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CÓMO TENER DOS VECES MÁS VITALIDAD

Hace poco tiempo hice por segunda vez el experimento de no comer carne. Inicialmente estaba convencida de alcanzar niveles de energía muy altos si desechaba de mi dieta la proteína animal. Total, estaba viendo grandes cambios en el cuerpo y el nivel de energía de mi esposo, quién había dejado de comer carne y había perdido al menos unas doce libras sin mucho esfuerzo. Su cambio más radical era su dinamismo y vigor, que ahora habían mejorado un 100 %.

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Yo estaba convencida de que esta vez todo fluiría, y ya me veía siendo capaz de vencer el cansancio que sentía justo después del mediodía. Además, hacer 2 comidas diferentes, una vegana para mi esposo y otra para mi hijo y para mí, me tomaba más tiempo del necesario y por eso estaba decidido: ¡Seríamos veganos!

No habían pasado 4 semanas cuando yo ya estaba como un “palillo”. Había perdido casi 5 libras que para mí son mucho peso, y me veía frente al espejo cada mañana de color verde paliducho. Lo mismo le estaba ocurriendo a mi hijo, que cuando lo miraba bien, tenía un color verde azulado. TALENTO EN ABUNDANCIA

“La clave que complementa tu vitalidad está en el balance entre mente, cuerpo y alma”.

¿Qué estaba sucediendo?

La segunda parte de este experimento fue incluir momentos diarios de calma que practicamos ejercitándonos o cerrando los ojos y acallando la mente. Muchas veces escuchando las famosas “Tibetan Healing Bowls” en uno de los muchos videos disponibles en YouTube. ¿El resultado? Excelente.

Además de sentarte en silencio, practica si te gustan ejercicios de respiración y manejo de energía como el yoga, el Chi Gong, Thai Chi, etc. Yo practico el yoga cada día por medio y la vitalidad que me da es palpable.

Con los cambios de la comida comprendí que todos somos diferentes, que lo que te funciona a ti puede que no le funcione a tu familia. Sin embargo, ninguno de nosotros se ha sentido menos vital al incrementar las verduras y las frutas, o al incluir momentos de calma y desconexión que nos bajen el ritmo acelerado que llevamos a diario.

Todos manejamos un nivel de energía y vitalidad diferentes, y por eso no solo depende de la comida que consumimos, sino también de las prácticas energéticas que incluimos a diario en nuestra vida.

Con este experimento vi que la vitalidad va más allá de la comida que ingieres, es más, para mantener o aumentar el nivel de energía y vigor óptimo hay que incluir prácticas de desacelere y tiempo bajo el sol. La clave que complementa tu vitalidad está en el balance entre mente, cuerpo y alma.

También me di cuenta de que hay algo más allá de la comida que nutre esta fuerza vital y que se relaciona con los canales por los que fluye. Si estos no están completamente abiertos para que se dé su intercambio y transmisión, sentirás indiscutiblemente la disminución de tu vitalidad.

Mi esposo sigue sin comer pollo, embutidos, carnes rojas y cerdo. Solo muy de vez en cuando consume pescado. Por el contrario, mi hijo y yo consumimos carne de res y de pollo. Mi color ha mejorado y la energía ha vuelto a mí. Todos cuidamos nuestros canales de energía, ya sea a través del deporte, momentos de silencio, yoga y acupuntura cuando lo necesitamos. Como todos somos diferentes te invito a que sintonices con tu cuerpo y verás cómo te habla. Escucha con atención y experimentarás como él te dice qué hacer para aumentar tu vitalidad.

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