar los mulos y se llenará el tonel hasta arriba... ¡Buena noche, matuchka\ ¡Debes estar muy cansada! Bien
,
da
el
HATTUINA.
Oh
caminos de
eran mejores que caminaré despacito detrás de mis hijos. ¡
!
los
Italia
SOUWAROW,
éste;
pero
riendo.
¡Ah! ¡con que te gustan los caminos buenos! ¿Y gloria, matuchka, por nada la cuentas?
la
HATTUINA.
La
gloria es para
Souwarow y
los
malos caminos
para nosotros.
SOUWAROW ¡Jé! ¡jé! ¡jé! la vieja des.
,
riendo.
matuchka
(Aléjase y en la puerta de la granja se vuelve.)
(Entran.)
me
dice sus verda-
VamOS BagraÜOn! ,
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
76
ESCENA
IV.
HATTUINA, IVANOWA, LOS SOLDADOS.
LOS SOLDADOS,
Y bien,
matuclika,
alrededor de Hattuina.
feld-mariscal ha dicho que nos
el
des aguardiente. HATTUINA. Sí, pero los
no habléis tan fuerte, porque podrían oiros
demás. IOS SOLDADOS,
mirando en derredor.
¡Chist! ¡Chist!
UN SOLDADO, golpeando en el tonel. ¡Eh! ¡eh! aún queda. OTRO señalando con el dedo. Hasta aquí. IVANOWA. ,
Comenzad por
arreglar
nieve y se necesita
.
Sí,
me
.
fuego; la olla está llena de
el
mucho
fuego para derretirla.
HATTUINA.
y en seguida poned aquí un haz de paja para que
siente en
él.
LOS SOLDADOS.
¡En seguida, matuchhi (Traen apresuradamente paja de
,
en seguida!
los establos.)
HATTUINA.
Otro aquí para Ivanowa. (Los soldados obedecen
dados
,
;
formados en círculo
siéntase Hattuina, y en seguida saca el vaso. ,
la
Los
sol-
miran con adoración.)
UN SOLDADO.
Eso nos va á reanimar. HATTL'INA, dando ¡A.quí está!
más
viejo.
(Todos tienden
la
vuelta á la espita.
mano.)
Esperad... primero
el
!
LA GUERRA.
TT
UN SOLDADO.
10 SOy.
(Todos miran en
sorbos, después se chupa
el
Hattuiná
silencio.
lástima que concluya tan pronto
Ahora
el
HATTUINÁ, segundo.
(Después se repite
lo
mismo con
el
UN SOLDADO
Aún
da
le
vaso; bebe ¿pequeños
el
bigote para recoger las últimas gotas y dice:)
v¿UC
llenando.
tercero
,
¡
!
,
el
cuarto, etc.)
golpeando en
el tonel.
queda, aún queda. HATTUINÁ.
Vamos, á
tí
te toca.
EL SOLDADO
Creí que no
me
MUCHOS
Aún
,
recibiendo
llegaba la vez. ,
vaso.
el
(Bebe y
golpeando en
ríe.)
el tonel.
queda. UN SOLDADO.
El feld-mariscal ha dicho que se vacie
tuchka y que lo llenarian con los
el
tonel
ma-
aguardiente que traen
el
mulos. OTROS SOLDADOS.
Eso ha dicho, matuchka, eso ha dicho. HATTUINÁ.
Cuando lleguen antes. ¡Ya basta!
los
mulos os daré
el
resto , pero
nó
MUCHOS con vehemencia. matuchka hace tanto frió ,
¡
Oh
!
¡
HATTUINÁ,
Vamos borrachos ,
guardando
el
vaso.
,
¿no habéis recibido
te
incomodes. Cuando
incorregibles
cada uno un vaso? MUCHOS.
No te incomodes, matuchka, no vengan
los
mulos nos darás
(Pénense á bailar haciendo crugir tuiná rie.)
los
el resto.
dedos
,
con ademanes grotescos, y Hat-
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
78
IVANOTVA,
Ya vir,
mirando
ha derretido la nieve y madre Hattuina. se
á la
el
olla.
agua comienza á her-
HATTUINA.
Bien
trae
,
saco de la harina.
el
IVANOWA. Poca queda, madre Hattuina. (A ios soldados.) Si queréis tener parte en el rancho vaciad los morrales, (ivanowa va á Aül esta buscar un saquito al carro y vacía en la olla su contenido.) lo que queda ¡
(Muchos soldados ahren también olla
;
los
morrales y vacian
las
provisiones en la
en seguida se sientan en derredor del fuego.)
HATTUINA
removiendo
el
contenido de
olla
la
con un cucharon de madera.
Harina mojada... cortezas de pan cocidas con agua de nieve, sin sal ni manteca... no puede ser hueno el rancho. UN SOLDADO. ¡Bah! ya le comeremos matuchka... ¡Oh! ¡si supieses qué hambre tenemos!... (En
momento,
este
gris cayéndole sobre
ala cintura;
el
el
disfrazado de pope
Ogiski,
un palo largo en
colbak calado hasta las orejas;
sario en la cintura
mino. Va mirando
,
(1), viejo
pasa lentamente
como reconociendo
hospicio
el
,
se detiene
ESCENA LOS PRECEDENTES
,
OGISKI
UN SOLDADO,
(d)
mano
la iglesia
terreno.
disfrazado de pope.
volviéndose.
un pope
Sacerdote perteneciente á
el
V. ,
TODOS. ,
la
reflexionando.)
¡Un pope! Sí
con larga barba
cismática rusa.
,
atado
y un ro-
por delante del hospicio siguiendo
á derecha é izquierda
bandera rusa flotando sobre
¡
,
pecho, caftán verde, guarnecido de piel de carnero
el
ca-
Al ver
la
!
!
LA GUERRA. OGISKI,
¡Aquí está
79
aparte.
cuartel general!
el
HATTUINA,
levantando
la
voz.
Pope, ¿adonde vas tan tarde? OGISKI ¡
Que
,
manos para bendecir.
volviéndose y levantando las
gran San Nicolás sea con vosotros
el
TODOS. ¡
Amen OGISKI
Voy
á reunirme á
rigiéndose hacia Hattuina.)
Hattiiina.
á
mi regimiento, matuchka. (Aparte Es preciso que me quede aquí.
y di-
HATTUINA.
¿A qué
regimiento perteneces' OGISKI.
Al cuarto de cosacos. HATTUINA. ¡Oh!
los cosacos... los cosacos están
muy
lejos
;
van
persiguiendo á los republicanos por la otra vertiente de
montaña. Quédate con nosotros...
la
caliéntate...
ñana continuarás la marcha. Podrías perderte en malos caminos y caer en algún precipicio.
maestos
OGISKI.
Sí, matuclika, tienes razón...
no soy
HATTUINA á
Toma, bebe, pope, mi lado.
llenando de aguardiente
Que
el
Señor
te lo
recibiendo
pague
HATTUINA
Ya este
muy
veis
,
si
el
esto te calentará.
OGISKI ¡
está
oscuro...
y
joven...
os lo hubiese
,
el
vaso.
Siéntate aquí
vaso.
buena matuchkal
á los
(Bebe.)
soldados.
dado todo, no habría para
buen pope. OGISKI
Sí,
me quedo
sentándose.
con mis hijos, con mis buenos
hijos...
BIBLIOTECA DE LNSTR UCCiON Y RECREO.
80
IVANOWA. Estáis
muy lejos de ios
cosacos
buen pope.
,
CGISKI, es... los caminos son may además ¡ácada paso heridos que bendecir!
Cierto es, hija inia, cierto los...
HATTTJINA.
'
¡Ah! ¡sí... no faltan muertos y heridos!... Hace muchos años que los veo por muchas partes, pero nunca tantos en el mismo camino. 0GISK.I
,
levantando
trono!...
¡Qué sean
manos.
de tu
haciendo
la
señal de la cruz.
¡así sea!
sea!...
O'iISKI levantando
la
tapadera de la olla.
¡Tenéis rancho esta noche, hijos
hay que no
al pié
por los siglos de los siglos!
felices
LOS SOLDADOS
¡Así
las
¡Que suban
¡Señor, recibe sus almas!
lo tienen!...
míos!...
¡Muchos
Al atravesar los vivacs, he visto
todas las ollas vacías. HATTUINA.
Es un mal rancho sin manteca de cortezas de pan y agua de nieve pero en guerra como en guerra. Si quieres buen pope te llenaré la escudilla. ,
,
,
,
0GISKI. Sí, sí... el Señor me ha hecho la gracia de guiarme; él me ha traído de la mano. Alabado sea mil veces y San Nicolás nuestro glorioso
Con mucho gusto, matuchka.
patrón. (h.uiov.a comienza á llenar las escudillas
eado recibe en seguida
la
suya y come
,
el
dando
la
primera á Ogiski. Cada sol-
contenido
,
teniéndola sobre las ro-
dillas.)
IVANOWA. Tened cuidado, buen pope, está caliente y es preciso soplar... (Se sienta también á comer. Silencio.)
!
!
.
LA GUERRA.
81
HATTUINA.
Y bien
,
pope
;
¿
cómo
la
encuentras ?
OGISKI
Mejores los he comido
,
comiendo.
,
maíuckka
pero á buen
,
ham-
bre...
UN SOLDADO. ¡Ah, matucKka, qué diferencia de
los
ranchos de
Italia
HATTUINA. al principio el pan blanco. Nada puede conseguir en este país de montañas... Las gentes deben ser pobres. Creo que recogeremos más balazos que buenos bocados... ¡Mejor hubiese hecho Souwarow en dejarnos allá abajo donde tan bien nos encontrábamos
Sí, nos
hemos comido
se
(Come. Muchos soldados, después de vaciar
las
escudillas
dormir. Arreglan los morrales debajo del cobertizo. paja y se tienden encima diciendo el
:
,
se
preparan
para
Otros buscan un haz de
¡Buen sueño, compañeros! Ivanowa entra en
primer establo y vuelve en seguida.)
IVANOWA.
cama de hojas! ¿no
¡Oh! ¡qué buena
vienes á dormir,
madre Hattuina? HATTUINA.
No tengo sueño
aún... prefiero
quedarme junto
al
fuego. (Acerca rodillas.
el
haz de paja y mira
Ivanowa
se inclina
cruzando
al
fuego
la
espalda y la abraza.)
por
,
las
manos alrededor de
IVANOWA Buena noches, madre Hattuina. HATTUIWA.
Buenas noches,
hija
mía, cúbrete IVANOWA.
bien.
Buena noches, buen pope. 6
las
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
82
OGISKI. ¡
Que
(Levanta i
Alerta!
Señor te bendiga!
el la
mano;
joven entra en
la
— Contéstense
los centinelas
establo.
el
A
lo
lejos
se
y en seguida todo queda en
ESCENA
oye
el grito
de
silencio.)
VI.
HATTUINA, OGISKI. OGISKI.
¡Cuánto
te quiere esa
hermosa
niña!...
HATTUINA.
Yo también
a
hace muchos años que nos que-
ella...
remos. OGISKI.
¿Es hija tuya? HATTUINA.
No, pope, no tengo
hijas... ni hijos.
OGISKI.
Creia que eras su madre.
HATTUINA.
madre a
la que nos recoge, nos da su pan, nos ama... soy su madre. (Silencio.) ¿Recuerdas la última guerra contra los polacos, pope?
Si se puede llamar
OGISKI
,
con acento pensador.
Sí, recuerdo esa guerra.
HATTUINA.
¿Y
la
toma de Praga? OGISKI con
el
mismo
tono.
Muy bien. HATTUINA.
¿Y
el
saqueo? OGISKI.
Vi esas jamás.
cosas...
Los que
las vieron,
no las olvidarán
LA GUERRA.
83
HATTUINA.
Pues bien, aquel dia, cuando las llamas lo devoraban todo... cuando en todas las casas se oian alaridos, llantos, tiros y todo se convertía en humo... aquel dia, pope T estaba con mi carro delante de una iglesia. OGTSKI.
¿Qué
iglesia?
HATTUINA.
Una iglesia
cubierta con pizarras y con torre redonda. OGISKI.
Todas las iglesias de Praga están cubiertas con pizarras y tienen torres redondas... Pero ¿qué sucedió? HATTUINA.
y esperaba el Andel saqueo, viendo á los pobres polacos perseguidos á tiros en las calles y que huian llorando y gritando...
Estaba
allí,
,
OGISKI Sí... sí...
todo eso
interrumpiéndola.
lo vi...
¿Pero la niña?
HATTUINA.
La encontré detrás de la iglesia en un rincón lleno de sangre, entre otros muchos... jóvenes y viejos... La pobre niña parecía muerta... había recibido un lanzazo... La cogí porque era hermosa y me dio compasión. (Ogiski ,
se oculta el rostro con las
manos.)
La
llevé á
mi
Mbith... El jefe
del batallón gritaba... pero á los tres meses, la niña
cantaba y bailaba sobre el carro y todos los soldados la querían; entonces se enterneció el viejo Zorith y hasta su muerte dijo :— Esta es hija del primer batallón de
Rymnik... ¡Esta es nuestra Ivanowa! OGISKI.
¡Y de esa manera es hija tuya! HATTUINA. Sí, es polaca. (Riendo.)
supieras?...
¡Y orgullosa como polaca!... ¿Si
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
84
OGISKI.
¿Qué? HATTUINA.
No
un soldado... quiere un
quiere
oficial.
OGISKI.
¿Un
oficial?
HATTUINA. Sí, frir
para casarse... Quiere un valiente...
No puede su-
a los cobardes... ¡Es verdadera polaca! OGISKI, con amarga
¡Y ningún
sonrisa.
oficial la quiere!
HATTUINA. ¡Oh!
sí...
soldado...
warow le
un un
No es noble; es un hijo de Axenti Ivanowitch. Soues quien llevó las órdenes á Kor-
oficial joven.
valiente...
aprecia... él
sakow. OGISKI.
¿Qué órdenes? HATTUINA.
¡Toma!
¡las
de la gran batalla del 28! OGISKI.
¿Llevó
él la
orden? HATTUINA.
Sí,
y Souwarow
le dijo:
—
Procura que
te recuerde,.
Ivanowitch. OGISKI.
Ese
es
gran honor, matucJiM, gran honor para Ivano-
witch.
HATTUINA.
Y
ahora vamos á bajará Suiza; pasado mañana llegaremos á las orillas de un gran lago, que rodearemos Sí.
á la izquierda
;
Souwarow
lo
ha dicho á
los oficiales,
y
nos encontraremos á la espalda de los republicanos, mientras Korsakow les ataca de frente... ¡Jé! ¡jé! ¡jé!
!
LA GUERRA.
85
Ivanowitch será capitán y marcharemos á París a hacer la boda. OGISKI.
¡Dios te oiga, matuchka...\ (óyese
el
grito de ¡Quien vive
!
Escuchan. Después llega por
el
fondo un cosaco
Souwarow y Bagration. )
al galope; dirígese á la granja donde entraron
OGISKI.
Un
correo...
HATTU1NA.
Souwarow
Sí... el viejo
me...
Da
nOChe.
es
como
nosotros... no duer-
órdenes, recibe noticias y contesta de dia
(Sale de la granja
un
y de
de estado mayor.)
oficial
ESCENA VIL LOS PRECEDENTES
,
EL CORREO
EL OFICIAL
,
al
,
EL OFICIAL.
cosaco.
¿De dónde vienes? EL COSACO.
Del Maderaner Thal, cerca del puente de Amsteig, á siete leguas de aquí. EL OFICIAL.
¿De quién es
el
despacho? EL COSACO.
Del general Auffemberg. EL OFICIAL
,
recibiendo
el
despacho.
¡Bien! ¡puedes echar pié á tierra (Entra en la granja. El cosaco echa pié á tierra y mira a
derecha é izquierda.
Está cubierto de escarcha; de su barba penden copos de hielo.)
OGISKI
Tendrá
frió...
,
á Hattuina.
debías llamarle, mafuchka.
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
86
ESCENA LOS PRECEDENTES
,
VIII.
menos EL OFICIAL.
HATTUINA,
al correo.
¡Eh! ¡eh! no debes tener calor, cosaco. EL COSACO.
No, matuchka, no tengo
calor.
HATTUINA.
Ata
el caballo
y ven á
calentarte...
Toma un
vaso de
aguardiente. EL COSACO,
atando su caballo a un pilar del cobertizo.
Con mucho gusto,
matuchka... ¡Brrr!
(Tirita.)
OGISKI.
¿Estás helado? EL COSACO.
y cuando se galopa por espacio de cinco horas penetra en la sangre. (Bebe. ¡Esto hace bien!... ¡Calienta! Sí
el aire
,
está lleno de escarcha
,
,
(Devuelve
vaso á Hattuina y va á pagarle.)
el
HATTUINA.
Guarda tus kopecks... Has bebido aguardiente de Souwarow... Él mandará llenar el tonel... ¡Guarda los kopecks
!
EL COSACO.
¡Dios te (Guarda
las
lo
pague y á Souwarow!
monedas en
el
bolsillo y se calienta
extendiendo
las
manos
al
fuego.)
OGISKI.
Has
corrido durante cinco horas...
noche...
Eso
es duro...
de
y por pendientes resbaladizas... EL COSACO.
¡Oh! pope,
¡si es duro!...
Los caballos se deslizan á
pesar de los clavos de las herraduras ; tiritan.
Hay que
LA GUERRA. tirar de la brida á cada paso,
87
y
el
viento azota
el
rostro. OGISKI.
¿Tan graves cosas pasan
allá abajo
para hacer correr
asi á los pobres soldados?
EL COSACO.
No pope vengo ,
;
á decir que todo va bien ; pronto se-
rán rodeados los republicanos. OGISKI.
¡Rodeados! ¿Cómo?... ¿por quién? EL COSACO.
Por la columna del general austríaco Auffemberg, que ha partido de Hanz mientras Souwarow atacaba el San Gotardo. Los republicanos nada sospechan; están al otro lado del puente y no saben que Auffemberg avanza á su espalda. ,
OGISKI.
¿Cuántos son? EL COSACO.
Ochocientos ó novecientos general Gudin
,
al pié del
San Gotardo,
pero acuden á socorrerles 4 ó 5.000 por el valle del Reuss con el general Lecourbe y cuando estén reunidos les atacarán por vanguardia y
con
el
;
,
,
retaguardia, y tendrán que rendirse.
HATTUINA
,
riendo á carcajadas.
una jugarreta de Souwarow... ¡ved si es astuto el zorro viejo!... Cuanto más envejece más astucia tiene!... Ah! ¡Qué susto van á llevar los republicanos!. ¡Já! ¡já! ¡já! ,Qué susto van á llevar! pope? ¿no comprendes?... (R¡e ¿carcajadas.) ¿No ries ¡Já! ¡já! ¡já! esa es
¡
¡
.,
,
OGISKI,
riendo.
Auffemberg llega por dónde? ¿por dónde?
¡Jé! ¡jé! ¡jé! sí, comprendo... la espalda... Pero ¿por
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO. EL COSACO.
Por
la
derecha, pope. Mira,
(Señalando á su pié.)
esta
es
Auffemberg está aquí á
montaña.
la
la derecha del
Reuss, los republicanos aquí, en la orilla izquierda; suben el valle para reunirse con los que habéis rechazado del San Gotardo y cuando todos hayan desfilado, mañana por la mañana, entre seis y siete, Auffemberg pasará el puente de Amsteig con 2.000 hombres y les atacará por la espalda mientras que los 18.000 de Sou,
,
warow bajarán por
la
montaña y
atacarán de frente.
les
Así no tendrán retirada. HATTUINA,
enjugándose
los ojos
con
la
manga.
¡Ah, viejo Souwarow! estaba segura de que jugarías una buena pasada á los republicanos... ¡no podía suceder Otra COSa
!
(En
este
momento
de
sale
ESCENA LOS PRECEDENTES
granja
el oficial
y mira.)
IX. EL OFICIAL.
,
EL OFICIAL, ¡
la
gritando.
Correo EL COSACO.
Presente. EL OFICIAL.
Ven. Te llama
el
feld-maríSCal. (El
«1 caballo y entra en la granja
con
ESCENA HATTUINA OGISKI
¡
Cómo suda
Sí...
el
,
cosaco echa
el oficial.)
,
X.
OGISKI.
levantándose y acercándose
pobre animal HATTUINA.
humea... ha corrido mucho...
al caballo.
el
capole sobre
LA GUERRA.
89
OGISKI.
Tal vez tarde en salir «coger
una pulmonía...
cosaco... El caballo podría
el
¡Si se le pudiese abrigar!...
HATTUINA,
Espera, pope, voy á ver (Entra en
levantándose.
queda espacio.
si
segundo establo.)
el
ESCENA. XI. OGISKI,
OGISKI
,
solo.
vivamente, metiendo
Aquí están las
pistolas.
.
.
¡
mano en
la
bien
!
el
¡Na-
Es preciso prevenir
die! el centinela vuelve la espalda...
á Lecourbe... que detenga
las pistoleras.
(Mirando & todos lados.)
movimiento.
(Vuelve á mirar. Sale Hattuina.)
ESCENA OGISKI
HATTUINA
,
en
XII. la
puerta del establo.
HATTUINA.
No
falta espacio... pero están acostados
en
el
suelo los
soldados... OGISKI
Podría pisarles ner cuidado!...
,
que ha hecho un gesto amenazador.
el caballo,
matuchka
¡
es preciso te-
ve á mirar
al establo in-
,
HATTUINA. Sí, en eso pensaba. OGISKI.
Pues
bien,
mediato.
toma un
tizón...
(Señala la entrada del establo.)
HATTUINA
VüJ
,
tomando
á Ver, pope, VOy á Ver. OGISKI
I
V
amOS
!
(Cúbrese con
el
,
el
tizón.
(Entra en
el
establo.)
vivamente.
capote del cosaco,
desata el caballo
,
monta
y
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
90
parte al trote, oyéndosele al poco rato tomar
pasar vuelve á su paseo.
En
el
ESCENA
No hay
entrado en j
,
HATTUINA
,
después
en
!
la
(Mirando.)
el establo... Sí,
OUen pope
es U.n
mento
HATTUINA
espacio...
el
galope. El centinela que
mismo momento
le
ha
visto-
Hattuina y mira.)
sale
XIII.
EL COSACO.
puerta del establo
¿Dónde
está el pope?
habrá llevado
a hoguera
(Siéntase delante de
Habrá
allá al caballo; ;
en
el
mismo mo-
sale de la granja el cosaco y se acerca.)
EL COSACO.
Y
bien, matuchka,
ya ha concluido mi servicio hasta
mañana. HATTUINA. ¿Quieres otro vaso de aguardiente? EL COSACO.
y en seguida me acuesto. (Hattuina soldado.) Pero ¿dónde está mi caballo? Sí,
le
da
el
vaso y bebe
el
HATTUINA. El pope
le
ha llevado
al establo.
EL COSACO. ¡Ah!...
¡bien!...
¡bien!
(Pasado un momento.)
siera tener el capote para dormir.
vado
el
¿A qué
Pero
establo
ha
quille-
caballo?
HATTUINA.
No
sé...
no he visto vado allá.
he entrado
pope
al
EL COSACO
¡
allí
para buscar sitio, y al salir creo que lo habrá lle-
ni al caballo
;
cogiendo vivamente un tizón
¡NO está aquí! (Corre al ese pope es un ladrón
otro.)
HATTUINA.
No
,
cosaco tenia buena cara. ,
,
corre al establo y mira.
¡ni aquí
!
(Volviéndose y gritando.)
!
LA GUERRA. EL COSACO,
con brusca voz.
¡Centinela! ¿has visto pasar EL CENTINELA
Un hombre
91
un hombre? volviéndose.
á caballo, el correo, EL COSACO, con
ha marchado.
furor.
¡El correo soy yo El pope es un ladrón, Te digo que ese pope es un ladrón.
(a Hattuina.)
!
HATTUINA. ¡
hombre honrado
Si parecia
EL
COSACO,
gritando más.
Quiero recobrar mi caballo y mi capote tú me respondes de todo ¿lo oyes ? ¡
!
Centinela,
,
(
El
oficial sale
bruscamente de
la
granja
mían; después salen otros de los establos
;
levántanse los soldados que dor-
;
otros llegan por
fondo
[el
;
llénase la
escena.)
ESCENA LOS PRECEDENTES,
el
OFICIAL de
XIV.
estado mayor, después
SOUWAROW.
EL OFICIAL.
¿Qué ocurre? ¿por qué
gritáis?
EL COSACO.
Mi capitán
me han
,
robado
el
caballo
,
el
capote y
las pistolas.
EL OFICIAL.
¿Quién? EL COSACO.
Un miserable
un ladrón... SOUWAROW, saliendo precipitadamente. ¿Un pope te ha quitado el caballo?... ¿cuándo?... pope...
¿dónde?...
EL COSACO,
Feld-mariscal lentándose....
,
estaba
consternado.
allí,
debajo del cobertizo, ca-
Me acerqué durante algunos momentos...
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
92
habia atado el caballo áeste pilar... y después, cuando me llamó el feld-mariscal aprovechó... ,
SOUWAROW, ¿Te acercaste
bruscamente.
fuego antes de entrar?
al
EL COSACO. Sí
mi
,
general.
SOUWAROW.
Y has hablado... nado.— A
¿qué has dicho? (El ¿Qué ha dicho?
Hattuina.)
cosaco
conster-
esta
HATTUINA.
No
mió, no ha dicho rodeados y mañana
te incomodes, Basilowitch, hijo
nada...
Que
los republicanos están
,
caería sobre ellos por retaguardia Auffemberg.
SOUWAROW
,
con explosión.
¡Eso ha dicho!... Tal vez ese pope sea un espía... (Lánzase con sobre
el
el
brazo levantado para golpear
pecho y baja
la
cabeza.)
¡
al
cosaco
Miserable
!
,
brazos
quien cruza los
(Le arranca
sable.)
el
¡EreS
demasiado bestia para llevar despachos llevarás morral!... (Gritando.) ¡Que corran detrás de ese pope... necesito!... (4 Hattuina.) ¿De qué color es el caballo?... ;
(Entra hacia
al
galope un
Souwarow con
oficial el
,
seguido de una docena de cosacos
schakó en
la
,
el
lo
y se adelanta
mano.)
HATTUINA.
Blanco, Basilowitch.
SOUWAROW,
Un hombre
al
oficial.
disfrazado de pope con
un capote de
co-
saco y montado en un caballo blanco... lo necesito dentro de Veinte minutOS... ¡Marchad! (El oficial sale á galope. Souwarow
se vuelve hacia el
cruzadas
delante
del
correo que continúa con
pecho.)
la
cabeza inclinada y las manos
¡Un correo dejarse robar
ballo, el Capote, las pistolas!...
(Exaltándose
el
ca-
á medida que habla.)
¡Charlaren el servicio como una mujer!... Referir los movimientos del ejército al primer venido!... ¡Comprometer el resultado de las operaciones... (Viendo & un cabo en ¡
LA GUERRA.
f
rente de
él.)
i
Cabo
,
EL COSACO
este hombre!...
cincuenta palos á
cayendo de rodillas y extendiendo
¡Padre... perdona á tu hijo (Profundo silencio. El cabo se acerca con bacía
93
el
Souwarow, y parece preguntarle con
SOUWAROW
,
las
manos.
!
knut en
la
mano, vuelve
la
cara
la vista.)
con voz ruda, extendiendo
la
mano.
¡Da!... (El eabo levanta el knut...
A
lo lejos
por
la izquierda, se
oyen algunos
tiros.)
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
94
CUADRO QUINTO. La defensa La pequeña
plaza de Andermatt
,
del puente.
rodeada de casas viejas de construcción suiza.
Galerías y escaleras exteriores sostenidas por pilares
dos de piedra, etc.,
etc.
A la
derecha
un puente de un solo arco, sobre brillan sobre los ventisqueros
la
el
enemigo avanza
golpea repetidas veces en las ventanas de el
en
el
la
Un
fondo
aurora soldado
— ¡Levantaos, habitantes de ¡levantaos! — Atraviesa escena y
puente gritando:
Andermatt, levantaos!...
de entrada,
,
del horizonte; la plaza está desierta. el
la puerta
techos deprimidos carga-
Reuss. Las primeras luces de
á caballo atraviesa á galope el
,
posada del Caballo Blanco
la
la
posada. Ábrese una ventana sobre
posadero Jacob en mangas de camisa, se inclina y mira.
ESCENA PRIMERA. KASPER EVIG
JACOB
¿Quién
es el
,
y
el
posadero
JACOB.
gritando desde la ventana.
que tanto alborota de noche? ¿quién des-
pierta así á la aldea?
KASPER.
Yo, maese Jacob, Kasper Evig, el hijo de vuestro primo el posadero de Hospenthal; levantaos en seguida... ¡no hay un minuto que perder (Abrense ventanas á derecha é izquierda y se inclinan personas para escuchar.)
JACOB.
¿Qué sucede, Kasper? KASPER. ¡
Que vienen
los rusos
JACOB ,
¿Los rusos?
asombrado.
LA GUERRA.
95
KASPER.
San Gotardo y llenan ya el ganado huid á la montaña, no perdáis tiempo!... mi padre me ha hecho montar á caballo para preveniros. Sí,
maese Jacob bajan ,
del
valle de Useren. Levantaos, reunid el
JACOB,
volviéndose y gritando en
¡Kattel, vístete!... ¡se acerca
el
la
,
habitación.
enemigo!
UNA VOZ DE MUJER, contestando. ¡Oh! Diosmio! ¿no concluirá nunca esto? (Grandes rumores en dero y su mujer
,
aldea
la
;
medio vestidos
ábrense ,
las
puertas y salen los vecinos
ESCENA LOS PRECEDENTES
el
posa-
II.
LOS HABITANTES DE LA ALDEA
,
;
salen también.)
medio vestidos.
,
UN VECINO. ¡Los rusos! ¡no es posible! ¿Quién ha oido hablar de rusos en el valle de Useren ? OTRO.
Los rusos están á cuarenta leguas de aquí, del lado de Zurich , con su general Korsakow. KASPER.
