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Septiembre 2015
EDITORIAL
HAY QUE CULTIVAR UN AMOR CÁLIDO POR DIOS Podemos hacernos una pregunta muy simple. Está bien creer en Dios con todo el corazón, está bien esperar que nos ayude en las dificultades, está bien sentir el deber de agradecerle. Todo bien. Pero, ¿queremos también un poco al Señor? ¿El pensamiento de Dios nos conmueve, nos asombra, nos enternece?
Buenas noticias para la familia católica Calle 10 Nº 2-58 Tel: 2636918 - 2611680 www.arquidiocesisdeibague.org kerygmaperiodico@gmail.com Consejo Directivo Mons. Flavio Calle Zapata Mons.Gustavo Vásquez Montoya Director P. Jairo Yate Ramirez Diseño Editorial Andrea C. Hernández S. Impresión Casa Editorial El Tiempo
“Si el afecto por Dios no enciende el fuego, el espíritu de la oración no calienta el tiempo.” Audiencia santo padre Francisco. Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!. Después de haber reflexionado sobre cómo la familia vive los tiempos de la fiesta y del trabajo, consideramos ahora el tiempo de la oración. La queja más frecuente de los cristianos tiene que ver precisamente con el tiempo: “Debería rezar más…; quisiera hacerlo, pero a menudo me falta tiempo”. Escuchamos esto continuamente. El disgusto es sincero, ciertamente, porque el corazón humano busca siempre la oración, incluso sin saberlo; y no tiene paz si no la encuentra. Pero para que se encuentren, es necesario cultivar en el corazón un amor “cálido” por Dios, un amor afectivo.
Pensemos a la formulación del gran mandamiento, que sostiene a todos los demás: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu”. La fórmula usa el lenguaje intenso del amor, derramándolo sobre Dios. Entonces, el espíritu de oración vive principalmente aquí. Y si vive aquí, vive todo el tiempo y no se va nunca. ¿Podemos pensar en Dios como la caricia que nos mantiene con vida, antes de la cual no hay nada? ¿Una caricia de la cual nada, ni siguiera la muerte, nos puede separar? ¿O lo pensamos solo como el gran Ser, el Todopoderoso que ha creado todas las cosas, el Juez que controla cada acción? Todo es verdad, naturalmente. Pero solo cuando Dios es el afecto de todos nuestros afectos, el significado de estas palabras se hace pleno. Entonces nos sentimos felices, y también un poco confundidos, porque Él piensa en nosotros ¡y sobretodo nos ama! ¿No es impresionante esto? ¿No es impresionante que Dios nos acaricie con amor de padre? Es muy hermoso, muy hermoso. Podía simplemente darse a conocer como el Ser supremo, dar sus mandamientos y esperar los resultados. En cambio Dios ha hecho y hace infini-
tamente más que eso. Nos acompaña en el camino de la vida, nos protege, nos ama. Si el afecto por Dios no enciende el fuego, el espíritu de la oración no calienta el tiempo. Podemos también multiplicar nuestras palabras, “como hacen los paganos”, decía Jesús; o también mostrar nuestros ritos, “como hacen los fariseos”. Un corazón habitado por el amor a Dios convierte en oración incluso un pensamiento sin palabras, o una invocación delante de una imagen sagrada, o un beso enviado hacia la iglesia. El espíritu de la oración restituye el tiempo a Dios, sale de la obsesión de una vida a la que le falta siempre el tiempo, reencuentra la paz de las cosas necesarias y descubre la alegría de los dones inesperados. Unas buenas guías para esto son las dos hermanas Marta y María, de quienes habla el Evangelio que hemos escuchado; ellas aprendieron de Dios la armonía de los ritmos familiares: la belleza de la fiesta, la serenidad del trabajo, el espíritu de oración. La visita de Jesús, a quien querían mucho, era su fiesta. Un día, sin embargo, Marta aprendió que el trabajo de la hospitalidad, si bien es importante, no lo es todo, sino que escuchar al Señor, como hacía María, era la cosa verdaderamente esencial, la “parte mejor” del tiempo. Jesús el que viene entre nosotros, como iba en la familia de Marta, María y Lázaro. Una cosa que tengo en el corazón, que he visto en las ciudades... ¡Hay niños que no han aprendido a hacer la señal de la cruz! Tú, mamá, papá, enseña al niño a rezar, a hacer la señal de la cruz. Esta es una tarea hermosa de las mamás y de los papás. En la oración de la familia, en sus momentos fuertes y en sus pasos difíciles, somos confiados los unos a los otros, para que cada uno de nosotros en la familia sea custodiado por el amor de Dios. Gracias.
La Escuela de la Misericordia
Pbro. Jorge Enrique Bustamante Mora. Director Departamento de Doctrina y Animación Bíblica Conferencia Episcopal de Colombia.
