Kerigma agosto 2018

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“Muy de corazón nos congratulamos contigo en esta ya próxima conmemoración, y uniéndonos a la voz de tus fieles, te ofrecemos nuestro aplauso por la tarea cumplida. Suplicamos a nuestro Benignísimo Señor que premie copiosamente tus méritos, y después sea Él mismo tu auxilio”. Papa Francisco

“En aquél momento no alcanzaba a dimensionar todo el significado de ser ordenado por el Papa Pablo VI. ¡Era la imposición de manos del sucesor de Pedro!”


Especial Bodas de Oro Sacerdotales

¡Estamos de plácemes! ¡Estamos de plácemes en nuestra Arquidiócesis de Ibagué! Estamos felices por las bodas de oro sacerdotales de nuestro arzobispo y le damos gracias a Dios por poderlo celebrar. Hace pocos días escuchábamos el evangelio de la misa en el que Jesús compara el Reino de los Cielos con un tesoro escondido en el campo, que, al encontrarlo un hombre, lo oculta y lleno de gozo va y vende todo lo que posee y compra aquel campo. También es semejante el reino celestial – continúa Jesús– a un comerciante que busca perlas finas y cuando encuentra una perla de gran valor, va y vende cuanto tiene y la compra. Con estas comparaciones, el Señor nos quiere mostrar el valor supremo del Reino de Dios y la actitud del hombre para alcanzarlo. El tesoro y la perla son imágenes empleadas tradicionalmente para expresar la grandeza de la vocación, o sea el camino para alcanzar a Cristo en esta vida y poseerlo eternamente en el Cielo. Pero cada una de estas comparaciones nos quiere mostrar situaciones diversas. El tesoro significa la abundancia de dones que se reciben con la vocación, mientras que la perla nos indica la belleza y la maravilla de la llamada, pues no es sólo algo de altísimo valor, sino que es el ideal más bello y perfecto que una persona puede conseguir. Pero hay algo nuevo en la segunda parábola con respecto al tesoro: el hallazgo de la perla

Buenas noticias para la familia católica Calle 10 Nº 2-58 Tel: 2636918 - 2611680 www.arquidiocesisdeibague.org Consejo Directivo Mons. Flavio Calle Zapata Mons.Miguel Fernando González Mariño Mons.Gustavo Vásquez Montoya Director P. John Jaime Ramírez Feria Diseño Editorial Andrea C. Hernández S. Impresión Editorial Aguas Claras S.A. El Nuevo Día

Escríbenos a: kerygmaperiodico@gmail.com

El Santo Padre Pablo VI impone las manos sobre el diácono Flavio Calle Z.

llegado el momento, quiso dejarlo todo para adquirirlo. Una carta muy personal, inesperada, recibida en unas vacaciones, en un momento juvenil de duda vocacional, escrita por el propio obispo Miguel Ángel Builes, no deja de ser misteriosa y providente. En ella, el carismático pastor logra intuir la crisis del chico y a la vez vislumbrar la vocación de su seminarista.

sucede después de una búsqueda esforzada, mientras que el tesoro aparece de improviso. Esto puede pasar con la llamada que Jesús nos hace. Hay quienes encuentran la vocación casi sin buscarla y aparece como un tesoro que pronto deslumbra y atrae, mientras hay otras personas a quienes Dios ha puesto en el corazón una inquietud íntima, que les lleva a buscar perlas de más valor dando todo cuanto tienen cuando por fin la hallan. Así es el misterio de la vocación divina y es tan valiosa y auténtica tanto cuando se halla desde los primeros años de la vida, como cuando se presenta, más adelante, en medio de otras interesantes opciones. Lo importante es darle el sí a Dios, para poder disfrutar la alegría en aquella forma de vida para la cual el Creador nos puso en este mundo. La historia de Monseñor Flavio se ubica en el primer caso: él mis-

mo cuenta con admiración y agradecimiento, cómo siendo aún niño pequeño –uno de los once hijos de don Pedro Calle y doña Celia Zapata–, llegó en unas vacaciones un sacerdote de visita a su pueblo y lo mandó llamar y tras hacerle un “riguroso examen”, comprobó que era un buen estudiante y que, por tanto, debería ir al Seminario Menor. Todo fue un montaje inventado por el buen sacerdote que logró su cometido, pues aquel niño pronto resultó interno en el Seminario. Así de pintoresco y así de sobrenatural. Sin estarlo buscando, Dios se valió de este santo sacerdote, celoso por las vocaciones, para encaminarlo. De este modo, desde su corta edad, resultó andando por una ruta maravillosa, en la cual, sin faltar los afanes, pilatunas y desánimos, penas, dudas y alegrías, propias de la vida, finalmente resultó en la vía del tesoro deslumbrante, por el cual,

No vamos a contar aquí los cincuenta años intensos de ministerio de nuestro Arzobispo. Quería sólo que nos fijáramos en cómo cuando una persona es fiel al llamado de Dios, toda la Iglesia se beneficia. En esta muy resumida historia podemos ver: la fidelidad de una familia cristiana y numerosa, que con más riquezas espirituales que materiales sabe sacar adelante a sus once hijos, la fidelidad de sacerdotes auténticos que aman las almas con el amor de Cristo y sirven de referentes para consolidar la vocación de otros y por supuesto, la fidelidad de un sacerdote que, además, desde hace treinta años sirve a la Iglesia desde el episcopado. Por eso, las bodas de oro de Monseñor Flavio no son una fiesta personal sino una fiesta eclesial. Por eso, ¡estamos de plácemes!


Especial Bodas de Oro Sacerdotales

Al Venerable Hermano

Flavio Calle Zapata Arzobispo metropolitano de Ibagué

ás de una vez, al transportar nuestra mente a esas bellas tierras que hace poco tiempo visitamos en nuestro viaje pastoral, pasan ante nuestra mirada todas las personas a quienes pudimos ver empeñadas en diversos trabajos y llenas de esperanza en el porvenir. Entre ellas desfilas, tú, Venerable Hermano, con quien nos disponemos a compartir muy pronto, con la alegría que corresponde y con un profundo gozo del corazón un recuerdo especial: el del quincuagésimo aniversario de tu ordenación sacerdotal. Es junto evocar los primeros años de tu juventud, cuando en la Diócesis de Santa Rosa de Osos fuiste enriqueciéndote con una formación convincente y cultivando tus buenas capacidades. Y sin duda se destaca en esos recuerdos aquel día en que, en la ciudad de Bogotá, recibiste la Ordenación Sacerdotal de manos de nuestro mismo Predecesor, el Beato Pablo VI. Después, y tras haberte capacitado en esta Urbe romana en la ciencia de la Teología Moral, te dispusiste con prontitud a desempeñar varias tareas pastorales y a formar a los alumnos del Seminario mayor de Santa Rosa de Osos.