Yo de
han pasado el San Gotardo... Vienen Les manda Souwarow. Los republicanos se
os digo que
Italia...
batieron con ellos allá arriba todo
el
dia de ayer ; pero
uno y los republicanos concluyeron por retirarse sobre el monte Furca, en los ventisqueros, con el general Gudin. Ahora bajan los rusos, sus bayonetas cubren más de una legua de camino. Son salvajes que todo lo saquean... Os lo prevengo; si no los otros eran diez contra
queréis creerme
una hora y (Todos
los habitantes
con desolación.)
,
tanto peor para vosotros
tal vez antes, veréis si ,
;
dentro de
tengo razón.
después de escuchar atentamente, levantan
las
manos
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
96
i
Señor
,
KATTEL. tened piedad de nosotros
UNA MUJER. ¡
No
es bastante tener los austríacos
y franceses ¡Ne!
cesitamos ver llegar á los rusos JACOB. ¡Sí, esto es
que
ir
una abominación;
continúa, tendremos
si
á mendigar!
UN VECINO.
¡Ah! tunantes...
canallas...
pudiésemos defen-
¡Si
dernos! OTRO.
un puñado de des-
Calla, Jokel; ¿qué puede hacer
graciados suizos contra todos los bandidos del mundo?.. (En nen
este
momento,
otros fugitivos
atraviesan
la
escena gritando:
—
¡
Que
..
vie-
los rusos!)
KASPER
Ya
lo oís...
,
señalando á estas gentes.
¿Qué os decia?
ESCENA LOS PRECEDENTES
,
III.
LOS FUGITIVOS
que vienen de Hospenthal.
UN FUGITIVO, gritando. ¡Todas las aldeas están inundadas!... ¡Os va allegar la vez!... ¡Preparaos!...
OTRO. Sí, esto es el diluvio; bajan á las líneas grises
por
Tavetsch y Dissentis; se extienden en el Valais por Realp; avanzan por el valle de Useren... ¡Todo se ha perdido
!
(Atraviesan la plaza coiriendo.)
OTROS
¡Que
vienen!...
JACOB
De nada
,
a lo lejos.
¡Que vienen! ,
con voz
fuerte.
sirven esos gritos. Nicolás
,
corre á llamar al
!
LA GUERRA.
97
pastor, y que en seguida toque el cuerno para reunir ganado. (Nicolás sale corriendo.— A los demás.) PrOCUremOS Sal-
el
var el ganado. Cuando se tienen vacas, se tiene leche, manteca y queso; y en habiendo bueyes hay carne... y nadie muere de hambre... TODOS. Sí... sí... ¡
salvemos
el
ganado... El alcalde tiene razón;
salvemos las reses JACOB.
Llevaremos el ganado al Gurschen, cerca del ventisquero; el enemigo no se atreverá jamás á avanzar hasta allí. Que cada cual lleve su fusil; es preciso defenderse. KASPER. Sí, pero de prisa;
aún
es tiempo.
JACOB,
<ei
grupo
se dispersa.)
gritando.
Que cada cual eDganche su carro; que cargue cuanto pueda; las camas, los muebles... MUCHOS corriendo. ,
Sí, señor alcalde, descuidad. (Óyese
el
cuerno en
el
Kasper van á entrar en
otro extremo de la aldea.
la
Dispérsase
el
grupo. Jacob
ESCENA JACOB
,
SU MUJER
JACOB
,
IV.
después
,
NICOLÁS.
á Kasper.
padre en estos momentos se conocen los verdaderos amigos.
Da
y
posada.)
las gracias á tu
;
re-
KASPcR.
han saqueado, y en seguida me dijo: «Monta y corre á avisar al primo Jacob.»
Sí, nos
á caballo
NICOLÁS
,
El pastor está tocando
que
el
llega sofocado.
cuerno
;
voy á abrir 7
el es-
98
BIBLIOTECA
tablo.
Muchos
DF.
INSTRUCCIÓN Y
CREO.
llevan ya las reses á la montaña... Mirad
en los abetOS.
allá abajo...
Rl
(Señala
la
montaña de
la derecha.)
KATEL.
Despacha Nicolás. Yo voy á vaciar
los armarios.
JACOB. ¡
Escuchad
(Todos aplican
el
oído; á lo lejos, por la izquierda, se oye
rumor de tambores.)
KASPER.
Es
tambor.
el
KATEL.
Pero
los
rusos no deben venir por ese lado. KASPER.
No, ese es
el
camino de Altorff;
los rusos están en el
otro lado.
KATEL.
¡Oh! ¡Dios mió! Serán los republicanos que vendrán á socorrer á sus compañeros. (Acércase
el
ruido del tambor
JACOB
,
;
toca paso acelerado. Todos se miran estupefactos.
con acento de desolación.
¡Ahora todo se ha perdido! Ahí está Lecourbe con sus republicanos, que vienen por
el
lado de Altorff,
mientras los rusos bajan por Hospenthal; van á encontrarse en ese puente, delante de mi posada... ¡Qué miseria!... ¡Mirad!... ¡Ahí están los húsares!... ;Ah ... r
¡el
Señor nos abandona!
(Levanta
la
mano. Llegan por
húsares que atraviesan
el
la
izquierda corriendo á toda brida unos quince
puente.)
NICOLÁS.
Ya no hay camino para
salvar
el
ganado.
JACOB.
Ya sólo podemos escondernos. (Con indignación.) Somos los últimos de los últimos... La Suiza no existe ya... Nada nos importan esas guerras, y vienen á batirse aquí... ¡Todo lo pagamos nosotros!
LA GUERRA.
ESCENA
V.
JACOB, KASPER, NICOLÁS, UN BATALLÓN REPUBLICANO. Vése llegar por ocho
al
el
fondo un batallón
EL COMANDANTE, ¡Alto!... ¡Frente!...
gar, descanso! colocan
las piezas
a la izquierda, y
más
lejos
,
dos piezas de á
al batallón, delante
de
posada.
la
¡Descansen armas!... ¡En su lu-
(Los artilleros llegan delante del puente
desenganchan y
,
en batería.)
KASPER
Van
,
galope. Los aldeanos miran con estupor desde sus puertas.
á defender
,
en voz baja á Jacob.
puente.
el
JACOB.
rusos dispararán sóbrela aldea; todo arderá.
Sí, los (Dirigiéndose
al
comandante.)
EL
¡Comandante
COMANDANTE,
!
volviéndose.
¿Qué queréis? JACOB.
puente? EL COMANDANTE. No os importa. (Alzando la voz.) Sargento Duchéne
¿Vais á defender
el
despejar la plaza... ¡vivo!... Que llega COUrDe.
(Acércase
Nicolás entran en
nos
la
el
el
sargento con cuatro hombres. Jacob
posada. Silencio. Llegan
al
,
,
haced
general Lesu mujer, Kasper y
galope Lecourbe,
Daumas
y algu-
oficiales.)
ESCENA
VI.
LECOURBE, DAUMAS, OFICIALES DE ESTADO MAYOR, SOLDADOS LECOURBE,
con voz vibrante.
comandante, más lejos... Prolongad la aldea... Haced ocupar las ventanas á lo largo del rio. EL COMANDANTE. ¡Al hombro, armas!... ¡Paso ligero, por la derecha,
Más
lejos,
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
100
marchen!
(El batallón
ventanas de
posada
la
marcha por
quierda otro batallón y se forma en
la
armas!
este
Canseil
,
puente con los
(Durante
oficiales.
derecha. Durante
la
Jacob, su mujer
;
ábrense las
el desfile
Kasper y Nicolás miran. Llega por
,
plaza.)
¡
Alto
¡Frente!...
!
movimiento, Lecourbe
se
j
la iz-
DeS-
ha acercado
a!
Llegan otras dos piezas con armones.)
ESCENA VIL LECOURBE, SU ESTADO MAYOR, SOLDADOS.— JACOB, SU MUJER
KASPER, NICOLÁS.
LECOURBE, Allá... allá...
en
con voz breve
vantar Un parapeto.
,
á los artilleros
recodo del
el
(Obedecen
rio...
los artilleros.
que llegan.
Apresuraos á Lecourbe
,
le-
dirigiéndose a
Apuntad de frente á la calle esperaá que las columnas enemigas hayan rebasado la§ primeras casas para romper el fuego. (Volviéndose y hablando ¿ los
que llegaron primero.)
;
reis
Capitán Barvoi, haced colocar petardos y vigi(Dirigiéndose a otro.) Que avance la primera compañía del 38° para sostener las piezas. Que se preparen las otras para cargar á la bayoneta. (El oficial parte. un
oficial.)
lad la operación.
Lecourbe, atravesando
la
plaza y señalando á las ventanas de la posada.)
mandante Humbert, haced ocupar esa casa! proscenio
conDaumas; quedan
á la
Co-
espalda los oficiales de estado mayor.)
LECOURBE
Hemos
¡
(Acércase ai
llegado á tiempo,
,
a
Daumas.
Daumas; Souwarow no de-
muestra su actividad habitual. DAUMAS.
La
dificultad de los
caminos
,
general
,
el
retraso de
los convoyes...
LECOURBE.
Tal vez sea otra cosa... ¿Han partido los exploradores?
DAUMAS.
Hace veinte minutos.
i
LA GUERRA.
101
LECOURBE. Bien.
(Dirigiéndose
aun
Touchard haced arrestar al y al guarda rural; que les
oficial.)
,
alcalde, al agente de postas traigan... delante de
la
ES preCiSO Ver
posada, cuyas ventanas
Claro. (Lecourbe y Daumas han guarnecen de soldados. Kasper
se
,
llegado
Nicolás
y los demás salen; parecen desesperados.)
'
ESCENA LECOURBE, DAUMAS JACOB ,
,
VIII.
KASPER
SOLDADOS,
JACOB
No hay necesidad
,
en
la
NICOLÁS
,
,
OFICIALES,
etc.
puerta de
la
posada.
de arrestarme... aquí estoy... yo soy
el alcalde.
LECOURBE.
¡Ah! ¿sois
el
alcalde? JACOB.
Sí,
y tengo que quejarme. LECOURBE,
con' extrafieza.
¿Quejaros? JACOB, ¡Sí, quejarme!...
gentes de libertad vosotros
,
,
con acento patético.
Cuando á todas horas
se habla á las igualdad y fraternidad como hacéis
no se viene á arruinarles. LECOURBE.
esto La guerra no es buena para nadie; y en cuanto a los franceses, os harán el menor daño posible. Pero no se trata de esto. Sois el
Buen hombre, recordad
:
alcalde y debéis conocer el país. JACOB.
Le conozco. LECOURBE.
Hay algún
vacio de aquí á
Hospenthal?
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
102
JACOB.
No,
el
Reuss es profundo por todas partes. LECOURBE.
¿Estáis seguro? JACOB.
Estoy seguro. LECOURBE,
¿Y
dirigiéndose á Kasper y Nicolás.
vosotros?
MCOLÁS.
No hay ningún vado más
arriba de la aldea.
JACOB. Si queréis saber
pentlial
que OS dirá
más, aquí tenéis un mozo de Hoslo mismo. (Señala á Kasper.) LECOURBE,
á Kasper.
¡Ah! ¿Sois de Hospentlial? KASPER. Sí, vine esta
que llegaban
madrugada á prevenir á maese Jacob de
los rusos.
LECOURBE.
¿A qué hora
salistes de allí?
kasper.
Cerca de las tres de
la
madrugada.
LECOURBE.
¿Y á qué hora habían llegado
los rusos?
KASPER.
A las dos. LECOURBE.
¿Y han permanecido en Hospental hasta
las tres?
KASPER. Sí.
LECOURBE.
¿Han mandado destacamentos hacia Dissentis? KASPER.
No
sé...
Tenían hambre... saqueaban
la aldea.
LA GUERRA.
103
LECOURBE.
¿No llevaban convoyes, mulos, carros? KASPER.
Solamente llevaban las mochilas, las cartucheras y los fusiles.
LECOURBE.
¿Y habéis oido su derecha
decir si
habian mandado fuerzas por
hacia Dissentis?
,
KASPER.
No. LECOURBE. Basta... podéis marcharos.
JACOB, Dejadnos' al
menos
con tono desolado.
retirar los ganados.
LECOURBE.
¿Y quién
os lo impide,
buen hombre? llevadlo
todo...
cargad cuanto podáis en vuestros carros... Si vienen los rusos, cuanto menos ganado y víveres encuentren
más me
aquí,
alegraré.
JACOB.
Ahora veo que to, Nicolás,
sois
abre
el
hombre honrado.
chen yo voy á cargar ;
(Entran en
la
(Volviéndose.)
el cari*o
;
Kasper
me
ayudará.
casa.)
ESCENA
IX.
LOS PRECEDENTES, menos JACOB, KASPER
LECOURBE,
Ya
Pron-
establo; lleva las reses al Gurs-
á
y
NICOLÁS.
Daumas.
debería haber comenzado
el
ataque
;
al llegar, de-
cosacos en la aldea y el puente en poder del enemigo. Esta lentitud no es propia del carácter de Souwarow. ¿Querrá atraernos á las lla-
bíamos haber encontrado
los
nuras de Useren para aplastarnos con sus masas, ó bien
BIBLIOTECA Df TNSTftUCCION Y RECREO.
104
deseará Otra COSa? ¡No importa! tado mayor.)
Que
blarles. (Sale
reúnan
se
cuerpo deseo haNuestras primeras medino se recibe otro aviso, permanece-
oficial.— Á
el
das son buenas y
(Dirigiéndose á un oficial de es-
si
los jefes de
;
Daumas.)
remos aquí. (Entran
comandantes con
los
la
espada en
la
mano y
se
reúnen en derredor de
Lecourbe y Daumas.)
ESCENA LOS COMANDANTES,
en circulo;
X.
LECOURBE
y
DAUMAS,
en
centro.
el
LECOURBE.
debemos esperar un ataque furioso somos tres batallones y nos vamos á encontrar con 25.000 veteranos mandados por Souwarow en persona. Conocéis la jactancia del vencedor de Cassano del Trébia y Novi sabéis que asegura pasará sobre nosotros y aplastará á Massena como á Joubert, Macdonald y Moreau, y que marchará sobre Paris. Recordad que estamos en 3 Vendimiario, que hoy se traba la batalla decisiva de la campaña entre Massena y Korsakow, en toda la línea, desde el Linth al Limmat. Recordad la orden del general en jefe que nos manda defender el terreno palmo á Señores
,
;
,
;
palmo, y morir
si
es preciso hasta el último para retra-
marcha de Souwarow é impedirle llegar al campo de batalla. La República os habla; estoy seguro de que sar la
justificareis la confianza (En fila
este
momento
atraviesan
el
se oye
el
que tiene en vosotros.
fuego de guerrillas á
lo
lejos, varios
húsares en
puente.)
DAUMAS. Nuestros exploradores se replegan, general. LECOURBE,
a los
comandantes.
Volved á vuestros puestos, señores; y sobre todo, calma, vigor y decisión. Réjanse
los
comandantes
.
continúan llegando los exploradores.)
LA GUERRA.
ESCENA LECOUIíBE
105
XI.
,
DAUMAS OFICIALES DE ESTADO MAYOR ,
,
SOLDADOS,
,
HÜSARKS, UN CAPITÁN DE HUSAÍ1ES. En
enfrente se ven dos húsares
de
la calle
trechados los húsares
arma blanca
;
vuelven en
se
la
perseguidos por algunos cosacos; es-
cabeza del puente y traban combate al
en seguida se retiran. Más lejos viene un capitán de húsares ro-
deado de cosacos, de seguirle.
,
Vuélvese
,
los
que
desprende rápidamente. Dos se empeñan en per-
se
de un pistoletazo
derriba
puente y llega hasta Lecourbe con ocurre en pocos segundos
,
EL CAP1TAIV
el
al
más próximo
sable colgado de la
mientras rompen
el
DE HÚSARIiS,
,
muñeca.
atraviesa
Todo
el
es'o
fuego desde las ventanas.
llegando
al
galope.
Mi general, está terminado el reconocimiento; hemos llegado hasta tiro de. cañón de Hospenthal. Los rusos bajan el valle en columna de marcha. La vanguardia, en columna de ataque, la forman tres batallones, un pulk de cosacos y dos piezas de á ocho. LECOURBE, á Daumas.
vanguardia supone un cuerpo según el despacho de Ogiski, Souwarow trae de Italia 25.000 hombres, ¿dónde están Tres
batallones de
de 15.000 hombres los otros 10.000
;
?
DAUMAS.
Habrá mandado un destacamento en persecución de Gudin, sobre
el
Furca. LECOURBE.
Sí...
pero ese destacamento no puede ser de 10.000
hombres... Bastan dos ó tres batallones para la pequeña
columna de Gudin... capitán
,
¡Enfin... veremos!
(ai capitán.)
Bien,
reunid vuestra fuerza y estad preparado para
cargar. (Aléjase salir
el
capitán.
Redobla
el
fuego de fusilería;
de las detonaciones que se prolongan por toda calle
vése á
asustados de sus casas, abrir las cuevas y desaparecer.
la
cabeza de
la
columna rusa.)
la
aldea
,
algunos aldeanos
En medio
aparece
al
del
humo
extremo de
y la
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
106
ESCENA LOS PRECEDENTES
,
XII.
CABEZA DE LA COLUMNA RUSA,
que avanza
al
otro lado del puente.
EL OFICIAL DE ARTILLERÍA. ¡Artilleros... á las piezas! (La cabeza de oye
el
la
columna rusa avanza á paso de carga. En medio
toque de sus tambores.
con fanfarronería agitando
las
lanzas y gritando:
compañías permanecen descansando sobre
el
hurra
¡
los
;
!
se acercan
En
lado
el
ventanas. Las
fuego de las
el
armas
los
!
artilleros
sacuden las
voz de mando.)
la
LECOURBE,
Este es
Hurra
¡
de los franceses todo está tranquilo, exceptuando
mechas y esperan
del tiroteo se
Alguuos cosacos caracolean delante, y
al oficial
de
artillería.
momento. EL OFICIAL.
¡Fuego! (Disparan las dos piezas del puente, y en seguida las otras dos del recodo
Gran rumor
rio.
del lado de los rusos.
Aumenta
de!
fuego de las ventanas.)
el
EL OFICIAL. ¡
Cargad! LECOURBE,
observando á
¡La columna se detiene! ¡Fuego !... (
Disparan
las
dos piezas, y después
rusos.
los
(Vivamente áios
artilleros.)
Lecourbe
las otras dos.
¡Fuego!
se lanza
frente
al
del batallón.)
LECOUKBE. ¡
Adelante los granaderos del 38°
(Una compañía de granaderos
!
¡
A
puente
la
mando. Cuando
bayoneta!
á derecha
;
é izquierda
humo,
se
ve
columna rusa relirandose en desurden. Los granaderos republicanos ocupan
la
redobla la
se lanza sobre el
el
fuego.
Oyense
gritos, voces de
se disipa el
cabeza del puente.)
LECOURBE.
Alto el fuego bren su posición los granaderos del 38." ¡
El ataque está rechazado
(Los granaderos repasan
Oyese
la batería del
uego.)
el
recodo del
!
¡
puente y vienen á ocupar rio
.
la
!
Que
posición
reco-
que tenian.
La columna rusa ha desaparecido. Cesa
el
.
LA GUERRA.
107
LECOURBE. Bien...
Estoy contento de vosotros. Sea enhorabuena.
(Rie.)
DAUMAS. El asunto comienza bien
,
mi
general.
LECOURBE.
toma buen
Sí, esto
aspecto.
DAUMAS.
Con dos
ó tres batallones más...
jBah!
mismo
LECOURBE. lo
cididos á la cabeza de (En la
este
Dos mil hombres deun puente, valen por 10.000.
resistiremos...
momento rompe
el
fuego de
aldea las primeras balas rasas; caen
Caballo Blanco. La
artillería
en toda
artillería
la
linea rusa.
algunos techos y también
la
Llegan
á
muestra del
francesa contesta.)
DAUMAS.
Ya comienza
el
granizo.
LECOURBE, Sí,
Souwarow
en Andersmatt.
se incomoda.
riendo.
No esperaba encontrarnos
(Una bala de cañón derriba
Caballo Blanco que cae con estrépito.)
la
chimenea de
la
posada del
El viejo feld-mariscal se im-
pacienta; quiere llegar á la cita
;
pero confio en hacerle
perder aquí algunas horas. (Una bala rasa penetra en
las filas
de los granaderos y caen tres hombres.)
EL COMANDANTE, ¡
Estrechad las
(Entra
al
galope un
filas
oficial
con voz tranquila.
! . .
de estado mayor.)
ESCENA
XIII.
LOS PRECEDENTES, EL OFICÍAL DE ESTADO MAYOR. EL OFICIAL DE ESTADO
MAYOR
á Lecourbe.
que manda la retaguardia, os previene que oye cañonazos á vuestra es-
Mi general
palda.
,
el
capitán Meunier
,
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
103
LECOURBE
¿En qué
dirección?
vivamente.
,
¿A qué
distancia?...
EL OFICIAL.
Hacia Wasen, á dos ó tres leguas. LECOURBE,
gritando.
Teniente G-arnier, tomad un piquete de húsares j corred al camino de "Wasen. Se baten en esa dirección...
Quiero saber j
Pronto!
....
lo
antes posible qué sucede... ¡Pronto!...
(El oficial sale al galope. Lecourbe al de estado mayor.)
UQ~
Meunier que se prepare á marchar.
cid al capitán
EL OFICIAL.
Bien
,
mi
general.
(Sale.)
LECOURBE
Y
bien
,
Daumas
.
¡
á
Daumas.
otra novedad
DAUMAS. Sin duda una demostración, general. El combate serio es aquí. (Pasa por las
filas
una bala de cañón y derriba
EL COMANDANTE,
seis
hombres.)
con voz tranquila.
Estrechad... (Extiende los brazos, lanza un grito y deja caer
el sable.
Un
oficial se
cabeza del caballo. Algunos soldados acuden y reciben en sus brazos dante. Entretanto continúa
el
fuego de
lanza á
al
la
coman-
artillería.)
UN SOLDADO.
Este es un metrallazo. (Lecourbe y Daumas se acercan vivamente.)
EL OFICIAL
,
llamando.
¡Mi comandante! ¡Mi comandante! UN SOLDADO. ¡
Está muerto LECOURBE.
¡Llevadle á la ambulancia! Capitán Víctor,
mando
tomad
del batallón.
(Dos soldados
se llevan al
comandante. El capitán
sale de las filas.)
el
!
LA (¡URRRA, EL CAPITÁN
Estrechen
¡
LECOURBE
109
al frente del batallón.
,
filas! mirando
,
á los soldados
que
se llevan al
comandante.
¡Otro veterano del ejército del Rhin!...
DAUMAS. ¡Pobre Humbert! LECOURBE. ¡
Así caeremos todos
(Gran rumor a
la
derecha
;
comienzan
otra vez las descargas.)
DAUMAS. El segundo ataque...
LECOURBE
,
acercándose
para verlas columnas enemigas.
al rio
Sí, entra en fuego el cuerpo de ejército. granaderos y gritando A Daumas.)
los
de las piezas... ¡Yo (Comienza los rusos. El
el
General
mando
,
la carga!...
fuego délas ventanas y se confunde con horrible estrépito con
cañón truena por ambos lados. Llénase de humo
El combate dura algunos momentos, en seguida cesa
el
perseguir al enemigo. Lecourbe
artillería.
el
de
En me-
escena.
combate en
el
puente.
el
humo
Lecourbe á caballo en medio de su columna en
van en retirada; solamente hace fuego su
la
fuego, disipase
dio del estrépito se oye el toque de carga y se ve trabarse el
se ve á
(Corriendo hacia
Vigilad el Servicio
la otra orilla.
y
Los rusos
Algunos granaderos quieren
les detiene.)
LECOURBE. ¡Alto!... ¡Estrechad filas!... ¡Hileras (Repasan
el
puente y recobran su posición
cubierto de muertos y heridos. se
vendan
la
En
las filos,
ala
el fusil.
Entre tanto continúa
dio demolidas, se convierten en escombros
;
derecha!...
lado de las piezas. El puente está
algunos soldados con
cabeza ó los brazos, ayudándoles sus compañeros.
apoyándose en
fila.
al
el
el fusil al pié,
Otros se retiran
fuego de los rusos, y las casas,
los tiradores
que
las
me-
ocupan salen en
)
LECOURBE
,
á los oficiales.
Retirad los tiradores del 76°. Formadles en dos columnas y que estén preparados para rechazar el tercer
Que
38° pase á segunda fila. (Pasando ai galope por ei Todo va bien... ¡Nuestra posición es bue¡Souwarow no pasará!... Yiva la República!...
ataque.
frente de batalla.)
na...
el ¡
¡
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
110
GRITOS EN LAS FILAS.
¡Viva (Entra
al
la República!...
¡Viva Lecourbe!...
galope un sargento de húsares.)
ESCENA XIV. LOS PRECEDENTES, EL SARGENTO,
después
OGISKI rodeado
de húsares.
EL SARGENTO.
¡El general!
¿Dónde está LECOURBE
,
general?
el
volviéndose.
¿Qué es? EL SARGENTO.
Un
cosaco...
un
desertor,
mi general, pide hablaros
LF.COURBH,
¡Un
llegando.
¿Dónde está?
desertor!...
EL SARGENTO
,
volviéndose y haciendo una señal.
¡Aquí!... ¡Venid!... (Aparece Ogiski en medio de los húsares
;
su
trage de pope está destrozado y
su caballo cubierto de lodo.
OGISKI
,
quitándose
el
gorro de piel de carnero.
Soy yo general. ,
LECOURBE. ¡Ogiski!... (A
los húsares.)
courbe y Ogiski echan pié á tierra.
bien!
¡Retiraos!
—Lecourbe,
(Los húsares
se
separan.
en voz baja y con viveza.)
Le¡
I
¿Qué noticias hay? OGISKI.
¡
Estáis rodeado, general
LECOURBE.
¡Rodeado!.,. ¿Por quién? OGISKI.
Por Auffemberg... Mientras Souwarow atacaba el San Gotardo, salió él de Hanz. Anoche á las doce acampaba en el Maderaner Thal á vuestra retaguardia... En este
LA GUERRA.
momento debe atacar el puente
111
de Amsteig, su fuerza
es de 2.000 hombres.
LECOURBE. ¡Amsteig!... no he dejado ñías,
¿cómo sabéis
más que
allí
cuatro compa-
eso, Ogiski? OGISKI.
Vengo
del cuartel general de
Souwarow, en
Ospizio.
LECOURBE.
¿Habéis penetrado hasta
el
cuartel general?
OGISKI.
Sí, disfrazado de pope.
llegó
A
las
dos de la madrugada
cosaco portador del despacho
el
mismo anunció
vivac inmediato— él
— estaba jo
en un
movimiento de Auffemberg. El feld-mariscal le llamó sin duda para informarse de algo y un movimiento de locura me hizo montar su caballo... Era preciso preveniros á toda el
¡Era preciso!
costa...
LECOURBE.
Pero han debido perseguiros. OGISKI.
Durante dos horas.
(Abriendo
el
capote acribillado á balazos.)
¡Ved
general?
LECOURBE
,
estupefacto.
¿Estáis herido? OGISKI.
venga á Polonia ¡Dios quiere que Souwarow perezca en estas montañas No...
(con exaltación.)
¡
"Dios
!
!
LECOURBE.
No ai
será culpa
sargento
teig.
Decid
Ürme...
si no deja aquí los huesos. (Dirigiéndose Sargento corred al puente de Amscomandante Richemont que se mantenga
al
Que
courbe gritando (Aparece por •)
mia
de húsares.)
:
la
)
,
COrrO á SOCOrrerle. ¡
Daumas ¿Dónde
derecha
!
el
(El
sargento
sale
al
galope. Le-
está Daumas?...
general Daumas. Ogiski se sienta en
el
portal de
la
1Í2
BIBLIOTECA DE
¥ HECREO.
ÍJNSTRL'CCIOJN
ESCENA XV. LOS PRECEDENTES menos
DAUMA'S ¡
Presente
,
el
sargento de húsares,
DAÜMAS.
acercándose.
,
mi general LECOURBE,
vivamente.
Todas mis dudas se confirman. El general Auffemberg está á mi retaguardia con un cuerpo de 2.000 hombres. En este momento ataca á Amsteig... En el puente de Amsteig solamente tenemos cuatro compañías... Es-
pero que resistirán hasta mi llegada. las seis... el 38°,
Alas
diez, lo
más
(Mirando
tarde, estaré
Son Os dejo
el reloj.)
allí...
dos piezas y las municiones necesarias... VolaImpediréis al enemigo echar otro...
reis el puente...
Vuestra línea de retirada es
la
mia,
el
camino de Wasen.
Me
encontrareis en Amsteig... Defended y volad también el puente del Diablo... Es necesario retrasar todo
marcha de los rusos... y dejar á Massena tiempo para batir y destruir á Korsakow... Obtenido lo posible la
este resultado,
tomaremos
á nuestra vez la ofensiva y
procuraremos encerrar á Souwarow en (Remontando
la
escena para observar
la
las
posición del enemigo.)
montañas. Se IOrma
13,
Columna de ataque. (Descendiendo. A un oficial de estado ¿Está en columna el segundo batallón del 76°?
la tercera mayor.)
EL OFICIAL. Sí,
mi
general.
LECOURBE.
Le llevó á Amsteig... Decid al comandante Rogead que se ponga en marcha en seguida con las dos piezas del recodo del rio... el capitán Meunier formará la
vanguardia.
(El oficial sale al galope.
por toda
la
linea.
Comienzan
Vése venir
las
las descargas
piezas que
se
que
se
prolongan en seguida
ponen en seguida en marcha
si-
)
!
LA GUERRA. guiendo
la fila
de las casas
ballo y da la
mano
á
segundo batallón
el
;
hombro. Lecourbe, en medio
del
humo que
113 del
76°
las sigue
con
llena otra vez la escena,
el
fusil
monta
al
á ca-
Oaumas.)