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mt 5,7). Comencemos por citar unas iluminadoras palabras del Papa Francisco: “¡Tengan confianza en la fuerza de la cruz de Cristo! Les pido que den testimonio convincente del mensaje reconciliador de Cristo en sus casas, en sus comunidades y en todos los ámbitos de la vida nacional”, este mensaje lo dirigió a Corea el 18 de agosto de 2014, una nación que hace más de 60 años vive la experiencia de la división y del conflicto. Mensaje que nos toca y exhorta, pues Colombia también desde hace más de 60 años vive en una situación de conflicto y desesperanza cada vez mayor; vivimos inmersos en una realidad desbordante de violencia, cada vez más deshumanizadora y cruel; en esta realidad es urgente creer en el poder transformador del Evangelio, de la Buena Nueva que nos trajo Jesús de Nazaret, creer en la misericordia, creer en el poder de la reconciliación, del perdón; “Sin el perdón la paz no es posible” (Mons. José Alejandro Castaño, Obispo de Cartago). El perdón es necesario para una convivencia humana digna; se hace necesario en esta hora histórica de nuestro país exhortar a Colombia, a todo creyente católico y no católico a que tengan la valentía y el heroísmo del perdón. La Iglesia Colombiana, a través del Departamento de Doctrina y Animación Bíblica, coloca a disposición de las parroquias y los diversos grupos y movimientos eclesiales la cartilla “La Escuela de la Misericordia, contiene 12 encuentros o círculos bíblicos, que presentan la línea ascendente de la misericordia, desde Caín, pasando por las leyes de venganza y exterminio, pasando por la ley del Talión como ley de equidad, y por la voz de los profetas, que recordaban la misericordia de Dios, hasta llegar a Jesús “el rostro vivo de Dios misericordioso”, quien compromete a sus discípulos, en el testimonio de ser misericordiosos.” (Mons. Daniel Caro, introducción a la cartilla). Un material rico en la construcción de la paz, y la ambientación del año jubilar Extraordinario de la Misericordia.
Como hijos de Dios, discípulos creíbles de Jesús, estamos llamados a colocar todo lo que sea necesario en la vivencia del evangelio que nos exhorta sin vacilaciones a descubrir la misericordia de Dios y a ponerla en práctica. El camino no permite aguas medias, o tibias, o como dice el dicho popular “a medias y sin zapatos”, se nos exhorta a la radicalidad de ser capaces de perdonar no desde nuestras convicciones, a veces mal formadas, sino desde las enseñanzas de Jesucristo. Es necesario percibir que la Misericordia de Dios no es un sentimentalismo de una espiritualidad etérea que no compromete la realidad, no se trata ni siquiera de buenos sentimientos individuales sino ante todo una actitud permanente de vida, que desarrolla la capacidad de perdonar, de amar incluso a aquel a quien creemos que no lo merece. Nos recuerda Mons. Daniel en la introducción a la cartilla en mención que “el cristianismo es la religión del amor y del perdón. De estas dos realidades, la más difícil: el perdón. Y del perdón, quizás más fácil, pedirlo que darlo. ¿Perdonar? ¡Eso es debilidad! Nos interrogamos: ¿qué es perdonar, en qué consiste el perdón? Es difícil definirlo, pues va más allá de la justicia; no la quita, simplemente está más allá, sin suprimirla. Es el punto más alto de la misericordia. Tampoco es el olvidar; es algo que ataña, que llega al mismo corazón del perdonado, pues nace del corazón de quien lo perdona. No nace de la reflexión, ni de los argumentos, ni de las leyes. El perdón se da gratuito, nadie puede obligarnos a perdonar. Nada tan personal como el perdón. El perdón me hace “obrar a la manera de Dios”. El perdón es profundo, nace de lo profundo y llega a lo profundo. Abarca toda la persona. Qué misterio tan humano, tan personal, tan íntimo. Parece
que el perdón nace con nosotros, y sólo lo encontramos cuando somos capaces de reconocer la dignidad del otro y reconocemos el “poder” que tenemos de redimirlo, de salvarlo. Tan fácil reconocer el poder que tenemos para destruir al hermano; nos demoramos en reconocer el poder de redimirlo; a veces no creemos en este poder. El verdadero perdón, ha de ser una convicción firme y una actitud permanente, que “crea una nueva relación” entre las personas. De ahí que la persona que perdona, debe tener estas convicciones: Primera. Jamás le haré daño a quien he perdonado. Es la forma de quitar el deseo de venganza. Segunda. Tampoco le desearé el mal. Es la forma de quitar el rencor; de lo contrario permanecerá el sabor amargo de la ofensa o el mal recibido, aunque se haya perdonado. Tercera. Estoy dispuesto a hacerle el bien, a quien he perdonado. Incluso, seré capaz de trabajar por y con él. Siempre buscaré hacerle el bien. Cuarta. Estoy dispuesto a sufrir por quien he perdonado. Esta actitud es la que Cristo nos enseñó, Él no sólo sufrió, dio su vida para que otros tuviesen “vida plena”. Quinta. Encomendar a Dios a quien he perdonado; pedir que Dios lo bendiga. Estoy convencido que en la medida que nos dejemos tocar por el evangelio, en la medida que aceptemos a Jesús en nuestras vidas y vivamos sus enseñanzas de manera heroica comenzaremos a vivir tiempos distintos, viviremos el tiempo de la paz, del amor, de la alegría. Es la hora de confiar en la fuerza de la Palabra, de vivir como auténticos hijos de Dios, vivir su Misericordia, y dejarnos transformar por su poderosa acción, ser discípulos, y desde esta experiencia llegar a ser misioneros, ser testigos de la misericordia y del perdón de nuestro Dios Misericordioso. El cristiano católico no se puede quedar solo en recibir, es necesario pasar al dar, al hacer, al vivir. Es hora de volver a leer las palabras del papa Francisco con las que iniciábamos y ponerlas en práctica: “¡Tengan confianza en la fuerza de la cruz de Cristo! Les pido que den testimonio convincente del mensaje reconciliador de Cristo en sus casas, en sus comunidades y en todos los ámbitos de la vida nacional”
Septiembre 2015
Autor: Padre, Jairo Yate Ramírez.
“Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.” Descubrimos en Jesús, al modelo de persona y de Dios que necesita el mundo, basta poner atención a lo que el Maestro hace, lo que el Maestro dice, lo que el Maestro propone, el poder del Maestro, la sabiduría del Maestro, la presencia del Maestro frente a su gente y a su comunidad. Marcos 7,31-37. Septiembre 6 de 2015. “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.” Conocer bien a Jesucristo, define muchas cosas. No se puede continuar adelante, sin tener seguridad sobre lo que se está haciendo, sobre lo que se está viviendo, en lo cual estamos creyendo y actuando. Para qué seguir con una historia sin sentido, con una vida vacía, con un sentimiento oscuro sobre el futuro que nos espera, o quizás engañándonos sobre la realidad que nunca hemos podido vivir. Marcos 8,27-35. Septiembre 13 de 2015. “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.” El mejor, el mayor, el más importante en nuestra comunidad de creyentes, se traslada al servicio y a la entrega generosa por la causa de sembrar la semilla. El seguimiento perfecto de Cristo Jesús, lo explica el apóstol san Pablo: “Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a que os ofrezcáis a vosotros mismos como un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Marcos 9,30-37. Septiembre 20 de 2015 “El que no está contra nosotros está a favor nuestro.” Las reglas del reino, son servicio, caridad, santidad de vida. El carisma, dones maravillosos que Dios da para el bien de toda su Iglesia no los debe de monopolizar nadie. Nadie debe sentirse mezquino porque hay otro que predica mejor, porque hay alguien que tiene dones del Señor. La santidad de vida se convierte en el faro para quienes aman la nueva vida que propicia el Reino: no necesitan quitarse un ojo, cortarse una mano; necesitan es actuar de acuerdo al espíritu del bien. Marcos 9, 38-43. 45. 4748. Septiembre 27 de 2015.
Septiembre 2015
Las heridas que se abren en la convivencia familiar
Audiencia, Papa Francisco. Cuando, en la familia nos hacemos mal. ¡Lo más feo. Sabemos bien que en ninguna historia familiar faltan momentos en los cuales, la intimidad de los afectos más queridos son ofendidos por el comportamiento de sus miembros. Palabras y acciones (¡y omisiones!) que, en vez de expresar el amor, lo sustraen o, peor aún, lo mortifican. Cuando estas heridas, que son aún remediables, se descuidan, se agravan: se transforman en prepotencia, hostilidad, desprecio. Y a ese punto se pueden convertir en heridas profundas, que dividen al marido y la mujer, e inducen a buscar en otra parte comprensión, apoyo y consolación. ¡Pero a menudo estos “apoyos” no piensan en el bien de la familia! El vacío de amor conyugal difunde resentimientos en las relaciones. Y a menu-
do la disgregación se trasmite a los niños. Esto es, los hijos. Quisiera detenerme un poco en este punto. A pesar de nuestra sensibilidad aparentemente evolucionada, y todos nuestros análisis psicológicos refinados, me pregunto si no nos hemos anestesiado también respecto a las heridas en el alma de los niños. Cuanto más se trata de compensar con regalos y pasteles, más se pierde el sentido de las heridas --más dolorosas y profundas-- del alma. Se habla mucho de trastornos del comportamiento, de salud psíquica, de bienestar del niño, de ansiedad de los padres y de los niños… ¿Pero sabemos qué es una herida del alma? ¿Sentimos el peso de la montaña que aplasta el alma de un niño, en las familias en las que se trata mal y se hace mal, hasta romper la unión de la fidelidad conyugal? ¿Qué peso tienen nuestras elecciones --elec-