Por decisión de san Juan Pablo II fuiste adscrito a los Sucesores de los Apóstoles, y destinado como Obispo Prelado de la antigua Prelatura del Alto Sinú; te desempeñaste también por breve tiempo como Administrador Apostólico de Sincelejo. Y posteriormente, por voluntad del mismo Sumo Pontífice, te trasladaste a la Sede de Ibagué, para prodigar tus virtudes episcopales en procurar la salud espiritual de esta comunidad eclesial. Admirando, por tanto, tus méritos, deseamos congratularte de corazón, puesto que has desempeñado loablemente tu oficio de Pastor y has puesto toda tu solicitud en el cuidado de los fieles. Brillan tus ejemplos de piedad, celo pastoral, fidelidad hacia la Iglesia y su Magisterio, y por ello te has granjeado la estimación unánime de los demás hermanos en el Episcopado. Por todo lo cual, muy de corazón nos congratulamos contigo en esta ya próxima conmemoración, y uniéndonos a la voz de tus fieles, te ofrecemos nuestro aplauso por la tarea cumplida. Suplicamos a nuestro Benignísimo Señor que premie copiosamente tus méritos, y después

sea Él mismo tu auxilio. Por último, Venerable Hermano, gustosamente impartimos nues-tra Bendición Apostólica, ante todo para ti mismo y con el deseo de que alcance también a toda tu comunidad cristiana, y suplicamos oraciones

por el fructuoso desempeño de nuestro ministerio. En la Sede Vaticana, el día XVIII del mes de julio del año MMXVIII, sexto de nuestro Pontificado. Francisco


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Monseñor Flavio Calle Zapata

22 de agosto 1968-2018 Kerigma: Monseñor Flavio ¿Cómo fue el inicio del proceso vocacional?

do el bachillerato tuve varias crisis vocacionales, es decir, dudas de seguir o no seguir. Incluso hubo una muy intensa en el último año del bachillerato; eran mis vacaciones y pensaba como en dejarlo todo y no seguir; me atajó una carta que me llegó del Obispo, una carta misteriosa que me puso en crisis. El obispo decía que veían indicios de vocación en mí, que reaccionara y correspondiera con generosidad. Sí, así fue, esa carta firmada por Monseñor Miguel Ángel Builes me cambió la vida, me hizo volver con

Mons. Flavio: “Creo que mi proceso vocacional, para saber que el Señor me llamaba a ser sacerdote, tiene su origen en mi hogar y en la cercanía al altar, cuando era acólito a la edad de nueve y diez años. Un día el párroco me dijo: ´Flavio, ha venido un sacerdote del Seminario y le va a hacer, ya mismo, el examen para ver si usted es apto’. Entonces yo fui al despacho parroquial; recuerdo que me tomaron un examen, como si fuera un Icfes, y al final me dijo que quedaba aprobado. Así al año siguiente ya estaba en el Seminario Menor de Santa Rosa de Osos” K: Y ante este suceso ¿cuál fue la reacción de su familia? MF: “Todos quedamos sorprendidos por esa llamada como tan expresa, por medio de la presencia de un Padre del Seminario en vacaciones de diciembre. De todas maneras en la casa con gusto me alistaron para ir al Seminario a la edad de once años. Vi cómo toda mi familia simpatizaba con la vocación; mis padres Pedro y Celia, mis hermanos (somos once hijos) y mis parientes sentían que valía la pena seguir ese camino. Mi padre, hombre amable, muy sociable y culto, murió tempranamente, no me alcanzó a ver de sacerdote; mi madre, en cambio,

Monseñor Miguel Angel Builes

Carta de agradecimiento del presbitero Flavio Calle Zapata

buen ánimo al Seminario, terminé el bachillerato e inicié la filosofía. murió de 102 años, fue un regalo de Dios tenerla tanto tiempo como compañía y fortaleza en mi vida sacerdotal”. Fotos: Señora Celia Zapata La Señora Celia Zapata bendice a su hijo sacerdote Don Pedro Calle, padre de Mons. Flavio Con la Señora Celia en la Posesión episcopal en Ibagué K: Al terminar el Bachillerato seguía la decisión de adelantar los estudios eclesiásticos en el Seminario Mayor. ¿Nunca tuvo una crisis o el tener que pensar si seguir o no, la preparación para ser sacerdote? Don Pedro Calle, padre de Mons. Flavio MF: “Recuerdo que terminan-

K: Hablemos del tiempo entre el Seminario y la ordenación sacerdotal. MF: “De 18 años ingresé al Seminario Mayor en Santa Rosa de Osos para estudiar la filosofía y la teología. Siete años que se convirtieron en un estilo de vida, en un camino lleno de experiencias que confirmaron el regalo de la vocación. Era un gran deportista, me apasionaba el fútbol; recuerdo un compañero del Seminario que me decía: ´Flavio ¿por qué no te sales y te dedicas al fútbol profesional? te irá muy bien´. Y ahora que ha pasado el tiempo, confirmo que el Señor me quería para grandes ligas, es decir, para jugar en el equipo de los Apóstoles del Señor”.


Especial Bodas de Oro Sacerdotales MF: “Fue voluntad de la Santa Sede, en acuerdo con el Episcopado Colombiano, que se aprovechara la visita del Santo Padre Pablo VI para la celebración de los Sacramentos, entre ellos el Orden Sagrado. Por Providencia Divina mi Obispo me propuso, junto a un compañero, que estuviéramos dentro de los diáconos que el Papa ordenaría sacerdotes. Fuimos ordenados 200 entre sacerdotes y diáconos en la primera visita de un Papa a territorio de América Latina; una gracia inmensa de Dios. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?”

El Seminarista Flavio Calle con su madre la Señora Celia por las calles de Bogotá

K: Monseñor, era usted diácono cuando se anunció la Peregrinación Apostólica del Papa Pablo VI a Colombia, con motivo del Congreso Eucarístico Internacional. Una gracia de Dios ¿cómo pensar ser ordenado sacerdote por el Sucesor de Pedro?