LECOURBE,
viendo áOgiski de pié en
el
portal de la posada.
Ogiski, ¿queréis haceros matar? OGISKI.
No, mi general, quiero (Lecourbe parte
ñones retroceden. nes
,
En
fin
al
Un
derrumban
se ,
cuando
Daumas
galope.
ver... se dirige hacia las piezas del fondo.
artillero se desliza
las casas
se despeja
y comienza á arder la
Siguen
debajo del puente. la
posada
del
las
Caballo blanco.
escena y*qrieda solo delante del puente
del 58°, se ve aparecer á los rusos, óyese el toque de carga é
Los ca-
detonacio-
el
batallón
innumerables gritos
de ¡hurra! ¡hurra!)
DAUMAS, ¡Atención!... (La cabeza de
la
con voz tranquila.
¡Dejadlos venir!...
columna rusa penetra en
LOS RUSOS, empujándose
para correr más
el
,
puente.) los oficiales
¡Hurra!... ¡Hurra!... ¡Hurra!...
DAUMAS. ¡
Fuego
(Los dos cañonee disparan á metralla. Vuela
el
puente.
levantando las espadas.
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RF.CRKO.
114
CUADRO SEXTO. El correo. Los rusos acampan en
A
la
valle de Altorf, á «rulas del lago délos
el
Cuatro Cantones.
derecha, montañas; á la izquierda, las rocas por donde cofre
el
su desembocadura. El sol desciende sobre erTago-, á medida que baja,
hace más luminosa;
nubes
las
Hur
se
Cuando desaparece todo queda oscuro que
se reflejan en las aguas.
los oficiales
á Fleulen
,
de una hoguera
masa de rocac ocupa toda
nel colocado
con
la
espuma
al
come
los fusiles
el
el
de las rocas y
se
;
el
la
escena.
A
atados
á los
de Rymnik, agrupada en derrpdor
rancho
,
la olla
hierve, algunos soldados
Hattuina é Ivanowa están en el
Á
veces se oye á lo lejos
Más
lejos
,
se descubre en perspectiva el ejér-
izquierda. el
Souwarow y
el
proscenio. Mandrikin
Souwarow permanece el
¿quién vive?
En
distancia, por la derecha, los oficiales de estado
de una hoguera, en
el
el
to-
dos haces de paja para poder dar vuelta á la
la el
dere-
ángulo
coronel de estado está sentado
de-
de pié; su sable y capote
están colgados en un matorral. Sobre una piedra están extendidos algunos pas.
en
la izquierda,
rancho; su carro está desenganchado y
están aislados en tijera.
vivac
del
camino de Altorf
caballos están
furgones, cañones y aspeados desfilan por
pierden por
una mesita de
la
se
y solemne. Souwarow,
en pabellones. De tiempo en tiempo llegan por
cha nuevos destacamentos
mayor Mandrikin,
pienso.
los
;
derecha de
del regimiento
á la espalda sobre
espita. El caballo
lante de
la
prepara en silencio
;
oóveda
<.,.
pipa, otros limpian las escudillas.
grupo. Hattuina quita
cito ruso
es tranquila
agua
purpúreas.
fajas
enciéndense las hogueras
La perspectiva
segundo término, una guardia
la
,
forman largas
de estado mayor y algunos co=~:os acampan en bajo una
árboles. Este grupo
fuman
'/ían y*
Reüss en el
seguida reina silencio.
mayor
se
Á
macorta
calientan en derredor
recodo del camino de Altorf.
ESCENA PRIMERA. SOUWAROW, MANDRIKIN,
OFICIALES,
GRUPOS DE SOLDADOS,
etc., etc.
SOUWAROW. Leed. MANDRIKIN, «
A
los señores generales
leyendo.
Korsakow barón de Hotz y ,
LA GUERRA. »
barón de Linken.
»de »
115
— Cuartel general de Lecdorf, delante
de Setiembre de 1799.— El 22 del pre-
Altorf. 27
senté os anunciaba desde Bellinzona, que las tropas im-
i)
periales rusas existentes en Italia, serian
»
San Gotardo
dueñas del
25, que rechazarían á los republicanos
el
Useren el 26, y que se apoderarían de Alpesar de la vigorosa resistencia del ge» neral Lecourbe, que me ha disputado todos los puen» tes del Reuss, y no ha dejado sin defender ni una pul» gada de terreno he cumplido mi palabra. Las tropas » imperiales rusas del ejército de Italia han vencido » todos los obstáculos 15.000 de mis mejores soldados » ocupan el valle entre Altorf y Fleulen hoy 27, y están ™ dispuestos á rodear por la izquierda el lago de los » Cuatro Cantones. Lecourbe resiste aún con tres bata» llones en el puente de Seedorf pero su resistencia so» lamente puede detenernos una ó dos horas. Al recibir » el presente despacho atacareis en seguida en toda la »
del valle de
» torf el 27.
A
,
;
;
mañana
estaré á retaguardia de Massena
»
línea,
»
terminaremos
»
con una acción brillante.
la
campaña de Helvecia como las
y
otras,
SOUWAROW. Está bien. (En
este
grupo de
(Siéntase y firma.)
momento
oficiales
en
acampa Souwarow;
Mandadle en seguida.
llega a caballo Ivanowitch. el
ángulo del camino á
ata el caballo y avanza.
la
Echa
pié á tierra
y habla con un
derecha. Indícanle
Entretanto
sella
el
el sitio
despacho
donde
Man-
drikin.)
HATTUINA viendo pasar i Ivanowitch. ívanowitch va á buscar al feld-mariscal. IVANOWA. Sí, madre Hattuina, y nO nOS Ve. (Vuelven á tomar ,
su actitud.
116
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
ESCENA
II.
SOUWAROW, MANDRIKIN, IVANOWITCH.
SOUWAROW
,
volviéndose.
¡Ah! ¡eres tú! ¿Ha terminado
el
reconocimiento?
IVA.NOWITCH. Sí, feld-mariscal.
SOUWAROW. ¿Habéis llegado?...
Hasta
el
IVANOWITCH. fondo de Schaechenthal
,
á seis ó siete leguas
de Glaris.
SOUWAROW.
¿Y
habéis encontrado las avanzadas deLinken? IVANOWITCH.
No, feld-mariscal.
SOUWAROW.
En
ese caso ¿habrán sido las de Jellachich?
No hemos
IVANOWITCH. encontrado á nadie.
SOUWAROW,
con indignación contenida.
¡Ved Mandrikin, la pesadez de esos alemanes! (Con explosión.) Estaba sin embargo convenido que Linken y cantón de Glaris, el 26 se general Hotz y me darían la mano por la izquierda. ¡Contad con esas gentes! Mientras el ejército ruso de Italia recorre sesenta leguas para reunírseles, por encima del San Gotardo, ellos no pueden recorrer quince ó veinte. Qué abominable raza! (Dominando la cólera.) En fin, ¿habrás tomado informes?
Jellachich avanzarían
al
reunirían por la derecha
al
¡
IVANOWITCH. Sí, feld-mariscal, en todo el
camino; ni un austríaco
LA GUERRA.
ha aparecido en volver
,
la
117
montaña; pero he encontrado
cerca del caserío de Trudelingen
al
un soldado de
,
Korsakow.
SOUWAROW,
¿Un
bruscamente.
desertor?
IVANOWITCH.
Dice que se ha escapado de las avanzadas republicanas y le cogieron en Rapperchwyl.
SOUWAROW. ¿Le has traído? IVANOWITCH.
Aquí cerca
está, feld-mariscal.
SOUWAROW. Bien, que venga.
Vamos
Obtengamos indicaciones.
á ver qué es eso. Tal vez
(Ivanowitch sale por
ESCENA
la
derecha.)
III.
SOUWAROW, MANDRIKIN. MANDRIK1N. Si se prolonga el retraso de
Linken
,
tal vez
habrá
que dar contraorden...
SOUWAROW,
No
secamente.
ninguna contraorden... Somos vencedores... todo lo hemos derribado... estamos á retaguardia de Massena... las tropas no desean otra cosa que batirse... Si es preciso nos pasaremos sin los austríacos... Korsakow y yo terminaremos solos la campaña... ¡Mandad el despacho! se dará
(Mandrikin entrega
En
el
el
despacho a un
mismo momento, Ivanowitch
afeitado,
exceptuando
ciales de estado
el
mayor.)
oficial,
trae á
bigote, y cortado
el
quien monta en seguida á caballo.
Ogiski, cabello.
disfrazado de
soldado tuso,
Mandrikin habla con los
ofi-
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
118
ESCENA
IV.
SOUWAROW, IVANOWITCH,
SOUWAROW
,
OGISKI.
á Ivanowhch.
¿Es éste? IVANOWITCH. Sí, feld-mariscal.
SOUWAROW,
¿Deque regimiento
bruscamente á Ogiski.
eres? OGISKI.
Del regimiento de Markow.
SOüWAKOW. ¿Cuándo has desertado? OGISKI.
No he por
los
desertado, feld-mariscal; fuimos cogidos varios,
húsares franceses.
SOUWAROW. ¿Cuándo?... ¿dónde? OGISKI.
Hoy
Marchaban los austríacos; les reemplazábamos á lo largo de los dos lagos y los dos ríos. No conocíamos bien aún las posiciones; nuestro destacamento se perdió por la noche en un recodo. es el cuarto dia.
SOUWAROW.
¿En qué recodo? OGISKI.
Cerca de una aldea, entre dos lagos.
SOUWAROW,
En
mirando
el
mapa.
Rapperschwyl... es posible... ¿después? OGISKI.
Después llegaron los húsares... Nos batimos largo rato... Perdimos la mitad déla fuerza... Vinieron en so-
LA GUERRA.
119
y tuvimos que ren-
corro de los húsares tropas de línea, dirnos.
¿Y cómo
Schaechenthal mente...
que
es ,
SOUWAROW. han encontrado en
te
el valle,
de
á veinte leguas de allí? Contesta clara-
(Le lanza severa mirada.)
OGISKI.
Éramos quince hombres aún, con
kow
teniente Swer-
el
por de pronto nos llevaron los republicanos á la montaña de la derecha. ;
SOUWAROW. ¿Al monte Albis? OGISKI.
Creo que
sí
;
cerca de una casa de madera donde ha-
bita su feld-mariscal,
SOUWAROW¿
Cómo
se llama
?
OGISKI.
No
sé.
Es
alto, delgado,
SOUWAROW Massena.
,
moreno, con
mirando sonriendo
(Esclarécese su rostro.)
¡
Ah
!
¡
el
cabello rixado.
á Ivanowitch.
Ah
!
¿y qué quería
de vosotros? OGISKI.
Solamente entró el teniente Swerkow. Nosotros quedamos fuera con centinelas.
SOUWAROW, Pero
si
interrumpiéndole.
no has entrado ¿cómo sabes que ,
cal de los republicanos es alto OGISKI
Nos
,
con
lo dijo el teniente
la
el
feld-maris-
y delgado?
mayor
tranquilidad.
Swerkow... También nos dijo
que el feld-mariscal de los republicanos quería saber á dónde iban los austriacos, cuántos quedábamos y si esperábamos refuerzos; pero que habia contestado que nada sabíamos de esas cosas.
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
120
SOUWAROW, Bien...
¿Y
riendo.
os maltrataron entonces
?
OGISKI.
No
feld-mariscal
,
;
nos llevaron
más
lejos
y por
la no-
che nos dieron habas para comer.
SOUWAROW.
¿Y
carne? OGISKI.
¡Oh, no! feld-mariscal, los republicanos están en la mayor miseria; mueren de hambre... no tienen un vaso de aguardiente... carecen de todo.
SOUWAROW. Estarán
tristes.
OGISKI.
y juegan alas SOUWAROW.
No,
feld-mariscal... cantan
Eso
es... (Riendo.) ¿
Y
te
cartas.
has escapado? OGISKI.
Antes de ayer por
la
noche; solamente tenían dos cen-
tinelas para todos nosotros en
un
otros tres compañeros, salté por
caserío quemado. Con una ventana al campo.
Los centinelas nos hicieron fuego;
ni siquiera volví la
cabeza y continué corriendo cuanto pude pensando incorporarme al regimiento desgraciadamente era de no,
;
che, y en vez de tomar á la izquierda, tomé á la derecha, y al amanecer estaba en la montaña sin reconocer aquellos parajes. Desde entonces no he hecho
más que
caminar.
SOUWAROW. Bien, basta. (Silencio.) ¿En el momento en que os cogieron, el archiduque estaba en marcha y el ejército austro-ruso ocupaba sus posiciones en Zurich, á lo largo del Linth y del Limmat?
!
LA GUERRA.
121
OGISKI.
Sí, feld-mariscal
,
con los suizos rojos.
SOUWAROW. la montaña ningún destaca-
¿Y no has encontrado en mento austríaco?
OGISKI.
No si le hubiese encontrado le habría preguntado por mi camino. Estaba perdido cuando me arrestó el ordenanza cerca de un caserío. SOUWAROW. Estoy contento de tí... Vé á comer el rancho con los soldados de Rymnik... Seguirás la columna... Mañana ,
ó pasado encontraremos á tu regimiento. vuelta, haciendo satisfacción.
el
saludo militar, y se aleja gravemente.
me ha
Ese soldado
)
(Ogiski da medí»
Souwarow
enterado de
le
más
mira con
cosas
que mis ordenanzas. Más sabe que un oficial del archiduque... Le cogen por culpa de otros y se salva por sí solo. (En
momento en que
el
se aleja
una diputación de Altorf, con nece en
el
el
Ogiski aparece en
el
camino, á
la
derecha
landamann ala cabeza. Mandrikin que perma-
vivac de I09 oficiales se adelanta á su encuentro y
habla con
el
landa-
mann.)
OGISKI
,
aparte, alejándose.
¡Ya estoy dónde deseaba! izquierda.)
¡
(Viendo á Hattuina en
el
grupo de
la
La rnatuchha de San G otardo
(Se detiene y vuelve suavemente
la
cabeza.)
IVANOWITCH
á
Souwarow.
¿Tiene que darme otras órdenes
el
feld-mariscal?
SOUWAROW.
No
,
lleva á tu gente al escuadrón.
(Souwarow desplega un mapa sobre wilch se dirige
al
la
mesa, y comienza a examinarle. Ivano
grupo donde está Hattuina.)
IVANOWITCH
¿Qué haces ahí?
á Ogiski.
-
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
122
OGISKI.
Mi teniente,
feld-mariseal ha dicho
el
:
vé á comer la
sopa con los soldados de Rymnik... IVANOWITCH.
¿Y
bien
?
OGISKI.
No ha dado orden y no querrán
recibirme.
IVANOWITCH. ¡
V
en
!... (Dirígese al
grupo de Hattuina.)
OGISKI, ¡
aparte.
Diablo!...
IVANOWITCH,
volviendo».
¡Avanza!... (Ogiski
le
sigue, poniendo
buena cara. Los soldados, Hattuina é Ivanowa se
vuelven.)
HATTUINA. ¡
Es Ivanowitch IVANOWITCH,
sonriendo á Ivanowa.
maíuchka, yo soy. (a ios soldados.) Daréis parte en el rancho á este compañero que es un bravo del regimiento de Markow. Los republicanos le habían cogido y se ha Si,
escapado.
¡
Dejadle puesto al fuego
HATTUINA, Bien, Ivanowitch, que se siente.
IVANOWITCH, bajo á Ivanowa. Vuelvo en seguida... Todo marcha bieu. El feld-mariscal está contento. Voy á llevar la gente al escuadrón
y en Seguida VUelvO.
(Le estréchala mano.)
IVANOWA
,
mirándole partir.
Vuelve pronto. OGISKI, con
amabilidad.
Perdonad, compañeros. (Los soldados se estrechan, Siéntase en
el
circulo.)
LA GUERRA.
ESCENA SOUWAROW, MANDRIKIN, MANDRIKIN Feld-mariscal solicita el
,
que
después
se
123
V. LA DIPUTACIÓN DE ALTORF.
ha acercado
al feld-mariscal.
una diputación de vecinos de Altorf
honor de hablaros.
(Señala á la diputación parada en medio del camino.)
SOUWAROW. ¿Qué quieren esas gentes? MANDRIKIN.
Sin duda vendrán con alguna reclamación por las
nuevas requisas.
SOUVAROW. Bien, dejadles venir. (Recobra su actitud. Maiidrikin hace señal á
Los soldados y
oficiales alrededor de las
diputación para que se acerque.
la
hogueras
miran un momento con indi-
,
ferencia.)
MANDRIKIN,
Una diputación (Souwarow
presentando á
la
diputación.
de la villa de Altorf, feld-mariscal.
inclina !a cabeza sin contestar ni levantarse.)
EL LANDAMANN,
adelantando tres pasos.
Ilustre feld-mariscal, la desgraciada villa de
Altorf
viene ¿exponeros, por la voz de su magistrado, que hace tres años sufre todas las calamidades de la guerra;
que en
el
espacio de esos tres años
tríacos, en tanto los franceses, la
,
en tanto los
aus-
han impuesto requi-
que está exhausta de tocio que es tan grande la mique multitud de antiguas familias, con derecho á ciudadanía, han tenido que expatriarse. Y cuando el invencible ejército de Souwarow llega en medio de nosotros, cuando toda Suiza espera al fm su libertad, nos imponen por primera vez 25.000 raciones, que con mil trabajos logramos reunir... en seguida otras 25.000... sas
;
seria,
;
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
124
que todos nuestros esfuerzos toda nuestra buena voluntad no conseguirán jamás reunir... No ilustre feldmariscal, vos no podéis exigir... ,
,
SOUWAROW
,
interrumpiéndole bruscamente.
Oye, landamann; me llamó Basilowitch Souwarow. Cuando estoy sentado en mi barraca en Esthonia, me gustan mucho los buenos sermones de un pope, con repique de campanas; pero cuando acampo en país enemigo, me fastidian horriblemente los discursos largos. Has de saber que en Prusia, en Polonia, en Turquía y en Italia, en el espacio de cuarenta y cinco años, he hecho quemar más ciudades y pueblos que barracas teneis en este país y he mandado fusilar más recalcitrantes que cabellos tienes en la cabeza. Te digo esto, para que comprendáis todos que si no recibo en el término de tres horas las raciones de pan, carne, vino, aguardiente y forraje que están inscritas en esta nota, incendiaré por los cuatro costados vuestra villa; por supuesto después de tomar cuanto encuentre. Debes conocer landamann que no se alimenta con sermones á un ejército, y que los rusos, vencedores, no pueden soportar privaciones donde se han regalado los derrotados republicanos. ¡Esto es contrario al buen sentido! Así, pues, dentro de tres horas recibiré lo que pido ó mis soldados os visitarán provistos de antorchas. Marchaos... y reflexionad en las palabras de Basilowitch Souwarow, que nunca habla en vano. EL LANDAMANN. Ilustre feld-mariscal... en nombre de la humanidad... ,
,
,
—
SOUWAROW ¡
,
golpeando en
Basta toda reflexión es !
(Retirase la diputación por
el
la
mesa con
cólera.
inútil.
camino de
la
derecha.
Souwarow
se levanta.)
LA GUERRA.
ESCENA
125
VI.
SOUWAROW, MANDRIKIN.
SOUWAROW
,
á Mandrikin, designándole varias órdenes sobre la mesa.
Distribuid en seguida esas órdenes
á las cuatro ata-
;
caremos á Lecdorf, con barcas ó sin ellas. Que todo esté dispuesto Yo mismo voy á vigilar el servicio de requisas. Cuando los hombres se baten bien, deben comer y beber bien. Para que marche un caballo se necesita avena. (Sale Maijdrikin. Souwarow plegando el mapa.) Sí, nOS pasaremos sin Linken ni Jellachich... ¡Tanto peor para ellos! Mañana llegaremos al campo de batalla. ¡
!
(Arroja
el
mapa
sobre
la
piedra de
la
derecha y se prepara para
mayor
saco le trae el caballo. Los oficiales de estado ñarle. Entretanto se oye la conversación del
grupo de
se
la
salir.
Un
co-
preparan para acompa-
izquierda.)
ESCENA VIL HATTUINA, OGISKI, IVANOWA, SOLDADOS.
HATTUINA
,
á Ogiski.
¿Te habían hecho prisionero
los republicanos?
OGISKI.
Sí, matuchka.
HATTUINA.
¿En
el ejército
de Korsakow? OGISKI.
Sí, los bribones
me
cogieron, pero
me
he escapado.
HATTUINA.
¿Está lejos aún
el ejército
de Korsakow?
OGISKI.
Doce
ó quince leguas, matuchka.
HATTUINA.
¿Y
os batíais frecuentemente?
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
126
OGISKI.
Todos los dias teníamos escaramuzas... se acercaba la gran batalla... Pero vosotros debéis saber mejor que yo lo que pasa allá abajo, puesto que salí bace varios dias.
HATTUINA.
Nada sabemos... no bay
noticias.
OGISKI
,
aparle.
¡No hay noticias! Anteayer debió atacar Massena... Korsakow no dice nada... ¡buena señal (En
este
momento avanza
al ver á
ESCENA LOS PRECEDENTES
Todos
á caballo Souvrarow.
y quedan inmóviles. Souwarow se detiene
los soldados
se levantan
Hattuina.)
VIII.
SOUWAROW, COSACOS, ESTADO MAYOR.
,
SOUWAROW
,
de buen humor.
¡Eh! vieja matuchka ¿nada dices esta nocbe? HATTUINA.
No, Basilowitch, hijo mío, estoy espumando
SOUWAROW, Te
el
rancho.
riendo.
creía habladora.
HATTUINA.
Cuando he comido bien Basilowitch y he bebido dos ó tres buenos tragos, soy habladora; pero cuando estoy en ayunas medito. SOUWAROW. ¿En qué, matuchkal ,
HATTUINA.
En muchas
cosas, hijo mió, en Rusia, en nuestras
antiguas campañas.
SOUWAROW. ¡Ah!
sí...
hemos
visto tierras...
en cincuenta años...
(Silencio.)
¿Y
es
hemos bueno
visto el
muchas
rancho?
LA GUERRA.
127
HATTUINA.
¡Oh! ¡muy bueno! Con carne y pan se hace buen rancho, Basilowitch... ¿Quieres probarlo?
SOUWAROW,
riendo.
Sí.
HATTUIiNA,
dándole
el
cucharon.
Toma... sopla porque está caliente. (Souwarow prueba
el
rancho.)
TODOS LOS SOLDADOS.
¡Viva Souwarow!
SOUWAROW Sí, matuclika, es
devolviendo
,
el
cucharon á Hattuina.
famoso rancho. HATTUINA.
Mucho nos hubiese alegrado en
el
tener una olla de estas
San Gotardo.
SOUWAROW. ¡Oh,
sí!
mis
hijos sufrieron
mucho en
el
San Gotardo.
hattuina.
Mal camino
era, Basilowitch siempre subir y bajar... después ni una ración... Los tunantes de los republicanos, todo lo habian saqueado querían hacernos re;
Y
;
ventar en las montañas. ¡Ah, tunantes!...
SOUWAROW,
á los soldados.
Sí, la matuclika tiene razón; los republicanos querían
hacernos morir de hambre, pero ahora reglar... (Señalando
á
la
izquierda.)
Allí
les
están
;
vamos á
ar-
soldados de
Rymnik, dentro de pocas horas estaréis en la vanguardia; Souwarow quiere haceres honor hasta el fin por vuestra buena conducta en el San Gotardo. TODOS LOS SOLDADOS.
¡Viva
Souwarow
el
invencible!
SOUWAftuW.
Tomareis lla...
la
el
puente y después llegará la gran bataIremos á Paris, tendremos aguar-
última...
BIBLIOTECA BE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
128
vino,
diente,
tocino y
buen rancho todos
los
dias.
TODOS LOS SOLDADOS. j
Viva
el
Souwarow
padre
SOUWAROW.
Comed y bebed
bien. ¿Está lleno el tonel,
matuchkat
HATTUINA. Sí, hijo co...
mió, lleno
está...
De buen aguardiente blan-
de verdadero aguardiente.
SOUWAROW. Darás dos vasos á cada soldado de Rymnik y uno grande antes del ataque del puente... ¿Entiendes? HATTUINA.
no es la primera ataque siempre se nece-
Sí, entiendo, entiendo, Basilowitch;
vez que hago la guerra...
En
el
sita aguardiente.
SOUWAROW, riendo. mandar avanzar otros
¡Bien! voy á
matiiclika; es preciso
toneles para tí, que mis hijos no carezcan de aguar-
diente...
LOS SOLDADOS.
¡Viva
el
buen padre Souwarow!
SOUWAROW ¿Nada dice la
,
fijándose en
Ivanowa, en
(Levantan ios schakos.) el
momento de
retirarse.
bella niña, matucliliat
HATTUINA.
Está pensando en Ivanowitch.
SOUWAROW,
deteniéndose.
¿Ivanowitch? HATTUINA.
un hijo de Rymnik. El que llevólos despachos á Korsakow, á través de los republicanos. SOUWAROW. Ah!... ¿Y le ama?... Es un valiente. Sí...
ya
sabes...
¡
HATTUINA.
Cuando sea capitán
les
casaremos.
!
LA GUERRA.
129
SOUWAROW.
Que oiga yo hablar de
y pronto será capitán.
él...
IVANOWA,
con timidez.
¡Oh, gracias, feld-mariscal gracias!... SOUWAROW. Sí, ¡todo marchará bien!... Y ahora, comed, bebed, tomad fuerzas. Esos republicanos se defienden como diablos, pero ya daremos al traste con ellos... Os lo dice Basilowitch Souwarow... ¡Animo!... ,
(Aléjase y sale por
Por todo
el
la
derecha. Los cosacos y oficiales de estado
brillan á lo lejos las
mayor
le
siguen.
Seuwarow! La noche ha cerrado y
valle se extienden gritos de ¡Viva
hogueras del vivac.)
ESCENA
IX.
SOUWAROW, LOS OFICIALES DE ESTADO MAYOR Y LOS COSACOS.
LOS PRECEDENTES, menos
HATTUINA,
Vamos, avanzad
sacando
el
rancho.
las escudillas... ¡Ah,
qué bien huele!
UN SOLDADO. Sí, matuchka.
warow
Y
podremos
decir:
¡He cenado con Sou-
!
TODOS
,
con entusiasmo.
¡Oh! ¡qué buen padre! ¡Cómo quiere á sus hijos de
Rymnik HATTUINA
¡Ya
lo creo
fuego por
,
llenando Jas escudillas.
que os quiere!
él seria
¡El
que no se arrojara
un tunante! Cuando
se tiene
al
un ran-
cho como este y dos vasos de aguardiente es preciso tomar todos los puentes del mundo. (Dirigiéndose i Ogiski que ,
está
algo
á la espalda.)
¡Eh! soldado de
Markow avanza, ,
esta
es tu vez. (Ogiski presenta una escudilla. Al llenársela,
asombro.)
le
mira
Hatluina con cierto
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
130
OGISKI.
Gracias, matuchka.
HATTUINA.
¿Dónde
te
me
he visto yo? Cuanto más te miro, más
parece reconocerte. OGISKI,
riendo.
¡Oh! jo os reconozco también, matuchka. HATTUINA.
¿Dónde
te
he visto? OGISKI.
Me
primero en el campamento de Toulczine, en las grandes maniobras de sable y bayoneta en Varsovia. Allí estaban reunidos los regimientos de Markow y de Rymnik y la buena matuchka les daba aguardiente. visteis
,
HATTUINA,
Ah!
riendo.
ahora recuerdo... Se necesitaba aguardiente! ¡se necesitaba mucho para sostener las cargas de los dragones ¡Llovían sablazos, verdaderos sablazos Mandaba la maniobra mi hijo Basilowitch, y gritaba... Dad, dad fuerte... eso les enseñará á parar. Já, já,já! ¿estabas allí? ¿no me asombra de reconocerte? ¡
sí... sí...
¡
!
!
¡
OGISKI, comiendo.
Sí,
matuchka, yo os reconocí en seguida. HATTUINA.
¡Ah! ¡buen tiempo era
aquel!...
Toma, come
bien.
(Le da otro cucharon de rancho. Todos los soldados comen. Hattuina é Ivanowa se sirven las últimas.)
IVANOWA, bajo á Hattuina. ¡Oh! ¡madre Hattuina, qué bien habéis hecho en hablar de Ivanowitch al feld-mariscal HATTUINA,
en
el
mismo tono
él
y guiñando los ojos con malicia.
matuchka no es tonta... Ahora pensará en Souwarow... Y mañana si se porta bien en la ba-
Sí, la vieja
talla...
,
)
LA GUERRA.
131
*
IVANOWA. ¡Cuánto se alegrará de saber!... HATTUINA.
no hay que olvidar
Bien... bien...
el
rancho.
<(Yuelven a comer.)
VARIOS SOLDADOS,
Ahora
el
levantándose.
aguardiente, matuchka; ¡el aguardiente! HATTUINA.
Esperad que concluya. OTROS,
con impaciencia.
¡Aguardiente! ¡Aguardiente! HATTUINA,
¡Ah! aiowa
el
vaso á Ivanowa.
llena el vaso y lo pasa sucesivamente á los soldados
,
trago, castañeteando •otros.
dando
borrachos no pueden esperar!
¡los
la
Por todos lados
lengua
se
,
chupándose
que
(Levántase Ivalo
bigotes y cediendo
vacian de el
un
puesto á
oyen carcajadas como en un juego de niños.
HATTUINA
Vamos, Ivanowa, des todo á lOS OtrOS. ademan de
los
,
,
llegando á su vez.
la vieja
matuchka tiene sed. No
(Ivanowa
presenta
le
el
vaso
,
lo
lo
vacia, rie y hace
bailar.)
UN SOLDADO, riendo. ¡Eh! la matuchka quiere bailar. HATTUINA. ¡
Oh
!
este
buen aguardiente penetra hasta en
las
piernas. EL PRECEDENTE.
¡Eh! Kolskow, ve á buscar tu tambor. HATTUINA. No,
no...
no
bailaré...
Soy demasiado
Que
bai-
casaría con
mu-
vieja..
len otros.
