La guerra

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5 2

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LA GUERRA.


Es propiedad. Queda hecho el depรณsito que previene la ley.


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

LA GUERRA POR

ERCKMAM-CHATRIAN

MADRID. IMPRENTA DE LA BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO. Espíritu Santo,

35

triplicado.


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2012 with funding from

University of North Carolina at Chapel

Hill.

http://archive.org/details/laguerra1608erck


LA GUERRA. SOUWAROW

EL INVENCIBLE.

CUADRO PRIMERO. Marcha de Souwarow. Plaza Mayor de Alejandría.

Ala

de capotes, zapatos y ropas.

izquierda la tienda del prendero Zampieri llena

A la derecha

un

café.

Lorenzo. Las ventanas y balcones en derredor de

La multitud ocupa

Deum.» Oyese

la escalinata

por momentos

el

En el

la

fondo

el

;

iglesia de

San

y pórtico de la iglesia, en la que cantan un « Te órgano y coro. Por todas parles flotan bande-

ras y gallardetes con los colores de Rusia. Atraviesa la plaza

cosacos

la

plaza están llenos de gente.

un regimiento de

prendero Zampieri y su hija Marietta cuelgan ropas en

el

exterior

déla tienda.

ESCENA PRIMERA. ZAMPIERI MARIETTA ,

,

soldados rusos

,

hombres y mujeres

del pueblo, después

JOÑAS.

VOCES NUMEROSAS. ¡Vivan los rusos! ¡Vivan los libertadores de ¡Vivan los soldados de Souwarow (Grandes aclamaciones que se propagan por

las calles

Italia!

inmediatas. Jonás apa-

rece por la derecha.)

ZAMPIERI,

viendo un cosaco que trata de descolgar con

par de botas.

¡

Al ladrón

!

¡

Al ladrón

{Sale corriendo.)

f*

%

-5

*T

E -C

Ó

la

lanza un


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

6

EL COSACO. ¡

Hurra

(Pica al caballo y desaparece por la izquierda.)

JOÑAS

acercándose á

,

la tienda.

¡Eh, maese Zampieri, parece... (Señala sonriendo al par de botas. Zampieri se vuelve.)

ZAMPIERI. ¡Sois vos, Jonás!

(Dirigiéndose á su hija.)

seguida las ropas en

la tienda...

¡

Marietta,

mete en

Pronto!

MARIETTA. ¡

En

seguida

,

padre ZAMPIERI,

Amigo mió

,

acercándose á Jonás.

los cosacos tienen lanzas tan largas

bayonetas tan agudas, que siempre enganchan algo

y al

pasar.

JOÑAS ,

No

riendo á carcajadas.

digáis á los italianos que mienten...

los rusos

No

digáis á

que roban... ZAMPIERI.

¿Y qué

se os

Lo que

queráis.

puede decir á vos? JONÁS.

No

os creeré.

ZAMPIERI,

sonriendo.

Jonás sois hombre honrado. JOÑAS mirando á derecha é izquierda con cómico aspecto. No tengo testigos Zampieri, si los tuviera, caro ,

,

,

lo

pagaríais. (Ambos

ríen

y

se

estrechan

ZAMPIERI

¡Y

bien! ya se

la

mano.)

señalando las tropas que desfilan.

marchan

,

abandonan decididamente

la Italia.

JONÁS.

Souwarow no podia entenderse con los generales austríacos, amenazaba tomar mal aspecto el asunto, y Sí,


LA GUERRA. va á incorporarse

al

cuerpo de ejército ruso que está en

Suiza.

ZAMP1ERI.

A fe mia,

Jonás, que no siento verles partir. Esos ru-

sos son los mayores ladrones de la tierra.

JOÑAS,

con ironía.

pensando, maese Zampieri! ¡Hablar así de los salvadores de la fe de los restauradores del orden, de los vencedores de Cassano, del Trebia, de

¡En qué

estáis

,

Novi, de los libertadores de ZAMPIERI, ¡

Sí! esos libertadores sólo

JOÑAS ,

Italia!...

acalorándose.

piensan en saquearnos...

con viveza.

¡Tened cuidado!... podrían

oiros.

(Indica con la mirada los agentes de policía

Zampieri

se

calma súbitamente. Joñas

,

le lleva al

que hacen circular á

la

multitud.

proscenio.)

Vengo á proponeros un negocio, Zampieri. ZAMPIERI.

¿Qué es? JONÁS.

Doscientas cincuenta casacas rusas

,

cien pares de za-

patos, pantalones, charreteras y plumeros. ZAMPIERI.

¿Del hospital de San Lorenzo? JONÁS.

No, de Novi, todo tiene señales de bayoneta. ZAMPIERI.

¿Y cuánto vale? JONÁS.

Doscientos veinte ducados. ZAMPIERI.

almacén, Jonás... Nada puedo contestaros hasta ver la mercancía. Traedlotodo

al


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

8

JOÑAS.

¿Cuándo? ZAMPIERI.

Cuando haya salido de Alejandría la retaguardia de Souwarow. Conozco la intendencia rusa y sé que recoge con mucho gusto lo que ha vendido para volver a venderlo. (Gran tumulto en

el

fondo; algunos

oficiales rusos

pasan á galope.)

VOCES NUMEROSAS.

¡Vívanlos rusos! ¡Vivan

los salvadores

de Italia!

(Aclamaciones.)

ZAMPIERI.

¡Qué

gritería!

JONÁS.

¡Bah! ¡dejadles gritar! lo mismo harían Bonaparte... Si vuelven los franceses... (El espía Ogisk!

,

disfrazado de vendedor de periódicos

un paquete de papeles debajo

,

si

pasara

atraviesa la plaza co»

del brazo.)

OGISKI.

Souwarow, vencedor de Kinburn, de Foxhani, del Rymnik, de Ismail, de Praga! ¡Historia de Souwarow, famoso generalísimo del czar Pablo! ¡Historia del vencedor de Cassano, del ¡Historia de Alejandro Basilowitch

Trebiay de Novi! ¡Historia de Souwarow (Desaparece por

la izquierda,

volviendo á gritar.

MUCHAS VOCES

,

en

—Historia

la calle

de

el

invencible!

etc.)

la izquierda.

¡Aquí! ¡aquí! (En

este

momento

déla tienda.)

ve Zampieri á algunos muchachos que trepan por los pilares


!

.

LA GUERRA.

ESCENA LOS MISMOS,

después

ZAMPIERI, ¡

Bajad de ahí canallas ,

!

¡

II.

UN CRIADO.

gritando.

Bajad de ahí

(Los muchachos se deslizan y huyen.)

JOÑAS.

¡Qué ralea! EL CRIADO

llegando

,

muy

sofocado.

¿El signor Zampieri?

ZAMPIERI,

Yo

viniendo por detrás.

soy. EL CRIADO.

Signor Zampieri, la signora Isabela os suplica

ha-

la

gáis el favor...

ZAMPIERI ,

Ya

sé...

mariscal

ya

sé... la

incomodándose.

signora quiere ver pasar al feld-

Souwarow con su casquito y su gran

sable...

Necesita una ventana que dé á la plaza... Las teügo

todas alquiladas. EL CRIADO.

Pero la signora. ZAMPIERI.

Pero la signora... entiendo. Tengo alquiladas todas la3 ventanas. Debió venir ayer. EL CRIADO

con acento patético.

,

¡Ah! ¡signor Zampieri,

sois

ZAMPIERI,

muy

cruel!

con arrebato.

¡Vaya! no puedo alquilar ventanas que no tengo. EL CRIADO.

¡Oh signor Zampieri! ¡Pero ZAMPIERI ¡

Id

al diablo

!

¡

,

la signora!...

incomodándose.

Pero la signora

! ¡

pero la signora!

. .


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

10

MARIETTA

arreglando las ropas en

,

Id á casa del especiero de

quedan ventanas por concluir el Te Deum.

le

la

la tienda.

esquina... mirad, allí

alquilar. Id pronto

,

aún

que va á

EL CRIADO, marchándose.

¡La Santa Madona os oiga, signora Marietta! ZAMPIERI,

¡Qué á ese

áJonás.

fastidio!... ¡Ventanas...

ventanas para ver pasar

viejo bárbaro

JOÑAS,

mirando

á los

balcones.

Quisiera tener alguna que alquilar ; os aseguro que no

me

enojaría eso, al contrario.

(Un general ruso y un anciano con trage de emigrado, aparecen por

la

iz-

quierda.)

ESCENA

III.

LOS MISMOS, EL GENERAL RUSO

y

EL ANCIANO.

EL ANCIANO.

Con que

es cosa positiva, general;

puedo informar

al

comité realista. EL GENERAL. Sí, señor conde.

16

y 17

Hoy estamos

á 10 de Setiembre. El

se concentrará el ejército en Bellinzona. El 19

atacaremos el San Gotardo el 20 y el 21 rechazaremos al enemigo al valle del Reuss el 22 nos apoderaremos de Altorf, donde deben esperarnos Linken y Jellachich, el 24 batiremos á Massena y seis semanas después entraremos en París. ;

;

,

EL CONDE.

Óigaos Dios, general. EL GENERAL.

No hay

menor duda. El feld-mariscal lo ha previshan mandado órdenes terminantes á Kor-

la

to todo, se


LA GUERRA.

11

sakow para que

el

tras nosotros le

cogemos por retaguardia...

24 ataque de frente á Massena, mien-

EL CONDE.

Os creo,

tengo absoluta confianza en el genio del ilustre í'eld-mariscal Souwarow... pero esa marcha de todo un ejército que lleva cañones y bagajes á través de las montañas más altas de Europa, en las que el enemigo se lia fortificado desde liace dos meses me parece tan extraordinaria... EL GENERAL sonriendo y poniéndole la mano sobre un brazo. Conocemos exactamente las fuerzas y disposiciones del enemigo. El oficial que ha llevado á Korsakow las órdenes del feld-mariscal ha atravesado al volver el valle del Reuss y el San Gotardo. ¡Todo lo ha visto!... Los bagajes y artillería pesada desfilarán por los Grisones para Chiavenna. Solamente llevaremos las piezas de montaña que pueden trasportar á lomo los mulos. Os repito señor conde que podéis informar al comité general...

,

,

,

,

,

realista para

que esté dispuesto á apoyarnos vigoro-

Que mande agentes á Alsacia y Lorena... Que prepare un movimiento en Paris.

samente...

EL CGNDE.

General

,

los realistas están

preparados

;

solamente

esperan la entrada en Francia del feld-mariscal Souwa-

row, para correr á las armas y proclamar á S. M. Luis XVIII. Nuestros agentes ocupan los empleos; te-

nemos

inteligencias en los Ministerios

y en

el

Directorio:

de Massena carece de uniformes y víveres, muere literalmente de hambre en medio de las nieves

si el ejército si

de Suiza,

demás

,

al

comité realista se debe este honor. Por la

Francia está cansada de ese ridículo sistema de

libertad é igualdad.

EL GENERAL.

En

ese caso

,

todo marchará

más

de prisa aún de lo


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

12

que esperamos.

(Tendiendo

las

manos

al

conde.)

Hasta la

VÍSta,

pues, señor conde, hasta muy pronto. EL CONDE, estrechándole la mano.

Hasta

la Vista

EL GENERAL

,

general.

,

volviéndose en

(

el

El general se aleja.

momento

de salir y exclamando.

En

París... dentro de seis semanas...

En

Paris...

EL

(El

conde

general hace con la se pierde

mano

señal

CONDE. de

despedida y sale por

Zampieri han oido

entre los grupos. Jonás y

la

izquierda; el

las

últimas pala-

bras del anciano y del general.)

ESCENA JONÁS

,

ZAMPIERI

IV. MARIETTA.

,

JONÁS.

Parece que marchan sobre Paris. ZAMPIERI. Sí, desde que

sos no ,

han ganado dos

ó tres batallas esos ru-

dudan de nada. MARIETTA.

¿Está

muy lejos

Paris? ZAMPIERI.

Detrás de los Alpes... Doscientas leguas

más

allá de

Suiza.

MARIETTA. ¡

Pobres gentes ZAMPIERI.

¡Sí, puedes compadecerles! en su casa! (Rumores y

gritos

en

el

fondo...

¡

que se hubiesen estado

— ¡Aquí están

los

granaderos!


LA GUERRA.

13

VOCES NUMEROSAS.

¡Vivan

granaderos de Rymnik!... ¡Yivan los vencedores del Trebia !... los

(Vése desfilar una columna de granaderos.)

GRITOS

Á LA

IZQUIERDA,

en

la calle.

¡Alto!... ¡Alto!...

ZAMPIERI.

¿Qué

es eso?

JOÑAS

Que

dando algunos pasos y volviendo en seguida.

,

está obstruida la calle de los Haces. ZAMPTERI.

¿Cómo pasan con furgones por una

calle

como

esa?

¡Un verdadero tubo! JONÁS.

Cuenta de

ellos

es

otros apuros tendrán en Suiza,

;

sin hablar de los cañonazos. (Vése aparecer un sacos y

un

Hattuina.

caldero

Una

,

carro por la

derecha. Sobre

él,

sentada entre un tonel,

va una vieja con pelo blanco y tez arrugada; es

joven,

Ivanowa

lleva el caballo

,

por

la

brida.

la

Todo

cantinera el

mundo

mira.)

ESCENA LOS MISMOS

,

HATTUINA

V.

HATTUINA ,

,

IVANOWA.

gritando con cólera.

¡Ohé!... ¡Ohé!

Esperad

,

IVANOWA madre Hattuina

,

,

riendo.

está obstruida allá abajo

la calle.

HATTUINA, ¡

Qué despejen la

calle!...

gritando.

¡que despejen la calle!

Jamás

deben detenerse los granaderos de Rymnik... ¡Ohé!.... ¡ohé!...

ZAMPIERI.

¿Oís á esa vieja bruja?


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

14

JONÁS,

Es

la cantinera

riendo.

más antigua

Zampieri. El otro dia

me

del ejército ruso

dijeron en

el

,

maese San

cuartel de

José que ha hecho todas las campañas de sesenta años acá, en Prusia, en Turquía, en Crimea y en Polonia, y

que Souwarow

la quiere

como á sus

ojos.

ZAMPIERI. Si quisiera á la

muchacha,

lo

comprendería. ¿Es hija

deesa vieja? JONÁS.

una polaca. La madre Hattuina la adoptó en el saqueo de no sé qué ciudad. Así me lo dijo el cirujano de los granaderos de Rymnik. No,

es

ZAMPIERI. ¡

Hermosa muchacha

(Aumenta hacia

el

la

confusión.

Ivanowa saca

del tumulto el caballo, tirando de la brida,

lado de la tienda de Zampieri.

ruso separa á caballo

la

En

el

mismo momento un joven

multitud y se detiene junto

ESCENA

oficial

al carro.)

VI.

LOS MISMOS, IVANOWITCH.

IVANOWITCH. ¡Ah! ¡estáis aquí!... hace una hora que os busco.

HATTUINA.

vanguardia? IVANOWITCH. Sí, precisamente por eso quería veros. ¿Quién sabe que encontraré de aquí á cuatro días?

¿No vas en

la

HATTUINA.

¡No vendrás por mí! IVANOWITCH tendiendo la mano No, precisamente, matuchka (1). ,

(1)

Madre.

á Ivanowa.

lo


!

LA GUERRA.

15

HATTUINA.

Ah! tunante ¡y se atreve zala, no hay mal en ello. ¡

;

IVATJOWITCH,

¿Lo consientes

á decirlo

conservando

mano de

la

!

Vamos

,

abrá-

la joven.

Ivanowa?

,

IVANOWA. ¡Sí! ¡sí!... (Pone

el pié

en la bota de Ivanovritch, éste la atrae y

HATTUINA,

la

abraza.)

riendo.

¡Ja! ¡ja! ¡ja!

1VAN0WITCH,

riendo también.

Ahora ya estoy contento... puedo marcharme. ¿No os falta nada para el camino Ivanowa ? ,

IVANOWA. No, nada, Ivanowitch. HATTUINA.

Tengo

lleno de aguardiente el tonel

de harina y

el

caldero de tocino.

,

el

saco repleto

¿Qué más necesitamos?

IVANOWITCH. Bien, matuchka, todo irá bien, llegaremos á París allí

celebraremos

el

y

matrimonio. HATTUINA.

Cuando seas capitán te tengo dicho

;

¡

antes

,

,

Ivanowitch nó

;

IVANOWITCH. ¡Oh! estad tranquila seré capitán... batallas en Suiza. ,

(Continúa estrechando

la

mano

recuerda

Vamos

lo

que

á tener

de Ivanowa.)

Ivanowa, que nos casará el pope (1) de Paris? IVANOWA. Si consiente la madre Hattuina... por mi parte me alegraré mucho.

¿Verdad

(1)

,

Sacerdote ruso.


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN

16

RECREO.

HATTTJINA.

Cuando sea capitán

¡

!

Os daré mis

siervos de Estho-

nia, tendréis cincuenta siervos que trabajarán para vos-

que sea capitán. IVANOWITCH.

otros. Pero quiero

Si

no

muy

soy

lo

pronto

no será por culpa mia.

,

OGISKl.

¡Historia de Souwarow!... ¿Quién quiere la historia

de Alejandro-Basilowitch

Souwarow, generalísimo de

los ejércitos del czar Pablo

,

vencedor de Cassano

Trebia y de Novi? ¿Quién pide la historia de

,

del

Souwarow

el invencible?...

IVANOWITCH mirando por encima de la multitud y extendiendo la mano. ¡Eh! ¡aquí!... ¡aquí!... ¡la historia de Souwarow! ,

OGISKr,

¿Quién pide

atravesando los grupos.

la historia de

Souwarow?

IVANOWlTCH. ¡

Aquí

!

¡

aquí

ESCENA VIL LOS MISMOS. — OGISKl. OGISKl

Aquí

tenéis ,

,

presentando

mi capitán

,

el

papel i Ivanowitch.

la historia del ilustre feld-

mariscal.

HATTUINA

,

riendo.

Te llama capitán, Ivanowitch, eso vale dos copecks de propina. IVANOWITCH.

Y se los

daré.

Toma, muchacho. OGISKl.

Gracias mi comandante. IVANOWITCH. ,

¡Ah, tunante! va á llamarme general y tendré que


!

!

LA GUERRA. darle la bolsa.

(Doblando

17

papel.— a ©giski.)

e)

Tú no

eres ita-

liano. OG1SKI.

Perdonad mi coronel. 1VANOWITCH moviendo la cabeza. ¡Un italiano con cabellos rubios y ojos azules! Mirad este perillán, madre Hattuina. Hace sesenta años que ,

,

estáis viendo caras de todos los países.

¿No

es esta

una

verdadera cabeza slava? HATTUINA, ¡

!

¡

mirando

á Ogiski.

Ciertamente OGISKI

á Hattuina.

,

Vuestra señoría me hace mucho honor 1VAN0W1TCH riendo. jAh! ¡esto termina la cuestión! Puesto que llama señoría á la vieja matuchka no puede ser más que ita¡

,

,

liano.

HATTUINA, Sí... sí...

me

riendo.

verdadero italiano. ¡Ah! ¡Tunante!... ¡Cómo

divierte!...

(Todos rien

Comienza

;

Ogiski sale por la izquierda gritando.

— ¡Historia de Souwarow,

etc.

el desfile.)

IVANOWITCH

,

dando

el

papel á Ivanowa.

Toma, Ivanowa, por la noche leerás esto en el vivac á la madre Hattuina y recordará sus antiguas campañas. ¡Y ahora en marcha! Os he visto, nada os falta y parto tranquilo... Adiós, (Les estrecha la

mano y

Ivanowa, adiós, matuchka.

parte.)

IVANOWA, gritando. ¿Vendrás á vernos en el camino? IVANOWITCH volviéndose y agitando la mano. Sí... sí... cuando pueda... Cada vez... ,

(Desaparece por

la

izquierdo.)

2


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

18

ESCENA.

VIII.

LOS MISMOS menos IVANOWITCH ,

JONÁS,

¡Un mozo que parece

y OGISKI.

áZampieri.

feliz!

ZAMPIERI.

¡Ya

lo creo!

razón

JOÑAS

Ya vuelven ia calle de los

tiene... viendo desfilar los granaderos.

,

á ponerse en marcha.

Habrán despejado

Henos.

HATTUINA. ¡Ohé! ¡Ohé! dame el látigo, Ivanowa; este bribón de caballo no quiere andar. 1VANOWA. ¡Oh! no, no tenemos prisa. (Sale el carro.

La multitud aumenta en

JOÑAS ¡

,

la plaza.)

señalando á los granaderos.

Buenos mozos son los granaderos rusos maese Zam!

pieri.

ZAMPIERI. Sí, pero

la

cuando se piensa que dentro de un mes ó dos,

mitad ó las

tres cuartas partes estarán extermi-

nados... JONÁS.

¿Qué queréis? cada cual (Repican

vando de

las

la

campanas de

la iglesia.

tiene su suerte.

Por

la

derecha aparecen jinetes rusos

brida caballos ricamente enjaezados. Grande rumor, gritos de:

pejad!... ¡Despejad!...

Entran tropas y

quierda, haciendo retroceder

la

se

,

lle-

— ¡Des-

forman en batalla á derecha

é

iz-

gente á las calles inmediatas.)

ZAMPIERI.

Ya ha

concluido

el

Te Deum. JONÁS.

Sí,

ya

es tiempo de

que marche, van á rodear la plaza


LA GUERRA.

19

para que pase Souwarow. Conque, maese Zampieri, ¿traeré los uniformes al almacén? ZAMPIERI.

Después de la marcha de los rusos. Podéis guardar los plumeros y charreteras, porque no valen un polvo de huen rapé. (Presenta

la caja á

Joñas y los dos toman un polvo sonriendo.)

JONÁS.

Vamos buenos ,

dias, señorita Marietta

buenos dias,

,

Zampieri. MARIETTA.

¡Buenos dias, signor Jonás! (Sale por la derecha. Zampieri se

aproxima

á su tienda.

de la iglesia y se oyen en

En

el

mismo momento

abren de par en par

las puertas

coro. Llénanse de

curiosos ventanas y balcones. Elévanse millares de

¡Viva Souwarow! Agólpase tríacos

y se colocan delante de

puerta de rece en

multitud. Del café de

la

el

la

casa contigua á

fondo con

el

la

la

,

se

plaza los cánticos del

derecha salen

puerta; otros aparecen en

el

gritos de

oficiales

aus-

balcón. Ábrese la

de Zampieri y salen vecinos y vecinas. Ogiski apa-

paquete de papeles debajo del brazo.)

ESCENA ZAMPIERI

la

la

MARIETTA OGISKI, ,

IX.

oficiales austríacos,

vecinos y vecinas.

UNA VECINA. Maese Zampieri

,

dejadnos ver desde vuestra tienda. ZAMPIERI.

Haced

que gustéis vecina, y lo mismo los demás, pero cuidad de que no se lleven algo. LA VECINA. Estad tranquilo, ya miraremos. lo

(Los recien llegados se colocan debajo de los pilares. Silencio. Oyese

UN COMANDANTE AUSTRÍACO

a

,

el

órgano.)

un compañero suyo que entra por

la

derecha.

¿No

asistís al Te

tán Braun?

Dewm

del ilustre generalísimo, capi-


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN

20

V

RECREO.

EL CAPITÁN.

¡Qué queréis, amigo comandante,

Souwarow

invencible fíciles

sobre

el ejército

las palabras del

austríaco son di-

de digerir. ¡Desde su gran maniobra de Novi!..-

UN OFICIAL,

con ironía.

¡Hermosa maniobra! EL COMANDANTE.

Formad

columnas cerradas; haced destruir la primera ametrallar la segunda y la tercera pasará. Con sesenta mil hombres, aplastáis veinte mil. ¡Bárbaro! tres

,

UN OFICIAL VIEJO. Bárbaro si queréis comandante, pero bárbaro de genio. El ha inventado eso y ya es algo. EL COMANDANTE. Es verdad, tiene el genio de la insolencia. (Animándose.) ¡Cómo? ¡tratar á viejos soldados, á antiguos oficiales que jamás han retrocedido ante el deber, que en cinco campañas han sostenido el honor de la bandera contra generales como Bonaparte, Hoche, Jourdan y Moreau, tratarles de petimetres! ¡Decir que se expulsará á los petimetres!... Y esto cuando se llega el último para echar pesadamente sus bayonetas en la balanza. ¡Bah!..^ ,

,

¡bah!... ¿eso es

genio? EL CAPITÁN.

Paciencia

,

comandante paciencia ,

lísimo parte para Suiza

;

,

el ilustre

genera-

va á hacer su gran maniobra

delante de Massena!... GRITOS EN

LA PLAZA.

¡Viva Souwarow! ¡Viva Souwarow! {Aparece Souwarow en rasos.

Es un

el rostro

la

escalinata de la iglesia, rodeado de

viejecillode apariencia débil

y sobre todo

la

y

muchos

oficiales:

delicada, boca grande, ojo penetrante,

frente cubierto de arrugas, cuya movilidad

nitiaño carácter. Lleva pantalón, chaleco y casaca de paño blanco.

dan á su

Un

faz

casquite de


LA GUERRA. fieltro

de

con franjas verdes cubre su calva cabeza;

las rodillas.

y un gran

Tan

flaco

y desgarbado

es,

que

21 suben hasta por encima

las botas le las

ropas

le

flamean sobre

cuerpa

el

sable suspendido de tirantes, hace que se incline á la izquierda.)

LA VECINA ¡Ahí

,

de pié delante de

está!... ¡ahí está!

Ya baja

la escalinata...

á caballo...

¿

Lo

veis

la tienda.

¡Dios mió, cuánta gente!...

Es aquel

viejo blanco

que monta

Marietta?

,

MARIETTA.

¡qué guapo va!

Sí,

(Aumenta

el

entusiasmo.)

GRITOS INNUMERABLES.

¡Viva

Souwarow

¡Viva el vencedor del Trebia UN OFICIAL RUSO Á CABALLO, viniendo del fondo. !

¡Presenten, armas!

¡Al hombro, armas!... (Los tambores tocan marcha.

!

Souwarow

,

rodeado de su estado mayor avanza

paso.)

al

GRITOS INMENSOS.

Souwarow! ¡Viva

¡Viva Souwarow! ¡Viva

dor de Novi! ¡Viva

vador de

la religión

el

el

vence-

libertador de Italia! ¡Viva el sal-

!

EL CAPITÁN AUSTRÍACO. Si no quedas satisfecho

,

Souwarow descontentadizo ,

serás.

NUEVOS GR1T03. ¡Viva (

Souwarow

Las mujeres agitan

los

Italiskski!...

pañuelos en los balcones y arrojan coronas. El entu-

siasmo es indescriptible.)

UNA MUJER DEL PUEBLO, levantando á su hijo con ambas Mira, hijo, mira... ¡ese es Souwarow! EL COMANDANTE AUSTRÍACO. Mirad al viejo cosaco... su cara radia orgullo. OGISKI

,

¡Viva

de pié sobre una mesa, con voz penetrante y agitando

Souwarow el

invencible!

manos.

el

sombrer*.


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

22

LA MUJER.

¿Le has

visto, Antonini?... ¿Le

has

visto, hijo mío?...

Recuérdalo...

ZAMPIERI

¡Con (Al

lo

Souwarow

llegar al frente de batalla,

y se establece

riendo.

,

cual tendrá buena renta! levanta

la

mano. Callan

los

tambores

el silencio.)

EL

COMANDANTE AUSTRÍACO.

¡Pueblo estúpido

Vamonos,

!...

capitán.

EL CAPITÁN.

No, ahora viene otros

¡

(

mejor.

lo

charlatán... Él habrá

Va

á alabarse

ganado todas

como un

las batallas...

Nos-

nada habremos hecho... GRITOS EN LA MULTITUD.

Silencio !

¡

Silencio

La voz de Ogiski domina

EL

Esta comedia (Entra en

el café.

las

!

demás.)

COMANDANTE AUSTRÍACO.

me

Profundo

repugna... silencio.)

ESCENA LOS MISMOS, SOUWAROW. En

X.

medio su estado mayor,

al frente

de

batalla.

SOUWAROW

con voz sonora.

,

¡Soldados de la santa Rusia! nuestro padre el czar Pablo nos mandó al Occidente para librar á Italia del

jugo de

los ateos republicanos

y restablecer

el

orden

legítimo. Los republicanos están vencidos, libre Italia,

y los príncipes vuelven á sus tronos. En cuatro meses hemos librado seis combates tomado ocho plazas fuertes, y ganado tres batallas campales. A esos terribles ,

republicanos que hacían temblar á la vieja Europa, que-

tantas veces habian batido á los ejércitos austríacos,.


1A GUERRA.

23

que hablaban de destronar al mismo Dios les hemos aplastado en Cassano, les hemos aplastado en el Trebia, ¡Tantas victorias como les hemos aplastado en Novi. ,

encuentros liebres...

!

— — El mundo ha visto á los ateos huir como

¿Dónde están ahora? Los que han escapado

último desastre se ocultan en los Apeninos

al

no se atre-

¡

,

ven á afrontar nuestras bayonetas! TODOS

LOS SOLDADOS.

¡Viva Souwarow!... ¡Viva (Prolongadas aclamaciones de hasta entonces

se

,

la

padre Souwarow!

el

multitud. El rostro de

anima de pronto;

le

Souwarow,

tiemblan las mejillas, y

EL CAPITÁN AUSTRIACO

á sus

le

impasible

brillan los ojos.)

compañeros.

¡Silencio!... ¡silencio!... ¡escuchad!... (Restablécese

el silencio.)

SOUWAROW

,

con voz vibrante.

El czar está contento de vosotros y nos Soldados manda terminar lo que tan gloriosamente hemos comen!

¡

!

¡

Nos manda reunimos á Korsakow en Suiza, aplascomo hemos aplastado los otros, marchar sobre Paris y restablecer en su trono á Luis XVIII. Preparaos pues á nuevos combates y purificad vuestras almas con la oración. Tenemos que trepar montañas atravesar lagos y torrentes hacer marchas forzadas y librar batallas en medio de las niezado.

tar el último ejército republicano,

,

,

,

,

ves; pero triunfaremos de todos esos obstáculos, porque

Dios estacón nosotros. Defendemos su causa, la causa de los reyes, de la verdad y de la justicia... ¡Feliz el

que combatepor por

el

czar!

pecados

les

que vierte susangre Señor Todos sus serán perdonados... y gozará de la vida

¡

la justicia! ¡Feliz el

Feliz el que

eterna.... (Desenvainando

el

muere por

sable y

lanzando

el

el

!

caballo

con

gesto febril.)

¡Hermanos, ha llegado la última hora de los republicanos!... ¡Adelante, y hurrapor la santa Rusia!...


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

34

TODOS LOS SOLDADOS levantando los schacos en las bayonetas. la santa Rusia!... ¡Hurra!... ¡Adelante!... ,

¡Hurra por ¡

A París (Los

medio de ;

!

oficiales

las

¡

A

las espadas.

aclamaciones de

A Paris Marcha !

París

blanden

la

la

Óyese un cañonazo. Comienza

caballería, artillería é infantería.

nes, agítanse los pañuelos. Marcha guerrera.)

desfile

el

multitud y de los gritos de los soldados

:

Llueven coronas de

¡

ea

A París!

los balco-


LA GUERRA.

CUADRO

25

II.

Cuartel general de Massena. Escena de noche en

el

cuartel general de

sala de construcción suiza,

grande, en

la

que

brilla

Massena

,

sobre

A

pavimentada de madera.

abundante fuego. En

el

la

el

monte

Albis.

Gran

derecha una chimenea

fondo numerosas ventanas

muy

unidas. Puertas á derecha é izquierda. Las ventanas del fondo están abiertas y por ellas se ven las hogueras del vivac del ejército enemigo que brillan sobre el lago de Zurich. el

Limmat y

miento con

las

A medida que amanece

el jefe

de estado

sobre una gran mesa de las lee, las firma

se distingue

mejor

posiciones del ejército austro-ruso.

y

mayor Oudinot; algunos

abeto

;

el

segundo

jefe

el

paisaje, la ciudad,

Massena

está de reconoci-

oficiales

copian órdenes

de estado mayor

,

Rheinwald,

las expide.

ESCENA PRIMERA. RHEINWALD, ZERNEST. Oficiales de

estado mayor. Algunos húsares en

brida y dispuestos i marchar. á

un

el

exterior

con

el

caballo de la

Grupos de campesinos y campesinas esperand»

lado.

RHEINWALD,

después de leer una orden

,

llamando.

¿Chaussier?

UN HÚSAR, Presente

,

mi

entrando.

general.

RHEINWALD, firmando y sellando. Vais á llevar esto á galope á Brengarten. Diréis al alcalde que si al amanecer no está lista la requisa le visitaremos... ¿Entendéis? EL HÚSAR. Sí,

mi

general.

(Sale.)

RHEINWALD, tomando otra orden y leyéndola. Estos honrados suizos creen que los ejércitos de

la


26

BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

República pueden vivir del bert

!

¡Sargento Tru¿Cuántos hombres tenéis?

aire. (Llamando.)

(Entra un sargento de húsares.)

EL SARGENTO.

Cinco del escuadrón

,

mi

general.

RHEINWALD firmando. Bastan. Vais á tomar en Mellingen un convoy de pólvora. Entregad esta orden al jefe del parque de artillería, ,

Voubois, escoltareis los seis furgones basta las avanzadas de Dietikon en el acto. ;

EL SARGENTO,

Bien,

saliendo.

mi general.

RHEINWALD, gritando. Cuidad de que no fumen los soldados. EL SARGENTO.

Conocen

la consigna.

RHEINWALD,

llamando.

UN CAZADOR,

entrando.

¿Micbau?

Mi general. RHEINWALD. ¿Sabes leer? EL CAZADOR. Sí,

mi general. RHEINWALD,

presentándotela orden.

Lee eso. EL CAZADOR, leyendo. Al jefe de escuadrón Foj. Al comandante Barré. RHEINWALD, riendo. Lees como un veterano. Vas á llevar estas dos órdenes al jefe de escuadrón Foy en Dietikon, y al comandante Barré, en Brugg. Dentro de tres boras ban de tenerlas en su poder. Procura no equivocarte. EL CAZADOR, saliendo. ,

No bay

peligro... está bien escrito.


LA GUERRA.

Y bien,

27

RHEINWALD, levantándose, á Zernest. comandante, ¿están expedidas todas

los ór-

denes? ZERNEST. Sí,

mi

general.

RHEINWALD viendo los aldeanos que miran por las ventanas. ¡Eh! sargento Forbin, separad de ahí esas gentes. Si les dejamos nos van á invadir. ,

(Separan á los aldeanos.)

ZERNEST.

Les da atrevimiento el hambre. RHEINWALD. Nada encontrarán aquí... ¡Estamos tan pobres como ellos! (Paseando.) La República no nos regula; el virtuoso Barras cuenta demasiado con la necedad del soldado. ZERNEST.

¡Qué manojo de tunantes está el tal Directorio! ¡Dejarnos aquí dos meses muriendo de hambre, cuando somos el último ejército de la República pagarnos en papel que nadie quiere!... RHEINWALD. !

¡

No la

se debe acusar al Directorio

,

sino al ministro de

Guerra, Bernadotte. Ese hombre nos ha hecho

daño que todo

el ejército

más

austríaco.

ZERNEST.

Esperaba desanimar á Massena y sucederle en

el

mando. RHEINWALD. Sí...

nada duda, desde que

ese gascón de

se

á la familia Bonaparte. (Óyese á

de

lo lejos el grito

UN OFICIAL

Un

correo por

el

,

¡

Quién vive! Rheinwald

que acaba de

salir,

se para.)

volviendo á entrar.

camino de Basilea.

ha aliado


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

28

RHEINWALD

No

faltan correos

volviendo á pasear.

,

eso es

;

más

fácil

que mandarnos

di-

nero.

ZERNEST

Ya

,

asomándose á

RHEINWALD,

Nos traerá en

el

la

ventana.

llega al cuartel general. riendo.

la orden de librar batalla

;

será la tercera

mes.

(El correo se detiene delante de las ventanas.

ESCENA. LOS MISMOS EL CORREO ,

Echa pié

á tierra.)

II. con botas de montar.

RHEINWALD. ¡Ah, mi viejo Chabot! EL CORREO. ¡

xineinwalci

Aiguillau

,

.

(Abrázanse, después volviéndose

Guerin

,

¡

maltratados estáis!

ah

!

¡

ah

!

¡

ah

!

¡

(Mirando en derredor de

parece á la cancillería

el

correo.)

ZemeSt,

los veteranos la sala.)

!

¡

Qué

Esto nO Se

!

RHEINWALD. ¿Vienes de París? EL CORREO.

En del

línea recta: partí el quinto dia complementario

año VII, á

mañana; llegué á Basilea como dicen los reaccionarios 23

las seis de la

ayer, 2 Vendimiario; ó

de Setiembre de 1799.

RHEINWALD. j

Bien has andado

!

EL CORREO.

Por lo cual estoy molido. RHEINWALD. Siéntate á la chimenea estira las piernas ,

botas.

,

sécate las


LA GUERRA.

29

EL CORREO.

Lo primero

es

desembarazarme del despacho... ¿No

podría ver al general en jefe? ZERNEST.

Está de reconocimiento con Oudinot. RHEINWALD, riendo. ¿Es despacho del Directorio?... (Abre un bot, no faltan de ellos.

cajón.)

Mira, Cha-

EL CORREO.

¿Qué

es eso?

La orden de

RHEINWALD. ¿Sabes

librar batalla.

lo

que

te

va á con-

testar Massena?

EL CORREO.

¿Qué? RHEINWALD ¡

Si

me

,

imitando

traéis dinero

,

el

acento meridional de Massena.

seáis bien venido

fuerzos, necesito caballos, necesito

!

Necesito re-

víveres, necesito

municiones, necesito dinero. Si traéis dinero, seáis bien venido, pero si no lo traéis... ¡dejadme en paz! EL CORREO rascándose la cabeza. No sospecho que venga dinero en el despacho. ,

RHEINWALD riendo. guardaré en el cajón y todo quedará concluido.— Pero dinos algo de lo que pasa en París; no tenemos noticias. ,

No

te inquietes; le

EL CORREO.

En París... en París...

todo sigue su marcha ordinaria. ZERNEST.

¡Periódicos, carreras en el bosque de Bolonia, repre-

sentaciones del Joven Enrique y de Frosina y Melidorol... EL CORREO. Sí, siempre lo

mente monótono.

mismo;

esto llega á ser endiablada-


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

30

UN OFICIAL JOVEN.

Esa monotonía es mejor que

la nuestra.

RHEINWALD.

¿Y continúan matando

patriotas los reaccionarios?

EL CORREO.

¡Pardiez! ¡ahora que esperan á los rusos!...

(Silencio.)

RHEINWALD, después de pasear pensativo durante un rato. ¡Ah! ¡mi pobre Chabot! ¡ya está lejos el tiempo en que dejamos el pueblo con el fusil al hombro ¡Entonces todo el mundo marchaba, hombres y mujeres al grito de patria en peligro Los reaccionarios eran muy pe!

,

!

queñitos entonces. ZERNEST.

Aún lo

serian si tuviéramos los cuarenta mil vetera-

nos que Bonaparte se llevó á Egipto. RHEINWALD, paseando. Sí, no hubiésemos perdido en Cassano, en el Trebia, ni en Novi... No estaría Francia amenazada de una invasión... Pero Bonaparte quería gloria... (Con amargura.) ¡esos Bonaparte! (Silencio.) EL CORREO,

En fln

levantándose.

después de todo no nadáis de seguro en la abundancia. RHEINWALD, acercándose á la ventana y señalando á los desgraciados aldeanos ,

,

que han vuelto.

¡En la abundancia!... Mira. No es bastante sufrir el frió, el hambre, arrastrar harapos, arriesgar la piel todos los días , hemos de tener además ese espectáculo ante los ojos. EL CORREO,

mirando.

¿Cuál? RHEINWALD. El de los campesinos arruinados por la guerra mujeres niños y ancianos que vienen á pedirnos pan y á re*-' ;

,


!

LA GUERRA.

31

clamar contra el soldado, hambriento también. Necesitamos endurecernos el corazón y recordar á cada instante que defendemos la Francia que después de nosotros todo está perdido que los emigrados vienen en pos de los cosacos, con sus títulos y privilegios refrendados por el czar. ¡Hé aquí, Chabot, hé aquí la obra del Directorio y de su ministro Bernadotte ;

;

EL CORREO.

No

en verdad. RHEINWALD. ¿Cómo quieres que suceda otra cosa con departamentos que deben entregar artículos y nada entregan con una administración que debe alimentarnos y no nos manda provisiones; con una compañía particular encargada de la provisión de víveres y que renuncia al servicio: con el suministro de forrajes dejado á los suizos que quisieran cargase el diablo con nosotros? ¿Se pueden obtener cien mil raciones diarias de este modo? es placentera

,

;

ZERNEST.

Y además, nada de

sueldo en dos meses, agentes rea-

por centenares para desalentar á los archiduque Carlos que nos oprime en el centro, Korsakow, Hotze, Linken Jellachich que amenazan nuestras alas, y las tres cuartas partes de la república helvética que sólo esperan la ocasión para caer-

listas difundidos

soldados

;

el

,

nos encima. EL CORREO.

En

fin

,

á pesar de todo

,

nuestra línea de defensa es

buena.

RHEINWALD. Sí, «an á

la

ya amanece y puedes juzgar por ventana.)

otros?

¿"Ves ese

manto blanco en

mismo.

(Seacpi>

frente de nos-


32

BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

EL CORREO. Sí.

RHEINWALD. la ciudad al extremo de la izquierda... Más lejos, á nuestra derecha está el lago de Vallenstatt á unas diez leguas. Entre esos dos lagos corre el Linth. El centro de nuestra posición está aquí, sobre la cadena del monte Albis. Ese rio que atraviesa Zurich á la izquierda es el Limmat.

Es

el

lago de Zurich

;

,

EL CORREO.

Veo bien

Rheinwald. RHEINWALD. Pues bien los austríacos y rusos ocupan Zurich al otro lado de los dos lagos y de los dos rios el Linth y el Limmat. Reciben granos, ganados y forrajes de Alemania. Nosotros tenemos las rocas nieves y torrentes de Suiza y no recibimos nada de Francia sino órdenes de ,

,

,

,

,

,

dar la batalla. EL CORREO.

Razón de más para atacar en seguida; cuanto más se espere más acrecentará el hambre. RHEINWALD. que seria mejor estrellarse en seguida. Pero no piensa así Massena ni nosotros. Para atacar tendríamos que bajar las colinas atravesar los dos rios y los pantanos á derecha y á la izquierda los lagos, bajo el fuego del enemigo. Ya comprenderás, Chabot, que esto no es tan fácil como tomar una taza de café. Sí, crees

,

EL CORREO.

En

ese caso

,

para decirlo de una vez

,

la

República

está perdida... ZERNEST.

Una cosa nos

Novi,Souwarow no aprovecha la victoria.

salva; desde la batalla de

se hace dar fiestas en Turin y


LA GUERRA.

33

EL CORREO.

desgraciadamente se le ocurriese reunirse á Korsakow en Suiza? RHEINWALD. Lecourbe, Gudin, Loison y Molitor están allá abacon 11.000 homjo, en las teleras del San Gotardo pero si por bres, para detenerle en caso necesario desgracia se verificase la unión nos darian el golpe de ¿Pero

si

,

;

,

gracia. EL CORREO.

Jamás tendrá semejante idea ese loco UNA VOZ FUERA.

salvaje.