K: Fue ordenado sacerdote, pero todavía no había terminado los estudios del Seminario. ¿Cómo hacía en esos días de “sacerdote seminarista”? MF: “La ordenación fue el 22 de agosto y tuve que seguir asistiendo a clases hasta finales de noviembre. Iba al salón de clases con los compañeros de siempre. En la mañana celebraba la Santa Misa y luego a estudiar como un seminarista cualquiera”.

Fuimos ordenados 200 entre sacerdotes y diáconos en la primera visita de un Papa a territorio de América Latina; una gracia inmensa de Dios.

El Diácono Flavio antes de la Ordenación sacerdotal

De camino al altar para la ordenación

El diácono Flavio Calle de camino a la Santa Misa de ordenación Sacerdotal

K: Monseñor haciendo memoria del día de la Ordenación Sacerdotal ¿Qué recuerdos se le vienen a la memoria? MF: “En aquél momento no alcanzaba a dimensionar todo el significado de ser ordenado por el Papa. ¡Era la imposición de manos del sucesor de Pedro! Pablo VI era un Papa impresionante, un hombre delgado, no muy alto, de ojos azules tremendos con una mirada muy profunda, serena y apacible. Cuando yo subí a la imposición de manos, quedé emocionado al inclinar mi cabeza para que él impusiera sus manos sobre mí; recuerdo un detalle de esa imposición de manos: Él metía los dedos dentro del cabello y apretaba la cabeza, lo recuerdo vivamente. Cuando yo ordeno diáconos, sacerdotes y obispos, aprieto fuerte la cabeza al imponer las manos”. K: Monseñor en este año jubilar de sus bodas de oro sacerdotales se recrea con gratitud y admiración el día de su ordenación sacerdotal. ¿Qué está experimentando en su interior?


Especial Bodas de Oro Sacerdotales parte del equipo de Dirección de la Pastoral Diocesana. Nos reuníamos, planeábamos e impulsábamos la vida de la Diócesis, se abrió un centro de formación para los laicos y se acompañaron diversas experiencias que me permitieron crecer en el amor a la Iglesia que se concreta en la Diócesis y en la Parroquia. Al término de esos cinco años el Señor Obispo me envió a Roma a estudiar la licenciatura y el doctorado en Teología Moral. Cuando regresé a Colombia estuve un año como formador y director espiritual del Seminario”.

El Pbro Flavio Calle con su familiar sacerdote

MF: “Ante todo debo decir que el día de la ordenación queda como un referente histórico en la vida del sacerdote; pero no histórico en cuanto a un hecho que pasó sino que tiene una plena actualidad. Cada año cuando celebro el aniversario sacerdotal procuro releer la homilía del Papa Pablo VI, incluso escucho su voz. Aquella homilía del Papa es una pieza clásica sobre el sacerdocio, es una fuente inagotable de espiritualidad sacerdotal, es un impulso para vivir y agradecer el sacerdocio”. K: Haciendo el recorrido de sus primeros años sacerdotales ¿Cuáles fueron las primeras responsabilidades y oficios pastorales que le fueron encomendados? MF: “Lo primero para lo que me nombró el Obispo fue ser Delegado de Pastoral Juvenil. Hubo cambio de obispo y fui nombrado Párroco de El Bagre-Antioquia, zona minera con una mezcla de razas y situaciones. Trabajé feliz durante nueve años, en equipo con otros dos compañeros sacerdotes”. K: Como quien narra escena por escena de una película Monseñor Flavio nos va contando esas primeras experiencias sacerdotales. MF: “Recuerdo ese impulso interior y toda la fuerza que le poníamos a la pastoral integral. La entrega era total; nos dedicábamos a mil cosas y todas buscando el bien de las personas a nuestro cargo; era una belleza de trabajo en equipo, orando y planeado juntos; por eso teníamos aliento y fuerzas para sostenernos. La gente era muy querida, correspondía mucho. Fueron años de una alegría enorme”. K: Llevamos diez años de ministerio sacerdotal ¿Qué siguió luego de la experiencia de la Pastoral Juvenil y la Parroquia de El Bagre? MF: “Por disposición del obispo fui nombrado a un equipo diocesano de pastoral. Por cinco años hice

K: Estando en el Seminario, estamos hablando del año 1989, fue sorprendido nuevamente por la voluntad de Dios y la voz de la Iglesia.

El Pbro Flavio Calle bendiciendo a su Madre

MF: “Si, ¡es verdad! Yo estaba muy contento en el trabajo del Seminario cuando me sorprendió el nombramiento de obispo. El 16 de febrero de 1989 fui nombrado por el Papa San Juan Pablo II como obispo-Prelado del Alto Sinú y San Jorge. El 16 de marzo del mismo año recibí la consagración episcopal de manos del entonces Obispo de Santa Rosa de Osos Monseñor Joaquín García Ordóñez; los coconsagrantes principales fueron: el Nuncio Apostólico Angelo Acerbi y el futuro cardenal Darío Castrillón Hoyos”. K: Y así empieza una nueva tarea de pastorear en la Iglesia ¿Qué recuerda de esta primera experiencia como obispo? MF: “Por cuatro años estuve en mi primera Sede Episcopal, la Prelatura del Alto Sinú y San Jorge, en la región de Córdoba. Recuerdo las comunidades y las gentes tan buenas, la llanura y los paisajes tan lindos que son difíciles de olvidar. Era tierra de misión en donde la Iglesia fortalecía su presencia con la acción evangelizadora”. K: El nombramiento como Obispo de la Diócesis de Sonsón-Rionegro le trae una nueva y ardua tarea pastoral. ¿Nos puede compartir lo que significó esta segunda Sede Episcopal? MF: “El 16 de febrero de 1993 fui nombrado Obispo titular de la Diócesis de Sonsón-Rionegro en Antioquia; El 19 de marzo tomé posesión de la Sede Episcopal en la Catedral de Rionegro y al día siguiente en la Catedral de Sonsón. Una Diócesis de gran vitalidad eclesial, muy rica en vocaciones y en comunidades de una fe viva”. K: Su acción evangelizadora estuvo acompañada por el trabajo arduo en la pacificación de esta región que lo llevó a ser considerado un mensajero y constructor de paz. ¿Cómo fue este tiempo en su segundo encargo como obispo? Sigue pág.11

El Pbro Flavio Calle en su primera Eucaristía


Especial Bodas de Oro Sacerdotales

El Pbro. Flavio Celebrando la Santa Misa

Besamanos al neopresbĂ­tero Flavio Calle Z.