OTRO SOLDADO. tan vieja como decís yo cho gusto con vos.
No
sois
;
me
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
132
HATTUINA. Sí,
para beberte
aguardiente.
el
VARIOS SOLDADOS.
\Matuchkal ¡maíuchkal es preciso que
bailes.
HATTUINA.
Que baile Ivanowa... yo no
bailo sin pito.
UN SOLDADO. El pobre Belinski murió en el puente grande y no soplará más. OTRO sacando un pito del morral. Aquí está su pito... pero él no está. ,
OGISKI
,
avanzando con modestia.
compañeros en el regimiento de Markow algunas veces he tocado el pito... No toco bien... pero algo puedo hacer.
Escuchad
(Recibe
el pito
,
,
y produce rápidamente algunas notas.)
LOS SOLDADOS.
¡Oh! ¡toca mejor que Belinski! (Todos Ogiski
le
se
balancean, rien y hacen grotescas
contorsiones.
El tambor toca,
acompaña.)
UN SOLDADO.
Puesto que no quiere bailar
la
matuchka, que cante.
HATTUINA.
Soy
muy
vieja,
Ivanowa cantaría mejor que yo.
IVANOWA. Bien sabéis, madre Hattuina, que no conozco
la
mú-
sica. (Los soldados se hacen señas
parecen atraer á
la vieja
el
;
tambor y
el
pito
se
animan poco
cantinera que avanza con tímido paso.
a poce
y
)
HATTUINA.
No
os reiréis de mí... Mi canción será vieja... la del
Soldado de Ko&lusgi del tiempo de los turcos. ,
0(USKI
¡
tocando y bailando.
Vamos, matuchka, ¡ánimo!
!
!
LA GUERRA.
133
HATTUINA.
Es preciso que
el
pito toque bien. OGISKI.
Descuidad... conozco la canción del Soldado de Koslusgi. (Forman
circulo";
Hattuina
nan
el
coro.
En
en
balancea
se
acompañan suavemente. Al terminar
el
centro. El
primera estrofa
la
,
tambor y
el
pito
la
todos los soldados ento-
seguida estallan aplausos.)
LOS SOLDADOS.
¡Oh! muy bien! canta la maúuchka (Continúa los franceses.
el
muy
bien!
Qué buen
pito! ¡Qué bien
!
canto. Al terminar la estrofa, se oye depronto á lo lejos la retreta de
Todos
los
soldados se vuelven y prestan oido.)
UN SOLDADO. ¡Son los franceses OTRO.
¡Oh! ¡los bribones no tienen pito! OTRO.
Tienen trompetas. HATTUINA.
¡Es una mala ralea!
IVANOWA. ¡EsCUChad!...
(Óyense
las
trompetas de caballería.)
UN SOLDADO levantando el puño. ¡Esperad! esperad! no tocareis la música tiempo... ¡Pronto iremos ,
(Cesa
el
ruido de los tambores y cornetas.
mucho
)
HATTUINA.
Han
concluido.
VARIOS SOLDADOS. Sí, continuemos. (Comienzan de nuevo
el
pito y el
pronto tocan retreta los tambores.)
tambor. Hattuina canta
las últimas estrofas.
De
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
134
HATTUINA,
dirigiéndose
al tonel.
¡La retreta! ¡venid, bebed un trago!... TODOS,
en voz baja.
bebamos un trago.
Sí,
(Siguen á Hattuina. Cada uno recibe un vaso de aguardiente y cio.
Durante
quierda
,
esta escena atraviesan el fondo los
lo
bebe en silen-
tambores rusos, de derecha á iz-
tocando retreta.)
HATTUINA,
Toma,
pito,
regimiento de
voy á darte
Rymnik y
á Ogiskí.
Debes quedarte en el
dos...
serás nuestro pito. OGISKI.
Bien quisiera. GRITOS DE CENTINELAS,
á la derecha.
¡Centinela... alerta! (Este grito se repite en toda la linea y se pierde por la izquierda.)
HATTUINA Chist!... car...
después de beber
,
la
última.
acostaos todos... Pronto habrá
que ata-
Procuremos dormir un poco.
(Arregla un haz de paja contra una rueda del carro. Los soldados se acuestan & izquierda y derecha,
recha alumbra
la
alrededor de
luna
las
la
hoguera,
la
cabeza sobre
el
morral.
A la
de-
cimas de los Alpes.)
HATTUINA, ¡Ah! bien voy á descansar.
acostándose.
(Aivanowa.)
¿No
tienes sueño,
Ivanowa? IVANOWA. No, madre Hattuina, aún no. HATTUINA,
con voz soñolienta.
Sí.... sí... lo creo. (Se duerme... silencio general.
A
los
pocos momentos, Ogiski que está detrás
Je Ivanowa, se levanta dulcemente sobre un codo y mira en derredor, en seguida se acerca á la roca de la derecha,
vuelve á acostar.)
donde
brilla
aún
la
hoguera de Souwarow y se
'
!
LA GUERRA.
ESCENA IVANOWA
,
sola
;
después
X. 1VANOWITCH.
IVANOWA,
Ha prometido VOlver.
(Nuevo
,
sola.
(Escucha.)
Á LO ¡Centinela
135
alerta!...
LEJOS.
¡Centinela alerta!...
silencio.)
IVANOWA. OUántO tarda (Echa lefia en la hoguera que se aviva.) UN CENTINELA, á la derecha. ¿Quién vive? LA VOZ DE IVANOWITCH contestando. !
¡
,
Rymnik
¡
IVANOWA. ¡Él
es!... (Se levanta.)
IVANOWITCH
¡Heme
,
acercándose.
aquí!...
IVANOWA. ¡
Cuánto has tardado IVANOWITCH.
He
tenido que presenciar la distribución
de forraje.
me
estabas es-
(Cogiéndola
las
perando.
manos.)
Pero pensaba en que
(Sonríe.)
¡Chist!...
IVANOWA. no bables tan fuerte... IVANOWITCH,
¡Ab!
sí...
la
matuchka duerme.
mirando.
¡qué bien duerme la pobre IVANOWA.
vieja!...
Siéntate aquí... tengo que darte una buena noticia.
IVANOWITCH,
¿Qué es?
sentándose junto á Ivanowa.
BIBLIOTECA BE INSTRUCCIÓN Y RECREO
136
IVANOWA. El feld-mariscal se ha detenido aquí
probado
el
IVANOWITCH, ¿
Ha probado el
Sí,
y
al
pasar...
ha
rancho. con extráñela.
rancho ? IVANOWA.
ha hablado.
la matucTiha le
IVANOWITCH.
Es muy lista... y Souwarow la quiere mucho. IVANOWA en voz. baja inclinándose al oido de Ivanowitch. ¡Le ha dichoque nos casaría cuando fueras capitán! ,
,
IVANOWITCH estupefacto. ¿Le ha dicho eso? IVANOWA. ¡Sí!... le ha dicho: Ivanowitch, el hijo de Rymnik, el que llevó las órdenes á Korsakow. ,
IVANOWITCH,
¡Ah
!
con
¡buena
la
mano
sobre
corazón y mirando á Hattuina.
el
matucJika\...
ivanowa.)
(Á.
¿Y qué ha
contestado Souwarow, Ivanowa?
IVANOWA.
Ha
dicho: Ivanowitch...
liente...
¡
Ah!
le
que oiga yo hablar de
conozco... es
él
,
un va-
y pronto será ca-
pitán.
IVANOWITCH.
Souwarow ha
que oiga yo hablar de ¿Estás segura, Ivanowa? IVANOWA. Sí, sí,
muy
dicho:
segura.
IVANOWITCH,
levantándose.
En ese caso, mañana seré capitán. (Paseando.) warow quiere oir hablar de mí... ¡Pues bien! rará mucho tiempo !
IVANOWA, ¿
Qué vas
él?
á hacer?
inquieta.
¡Ah! Sou¡no espe-
!
LA GUERRA. IVANOWITCH,
137
deteniéndose y golpeando en
el
sable.
Necesito una bandera, un Quiero ganarte con esto cañón (Exaltándose.) ¡Desgraciados de los que se encuen!
¡
¡
!
tran delante del sable de Ivanowitch
IVANOWA, Sí...
vivamente.
pero ten cuidado... los otros se defienden bien...
¡Dios mió!...
¡si te
mataran
!
IVANOWITCH,
riendo.
¡Nada temas!... Mañana á la tarde seré capitán. Nos casaremos estaremos siempre juntos... (Con arrebato.) Oh Ivanowa te voy á abrazar por la buena noticia. ,
!
¡
,
(Acercándose á
la
joven con los brazos abiertos.)
IVANOWA,
rechazándole con dulzura.
Ahora no, Ivanowitch. IVANOWITCH,
asombrado.
¿Por qué?
IVANOWA Está dormida
señalando áHattuina.
,
la matuchka...
IVANOWITCH,
adelantándose.
Y
qué importa ? IVANOWA, retrocediendo. ¡No!... cuando duerme la matuchka... no está bien, no.
¿
IVANOWITCH
¡Ah!
¡si
,
mirando
pudiera despertar
á Hattuina.
un momento!...
HATTUINA.
No
me
necesito despertar
,
puesto que con tus gritos no
dejas dormir.
IVANOWITCH
,
riendo y extendiendo los brazos hacia Ivanowa.
¡Y bien ¿IVanOWa !
'
(Ivanowa
IVANOWITCH,
Ahora estoy
Satisfecho...
bién á VOS matuchka
!
se arroja
en sus brazos.)
enternecido.
(Volviéndose hacia Hattuina.)
Y tam-
(Inclínase y abraza á Hattuina.)
HATTUINA. Sí,
ya sé que eres buen muchacho. Pero ten cuidado
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
138
mañana con tus cañones y banderas, no rompan las costillas.
sea que te
IVANOWITCH. Tenéis raras ideas
,
madre Hattuina. HATTUINA.
No tan
raras
como
crees.
No
serias el primero.
Los
republicanos tienen también sables y bayonetas... Recuerda el puente grande donde voló medio batallón...
Recuerda que esos descamisados se defienden como diablos. (Óyese á
lo lejos
ruido de caballos y
el
¡quién vive! de varios centinelas.)
IVANOWITCH,
¿Qué
volviéndose.
es eso?
HATTUINA,
Eso quiere
decir
levantándose.
que no dormiré esta noche.
(Muchos soldados despiertan y miran acercarse un numeroso piquete de cosacos entre los cuales viene un aldeano suizo.)
OGISKI, ¡
Ya tenemos
aparte, mirando.
novedades
ESCENA
XI.
LOS PRECEDENTES, EL HETTMANN, EL ALDEANO, COSACOS, OGISKI,
SOLDADOS DE RYMNIK. EL HETTMANN.
¿El feld-mariscal? IVANOWITCH.
Este es su cuartel general... pero
él
ha marchado á
Attorf.
EL HETTMANN. ¡Grandes noticias, mi teniente!... ¡noticias graves!... (Ogiski aplica
más
el
oido.)
IVANOWITCH.
¿Qué
es ello?
!
LA GUERRA.
139
EL HETTMANN. Solamente puedo hablar al feld-mariscal.
ivanowitch.
Pues bien,
id áAltorf...
EL HETTMANN.
Y si el feld-mariscal
vuelve por otro camino, yo seré
responsable del retraso... ¡No no quiero que !
lo
mismo que
al correo
de
Merenkow
en
,
me
el
suceda
San Go-
tardo.
ivanowitch.
Manda un hombre
al
mercado de Altorf donde •
el feld-
mariscal está inspeccionando las requisas. EL HKTTMANN, llamando. Gawrilow, vé al galope á Altorf. Di que han llegado importantes noticias ral... noticias de Korsakow. OGISKI ¡
Ah
!
¡
ah
!
,
al feld-mariscal al cuartel
gene-
aparte.
(Se levanta.)
EL COSACO.
Bien, hettmann.
¡
(Saieai galope.)
EL HETTMANN, Acercaos vosotros
(Han despertado todos echan
pié á tierra.
cho sombrero de
los soldados del vivac.
Forman
fieltro
el
se sienta sobre
Avivan
la
hoguera. Los cosacos
círculo alrededor del aldeano; este lleva chaquetón, an-
y polainas con botones de hueso
cero del país. Parece tranquilo. Ogiski
deano
gritando.
una vara
le
;
su aspecto es de carni-
observa con atención y se acerca. El al-
del carro de Hattuina, delante de la
hoguera, con
palo entre los muslos.)
ESCENA
XII.
LOS PRECEDENTES, EL HETTMANN, LOS COSACOS, EL ALDEANO
IVANOWITCH, al hettmann. ¿Es ese quien trae las noticias? EL HETTMANN. Sí,
mi
teniente.
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
140
IVANOWITCH.
¿Ha venido
por su propia voluntad? EL HETTMANN.
solo...
Solamente puedo contestar HATTU1NA
Esees un
al feld- mariscal.
acercándose y mirando con desprecio.
,
hettmann quiere darse imuna buena gratificación para beber aguardiente... ¿Qué puede saber un carnicero? UNA VOZ, á lo lejos. ¿Quién vive? carnicero... El
portancia... Quiere atrapar
(Los gritos de
misma
:
¡
Quién vive
rápidamente por
se acercan
!
dirección se pyen también aclamaciones de
:
la
derecha.
En
la
¡Viva Souwarow!)
IVANOWITCH.
Gritan ¡viva Souwarow! El cosaco habrá encontrado al feld-mariscal
en
el
camino. HATTUINA.
Sí, vuelve
porque pronto llegará
la
hora del ataque...
GRITOS CERCANOS.
¡Viva Souwarow'... ¡viva Souwarow! (Souwarow aparece por los oficiales de estado
la
derecha en
mayor. Detrás viene
recodo del camino con Mandrikin y
el el
cosaco mandado por
ESCENA LOS PRECEDENTES
SOUWAROW,
,
SOUWAROW
llegando
al
el
hettmann.
XIII. ,
MANDRIKIN, OFICIALES.
galope y acercándose
al
hettmann.
¿Habéis cogido á ese hombre en Brunnen? EL HETTMANN. Sí, feld-mariscal, en una posada, á la derecha del lago... Propagaba malas noticias.
SOUWAROW, echando pié á tierra, ¿De dónde vienes?
y mirando al aldeano, que se ha levantado.
EL ALDEANO.
De Lucerna.
LA GUERRA.
141
SOUWAROW.
¿Qué eres? EL ALDEANO. Comerciante en ganado para serviros. ,
SOUWAROW. ¿Propagabas noticias en Brunnen? ¿qué noticias?
me
Referia lo que
EL ALDEANO. habían dicho.
SOUWAROW.
¿Y qué
habían dicho? EL ALDEANO. Anteayer, en el mercado de Horbe, todos los que venían del valle de Albis referían que los republicanos habían bajado por la noche á los dos lagos y los dos ríos, y que se daba una batalla terrible desde Mellingen te
hasta Wesen.
SOUWAROW.
¿Y qué más? EL ALDEANO.
Y el
por la noche habían recobrado á
al día siguiente, es decir, ajer, corrió
rumor de que
los republicanos
Zurich...
SOUWAROW,
enfurecido.
¡Mientes!... ¡Eso es falso!...
EL ALDEANO,
General, todo
el
mundo
SOUWAROW
,
asustado.
lo decía... cogiéndole por
el cuello.
¡Que le fusilen! ALDEANO aterrado.
¡Mientes!... ¡Mientes!... El
,
¡General, general! ¡es la verdad!
SOUWAROW,
con rabia.
¡Que le fusilen!... ¡Que fusilen á ese perro contra una roca!... (Los soldados se precipitan sobre
el
aldeano y
le
arrastran a la izquierda.)
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
142
OGISKI,
aparte, volviendo la cabeza.
¡Bárbaro!... EL ALDEANO,
con desesperación.
¡General, soy padre de familia!... ¡Lo han dicho, general... es verdad!... (En
momento suena un cañonazo
este
se vuelve.
Souwarow,
pálido de cólera,
lejano por la
mira
,
izquierda.
Todo
escucha... Silencio...
mundo
el
Segundo ca-
ñonazo.)
SOUWAROW, ¡Vé á ver qué es eso ('Durante
la
escena anterior
primer cañonazo se ojos
;
retira
,
se ve
alhettmann.
constantemente á Ogiski en primera
durante algunos minutos. Profunda alegría
fila.
brilla
Al
en sus
después avanza otra vez componiendo sus facciones.)
HATTUINA,
Mala
mala
señal...
álvanowa.
Esos cañonazos de
los
republicanos son
señal.
IVANOWA. ¡Oh! madre Hattuina, callad... encolerizado... (Tercer cañonazo. En de estado mayor
;
el
sostiene
costado derecho esta
mismo momento á caballo
á otro
el
feld-mariscal está
llega al trote por la derecha oficial
un
con uniforme austríaco
oficial ,
cuyo
manchado de sangre.)
ESCENA
XIV.
LOS PRECEDENTES, EL OFICIAL DE ESTADO MAYOR
,
EL CORREO.
EL OFICIAL DE ESTADO MAYOR.
Feld-mariscal, un correo de Linken.
¿Un
correo
SOUWAROW, volviéndose vivamente. de Linken? (Mirando.) ¿Está herido
ese
hombre? EL OFICIAL.
un balazo. SOUWAROW vivamente.
Sí, feld-mariscal, de
,
Que
le apeen...
despacho.
que
le registren...
Debe traer algún
LA GUERRA. (Algunos soldados rodean ruso
al
austríaco y
le
143
tienden junto ala roca, un oficial
le registra.)
SOUWAROW,
con impaciencia.
¿Y
bien?
No
trae nada, feld-mariscal.
EL OFICIAL.
SOUWAROW. Entonces que hable... ¡que hable! HATTUINA,
Va á hablar,
acercándose con
hijo
el
vaso lleno de aguardiente.
mió Basilowitch. No
incomodes...
te
Hablará... (Arrodíllase y da de beber al
que se reanima y mira con extraviados
herido
,
EL CORREO
,
ojos.)
¿El feld-mariscal
Yo
soy...
con débil voz.
Souwarow?
SOUWAROW. ¿Me reconocéis? EL CORREO.
Sí, feld-mariscal.
SOUWAROW. ¿Por qué no traéis despacho escrito? ¿Os el
lo
ha quitado
enemigo? EL CORREO.
No, feld-mariscal, partimos á las ocho de Glaris... podíamos ser cortados... nada traíamos escrito... SOUWAROW. ¡Cortados de aquí á Glaris!... Se extienden los republicanos por mi derecha. EL CORREO.
Sí, están en
marcha para rodearos.
SOUWAROW
,
con indignación.
¡Para rodearme! ¿Y Hotz... Linken... Jellachich?... (El
oficial
hace un esfuerzo para contestar y cae desmayado.)
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
144
SOUWAROW,
bajándose y saeudiéndole.
¡Hotz!... ¡Linken!... ¡Jellachich!... (Silencio.
—Los soldados
se
¡Responded!
agolpan en derredor. Ogiski está en primera
fila.
A
pesar suyo, su rostro expresa terrible satisfacción.)
SOUWAROW
irguiéndose y gritando con irritada yoz.
¿Qué queréis aquí? ¡Retiraos! ¡Centinelas! separad á esas gentes. Que dé aire á este hombre. que hable. Un cirujano... quebusquenuncirujano... (Viendo la apiñada multitud. . .
¡Llevadle (Al la
allí, al
mismo tiempo
lado de la roca!
mesa. Cuatro soldados cogen
dado. Los oficiales
le
izquierda,
más próximo
llevan bajo
le
el
le
,
extiende sobre
peñasco semi-above-
siguen. Los centinelas separan á los demás. Haltuina, Iva-
formando muralla al
herido y
al
nowitch élvanowa quedan junto la
coge un mapa
se precipita hacia la roca,
;
carro.
al
La compacta multitud
los centinelas
está separada á
pasean delante. Ogiski está
allí, lo
peñasco; escucha y trasmite en voz baja á los soldados las palabras
que oye.)
ESCENA XV. LOS PRECEDENTES, EL HETTMANN. EL HETTMANN,
Feld-mariscal
,
atravesando
no es nada... OGISKI,
la
multitud.
enemigo hace salvas.
el
aparte.
¡Por la victoria deMassena!
SOUWAROW
,
inclinado sobre
el
Se extienden por mi derecha. (Siguiendo Glaris... Wesen...
mapa. con
el
dedo.)Switz...
MANDFUKIN.
El correo se reanima.
SOUWAROW, Veamos, que (inclinándose,)
le
levanten
acudiendo.
el
cuerpo...
la
cabeza...
¿Linken estaba en Glaris cuando partisteis? EL CORREO,
Comenzaba
con voz
la retirada.
SOUWAROW. ¿La retirada?
débil.
LA GUERRA.
Sí...
145
EL CORREO. hacíalos Grisones...
SOUWAROW.
¿Y Hotz? EL CORREO.
¡Muerto!
SOUWAROW. ¡Muerto! ¿Han dado la batalla?... ¿Han atacado antes
¿Han querido vencer
dia convenido?...
del
(Con arrebato.) (El
oficial
sin raí?...
¡Oh! miserables! miserables!
hace esfuerzos para contestar..
OGISKI,
soldados
á los
,
— Silencio.) ahogando
¡Linken huye... Hotz muerto! EL CORREO con voz entrecortada y apoyada ,
voz.
la
una mano sobre
la herida.
No, feld-mariscal... Los republicanos se nos han adelantado... comenzaron el ataque por la noche... del 24 al 25... 20.000 hombres bajaron sobre el Linth... por Wesen... Destrozaron al regimiento de Bander... y un batallón de húngaros... El general Hotz acudió con su estado mayor... Fué muerto... y derrotado su cuerpo de ejército. (Deteniéndose extenuado. — Haciendo un esfuerzo supremo.) lOQO lo
que ha podido hacer
el
general Linken... ha sido pre-
veniros del desastre.... (Lanza un grito de dolor, y se desmaya.)
SOUWAROW,
inclinándose.
— Con voz
¿Y Korsakow?... ¿KorSakoW?... contraído.)
tro
terrible.
(Silencio.— Irguiéndose con ros-
Habremos de perecer aquí,
sin saber
nada
más... Hotz... Linken... Jellachich... Todo se ha perdido... ¡todo!...
OGISKI
,
a ios soldados
,
muy
bajo.
El feld-mariscal dice que todo se ha perdido... (Los soldados se miran estupefactos. de
la
En
este
momento
se
ilumina
izquierda en toda la extensión de! lago.)
10
el
horizonte
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
146
OGISKI
extendiendo
,
el
brazo.
¡Mirad!... ¡Los republicanos iluminan!... (La multitud
se
murmullo de estupor.
y lanza prolongado
vuelve
Entra
el
cirujano Sthal.)
ESCENA XVI. LOS PRECEDENTES,
SOUWAROW,
Ved
lo
hable!...
el
DOCTOR STHAL.
volviendo
al
mapa.
que se puede hacer por ese hombre... ¡Qué ¡No! ¡bastante sé! (Con rabia.) Me lo prometen
Un
todo... avanzo... derribo todos los obstáculos...
más y
soy
batalla... {Estruja levanta
el ,
arrodilla
el
dia
en vez de 60.000 hombres en
no encuentro un soldado... ¡nada! ¡nada!...
mapa. Los
que
oficiales
da vueltas como una junto
el herido se
Y
dueño...
herido
le
abre
¡Respiro
!...
al
;
le
fiera el
rodean no se atreven y se vuelve
a sentar.
uniforme y dilata
la
á
hablar. Se sienta,
El cirujano
herida
;
corre
la
se
Sthal se
sangre
reanima.)
CORREO.
;Oh
!
...
STHAL
Le ahogaba
Va
la
,
al
Sangre...
que tiene
al
lado.
(Levantándose y hablando a Souwarow.)
á contestar, feld-mariscal.
SOUWAROW acudiendo bruscamente. Qué ha sido de Korsakow? ¿ Qué ha sido de duda ha huido también ? ,
¿
él ? ¿
Sin
EL CORREO.
No, feld-mariscal... El mismo dia pasaron el Limmat los republicanos... Destrozaron los cuerpos de ejército deMarkowyde Durazow, arrojando todo el ejército á Zurich... Y al dia siguiente cortaron la línea de retirada del teniente general Korsakow por Schaffouse... Le
han cogido
la caja... la artillería
(Á medida que babla, Ogiski
y bagajes.
repite en voz haja.)
!
LA GUERRA.
147
«¡Han destrozado á Markow y Durazow! ¡Han co«gido la caja, los cañones y bagajes de Korsakow !» (Los soldados se miran aterrados.)
SOUWAROW con voz vibrante. en marcha por Schwitz, Wesen y Gla,
Y ahora están
para venir á derrotar
ris
Souwarow
solo!... (Con
Souwarow... Al viejo Pero Souwarow no es un Korsakow... Souwarow campo de batalla... Es un
al viejo
¡
creciente furor.)
un Linken, un Jellachich ha ganado sus grados en el No es cortesano... soldado de fortuna... No es barón. No es archiduque... ¡Es un viejo cosaco!... (Silencio.) Pues bien, que vengan á cortarle la retirada... ¡qué vengan!... ,
.
(Pasea,
y de pronto se sienta inclinándose
sobre
el
mapa y dominando
su
furor.)
UNA VOZ
,
en medio de silenciosos
¡Estamos rodeados!
¡
Es preciso rendirse
SOUWAROW, levantándose y saltando á ¿Quién ha hablado de rendirse?... descuarticen
le
llando consigo mismo.)
perdido
grupos. !
través del circulo. ¡
que
le
maten, que
(Profundo silencio. Nadie se mueve.
!
Calma Souwarow... calma.
tOClO... (Nuevo
silencio.
Se sienta,
vuelve y dice con fuerte voz:)
¡El jefe
Schaechental HATTUINA
,
mira
del
á Ivanowitch,
el
Souwarow ha..
no se ha
mapa, y después se
reconocimiento
de
empujándole.
Te llama, Ivanowitch. IVANOWITCH, ¡
Presente
saltando de su
sitio
y atravesando
los
grupos.
f
SOUWAROW. ¿Llegaste
mañana
esta
hasta
las
cercanías
Muotta? IVANOWITCH. Sí, feld-mariscal
¿Es practicable
,
el
á siete leguas de Glaris.
SOUWAROW. camino á la artillería?
de
148
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
IVANOWITCH.
No, apenas pueden pasar dos hombres de frente
;
está
rodeado de precipicios.
SOLWAROW. j
No
importa!... es nuestra única línea de retirada...
Vas
•^pasaremos!..,
á partir de explorador con 200 co-
sacos. Atravesarás lo
más rápidamente
posible
el
desfi-
ladero de Schaechental.Una vez al otro lado, harás reco-
nocimientos hacia Schwitz y Glaris... Procura enterarte exactamente de la fuerza y posiciones de los cuerpos enemigos. Es preciso que
al llegar
podamos atacar
sin
perder ni un minuto... ¿Comprendes?
IVANOWITCH. Sí, feld-mariscal.
SOUWAROW. ¡Bien... vé! (IvanowhYh Ha ttuina.— Llamando.
)
se aleja dirigiéndose
BagratiOH
¡
hacia
el
lado donde está
!
MANDRIKIN.
No
está, feld-mariscal.
SOUWAROW. ¡Que
le
busquen
!
(Mandrikín se vuelve y habla se inclina
sobre
el
á
un
oficial
que en seguida se
aleja.
Souwarow
mapa.)
IVANOWITCH,
á Hattuina é Ivanowa.
El feld-mariscal me envia de explorador hacia Schwitz y Glaris.
IVANOWA,
¿Vamos
á
ir
con
inquietud.
hacia ese lado ? IVANOWITCH.
va á atravesar el Schaechental... mañana ¡Hasta la vista, Ivanowa!... ¡hasta la veremos... nos Sí, el ejército
vista maluchka (Les estrecha
Bagration por
la
la
!...
mano
¡Ánimo!
y se aleja rápidamente.
izquierda.)
En
e!
mismo momento aparece
LA GUERRA. 0G1SKI ¡Vé... corre!...
,
149
aparte, viendo partir á Ivanowitch.
Antes que tú estaré en
Glaris...
(Se pierde entre los grupos.)
BAGRATION
,
parándose cerca de Souwarow.
¿Me habéis llamado, feld-mariscal? SOUWAROW.
Vamos á atravesar el mando de la vanguardia... como en el San Gotardo.
¡Ah!¿sois vos, Bagration?... Schaechental... Tomareis
Se desmontarán
Cada mulo
el
las piezas
recibirá cien cartuchos
de cañón. Trátase
enemigo en velocidad, de pasar por encima de los republicanos que quieran cerrarnos el camino de Glaris y alcanzar los restos de Hotz y Korsakow. de ganar
al
BAGRATION.
¿Mandáis algo más, feld-mariscal?
SOUWAROW. nada de retrasos. Una marcha rápida puede salvarlo todo... ¡Cuento con vos, Bagration! (Bagration saluda y sale vivamente.) ¡General Rosemberg! ROSEMBERG avanzando. No...
,
¿Feld-mariscal?
SOUWAROW.
Os
confio
el
mando de
la retaguardia.
ROSEMBüRG. Gracias, feld-mariscal.
SOUWAROW. Quedarán encendidas
las hogueras. Se las alimentará hasta última hora... Si os estrecha Lecourbe, resistid como una roca... Solamente podemos pasar uno á uno el Schaechental... ¡Necesitaremos tiempo!.. Encaso ne-
cesario incendiareis á AAtorf y todos los pueblos á vuestra espalda para retrasar la marcha del enemigo. (Rosemberg saluda y
sale.
Souwarow llamando.)
¡Mandrikin!
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
150
MANDRIKIN. ¿Feld- mariscal?
SOUWAROW. ¡Escribid!
(Levántase y dicta.)
Korsakow, Linken y
«A
los tenientes generales
Jellachich.
— Cuartel
general de
— Acabo
de saber
vuestra derrota... Corro á reparar vuestras
faltas...
Seedorí, 28
de Setiembre de 1799.