¿Quién vive? ZERNEST

Ha terminado en

,

acercándose

á.la

reconocimiento

ventana. ;

ahí está

el

acto se levanta el correo.

un grupo de

oficiales

;

general

A

cierta distancia, delante de las ventanas, apa-

de estado mayor a caballo. Los aldeanos se precipitan a

su encuentro gritando con doliente voz. Tumulto fuera. les

el

jefe.

(En rece

el

La

sala se llena de oficia-

entre ellos entran algunos aldeanos y aldeanas.)

ESCENA

III.

LOS PRECEDENTES, OFICIALES DE ESTADO MAYOR, MASSENA, seguido de los desgraciados.

UN ALDEANO. ¡

General, en

nombre de Dios, general !...

(Quiere detenerle.)

MASSENA.

¿Qué gentes son

estas? ¿qué quieren? ya habia

dicho...

OTRO CAMPESINO. General, acaban de saqueárnosla aldea... Vengo...

Ya

MASSENA. habia dicho que se separase de aquí á esta gente... 3


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN

34

Y RECREO. su heno

Vienen á pedirme sus vacas

,

paja... (Viendo

hija arrodilladas delante de él, se detiene

y exclama.)

una anciana con su

á

¡DÍOS

ttliO

!

sus caballos

,

¿qué queréis que haga?

,

su

(Enterneciéndose.)

Los han cogido... se los han comido... ¡Tenían hambre!... ¿Qué queréis?... no soy Dios... no puedo impedir que el soldado tenga hambre... LA ANCIANA, sollozando. General, nos lo han quitado todo... Soy vieja... he trabajado siempre para vivir... ¿tengo ahora que aprender á mendigar?

MASSENA conmovido. ¿Quién os ha saqueado, buena vieja LA ANCIANA. ,

,

decid?

Vuestros soldados. MASSENA.

¿De qué

batallón?

LA ANCIANA.

No

,

no

lo

he mirado... Mi pobre hija gritaba...

<(La hija solloza.)

MASSENA. ¿ Qué

aldea es la vuestra?

LA ANCIANA. El caserío de Veerde. MASSENA., áRheinwald.

que pasa allá... Que se me dé (Enternecido.) ¡Pobre anciana!... 4 Pobre joven!... Se fusilará á los que las han saqueado... pero después!... ¡después! (Alejándose.) ¡La guerra! ¡oh! General, vos sabréis

lo

parte mañana... Quiero...

¡la guerra!.. (Entran dos centinelas y hacen que

los

aldeauos evacúen

la sala.)


LA GUERRA.

35

ESCENA. IV. LOS PRECEDENTES, menos

RHEINWALD,

Un

presentando

el

los aldeanos.

correo á Massena.

correo del Directorio.

MASSENA.

¡Un

nos trae dinero, sea bien venido... Sí si llega al fin el famoso millón que nos están prometiendo hace cinco meses, Sea bien Venido, (Leyendo el despacho.) el general ¡ Ah! ¡ya sé! ¡ya sé!... me habían prevenido Muller sitia á Philipsburgo... Los austríacos mandarán sin duda un destacamento para salvar la plaza... Otros tantOS ménOS el día de la batalla. (Dando el despacho á Rheinwald.) Tomad, Rheinwald, no es dinero... pero es algo... (Mirando la chimenea.) Hermoso fuego Marchaos señores! correo!... Si

,

:

,

!

¡

(Salen los oficiales que acompañaban á Massena.)

RHEINWALD. General ¿se

manda traer

aquí?...

MASSENA. Sí, este fuego

gan

los

capa y

alegra y

me

,

lOS demás... la

me

quedo aquí. Que veny que se marchen

ordenanzas los prisioneros

el

,

¡qué Se marchen todos!

sombrero

.

sobre

(Arroja

una

silla-

Rheinwald,

Salen todos exceptuando Rheinwald.)

vos escribiréis... Oudinot no vendrá esta noche... Está vigilando el trasporte de barcas en Dietikon... Es operación delicada... Mañana estará preparado todo,

y

si se (

presenta ocasión...

Se sienta extendiendo

boca con

la

mano. Dos

las piernas

úe campo ha cerrado antes de la

esquina de la mesa.)

hasta

el

fuego, y bosteza cubriéndose la

centinelas pasean detrás de las ventanas salir.

Rheinwald toma un

,

que un ayudant e

registro y se

coloca

en


36

BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

ESCENA MASSENA

MASSENA,

,

V.

RHEINWALD.

pensativo y hablando consigo

Sí, los austríacos maniobran;

waid.)

les

reem-

Limmat. Silencio. ¿Qué quiere decir esto?' mapa.) ¿Qué querrán hacer? (Nuevo silencio.— Á Rhein-

plaza sobre (Mirando

mismo.

Korsakow

al

el

(

General

,

)

los partes de Soult, Mortier,

Turreau y

Lecourbe.

RHEINWALD.

Aquí

están.

MASSENA

,

leyendo los partes.

Linth, sin novedad... Sobre el Reuss nada... ¡En el Gotardo y el Valais nada.» Maniobran á nuestra izquierda, está visto... ¿Qué significa ese movimiento á la izquierda? (cogiendo el mapa.) Nada veo. El archiduque «Sobre

el

me asombra. (Levántase y pasea durante algunos momentos. — ARheinwald. ¿No tenemos noticias de Ogiski? RHEINWALD. Ninguna, mi general. MASSENA. Es extraño... ¿Su último despacho estaba firmado en Alejandría

?

RHEINWALD. Sí,

mi

general.

MASSENA. Leedle.

RHEINWALD »Massena.

»warow

,

busca

el

despacho y

1.°

se concentra en Alejandría.

el

Sus fuerzas son

4.000 caballos y 28 piezas de monrumor de que marcha á Suiza, pero aún

»de 18.000 infantes

taña. Corre

le lee.

Al general de Setiembre de 1799. Se preparan grandes acontecimientos. Sou-

«Alejandría

,


!

!

31

LA GUERRA.

»no se sabe de cierto. Cuidaré de teneros al corriente de OgisM.» »sus movimientos ulteriores. MASSENA.

¡Y ni una palabra después ¿Se habrá dejado coger y !

fusilar?

Un

RHEINWALD. famoso millón pudiera ha-

espía... se compra... el

berle retenido con nosotros.

MASSENA,

moviendo

la

cabeza.

¡Estoy seguro de Ogiski!... no es un espía como Pfersdorfy tantos otros... Es un hombre que se venga... ¡Es polaco!... Le conocí en Italia, en la legión polaca... entre los

más

valientes

RHEINWALD. ¡

Un soldado

hacerse espía MASSENA.

¿Qué queréis? ¡Cuándo os abandonan el cielo y la tierra! Souwarow devastó la Polonia á sangre y fuego... fusiló, ahorcó

y desterró á

ese viejo bárbaro... Es

los patriotas... Ogiski odia á

muy natural...

Se ha hecho espía

para vengarse... (

Vénse prisioneros rodeados de soldados detenerse delante de

las

ventanas.)

RHEINWALD.

Ahí están los

prisioneros

MASSENA, ¡Bien!... (Rheinwald

se

¡que entren asoma

,

mi general. sentándose.

!...

á la puerta y hace señal para que introduzcan á los

pri-

sioneros.)

ESCENA

VI.

LOS PRECEDENTES, UN HÚSAR DEL REGIMIENTO DE SZEKLER.

MASSENA volviéndose en la silla. regimiento de húsares de Szekler? ,

¿Según veo

sois del


38

BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO. EL PRISIONERO.

Sargento de húsares de Szekler. MASSENA, observándole. ÍÍO OS doy la enhorabuena. (El prisionero baja

la

cabeza.)

RHEIJNWALD.

Mandaba la patrulla cogida en wyl, anoche entre once y doce.

las

avanzadas de Datt-

MASSENA. ¡

Ahora recorren muchas patrullas

el

Limmat

EL PRISIONERO.

Muchas. MASSENA.

No comprendo esas patrullas. (Él prisionero calla.— Massena con acento indignado.) No basta á IOS hÚSareS¿Qué sucede

allí?

de Szekler haber asesinado á los plenipotenciarios de la República, en Rastadt... atraviesan también el Limmat para saquear... Y después se propaga el rumor de que los republicanos saquean. EL PRISIONERO,

intimidado.

Nosotros no saqueamos mi general. MASSENA. ,

¡Me extraña que no os hayan fusilado al reconoceros por un szekler Los que asesinan plenipotenciarios no merecen que se les trate como soldados... Vosotros sois húsares de camino real... ladrones nocturnos... ¡"Voy á. !

hacer un ejemplar!... EL PRISIONERO,

Eramos exploradores mi ,

intimidado.

general.

MASSENA.

¿En

la orilla izquierda del

Limmat?

EL PRISIONERO. Sí,

mi

En

la

general...

MASSENA orilla

,

encogiéndose de hombros.

izquierda del

Limmat nada hay

que-


.

LA GUERRA. explorar...

En

39

esta orilla del rio no tenéis puestos. EL PRISIONERO,

con vacilación.

Podian observarnos... MASSENA. ¿Qué podiamos observar? ¿Qué sucedia? (Silencio del prisionero.) No, esas patrullas son pretextos... Habéis atravesado el rio para robar... Es preciso fusilar á los ladrones... ¡General!

EL PRISIONERO,

Habia

desfile

por

vivamente.

camino...

el

MASSENA.

¿Por qué camino? EL PRISIONERO.

Por

el

de

Houggá

Sbaffhouse...

MASSENA.

¿Por

el otro

lado del

Limmat?

EL PRISIONERO. Sí,

¿

mi

general.

MASSENA, lanzando la noche ?..

una ojeada

A las once de

EL PRISIONERO. Sí,

mi general. MASSENA.

¿Muchos regimientos? EL PRISIONERO.

Muchos. MASSENA. ¿Caballería é infantería? EL PRISIONERO. Sí,

mi general. MASSENA.

¿Y cañones? EL PRISIONERO.

También.

al

mapa.


40

BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

;

MASSENA,

Lo

mirándole con severidad.

un

sabré... si miente... es

desfile

¿

ladrón...

(Silencio.)

Y

ese

era de austríacos ? EL PRISIONERO.

mi

Sí,

general.

MASSENA.

¿No iban rusos? EL PRISIONERO.

No, mi general. MASSENA.

En

marchan los austríacos y dejan á (Mirando al prisionero.) ¿Adonde van?...

ese caso, se

rUSOS.

EL PRISIONERO,

No

los

bajándola cabeza.

lo sé.

MASSENA. ¡Tened cuidado!... Recordad que pertenecéis á los húsares de Szekler y que vuestro gobierno aún no ha dado ,

satisfacción del asesinato de los plenipotenciarios...

diéramos

Pu-

muy bien

(Bruscamente.)

hacernos justicia por nuestra mano. Miradme... (El prisionero levanta vivamente la cabeza.)

¿Adonde iba

el ejército

austríaco?

EL PRISIONERO.

Corría

el

rumor de que íbamos á Suabia. MASSENA.

¿Con

el

archiduque? EL PRISIONERO.

Sí,

mi

general.

(Silencio.)

MASSENA, ¡No es posible!... miente... Se

(Alto

moviendo

CILO

cabeza, Aparte.

húsar de Szekler

ha dejado coger para engañarme... EL PRISIONERO

Mi

la

áRheinwaid.)Este

general...

,

levantando

perdonada un

CUantO Sabía...

(Entra por

la

la

cabeza.

viejo soldado...

derecha un

oficial

Os he

di-

de estado mayor.)


LA GUERRA.

41

EL OFICIAL.

Mi general un hombre desea hablaros. ,

MASSENA, Después... (Mudando

contrariado.

de parecer.)

¿Quiénes?... ¿Qué quiere?

EL OFICIAL.

Es un paisano del cantón de Zurich... Viene de tomad este billete suyo.

las

avanzadas...

MASSENA, ¡Ah!... bien... bien...

Que

proveedores.

lir al prisionero

mirando

Le

entre...

el

papel.

uno de nuestros Haced saQue quede en la pre-

conozco... es

(Sale

el oficial.

por este lado...

ARheinwaid.)

vención... Tal vez necesite interrogarle otra vez. (En baja, enseñando

papel á Rheinwald.)

el

Es

Pfersdorf...

ya

voz

Sabéis...

se corta delante de gentes...

RHEINWALD, Bien,

mi

en igual tono.

general, esperaré

pieza inmediata.

(Sale

con

el

vuestras órdenes en la

prisionero por la izquierda.

instante entra por la derecha y escoltado Pfersdorf. pieles, botas altas

y gorro de

piel

En

el

mismo

Lleva un capote guarnecido de

de nutria galoneado de plata.

Su

rostro pareee

grave y digno.)

ESCENA VIL MASSENA. PFERSDORF, LA ESCOLTA.

PFERSDORF,

saludando.

Mi general. MASSENA, ¡Ola! ¡el señor Reber!... (A

la escolta.)

veedores. mano y

vivamente.

¿Cómo

Retiraos... este señor es (Retírase

la

vuelve vivamente.)

escolta.

,

señor Reber?

uno de nuestros pro-

Massena va á cerrar

la

puerta por su propia

¿Habéis pasado por Basilea, Pfers-

dorf? PFERSDORF. Sí, general.

estáis


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

42

MASSENA.

¿Habéis visto

al

banquero? PFERSDORF.

Sí, general.

MASSENA. ¿Habéis cobrado

el dinero?

PFERSDORF.

Sin dificultad.

MASSENA. ¿Estaréis contento?

PFERSDORF.

Muy

contento.

MASSENA-

que deseo... Es preciso que estéis contento. Me costáis más que un general de división.

Eso

es lo

PFERSDORF.

Yo también me veo obligado

á gastar mucho... Siem-

pre con la bolsa en la mano, general, siempre aflojando los cordones...

MASSENA

,

vivamente.

¡Bien! ¡bien! no os reconvengo, al contrarió.

buenas cuentas hacen

los

buenos amigos. ¿Ahora

Las lle-

gáis?...

PFERSDORF.

De

Zurich... donde he pasado quince dias en el hotel

de Buenavista, con los oficiales de estado mayor ruso. (Sonríe.)

MASSENA.

¿Y qué

ocurre? PFERSDORF.

Grandes cambios... El

ejército austríaco se retira

Suabia.

MASSENA,

¡A

vivamente.

Suabia!... ¿Pero es cierto?...

á


43

LA GUERRA. PFERSDORF.

Es

positivo.

MASSENA.

¿Y qué va

á hacer en Suabia? PFERSDORF.

A levantar el bloqueo MASSENA

,

de Philipsburgo.

moviendo

la

cabeza con aire de duda.

Para levantar el bloqueo de Philipsburgo no se necesitan 60.000 hombres; bastan 25 ó 30.000! ¡

PFERSDORF. Sí, general, pero

rusos. Al llegar

no podían entenderse austríacos y

Korsakow con sus 25.000 rusos quería

atacar en seguida. El archiduque Carlos no quería.

Desde entonces no podían verse

los soldados

de los dos

emperadores; los rusos trataban á los austríacos con desprecio y los oficiales se negaban MASSENA, riendo.

el

saludo.

¡Ah! ¡los rusos son héroes!... Están orgullosos... ganan en todas partes, en Cassano, en el Trebia, en Novi... Es justo, no deben saludar á los austríacos. Y Korsakow es también mejor general que el archiduque... no debe recibir órdenes suyas... ¡Comprendo! ¡Comprendo!...

¡Estoy por los rusos!... PFERSDORF.

El archiduque Carlos ha aprovechado la invasión de los franceses sobre el Mein para marcharse ha dicho que su primer deber era cubrir los Estados de] duque de Wutzburgo y del elector palatino... y ahora el ejér,

camino de Philipsburgo. MASSENA con acento penetrante.

cito austríaco está en

,

¿Todo

el ejército?

PFERSDORF. Treinta batallones y cuarenta y dos escuadrones; yo mismo he corrido á Shaffhouse para verles desfi-


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

44

Quería estar seguro... he contado yo mismo. MASSENA, con acento breve y levantándose. Bien (Da tres 6 cuatro paseos cabizbajo y vuelve á sentarse.) ¿Y qUléH

lar...

'

¡

queda en posición? PFERSDORF.

El archiduque ha dejado

al general Hotze sobre el Linth para defender los cantones pequeños con 30.000 hombres y los tres regimientos suizos á sueldo de los ingleses su cuartel general está en Wesen. El general Korsakow manda sus 25.000 rusos; su cuartel general está en Zurich y el general Nauendorf, con 10.000 hombres, queda en la orilla derecha del Rhin para formar un cuerpo de reserva y observar el valle del Infierno y los pueblos forestales. MASSENA volviendo á pasear con agitación y cabizbajo. Hotze, 25.000 hombres... Korsakow, 25.000... Nauen;

;

,

,

dorf,

10.000. (Con mucha

Senta mil hombres.

archiduque

ble... el

agitación y manifestando duda y audacia.)

(Deteniéndose delante de Pfersdorf.)

me

conoce... conoce

No

¡be-

es posi-

también mis

fuerzas.

PFERSDORF. el archiduque mismo ha Korsakow á cada posición y le decia: aquí un regimiento... un batallón allá. Y el ruso le contestaba: ¡Sí, un regimiento austríaco quiere decir un batallón ruso!... ¡Un batallón austríaco, quiere decir una compañía rusa

General, antes de partir,

llevado al general

!

MASSENA, ¡

Ah!

si las

con acento burlón.

compañías rusas valen

nes austríacos,

Korsakow

lo

que

tiene razón...

los batallo-

¡es el

más

fuerte!...

PFERSDORF.

¡Nunca

creeréis, general, lo

rusos refieren en la mesa

que

los oficiales jóvenes


LA GUERRA.

45

MASSENA.

¿El qué? PFERSRORF.

Que marchan sobre París

,

que os llevarán á San Pe-

tersburgo.

MASSENA.

¿A mí? PFERSDORF. Sí, general.

MASSENA.

Yo también

espero que irán á Paris después de la

batalla... Pero

para llevar

San Petersburgo está un poquito

lejos

hombres. (Sentándose y mirando el mapa.) Dejemos á esos jóvenes fumar su cigarro; la juventud Siempre Se hace ilusiones. (Cambiando bruscamente de tono.) La marcha del archiduque es un ardid para hacerme librar batalla. Permanecerá allá abajo dispuesto á acudir al ruido del cañón y caer sobre mi ala izquierda... El archiduque es hombre de guerra... sabe lo que hace... Su marcha á Suabia me entregaría áHotze y Korsakow...

No

allá 60.000

se corren tales riesgos por satisfacer rencillas de es-

tado mayor. PFERSDORF.

General, os aseguro que

el

archiduque Carlos está el bloqueo de

en camino de Suabia... que va á levantar Philipsburgo... JJASSENA,

¡Es imposible!...

A

interrumpiéndole.

menos de que

los rusos esperen

refuerzos.

RHEINWALD presentándose por la Mi general, un despacho de Italia. ,

izquierda.

MASSENA. ¡

Ah!

está....

(Toma

el

despacho,

¡Souwarow

lo

abre

precipitadamente y

lo lee.)

está en marcha!... (Con

¡

Aquí

acento resuelto.)


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

46

¡Ahora comprendo!...

Ha marchado el archiduque porque

Viene á reemplazarle SouwarOW...

No hay un minuto que

cho.)

Que entre

el

el

despa-

acento imperioso.)

portador del despacho... necesito hablarle...

que me entere... jadme, Pfersdorf.

(Rheinwald

sale

PFERSDORF, j

(Agitando con viveza

perder... (Con

por

la

izquierda.— A Pfersdorf.

)

De-

saludando.

General

(Sale por la derecha.

y aparece Ogiski en

En

el

el dintel

,

mismo momento

ESCENA MASSENA

,

se

abre

la

puerta de la izquierda

dando señales de cansancio.)

OGISKI

VIII.

después

,

RHEINWALD.

MASSENA. ¡Ogiski!... OGISKI.

¡Yo soy, general !... era tan grave querido traerla yo mismo... temia... MASSENA, vivamente. Sentaos...

jandría

el

que he

¿Souwarow ha salido de Ale-

(Ogiski se sienta.)

10 de

la noticia,

Setiembre? OGISKI.

Con 25.000 hombres. Yo estaba

allí...

vendiendo pa-

peles públicos... todo lo he visto... todo lo he oido... Al partir

ha dicho á sus soldados que iba á reunirse á Kor-

sakow y que después de derrotaros marcharán sobre Paris, para restablecer á los Borbones. La vanguardia estaba en Bellinzona el 19 hoy llegará al pié de San ,

;

Gotardo.

MASSENA

bruscamente.

,

Tenemos tiempo para dar la Rheinwald la izquierda.)

¡

de

¡

!

batalla

!

(Corriendo &

la

puerta


!

,

LA GUERRA. RHEINWALD,

47

entrando.

¡Mi general!

MASSENA,

con sorda voz.

¡Vamos á batirnos!... El príncipe Carlos ha marchado á levantar el bloqueo á Phüipsburgo... Souwarow viene á remplazarle... ¡El húsar de Szekler tenia ¡Todo

razón!... oficiales {Rheinwald

¡üalma

el

mundo

á caballo!... ¡Que entren los

de estado mayor!... ¡Voy á dar órdenes!... Nada de TUÍdo!... se dirige rápidamente á la derecha.) ¡

(Rheinwald inclina

!...

la

cabeza y sale.)

ESCENA MASSENA

,

OGISKI

MASSENA,

,

IX.

después

RHEINWALD.

volviéndose hacia Ogiski.

¿Os encontrareis en disposición de montar á caballo Ogiski? OGISKI. ¿

De qué se

trata,

mi general ? MASSENA.

De serle

mis órdenes al general Lecourbe. Podréis útil en la lucha que va a sostener con Sou-

llevar

muy

warow. '

¡

OGISKI,

levantándose.

Estoy dispuesto MASSENA.

¡

Jjíen

!

(

Siéntase delante de una mesa y escribe.)

«A-I

general .L8~

—El archiduque

ha partido para Suabia con «treinta batallones y cuarenta y dos escuadrones. Sou»warow viene á remplazarle. Retardad su marcha cuanto »courbe.

Yo ataco á »Hotze y Korsakow; en cuanto acabe con ellos volaré á "socorreros y procuraremos encerrar á Souwarow en las «montañas. Salud y amistad. Massena. Confianza ab-

»podais, disputadle el terreno por pulgadas.


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

48

»S0luta en

el

portador.»

(Plega

la

orden y

la

sella,

levantándose.)

¡Tomad! OGISKI

,

recibiendo la orden.

Entre dos y tres llegaré á Altorf. RHEINWALD, entrando.

Mi general

todo está dispuesto... los oficiales están

,

ahí...

MASSENA.

¡Qué entren!... (A Ogiski, de mis caballos Ogiski.

que

se dispone á salir);

tomad uno

.

OGISKI ¡

¡

Gracias-,

mi

volviéndose.

,

general

MASSENA, viéndole marchar. Aparte. Esos son los enemigos más terribles de Rusia

(Entran oficiales

de estado

mayor y

se

colocan en las mesas. Massena perma-

nece en pié.)

ESCENA MASSENA

MASSENA

,

,

RHEINWALD

,

X.

OFICIALES

de estado mayor.

dictando después de meditar por breves instantes.

«Cuartel general del Monte Albis, 2 Vendimiario del

«año VIII de la República francesa. ¡Soldados del ejército de Helvecia! Voy á llevaros al combate. TODOS LOS OFICIALES levantándose como un solo hombro. ¡Viva la República!


LA GUERRA.

49

CUADRO TERCERO. El ataque de San Gotardo. Camino escabroso superior

á

,

lleno de barrancos en

derecha

la

,

una meseta

techo está cargado de piedras.

mola

,

llena de nieve

norama

;

Una

es espantoso.

el

fusil al

el

carro

y en

fila

hombro empujan Hattuina

va

visiones y

Á

,

las

entre su caldero, sacos,

una maleta de cuero. Ivanowa

las

,

ambulancias

,

con

la

tonel

la

parte

cuyo musgoso

garganta del

la

la

,

Tre-

San Gotardo. El pamochila á

ruedas de un carro atascado hasta

soldados rusos continúan desfilando por

forma con

chalet

blancas cimas de

de soldados rusos

las

San Gotardo. En

en ella un

y

izquierda del camino

la

alto

lo

declive de

el ,

la

espalda y

el eje.

Sobre

de aguardiente, pro-

lleva el caballo de

la

brida. Otros

meseta. Compréndese que

cola de columna. Cerca del chalet,

el

carro

algunos cosa-

cas miran á lo alto con estupor.

ESCENA PRIMERA. HATTUINA, IVANOWA, SOLDADOS.

IVANOWA. j

Ánimo amigos mios ánimo ,

,

!

¡

Otro esfuerzo y

lle-

garemos ala meseta! ¡Ánimo! UN SOLDADO,

empujando.

¡Ohé! OTRO. ¡

Piedras

Swerkof piedras

,

,

OTRO ¡

Cuidado

rnr. (El

!

,

ó retrocede el kibith

(La coloca debajo de las ruedas.)

carro queda

!

trayendo una piedra grande.

como suspendido en

la

Ya podemos

respi-

cuesta, el caballo arriba.)

HATTUINA.

que sois mis hijos como siempre; que no abandonáis á la vieja Hattuina ¡"Veo

!

4


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

50

MUCHOS.

no temas matuchka, pero nos darás aguar-

No... no...

diente.

HATTUINA. Sí... sí...

¡

Ah

!

¡

os daré.

UN SOLDADO. qué camino desde Ariolo HATTUINA.

Hace cincuenta años que estoy viendo malos caminos por todas partes, enUkrania, Crimea, Turquía y Polonia, pero no he visto ninguno como este. UN SOLDADO.

Y esto no es

nada aún, maHchka... Mira

allá arriba...

mira... peñascos... peñascos... nieve... hielo...

OTRO.

¿Cómo pasará

el

kidiikl Será necesario desmontarlo

por completo las ruedas las varas tendremos que llevar á hombros á la vieja matuchka, la marmita, el tonel... ¡San Nicolás nos socorra! ;

,

OTRO

¡Y sas...

,

;

volviéndose y mirando á

la espalda.

hermosas ca-

allá abajo el sol resplandeciente...

blanco pan, aguardiente, carne!... ¡Oh!

¡Italia!...

IVANOWA. ¡Calla, Mikalowich, calla, que nos vas á hacer

llorar!

HATTUINA.

No, este no es camino de cristianos. (Alzando la voz.) ¡Souwarow, pides demasiado á tus hijos! El señor ha hecho ya mucho por Alexis Basilowitch pero á nada atiendes, gritas. ¡Adelante! ¡Adelante! y es preciso ;

marchar.

IVANOWA

,

arreando

al caballo.

¡Vamos!... ¡ánimo!... ¡ohé! (Todos empujan orilla

de

la

meseta.

las ruedas. El carro )

atraviesa

el

último paso y se detiene en la


LA GUERRA. TQDOS LOS SOLDADOS,

51

con acento de satisfacción.

¡Aguardiente!... matnchka, ¡aguardiente!...

HATTUINA ¡Sí, le

Ivanowa, saca (

Los soldados

dando solos

bajando del carro.

,

habéis ganado bien!

se

el

Que coloquen

el

tonel aquí.

vaso: ¡mis hijos beberán aguardiente!

apresuran á bajar

Entre tanto

el tonel.

,

desfilan otros

,

que-

los del carro.)

ESCENA LOS PRECEDENTES en DOCTOR STHAL más ,

,

la orilla

de

la

II.

meseta

;

EL MAYOR BEL1NSRI

EL

y

abajo. Continúa el desfile.

EL DOCTOR gritando al mayor que le precede. ¡Eh! mayor, deteneos un poco... Mi pobre Jacob no puede más; sabéis que lleva quince años de servicio. EL MAYOR. En Novi os dije que le mataseis ese animal está des,

;

truido. EL DOCTOR.

Bien lo sé, pero habiendo estado juntos en Ismailow y en Praga, es duro Separarnos. (Dando palmaditas en el cuello Jacob? del caballo.) ¿Verdad EL MAYOR. Concluirá por dejaros plantado en el camino. ,

EL DOCTOR.

No

seria extraño

mento levanta suelo.)

la

,

cabeza, y ve

si

el

camino es

este.

(En

este

mo-

tonel de aguardiente sobre su maleta. Saltando al

el

¡Ah! ¡mil rayos! EL MAYOR.

¿Qué

es eso?

EL DOCTOR

,

llevando de

la

brida al caballo.

¡Todos mis instrumentos aplastados. el tonel.

)

(Quiere ecbar á rodar


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

52

HATTUINA.

¿Qué quieres aquí, corta-piernas? EL DOCTOR á Jos soldados, Quitad eSO de ahí, Canallas (Los soldados levantan el tonel. El ¿octor abre la maleta y mira.) ¡Alabado Sea DÍOS Todo está !

j

!

¡

ileso (El

mayor, Hattuina

,

Ivanowa y

los soldados se inclinan y miran.)

HATTUINA.

No

miréis

son los cuchillitos. EL DOCTOR, riendo.

,

Los pequeños y necesitarlos.

(

los grandes;

Enseñando una

y

muy

mayor.

sierra al

me han hecho temblar! Solamente me cuesta tres libras esterlinas. (El

lían

:

mayor continúa marchando

sin contestar

,

)

pronto vamos á ¡EstOS tunantes

esta sierra inglesa

gritando á los soldados que des-

¡Adelante!... ¡Adelante!...)

ESCENA

III.

LOS PRECEDENTES, menos EL MAYOR. Ivanowa,

muy

pensativa, mira desfilarlos soldados.

HATTUINA.

Vamos... vamos... está bien... cierra tu maleta... y bebe un vaso de aguardiente. EL DOCTOR,

después de cerrar

la

maleta

,

se

incorpora y dice á los soldados.

¡Eh! Mikalowitch, lleva esto al cbalet. id al granero

me

entendéis

y extended (Levantando

!

la

la vista

tor y el de

!

el suelo.

y contemplando el desfile.)

riba va á hacer calor... ¡Antes de loS CUChillitOS

Y vosotros

paja por todo

dos ¡

Ya

Allá ar-

una hora necesitaremos

(Aléjanse los soldados; Swerkof se lleva el caballo del doc-

Hattuin*.— El doctor

á Hattuina.)

¿Dónde está

HATTUINA.

Se marchó en seguida.

el

mayor?


!

!

LA GUERRA. '

EL DOCTOR,

vaciando

Ya suponía que la

el

53

vaso de aguardiente con buen humor.

sierra le causaría efecto. ¡Já, já, já!

HATTU1NA. ¡

Ah! cuervo

porque hueles á sangre!

viejo! ¡Te ríes...

EL DOCTOR,

riendo.

Esta Vieja tiene ideas graciosas. (Saca del bolsillo una caja de Sí hará calor. ¿ Recuerdas Praga, Hat-

rapé y toma un polvo.)

,

. .

tuina? HATTUINA,

levantando

la

mano.

¡Praga!... ¡Praga!... EL DOCTOR, mirando

hacia arriba.

me

engaño, tendremos hoy tanto trabajo como entonces. Solamente que en vez de quemaduras, serán contusiones, huesos rotos, etc., etc. (Ve i

Pues bien,

si

soldados mirando

los

no

por las ventanas del chalet

reis!... ¡Concluiréis!... (Los soldados

HATTUINA, ¡

,

y les

grita.

)

¡Condui-

se retiran.)

gritando.

Ivanowa IVANOWA,

saliendo de su meditación.

¡Madre Hattuina HATTUINA.

¿En qué piensas? IVANOWA. Estoy mirando, madre Hattuina. HATTUINA. Miras si viene cierto mozo. Nada temas, Axenti Ivano witch no está lejos. EL DOCTOR,

¡Ah!

¡

riendo.

espera á Ivanowich! HATTUINA.

Sí, ¡la juventud!... ¡la juventud!...

¿qué queréis?

EL DOCTOR.

Valiente mozo... que no teme al fuego.


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

54

HATTU1NA.

¡Demasiado

valiente!...

¡

Demasiado

valiente!...

EL DOCTOR.

¿Es

que

el

á Korsakow las órdenes del feld-

llevó

mariscal? HATTUINA. Sí ,

y para volver más pronto atravesó por medio de ,

os republicanos. EL DOCTOR.

Sin embargo

,

volvió.

HATTUINA

Es un

zorro...

un

zorro

riendo.

muy astuto.

EL DOCTOR.

¿Está contento de

Souwarow?

él

HATTUINA.

puedes suponerlo. Le dijo: «Bien, me acuerde de tí... Adelantarás en tu camino, Ivanowitch.» ¡Si está contento!...

Axenti... procura que

EL DOCTOR,

mirando á Ivanowa con

la colilla del ojo.

Tener un amigo como Ivanowitcb, que lleva órdenes atravesando por medio de los republicanos, y á quien se fusila en cuanto se le coge... esto da en qué pensar! ¡

HATTUINA.

en voz baja.

Calla.

EL DOCTOR.

Ese no es como

soy viejo, tengo roja la nariz... conservo bien... las balas llueven en derredor del doctor Sthal... que guarda los cuchillitos para sus

pero

yo...

me

amigos. HATTUINA ¡Calla

,

las flores...

bebe...

riendo.

abejorro viejo! ¡Calla! ja pasó el tiempo de

y ha llegado

el

del aguardiente...

y deja en paz á Ivanowa.

Toma..-


!

!

LA GUERRA.

55

EL DOCTOR, tomando

el

vaso.

¡Abejorro viejo!... Eso es demasiado. ¡Hattuina, sin el

vaso de aguardiente me incomodaría HATTUINA á Ivanowa.

Vamos, bájalos lienzos del doctor; ya debería estar preparado todo. EL DOCTOR, Sí,

vamos

después de vaciar

el

vaso.

á necesitar vendajes para remendar cabe-

zas rotas. Cortad vendas...

(Mirando arriba.)

Ya

se acerca la

columna... pronto oiremos tronar. (Ivanowa y Hattuina

en

se sientan

la orilla

de

la

meseta

,

sobre unos sacos lle-

nos de lienzo y empiezan á cortar vendas.)

HATTUINA

Ten

el

á Ivanowa.

lienzo y yo cortaré; así adelantaremos más.

EL DOCTOR

gritando á los'soldados que se han vuelto á asomará las ventanas.

¡Eh! ¡enarbolad la bandera negra sobre la casa! ¡Esos imbéciles en nada piensan!... ¡Van á disparar contra la ambulancia !... Ab! raza de animales ¡

(Durante esta escena otro grupo de soldados la

bandera rusa

:

,

;

!

¡

continua

el desfile.

instante

Ivanowa ve subir

oficial

joven

llevando

es Ivanowitch.)

LOS PRECEDENTES

,

IV.

IVANOWITCH

IVANOWA, Axenti Ivanowitch IVANOWITCH,

¡Alto!

este

en medio de ellos va á caballo un

ESCENA

¡

En

¡descansen!

en medio de los soldados.

levantándose.

á los soldados.

(Señalando

al

camino ascendente.)

En

Se-

guida tendremos que correr. (Acércase y coge

Todos miran

á la

la

mano

á Ivanowa. Los soldados descansan sobre las

columna que sube lentamente.)

EL üOCTOR.

Qs esperaban Ivanowitch. ,

armas.


BIBLIOTECA BE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

56

IVANOWITCH,

sonriendo á Ivanowt.

Lo suponía y me he apresurado. EL DOCTOR.

¿Venís de Ariolo ? IVANOWITCH. Sí, doctor.

EL

DOCTOR.

¿Está en marcha por la izquierda la columna del general Strauch? IVANOWITCH. Las tres columnas están en marcha; la de Strauch por la izquierda, y la de Schweikoski por la derecha. El feld-mariscal Souwarow sigue la nuestra; ha querido verlo todo la organización de los convoyes el desarme délos cañones y cajas... ,

;

DOCTOR.

EL

Tenemos cañones... IVANOWITCH.

Veintiocho piececitas para las tres columnas. Vienen

alomo. Ha sido necesario desmontar

la

mitad de

los

cosacos para trasportar las cureñas. El feld-mariscal lo

ha inspeccionado personalmente ¡no conoce obstáculos

todo...

¡Qué hombre!...

!...

HATTUINA.

Cuanto más envejece

,

más

terco es

,

se parece á los

mulos. EL DOCTOR,

Hattuina no se muerde

IVANOWA

No Se

la escuches

le

,

riendo.

la lengua. á

Ivanowitch.

Axenti no la escuches. IVANOWITCH, riendo. ,

perdona todo. El mismo Souwarow

rie

de las

ocurrencias de la vieja matuclika cuando está de buen

humor.


!

LA GUERRA.

57

EL DOCTOR.

El camino es rudo, Ivanowitch.

IVANOWITCH. ¡Ah! aún no hemos llegado al seis

COmO

yo!... (Volviendo

el

fin...

¡

Si lo conocie-

caballo y señalando á las

cimas.)

Fí-

guraos á 500 ó 600 metros encima de nosotros, una

meseta cubierta de trincheras, zanjas j fortificaciones de tierra á derecha é izquierda, rocas llenas de emboscadas, y entre ellas el camino que serpentea entre pre;

cipicios

cuyo fondo es imposible

se os desliza

un

pié

,

ver.

Si por desgracia

caéis á dos leguas

,

á las

gargan-

tas de Tremola. E"L

DOCTOR.

Sin embargo, los republicanos han subido. IVANOWITCH. Sí, pero tenían delante á los austríacos,

tenemos á

y nosotros

los franceses.

EL DUCTOR.

¿Son muchos? IVANOWITCH. Seis ó setecientos en la meseta

,

con

el

general Gudin.

HATTUINA.

¿Los has visto Ivanowitch? ,

IVANOWITCH.

de Zurich; viven allá arriba de nieve derretida y pan de cebada... Los pobres diablos están flacos como el hambre. Sí,

matuchka,

al volver

EL DOCTOR. ¡

Qué obstinados IVANOWITCH.

Sin las tres columnas de ataque combinadas, notendría confianza á pesar de los 25.000 hombres de

Souwa-

row. Pero llegaremos, Ivanowa, no tengas miedo.


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

58

IVANOWA.

¿No

irás siempre á la cabeza,

Axenti?

IVANOWITCH.

me

No... por tí,

pondré á un costado... ¡donde no se

desliza uno!

HATTUINA sonríe. en un costado, cuando llueven

Sí, sí,

¡Amad

todas partes...

por

las balas

un soldado!

á

EL DOCTOR.

Pues vos, Hattuina, amasteis á uno. HATTUINA.

¿Qué queréis? todas somos locas una vez en la vida. Constantemente esperaba verme libre de él; éste era mi único consuelo y

el

sujo

el

aguardiente.

EL DOCTOR.

¿Y en

meseta, Ivanowitch, seremos dueños de todo? IVANOWITCH.

la

Desde

meseta

la

jar

como subimos;

sar

el

Reuss

más

,

San Gotardo tendremos que batendremos que atrave-

al otro lado

encajado entre dos rocas á pico, de 600

,

pies de altura,

de mulo

del

y habremos de pasar por puentes en lomo altos que el Kremlin y de dos brazas de

anchos.

Souwarow

se

HATTUINA. hace viejo y pierde

la cabeza.

EL DOCTOR.

No hay

otro

IVANOWITCH Existe redo

Una

,

vez en Altorf en ,

les

el

brazo hacia

mucho más

y además nos

geremos á

kow

extendiendo

la

derecha de San Gotardo.

camino de Bellinzona á Coira, por Rove-

pero es

;

corto

el

camino para entrar en Suiza. ,

largo. Este es bastante

más

lleva á retaguardia de Massena. el

fondo del valle del Reuss co-

los franceses por la espalda,

ataca de frente.

,

mientras Korsa-


LA GUERRA.

59

EL DOCTOR.

Es buen plan, pero de

difícil

ejecución.

IVANOW1TCH.

¡Bah! nada es imposible para Souwarow. ¡Cuanto' emprende, está escrito allá arriba! (Levanta la mano.— a ios Adelante (A Ivanowa que le retiene.) IvanOWa eS presoldados.) ciso que sea capitán; ya sabes que la vieja matouchka quiere que sea capitán para que nos casemos. !

¡

(Abraza a Ivanowa y sale

,

al

galope

,

siguiendo al destacamento. Ivanowa

le

mira

alejarse.)

ESCENA

V.

LOS PRECEDENTES menos IVANOWITCH. EL DOCTOR.

¡Bravo muchacho! No conoce más que las batallas. HATTUINA. Sí,

y

eso no te impedirá cortarle los huesos

cualquier otro,

si lo

traen en

una

como á

camilla.

EL DOCTOR.

Cuando vienen en camilla, Hattuina, ya no son Ivanowitch, ni Souwarow, son hombres con los huecon balas en el cuerpo ó con la cabeza aplasde arreglar la cosa si es posible y cuando no puede ser, les recomiendo á San Nicolás. ¿Qué más sos rotos

,

tada... Trato

me pueden

;

pedir?

HATTUINA.

Vamos... ¡á trabajar! este lienzo. ¡Ivanowa!

Ya

debería estar cortado todo

IVANOWA. ¡Madre Hattuina! HATTUINA.

Aunque

estuvieras mirando cien años, no por eso


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

60

dejaría de haber partido... Si Dios quiere que vuelva,

Vamos,

volverá.

no pienses en (Ivanowa

lo

hija mia, ayúdame; coge demás.

se sienta y las dos

mujeres comienzan á trabajar

;

el lienzo

y

llegan los ayudan-

tes del doctor.)

ESCENA.

VI.

LOS PRECEDENTES, LOS AYUDANTES DEL DOCTOR. EL DOCTOR.

¿Qué

queréis?

MIKALOWITCH.

Mayor, hemos hecho

mos

lo

que nos habéis mandado. He-

extendido paja por todas partes; hemos montado

mesa

abierto la maleta y arreglado los instrumentambién hemos buscado cubos. ¿Qué hacemos ahora?

la

,

tos;

EL DOCTOR.

¡Ahora haréis

lo

que habéis hecho siempre, imbéciles!

Cuando traigan heridos mesa; ,

colocareis sobre la

los subiréis, les desnudareis

cogeréis con las pinzas lo

y

que

os diga que cojáis, limpiareis la sangre con la esponja grande y cuando esté lleno el cubo, le llevareis abajo á vaciarle. (Con acento indignado.) Hace más de un año que me siguen estos imbéciles, en Cassano, en elTrébia, en Novi, en todas partes, y siempre tengo que repetir lo mismo. ¡Oh! Dios mió! ¡Dios mió! ¡qué ralea!... Han hecho bien en enseñarles á andar porque si no toda la vida hubiesen caminado á cuatro pies. ,

(Llegan algunos cosacos. Los ayudantes del doctor entran en

,

el chalet.


LA GUERRA.

ESCENA LOS PRECEDENTES

61

VII.

,

LOS COSACOS.

UN COSACO. ¡

Aguardiente matuchka\ ,

HATTUINA.

No tengo aguardiente para

ti.

HETTMANN cou imperioso acento. Da aguardiente á mis hombres... Me debes obediencia, ¡vieja... da aguardiente! EL

,

EL DOCTOR

Y yo

á

Hattuma.

te prohibo darlo.

EL HETTMANN.

¿Tú

lo prohibes?

EL DOCTOR. Sí, aquí

mando

yo; este aguardiente está en requisi-

ción para los heridos. EL HETTMANN.

Pues yo quiero. EL DOCTOR.

con un balazo en el vientre, te pondré encima una compresa, hettmann, pero antes no lo tendrás.

Cuando

te traigan

EL HETTMANN.

Tú no

eres jefe.

EL DOCTOR,

sacando del carro un par de pistolas.

Soy bastante jefe para chamuscarte los bigotes si te mueves, hettmann. Me llamo el doctor Sthal, cirujano de los granaderos de Rymnik, y si digo una palabra sobre tu conducta... EL HETTMAKN.