ciones a menudo erróneas-- en el alma de los niños? Cuándo los adultos pierden la cabeza, cuando cada uno piensa a sí mismo, cuando papá y mamá se hacen daño, el alma de los niños sufre mucho, siente desesperación. Y son heridas que dejan marca para toda la vida. En la familia todo está entrelazado: cuando su alma está herida en algún punto, la infección contagia a todos. Y cuando un hombre y una mujer, que se han comprometido a ser “una sola carne”
cuantos títulos exornan la biografía de San Vicente de Paúl, cuya fiesta litúrgica celebra la Iglesia el 27 de septiembre. En estos breves apuntes para KERIGMA, me limito a señalar unos pocos datos biográficos, y me propongo destacar algún aspecto de la riquísima espiritualidad de San Vicente, que constituye un llamado, una invitación, un reto… Nació el 24 de abril de 1576 (según algunos historiadores, en 1581) en Pouy, población de la región de Las Landas hoy llamada San Vicente de Paúl en honor del más ilustre de sus hijos. Juan de Paúl y Beltrana de Mora eran sus padres; dos sus hermanos cuando él nació; y a ellos se agregaron posteriormente otros tres. Un hogar, pues, con seis hijos. Campesinos, propietarios de una granja mediana. De una clase social en la que, desde muy temprano, a los hijos se les encomendaban diversas responsabilidades relacionadas con el sostenimiento de la familia. Hasta sus quince años, a Vicente le correspondió el cuidado del rebaño que les pertenecía; lo cual su-
ponía pasar buena parte del tiempo en el campo, pastoreando, conduciendo a buenos pastos, cuidando. “Soy hijo de un pobre labrador, y viví en el campo hasta los quince años”, recordará con frecuencia, muchos años después. De ese lapso, - como sucede con frecuencia cuando de la vida de los santos se trata – no han faltado los capítulos de una “leyenda áurea”, que lo presenta realizando acciones de una precoz santidad y de una acendrada piedad ¸ y que, sean o no estrictamente históricas, en nada disuenan de lo que sí es indudable: que el pastorcito de Las Landas tenía nobles sentimientos, que lo animaba un corazón generoso, que tenía, de su familia, una formación humana y cristiana asentada en cualidades y virtudes evidentes. Era, otrosí, despierto e inquieto; y el viejo campesino De Paúl consideró, posiblemente avizorando un futuro apoyo, que era conveniente darle estudio. Así fue como Vicente lo emprendió, en la ciudad vecina de Dax, con los padres Franciscanos; su talante y sus capacidades le granjearon el favor de un benefactor, persona influyente, que lo acogió en su familia como compañero y preceptor de sus hijos, y que muy probablemente tuvo que ver en el despertar de inquietudes del joven Vicen-
San Vicente de Paúl
Autor: Padre, Mario García Isaza, sacerdote vicentino, formador, seminario mayor, Ibagué, Colombia.
Nuestro santo del mes El gran santo del gran siglo. Padre de los pobres. Patrono universal de las obras de caridad. Reformador del clero. Padre de la patria. Éstos y otros
y a formar una familia, piensa obsesivamente en las propias exigencias de libertad y de gratificación, esta distorsión afecta profundamente el corazón y la vida de los hijos. Tantas veces los niños se esconden para llorar solos…Debemos entender bien esto. Marido y mujer son una sola carne. Pero sus criaturas son carne de su carne. Si pensamos en la dureza con la que Jesús advierte a los adultos sobre no escandalizar a los pequeños --hemos escuchado el fragmento del Evangelio-podemos comprender mejor también su palabra sobre la grave responsabilidad de custodiar la unión conyugal que da inicio a la familia humana. Cuando el hombre y la mujer se convierten en una sola carne, todas las heridas y todos los abandonos del papá y de la mamá inciden en la carne viva de los hijos.
