18 estaciones para un final
18 estaciones para un final
D.R. armando rivera © armando rivera
© para la presente edición indeleble editores, 2015 11 Avenida, 2-49 zona 15 Col. Tecún Umán. C.P. 01015. Ciudad de Guatemala. Teléfono: (502) 2369-6950 Correo electrónico: indeleble.editores@gmail.com Ilustraciones de portada e interiores: Mauro Osorio I.S.B.N.: 978-9929-557-80-2
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18 estaciones para un final
armando rivera pinturas Mauro Osorio
para at. porque cada quien lleva un final‌
“…ahora que las noches sin tu luz me han enseñado que toda felicidad deja algún damnificado......” Ismael Serrano
no hay nada que rescatar de este naufragio, ni los recuerdos nos pueden inventar el futuro. ar
armando rivera
armando rivera (guatemala, 1964). estudió historia en la Universidad de San Carlos de Guatemala. en 1995 obtuvo el premio “francisco de vitoria” de la oficina de derechos humanos del arzobispado de guatemala, con el cuento “los pasos de caín”. es columnista de opinión en carretera news. en 2014 se le otorgó la distición “artista del año” por su trayectoria literaria. coparticipó en la elaboración de la antología: las huellas de la pólvora (cuento de la guerra. 1954-1996); compiló la antología: guatemala. narradores siglo xx. además, tiene publicados los libros de microrrelatos: utopía tras el farallón, comerciales para mi muerte; el mundo feliz de las cigarras ciclistas. el libro de cuentos, 37° al sur. en poesía ha publicado piel para una eva desterrada, mi ángel prófugo, la costilla de eva; más allá del Este y 7 nubes para un sombrero. en literatura infantil tiene el libro, xalur, la niña que pintaba estrellas.
Mauro Osorio
Mauro Osorio es un artista con formación autodidacta que inicia su carrera en 1986. Primero como dibujante ilustrador en diferentes instituciones y principalmente en el Suplemento Cultural Tzolkin, del Diario de Centro América. Su carrera se ha definido entre el dibujo de corte dramático-existencial y la pintura abstracta en formato grande. Desde 2011 está dedicado la fotografía y al fotomontaje de fotografía de arte o de autor. Cuenta con diez exposiciones personales. Fue nombrado Joven Valor de la Plástica Guatemalteca, MINICULT, 1989. Ha recibido los siguientes reconocimientos: Premio Único en Tema Libre, Certamen Internacional de Pintura Arturo Martínez, Quetzaltenango, 1990. En el certamen de la plástica promovido anualmente por el Instituto Neurológico de Guatemala, fue Finalista al premio a la mejor obra, Juannio 1998. Recibió Mención Honorífica en la Bienal de Arte Paiz, categoría artistas seleccionados, 2000. Ganó el Premio Plata categoría Pintura Abstracta, Festival de Arte Latinoamericano de la Fundación Rozas Botrán, 2004 y 2005 respectivamente. Ha escrito poesía y narrativa.
La vida es travesía surcada de naufragios Fernando-Germán Benítez Pérez-Fajardo*
De la desesperanza hasta la aceptación, el poeta, cual náufrago estelar, cargado de un sentimiento que traspasa la pantalla, va describiendo las estaciones que diseñan su particular duelo. Partiendo del desengaño y el dolor por la pérdida (“cada día es una pérdida en el calendario, una herida en el espejo donde nadie es nuestra respuesta…”), avanzando noche a noche, insomnio a insomnio, en la aceptación de la ausencia (“porque volver es una tormenta… araño la memoria y desnudo comprendo esta ausencia”), en tanto el dolor, dolor hiriente, profundo, asfixiante (“…perdido de este dolor que ilumina el día”, “hoy logré el cálido reflejo del frío en tu pupila que me hizo estatua de sal”), en principio revestido de un cierto atisbo de esperanza, se va transformando en realidad y aceptación. Agarrado al salvavidas de la palabra (“la palabra es un invento para recordar como las margaritas germinan en el olvido…”), el autor, a través de imágenes de una belleza casi hiriente, * escritor español.
