Más allá del honor : comedia en dos actos

Page 1

CAKhOS CRUZ

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HAS ALLÁ DEL HOHOB

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MCMXÍll i

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CARLOS CRUZ

MAS ALLÁ DEL HONOR

COAEDIA EN DOS ACTOS

tipografía de SY

REDONDO

4J

Y

n.

vera

NÚÑt2 DE LA PkÑA T-'.-TEUÉFONO

LAGUNA DE TENERIFE

11;



DEDICATORIA


V*

"V

J»

*^

'^


^

THatilde

Ăźloreno

que

al

arte

supremo une

poderoso misterio de un

de una mujer buena,

con

que pone en de

fe,

tierna,

esa las

encantos

los

sencilla y

dulce

bondad

almas anhelos

de amor y de

justicia.

ce.



REPARTO

fiOo-Ji

»



PERSONAJES

María Luisa

ACTORES .

.

.

Elvira

Marta

Matilde Moreno. Guadalupe Mendizápal. Clotilde Guerra.

D.^ Braulla

.

.

.

César Víctor.

.

.

Ramiro

Luisa Calderón.

José Calle. Luis Reig.

Manolo

Manuel Gutiérrez.

Luis

Francisco

Un

criado

....

R. Roz.

Alfredo Pared.



ACTO FRIAERO Despacho artĂ­sticamente clecorado. Mesa biblioteca,

escritorio,

pinturas, yesos,

retra-

y todas esas bagatelas que dan la sensatos

ciĂłn de que

dadosas

manos

las

cui-

ordenan

con esmero femenil.

Hay

en todo ello

un

plĂĄcido bienestar, una tranquila intimidad, un ambiente de hogar feliz, de paz y de amor.

Refugio de almas gemelas que, en las soledades del vir,

nos.

humano vima-

se tienden las


14

CARLOS CRUZ

ESCENA PRI/AERA César Víctor: ritu ansioso

espí-

de justicia,

vasallo del deber, bus-

ca la verdad en la vida

y en los libros; es todo un carácter dispuesto a romper con

los prejui-

cios de la sociedad la conciencia.

María

y de

Trabaja.

Luisa: posee

que

esa serena belleza

por el pasar por

se nos entra

al-

ma

las

sin

encendidas puertas del deseo; su boca, flor de

gracia,

haber

diríase

sido loada por Balta-

sar de

más

Alcázar en

sutil

de sus

drigales. Tiene

el

ma-

la ale-

gría ingenua de la bondad, pero en

el

miste-

rio de sus divinos ojos

colúmbrase una dulce melancolía.

Ama

a Cé-


MAS ALLÁ DEL HONOR

sar tas

i

5

Víctor

con todas fuerzas de su espí-

ritu

y para embellecer-

le el

trabajo

le trae, si-

guiendo inveterada costumbre, un manojo de flores.

MARlA LUISA ¡Qué trabajador! el

modo de festejar primer aniversario de nuestra boda. Bonito

CÉSAR VÍCTOR Tienes razón, hoy es necesario holgar. Dedicaremos el día a los recuerdos. ¡Un año

que se unieron nuestras vidas!

Qué rápida ha sido su marcha, sólo ha vivido un sueño, un bello sueño de amor.

MARÍA LUISA Una bella realidad que se ha de prolongar por los siglos de los siglos, ¿verdad, esposo mío?

Si tú vieras

que hemos de

cuánto gozo yo pensando

llegar

a viejos, queriéndonos


CARLOS CRUZ

16

siempre

como

necer con

ahora, soñando en cada

nuevas ilusiones.

ama-

[Ilusiones

de

viejos!

Saldremos a buscar los

de

el sol,

y en

el

jardín,

banco donde nuestros abuese juraron amor, recordaremos los días

sentados en

el

mocedad, estos días de hoy,

la

los

de

nuestro noviazgo...; y cuando la añoranza haya prendido en el alma, cuando nuestras ma-

nos se busquen y nuestros ojos cargados de dulce nostalgia se digan sus cuitas, ver co-

mo

un rapazuelo rubio, con melenilla de oro, el hilo del pasado y nos grita: ¡abue-

rompe litos,

un

beso!...

CÉSAR VÍCTOR Chica, pues no corres tú por

cl

camino de

los sueños...

Pero piensa que la vida no es un sendero que nos conduce al término sin dar vueltas y revueltas. Lo imprevisto, lo fatal nos sale al encuentro a cada paso y a medida que avanzamos, en el camino se rompen las sandalias; los

pies sangran, y aquí, en este recodo,

dejamos sangre del cuerpo y en aquel otro sangre del alma.


ALLÁ DLL HONOR

A1AS

Nuestro primer año, es decir, jornada de nuestra vida

de

llena

campo

el

primera

la

fácil,

Venga

la

No

alegre,

y a se ha cubierto de la felicidad

¡Rosas de pasión! ¿Llegaremos

con igual suerte? lo.

sido

nos ha sonreído

luz,

nuestra marcha flores.

lia

17

lo sé,

ni

al final

quiero saber-

adversidad siempre que a mi

yo lucharé y sólo aspiro a obtener como recompensa, como gloria, tus

lado estés

tú,

brazos encadenados a mi cuello,

amada

mía.

MARÍA LUISA Triste

qué ver

me han

dejado tus

filosofías.

¿Por-

sombras? ¿Nuestro amor no está por sobre todo, no es más fuerte que la faialidad? Pues cerremos con doble llave la puerta de nuestra dicha y a ver quien es el osado que la abre con ganzúa. la

vida entre

CÉSAR VÍCTOR Es verdad.

La juventud, los sueños, el que enaltece la vida está con nosotros, ridículo sería poner a esta bella pá-

amor, todo gina

el

Tus

lo

comentario del escepticismo. flores, las flores

bellece mi trabajo

con que

me dan un

tu

amor em-

alto ejemplo.


CARLOS CRUZ

Viven un instante y mueren en exaltación de aroma. Sea así mi vida: romero que da flor,

cerebro que da ideas.

MARÍA LUISA Sé tú el romero y yo la abeja. con picarte en el corazón.

Me

confor-

mo

CÉSAR VlCTOR ¡Dulce picada!

MARÍA LUISA Manolo y nes que

salir,

Elvira vendrán a vernos. Si tie-

ya sabes,

lo

tardes en volver, pues no te

haces pronto y no me agrada que no

encuentren.

CÉSAR VÍCTOR un momento para ver a Martini y

Saldré

asunto del automóvil, pero espe-

terminar

el

raré por

Manolo y

ro que campo.

lo

él

me acompañará. Quie-

estrenemos esta tarde. Iremos

¿Estás contenta?

al


MAS ALLÁ

I3tL

HUNüK

19

MARÍA LUISA Mucho. ¿Cómo no estarlo junto ¿i tí, el hombre más bueno y de más talento?... A veces,

si

tú vieras, siento

sos de decirle a todo

el

unos deseos rabiomundo: sí señores,

es mío, sólo mío, vosotros aplaudid

sus

li-

sus discursos que no los merecéis, porque sois tontos y no podéis comprender su obra, yo sí, yo la comprendo, yo la siento, porque a falta de vuestras antiparras ahuma-

bros y

das por

la ciencia,

tengo ojos en

el

corazón,

amada del artista y el amor me lleva a las cumbres adonde vosotros no podéis subir... Todas estas cosas les diría yo a esos soy

la

caballeritos te,

que se pasan

la

vida mordiéndo-

afilando las uñas en la sombra.