Manteneos firmes como murallas... Un paso atrás y no habrá perdón.» (Mandrikin le presenta la pluma y firma sin sentarse.) Mandadla en seguida. (Mandrikin
se dirige al
con vivacidad. Varios ción.
grupo de
oficiales
Souwarow queda
oficiales
montan
de estado mayor. Vésele dar órdenes
á caballo; eu
fondo reina grande agita-
el
solo junto á la roca.)
SOUWAROW,
Me quedan 18.000 Korsakow me darán
aparte.
hombres... Los restos de Hotz 30.000... Nevedorff viene con
y
una
reserva de 10 000 bávaros... Podrá acelerar la marcha... Dentro de cuatro ó cinco dias tendré 60.000 hombres y daré la batalla.
MANDRIKIN. Feld-mariscal... las órdenes están expedidas... ¿Se co-
mienza
la retirada?
SOUWAROW, con ¡Souwarow no se los restos de
cólera, y de
modo que
le
oiga todo
bate en retirada!
Va
mundo.
el
á reunirse á
Hotz y Korsakow... y á reparar
las torpe-
zas de los generales de salón! (Monla rápidamente partes.
Los
á
sale al galope.
caballo y
soldados se cuelgan
el
morral,
El tambor resuena por todas
cogen
los
fusiles,
etc.
Gran mo-
vimiento. Apenas han terminado los lambores rusos sus sordos redobles, cuando á lo lejos por
Marsellesa.»
la
izquierda, se oye en
el silencio
de
la
noche, alzarse
el
himno «La
LA GUERRA.
151
CUADRO SÉTIMO. El parlamentario Una
aldea en la garganta de KIsenthal.
En
el
fondo
A
la
derecha está
Molitor; delante de la casa un jardin.
cobertizo de tablas. Oyense risas y cantos y
A
tinuamente entran y salen.
la
el
la
casa del alcalde ocupada por la
izquierda, hacia arriba,
hasta la garganta de Glotten, que se ve á lo lejos. Sobre
mas
de las montañas. Está amaneiiendo.
brillan
aún algunas
hacerse la coleta
;
En
cantina bajo un gran
choque de vasos y botellas; conprolonga
se el
cantina y en
la
un banco
se
víspera contra Linken. Delante del jardin pasea
La bandera francesa
flota
sobre
la
calle ci-
casa del fondo se
disponen á
peinan unos á otros. Varios se prue-
ban prendas que sacan de mochilas austríacas recogidas en
brazo.
la
Los soldados de un cuerpo de guardia
luces.
á caballo en
la
desfiladero, las
el
combate de
la
arma
al
un centinela con
el
casa del fondo.
ESCENA PRIMERA. EL SARGENTO GAUCHE
,
EL SOLDADO RABOT
Los soldados cantan y
EL SARGENTO ¡Borlas!...
das
!
,
OTROS SOLDADOS.
registrando una mochila austríaca.
oid... ¡el kaiserlik
(Volviéndose y dirigiéndose á un soldado.)
carme
,
se trenzan la coleta.
tenia borlas encarnaPhilidoi'
,
Vas á COlO-
este adorno en la coleta... así parecerá
de boda.
que estoy
(Todos ríen.)
UN SOLDADO. Sargento, mejor seria que se las dieseis á la ciuda-
dana María- Ana. SARGENTO.
Buena
idea...
veremos.
(Continúa registrando.)
¡Y
jabón!...
¡un peine! ¡Ab! ¡tunantes de austríacos, cómo se cuidan en campaña!... ¡jabón!...
(Varios se levantan y acuden á mirar
;
otros les reemplazan sobre el banco.)
152
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO. EL SOLDADO RABOT,
abriendo otra mochila.
A mi vez... Vamos á ver si es posible renovar el equipo. OTRO.
Con uno
más con Linken y
ó dos encuentros
Jelia-
chich, toda la brigada Molitor se equipa de nuevo. EL SARGENTO. ¡
un ¡
Y
comprometer
sin
cepillo.)
Un cepillo
¡
El petimetre se
botas en
fondo
el
cente!... ¡Ul!
soldados que
los
os parece
?
,
le
vimiento de pié, lanza á derecha se sienta en el
botas.)
¡
extremo
Ah!
lo
¡Esto es convin-
remueve todo, y saca de
la
¡Ak! ¡caramba! rodean.)
VamOS
¡
del
é izquierda
banco y
mochila un
par de
aqui están!...
¡
aprobarlas... ¿Qué
sus destrozados
se esfuerza,
UamaradaS
kaiserlik tenia
el
Atención á los proyectiles
¡
(Sacando
!
(Grandes carcajadas.
!
cómico aspecto.)
de la mochila.
(Inclínase
botas cogidas de los tirantes.)
(Mirando á
las botas
derredor con
demuestra que
esto
cepillo)
el
tesoro de la República
embetunaba
El sargento se levanta y mira en
(enseñando
el
de dientes!... ¡no, es para betún!
!
(Con vigoroso zapatos;
mo
haciendo gestos, para ponerse
bribón de kaiserlik
,
-
en seguida
debia ser hijo de
las
fa-
milia; todos los hijos de familia tienen los pies pequeños á causa de los meses de lactancia... Canallas!... ¡
(Entre tanto
el
soldado Rabot ha sacado con cólera de
la
mochila un puñado de
harapos; su rostro expresa indignación.)
UN SOLDADO,
Eh
¡mirad
gritando.
mochila de Rabot! (Todos se vuelven.) RABOT. Esta no es mochila de austríaco... Esta mochila es de un descamisado... de un voluntario de la República... El kaiserlik me ha engañado. (Todos ríen.) EL SARGENTO paseando después de haberse puesto las botas. kaS Ya están! (Volviendo á los soldados y con acento enfático. encontrareis siempre en el camino del honor !... Memorables palabras de un ex-plumero blanco. Yo las aplico á mis botas, porque son muy dignas de ellas. ¡
¡
!
la
)
¡
LA GUERRA. RABOT,
arrojando furioso
¡Nunca he tenido suerte
153
la
mochila.
!
OTRO.
no hubiese sido el último baile podrías desquitarte... Pero vé á correr detrás de las mochilas de Linken! ¡Já, já, já! RABOT dando un puntapié a la mochila. Si
,
¡
,
¡
Canalla de kaiserlik EL SARGENTO,
Decididamente soldados.)
Ah
¡
!
!
después de dar dos ó tres paseos.
hicieron para mí...
las
Veamos
(Volviéndose &
resto... (Métela mano en
el
la
ios
mochila.)
Dos camisas nuevas!... ¡nada menos!... ¡conocia mi pasión por la ropa blanca!... ¡Y medias !... medias tan j
buenas COmO la
colilla del
ojo.)
las hacia
miedo á
serlik tenia
mi
abuela... (Levantándose y enjugándose
Este recuerdo
me
entristece. ¡El
buen kai-
los constipados!... ¡Já, já, já
(Los soldados rien á carcajadas.
La cantinera
ESCENA LOS PRECEDENTES,
la
!
sale del cobertizo y mira.)
II.
cantinera
MAMA-ANA.
LA CANTINERA. ¿Por qué
reis así?
EL SARGENTO,
con voz fuerte.
¡Hola! paisana, ven á contemplar los trofeos de la victoria.
MARIA-ANA,
¿Qué
acudiendo.
es ello?
EL
SARGENTO.
Mira... mira, ciudadana,
¿qué
dices de esto?
MARIA-ANA. ¡Jabón!...
me el
¡borlas!... ¡un
peine!...
vas á hacer un regalo patriótico. Se peine
;
¡oh! Gauche perdido
me ha
no tengo jabón desde Thermidor.
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
154
EL SARGENTO.
Eh! ¡eh! cómo te entusiasmas ciudadana... Las borlas, sí... porque son adorno del bello sexo... pero el ¡
jabón... y el peine... nones.
MARIA-ANA.
¡Oh!
¡
qué buenas camisas! ¿Cuánto quieres por
ellas?
EL SARGENTO.
Están embargadas para el servicio del sargento Gauche ciudadana. MARIA-ANA. Si me las cedes soy capaz de abrazarte Gauche. ,
,
EL SARGENTO.
¡Lo cual del equipo
me y
el
agradaría mucho!... Pero visto retraso de las pagas
á guardarlas para
hijo de
el
,
me
el estado veo obligado
mi mamá...
¡Mucho
lo
siento!...
Al menos déjame ,
MARIA-ANA. jabón.
el
EL
SARGENTO.
¿Y
con qué se hará la barba el sargento Gauche. (Levantándose con ademan solemne.) María-Ana, SOÍS ambiciosa; la ambición pierde los Estados. A pesar de eso, os doy el jabón si dais una copita de aguardiente á los individuos de la guardia después del relevo. ¿Os conviene? MARIA-ANA. ¡
Convenido
bolsillo.
El sargento
!
(Le estrecha
cierra la
mochila
!a
;
mano. La da
el
María-Ana mira
jabón y
lo
guarda en
á los demás.)
el
1 OQOS
os habéis equipado. UN SOLDADO. Sí,
ciudadana, todos tenemos buenos zapatos aus-
tríacos.
OTRO. ¡
Si
pudiésemos usar
los capotes
y pantalones de
los
LA GUERRA. kaiserlikS.
155
Estaríamos hechos
(Enseña un capote austríaco.)
unos señoritos.
MARIA-ANA
riendo.
,
todos tienen camisas y zapatos... ya están equipados para mucho tiempo. ¡Eli!
¡
Ah! bribones,
EL SARGENTO.
Y
sin costar
República una é indivisible ha encargado del equipo. MARIA-ANA.
nada á
ciudadano Francisco
la
;
el
II se
ya era tiempo!
¡Sí, sí,
UN OFICIAL,
llamando desde
el
cobertizo.
¿María-Ana? MARIA-ANA.
Voy
,
teniente.
(Entra en
la
cantina.)
ESCENA
III.
LOS PRECEDENTES, menos LA CANTINERA. EL SARGENTO,
En cuanto
viendo á Rabot cariacontecido.
Rabot vista la derrota de Korsakow, Jellachich y Linken y de todos nuestros ordinarios á
tí
,
,
el batallón con tus calzones camisa y tus paquetes de bra-
proveedores, quedarás en rotos, tu viejo pedazo de
mantes en
las piernas,
campaña de Helvecia laureles
;
como monumento de la gloriosa año VIL Descansarás sobre tus
del
esto debe consolarte.
RABOT. Preferiría camisas y zapatos.
EL SARGENTO.
cuando se descansa sobre los laureles, la recolección de camisas ha concluido y los zapatos austríacos y rusos se alejan á marchas forzadas. Es preciso esperar la campaña del año VIII. ¡Sin duda! Pero
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
156 (En
este
momento pasan dos
oficiales de
casa del fondo. Vése agitación en
el
UN SOLDADO, ¡
De
prisa
estado
mayor viniendo
al
galope de
la
cuartel general.)
mirando
a los oGciales.
van OTRO.
Para distribuir boletas de alojamiento. EL SARGEINTO. Sí,
vamos á tomar
cuarteles de invierno;
ya era
tiempo. OTRO.
Tengo quebrantados
los
huesos desde
la
campaña de
los Grisones.
EL SARGENTO.
La verdad
es,
que se podían dar paseos más agrá
dables. (Óyese
el
tambor
á la derecha
de
la aldea.)
EL SARGENTO.
Eso
me
parece una novedad.
(Todos escuchan; óyense tambores por todos lados.)
UN SOLDADO.
Tocan generala. EL SARGENTO. Sí.
M ARIA- ANA
,
saliendo de la cantina.
¡Eh! ¡Gauche! EL SARGENTO.
¿Paisana? MARIA-ANA.
¿Qué sucede? EL SARGENTO.
Creo que esos bribones de austríacos vuelven á frotarse con nuestras bayonetas. (Dirigiéndose aRabot.) ¡Debes alegrarte! ¡Ya estás riendo interiormente !
LA GUERRA. RABOT,
No debo
157
riendo.
ocultaros, sargento, que,
me
alegro...
¡Es
buena ocasión para desquitarme! (Pasan otros dos
oficiales
de estado mayor.)
EL SARGENTO
,
mirando.
¡Compañeros! parece que los kaiserliksno tienen bastante... ¡Tanto mejor!... Estaba reflexionando que necesito cosmético para el ¡Otros!
(Volviéndose hada los soldados.)
bigote. (Todos rien. Continúan tocando los tambores.)
ESCENA
IV.
LOS PRECEDENTES, UN OFICIAL DE RONDA. GRITO
,
a la derecha.
¿Quién vive? EL SARGENTO.
¡La ronda!...
¡A. las
armas!
(Los soldados cogen los fusiles y se forman en dos
EL CAPITÁN DE
RONDA
,
filas
á la derecha.)
llegando con un farol apagado.
¿Hay novedad? EL SARGENTO.
Un
paisano, sin escolta, ha llegado á las cinco de la
mañana... Quería ver centinela ha pasado.
al general Molitor;
por aviso del
EL CAPITÁN.
¿Nada más? EL SARGENTO.
Nada mas. EL CAPITÁN.
Bien. (Llega del cuartel general uu oficial de estado mayor al galope; lleva en la
un paquete de papeles.)
nano
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
158
EL OFICIAL DE ESTAPO MAYOR, ¡Proclama del general Molitor! (Le entrega un papel y sale general Molitor
y
!
al
EL CAPITÁN,
el
soldados y íee.) «
la
Proclama
del
izquierda de la aldea.)
después de recorrer
Orden
¡
ruido de los tambores que tocan generala
el
papel con alegre rostro.
¡Ahí ¡ah! ¡aquí tenemOS novedades! los
capitán.
galope. Óyesele gritar alejándose:
Piérdese su voz entre
cornetas de caballería que resuenan i
las
al
(Colócase
al frente
de
— Schoe-
del dia del general Molitor.
—
berg y Vendimiario, año VIII de la República. Oficiales, sargentos y soldados de la 84'. Después de resistir solos los esfuerzos de Linken y Jellachich, y coronado vuestras banderas de inmortal
gloria arrojando dos cuerpos de ejército uno al otro lado de los montes Keresen y el otro al fondo de las líneas grises, mientras ,
que
el
general en jefe Massena derrotaba á los austro-
rusos delante de Zurich, parecía llegado del descanso. Pero
Scbaechental á
Somvarow avanza
el
momento
á su vez.
Sube
el
cabeza de 20.000 bombres. El vencedor
la
de Cassano, del Trebia y de Novi viene á reunirse á sus tenientes que ya no existen y á reparar las faltas de un ejército en plena derrota. Vosotros habéis de detenerle, vosotros vengareis á vuestros hermanos muertos en Italia, y daréis tiempo á los generales Massena y Lecourbe para que acudan á encerrarle en las mona tañas. Soldados de la 84 la República descansa en vosotros. Nuestra posición es excelente: en un desfiladero, tres batallones resueltos valen por cincuenta... No os digo más los soldados franceses no cuentan sus enemigos. ¡Viva la Repiiblica ,
—
,
:
¡
—
EL CAPITÁN
Viva
la
República!
¡Viva
la
República!
¡
,
levantando
el
tricornio.
TODOS. (Molitor y Ogiski aparecen en
la escalinata
de la casa del fondo. Bajan
al
jardín.
!
LA GUERRA. Algunos
de estado mayor
oficiales
159
siguen á cierta distancia; detrás vienen hú-
le
montañés
sares con los caballos del diestro. Ogiski viste de
suizo.)
EL CAPITÁN, mandando.
¡Presenten, armas!
ESCENA LOS PRECEDENTES
MOLITOR
¿Y
,
MOLITOR OGISKI
,
,
deteniéndose á
la
V. ,
ESTADO MAYOR, HÚSARES.
entrada del jardin, delante de
la
guardia.
habéis tenido tiempo para ver á Lecourbe? *
Le he
OGISKI.
en la misma noche en Seedorf,
visto
campamento
ruso.
En mi
al
dejar el
presencia partieron los correos
para Schwitz, con objeto de dar parte al general en jefe del movimiento de Souwarow en el Schaechental. He querido traeros personalmente aviso de este movimiento
y
preveniros contra toda sorpresa. MOLITOR.
Os doy gracias en nombre de (Hace señas con
la
mano
la República.
al capitán.)
EL CAPITÁN, mandando. ¡
Al hombro
{Llega
al
armas
,
galope por
la
! . . .
derecha un
¡
Descansen armas
oficial
de húsares.)
ESCENA LOS PRECEDENTES
,
VI.
EL OFICIAL DE HÚSARES.
I
EL OFICIAL.
comandante Bergeron da parte de que vista de nuestras avanzadas una fuerte co-
Mi general está á la
lumna
,
el
rusa.
MOLITOR.
¿Desciende del Pragel?
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
160
EL OFICIAL. Sí,
mi
general, todos los caminos de la
montaña
se
cubren de bayonetas. MOLITOR.
estamos preparados para recibirles. Decid al comandante que replegué las avanzadas al desfiladero de Glotten. (El oficial sale al galope. Volviéndose hacia Ogiski.) ¡Nada teueis que pedirme, Ogiski! Bien...
OGISKI..
Sí
,
general,
un
favor.
MOL1TOK. ,,Cuál? OGISKI.
Mi misión ha terminado... Souwarow está rodeado en las montañas... Antes de ser lo que soy... era soldado...
MOLITOR. ¿
Queréis combatir? OGISKI.
única recompensa que ambiciono.
Si, general... es la
MOLITOR.
Bien la babeis ganado tán Barroy ¡
EL CAPITÁN ¡
,
(Volviéndose hacia sus oficiales.)
!
¡
Capi-
saliendo vivamente del grupo.
General MOLITOR.
Vais á presentar al ciudadano Ogiski al coronel Dubourg. Que le entreguen armas y elija éntrelos caballos el que quiera... Combatirá ¡Es un soldado!
de los húsares muertos ayer,
en nuestras
filas...
OGISKI
,
con emoción.
Gracias, general... (Aléjase con el capitán.
En
humares que vino a anunciar
el
la
mismo momento entra por
aparición de
la
la
izquierda
columna rusa.)
el
o6c»al oV
LA GUERRA.
161
ESCENA VIL MOLITOR, EL OFICIAL DE HÜSARES, SOLDADOS, OFICIALES DE ESTADO MAYOR.
EL OFICIAL
,
llegando
al
galope.
Mi general, un parlamentario ruso... MOIITOR.
¿Le traéis? EL OFICIAL. Sí,
mi
general.
MOLITOR.
Hacedle venir. (Sale el oficial. Molitor y los oíicialesdel estado el
m.srno momento entra
Popntch.n ;
trae
amentano sale,
e. oficia,
vendados
mayor montan
a caballo. Casi en
de húsares con „„ dragón ruso; es
los ojos y .e
e.
acompañan dos húsares. Al
comandante
llegar el par-'
verle María- Ana;
vecinosde la aldea miran desdelas ventanas; ios .fieles de estado mayor avanzan y forman semicírculo. Los soldados de la guardia permanecen formados con el arma al brazo.)
ESCENA
VIII.
LOS PRECEDENTES, EL PARLAMENTARIO, MARIA-ANA
HÜSARES MOLITOR
Quitad
la
venda
al
,
,
etc.
al oficial
de húsares
parlamentario.
POPRITCHIN,
(
ei
oficia!
obedece.)
con altanero aeento
¿El general Molitor? MOLITOR.
Yo soy. POPRITCHIN.
El feld-mariscal Souwarow, antes de atacar el desfiladero de Gottlen, (Recalcando las palabras.) defendido por VUe S tros tres batallones, me encarga preveniros que conoce vuestras fuerzas vuestra posición y entre Linken, Jellacnich. y el. Me encarga también invitaros, á
nom-
11
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
162
humanidad, á que penséis en las consecuenuna resistencia inútil y de haceros saber que os
bre de la cias de
concede un cuarto de hora para deponer las armas. MOLITOR.
¿Es eso todo? FOPRITCHIN. Sí, general.
MOLITOR
con irónico acento
,
¡Un cuarto de hora de
Souwarow
,
mirando
el
reloj.
reflexión!... El
feld-mariscal
doy veinte minutos para que se rinda con armas y bagajes. También hablo yo en nombre de la humanidad. Conozco perfectamente su posición: tiene á Lecourbe á retaguardia y dentro de pocas horas tencrjli á Soult y á Massena por el flanco, y entre tanto tiene á Molitor al frente. (Con indignación.) Decid á S. E. que ha pasado el tiempo de la jactancia, que los medios que emplea podrán dar resultados con los turcos; pero que los franceses encuentran ridicula toda intimación de ese género cuando no se puede unir el hecho á la amenaza. Decidle que Linken y Jellachich han sido derrotados, que éste ha repasado las montañas de Kersen y que Linken está en plena retirada hacia es generoso; yo le
,
,
los Grisones.
Que
una puerta se
cierra, suele
reflexione en
mi
invitación...
Cuando
uno considerarse afortunado
con poder escapar por las ventanas. POPRITCHIN,
Aún
con tono seco y duro, mirando
MOLITOR,
En
al reloj.
tenéis diez minutos. riendo.
ese caso, S. E. el feld-mariscal tiene
de hora,
(ai oC c ¡ai de húsares, con acento
tario. (Ponen
la
venda
Wo.)
Llevad
al
á Popritchin y le llevan. Molitor añade.)
un cuarto parlamenEstas gen-
hablan aún como al dia siguiente de Novi... No quieren convencerse de que hace dos dias ganó Massena la
tes
batalla de ZuriCh.
(Dirigiéndose á los oficiales con alegre voz.)
¡Va-
!
LA GUERRA.
163
mos... señores... vamos! Lecourbe viene detrás de las columnas rusas... Soult y Massena vienen por la derecha. ¡Todo irá bien!... Ayer batimos á Linken y anteayer á Jellachicb... ¡Hoy debemos batir á Souwarow el invencible (Pica al caballo y sale por la izquierda. El estado
mayor
le
sigue.)
EL CAPITÁN, mandando.
¡Flanco derecho!... ¡paso acelerado!... ¡marchen!
MARIA-ANA viendo desfilar el pelotón. Rabot procura coger una mochila buena. ,
,
RABOT, volviéndose. Descuida, ciudadana; esta noche tendré botas de piel de Rusia. (María-Ana marcha.)
rie.
Otras tropas llegan por
la
derecha y
desfilan
al
toque de
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
164
CUADRO OCTAVO. El campo de batalla. La
calle
mayor de
que no
se
aldea después del combate.
la
han hundido;
que consume
las
por
las casas
La luna ilumina algunos techos
ventanas y paredes reciben rojo
el interior.
En
las
de cadáveres. LejaDos rumores por la izquierda anuncian
de Souwarow.
Un grufo
con una antorcha
:
la
antorcha se baja, gira en derredor de los montones de
sus ayudantes que recogen los heridos.
arrasada por
la
escena
al
las balas de el
precipitada retirada
la
baja lentamente por la callejuela del fondo iluminándose
muertos y vuelve á ponerse en marcha.
suradamente
reQejo del incendio
esquinas de las calles hay montones
caballo en
Á veces desaparece son los cirujanos y Á la izquierda, detrás de una casa casi :
cañón, están Htatuina é Ivanowa, enganchando apre-
Por
el kibitk.
galope y desaparecen por
la
la
izquierda llegan cosacos
,
atraviesan
derecha.
ESCENA PRIMERA. HATTÜINA, IVANOWA, COSACOS, HERIDOS, RUSOS.
VARIOS COSACOS,
¡En
retirada!...
En
atravesando
la
escena
el
caballo.
HATTÜINA
,
enjaezando
Despachemos, Ivanowa; comienza la do pasen los muchachos de Rymnik con
ellos.
Dame
al
galope.
retirada!...
Cuanmarcharemos
retirada. ,
la collera.
IVANOWA,
dándola
la collera del caballo.
Dios mío!... Con tal que no esté herido Ivanowitch!... (Ayuda
Un
á Haltuina.)
UN HERIDO, incorporándose. poco de aguardiente, matuchka. OTRO.
¡Me estoy desangrando!... ¡No tengo bocado de pan por amor de Dios
fuerzas!...
¡un
LA GUERRA. OTRO,
¡Agua... agua!
en
165
fondo, con desmayada voz.
el
(Óyense gemidos por todos lados.)
HATTUINA,
continuando
el
arreglo del caballo.
Ya comienzan otra vez... (Gritando.) Os he dado cuanto tenia... No me queda aguardiente... ni pan.... ni lienEl carro está vacío, ¿qué queréis que
zo... ni agua...
haga? Tened paciencia... van á llegar
Ved
los cirujanos...
las antorchas allá arriba... os recogerán...
UN HERIDO.
Los cirujanos no podrán recogernos á todos esta noche... hay muchos. OTRO.
¡EstamOS perdidos!
(Déjase caer con desesperación.)
OTRO,
levantando
el
brazo.
¡Diosmio!... ¡Diosmio!
HATTUINA ¡
Pasa
la brida
por los
,
á Ivanowa.
anillos!.,
UNA VOZ,
pronto.
ala izquierda.
¡Adelante... Adelante!...
IVANOWA,
precipitándose hacia
fondo.
el
¡Ivanowitch! (Ivanowitch aparece por
la
izquierda, a la cabeza de
Al ver a Ivanowa, para bruscamente
el
ESCENA LOS PRECEDENTES
,
un pelotón de dragones.
caballo lanzado al galope.)
II.
IVANOWITCH
,
DRAGONES.
IVANOWITCH. ¡
AltO
!
¡IvanOWa !... Ah, Cuánto me
(Saltando del caballo y corriendo á Ivanowa.)
(La abraza.— Viendo
á Hattuina.)
\L?LmatUchkal.
alegro de veros!
IVANOWA.
¿No estás herido?
.
.
¡
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
166
IVANOWITCH.
No, no tengo
nada...
IVANOWA. ¡Oh! tenia miedo. HATTUINA.
¿A dónde
vas con esos dragones? IVANOWITCH.
El feld-mariscal
me ha mandado
adelantarme y re-
gistrar las aldeas para buscar guias.
HATTUINA.
En
ese caso, todo
ha concluido... ¿partimos?
IVANOWITCH. matuchka, han rechazado todos nuestros ataques para forzar el paso. Los republicanos vienen por derecha é izquierda; los pueblos incendiados cortan los puentes á nuestra retaguardia; solamente nos queda libre el camino del valle de Engi; mañana seria tarde. HATTUINA. Sí,
¿Ha perdido mucha gente Rymnik? IVANOWITCH.
Cerca de 400 hombres. El comandante Novozilzow y los capitanes Brizeuski,
Lagonon y Buxhowden han
sido
muertos. HATTUINA. ¡
Cuatrocientos hombres!
¿Y los otros?
IVANOWITCH.
Los otros han perdido mucha gente también... Ismail está casi destruido. Los republicanos han resistido como murallas. Haréis bien en partir en seguida, matuchka, puesto que está listo el kibitk; no se sabe lo que puede suceder. HATTUINA.
Marcharé con mi regimiento.
.
LA GUERRA.
167
IVANOWITCH.
Pero
Rymnik va
constantemente entre
á
sostener la retirada.
el
Estaréis
fuego.
HATTUINA,
moviendo
la
cabeza.
¡La vieja matuchka no abandona á sus hijos! UN SARGENTO DE DRAGONES. Mi teniente , la cabeza de la columna llega tremo de la calle; vamos á quedar retrasados.
IVANOWA
,
ex-
al
abrazando á Ivanowitch.
¡Quédate con nosotros Ivanowitch! ,
HATTUINA,
retirando á Ivanowa.
que cumpla su deber... es preciso que marche... ivanowitch.) Vé, en el camino nos encontraremos.
No... (Á
Sí...
IVANOWITCH. mañana... os esperaré... (Montando
caballo.)
a
¡Te la
confio matuchkal...
HATTUINA. Bien... bien...
IVANOWITCH ¡
extendiendo
IvanOWa... hasta mañana!...
guen. Óyesele gritar fuera con ronca voz.)
el
brazo.
(Desaparece
;
los
dragones
le si-
¡Atención... la Calle esta
llena de heridos!... ¡sujetad los caballos!
(Piérdese su voz.)
IVANOWA. ¡Ya no
le
(Siéntase sobre
veré
mas
! .
.
un montón de escombros,
se cubre el rostro
con
las
manos y
llora. )
ESCENA
III.
HATTUINA, IVANOWA.
HATTUINA, Sí...
SOn...
eso
¡Oh!
que ha dejado
el
es...
¡la
aparte,
mirando á Ivanowa.
piensa en Ivanowitch... los demás nada
juventud!
caballo y lo echa en
el
¡la
juventud!...
carro.)
En
fin...
(Recoge
el
heno
tOQO está CUS-
168
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
puesto...
cuando llegue Bymnik, partiremos.
(Dando vuel-
que el Mbith no se desarme en el cárnico... Estos detestables caminos le han desvencijado... Ah! bien veia yo que esos bribones de republicanos nos atraian al embudo... bien lo veia... pero Souwarow no veia nada y gritaba: tas alrededor del carro y
examinándolo ron atención.)
UODl tal de
¡
¡Adelante!... ¡Adelante!...
como un
viejo
loco...
¡Y
ahora estamos batidos... rodeados... hambrientos... Te-
nemos que partir de noche como ladrones... tomar el camino délos ventisqueros!... Oh! he visto ese ca¡
mino... lo he visto desde lejos... sube... sube y los pre-
suben también... y arriba, los que no perezcan de cansancio ó no caigan en los abismos ... morirán de hambre... ¡Oh Souwarow! ¡qué has hecho de tus hi-
cipicios
jos! ¡la vieja (Durante
la
matuchka
preferiría
escena precedente,
la
antorcha que
haber muerto! se vio
en
el
fondo se acerca len-
tamente. Al pronunciar sus últimas palabras Hattuina, desemboca en atraviesa
la
escena;
el
la calle
que
en medio de un grupo de ayudantes
doctor Sthal aparece
y soldados que llevan camillas.)
ESCENA
IV.
LOS PRECEDENTES, EL DOCTOR, AYUDANTES, SOLDADOS,
EL DOCTOR,
¡Alumbrad inclinándose.)
desde
aquí... eSO es!
(Dos soldados colocan
al
el
,
se
vuelve y mira. El doctor
recogedle.
herido en una camilla y parten.)