A la salida de la Primera Misa del Pbro Flavio Calle


Especial Bodas de Oro Sacerdotales

Homilía del Papa

Pablo VI

Jueves 22 de agosto de 1968 ¡Señor Jesús! Te damos gracias por el misterio que acabas de realizar Tú, mediante el ministerio de nuestras manos y de nuestras palabras, por obra del Espíritu Santo.

Ordenación de doscientos presbíteros y diáconos en la sede del congreso eucarístico

T

ú, te has dignado imprimir en el ser personal de estos elegidos tuyos una huella nueva, interior e imborrable; una huella, que les asemeja a Ti, por lo cual cada uno de ellos es y será llamado: otro Cristo. Tú has grabado en ellos tu semblante humano y divino, confiriéndoles no sólo una inefable semejanza contigo, sino también una potestad y una virtud tuyas, una capacidad de realizar acciones, que sólo la eficacia divina de tu Palabra atestigua y la de tu voluntad realiza. Tuyos son, Señor, estos tus hijos, convertidos en hermanos y ministros tuyos, por un nuevo título. Mediante su servicio sacerdotal, tu presencia y tu sacrificio sacramental, tu evangelio, tu Espíritu, en una palabra, la obra de tu salvación, se comunicará a los hombres, dispuestos a recibirla; se difundirá en el tiempo de la generación presente y de la futura una incalculable irradiación de tu caridad e inundará de tu mensaje regenerador esta dichosa Nación este inmenso continente, que se llama América Latina, y que acoge hoy los pasos de nuestro humilde, pero incontenible, ministerio apostólico. Tuyos son, Señor, estos nuevos servidores de tu designio de amor sobrenatural; y también nuestros, porque han sido asociados a Nos, en la gran obra de evangelización, como los más cualificados colaboradores de nuestro ministerio, como hijos predilectos nuestros; más aún, como hermanos en nuestra dignidad y en nuestra función, como obreros esforzados y solidarios en la edificación de tu Iglesia, como servidores y guías, como consoladores y amigos del Pueblo de Dios, como dispensadores, semejantes a Nos, de tus misterios.

Haz, Señor, que comprendamos estas verdades fundamentales. Y haz que comprendamos, cómo nosotros, sí, nosotros, pobre arcilla humana tomada en tus manos, milagrosas, nos hemos transformado en ministros de esta tu única mediación eficaz (Cf. S. Th. III, 26, 1 ad 1). Corresponderá a nosotros, en cuanto representantes tuyos y administradores de tus divinos misterios(Cf. 1 Cor 4,1; 1 Petr 4, 10) difundir los tesoros de tu palabra, de tu gracia, de tus ejemplos entre los hombres, a los cuales desde hoy está dedicada totalmente y para siempre toda nuestra vida (Cf. 2 Cor 4, 5). Esta misma mediación ministerial nos sitúa, hombres frágiles y humildes como seguimos siendo, en una posición, sí, de dignidad y de honor (Cf. 2 Cor 4, 5), de potestad,(Cf. 1 Cor 11, 24-25; Jn 20-33; Hech 1, 2 2 ; 1 Petr 5, 2 etc.) de ejemplaridad (Cf. 1 Cor 4, 16; 11, 1; Phil 3, 17; 1 Petr. 5, 3), que califica moral y socialmente nuestra vida y tiende a asimilar el sentimiento de nuestra conciencia personal al mismo que embargó tu divino corazón, oh Cristo, (Cf. Phil 2, 5; Eph 5, 1) habiéndonos convertido nosotros también, casi conviviendo contigo, en Ti, (Gal 2, 2) en sacerdotes y víctimas al mismo tiempo, (Cf Gal 2, 19) dispuestos a cumplir con todo nuestro ser, como Tú, Señor, la voluntad del Padre, (Cf. Gal 2, 19) obedientes hasta la muerte, como lo fuiste Tú hasta la muerte de cruz (Cf. Phil 2, 8.) para salvación del mundo (Cf. 1 Cor 11, 26).

Te damos gracias, Señor, por este acontecimiento, que tiene origen en tu infinito amor y que, más que hacernos dignos, nos obliga a celebrar tu misericordia misteriosa y nos incita solícitamente, casi con impaciencia, para salir al encuentro de las almas a las cuales está destinada toda nuestra vida, sin posibilidad de rescate, sin límites de donación, sin segundas intenciones de intereses terrenos. ¡Señor! en este momento decisivo y solemne, nos atrevernos a expresarte una súplica candorosa, pero no falta de sentido: haz, Señor, que comprendamos. Nosotros comprendemos, cuando recordamos que Tú, Señor Je-

sús, eres el mediador entre Dios y los hombres; no eres diafragma, sino cauce; no eres obstáculo, sino camino; no eres un sabio entre tantos, sino el único Maestro; no eres un profeta cualquiera, sino el intérprete único y necesario del misterio religioso, el solo que une a Dios con el hombre y al hombre con Dios, Nadie puede conocer al Padre, has dicho Tú, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo, que eres Tú, Cristo, Hijo del Dios vivo, quisiere revelarlo (Cf. Mt 11, 27; Jn 1,18). Tú eres el revelador auténtico, Tú eres el puente entre el reino de la tierra y el reino del cielo: sin Ti, nada podemos hacer (Cf. Jn 15,5) . Tú eres necesario, Tú eres suficiente para nuestra salvación.

Pero ahora, Señor, lo que quisiéramos entender mejor, es el efecto sicológico que el carácter representativo de nuestra misión debe producir en nosotros y la doble polarización de nuestra mentalidad. de nuestra espiritualidad y también de nuestra actividad hacia los des términos que encuentran en nosotros el punto de contacto y de simultaneidad: Dios y el hombre, en una analogía viviente y magnífica contigo, Dios y hombre. Dios tiene en nosotros su instrumento vivo, su ministro y por tanto su intérprete, el eco de su voz; su tabernáculo, el signo histórico y social de su presencia en la humanidad, el hogar ardiente de irradiación de su amor hacia los hombres. Este hecho prodigio-