CÉSAR VÍCTOR ¿No comprendes que tímulo? ¿Tal vez

el

La sociedad como el

símil

— tiene

coquetería; si

el

triunfo es fácil,

un

ese es mi

mayor

es-

mejor elogio de mi obra? la

mujer— y

perdona

enorme sentimiento de

escritor halaga su vanidad, el llano;

si,

como

yo, tiene

la

desgracia de ser sincero y mostrarle sus fealdades, surge la opinión, las luchas se enta-


20

CARLOS CRUZ

blan y el viejo buitre de la critica picotea las entrañas del nuevo Prometeo.

MARÍA LUISA Pero este Prometeo está encadenado

á la

roca de mi amor,

CÉSAR VÍCTOR Con cadena de

flores.

MARÍA LUISA Que no mereces, caballero D. César, porque eres muy mal marido... sí señor, muy mal marido, porque vamos á cuentas. ¿Te parece á

bien que, mientras yo vivo en deseos

estar á tu lado charlando llas,

de

de nuestras cosi-

estés tú entre tanto libróte,

que de se-

guro no ha de decir nada bueno?....

Sí, sí,

no me quieres, si hoy si ya hace un año que nos casamos y son muchos días para no aburrirse de su mujer. Pero lo que V. no sabe, señor esposo, es que tiene un rival, un rival temible, poeta, y claro, como mi marido con sus trabajos tan serios nunca tiene tiempo para hacerme unos maríete,

lo sé,

si


MAS ALLÁ DLL HONOR

me como

21

los versos, éste

dedica

Espera, verás

recuerdo alguno:

Ojos si

'

claros,

cada madrigal...

serenos

de dulce mirar sois alabados...

CÉSAR VÍCTOR

Muy

hermoso y sobre todo muy nuevo.

MARÍA LUISA Tirándole del pelo

con mucho minio.

Pero enfádate hombre, enfádate, tonto,

feo.

CÉSAR VÍCTOR jQué chiquilla y que buena eres! ¡si vieras como has transformado mi vida! Tu alegría, tu juventud de tal modo ha penetrado en mi ser, que el alma es luminosa

como

estuviera bañada

por un sol. La mi vida de antes, sin cariño, sin un estímulo poderoso que me hiciera desperezar de mi eterna indolencia, es algo soñado, vida

si

fría,

lejano;

ahora vivo

del trabajo; y este

la

vida intensa del

cambio es obra

amor y

tuya,

de


CARLOS CRUZ

22

mi mujercita, de el

la

amada

del poeta,

porque

ma-

poeta ridículo que loa tu belleza con

drigales de Cetina soy yo, yo que jamás escribí

un verso, pero que

al

asomarme más

ojos divinos, misteriosos, rimo la estrofa

so en

á

tus

gentil

que compusiera poeta alguno: un bebroche de tu boca.

el

Se besan enamorados.


MAS ALLÁ DEL HONOR

23

ESCENA SEGUNDA Dichos.

Manolo y

Elvira.

Es un matrimonio joven, alegre y simpático.

atormentarse con

Sin Ii

ondas

indagaciones

espirituales, viven la vi-

da en juveniles exaltaciones,

ma

muerden

la

po-

cuidan-

del placer,

do no paladear

el

agri-

dulce del hastio.

MANOLO Por nosotros no se preocupen y continúen Vds... ¡Bravo, muy bien! Chico, lo he visto y aún

lo

dudo.

Un año de casado y

como un D. Juan

lisonjeas

cursi á tu mujer.

MARÍA LUISA Elvira,

un abrazo. ¿Qué

tal

Manolo?


CARLOS CRUZ

24

ELVIRA Felicidades María Luisa, felicidades César Víctor.

MANOLO César Víctor, siento

puedo alegrar de

decirte

tu dicha,

que no

me

porque envenena

Mi mujer anda á caza de matrimonios modelos para ponérmelos de ejemplo y me amarga la existencia con sus comparaciones: Que si César Víctor le hace cucamonas á María Luisa, que si César Víctor le regaló á María Luisa un collar de perlas, que te fijes en la conducta de César Víctor... en fin que

la mía.

mi casa está bajo

el

despótico

imperio

de

César y un día despierto belicoso y me siento

Bruto.

ELVIRA Eso ya

lo eres.

MARÍA LUISA Un

millón de gracias por tu

monada.

regalo,

una


MAS ALLÁ DEL HONOR

25

CÉSAR VÍCTOR Muy

hermoso, Elvira. Son Vds. nos amigos.

muy bue-

ELVIRA

Un recuerdo muy grande muy pequeño.

y

un obsequio

MANOLO ¿Sabéis ya

la

noticia?

MARlA LUISA No. ¿Cuál?

ELVIRA La llegada de

tu primo.

MARÍA LUISA ¿Ramiro!...

MANOLO Sí,

ha llegado ayer.

Hoy

le

he visto y por


CARLOS CRUZ

26

cierto

me

dijo

que más tarde vendría á salu-

daros.

CÉSAR VlCTOR

Me

alegro de verle. ¿Viene cambiado ó es

siempre

mismo?

el

MANOLO Viene transformado. Su antigua vida jó aquí al

de-

embarcar para Améríca. Hoy es un

hombre de una buena tiempo,

la

el

trabajo que ha

logrado crearse

poco un asunto preciso para arreglar posición. Permanecerá aquí

que tiene pendiente.

ELVIRA Vendrá por su

legítima.

MANOLO No no se

lo sé,

trata

no me

dijo,

pero sospecho que

de intereses.

CÉSAR VÍCTOR Siempre pensé que Ramiro no era tan cul-


MAS ALLÁ DEL HONOR

como en

pable

su casa creían.

con excesivo

trató

penden tanto de el

Su padre

rigor, fué cruel

la suerte...

el

le

cas-

de-

Somos muñecos

destino maneja á su antojo,

mos que un

en

Y los hombres

tigo y avaro en el consejo.

que

27

y

así

ser pequeño, de voluntad

ve-

ende-

una obra grande, mientras otro infinitamente superior fracasa en un mediano intento.

ble, realiza

era un irrespon-

Ramiro, en mi concepto, sable, víctima del

cobardía,

fruto

medio ambiente, de

una

sociedad

ruin por

podrida,

dondetoda idea de humanidad naufraga en vacío. sin

Abandonó un mundo

grandeza, en

de

ficio

la fe

el

derrumbaba

cual se

el

viejo, sin ideales,

aplastando á los dioses,

el

y

edi-

en

América se encuentra frente á frente á un pueblo juvenil, soñador, emancipado de prejuicios, piel

pone amor

y de

la

al

trabajo,

cambia

la

lucha sale un hombre nuevo.

ELVIRA

A María ¿Qué mal?

tienes?

Estás

pálida.

Luisa.

¿Te

sientes


CARLOS CRUZ

28

MARÍA LUISA No, nada.

Me

duele un poco

la

cabeza, pe-

ro ya se pasa.

MANOLO La dureza de causa de

la

los

padres es con frecuencia

perdición de los hijos,

llevan su

rigor hasta la crueldad, y el padre de

Rami-

ro fué cruel arrojándole de la casa.

Cierto que la vida que

él

hacía era de una

depravada inmoralidad.

ELVIRA Pero, ¿quién sabe

si

lo

que no pudo

veridad lo hubiera logrado

la

se-

la ternura?

