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El arte de la relajación para ser más productivos armonía

Relajación y productividad

Para que la triada anterior pueda florecer, es necesario que el cuerpo esté en equilibrio nervioso, es decir, que esté descansado y razonablemente activo. Para ello es importante saber que se debe cumplir con el delicado ritmo circadiano de actividad y descanso.

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La fase de actividad es la que comienza con el inicio del día, la salida del sol. Es necesario al despertarnos exponernos al sol, para que el cerebro reciba la orden y el sistema simpático se ponga en acción.

El sistema nervioso simpático es el estado de alerta encargado de generar el movimiento y poner la energía hacia el mundo exterior. Iniciar el día haciendo una actividad física nos recarga el cuerpo y nos prepara la ser productivos.

Durante esta fase estamos en contracción, enfoque hacia objetivos y movimiento, pero también estamos en fase de desgaste celular y envejecimiento, conocido como catabolismo.

La fase de descanso es la que comienza al final del día, con la salida de la luna. Es necesario bajar la intensidad de la luz, para que el cerebro reciba la orden de descanso y el sistema parasimpático se ponga en acción.

El sistema nervioso parasimpático es el estado de relajación encargado de generar el descanso y poner la energía hacia el mundo interior. Tomarnos un baño caliente o escuchar música suave es clave.

Durante esta fase estamos en relajación, enfoque hacia la reflexión y el descanso profundo. Pero también estamos en fase de regeneración celular y rejuvenecimiento, conocido como anabolismo.

Cuando tenemos un equilibrio entre la actividad y el descanso, ambos sistemas nerviosos se fortalecen y somos tan productivos de día como regeneradores energéticos de noche. Por esta razón, quienes trabajan las horas adecuadas pueden ser productivos a largo plazo sin agotarse, desgastarse ni enfermarse.

La desgastante vida moderna

La búsqueda de la eterna juventud es un objetivo que la gran mayoría de las personas persigue. Algunos con productos tópicos como cremas, otros con superalimentos y otros más extremos como cirugías e implantes.

Pero cuando se trata de una vida larga, saludable y productiva, debemos saber que el estilo de vida es clave.

Quienes viven en ciudades están sujetos a la estimulación externa casi 24 horas al día. De acuerdo con el Instituto Universitario de Salud Mental Douglas de Montreal (Canadá), vivir en una urbe aumenta en un 21 por ciento la probabilidad de sufrir un trastorno de ansiedad. Por otro lado, un estudio de la Universidad de Lund (Suecia) demostró que cuanto más grande es la ciudad, mayor riesgo de tener depresión.

Si bien es cierto que hasta ahora hemos considerado que vivir en las ciudades incrementaba nuestro nivel de ingresos y con ello la comodidad con la que nos desenvolvemos día a día, también es cierto que, de no tomar en consideración la forma como vivimos, estamos en riesgo de privarnos de una vida de calidad, que nos mantenga saludables y productivos a largo plazo.

Baños de naturaleza

Menos del 1 por ciento de la evolución humana se ha desarrollado en ciudades y construcciones no biodegradables. Por esta razón, la naturaleza tiene un efecto regulador y de relajación en el sistema nervioso humano.

Diversos estudios han demostrado que el contacto con la naturaleza y la conexión con el sonido de los bosques disminuye y regula nuestra frecuencia cardiaca. A diferencia de lo que creemos, que estar en medio de la jungla es estresante, la verdad es que nos genera el efecto contrario: la naturaleza nos calma.

Para quienes no disponen de naturaleza cerca o tienen un ritmo de vida que no deja espacio para visitar un bosque, lo recomendable es incorporar elementos de naturaleza en sus áreas de descanso. El cerebro no diferencia con exactitud lo que es real de lo que es simulado, por ello, la exposición a sonidos de agua corriendo, el cantar de los pájaros o la lluvia influye sobre la relajación del cuerpo.

De igual manera, la presencia de plantas dentro de la casa o luces tenues como de velas permite al cerebro relajarse.

Tres recomendaciones para relajarte

Aunque creemos que relajarnos no es productivo, la biología nos muestra que la relajación es un factor importante en la capacidad de producir. Para incorporar estos espacios conscientemente, aquí encontrarás tres recomendaciones básicas que te servirán de inicio a la incorporación de la relajación diaria:

1. Haz de tu habitación un santuario de descanso. Mantén alejado de tu habitación cualquier dispositivo electrónico que distraiga tu intención de irte a dormir cuando se llega la hora de hacerlo.

2. Incorpora luces tenues en tus espacios de relajación. Tener la casa muy iluminada de noche bloquea la actividad del sistema parasimpático, por ello es recomendable tener luces bajas al final del día, utilizar pocas luces e incluso iluminar con velas.