Especial Bodas de Oro Sacerdotales des y virtudes somos intérpretes. Nosotros constituimos, en el ejercicio de nuestro ministerio cultual, el Pueblo de Dios. Nosotros hacemos coincidir en nuestro carácter representativo y ministerial las diversas categorías que componen la comunidad cristiana: los niños, los jóvenes, la familia, los trabajadores, los pobres, los enfermos y también los lejanos y los adversarios. Nosotros somos el amor que une a las gentes de este mundo. Somos su corazón. Somos su voz, que adora y ruega, que goza y llora. Nosotros somos su expiación (Cf. 2 Cor 5, 21). Somos los mensajeros de su esperanza. so (haz, Señor, que nunca lo olvidemos) lleva consigo un deber, el primero y el más dulce de nuestra vida sacerdotal: el de la intimidad con Cristo, en el Espíritu Santo y por lo mismo contigo, ¡oh Padre! (Cf. Jn 16, 27) ; es decir, el de una vida interior auténtica y personal, no sólo celosamente cuidada en el pleno estado de gracia, sino también voluntariamente manifestada en un continuo acto reflejo de conciencia, de coloquio, de suspensión amorosa, contemplativa (Cf. S. Greg., Regula Pastoralis I: contemplatione suspensus). La reiterada palabra de Jesús en la última Cena: « manete in dilectione mea »(Jn 15, 9; 15, 4 etc) se dirige a nosotros, amadísimos Hijos y Hermanos. En este anhelo de unión con Cristo y con la revelación, abierta por El en el mundo divino y humano, está la primera actitud característica del ministro, hecho representante de Cristo e invitado, mediante el carisma del Orden sagrado, a personificarlo existencialmente en sí mismo. Esto es algo importantísimo para nosotros, es indispensable. Y no creáis que esta absorción de nuestra consciente espiritualidad en el coloquio íntimo con Cristo, detenga o frene el dinamismo de nuestro ministerio, es decir, retrase la expansión de nuestro apostolado externo, o quizá sirva también para evadir la molesta y pesada fatiga de nuestra entrega al servicio de los demás, la misión que se nos ha confiado; no, ella es el estímulo de la acción ministerial, la fuente de energía apostólica y hace eficiente la misteriosa relación entre el amor a Cristo y la entrega pastoral (Cf. Jn 21, 15 ss). Más aún, es así como nuestra espiritualidad sacerdotal de representantes de Dios ante el Pueblo, se orienta hacia su otro polo, de representantes del Pueblo ante Dios. Y esto, fijaos bien, no sólo para prodigar a los hombres, amados por amor a Cristo, toda la actividad, todo nuestro corazón, sino también y en una fase anterior sicológica, para asumir nosotros su representación: en nosotros mismos, en nuestro afecto, en nuestra responsabilidad, recogemos al Pueblo de

Dios. Somos no sólo ministros de Dios, sino también ministros de la Iglesia (Cf. Enc. Mediator Dei, AAS, 1947, p. 539); más aun, deberemos tener siempre presente que el Sacerdote cuando celebra la Santa Misa, hace « populi vices » (Pío XII, Magnificate Dominum, AAS, 1954 p. 688); y así, por lo que se refiere a la validez sacramental del sacrificio, el sacerdote actúa « in persona Christi »; mientras que en cuanto a la aplicación actúa como ministro de la Iglesia. (Cfr. Ch. Journet, L’Eglise du Verbe Incarné, I, p. 110, n. 1, 1° ed.; Cf. S. Th. III, 22, 1; Cf. 2 Cor. 5, 11). Pidamos pues al Señor que nos infunda el sentido del Pueblo que representamos y que llevamos en nuestra misión sacerdotal y en nuestro corazón de consagrados a su salvación; del Pueblo que reunimos en comunidad eclesial, que convocamos en torno al altar, de cuyas necesidades, plegarias, sufrimientos, esperanzas, debilida-

Haz, Señor, que comprendamos. Tenemos que aprender a amar así a los hombres. Y también a servirlos así. No nos costará estar a su servicio, al contrario, esto será nuestro honor y nuestra aspiración. No nos sentiremos nunca apartados socialmente de ellos, por el hecho de que seamos y debamos ser distintos en virtud de nuestro oficio. No rehusaremos jamás ser para ellos hermanos, amigos, consoladores, educadores y servidores. Seremos ricos con su pobreza y pobres en medio de sus riquezas. Seremos capaces de comprender sus angustias y de transformarlas no en cólera y en violencia, sino en la energía fuerte y pacífica de obras constructivas. Sabremos estimar que nuestro servicio sea silencioso (Cf. Mt. 6, 3.), desinteresado (Cfr Mt 10, 8) y sincero en la constancia, en el amor y en el sacrificio; confiados en que tu poder, Señor, lo hará un día eficaz (Cf. Jn 4, 37). Tendremos siempre delante y dentro del espíritu, a la Iglesia, una, santa,

católica, en peregrinación hacia la meta eterna; y llevaremos grabada en la memoria y en el corazón nuestro lema apostólico: Pro Chisto ergo legatione fungimur (2 Cor 5, 20). Mira, Señor; estos nuevos sacerdotes, estos nuevos diáconos harán propia la divisa, la consigna de ser embajadores tuyos, tus heraldos, tus ministros en esta tierra bendita de Colombia, en este cristiano continente de América Latina. Tú, Señor, los llamaste, Tú los has revestido ahora de la gracia, de los carismas, de los poderes de la ordenación, sacerdotal en unos y diaconal en otros. Haz, que todos sean siempre ministros fieles tuyos. Nos te suplicamos, Señor, que, mediante su ministerio y su ejemplo, se conserve la fe católica en estos países; se encienda con nueva luz y resplandezca en la caridad operante y generosa; Te pedimos que su testimonio haga eco al de sus Obispos y robustezca el de sus hermanos, a fin de que todos sepan alimentar la verdadera vida cristiana en el Pueblo de Dios; que tengan la lucidez y la valentía del Espíritu para promover la justicia social, para amar y defender a los Pobres, para servir con la fuerza del amor evangélico y con la sabiduría de la Iglesia, madre y maestra, a las necesidades de la sociedad moderna; y, finalmente, Te suplicamos que, recordando este Congreso, ellos busquen y gusten en el misterio eucarístico la plenitud de su vida espiritual y la fecundidad de su ministerio pastoral. ¡Te lo pedimos! ¡Escúchanos, Señor!

Los neosacerdotes son revestidos por los cardenales y obispos asistentes al congreso


Especial Bodas de Oro Sacerdotales

Encuentros con San Juan Pablo II Mons. Flavio con el Santo Padre Juan Pablo II. Al Fondo Mons. IsaĂ­as Duarte Cansino

el Pbro Flavio con el Rector del Colegio PioLatino en Roma


Especial Bodas de Oro Sacerdotales

Encuentros con el Papa emerito Benedicto XVI

Viene pág. 6 MF: “Fueron diez años de una cruda violencia en Colombia, especialmente en esta región. Es verdad que la gente recuerda mucho mi trabajo por la paz; pero siempre digo que ése era mi deber, era necesario jugarme la vida para hacer presencia pacificadora en todos los ambientes. Me tocó vivir en medio de las balas, en medio del paramilitarismo y de las guerrillas. En esa región contrastaban las riquezas naturales e industriales y las gentes valiosas con el derramamiento de sangre, las masacres y los secuestros. Mi deber era colaborar en los procesos de pacificación, reconciliación y vida nueva” K: Diez años impulsando programas de educación para la paz a través de movimientos y organizaciones como “Sembradores de paz” y “Jóvenes Constructores de Sociedad Civil”. Diez años realizando un notable trabajo por las vocaciones y las misiones fortaleciendo la vida diocesana.