CÉSAR VÍCTOR Tal vez, porque en malo, es

el

un impulsivo

fondo, Ramiro no es falto

de un

verdad, de un amor limpio que ca

la vida.

le

cariño

ennoblez-


MAS ALLÁ DEL HONOR

29

MANOLO ¿Y

cuando

tu libro

se publica?

CÉSAR VÍCTOR Pronto.

Hoy precisamente he enviado

las

Espero que

en

últimas cuartillas este

mes

al

editor.

estará en la calle.

MANOLO Haciendo más ruido y escándalo que

el

anterior.

CÉSAR VÍCTOR Tal vez. La

crítica

no perdona mis rebel-

días.

ELVIRA

¿Cómo

se titula, César Víctor?

CÉSAR VÍCTOR «La Samaritana». Este

libro lleva

la

alta

misión de desentumecer las conciencias.

Es-

tá inspirado

en

las bellas

palabras de Jesús:


CARLOS CRUZ

30

—Dame ritana,

judío,

de beber, dice Cristo á

la

Sama-

¿Cómo tú, siendo me demandas á mí de beber? ¿acaso igy ésta le contesta:

noras que los samaritanos odian á los judíos?

—Dame

el

agua de

tu

maritana, que yo te daré

cántaro, mujer el

sa-

agua de mi amor.

Del amor que es fuente de agua viva.

ELVIRA ¡Qué hermoso!

CÉSAR VÍCTOR Estas palabras pronunciadas por

el divino poeta de Galilea debieran ser puente de luz

que uniera todas

las conciencias.

MARÍA LUÍSA Es verdad.

CÉSAR VÍCTOR Yo

tengo

fe

profunda y sincera en las paen la razón y en el amor

labras de Cristo,

redimiendo á

la

humanidad, en esta augusta

trinidad que, personificándola, tiene

un solo

i


MAS ALLÁ DEL HONOR

nombre: Dios; y espero, y libro, ese dia

31

anuncio en

lo

glorioso en que las

mi

madres de

Oriente y las madres de Occidente sellen con un beso, como el hijo de Judea y la hija de

Samaría en

el

pozo de Jacob, la paz de sus de mi Samaritana aguarda á

hijos. El cántaro

los sedientos, su

agua es agua

viva,

agua de

amor.

MANOLO Pero no irán á bebería, evoluciona por

ni

la

ni

por

la

la

humanidad no

fuerza de las palabras

fuerza del amor:

el

odio ha sido

la

matriz de todas las revoluciones.

ELVIRA

No

discutáis cosas graves.

vides que luego allí

te

iré

Manolo, no

á ver á Conchita

ol-

Peña y

espero.

CÉSAR VÍCTOR

A

propósito Manolo,

acompáñame

de Martini para terminar auto.

la

á

casa

compra de un


32

CARLOS CRUZ

ELVIRA ¿Compráis un automóvil?

MARlA LUISA Es un obsequio que quiere hacerme hoy César Víctor.

ELVIRA Mira, Manolo...

MANOLO Ni una palabra más... sé lo que vas á decirme: que César Víctor... pero pierde cuidado, tendrás

automóvil

todas las zalamerías

y

también.

Y

regalos que

hazle

quieras

á María Luisa, pero por Dios, que no se entere

mi mujer.

CÉSAR VÍCTOR Elvira, hasta la

noche.

Ya

meremos en familia.

ELVIRA Adiós.

sabéis

que co-


MAS ALLÁ DEL HONOR

33

ESCENA TERCERA María Luisa y Elvira

ELVIRA iQué bueno es César Víctor! jCórno debes quererlo!

MARÍA LUISA ¿Qué

si le quiero? Con todas las ansias de mi alma y de mi carne. Amor, admiración, gratitud, todos estos sentimientos palpitan

en mi corazón por ese hombre, y es tan gran-

de mi cariño que, á veces, sentimiento ñas.

¡Temo

muy

triste

el irlo

de un pre-

me muerde

las entra-

perderle!

ELVIRA ¡Perderle!

Qué

niña eres! Si por

de que sea tu amor, mayor es

el

muy

gran-

suyo!

MARÍA LUISA Es verdad, pero he leido en libros de sabios que la felicidad no es de este planeta, y


34

-

este

amor

cielo

y de

CARLOS CRUZ

es arca de todas las felicidades del la tierra.

ELVIRA no supieron

Teorías de sabios tontos que

de amores.

MARÍA LUISA César Víctor llegó á mí cuando más necesitada estaba de una ilusión,

de

un amor

verdad: huérfana y pobre, recogida por unos parientes, sentía un enorme vacío en mi ser.

¿Qué

iba áser de mí en una sociedad corroí-

da por

el

egoísmo y

el interés,

hombres antes de mirar

en

los ojos

la

cual los

de una mu-

chacha consultan su dote? Mi porvenir era

el

porvenir de todas las chicas sin fortuna edu-

cadas para señoritas: mucho para un obrero,

poco para un muchacho de posición y guapa,

el

si

es

tipo ideal para amante.

Pero pasó por mi vida y por mi alma César Víctor y florecieron todas mis ilusiones, todos los bellos sueños de

la

juventud,

y

quise por su bondad, por su talento, por

lo

su


MAS ALLÁ DEL HONOR

35

desprecio á las miserias humanas y sus líricas exaltaciones de hombre y de poeta. Y mi co-

razón despertó

como una

alondra bañada en

sol.

ELVIRA César Víctor posee ese misterioso encanto

de ganar voluntades. .No es posible sin sentir

por

tratarle

profunda simpatía. Luego,

él

aunque procure que quede oculto, todos conocemos sus obras de caridad. Los desgraciados cos,

como

quieren

á un padre y los rilos ricos, chica, censuran su propaganle

da.

MARÍA LUISA Sí, él

es

dedica

el

producto de sus

una fortuna, á

los

libros,

que

pobres, á los obreros

que carecen de trabajo.

ELVIRA Le han querido hacer diputado.


CARLOS CRUZ

36

MARÍA LUISA Con gran empeño; pero dula política.

No

quiere

él

que

odia lo

la

farán-

cataloguen

en ningún partido. Combate á unos y á otros,

busca

la

sino en

verdad y el

la

amor, en

verdad no el

la

encuentra

amor redimiendo á

humanidad, como acabas de

oirle.

la


MAS ALLÁ DEL HONOR

37

ESCENA CUARTA Dichos y Marta

Marta to

tiene el

encan-

de la belleza y de la

juventud; en

su alma

ha prendido una dulce quimera y sedienta de amor, desfallece al borde de una fuente.

MARTA Un

abrazo,

María Luisa. ¿Qué

tal,

Elvira?

Chica, he salido yo misma á comprar un

in-

significante recuerdo. Mírale.

MARÍA LUISA ¡Qué preciosidad de abanico, es un encanto!

Paisaje á lo Watteau. Eres

muy

amable.

ELVIRA

Muy

bonito.

exquisito.

El

varillaje es

de un gusto


38

CARLOS CRUZ

MARTA No

sabes lo que lamento no poder comer

con ustedes, pero tenía con anterioridad un Lola Aguilar; sin embargo

compromiso con os prometo tomar

el

café aquí.

MARÍA LUISA Cu¿into lo siento, contigo.

Comeremos en

nosotros contábamos familia.

De

fuera, El-

vira y Manolo; pero de todos modos quedas comprometida á tomar el café. No te hagas

esperar.