¡Vamos!... ¡era una broma... para ver qué contestabas!


62

BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO. EL DOCTOR. ¡

Bien

pero te prevengo que no

!

me gustan

las

bromas

cosacas. (Gran rumor

al pié

de

la

meseta. Hattuina se levanta y mira.)

HATTUINA.

Ya

llega

el

regimiento de Ismail. GRITOS.

¡Viva Souwarow!... ¡Viva Souwarow! EL DOCTOR.

¡Ah! es

¡

feld-mariscal.

el

Viva Souwarow

(Pasa una

fila

¡

de mulos llevando cañones desmontados y cureñas. Soldados de

artillería escoltando el

En

NUEVOS GRITOS. Viva Souwarow

! . . .

convoy; algunos

momento en que la cola de Souwarow con su estado mayor.) el

la

se detipnen

ESCENA LOS PRECEDENTES,

meseta para cobrar aliento.

la

el

desfiladero,

aparece

VIII.

SOUWAROW

SOUWAROW, ¡

en

columna penetra en

,

EL ESTADO MAYOR.

con voz vibrante.

Hettmann! EL HETTMANN.

¡Feld-mariscal!

SOUWAROW. ¿De dónde vienes? EL HETTMANN.

Vengo de

un reconocimiento. SOUWARUW.

allá arriba... de

Por qué no ha comenzado el ataque? EL HETTMANN. El camino es difícil, feld-mariscal es más escabroso cada vez, y además los agujeros... ¿

;


LA GUERRA.

63

SOUWAROW. No hay ningún camino difícil. ataque!... ¡Que se ataque!... Vé á "WarOvV. reloj.)

(El

hettmann parte

Es medio

á galope

¡Que

(Con violencia.)

se

decir que llega Sou-

con sus cosacos. Souwarow mirando

dia... el coronel real-imperial

al

de Strauch

deberia haber roto el fuego hace veinte minutos... Esto es inconcebible. EL CORONEL DE ESTADO MAYOR, MANDRIKINE. ¡

Si están cortados los caminos, feld-mariscal

S0UWAR8W

,

!...

interrumpiéndole.

Las razones buenas ó malas de nada sirven en la Cuando se ha acordado un movimiento, se debe ejecutar con precisión para que el ataque no sea insuficiente. ¿De qué me servirá tener buenas razones si me ,

,

guerra.

,

Vencen

I

(En

este

momento

SOUWAROW ¡Al

Chad

truena ,

el

cañón y

guardando

fin! (Mirando alrededor y viendo á

! . . .

marchad vivamente

¡

se

el reloj

oye en

los artilleros

! .

. .

la fusilería.) el bolsillo.

que descansan.)

¡Mar-

(Volviéndose á Mandrikine.)

To-

dos esos destacamentos á derecha é izquierda son fuerzas perdidas.

A

(Los soldados suben.— a ios

oficiales.)

Es medio dia

estaremos en la meseta. Pero es necesario avanzar bruscamente... es necesario desconcertar al enemigo con la violencia del ataque... Cuanto más desventajosa para nosotros es la posición, más pronto

justo.

se

las dos

ha de conseguir

adelante!

el

resultado.

¡

Adelante

,

señores,

(Parten.)

ESCENA

IX.

HATTÜINA, EL DOCTOR, IVANOWA.

HATTUINA,

riendo.

Alexis Basilowich siempre es joven, no cambia; lo

mismo

está que cuando cuenta años.

lo vi

por primera vez, hace cin-


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

64

EL DOCTOR.

Ya

Hattuina, escucha cómo truena. es hora de que vaya á recogerme las mangas. (En«*

tn

chalet; quedan solas Hattuina é Ivanowa.

Sí, pero escucha,

el

Aumenta

el

ruido del combate.)

ESCENA. X. HATTUINA, IVANOWA.

HATTUINA.

¿En qué piensas, Ivanowa? IVANOWA. Escucho madre Hattuina. ,

HATTUINA. Sí, es

una gran

(M¡ra.)¡Ah!

humo

el

batalla...

¡ahora está

(Inmenso rumor á

.

allí

lo lejos

Muchos habrán caido ya... Souwarow!... jCómo sube en medio de

las descargas.)

IVANOWA. ¡

Eso

es terrible

HATTUINA.

¿Rezas?

IVANOWA. madre,

Sí,

rezo...

HATTUINA.

muchos no volverán !... Ivanowitch volverá... Es valiente como Souwarow, y Souwarow se ha hecho viejo... Ha encanecido en la guerra... ¡Nada temas !... (Viendo dos soldados que traen un herido.) Ah! ¡ya Volverá... ¡pero otros

¡

traen trabajo al viejo corta-piernas! torre

encuentro de los que traen

al

chalet en

mangas de camisa

y

el

¡

No

eS él! (Los

4ott«r rodean

al

mirando

y

le llega al cuello.)

al herido.

camilleros 6e paran delante del ch»)et.

herido.)

se levanta

herido. El doctor aparece en la ventana del

con un delantal que

1VAKOWA,

(ivanowa mira,

Lo» ayudantes

«leí


!

!

LA GUERRA.

ESCENA HATTUINA, IVANOWA

es eso?..

gritando desde

Qué

r

.

XI.

LOS CAMILLEROS, EL HERIDO, EL DOCTOR.

,

EL DOCTOR,

¿Qué

65

¡

ventana.

la

hacéis ahí?...

cf]

UN AYUDANTE.

Es un comandante. EL DOCTOR,

con cólera.

¿Qué me importa que sea comandante? ¡Subidle... subidle, mil rayos! ¡Ah! ¡bestias! (Levantando ios ojos y viendo otros heridos que traen enfila.)

¡

Ah

¡ya traen! ¡ya traen!

!

HATTUINA. ¡Viejos... jóvenes!

¡Viejos... jóvenes!...

veremos solas á Rusia (A medida que traen heridos os; descargas; gritos

los entran

al chalet.

gritando en

el

Inmensos clamores a

lo

el interior del chalet.

matuchha vendas HATTUINA, cogiendo un paquete q] Ayúdame, Ivanowa, ayúdame. (Entrega

vol-

¡Adelante!... ¡Adelante!...)

:

EL DOCTOR,

¡Vendas

¡Oh!

¡Todos marchan... todos!

!...

,

,

de vendas.

paquete á un ayudante que ha venido á llevarle.)

IVANOWA, mirando ¡Diosmio! todos se detienen...

arriba.

HATTUINA. ¡Retroceden!...

los

soldados

de

Souwarow

ceden.,. una

(Silencio. Llega á pié

fila

de heridos.)

IVANOWA

Un

EL HERIDO, ¡

mirando

Matuchha

primero.

apoyándose en

la

pared.

l...

HATTUINA, ¡

al

soldado del batallón...

acudiende.

Daroch 5

retro-


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

66

EL HERIDO.

¡Ah! matuclika... no veré más la Rusia... HATTUINA haciéndole sentaren un banco. ¿Qué tienes? EL HERIDO enseñando

Una

el

hombro derecho.

bala aquí, matuchha... uñábala... he concluido.

HATTUINA

á Ivano-wa.

¡Pronto! ¡un vaso de aguardiente!

(ai

¿Y

herido.)

allá

arriba? EL HERIDO.

No

puede

se

HATTUINA,

Toma,

agujeros... los...

pasar... presentándole

el

vaso que acababa de traer Ivanowa.

bebe.

EL HERIDO

devolviendo

el

vaso después de vaciarlo.

¡Ah! ¡buena matuchka !... HATTUINA. ¿Qué has visto allá arriba? EL HERIDO.

He

hombres

visto filas de

horror.)

¡

Ah

!

¡

Todo estaba

caer... rodar...

azul...

y negro en

(Con

gesto

de

el fondo!...

caen sin cesar, matuclika. (Cúbrese los ojos con una

mano

y se deja caer contra

HATTUINA, ¡

Souwarow!...

bres...

(Ruido de ¡Alto!...

fusilería

vana

,

El

¡

sí,

pared. )

devorador de hom-

contento... todo

ha

perecer!

más cercano. Movimiento de

¡Alto! ¡Adelante!

El caballo de un cosaco el jinete

¡Souwarow!...

debes estar contento...

concluido, todos

la

volviéndose.

hettmann

retirada. Gritos:

¡Adelante!...

llega al galope seguido de sus cosacos.

herido de un balazo, se encabrita al borde del precipicio;

lanza un grito terrible:

el

hombre y

el

caballo desaparecen.)


LA GUERRA.

ESCENA

67

XII.

LOS PRECEDENTES, EL HETTMANN EL

HETTMANN

COSACOS.

,

gritando.

,

El ataque lia sido rechazado!... ¡todo está perdido!...

¡

(Pica al caballo y desaparece.)

LOS DEMÁS COSACOS.

Sálvese quien pueda

¡

!

(Salen

galope.)

ai

HATTUINA.

¡Ivanowa, engancha

el

caballo

!...

pronto... pronto!...

IVANOWA. ¡No! ¡ha muerto!... ¡él no huirá!... ¡me quedo!.. ¡Vete, madre Hattuina, vete! ¡Yo quiero morir también! (Se sienta y cubre Filas de

desaparecen por ballo

,

la cara.

Haituina

soldados atraviesan corriendo la

izquierda.

En

aparece Ivanowitch con

lo arroja la

dominados por

LOS PRECEDENTES

,

á

IVANOWITCH

SOLDADOS.

,

gritando á los soldados que buyen.

,

la

izquierda y se atraviesa en

el

sendero.)

IVANOWITCH á los soldados que quieren ¡Al primero que se acerque le mato! ... ,

pasar.

TODOS.

Todo

se

ha

perdido...

«(Llegan otros fugitivos

;

Dejadnos pasar...

se llena la escena.

TODOS

,

Tumultos

,

gritos.)

furiosos y empujándose.

¡Dejadnos pasar!... ¡Dejadnos pasar! IVANOWITCH. 4N0!...

el

carro.

pánico,

buscar

XIII.

¡Deteneos!... ¡cobardes!... ¡cobardes!... (Lanzase á

el

mano. Ivanowa lanza un

sable en la

ESCENA

IVANOWITCH

,

momento en que Hattuina va

el

el

montón sobre

todo en

meseta

el

grito.)

y ca-


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO

68

(Un soldado apunta á Ivanowitch, Ivanowa sil.

Sale

gurado

,

el tiro.

sobre

se precipita

Aparece Souwarow en medio de un grupo de

lleno de sangre y

él

y levanta

oficiales.

el

fu-

Está desfi-

mira con sombríos ojos su derrotada columna. Cesa

el

tiroteo.)

ESCENA LOS PRECEDENTES

SQUWAROW

,

SOUWAROW,

,

XIV. OFICIALES DE ESTADO MAYOR

con voz de trueno.

¡Alas filas!... Formad la columna. ¡Yo, Souwarow, OS VOy á guiar (Profundo silencio. Ningún soldado se mueve.) Soldados... os habla vuestro padre Souwarow... ¡A las filas!... !

¡Adelante!... (Silencio.

Todos

los soldados bajan los ojos ó vuelven

la

cabeza ante

la

mirada

del general en jefe.)

SOUWAROW ¿No

,

con voz que tiembla de cólera.

sois los soldados de

Praga, de Cas-sano, del Tre-

¿No sois ya hijos de la Santa Rusia? ¿Os intimidará un puñado de ateos republicanos? ¡A las bia, de Novi?

filas!...

¡En columna!... ¡Seguid

al viejo

Souwarow!... ¡A

las filas!... (Hace un movimiento para marchar

Muchos soldados

se sientan bajando

,

la

en seguida mira cabeza

;

ningún soldado

se

mueve-

con desesperación. Profundo

si-

lencio.)

SOUWAROW

,

con voz desfallecida.

¡Os negáis á seguir á vuestro á quien

el

los soldados se vuelven. El rostro de

Souwarow

á vuestro padre...

jefe...

czar puso á vuestra cabeza se

!

¡Os negáis!

(Todos

descompone. Con voz conmove-

dora. ¡Bien!... los valientes han muerto... Souwarow debe morir también! Que abran mi fosa aquí... (Se arranca las con«¡Abandodecoraciones y las arroja al suelo.) De vosotros se dirá naron á su viejo general... son cobardes!...» (Arrojando ia es¡Queme cubran de tierra!... pada.) ¡Queme maten!... )

:

Souwarow ha

vivido demasiado...


LA GUERRA. (Se tiendeen

el suelo.

Inmenso

sollozo de los soldados que se alzan

Souwarow no

¡Padre, levanta! ¡Padre, levanta!

manos. Un veterano

rostro con las

69

le

coge y

se

mueve

levanta

le

n¡ contesta.

exclamando

gritando:

Se cubre

«1

¡Padre, le-

:

vanta!... ¡Marcharemos!...)

HATTUIWA

ayudando

al

veterano.

— Con

voz enternecida.

^

¡Levanta, Basilowitch, hijo mió, todos marcharán!.,

¿verdad, valientes?...

TODOS LOS SOLDADOS. Sí... sí... ¡adelante!...

(Souwarow

se levanta y

dados se agrupan en

manos, algunos tu espada!..

.

le

¡Guianos!...

mira á Hattuina, con ojos llenos de lagrimas. Los sol-

derredor suyo:

presentan

la

unos se arrodillan

espada exclamando.

Todos marcharemos por

SOUWAROW,

;

otros

— ¡Perdónanos,

le

besan las

padre!

¡Toma

ti!)

empuñándola espada.

que sois todavía mis hijos... Voy á guiaros... ¡Pasaremos, ó moriremos todos!... ¡Bien!...

veo

TODOS LOS SOLDADOS,

blandiendo

las

armas.

Sí... sí... ¡adelante!... ¡adelante!...

(Souwarow monta

á caballo.

—Los tambores

tocan áataque.)


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

70

CUADRO CUARTO. El espía. Escena nocturna. La meseta de Ospizio sobre ven

las

divide la escena. la

el

San Gotardo. En derredor

se

cimas de Fiendo, Fibia, Stella y Gospis, cubiertas de nieve. El camino

Á

un

la izquierda,

bandera rusa, solamente quedan

A la

delante y vigas carbonizadas.

viejo bospicio incendiado, sobre el

que

derecha un cobertizo. Contra una pared del

hospicio se apoya una serie de establos medio derribados; contra la otra, especie de granja, por cuya puerta y ventanas se ve viva luz en

la

á lo lejos; á

luna. Varios destacamentos tocan llamada,

la

Rymnik. En

las filas se

ven soldados con

Es

se

oye

tiene levantada

una antorcha,

cabeza ú brazos vendados y en-

la

soldado después de un

aspecto del

el

Dos sargentos, en

Hattuina é

mismo toque

El

cum-

derecha del camino está formada una compañía del regimiento de

sangrentados uniformes. mortífero.

el

una

el interior.

Testo del paisaje está en la sombra; cruzan antorchas; sobre las nevadas

bres brilla

flota

armaduras del techo, algunos pilares

las

el el-

batalla continúan

frente de

otro lee los

Ivanowa desenganchan

el

nombres.

carro, llevan

en frente y de tiempo en tiempo vuelven

la

el

la

combate

lista; el

uno

Delante del cobertizo caballo

al

establo

de

cabeza para escuchar.

ESCENA PRIMERA. LA COMPAÑÍA DEL REGIMIENTO DE RYMNIK, LOS DOS SARGENTOS, HATTUINA, IVANOWA. Después, EL CORONEL DE ESTADO MAYOR MANDRIKIN.

UN SARGENTO,

leyendo.

¿Beliuski?

UN SOLDADO. Presente. EL SARGENlO.

¿Bistraya?

UN iOLDADO. Presente.


LA GUERRA.

71

EL SARGENTO.

¿Kolkow? VARIOS SOLDADOS. Extraviado.

(El sargento escribe.)

EL SARGENTO.

¿Pouskine? VARIOS.

Muerto. EL SARGENTO.

¿Lermanskoff? VARIOS.

Herido. EL SARGENTO.

¿Nichipure? (Silencio.

Llega por

el

fondo

el

coronel de estado

MANDR1K1N,

mayor Mandrikin.)

con fuerte voz.

Vamos... despachad... ¡Que llega el el parte en seguida. EL SARGENTO, repitiendo.

feld-mariscal!

Quiere

¿Nichipure?

(Silencio.)

MANDRIKIN,

con impaciencia.

¿No sabe nadie qué ha sido de Nichipure? gento.)

Poned extraviado. EL SARGENTO,

continuando

¿Swerkoff? UN SOLDADO. Presente. EL

SARGENTO.

¿Alieola? VARIOS.

Herido. EL SARGENTO.

¿Carabetz?

la lista.

(Silencio.— ai sar-


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

72

VARIOS.

Muerto. MANDRIKIN.

¿Habéis concluido? EL SARGENTO.

mi

Sí,

coronel.

MANDRIKIN.

Bien, ¡dadme!

(Recórrela

lista

Diez y seis muer-

y cuenta.)

tOS, Veinticuatro heridos Ó extraviados. (Apunta en una

cartera.)

Primera compañía del primer batallón del regimiento granaderos de Rymnik. Diez y seis muertos, veinticua319 homtro heridos. (Añadiendo.) Total del regimiento bres fuera de combate de la columna total 1 125. :

;

(Souwarow aparece

fondo con

al

el

,

.

estado mayor.)

ESCENA LOS PRECEDENTES

,

:

SOUWAROW

,

II.

OFICIALES DE ESTADO MAYOR

EL SARGENTO. ¡

Al hombro, armas!... ¡Presenten, armas!

SOUWAROW, ¿Y

bien,

áMandrikin.

Mandrikin? MANDRIKIN.

Aquí

está el parte, feld-mariscal.

SOUWAROW Mil

,

(Le presenta

ia

ciento veinticinco hombres... Bien...

marchado bien

!

(Reconociendo

al

hoja.)

recorriéndola.

regimiento de Rymnik.)

¡Todo ha

Ah

!

ah!

¡Los granaderos de Rymnik!... Aquí estáis... Estoy

contento de vosotros, muchachos...

bravamente un momento de

Habéis reparado

pánico... El paso era difícil...

han defencomo desesperados... pero al fin hemos entrado. Aún somos los hijos de la Santa Rusia... Bien.

los ateos se habian atrincherado bien... se

dido (Rie.)


!

LA GUERRA. (Echa

y pasea

pié á tierra

frente

al

Henos en

está hecho...

tenemOS que

bajar.

el

de

la

73

I

compañía.)

,

más

10

UlrlCil

San Gotardo; ahora solamente

(Deteniéndose y

con voz nías grave.)

Quiero

demostraros mi satisfacción, granaderos de Rymnik; hasta nueva orden, vuestro regimiento dará guardia de

honor á Souwarow. Después podréis decir; pertenecía al regimiento de Rymnik en el grande ataque del San Gotardo y aquella noche montamos la guardia de Alexis Basilowitch Souwarow, en lo alto de la montaña; ¡sí, podréis decirlo! (Volviendo á pasear.) Todo el ejército ha cumplido su deber. Cuando lleguen los mulos, cada ,

.

hombre

recibirá doble ración de aguardiente,

(ai capitán de

Ahora, mandad romper filas... Procuremos descansar... Al amanecer tenemos que perseguir á los

la

compañía.)

ateos...

EL CAPI7AN,

Rompan

¡

á

soldados.

los

filas

(Los soldados rompen

filas

y colocan los fusiles en pabellones.

quitan las mochilas y se agrupan por escuadras.

SOUWAROW,

En

seguida

se

)

en medio de los

oficiales.

nada de particular tengo que deciros. Trátase de reparar el tiempo que los austríacos nos han hecho perder en Bellinzona. Estamos á 25 de Setiembre, Señores

el

,

26 llegaremos á

Wasen

;

el

27 á Altorf, y

el

28 ataca-

remos á Massena por retaguardia, mientras Korsakow le ataca de frente. Esta será la acción decisiva de la campaña. Hemos derrotado á Jouvert, Moreau y Macdonal en Italia; ahora derrotaremos á Massena en Suiza. En seguida, ¡en marcha sobre París! Allí podremos descansar y restablecer en su trono á los Borbones. El plan es sencillo... Así, nada de retroceso... (Mirando el reloj.)

Es media noche, á las cuatro, diana. Que se busque leña y se enciendan hogueras en el vivac, si es posible... Las mochilas y botas no deben estar completamente va-


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

74 CÍaS. (A un á los

demás

general.)

oficiales.)

j

BagratiOIl, Cenareis COnmigO. (Saludando

Señores

!

(Los oficiales saludan y se retiran. Bagration,

gen á

la

Souwarow y Mandrikín

se diri-

granja y pasan por delante del cobertizo donde Hattuina ha encendido

fuego durante

la

escena anterior.)

ESCENA, m. SOUWAROW, BAGRATION, MANDRIKIN, HATTUINA IVANOWA, ,

algunos

soldados de Rymnik.

SOUWAROW

,

con alegre acento á Hattuina.

¡Hola! ¿eres tú matuchkal HATTUINA. Sí, Basilowitch,

yo soy.

SOUWAROW. ¿Seguirás siempre los ejércitos con tu kibithl HATTUINA.

Siempre, Basilowitch, siempre... ¿Qué puedo hacer? Preciso es que siga á mis hijos... soy la

madre

del ba-

tallón.

SOUWAROW

,

á Bagration.

Ved, Bagration, ved nuestra matuchka más

¿Qué edad

vieja....

tienes, matuclikal

HATTUINA.

¿Quién puede saberlo? Hace mucho tiempo que no cuento los años, Basilowitch, ¡mucho tiempo!

SOUWAROW. Cuántas veces me has dado aguardiente en San Petersburgo! ¿Lo recuerdas? ¡

HATTUINA. ¡Si

lo

recuerdo!

Hace cincuenta años durante

grandes maniobras de gento...

No esperabas

la

las

guardia; entonces eras sar-

llegar á feld- mariscal

príncipe Italikski!... ¡jé! ¡jé! ¡jé!

Y

yo

Rymnikski,

te decia; Basi-


!

LA GUERRA. lowitch, ánimo, ánimo... ¡

Consérvate

,

hijo

75

Toma, bebe

aguardiente...

mió

SOUWAROW

enternecido.

,

Verdad es matuchka. (A Bragation.) Eso me deeia, Bagration. ¡Ah! vieja matuchka ¡cuánto me alegro de verte con salud!... ¿Necesitas algo? ¿te falta algo? HA.TTUINA.

No

Basilowitch.

,

SOUWAROW. ¿Tiene aguardiente

el

tonel?

HATTUINA.

Un poco... un poco... el cirujano me tomó allá mucho para los heridos y casi no me queda ya.

abajo

SOUWAROW. que quede á esos valientes muchachos; dáselo todo; van á llegar los mulos y se llenará el tonel hasta arriba... ¡Buena noche, matuchka\ ¡Debes estar muy cansada! Bien

,

da

el

HATTUINA.

Oh

caminos de

eran mejores que caminaré despacito detrás de mis hijos. ¡

!

los

Italia

SOUWAROW,

éste;

pero

riendo.

¡Ah! ¡con que te gustan los caminos buenos! ¿Y gloria, matuchka, por nada la cuentas?

la

HATTUINA.

La

gloria es para

Souwarow y

los

malos caminos

para nosotros.

SOUWAROW ¡Jé! ¡jé! ¡jé! la vieja des.

,

riendo.

matuchka

(Aléjase y en la puerta de la granja se vuelve.)

(Entran.)

me

dice sus verda-

VamOS BagraÜOn! ,


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

76

ESCENA

IV.

HATTUINA, IVANOWA, LOS SOLDADOS.

LOS SOLDADOS,

Y bien,

matuclika,

alrededor de Hattuina.

feld-mariscal ha dicho que nos

el

des aguardiente. HATTUINA. Sí, pero los

no habléis tan fuerte, porque podrían oiros

demás. IOS SOLDADOS,

mirando en derredor.

¡Chist! ¡Chist!

UN SOLDADO, golpeando en el tonel. ¡Eh! ¡eh! aún queda. OTRO señalando con el dedo. Hasta aquí. IVANOWA. ,

Comenzad por

arreglar

nieve y se necesita

.

Sí,

me

.

fuego; la olla está llena de

el

mucho

fuego para derretirla.

HATTUINA.

y en seguida poned aquí un haz de paja para que

siente en

él.

LOS SOLDADOS.

¡En seguida, matuchhi (Traen apresuradamente paja de

,

en seguida!

los establos.)

HATTUINA.

Otro aquí para Ivanowa. (Los soldados obedecen

dados

,

;

formados en círculo

siéntase Hattuina, y en seguida saca el vaso. ,

la

Los

sol-

miran con adoración.)

UN SOLDADO.

Eso nos va á reanimar. HATTL'INA, dando ¡A.quí está!

más

viejo.

(Todos tienden

la

vuelta á la espita.

mano.)

Esperad... primero

el


!

LA GUERRA.

TT

UN SOLDADO.

10 SOy.

(Todos miran en

sorbos, después se chupa

el

Hattuiná

silencio.

lástima que concluya tan pronto

Ahora

el

HATTUINÁ, segundo.

(Después se repite

lo

mismo con

el

UN SOLDADO

Aún

da

le

vaso; bebe ¿pequeños

el

bigote para recoger las últimas gotas y dice:)

v¿UC

llenando.

tercero

,

¡

!

,

el

cuarto, etc.)

golpeando en

el tonel.

queda, aún queda. HATTUINÁ.

Vamos, á

te toca.

EL SOLDADO

Creí que no

me

MUCHOS

Aún

,

recibiendo

llegaba la vez. ,

vaso.

el

(Bebe y

golpeando en

ríe.)

el tonel.

queda. UN SOLDADO.

El feld-mariscal ha dicho que se vacie

tuchka y que lo llenarian con los

el

tonel

ma-

aguardiente que traen

el

mulos. OTROS SOLDADOS.

Eso ha dicho, matuchka, eso ha dicho. HATTUINÁ.

Cuando lleguen antes. ¡Ya basta!

los

mulos os daré

el

resto , pero

MUCHOS con vehemencia. matuchka hace tanto frió ,

¡

Oh

!

¡

HATTUINÁ,

Vamos borrachos ,

guardando

el

vaso.

,

¿no habéis recibido

te

incomodes. Cuando

incorregibles

cada uno un vaso? MUCHOS.

No te incomodes, matuchka, no vengan

los

mulos nos darás

(Pénense á bailar haciendo crugir tuiná rie.)

los

el resto.

dedos

,

con ademanes grotescos, y Hat-


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

78

IVANOTVA,

Ya vir,

mirando

ha derretido la nieve y madre Hattuina. se

á la

el

olla.

agua comienza á her-

HATTUINA.

Bien

trae

,

saco de la harina.

el

IVANOWA. Poca queda, madre Hattuina. (A ios soldados.) Si queréis tener parte en el rancho vaciad los morrales, (ivanowa va á Aül esta buscar un saquito al carro y vacía en la olla su contenido.) lo que queda ¡

(Muchos soldados ahren también olla

;

los

morrales y vacian

las

provisiones en la

en seguida se sientan en derredor del fuego.)

HATTUINA

removiendo

el

contenido de

olla

la

con un cucharon de madera.

Harina mojada... cortezas de pan cocidas con agua de nieve, sin sal ni manteca... no puede ser hueno el rancho. UN SOLDADO. ¡Bah! ya le comeremos matuchka... ¡Oh! ¡si supieses qué hambre tenemos!... (En

momento,

este

gris cayéndole sobre

ala cintura;

el

el

disfrazado de pope

Ogiski,

un palo largo en

colbak calado hasta las orejas;

sario en la cintura

mino. Va mirando

,

(1), viejo

pasa lentamente

como reconociendo

hospicio

el

,

se detiene

ESCENA LOS PRECEDENTES

,

OGISKI

UN SOLDADO,

(d)

mano

la iglesia

terreno.

disfrazado de pope.

volviéndose.

un pope

Sacerdote perteneciente á

el

V. ,

TODOS. ,

la

reflexionando.)

¡Un pope! Sí

con larga barba

cismática rusa.

,

atado

y un ro-

por delante del hospicio siguiendo

á derecha é izquierda

bandera rusa flotando sobre

¡

,

pecho, caftán verde, guarnecido de piel de carnero

el

ca-

Al ver

la


!

!

LA GUERRA. OGISKI,

¡Aquí está

79

aparte.

cuartel general!

el

HATTUINA,

levantando

la

voz.

Pope, ¿adonde vas tan tarde? OGISKI ¡

Que

,

manos para bendecir.

volviéndose y levantando las

gran San Nicolás sea con vosotros

el

TODOS. ¡

Amen OGISKI

Voy

á reunirme á

rigiéndose hacia Hattuina.)

Hattiiina.

á

mi regimiento, matuchka. (Aparte Es preciso que me quede aquí.

y di-

HATTUINA.

¿A qué

regimiento perteneces' OGISKI.

Al cuarto de cosacos. HATTUINA. ¡Oh!

los cosacos... los cosacos están

muy

lejos

;

van

persiguiendo á los republicanos por la otra vertiente de

montaña. Quédate con nosotros...

la

caliéntate...

ñana continuarás la marcha. Podrías perderte en malos caminos y caer en algún precipicio.

maestos

OGISKI.

Sí, matuclika, tienes razón...

no soy

HATTUINA á

Toma, bebe, pope, mi lado.

llenando de aguardiente

Que

el

Señor

te lo

recibiendo

pague

HATTUINA

Ya este

muy

veis

,

si

el

esto te calentará.

OGISKI ¡

está

oscuro...

y

joven...

os lo hubiese

,

el

vaso.

Siéntate aquí

vaso.

buena matuchkal

á los

(Bebe.)

soldados.

dado todo, no habría para

buen pope. OGISKI

Sí,

me quedo

sentándose.

con mis hijos, con mis buenos

hijos...


BIBLIOTECA DE LNSTR UCCiON Y RECREO.

80

IVANOWA. Estáis

muy lejos de ios

cosacos

buen pope.

,

CGISKI, es... los caminos son may además ¡ácada paso heridos que bendecir!

Cierto es, hija inia, cierto los...

HATTTJINA.

'

¡Ah! ¡sí... no faltan muertos y heridos!... Hace muchos años que los veo por muchas partes, pero nunca tantos en el mismo camino. 0GISK.I

,

levantando

trono!...

¡Qué sean

manos.

de tu

haciendo

la

señal de la cruz.

¡así sea!

sea!...

O'iISKI levantando

la

tapadera de la olla.

¡Tenéis rancho esta noche, hijos

hay que no

al pié

por los siglos de los siglos!

felices

LOS SOLDADOS

¡Así

las

¡Que suban

¡Señor, recibe sus almas!

lo tienen!...

míos!...

¡Muchos

Al atravesar los vivacs, he visto

todas las ollas vacías. HATTUINA.

Es un mal rancho sin manteca de cortezas de pan y agua de nieve pero en guerra como en guerra. Si quieres buen pope te llenaré la escudilla. ,

,

,

,

0GISKI. Sí, sí... el Señor me ha hecho la gracia de guiarme; él me ha traído de la mano. Alabado sea mil veces y San Nicolás nuestro glorioso

Con mucho gusto, matuchka.

patrón. (h.uiov.a comienza á llenar las escudillas

eado recibe en seguida

la

suya y come

,

el

dando

la

primera á Ogiski. Cada sol-

contenido

,

teniéndola sobre las ro-

dillas.)

IVANOWA. Tened cuidado, buen pope, está caliente y es preciso soplar... (Se sienta también á comer. Silencio.)


!

!

.

LA GUERRA.

81

HATTUINA.

Y bien

,

pope

;

¿

cómo

la

encuentras ?

OGISKI

Mejores los he comido

,

comiendo.

,

maíuckka

pero á buen

,

ham-

bre...

UN SOLDADO. ¡Ah, matucKka, qué diferencia de

los

ranchos de

Italia

HATTUINA. al principio el pan blanco. Nada puede conseguir en este país de montañas... Las gentes deben ser pobres. Creo que recogeremos más balazos que buenos bocados... ¡Mejor hubiese hecho Souwarow en dejarnos allá abajo donde tan bien nos encontrábamos

Sí, nos

hemos comido

se

(Come. Muchos soldados, después de vaciar

las

escudillas

dormir. Arreglan los morrales debajo del cobertizo. paja y se tienden encima diciendo el

:

,

se

preparan

para

Otros buscan un haz de

¡Buen sueño, compañeros! Ivanowa entra en

primer establo y vuelve en seguida.)

IVANOWA.

cama de hojas! ¿no

¡Oh! ¡qué buena

vienes á dormir,

madre Hattuina? HATTUINA.

No tengo sueño

aún... prefiero

quedarme junto

al

fuego. (Acerca rodillas.

el

haz de paja y mira

Ivanowa

se inclina

cruzando

al

fuego

la

espalda y la abraza.)

por

,

las

manos alrededor de

IVANOWA Buena noches, madre Hattuina. HATTUIWA.

Buenas noches,

hija

mía, cúbrete IVANOWA.

bien.

Buena noches, buen pope. 6

las


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

82

OGISKI. ¡

Que

(Levanta i

Alerta!

Señor te bendiga!

el la

mano;

joven entra en

la

— Contéstense

los centinelas

establo.

el

A

lo

lejos

se

y en seguida todo queda en

ESCENA

oye

el grito

de

silencio.)

VI.

HATTUINA, OGISKI. OGISKI.

¡Cuánto

te quiere esa

hermosa

niña!...

HATTUINA.

Yo también

a

hace muchos años que nos que-

ella...

remos. OGISKI.

¿Es hija tuya? HATTUINA.

No, pope, no tengo

hijas... ni hijos.

OGISKI.

Creia que eras su madre.

HATTUINA.

madre a

la que nos recoge, nos da su pan, nos ama... soy su madre. (Silencio.) ¿Recuerdas la última guerra contra los polacos, pope?

Si se puede llamar

OGISKI

,

con acento pensador.

Sí, recuerdo esa guerra.

HATTUINA.

¿Y

la

toma de Praga? OGISKI con

el

mismo

tono.

Muy bien. HATTUINA.

¿Y

el

saqueo? OGISKI.

Vi esas jamás.

cosas...

Los que

las vieron,

no las olvidarán


LA GUERRA.

83

HATTUINA.

Pues bien, aquel dia, cuando las llamas lo devoraban todo... cuando en todas las casas se oian alaridos, llantos, tiros y todo se convertía en humo... aquel dia, pope T estaba con mi carro delante de una iglesia. OGTSKI.

¿Qué

iglesia?

HATTUINA.

Una iglesia

cubierta con pizarras y con torre redonda. OGISKI.

Todas las iglesias de Praga están cubiertas con pizarras y tienen torres redondas... Pero ¿qué sucedió? HATTUINA.

y esperaba el Andel saqueo, viendo á los pobres polacos perseguidos á tiros en las calles y que huian llorando y gritando...

Estaba

allí,

,

OGISKI Sí... sí...

todo eso

interrumpiéndola.

lo vi...

¿Pero la niña?

HATTUINA.

La encontré detrás de la iglesia en un rincón lleno de sangre, entre otros muchos... jóvenes y viejos... La pobre niña parecía muerta... había recibido un lanzazo... La cogí porque era hermosa y me dio compasión. (Ogiski ,

se oculta el rostro con las

manos.)

La

llevé á

mi

Mbith... El jefe

del batallón gritaba... pero á los tres meses, la niña

cantaba y bailaba sobre el carro y todos los soldados la querían; entonces se enterneció el viejo Zorith y hasta su muerte dijo :— Esta es hija del primer batallón de

Rymnik... ¡Esta es nuestra Ivanowa! OGISKI.

¡Y de esa manera es hija tuya! HATTUINA. Sí, es polaca. (Riendo.)

supieras?...

¡Y orgullosa como polaca!... ¿Si


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

84

OGISKI.

¿Qué? HATTUINA.

No

un soldado... quiere un

quiere

oficial.

OGISKI.

¿Un

oficial?

HATTUINA. Sí, frir

para casarse... Quiere un valiente...

No puede su-

a los cobardes... ¡Es verdadera polaca! OGISKI, con amarga

¡Y ningún

sonrisa.

oficial la quiere!

HATTUINA. ¡Oh!

sí...

soldado...

warow le

un un

No es noble; es un hijo de Axenti Ivanowitch. Soues quien llevó las órdenes á Kor-

oficial joven.

valiente...

aprecia... él

sakow. OGISKI.

¿Qué órdenes? HATTUINA.

¡Toma!

¡las

de la gran batalla del 28! OGISKI.

¿Llevó

él la

orden? HATTUINA.

Sí,

y Souwarow

le dijo:

Procura que

te recuerde,.

Ivanowitch. OGISKI.

Ese

es

gran honor, matucJiM, gran honor para Ivano-

witch.

HATTUINA.

Y

ahora vamos á bajará Suiza; pasado mañana llegaremos á las orillas de un gran lago, que rodearemos Sí.

á la izquierda

;

Souwarow

lo

ha dicho á

los oficiales,

y

nos encontraremos á la espalda de los republicanos, mientras Korsakow les ataca de frente... ¡Jé! ¡jé! ¡jé!


!

LA GUERRA.

85

Ivanowitch será capitán y marcharemos á París a hacer la boda. OGISKI.

¡Dios te oiga, matuchka...\ (óyese

el

grito de ¡Quien vive

!

Escuchan. Después llega por

el

fondo un cosaco

Souwarow y Bagration. )

al galope; dirígese á la granja donde entraron

OGISKI.

Un

correo...

HATTU1NA.

Souwarow

Sí... el viejo

me...

Da

nOChe.

es

como

nosotros... no duer-

órdenes, recibe noticias y contesta de dia

(Sale de la granja

un

y de

de estado mayor.)

oficial

ESCENA VIL LOS PRECEDENTES

,

EL CORREO

EL OFICIAL

,

al

,

EL OFICIAL.

cosaco.

¿De dónde vienes? EL COSACO.

Del Maderaner Thal, cerca del puente de Amsteig, á siete leguas de aquí. EL OFICIAL.

¿De quién es

el

despacho? EL COSACO.

Del general Auffemberg. EL OFICIAL

,

recibiendo

el

despacho.

¡Bien! ¡puedes echar pié á tierra (Entra en la granja. El cosaco echa pié á tierra y mira a

derecha é izquierda.

Está cubierto de escarcha; de su barba penden copos de hielo.)

OGISKI

Tendrá

frió...

,

á Hattuina.

debías llamarle, mafuchka.


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

86

ESCENA LOS PRECEDENTES

,

VIII.

menos EL OFICIAL.

HATTUINA,

al correo.

¡Eh! ¡eh! no debes tener calor, cosaco. EL COSACO.

No, matuchka, no tengo

calor.

HATTUINA.

Ata

el caballo

y ven á

calentarte...

Toma un

vaso de

aguardiente. EL COSACO,

atando su caballo a un pilar del cobertizo.

Con mucho gusto,

matuchka... ¡Brrr!

(Tirita.)

OGISKI.

¿Estás helado? EL COSACO.

y cuando se galopa por espacio de cinco horas penetra en la sangre. (Bebe. ¡Esto hace bien!... ¡Calienta! Sí

el aire

,

está lleno de escarcha

,

,

(Devuelve

vaso á Hattuina y va á pagarle.)

el

HATTUINA.

Guarda tus kopecks... Has bebido aguardiente de Souwarow... Él mandará llenar el tonel... ¡Guarda los kopecks

!

EL COSACO.

¡Dios te (Guarda

las

lo

pague y á Souwarow!

monedas en

el

bolsillo y se calienta

extendiendo

las

manos

al

fuego.)

OGISKI.

Has

corrido durante cinco horas...

noche...

Eso

es duro...

de

y por pendientes resbaladizas... EL COSACO.

¡Oh! pope,

¡si es duro!...

Los caballos se deslizan á

pesar de los clavos de las herraduras ; tiritan.

Hay que


LA GUERRA. tirar de la brida á cada paso,

87

y

el

viento azota

el

rostro. OGISKI.

¿Tan graves cosas pasan

allá abajo

para hacer correr

asi á los pobres soldados?

EL COSACO.

No pope vengo ,

;

á decir que todo va bien ; pronto se-

rán rodeados los republicanos. OGISKI.

¡Rodeados! ¿Cómo?... ¿por quién? EL COSACO.

Por la columna del general austríaco Auffemberg, que ha partido de Hanz mientras Souwarow atacaba el San Gotardo. Los republicanos nada sospechan; están al otro lado del puente y no saben que Auffemberg avanza á su espalda. ,

OGISKI.

¿Cuántos son? EL COSACO.

Ochocientos ó novecientos general Gudin

,

al pié del

San Gotardo,

pero acuden á socorrerles 4 ó 5.000 por el valle del Reuss con el general Lecourbe y cuando estén reunidos les atacarán por vanguardia y

con

el

;

,

,

retaguardia, y tendrán que rendirse.

HATTUINA

,

riendo á carcajadas.

una jugarreta de Souwarow... ¡ved si es astuto el zorro viejo!... Cuanto más envejece más astucia tiene!... Ah! ¡Qué susto van á llevar los republicanos!. ¡Já! ¡já! ¡já! ,Qué susto van á llevar! pope? ¿no comprendes?... (R¡e ¿carcajadas.) ¿No ries ¡Já! ¡já! ¡já! esa es

¡

¡

.,

,

OGISKI,

riendo.

Auffemberg llega por dónde? ¿por dónde?

¡Jé! ¡jé! ¡jé! sí, comprendo... la espalda... Pero ¿por


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO. EL COSACO.

Por

la

derecha, pope. Mira,

(Señalando á su pié.)

esta

es

Auffemberg está aquí á

montaña.

la

la derecha del

Reuss, los republicanos aquí, en la orilla izquierda; suben el valle para reunirse con los que habéis rechazado del San Gotardo y cuando todos hayan desfilado, mañana por la mañana, entre seis y siete, Auffemberg pasará el puente de Amsteig con 2.000 hombres y les atacará por la espalda mientras que los 18.000 de Sou,

,

warow bajarán por

la

montaña y

atacarán de frente.

les

Así no tendrán retirada. HATTUINA,

enjugándose

los ojos

con

la

manga.

¡Ah, viejo Souwarow! estaba segura de que jugarías una buena pasada á los republicanos... ¡no podía suceder Otra COSa

!

(En

este

momento

de

sale

ESCENA LOS PRECEDENTES

granja

el oficial

y mira.)

IX. EL OFICIAL.

,

EL OFICIAL, ¡

la

gritando.

Correo EL COSACO.

Presente. EL OFICIAL.

Ven. Te llama

el

feld-maríSCal. (El

«1 caballo y entra en la granja

con

ESCENA HATTUINA OGISKI

¡

Cómo suda

Sí...

el

,

cosaco echa

el oficial.)

,

X.

OGISKI.

levantándose y acercándose

pobre animal HATTUINA.

humea... ha corrido mucho...

al caballo.

el

capole sobre


LA GUERRA.

89

OGISKI.

Tal vez tarde en salir «coger

una pulmonía...

cosaco... El caballo podría

el

¡Si se le pudiese abrigar!...

HATTUINA,

Espera, pope, voy á ver (Entra en

levantándose.

queda espacio.

si

segundo establo.)

el

ESCENA. XI. OGISKI,

OGISKI

,

solo.

vivamente, metiendo

Aquí están las

pistolas.

.

.

¡

mano en

la

bien

!

el

¡Na-

Es preciso prevenir

die! el centinela vuelve la espalda...

á Lecourbe... que detenga

las pistoleras.

(Mirando & todos lados.)

movimiento.

(Vuelve á mirar. Sale Hattuina.)

ESCENA OGISKI

HATTUINA

,

en

XII. la

puerta del establo.

HATTUINA.