te en relación con el estado eclesiástico : ¡ las mediaciones humanas que tantas veces, de manera misteriosa e insospechada, le sirven a Dios para marcar un derrotero ! Y en un no muy largo pero sí intenso peregrinar por las universidades de Zaragoza y de Toulouse, Vicente de Paúl fue ascendiendo, a través de las entonces llamadas órdenes menores hasta las sagradas, y llegó a ordenarse sacerdote en el año 1600. Pocos años después, se sitúa, cronológicamente, un episodio que, aunque algunos discuten, tiene en favor de su historicidad muchos argumentos, que aquí no cabe señalar. En un viaje de regreso de Marsella, a donde había ido a cobrar una herencia, cayó prisionero de corsarios turcos, que en esos tiempos asolaban los mares en acción de pillaje y rapacería, y fue sometido al estado de esclavitud. Reducido a esa miserable condición, fue objeto de compraventa al menos en tres ocasiones, y experimentó en carne propia toda la humillación inimaginable de aquellos a quienes se les niega el reconocimiento de su dignidad de personas. ¡Dios estaba acrisolando, sin duda, en el fuego del sufrimiento, en el contacto con las miserias humanas, aquella alma privilegiada! La esclavitud terminó, des-
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Si existe un buen mensaje Sean bienvenidos los medios
Escrito por: Padre José Elver Rojas
- Una cosa es lo que tengo para comunicar y otra es a través de qué lo voy a comunicar. Para la Iglesia lo fundamental es la comunicación porque conduce a la comunión. Los medios de comunicación y las TIC, considerados como maravillosos inventos que favorecen el encuentro más allá del cara a cara y de las limitantes de tiempo y espacio, están hoy al alcance de los miembros de la Iglesia para que sigan yendo al mundo a anunciar la Buena Nueva. Esta Buena Nueva, como lo subrayó el Papa San Juan Pablo II, requiere ser presentada con nuevo ardor, nuevos métodos y nuevas expresiones, es decir, con los nuevos lenguajes que una cultura digital ha puesto de manifiesto, donde tanto los nativos como los inmigrantes digitales se dan cita para compartir propuestas, sentimientos, temas, opiniones, etc. El Papa Francisco consciente de esta realidad, ha insistido en la creación de una cultura del encuentro en el mundo digital (cfr. La comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro, 48 Jornada Mundial de
las comunicaciones sociales). Allí el bautizado sin perder su identidad de cristiano, ha de poner al servicio de los demás todo cuanto esté a su alcance para hacer el bien. Ya las primeras comunidades cristianas así lo habían entendido (Hechos. 2, 42). Su estilo de vida era una forma de comunicar amor, unidad, comunión y solidaridad; valores que hasta los paganos fueron percibiendo y poco a poco aceptaron, porque daba sentido a sus vidas. Esto nos lleva a pensar que para comunicar, no simplemente se debe contar con los medios de comunicación más sofisticados sino poseer un buen contenido para comunicar. San Pablo diría: si no tengo amor, soy como una campana hueca; en otras palabras, si no tengo a Cristo en mi corazón, podré hablar muchas cosas y sin embargo, decir poco o nada de lo que es en verdad el amor de Dios. Aunque utilice lo más moderno en medios de comunicación, sin un mensaje que libere al hombre de hoy, no dejaré de ser más que una sombra en una noche oscura que exige lámparas encendidas y puestas en lo alto. El Papa Francisco nos recuerda que: “nosotros no inventamos las pa-
labras: las podemos usar porque las hemos recibido”. Los Apóstoles lo tenían bien claro “lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos... (1Jn. 1,3-10). Eso es evangelizar; y la Iglesia pide a voz en grito a los fieles que aprovechen todo tiempo, espacio y lugar, para hacer presente el amor misericordioso de Dios. Pues, en el campo real como virtual, hay muchas personas que necesitan ser escuchadas y escuchar palabras llenas de verdad y vida. Ellas se valen de los medios de comunicación para ir a cualquier lugar del mundo en la búsqueda de quién les pueda brindar el cariño, la comprensión y aceptación que no han logrado encontrar. Llegó la hora de ser samaritanos en calles y avenidas virtuales, donde cibernautas esperan quién les comparta los valores de la solidaridad, la justicia, el perdón, la reconciliación y la paz. De este modo podemos decir, si existe en el evangelizador un buen mensaje para comunicar, entonces sean bienvenidos todos los medios de comunicación. José Elver Rojas H. Pbro. Director departamento de comunicaciones. Conferencia Episcopal de Colombia
Septiembre 2015
CONGRESO LEGIÓN DE MARÍA Arquidiócesis de Ibagué
19 de septiembre de 2015 “El espíritu de la Legión de María es el de María misma. Y de manera particular anhela la Legión imitar su profunda humildad, su perfecta sumisión, su dulzura angelical, su continua oración, su absoluta mortificación, su inmaculada pureza, su heroica paciencia, su celestial sabiduría, su amor a Dios intrépido y sacrificado; pero, sobre todo, su fe.”
Septiembre 2015
La persona de calidad es integral Autor: Monseñor. Froilán Casas Ortiz. Obispo, Neiva, Colombia.