ELVIRA

¿Cómo van

tus amores,

cuándo os casáis?

MARTA No

lo sé,

ni

quiero saberlo.

A

veces

me

pregunto: ¿estaré lo suficientemente enamo-

rada de Luis para casarme? Pero

la

juventud

y para vosotras, las amigas bien casadas, es de una espantosa cursise

marcha de

lería

prisa,

permanecer soltera á

los veinte

y cinco


MAS ALLÁ DEL H ONOR

años.

Mi

finitivo

rebeldía prolonga este

de

sa ilusión que engrandezca mi

gas mías, no

momento de-

vida en espera de una podero-

la

llega.

Luis

es

amor

y,

ami-

de una perfecta

vulgaridad.

MARÍA LUISA Y

tú,

una soñadora, una romántica.

MARTA Sueños, romanticismo:

nos queda de tar al

con

frías

alma

ni al

la raza.

lo

único noble que

¿Por qué quererlos ma-

realidades que no nos hablan ni

corazón?

ELVIRA Es verdad; á

las

mujeres no hay que arran-

carnos los sueños, todas soñamos, y desdi-

chado

del

hombre que no puede despertarlos

en su amada. La felicidad es un sueño, un

sueño que precisa

que se vela

el

velarle

con

la

ternura con

reposo de un enfermo am.ado.


CARLOS CRUZ

40

MARTA Yo

llevo

camino de velar eternamente.

MARÍA LUISA ¿Hermana de

la

caridad?

MARTA No. Hermana del amor, que también es caridad.

ELVIRA María Luisa,

te dejo.

Voy

á ver á

Conchi-

ta.

¿Tú

te

quedas, Marta?

MARTA No, salgo contigo. Adiós,

chica, dale mis

recuerdos á César Víctor y que no olvide mandarme su último libro, con dedicatoria.

MARÍA LUISA A

la

noche se

lo

dirás tú misma.


MAS ALLÁ DEL HONOR

MARTA Es verdad, qué

tonta...

MARÍA LUISA Hasta luego.

41


42

CARLOS CRUZ

ESCENA QUINTA María Luisa y a poco Ramiro Ramiro

es

un hom-

bre de pasiones, un impulsivo,

un cínico sin

otra ley que su amor.

MARÍA LUISA ¡Tú aquí! ¿qué buscas?

RAMIRO Vengo por

tí.

MARÍA LUISA ¡Infame!

RAMIRO Todo

lo

infame que tú quieras, todo

lo

serable; pero esta infamia y esta miseria jiijas

mison

de un sentimiento tan grande que

dignifica:

mi amor; de

tal

madre

tales hijas.

las


MAS ALLÁ DEL HONOR

43

MARÍA LUISA Sal pronto.

RAMIRO Sí, saldré;

pero no tan pronto

como

res,

tengo que hablarte mucho... Hice

je

desde

to y

América sólo por

este

quie-

el

via-

momen-

no es cosa que yo, que he tenido en

estos últimos tiempos la suerte de que todos

aquellos

me

en que jugaba

negocios

el

dinero

pierda éste en que juego

saliesen bien,

la vida.

MARlA LUISA Si quieres

que

tu recuerdo

que tanto me

atormenta, no se convierta en eterna maldición, vete, vete, por Dios, por tu

por lo que quieras,

si

es

que

tu

madre, ó

corazón ha

querido á alguien.

RAMIRO Por Dios, por mi madre... jNo! Por tí

saldría

si

no pensara

llevarte.

tí,

Óyeme.

por


CARLOS CRUZ

44

MARÍA LUISA Déjame ó llamo y

te

hago echar por mis

criados.

RAMIRO No, no

misma. De

te tú el

lo harás. la

¿Qué ganarías?

Delatar-

vida sólo he aprendido que

vence siempre y en esta ocasión soy mis armas invencibles; con que no

fuerte

fuerte,

tiembles y óyeme.

Me

arrojaron

mi casa mi padre

de

amor;

mi padre cometiendo

que ya

le

dome

nueva

ción.

vida,

exigiendo mi

regenera-

Aquí estoy regenerado. á un

mundo nuevo, donde no

compromisos que torcieran

tos y fui otro.

Rompí

los

vían mi carne y mi alma

ínis

y,

propósi-

estimulado por

luntad no flaqueó un instante,

res,

me

te-

harapos que envol-

amor, emprendí ruda lucha de trabajo,

antes

y tu

injusticia

he perdonado, tu amor prometién-

Marché nía

una

todo

arrastrara tras el vicio, juego,

la

lo

tu

vo-

que

muje-

en vano intentaron torcerme: una idea,

un pensamiento

libre

de mancha se levanta-


MAS ALLÁ DEL HONOR

ba en

soledad de mi existencia y

la

ba fuerzas para cí,

45

porque

la lucha,

y en

la

me

da-

lucha ven-

María Luisa, eras aquei pensa-

tú,

miento blanco, limpio de mácula que, como

un

faro,

iluminaba

el

desierto de mi vida.

MARlA LUISA Calla...

cucharte.

No

sigas, el

Amo

á

me

deber

prohibe es-

un hombre con todas

fuerzas

de mi alma y

silencio,

no quiero

si

le

ultrajarle

ultrajé

las

con mi

con tus palabras.

RAMIRO ¡Le amas!...

¡Con cuánto odio he mordido

en mis terribles soledades este pensamiento!...

Tú de

otro, tú

que me

diste tu carne...

MARlA LUISA ¡Mientes, canalla, no tela

di,

me

la robaste!

RAMIRO ¡Canalla! ¡Canalla sea! Canalla,

Vengo por

me

comienza tí

has dicho! Pues bien, tu obra.

y tengo dos medios de

lie-


46

CARLOS CRUZ

varte, rras,

uno

tu propia

y éstas

no

Hoy mismo

voluntad, otro

mis ga-

te sueltan..

para que festejéis vuestro

pri-

mer aniversario de amor, sabrá César Victor, que fuiste mía, que le fias engañado... y te arrojará de su casa, te arrojará de su cora-

zón.

MARÍA LUISA ¡Cobarde!

porque

si

Anda no

tardes

tardas seré yo

en

decírselo,

quien se lo diga.

Ahora me siento tan miserable como

tú,

por

haber sido tuya.

RAMIRO ¿Pero no comprendes, mujer, que esta infa-

mia está engendrada en

el

vientre de la pa-

sión? Quiero hundirte, envilecerte, arrojarte al

desprecio de

la

sociedad, para que

mi amor, más grande que cios,

más

fuerte

te

ga-

con

los

que todos tus odios,

ne con las ternezas de mi corazón, cariños dormidos en mi alma.

mi amor, tan

muda mi

luego

todos los despre-

Será tan dócil

adoración, que vendrás


MAS ALLÁ DEL HONOR

47

á mí con los brazos abiertos y serás mi Dios, mi madre, todas aquellas cosas que los hombres

aman y que yo no he conocido.


CARLOS CRUZ

48

ESCENA SEXTA Dichos y César Víctor

CÉSAR VÍCTOR ¡Ramiro!

Un

abrazo, chico.

RAMIRO Tendiéndole

César

la

mano,

Víctor...

CÉSAR VÍCTOR Ya

sabía por

Manolo Ruiz que habías

lle-

gado. ¿Comerás con nosotros?