No

falta espacio... pero están acostados

en

el

suelo los

soldados... OGISKI

Podría pisarles ner cuidado!...

,

que ha hecho un gesto amenazador.

el caballo,

matuchka

¡

es preciso te-

ve á mirar

al establo in-

,

HATTUINA. Sí, en eso pensaba. OGISKI.

Pues

bien,

mediato.

toma un

tizón...

(Señala la entrada del establo.)

HATTUINA

VüJ

,

tomando

á Ver, pope, VOy á Ver. OGISKI

I

V

amOS

!

(Cúbrese con

el

,

el

tizón.

(Entra en

el

establo.)

vivamente.

capote del cosaco,

desata el caballo

,

monta

y


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

90

parte al trote, oyéndosele al poco rato tomar

pasar vuelve á su paseo.

En

el

ESCENA

No hay

entrado en j

,

HATTUINA

,

después

en

!

la

(Mirando.)

el establo... Sí,

OUen pope

es U.n

mento

HATTUINA

espacio...

el

galope. El centinela que

mismo momento

le

ha

visto-

Hattuina y mira.)

sale

XIII.

EL COSACO.

puerta del establo

¿Dónde

está el pope?

habrá llevado

a hoguera

(Siéntase delante de

Habrá

allá al caballo; ;

en

el

mismo mo-

sale de la granja el cosaco y se acerca.)

EL COSACO.

Y

bien, matuchka,

ya ha concluido mi servicio hasta

mañana. HATTUINA. ¿Quieres otro vaso de aguardiente? EL COSACO.

y en seguida me acuesto. (Hattuina soldado.) Pero ¿dónde está mi caballo? Sí,

le

da

el

vaso y bebe

el

HATTUINA. El pope

le

ha llevado

al establo.

EL COSACO. ¡Ah!...

¡bien!...

¡bien!

(Pasado un momento.)

siera tener el capote para dormir.

vado

el

¿A qué

Pero

establo

ha

quille-

caballo?

HATTUINA.

No

sé...

no he visto vado allá.

he entrado

pope

al

EL COSACO

¡

allí

para buscar sitio, y al salir creo que lo habrá lle-

ni al caballo

;

cogiendo vivamente un tizón

¡NO está aquí! (Corre al ese pope es un ladrón

otro.)

HATTUINA.

No

,

cosaco tenia buena cara. ,

,

corre al establo y mira.

¡ni aquí

!

(Volviéndose y gritando.)


!

LA GUERRA. EL COSACO,

con brusca voz.

¡Centinela! ¿has visto pasar EL CENTINELA

Un hombre

91

un hombre? volviéndose.

á caballo, el correo, EL COSACO, con

ha marchado.

furor.

¡El correo soy yo El pope es un ladrón, Te digo que ese pope es un ladrón.

(a Hattuina.)

!

HATTUINA. ¡

hombre honrado

Si parecia

EL

COSACO,

gritando más.

Quiero recobrar mi caballo y mi capote tú me respondes de todo ¿lo oyes ? ¡

!

Centinela,

,

(

El

oficial sale

bruscamente de

la

granja

mían; después salen otros de los establos

;

levántanse los soldados que dor-

;

otros llegan por

fondo

[el

;

llénase la

escena.)

ESCENA LOS PRECEDENTES,

el

OFICIAL de

XIV.

estado mayor, después

SOUWAROW.

EL OFICIAL.

¿Qué ocurre? ¿por qué

gritáis?

EL COSACO.

Mi capitán

me han

,

robado

el

caballo

,

el

capote y

las pistolas.

EL OFICIAL.

¿Quién? EL COSACO.

Un miserable

un ladrón... SOUWAROW, saliendo precipitadamente. ¿Un pope te ha quitado el caballo?... ¿cuándo?... pope...

¿dónde?...

EL COSACO,

Feld-mariscal lentándose....

,

estaba

consternado.

allí,

debajo del cobertizo, ca-

Me acerqué durante algunos momentos...


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

92

habia atado el caballo áeste pilar... y después, cuando me llamó el feld-mariscal aprovechó... ,

SOUWAROW, ¿Te acercaste

bruscamente.

fuego antes de entrar?

al

EL COSACO. Sí

mi

,

general.

SOUWAROW.

Y has hablado... nado.— A

¿qué has dicho? (El ¿Qué ha dicho?

Hattuina.)

cosaco

conster-

esta

HATTUINA.

No

mió, no ha dicho rodeados y mañana

te incomodes, Basilowitch, hijo

nada...

Que

los republicanos están

,

caería sobre ellos por retaguardia Auffemberg.

SOUWAROW

,

con explosión.

¡Eso ha dicho!... Tal vez ese pope sea un espía... (Lánzase con sobre

el

el

brazo levantado para golpear

pecho y baja

la

cabeza.)

¡

al

cosaco

Miserable

!

,

brazos

quien cruza los

(Le arranca

sable.)

el

¡EreS

demasiado bestia para llevar despachos llevarás morral!... (Gritando.) ¡Que corran detrás de ese pope... necesito!... (4 Hattuina.) ¿De qué color es el caballo?... ;

(Entra hacia

al

galope un

Souwarow con

oficial el

,

seguido de una docena de cosacos

schakó en

la

,

el

lo

y se adelanta

mano.)

HATTUINA.

Blanco, Basilowitch.

SOUWAROW,

Un hombre

al

oficial.

disfrazado de pope con

un capote de

co-

saco y montado en un caballo blanco... lo necesito dentro de Veinte minutOS... ¡Marchad! (El oficial sale á galope. Souwarow

se vuelve hacia el

cruzadas

delante

del

correo que continúa con

pecho.)

la

cabeza inclinada y las manos

¡Un correo dejarse robar

ballo, el Capote, las pistolas!...

(Exaltándose

el

ca-

á medida que habla.)

¡Charlaren el servicio como una mujer!... Referir los movimientos del ejército al primer venido!... ¡Comprometer el resultado de las operaciones... (Viendo & un cabo en ¡


LA GUERRA.

f

rente de

él.)

i

Cabo

,

EL COSACO

este hombre!...

cincuenta palos á

cayendo de rodillas y extendiendo

¡Padre... perdona á tu hijo (Profundo silencio. El cabo se acerca con bacía

93

el

Souwarow, y parece preguntarle con

SOUWAROW

,

las

manos.

!

knut en

la

mano, vuelve

la

cara

la vista.)

con voz ruda, extendiendo

la

mano.

¡Da!... (El eabo levanta el knut...

A

lo lejos

por

la izquierda, se

oyen algunos

tiros.)


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

94

CUADRO QUINTO. La defensa La pequeña

plaza de Andermatt

,

del puente.

rodeada de casas viejas de construcción suiza.

Galerías y escaleras exteriores sostenidas por pilares

dos de piedra, etc.,

etc.

A la

derecha

un puente de un solo arco, sobre brillan sobre los ventisqueros

la

el

enemigo avanza

golpea repetidas veces en las ventanas de el

en

el

la

Un

fondo

aurora soldado

— ¡Levantaos, habitantes de ¡levantaos! — Atraviesa escena y

puente gritando:

Andermatt, levantaos!...

de entrada,

,

del horizonte; la plaza está desierta. el

la puerta

techos deprimidos carga-

Reuss. Las primeras luces de

á caballo atraviesa á galope el

,

posada del Caballo Blanco

la

la

posada. Ábrese una ventana sobre

posadero Jacob en mangas de camisa, se inclina y mira.

ESCENA PRIMERA. KASPER EVIG

JACOB

¿Quién

es el

,

y

el

posadero

JACOB.

gritando desde la ventana.

que tanto alborota de noche? ¿quién des-

pierta así á la aldea?

KASPER.

Yo, maese Jacob, Kasper Evig, el hijo de vuestro primo el posadero de Hospenthal; levantaos en seguida... ¡no hay un minuto que perder (Abrense ventanas á derecha é izquierda y se inclinan personas para escuchar.)

JACOB.

¿Qué sucede, Kasper? KASPER. ¡

Que vienen

los rusos

JACOB ,

¿Los rusos?

asombrado.


LA GUERRA.

95

KASPER.

San Gotardo y llenan ya el ganado huid á la montaña, no perdáis tiempo!... mi padre me ha hecho montar á caballo para preveniros. Sí,

maese Jacob bajan ,

del

valle de Useren. Levantaos, reunid el

JACOB,

volviéndose y gritando en

¡Kattel, vístete!... ¡se acerca

el

la

,

habitación.

enemigo!

UNA VOZ DE MUJER, contestando. ¡Oh! Diosmio! ¿no concluirá nunca esto? (Grandes rumores en dero y su mujer

,

aldea

la

;

medio vestidos

ábrense ,

las

puertas y salen los vecinos

ESCENA LOS PRECEDENTES

el

posa-

II.

LOS HABITANTES DE LA ALDEA

,

;

salen también.)

medio vestidos.

,

UN VECINO. ¡Los rusos! ¡no es posible! ¿Quién ha oido hablar de rusos en el valle de Useren ? OTRO.

Los rusos están á cuarenta leguas de aquí, del lado de Zurich , con su general Korsakow. KASPER.

Yo de

han pasado el San Gotardo... Vienen Les manda Souwarow. Los republicanos se

os digo que

Italia...

batieron con ellos allá arriba todo

el

dia de ayer ; pero

uno y los republicanos concluyeron por retirarse sobre el monte Furca, en los ventisqueros, con el general Gudin. Ahora bajan los rusos, sus bayonetas cubren más de una legua de camino. Son salvajes que todo lo saquean... Os lo prevengo; si no los otros eran diez contra

queréis creerme

una hora y (Todos

los habitantes

con desolación.)

,

tanto peor para vosotros

tal vez antes, veréis si ,

;

dentro de

tengo razón.

después de escuchar atentamente, levantan

las

manos


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

96

i

Señor

,

KATTEL. tened piedad de nosotros

UNA MUJER. ¡

No

es bastante tener los austríacos

y franceses ¡Ne!

cesitamos ver llegar á los rusos JACOB. ¡Sí, esto es

que

ir

una abominación;

continúa, tendremos

si

á mendigar!

UN VECINO.

¡Ah! tunantes...

canallas...

pudiésemos defen-

¡Si

dernos! OTRO.

un puñado de des-

Calla, Jokel; ¿qué puede hacer

graciados suizos contra todos los bandidos del mundo?.. (En nen

este

momento,

otros fugitivos

atraviesan

la

escena gritando:

¡

Que

..

vie-

los rusos!)

KASPER

Ya

lo oís...

,

señalando á estas gentes.

¿Qué os decia?

ESCENA LOS PRECEDENTES

,

III.

LOS FUGITIVOS

que vienen de Hospenthal.

UN FUGITIVO, gritando. ¡Todas las aldeas están inundadas!... ¡Os va allegar la vez!... ¡Preparaos!...

OTRO. Sí, esto es el diluvio; bajan á las líneas grises

por

Tavetsch y Dissentis; se extienden en el Valais por Realp; avanzan por el valle de Useren... ¡Todo se ha perdido

!

(Atraviesan la plaza coiriendo.)

OTROS

¡Que

vienen!...

JACOB

De nada

,

a lo lejos.

¡Que vienen! ,

con voz

fuerte.

sirven esos gritos. Nicolás

,

corre á llamar al


!

LA GUERRA.

97

pastor, y que en seguida toque el cuerno para reunir ganado. (Nicolás sale corriendo.— A los demás.) PrOCUremOS Sal-

el

var el ganado. Cuando se tienen vacas, se tiene leche, manteca y queso; y en habiendo bueyes hay carne... y nadie muere de hambre... TODOS. Sí... sí... ¡

salvemos

el

ganado... El alcalde tiene razón;

salvemos las reses JACOB.

Llevaremos el ganado al Gurschen, cerca del ventisquero; el enemigo no se atreverá jamás á avanzar hasta allí. Que cada cual lleve su fusil; es preciso defenderse. KASPER. Sí, pero de prisa;

aún

es tiempo.

JACOB,

<ei

grupo

se dispersa.)

gritando.

Que cada cual eDganche su carro; que cargue cuanto pueda; las camas, los muebles... MUCHOS corriendo. ,

Sí, señor alcalde, descuidad. (Óyese

el

cuerno en

el

Kasper van á entrar en

otro extremo de la aldea.

la

Dispérsase

el

grupo. Jacob

ESCENA JACOB

,

SU MUJER

JACOB

,

IV.

después

,

NICOLÁS.

á Kasper.

padre en estos momentos se conocen los verdaderos amigos.

Da

y

posada.)

las gracias á tu

;

re-

KASPcR.

han saqueado, y en seguida me dijo: «Monta y corre á avisar al primo Jacob.»

Sí, nos

á caballo

NICOLÁS

,

El pastor está tocando

que

el

llega sofocado.

cuerno

;

voy á abrir 7

el es-


98

BIBLIOTECA

tablo.

Muchos

DF.

INSTRUCCIÓN Y

CREO.

llevan ya las reses á la montaña... Mirad

en los abetOS.

allá abajo...

Rl

(Señala

la

montaña de

la derecha.)

KATEL.

Despacha Nicolás. Yo voy á vaciar

los armarios.

JACOB. ¡

Escuchad

(Todos aplican

el

oído; á lo lejos, por la izquierda, se oye

rumor de tambores.)

KASPER.

Es

tambor.

el

KATEL.

Pero

los

rusos no deben venir por ese lado. KASPER.

No, ese es

el

camino de Altorff;

los rusos están en el

otro lado.

KATEL.

¡Oh! ¡Dios mió! Serán los republicanos que vendrán á socorrer á sus compañeros. (Acércase

el

ruido del tambor

JACOB

,

;

toca paso acelerado. Todos se miran estupefactos.

con acento de desolación.

¡Ahora todo se ha perdido! Ahí está Lecourbe con sus republicanos, que vienen por

el

lado de Altorff,

mientras los rusos bajan por Hospenthal; van á encontrarse en ese puente, delante de mi posada... ¡Qué miseria!... ¡Mirad!... ¡Ahí están los húsares!... ;Ah ... r

¡el

Señor nos abandona!

(Levanta

la

mano. Llegan por

húsares que atraviesan

el

la

izquierda corriendo á toda brida unos quince

puente.)

NICOLÁS.

Ya no hay camino para

salvar

el

ganado.

JACOB.

Ya sólo podemos escondernos. (Con indignación.) Somos los últimos de los últimos... La Suiza no existe ya... Nada nos importan esas guerras, y vienen á batirse aquí... ¡Todo lo pagamos nosotros!


LA GUERRA.

ESCENA

V.

JACOB, KASPER, NICOLÁS, UN BATALLÓN REPUBLICANO. Vése llegar por ocho

al

el

fondo un batallón

EL COMANDANTE, ¡Alto!... ¡Frente!...

gar, descanso! colocan

las piezas

a la izquierda, y

más

lejos

,

dos piezas de á

al batallón, delante

de

posada.

la

¡Descansen armas!... ¡En su lu-

(Los artilleros llegan delante del puente

desenganchan y

,

en batería.)

KASPER

Van

,

galope. Los aldeanos miran con estupor desde sus puertas.

á defender

,

en voz baja á Jacob.

puente.

el

JACOB.

rusos dispararán sóbrela aldea; todo arderá.

Sí, los (Dirigiéndose

al

comandante.)

EL

¡Comandante

COMANDANTE,

!

volviéndose.

¿Qué queréis? JACOB.

puente? EL COMANDANTE. No os importa. (Alzando la voz.) Sargento Duchéne

¿Vais á defender

el

despejar la plaza... ¡vivo!... Que llega COUrDe.

(Acércase

Nicolás entran en

nos

la

el

el

sargento con cuatro hombres. Jacob

posada. Silencio. Llegan

al

,

,

haced

general Lesu mujer, Kasper y

galope Lecourbe,

Daumas

y algu-

oficiales.)

ESCENA

VI.

LECOURBE, DAUMAS, OFICIALES DE ESTADO MAYOR, SOLDADOS LECOURBE,

con voz vibrante.

comandante, más lejos... Prolongad la aldea... Haced ocupar las ventanas á lo largo del rio. EL COMANDANTE. ¡Al hombro, armas!... ¡Paso ligero, por la derecha,

Más

lejos,


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

100

marchen!

(El batallón

ventanas de

posada

la

marcha por

quierda otro batallón y se forma en

la

armas!

este

Canseil

,

puente con los

(Durante

oficiales.

derecha. Durante

la

Jacob, su mujer

;

ábrense las

el desfile

Kasper y Nicolás miran. Llega por

,

plaza.)

¡

Alto

¡Frente!...

!

movimiento, Lecourbe

se

j

la iz-

DeS-

ha acercado

a!

Llegan otras dos piezas con armones.)

ESCENA VIL LECOURBE, SU ESTADO MAYOR, SOLDADOS.— JACOB, SU MUJER

KASPER, NICOLÁS.

LECOURBE, Allá... allá...

en

con voz breve

vantar Un parapeto.

,

á los artilleros

recodo del

el

(Obedecen

rio...

los artilleros.

que llegan.

Apresuraos á Lecourbe

,

le-

dirigiéndose a

Apuntad de frente á la calle esperaá que las columnas enemigas hayan rebasado la§ primeras casas para romper el fuego. (Volviéndose y hablando ¿ los

que llegaron primero.)

;

reis

Capitán Barvoi, haced colocar petardos y vigi(Dirigiéndose a otro.) Que avance la primera compañía del 38° para sostener las piezas. Que se preparen las otras para cargar á la bayoneta. (El oficial parte. un

oficial.)

lad la operación.

Lecourbe, atravesando

la

plaza y señalando á las ventanas de la posada.)

mandante Humbert, haced ocupar esa casa! proscenio

conDaumas; quedan

á la

Co-

espalda los oficiales de estado mayor.)

LECOURBE

Hemos

¡

(Acércase ai

llegado á tiempo,

,

a

Daumas.

Daumas; Souwarow no de-

muestra su actividad habitual. DAUMAS.

La

dificultad de los

caminos

,

general

,

el

retraso de

los convoyes...

LECOURBE.

Tal vez sea otra cosa... ¿Han partido los exploradores?

DAUMAS.

Hace veinte minutos.

i


LA GUERRA.

101

LECOURBE. Bien.

(Dirigiéndose

aun

Touchard haced arrestar al y al guarda rural; que les

oficial.)

,

alcalde, al agente de postas traigan... delante de

la

ES preCiSO Ver

posada, cuyas ventanas

Claro. (Lecourbe y Daumas han guarnecen de soldados. Kasper

se

,

llegado

Nicolás

y los demás salen; parecen desesperados.)

'

ESCENA LECOURBE, DAUMAS JACOB ,

,

VIII.

KASPER

SOLDADOS,

JACOB

No hay necesidad

,

en

la

NICOLÁS

,

,

OFICIALES,

etc.

puerta de

la

posada.

de arrestarme... aquí estoy... yo soy

el alcalde.

LECOURBE.

¡Ah! ¿sois

el

alcalde? JACOB.

Sí,

y tengo que quejarme. LECOURBE,

con' extrafieza.

¿Quejaros? JACOB, ¡Sí, quejarme!...

gentes de libertad vosotros

,

,

con acento patético.

Cuando á todas horas

se habla á las igualdad y fraternidad como hacéis

no se viene á arruinarles. LECOURBE.

esto La guerra no es buena para nadie; y en cuanto a los franceses, os harán el menor daño posible. Pero no se trata de esto. Sois el

Buen hombre, recordad

:

alcalde y debéis conocer el país. JACOB.

Le conozco. LECOURBE.

Hay algún

vacio de aquí á

Hospenthal?


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

102

JACOB.

No,

el

Reuss es profundo por todas partes. LECOURBE.

¿Estáis seguro? JACOB.

Estoy seguro. LECOURBE,

¿Y

dirigiéndose á Kasper y Nicolás.

vosotros?

MCOLÁS.

No hay ningún vado más

arriba de la aldea.

JACOB. Si queréis saber

pentlial

que OS dirá

más, aquí tenéis un mozo de Hoslo mismo. (Señala á Kasper.) LECOURBE,

á Kasper.

¡Ah! ¿Sois de Hospentlial? KASPER. Sí, vine esta

que llegaban

madrugada á prevenir á maese Jacob de

los rusos.

LECOURBE.

¿A qué hora

salistes de allí?

kasper.

Cerca de las tres de

la

madrugada.

LECOURBE.

¿Y á qué hora habían llegado

los rusos?

KASPER.

A las dos. LECOURBE.

¿Y han permanecido en Hospental hasta

las tres?

KASPER. Sí.

LECOURBE.

¿Han mandado destacamentos hacia Dissentis? KASPER.

No

sé...

Tenían hambre... saqueaban

la aldea.


LA GUERRA.

103

LECOURBE.

¿No llevaban convoyes, mulos, carros? KASPER.

Solamente llevaban las mochilas, las cartucheras y los fusiles.

LECOURBE.

¿Y habéis oido su derecha

decir si

habian mandado fuerzas por

hacia Dissentis?

,

KASPER.

No. LECOURBE. Basta... podéis marcharos.

JACOB, Dejadnos' al

menos

con tono desolado.

retirar los ganados.

LECOURBE.

¿Y quién

os lo impide,

buen hombre? llevadlo

todo...

cargad cuanto podáis en vuestros carros... Si vienen los rusos, cuanto menos ganado y víveres encuentren

más me

aquí,

alegraré.

JACOB.

Ahora veo que to, Nicolás,

sois

abre

el

hombre honrado.

chen yo voy á cargar ;

(Entran en

la

(Volviéndose.)

el cari*o

;

Kasper

me

ayudará.

casa.)

ESCENA

IX.

LOS PRECEDENTES, menos JACOB, KASPER

LECOURBE,

Ya

Pron-

establo; lleva las reses al Gurs-

á

y

NICOLÁS.

Daumas.

debería haber comenzado

el

ataque

;

al llegar, de-

cosacos en la aldea y el puente en poder del enemigo. Esta lentitud no es propia del carácter de Souwarow. ¿Querrá atraernos á las lla-

bíamos haber encontrado

los

nuras de Useren para aplastarnos con sus masas, ó bien


BIBLIOTECA Df TNSTftUCCION Y RECREO.

104

deseará Otra COSa? ¡No importa! tado mayor.)

Que

blarles. (Sale

reúnan

se

cuerpo deseo haNuestras primeras medino se recibe otro aviso, permanece-

oficial.— Á

el

das son buenas y

(Dirigiéndose á un oficial de es-

si

los jefes de

;

Daumas.)

remos aquí. (Entran

comandantes con

los

la

espada en

la

mano y

se

reúnen en derredor de

Lecourbe y Daumas.)

ESCENA LOS COMANDANTES,

en circulo;

X.

LECOURBE

y

DAUMAS,

en

centro.

el

LECOURBE.

debemos esperar un ataque furioso somos tres batallones y nos vamos á encontrar con 25.000 veteranos mandados por Souwarow en persona. Conocéis la jactancia del vencedor de Cassano del Trébia y Novi sabéis que asegura pasará sobre nosotros y aplastará á Massena como á Joubert, Macdonald y Moreau, y que marchará sobre Paris. Recordad que estamos en 3 Vendimiario, que hoy se traba la batalla decisiva de la campaña entre Massena y Korsakow, en toda la línea, desde el Linth al Limmat. Recordad la orden del general en jefe que nos manda defender el terreno palmo á Señores

,

;

,

;

palmo, y morir

si

es preciso hasta el último para retra-

marcha de Souwarow é impedirle llegar al campo de batalla. La República os habla; estoy seguro de que sar la

justificareis la confianza (En fila

este

momento

atraviesan

el

se oye

el

que tiene en vosotros.

fuego de guerrillas á

lo

lejos, varios

húsares en

puente.)

DAUMAS. Nuestros exploradores se replegan, general. LECOURBE,

a los

comandantes.

Volved á vuestros puestos, señores; y sobre todo, calma, vigor y decisión. Réjanse

los

comandantes

.

continúan llegando los exploradores.)


LA GUERRA.

ESCENA LECOUIíBE

105

XI.

,

DAUMAS OFICIALES DE ESTADO MAYOR ,

,

SOLDADOS,

,

HÜSARKS, UN CAPITÁN DE HUSAÍ1ES. En

enfrente se ven dos húsares

de

la calle

trechados los húsares

arma blanca

;

vuelven en

se

la

perseguidos por algunos cosacos; es-

cabeza del puente y traban combate al

en seguida se retiran. Más lejos viene un capitán de húsares ro-

deado de cosacos, de seguirle.

,

Vuélvese

,

los

que

desprende rápidamente. Dos se empeñan en per-

se

de un pistoletazo

derriba

puente y llega hasta Lecourbe con ocurre en pocos segundos

,

EL CAP1TAIV

el

al

más próximo

sable colgado de la

mientras rompen

el

DE HÚSARIiS,

,

muñeca.

atraviesa

Todo

el

es'o

fuego desde las ventanas.

llegando

al

galope.

Mi general, está terminado el reconocimiento; hemos llegado hasta tiro de. cañón de Hospenthal. Los rusos bajan el valle en columna de marcha. La vanguardia, en columna de ataque, la forman tres batallones, un pulk de cosacos y dos piezas de á ocho. LECOURBE, á Daumas.

vanguardia supone un cuerpo según el despacho de Ogiski, Souwarow trae de Italia 25.000 hombres, ¿dónde están Tres

batallones de

de 15.000 hombres los otros 10.000

;

?

DAUMAS.

Habrá mandado un destacamento en persecución de Gudin, sobre

el

Furca. LECOURBE.

Sí...

pero ese destacamento no puede ser de 10.000

hombres... Bastan dos ó tres batallones para la pequeña

columna de Gudin... capitán

,

¡Enfin... veremos!

(ai capitán.)

Bien,

reunid vuestra fuerza y estad preparado para

cargar. (Aléjase salir

el

capitán.

Redobla

el

fuego de fusilería;

de las detonaciones que se prolongan por toda calle

vése á

asustados de sus casas, abrir las cuevas y desaparecer.

la

cabeza de

la

columna rusa.)

la

aldea

,

algunos aldeanos

En medio

aparece

al

del

humo

extremo de

y la


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

106

ESCENA LOS PRECEDENTES

,

XII.

CABEZA DE LA COLUMNA RUSA,

que avanza

al

otro lado del puente.

EL OFICIAL DE ARTILLERÍA. ¡Artilleros... á las piezas! (La cabeza de oye

el

la

columna rusa avanza á paso de carga. En medio

toque de sus tambores.

con fanfarronería agitando

las

lanzas y gritando:

compañías permanecen descansando sobre

el

hurra

¡

los

;

!

se acercan

En

lado

el

ventanas. Las

fuego de las

el

armas

los

!

artilleros

sacuden las

voz de mando.)

la

LECOURBE,

Este es

Hurra

¡

de los franceses todo está tranquilo, exceptuando

mechas y esperan

del tiroteo se

Alguuos cosacos caracolean delante, y

al oficial

de

artillería.

momento. EL OFICIAL.

¡Fuego! (Disparan las dos piezas del puente, y en seguida las otras dos del recodo

Gran rumor

rio.

del lado de los rusos.

Aumenta

de!

fuego de las ventanas.)

el

EL OFICIAL. ¡

Cargad! LECOURBE,

observando á

¡La columna se detiene! ¡Fuego !... (

Disparan

las

dos piezas, y después

rusos.

los

(Vivamente áios

artilleros.)

Lecourbe

las otras dos.

¡Fuego!

se lanza

frente

al

del batallón.)

LECOUKBE. ¡

Adelante los granaderos del 38°

(Una compañía de granaderos

!

¡

A

puente

la

mando. Cuando

bayoneta!

á derecha

;

é izquierda

humo,

se

ve

columna rusa relirandose en desurden. Los granaderos republicanos ocupan

la

redobla la

se lanza sobre el

el

fuego.

Oyense

gritos, voces de

se disipa el

cabeza del puente.)

LECOURBE.

Alto el fuego bren su posición los granaderos del 38." ¡

El ataque está rechazado

(Los granaderos repasan

Oyese

la batería del

uego.)

el

recodo del

!

¡

puente y vienen á ocupar rio

.

la

!

Que

posición

reco-

que tenian.

La columna rusa ha desaparecido. Cesa

el


.

LA GUERRA.

107

LECOURBE. Bien...

Estoy contento de vosotros. Sea enhorabuena.

(Rie.)

DAUMAS. El asunto comienza bien

,

mi

general.

LECOURBE.

toma buen

Sí, esto

aspecto.

DAUMAS.

Con dos

ó tres batallones más...

jBah!

mismo

LECOURBE. lo

cididos á la cabeza de (En la

este

Dos mil hombres deun puente, valen por 10.000.

resistiremos...

momento rompe

el

fuego de

aldea las primeras balas rasas; caen

Caballo Blanco. La

artillería

en toda

artillería

la

linea rusa.

algunos techos y también

la

Llegan

á

muestra del

francesa contesta.)

DAUMAS.

Ya comienza

el

granizo.

LECOURBE, Sí,

Souwarow

en Andersmatt.

se incomoda.

riendo.

No esperaba encontrarnos

(Una bala de cañón derriba

Caballo Blanco que cae con estrépito.)

la

chimenea de

la

posada del

El viejo feld-mariscal se im-

pacienta; quiere llegar á la cita

;

pero confio en hacerle

perder aquí algunas horas. (Una bala rasa penetra en

las filas

de los granaderos y caen tres hombres.)

EL COMANDANTE, ¡

Estrechad las

(Entra

al

galope un

filas

oficial

con voz tranquila.

! . .

de estado mayor.)

ESCENA

XIII.

LOS PRECEDENTES, EL OFICÍAL DE ESTADO MAYOR. EL OFICIAL DE ESTADO

MAYOR

á Lecourbe.

que manda la retaguardia, os previene que oye cañonazos á vuestra es-

Mi general

palda.

,

el

capitán Meunier

,


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

103

LECOURBE

¿En qué

dirección?

vivamente.

,

¿A qué

distancia?...

EL OFICIAL.

Hacia Wasen, á dos ó tres leguas. LECOURBE,

gritando.

Teniente G-arnier, tomad un piquete de húsares j corred al camino de "Wasen. Se baten en esa dirección...

Quiero saber j

Pronto!

....

lo

antes posible qué sucede... ¡Pronto!...

(El oficial sale al galope. Lecourbe al de estado mayor.)

UQ~

Meunier que se prepare á marchar.

cid al capitán

EL OFICIAL.

Bien

,

mi

general.

(Sale.)

LECOURBE

Y

bien

,

Daumas

.

¡

á

Daumas.

otra novedad

DAUMAS. Sin duda una demostración, general. El combate serio es aquí. (Pasa por las

filas

una bala de cañón y derriba

EL COMANDANTE,

seis

hombres.)

con voz tranquila.

Estrechad... (Extiende los brazos, lanza un grito y deja caer

el sable.

Un

oficial se

cabeza del caballo. Algunos soldados acuden y reciben en sus brazos dante. Entretanto continúa

el

fuego de

lanza á

al

la

coman-

artillería.)

UN SOLDADO.

Este es un metrallazo. (Lecourbe y Daumas se acercan vivamente.)

EL OFICIAL

,

llamando.

¡Mi comandante! ¡Mi comandante! UN SOLDADO. ¡

Está muerto LECOURBE.

¡Llevadle á la ambulancia! Capitán Víctor,

mando

tomad

del batallón.

(Dos soldados

se llevan al

comandante. El capitán

sale de las filas.)

el


!

LA (¡URRRA, EL CAPITÁN

Estrechen

¡

LECOURBE

109

al frente del batallón.

,

filas! mirando

,

á los soldados

que

se llevan al

comandante.

¡Otro veterano del ejército del Rhin!...

DAUMAS. ¡Pobre Humbert! LECOURBE. ¡

Así caeremos todos

(Gran rumor a

la

derecha

;

comienzan

otra vez las descargas.)

DAUMAS. El segundo ataque...

LECOURBE

,

acercándose

para verlas columnas enemigas.

al rio

Sí, entra en fuego el cuerpo de ejército. granaderos y gritando A Daumas.)

los

de las piezas... ¡Yo (Comienza los rusos. El

el

General

mando

,

la carga!...

fuego délas ventanas y se confunde con horrible estrépito con

cañón truena por ambos lados. Llénase de humo

El combate dura algunos momentos, en seguida cesa

el

perseguir al enemigo. Lecourbe

artillería.

el

de

En me-

escena.

combate en

el

puente.

el

humo

Lecourbe á caballo en medio de su columna en

van en retirada; solamente hace fuego su

la

fuego, disipase

dio del estrépito se oye el toque de carga y se ve trabarse el

se ve á

(Corriendo hacia

Vigilad el Servicio

la otra orilla.

y

Los rusos

Algunos granaderos quieren

les detiene.)

LECOURBE. ¡Alto!... ¡Estrechad filas!... ¡Hileras (Repasan

el

puente y recobran su posición

cubierto de muertos y heridos. se

vendan

la

En

las filos,

ala

el fusil.

Entre tanto continúa

dio demolidas, se convierten en escombros

;

derecha!...

lado de las piezas. El puente está

algunos soldados con

cabeza ó los brazos, ayudándoles sus compañeros.

apoyándose en

fila.

al

el

el fusil al pié,

Otros se retiran

fuego de los rusos, y las casas,

los tiradores

que

las

me-

ocupan salen en

)

LECOURBE

,

á los oficiales.

Retirad los tiradores del 76°. Formadles en dos columnas y que estén preparados para rechazar el tercer

Que

38° pase á segunda fila. (Pasando ai galope por ei Todo va bien... ¡Nuestra posición es bue¡Souwarow no pasará!... Yiva la República!...

ataque.

frente de batalla.)

na...

el ¡

¡


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

110

GRITOS EN LAS FILAS.

¡Viva (Entra

al

la República!...

¡Viva Lecourbe!...

galope un sargento de húsares.)

ESCENA XIV. LOS PRECEDENTES, EL SARGENTO,

después

OGISKI rodeado

de húsares.

EL SARGENTO.

¡El general!

¿Dónde está LECOURBE

,

general?

el

volviéndose.

¿Qué es? EL SARGENTO.

Un

cosaco...

un

desertor,

mi general, pide hablaros

LF.COURBH,

¡Un

llegando.

¿Dónde está?

desertor!...

EL SARGENTO

,

volviéndose y haciendo una señal.

¡Aquí!... ¡Venid!... (Aparece Ogiski en medio de los húsares

;

su

trage de pope está destrozado y

su caballo cubierto de lodo.

OGISKI

,

quitándose

el

gorro de piel de carnero.

Soy yo general. ,

LECOURBE. ¡Ogiski!... (A

los húsares.)

courbe y Ogiski echan pié á tierra.

bien!

¡Retiraos!

—Lecourbe,

(Los húsares

se

separan.

en voz baja y con viveza.)

Le¡

I

¿Qué noticias hay? OGISKI.

¡

Estáis rodeado, general

LECOURBE.

¡Rodeado!.,. ¿Por quién? OGISKI.

Por Auffemberg... Mientras Souwarow atacaba el San Gotardo, salió él de Hanz. Anoche á las doce acampaba en el Maderaner Thal á vuestra retaguardia... En este


LA GUERRA.

momento debe atacar el puente

111

de Amsteig, su fuerza

es de 2.000 hombres.

LECOURBE. ¡Amsteig!... no he dejado ñías,

¿cómo sabéis

más que

allí

cuatro compa-

eso, Ogiski? OGISKI.

Vengo

del cuartel general de

Souwarow, en

Ospizio.

LECOURBE.

¿Habéis penetrado hasta

el

cuartel general?

OGISKI.

Sí, disfrazado de pope.

llegó

A

las

dos de la madrugada

cosaco portador del despacho

el

mismo anunció

vivac inmediato— él

— estaba jo

en un

movimiento de Auffemberg. El feld-mariscal le llamó sin duda para informarse de algo y un movimiento de locura me hizo montar su caballo... Era preciso preveniros á toda el

¡Era preciso!

costa...

LECOURBE.

Pero han debido perseguiros. OGISKI.

Durante dos horas.

(Abriendo

el

capote acribillado á balazos.)

¡Ved

general?

LECOURBE

,

estupefacto.

¿Estáis herido? OGISKI.

venga á Polonia ¡Dios quiere que Souwarow perezca en estas montañas No...

(con exaltación.)

¡

"Dios

!

!

LECOURBE.

No ai

será culpa

sargento

teig.

Decid

Ürme...

si no deja aquí los huesos. (Dirigiéndose Sargento corred al puente de Amscomandante Richemont que se mantenga

al

Que

courbe gritando (Aparece por •)

mia

de húsares.)

:

la

)

,

COrrO á SOCOrrerle. ¡

Daumas ¿Dónde

derecha

!

el

(El

sargento

sale

al

galope. Le-

está Daumas?...

general Daumas. Ogiski se sienta en

el

portal de

la


1Í2

BIBLIOTECA DE

¥ HECREO.

ÍJNSTRL'CCIOJN

ESCENA XV. LOS PRECEDENTES menos

DAUMA'S ¡

Presente

,

el

sargento de húsares,

DAÜMAS.

acercándose.

,

mi general LECOURBE,

vivamente.

Todas mis dudas se confirman. El general Auffemberg está á mi retaguardia con un cuerpo de 2.000 hombres. En este momento ataca á Amsteig... En el puente de Amsteig solamente tenemos cuatro compañías... Es-

pero que resistirán hasta mi llegada. las seis... el 38°,

Alas

diez, lo

más

(Mirando

tarde, estaré

Son Os dejo

el reloj.)

allí...

dos piezas y las municiones necesarias... VolaImpediréis al enemigo echar otro...

reis el puente...

Vuestra línea de retirada es

la

mia,

el

camino de Wasen.

Me

encontrareis en Amsteig... Defended y volad también el puente del Diablo... Es necesario retrasar todo

marcha de los rusos... y dejar á Massena tiempo para batir y destruir á Korsakow... Obtenido lo posible la

este resultado,

tomaremos

á nuestra vez la ofensiva y

procuraremos encerrar á Souwarow en (Remontando

la

escena para observar

la

las

posición del enemigo.)

montañas. Se IOrma

13,

Columna de ataque. (Descendiendo. A un oficial de estado ¿Está en columna el segundo batallón del 76°?

la tercera mayor.)

EL OFICIAL. Sí,

mi

general.

LECOURBE.

Le llevó á Amsteig... Decid al comandante Rogead que se ponga en marcha en seguida con las dos piezas del recodo del rio... el capitán Meunier formará la

vanguardia.

(El oficial sale al galope.

por toda

la

linea.

Comienzan

Vése venir

las

las descargas

piezas que

se

que

se

prolongan en seguida

ponen en seguida en marcha

si-


)

!

LA GUERRA. guiendo

la fila

de las casas

ballo y da la

mano

á

segundo batallón

el

;

hombro. Lecourbe, en medio

del

humo que

113 del

76°

las sigue

con

llena otra vez la escena,

el

fusil

monta

al

á ca-

Oaumas.)

LECOURBE,

viendo áOgiski de pié en

el

portal de la posada.

Ogiski, ¿queréis haceros matar? OGISKI.

No, mi general, quiero (Lecourbe parte

ñones retroceden. nes

,

En

fin

al

Un

derrumban

se ,

cuando

Daumas

galope.

ver... se dirige hacia las piezas del fondo.

artillero se desliza

las casas

se despeja

y comienza á arder la

Siguen

debajo del puente. la

posada

del

las

Caballo blanco.

escena y*qrieda solo delante del puente

del 58°, se ve aparecer á los rusos, óyese el toque de carga é

Los ca-

detonacio-

el

batallón

innumerables gritos

de ¡hurra! ¡hurra!)

DAUMAS, ¡Atención!... (La cabeza de

la

con voz tranquila.

¡Dejadlos venir!...

columna rusa penetra en

LOS RUSOS, empujándose

para correr más

el

,

puente.) los oficiales

¡Hurra!... ¡Hurra!... ¡Hurra!...

DAUMAS. ¡

Fuego

(Los dos cañonee disparan á metralla. Vuela

el

puente.

levantando las espadas.


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RF.CRKO.

114

CUADRO SEXTO. El correo. Los rusos acampan en

A

la

valle de Altorf, á «rulas del lago délos

el

Cuatro Cantones.

derecha, montañas; á la izquierda, las rocas por donde cofre

el

su desembocadura. El sol desciende sobre erTago-, á medida que baja,

hace más luminosa;

nubes

las

Hur

se

Cuando desaparece todo queda oscuro que

se reflejan en las aguas.

los oficiales

á Fleulen

,

de una hoguera

masa de rocac ocupa toda

nel colocado

con

la

espuma

al

come

los fusiles

el

el

de las rocas y

se

;

el

la

escena.

A

atados

á los

de Rymnik, agrupada en derrpdor

rancho

,

la olla

hierve, algunos soldados

Hattuina é Ivanowa están en el

Á

veces se oye á lo lejos

Más

lejos

,

se descubre en perspectiva el ejér-

izquierda. el

Souwarow y

el

proscenio. Mandrikin

Souwarow permanece el

¿quién vive?

En

distancia, por la derecha, los oficiales de estado

de una hoguera, en

el

el

to-

dos haces de paja para poder dar vuelta á la

la el

dere-

ángulo

coronel de estado está sentado

de-

de pié; su sable y capote

están colgados en un matorral. Sobre una piedra están extendidos algunos pas.

en

la izquierda,

rancho; su carro está desenganchado y

están aislados en tijera.

vivac

del

camino de Altorf

caballos están

furgones, cañones y aspeados desfilan por

pierden por

una mesita de

la

se

y solemne. Souwarow,

en pabellones. De tiempo en tiempo llegan por

cha nuevos destacamentos

mayor Mandrikin,

pienso.

los

;

derecha de

del regimiento

á la espalda sobre

espita. El caballo

lante de

la

prepara en silencio

;

oóveda

<.,.

pipa, otros limpian las escudillas.

grupo. Hattuina quita

cito ruso

es tranquila

agua

purpúreas.

fajas

enciéndense las hogueras

La perspectiva

segundo término, una guardia

la

,

forman largas

de estado mayor y algunos co=~:os acampan en bajo una

árboles. Este grupo

fuman

'/ían y*

Reüss en el

seguida reina silencio.

mayor

se

Á

macorta

calientan en derredor

recodo del camino de Altorf.

ESCENA PRIMERA. SOUWAROW, MANDRIKIN,

OFICIALES,

GRUPOS DE SOLDADOS,

etc., etc.

SOUWAROW. Leed. MANDRIKIN, «

A

los señores generales

leyendo.

Korsakow barón de Hotz y ,


LA GUERRA. »

barón de Linken.

»de »

115

— Cuartel general de Lecdorf, delante

de Setiembre de 1799.— El 22 del pre-

Altorf. 27

senté os anunciaba desde Bellinzona, que las tropas im-

i)

periales rusas existentes en Italia, serian

»

San Gotardo

dueñas del

25, que rechazarían á los republicanos

el

Useren el 26, y que se apoderarían de Alpesar de la vigorosa resistencia del ge» neral Lecourbe, que me ha disputado todos los puen» tes del Reuss, y no ha dejado sin defender ni una pul» gada de terreno he cumplido mi palabra. Las tropas » imperiales rusas del ejército de Italia han vencido » todos los obstáculos 15.000 de mis mejores soldados » ocupan el valle entre Altorf y Fleulen hoy 27, y están ™ dispuestos á rodear por la izquierda el lago de los » Cuatro Cantones. Lecourbe resiste aún con tres bata» llones en el puente de Seedorf pero su resistencia so» lamente puede detenernos una ó dos horas. Al recibir » el presente despacho atacareis en seguida en toda la »

del valle de

» torf el 27.