HATTUINA
Es
fondo, gritando.
el
(Hattuina
Este no está muerto
etc.
,
aparte, mirando.
corta-piernas. EL DOCTOR.
Los demás están perdidos...
Siempre estos VamOS... acercaos... (Mira.) ¡Ah! en esta esquina ha dado la metralla. Aquí hay dos cortados por mitad... Estos no neterribles
bayonetazos.
(Se levanta.
)
(Acercándose a otro montón.)
LA GUERRA.
169
cesitan medicinas... están curados de todo... Acercaos,
VamOS, ayudadme.
imbéciles...
EL HERIDO
,
(Ayúdanle á levantar un herido.)
reanimándose.
¡Agua!... ¡un vaso de agua! EL DOCTOR.
¡Ah, bien! habla... ponedle en una camilla. (Los soldados obedecen. Durante esta escena,
Hattuina ha permanecido inmóvil
mirando.)
HATTUINA.
¡Hoy no
falta trabajo, corta-piernas!
EL DOCTOR, levantándose
asombrado.
¡Eh! ^erestú^matuchkai ¿Qué haces aquí? Hace mucho tiempo que debías haber marchado !
HATTUINA.
Espero
el
regimiento de Bymnik. EL DOCTOR.
¡Ah, bien!... (Toma un polvo.) Harías bien en marcharte en seguida... (indinándose ymirando.) Otra vez la metralla!... HATTUINA. ¡Pero tú te quedas! EL DOCTOR.
Tengo que cumplir mi deber... (A ios ged estos dos. (A Hattuina.) de recoger
—
ayudantes.)
— Reco-
los heridos...
y
entregarlos al enemigo.
HATTUINA.
¿Le abandona
los heridos?
EL DOCTOR.
¿Qué quieres? faltan carros y caballos. Ha habido que desmontar los cosacos para la artillería... Souwarow quiere llevarse los cañones.
HATTUINA.
Pero te retendrán los republicanos. EL DOCTOR. Sí...
me
retendrán.,.. ¡En la guerra,
como en
la
guer-
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
170
Los republicanos son hombres. Les hablaré de
ra!
bruto, de Horacio Cocles... acabaremos por entender-
Me
nos...
llevarán á Paris... sabes que debíamos
riS, l'lldtUCllfid. ¡
(Cogiendo
ir
áPa-
antorcha y levantándola; á un ayudante.)
la
Eh! Litow, haz avanzar todas
las camillas.
LITOW.
Bien, mayor. EL DOCTOR,
(Sale por la izquierda.)
con
Qué desolación Sí... sí... vamos á j
la
!
antorcha levantada mirando ala izquierda.
la calle está llena
hasta la esquina...
tener trabajo; esto es peor que en
Praga. (En
este
momento
llega al
llega
un cañón
tirado por cuatro caballos
;
detiénese por los
oyen gritos, latigazos, y juramentos de los conductores. Después galope un coronel de artillería. El doctor, sus ayudantes y Hattuina se
escombros y
se
vuelven. Ivanowa levanta
la
cabeza y mira.)
ESCENA
V.
LOS PRECEDENTES, EL CORONEL, ARTILLEROS Á CABALLO. EL CORONEL, ¡Plaza... plaza!...
con rudo acento.
(Los ayudantes se separan.)
EL DOCTOR.
¿Vais á pasar por esta calle con los cañones, coronel? EL C6R0KEL deteniéndose. Sí... ¿por qué? ,
EL DOCTOR.
Está llena de heridos. (Oyense gritos á
la izquierda.
(Levantando
— ¡Eh!¡ahí
la
abajo! avanzad!
antorcha.)
¡Mirad!...
— y todos los ruidos de ur
convoy detenido bruscamente.)
EL CORONEL,
mirando con vacilación.
Las órdenes del feld-mariscal son terminantes los cañones á toda costa! EL DOCTOR
bajando
la
antorcha.
¡Pero coronel, estos heridos son rusos riscal ignoraba...
¡salvad
!
El feld-ma
!
!
LA GUERRA. UN DRAGÓN
entrando
,
¡El feld-mariscal
el
,
al
galope con
Adelante
!
Adelante
¡
desde
mano.
(Pasa.)
lejos.
!
ESCENA DS
sable en la
el
feld-mariscal!
SOUWAROW, ¡
171
VI.
PRECEDENTES, SOUWAROW
y SU ESTADO MAYOR, AYUDANTE DE CAMPO.
JUWAROW
,
entrando
al
galope á
la
después
cabeza de su estado mayor.
UN
— Con voz
irritada.
¿Por qué no pasan coronel.)
¡
los
cañones? He mandado...
(Viendo
Coronel EL CORONEL,
turbado.
Feld-mariscal, la calle está llena de heridos rusos...
SOUWAROW ¡
Por qué no se
,
al
doctor.
ha recogido
les
EL DOCTOR.
Hemos hecho
lo posible, feld-mariscal...
No sabíamos
ue la retirada...
SOUWAROW,
interrumpiéndole../
¿Hay otro camino? EL CORONEL.
No, feld-mariscal, las otras calles son demasiado estechas y además obstruidas por los escombros.
SOUWAROW
No
,
con reconcentrado furor.
quiero dejar los cañones al enemigo...
(/u doctor.)
Cuánto tiempo necesitáis para recoger esos heridos?... EL DOCTOR.
Más de una hora
,
feld-mariscal , empleando
mucha
ente.
SOUWAROW á un oficial. Haced avanzar dos compañías... Que SgUida.
,
(Entra
al
galope un ayudante de campo.)
les
recojan en
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
172
AYUDANTE DE CAMPO,
EL
deteniéndose cerca de
sombrero en
la
Souwarow
,
con
mano.
Feld-mariscal una columna enemiga está en march para cortarnos la retirada. ,
SOUWARO"W, con tono furioso ¿Quién os envia? EL AYUDANTE DE CAMPO. El general Bagration... Ved el despacho. (Le entrega un despacho
,
el
doctor levanta
UN HERIDO,
¡Viva S0UWar0w!
¡Oh! ¡ese Molitor!... ria
el
antorcha:
Souwarow
lee.)
(Vuelveá caer.)
SOUWAROW espuelas en
la
incorporándose.
,
estrujando
despacho.
el
(Dirige terrible mirada en derredor; húndela
vientre del caballo y parte gritando.
)
¡
calvad
lcl
artille
! . .
(Su estado mayor las piezas parten al
le
sigue.
Los conductores de
galope y entran en
la
calle
garradores gritos délos heridos que aplastan. oídos para no escucharlos;
el
de
las piezas la
azotan los caballo
derecha, donde se oyen de
Hattuina é Ivanowa
doctor alza los brazos al cielo.
se
tapan
I
LA GUERRA.
173
CUADRO NOVENO. La
retirada de
sendero de Panix Rinkenkorpf, en su cornisa sobre pío,
y
más
el
lejos
,
Souwarow.
entre Wichlerstock y
mayor
Á
altura.
la
el
abismo; está cubierto de hielo. ,
al
Vorab
izquierda
Á
costea los precipicios de
derecha, en
la
otro lado del valle del Sernft
suben hasta perderse de vista. Pasa en silencio una cen fatigados, y se arrastran con trabajo; la
;
un recododel sendero, formando
,
el
fondo,
otras nevadas
lila
de soldados rusos. Pare-
ESCENA PRIMERA. SOLDADOS, UN SARGENTO
VIEJO.
EL SARGENTO, detrás. ¡Avanzad! ¡avanzad! UN SOLDADO. Que nos dejen respirar un poco. EL SARGENTO.
ya
los cañones!
UN SOLDADO
,
arrojándose al suelo.
Prefiero morir aquí.
EL SARGENTO.
Haz ¡
lo
que quieras. OTRO
DÍOS mÍO
!
(Desaparece en
,
el
deslizándose.
abismo.)
EL SARGENTO,
¡OtrO menos!...
va-
mayor parte han abandonado
morral, y algunos las armas.
No... no... ¡vienen
el
cimas que
al pasar.
(Llegan en seguida dos guias y los artilleros.
«1
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
174
ESCENA LA COLA DE LA PRIMERA FILA
,
II.
LOS GUIAS
UN CORONEL
,
,
LOS ARTILLEROS,
á caballo.
EL GUIA FRISAT,
gritando.
¡Atención aquí!... EL OTRO GUIA
SEPTIMER
,
,
volviéndose.
¡Alto!... ¡no avancéis! (Vése por
la
derecha
la
cabeza de un
tiro
EL CORONEL
de caballos.) ,
con furor.
¡Adelante!... FRISAT.
Coronel, los cañones no pasarán jamás por ahí. EL CORONEL.
Pasarán...
el feld- mariscal
quiere que pasen.
SEPTIMER.
Soy guia antiguo, coronel; hace treinta años que montaña, y sé que no pasarán los cañones.
re
corro la
EL CORONEL.
El camino es bastante ancho para las ruedas. Adelante dose.)
(Yoiviér
¡
FRISAT
,
gritando.
¡Tened cuidado!... En tres dias han desfilado 8.00 hombres por este camino. Está quebrantado por el pes de tantos hombres y caballos. La esquina no resistirá £ peso.
EL CORONEL. ¡Adelante!...
SEPTIMER
,
con solemne acento.
Sólo nos queda que encomendar nuestra alma á Dios
La esquina va á caer, y arrastrará más de una fanega c tierra. Todos vamos á rodar con los peñascos al Vil kenthal, ¡á dos leguas de aquí! (Señala
el
abismo.
— Avanza
el
cañón.)
¡
!
!
LA GUERRA. EL CORONEL ¡Alto!... (Aios
guias.)
175
á los artilleros.
,
unos canallas... nos habéis
Sois
raido á un camino intransitable... seréis fusilados. FRISAT.
somos padres de familia... deseamos conserarla vida... ¡Hemos venido á pesar nuestro! Coronel,
SEPT1MER.
He
dicho á vuestro general, antes de partir, que los
añones
lo
destruirían todo...
No ha querido escu-
harme. FUERTES GRITOS ,
detrás.
¡Avanzad!... ¡Avanzad!...
I
(La escena
se llena
de nuevos soldados.
Muchos caen rendidos de
apoyan en
el fusil
como extenuados;
hambre,
el rostro
de estos infelices.
atados en
ldado quiere pasar junto
al
cañón
mano; ambos desaparecen en
el
,
el
Oficiales
la
miseria y
el
y soldados están
se le resbala
un
fatiga; otros frió
lo
un compañero
pié,
están re-
mismo. Un le
tiende
abismo.)
ESCENA
III.
OS PRECEDENTES, LOS RECIÉN LLEGADOS, amontonados en la
la
esquina á
derecha.
UN SOLDADO. II
¡EsKowski!
H
Sí,
OTRO.
y SU hermano PetrOWitch...
(Sentándose rendido.)
¡Ya
o sufrirán
OTRO
¡En
este
,
gritando.
camino moriremos
todos!...
OTROS. |
¡Morimos de hambre... nos helamos...
caemos
al
ibismo EL CORONEL, Callad...
desde
el
caballo.
Esta noche estaremos en
el
valle, en Hanz...
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
176
UN SOLDADO
¡En
valle!...
el
(Señalando
la
las crestas.)
,
con audacia.
como
sí...
Mirad... mirad...
esos...
cola de la columna, que se desarrolla hasta perderse de vista por
¿Veis
carro que rueda... y
el
que caen? ¿les vedles ja en el
más
allá aquellos
agarran al peñasco!... ¡pero vacío!... Así llegaremos al valle, compa-
veis?... ¡se
ñeros!... (Hablando pedazos
al
asi,
coge
por
el fusil
cañón,
el
le
abismo. El coronel saca una pistola y
rompe sobre le
la
pieza y arroja los
apunta.)
GRITOS TERRIBLES DE LOS SOLDADOS.
¡Muera
el
coronel! EL CORONEL
¡
,
guardando
la pistola.
Sois unos cobardes
UN SOLDADO.
Nos han hecho guiente... y hace
Debiamos llegar al dia sique estamos en marcha... Esto
traición...
tres
no concluirá nunca. OTRO.
¡Ni uno de nosotros volverá á ver EL CORONEL, ¡Oís,
el
país natal!
con furor.
Vosotros nos habéis hecho
desgraciados!...
traición... ¿Existen otros
á los guias
caminos? FRISAT.
Sí, coronel, existe otro por el
veces
más
rido tomarle; nada (En por
el
Platemberg; pero dos
largo y no mejor. Vuestro general no ha que-
este
momento
valle
como
el
se
podíamos
decir.
oyen algunas detonaciones profundas, que
rumor
se extienden
del trueno.) PC
EL CORONEL.
¡Escuchad!... SEPTIMER.
Es una avalancha coronel. ,
FRISAT. ¡No!... es otra cosa...
Mirad
allá arriba
en
la
mon
!
LA GUERRA. taña de enfrente
,
177
humo que sube... no necesitan camino ¡Mirad!... una bala suya...
aquella nubécula de
¿Veis los republicanos?... Ellos
para trepar. ¿Les
veis?...
¡Ah! ¡ahora será esto más (En
íame
este
gritos
momento, un soldado cae que
se
prolongan hasta
terrible!
y rueda, desapareciendo en el abismo. Al-
el final
EL CORONEL,
del valle.)
con animación.
Quieren rodearnos. FRISAT.
tratan de llegar al cuello de Pignu, y cuantos queden á la espalda están perdidos. Sí...
EL CORONEL ¡Plaza!...
,
saliendo al galope por
Es preciso prevenir
ESCENA LOS PRECEDENTES Continúa á
lo lejos el
,
llegan,
si
derecha.
la
al feld-mariscal.
IV.
menos EL CORONEL.
fuego de los republicanos.
GRITOS LEJANOS
,
á retaguardia.
¡Adelante!... ¡Adelante!...
UN SARGENTO VIEJO.
Puesto que llegan aquí las balas de los republicanos,
oodemos contestarles.
(Carga
ei fusil.)
UN SOLDADO. ¡Bah!... que tiren... que nos maten... ¡Daria or
mi vida
un bocado de pan UN VETERANO.
Y yo lar
por un vaso de aguardiente... Me dejaría desliy de un salto llegaría á mi pueblo cerca de Kiew. ,
,
OTRO. Sí
,
eso seria lo mejor
,
pero sin aguardiente falta re-
lolucion.
12
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
178
UN ARTILLERO. Los cañones no pueden pasar... desengancho tran quilamente y me alejo. UN CABO DE CAÑÓN. Trata de hacerlo y te atravieso con el sable ¡
,
FRISAT
,
á su
compañero.
Los republicanos continúan desfilando. SEPTIMER. Sí,
y
si
llegan al cuello,
me
alegraría
mucho de
ren
dirme. FRISAT.
un sendero de travesía hace tiempo que
Si conociese
,
habría partido. GRITOS Á LA ESPALDA
por
,
la
derecha.
¡Plaza!... ¡Plaza!... ¡El feld-mariscal!...
FRISAT,
Aquí está
el viejo
en voz baja á su compañero.
bribón que nos ha reducido á
la
miseria.
SEPTIMER,
¡Ten cuidado!... (Aparece
Souwarow
¡
aquí
en igual tono.
está!...
a caballo en el recodo del
ESCENA LOS PRECEDENTES, SOUWAROW, OFICIALES de
SOUWAROW,
camino.)
V.
EL CORONEL
,
DOS GENERALES
estado mayor.
con voz breve después de examinar
el
paso.
¿Estáis seguros de que los cañones derribarán la es
quina
?
FRISAT.
estamos seguros. SOUWAROW. Por ahí pasan mulos diariamente.
Sí, feld-mariscal
,
LA GUERRA.
179
FRISAT.
no en esta estación. Cuando está seco reno pasan uno á uno. Sí, pero
el ter-
SEPTIMER.
Y además,
un mulo no pesa
feld-mariscal,
lo
mismo
que diez mil. (Aumenta
el
fuego de los republicanos.
Souwarow
mira.)
SOUWAROW. ¡Llegan hasta aquí las balas de esas gentes! SEPTIMER.
Algunas... tirando
Y
si
mucho más
alto
que
camino.
el
SOUWAROW, volviendo á su primera idea. cayera este camino ¿ no se podria abrir otro en ,
seguida más abajo? FRISAT.
No, feld-mariscal, á menos de retroceder dos leguas hasta Jsetz y tomar la otra cresta de la garganta. Solamente se encuentra roca... y además se necesitaría ,
tiempo.
SOUWAROW,
Y si
les
con acento conmovido.
precipitamos al fondo ¿se
les
podrá encontrar?
FRISAT.
¡Jamás! En media legua de profundidad solamente hay peñascos antes de llegar abajo se retorcerán las piezas, y después caerán en el abismo de Winkenthal, ;
,
donde solamente pueden bajar las águilas. SOUWAROW, volviéndose y mirando los cañones. Os habia glorificado en Cassano, en el Trebia, en Novi y en el San Gotardo... ¡En todas partes os habia salvado!... Ahora es preciso que os abandone... Pero antes de precipitaros á ese abismo quiero oiros por última vez... (a ios artilleros.) ¡Volvedlos y haced entender á los republicanos que Souwarow está aquí aún!... (Los ,
,
artilleros
obedecen.
Souwarow
mira
á
las
guerrillas francesas.
Á
los guias.)
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
180
¿Cómo han
subido tanto aquellas gentes?... ¿Hay al-
gún sendero en
frente de nosotros?
ERISAT.
No
necesitan sendero, feld- mariscal; hace dos años los republicanos los senderos
que recorren
taña, y tienen
el
pié de los cazadores de
SOUWAROW,
)
FuegO
¡
!
(A
ios
artilleros,
SOUWAROW,
el
abismo.)
descubriéndose y con solemne acento.
último adiós de Souwarow á sus valientes
el
con
!...
(Detonaciones sucesivas sobre
Es
mon-
volviéndose.
¡No los quiero... pero son valientes energía.
de la
gamuzas.
sol-
dados, álos antiguos compañeros de gloria, sepultados
en estas montañas por la traición de los austríacos. EL CORONEL. ¡
Cargad
!
SOUWAROW. No... no... dados.
)
¡
¡
ese ruido
Precipitadles
me
rasga
el
corazón! (Aios
sol-
!
(Los soldados cortan los tirantes de los caballos y empujan las ruedas, las pieza» giran sobre
el
talud y desaparecen en el abismo sin producir ruido.)
SOUWAROW, ¡Adiós!... ¡
Que
(Se aleja. la
soldados.)
ios
tiren los republicanos,
testará con
con"voz vibrante y
¡Adiós!... (A
terrible.
Y
ahora ¡pasad!...
Souwarow no
les
con-
!...
Algunos soldados
cabeza entre
guen precipitando
el
se levantan
las rodillas,
paso.
Un
y ponen en camino
permanecen inmóviles y
;
otros, sentados,
silenciosos.
Los guias
y si-
grupo de húsares, dragones y cosacos desmontados
avanzan empujándose y pasan. [Detrás, «cerca por segundos.)
se
oye
el
ruido de las descargas que s*
)
!
LA GUERRA.
ESCENA GRUPO DE COSACOS
181
VI.
y OTROS SOLDADOS DESMONTADOS.
DE CABALLERÍA
UN CAPITÁN. Paso... paso... soy capitán de húsares de Bauer.
UN SOLDADO,
volviéndose.
¿Y qué nos importa?... Mi
piel vale
tanto como la
tuya. EL CAPITÁN.
¡Ten cuidado
!
EL SOLDADO.
¡TénlO tU mismo.
(Se empujan.)
VARIOS SOLDADOS.
Echad abajo
¡
al austriaco!...
EL CAPITÁN.
¡Vamos!... ¡vamos,
compañeros, no nos incomo-
demos!...
UN HETTMANN,
Cada uno para (Tiene en
la
mano una
sí...
pasando.
Procura caminar derecho.
pistola.)
EL PRIMER SOLDADO,
con rudo acento
¡Pasarás cuando haya pasado yo (Avanza penosameute ,1a columna se acercan por
ambos
capitán.
sigue en silencio. Oyense los disparos
lados. Otros infelices desfilan y desaparecen en
camino. De pronto redobla seis
le
al
!
el
fuego de fusilería por delante, á
la
el
que
recodo del
dereclia
,
cinco 6
balas llegan rebotando al sendero, caen algunos soldadoi y se ve enfrente, so
bre una roca, republicanos.
al otro
lado de la garganta
,
el
fuego graneado de una compañía de
Gran tumulto.
GRITOS LEJANOS,
adelante.
¡Alto! ¡Alto!
OTROS GRITOS :
Adelante
,
detrás, á la derecha.
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
182
UN OFICIAL ¡Alto
llegando
,
al
recodo del camino, se detiene y grita: 1
¡estamos cortados
!
!...
UN SOLDADO,
¡vienen los republicanos!
detrás del oficial.
¿Avanzarás?... (Trata de empujarle con
la
bayoneta.
El
oficial
se vuelve y le descarga
un
sa
blazo. Los dos se deslizan y se cogen.)
EL OFICIAL,
¡Ah
con voz sorda y vacilante.
¡bandido!...
EL SOLDADO.
¡Caerás conmigo!
OTROS
,
empujando por
la espalda.
¡Adelante!... ¡Adelante!... (Redobla los
el
fuego y se acerca a derecha é izquierda.
que retroceden,
se
pone en marcha
la
A
columna que
pesar de la resistencia de desfila.
Llega otro grupo-
de jinetes desmontados y de soldados de infantería, todos mezclados; detrás avan-
zan Hattuina lleva
de
é
Ivanowa. Hattuina va montada sobre su
viejo caballo,
brida. Después se ve á Ivanowitch á caballo, con
la
la
Ivanowa
bandera rusa en
le la
mano en medio de una compañía de granaderos de Rymnik que retroceden batiéndose. Un tambor viejo con largos bigotes canosos, al lado de Ivanowicth, toca el
paso de ataque impasiblemente.)
ESCENA VIL LOS PRECEDENTES, HATTUINA, IVANOWA, IVANOWITCH, SOLDADOS,
GRANADEROS DE RYMNIK. IVANOWITCH,
volviéndose.
Pasa matuchka... Pasa pronto... Ahí están
los republi-
canos...
HATTUINA. Gracias, hijo mió... ¡Animo Ivanowa!
IVANOWA
,
tirando de
la
brida.
¡Hoé! hoé! (Penetra éntrela multitud.) IVANOWITCH gritando ú los soldados que le rodean. ¡Granaderos de Rymnik, manteneos firmes en der,
!
LA GUERRA.
183
redor de vuestra bandera!... ¡Demos tiempo para que
pasen los demás (Descargas cercanas. Cañonazos. Pasan masas de humo. Ivanowitch levanta bandera. Los granaderos de
Rymnik
contestan
al
fuego de los franceses.
la
En el mo-
mento en que Ivanowa y Hattuina van & pasar por la cornisa una bala de cañón da en el ángulo del camino que so inclina lentamente y cae al abismo. Muchos sol,
dados caen también lanzando un grito
terrible y confuso.
Otros retroceden espan-
tados.)
TODOS.
¡Ya no hay camino!... ¡Estamos perdidos!... (Unos arrojan
las
armas, otros levantan
IVANOWITCH
,
las
manos
con voz
al cielo.)
terrible.
¡Granaderos de Rymnik, no hay retirada... es preciso morir aquí! ¡Venguémonos!... ¡adelante! ¡á la bayoneta! LOS GRANADEROS DE RYMNIK.
Souwarow!
¡Viva
(Calan bayoneta y cargan con
Oyese
les siguen.
el
cabeza baja. Algunos soldados recogen armas y
la
ruido del combate,
el
redoble del tambor, exclamaciones, dis-
paros, gritos de heridos.)
ESCENA
VIII.
HATTUINA, IVANOWA, SOLDADOS.
HATTUINA
Ahora todo canos...
se
,
que se ha dejado deslizar del caballo.
ha concluido van á venir ;
los republi-
¡Nos matarán!...
IVANOWA arrojándose en brazos de Hattuina. ¡Huyamos, madre Hattuina!... ¡Que vienen! ,
(Acércase diéndose
;
el
Rymnik
ruido del combate. Los granaderos de
algunos caen en
el
medio de un pequeño grupo. Vése desembocar
al otro
lado de la cornisa
pañía francesa, con bandera desplegada. El tambor está
brazo izquierdo otro por una bala derecha.)
retroceden defen-
camino. Ivanowitch aparece entre los últimos, en
,
al
una com-
lado de Ivanowitch.
pende inerte, pero sigue tocando con
la
Su
mane
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
184
ESCENA
IX.
LOS PRECEDENTES IVANOWITCH GRANADEROS DE RYMNIK CÍALES y SOLDADOS FRANCESES después OGISKI, á la cabeza ,
,
,
,
OFI
de una
compañía de republicanos.
¡
IVANOWITCH, á sus soldados. Granaderos de Rymnik sostened vuestra bandera! ,
UN OFICIAL FRANCÉS,
al otro lado
de
la cornisa,
por
la
izquierda.
¡Rendios OGISKI j
apareciendo por
,
Levantad
la
derecha, sable en
mano
,
al frente
de una compañí».
las culatas
UN VETERANO. ¡Todo se ha perdido!... ¡Rindámonos!... (Levanta
la culata.)
LOS DEMÁS. ¡Sí... SÍ...
rindámonos!
(Levantan las culatas.)
IVANOWITCH,
gritando.
¡Cobardes!... OGISKI,
á Ivanowitch.
¡Rinde la bandera!...
IVANOWITCH. ¡
Jamás OGISKI, sacando una
¡Rinde la bandera... ó mueres!
IVANOWA
,
pistola.
(Le apunta.)
con voz suplicante.
¡Ivanowitch!...
IVANOWITCH. ¡
Adiós!...
(Lánzase
Hattuina
la
al
Ah
!
la
bandera.)
¡
Viva
el Czar!...
abismo. Ivanowa exhala un grito desgarrador y cae desmayada.
sostiene.)
HATTUINA ¡
(Levantando
¡
,
con voz desconsoladora, levantando
Souwarow
!
¡
Souwarow
! . .
los ojos al ciel».
!
LA GUERRA.
185
CUADRO DÉCIMO. El parte de la victoria. La
sala del
Consejo de
los
Ancianos, en
el palacio
de las Tullerías (antigua sala de
Convención.) Tribuna á
la
la derecha. Galerías alrededor. Los bancos en semiEl Consejo está en sesión. Las tribunas y* galería están atestadas de gente. Léese un informe sobre hacienda. En la sala y tribunas reiua grande
círculo.
agitación.
ESCENA PRIMERA. EL CONSEJO, EL PRESIDENTE UN SECRETARIO DE LAS GALERÍAS. ,
GRANDES GRITOS
,
,
EL PUBLICO
en las tribunas de la derecha.
¡El parte!... ¡el parte!...
UNA VOZ ¡
No hay
,
en
las tribunas, á la izquierda.
parte
OTRA VOZ
¡Nada nos
dicen!...
á la derecha.
,
¡El ejército
GRITOS NUMEROSOS
¡Fuera
los reaccionarios!...
,
ha sido derrotado!
á la izquierda.
¡Fuera los alarmistas!...
EL PRESIDENTE. ¡Silencio en las tribunas!
dadano
(
ai secretario.)
Continuad, ciu-
secretario.
EL SECRETARIO.
Es imposible hacerse
oir.
EL PRESIDENTE,
agitando
la
campanilla.
Ciudadanos representantes, escuchad la lectura del informe el asunto es grave y merece toda vuestra ;
atención.
,
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
186
UNA VOZ en las galerías de la derecha. Esta mañana ha llegado del Luxemburgo un despacho del general Massena. OTRAS VOCES á la izquierda. ,
,
No
es cierto. Escuchad...
EL PRESIDENTE.
Voy
a
mandar evacuar
las tribunas.
UN REPRESENTANTE,
desde bu asiento.
Asegúrase que ha llegado esta mañana un despacho al Directorio ejecutivo; ¿por qué no se nos comunica? UNA VOZ, en las tribunas de la derecha. Se ha perdido la batalla... Souwarow marcha sobre r ariS. (Grandes rumores;
presidente agita
el
GRITOS,
en
la
campanilla.)
tribunas de la derecha.
las
¡El despacho!... ¡El despacho!
UN REPRESENTANTE.
Hace dos dias que siva;
se difunden
realistas
se
corre el
rumor de una
siniestras
agitan...
¡el
silencio
del
batalla deci-
las
noticias...
facciones
Directorio nos
agobia! OTRO.
Se nos oculta la situación. OTRO,
con energía.
Si la patria está en peligro,
que se declare.
EL PRESIDENTE.
Ciudadanos representantes, sean
las
que quieran las
circunstancias, debéis dar ejemplo de calma al país...
No he
recibido
ninguna comunicación del Directorio
ejecutivo. GRITOS,
en las tribunas de
la
derecha.
¡El despacho!
EL PRESIDENTE,
á los ugieres.
¡Haced evacuarlas tribunas! (Los ugieres bajan
por
la
derecha.
En
el
mismo momento
se
presenta en
la
!
LA GUERRA.
187
puerta de la izquierda un emisario del Directorio ejecutivo, con un despacho en la
mano. Grandes aclamaciones despacho á un secretario
fuera.
que lo
,
Silencio en la
sala.
lleva al presidente.
El emisario entrega
Redoblan en
el
el
exterior las
aclamaciones.)
VOCES NUMEROSAS.
Escuchad... escuchad... EL PRESIDENTE
,
abriendo
el
despacho.
Comunicación del Directorio ejecutivo al Consejo de los Ancianos. Despacho del general Massena. (Se levanta.
Gran rumor, seguido de profundo
EL PRESIDENTE,
«El general en jefe del
silencio.)
leyendo.
ejército de Helvecia, al
Directorio
ejecutivo.
» »
p »
»
Cuartel general de Zurich.
»
Ciudadanos directores:
»
La suerte de
la
campaña
está decidida. Las poten-
cías coaligadas habían reunido tres ejércitos para invadir la Helvecia
En dos dias heHemos atravesado el
y penetrar en Francia.
mos confundido sus Limmat, aniquilado
proyectos.
ejército de
el
Korsakow, cogido
"todos sus cañones, bagajes y caja; tomado á viva I fuerza á Zurich, donde ha dejado 6.000 prisioneros y »
tres generales heridos.