RAMIRO No. Solamente he

me marcho

ya;

venido

á saludaros y

además quiero que no os

te en este día, primer aniversario de

fal-

vuestra

boda, mi recuerdo y pronto os enviaré, viaré César Víctor, mi presente.

te

en-


MAS ALLÁ DEL HONOR

49

CÉSAR VÍCTOR A María ¿Pero

tú,

qué

tienes,

porqué

Luisa.

lloras?

MARÍA LUISA Nada.

RAMIRO Después de tanto tiempo

mos hablado de viejos,

sin vernos...

cosas pasadas,

he-

de nuestros

de nuestros muertos, los muertos que

llevamos en

el

y los recuerdos

Conque María

alma que á veces resucitan, la

han entristecido.

Luisa...

César Víctor,

felici-

dades, muchas felicidades.

CÉSAR VÍCTOR ¿Pero

te

vas sin contarnos nada de tu vida?

RAMIRO No

te

Adiós.

impacientes,

pronto sabrás de

mi.


CARLOS CRUZ

50

CÉSAR VlCTOR ¿Qué apenas

Y

tú,

le

pasa á este chico que se marcha

llego?...

¿qué

tienes...

porqué

lloras?...


ACTO SEGUNDO Gabinete elegante en casa de César Víctor.

ESCENA PRI/AERA Terminada

la

comi-

da, María Luisa, Elvira,

César Víctor y Manolo

toman café y

licores.

CÉSAR VÍCTOR El paseo

con

la

muy

agradable,

contento

estoy

compra, es un buen automóvil.

MANOLO Magnífico. Es un gran placer ver su marcha se reduce, se acorta

la

como

á

distanci?.

El automóvil ha sido, tal vez, el invento

más


CARLOS CRUZ

52

en harmonía con nuestro espíritu inquieto, ansioso

moderno,

en cada hora de

nuevos

queriendo ver y gozar todo desenfrenada carrera de vértigo.

horizontes,

en

CÉSAR VÍCTOR Como la

ó

si

á cada instante temiéramos perder

vida y se intentara prolongarla en un vuelo

en

una carrera

de muchas leguas por

hora.

ELVIRA Te encuentro

triste,

contenta? Apenas

si

¿qué

te pasa,

no estás

has comido.

MARlA LUISA El

paseo no

me

sentó

muy

bien, tengo

un

ligero mareo.

ELVIRA Si quieres recogerte, bes...

por nosotros ya sa-


MAS ALLÁ DEL HONOR

53

MARÍA LUISA No, de ningún modo, estaría peor; quiero distraerme, el café me aliviará de seguro.

Además espero que vendrán Marta y su madre como nos prometió, y tal vez Luis.

MANOLO Y

á propósito, ¿á qué

espera esa pareja

para casarse?

ELVIRA Esta tarde

gunta a

ella

que entre

le

hicimos nosotras igual pre-

y no nos supo contestar.

ellos

Yo

creo

media una enorme diferencia

de caracteres.

CÉSAR VlCTOR Siempre he creído que no es Luis

el

hom-

bre con quien sueña Marta. Ella es una chi-

ca

encantadora,

con una hermosa prepara-

ción espiritual, alma exquisita, sensible

un arpa a el

las

como

vibraciones interiores. Luis, por

contrario, es

una

fortaleza cerrada a

las


CARLOS CRUZ

54

voces del

espíritu.

Ama

a su novia, con

honrado, es verdad, pero

un amor

exaltaciones, todo en

les, sin

él

amor

sin idea-

es metódico,

calculador; diríase que su cariño es producto

de

razón, de la razón que

la

sus padres se amaron

y que

él

tinuar la tradición, casarse, tener dicarlo

í\\

le

que

dice

debe conti-

un

hijo,

de-

comercio.

MANOLO De

seguir

cará a

la

la

tradición de

usura. Es

su raza

le

dedi-

una profesión de mucho

provecho.

MARÍA LUISA Y la

a Marta,

llamábamos

la suya,

desde pequeña, en el colegio la soñadora. ¡Qué imaginación

viajando siempre por

la luna!

ELVIRA Sin embargo para su situación material sería

una hermosa

gran fortuna.

solución: Luis posee

una


MAS ALLÁ DEL HONOR

55

CESAR VÍCTOR Sí,

su padre

do, que

él

le

dejó un

capital

muy

sóli-

ha aumentado considerablemente.

MARÍA LUISA Sirviéndole a Manolo.

¿Qué

prefiere Vd.

Manolo? ¿Chartreuse ó

cacao?

MANOLO Cacao, que es bebida de poetas y de mujeres.

CÉSAR VÍCTOR ¿Estás también tocado de romanticismo?

MANOLO Romanticismo de benedictino, que es orden religiosa de todas mis simpatías.

ELVIRA Por

los licores.

la


CARLOS CRUZ

56

MARÍA LUISA ¿Y

tú,

César Víctor?

CÉSAR VÍCTOR Un poco de cognac. Ya que eres tan amame servirás también un poco más de café.

ble

MARÍA LUISA ¿Sin propina?

CESAR VÍCTOR Con una espléndida propina que cuando estemos

te daré...

solos,

ELVIRA Por nosotros, puede V.

anticipársela,

es

día de ser pródigo...

MANOLO Lo malo es que to a

le

das un nuevo argumen-

mi mujer... pero en

fin,

Elvira,

no quie-


MAS ALLÁ DEL H ONOR

ro

que

el

remuerda

beso de este matrimonio

57

feliz

la conciencia...

Queriéndola besar.

ELVIRA Rechazándole. jTonto!

me


58

CARLOS CRUZ

ESCENA SEGUNDA Dichos. Marta,

D."*

Braulia y Luis

MARTA Fiel

tenéis.

cumplidora de César Víctor,

me

mi palabra aquí

que esta

felicidad

se

prolongue eternamente.

CÉSAR VÍCTOR Gracias, Marta. Ya he visto

el

abanico,

muy

hermoso.

MARTA ¿Qué

tal

Manolo?

MANOLO En

este instante

las chicas

muy

bien,

admirando a

guapas. Mi señora D.^ Braulia.

DOÑA BRAULIA No hemos sar Víctor y a

un momento.

querido dejar de saludar a Cé-

María Luisa y hemos

entrado


MAS ALLÁ DEL HONOR

59

MARÍA LUISA Os esperábamos. Marta me prometió que ya que no podía comer con nosotros no faltaría a

tomar

el café.

LUIS María Luisa, César Víctor,

me

ya sabéis que

asocio a vuestra dicha.

CÉSAR VÍCTOR Gracias, Luis.

ELVIRA ¿Cuándo hemos de felicitarles a Vds. Luis? ¿A qué espera V.? Un muchacho rico, sin familia.

¿Tanto apego le tiene a

la soltería?

LUIS Sobre este particular

les toca

responder a

Marta y a D.^ Braulia. Yo quisiera apresurarlo, mis negocios a la verdad van bien, pero necesitan

que se

les

dedique más atención.

Marta pudiera ayudarme...


60

CARLOS CRUZ

MANOLO ¿Piensas darle

plaza de tenedor de

la

li-

bros?

LUIS No, hombre, no; pero mi casa está

donada,

entregada en

manos de

abancriadas,

y ya comprenderán Vds. que me hace falta una mujer que se interese por todas estas cosas; yo

mismo quiero reglamentar mi

ordenar mis costumbres, yo soy

vida,

esclavo del

orden, sin orden no hay bienestar, sin orden los negocios fracasan y

yo tengo que velar

por mis intereses.