A

,

;

;

mañana

estaré á retaguardia de Massena

»

línea,

»

terminaremos

»

con una acción brillante.

la

campaña de Helvecia como las

y

otras,

SOUWAROW. Está bien. (En

este

grupo de

(Siéntase y firma.)

momento

oficiales

en

acampa Souwarow;

Mandadle en seguida.

llega a caballo Ivanowitch. el

ángulo del camino á

ata el caballo y avanza.

la

Echa

pié á tierra

y habla con un

derecha. Indícanle

Entretanto

sella

el

el sitio

despacho

donde

Man-

drikin.)

HATTUINA viendo pasar i Ivanowitch. ívanowitch va á buscar al feld-mariscal. IVANOWA. Sí, madre Hattuina, y nO nOS Ve. (Vuelven á tomar ,

su actitud.


116

BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

ESCENA

II.

SOUWAROW, MANDRIKIN, IVANOWITCH.

SOUWAROW

,

volviéndose.

¡Ah! ¡eres tú! ¿Ha terminado

el

reconocimiento?

IVA.NOWITCH. Sí, feld-mariscal.

SOUWAROW. ¿Habéis llegado?...

Hasta

el

IVANOWITCH. fondo de Schaechenthal

,

á seis ó siete leguas

de Glaris.

SOUWAROW.

¿Y

habéis encontrado las avanzadas deLinken? IVANOWITCH.

No, feld-mariscal.

SOUWAROW.

En

ese caso ¿habrán sido las de Jellachich?

No hemos

IVANOWITCH. encontrado á nadie.

SOUWAROW,

con indignación contenida.

¡Ved Mandrikin, la pesadez de esos alemanes! (Con explosión.) Estaba sin embargo convenido que Linken y cantón de Glaris, el 26 se general Hotz y me darían la mano por la izquierda. ¡Contad con esas gentes! Mientras el ejército ruso de Italia recorre sesenta leguas para reunírseles, por encima del San Gotardo, ellos no pueden recorrer quince ó veinte. Qué abominable raza! (Dominando la cólera.) En fin, ¿habrás tomado informes?

Jellachich avanzarían

al

reunirían por la derecha

al

¡

IVANOWITCH. Sí, feld-mariscal, en todo el

camino; ni un austríaco


LA GUERRA.

ha aparecido en volver

,

la

117

montaña; pero he encontrado

cerca del caserío de Trudelingen

al

un soldado de

,

Korsakow.

SOUWAROW,

¿Un

bruscamente.

desertor?

IVANOWITCH.

Dice que se ha escapado de las avanzadas republicanas y le cogieron en Rapperchwyl.

SOUWAROW. ¿Le has traído? IVANOWITCH.

Aquí cerca

está, feld-mariscal.

SOUWAROW. Bien, que venga.

Vamos

Obtengamos indicaciones.

á ver qué es eso. Tal vez

(Ivanowitch sale por

ESCENA

la

derecha.)

III.

SOUWAROW, MANDRIKIN. MANDRIK1N. Si se prolonga el retraso de

Linken

,

tal vez

habrá

que dar contraorden...

SOUWAROW,

No

secamente.

ninguna contraorden... Somos vencedores... todo lo hemos derribado... estamos á retaguardia de Massena... las tropas no desean otra cosa que batirse... Si es preciso nos pasaremos sin los austríacos... Korsakow y yo terminaremos solos la campaña... ¡Mandad el despacho! se dará

(Mandrikin entrega

En

el

el

despacho a un

mismo momento, Ivanowitch

afeitado,

exceptuando

ciales de estado

el

mayor.)

oficial,

trae á

bigote, y cortado

el

quien monta en seguida á caballo.

Ogiski, cabello.

disfrazado de

soldado tuso,

Mandrikin habla con los

ofi-


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

118

ESCENA

IV.

SOUWAROW, IVANOWITCH,

SOUWAROW

,

OGISKI.

á Ivanowhch.

¿Es éste? IVANOWITCH. Sí, feld-mariscal.

SOUWAROW,

¿Deque regimiento

bruscamente á Ogiski.

eres? OGISKI.

Del regimiento de Markow.

SOüWAKOW. ¿Cuándo has desertado? OGISKI.

No he por

los

desertado, feld-mariscal; fuimos cogidos varios,

húsares franceses.

SOUWAROW. ¿Cuándo?... ¿dónde? OGISKI.

Hoy

Marchaban los austríacos; les reemplazábamos á lo largo de los dos lagos y los dos ríos. No conocíamos bien aún las posiciones; nuestro destacamento se perdió por la noche en un recodo. es el cuarto dia.

SOUWAROW.

¿En qué recodo? OGISKI.

Cerca de una aldea, entre dos lagos.

SOUWAROW,

En

mirando

el

mapa.

Rapperschwyl... es posible... ¿después? OGISKI.

Después llegaron los húsares... Nos batimos largo rato... Perdimos la mitad déla fuerza... Vinieron en so-


LA GUERRA.

119

y tuvimos que ren-

corro de los húsares tropas de línea, dirnos.

¿Y cómo

Schaechenthal mente...

que

es ,

SOUWAROW. han encontrado en

te

el valle,

de

á veinte leguas de allí? Contesta clara-

(Le lanza severa mirada.)

OGISKI.

Éramos quince hombres aún, con

kow

teniente Swer-

el

por de pronto nos llevaron los republicanos á la montaña de la derecha. ;

SOUWAROW. ¿Al monte Albis? OGISKI.

Creo que

;

cerca de una casa de madera donde ha-

bita su feld-mariscal,

SOUWAROW¿

Cómo

se llama

?

OGISKI.

No

sé.

Es

alto, delgado,

SOUWAROW Massena.

,

moreno, con

mirando sonriendo

(Esclarécese su rostro.)

¡

Ah

!

¡

el

cabello rixado.

á Ivanowitch.

Ah

!

¿y qué quería

de vosotros? OGISKI.

Solamente entró el teniente Swerkow. Nosotros quedamos fuera con centinelas.

SOUWAROW, Pero

si

interrumpiéndole.

no has entrado ¿cómo sabes que ,

cal de los republicanos es alto OGISKI

Nos

,

con

lo dijo el teniente

la

el

feld-maris-

y delgado?

mayor

tranquilidad.

Swerkow... También nos dijo

que el feld-mariscal de los republicanos quería saber á dónde iban los austriacos, cuántos quedábamos y si esperábamos refuerzos; pero que habia contestado que nada sabíamos de esas cosas.


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

120

SOUWAROW, Bien...

¿Y

riendo.

os maltrataron entonces

?

OGISKI.

No

feld-mariscal

,

;

nos llevaron

más

lejos

y por

la no-

che nos dieron habas para comer.

SOUWAROW.

¿Y

carne? OGISKI.

¡Oh, no! feld-mariscal, los republicanos están en la mayor miseria; mueren de hambre... no tienen un vaso de aguardiente... carecen de todo.

SOUWAROW. Estarán

tristes.

OGISKI.

y juegan alas SOUWAROW.

No,

feld-mariscal... cantan

Eso

es... (Riendo.) ¿

Y

te

cartas.

has escapado? OGISKI.

Antes de ayer por

la

noche; solamente tenían dos cen-

tinelas para todos nosotros en

un

otros tres compañeros, salté por

caserío quemado. Con una ventana al campo.

Los centinelas nos hicieron fuego;

ni siquiera volví la

cabeza y continué corriendo cuanto pude pensando incorporarme al regimiento desgraciadamente era de no,

;

che, y en vez de tomar á la izquierda, tomé á la derecha, y al amanecer estaba en la montaña sin reconocer aquellos parajes. Desde entonces no he hecho

más que

caminar.

SOUWAROW. Bien, basta. (Silencio.) ¿En el momento en que os cogieron, el archiduque estaba en marcha y el ejército austro-ruso ocupaba sus posiciones en Zurich, á lo largo del Linth y del Limmat?


!

LA GUERRA.

121

OGISKI.

Sí, feld-mariscal

,

con los suizos rojos.

SOUWAROW. la montaña ningún destaca-

¿Y no has encontrado en mento austríaco?

OGISKI.

No si le hubiese encontrado le habría preguntado por mi camino. Estaba perdido cuando me arrestó el ordenanza cerca de un caserío. SOUWAROW. Estoy contento de tí... Vé á comer el rancho con los soldados de Rymnik... Seguirás la columna... Mañana ,

ó pasado encontraremos á tu regimiento. vuelta, haciendo satisfacción.

el

saludo militar, y se aleja gravemente.

me ha

Ese soldado

)

(Ogiski da medí»

Souwarow

enterado de

le

más

mira con

cosas

que mis ordenanzas. Más sabe que un oficial del archiduque... Le cogen por culpa de otros y se salva por sí solo. (En

momento en que

el

se aleja

una diputación de Altorf, con nece en

el

el

Ogiski aparece en

el

camino, á

la

derecha

landamann ala cabeza. Mandrikin que perma-

vivac de I09 oficiales se adelanta á su encuentro y

habla con

el

landa-

mann.)

OGISKI

,

aparte, alejándose.

¡Ya estoy dónde deseaba! izquierda.)

¡

(Viendo á Hattuina en

el

grupo de

la

La rnatuchha de San G otardo

(Se detiene y vuelve suavemente

la

cabeza.)

IVANOWITCH

á

Souwarow.

¿Tiene que darme otras órdenes

el

feld-mariscal?

SOUWAROW.

No

,

lleva á tu gente al escuadrón.

(Souwarow desplega un mapa sobre wilch se dirige

al

la

mesa, y comienza a examinarle. Ivano

grupo donde está Hattuina.)

IVANOWITCH

¿Qué haces ahí?

á Ogiski.

-


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

122

OGISKI.

Mi teniente,

feld-mariseal ha dicho

el

:

vé á comer la

sopa con los soldados de Rymnik... IVANOWITCH.

¿Y

bien

?

OGISKI.

No ha dado orden y no querrán

recibirme.

IVANOWITCH. ¡

V

en

!... (Dirígese al

grupo de Hattuina.)

OGISKI, ¡

aparte.

Diablo!...

IVANOWITCH,

volviendo».

¡Avanza!... (Ogiski

le

sigue, poniendo

buena cara. Los soldados, Hattuina é Ivanowa se

vuelven.)

HATTUINA. ¡

Es Ivanowitch IVANOWITCH,

sonriendo á Ivanowa.

maíuchka, yo soy. (a ios soldados.) Daréis parte en el rancho á este compañero que es un bravo del regimiento de Markow. Los republicanos le habían cogido y se ha Si,

escapado.

¡

Dejadle puesto al fuego

HATTUINA, Bien, Ivanowitch, que se siente.

IVANOWITCH, bajo á Ivanowa. Vuelvo en seguida... Todo marcha bieu. El feld-mariscal está contento. Voy á llevar la gente al escuadrón

y en Seguida VUelvO.

(Le estréchala mano.)

IVANOWA

,

mirándole partir.

Vuelve pronto. OGISKI, con

amabilidad.

Perdonad, compañeros. (Los soldados se estrechan, Siéntase en

el

circulo.)


LA GUERRA.

ESCENA SOUWAROW, MANDRIKIN, MANDRIKIN Feld-mariscal solicita el

,

que

después

se

123

V. LA DIPUTACIÓN DE ALTORF.

ha acercado

al feld-mariscal.

una diputación de vecinos de Altorf

honor de hablaros.

(Señala á la diputación parada en medio del camino.)

SOUWAROW. ¿Qué quieren esas gentes? MANDRIKIN.

Sin duda vendrán con alguna reclamación por las

nuevas requisas.

SOUVAROW. Bien, dejadles venir. (Recobra su actitud. Maiidrikin hace señal á

Los soldados y

oficiales alrededor de las

diputación para que se acerque.

la

hogueras

miran un momento con indi-

,

ferencia.)

MANDRIKIN,

Una diputación (Souwarow

presentando á

la

diputación.

de la villa de Altorf, feld-mariscal.

inclina !a cabeza sin contestar ni levantarse.)

EL LANDAMANN,

adelantando tres pasos.

Ilustre feld-mariscal, la desgraciada villa de

Altorf

viene ¿exponeros, por la voz de su magistrado, que hace tres años sufre todas las calamidades de la guerra;

que en

el

espacio de esos tres años

tríacos, en tanto los franceses, la

,

en tanto los

aus-

han impuesto requi-

que está exhausta de tocio que es tan grande la mique multitud de antiguas familias, con derecho á ciudadanía, han tenido que expatriarse. Y cuando el invencible ejército de Souwarow llega en medio de nosotros, cuando toda Suiza espera al fm su libertad, nos imponen por primera vez 25.000 raciones, que con mil trabajos logramos reunir... en seguida otras 25.000... sas

;

seria,

;


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

124

que todos nuestros esfuerzos toda nuestra buena voluntad no conseguirán jamás reunir... No ilustre feldmariscal, vos no podéis exigir... ,

,

SOUWAROW

,

interrumpiéndole bruscamente.

Oye, landamann; me llamó Basilowitch Souwarow. Cuando estoy sentado en mi barraca en Esthonia, me gustan mucho los buenos sermones de un pope, con repique de campanas; pero cuando acampo en país enemigo, me fastidian horriblemente los discursos largos. Has de saber que en Prusia, en Polonia, en Turquía y en Italia, en el espacio de cuarenta y cinco años, he hecho quemar más ciudades y pueblos que barracas teneis en este país y he mandado fusilar más recalcitrantes que cabellos tienes en la cabeza. Te digo esto, para que comprendáis todos que si no recibo en el término de tres horas las raciones de pan, carne, vino, aguardiente y forraje que están inscritas en esta nota, incendiaré por los cuatro costados vuestra villa; por supuesto después de tomar cuanto encuentre. Debes conocer landamann que no se alimenta con sermones á un ejército, y que los rusos, vencedores, no pueden soportar privaciones donde se han regalado los derrotados republicanos. ¡Esto es contrario al buen sentido! Así, pues, dentro de tres horas recibiré lo que pido ó mis soldados os visitarán provistos de antorchas. Marchaos... y reflexionad en las palabras de Basilowitch Souwarow, que nunca habla en vano. EL LANDAMANN. Ilustre feld-mariscal... en nombre de la humanidad... ,

,

,

SOUWAROW ¡

,

golpeando en

Basta toda reflexión es !

(Retirase la diputación por

el

la

mesa con

cólera.

inútil.

camino de

la

derecha.

Souwarow

se levanta.)


LA GUERRA.

ESCENA

125

VI.

SOUWAROW, MANDRIKIN.

SOUWAROW

,

á Mandrikin, designándole varias órdenes sobre la mesa.

Distribuid en seguida esas órdenes

á las cuatro ata-

;

caremos á Lecdorf, con barcas ó sin ellas. Que todo esté dispuesto Yo mismo voy á vigilar el servicio de requisas. Cuando los hombres se baten bien, deben comer y beber bien. Para que marche un caballo se necesita avena. (Sale Maijdrikin. Souwarow plegando el mapa.) Sí, nOS pasaremos sin Linken ni Jellachich... ¡Tanto peor para ellos! Mañana llegaremos al campo de batalla. ¡

!

(Arroja

el

mapa

sobre

la

piedra de

la

derecha y se prepara para

mayor

saco le trae el caballo. Los oficiales de estado ñarle. Entretanto se oye la conversación del

grupo de

se

la

salir.

Un

co-

preparan para acompa-

izquierda.)

ESCENA VIL HATTUINA, OGISKI, IVANOWA, SOLDADOS.

HATTUINA

,

á Ogiski.

¿Te habían hecho prisionero

los republicanos?

OGISKI.

Sí, matuchka.

HATTUINA.

¿En

el ejército

de Korsakow? OGISKI.

Sí, los bribones

me

cogieron, pero

me

he escapado.

HATTUINA.

¿Está lejos aún

el ejército

de Korsakow?

OGISKI.

Doce

ó quince leguas, matuchka.

HATTUINA.

¿Y

os batíais frecuentemente?


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

126

OGISKI.

Todos los dias teníamos escaramuzas... se acercaba la gran batalla... Pero vosotros debéis saber mejor que yo lo que pasa allá abajo, puesto que salí bace varios dias.

HATTUINA.

Nada sabemos... no bay

noticias.

OGISKI

,

aparle.

¡No hay noticias! Anteayer debió atacar Massena... Korsakow no dice nada... ¡buena señal (En

este

momento avanza

al ver á

ESCENA LOS PRECEDENTES

Todos

á caballo Souvrarow.

y quedan inmóviles. Souwarow se detiene

los soldados

se levantan

Hattuina.)

VIII.

SOUWAROW, COSACOS, ESTADO MAYOR.

,

SOUWAROW

,

de buen humor.

¡Eh! vieja matuchka ¿nada dices esta nocbe? HATTUINA.

No, Basilowitch, hijo mío, estoy espumando

SOUWAROW, Te

el

rancho.

riendo.

creía habladora.

HATTUINA.

Cuando he comido bien Basilowitch y he bebido dos ó tres buenos tragos, soy habladora; pero cuando estoy en ayunas medito. SOUWAROW. ¿En qué, matuchkal ,

HATTUINA.

En muchas

cosas, hijo mió, en Rusia, en nuestras

antiguas campañas.

SOUWAROW. ¡Ah!

sí...

hemos

visto tierras...

en cincuenta años...

(Silencio.)

¿Y

es

hemos bueno

visto el

muchas

rancho?


LA GUERRA.

127

HATTUINA.

¡Oh! ¡muy bueno! Con carne y pan se hace buen rancho, Basilowitch... ¿Quieres probarlo?

SOUWAROW,

riendo.

Sí.

HATTUIiNA,

dándole

el

cucharon.

Toma... sopla porque está caliente. (Souwarow prueba

el

rancho.)

TODOS LOS SOLDADOS.

¡Viva Souwarow!

SOUWAROW Sí, matuclika, es

devolviendo

,

el

cucharon á Hattuina.

famoso rancho. HATTUINA.

Mucho nos hubiese alegrado en

el

tener una olla de estas

San Gotardo.

SOUWAROW. ¡Oh,

sí!

mis

hijos sufrieron

mucho en

el

San Gotardo.

hattuina.

Mal camino

era, Basilowitch siempre subir y bajar... después ni una ración... Los tunantes de los republicanos, todo lo habian saqueado querían hacernos re;

Y

;

ventar en las montañas. ¡Ah, tunantes!...

SOUWAROW,

á los soldados.

Sí, la matuclika tiene razón; los republicanos querían

hacernos morir de hambre, pero ahora reglar... (Señalando

á

la

izquierda.)

Allí

les

están

;

vamos á

ar-

soldados de

Rymnik, dentro de pocas horas estaréis en la vanguardia; Souwarow quiere haceres honor hasta el fin por vuestra buena conducta en el San Gotardo. TODOS LOS SOLDADOS.

¡Viva

Souwarow

el

invencible!

SOUWAftuW.

Tomareis lla...

la

el

puente y después llegará la gran bataIremos á Paris, tendremos aguar-

última...


BIBLIOTECA BE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

128

vino,

diente,

tocino y

buen rancho todos

los

dias.

TODOS LOS SOLDADOS. j

Viva

el

Souwarow

padre

SOUWAROW.

Comed y bebed

bien. ¿Está lleno el tonel,

matuchkat

HATTUINA. Sí, hijo co...

mió, lleno

está...

De buen aguardiente blan-

de verdadero aguardiente.

SOUWAROW. Darás dos vasos á cada soldado de Rymnik y uno grande antes del ataque del puente... ¿Entiendes? HATTUINA.

no es la primera ataque siempre se nece-

Sí, entiendo, entiendo, Basilowitch;

vez que hago la guerra...

En

el

sita aguardiente.

SOUWAROW, riendo. mandar avanzar otros

¡Bien! voy á

matiiclika; es preciso

toneles para tí, que mis hijos no carezcan de aguar-

diente...

LOS SOLDADOS.

¡Viva

el

buen padre Souwarow!

SOUWAROW ¿Nada dice la

,

fijándose en

Ivanowa, en

(Levantan ios schakos.) el

momento de

retirarse.

bella niña, matucliliat

HATTUINA.

Está pensando en Ivanowitch.

SOUWAROW,

deteniéndose.

¿Ivanowitch? HATTUINA.

un hijo de Rymnik. El que llevólos despachos á Korsakow, á través de los republicanos. SOUWAROW. Ah!... ¿Y le ama?... Es un valiente. Sí...

ya

sabes...

¡

HATTUINA.

Cuando sea capitán

les

casaremos.


!

LA GUERRA.

129

SOUWAROW.

Que oiga yo hablar de

y pronto será capitán.

él...

IVANOWA,

con timidez.

¡Oh, gracias, feld-mariscal gracias!... SOUWAROW. Sí, ¡todo marchará bien!... Y ahora, comed, bebed, tomad fuerzas. Esos republicanos se defienden como diablos, pero ya daremos al traste con ellos... Os lo dice Basilowitch Souwarow... ¡Animo!... ,

(Aléjase y sale por

Por todo

el

la

derecha. Los cosacos y oficiales de estado

brillan á lo lejos las

mayor

le

siguen.

Seuwarow! La noche ha cerrado y

valle se extienden gritos de ¡Viva

hogueras del vivac.)

ESCENA

IX.

SOUWAROW, LOS OFICIALES DE ESTADO MAYOR Y LOS COSACOS.

LOS PRECEDENTES, menos

HATTUINA,

Vamos, avanzad

sacando

el

rancho.

las escudillas... ¡Ah,

qué bien huele!

UN SOLDADO. Sí, matuchka.

warow

Y

podremos

decir:

¡He cenado con Sou-

!

TODOS

,

con entusiasmo.

¡Oh! ¡qué buen padre! ¡Cómo quiere á sus hijos de

Rymnik HATTUINA

¡Ya

lo creo

fuego por

,

llenando Jas escudillas.

que os quiere!

él seria

¡El

que no se arrojara

un tunante! Cuando

se tiene

al

un ran-

cho como este y dos vasos de aguardiente es preciso tomar todos los puentes del mundo. (Dirigiéndose i Ogiski que ,

está

algo

á la espalda.)

¡Eh! soldado de

Markow avanza, ,

esta

es tu vez. (Ogiski presenta una escudilla. Al llenársela,

asombro.)

le

mira

Hatluina con cierto


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

130

OGISKI.

Gracias, matuchka.

HATTUINA.

¿Dónde

te

me

he visto yo? Cuanto más te miro, más

parece reconocerte. OGISKI,

riendo.

¡Oh! jo os reconozco también, matuchka. HATTUINA.

¿Dónde

te

he visto? OGISKI.

Me

primero en el campamento de Toulczine, en las grandes maniobras de sable y bayoneta en Varsovia. Allí estaban reunidos los regimientos de Markow y de Rymnik y la buena matuchka les daba aguardiente. visteis

,

HATTUINA,

Ah!

riendo.

ahora recuerdo... Se necesitaba aguardiente! ¡se necesitaba mucho para sostener las cargas de los dragones ¡Llovían sablazos, verdaderos sablazos Mandaba la maniobra mi hijo Basilowitch, y gritaba... Dad, dad fuerte... eso les enseñará á parar. Já, já,já! ¿estabas allí? ¿no me asombra de reconocerte? ¡

sí... sí...

¡

!

!

¡

OGISKI, comiendo.

Sí,

matuchka, yo os reconocí en seguida. HATTUINA.

¡Ah! ¡buen tiempo era

aquel!...

Toma, come

bien.

(Le da otro cucharon de rancho. Todos los soldados comen. Hattuina é Ivanowa se sirven las últimas.)

IVANOWA, bajo á Hattuina. ¡Oh! ¡madre Hattuina, qué bien habéis hecho en hablar de Ivanowitch al feld-mariscal HATTUINA,

en

el

mismo tono

él

y guiñando los ojos con malicia.

matuchka no es tonta... Ahora pensará en Souwarow... Y mañana si se porta bien en la ba-

Sí, la vieja

talla...

,


)

LA GUERRA.

131

*

IVANOWA. ¡Cuánto se alegrará de saber!... HATTUINA.

no hay que olvidar

Bien... bien...

el

rancho.

<(Yuelven a comer.)

VARIOS SOLDADOS,

Ahora

el

levantándose.

aguardiente, matuchka; ¡el aguardiente! HATTUINA.

Esperad que concluya. OTROS,

con impaciencia.

¡Aguardiente! ¡Aguardiente! HATTUINA,

¡Ah! aiowa

el

vaso á Ivanowa.

llena el vaso y lo pasa sucesivamente á los soldados

,

trago, castañeteando •otros.

dando

borrachos no pueden esperar!

¡los

la

Por todos lados

lengua

se

,

chupándose

que

(Levántase Ivalo

bigotes y cediendo

vacian de el

un

puesto á

oyen carcajadas como en un juego de niños.

HATTUINA

Vamos, Ivanowa, des todo á lOS OtrOS. ademan de

los

,

,

llegando á su vez.

la vieja

matuchka tiene sed. No

(Ivanowa

presenta

le

el

vaso

,

lo

lo

vacia, rie y hace

bailar.)

UN SOLDADO, riendo. ¡Eh! la matuchka quiere bailar. HATTUINA. ¡

Oh

!

este

buen aguardiente penetra hasta en

las

piernas. EL PRECEDENTE.

¡Eh! Kolskow, ve á buscar tu tambor. HATTUINA. No,

no...

no

bailaré...

Soy demasiado

Que

bai-

casaría con

mu-

vieja..

len otros.

OTRO SOLDADO. tan vieja como decís yo cho gusto con vos.

No

sois

;

me


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

132

HATTUINA. Sí,

para beberte

aguardiente.

el

VARIOS SOLDADOS.

\Matuchkal ¡maíuchkal es preciso que

bailes.

HATTUINA.

Que baile Ivanowa... yo no

bailo sin pito.

UN SOLDADO. El pobre Belinski murió en el puente grande y no soplará más. OTRO sacando un pito del morral. Aquí está su pito... pero él no está. ,

OGISKI

,

avanzando con modestia.

compañeros en el regimiento de Markow algunas veces he tocado el pito... No toco bien... pero algo puedo hacer.

Escuchad

(Recibe

el pito

,

,

y produce rápidamente algunas notas.)

LOS SOLDADOS.

¡Oh! ¡toca mejor que Belinski! (Todos Ogiski

le

se

balancean, rien y hacen grotescas

contorsiones.

El tambor toca,

acompaña.)

UN SOLDADO.

Puesto que no quiere bailar

la

matuchka, que cante.

HATTUINA.

Soy

muy

vieja,

Ivanowa cantaría mejor que yo.

IVANOWA. Bien sabéis, madre Hattuina, que no conozco

la

mú-

sica. (Los soldados se hacen señas

parecen atraer á

la vieja

el

;

tambor y

el

pito

se

animan poco

cantinera que avanza con tímido paso.

a poce

y

)

HATTUINA.

No

os reiréis de mí... Mi canción será vieja... la del

Soldado de Ko&lusgi del tiempo de los turcos. ,

0(USKI

¡

tocando y bailando.

Vamos, matuchka, ¡ánimo!


!

!

LA GUERRA.

133

HATTUINA.

Es preciso que

el

pito toque bien. OGISKI.

Descuidad... conozco la canción del Soldado de Koslusgi. (Forman

circulo";

Hattuina

nan

el

coro.

En

en

balancea

se

acompañan suavemente. Al terminar

el

centro. El

primera estrofa

la

,

tambor y

el

pito

la

todos los soldados ento-

seguida estallan aplausos.)

LOS SOLDADOS.

¡Oh! muy bien! canta la maúuchka (Continúa los franceses.

el

muy

bien!

Qué buen

pito! ¡Qué bien

!

canto. Al terminar la estrofa, se oye depronto á lo lejos la retreta de

Todos

los

soldados se vuelven y prestan oido.)

UN SOLDADO. ¡Son los franceses OTRO.

¡Oh! ¡los bribones no tienen pito! OTRO.

Tienen trompetas. HATTUINA.

¡Es una mala ralea!

IVANOWA. ¡EsCUChad!...

(Óyense

las

trompetas de caballería.)

UN SOLDADO levantando el puño. ¡Esperad! esperad! no tocareis la música tiempo... ¡Pronto iremos ,

(Cesa

el

ruido de los tambores y cornetas.

mucho

)

HATTUINA.

Han

concluido.

VARIOS SOLDADOS. Sí, continuemos. (Comienzan de nuevo

el

pito y el

pronto tocan retreta los tambores.)

tambor. Hattuina canta

las últimas estrofas.

De


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

134

HATTUINA,

dirigiéndose

al tonel.

¡La retreta! ¡venid, bebed un trago!... TODOS,

en voz baja.

bebamos un trago.

Sí,

(Siguen á Hattuina. Cada uno recibe un vaso de aguardiente y cio.

Durante

quierda

,

esta escena atraviesan el fondo los

lo

bebe en silen-

tambores rusos, de derecha á iz-

tocando retreta.)

HATTUINA,

Toma,

pito,

regimiento de

voy á darte

Rymnik y

á Ogiskí.

Debes quedarte en el

dos...

serás nuestro pito. OGISKI.

Bien quisiera. GRITOS DE CENTINELAS,

á la derecha.

¡Centinela... alerta! (Este grito se repite en toda la linea y se pierde por la izquierda.)

HATTUINA Chist!... car...

después de beber

,

la

última.

acostaos todos... Pronto habrá

que ata-

Procuremos dormir un poco.

(Arregla un haz de paja contra una rueda del carro. Los soldados se acuestan & izquierda y derecha,

recha alumbra

la

alrededor de

luna

las

la

hoguera,

la

cabeza sobre

el

morral.

A la

de-

cimas de los Alpes.)

HATTUINA, ¡Ah! bien voy á descansar.

acostándose.

(Aivanowa.)

¿No

tienes sueño,

Ivanowa? IVANOWA. No, madre Hattuina, aún no. HATTUINA,

con voz soñolienta.

Sí.... sí... lo creo. (Se duerme... silencio general.

A

los

pocos momentos, Ogiski que está detrás

Je Ivanowa, se levanta dulcemente sobre un codo y mira en derredor, en seguida se acerca á la roca de la derecha,

vuelve á acostar.)

donde

brilla

aún

la

hoguera de Souwarow y se


'

!

LA GUERRA.

ESCENA IVANOWA

,

sola

;

después

X. 1VANOWITCH.

IVANOWA,

Ha prometido VOlver.

(Nuevo

,

sola.

(Escucha.)

Á LO ¡Centinela

135

alerta!...

LEJOS.

¡Centinela alerta!...

silencio.)

IVANOWA. OUántO tarda (Echa lefia en la hoguera que se aviva.) UN CENTINELA, á la derecha. ¿Quién vive? LA VOZ DE IVANOWITCH contestando. !

¡

,

Rymnik

¡

IVANOWA. ¡Él

es!... (Se levanta.)

IVANOWITCH

¡Heme

,

acercándose.

aquí!...

IVANOWA. ¡

Cuánto has tardado IVANOWITCH.

He

tenido que presenciar la distribución

de forraje.

me

estabas es-

(Cogiéndola

las

perando.

manos.)

Pero pensaba en que

(Sonríe.)

¡Chist!...

IVANOWA. no bables tan fuerte... IVANOWITCH,

¡Ab!

sí...

la

matuchka duerme.

mirando.

¡qué bien duerme la pobre IVANOWA.

vieja!...

Siéntate aquí... tengo que darte una buena noticia.

IVANOWITCH,

¿Qué es?

sentándose junto á Ivanowa.


BIBLIOTECA BE INSTRUCCIÓN Y RECREO

136

IVANOWA. El feld-mariscal se ha detenido aquí

probado

el

IVANOWITCH, ¿

Ha probado el

Sí,

y

al

pasar...

ha

rancho. con extráñela.

rancho ? IVANOWA.

ha hablado.

la matucTiha le

IVANOWITCH.

Es muy lista... y Souwarow la quiere mucho. IVANOWA en voz. baja inclinándose al oido de Ivanowitch. ¡Le ha dichoque nos casaría cuando fueras capitán! ,

,

IVANOWITCH estupefacto. ¿Le ha dicho eso? IVANOWA. ¡Sí!... le ha dicho: Ivanowitch, el hijo de Rymnik, el que llevó las órdenes á Korsakow. ,

IVANOWITCH,

¡Ah

!

con

¡buena

la

mano

sobre

corazón y mirando á Hattuina.

el

matucJika\...

ivanowa.)

(Á.

¿Y qué ha

contestado Souwarow, Ivanowa?

IVANOWA.

Ha

dicho: Ivanowitch...

liente...

¡

Ah!

le

que oiga yo hablar de

conozco... es

él

,

un va-

y pronto será ca-

pitán.

IVANOWITCH.

Souwarow ha

que oiga yo hablar de ¿Estás segura, Ivanowa? IVANOWA. Sí, sí,

muy

dicho:

segura.

IVANOWITCH,

levantándose.

En ese caso, mañana seré capitán. (Paseando.) warow quiere oir hablar de mí... ¡Pues bien! rará mucho tiempo !

IVANOWA, ¿

Qué vas

él?

á hacer?

inquieta.

¡Ah! Sou¡no espe-


!

LA GUERRA. IVANOWITCH,

137

deteniéndose y golpeando en

el

sable.

Necesito una bandera, un Quiero ganarte con esto cañón (Exaltándose.) ¡Desgraciados de los que se encuen!

¡

¡

!

tran delante del sable de Ivanowitch

IVANOWA, Sí...

vivamente.

pero ten cuidado... los otros se defienden bien...

¡Dios mió!...

¡si te

mataran

!

IVANOWITCH,

riendo.

¡Nada temas!... Mañana á la tarde seré capitán. Nos casaremos estaremos siempre juntos... (Con arrebato.) Oh Ivanowa te voy á abrazar por la buena noticia. ,

!

¡

,

(Acercándose á

la

joven con los brazos abiertos.)

IVANOWA,

rechazándole con dulzura.

Ahora no, Ivanowitch. IVANOWITCH,

asombrado.

¿Por qué?

IVANOWA Está dormida

señalando áHattuina.

,

la matuchka...

IVANOWITCH,

adelantándose.

Y

qué importa ? IVANOWA, retrocediendo. ¡No!... cuando duerme la matuchka... no está bien, no.

¿

IVANOWITCH

¡Ah!

¡si

,

mirando

pudiera despertar

á Hattuina.

un momento!...

HATTUINA.

No

me

necesito despertar

,

puesto que con tus gritos no

dejas dormir.

IVANOWITCH

,

riendo y extendiendo los brazos hacia Ivanowa.

¡Y bien ¿IVanOWa !

'

(Ivanowa

IVANOWITCH,

Ahora estoy

Satisfecho...

bién á VOS matuchka

!

se arroja

en sus brazos.)

enternecido.

(Volviéndose hacia Hattuina.)

Y tam-

(Inclínase y abraza á Hattuina.)

HATTUINA. Sí,

ya sé que eres buen muchacho. Pero ten cuidado


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

138

mañana con tus cañones y banderas, no rompan las costillas.

sea que te

IVANOWITCH. Tenéis raras ideas

,

madre Hattuina. HATTUINA.

No tan

raras

como

crees.

No

serias el primero.

Los

republicanos tienen también sables y bayonetas... Recuerda el puente grande donde voló medio batallón...

Recuerda que esos descamisados se defienden como diablos. (Óyese á

lo lejos

ruido de caballos y

el

¡quién vive! de varios centinelas.)

IVANOWITCH,

¿Qué

volviéndose.

es eso?

HATTUINA,

Eso quiere

decir

levantándose.

que no dormiré esta noche.

(Muchos soldados despiertan y miran acercarse un numeroso piquete de cosacos entre los cuales viene un aldeano suizo.)

OGISKI, ¡

Ya tenemos

aparte, mirando.

novedades

ESCENA

XI.

LOS PRECEDENTES, EL HETTMANN, EL ALDEANO, COSACOS, OGISKI,

SOLDADOS DE RYMNIK. EL HETTMANN.

¿El feld-mariscal? IVANOWITCH.

Este es su cuartel general... pero

él

ha marchado á

Attorf.

EL HETTMANN. ¡Grandes noticias, mi teniente!... ¡noticias graves!... (Ogiski aplica

más

el

oido.)

IVANOWITCH.

¿Qué

es ello?


!

LA GUERRA.

139

EL HETTMANN. Solamente puedo hablar al feld-mariscal.

ivanowitch.

Pues bien,

id áAltorf...

EL HETTMANN.

Y si el feld-mariscal

vuelve por otro camino, yo seré

responsable del retraso... ¡No no quiero que !

lo

mismo que

al correo

de

Merenkow

en

,

me

el

suceda

San Go-

tardo.

ivanowitch.

Manda un hombre

al

mercado de Altorf donde •

el feld-

mariscal está inspeccionando las requisas. EL HKTTMANN, llamando. Gawrilow, vé al galope á Altorf. Di que han llegado importantes noticias ral... noticias de Korsakow. OGISKI ¡

Ah

!

¡

ah

!

,

al feld-mariscal al cuartel

gene-

aparte.

(Se levanta.)

EL COSACO.

Bien, hettmann.

¡

(Saieai galope.)

EL HETTMANN, Acercaos vosotros

(Han despertado todos echan

pié á tierra.

cho sombrero de

los soldados del vivac.

Forman

fieltro

el

se sienta sobre

Avivan

la

hoguera. Los cosacos

círculo alrededor del aldeano; este lleva chaquetón, an-

y polainas con botones de hueso

cero del país. Parece tranquilo. Ogiski

deano

gritando.

una vara

le

;

su aspecto es de carni-

observa con atención y se acerca. El al-

del carro de Hattuina, delante de la

hoguera, con

palo entre los muslos.)

ESCENA

XII.

LOS PRECEDENTES, EL HETTMANN, LOS COSACOS, EL ALDEANO

IVANOWITCH, al hettmann. ¿Es ese quien trae las noticias? EL HETTMANN. Sí,

mi

teniente.


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

140

IVANOWITCH.

¿Ha venido

por su propia voluntad? EL HETTMANN.

solo...

Solamente puedo contestar HATTU1NA

Esees un

al feld- mariscal.

acercándose y mirando con desprecio.

,

hettmann quiere darse imuna buena gratificación para beber aguardiente... ¿Qué puede saber un carnicero? UNA VOZ, á lo lejos. ¿Quién vive? carnicero... El

portancia... Quiere atrapar

(Los gritos de

misma

:

¡

Quién vive

rápidamente por

se acercan

!

dirección se pyen también aclamaciones de

:

la

derecha.

En

la

¡Viva Souwarow!)

IVANOWITCH.

Gritan ¡viva Souwarow! El cosaco habrá encontrado al feld-mariscal

en

el

camino. HATTUINA.

Sí, vuelve

porque pronto llegará

la

hora del ataque...

GRITOS CERCANOS.

¡Viva Souwarow'... ¡viva Souwarow! (Souwarow aparece por los oficiales de estado

la

derecha en

mayor. Detrás viene

recodo del camino con Mandrikin y

el el

cosaco mandado por

ESCENA LOS PRECEDENTES

SOUWAROW,

,

SOUWAROW

llegando

al

el

hettmann.

XIII. ,

MANDRIKIN, OFICIALES.

galope y acercándose

al

hettmann.

¿Habéis cogido á ese hombre en Brunnen? EL HETTMANN. Sí, feld-mariscal, en una posada, á la derecha del lago... Propagaba malas noticias.

SOUWAROW, echando pié á tierra, ¿De dónde vienes?

y mirando al aldeano, que se ha levantado.

EL ALDEANO.

De Lucerna.


LA GUERRA.

141

SOUWAROW.

¿Qué eres? EL ALDEANO. Comerciante en ganado para serviros. ,

SOUWAROW. ¿Propagabas noticias en Brunnen? ¿qué noticias?

me

Referia lo que

EL ALDEANO. habían dicho.

SOUWAROW.

¿Y qué

habían dicho? EL ALDEANO. Anteayer, en el mercado de Horbe, todos los que venían del valle de Albis referían que los republicanos habían bajado por la noche á los dos lagos y los dos ríos, y que se daba una batalla terrible desde Mellingen te

hasta Wesen.

SOUWAROW.

¿Y qué más? EL ALDEANO.

Y el

por la noche habían recobrado á

al día siguiente, es decir, ajer, corrió

rumor de que

los republicanos

Zurich...

SOUWAROW,

enfurecido.

¡Mientes!... ¡Eso es falso!...

EL ALDEANO,

General, todo

el

mundo

SOUWAROW

,

asustado.

lo decía... cogiéndole por

el cuello.

¡Que le fusilen! ALDEANO aterrado.

¡Mientes!... ¡Mientes!... El

,

¡General, general! ¡es la verdad!

SOUWAROW,

con rabia.

¡Que le fusilen!... ¡Que fusilen á ese perro contra una roca!... (Los soldados se precipitan sobre

el

aldeano y

le

arrastran a la izquierda.)


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

142

OGISKI,

aparte, volviendo la cabeza.

¡Bárbaro!... EL ALDEANO,

con desesperación.

¡General, soy padre de familia!... ¡Lo han dicho, general... es verdad!... (En

momento suena un cañonazo

este

se vuelve.

Souwarow,

pálido de cólera,

lejano por la

mira

,

izquierda.

Todo

escucha... Silencio...

mundo

el

Segundo ca-

ñonazo.)

SOUWAROW, ¡Vé á ver qué es eso ('Durante

la

escena anterior

primer cañonazo se ojos

;

retira

,

se ve

alhettmann.

constantemente á Ogiski en primera

durante algunos minutos. Profunda alegría

fila.

brilla

Al

en sus

después avanza otra vez componiendo sus facciones.)

HATTUINA,

Mala

mala

señal...

álvanowa.

Esos cañonazos de

los

republicanos son

señal.

IVANOWA. ¡Oh! madre Hattuina, callad... encolerizado... (Tercer cañonazo. En de estado mayor

;

el

sostiene

costado derecho esta

mismo momento á caballo

á otro

el

feld-mariscal está

llega al trote por la derecha oficial

un

con uniforme austríaco

oficial ,

cuyo

manchado de sangre.)

ESCENA

XIV.

LOS PRECEDENTES, EL OFICIAL DE ESTADO MAYOR

,

EL CORREO.

EL OFICIAL DE ESTADO MAYOR.

Feld-mariscal, un correo de Linken.

¿Un

correo

SOUWAROW, volviéndose vivamente. de Linken? (Mirando.) ¿Está herido

ese

hombre? EL OFICIAL.

un balazo. SOUWAROW vivamente.

Sí, feld-mariscal, de

,

Que

le apeen...

despacho.

que

le registren...

Debe traer algún


LA GUERRA. (Algunos soldados rodean ruso

al

austríaco y

le

143

tienden junto ala roca, un oficial

le registra.)

SOUWAROW,

con impaciencia.

¿Y

bien?

No

trae nada, feld-mariscal.

EL OFICIAL.

SOUWAROW. Entonces que hable... ¡que hable! HATTUINA,

Va á hablar,

acercándose con

hijo

el

vaso lleno de aguardiente.

mió Basilowitch. No

incomodes...

te

Hablará... (Arrodíllase y da de beber al

que se reanima y mira con extraviados

herido

,

EL CORREO

,

ojos.)

¿El feld-mariscal

Yo

soy...

con débil voz.

Souwarow?

SOUWAROW. ¿Me reconocéis? EL CORREO.

Sí, feld-mariscal.

SOUWAROW. ¿Por qué no traéis despacho escrito? ¿Os el

lo

ha quitado

enemigo? EL CORREO.

No, feld-mariscal, partimos á las ocho de Glaris... podíamos ser cortados... nada traíamos escrito... SOUWAROW. ¡Cortados de aquí á Glaris!... Se extienden los republicanos por mi derecha. EL CORREO.

Sí, están en

marcha para rodearos.

SOUWAROW

,

con indignación.

¡Para rodearme! ¿Y Hotz... Linken... Jellachich?... (El

oficial

hace un esfuerzo para contestar y cae desmayado.)