- La grandeza de un ser humano no se mide por lo que sabe ni por lo que tiene; la grandeza del hombre, se mide por lo que es. La cultura superficial en la que vivimos mide a los demás por criterios de muy poco peso humanístico, tal es la pobreza de los juicios. Fácilmente el hombre se deslumbra por la destreza y acuciosidad en el deporte, por el arte en el cine, por el número de votos obtenidos, por el conocimiento adquirido (bueno, todavía), por la investidura política o económica, por la posición social, etc. Hay personas que descuellan en todo ello, pero en su conducta son unos pillos, unas piltrafas que aprovechan toda oportunidad para beneficiarse de los otros y poco aportan al crecimiento de los demás. Hay personas que en el mundo de la política, del deporte, de las ciencias, de la farándula, son personajes; pero en su hogar son unas “porquerías”: desalmados, narcisos y avaros. No es raro encontrar personas con connotadas cualidades en el manejo del público, en el manejo de la política, en el manejo de los medios, etc., pero en sus relaciones personales son unos canallas y truhanes. Una es la presentación en la sala y otra, muy distinta en la vida familiar, social y laboral. Hay personas que en su discurso son dechado de virtudes pero, en su comportamiento personal y social son unos indeseables y asquerosos. Hay personas que como colegas son pasables, pero como jefes son impotables. Los resentidos sociales viven queján-
dose de todo, se sienten marginados de todo; cuando llegan al poder que, otrora criticaban, son unos verdugos. En el discurso hablan de igualdad, pero en el poder son los más autócratas del circo. Usted puede ser un excelente deportista, pero lamentablemente es pésimo amigo y pésimo trabajador, irresponsable en grado superlativo. Usted puede tener mucho dinero, pero a la vez, es altivo y déspota en su proceder. Por favor, no admire títulos y grandezas, admire calidad y comportamiento humano. La exquisitez de una persona está en su sencillez, en su capacidad de servicio, en su generosidad para dar lo mejor de sí en favor del crecimiento del otro. Una persona demuestra su grandeza en su capacidad de trabajo y su responsabilidad en el mismo; en la alegría de servir y en la presteza en hacerlo. La calidad se mide en la oficina, en el taller, en el aula académica, en el deporte (cuando se respetan las reglas), en la fidelidad al compromiso adquirido, en la discreción al hablar, en el respeto por la honra y fama de los otros, en su dominio de la lengua, para hablar lo que sea necesario y nada más. Cuando una persona es respetuosa en sus juicios y domina sus pasiones, es una persona digna de crédito y de respeto. Gánese el respeto por su conducta, no por su investidura. La autoridad no se la da el cargo que tiene; la autoridad la da su conducta. No admire al traidor y mediocre. Una cosa es ser solidario y otra, muy distinta, ser cómplice. No le crea los charlatanes; créale al que habla poco y es eficiente. A veces hay mucho ruido y pocas nueces. Los hechos convencen, las palabras se las lleva el viento.
Pastoral Penitenciaria
Descubriendo el rostro de Cristo tras las rejas Preparémonos para vivir el año Santo con papa Francisco, practicando una de las obras de Misericordia: Socorrer y visitar a los presos. Seguro que no soy la persona más indicada para abordar el tema. Sólo soy una laica que ama su iglesia y que no quiere quedar indiferente ante el panorama que contemplo en los centros penitenciarios. Cientos de almas están como “ovejas sin pastor”, sumergidas en la desesperanza, el abandono, la tristeza, la indiferencia, la falta de Dios en sus vidas, la crisis de Fe. La pastoral Penitenciaria de la Arquidiócesis de Ibagué, desde hace unos años ha iniciado un programa de sensibilización , entre otros , a nivel de algunos de los estamentos de nuestra sociedad tratando de romper la distancia que existe entre el interior de los centros penitenciarios y la sociedad en sí misma, además pretende que “abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de libertad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad” ( Papa Francisco). Sin embargo no se cuenta con suficientes agentes, sacerdotes que se comprometan en este servicio pastoral, que sin lugar a duda involucra también las siete obras de misericordia espirituales; siendo ésta una gran oportunidad que Dios concede de practicar una autentica misericordia sin distinción de personas a semejanza del Padre celestial. Las historias en los noticieros sobre la cárcel siempre son de hacinamiento, marginalidad, violencia y reincidencias. Y entonces nos preguntamos ¿existe “vida “ en la cárcel? La experiencia de todos los que por gracia de Dios servimos en este apostolado es que para algunos comienza una nueva vida; la persona recluida , más tarde que temprano , se ve obligada a interpelar la situación que padece desde la perspectiva de Dios, los lleva a buscarlo; es aquí donde nosotros nos convertimos en facilitadores de ese encuentro personal con Cristo resucitado , misericordioso y que los ama a pesar de sus pecados. Comprendemos entonces que cada uno es “único”, como única es la vida que
pasan entre rejas, años que no volverán, y única e individualizada nuestra intervención como hijos de la misericordia; es hermoso como Dios nos convierte en un signo de esperanza y un pequeño rayo de luz entre tanta oscuridad. La misericordia cambia la historia de los individuos e incluso la historia de los pueblos. Para seguir a Jesús en el camino de la caridad hay que “ir con Él a las periferias existenciales. Para el buen pastor… lo que está perdido y se desprecia es objeto de mayor atención. En la Iglesia los primeros, son aquellos que tienen más necesidad: humana, espiritual, material (Papa Francisco) Hay mucho por hacer, pero confiamos que Dios suscitará corazones que se involucren en este mundo olvidado por muchos y excluido por la sociedad. El próximo 24 de Septiembre celebramos la fiesta de la Virgen de las Mercedes, patrona de los privados/as de la libertad; los invitamos a vincularse de la siguientes formas: 1- comprando los bonos de solidaridad ($10.000) con el fin de apadrinar un interno obsequiándole un kit de aseo, ó haciendo su donación a la cuenta de ahorros de Bancolombia No.619-342863-15 Fundación Redimir. 2- Llevar a sus respectivas parroquias elementos de aseo como son: papel higiénico, crema dental, jabón para lavar ropa, jabón para el aseo personal, máquinas de afeitar desechables, shampoo y desodorante en sobres, toallas higiénicas. 3- Si su deseo es vincularse a esta obra de misericordiosa y formar parte de nuestro grupo, favor comunicarse con Riguey De León al 318 308 3408. Dios Bendiga abundantemente su generosidad. MARIA RIGUEY DE LEON Coord. Pastoral Penitenciaria Católica
Septiembre 2015
RELIGIÓN Y POLÍTICA
E
Autor: Padre, Raúl Ortíz Toro. Licenciado en teología patrística e historia de la teología. Maestría en Bioética, Roma, Italia. Docente, Seminario Mayor, Arquidiócesis de Popayán, Colombia.