MARTA A Ya

César Víctor aparte.

amigo mío, mi novio no ve el espíritu del orden. Necesita, no un amor que embellezca la vida, un socio que le ayude a defender sus negocios, en

la

lo

oye

V.,

mujer sino

y yo francamente no reúno condiciones de dependiente de comercio; que busque otro, será lo mejor. Lo que

me

duele es que no es


MAS ALLÁ DEL HONOR

61

malo, es bueno y me quiere a su modo, pero no como he soñado yo que me quieran.

¿Qué sabe

él

de eso?

CÉSAR VÍCTOR Luis es un

hombre de su

sueños, nada de

ilusiones,

sus números, con

el

Nada de

siglo. la

realidad

tanto por ciento.

con

Nos-

otros somos los equivocados, hay que hacer enmudecer nuestro propio espíritu.

Un

criado sirve café

y

licores.

MARÍA LUISA ¿Habéis estado en

el

baile de la

Marquesa

del Penal?

DOÑA BRAULIA por

Sí,

chicas

cierto

todas

muy

estuvo

brillantísimo,

Peña estaban monísimas. ¿Cómo te

María Luisa?

las

guapas, Conchita y Luz así

no

fuis-


CARLOS CRUZ

62

MARÍA LUISA César Víctor tenía mucho que hacer y agradaba más acompañarle.

¿Qué

cognac,

prefiere V., Luis,

me

chartreu-

se?...

LUIS Cognac. Gracias.

ELVIRA Manolo y yo estuvimos un momento. Estaba

muy

agradable. La

marquesa

tiene

un

gusto exquisito y sus fiestas son encantadoras.

En

ellas

no

falta detalle.

MANOLO Luz, flores,

chicas, guapas, señoras

res entregadas a

la

mayo-

dulce murmuración y una

tolerancia versallesca.

CÉSAR VlCTOR La marquesa es una señora muy amable;

como no

tiene hijos, ni

graves preocupacio-


MAS ALLÁ DEL HONOR

63

nes, su aspiración constante es amenizarle la

vida á sus amistades.

LUIS Cosa que con frecuencia logra más á costa de su reputación, que de sus reuniones.

DOÑA BRAULIA Su vida

se presta á la murmuración: jo-

ven, separada de su marido... pero nadie concreta un hecho que haya puesto en peligro

su honor.

MARTA Fué

la

suya una separación sin ruido,

sin

escándalo, de perfecto acuerdo uno y otro,

que corren muchas y muy regocijadas leyendas; pero en el fondo lo que hay es que no congeniaban; él es un hombre

sobre

la

taciturno, corroído por todos

los celos; ella

y esta diferencia de caracteres daba lugar á constantes disgustos. Así al menos me lo ha conalegre, frivola,

tado

ella

enamorada de

misma, y yo

lo creo.

la vida,


64

CARLOS CRUZ

LUIS No,

la

causa de

honda; cierto que loso, pero cierto

la

separación fué

más

marqués es hombre cees también que su mujer le el

daba motivos para sus

celos.

Entra un criado con

una bandeja en

la

cual

trae un paquete,

CRIADO Para

el

señor.

CÉSAR VÍCTOR Déjale en

la

mesa.

ELVIRA

No profundicemos

en este asunto,

pecha va siempre más

allá

de

la

la

sos-

verdad.

CÉSAR VÍCTOR Tiene V. razón, de la verdad.

allá

sospecha va más Sospechamos de todo y

Elvira, la


MAS ALLÁ DEL HONOR

65

de todos, de nosotros mismos y de los demás, sólo que hay sospechas de regocijo, de farsa,

sospecha Ügera que se extingue como

una burbuja,

que pasa sin dejar rastros; pero hay otras que se nos clavan muy adentro, muy adentro, en el alma misma y esa sospecha queda, queda á pesar de dad,

nos desgarra

las entrañas,

menta, nos mata todas nuestras

nos acompaña por

la

vida

la

nos

verator-

alegrías

como una

y maldi-

ción.

MARTA A María ¿Por qué estás tan

Luisa.

pálida, te sientes

mal?

MARÍA LUISA No, Marta, no es nada.

Un poco de

can-

sancio.

DOÑA BRAULIA Pero el

las

honor y

mujeres debemos de poner entre la

sospecha, una muralla.


66

CARLOS CRUZ

MANOLO honor y la sospecha no cabe sino una promesa de amor, créalo V. Doña BrauEntre

lia,

el

más

cuanto

y

grande

el

sólida

muralla

la

más

placer de derribarla.

DOÑA BRAULIA De muchas

yo que no se han derribado.

Las mujeres tienen más alto

concepto del

honor, del que ustedes, los hombres, creen.

LUIS Es

el

miedo

al

escándalo.

CÉSAR VÍCTOR *

El

honor es una palabra

daticia,

elástica,

un convencionalismo

de

acomo-

la

socie-

dad, que establece jerarquías en los dominios de la conciencia. ¿Quién lanzar

el

estigma

del

es nadie para

deshonor sobre los

caídos? Si

cayeron por hambre, por amor, ¿de qué

se les acusa?


A1AS

ALLÁ DEL HONOR

¿En nombre de que Dios se entrada en

67

les

prohibe

la

templo?

el

MARTA Tiene V. razón, César Víctor, ha desorientado de del honor, que ya no del deber y

modo

tal

es

sociedad

la

concepto

el

aquel sentimiento

un manto con el manchas de nuestro propio

del bien, sino

que cubrimos

las

espíritu.

CÉSAR VÍCTOR Pero

la

humanidad

los hipócritas,

reconstruir

los

tiene

que derrumbar

cuya sombra se amparan

esta vieja moral, á

de alma encorvada, para

una moral

llena

de

luz,

de

fe,

de

amor...

MARÍA LUISA La que predicara

Cristo.

CÉSAR VÍCTOR Sí, la

que predicara

Cristo, la

moral del


CARLOS CRUZ

68

perdón, del amor,

la

que

los

hombres han

descoyuntado.

LUIS La moral es hacienda y á

el

la

respeto á la propiedad, á la

mujer ajena.

MARTA No, mo.

Luis, eso

no es

moral, eso es egoís-

la

LUIS

Ya

lo dice el

refrán:

caridad

la

tendida empieza por uno

bien en-

mismo

DOÑA BRAULIA Cada loco con su tema. ya que hemos tenido

Y

el

placer de

dar á Vds. nos marchamos.

María Luisa, César

Víctor...

CÉSAR VÍCTOR Señora... Adiós, Marta.

salu-


MAS ALLÁ DEL HONOR

69

MARTA No

olvide

mandarme

su último libro.

CÉSAR VÍCTOR El primer ejemplar será

para V.

Buenas

noches, Luis.

ELVIRA Nosotros nos vamos también, ya es tarde. María Luisa, que te alivies, descansa.

MANOLO Adiós, chico.

CÉSAR VÍCTOR Gracias, gracias a todos. Adiós.


70

CARLOS CRUZ

ESCENA ÚLTl/AA César Víctor y María Luisa

CÉSAR VÍCTOR Ya estamos te pasa?...

solos,

¿Por qué

dime ¿qué

tienes,

qué

lloras?

MARÍA LUISA César, César, abrázame, abrázame mucho,

temo que pero no

te

vayas de mis brazos, amor mió;

¿verdad?

te irás

¿Verdad que mi amor es más todo?...