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

144

SOUWAROW,

bajándose y saeudiéndole.

¡Hotz!... ¡Linken!... ¡Jellachich!... (Silencio.

—Los soldados

se

¡Responded!

agolpan en derredor. Ogiski está en primera

fila.

A

pesar suyo, su rostro expresa terrible satisfacción.)

SOUWAROW

irguiéndose y gritando con irritada yoz.

¿Qué queréis aquí? ¡Retiraos! ¡Centinelas! separad á esas gentes. Que dé aire á este hombre. que hable. Un cirujano... quebusquenuncirujano... (Viendo la apiñada multitud. . .

¡Llevadle (Al la

allí, al

mismo tiempo

lado de la roca!

mesa. Cuatro soldados cogen

dado. Los oficiales

le

izquierda,

más próximo

llevan bajo

le

el

le

,

extiende sobre

peñasco semi-above-

siguen. Los centinelas separan á los demás. Haltuina, Iva-

formando muralla al

herido y

al

nowitch élvanowa quedan junto la

coge un mapa

se precipita hacia la roca,

;

carro.

al

La compacta multitud

los centinelas

está separada á

pasean delante. Ogiski está

allí, lo

peñasco; escucha y trasmite en voz baja á los soldados las palabras

que oye.)

ESCENA XV. LOS PRECEDENTES, EL HETTMANN. EL HETTMANN,

Feld-mariscal

,

atravesando

no es nada... OGISKI,

la

multitud.

enemigo hace salvas.

el

aparte.

¡Por la victoria deMassena!

SOUWAROW

,

inclinado sobre

el

Se extienden por mi derecha. (Siguiendo Glaris... Wesen...

mapa. con

el

dedo.)Switz...

MANDFUKIN.

El correo se reanima.

SOUWAROW, Veamos, que (inclinándose,)

le

levanten

acudiendo.

el

cuerpo...

la

cabeza...

¿Linken estaba en Glaris cuando partisteis? EL CORREO,

Comenzaba

con voz

la retirada.

SOUWAROW. ¿La retirada?

débil.


LA GUERRA.

Sí...

145

EL CORREO. hacíalos Grisones...

SOUWAROW.

¿Y Hotz? EL CORREO.

¡Muerto!

SOUWAROW. ¡Muerto! ¿Han dado la batalla?... ¿Han atacado antes

¿Han querido vencer

dia convenido?...

del

(Con arrebato.) (El

oficial

sin raí?...

¡Oh! miserables! miserables!

hace esfuerzos para contestar..

OGISKI,

soldados

á los

,

— Silencio.) ahogando

¡Linken huye... Hotz muerto! EL CORREO con voz entrecortada y apoyada ,

voz.

la

una mano sobre

la herida.

No, feld-mariscal... Los republicanos se nos han adelantado... comenzaron el ataque por la noche... del 24 al 25... 20.000 hombres bajaron sobre el Linth... por Wesen... Destrozaron al regimiento de Bander... y un batallón de húngaros... El general Hotz acudió con su estado mayor... Fué muerto... y derrotado su cuerpo de ejército. (Deteniéndose extenuado. — Haciendo un esfuerzo supremo.) lOQO lo

que ha podido hacer

el

general Linken... ha sido pre-

veniros del desastre.... (Lanza un grito de dolor, y se desmaya.)

SOUWAROW,

inclinándose.

— Con voz

¿Y Korsakow?... ¿KorSakoW?... contraído.)

tro

terrible.

(Silencio.— Irguiéndose con ros-

Habremos de perecer aquí,

sin saber

nada

más... Hotz... Linken... Jellachich... Todo se ha perdido... ¡todo!...

OGISKI

,

a ios soldados

,

muy

bajo.

El feld-mariscal dice que todo se ha perdido... (Los soldados se miran estupefactos. de

la

En

este

momento

se

ilumina

izquierda en toda la extensión de! lago.)

10

el

horizonte


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

146

OGISKI

extendiendo

,

el

brazo.

¡Mirad!... ¡Los republicanos iluminan!... (La multitud

se

murmullo de estupor.

y lanza prolongado

vuelve

Entra

el

cirujano Sthal.)

ESCENA XVI. LOS PRECEDENTES,

SOUWAROW,

Ved

lo

hable!...

el

DOCTOR STHAL.

volviendo

al

mapa.

que se puede hacer por ese hombre... ¡Qué ¡No! ¡bastante sé! (Con rabia.) Me lo prometen

Un

todo... avanzo... derribo todos los obstáculos...

más y

soy

batalla... {Estruja levanta

el ,

arrodilla

el

dia

en vez de 60.000 hombres en

no encuentro un soldado... ¡nada! ¡nada!...

mapa. Los

que

oficiales

da vueltas como una junto

el herido se

Y

dueño...

herido

le

abre

¡Respiro

!...

al

;

le

fiera el

rodean no se atreven y se vuelve

a sentar.

uniforme y dilata

la

á

hablar. Se sienta,

El cirujano

herida

;

corre

la

se

Sthal se

sangre

reanima.)

CORREO.

;Oh

!

...

STHAL

Le ahogaba

Va

la

,

al

Sangre...

que tiene

al

lado.

(Levantándose y hablando a Souwarow.)

á contestar, feld-mariscal.

SOUWAROW acudiendo bruscamente. Qué ha sido de Korsakow? ¿ Qué ha sido de duda ha huido también ? ,

¿

él ? ¿

Sin

EL CORREO.

No, feld-mariscal... El mismo dia pasaron el Limmat los republicanos... Destrozaron los cuerpos de ejército deMarkowyde Durazow, arrojando todo el ejército á Zurich... Y al dia siguiente cortaron la línea de retirada del teniente general Korsakow por Schaffouse... Le

han cogido

la caja... la artillería

(Á medida que babla, Ogiski

y bagajes.

repite en voz haja.)


!

LA GUERRA.

147

«¡Han destrozado á Markow y Durazow! ¡Han co«gido la caja, los cañones y bagajes de Korsakow !» (Los soldados se miran aterrados.)

SOUWAROW con voz vibrante. en marcha por Schwitz, Wesen y Gla,

Y ahora están

para venir á derrotar

ris

Souwarow

solo!... (Con

Souwarow... Al viejo Pero Souwarow no es un Korsakow... Souwarow campo de batalla... Es un

al viejo

¡

creciente furor.)

un Linken, un Jellachich ha ganado sus grados en el No es cortesano... soldado de fortuna... No es barón. No es archiduque... ¡Es un viejo cosaco!... (Silencio.) Pues bien, que vengan á cortarle la retirada... ¡qué vengan!... ,

.

(Pasea,

y de pronto se sienta inclinándose

sobre

el

mapa y dominando

su

furor.)

UNA VOZ

,

en medio de silenciosos

¡Estamos rodeados!

¡

Es preciso rendirse

SOUWAROW, levantándose y saltando á ¿Quién ha hablado de rendirse?... descuarticen

le

llando consigo mismo.)

perdido

grupos. !

través del circulo. ¡

que

le

maten, que

(Profundo silencio. Nadie se mueve.

!

Calma Souwarow... calma.

tOClO... (Nuevo

silencio.

Se sienta,

vuelve y dice con fuerte voz:)

¡El jefe

Schaechental HATTUINA

,

mira

del

á Ivanowitch,

el

Souwarow ha..

no se ha

mapa, y después se

reconocimiento

de

empujándole.

Te llama, Ivanowitch. IVANOWITCH, ¡

Presente

saltando de su

sitio

y atravesando

los

grupos.

f

SOUWAROW. ¿Llegaste

mañana

esta

hasta

las

cercanías

Muotta? IVANOWITCH. Sí, feld-mariscal

¿Es practicable

,

el

á siete leguas de Glaris.

SOUWAROW. camino á la artillería?

de


148

BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

IVANOWITCH.

No, apenas pueden pasar dos hombres de frente

;

está

rodeado de precipicios.

SOLWAROW. j

No

importa!... es nuestra única línea de retirada...

Vas

•^pasaremos!..,

á partir de explorador con 200 co-

sacos. Atravesarás lo

más rápidamente

posible

el

desfi-

ladero de Schaechental.Una vez al otro lado, harás reco-

nocimientos hacia Schwitz y Glaris... Procura enterarte exactamente de la fuerza y posiciones de los cuerpos enemigos. Es preciso que

al llegar

podamos atacar

sin

perder ni un minuto... ¿Comprendes?

IVANOWITCH. Sí, feld-mariscal.

SOUWAROW. ¡Bien... vé! (IvanowhYh Ha ttuina.— Llamando.

)

se aleja dirigiéndose

BagratiOH

¡

hacia

el

lado donde está

!

MANDRIKIN.

No

está, feld-mariscal.

SOUWAROW. ¡Que

le

busquen

!

(Mandrikín se vuelve y habla se inclina

sobre

el

á

un

oficial

que en seguida se

aleja.

Souwarow

mapa.)

IVANOWITCH,

á Hattuina é Ivanowa.

El feld-mariscal me envia de explorador hacia Schwitz y Glaris.

IVANOWA,

¿Vamos

á

ir

con

inquietud.

hacia ese lado ? IVANOWITCH.

va á atravesar el Schaechental... mañana ¡Hasta la vista, Ivanowa!... ¡hasta la veremos... nos Sí, el ejército

vista maluchka (Les estrecha

Bagration por

la

la

!...

mano

¡Ánimo!

y se aleja rápidamente.

izquierda.)

En

e!

mismo momento aparece


LA GUERRA. 0G1SKI ¡Vé... corre!...

,

149

aparte, viendo partir á Ivanowitch.

Antes que tú estaré en

Glaris...

(Se pierde entre los grupos.)

BAGRATION

,

parándose cerca de Souwarow.

¿Me habéis llamado, feld-mariscal? SOUWAROW.

Vamos á atravesar el mando de la vanguardia... como en el San Gotardo.

¡Ah!¿sois vos, Bagration?... Schaechental... Tomareis

Se desmontarán

Cada mulo

el

las piezas

recibirá cien cartuchos

de cañón. Trátase

enemigo en velocidad, de pasar por encima de los republicanos que quieran cerrarnos el camino de Glaris y alcanzar los restos de Hotz y Korsakow. de ganar

al

BAGRATION.

¿Mandáis algo más, feld-mariscal?

SOUWAROW. nada de retrasos. Una marcha rápida puede salvarlo todo... ¡Cuento con vos, Bagration! (Bagration saluda y sale vivamente.) ¡General Rosemberg! ROSEMBERG avanzando. No...

,

¿Feld-mariscal?

SOUWAROW.

Os

confio

el

mando de

la retaguardia.

ROSEMBüRG. Gracias, feld-mariscal.

SOUWAROW. Quedarán encendidas

las hogueras. Se las alimentará hasta última hora... Si os estrecha Lecourbe, resistid como una roca... Solamente podemos pasar uno á uno el Schaechental... ¡Necesitaremos tiempo!.. Encaso ne-

cesario incendiareis á AAtorf y todos los pueblos á vuestra espalda para retrasar la marcha del enemigo. (Rosemberg saluda y

sale.

Souwarow llamando.)

¡Mandrikin!


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

150

MANDRIKIN. ¿Feld- mariscal?

SOUWAROW. ¡Escribid!

(Levántase y dicta.)

Korsakow, Linken y

«A

los tenientes generales

Jellachich.

— Cuartel

general de

— Acabo

de saber

vuestra derrota... Corro á reparar vuestras

faltas...

Seedorí, 28

de Setiembre de 1799.

Manteneos firmes como murallas... Un paso atrás y no habrá perdón.» (Mandrikin le presenta la pluma y firma sin sentarse.) Mandadla en seguida. (Mandrikin

se dirige al

con vivacidad. Varios ción.

grupo de

oficiales

Souwarow queda

oficiales

montan

de estado mayor. Vésele dar órdenes

á caballo; eu

fondo reina grande agita-

el

solo junto á la roca.)

SOUWAROW,

Me quedan 18.000 Korsakow me darán

aparte.

hombres... Los restos de Hotz 30.000... Nevedorff viene con

y

una

reserva de 10 000 bávaros... Podrá acelerar la marcha... Dentro de cuatro ó cinco dias tendré 60.000 hombres y daré la batalla.

MANDRIKIN. Feld-mariscal... las órdenes están expedidas... ¿Se co-

mienza

la retirada?

SOUWAROW, con ¡Souwarow no se los restos de

cólera, y de

modo que

le

oiga todo

bate en retirada!

Va

mundo.

el

á reunirse á

Hotz y Korsakow... y á reparar

las torpe-

zas de los generales de salón! (Monla rápidamente partes.

Los

á

sale al galope.

caballo y

soldados se cuelgan

el

morral,

El tambor resuena por todas

cogen

los

fusiles,

etc.

Gran mo-

vimiento. Apenas han terminado los lambores rusos sus sordos redobles, cuando á lo lejos por

Marsellesa.»

la

izquierda, se oye en

el silencio

de

la

noche, alzarse

el

himno «La


LA GUERRA.

151

CUADRO SÉTIMO. El parlamentario Una

aldea en la garganta de KIsenthal.

En

el

fondo

A

la

derecha está

Molitor; delante de la casa un jardin.

cobertizo de tablas. Oyense risas y cantos y

A

tinuamente entran y salen.

la

el

la

casa del alcalde ocupada por la

izquierda, hacia arriba,

hasta la garganta de Glotten, que se ve á lo lejos. Sobre

mas

de las montañas. Está amaneiiendo.

brillan

aún algunas

hacerse la coleta

;

En

cantina bajo un gran

choque de vasos y botellas; conprolonga

se el

cantina y en

la

un banco

se

víspera contra Linken. Delante del jardin pasea

La bandera francesa

flota

sobre

la

calle ci-

casa del fondo se

disponen á

peinan unos á otros. Varios se prue-

ban prendas que sacan de mochilas austríacas recogidas en

brazo.

la

Los soldados de un cuerpo de guardia

luces.

á caballo en

la

desfiladero, las

el

combate de

la

arma

al

un centinela con

el

casa del fondo.

ESCENA PRIMERA. EL SARGENTO GAUCHE

,

EL SOLDADO RABOT

Los soldados cantan y

EL SARGENTO ¡Borlas!...

das

!

,

OTROS SOLDADOS.

registrando una mochila austríaca.

oid... ¡el kaiserlik

(Volviéndose y dirigiéndose á un soldado.)

carme

,

se trenzan la coleta.

tenia borlas encarnaPhilidoi'

,

Vas á COlO-

este adorno en la coleta... así parecerá

de boda.

que estoy

(Todos ríen.)

UN SOLDADO. Sargento, mejor seria que se las dieseis á la ciuda-

dana María- Ana. SARGENTO.

Buena

idea...

veremos.

(Continúa registrando.)

¡Y

jabón!...

¡un peine! ¡Ab! ¡tunantes de austríacos, cómo se cuidan en campaña!... ¡jabón!...

(Varios se levantan y acuden á mirar

;

otros les reemplazan sobre el banco.)


152

BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO. EL SOLDADO RABOT,

abriendo otra mochila.

A mi vez... Vamos á ver si es posible renovar el equipo. OTRO.

Con uno

más con Linken y

ó dos encuentros

Jelia-

chich, toda la brigada Molitor se equipa de nuevo. EL SARGENTO. ¡

un ¡

Y

comprometer

sin

cepillo.)

Un cepillo

¡

El petimetre se

botas en

fondo

el

cente!... ¡Ul!

soldados que

los

os parece

?

,

le

vimiento de pié, lanza á derecha se sienta en el

botas.)

¡

extremo

Ah!

lo

¡Esto es convin-

remueve todo, y saca de

la

¡Ak! ¡caramba! rodean.)

VamOS

¡

del

é izquierda

banco y

mochila un

par de

aqui están!...

¡

aprobarlas... ¿Qué

sus destrozados

se esfuerza,

UamaradaS

kaiserlik tenia

el

Atención á los proyectiles

¡

(Sacando

!

(Grandes carcajadas.

!

cómico aspecto.)

de la mochila.

(Inclínase

botas cogidas de los tirantes.)

(Mirando á

las botas

derredor con

demuestra que

esto

cepillo)

el

tesoro de la República

embetunaba

El sargento se levanta y mira en

(enseñando

el

de dientes!... ¡no, es para betún!

!

(Con vigoroso zapatos;

mo

haciendo gestos, para ponerse

bribón de kaiserlik

,

-

en seguida

debia ser hijo de

las

fa-

milia; todos los hijos de familia tienen los pies pequeños á causa de los meses de lactancia... Canallas!... ¡

(Entre tanto

el

soldado Rabot ha sacado con cólera de

la

mochila un puñado de

harapos; su rostro expresa indignación.)

UN SOLDADO,

Eh

¡mirad

gritando.

mochila de Rabot! (Todos se vuelven.) RABOT. Esta no es mochila de austríaco... Esta mochila es de un descamisado... de un voluntario de la República... El kaiserlik me ha engañado. (Todos ríen.) EL SARGENTO paseando después de haberse puesto las botas. kaS Ya están! (Volviendo á los soldados y con acento enfático. encontrareis siempre en el camino del honor !... Memorables palabras de un ex-plumero blanco. Yo las aplico á mis botas, porque son muy dignas de ellas. ¡

¡

!

la

)

¡


LA GUERRA. RABOT,

arrojando furioso

¡Nunca he tenido suerte

153

la

mochila.

!

OTRO.

no hubiese sido el último baile podrías desquitarte... Pero vé á correr detrás de las mochilas de Linken! ¡Já, já, já! RABOT dando un puntapié a la mochila. Si

,

¡

,

¡

Canalla de kaiserlik EL SARGENTO,

Decididamente soldados.)

Ah

¡

!

!

después de dar dos ó tres paseos.

hicieron para mí...

las

Veamos

(Volviéndose &

resto... (Métela mano en

el

la

ios

mochila.)

Dos camisas nuevas!... ¡nada menos!... ¡conocia mi pasión por la ropa blanca!... ¡Y medias !... medias tan j

buenas COmO la

colilla del

ojo.)

las hacia

miedo á

serlik tenia

mi

abuela... (Levantándose y enjugándose

Este recuerdo

me

entristece. ¡El

buen kai-

los constipados!... ¡Já, já, já

(Los soldados rien á carcajadas.

La cantinera

ESCENA LOS PRECEDENTES,

la

!

sale del cobertizo y mira.)

II.

cantinera

MAMA-ANA.

LA CANTINERA. ¿Por qué

reis así?

EL SARGENTO,

con voz fuerte.

¡Hola! paisana, ven á contemplar los trofeos de la victoria.

MARIA-ANA,

¿Qué

acudiendo.

es ello?

EL

SARGENTO.

Mira... mira, ciudadana,

¿qué

dices de esto?

MARIA-ANA. ¡Jabón!...

me el

¡borlas!... ¡un

peine!...

vas á hacer un regalo patriótico. Se peine

;

¡oh! Gauche perdido

me ha

no tengo jabón desde Thermidor.


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

154

EL SARGENTO.

Eh! ¡eh! cómo te entusiasmas ciudadana... Las borlas, sí... porque son adorno del bello sexo... pero el ¡

jabón... y el peine... nones.

MARIA-ANA.

¡Oh!

¡

qué buenas camisas! ¿Cuánto quieres por

ellas?

EL SARGENTO.

Están embargadas para el servicio del sargento Gauche ciudadana. MARIA-ANA. Si me las cedes soy capaz de abrazarte Gauche. ,

,

EL SARGENTO.

¡Lo cual del equipo

me y

el

agradaría mucho!... Pero visto retraso de las pagas

á guardarlas para

hijo de

el

,

me

el estado veo obligado

mi mamá...

¡Mucho

lo

siento!...

Al menos déjame ,

MARIA-ANA. jabón.

el

EL

SARGENTO.

¿Y

con qué se hará la barba el sargento Gauche. (Levantándose con ademan solemne.) María-Ana, SOÍS ambiciosa; la ambición pierde los Estados. A pesar de eso, os doy el jabón si dais una copita de aguardiente á los individuos de la guardia después del relevo. ¿Os conviene? MARIA-ANA. ¡

Convenido

bolsillo.

El sargento

!

(Le estrecha

cierra la

mochila

!a

;

mano. La da

el

María-Ana mira

jabón y

lo

guarda en

á los demás.)

el

1 OQOS

os habéis equipado. UN SOLDADO. Sí,

ciudadana, todos tenemos buenos zapatos aus-

tríacos.

OTRO. ¡

Si

pudiésemos usar

los capotes

y pantalones de

los


LA GUERRA. kaiserlikS.

155

Estaríamos hechos

(Enseña un capote austríaco.)

unos señoritos.

MARIA-ANA

riendo.

,

todos tienen camisas y zapatos... ya están equipados para mucho tiempo. ¡Eli!

¡

Ah! bribones,

EL SARGENTO.

Y

sin costar

República una é indivisible ha encargado del equipo. MARIA-ANA.

nada á

ciudadano Francisco

la

;

el

II se

ya era tiempo!

¡Sí, sí,

UN OFICIAL,

llamando desde

el

cobertizo.

¿María-Ana? MARIA-ANA.

Voy

,

teniente.

(Entra en

la

cantina.)

ESCENA

III.

LOS PRECEDENTES, menos LA CANTINERA. EL SARGENTO,

En cuanto

viendo á Rabot cariacontecido.

Rabot vista la derrota de Korsakow, Jellachich y Linken y de todos nuestros ordinarios á

,

,

el batallón con tus calzones camisa y tus paquetes de bra-

proveedores, quedarás en rotos, tu viejo pedazo de

mantes en

las piernas,

campaña de Helvecia laureles

;

como monumento de la gloriosa año VIL Descansarás sobre tus

del

esto debe consolarte.

RABOT. Preferiría camisas y zapatos.

EL SARGENTO.

cuando se descansa sobre los laureles, la recolección de camisas ha concluido y los zapatos austríacos y rusos se alejan á marchas forzadas. Es preciso esperar la campaña del año VIII. ¡Sin duda! Pero


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

156 (En

este

momento pasan dos

oficiales de

casa del fondo. Vése agitación en

el

UN SOLDADO, ¡

De

prisa

estado

mayor viniendo

al

galope de

la

cuartel general.)

mirando

a los oGciales.

van OTRO.

Para distribuir boletas de alojamiento. EL SARGEINTO. Sí,

vamos á tomar

cuarteles de invierno;

ya era

tiempo. OTRO.

Tengo quebrantados

los

huesos desde

la

campaña de

los Grisones.

EL SARGENTO.

La verdad

es,

que se podían dar paseos más agrá

dables. (Óyese

el

tambor

á la derecha

de

la aldea.)

EL SARGENTO.

Eso

me

parece una novedad.

(Todos escuchan; óyense tambores por todos lados.)

UN SOLDADO.

Tocan generala. EL SARGENTO. Sí.

M ARIA- ANA

,

saliendo de la cantina.

¡Eh! ¡Gauche! EL SARGENTO.

¿Paisana? MARIA-ANA.

¿Qué sucede? EL SARGENTO.

Creo que esos bribones de austríacos vuelven á frotarse con nuestras bayonetas. (Dirigiéndose aRabot.) ¡Debes alegrarte! ¡Ya estás riendo interiormente !


LA GUERRA. RABOT,

No debo

157

riendo.

ocultaros, sargento, que,

me

alegro...

¡Es

buena ocasión para desquitarme! (Pasan otros dos

oficiales

de estado mayor.)

EL SARGENTO

,

mirando.

¡Compañeros! parece que los kaiserliksno tienen bastante... ¡Tanto mejor!... Estaba reflexionando que necesito cosmético para el ¡Otros!

(Volviéndose hada los soldados.)

bigote. (Todos rien. Continúan tocando los tambores.)

ESCENA

IV.

LOS PRECEDENTES, UN OFICIAL DE RONDA. GRITO

,

a la derecha.

¿Quién vive? EL SARGENTO.

¡La ronda!...

¡A. las

armas!

(Los soldados cogen los fusiles y se forman en dos

EL CAPITÁN DE

RONDA

,

filas

á la derecha.)

llegando con un farol apagado.

¿Hay novedad? EL SARGENTO.

Un

paisano, sin escolta, ha llegado á las cinco de la

mañana... Quería ver centinela ha pasado.

al general Molitor;

por aviso del

EL CAPITÁN.

¿Nada más? EL SARGENTO.

Nada mas. EL CAPITÁN.

Bien. (Llega del cuartel general uu oficial de estado mayor al galope; lleva en la

un paquete de papeles.)

nano


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

158

EL OFICIAL DE ESTAPO MAYOR, ¡Proclama del general Molitor! (Le entrega un papel y sale general Molitor

y

!

al

EL CAPITÁN,

el

soldados y íee.) «

la

Proclama

del

izquierda de la aldea.)

después de recorrer

Orden

¡

ruido de los tambores que tocan generala

el

papel con alegre rostro.

¡Ahí ¡ah! ¡aquí tenemOS novedades! los

capitán.

galope. Óyesele gritar alejándose:

Piérdese su voz entre

cornetas de caballería que resuenan i

las

al

(Colócase

al frente

de

— Schoe-

del dia del general Molitor.

berg y Vendimiario, año VIII de la República. Oficiales, sargentos y soldados de la 84'. Después de resistir solos los esfuerzos de Linken y Jellachich, y coronado vuestras banderas de inmortal

gloria arrojando dos cuerpos de ejército uno al otro lado de los montes Keresen y el otro al fondo de las líneas grises, mientras ,

que

el

general en jefe Massena derrotaba á los austro-

rusos delante de Zurich, parecía llegado del descanso. Pero

Scbaechental á

Somvarow avanza

el

momento

á su vez.

Sube

el

cabeza de 20.000 bombres. El vencedor

la

de Cassano, del Trebia y de Novi viene á reunirse á sus tenientes que ya no existen y á reparar las faltas de un ejército en plena derrota. Vosotros habéis de detenerle, vosotros vengareis á vuestros hermanos muertos en Italia, y daréis tiempo á los generales Massena y Lecourbe para que acudan á encerrarle en las mona tañas. Soldados de la 84 la República descansa en vosotros. Nuestra posición es excelente: en un desfiladero, tres batallones resueltos valen por cincuenta... No os digo más los soldados franceses no cuentan sus enemigos. ¡Viva la Repiiblica ,

,

:

¡

EL CAPITÁN

Viva

la

República!

¡Viva

la

República!

¡

,

levantando

el

tricornio.

TODOS. (Molitor y Ogiski aparecen en

la escalinata

de la casa del fondo. Bajan

al

jardín.


!

LA GUERRA. Algunos

de estado mayor

oficiales

159

siguen á cierta distancia; detrás vienen hú-

le

montañés

sares con los caballos del diestro. Ogiski viste de

suizo.)

EL CAPITÁN, mandando.

¡Presenten, armas!

ESCENA LOS PRECEDENTES

MOLITOR

¿Y

,

MOLITOR OGISKI

,

,

deteniéndose á

la

V. ,

ESTADO MAYOR, HÚSARES.

entrada del jardin, delante de

la

guardia.

habéis tenido tiempo para ver á Lecourbe? *

Le he

OGISKI.

en la misma noche en Seedorf,

visto

campamento

ruso.

En mi

al

dejar el

presencia partieron los correos

para Schwitz, con objeto de dar parte al general en jefe del movimiento de Souwarow en el Schaechental. He querido traeros personalmente aviso de este movimiento

y

preveniros contra toda sorpresa. MOLITOR.

Os doy gracias en nombre de (Hace señas con

la

mano

la República.

al capitán.)

EL CAPITÁN, mandando. ¡

Al hombro

{Llega

al

armas

,

galope por

la

! . . .

derecha un

¡

Descansen armas

oficial

de húsares.)

ESCENA LOS PRECEDENTES

,

VI.

EL OFICIAL DE HÚSARES.

I

EL OFICIAL.

comandante Bergeron da parte de que vista de nuestras avanzadas una fuerte co-

Mi general está á la

lumna

,

el

rusa.

MOLITOR.

¿Desciende del Pragel?


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

160

EL OFICIAL. Sí,

mi

general, todos los caminos de la

montaña

se

cubren de bayonetas. MOLITOR.

estamos preparados para recibirles. Decid al comandante que replegué las avanzadas al desfiladero de Glotten. (El oficial sale al galope. Volviéndose hacia Ogiski.) ¡Nada teueis que pedirme, Ogiski! Bien...

OGISKI..

,

general,

un

favor.

MOL1TOK. ,,Cuál? OGISKI.

Mi misión ha terminado... Souwarow está rodeado en las montañas... Antes de ser lo que soy... era soldado...

MOLITOR. ¿

Queréis combatir? OGISKI.

única recompensa que ambiciono.

Si, general... es la

MOLITOR.

Bien la babeis ganado tán Barroy ¡

EL CAPITÁN ¡

,

(Volviéndose hacia sus oficiales.)

!

¡

Capi-

saliendo vivamente del grupo.

General MOLITOR.

Vais á presentar al ciudadano Ogiski al coronel Dubourg. Que le entreguen armas y elija éntrelos caballos el que quiera... Combatirá ¡Es un soldado!

de los húsares muertos ayer,

en nuestras

filas...

OGISKI

,

con emoción.

Gracias, general... (Aléjase con el capitán.

En

humares que vino a anunciar

el

la

mismo momento entra por

aparición de

la

la

izquierda

columna rusa.)

el

o6c»al oV


LA GUERRA.

161

ESCENA VIL MOLITOR, EL OFICIAL DE HÜSARES, SOLDADOS, OFICIALES DE ESTADO MAYOR.

EL OFICIAL

,

llegando

al

galope.

Mi general, un parlamentario ruso... MOIITOR.

¿Le traéis? EL OFICIAL. Sí,

mi

general.

MOLITOR.

Hacedle venir. (Sale el oficial. Molitor y los oíicialesdel estado el

m.srno momento entra

Popntch.n ;

trae

amentano sale,

e. oficia,

vendados

mayor montan

a caballo. Casi en

de húsares con „„ dragón ruso; es

los ojos y .e

e.

acompañan dos húsares. Al

comandante

llegar el par-'

verle María- Ana;

vecinosde la aldea miran desdelas ventanas; ios .fieles de estado mayor avanzan y forman semicírculo. Los soldados de la guardia permanecen formados con el arma al brazo.)

ESCENA

VIII.

LOS PRECEDENTES, EL PARLAMENTARIO, MARIA-ANA

HÜSARES MOLITOR

Quitad

la

venda

al

,

,

etc.

al oficial

de húsares

parlamentario.

POPRITCHIN,

(

ei

oficia!

obedece.)

con altanero aeento

¿El general Molitor? MOLITOR.

Yo soy. POPRITCHIN.

El feld-mariscal Souwarow, antes de atacar el desfiladero de Gottlen, (Recalcando las palabras.) defendido por VUe S tros tres batallones, me encarga preveniros que conoce vuestras fuerzas vuestra posición y entre Linken, Jellacnich. y el. Me encarga también invitaros, á

nom-

11


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

162

humanidad, á que penséis en las consecuenuna resistencia inútil y de haceros saber que os

bre de la cias de

concede un cuarto de hora para deponer las armas. MOLITOR.

¿Es eso todo? FOPRITCHIN. Sí, general.

MOLITOR

con irónico acento

,

¡Un cuarto de hora de

Souwarow

,

mirando

el

reloj.

reflexión!... El

feld-mariscal

doy veinte minutos para que se rinda con armas y bagajes. También hablo yo en nombre de la humanidad. Conozco perfectamente su posición: tiene á Lecourbe á retaguardia y dentro de pocas horas tencrjli á Soult y á Massena por el flanco, y entre tanto tiene á Molitor al frente. (Con indignación.) Decid á S. E. que ha pasado el tiempo de la jactancia, que los medios que emplea podrán dar resultados con los turcos; pero que los franceses encuentran ridicula toda intimación de ese género cuando no se puede unir el hecho á la amenaza. Decidle que Linken y Jellachich han sido derrotados, que éste ha repasado las montañas de Kersen y que Linken está en plena retirada hacia es generoso; yo le

,

,

los Grisones.

Que

una puerta se

cierra, suele

reflexione en

mi

invitación...

Cuando

uno considerarse afortunado

con poder escapar por las ventanas. POPRITCHIN,

Aún

con tono seco y duro, mirando

MOLITOR,

En

al reloj.

tenéis diez minutos. riendo.

ese caso, S. E. el feld-mariscal tiene

de hora,

(ai oC c ¡ai de húsares, con acento

tario. (Ponen

la

venda

Wo.)

Llevad

al

á Popritchin y le llevan. Molitor añade.)

un cuarto parlamenEstas gen-

hablan aún como al dia siguiente de Novi... No quieren convencerse de que hace dos dias ganó Massena la

tes

batalla de ZuriCh.

(Dirigiéndose á los oficiales con alegre voz.)

¡Va-


!

LA GUERRA.

163

mos... señores... vamos! Lecourbe viene detrás de las columnas rusas... Soult y Massena vienen por la derecha. ¡Todo irá bien!... Ayer batimos á Linken y anteayer á Jellachicb... ¡Hoy debemos batir á Souwarow el invencible (Pica al caballo y sale por la izquierda. El estado

mayor

le

sigue.)

EL CAPITÁN, mandando.

¡Flanco derecho!... ¡paso acelerado!... ¡marchen!

MARIA-ANA viendo desfilar el pelotón. Rabot procura coger una mochila buena. ,

,

RABOT, volviéndose. Descuida, ciudadana; esta noche tendré botas de piel de Rusia. (María-Ana marcha.)

rie.

Otras tropas llegan por

la

derecha y

desfilan

al

toque de


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

164

CUADRO OCTAVO. El campo de batalla. La

calle

mayor de

que no

se

aldea después del combate.

la

han hundido;

que consume

las

por

las casas

La luna ilumina algunos techos

ventanas y paredes reciben rojo

el interior.

En

las

de cadáveres. LejaDos rumores por la izquierda anuncian

de Souwarow.

Un grufo

con una antorcha

:

la

antorcha se baja, gira en derredor de los montones de

sus ayudantes que recogen los heridos.

arrasada por

la

escena

al

las balas de el

precipitada retirada

la

baja lentamente por la callejuela del fondo iluminándose

muertos y vuelve á ponerse en marcha.

suradamente

reQejo del incendio

esquinas de las calles hay montones

caballo en

Á veces desaparece son los cirujanos y Á la izquierda, detrás de una casa casi :

cañón, están Htatuina é Ivanowa, enganchando apre-

Por

el kibitk.

galope y desaparecen por

la

la

izquierda llegan cosacos

,

atraviesan

derecha.

ESCENA PRIMERA. HATTÜINA, IVANOWA, COSACOS, HERIDOS, RUSOS.

VARIOS COSACOS,

¡En

retirada!...

En

atravesando

la

escena

el

caballo.

HATTÜINA

,

enjaezando

Despachemos, Ivanowa; comienza la do pasen los muchachos de Rymnik con

ellos.

Dame

al

galope.

retirada!...

Cuanmarcharemos

retirada. ,

la collera.

IVANOWA,

dándola

la collera del caballo.

Dios mío!... Con tal que no esté herido Ivanowitch!... (Ayuda

Un

á Haltuina.)

UN HERIDO, incorporándose. poco de aguardiente, matuchka. OTRO.

¡Me estoy desangrando!... ¡No tengo bocado de pan por amor de Dios

fuerzas!...

¡un


LA GUERRA. OTRO,

¡Agua... agua!

en

165

fondo, con desmayada voz.

el

(Óyense gemidos por todos lados.)

HATTUINA,

continuando

el

arreglo del caballo.

Ya comienzan otra vez... (Gritando.) Os he dado cuanto tenia... No me queda aguardiente... ni pan.... ni lienEl carro está vacío, ¿qué queréis que

zo... ni agua...

haga? Tened paciencia... van á llegar

Ved

los cirujanos...

las antorchas allá arriba... os recogerán...

UN HERIDO.

Los cirujanos no podrán recogernos á todos esta noche... hay muchos. OTRO.

¡EstamOS perdidos!

(Déjase caer con desesperación.)

OTRO,

levantando

el

brazo.

¡Diosmio!... ¡Diosmio!

HATTUINA ¡

Pasa

la brida

por los

,

á Ivanowa.

anillos!.,

UNA VOZ,

pronto.

ala izquierda.

¡Adelante... Adelante!...

IVANOWA,

precipitándose hacia

fondo.

el

¡Ivanowitch! (Ivanowitch aparece por

la

izquierda, a la cabeza de

Al ver a Ivanowa, para bruscamente

el

ESCENA LOS PRECEDENTES

,

un pelotón de dragones.

caballo lanzado al galope.)

II.

IVANOWITCH

,

DRAGONES.

IVANOWITCH. ¡

AltO

!

¡IvanOWa !... Ah, Cuánto me

(Saltando del caballo y corriendo á Ivanowa.)

(La abraza.— Viendo

á Hattuina.)

\L?LmatUchkal.

alegro de veros!

IVANOWA.

¿No estás herido?

.

.

¡


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

166

IVANOWITCH.

No, no tengo

nada...

IVANOWA. ¡Oh! tenia miedo. HATTUINA.

¿A dónde

vas con esos dragones? IVANOWITCH.

El feld-mariscal

me ha mandado

adelantarme y re-

gistrar las aldeas para buscar guias.

HATTUINA.

En

ese caso, todo

ha concluido... ¿partimos?

IVANOWITCH. matuchka, han rechazado todos nuestros ataques para forzar el paso. Los republicanos vienen por derecha é izquierda; los pueblos incendiados cortan los puentes á nuestra retaguardia; solamente nos queda libre el camino del valle de Engi; mañana seria tarde. HATTUINA. Sí,

¿Ha perdido mucha gente Rymnik? IVANOWITCH.

Cerca de 400 hombres. El comandante Novozilzow y los capitanes Brizeuski,

Lagonon y Buxhowden han

sido

muertos. HATTUINA. ¡

Cuatrocientos hombres!

¿Y los otros?

IVANOWITCH.

Los otros han perdido mucha gente también... Ismail está casi destruido. Los republicanos han resistido como murallas. Haréis bien en partir en seguida, matuchka, puesto que está listo el kibitk; no se sabe lo que puede suceder. HATTUINA.

Marcharé con mi regimiento.


.

LA GUERRA.

167

IVANOWITCH.

Pero

Rymnik va

constantemente entre

á

sostener la retirada.

el

Estaréis

fuego.

HATTUINA,

moviendo

la

cabeza.

¡La vieja matuchka no abandona á sus hijos! UN SARGENTO DE DRAGONES. Mi teniente , la cabeza de la columna llega tremo de la calle; vamos á quedar retrasados.

IVANOWA

,

ex-

al

abrazando á Ivanowitch.

¡Quédate con nosotros Ivanowitch! ,

HATTUINA,

retirando á Ivanowa.

que cumpla su deber... es preciso que marche... ivanowitch.) Vé, en el camino nos encontraremos.

No... (Á

Sí...

IVANOWITCH. mañana... os esperaré... (Montando

caballo.)

a

¡Te la

confio matuchkal...

HATTUINA. Bien... bien...

IVANOWITCH ¡

extendiendo

IvanOWa... hasta mañana!...

guen. Óyesele gritar fuera con ronca voz.)

el

brazo.

(Desaparece

;

los

dragones

le si-

¡Atención... la Calle esta

llena de heridos!... ¡sujetad los caballos!

(Piérdese su voz.)

IVANOWA. ¡Ya no

le

(Siéntase sobre

veré

mas

! .

.

un montón de escombros,

se cubre el rostro

con

las

manos y

llora. )

ESCENA

III.

HATTUINA, IVANOWA.

HATTUINA, Sí...

SOn...

eso

¡Oh!

que ha dejado

el

es...

¡la

aparte,

mirando á Ivanowa.

piensa en Ivanowitch... los demás nada

juventud!

caballo y lo echa en

el

¡la

juventud!...

carro.)

En

fin...

(Recoge

el

heno

tOQO está CUS-


168

BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

puesto...

cuando llegue Bymnik, partiremos.

(Dando vuel-

que el Mbith no se desarme en el cárnico... Estos detestables caminos le han desvencijado... Ah! bien veia yo que esos bribones de republicanos nos atraian al embudo... bien lo veia... pero Souwarow no veia nada y gritaba: tas alrededor del carro y

examinándolo ron atención.)

UODl tal de

¡

¡Adelante!... ¡Adelante!...

como un

viejo

loco...

¡Y

ahora estamos batidos... rodeados... hambrientos... Te-

nemos que partir de noche como ladrones... tomar el camino délos ventisqueros!... Oh! he visto ese ca¡

mino... lo he visto desde lejos... sube... sube y los pre-

suben también... y arriba, los que no perezcan de cansancio ó no caigan en los abismos ... morirán de hambre... ¡Oh Souwarow! ¡qué has hecho de tus hi-

cipicios

jos! ¡la vieja (Durante

la

matuchka

preferiría

escena precedente,

la

antorcha que

haber muerto! se vio

en

el

fondo se acerca len-

tamente. Al pronunciar sus últimas palabras Hattuina, desemboca en atraviesa

la

escena;

el

la calle

que

en medio de un grupo de ayudantes

doctor Sthal aparece

y soldados que llevan camillas.)

ESCENA

IV.

LOS PRECEDENTES, EL DOCTOR, AYUDANTES, SOLDADOS,

EL DOCTOR,

¡Alumbrad inclinándose.)

desde

aquí... eSO es!

(Dos soldados colocan

al

el

,

se

vuelve y mira. El doctor

recogedle.

herido en una camilla y parten.)

HATTUINA

Es

fondo, gritando.

el

(Hattuina

Este no está muerto

etc.

,

aparte, mirando.

corta-piernas. EL DOCTOR.

Los demás están perdidos...

Siempre estos VamOS... acercaos... (Mira.) ¡Ah! en esta esquina ha dado la metralla. Aquí hay dos cortados por mitad... Estos no neterribles

bayonetazos.

(Se levanta.

)

(Acercándose a otro montón.)


LA GUERRA.

169

cesitan medicinas... están curados de todo... Acercaos,

VamOS, ayudadme.

imbéciles...

EL HERIDO

,

(Ayúdanle á levantar un herido.)

reanimándose.

¡Agua!... ¡un vaso de agua! EL DOCTOR.

¡Ah, bien! habla... ponedle en una camilla. (Los soldados obedecen. Durante esta escena,

Hattuina ha permanecido inmóvil

mirando.)

HATTUINA.

¡Hoy no

falta trabajo, corta-piernas!

EL DOCTOR, levantándose

asombrado.

¡Eh! ^erestú^matuchkai ¿Qué haces aquí? Hace mucho tiempo que debías haber marchado !

HATTUINA.

Espero

el

regimiento de Bymnik. EL DOCTOR.

¡Ah, bien!... (Toma un polvo.) Harías bien en marcharte en seguida... (indinándose ymirando.) Otra vez la metralla!... HATTUINA. ¡Pero tú te quedas! EL DOCTOR.

Tengo que cumplir mi deber... (A ios ged estos dos. (A Hattuina.) de recoger

ayudantes.)

— Reco-

los heridos...

y

entregarlos al enemigo.

HATTUINA.

¿Le abandona

los heridos?

EL DOCTOR.

¿Qué quieres? faltan carros y caballos. Ha habido que desmontar los cosacos para la artillería... Souwarow quiere llevarse los cañones.

HATTUINA.

Pero te retendrán los republicanos. EL DOCTOR. Sí...

me

retendrán.,.. ¡En la guerra,

como en

la

guer-


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

170

Los republicanos son hombres. Les hablaré de

ra!

bruto, de Horacio Cocles... acabaremos por entender-

Me

nos...

llevarán á Paris... sabes que debíamos

riS, l'lldtUCllfid. ¡

(Cogiendo

ir

áPa-

antorcha y levantándola; á un ayudante.)

la

Eh! Litow, haz avanzar todas

las camillas.