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diseña toda una geografía de la nostalgia (“Detrás de mi pupila tu mirada, el amanecer y los mapas del tiempo… así el cielo de la noche tiene tanto temblor como los suspiros que provocan tu ausencia”) y de la soledad (“Soy un espejo sin imagen que lanza tus besos al mañana”). Sin embargo, la travesía continúa (“por eso aprendimos a viajar sobre el lomo de las ballenas en los océanos de viento, a tejer en el firmamento nuestra constelación o sonreír ante las pérdidas”). Y sin atisbo de reproche (tan solo el brillante y sutil: “sé que confundiste las luciérnagas con nuestras estrellas…”), tras navegar a la deriva por un firmamento incomprensible ante la tristeza (“No sé porqué los pájaros cantan al amanecer…”), el poeta, a modo de epílogo, termina reflexionando sobre la propia esencia de la despedida y sin renunciar al dolor inherente a todo desamor (“…Todo está allí, los recuerdos junto a los besos compartidos, todo roto, tú apenas un escombro en la memoria”) acepta por fin su reciente naufragio y continúa su viaje (“Hoy tenemos la mayoría de edad para perder dieciocho estaciones después de un día”).
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el amor es la fuerza de gravedad que te empuja al misterio‌
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I cada día es una pérdida en el calendario, una herida en el espejo donde nadie es nuestra respuesta y nada es lo imposible, porque volver es una tormenta. caemos ante la hoja de otoño y tú nunca podrás recuperar ese instante. araño la memoria y desnudo comprendo esta ausencia por la totalidad del latido de hojalata que me empuja al silencio.
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II cada estrella es un segundo en la noche de este sue単o, cada fragmento en el cielo es un recuerdo que debe caer al alba.
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III el primer sonámbulo abrió el grifo del insomnio. se comió la noche con todo y estrellas. por eso el firmamento fue una causa sin redención y el desenlace del amanecer es aquella sombra de labios etéreos.
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IV hoy encontraremos un ciclĂłn en la punta del alfiler que nos astilla la noche. hoy esta epifanĂa se viste de soledad, porque regresar del maĂąana es encontrar tu ausencia y debo tallar los rincones de mis labios bebiendo del beso mĂĄs lejano. abro los horizontes y me vuelo la punta de un alfiler.
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V la palabra es un golpe suave que nombra el cielo o la tormenta. es una gota que cae en las despedidas cuando dejas un adiĂłs en el andĂŠn y tu mirada se queda en la etiqueta de aquella valija que se lleva parte de tus sueĂąos. la palabra es un invento para recordar como las margaritas germinan en el olvido o la luna es un astro a la deriva de los amantes.
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VI he dormido todos los inviernos y desperté por la fugacidad de tu estrella. hoy encontré una luna en el estero de la almohada, por eso tengo la semilla que arde en nuestra despedida. he vuelto al sueño y las nubes son los testigos fieles de este latido. hoy logré el cálido reflejo del frío en tu pupila que me hizo estatua de sal.
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VII hoy cayó una luna, cual hoja de otoño, en la orilla de tu espalda. intenté llegar para recoger los fragmentos, pero la marea se los había llevado. acaricié el resplandor que se fue apagando en mis recuerdos. hoy tengo un astro flotando en la palma de mis manos y la nostalgia del viento cuando invade tus costas.
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VIII todos los horizontes tienen el principio en tus labios. hay una sonoridad de este ocaso que se encoge por las estrellas que dejan mi nombre en la piel de la noche. por eso me da por ir a recorrer los escombros de las galaxias como los recuerdos que dejaste en la orilla de este beso.
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IX sé que tienes escondido un otoño en la semilla de la noche. porque yo tengo un beso sobre tu labio. allí hemos construido un castillo de viento, visto anidar las alas de un halcón en el desierto y viajado hasta el inicio de la nubes. por eso nuestros recuerdos son plumas que caen en el precipicio del tiempo. hemos visto germinar la semilla de la noche una vez más.