¿Que me querrás

fuerte

siempre,

que

siem-

pre?...

CÉSAR VÍCTOR Vamos, cuéntame, te...

estás

nerviosa, seréna-

pero, ¿qué te ha dicho ese majadero de

Ramiro que

te

ha impresionado de

tal

modo?

MARÍA LUISA Nada... Nada.

No hablemos

Hablemos de nosotros,

sólo

ahora de

de

él.

nosotros.


MAS ALLÁ DEL HONOR

¡Quién sabe

71

mañana tendrás un

si

triste re-

cuerdo que envenene tu alma!

mi César, deja que te llame que esta palabra sea

¡César mío, mío, mío!

te pierdo,

¡si

mi última compañera!

CÉSAR Víctor Tuyo por

me

siempre,

única verdad de mi vida.

mina todo mi

ser en

unió á

Y

esta

el

amor,

verdad

ilu-

radiante apoteosis de

pasión.

MARlA LUISA Pues bien, esposo mío, yo quiero que en noche conozcas por completo mi vida, que sepas que he llorado mucho y he sufrido más. Y las lágrimas que se derraman de niña, cuando no se tiene padres, son amaresta

gas,

muy

am.argas...

Yo recuerdo

todavía de

pequeñita que, cuando lloraba por un juguete,

por una muñeca,

madre

el llanto

con

y eran tan

besos

secaba mi

dulces aquellos

que las lágrimas me bañaban el alma. Pero entonces tenía una madre, sólo las madres saben convertir las lágrimas en bebesos,


72

CARLOS CRUZ

Mi madre murió y la noche de su muermucho y aquellas lágrimas ya no hubo besos que las secaran... Llorar en siSOS.

te

lloré

abandonada, cuando

lencio, sola,

mas no suben alma, es

lágri-

las

á los ojos, sino que bajan

César mío,

triste,

es

triste...

al

y yo

siento aún la tristeza de aquella noche.

CÉSAR VÍCTOR Vamos, mujer, en

el

no

recuerdes las

piensa en

cias pasadas,

el

desgra-

presente,

piensa

porvenir que es todo felicidad.

MARÍA LUISA ¡El

porvenir! ¡No, no!

Quiero hablar del

pasado, solo conociendo mi pasado podrás

comprender

las

Murieron justicia

es

emprendan cesitan

cobardías del presente.

mis padres. la

la

¿Qué

que ordena que

marcha cuando

de ellos

divina los

los

para entrar en

¡Murieron mis padres! Mis tíos se ron de mi y

me

grande, severa;

in-

padres

hijos nela

vida?

encarga-

llevaron a su casa, una casa allí

nadie

reía,

apenas

si

se


MAS ALLÁ DEL HONOR

mundo

73

hablaba, todo

el

den; a mi

dedicada a sus rezos

tía

de piedad, no sar en

rní;

le

el tío,

era

ni

y obras

quedaba tiempo para pensin

ser

malo, era uno

esos hombres que pasan por gar

esclavo del or-

la

palabras ni limosnas, y cuántas

mi alma mendiga de amor

de

vida sin prodi-

veces

desfallecía en

umbrales de aquellas dos existencias

los

implo-

rando unas migajas de cariño!

No

podrás comprender toda

juventud condenada a para mí no había clase, para

muy

más

la

pena de mi

fría

soledad;

expansiones de

ninguna mí no había sino una amargura

grande, una congoja

Mi primo él, le

la

Ramiro...

muy honda.

pero no hablemos de

odio tanto, es tan miserable...

CÉSAR VÍCTOR ¿Qué

dices,

María Luisa?

MARÍA LUISA No me mires así, por Dios, César Víctor, me haces mucho dafio. No me huyas, ven,


74

CARLOS CRUZ

ven...

mi cabeza, mi pobre cabeza... qué pe-

so tan grande!

Se despeina. La

ca-

por

la es-

palda en suprema

cari-

bellera le cae

cia.

Acércate, ayúdame. ¡Que suave es cia

de tus manos! ¡Qué bueno

mío y como mucho que

te quiero! Ven...

decirte,

eres,

la cari-

esposo

Aún me queda

siéntate

aquí,

junto a

mí...

CÉSAR VÍCTOR María Luisa vuelve en tí, habíame claro, no me atormentes. ¿Qué misterio se esconde en

el

fondo de tus

ojos,

que mi alma tiem-

bla?

MARÍA LUISA Hoy

no,

hoy es día de querernos,, no quieninguna pena, quiero que me

ro que tengas

me cuentes tus mos como dos novios. La

hables, que

cosas. Charlarefelicidad es

tan


MAS ALLÁ DEL HONOR

breve que debemos gozarla

me

arrancaras

la

muy

75

deprisa. Si

vida con un beso,

me

harías tanto bien, sería tan

hermoso proloneternidad... y después

gar el ensueño en la de muerta, sin hacer ruido me besarías las manos, los ojos que tanto te han mirado y no sentirías por tu muerta ni odio ni desprecio...

CÉSAR VÍCTOR ¡Odio, desprecio!

labras?

¿A qué suenan

¿Qué pensamiento

esas pa-

esconden?...

Pero

estoy loco, estamos locos.

MARÍA LUISA Por compasión, amor mío, no me así,

ven, no

me abandones,

mires

quiero que sepas

que mi amor es tan grande como mi

culpa..

CÉSAR VÍCTOR Termina, habla de una vez para siempre

que mi razón

naufraga en

mujer,

¿Qué has hecho, cuál es tu ¿A dónde vas, pen-

habla!

culpa? Pero ¡Dios mío!

la

duda. ¡Habla,


CARLOS CRUZ

76

Sarniento?

¿A dónde

vas, sospecha?... iRami-

ro!...

MARÍA LUISA ¡Cesar, César mío!

CÉSAR VÍCTOR Sí,

es verdad,

sabría de

él,

que

Ramiro

dijo

que hoy mismo

mandaría también

su

re-

cuerdo. Este paquete que han traído última-

mente pudiera

ser...

Cogiendo que

el

el

paquete

criado en la es-

cena anterior ha deja-

do en

En

la

mesa.

efecto, aquí está su tarjeta.

¿Qué

es es-

to? unas cartas, letra tuya!

MARÍA LUISA Arrodillándose á sus pies.

César, óyeme, yo te diré todo, lo sabrás todo...

pero deja esas cartas, mira, soy yo.


MAS AL LÁ DEL HONOR

77

CÉSAR VÍCTOR ¿Qué

hiciste,

mujer? ¿Qué dicen estos pa-

peles?

MARÍA LUISA Que soy una verdad

terrible,

juventud

fui

infame,

que en

que el

te oculté una abandono de mi

de Ramiro...

CÉSAR VÍCTOR ¡Miserablel Aparta. Déjame. Pero,

dad y no

te

es ver-

mueres de vergüenza!! ¡Mala mu-

jer!...

En un

acceso de de-

sesperación

gar y

le

va á pe-

se contiene.

iNo!

MARÍA LUISA Aquí me me...

tienes,

por favor, mátame, máta-


CARLOS CRUZ

78

CESAR VÍCTOR Está bien. Es decir que yo soy un deshonrado, un imbécil; que mi mujer ha sido de otro hombre, que mi amor se ha aumen-

tado del engaño,

de

la traición.

iMuy

bien!

