El muelle de las almas El arte del más allá/ Chile
crónica / fotografía : armando rivera
armando rivera escritor / fotógrafo blog: brújula del nómada armar0764@gmail.com facebook.com/armandoriveraescritor
El muelle de las almas El arte del más allá/ Chile para Florencia
Fue un amanecer de enero, donde la causa del sol -en el sur del planeta- crea con la luz días más largos. La encontré vagando por los corredores de la estación de buses de la pequeña ciudad de Castro, en la Isla de Chiloé. Esa mañana, me disponía a emprender el viaje hasta la localidad de Cucao, para observar el mítico Muelle de las Almas. Ella, una excursionista de aventura, sin muchos preámbulos aceptó la invitación y partimos hacia nuestro destino.
velando el encanto que tiene el sur de Chile. Una exuberante vegetación -debido a las intensas lluviasse descubre en el horizonte la belleza del campo. Llueve, en promedio, más de nueve meses al año. Con esta campiña particular, como escenario, compartimos los anhelos del viaje, el sentido de exploración y la alegría de participar en la aventura. Yo le comenté algo acerca de la luz en la fotografía y lo importante de esperar el ocaso como el momento adecuado para hacer la captura. Ella En el trayecto -un transporte de no terminó de aceptar la idea de la bajo costo- la isla de Chiloé fue de-
luz y la foto. Creo que esa actitud se debe que ahora los celulares -“teléfonos inteligentes”- hacen “buenas” fotos a cualquier hora.
-en ese momento- hacer una foto que transportara a todas las personas que vea la imagen al lugar de las “almas”. ¿Acaso las almas se se transforman en luz? Justo en ese momento, cuando creímos no quedaba ningún turista; aparece una pareja, quienes desean hacer su foto en la cima del muelle. Me detuve, con un poco de angustia, porque todo el día estuve esperando el momento. Los abordé y les comenté algo sobre la luz para la fotografía, sonrieron y aproveché para hacerles una captura.
La tarde empezó a declinar sobre su luminosidad, por lo que nos acercamos al sendero hasta llegar al acantilado donde está el muelle. Nos encontramos una enorme fila de turistas, quienes esperaban el turno para hacer su foto personal y vincularla en las redes sociales. En el transcurso de esa jornada, las horas se hicieron lentas, como que en un día podías vivir treinta años por la Me dieron el espacio y allí está intensidad de aquel lugar. el “muelle de las ánimas” desComo a las nueve de la noche -final- cansando sobre el horizonte del mente- llegó el ocaso; ese momento océano Pacífico. Algunos de los donde la luz hace comunión con el habitantes de las islas pertenehorizonte para dejar escapar los se- cen a la ancestral cultura mapucretos que impondrán las estrellas a che del grupo Huilliche. De esa la noche. Configuré la cámara para cuenta, en la cosmovisión de este el manejo de adecuado y empecé a pueblo -como en todas las cultubuscar mi encuadre. Fue mi deseo ras alrededor del mundo- existe
el sentido de trascendencia de la muerte a través del “alma”. Se narra en las leyendas locales que en los acantilados de la bahía en los Roqueríos, además de los sonidos del mar se escuchan los lamentos de las “almas” en pena. Las cuales no pueden ser liberadas de su castigo porque aún existen en este mundo. Sin embargo, estas almas condenadas llaman con insistencia -vehemencia- al ser mitológico Trempulcahue -cuatro mujeres que se trasforman, en el ocaso, en ballenas-, quienes transportan las “almas” al lugar de descanso eterno. De esta leyenda local, en el año 2005, el artista Marcelo Orellana Rivera construyó este muelle y lo adornó con piedras preciosas, las mismas se encuentran en la playa de Rahue, pulidas naturalmente por la erosión y es el pago para Trempulcahue ayude a los muertos en su tránsito hacia el “más allá”. Enton-
ces, el muelle -que se orienta hacia el ocaso- es la relación simbólica del tránsito de la vida hacia la muerte y la hermosa bahía, con unos acantilados espectaculares, se convierte en un destino para visitar y aprender de otras culturas. Llegó la penumbra, ese momento donde la luz es un fantasma. Nos pusimos a conservar con la pareja, eran esposos, con veintiún años de matrimonio y nueve hijos; ese día celebraban su aniversario de bodas. Nos acercaron al poblado más cercando; porque a esa hora el transporte colectivo deja de funcionar. Encontramos, un hermoso hostel, cenamos una pizza. Una buena conversación. Luego, decidí ir a cazar estrellas. Me acompañó y la vía láctea fue el refugio de aquella noche, con la pregunta: ¿podrán ser las almas estrellas? ar