l 25 de julio pasado inició en forma la campaña electoral para los comicios del próximo 25 de octubre en los que se elegirán Gobernadores, Alcaldes, Diputados y Concejales, es decir, las autoridades locales en Colombia. En algunos casos, el espectáculo que suele rondar estos días resulta ser bastante triste para la democracia. Hemos asistido ya a la lucha por los avales, los cálculos de las conveniencias, la manipulación de las maquinarias electorales, amenazas y asesinatos de candidatos, alianzas con el narcotráfico y los grupos al margen de la ley y seguirá así hasta el corolario de las elecciones: el trasteo de votantes, la compra de votos, el fraude electoral, la impugnación de las elecciones, etc. En días pasados un medio registró la siguiente noticia: “Candidatos buscan los votos de Dios para salvar a Bogotá” y en ella se contaba el modo como los candidatos se acercan a los grupos religiosos no católicos para ganar votos haciendo alianzas con éstos, quienes muchas veces comprometen sus propios principios pero aseguran un puesto de poder en el gobierno local. La historia de la alianza entre el “cetro y la cruz” no ha sido afortunada. Debemos ser humildes al reconocer que por el deseo de instaurar el Reino de Dios en muchas partes de la tierra se llegó a confundir a la Iglesia con el Estado y viceversa. La Iglesia Católica ya pasó por aquella época en la que desde los púlpitos se quitaban o se ponían candidatos. Ahora ella comprende, como lo dice el Concilio Vaticano II, que “por razón de su misión y de su competencia no se confunde en modo alguno con la comunidad política ni está ligada a sistema político alguno, [La Iglesia] es a la vez signo y salvaguardia del carácter transcendente de la persona humana.
La comunidad política y la Iglesia son independientes y autónomas, cada una en su propio terreno. Ambas, sin embargo, aunque por diverso título, están al servicio de la vocación personal y social del hombre” (Gaudium et Spes, 76). Por ello, en estos días de campaña electoral debemos estar atentos para evitar dos excesos: en primer lugar, la indiferencia y el pesimismo ante el panorama; si bien es cierto que hay muchos candidatos que no tienen verdadera vocación hacia la búsqueda del Bien Común sino a la satisfacción de sus propios intereses, sin embargo, ello debe animarnos a buscar en las enormes listas a personas que con sus programas de gobierno y su proyección comunitaria propendan al beneficio mutuo. Estoy seguro que entre tantas opciones ha de haber verdaderos interesados en la ciencia política como promoción de la comunidad. En segundo lugar, el otro exceso y, a la vez tentación, que debemos evitar es el de la alianza, así sea “sutil”
hacia algún candidato o partido político. Esos gestos dividen enormemente a las comunidades parroquiales pues encasillan al sacerdote en un color político que muchas veces no resulta ser el mejor y ya sabemos que entre nuestros fieles hay distintos colores. A los sacerdotes nos buscan en estos días para que celebremos una Eucaristía por tal candidato, a prestar el salón parroquial para una jornada de “promoción social”, a que busquemos a unas personas necesitadas para “favorecerlas”, a que vayamos a bendecir la sede política del candidato y cosas por el estilo. Evitemos caer en apoyos directos o indirectos. Utilicemos el poder de la palabra para animar a todos a buscar, con verdadero sentido crítico y responsabilidad social, a personas idóneas con verdadero sentido de honestidad y trabajo. Esa es la verdadera alianza que puede hacer la religión con la política. Lo demás se encasilla en cuestiones terrenales que no son para la Gloria de Dios.