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X detrĂĄs de mĂ pupila tu mirada, el amanecer y los mapas del tiempo. por eso nuestras estrellas caen al este de esta primavera, son como aquellas flores que germinan en la tormenta. asĂ el cielo de esta noche tiene tanto temblor como los suspiros que provocan tu ausencia.
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X
me gustan los segundos porque d picio, un acantilado por el cual c mariposas y al flotar perdido me el laberinto de mis recuerdos. sé cenario oscuro, un callejón con p quién nos salvará de la nostalgia un espejo sin imagen que l
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detrĂĄs de cada uno hay un precicaer. por eso me atrapa la red de e condena al olvido. me busco en que la vida es tantas veces un espuĂąal como el siguiente segundo. a como el recurso de la nada. soy lanza tus besos al maĂąana.
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XII en las costas de tus lágrimas, donde el mar es un imposible, me gusta amanecer. a veces naufrago, a veces corsario. vas y vuelves como las olas que emigran hasta el filo de este amanecer. ¿dónde quedó el mapa del ayer?, allí los besos eran los puntos cardinales. hoy me agarro a la crin de un pegaso y salgo a recorrer los universos que dejaste colgados en el balcón de la noche. una vía láctea con veinticinco soles.
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XIII las letras de tu nombre entraron en comunión con las siglas que me dibujan. atar la belleza fue la condición de los versos. por eso aprendimos a viajar sobre el lomo de las ballenas en los océanos de viento, a tejer en el firmamento nuestra constelación o sonreír ante las pérdidas. más de alguna vez lloramos por la distancia entre una hormiga y la osa mayor. todo tenía un sentido cuando atrapabas el ocaso en mis pupilas y yo tatuaba un eclipse en tu mirada.
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XIV anoche llovieron las margaritas del deseo, pero no te encontré. cuando desperté supe que estaba al oeste del paraíso. porque había un mar embravecido que arañaba el amanecer y las caracolas susurraban tu nombre en mi oído. el día se hizo viaje a la deriva de las emociones. entonces, caer fue la esperanza para aprender del vuelo. suspiré y me bebí los recuerdos como la poción mágica para el siguiente domingo.
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XV hoy encontré una conspiración de estrellas en la esquina de tus ojos, fue el golpe inicial de vida que dejaste en ese beso tuyo sobre mis deseos. ahora tengo océanos en rebelión y desiertos florecidos en la memoria. dejé los libros que leíamos apilados en el naufragio de la mesa de noche. así entre los recuerdos, el polvo y los instantes compartidos nos queda una fotografía impresa llena de distancias esperando la respuesta de tu mirada.
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XVI sé que confundiste las luciérnagas con nuestras estrellas pero creaste universos. ahora me encuentro en el origen, estoy lanzando botellas con tus instantes a la galaxia. algunas llevan ocasos, sombras o la misma vía láctea. soy, entonces, el primer náufrago intergaláctico que espera crees nuevas constelaciones para poder viajar al límite de tu mirada y recoger el infinito en estas palabras.
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XVII no sé porque los pájaros cantan el amanecer o los ocasos tienen ese tono malva. tampoco porque las brujas convierten a las ranas en príncipes o si el tiempo en los calendarios del pasado se esconde en mis recuerdos. no lo sé. pero sé que las margaritas del deseo son perpetuas cada vez que te encuentro desnuda en mis labios.
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XVIII en toda despedida esperas que alguien te abra la puerta o te diseñe, por nobleza, el siguiente universo. pero te quedas allí, parado ante el umbral de la nada, contando los pétalos de las margaritas o mirando como las ballenas cantan al amor en las costas del sur. nadie puede impedir que levantes la mano en señal de despedida o cruces los inviernos del adiós. los recuerdos están allí, en esa galaxia que se contrae junto a los besos compartidos. incluso el polvo esta roto. uno es aquel escombro de barco lejano que naufragó en las estaciones del porvenir. pero hoy tenemos la mayoría de edad para perder dieciocho estaciones después de un día.
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18 estaciones para un final se puso en circulaci贸n digital, en el mes de abril 2015.