LITOW.

Bien, mayor. EL DOCTOR,

(Sale por la izquierda.)

con

Qué desolación Sí... sí... vamos á j

la

!

antorcha levantada mirando ala izquierda.

la calle está llena

hasta la esquina...

tener trabajo; esto es peor que en

Praga. (En

este

momento

llega al

llega

un cañón

tirado por cuatro caballos

;

detiénese por los

oyen gritos, latigazos, y juramentos de los conductores. Después galope un coronel de artillería. El doctor, sus ayudantes y Hattuina se

escombros y

se

vuelven. Ivanowa levanta

la

cabeza y mira.)

ESCENA

V.

LOS PRECEDENTES, EL CORONEL, ARTILLEROS Á CABALLO. EL CORONEL, ¡Plaza... plaza!...

con rudo acento.

(Los ayudantes se separan.)

EL DOCTOR.

¿Vais á pasar por esta calle con los cañones, coronel? EL C6R0KEL deteniéndose. Sí... ¿por qué? ,

EL DOCTOR.

Está llena de heridos. (Oyense gritos á

la izquierda.

(Levantando

— ¡Eh!¡ahí

la

abajo! avanzad!

antorcha.)

¡Mirad!...

— y todos los ruidos de ur

convoy detenido bruscamente.)

EL CORONEL,

mirando con vacilación.

Las órdenes del feld-mariscal son terminantes los cañones á toda costa! EL DOCTOR

bajando

la

antorcha.

¡Pero coronel, estos heridos son rusos riscal ignoraba...

¡salvad

!

El feld-ma


!

!

LA GUERRA. UN DRAGÓN

entrando

,

¡El feld-mariscal

el

,

al

galope con

Adelante

!

Adelante

¡

desde

mano.

(Pasa.)

lejos.

!

ESCENA DS

sable en la

el

feld-mariscal!

SOUWAROW, ¡

171

VI.

PRECEDENTES, SOUWAROW

y SU ESTADO MAYOR, AYUDANTE DE CAMPO.

JUWAROW

,

entrando

al

galope á

la

después

cabeza de su estado mayor.

UN

— Con voz

irritada.

¿Por qué no pasan coronel.)

¡

los

cañones? He mandado...

(Viendo

Coronel EL CORONEL,

turbado.

Feld-mariscal, la calle está llena de heridos rusos...

SOUWAROW ¡

Por qué no se

,

al

doctor.

ha recogido

les

EL DOCTOR.

Hemos hecho

lo posible, feld-mariscal...

No sabíamos

ue la retirada...

SOUWAROW,

interrumpiéndole../

¿Hay otro camino? EL CORONEL.

No, feld-mariscal, las otras calles son demasiado estechas y además obstruidas por los escombros.

SOUWAROW

No

,

con reconcentrado furor.

quiero dejar los cañones al enemigo...

(/u doctor.)

Cuánto tiempo necesitáis para recoger esos heridos?... EL DOCTOR.

Más de una hora

,

feld-mariscal , empleando

mucha

ente.

SOUWAROW á un oficial. Haced avanzar dos compañías... Que SgUida.

,

(Entra

al

galope un ayudante de campo.)

les

recojan en


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

172

AYUDANTE DE CAMPO,

EL

deteniéndose cerca de

sombrero en

la

Souwarow

,

con

mano.

Feld-mariscal una columna enemiga está en march para cortarnos la retirada. ,

SOUWARO"W, con tono furioso ¿Quién os envia? EL AYUDANTE DE CAMPO. El general Bagration... Ved el despacho. (Le entrega un despacho

,

el

doctor levanta

UN HERIDO,

¡Viva S0UWar0w!

¡Oh! ¡ese Molitor!... ria

el

antorcha:

Souwarow

lee.)

(Vuelveá caer.)

SOUWAROW espuelas en

la

incorporándose.

,

estrujando

despacho.

el

(Dirige terrible mirada en derredor; húndela

vientre del caballo y parte gritando.

)

¡

calvad

lcl

artille

! . .

(Su estado mayor las piezas parten al

le

sigue.

Los conductores de

galope y entran en

la

calle

garradores gritos délos heridos que aplastan. oídos para no escucharlos;

el

de

las piezas la

azotan los caballo

derecha, donde se oyen de

Hattuina é Ivanowa

doctor alza los brazos al cielo.

se

tapan

I


LA GUERRA.

173

CUADRO NOVENO. La

retirada de

sendero de Panix Rinkenkorpf, en su cornisa sobre pío,

y

más

el

lejos

,

Souwarow.

entre Wichlerstock y

mayor

Á

altura.

la

el

abismo; está cubierto de hielo. ,

al

Vorab

izquierda

Á

costea los precipicios de

derecha, en

la

otro lado del valle del Sernft

suben hasta perderse de vista. Pasa en silencio una cen fatigados, y se arrastran con trabajo; la

;

un recododel sendero, formando

,

el

fondo,

otras nevadas

lila

de soldados rusos. Pare-

ESCENA PRIMERA. SOLDADOS, UN SARGENTO

VIEJO.

EL SARGENTO, detrás. ¡Avanzad! ¡avanzad! UN SOLDADO. Que nos dejen respirar un poco. EL SARGENTO.

ya

los cañones!

UN SOLDADO

,

arrojándose al suelo.

Prefiero morir aquí.

EL SARGENTO.

Haz ¡

lo

que quieras. OTRO

DÍOS mÍO

!

(Desaparece en

,

el

deslizándose.

abismo.)

EL SARGENTO,

¡OtrO menos!...

va-

mayor parte han abandonado

morral, y algunos las armas.

No... no... ¡vienen

el

cimas que

al pasar.

(Llegan en seguida dos guias y los artilleros.

«1


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

174

ESCENA LA COLA DE LA PRIMERA FILA

,

II.

LOS GUIAS

UN CORONEL

,

,

LOS ARTILLEROS,

á caballo.

EL GUIA FRISAT,

gritando.

¡Atención aquí!... EL OTRO GUIA

SEPTIMER

,

,

volviéndose.

¡Alto!... ¡no avancéis! (Vése por

la

derecha

la

cabeza de un

tiro

EL CORONEL

de caballos.) ,

con furor.

¡Adelante!... FRISAT.

Coronel, los cañones no pasarán jamás por ahí. EL CORONEL.

Pasarán...

el feld- mariscal

quiere que pasen.

SEPTIMER.

Soy guia antiguo, coronel; hace treinta años que montaña, y sé que no pasarán los cañones.

re

corro la

EL CORONEL.

El camino es bastante ancho para las ruedas. Adelante dose.)

(Yoiviér

¡

FRISAT

,

gritando.

¡Tened cuidado!... En tres dias han desfilado 8.00 hombres por este camino. Está quebrantado por el pes de tantos hombres y caballos. La esquina no resistirá £ peso.

EL CORONEL. ¡Adelante!...

SEPTIMER

,

con solemne acento.

Sólo nos queda que encomendar nuestra alma á Dios

La esquina va á caer, y arrastrará más de una fanega c tierra. Todos vamos á rodar con los peñascos al Vil kenthal, ¡á dos leguas de aquí! (Señala

el

abismo.

— Avanza

el

cañón.)

¡


!

!

LA GUERRA. EL CORONEL ¡Alto!... (Aios

guias.)

175

á los artilleros.

,

unos canallas... nos habéis

Sois

raido á un camino intransitable... seréis fusilados. FRISAT.

somos padres de familia... deseamos conserarla vida... ¡Hemos venido á pesar nuestro! Coronel,

SEPT1MER.

He

dicho á vuestro general, antes de partir, que los

añones

lo

destruirían todo...

No ha querido escu-

harme. FUERTES GRITOS ,

detrás.

¡Avanzad!... ¡Avanzad!...

I

(La escena

se llena

de nuevos soldados.

Muchos caen rendidos de

apoyan en

el fusil

como extenuados;

hambre,

el rostro

de estos infelices.

atados en

ldado quiere pasar junto

al

cañón

mano; ambos desaparecen en

el

,

el

Oficiales

la

miseria y

el

y soldados están

se le resbala

un

fatiga; otros frió

lo

un compañero

pié,

están re-

mismo. Un le

tiende

abismo.)

ESCENA

III.

OS PRECEDENTES, LOS RECIÉN LLEGADOS, amontonados en la

la

esquina á

derecha.

UN SOLDADO. II

¡EsKowski!

H

Sí,

OTRO.

y SU hermano PetrOWitch...

(Sentándose rendido.)

¡Ya

o sufrirán

OTRO

¡En

este

,

gritando.

camino moriremos

todos!...

OTROS. |

¡Morimos de hambre... nos helamos...

caemos

al

ibismo EL CORONEL, Callad...

desde

el

caballo.

Esta noche estaremos en

el

valle, en Hanz...


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

176

UN SOLDADO

¡En

valle!...

el

(Señalando

la

las crestas.)

,

con audacia.

como

sí...

Mirad... mirad...

esos...

cola de la columna, que se desarrolla hasta perderse de vista por

¿Veis

carro que rueda... y

el

que caen? ¿les vedles ja en el

más

allá aquellos

agarran al peñasco!... ¡pero vacío!... Así llegaremos al valle, compa-

veis?... ¡se

ñeros!... (Hablando pedazos

al

asi,

coge

por

el fusil

cañón,

el

le

abismo. El coronel saca una pistola y

rompe sobre le

la

pieza y arroja los

apunta.)

GRITOS TERRIBLES DE LOS SOLDADOS.

¡Muera

el

coronel! EL CORONEL

¡

,

guardando

la pistola.

Sois unos cobardes

UN SOLDADO.

Nos han hecho guiente... y hace

Debiamos llegar al dia sique estamos en marcha... Esto

traición...

tres

no concluirá nunca. OTRO.

¡Ni uno de nosotros volverá á ver EL CORONEL, ¡Oís,

el

país natal!

con furor.

Vosotros nos habéis hecho

desgraciados!...

traición... ¿Existen otros

á los guias

caminos? FRISAT.

Sí, coronel, existe otro por el

veces

más

rido tomarle; nada (En por

el

Platemberg; pero dos

largo y no mejor. Vuestro general no ha que-

este

momento

valle

como

el

se

podíamos

decir.

oyen algunas detonaciones profundas, que

rumor

se extienden

del trueno.) PC

EL CORONEL.

¡Escuchad!... SEPTIMER.

Es una avalancha coronel. ,

FRISAT. ¡No!... es otra cosa...

Mirad

allá arriba

en

la

mon


!

LA GUERRA. taña de enfrente

,

177

humo que sube... no necesitan camino ¡Mirad!... una bala suya...

aquella nubécula de

¿Veis los republicanos?... Ellos

para trepar. ¿Les

veis?...

¡Ah! ¡ahora será esto más (En

íame

este

gritos

momento, un soldado cae que

se

prolongan hasta

terrible!

y rueda, desapareciendo en el abismo. Al-

el final

EL CORONEL,

del valle.)

con animación.

Quieren rodearnos. FRISAT.

tratan de llegar al cuello de Pignu, y cuantos queden á la espalda están perdidos. Sí...

EL CORONEL ¡Plaza!...

,

saliendo al galope por

Es preciso prevenir

ESCENA LOS PRECEDENTES Continúa á

lo lejos el

,

llegan,

si

derecha.

la

al feld-mariscal.

IV.

menos EL CORONEL.

fuego de los republicanos.

GRITOS LEJANOS

,

á retaguardia.

¡Adelante!... ¡Adelante!...

UN SARGENTO VIEJO.

Puesto que llegan aquí las balas de los republicanos,

oodemos contestarles.

(Carga

ei fusil.)

UN SOLDADO. ¡Bah!... que tiren... que nos maten... ¡Daria or

mi vida

un bocado de pan UN VETERANO.

Y yo lar

por un vaso de aguardiente... Me dejaría desliy de un salto llegaría á mi pueblo cerca de Kiew. ,

,

OTRO. Sí

,

eso seria lo mejor

,

pero sin aguardiente falta re-

lolucion.

12


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

178

UN ARTILLERO. Los cañones no pueden pasar... desengancho tran quilamente y me alejo. UN CABO DE CAÑÓN. Trata de hacerlo y te atravieso con el sable ¡

,

FRISAT

,

á su

compañero.

Los republicanos continúan desfilando. SEPTIMER. Sí,

y

si

llegan al cuello,

me

alegraría

mucho de

ren

dirme. FRISAT.

un sendero de travesía hace tiempo que

Si conociese

,

habría partido. GRITOS Á LA ESPALDA

por

,

la

derecha.

¡Plaza!... ¡Plaza!... ¡El feld-mariscal!...

FRISAT,

Aquí está

el viejo

en voz baja á su compañero.

bribón que nos ha reducido á

la

miseria.

SEPTIMER,

¡Ten cuidado!... (Aparece

Souwarow

¡

aquí

en igual tono.

está!...

a caballo en el recodo del

ESCENA LOS PRECEDENTES, SOUWAROW, OFICIALES de

SOUWAROW,

camino.)

V.

EL CORONEL

,

DOS GENERALES

estado mayor.

con voz breve después de examinar

el

paso.

¿Estáis seguros de que los cañones derribarán la es

quina

?

FRISAT.

estamos seguros. SOUWAROW. Por ahí pasan mulos diariamente.

Sí, feld-mariscal

,


LA GUERRA.

179

FRISAT.

no en esta estación. Cuando está seco reno pasan uno á uno. Sí, pero

el ter-

SEPTIMER.

Y además,

un mulo no pesa

feld-mariscal,

lo

mismo

que diez mil. (Aumenta

el

fuego de los republicanos.

Souwarow

mira.)

SOUWAROW. ¡Llegan hasta aquí las balas de esas gentes! SEPTIMER.

Algunas... tirando

Y

si

mucho más

alto

que

camino.

el

SOUWAROW, volviendo á su primera idea. cayera este camino ¿ no se podria abrir otro en ,

seguida más abajo? FRISAT.

No, feld-mariscal, á menos de retroceder dos leguas hasta Jsetz y tomar la otra cresta de la garganta. Solamente se encuentra roca... y además se necesitaría ,

tiempo.

SOUWAROW,

Y si

les

con acento conmovido.

precipitamos al fondo ¿se

les

podrá encontrar?

FRISAT.

¡Jamás! En media legua de profundidad solamente hay peñascos antes de llegar abajo se retorcerán las piezas, y después caerán en el abismo de Winkenthal, ;

,

donde solamente pueden bajar las águilas. SOUWAROW, volviéndose y mirando los cañones. Os habia glorificado en Cassano, en el Trebia, en Novi y en el San Gotardo... ¡En todas partes os habia salvado!... Ahora es preciso que os abandone... Pero antes de precipitaros á ese abismo quiero oiros por última vez... (a ios artilleros.) ¡Volvedlos y haced entender á los republicanos que Souwarow está aquí aún!... (Los ,

,

artilleros

obedecen.

Souwarow

mira

á

las

guerrillas francesas.

Á

los guias.)


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

180

¿Cómo han

subido tanto aquellas gentes?... ¿Hay al-

gún sendero en

frente de nosotros?

ERISAT.

No

necesitan sendero, feld- mariscal; hace dos años los republicanos los senderos

que recorren

taña, y tienen

el

pié de los cazadores de

SOUWAROW,

)

FuegO

¡

!

(A

ios

artilleros,

SOUWAROW,

el

abismo.)

descubriéndose y con solemne acento.

último adiós de Souwarow á sus valientes

el

con

!...

(Detonaciones sucesivas sobre

Es

mon-

volviéndose.

¡No los quiero... pero son valientes energía.

de la

gamuzas.

sol-

dados, álos antiguos compañeros de gloria, sepultados

en estas montañas por la traición de los austríacos. EL CORONEL. ¡

Cargad

!

SOUWAROW. No... no... dados.

)

¡

¡

ese ruido

Precipitadles

me

rasga

el

corazón! (Aios

sol-

!

(Los soldados cortan los tirantes de los caballos y empujan las ruedas, las pieza» giran sobre

el

talud y desaparecen en el abismo sin producir ruido.)

SOUWAROW, ¡Adiós!... ¡

Que

(Se aleja. la

soldados.)

ios

tiren los republicanos,

testará con

con"voz vibrante y

¡Adiós!... (A

terrible.

Y

ahora ¡pasad!...

Souwarow no

les

con-

!...

Algunos soldados

cabeza entre

guen precipitando

el

se levantan

las rodillas,

paso.

Un

y ponen en camino

permanecen inmóviles y

;

otros, sentados,

silenciosos.

Los guias

y si-

grupo de húsares, dragones y cosacos desmontados

avanzan empujándose y pasan. [Detrás, «cerca por segundos.)

se

oye

el

ruido de las descargas que s*


)

!

LA GUERRA.

ESCENA GRUPO DE COSACOS

181

VI.

y OTROS SOLDADOS DESMONTADOS.

DE CABALLERÍA

UN CAPITÁN. Paso... paso... soy capitán de húsares de Bauer.

UN SOLDADO,

volviéndose.

¿Y qué nos importa?... Mi

piel vale

tanto como la

tuya. EL CAPITÁN.

¡Ten cuidado

!

EL SOLDADO.

¡TénlO tU mismo.

(Se empujan.)

VARIOS SOLDADOS.

Echad abajo

¡

al austriaco!...

EL CAPITÁN.

¡Vamos!... ¡vamos,

compañeros, no nos incomo-

demos!...

UN HETTMANN,

Cada uno para (Tiene en

la

mano una

sí...

pasando.

Procura caminar derecho.

pistola.)

EL PRIMER SOLDADO,

con rudo acento

¡Pasarás cuando haya pasado yo (Avanza penosameute ,1a columna se acercan por

ambos

capitán.

sigue en silencio. Oyense los disparos

lados. Otros infelices desfilan y desaparecen en

camino. De pronto redobla seis

le

al

!

el

fuego de fusilería por delante, á

la

el

que

recodo del

dereclia

,

cinco 6

balas llegan rebotando al sendero, caen algunos soldadoi y se ve enfrente, so

bre una roca, republicanos.

al otro

lado de la garganta

,

el

fuego graneado de una compañía de

Gran tumulto.

GRITOS LEJANOS,

adelante.

¡Alto! ¡Alto!

OTROS GRITOS :

Adelante

,

detrás, á la derecha.


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

182

UN OFICIAL ¡Alto

llegando

,

al

recodo del camino, se detiene y grita: 1

¡estamos cortados

!

!...

UN SOLDADO,

¡vienen los republicanos!

detrás del oficial.

¿Avanzarás?... (Trata de empujarle con

la

bayoneta.

El

oficial

se vuelve y le descarga

un

sa

blazo. Los dos se deslizan y se cogen.)

EL OFICIAL,

¡Ah

con voz sorda y vacilante.

¡bandido!...

EL SOLDADO.

¡Caerás conmigo!

OTROS

,

empujando por

la espalda.

¡Adelante!... ¡Adelante!... (Redobla los

el

fuego y se acerca a derecha é izquierda.

que retroceden,

se

pone en marcha

la

A

columna que

pesar de la resistencia de desfila.

Llega otro grupo-

de jinetes desmontados y de soldados de infantería, todos mezclados; detrás avan-

zan Hattuina lleva

de

é

Ivanowa. Hattuina va montada sobre su

viejo caballo,

brida. Después se ve á Ivanowitch á caballo, con

la

la

Ivanowa

bandera rusa en

le la

mano en medio de una compañía de granaderos de Rymnik que retroceden batiéndose. Un tambor viejo con largos bigotes canosos, al lado de Ivanowicth, toca el

paso de ataque impasiblemente.)

ESCENA VIL LOS PRECEDENTES, HATTUINA, IVANOWA, IVANOWITCH, SOLDADOS,

GRANADEROS DE RYMNIK. IVANOWITCH,

volviéndose.

Pasa matuchka... Pasa pronto... Ahí están

los republi-

canos...

HATTUINA. Gracias, hijo mió... ¡Animo Ivanowa!

IVANOWA

,

tirando de

la

brida.

¡Hoé! hoé! (Penetra éntrela multitud.) IVANOWITCH gritando ú los soldados que le rodean. ¡Granaderos de Rymnik, manteneos firmes en der,


!

LA GUERRA.

183

redor de vuestra bandera!... ¡Demos tiempo para que

pasen los demás (Descargas cercanas. Cañonazos. Pasan masas de humo. Ivanowitch levanta bandera. Los granaderos de

Rymnik

contestan

al

fuego de los franceses.

la

En el mo-

mento en que Ivanowa y Hattuina van & pasar por la cornisa una bala de cañón da en el ángulo del camino que so inclina lentamente y cae al abismo. Muchos sol,

dados caen también lanzando un grito

terrible y confuso.

Otros retroceden espan-

tados.)

TODOS.

¡Ya no hay camino!... ¡Estamos perdidos!... (Unos arrojan

las

armas, otros levantan

IVANOWITCH

,

las

manos

con voz

al cielo.)

terrible.

¡Granaderos de Rymnik, no hay retirada... es preciso morir aquí! ¡Venguémonos!... ¡adelante! ¡á la bayoneta! LOS GRANADEROS DE RYMNIK.

Souwarow!

¡Viva

(Calan bayoneta y cargan con

Oyese

les siguen.

el

cabeza baja. Algunos soldados recogen armas y

la

ruido del combate,

el

redoble del tambor, exclamaciones, dis-

paros, gritos de heridos.)

ESCENA

VIII.

HATTUINA, IVANOWA, SOLDADOS.

HATTUINA

Ahora todo canos...

se

,

que se ha dejado deslizar del caballo.

ha concluido van á venir ;

los republi-

¡Nos matarán!...

IVANOWA arrojándose en brazos de Hattuina. ¡Huyamos, madre Hattuina!... ¡Que vienen! ,

(Acércase diéndose

;

el

Rymnik

ruido del combate. Los granaderos de

algunos caen en

el

medio de un pequeño grupo. Vése desembocar

al otro

lado de la cornisa

pañía francesa, con bandera desplegada. El tambor está

brazo izquierdo otro por una bala derecha.)

retroceden defen-

camino. Ivanowitch aparece entre los últimos, en

,

al

una com-

lado de Ivanowitch.

pende inerte, pero sigue tocando con

la

Su

mane


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

184

ESCENA

IX.

LOS PRECEDENTES IVANOWITCH GRANADEROS DE RYMNIK CÍALES y SOLDADOS FRANCESES después OGISKI, á la cabeza ,

,

,

,

OFI

de una

compañía de republicanos.

¡

IVANOWITCH, á sus soldados. Granaderos de Rymnik sostened vuestra bandera! ,

UN OFICIAL FRANCÉS,

al otro lado

de

la cornisa,

por

la

izquierda.

¡Rendios OGISKI j

apareciendo por

,

Levantad

la

derecha, sable en

mano

,

al frente

de una compañí».

las culatas

UN VETERANO. ¡Todo se ha perdido!... ¡Rindámonos!... (Levanta

la culata.)

LOS DEMÁS. ¡Sí... SÍ...

rindámonos!

(Levantan las culatas.)

IVANOWITCH,

gritando.

¡Cobardes!... OGISKI,

á Ivanowitch.

¡Rinde la bandera!...

IVANOWITCH. ¡

Jamás OGISKI, sacando una

¡Rinde la bandera... ó mueres!

IVANOWA

,

pistola.

(Le apunta.)

con voz suplicante.

¡Ivanowitch!...

IVANOWITCH. ¡

Adiós!...

(Lánzase

Hattuina

la

al

Ah

!

la

bandera.)

¡

Viva

el Czar!...

abismo. Ivanowa exhala un grito desgarrador y cae desmayada.

sostiene.)

HATTUINA ¡

(Levantando

¡

,

con voz desconsoladora, levantando

Souwarow

!

¡

Souwarow

! . .

los ojos al ciel».


!

LA GUERRA.

185

CUADRO DÉCIMO. El parte de la victoria. La

sala del

Consejo de

los

Ancianos, en

el palacio

de las Tullerías (antigua sala de

Convención.) Tribuna á

la

la derecha. Galerías alrededor. Los bancos en semiEl Consejo está en sesión. Las tribunas y* galería están atestadas de gente. Léese un informe sobre hacienda. En la sala y tribunas reiua grande

círculo.

agitación.

ESCENA PRIMERA. EL CONSEJO, EL PRESIDENTE UN SECRETARIO DE LAS GALERÍAS. ,

GRANDES GRITOS

,

,

EL PUBLICO

en las tribunas de la derecha.

¡El parte!... ¡el parte!...

UNA VOZ ¡

No hay

,

en

las tribunas, á la izquierda.

parte

OTRA VOZ

¡Nada nos

dicen!...

á la derecha.

,

¡El ejército

GRITOS NUMEROSOS

¡Fuera

los reaccionarios!...

,

ha sido derrotado!

á la izquierda.

¡Fuera los alarmistas!...

EL PRESIDENTE. ¡Silencio en las tribunas!

dadano

(

ai secretario.)

Continuad, ciu-

secretario.

EL SECRETARIO.

Es imposible hacerse

oir.

EL PRESIDENTE,

agitando

la

campanilla.

Ciudadanos representantes, escuchad la lectura del informe el asunto es grave y merece toda vuestra ;

atención.

,


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

186

UNA VOZ en las galerías de la derecha. Esta mañana ha llegado del Luxemburgo un despacho del general Massena. OTRAS VOCES á la izquierda. ,

,

No

es cierto. Escuchad...

EL PRESIDENTE.

Voy

a

mandar evacuar

las tribunas.

UN REPRESENTANTE,

desde bu asiento.

Asegúrase que ha llegado esta mañana un despacho al Directorio ejecutivo; ¿por qué no se nos comunica? UNA VOZ, en las tribunas de la derecha. Se ha perdido la batalla... Souwarow marcha sobre r ariS. (Grandes rumores;

presidente agita

el

GRITOS,

en

la

campanilla.)

tribunas de la derecha.

las

¡El despacho!... ¡El despacho!

UN REPRESENTANTE.

Hace dos dias que siva;

se difunden

realistas

se

corre el

rumor de una

siniestras

agitan...

¡el

silencio

del

batalla deci-

las

noticias...

facciones

Directorio nos

agobia! OTRO.

Se nos oculta la situación. OTRO,

con energía.

Si la patria está en peligro,

que se declare.

EL PRESIDENTE.

Ciudadanos representantes, sean

las

que quieran las

circunstancias, debéis dar ejemplo de calma al país...

No he

recibido

ninguna comunicación del Directorio

ejecutivo. GRITOS,

en las tribunas de

la

derecha.

¡El despacho!

EL PRESIDENTE,

á los ugieres.

¡Haced evacuarlas tribunas! (Los ugieres bajan

por

la

derecha.

En

el

mismo momento

se

presenta en

la


!

LA GUERRA.

187

puerta de la izquierda un emisario del Directorio ejecutivo, con un despacho en la

mano. Grandes aclamaciones despacho á un secretario

fuera.

que lo

,

Silencio en la

sala.

lleva al presidente.

El emisario entrega

Redoblan en

el

el

exterior las

aclamaciones.)

VOCES NUMEROSAS.

Escuchad... escuchad... EL PRESIDENTE

,

abriendo

el

despacho.

Comunicación del Directorio ejecutivo al Consejo de los Ancianos. Despacho del general Massena. (Se levanta.

Gran rumor, seguido de profundo

EL PRESIDENTE,

«El general en jefe del

silencio.)

leyendo.

ejército de Helvecia, al

Directorio

ejecutivo.

» »

p »

»

Cuartel general de Zurich.

»

Ciudadanos directores:

»

La suerte de

la

campaña

está decidida. Las poten-

cías coaligadas habían reunido tres ejércitos para invadir la Helvecia

En dos dias heHemos atravesado el

y penetrar en Francia.

mos confundido sus Limmat, aniquilado

proyectos.

ejército de

el

Korsakow, cogido

"todos sus cañones, bagajes y caja; tomado á viva I fuerza á Zurich, donde ha dejado 6.000 prisioneros y »

tres generales heridos.

VOCES NUMEROSAS ¡

OllenClO

!...

¡

DllenCiO

(Ruidosas aclamaciones.) en las tribunas de la derecha.

,

(Nuevas y más vivas aclamaciones.)

!...

UN REPRESENTANTE, ¡

La República

¡

Viva MaSSena

se

levantándose.

ha salvado OTRO.

!

(Restablécese

EL PRESIDENTE

el silencio.)

continuando

la lectura.

Linth y batido al ejército austriaco. Le hemos hecho 3.500 prisioneros y tomado «

Hemos franqueado

,

»

veinte cañones.

»

campo de

el

Su general en

jefe

batalla. El ejército de

ha quedado, en

Souwarow...

el


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

188

VOCES NUMEROSAS

,

en

las tribunas de la derecha.

¡Ah! ¡ahí GRITOS VIOLENTOS ¡Silencio!... ¡Silencio!... (Profundo silencio.

»

al olro

— Aclamaciones fuera.

EL PRESIDENTE,

lado de la sala. !...

)

continuando con voz más fuerte.

Souwarow, después de haber forzado el San Gotardo, habia avanzado hasta Altorf. Le hemos batido en el valle de Mutten, cogiéndole una ban«

»

,

¡Fuera los realistas

El ejército de

»

dera y dos cañones. Obligado á retirarse precipitadamente, abandonó á nuestra generosidad sus heridos, entre ellos un general y muchos oficiales. Arrojado sobre Glaris, le hemos batido de nuevo, haciéndole 1.500 prisioneros, cogido una bandera y muerto un general. No esperando salvación sino en la fuga, Sou-

»

warow

»

otros 1.500 prisioneros.

»

Hería y sus bagajes.

»

» »

» »

se

ha arrojado á

los

TODOS LOS REPRESENTANTES,

¡Viva

la

Grisones

Ha

abandonándonos

levantándose como un solo hombre.

República!

(Inmensas aclamaciones fuera y en

Rhin,

el

de

las tribunas

EL PRESIDENTE,

«Sobre

,

perdido además su arti-

la

izquierda.)

continuando.

los restos de los cuerpos batidos,

»

reforzados por los bávaros del general Nauendorf y por el cuerpo de Conde, han intentado en vano otro ata-

»

que. Allí estábamos ya para recibirles. Del lado de

»

Schaffouse

»

gido banderas, cañones y muerto

»

,

les

hemos hecho

1.500 prisioneros,

un

general.

co-

En

Constanza les hemos hecho prisioneros cogido la » bandera de los granaderos de Borbon muchos caño» nes y muerto dos generales del cuerpo de Conde. Tal »es, ciudadanos directores, el resultado general de la »

,

,

»

batalla de Zurich.

Mañana daré

detalles

más

amplios.


!

!

LA GUERRA.

«Salud y respeto.— MASSENA.» el ejército

(Levantando

la

el

despacho.)

¡

Viva

de Helvecia

TODOS LOS DIPUTADOS,

¡Viva

189

el ejército

levantándose.

de Helvecia!.. ¡Viva Massena! ¡Viva

República

(Óyese un cañonazo. Redoblan las aclamaciones. La multitud del exterior invade las tribunas, cantando «La Marsellesa.»)


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

190

CUADRO UNDÉCIMO.

La gratitud

del Czar.

Habitación pavimentada de madera. Alcoba á

dos ventanas en

el

está recostado en

fondo, dando a

una butaca grande

está de pié detrás de la butaca.

A

,

lo

puerta á

la

derecba,

Souwarow, gravemente enfermo,

cerca de lejos

izquierda,

la

la calle.

en

la

alcoba. Basilianoff, su criado,

la calle

se

oye una marcha mi-

litar.

ESCENA PRIMERA. SOUWAROW,

SOUWAROW ¡

,

BASILIANOFF,

después

HATTUINA.

con esfuerzo después de un momento de silencio.

Basilianoff!

BASILIANOFF.

¿Feld-mariscal?

SOUWAROW, ¡Ya no soy

con voz doliente.

feld-mariscal!...

Soy un

que se llama Souwarow... ¡El czar no nada soy

viejo soldadt

me

conoce!..

¡

BASILIANOFF.

Esto es una nubécula, feld-mariscal, nuestro glc rioso czar no puede olvidaros; pronto recordará á s^ servidor

Souwarow, Rymniski Italikski... SOUWAROW, con acento sarcástico. ,

Sí, cuando me necesite música fuera Basilianoff? ¡

!

(Silencio; acércase la música.)

¿Toca

BASILIANOFF. Sí, feld-mariscal, los regimientos

en

la

plaza Tzaritzine.

han pasado

revist


.

LA GUERRA.

191

SOUWAROW.

¿Qué regimientos? BASILIANOFF.

Los de Rymnik, Ismail, Markow,

dragones, ar-

los

tillería...

SOUWAROW.

Empújala

butaca... que los Vea...

taca hasta la ventana

y levanta

Souwarow

cortina.

la

(Basilianoff

mira.)

¡

empuja

la

bu-

Ese eS xiym-

nik! Desfilan... Desfilan... Ni uno vuelve la cabeza... ¡

Sin embargo

row,

se

saben que Souwarow

,

muere aquí!

(Silencio.)

(Levántase penosamente, apoyando

las

manos en

el

los brazos la

ventana.

Souwarow

,

(Con desfallecimiento.)

¡

Esa música

me

! . .

BASILIANOFF,

No

déla butaca. La ras-

Corre la Cortina Basilianoff;

saludo militar y vuelve a caer.)

¡no puedo ver eso!...

mata

bandera!...

¡la

gada bandera del regimiento de Rymnik pasa delante de hace

padre Souwa-

el

,

¡Ah!...

será largo

el

volviendo

la

butaca.

desfile, feld-mariscal

;

ha terminado

la revista...

SOUWAROW, Sí... sí...

hablando consigo mismo.

pronto vendrá la gran revista... Vendrá para

todos... para los czares... los príncipes... los feld-mariscales...

y para

los simples

soldados...

(Silencio.)

¡Ah!

¡la gloria!... (Respira con trabajo. Vése asomar á

mirar á

la

la

ventana desde

BASILIANOFF,

tocando á los vidrios.

¡Dios te socorra'...

souwarow.

¿Qué

la

habitación.)

es eso?

BASILIANOFF.

Una mendiga. SOUWAROW. ¡Dala algunos copeks!...

(ei criado sale.)

calle

una anciana, y


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

192

BASILIANOFF f

Toma, y déjanos en

e n la

puerta de

la

derecha.

paz.

LA MUJER. Gracias, de nada necesito... BASILIANOFF.

Entonces ¿qué quieres? LA MUJER.

¿No vive aquí Souwarow? SOUWAROW,

Yo conozco

escuchando.

esa voz. BASILIANOFF.

El feld-mariscal no recibe á nadie.

SOUWAROW

con voz débil.

,

Deja entrar á esa mujer. BASILIAIsOFF.

El feld-mariscal está enfermo. LA MUJER. Quiero

verle...

tuchka de

¡Que

Me

entre!...

que soy

conoce... Dile

Rymnik. SOUWAROW,

la vieja

ma-

con esfuerzo.

¡que entre! BASILIANOFF

,

volviéndose.

Esta mujer dice que os conoce, feld-mariscal.

SOUWAROW. Sí... sí...

desde

mucho

tiempo.

(Apágase su voz. Hattuina aparece en

Souwarow

la

tiende las

manos;

el

dintel, acércase

ella se arrodilla

y

las

y mira en

besa llorando.

silencio.

Basibaaoff

está de pié á la espalda.)

HATTUINA sollozando. Basilowitch en que estado te en,

¡

Oh!

¡

mió

hijo

,

,

cuentro!

¿i

SOUWAROW, ¡

Levántate

,

profundamente conmovido.

maiuchkal


LA GUERRA. HATTUINA,

Todo

jgq

sollozando.

había perdido... Ivanowa... Ivanowitch ¡Todo!... y pensaba: Aún vive mi hijo Basilowitch es feliz... ¡y esto me consolaba algo! Me hablan dicho el czar no quiere verle... pero no lo creia... ¿De qué nos acusa el czar ? ¿ No lo hemos sufrido todo por él ? i No lo hemos dado todo?... ¿Es culpa nuestra si los otros se han dejado derrotar?.. ¿Si Korsakow lo

ha huido... si los han dejado caer sobre nuestra espalda?... SOUWAROW á su criado. .

austríacos les

,

MiraBasilianoff, mira esta vieja matuchla... Mejor colócela guerra que esos oficiales deparada, esos dulues, principes y barones que nos

mandan con nom-

bramientos lesgracia,

de

ingenieros,

y cuya

no se revela sino sobre

el

estupidez,

campo de

por

batalla

levántate, matuchla,

Muchas

me alegro mucho de verte. HATTUINA, levantándose. miserias hemos sufrido en cincuenta años

ero esta es la

Sí...

mayor. SOUWAROW,

«on amargura.

tienes razón.

BAS1LIANOFF.

Nuestro glorioso czar verá que se ha engañado

feld-

lariscal.

SOUWAROW, ¡Feld-mariscal!.

.

.

«

Deja esos

con desden.

títulos, Basilianoff.

llega á donde estoy se ve claro...

mgos?...

Cuando ¿Dónde están mis

¿ Donde están los que me deben favores? Teendesagradaralczar... Únicamente la vieja matuchka...

BASIUANOF, vivamente. ¡Eh! ¡bien decía yo, feld-mariscal, ensaen vos!... man

vetar?

r ncochede

ja

el

c<5neque acaba de det

remanas; bajan algunos dignatarios.

Silencio.

czar Pablo

Oyese abrir

la

áísáU

puerta de

13

la


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

194

HATTUINA. A_hora

me

retiro.

SOUWAROW. ¡Nó, quédate!... BASILIANOFF

anunciando desde

,

la

puerta.

El señor conde Kalb.

SOUWAROW,

procurando levantarse.

El señor conde Kalb... no conozco ninguna familia

rusa de ese nombre...

Ayúdame, (Entra

el

No

importa... ¡Que pase! (a Hatmina.)

matiichka.

conde seguido de varios dignatarios en trage de corte.)

ESCENA LOS PRECEDENTES,

el

SOUWAROW,

II.

CONDE KALB, SEÑORES.

mirando

al

conde.

Señor conde... ¿cómo? EL CONDE.

Kalb, feld-mariscal.

SOUWAROW. ¡Ah! muy bien... Excusad mi extrañeza, señor conde. Ese nombre ruso es nuevo para mí. ¿A qué debo el honor de vuestra visita? EL CONDE.

Su majestad

el

czar Pablo

me

encarga

felicitaros,

feld-mariscal.

SOUWAROW. Agradezco.

. .

agradezco profundamente, señor ¿conde?. EL CONDE.

Kalb.

SOUWAROW.

Nombre

ruso, ¿verdad?


LA GUERRA.

195

EL CONDE.

Nací en Turquía, y debo

mi

título al favor del

mo-

narca.

SOUWAROW. duda habéis prestado algún eminente? ¿En qué cuerpo habéis servido? ¿Á

¡Ah! señor conde servicio

qué batalla habéis

,

¿sin

asistido?...

EL CONDE.

No he ¡

servido en

el ejército.

SOUWAROW. Ah! comprendo... ha sido en la diplomacia. EL CONDE.

V

No, feld-mariscal.

SOUWAROW. ¿En algún ministerio? EL CONDE.

No he

servido en los ministerios.

cerca de la augusta persona de

SOUWAROW,

¿Y

en qué cualidad?

He

sido primer

Siempre he estado

Su Majestad.

con fingida extrañeza.

EL CONDE.

ayuda de cámara de Su Majestad.

SOUWAROW después de corto silencio. bien!... ¡muy bien!... (Volviéndose hacia el criado.) mira este señor. Ha sido lo mismo que tú... ,

¡

Ah! ¡muy

Basilianoff,

Es verdad que lo era de nuestro gracioso soberano... ¿Ves que buena carrera ha hecho?... Ha llegado á conde... lleva las condecoraciones de San Andrés... San Alejandro Newski, San Valdimiro... ¡todas las de Rusia!... Procura conducirte bien, Basilianoff... ¿Quién sábelo que llegarás á ser algún dia?... ¡Esto anima!... (ai conde.) Señor conde, manifestad á Su Majestad mi grael honor que me dispensa. Hubiese querido poder dispensaros de esta molestia pero los servicios

titud por

;


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

196

de nosotros los soldados son tros,

más penosos que

aunque menos gloriosos sin duda...

Majestad... y exclama.)

¡

(Le da una angustia. Echándose á

Mdtuchka

. . .

Y

la espalda,

los vues-

diréis á

extiende una

Su mano

adiós!

(Deja caer la cabeza y se estremece su cuerpo en la butaca. El conde sale preci-

pitadamente, siguiéndole los otros señores. Hattuina

BASILIANOFF

,

se arrodilla.)

después de largo silencio.

¡El feld-mariscal ha muerto!...

FIN.


LOS PAPELES DE LA SEÑORA JUANA.



LOS PAPELES DE LA SEÑORA

JUMA.

Durante mi infancia, todos los dias, después de salir déla escuela, iba á ver trabajar al tornero Juan Pedro Castel, que vivia en el extremo del pueblo. Era el tal tornero hombre viejo, medio calvo, que calzaba zapatillas rotas y llevaba coleta que oscilaba sobre su espalda. Gustaba de referir sus campañas en las orillas del Rhin y del Loira, en la Vendée. Cuando hablaba de ellas nos miraba y reia bajito. Su mujer, la señora Juana, hilaba á su espalda en un Tenia grandes ojos negros y los cabellos tan

rincón.

blancos que parecían lino.

Aún me parece

verla

;

sin de-

jar de hilar, escuchaba á Juan Pedro cuando hablaba

deNantes; allí se habían casado en el 93. Recuerdo estas cosas como si fuesen de ayer: ventanitas festoneadas de hiedra

,

las dos

las tres alcarrazas

sobre una tabla encima de la vieja puerta, las abejas

que zumban en un rayo de sol, sobre el techo de paja; Juan Pedro Castel, encorvado, torneando palos de silla ó husos; las virutas que brotan, formando tirabuzón... ¡

todo lo veo aún!

Y

también veo venir al oscurecer á Santiago Chaticomerciante en maderas con sus grandes patillas rojas y el palo debajo del brazo al guarda forestal Benassis el morral al lado y la gorrita de caza sobre la oreja; el señor Nadasi, alguacil, que se pasea levantando la nariz cargada con los anteojos, las manos metidas en los bolsillos de la espalda, como diciendo: «Yo soy Na-

llon,

,

;

,


200

BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

dasi, el que lleva las citaciones á los insolventes.»

Y

después á mi tio Eustaquio, á quien llamaban el cabo, porque habia servido en los Chamboran, y otros varios, sin hablar de la mujer del sastrecito Rigodin, que venia á buscar á su marido después de las nueve para hacerse convidar á una copa, porque, además de su oficio ,

Juan Pedro Castel tenia un ventorrillo; fachada de su casa estaba colgada la rama de

de tornero

en

la

,

abeto, y en invierno, cuando llovía ó la nieve se aglomeraba delante de los vidrios, era agradable sentarse en la vieja barraca, oyendo zumbar el fuego á compás de la rueca de la señora Juana y las rachas silbar fuera ,

por las calles del pueblo. Aunque era pequeñito no me movia de mi rincón hasta que mi tio Eustaquio vaciando las cenizas de la ,

,

pipa,

me decía:

— Vamos,

Francisco, en marcha... ¡Buenas noches,

señores!...

Levantábase y salíamos juntos, pisando unas veces íbamos á dormir á casa del abuelo, que velaba esperándonos. ¡Cuan vivas me parecen estas cosas lejanas cuando barro, otras nieve, é

pienso en ellas!

Pero lo que recuerdo sobre todo es la historia de los pantanos de la vieja Juana, de los pantanos que tenia en la Vendée, hacia el mar y que hubiesen hecho la ,

fortuna de los Castel

,

á reclamarlos

más

pronto.