VOCES NUMEROSAS ¡
OllenClO
!...
¡
DllenCiO
(Ruidosas aclamaciones.) en las tribunas de la derecha.
,
(Nuevas y más vivas aclamaciones.)
!...
UN REPRESENTANTE, ¡
La República
¡
Viva MaSSena
se
levantándose.
ha salvado OTRO.
!
(Restablécese
EL PRESIDENTE
el silencio.)
continuando
la lectura.
Linth y batido al ejército austriaco. Le hemos hecho 3.500 prisioneros y tomado «
i»
Hemos franqueado
,
»
veinte cañones.
»
campo de
el
Su general en
jefe
batalla. El ejército de
ha quedado, en
Souwarow...
el
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
188
VOCES NUMEROSAS
,
en
las tribunas de la derecha.
¡Ah! ¡ahí GRITOS VIOLENTOS ¡Silencio!... ¡Silencio!... (Profundo silencio.
»
al olro
— Aclamaciones fuera.
EL PRESIDENTE,
lado de la sala. !...
)
continuando con voz más fuerte.
Souwarow, después de haber forzado el San Gotardo, habia avanzado hasta Altorf. Le hemos batido en el valle de Mutten, cogiéndole una ban«
»
,
¡Fuera los realistas
El ejército de
»
dera y dos cañones. Obligado á retirarse precipitadamente, abandonó á nuestra generosidad sus heridos, entre ellos un general y muchos oficiales. Arrojado sobre Glaris, le hemos batido de nuevo, haciéndole 1.500 prisioneros, cogido una bandera y muerto un general. No esperando salvación sino en la fuga, Sou-
»
warow
»
otros 1.500 prisioneros.
»
Hería y sus bagajes.
»
» »
» »
se
ha arrojado á
los
TODOS LOS REPRESENTANTES,
¡Viva
la
Grisones
Ha
abandonándonos
levantándose como un solo hombre.
República!
(Inmensas aclamaciones fuera y en
Rhin,
el
de
las tribunas
EL PRESIDENTE,
«Sobre
,
perdido además su arti-
la
izquierda.)
continuando.
los restos de los cuerpos batidos,
»
reforzados por los bávaros del general Nauendorf y por el cuerpo de Conde, han intentado en vano otro ata-
»
que. Allí estábamos ya para recibirles. Del lado de
»
Schaffouse
»
gido banderas, cañones y muerto
»
,
les
hemos hecho
1.500 prisioneros,
un
general.
co-
En
Constanza les hemos hecho prisioneros cogido la » bandera de los granaderos de Borbon muchos caño» nes y muerto dos generales del cuerpo de Conde. Tal »es, ciudadanos directores, el resultado general de la »
,
,
»
batalla de Zurich.
Mañana daré
detalles
más
amplios.
!
!
LA GUERRA.
«Salud y respeto.— MASSENA.» el ejército
(Levantando
la
el
despacho.)
¡
Viva
de Helvecia
TODOS LOS DIPUTADOS,
¡Viva
189
el ejército
levantándose.
de Helvecia!.. ¡Viva Massena! ¡Viva
República
(Óyese un cañonazo. Redoblan las aclamaciones. La multitud del exterior invade las tribunas, cantando «La Marsellesa.»)
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
190
CUADRO UNDÉCIMO.
La gratitud
del Czar.
Habitación pavimentada de madera. Alcoba á
dos ventanas en
el
está recostado en
fondo, dando a
una butaca grande
está de pié detrás de la butaca.
A
,
lo
puerta á
la
derecba,
Souwarow, gravemente enfermo,
cerca de lejos
izquierda,
la
la calle.
en
la
alcoba. Basilianoff, su criado,
la calle
se
oye una marcha mi-
litar.
ESCENA PRIMERA. SOUWAROW,
SOUWAROW ¡
,
BASILIANOFF,
después
HATTUINA.
con esfuerzo después de un momento de silencio.
Basilianoff!
BASILIANOFF.
¿Feld-mariscal?
SOUWAROW, ¡Ya no soy
con voz doliente.
feld-mariscal!...
Soy un
que se llama Souwarow... ¡El czar no nada soy
viejo soldadt
me
conoce!..
¡
BASILIANOFF.
Esto es una nubécula, feld-mariscal, nuestro glc rioso czar no puede olvidaros; pronto recordará á s^ servidor
Souwarow, Rymniski Italikski... SOUWAROW, con acento sarcástico. ,
Sí, cuando me necesite música fuera Basilianoff? ¡
!
(Silencio; acércase la música.)
¿Toca
BASILIANOFF. Sí, feld-mariscal, los regimientos
en
la
plaza Tzaritzine.
han pasado
revist
.
LA GUERRA.
191
SOUWAROW.
¿Qué regimientos? BASILIANOFF.
Los de Rymnik, Ismail, Markow,
dragones, ar-
los
tillería...
SOUWAROW.
Empújala
butaca... que los Vea...
taca hasta la ventana
y levanta
Souwarow
cortina.
la
(Basilianoff
mira.)
¡
empuja
la
bu-
Ese eS xiym-
nik! Desfilan... Desfilan... Ni uno vuelve la cabeza... ¡
Sin embargo
row,
se
saben que Souwarow
,
muere aquí!
(Silencio.)
(Levántase penosamente, apoyando
las
manos en
el
los brazos la
ventana.
Souwarow
,
(Con desfallecimiento.)
¡
Esa música
me
! . .
BASILIANOFF,
No
déla butaca. La ras-
Corre la Cortina Basilianoff;
saludo militar y vuelve a caer.)
¡no puedo ver eso!...
mata
bandera!...
¡la
gada bandera del regimiento de Rymnik pasa delante de hace
padre Souwa-
el
,
¡Ah!...
será largo
el
volviendo
la
butaca.
desfile, feld-mariscal
;
ha terminado
la revista...
SOUWAROW, Sí... sí...
hablando consigo mismo.
pronto vendrá la gran revista... Vendrá para
todos... para los czares... los príncipes... los feld-mariscales...
y para
los simples
soldados...
(Silencio.)
¡Ah!
¡la gloria!... (Respira con trabajo. Vése asomar á
mirar á
la
la
ventana desde
BASILIANOFF,
tocando á los vidrios.
¡Dios te socorra'...
souwarow.
¿Qué
la
habitación.)
es eso?
BASILIANOFF.
Una mendiga. SOUWAROW. ¡Dala algunos copeks!...
(ei criado sale.)
calle
una anciana, y
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
192
BASILIANOFF f
Toma, y déjanos en
e n la
puerta de
la
derecha.
paz.
LA MUJER. Gracias, de nada necesito... BASILIANOFF.
Entonces ¿qué quieres? LA MUJER.
¿No vive aquí Souwarow? SOUWAROW,
Yo conozco
escuchando.
esa voz. BASILIANOFF.
El feld-mariscal no recibe á nadie.
SOUWAROW
con voz débil.
,
Deja entrar á esa mujer. BASILIAIsOFF.
El feld-mariscal está enfermo. LA MUJER. Quiero
verle...
tuchka de
¡Que
Me
entre!...
que soy
conoce... Dile
Rymnik. SOUWAROW,
la vieja
ma-
con esfuerzo.
¡que entre! BASILIANOFF
,
volviéndose.
Esta mujer dice que os conoce, feld-mariscal.
SOUWAROW. Sí... sí...
desde
mucho
tiempo.
(Apágase su voz. Hattuina aparece en
Souwarow
la
tiende las
manos;
el
dintel, acércase
ella se arrodilla
y
las
y mira en
besa llorando.
silencio.
Basibaaoff
está de pié á la espalda.)
HATTUINA sollozando. Basilowitch en que estado te en,
¡
Oh!
¡
mió
hijo
,
,
cuentro!
¿i
SOUWAROW, ¡
Levántate
,
profundamente conmovido.
maiuchkal
LA GUERRA. HATTUINA,
Todo
jgq
sollozando.
había perdido... Ivanowa... Ivanowitch ¡Todo!... y pensaba: Aún vive mi hijo Basilowitch es feliz... ¡y esto me consolaba algo! Me hablan dicho el czar no quiere verle... pero no lo creia... ¿De qué nos acusa el czar ? ¿ No lo hemos sufrido todo por él ? i No lo hemos dado todo?... ¿Es culpa nuestra si los otros se han dejado derrotar?.. ¿Si Korsakow lo
ha huido... si los han dejado caer sobre nuestra espalda?... SOUWAROW á su criado. .
austríacos les
,
MiraBasilianoff, mira esta vieja matuchla... Mejor colócela guerra que esos oficiales deparada, esos dulues, principes y barones que nos
mandan con nom-
bramientos lesgracia,
de
ingenieros,
y cuya
no se revela sino sobre
el
estupidez,
campo de
por
batalla
levántate, matuchla,
Muchas
me alegro mucho de verte. HATTUINA, levantándose. miserias hemos sufrido en cincuenta años
ero esta es la
Sí...
mayor. SOUWAROW,
«on amargura.
tienes razón.
BAS1LIANOFF.
Nuestro glorioso czar verá que se ha engañado
feld-
lariscal.
SOUWAROW, ¡Feld-mariscal!.
.
.
«
Deja esos
con desden.
títulos, Basilianoff.
llega á donde estoy se ve claro...
mgos?...
Cuando ¿Dónde están mis
¿ Donde están los que me deben favores? Teendesagradaralczar... Únicamente la vieja matuchka...
BASIUANOF, vivamente. ¡Eh! ¡bien decía yo, feld-mariscal, ensaen vos!... man
vetar?
r ncochede
ja
el
c<5neque acaba de det
remanas; bajan algunos dignatarios.
Silencio.
czar Pablo
—
Oyese abrir
la
áísáU
puerta de
13
la
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
194
HATTUINA. A_hora
me
retiro.
SOUWAROW. ¡Nó, quédate!... BASILIANOFF
anunciando desde
,
la
puerta.
El señor conde Kalb.
SOUWAROW,
procurando levantarse.
El señor conde Kalb... no conozco ninguna familia
rusa de ese nombre...
Ayúdame, (Entra
el
No
importa... ¡Que pase! (a Hatmina.)
matiichka.
conde seguido de varios dignatarios en trage de corte.)
ESCENA LOS PRECEDENTES,
el
SOUWAROW,
II.
CONDE KALB, SEÑORES.
mirando
al
conde.
Señor conde... ¿cómo? EL CONDE.
Kalb, feld-mariscal.
SOUWAROW. ¡Ah! muy bien... Excusad mi extrañeza, señor conde. Ese nombre ruso es nuevo para mí. ¿A qué debo el honor de vuestra visita? EL CONDE.
Su majestad
el
czar Pablo
me
encarga
felicitaros,
feld-mariscal.
SOUWAROW. Agradezco.
. .
agradezco profundamente, señor ¿conde?. EL CONDE.
Kalb.
SOUWAROW.
Nombre
ruso, ¿verdad?
LA GUERRA.
195
EL CONDE.
Nací en Turquía, y debo
mi
título al favor del
mo-
narca.
SOUWAROW. duda habéis prestado algún eminente? ¿En qué cuerpo habéis servido? ¿Á
¡Ah! señor conde servicio
qué batalla habéis
,
¿sin
asistido?...
EL CONDE.
No he ¡
servido en
el ejército.
SOUWAROW. Ah! comprendo... ha sido en la diplomacia. EL CONDE.
V
No, feld-mariscal.
SOUWAROW. ¿En algún ministerio? EL CONDE.
No he
servido en los ministerios.
cerca de la augusta persona de
SOUWAROW,
¿Y
en qué cualidad?
He
sido primer
Siempre he estado
Su Majestad.
con fingida extrañeza.
EL CONDE.
ayuda de cámara de Su Majestad.
SOUWAROW después de corto silencio. bien!... ¡muy bien!... (Volviéndose hacia el criado.) mira este señor. Ha sido lo mismo que tú... ,
¡
Ah! ¡muy
Basilianoff,
Es verdad que lo era de nuestro gracioso soberano... ¿Ves que buena carrera ha hecho?... Ha llegado á conde... lleva las condecoraciones de San Andrés... San Alejandro Newski, San Valdimiro... ¡todas las de Rusia!... Procura conducirte bien, Basilianoff... ¿Quién sábelo que llegarás á ser algún dia?... ¡Esto anima!... (ai conde.) Señor conde, manifestad á Su Majestad mi grael honor que me dispensa. Hubiese querido poder dispensaros de esta molestia pero los servicios
titud por
;
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
196
de nosotros los soldados son tros,
más penosos que
aunque menos gloriosos sin duda...
Majestad... y exclama.)
¡
(Le da una angustia. Echándose á
Mdtuchka
. . .
Y
la espalda,
los vues-
diréis á
extiende una
Su mano
adiós!
(Deja caer la cabeza y se estremece su cuerpo en la butaca. El conde sale preci-
pitadamente, siguiéndole los otros señores. Hattuina
BASILIANOFF
,
se arrodilla.)
después de largo silencio.
¡El feld-mariscal ha muerto!...
FIN.
LOS PAPELES DE LA SEÃ&#x2018;ORA JUANA.
LOS PAPELES DE LA SEÑORA
JUMA.
Durante mi infancia, todos los dias, después de salir déla escuela, iba á ver trabajar al tornero Juan Pedro Castel, que vivia en el extremo del pueblo. Era el tal tornero hombre viejo, medio calvo, que calzaba zapatillas rotas y llevaba coleta que oscilaba sobre su espalda. Gustaba de referir sus campañas en las orillas del Rhin y del Loira, en la Vendée. Cuando hablaba de ellas nos miraba y reia bajito. Su mujer, la señora Juana, hilaba á su espalda en un Tenia grandes ojos negros y los cabellos tan
rincón.
blancos que parecían lino.
Aún me parece
verla
;
sin de-
jar de hilar, escuchaba á Juan Pedro cuando hablaba
deNantes; allí se habían casado en el 93. Recuerdo estas cosas como si fuesen de ayer: ventanitas festoneadas de hiedra
,
las dos
las tres alcarrazas
sobre una tabla encima de la vieja puerta, las abejas
que zumban en un rayo de sol, sobre el techo de paja; Juan Pedro Castel, encorvado, torneando palos de silla ó husos; las virutas que brotan, formando tirabuzón... ¡
todo lo veo aún!
Y
también veo venir al oscurecer á Santiago Chaticomerciante en maderas con sus grandes patillas rojas y el palo debajo del brazo al guarda forestal Benassis el morral al lado y la gorrita de caza sobre la oreja; el señor Nadasi, alguacil, que se pasea levantando la nariz cargada con los anteojos, las manos metidas en los bolsillos de la espalda, como diciendo: «Yo soy Na-
llon,
,
;
,
200
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
dasi, el que lleva las citaciones á los insolventes.»
Y
después á mi tio Eustaquio, á quien llamaban el cabo, porque habia servido en los Chamboran, y otros varios, sin hablar de la mujer del sastrecito Rigodin, que venia á buscar á su marido después de las nueve para hacerse convidar á una copa, porque, además de su oficio ,
Juan Pedro Castel tenia un ventorrillo; fachada de su casa estaba colgada la rama de
de tornero
en
la
,
abeto, y en invierno, cuando llovía ó la nieve se aglomeraba delante de los vidrios, era agradable sentarse en la vieja barraca, oyendo zumbar el fuego á compás de la rueca de la señora Juana y las rachas silbar fuera ,
por las calles del pueblo. Aunque era pequeñito no me movia de mi rincón hasta que mi tio Eustaquio vaciando las cenizas de la ,
,
pipa,
me decía:
— Vamos,
Francisco, en marcha... ¡Buenas noches,
señores!...
Levantábase y salíamos juntos, pisando unas veces íbamos á dormir á casa del abuelo, que velaba esperándonos. ¡Cuan vivas me parecen estas cosas lejanas cuando barro, otras nieve, é
pienso en ellas!
Pero lo que recuerdo sobre todo es la historia de los pantanos de la vieja Juana, de los pantanos que tenia en la Vendée, hacia el mar y que hubiesen hecho la ,
fortuna de los Castel
,
á reclamarlos
más
pronto.
Parece que en el 93 ahogaban mucha gente hacia Nantes, principalmente de la nobleza antigua. Colocábanles, atados unos con otros en barcos les llevaban por el ,
,
Loira y hundían los buques. Ocurría esto en la época del terror; y los campesinos de la Vendée fusilaban por
su parte á todos los soldados republicanos que caian en su poder; por ambos lados se tremolaba el estandarte
:
,
LOS PAPELES DE LA SEÑORA JUANA. del exterminio,
201
y de nadie se tenia piedad. Pero cuando
un soldado republicano pedia en matrimonio una de aquellas muchachas nobles que iban á ahogar, y la desgraciada consentía en seguirle, en seguida
De
la soltaban.
manera habia llegado la señora Juana á ser esposa de Juan Pedro Castel. Encontrábase en uno de esta
aquellos barcos á la edad de 16 años, edad en la que se
teme horriblemente
á la muerte...
Miraba
muy
pálida si
alguien tenia piedad de ella, cuando Juan Pedro Castel,
que pasaba con
— sarte
el fusil al
hombro en ,
el
momento
barco iba á marchar, vio á la joven y exclamó: ¡Alto!... ¡un momento!... Ciudadana, ¿quieres ca-
en que
el
conmigo? Te salvo
Y Juana
la vida.
cayó en sus brazos como muerta; llevósela, y
fueron á la alcaldía.
La
vieja
Juana jamás hablaba de estas cosas. En su
juventud fué
muy
feliz
;
habia tenido criados
,
criadas,
y carruajes y después habia venido á ser mujer de un soldado, de un pobre diablo de republicano; habia guisado para él y remendado sus harapos las caballos
;
;
antiguas ideas de castillos
paseos, del respeto de los
,
campesinos de la Vendée habían sido olvidadas... ¡Así son las cosas de este mundo Y algunas veces aún el alguacil Nadasi se burlaba desvergonzadamente de la pobre vieja dieiéndola !
— ¡Noble señora, Y también
le
una
copa!...
,
¡Un
vasito!
pedia noticias de sus posesiones
tos casos le miraba ella apretando los labios
;
;
en es-
coloreá-
banse sus pálidas mejillas, parecía que iba á contestarle, pero en seguida bajaba la cabeza y continuaba hilando en silencio.
Nadasi no hubiese hecho gasto en el ventorrillo puesto en la calle Castel le hubiera pero cuando uno es pobre tiene que sufrir muchas humillaSi
pronto
;
,
202
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
y los tunantes lo saben bien... Jamás se burlan délos que podrían tirarles de las orejas, como no hubiera dejado de hacer mi tio Eustaquio son demasiado prudentes para esto. Qué desgracia que haya que so-
ciones,
;
¡
Pero
portar gentes semejantes!...
hombres como Nadasi
;
cada cual conoce
continúo mi historia.
Una noche que estábamos en el ventorrillo, á fines de otoño de 1830 y llovía á mares entró el guardia Benas,
sis
exclamando ¡Qué tiempo!... ¡Si continúa
—
van á desbor-
asi se
dar los tres estanques
Y diciendo esto, sacudía la gorra y se quitaba la blusa para secarla detrás de la estufa. En seguida vino á sentarse en la esquina del baneo, diciendo á Nadasi Hazte á un lado, holgazán, para que me siente :
—
junto al cabo. Nadasi se separó.
—
A pesar
de la lluvia, parecía contento Benassis; dijo,
que aquel mismo dia había llegado por el norte una bandada muy grande de patos que sus gritos llenaban el aire, y que había bajado hacia el estanque de los Tres Talleres que les habia visto desde lejos y que la caza en los pantanos iba á comenzar. Benassis reiay se frotaba las manos, mientras vaciaba su copita de aguardiente. Todos le escuchaban, y mi tio Eustaquio dijo que también iria él á aquella cacería en una barca, pero que entrar en el cieno calzando botas altas y arriesgar sepultarse hasta por encima de las orejas, no le divertía mucho. Cada cual dijo lo que le pareció y la vieja Juana comenzó á murmurar: ¡También tenia yo pantanos!... ¡estanques!... ¡Eh! exclamó Nadasi con aire zumbón, escuchad: ¡la señora Juana tenia pantanos!... Sin duda, contestó; los tenia. ,
,
,
,
— —
—
—
—
—
—
.
:
LOS PAPELES DE LA SEÑORA JUANA.
203
—¿Y dónde noble señora? — En la Vendée, á orillas del mar. ,
Y
como Nadasi
hombros como diLa señora Juana subió por
se encogió de
ciendo: «¡La vieja está loca!»
madera que habia en el fondo de la bary en seguida bajó con un canastillo lleno de antiguallas, husos, pergaminos amarillos, agujas trapos, etc., que colocó sobre la mesa. Ved mis papeles los estanques, pantanos y castillos están aquí!... Bajo el reinado de Luis XVIII les reclamamos pero mis parientes no quisieron devolvérnoslos, porque habia deshonrado á la familia casándome con un descamisado. Hubiese sido necesario pleitear, y la escalenta de
raca,
,
—
,
¡
;
no teníamos dinero para pagar á Castel que sucedió así?
—
Sí,
— contestó
De todos
los
aquellas cosas
,
el
abogados. ¿Verdad
tornero sin moverse.
que estaban ni
los
más
ni
allí
nadie se ocupaba de
menos que de
los
paquetes de
asignados del tiempo de la primera República, que ro-
daban aún en
el
fondo de los armarios antiguos.
Sin dejar de burlarse, Nadasi desplegó un pergamino, y levantando la cabeza, iba á leerlo para reír á costa de la señora Juana cuando de pronto se puso muy se,
rior;
vieja
—
y volviéndose hacia la pobre que habia vuelto á hilar. le ¿Son vuestros estos papeles, señora Juana?
limpió los anteojos
,
,
—
preguntó:
— Sí, señor. — ¿Consentís que íes lea despacio? — Haced que queráis, no los necesitamos lo
ya; y
además, ni Castel ni yo sabemos leer. Entonces Nadasi, que se habia puesto muy pálido, dobló el pergamino y se lo guardó en el bolsillo con otros varios
,
diciendo
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
204
— Los veré... ya
son las nueve; buenas noches.
demás no tardaron en
Salió
y
Ocho
dias después
los
seguirle.
Nadasi estaba en cárnico para la Vendée; habia hecho que le firmasen Castel y su esposa plenos poderes para recibir y vender todos sus bienes, encargándose de los gastos á condición de reembolsarse los adelantos sobre importe de los bienes. Desde aquel dia se propagó por el pueblo el rumor de que la señora Juana era noble que tenia un castillo en la Vendée, y que iban á pagar grandes rentas á los Castel; pero Nadasi escribió que habia llegado demasiado tarde que el hermano de la señora Juana le habia enseñado papeles en los que constaba tan claro como la luz que disfrutaba de los pantanos desde más de treinta años y que siempre que gozaba uno de los bienes de otro más de treinta años, era como si los hubiese poseído siempre; de modo que Juan Pedro Castel y su esposa, porque sus parientes habían gozado de sus bienes, nada podían pretender. Aquellas pobres gentes que se babian creído ricas y que todo el pueblo habia ido á felicitar, según costumbre, al ver que nada tendrían, sintieron mucho más su miseria, y poco tiempo después murieron uno después del otro con cristianos sentimientos pidiendo al Señor el perdón de sus faltas, y confiando en la vida eterna. Nadasi hizo vender su plaza de alguacil y no volvió al pueblo sin duda habia encontrado algo que le convenia más que llevar citaciones. Muchos años pasaron; habíase marchado Luis Felipe y después la República. Los esposos Castel reposaban sobre la colina y creo que hasta sus huesos se habrían convertido ya en polvo en el fondo de la sepultura. Yo habia reemplazado á mi abuelo en la casa de postas, y el tio Eustaquio como él mismo decía hacia ,
,
,
,
,
,
;
,
,
,
LOS PAPELES DE LA SEÑORA JUANA.
205
tiempo que habia tomado el pasaporte; cuando una mañana, durante la estación de las agua s de Badén y de Homburgo sucedió una cosa que aún me hace reflexionar. Muchas sillas de postas habían pasado aquella mañana, cuando cerca de las once llegó un correo ,
particular á prevenirme de que se acercaba su señor el barón de Roseliére. Estaba á la mesa y me levanté en seguida para vigilar el relevo. En el momento en que se enganchaba salió por la portezuela de la berlina una cabeza vieja, seca, arrugada, las mejillas deprimidas y ,
anteojos de oro sobre la nariz
:
era la cara de Nadasi,
pero envejecida, cansada; detrás se veia la cabeza de
una joven; aquello me sorprendió.
— ¿Cómo
tezando
se llama este pueblo?
— me preguntó
bos-
el viejo.
— Laneuville
,
caballero.
No me una
reconoció y volvió á recostarse. Entonces vi á vieja en el fondo de la berlina. Enganchados ya
los caballos, partieron.
Qué sorpresa y cuántas ideas cruzaron por mi mente! ¡Nadasi era el señor barón de Roseliére!... Perdóneme Dios si me engaño pero aún pienso hoy que ha vendido ¡
,
y que en seguida ha cambiado de nombre, como tantos otros bribones, tomando uno noble para desorientar á los curiosos.
los papeles de la pobre señora Juana,
¿Quién podía impedírselo? ¿Acaso no tenia todos los títulos, todos los pergaminos, todos los poderes? ¿Y ahora no lleva los treinta años de posesión? ¡Pobre vieja Juana!... ¡Cuántas miserias se encuentran en la vida!...
FIN.
LOS ORADORES DE MI PUEBLO.
!
LOS ORADORES DE MI PUEBLO.
A
mediados del pasado otoño, un domingo del mes de después de la recolección y la vendimia el
síoviemhre
,
,
¡onsejo municipal de
mi pueblo
>ara deliberar sobre los
se reunió en la alcaldía
asuntos del municipio.
componen los notables del lugar, á sa>er: el calderero Damido; el escobero Nicolás Jacquel; os dos hermanos Antonio y Carlos Benerotte leñadoEste consejo
lo
,
es; Jorge Machette, tendero; Francisco Mathis, culti-
vador,
y otros varios no menos versados en
el
conoci-
aiento de las materias administrativas.
Se habían puesto naturalmente su levitón de los doaingos y se habían cubierto con el magnífico tricornio |on escarapela tricolor. Únicamente Damido llevaba su
baqueta de pana remendada en los codos, su deshilada orbata y su sombrero de todos los días porque pretenia que el hábito no hace el monje, y que un hombre orno él podia presentarse por todas partes sin lavarse ,
is
manos
ni peinarse.
Aún sonaba
la
campana cuando todos
aquellos perso-
ájes estaban sentados en derredor de la 3J0,
apoyada en
ella los
mesa
mano
del con-
la barba,
y y murmurando ¡Es mucho cuento que el alcalde ha de llegar siem-
tros bostezando
—
codos y en la
e el
:
último
El guarda de
campo Cuny se paseaba por el corredor, muchachos y comadres de la vecindad escuchar en las puertas, y el viejo maes-
kra impedir á los
ue viniesen á
14
210
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
tro de escuela, Antonio Denier, secretario de la alca
día, cortaba la
Con
pluma con singular
mejillas deprimidas la
ojos tiernos
,
,
y melancólico,
1í
la levita raida has!
comprender que la ciencia no tier el Valtin, y que el pobre hombí como San Juan el precursor en el desierto.
trama, era
muchos vivia
atención.
sólo ver aquel rostro grave
fácil
partidarios en
allí
De pronto
se abrió la puerta y el señor alcalde Sai tiagoRomary, su cara respirando orgullo y su abu
tado vientre oculto bajo magnífico
chaleco escarlat
entró con majestuoso paso. Atravesó la sala, en del silencio,
y
en
se sentó
el
sillón
med
lanzando un su
piro.
Astuto compadre es Santiago Romary y él solo pos tierras de labor huertas y pastos que la miti del consejo municipal. Para acarrear sus frutos y h cer llevar sus maderas á los talleres del Valtin, ha hec! votar una carretera por el bosque á costa de los vecinc para regar sus prados, se ha hecho adjudicar todas 1 aguas sucias de las tres fuentes y el lavadero; pa mantener sin gastos su ganado después de la labor, hecho trasformar en pastos el monte bajo del municip para criar sus cerdos ha obtenido de la administi cion forestal el restablecimiento del glandeo etc., e En fin; su cargo de alcalde que es gratuito, como to el mundo sabe, le produce más que una buena granja á veces dice acariciándose la barba con satisfacción Quiero el bien de la municipalidad... Obtendré bien de la comunidad. ¡Eh! le contestó un dia el viejo Gregorio, lo habéis conseguido, puesto que hacéis cuanto quer< Muchos piensan lo mismo pero como Gregorio no
más
,
,
,
—
—
—
;
sido reelegido en las últimas elecciones, nadie se atr<
á
decirlo.
!
LOS ORADORES DE MI PUEBLO.
211
Después de reflexionar durante algún tiempo señor alcalde Sabéis, señores concejales
dijo el
,
:
—
que nuestro maestro de anualmente 500 francos del Gobierno y 60 por el municipio como gratificación de secretario, lo cual suma 560 francos, sin contarlo que produce su plaza de sacristán.— El subprefecto acaba de escribirme que podríamos añadir algo, por ejemplo, dos francos por cada muchacho y cada niña durante la estación de invierno. Así, pues si creéis que 560 francos no son bas,
escuela recibe
,
tante...
—
¡
Bastante
! . . .
¡
bastante
!
— interrumpieron los con-
cejales en tumulto.
Al mismo tiempo se levantó Damido, y paseando en derredor sus brillantes miradas:
—Sí
— exclamó, — sé
que Antonio Denier recibe 500 cobrador Georgel que baja á la posada del Abeto cuando vuelve de recaudar las con-
francos del Gobierno
;
el
tribuciones lo dijo el otro dia, y nadie quería creerle. 500 francos por enseñar el A B C á los niños Cual!
¡
quiera dirá que es bonito sueldo
!