Y

esta mujer vive y está al alcance de mi mano. ¡Cómo se reirán de mí, del necio!... Yo un deshonrado, seré desprecio de los malos y compasión de los buenos. Y pensar que la amaba, que en mi corazón solo existía un nombre y era el suyo, que por su bienestar hubiera dado toda mi sangre...

y era tan

feliz,

tan

feliz...

MARlA LUISA ¡César Víctor!

CÉSAR VÍCTOR ¿Qué has hecho mujer, qué has hecho? ¿Qué mal te hice yo? ¿Porqué has destrozado toda mi vida?

MARÍA LUISA ¡César Víctor, óyeme!


MAS ALLÁ DEL HONOR

79

CESAR VÍCTOR ¡Calla!

MARÍA LUISA jNo! Necesito

hablar, el silencio es cruel;

quiero que

conozcas mi falta, quiero que sepas que te he sido leal, que te he amado como á un Dios. Que mil veces quise hablar,

quise que

mil veces

conocieras mi pecado, pero

enmudeció

ocasiones,

César mió,

puesta á decirte desgracia, rían

la

la

conciencia!

me

acerqué á

verdad, á confesarte

mi deshonra y

de vergüenza y

tanto, estaba

¡Cuántas

tan sola

las palabras

dis-

mi

mo-

de pena! Te quería en

el

mundo que mi

único deseo era prolongar un instante más

Y un

nuestro amor. á

día tras otro día

decidida á que conocieras

la

llegué

mancha de

mi vida, á que supieras que no era digna de tí,

y temblé.

¡Se lo diré

un día más de junta á

necesitan

mañana!

felicidad.

fuerzas

tengo

Era tan dichosa

que no tuve valor para

más

así

para

hablar.

Se

despedirse del

amor que para despedirse de

La la vida. noche que me hablaste de nuestro matrimo-


80

CARLOS CRUZ

nio fué para mí de una terrible angustia, no-

che de dolor. iCuánto aurora

me

César Víctor! La

lloré,

sorprendió bañada en lágrimas!

engañarte, ocultándote

la

da, ó sacrificar mis sueños, mi juventud, ilusiones.

amor:

La conciencia

calla.

Y

callé

O

verdad de mi vi-

me

decía:

porque

mis

habla;

el silencio

el

era la

felicidad.

CÉSAR VÍCTOR ¿Cómo

te

habrás burlado de mí?

MARÍA LUISA Por Dios, César Víctor,

no me creas tan

mala. Arráncame la vida, pero no

me

insul-

tes.

CÉSAR VÍCTOR Yo

creí

en tu amor y

tus palabras...

¡Si

me

dejé engañar por

hasta yo

mismo me des-

precio!

MARÍA LUISA ¿Dudas de mi amor?

¡No, eso no!

¡Dudar


MAS ALLÁ DEL HONOR

engañé de tanto como te infame, una miseodíame, desprecíame; pero no nie-

de mí amor! quería!

81

¡Si te

Dime que soy una

rable...

gues mí amor,

¡si

este

amor

es la única dis-

culpa de mi vida!

No

sabes que yo

te

quiero con

todos los

amores de mis entrañas, que si fui de otro no fué por voluntad de mí corazón. Vivía la misma casa que Ramiro, abandonada de mis tíos; mi carne fué suya, pero mi alma permaalma se entregó á tí por entero, tuyas fueron todas mis ternezas, tuyos todos mis sueños. neció virgen, mi

No

pido tu perdón,

César mío, pero

quiero tu disculpa. La sociedad es tan injusta

con

la

mujer, nos deja indefensas y preaños, mi

tende que triunfemos. Mis pocos orfandad, mí

inocencia misma,

fueron

las

causas de mi caída.

CÉSAR VÍCTOR

se

¿Porqué dudo? ¿Porqué vacilo? ¿Porqué derrumban mis creencias? Quisiera hacer callar la voz de mi digni-

dad, creerte; pero no, tú has traído á mi casa la

deshonra. Eres una mujer miserable!


CARLOS CRUZ

82

MARÍA LUISA es verdad, soy una miserable.

Sí,

Mi pe-

cado no tiene perdón, sólo Dios perdona. ¡Quiero dormir, dormir mucho... mi za,

mi cabeza, ¡qué

no

pensar...

dolor!...

Adiós César

abrace por última

cabe-

quiero descansar,

Víctor,

deja que te

vez...

CÉSAR VÍCTOR Aparta.

MARlA LUISA ¡Adiós!

CÉSAR VÍCTOR ¿A dónde vas?

MARÍA LUISA

A

buscar

largo,

muy

el

perdón.

largo...

niegas luego

me

lo

El

A

dormir un

abrazo que ahora

has de dar.

¡Adiós, César Víctorl

sueño

me


MAS ALLÁ DEL HONOR

83

CÉSAR VÍCTOR Ven. ¿Dónde está

dónde

Yo

está el

verdad, conciencia,

honor?

he querido romper de un tirón

duras que bría,

la

me

atan á una moral

he querido domar

cándome por sobre

convencionalismos

los

el

perdón,

hombre de una

al

odio, en la destruc-

el

ción, he querido ser libre,

amor y

estas

he predicado

te

me

encuentro fren-

á mis doctrinas soy incapaz de

las

con

el

carne y fe en las

la

ponen lumbraradas de

conciencias y ahora que

legitimar-

hecho. En vez de mirar hacia

ba, al cielo,

hundo

bras y siento

los ojos en las

que mi

el

dos divinas pala-

bras que, salvando los abismos de del espíritu,

som-

pasiones colo-

las

entecos que hacen esclavo

dignidad inspirada en

las liga-

vieja,

arri-

penum-

alma quiere

volar,

amar, perdonar siempre; pero sus alas baten

desesperadas á ras de miserable!...

me

¡Carne

tierra...

¿Porqué rechazo

ama, por un impulso de

á

la

flaca,

mujer que

justicia

ó por un

atavismo enfermo, carcomido?... Ella es buena,-

honrada, ¡honrada,

mía, sólo...

sí!...

y es mía, sólo

¡Lejos, idea maldita!

¿Mi honor


CARLOS CRUZ

84

Yo

en peligro? jNo! fano,

más

Afuera

las

si

nor. ¡El

de

al

en

calvario y

cal-

el

perdón, el perdón más más augusto que el hohonor! ¿Qué es el honor? ¿Qué senti-

te

grande,

dejarla

se negara á perdonar!

Mujer, has llegado vario

diá-

verdades de

trapo, afuera los prejuicios. ¡Dios ser Dios

más

haré un honor

cristiano...

espera

más

el

santo,

miento traduce esa palabra contrahecha por las

muecas humanas?

Ven, mujer, no á mis pies, á mis brazos, á

mi pecho... pero no, todavía no, hay algo que se interpone entre nosotros, un abismo que nos separa: estas falta

cartas,

despiertan mis

serán siempre una

nuestro amor,

acusadoras de tu

odios de hombre.

Ellas

acusación, atormentarán

envenenarán

besos de

los

nuestra pasión... Espera, espera... Cristo

más grande en

la

casa de Simón

que en

es el

templo dejerusalén.

Coge

el

las cartas

ma. Al fuego,

Más

al

allá del

fuego purificador.

honor

el

perdón...

paquete de

y

las

que-


MAS ALLÁ DEL HONOR

85

MARlA LUISA ¿Qué haces?

CÉSAR VÍCTOR Volver á

tí.

Se abrazan, en mi doble abrazo de perdón

y de amor.

TELÓN




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