Con el Papa Emerito Benedicto XVI

MF: “Fueron diez años exactos, ni un día más ni un día menos. Del 19 de marzo de 1993, día de San José, hasta el 19 de marzo de 2003 cuando tomé posesión de la Sede Episcopal como Arzobispo de Ibagué”.


Especial Bodas de Oro Sacerdotales Concierto en honor del nuevo arzobispo de Ibagué

Con los monseñores Eccelino Diaz (QEPD), Hernán Gallo y Gustavo Vásquez

K: ¿Qué ha significado este periodo en la Arquidiócesis de Ibagué? MF: “Han sido quince años y medio como arzobispo en Ibagué. Mi gran sorpresa es que no he sentido el tiempo; si me preguntaran ¿Cuánto tiempo ha estado en Ibagué?, tendría que responder que no he sentido el peso del tiempo ni el peso del trabajo. Es verdad que llegué con una gran vitalidad física y aquí, no por razones del lugar, he pasado algunos momentos de quebranto de salud. Es un hecho que uno se va desgastando. Le agradezco a Dios porque no he sentido el peso de los años. Me ha sorprendido llegar a los 50 años sacerdotales ¿Cuándo, Dios mío?” K: Al llegar a los 50 años de sacerdocio ¿Cuáles son los pilares que han sostenido el ministerio sacerdotal? MF: “Yo creo que ante todo ha sido la dedicación a la misión recibida, a lo que el Obispo me pidió, o como Obispo a cumplir con la tarea que el Papa me confió. El que se ocupa en cumplir el deber no siente el tiempo ni la edad. Sé que debo cumplir con el deber de cada día: los horarios, los eventos, la agenda diocesana, la agenda personal y aún estar abierto a lo nuevo que aparece. Son muy importantes el tiempo de oración y la celebración de la Santa Misa, la Liturgia de las Horas, la oración privada: la Visita al Santísimo, el amor a la Virgen María, el gran amor que mi Dios me ha dado por San José. Es sagrado el tiempo para atender y escuchar a la gente, recibir a los que tienen derecho a mi tiempo, a mi persona como los sacerdotes, las personas de vida consagrada, los fieles laicos, las autoridades que se ocupan del bien común”. K: El trabajo por la causa vocacional ha sido para usted un imperativo, un deber continuo en su ministerio. ¿Cómo

Ibagué con nuevo Arzobispo

ha sido su relación con los sacerdotes que el Señor le ha confiado? MF: “Se dice que los sacerdotes son el objetivo número uno del ministerio del Obispo. Donde he estado me ha movido el convencimiento del amor y el respeto por los sacerdotes. El Señor me ha ayudado a seguir el hilo a cada uno con un gran interés, no con una mirada de controlador sino de padre y hermano. Es motivo de alegría todo lo bueno de cada sacerdote, también de dolor cuando se mancha el don

Me he preocupado por la vida de cada uno, sus momentos de trabajo, de decaimiento, de enfermedad, de celebraciones sublime del sacerdocio. Me he preocupado por la vida de cada uno, sus momentos de trabajo, de decaimiento, de enfermedad, de celebraciones. En las diócesis por donde he pasado los sacerdotes han sido para mí motivo principal del ministerio como Obispo”. K: Monseñor, al celebrar los 50 años de vida sacerdotal

¿qué sentimientos brotan de su corazón de pastor? MF: “Únicamente gratitud y alabanza a Dios. Esto lo aprendo en la espiritualidad sacerdotal, en los Salmos. Todo lo transformo en alabanza a Dios. Bendigo a Dios porque me tomó de niño, de entre todos mis compañeritos, me eligió y me llevo al Seminario. Allí me


Especial Bodas de Oro Sacerdotales

Monseñor Gustavo Vásquez Montoya Vicario de pastoral

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Tolimen

Cele

Con el Clero de Ibagué

formó sacerdote y me ha tenido a su servicio toda la vida. ¡Cómo no agradecer el Don que ha llenado mi existencia! Quiero decir ¡Gracias, Dios mío! Porque, sin ningún mérito mío, sino por pura iniciativa y bondad tuya, me has tenido, me has librado de los peligros de todo orden”. tal

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K: ¿Qué le pide al Señor en la celebración de sus bodas de oro sacerdotales?

MF: “Estoy convencido de la generosidad de Dios. Cuando se cumplen años de vida, de matrimonio o de ordenación sacerdotal, Él, como Padre bueno, nos da gusto. Todo lo que uno le pida, siempre y cuando sea acorde con su voluntad, nos lo concede, nos complace, alegra nuestro corazón. Lo primero que pido es por las causas generales de la Iglesia, pido para Colombia un buen gobierno y tiempos de paz. Le pido por la Arquidiócesis que me ha


Especial Bodas de Oro Sacerdotales

confiado, por las personas cercanas y por mi familia de sangre. Con motivo del aniversario sacerdotal frecuentemente estoy repasando esas personas que, en el hogar, en los estudios primarios, secundarios, en el Seminario y en mi vida sacerdotal y episcopal, han estado cerca de mí para que Dios los bendiga y les pague los que yo nunca les podré pagar”.

a dejar inquietos y muchos van a resultar siguiendo el camino del sacerdocio, un camino del que no se arrepentirán; aun con fallas, luchas y dificultades, entenderán que la sabiduría de Dios los iluminó cuando optaron por seguir el camino del sacerdocio”.

K: Celebrar la fidelidad de Dios manifestada en los 50 años sacerdotales se hace una ocasión para lanzar un claro mensaje vocacional. ¿Qué le dice Monseñor a los niños y jóvenes?

MF: “¡Dichoso! pleno, en todo sentido. No busco la felicidad bajo los criterios del mundo. ¿Cómo voy a dejar lo mejor que hay en mi vida que es el sacerdocio por recreaciones, placeres y éxitos humanos efímeros que duran poco y que no satisfacen? Al llegar a los cincuenta, encuentro una absoluta plenitud y alegría integral como persona humana, como hijo de Dios y como sacerdote”.