Pues bien
,
¡
aquí te-
neis al tal Antonio, que debería considerarse dichoso con
por pasearse en la sala de la escuela con las disciplinas debajo del brazo mientras nosotros estamos fuera, los pies en la nieve ó en el barro unos cavando, labrando, sembrando, segando, trillando; recibir 500 francos
,
,
otros cortando troncos
Ahí
,
aserrando madera, dura
como
—
Antonio que cuando hace frío está sentado delante de un buen brasero, y cuando hace calor, al fresco, junto á una ventana abierta sin otro trabajo que decir de tiempo en tiempo b-a-ba, 'b-ebe ahí le tenéis que se queja al subprefecto, y reclama dos francos por cada niña y cada niño, durante la estación de invierno la piedra...
tenéis el tal
,
—
212
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
Gran sensación produjeron estas palabras en el conmunicipal y el pobre maestro de escuela se le-
sejo
,
vantó, indicando que quería contestar.
— ¡Callad! —
le gritó el
alcalde con furioso gesto,
nada tenéis que decir aquí. ¡Dos francos! repitió Damido, lanzando al infeliz terrible mirada. ¿Sabéis, señor Antonio Denier lo que tiene que hacer un notable como yo para ganar dos francos ? Tiene que levantarse á las tres de la madrugada enganchar un borrico al carro y á veces cargarse él mismo un saco al hombro cuando el borrico lleva demasiado peso, bajará Marmoutier, á Saverne, á por caminos donde se puede romper cien á Schirmeck veces la nuca, sentarse en un guardacantón, con viento, lluvia ó nieve y allí estañar las cacerolas y componer
—
—
—
,
,
,
,
,
toda la vajilla rota de la comarca. ¡Pero eso no tiene relación con la ciencia! Denier, verdaderamente indignado.
—
—
Callad! i
— repitió
el alcalde rojo
— exclamó
de cólera
;
—
¡
ca-
llamo á Cuny para que os haga salir continuó diciendo Damido,— tiene que Además, volver con el mendrugo de pan en el bolsillo, y después... después suelen no ganarse los dos francos, porque ha sido preciso refrescar con una copita aquí, una copita allá, para cobrar fuerzas. ¡Y creíais, maese Antonio que llad ó
!
—
—
voy á daros los dos francos Encogióse de hombros y se sentó sonriendo con
lás-
tima.
— ¡Oh!
no, maese Denier... ¡oh! no, no los tenéis
aún.
—
—Y
—
¿qué dijo Carlos Benerotte, el leñador, yo tengo que hacer para ganar dos francos? ¿ Cuántos árboles tengo que derribar? ¿cuántos haces tengo que atar?
.
LOS ORADORES DE MI PUEBLO.
213
— ¿Y nosotros?— exclamaron los demás. — ¿Acaso nos maese Denier?
cree locos
—Y además — exclamó
Francisco Mathis,
tros hijos aprendiesen algo
—
¡si
nues-
!
— ¡Bah! yo no quel,
sé leer ni escribir — dijo Nicolás Jac—y eso no me impide hacer las mejores escobas de
comarca. Gruesas gotas de sudor corrían por la pálida frente del pobre maestro de escuela; miraba al señor alcalde con rostro suplicante y parecía implorar la compasión de todos pero lejos de compadecerle los concejales, gozaban de su derrota. Jorge Machette, el especiero, se levantó entonces, y dijo hablando con la nariz: «Señores concejales, tenéis mucha razón para negar los dos francos que se os piden, porque la instrucción es la pérdida de los hombres; les estropea... les la
;
—
destruye... les vuelve bestias.
Todos conocéis á mi hijo Jorge tiene seis años, muchacho más guapo del Valtin alto, robusto, con el cabello enmarañado mi mujer estaba orgullosa »
,
era
el
de
él.
;
»
Tuve
la
desgracia de mandarle á la escuela y ya no
es ni su sombra. »
Todos
los
sábados venia á decirme maese Antonio
Denier: «Vuestro hijo, señor Machette, os honrará;
aprende cuanto quiere. Será cuanto queráis que sea: comerciante al por mayor, notario, abogado: será la gloria de vuestra familia.» »
Yo
creia estas cosas
y
le
compraba cuantos
pedia. Jorge se acostaba con sus libros
;
libros
se levantaba de
Tenia que pagar yo además aceite no hace uno por sus hijos! El muchacho enflaquecía más y más. Tanto mejor, decia el señor An-
noche para
y
leerlos.
velas; ¡qué
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
214
la ciencia adelgaza á los hombres. No es como alimento del cuerpo que les engorda... ¡Miradme á mí! Universal carcajada resonó en toda la sala.
tonio el
,
— Es falso — murmuró más
lie
el
maestro de escuela,
— ja-
dicho eso.
Jorge Machette fingió no oir el mentís y continuó tranquilamente El señor Antonio Denier, quiso enseñar á mi Jorge aritmética, agrimensura y ortografía; ocurría esto en la época de la enfermedad de mi mujer; tenia ocupaciones hasta por encima del cabello, y no podia vigilar á mi hijo. Un dia, sin embargo, se me ocurrió ver qué había aprendido y le llamé: Jorge, toma 100 francos; vé á comprar harina á Saverne. Pero padre nunca he comprado harina. ¿Cómo, no sabes lo que cuesta una libra de harina? Pues bien, á tu edad ya comerciaba yo y me ganaba la vida. En adelante no volverás á poner los pies en la escuela; veo lo que os enseña maese Denier, os enseña á soñar, en vez de enseñaros á ganar la vida honradamente. Solamente los ricos tienen medios para ser sabios tienen cocineros para saber el precio de la carne, panaderos para saber el precio del pan y notarios para saber el valor de los escudos. Este discurso del tendero Machette produjo prodigioso efecto y por aclamación se votó en contra del aumento de los dos francos. En seguida se levantó sonriendo Santiago Romary, sacó su voluminoso reloj del bolsillo del chaleco y dijo: Señores concejales, son las dos ya es hora de ir á ,
—
— —
,
,
;
,
,
—
;
las vísperas.
Y salió gravemente de la sala. El viejo maestro de escuela quedó costumbre, para cerrar la puerta.
el
último, según
LOS ORADORES DE MI PUEBLO.
215
— ¿Por qué no me enseñaría mi padre su de —pensaba pobre hombre. — Ganaría mi vida en oficio
ador?
le-
el
bosque como tantos otros. En vez de tener treinta y amos solamente tendría uno no tendría que adual señor inspector al señor ar al señor subprefecto ura, al señor alcalde, á todo el mundo. 1
eis
;
,
¡El desgraciado estaba
En [el
,
muy
triste!
cuanto al alcalde Santiago
Romary señor y dueño ,
Valtin, por gracia del prefecto, bajaba majestuosa-
nente por la calle del pueblo oncejales,
—
y
se decía á sí
seguido de los señores
,
mismo:
El negocio está decidido Jorge Machette ha haHado como un abogado. El subprefecto tal vez gritará ilgo, pero... ¡qué importa! !
¡
FIN.
LOS BUENOS TIEMPOS ANTIGUOS.
LOS BUENOS TIEMPOS ANTIGUOS.
En Dosenheim, en los Vosgos, al extremo del valle donde el Zinzel entra en Alsacia, existia en el año de gracia de 1750, numerosa población de leñadores, carboneros y madereros. Estas gentes, pertenecientes casi todas a la servidumbre, trabajaban para los príncipes de Dos Puentes; cortaban los árboles, los serraban y lanzaban al rio. Llegando al Rhin, aquellas maderas, reunidas en balsas por medio de mimbres y armaduras, bajaban el rio, se vendian en Holanda y los señores, á quienes se llamaba: Alemanes del rey de Francia, podían vivir noblemente en Versalles; no les faltaba dinero, y cuando llegaba á faltarles vendían hombres para las colonias. En este mismo tiempo prosperaban los conventos de Neuwiller, el Graufthal y Phalsburgo, los capuchinos, franciscanos y hermanos predicadores se extendían por todos los senderos de la montaña por todas partes se encontraban sus largas barbas amarillas, sus hábitos burdos grasientos y con sandalias. Así iban de aldea en aldea, de puerta en puerta, rezando el rosario, visitando los armarios, sacando del nido los huevos, cogiendo la manteca y el pan, bendiciendo á las mujeres y niños y cargando de tal modo sus borricos, que á la hora en que el ángelus les anunciaba la retirada, apenas ;
—
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
220
podían aquellos
frailes arrastrar á la bestia tirando del
ronzal.
Los leñadores de Dosenheim, agobiados por aquella gran miseria, en el agua, en el barro, en la nieve, las tres cuartas partes del año, pálidos, desgarrados,
ham-
brientos, ni siquiera tenian idea de otra existencia. Ves-
tían gruesa chaqueta gris y se cubrían con sombrero de fieltro para trabajar en el bosque y los domingos calza-
ban zapatos para Barthold
ir
á misa á Neuwiller. El señor cura
predicaba sumisión y sencillez de costumbres; prohibíales la ambición, la avidez, envidia, glotoles
nería y pereza, y cuando por casualidad una mujer llevaba vestido algo nuevo, ó una cinta en su blanca cofia
tronaba contra el lujo del siglo. Estos sermones les edificaban; hacían acto de contrición y volvían á
Dosenheim completamente arrepen-
tidos.
Sus barracas
En
,
construidas con maderos
,
parecían
en un lado se amontonaban la* personas y en otro el ganado; las gallinas se posaban sóbrelos maderos; pero el hijo aumentabí de día en dia y por aquel tiempo muchos, para no ir descalzos, inventaron los zuecos. En el número de estos desgraciados se encontraba el leñador Simón Bruat; su casa, una de las más grandes garitas.
el interior,
existe aún y puede verse á la entrada del primera de las que siguen la orilla del rio, tiene un piso alto y está cubierta con techo gris su fachada da á la plaza de la fuente; sobre la puerta hay una
de la aldea
,
valle; es la
;
tabla cargada de tiestos y adorna la fachada que trepa hasta el techo.
una parra
Simón vivía con sus padres, ancianos que no trabajaban desde algunos años antes, y además su mujer, tres hijos y dos hijas. Toda esta gente vivía del tra-
LOS BUENOS TIEMPOS ANTIGUOS.
bajo de Simón, pero no nia
le
221
faltaba fuerza ni ánimo. Te-
leñador cuarenta años
y era robusto, la frente ósea, nariz encorvada, los ojos pequeños y vivos, la el
,
barba cuadrada y la patilla rubia. Al verle fumar en
la
pipa, después del trabajo, apovado en la puerta, con su
chaqueta de lienzo crudo, su ancho sombrero de fieltro caido á la espalda, sus callosas manos y macizas piernas, se pensaba: Ese es el hombre que derriba las encinas que las lanza al rio y las impulsa con un golpe de bichero hasta el centro de la corriente. Y no se engañaban; toda la comarca conocía á Simón Bruat por su calma su fuerza y su resolución; en el trabajo no escuchaba á nadie y adelantaba siempre más que los otros. En la casa mandaban el padre Juan y la madre Ana; todo el mundo tenia que obedecerles. Estos dos viejos habían trabajado mucho durante su vida; habían hecho grandes sacrificios por rescatarse de la servidumbre ellos y sus hijos. En un tiempo en que el joven señor gastaba mucho eu la corte y no podia esperar los pagos, Juan se aprovechó de la circunstancia, vendió sus reses, su campo, su prado, todo cuanto tehubiese nia; hubiese vendido hasta su última camisa mendigado de puerta en puerta, para ser libre y redimirá sus hijos. A Dios gracias, había bastado el dinero; la familia Bruat no pertenecía ya al señor, y después habían rescatado su trocito de pradera. ,
,
,
Simón sabia estas cosas consideraba á los viejos como dioses, y jamás se hubiese permitido pensar de otra manera que ellos. Todos los lunes en invierno y verano marchaba á su choza del bosque. En aquella ;
,
,
choza, construida con troncos y cubierta con tierra, tenia pan, sal, algunas cebollas y una poca manteca para la
semana, su hacha y sus cañas. Siempre era su hacha la primera que hería
el
pié del
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
222 árbol
,
y también
la
última que se
oía.
Recibía
salario de los leñadores de aquel tiempo.
el
mejor
¡Dos reales y
medio por dia El sábado por 1a noche volvía con su haz á la espalDesde lejos veía en el fondo del valle, al otro lado
da.
del puente, la luz que crecía
y se apagaba en las tinieRepresentábase á los dos viejos y á todos los niños alrededor del hogar; su mujer Catalina disponiéndose atender los manteles; su vieja hermana Teresa, enjugando la grande escudilla de leche cuajada, y las blas.
cucharitas de estaño. Oíales decir con mal humor: «¿No
vendrá esta noche?»
Y
•
su chaqueta burda, remendada en los codos, se inclinaba para arreglar el fuego; la madre, con su cofia de tela negra, iba el viejo
,
con su gruesa cabeza calva
,
ala ventana y miraba; después, de pronto, el perro viejo Mansfeld dormitando bajo la mesa, la barbuda cabeza entre las patas se levantaba, olfateaba y arañaba ,
,
mientras exclamaban todos:
— ¡Ahí está! Simón veia puerta
,
estas cosas desde lejos
en medio de la
marmita donde cocían
humareda las
habas
y cuando abria
gris
,
la
que subia de
la la
escena era como
se la había representado.
— ¡Tarde
vuelves!
— decia
Simón, rendido de tierra el
el viejo
fatiga,
haz de leña junto
al
hogar; acercábase á su muel le cogía un brazo
y la abrazaba; su hijo mayor menor le abrazaba una pierna y
jer
volviéndose.
no contestaba; echaba á
,
;
la abuela decia
con ale-
gre sonrisa:
— Vamos
hijos, sentaos y cenemos. Algunas veces después de cenar, llegaba el cuñado Bautista Thibaut y su mujer Anita, para hablar en fa,
,
milia. Thibaut vivía tres ó
cuatro casas
más
arriba;
— 223
LOS BUENOS TIEMPOS ANTIGUOS.
algunos terrenos en cuatro bueyes pequeños y solamente se ocupaba de labranza, sembrado, recolección y acarreo. Era alto y duro como un tronco viejo tenia nariz recta en la misma línea de la frente, los ojos pardos y arrugados y llevaba gorro de algodón caido sobre la oreja, y casi siempre estaba de mal humor. Estaba redimido como losBruat;el abuelo Juan, jamás hubiera dado su hija á hombres del señor, para que sus nietos cayesen en la servidumbre... ¡No! Bautista Thibaut era libre y marcbaba bien en sus negocios; pero la tasa, el vigésimo, el diezmo, los servicios obligatorios y las cargas de todo género, le enojaban terriblemente. Cosa de ver era cuando se inclinaba sobre su escabel al lado del hogar apoyado el codo en la rodilla y la barba en la mano, mirar alrededor del círculo de viejos, mujeres y niños, y al cabo de pocos momentos tenia granja, establo y cobertizo, la falda
de la montaña,
un prado
cerca del rio
,
,
;
,
,
,
decir
,
:
—¡No
concluirá nunca la lluvia!... ¡mal año! ¡mal
año!...
Ó
bien:
— El
sol lo seca todo... se han perdido los henos, las avenas están quemadas los cáñamos detienen el crecimiento... Hace tres meses que no cae una gota de agua... ¡esto concluirá mal! Los impuestos continúan aumen,
tando... el recolector de tasas vino ayer... llenó el saco... .Sí, las
mentan
tasas van bien...
¡Es un placer ver cómo au-
!
Hablaba con enojo y sin pronunciar una palabra más que otra. El viejo se mezclaba también en la conversación. Hablaba gravemente recordando tal año, treinta ó cuarenta antes, en el que no se pagaba al señor más de la mitad de lo que habia que desembolsar alta
—
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
224
ahora; que después vinieron, la sal obligatoria, las tasas
el
,
vigésimo de
la
guerra
y después
,
del
vigésimo
otros derechos, y concluía diciendo que acabarían los siervos por ser más felices que los redimidos.
Los niños escuchaban todo esto abriendo mucho los todos, hasta el último comprendía la desgracia de haber nacido. Sus mujeres hilaban apretando los labios; de tiempo en tiempo se volvía la abuela recogiéndose lascanas bajo la cofia. Escuchaba y decía Sí, eso era el año de la inundación; aquel año bajaron los henos hasta en Alsacia tuvimos que vender la vaca y vivir con dos cabras. O bien: Eso ocurrió el año del invierno glacial nadie podía trabajar en los campos. Aquel año impusieron las tasas. Creíase que serian temporales, pero aún duran. En seguida volvía á ponerse á hilar la buena vieja y el abuelo Juan continuaba su historia. Simón nada decia; escuchaba frunciendo las cejas, ahuecando un zueco ó trenzando una cesta; en estas cosas trabajaba de noche y se vendían en el mercado de ojos
;
:
—
;
—
;
Saverne.
A
las diez
,
cuando ya se habia hablado mucho de
las
miserias de los tiempos, cuando cada cual estaba ya
cansado de pensar en ellas, de hablar y de oir, Simón se levantaba lentamente, con ambas manos apoyadas en las rodillas
y
decia:
— ¡Vamos,
Anita! ¡Buenas noches! ¡Ah, no han terminado nuestras penas! Sin que esto sea reconvención, parece que el Señor se cuida muy poco de este pobre mundo. Marchaba hacia la puerta, estiraba sus largos brazos y bostezaba abriendo la boca hasta las orejas. Las mujeres colocaban las ruecas en un rincón, y Anita se-
guía á su marido diciendo
:
!
!
LOS BUENOS TIEMPOS ANTIGUOS.
225
— ¡Buenas noches El abuelo Juan
le
miraba desde
la
puerta y en segui,
da, levantando los ojos al cielo cubierto de estrellas •
— ¡Es igual! —exclamaba, —
¡el
:
de allá arriba ve cuanto
pasa aquí
La hermana soltera la mujer de Simón y la abuela, subian por la escalera casi tan recta como una escala, ,
ayudando á
los niños
medio dormidos
;
detrás iba
el
abuelo, apoyado en el pasamanos.
— ¡Animo, hijos mios,
ánimo, vamos á dormir bien!
Mira, Simón, ya están durmiendo en pié. ¡Buenas noches, muchacho!
—
—
¡Buenas noches, padre! contestaba el leñador colocando la lezna y los zuecos en la cesta. En seguida cubria el fuego con una paletada de ceniza, sujetaba la barra á través de la puerta y subia á su vez pensativo y con la cabeza inclinada.
II.
el
En 1750, la hija mayor, María Ana, mayor de los muchachos Santiago, ,
tenia 14 años, y
tenia 12; acababa
de nacer otra niña que lactaba Catalina.
Habíanse sucedido varios años malos y se habían experimentado privaciones. A pesar de su incesant e tra. bajo, al volver por la noche Bruat encontraba caras pálidas y macilentas los ahumados maderos del techo le parecían más negros más abatidos los abuelos más triste su mujer y el cuñado de peor humor y más agrio. Thibaut llegaba á decir: 1 Todos esos capuchinos y franciscanos que van y vienen con sus campanillas y sus borricos, todos esos ,
,
,
,
—
15
B1BH0TECA DE INSTRUCCIOJN Y RECREO.
S¿26
colectores y cobradores de las gabelas, todo ese
de holgazanes son
como
las
vertidamente en los tallares: todo se
ramonean
montón
cabras que se dejan inadlo
comen... roen la
y los tallos tiernos... todo lo destruyen. Pronto tendremos que vender las tierras para pagar las tasas; ¡esto no puede durar así! Los demás no le contestaban pero mientras hablaba, se encontraban los ojos de Simón y del abuelo Juan y corteza,
las hojas
,
se decian:
—No,
.
,
:.
no puede durar... pereceremos... Nada se adelanta... ni con trabajo y economía; las cargas son demasiado pesadas; van aumentando, y caeremos en servidumbre. Nada sabrán los niños y queríamos enseñarles al menos á leer y escribir; ahora será preciso mandarles al bosque; es preciso que estas pobres criaturas aprendan á ganar el pan antes de tener edad para esto
¿Qué hacer? Esto pensaban, cada cual por su parte,
ello...
el
abuelo y
Simón.
Cuando
se
ha vivido doscientos años de padres á
hijos
en una barraca, cuando solamente se conoce una comarca, cuando nada se sabe de otra parte, no puede ocurrir la
Simón continuaba trabajando con una especie de sorda indignación, y parecía que aquello no habiade concluir jamás, cuando ocurrió otro cambio más pesado que todos los anteriores. Durante los grandes calores de Julio, un dia que el cielo anunciaba tempestad y toda la familia estaba fuera para recoger la cosecha, Juan Bruat que tendría unos 75 años, guardaba solo la casa. Estaba en el piso bajo y idea de abandonarlo todo.
meditaba oyendo marchar
el reloj, cantar las cigarras, y mugir lentamente los buejes en el valle, mientras cargaban las carretas y gritaban los
murmurar
diezmeros:
el rio
—
:
LOS BUENOS TIEMPOS ANTIGUOS.
— ¡Eh!
227
¡éh! muchachos, atención al décimo! exclamaba interiormente El bribón necesita que se le oiga para despojar á
Y
—
¡
las
jentes.
Entonces apoyaba ambos codos en la ventana y veia diezmero, seguido de un gran carro acercarse con su garfio coger el haz más grueso y arrojarlo en el montón de la iglesia. Á\ ver esto pensaba en muchas cosas y después se marchaba á su rincón otra vez. Así pasaban lentamente las horas los muchachos que corrían por el pueblo entraban en casa y las carretas chirriaban en la fangosa calle proyectando su sombra sobre las ventanas. Pero los trabajadores no volvían aún y el abuelo Juan se había quedado dormido cerca del hogar, cuando le despertaron pesados pasos en la habitación. Miró y vio á Simón en mangas de camisa que acababa de arrojar el sombrero y la blusa sobre la mesa, y se paseaba con sombrío aspecto, las manos cruzadas á al
,
,
,
,
la espalda.
— ¿Eres tú, Simón?— — padre.
le dijo.
Sí,
— Vuelves temprano. :
— Me han apresurado para venir. Entonces observó' el viejo que su hijo estaba pálido. ¿Qué sucede? preguntó. Nos disminuyen el jornal,— dijo Simón con ronca voz. El nuevo dueño de aguas y bosques cree que es mucho dos reales y medio y solamente dará dos reales. Los que no se conformen, se marcharán; no faltan siervos para el trabajo. Pocos momentos después añadió. —Es cosa hecha... no ganaré más que dos reales. El viejo quedó como aturdido durante algunos momentos.
— :
—
—
,
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
228
— ¿Y qué dicen los demás?— preguntó en seguida. — Nada dicen, — contestó su hijo. —¿Ninguno ha hablado? — No. El señor es dueño, quisiera, dar real y medio si
mismo seria. momento se oyeron voces en
en vez de dos, lo
En
este
la calle,
y
el
abuelo se levantó exclamando:
— No digas nada á tu mujer, ños... seria
un golpe
á la abuela ni á los ni-
Es preciso tener
terrible...
valor...
veremos... esto es duro... esperemos hasta mañana,
Sí,
Simón.
Simón estaba sentado y
las
mujeres llegaron á
la
puerta alborotadas.
— ¡Ah! —exclamaba la abuela Ana, y cruzadas las amarillentas manos, queda morir de hambre!
con la cóña caída ¡ahora sólo nos
—
Catalina, María Ana y la pequeña Luisa gritaban también. El abuelo Juan vio que todo lo sabían y que la noticia de la desgracia se habia extendido por la aldea.
Entraron al ñn dejando detrás de la puerta las hoces y horquetas y quitándose los grandes sombreros de paja con ademan desolado.
—¡Esto
es lo último,
— exclamaba Ana,— esto
es lo
último!
Y al
viendo entonces á Juan y á su hijo inmóviles junto
hogar.
— ¡Ahí estáis!— añadió— ¿y nada decís? ¿Acaso mos ahora
pode-
que el dueño del bosque pobres? ¿Acaso no es esto con-
criar á los hijos? ¿Es
puede quitar
el
pan á
los
trario á Dios?
Jamás habia
visto el abuelo
Juan á su mujer en
tal
estado, pero no sabia qué contestar, y casi al mismo momento llegó el yerno, encorvada la ancha espalda.
LOS BUENOS TIEMPOS ANTIGUOS.
229
brillando de cólera sus ojillos y en cierto
modo más
indignado que las mujeres. ¡En!— dijo por la ventana,
—
— ya
sabéis la noticia,
nuestro gracioso señor ha contraído deudas en Versalles.
Nosotros las pagamos como de costumbre: se dis-
minuyen
los obreros...
¿Hánse visto jamás tunantadas
semejantes?
En
seguida atravesó
el
umbral. Su mujer y sus dos
Claudio y Nicolás, le seguían. La desolación redoblaba; lloraban las mujeres y los niños escuchaban á la espalda asustados.
hijos,
En
toda la aldea se oían iguales gritos, en tanto á la
derecha, en tanto á la izquierda.
Las gentes venían en grupos desde el valle y se detenían gritando. ¡El jornal en el bosque es de dos reales!
—
Leñadores y carboneros inclinaban la cabeza. No se pensaba en la recolección el granizo sólo destruye una cosecha, pero cuando bajan los jornales es por mucho tiempo, sobretodo cuando solamente hay un amo que ;
lo decide todo.
Inclinado sobre su escabel las
manos sobre
las rodillas,
el
abuelo Juan
miraba
,
cruzadas
al suelo sin hablar,
y solamente cuando á fuerza de gritar habían concluido por llorar, y las mujeres abrazaban á sus hijos diciendo:
— ¿Qué va á ser de nosotros? Entonces levantó la cabeza y dijo: ¿De qué sirven esos gritos ? Lo que nos cuentas |
—
lo
sabemos ya, Thibaut. Cuando el señor pierde al juego, nosotros pagamos; cuando arroja el dinero por las ventanas, nosotros pagamos; cuando construye palacios y jardines como el rey de Versalles, nosotros pagamos; cuando corteja mujeres de vida licenciosa, nosotros lo
230
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
pagamos también... Sí, lo
sabemos
,
¡el
pobre pueblo paga siempre!...
¿pero qué vamos á hacer? ¿Reclamar
acerca del señor de aguas y bosques? Todo el mundo sabe que nada somos , que no se nos oye que no mere,
cemos
Y
además si supiera solamente ese hombre que nos hemos atrevido á reclamar, nos quitaría el trabajo y nos arrojaría de la el
trabajo de que se nos mire.
,
comarca. ¿No es verdad esto? Thibaut, que paseaba por la habitación, no contestó. Marcharnos á trabajar á otra parte, bien!, añadió
—
—
con tristeza el abuelo, -^¿ pero dónde trabajaremos? ¿encontraremos trabajo á diez ó doce leguas de aquí, en los dominios de otro señor? ¿Acaso no existen en todas partes iguales cargas, iguales impuestos, iguales injusti-
cias?
¿
Es que en
el
condado de Dabo
,
de Salm y otros
se paga mejor? ¿Acaso en diciendo que en
Dosenheim
se
disminuye el jornal, no se hará lo mismo en todos los condados forestales ? Esperaba respuesta, pero nadie sabia qué decir. —^Cuando: uno es el más débil cuando no se puede reclamar ni cambiar nada, es preciso someterse hijos mios. Economizaremos ¡Oh! exclamó la abuela Ana, ¿se puede economizar aún? ¿En qué quieres que economicemos, Juan? No es que quiera, contestó conmovido el anciano, no es que quiera, sino que es preciso. No veo otro medio, Ana; si hay otro, decidlo. Miraba á Thibaut; pero el yerno callaba; concluyendo por sentarse y mirar al suelo. La hermana Teresa acababa de colocar la escudilla de habas sobre la mesa. En la casa inmediata se oía sollo,
,
¡
—
—
— —
—
—
zar también.
— Vamos, — dijo tristemente
el
abuelo,
— sentémonos y
LOS BUENOS TIEMPOS ANTIGUOS.
231
cenemos. Es preciso ver, -tener paciencia y reflexionar... Tal vez al fin nos ayudará Dios... "Dio ejemplo y á los pocos momentos toda la mesa ,
estaba rodeada de cabezas rubias y rostros viejos, graves y pensativos.
De tiempo en tiempo alguna mujer
se volvía para en-
jugarse los ojos.
Tbibaut estaba á la espalda con su mujer á
la
sombra
de la chimenea, una de sus puntiagudas rodillas entre las
manos, levantando la vista, pensativo y con los lay en el círculo de la luz, veíanse las ma-
bios apretados,
necitas de los niños
ir y venir á la escudilla. Así pasaban las cosas en los buenos tiempos antiguos; los frailes y los señores lo tenían todo el pueblo sólo tenia la esperanza en Dios. La revolución lo ha cambiado todo ha destruido los privilegios; fundado la igualdad civil y dado á los campesinos la tierra que cultivaban hacia doce siglos para el noble y el monje. ¿Por qué los campesinos no votan como los obreros de las ciudades, para que se cumplan los derechos individuales y por la República contra los reyes? ¿Acaso echan de menos la servidumbre, la gabela, el diezmo mayor y menor, la tasa, el horno, el. molino, la prensa comunal, la subvención del rey y otras mil gabelas que agobiaban á sus abuelos antes del 93? No; pero los desgraciados no conocen la historia de nuestra gran revolución; nada se les enseña y esta es nuestra desgracia: [Instruir al pueblo, enseñarle la historia de sus mayores, es fundar la Democracia sobre la roca ,
:
de la nación
A la
!
hombres de buena volunEscribamos y hablemos para el pueblo de los campos, en lenguaje sencillo que puedan comprenderle. Desconfiemos de las frases bellas, de las palabras sonó-
tad.
obra, pues, todos los
232
BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.
ras y delicadezas académicas. En verdad os lo digo; de todos los libros que se publican en Francia, no hay
uno que pueda comprender escribe para los instruidos,
y
el el
aldeano. Se estudia, se
pueblo, al que se deja en
vota por los intrigantes y ambiciosos que explotan. Este es el secreto de todas nuestras des-
la ignorancia, le
gracias desde hace setenta años.
FIN.