3. Desconéctate del trabajo tres horas antes de dormir. Nada que sea importante es urgente. Si has atendido tus pendientes en sus horarios correctos, no tienes nada que llevarte a casa, ni tienes por qué estar disponible a altas horas de la noche. Apunta en un papel lo que harás al día siguiente para no olvidarlo y acuéstate a dormir.

Joselyn Quintero

C o n o c e y A p l i c a l a s 1 2 L e y e s d e l a R i q u e z a C o n s c i e n t e q u e c o m e n z a r á n a p o n e r e l d i n e r o a l s e r v i c i o d e t u s s u e ñ o s , t e n g a s p o c o o t e n g a s m u c h o .

Neuroventas: Cómo la neurociencia nos enseña a vender

Considero que saber vender ha sido siempre un requisito implícito en todas las personas, quizás has escuchado decir que todos tenemos que saber vender: nuestros conocimientos, servicios, productos, liderazgo, capacidad de llevar a cabo un trabajo, etc. En definitiva, las ventas están presentes en el día a día de cada persona.

¿Qué es neurociencia y de dónde viene esta conexión con las ventas?

Cuando googleas la palabra neurociencia encuentras muchas definiciones, aquí te doy una de fácil comprensión, la neurociencia es el estudio del sistema nervioso y su objetivo es comprender cómo funciona este para producir y regular emociones, pensamientos, conductas y funciones corporales básicas, incluidas la respiración y mantener el latido del corazón.

En los años 70, el neurólogo Paul MacLean, formuló una hipótesis que sucesivamente fue comprobada, la hipótesis de que el cerebro humano está formado por tres áreas y que cada área tiene unas funciones específicas, respondiendo en tiempos diversos y en secuencias diferentes. La teoría de MacLean dice que tenemos tres cerebros: el cerebro reptiliano, el cerebro límbico y la neocorteza.

El cerebro reptiliano es el más primitivo, allí está alojada la base de nuestro sistema de supervivencia, esas necesidades básicas del ser humano, es instintivo, no piensa ni siente, solo reacciona, se encarga de que respires, comas, ataques, te reproduzcas y cuides a la tribu a la cual perteneces.

Paolo Borzacchiello, experto italiano en Inteligencia lingüística y comunicación estratégica sugiere, como muchos otros, iniciar la comunicación dirigiéndonos primero al cerebro reptiliano. De allí la importancia de escoger bien las palabras y la secuencia, comunicar desde tu esencia, ética y valores, esta parte del cerebro si sospecha que está en acto alguna técnica de persuasión o venta alza su barrera de protección y cierra el puente de la comunicación. Del mismo modo sostiene que es la parte del cerebro que necesita poder confiar y al intuir que algo no está bien, envía las señales de escapar o huir.

El cerebro límbico es donde residen nuestras emociones, la empatía y la conexión con la vida, en esta parte necesitamos entusiasmar y hacer que nuestro interlocutor pruebe un sincero interés por la conversación, es aquí donde el cerebro se pregunta ¿Qué ventajas hay aquí para mí? y si encuentra una respuesta, que lo satisfaga, deja pasar la información a la neocorteza.

Finalmente, la neocorteza es la parte más evolucionada, la más inteligente, la parte lógica y racional, evalúa y decide rápidamente, la mayoría de las veces en función de ideas preconcebidas y grandes errores producto de una gran carga cognitiva a la cual es expuesto el cerebro.

La pregunta que se hace es ¿Tiene lógica esto?, según los expertos, es la parte del cerebro a la que le debes prestar menos atención, ya que enumerar todos los beneficios o plus de tu producto o servicio no sirve a nada si el cerebro reptiliano y el límbico no se han puesto de acuerdo primero, por lo tanto, se puede decir que se reduce prácticamente a cero la capacidad de decisión de la neocorteza, en definitiva, hemos utilizado la mente para justificar y no para tomar la decisión de compra.

De aquí la importancia de comunicar con la secuencia adecuada, es necesario ponderar y dar el justo peso a cada parte del cerebro, de lo contrario estarías perdiendo credibilidad, eficiencia y por ende resultados.

No existe una única estrategia o técnicas a seguir, no nos limitemos a utilizar plantillas o a seguir un único método, busquemos nuestra autenticidad, utilicemos más nuestra intuición.

A todos los seres humanos nos mueven las emociones, entonces conecta con el Ser, busca encontrar la paz en la imperfección y busca mejorar cada vez más en cada área de tu vida, haciendo siempre lo mejor que puedas. Ahora, pasa a la acción y lleva a la práctica estos principios. ¡A vender se aprende vendiendo!

Karla Monsalvo

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