MF: “Hace unos días en una charla con los seminaristas les dije: ¡Vale la pena trabajar con Dios! Es el mejor socio. Si Él nos llama, decirle: aquí me tienes. También hoy vale la pena trabajar para llevar la humanidad hasta el corazón de Dios, es el mejor servicio que se le puede hacer a una persona; vale la pena desprenderse, como dice la parábola del Evangelio: reunir todo lo que uno tiene y comprar la joyita preciosa que se llama la vocación cristiana y la vocación sacerdotal; comprar es entregarse a Dios. Si esto se lo decimos a los niños, a los adolescentes y a los jóvenes, los va

K: Un hombre, un sacerdote, un obispo pleno.

K: Con el deseo de servirle al Señor hasta el último momento de la vida. MF: “¡Sí! Yo siento que voy llegando como a una colina, como a una cumbre de la vida. No sé cuánto más me dará mi Dios de ahora en adelante. Todo día, toda semana, todo mes y año que Dios nos da es un regalo y se debe vivir con un gozo inmenso produciendo frutos de amor”


Especial Bodas de Oro Sacerdotales

K: Monseñor al conocer parte de su archivo fotográfico vemos que usted ha tenido una cercanía filial al Santo Padre. Ordenado por el Papa Beato Pablo VI, elegido como obispo por el Papa San Juan Pablo II, cercano al Papa Emérito Benedicto XVI y al primer Papa latinoamericano Francisco.

Confirmaciones Bodas de Plata Episcopales de Mons. Flavio

MF: “Considero que a partir de la ordenación se creó como ese referente de mi vida en relación con el Sucesor de Pedro. Como unos cuatro años después de la ordenación me tocó pasar por Roma con un grupo de Sacerdotes acompañando al Obispo. En la audiencia privada con el Papa Pablo VI tuve la oportunidad de decirle: ´Santo padre usted me ordenó de sacerdote en Bogotá; se alegró mucho de encontrar a un sacerdote colombiano ordenado por él y me dio una bendición especial. Después con San Juan Pablo II tuve varias visitas como sacerdote. Hacia mis veinte años de sacerdocio fui nombrado obispo y al menos cada cinco años podía ver al Papa y disfrutar su cercanía y santidad. Con el Papa Benedicto XVI tuve la oportunidad de compartir momentos gratos de cercanía y comunión. Cuando fui designado para ir a la Asamblea Episcopal de Aparecida compartí diversos momentos con el entonces Cardenal Bergoglio, actual Papa Francisco. En Roma he tenido la oportunidad de encontrarme con él, seguir su magisterio y su llamado a ser misionero de una Iglesia en salida”.

...”vale la pena desprenderse, como dice la parábola del Evangelio: reunir todo lo que uno tiene y comprar la joyita preciosa que se llama la vocación cristiana y la vocación sacerdotal...”


Especial Bodas de Oro Sacerdotales Mons. Gustavo: “El ministerio Episcopal de Monseñor Flavio está dejando una profunda huella en nosotros. Todo porque es una persona fiel a Dios y fiel a la Iglesia, con un profundo amor y obediencia al Santo Padre, es edificante su sentido de comunión, expresado en sus participaciones en la Conferencia Episcopal y como Arzobispo metropolitano de la Arquidiócesis de Ibagué, con su cercanía y acogida a los obispos de la Provincia Eclesiástica.

“Él me ha dado un testimonio de amor al Señor, a la Iglesia y al Sacerdocio” Monseñor Gustavo Vásquez

Kerigma: Monseñor Gustavo, ¿nos puede compartir algunos de los logros pastorales de Mons. Flavio en la Arquidiócesis de Ibagué? Mons. Gustavo: “Son muchos los logros pastorales que Monseñor Flavio Calle Zapata ha alcanzado en nuestra Arquidiócesis: el impulso de la Nueva Evangelización, la acogida y cercanía a los Movimientos Apostólicos, Comunidades y espiritualidades, reconociendo que sus carismas enriquecen la Iglesia.

Cuando Monseñor Flavio llegó a Ibagué continuó el Plan de Pastoral que había dejado Monseñor Juan

También su episcopado se caracteriza por la confianza que ha depositado en los sacerdotes, tanto a los mayores como a los jóvenes. Se preocupa por el crecimiento del sacerdote en su ministerio presbiteral y es un pastor respetuoso de los sacerdotes mayores. Ha impulsado la consecución de becas de estudio en Roma y España. Se preocupa por los retiros espirituales del clero y por esto busca los mejores predicadores del País. Resalto su cuidado e interés por los sacerdotes enfermos a quienes visita con frecuencia; esta realidad lo llevó a liderar la construcción de la Casa Sacerdotal “San José” para sacerdotes mayores y/o enfermos. Es importante reconocer cómo él en su administración y en el gobierno de la Diócesis ha dado importancia al Colegio de consultores, a la Junta de órdenes, a la Junta económica diocesana, al Secretariado de Pastoral y al Consejo Presbiteral. En estos ambientes escucha a sus sacerdotes, con el fin de tomar prudentes decisiones que propendan en bien de la Arquidiócesis. Monseñor Flavio ha aportado una gran dosis de espiritualidad, de organización y de cercanía con las personas”.

Un ministerio centrado en la Eucaristía El Amor a la Eucaristía es un referente fundamental de su ministerio episcopal; recuerdo que nos envió una carta pastoral con este tema, invitándonos a tener un trato delicado con la experiencia real del Señor, nos exhortó a ser apóstoles de la Eucaristía. Impulsó la creación de las 18 Capillas de adoración al Santísimo Sacramento, ha instituido ya más de un centenar de ministros extraordinarios para la Comunión de los enfermos. No se cansa de exhortar a los sacerdotes a celebrar bien la Eucaristía. Resalto también su acompañamiento a todas las comunidades parroquiales, especialmente, las fiestas patronales, la celebración del sacramento de la Confirmación y la visita en momentos importantes para las parroquias.

Es un hombre de oración, muy devoto de la Santísima Virgen María, y por supuesto ha dejado huella entre nosotros por su devoción a San José, promovió el Rosario de San José en las parroquias e impulsó la organización de los dos congresos de San José en Ibagué.

