Volcán Chichinautzin
Una tormenta en los recuerdos
México 2021
foto / crónica: armando rivera
Volcán Chichinautzin
Una tormenta en los recuerdos
México 2021
A veces la belleza acontece desde lo inesperado,
¿les habrá sucedido alguna vez? Tal vez por eso sea necesario relatar que el entusiasta grupo de senderistas, en aquel enero de 2021, nunca imaginó que al ascender la cumbre del Chichinautzin, la deidad de la lluvia Tlaloc, desde el corazón del cielo -con sus poderes del trueno- sometiera a los caminantes a una impresionante tormenta de granizo para formar un nuevo paisaje ante su mirada. El Volcán Chichinautzin deviene de un vocablo compuesto en náhuatl que significa “señor que quema”. Hoy es un volcán dormido que tiene una hermosura que fija su posición
en la devastación creada por sus erupciones. Su inmenso cráter es la evidencia que despejó los gigantescos estallidos que fueron modificando el horizonte de la zona. Existe certeza arqueológica que una de sus erupciones fue tan grande que destruyó parte de la zona de Cuicuilco a más de veinte kilómetros de distancia. El Volcán Chichinautzin al final de sus erupciones también creó un nuevo paisaje. Hoy tiene una altura de 3450 msm. Esa belleza singular que tiene nuestro planeta con sus volcanes, valles, ríos, mares y biodiversidad es lo que nos contiene para sostener la complejidad de la vida misma.
Según narra una antigua leyenda náhuatl, el origen del volcán sucedió cuando una princesa del cielo vino a buscar su hogar en la tierra; esperó por mucho tiempo, pero no lo encontró. Así que aquella princesa decidió dejar de buscar y esa noche murió; creando el Volcán Chichinautzin. Al día siguiente de su muerte, un campesino se acercó hasta sus faldas, le imploró por una buena cosecha y el espíritu de la princesa del cielo le dijo que cultivara en sus faldas para tener abundancia. En las diversas mitologías el origen de los volcanes está asociado al amor entre los humanos y las deidades. ¡Nos impresiona su belleza!, pero hay un temor fundado por la fuerza de su posible devastación. Por lo general, se considera a los volcanes en femenino. Las explicaciones, en estas leyendas o mitos, son coherentes para dar sustento a la cosmovisión de los habitantes que pueblan las zonas.
Por ejemplo, el VolcĂĄn de Osorno, al sur de Chile, es el amor entre un guerrero y una princesa, pero un dios envidioso por el amor de estos jĂłvenes condena a muerte a la princesa. La princesa al morir se convierte en el VolcĂĄn Osorno. Hoy la blancura y belleza de su glaciar permanente en la cumbre es la pureza de este amor, relatan los lugareĂąos.
¿Cuántas historias nos habremos de contar para explicarnos el mundo? Interminables, siempre tendremos algo que narrar, como esa anécdota de un grupo de senderistas que ante sus ojos vieron cómo se transformó el paisaje para dejar una estela blanca en sus recuerdos. En muchas ocasiones me han preguntado, ¿por qué hago senderismo? Pocas veces tengo una respuesta certera. A veces
lo impredecible ante lo imaginado es lo que constituye la hermosura de una caminata en cualquier montaña. Alguna vez respondí que era para encontrar mi origen mineral; pero ninguna respuesta será precisa hasta el momento de quien pregunta realice su primera senda por un paisaje natural. Solo en ese momento esta persona lo comprenderá. Apreciará un nuevo horizonte así como los pequeños detalles de una flora y fauna que le dan una belleza especial a cada lugar.
Entonces, ¿a quién no le ha acontecido la belleza ante lo inesperado? Siempre tendremos en nuestros recuerdos aquella caminata por el Volcán Chichinautzin, historia que les contaremos a nuestros seres amados cuando pregunten por alguna hazaña que hallamos realizado. Explicaremos como se siente el granizo caer, el frío que te corroe los dedos, más la constancia de seguir avanzando para mantener el calor y culminar la travesía. ¿Qué otros recuerdos iremos configurando en nuestras emociones?
armando rivera / escritor-fotógrafo
Pequeña referencia del explorador: El Volcán Chichinautzin se encuentra el Corredor Biológico Chichinautzin, entre las reservas naturales: el Parque Nacional el Tepozteco y las Lagunas de Zempoala. Se puede abordar un autobús desde la ciudad de México hasta el pequeño poblado de Parres, unas dos horas de trayecto, luego iniciar el sendero -de aproximadamente 20 km- hasta la cumbre del volcán.