Parece que en el 93 ahogaban mucha gente hacia Nantes, principalmente de la nobleza antigua. Colocábanles, atados unos con otros en barcos les llevaban por el ,

,

Loira y hundían los buques. Ocurría esto en la época del terror; y los campesinos de la Vendée fusilaban por

su parte á todos los soldados republicanos que caian en su poder; por ambos lados se tremolaba el estandarte


:

,

LOS PAPELES DE LA SEÑORA JUANA. del exterminio,

201

y de nadie se tenia piedad. Pero cuando

un soldado republicano pedia en matrimonio una de aquellas muchachas nobles que iban á ahogar, y la desgraciada consentía en seguirle, en seguida

De

la soltaban.

manera habia llegado la señora Juana á ser esposa de Juan Pedro Castel. Encontrábase en uno de esta

aquellos barcos á la edad de 16 años, edad en la que se

teme horriblemente

á la muerte...

Miraba

muy

pálida si

alguien tenia piedad de ella, cuando Juan Pedro Castel,

que pasaba con

— sarte

el fusil al

hombro en ,

el

momento

barco iba á marchar, vio á la joven y exclamó: ¡Alto!... ¡un momento!... Ciudadana, ¿quieres ca-

en que

el

conmigo? Te salvo

Y Juana

la vida.

cayó en sus brazos como muerta; llevósela, y

fueron á la alcaldía.

La

vieja

Juana jamás hablaba de estas cosas. En su

juventud fué

muy

feliz

;

habia tenido criados

,

criadas,

y carruajes y después habia venido á ser mujer de un soldado, de un pobre diablo de republicano; habia guisado para él y remendado sus harapos las caballos

;

;

antiguas ideas de castillos

paseos, del respeto de los

,

campesinos de la Vendée habían sido olvidadas... ¡Así son las cosas de este mundo Y algunas veces aún el alguacil Nadasi se burlaba desvergonzadamente de la pobre vieja dieiéndola !

— ¡Noble señora, Y también

le

una

copa!...

,

¡Un

vasito!

pedia noticias de sus posesiones

tos casos le miraba ella apretando los labios

;

;

en es-

coloreá-

banse sus pálidas mejillas, parecía que iba á contestarle, pero en seguida bajaba la cabeza y continuaba hilando en silencio.

Nadasi no hubiese hecho gasto en el ventorrillo puesto en la calle Castel le hubiera pero cuando uno es pobre tiene que sufrir muchas humillaSi

pronto

;

,


202

BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

y los tunantes lo saben bien... Jamás se burlan délos que podrían tirarles de las orejas, como no hubiera dejado de hacer mi tio Eustaquio son demasiado prudentes para esto. Qué desgracia que haya que so-

ciones,

;

¡

Pero

portar gentes semejantes!...

hombres como Nadasi

;

cada cual conoce

continúo mi historia.

Una noche que estábamos en el ventorrillo, á fines de otoño de 1830 y llovía á mares entró el guardia Benas,

sis

exclamando ¡Qué tiempo!... ¡Si continúa

van á desbor-

asi se

dar los tres estanques

Y diciendo esto, sacudía la gorra y se quitaba la blusa para secarla detrás de la estufa. En seguida vino á sentarse en la esquina del baneo, diciendo á Nadasi Hazte á un lado, holgazán, para que me siente :

junto al cabo. Nadasi se separó.

A pesar

de la lluvia, parecía contento Benassis; dijo,

que aquel mismo dia había llegado por el norte una bandada muy grande de patos que sus gritos llenaban el aire, y que había bajado hacia el estanque de los Tres Talleres que les habia visto desde lejos y que la caza en los pantanos iba á comenzar. Benassis reiay se frotaba las manos, mientras vaciaba su copita de aguardiente. Todos le escuchaban, y mi tio Eustaquio dijo que también iria él á aquella cacería en una barca, pero que entrar en el cieno calzando botas altas y arriesgar sepultarse hasta por encima de las orejas, no le divertía mucho. Cada cual dijo lo que le pareció y la vieja Juana comenzó á murmurar: ¡También tenia yo pantanos!... ¡estanques!... ¡Eh! exclamó Nadasi con aire zumbón, escuchad: ¡la señora Juana tenia pantanos!... Sin duda, contestó; los tenia. ,

,

,

,

— —

.


:

LOS PAPELES DE LA SEÑORA JUANA.

203

—¿Y dónde noble señora? — En la Vendée, á orillas del mar. ,

Y

como Nadasi

hombros como diLa señora Juana subió por

se encogió de

ciendo: «¡La vieja está loca!»

madera que habia en el fondo de la bary en seguida bajó con un canastillo lleno de antiguallas, husos, pergaminos amarillos, agujas trapos, etc., que colocó sobre la mesa. Ved mis papeles los estanques, pantanos y castillos están aquí!... Bajo el reinado de Luis XVIII les reclamamos pero mis parientes no quisieron devolvérnoslos, porque habia deshonrado á la familia casándome con un descamisado. Hubiese sido necesario pleitear, y la escalenta de

raca,

,

,

¡

;

no teníamos dinero para pagar á Castel que sucedió así?

Sí,

— contestó

De todos

los

aquellas cosas

,

el

abogados. ¿Verdad

tornero sin moverse.

que estaban ni

los

más

ni

allí

nadie se ocupaba de

menos que de

los

paquetes de

asignados del tiempo de la primera República, que ro-

daban aún en

el

fondo de los armarios antiguos.

Sin dejar de burlarse, Nadasi desplegó un pergamino, y levantando la cabeza, iba á leerlo para reír á costa de la señora Juana cuando de pronto se puso muy se,

rior;

vieja

y volviéndose hacia la pobre que habia vuelto á hilar. le ¿Son vuestros estos papeles, señora Juana?

limpió los anteojos

,

,

preguntó:

— Sí, señor. — ¿Consentís que íes lea despacio? — Haced que queráis, no los necesitamos lo

ya; y

además, ni Castel ni yo sabemos leer. Entonces Nadasi, que se habia puesto muy pálido, dobló el pergamino y se lo guardó en el bolsillo con otros varios

,

diciendo


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

204

— Los veré... ya

son las nueve; buenas noches.

demás no tardaron en

Salió

y

Ocho

dias después

los

seguirle.

Nadasi estaba en cárnico para la Vendée; habia hecho que le firmasen Castel y su esposa plenos poderes para recibir y vender todos sus bienes, encargándose de los gastos á condición de reembolsarse los adelantos sobre importe de los bienes. Desde aquel dia se propagó por el pueblo el rumor de que la señora Juana era noble que tenia un castillo en la Vendée, y que iban á pagar grandes rentas á los Castel; pero Nadasi escribió que habia llegado demasiado tarde que el hermano de la señora Juana le habia enseñado papeles en los que constaba tan claro como la luz que disfrutaba de los pantanos desde más de treinta años y que siempre que gozaba uno de los bienes de otro más de treinta años, era como si los hubiese poseído siempre; de modo que Juan Pedro Castel y su esposa, porque sus parientes habían gozado de sus bienes, nada podían pretender. Aquellas pobres gentes que se babian creído ricas y que todo el pueblo habia ido á felicitar, según costumbre, al ver que nada tendrían, sintieron mucho más su miseria, y poco tiempo después murieron uno después del otro con cristianos sentimientos pidiendo al Señor el perdón de sus faltas, y confiando en la vida eterna. Nadasi hizo vender su plaza de alguacil y no volvió al pueblo sin duda habia encontrado algo que le convenia más que llevar citaciones. Muchos años pasaron; habíase marchado Luis Felipe y después la República. Los esposos Castel reposaban sobre la colina y creo que hasta sus huesos se habrían convertido ya en polvo en el fondo de la sepultura. Yo habia reemplazado á mi abuelo en la casa de postas, y el tio Eustaquio como él mismo decía hacia ,

,

,

,

,

,

;

,

,

,


LOS PAPELES DE LA SEÑORA JUANA.

205

tiempo que habia tomado el pasaporte; cuando una mañana, durante la estación de las agua s de Badén y de Homburgo sucedió una cosa que aún me hace reflexionar. Muchas sillas de postas habían pasado aquella mañana, cuando cerca de las once llegó un correo ,

particular á prevenirme de que se acercaba su señor el barón de Roseliére. Estaba á la mesa y me levanté en seguida para vigilar el relevo. En el momento en que se enganchaba salió por la portezuela de la berlina una cabeza vieja, seca, arrugada, las mejillas deprimidas y ,

anteojos de oro sobre la nariz

:

era la cara de Nadasi,

pero envejecida, cansada; detrás se veia la cabeza de

una joven; aquello me sorprendió.

— ¿Cómo

tezando

se llama este pueblo?

— me preguntó

bos-

el viejo.

— Laneuville

,

caballero.

No me una

reconoció y volvió á recostarse. Entonces vi á vieja en el fondo de la berlina. Enganchados ya

los caballos, partieron.

Qué sorpresa y cuántas ideas cruzaron por mi mente! ¡Nadasi era el señor barón de Roseliére!... Perdóneme Dios si me engaño pero aún pienso hoy que ha vendido ¡

,

y que en seguida ha cambiado de nombre, como tantos otros bribones, tomando uno noble para desorientar á los curiosos.

los papeles de la pobre señora Juana,

¿Quién podía impedírselo? ¿Acaso no tenia todos los títulos, todos los pergaminos, todos los poderes? ¿Y ahora no lleva los treinta años de posesión? ¡Pobre vieja Juana!... ¡Cuántas miserias se encuentran en la vida!...

FIN.



LOS ORADORES DE MI PUEBLO.



!

LOS ORADORES DE MI PUEBLO.

A

mediados del pasado otoño, un domingo del mes de después de la recolección y la vendimia el

síoviemhre

,

,

¡onsejo municipal de

mi pueblo

>ara deliberar sobre los

se reunió en la alcaldía

asuntos del municipio.

componen los notables del lugar, á sa>er: el calderero Damido; el escobero Nicolás Jacquel; os dos hermanos Antonio y Carlos Benerotte leñadoEste consejo

lo

,

es; Jorge Machette, tendero; Francisco Mathis, culti-

vador,

y otros varios no menos versados en

el

conoci-

aiento de las materias administrativas.

Se habían puesto naturalmente su levitón de los doaingos y se habían cubierto con el magnífico tricornio |on escarapela tricolor. Únicamente Damido llevaba su

baqueta de pana remendada en los codos, su deshilada orbata y su sombrero de todos los días porque pretenia que el hábito no hace el monje, y que un hombre orno él podia presentarse por todas partes sin lavarse ,

is

manos

ni peinarse.

Aún sonaba

la

campana cuando todos

aquellos perso-

ájes estaban sentados en derredor de la 3J0,

apoyada en

ella los

mesa

mano

del con-

la barba,

y y murmurando ¡Es mucho cuento que el alcalde ha de llegar siem-

tros bostezando

codos y en la

e el

:

último

El guarda de

campo Cuny se paseaba por el corredor, muchachos y comadres de la vecindad escuchar en las puertas, y el viejo maes-

kra impedir á los

ue viniesen á

14


210

BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

tro de escuela, Antonio Denier, secretario de la alca

día, cortaba la

Con

pluma con singular

mejillas deprimidas la

ojos tiernos

,

,

y melancólico,

la levita raida has!

comprender que la ciencia no tier el Valtin, y que el pobre hombí como San Juan el precursor en el desierto.

trama, era

muchos vivia

atención.

sólo ver aquel rostro grave

fácil

partidarios en

allí

De pronto

se abrió la puerta y el señor alcalde Sai tiagoRomary, su cara respirando orgullo y su abu

tado vientre oculto bajo magnífico

chaleco escarlat

entró con majestuoso paso. Atravesó la sala, en del silencio,

y

en

se sentó

el

sillón

med

lanzando un su

piro.

Astuto compadre es Santiago Romary y él solo pos tierras de labor huertas y pastos que la miti del consejo municipal. Para acarrear sus frutos y h cer llevar sus maderas á los talleres del Valtin, ha hec! votar una carretera por el bosque á costa de los vecinc para regar sus prados, se ha hecho adjudicar todas 1 aguas sucias de las tres fuentes y el lavadero; pa mantener sin gastos su ganado después de la labor, hecho trasformar en pastos el monte bajo del municip para criar sus cerdos ha obtenido de la administi cion forestal el restablecimiento del glandeo etc., e En fin; su cargo de alcalde que es gratuito, como to el mundo sabe, le produce más que una buena granja á veces dice acariciándose la barba con satisfacción Quiero el bien de la municipalidad... Obtendré bien de la comunidad. ¡Eh! le contestó un dia el viejo Gregorio, lo habéis conseguido, puesto que hacéis cuanto quer< Muchos piensan lo mismo pero como Gregorio no

más

,

,

,

;

sido reelegido en las últimas elecciones, nadie se atr<

á

decirlo.


!

LOS ORADORES DE MI PUEBLO.

211

Después de reflexionar durante algún tiempo señor alcalde Sabéis, señores concejales

dijo el

,

:

que nuestro maestro de anualmente 500 francos del Gobierno y 60 por el municipio como gratificación de secretario, lo cual suma 560 francos, sin contarlo que produce su plaza de sacristán.— El subprefecto acaba de escribirme que podríamos añadir algo, por ejemplo, dos francos por cada muchacho y cada niña durante la estación de invierno. Así, pues si creéis que 560 francos no son bas,

escuela recibe

,

tante...

¡

Bastante

! . . .

¡

bastante

!

— interrumpieron los con-

cejales en tumulto.

Al mismo tiempo se levantó Damido, y paseando en derredor sus brillantes miradas:

—Sí

— exclamó, — sé

que Antonio Denier recibe 500 cobrador Georgel que baja á la posada del Abeto cuando vuelve de recaudar las con-

francos del Gobierno

;

el

tribuciones lo dijo el otro dia, y nadie quería creerle. 500 francos por enseñar el A B C á los niños Cual!

¡

quiera dirá que es bonito sueldo

!

Pues bien

,

¡

aquí te-

neis al tal Antonio, que debería considerarse dichoso con

por pasearse en la sala de la escuela con las disciplinas debajo del brazo mientras nosotros estamos fuera, los pies en la nieve ó en el barro unos cavando, labrando, sembrando, segando, trillando; recibir 500 francos

,

,

otros cortando troncos

Ahí

,

aserrando madera, dura

como

Antonio que cuando hace frío está sentado delante de un buen brasero, y cuando hace calor, al fresco, junto á una ventana abierta sin otro trabajo que decir de tiempo en tiempo b-a-ba, 'b-ebe ahí le tenéis que se queja al subprefecto, y reclama dos francos por cada niña y cada niño, durante la estación de invierno la piedra...

tenéis el tal

,


212

BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

Gran sensación produjeron estas palabras en el conmunicipal y el pobre maestro de escuela se le-

sejo

,

vantó, indicando que quería contestar.

— ¡Callad! —

le gritó el

alcalde con furioso gesto,

nada tenéis que decir aquí. ¡Dos francos! repitió Damido, lanzando al infeliz terrible mirada. ¿Sabéis, señor Antonio Denier lo que tiene que hacer un notable como yo para ganar dos francos ? Tiene que levantarse á las tres de la madrugada enganchar un borrico al carro y á veces cargarse él mismo un saco al hombro cuando el borrico lleva demasiado peso, bajará Marmoutier, á Saverne, á por caminos donde se puede romper cien á Schirmeck veces la nuca, sentarse en un guardacantón, con viento, lluvia ó nieve y allí estañar las cacerolas y componer

,

,

,

,

,

toda la vajilla rota de la comarca. ¡Pero eso no tiene relación con la ciencia! Denier, verdaderamente indignado.

Callad! i

— repitió

el alcalde rojo

— exclamó

de cólera

;

¡

ca-

llamo á Cuny para que os haga salir continuó diciendo Damido,— tiene que Además, volver con el mendrugo de pan en el bolsillo, y después... después suelen no ganarse los dos francos, porque ha sido preciso refrescar con una copita aquí, una copita allá, para cobrar fuerzas. ¡Y creíais, maese Antonio que llad ó

!

voy á daros los dos francos Encogióse de hombros y se sentó sonriendo con

lás-

tima.

— ¡Oh!

no, maese Denier... ¡oh! no, no los tenéis

aún.

—Y

¿qué dijo Carlos Benerotte, el leñador, yo tengo que hacer para ganar dos francos? ¿ Cuántos árboles tengo que derribar? ¿cuántos haces tengo que atar?

.


LOS ORADORES DE MI PUEBLO.

213

— ¿Y nosotros?— exclamaron los demás. — ¿Acaso nos maese Denier?

cree locos

—Y además — exclamó

Francisco Mathis,

tros hijos aprendiesen algo

¡si

nues-

!

— ¡Bah! yo no quel,

sé leer ni escribir — dijo Nicolás Jac—y eso no me impide hacer las mejores escobas de

comarca. Gruesas gotas de sudor corrían por la pálida frente del pobre maestro de escuela; miraba al señor alcalde con rostro suplicante y parecía implorar la compasión de todos pero lejos de compadecerle los concejales, gozaban de su derrota. Jorge Machette, el especiero, se levantó entonces, y dijo hablando con la nariz: «Señores concejales, tenéis mucha razón para negar los dos francos que se os piden, porque la instrucción es la pérdida de los hombres; les estropea... les la

;

destruye... les vuelve bestias.

Todos conocéis á mi hijo Jorge tiene seis años, muchacho más guapo del Valtin alto, robusto, con el cabello enmarañado mi mujer estaba orgullosa »

,

era

el

de

él.

;

»

Tuve

la

desgracia de mandarle á la escuela y ya no

es ni su sombra. »

Todos

los

sábados venia á decirme maese Antonio

Denier: «Vuestro hijo, señor Machette, os honrará;

aprende cuanto quiere. Será cuanto queráis que sea: comerciante al por mayor, notario, abogado: será la gloria de vuestra familia.» »

Yo

creia estas cosas

y

le

compraba cuantos

pedia. Jorge se acostaba con sus libros

;

libros

se levantaba de

Tenia que pagar yo además aceite no hace uno por sus hijos! El muchacho enflaquecía más y más. Tanto mejor, decia el señor An-

noche para

y

leerlos.

velas; ¡qué


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

214

la ciencia adelgaza á los hombres. No es como alimento del cuerpo que les engorda... ¡Miradme á mí! Universal carcajada resonó en toda la sala.

tonio el

,

— Es falso — murmuró más

lie

el

maestro de escuela,

— ja-

dicho eso.

Jorge Machette fingió no oir el mentís y continuó tranquilamente El señor Antonio Denier, quiso enseñar á mi Jorge aritmética, agrimensura y ortografía; ocurría esto en la época de la enfermedad de mi mujer; tenia ocupaciones hasta por encima del cabello, y no podia vigilar á mi hijo. Un dia, sin embargo, se me ocurrió ver qué había aprendido y le llamé: Jorge, toma 100 francos; vé á comprar harina á Saverne. Pero padre nunca he comprado harina. ¿Cómo, no sabes lo que cuesta una libra de harina? Pues bien, á tu edad ya comerciaba yo y me ganaba la vida. En adelante no volverás á poner los pies en la escuela; veo lo que os enseña maese Denier, os enseña á soñar, en vez de enseñaros á ganar la vida honradamente. Solamente los ricos tienen medios para ser sabios tienen cocineros para saber el precio de la carne, panaderos para saber el precio del pan y notarios para saber el valor de los escudos. Este discurso del tendero Machette produjo prodigioso efecto y por aclamación se votó en contra del aumento de los dos francos. En seguida se levantó sonriendo Santiago Romary, sacó su voluminoso reloj del bolsillo del chaleco y dijo: Señores concejales, son las dos ya es hora de ir á ,

— —

,

,

;

,

,

;

las vísperas.

Y salió gravemente de la sala. El viejo maestro de escuela quedó costumbre, para cerrar la puerta.

el

último, según


LOS ORADORES DE MI PUEBLO.

215

— ¿Por qué no me enseñaría mi padre su de —pensaba pobre hombre. — Ganaría mi vida en oficio

ador?

le-

el

bosque como tantos otros. En vez de tener treinta y amos solamente tendría uno no tendría que adual señor inspector al señor ar al señor subprefecto ura, al señor alcalde, á todo el mundo. 1

eis

;

,

¡El desgraciado estaba

En [el

,

muy

triste!

cuanto al alcalde Santiago

Romary señor y dueño ,

Valtin, por gracia del prefecto, bajaba majestuosa-

nente por la calle del pueblo oncejales,

y

se decía á sí

seguido de los señores

,

mismo:

El negocio está decidido Jorge Machette ha haHado como un abogado. El subprefecto tal vez gritará ilgo, pero... ¡qué importa! !

¡

FIN.



LOS BUENOS TIEMPOS ANTIGUOS.



LOS BUENOS TIEMPOS ANTIGUOS.

En Dosenheim, en los Vosgos, al extremo del valle donde el Zinzel entra en Alsacia, existia en el año de gracia de 1750, numerosa población de leñadores, carboneros y madereros. Estas gentes, pertenecientes casi todas a la servidumbre, trabajaban para los príncipes de Dos Puentes; cortaban los árboles, los serraban y lanzaban al rio. Llegando al Rhin, aquellas maderas, reunidas en balsas por medio de mimbres y armaduras, bajaban el rio, se vendian en Holanda y los señores, á quienes se llamaba: Alemanes del rey de Francia, podían vivir noblemente en Versalles; no les faltaba dinero, y cuando llegaba á faltarles vendían hombres para las colonias. En este mismo tiempo prosperaban los conventos de Neuwiller, el Graufthal y Phalsburgo, los capuchinos, franciscanos y hermanos predicadores se extendían por todos los senderos de la montaña por todas partes se encontraban sus largas barbas amarillas, sus hábitos burdos grasientos y con sandalias. Así iban de aldea en aldea, de puerta en puerta, rezando el rosario, visitando los armarios, sacando del nido los huevos, cogiendo la manteca y el pan, bendiciendo á las mujeres y niños y cargando de tal modo sus borricos, que á la hora en que el ángelus les anunciaba la retirada, apenas ;


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

220

podían aquellos

frailes arrastrar á la bestia tirando del

ronzal.

Los leñadores de Dosenheim, agobiados por aquella gran miseria, en el agua, en el barro, en la nieve, las tres cuartas partes del año, pálidos, desgarrados,

ham-

brientos, ni siquiera tenian idea de otra existencia. Ves-

tían gruesa chaqueta gris y se cubrían con sombrero de fieltro para trabajar en el bosque y los domingos calza-

ban zapatos para Barthold

ir

á misa á Neuwiller. El señor cura

predicaba sumisión y sencillez de costumbres; prohibíales la ambición, la avidez, envidia, glotoles

nería y pereza, y cuando por casualidad una mujer llevaba vestido algo nuevo, ó una cinta en su blanca cofia

tronaba contra el lujo del siglo. Estos sermones les edificaban; hacían acto de contrición y volvían á

Dosenheim completamente arrepen-

tidos.

Sus barracas

En

,

construidas con maderos

,

parecían

en un lado se amontonaban la* personas y en otro el ganado; las gallinas se posaban sóbrelos maderos; pero el hijo aumentabí de día en dia y por aquel tiempo muchos, para no ir descalzos, inventaron los zuecos. En el número de estos desgraciados se encontraba el leñador Simón Bruat; su casa, una de las más grandes garitas.

el interior,

existe aún y puede verse á la entrada del primera de las que siguen la orilla del rio, tiene un piso alto y está cubierta con techo gris su fachada da á la plaza de la fuente; sobre la puerta hay una

de la aldea

,

valle; es la

;

tabla cargada de tiestos y adorna la fachada que trepa hasta el techo.

una parra

Simón vivía con sus padres, ancianos que no trabajaban desde algunos años antes, y además su mujer, tres hijos y dos hijas. Toda esta gente vivía del tra-


LOS BUENOS TIEMPOS ANTIGUOS.

bajo de Simón, pero no nia

le

221

faltaba fuerza ni ánimo. Te-

leñador cuarenta años

y era robusto, la frente ósea, nariz encorvada, los ojos pequeños y vivos, la el

,

barba cuadrada y la patilla rubia. Al verle fumar en

la

pipa, después del trabajo, apovado en la puerta, con su

chaqueta de lienzo crudo, su ancho sombrero de fieltro caido á la espalda, sus callosas manos y macizas piernas, se pensaba: Ese es el hombre que derriba las encinas que las lanza al rio y las impulsa con un golpe de bichero hasta el centro de la corriente. Y no se engañaban; toda la comarca conocía á Simón Bruat por su calma su fuerza y su resolución; en el trabajo no escuchaba á nadie y adelantaba siempre más que los otros. En la casa mandaban el padre Juan y la madre Ana; todo el mundo tenia que obedecerles. Estos dos viejos habían trabajado mucho durante su vida; habían hecho grandes sacrificios por rescatarse de la servidumbre ellos y sus hijos. En un tiempo en que el joven señor gastaba mucho eu la corte y no podia esperar los pagos, Juan se aprovechó de la circunstancia, vendió sus reses, su campo, su prado, todo cuanto tehubiese nia; hubiese vendido hasta su última camisa mendigado de puerta en puerta, para ser libre y redimirá sus hijos. A Dios gracias, había bastado el dinero; la familia Bruat no pertenecía ya al señor, y después habían rescatado su trocito de pradera. ,

,

,

Simón sabia estas cosas consideraba á los viejos como dioses, y jamás se hubiese permitido pensar de otra manera que ellos. Todos los lunes en invierno y verano marchaba á su choza del bosque. En aquella ;

,

,

choza, construida con troncos y cubierta con tierra, tenia pan, sal, algunas cebollas y una poca manteca para la

semana, su hacha y sus cañas. Siempre era su hacha la primera que hería

el

pié del


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

222 árbol

,

y también

la

última que se

oía.

Recibía

salario de los leñadores de aquel tiempo.

el

mejor

¡Dos reales y

medio por dia El sábado por 1a noche volvía con su haz á la espalDesde lejos veía en el fondo del valle, al otro lado

da.

del puente, la luz que crecía

y se apagaba en las tinieRepresentábase á los dos viejos y á todos los niños alrededor del hogar; su mujer Catalina disponiéndose atender los manteles; su vieja hermana Teresa, enjugando la grande escudilla de leche cuajada, y las blas.

cucharitas de estaño. Oíales decir con mal humor: «¿No

vendrá esta noche?»

Y

su chaqueta burda, remendada en los codos, se inclinaba para arreglar el fuego; la madre, con su cofia de tela negra, iba el viejo

,

con su gruesa cabeza calva

,

ala ventana y miraba; después, de pronto, el perro viejo Mansfeld dormitando bajo la mesa, la barbuda cabeza entre las patas se levantaba, olfateaba y arañaba ,

,

mientras exclamaban todos:

— ¡Ahí está! Simón veia puerta

,

estas cosas desde lejos

en medio de la

marmita donde cocían

humareda las

habas

y cuando abria

gris

,

la

que subia de

la la

escena era como

se la había representado.

— ¡Tarde

vuelves!

— decia

Simón, rendido de tierra el

el viejo

fatiga,

haz de leña junto

al

hogar; acercábase á su muel le cogía un brazo

y la abrazaba; su hijo mayor menor le abrazaba una pierna y

jer

volviéndose.

no contestaba; echaba á

,

;

la abuela decia

con ale-

gre sonrisa:

— Vamos

hijos, sentaos y cenemos. Algunas veces después de cenar, llegaba el cuñado Bautista Thibaut y su mujer Anita, para hablar en fa,

,

milia. Thibaut vivía tres ó

cuatro casas

más

arriba;


— 223

LOS BUENOS TIEMPOS ANTIGUOS.

algunos terrenos en cuatro bueyes pequeños y solamente se ocupaba de labranza, sembrado, recolección y acarreo. Era alto y duro como un tronco viejo tenia nariz recta en la misma línea de la frente, los ojos pardos y arrugados y llevaba gorro de algodón caido sobre la oreja, y casi siempre estaba de mal humor. Estaba redimido como losBruat;el abuelo Juan, jamás hubiera dado su hija á hombres del señor, para que sus nietos cayesen en la servidumbre... ¡No! Bautista Thibaut era libre y marcbaba bien en sus negocios; pero la tasa, el vigésimo, el diezmo, los servicios obligatorios y las cargas de todo género, le enojaban terriblemente. Cosa de ver era cuando se inclinaba sobre su escabel al lado del hogar apoyado el codo en la rodilla y la barba en la mano, mirar alrededor del círculo de viejos, mujeres y niños, y al cabo de pocos momentos tenia granja, establo y cobertizo, la falda

de la montaña,

un prado

cerca del rio

,

,

;

,

,

,

decir

,

:

—¡No

concluirá nunca la lluvia!... ¡mal año! ¡mal

año!...

Ó

bien:

— El

sol lo seca todo... se han perdido los henos, las avenas están quemadas los cáñamos detienen el crecimiento... Hace tres meses que no cae una gota de agua... ¡esto concluirá mal! Los impuestos continúan aumen,

tando... el recolector de tasas vino ayer... llenó el saco... .Sí, las

mentan

tasas van bien...

¡Es un placer ver cómo au-

!

Hablaba con enojo y sin pronunciar una palabra más que otra. El viejo se mezclaba también en la conversación. Hablaba gravemente recordando tal año, treinta ó cuarenta antes, en el que no se pagaba al señor más de la mitad de lo que habia que desembolsar alta


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

224

ahora; que después vinieron, la sal obligatoria, las tasas

el

,

vigésimo de

la

guerra

y después

,

del

vigésimo

otros derechos, y concluía diciendo que acabarían los siervos por ser más felices que los redimidos.

Los niños escuchaban todo esto abriendo mucho los todos, hasta el último comprendía la desgracia de haber nacido. Sus mujeres hilaban apretando los labios; de tiempo en tiempo se volvía la abuela recogiéndose lascanas bajo la cofia. Escuchaba y decía Sí, eso era el año de la inundación; aquel año bajaron los henos hasta en Alsacia tuvimos que vender la vaca y vivir con dos cabras. O bien: Eso ocurrió el año del invierno glacial nadie podía trabajar en los campos. Aquel año impusieron las tasas. Creíase que serian temporales, pero aún duran. En seguida volvía á ponerse á hilar la buena vieja y el abuelo Juan continuaba su historia. Simón nada decia; escuchaba frunciendo las cejas, ahuecando un zueco ó trenzando una cesta; en estas cosas trabajaba de noche y se vendían en el mercado de ojos

;

:

;

;

Saverne.

A

las diez

,

cuando ya se habia hablado mucho de

las

miserias de los tiempos, cuando cada cual estaba ya

cansado de pensar en ellas, de hablar y de oir, Simón se levantaba lentamente, con ambas manos apoyadas en las rodillas

y

decia:

— ¡Vamos,

Anita! ¡Buenas noches! ¡Ah, no han terminado nuestras penas! Sin que esto sea reconvención, parece que el Señor se cuida muy poco de este pobre mundo. Marchaba hacia la puerta, estiraba sus largos brazos y bostezaba abriendo la boca hasta las orejas. Las mujeres colocaban las ruecas en un rincón, y Anita se-

guía á su marido diciendo

:


!

!

LOS BUENOS TIEMPOS ANTIGUOS.

225

— ¡Buenas noches El abuelo Juan

le

miraba desde

la

puerta y en segui,

da, levantando los ojos al cielo cubierto de estrellas •

— ¡Es igual! —exclamaba, —

¡el

:

de allá arriba ve cuanto

pasa aquí

La hermana soltera la mujer de Simón y la abuela, subian por la escalera casi tan recta como una escala, ,

ayudando á

los niños

medio dormidos

;

detrás iba

el

abuelo, apoyado en el pasamanos.

— ¡Animo, hijos mios,

ánimo, vamos á dormir bien!

Mira, Simón, ya están durmiendo en pié. ¡Buenas noches, muchacho!

¡Buenas noches, padre! contestaba el leñador colocando la lezna y los zuecos en la cesta. En seguida cubria el fuego con una paletada de ceniza, sujetaba la barra á través de la puerta y subia á su vez pensativo y con la cabeza inclinada.

II.

el

En 1750, la hija mayor, María Ana, mayor de los muchachos Santiago, ,

tenia 14 años, y

tenia 12; acababa

de nacer otra niña que lactaba Catalina.

Habíanse sucedido varios años malos y se habían experimentado privaciones. A pesar de su incesant e tra. bajo, al volver por la noche Bruat encontraba caras pálidas y macilentas los ahumados maderos del techo le parecían más negros más abatidos los abuelos más triste su mujer y el cuñado de peor humor y más agrio. Thibaut llegaba á decir: 1 Todos esos capuchinos y franciscanos que van y vienen con sus campanillas y sus borricos, todos esos ,

,

,

,

15


B1BH0TECA DE INSTRUCCIOJN Y RECREO.

S¿26

colectores y cobradores de las gabelas, todo ese

de holgazanes son

como

las

vertidamente en los tallares: todo se

ramonean

montón

cabras que se dejan inadlo

comen... roen la

y los tallos tiernos... todo lo destruyen. Pronto tendremos que vender las tierras para pagar las tasas; ¡esto no puede durar así! Los demás no le contestaban pero mientras hablaba, se encontraban los ojos de Simón y del abuelo Juan y corteza,

las hojas

,

se decian:

—No,

.

,

:.

no puede durar... pereceremos... Nada se adelanta... ni con trabajo y economía; las cargas son demasiado pesadas; van aumentando, y caeremos en servidumbre. Nada sabrán los niños y queríamos enseñarles al menos á leer y escribir; ahora será preciso mandarles al bosque; es preciso que estas pobres criaturas aprendan á ganar el pan antes de tener edad para esto

¿Qué hacer? Esto pensaban, cada cual por su parte,

ello...

el

abuelo y

Simón.

Cuando

se

ha vivido doscientos años de padres á

hijos

en una barraca, cuando solamente se conoce una comarca, cuando nada se sabe de otra parte, no puede ocurrir la

Simón continuaba trabajando con una especie de sorda indignación, y parecía que aquello no habiade concluir jamás, cuando ocurrió otro cambio más pesado que todos los anteriores. Durante los grandes calores de Julio, un dia que el cielo anunciaba tempestad y toda la familia estaba fuera para recoger la cosecha, Juan Bruat que tendría unos 75 años, guardaba solo la casa. Estaba en el piso bajo y idea de abandonarlo todo.

meditaba oyendo marchar

el reloj, cantar las cigarras, y mugir lentamente los buejes en el valle, mientras cargaban las carretas y gritaban los

murmurar

diezmeros:

el rio


:

LOS BUENOS TIEMPOS ANTIGUOS.

— ¡Eh!

227

¡éh! muchachos, atención al décimo! exclamaba interiormente El bribón necesita que se le oiga para despojar á

Y

¡

las

jentes.

Entonces apoyaba ambos codos en la ventana y veia diezmero, seguido de un gran carro acercarse con su garfio coger el haz más grueso y arrojarlo en el montón de la iglesia. Á\ ver esto pensaba en muchas cosas y después se marchaba á su rincón otra vez. Así pasaban lentamente las horas los muchachos que corrían por el pueblo entraban en casa y las carretas chirriaban en la fangosa calle proyectando su sombra sobre las ventanas. Pero los trabajadores no volvían aún y el abuelo Juan se había quedado dormido cerca del hogar, cuando le despertaron pesados pasos en la habitación. Miró y vio á Simón en mangas de camisa que acababa de arrojar el sombrero y la blusa sobre la mesa, y se paseaba con sombrío aspecto, las manos cruzadas á al

,

,

,

,

la espalda.

— ¿Eres tú, Simón?— — padre.

le dijo.

Sí,

— Vuelves temprano. :

— Me han apresurado para venir. Entonces observó' el viejo que su hijo estaba pálido. ¿Qué sucede? preguntó. Nos disminuyen el jornal,— dijo Simón con ronca voz. El nuevo dueño de aguas y bosques cree que es mucho dos reales y medio y solamente dará dos reales. Los que no se conformen, se marcharán; no faltan siervos para el trabajo. Pocos momentos después añadió. —Es cosa hecha... no ganaré más que dos reales. El viejo quedó como aturdido durante algunos momentos.

— :

,


BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

228

— ¿Y qué dicen los demás?— preguntó en seguida. — Nada dicen, — contestó su hijo. —¿Ninguno ha hablado? — No. El señor es dueño, quisiera, dar real y medio si

mismo seria. momento se oyeron voces en

en vez de dos, lo

En

este

la calle,

y

el

abuelo se levantó exclamando:

— No digas nada á tu mujer, ños... seria

un golpe

á la abuela ni á los ni-

Es preciso tener

terrible...

valor...

veremos... esto es duro... esperemos hasta mañana,

Sí,

Simón.

Simón estaba sentado y

las

mujeres llegaron á

la

puerta alborotadas.

— ¡Ah! —exclamaba la abuela Ana, y cruzadas las amarillentas manos, queda morir de hambre!

con la cóña caída ¡ahora sólo nos

Catalina, María Ana y la pequeña Luisa gritaban también. El abuelo Juan vio que todo lo sabían y que la noticia de la desgracia se habia extendido por la aldea.

Entraron al ñn dejando detrás de la puerta las hoces y horquetas y quitándose los grandes sombreros de paja con ademan desolado.

—¡Esto

es lo último,

— exclamaba Ana,— esto

es lo

último!

Y al

viendo entonces á Juan y á su hijo inmóviles junto

hogar.

— ¡Ahí estáis!— añadió— ¿y nada decís? ¿Acaso mos ahora

pode-

que el dueño del bosque pobres? ¿Acaso no es esto con-

criar á los hijos? ¿Es

puede quitar

el

pan á

los

trario á Dios?

Jamás habia

visto el abuelo

Juan á su mujer en

tal

estado, pero no sabia qué contestar, y casi al mismo momento llegó el yerno, encorvada la ancha espalda.


LOS BUENOS TIEMPOS ANTIGUOS.

229

brillando de cólera sus ojillos y en cierto

modo más

indignado que las mujeres. ¡En!— dijo por la ventana,

— ya

sabéis la noticia,

nuestro gracioso señor ha contraído deudas en Versalles.

Nosotros las pagamos como de costumbre: se dis-

minuyen

los obreros...

¿Hánse visto jamás tunantadas

semejantes?

En

seguida atravesó

el

umbral. Su mujer y sus dos

Claudio y Nicolás, le seguían. La desolación redoblaba; lloraban las mujeres y los niños escuchaban á la espalda asustados.

hijos,

En

toda la aldea se oían iguales gritos, en tanto á la

derecha, en tanto á la izquierda.

Las gentes venían en grupos desde el valle y se detenían gritando. ¡El jornal en el bosque es de dos reales!

Leñadores y carboneros inclinaban la cabeza. No se pensaba en la recolección el granizo sólo destruye una cosecha, pero cuando bajan los jornales es por mucho tiempo, sobretodo cuando solamente hay un amo que ;

lo decide todo.

Inclinado sobre su escabel las

manos sobre

las rodillas,

el

abuelo Juan

miraba

,

cruzadas

al suelo sin hablar,

y solamente cuando á fuerza de gritar habían concluido por llorar, y las mujeres abrazaban á sus hijos diciendo:

— ¿Qué va á ser de nosotros? Entonces levantó la cabeza y dijo: ¿De qué sirven esos gritos ? Lo que nos cuentas |

lo

sabemos ya, Thibaut. Cuando el señor pierde al juego, nosotros pagamos; cuando arroja el dinero por las ventanas, nosotros pagamos; cuando construye palacios y jardines como el rey de Versalles, nosotros pagamos; cuando corteja mujeres de vida licenciosa, nosotros lo


230

BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

pagamos también... Sí, lo

sabemos

,

¡el

pobre pueblo paga siempre!...

¿pero qué vamos á hacer? ¿Reclamar

acerca del señor de aguas y bosques? Todo el mundo sabe que nada somos , que no se nos oye que no mere,

cemos

Y

además si supiera solamente ese hombre que nos hemos atrevido á reclamar, nos quitaría el trabajo y nos arrojaría de la el

trabajo de que se nos mire.

,

comarca. ¿No es verdad esto? Thibaut, que paseaba por la habitación, no contestó. Marcharnos á trabajar á otra parte, bien!, añadió

con tristeza el abuelo, -^¿ pero dónde trabajaremos? ¿encontraremos trabajo á diez ó doce leguas de aquí, en los dominios de otro señor? ¿Acaso no existen en todas partes iguales cargas, iguales impuestos, iguales injusti-

cias?

¿

Es que en

el

condado de Dabo

,

de Salm y otros

se paga mejor? ¿Acaso en diciendo que en

Dosenheim

se

disminuye el jornal, no se hará lo mismo en todos los condados forestales ? Esperaba respuesta, pero nadie sabia qué decir. —^Cuando: uno es el más débil cuando no se puede reclamar ni cambiar nada, es preciso someterse hijos mios. Economizaremos ¡Oh! exclamó la abuela Ana, ¿se puede economizar aún? ¿En qué quieres que economicemos, Juan? No es que quiera, contestó conmovido el anciano, no es que quiera, sino que es preciso. No veo otro medio, Ana; si hay otro, decidlo. Miraba á Thibaut; pero el yerno callaba; concluyendo por sentarse y mirar al suelo. La hermana Teresa acababa de colocar la escudilla de habas sobre la mesa. En la casa inmediata se oía sollo,

,

¡

— —

zar también.

— Vamos, — dijo tristemente

el

abuelo,

— sentémonos y


LOS BUENOS TIEMPOS ANTIGUOS.

231

cenemos. Es preciso ver, -tener paciencia y reflexionar... Tal vez al fin nos ayudará Dios... "Dio ejemplo y á los pocos momentos toda la mesa ,

estaba rodeada de cabezas rubias y rostros viejos, graves y pensativos.

De tiempo en tiempo alguna mujer

se volvía para en-

jugarse los ojos.

Tbibaut estaba á la espalda con su mujer á

la

sombra

de la chimenea, una de sus puntiagudas rodillas entre las

manos, levantando la vista, pensativo y con los lay en el círculo de la luz, veíanse las ma-

bios apretados,

necitas de los niños

ir y venir á la escudilla. Así pasaban las cosas en los buenos tiempos antiguos; los frailes y los señores lo tenían todo el pueblo sólo tenia la esperanza en Dios. La revolución lo ha cambiado todo ha destruido los privilegios; fundado la igualdad civil y dado á los campesinos la tierra que cultivaban hacia doce siglos para el noble y el monje. ¿Por qué los campesinos no votan como los obreros de las ciudades, para que se cumplan los derechos individuales y por la República contra los reyes? ¿Acaso echan de menos la servidumbre, la gabela, el diezmo mayor y menor, la tasa, el horno, el. molino, la prensa comunal, la subvención del rey y otras mil gabelas que agobiaban á sus abuelos antes del 93? No; pero los desgraciados no conocen la historia de nuestra gran revolución; nada se les enseña y esta es nuestra desgracia: [Instruir al pueblo, enseñarle la historia de sus mayores, es fundar la Democracia sobre la roca ,

:

de la nación

A la

!

hombres de buena volunEscribamos y hablemos para el pueblo de los campos, en lenguaje sencillo que puedan comprenderle. Desconfiemos de las frases bellas, de las palabras sonó-

tad.

obra, pues, todos los


232

BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO.

ras y delicadezas académicas. En verdad os lo digo; de todos los libros que se publican en Francia, no hay

uno que pueda comprender escribe para los instruidos,

y

el el

aldeano. Se estudia, se

pueblo, al que se deja en

vota por los intrigantes y ambiciosos que explotan. Este es el secreto de todas nuestras des-

la ignorancia, le

gracias desde hace setenta años.

FIN.




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