Kerigma: Monseñor Gustavo ¿cuál es su testimonio al trabajar tan de cerca a Monseñor Flavio? “Lo primero que debo expresar es que estoy muy agradecido con Dios y con monseñor Flavio porque me han permitido colaborarle desde la Vicaría de Pastoral y el encargo en algunas parroquias, como la del Espíritu Santo y Catedral. Francisco Sarasti e impulsó la realización del nuevo Plan de Pastoral que esta vigente hasta el 2019. Ha sostenido experiencias de misión en la Habana-Cuba, Zaragoza-España y ahora en San Vicente del Caguán. También cabe resaltar su interés en la adquisición de terrenos para la construir de nuevos templos parroquiales y casas curales”.

Quisiera resaltar el respeto y la confianza que tiene para con las personas que trabajamos con él; por ser un hombre de una profunda espiritualidad, cuando se va emprender un proyecto o se va a tomar alguna decisión siempre invita ´a poner todo en oración´. Él me ha dado un testimonio de amor al Señor, a la Iglesia y al Sacerdocio.

Kerigma 2. ¿Por qué se ha caracterizado la presencia sacerdotal y episcopal de Mons. Flavio?

Resalto también su bondad con el clero y los fieles, su buen trato y sensibilidad con los pobres. Es un hombre prudente que no toma decisiones precipitadas; sabe escu-

char, guardar silencio y madurar las decisiones a través de la oración; tiene lucidez para prever las cosas y darle un manejo correcto a diversos asuntos de la vida diocesana”.

AGUSTIN PAEZ DEVIA AGUSTIN ORTIZ ALVAREZ ALEXANDER ARTEAGA PARDO ALI MARIA BENAVIDES RODRIGUEZ ALIRIO AVILA HERNANDEZ ALVARO NAVARRO PEÑUELA AMALIA ACEVEDO DE TAPIAS AMELIA JUSTINA LOPEZ DE MOSQUERA ANA CECILIA GARZON CABALLERO ANGELA BONILLA TRIANA AURA MARIA ANGARITA BELEN GALINDO DE CAMACHO BERTILDA CASTAÑO DE OBANDO BLANCA ISLENA GAMBOA BARRETO BLANCA LIBIA LOPEZ DE BECERRA BLANCA LILIA VARON FLOREZ CAMPO ELIAS SALGUERO CARMEN STELLA AGUILAR DE OVIEDO CARMENZA GONGORA VASQUEZ CELIA MATILDE HERNANDEZ OYOLA CESAR AUGUSTO CLEVES SANCHEZ CINDY NATALIA LONDOÑO PRIETO CRISTOBAL CARDENAS MARTINEZ DAIBER CARVAJAL AGUIRRE DANIEL HERNANDO HERRERA LOPERA DANIEL SANTIAGO DAZA GONZALEZ DIANA MAYERLY BOCANEGRA ROMAN DOLORES ENCISO DORALID MARTINEZ DE LINARES EDUARDO RINCON LOAIZA ELEUTERIO CELEMIN CASTRO ELIZABETH DOMINGUEZ RONDON ELVIRA VEGA DE LOPEZ EMILIO GUARNIZO GOMEZ ENEDIGNA ORTIZ DE RAMIREZ ESENIO VARGAS RENGIFO ESTHER JULIA VASQUEZ DE MARTINEZ EVELIA GOMEZ ARCE FIDEL ANGEL OSPINA MORALES FLORALBA VILLANUEVA GONZALEZ GABRIEL ROJAS SUAREZ GLADYS BRAVO HERNANDEZ GRACIELA CRUZ DE RAMIREZ GUMERSINDA SANCHEZ DE GUTIERREZ GUSTAVO GOMEZ HECTOR ELVIS PRECIADO MORALES HECTOR MOGOLLON MORENO HENRY QUINTERO MARTINEZ HERIBERTO CALVO HERSILIA GIL DE ESCOBAR HIGINIO BRIÑEZ IGNACIO GERMAN PERDOMO DELVASTO IVAN AUGUSTO GUTIERREZ ESPITIA JAIME IZQUIERDO JAVIER LOPEZ ALVAREZ JAVIER ANDRES PASTRANA BUSTAMANTE JORGE ARTURO GARCIA HENAO JORGE IGNACIO LARA GUEVARA JOSE EXPEDITO TORRES USECHE JOSE HERNEY LIZCANO JOSE JESUS GOMEZ MANRIQUE JOSE JOAQUIN ORTEGA MAYORGA JOSE NERIO DURAN ARCINIEGAS JOSE OMAR VEGA CASTELLANOS JOSE RENE CRUZ PEÑA JOSE YEZID BARRIOS ORTIZ JOVER DIAZ ROJAS JUAN DE LA CRUZ ALAPE CARDOSO JUAN PABLO PADILLA SANCHEZ JUAN PABLO QUIROGA SALGADO LEONOR CONDE DE RONDON LIGIA SIERRA DE ARANGO LINA MARIA ROJAS CELIS LUIS ALEJANDRO ROJAS VALENZUELA LUIS FERNANDO MOLINA ZARTA LUISA FERNANDA GUTIERREZ DE GOMEZ LUZ STELLA OSPINA MARIA ADELIA RAMIREZ RODRIGUEZ MARIA BERTA CARVAJAL DE PINZON MARIA CIELO VARON RODRIGUEZ MARIA CRISTINA SANCHEZ DE GARCIA MARIA DE LOS SANTOS ARCE REMICIO MARIA DEL CARMEN TRUJILLO SOTO MARIA EMMA JIMENEZ DE PEÑA MARIA EMPERATRIZ ROJAS DE GOMEZ MARIA EVA GRAJALES VILLEGAS MARIA FRANCISCA NIETO OSORIO MARIA ISABEL RAMIREZ DE MURILLO MARIA JUDITH MONROY PELAEZ MARIA NUBIA GARCIA MARIA SANTOS REYES NIÑO MARIA TERESA RIAÑO ROJAS MARIANA RODRIGUEZ DE ALMANZA MAURICIO LEYVA BASTIDAS NELLY CONSTANZA DIAZ PORTELA NESTOR GENTIL CASTRO NOEL GOMEZ TRIANA RAQUEL BERMUDEZ DE ROCHA RIGOBERTO MUÑOZ ROCALINA PRADO DE ACOSTA ROSA ELVIRA VARGAS DE SOLANO SAUL ZAMBRANO LUGO ULDARICO NARVAEZ ESCOBAR VICTOR CORAL BENAVIDES VIRGELINA PATIÑO DE RODRIGUEZ WERNER RUBEN ROJAS MORALES WILSON SALAZAR BELLO YEZID BERRIO LAMPREA YURANY VERA CASTAÑO


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