Jornada mundial de oración por el cuidado de la creación
El Papa Francisco decidió establecer cada 1 de septiembre la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que se celebrará a partir de este año 2015 tal como se hace en la Iglesia Ortodoxa. El Papa afirma luego que “como cristianos, queremos ofrecer nuestra contribución para superar la crisis ecológica que está viviendo la humanidad”. El Santo Padre afirma luego que esta Jornada “ofrecerá a cada creyente y a las comunidades una valiosa oportunidad de renovar la adhesión personal a la propia vocación de custodios de la creación, elevando a Dios una acción de gracias por la maravillosa obra que Él ha confiado a nuestro cuidado, invocando su ayuda para la protección de la creación y su misericordia por los pecados cometidos contra el mundo en el que vivimos”. El Papa pide en su carta que las distintas conferencias episcopales en el mundo celebren esta Jornada con diversas iniciativas en las que se involucren sacerdotes, religiosos y laicos; y anima a que esta ocasión sea también un motivo para estrechar los lazos ecuménicos con otros creyentes en Cristo
Es importante la fraterna amistad sacerdotal Parte II
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l profundo y eclesial sentido del presbiterio, no sólo no impide, sino que facilita las responsabilidades personales de cada presbítero en el cumplimiento del ministerio particular, que le es confiado por el Obispo. La capacidad de cultivar y vivir maduras y profundas amistades sacerdotales se revela fuente de serenidad y de alegría en el ejercicio del ministerio; las amistades verdaderas son ayuda decisiva en las dificultades y, a la vez, ayuda preciosa para incrementar la caridad pastoral, que el presbítero debe ejercitar de modo particular con aquellos hermanos en el sacerdocio, que se encuentren necesitados de comprensión, ayuda y apoyo. La fraternidad sacerdotal, expresión de la ley de la caridad, no se reduce a un simple
Nuestro libro para el
mes de septiembre La vida iluminada Sabiduría para buscadores de la luz. Su autora: Joan Chitister arroja luz sobre lo que debemos saber para “estar en el mundo sin ser del mundo” rechaza las fórmulas fáciles y a cambio ofrece, una sólida dirección espiritual que ha resistido la prueba del tiempo. Cada uno de los capítulos ilumina una realidad espiritual que debemos cultivar. La iluminación inicia siempre con una aleccionada cita de los místicos del desierto y luego se extiende en su aplicación práctica.
Quienes busquen esa antigua sabiduría que mantiene su vigencia a lo largo de los siglos la encontrarán en la “Vida iluminada”. Este libro ayuda a experimentar la paz y el amor en medio de las presiones y los problemas de la vida Joan es teórica de la comunicación y científica social, expresidenta de la conferencia norteamericana de superioras religiosas, autora de numerosos libros y artículos sobre temas de espiritualidad, vida religiosa y compromiso por la paz y la justicia social. Ha escrito entre otros libros de amplia difusión, el fuego en estas cenizas, en busca de la fe. Editorial sal Terrae.
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sentimiento, sino que es para los presbíteros una memoria existencial. De Cristo y un testimonio apostólico de comunión eclesial. Vida en común Una manifestación de esta comunión es también la vida en común, que la Iglesia ha favorecido desde siempre, y que recientemente ha sido reavivada por los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y del Magisterio sucesivo, y se lleva a la práctica positivamente en no pocas Diócesis. «La vida en común, por este motivo, expresa una ayuda que Cristo da a nuestra existencia, llamándonos, a través de la presencia de los hermanos, a una configuración cada vez más profunda a su persona. Vivir con otros significa aceptar la necesidad de la propia y continua conversión y sobre todo descubrir la belleza de este camino, la alegría de la humildad, de la penitencia, y también de la conversación, del perdón mutuo, de sostenerse mutuamente. Ecce quam bonum et quam iucundum habitare fratres in unum (Sal 133, 1)». Para afrontar uno de los problemas más importantes de la vida sacerdotal actual, a saber, la soledad del sacerdote, «nunca se recomendará suficientemente a los sacerdotes una cierta vida en común entre ellos, toda enderezada al ministerio propiamente espiritual; la práctica de encuentros frecuentes con fraternal intercambio de ideas, de consejos y de experiencias entre hermanos; el impulso a las asociaciones que favorecen la santidad sacerdotal». Entre las diversas formas posibles de vida en común (casa común, comunidad de mesa, etc.), se ha de dar el máximo valor a la participación comunitaria en la oración litúrgica. Las diversas modalidades han de favorecerse de acuerdo con las posibilidades y conveniencias prácticas, sin remarcar necesariamente, aunque sean laudables, modelos propios de la vida religiosa. De modo particular hay que ala-bar aquellas asociaciones que favorecen la fraternidad sacerdotal, la santidad en el ejercicio del ministerio, la comunión con el Obispo y con toda la Iglesia. (Directorio para el ministerio de los presbíteros. Números: 37-39)
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Toda amistad inicia en la reciprocidad Autor: Cristian Camilo Cárdenas Aguirre. Teólogo, seminario mayor, Ibagué, Colombia.
Hemos llegado a un mes donde los detalles, las palabras amables, los mensajes, son los actores principales con los que se homenajean el mes del amor y la amistad. Pero ¿por qué celebrar la amistad? ¿Qué significado tiene jugar al amigo secreto? Todas estas preguntas quedan vaciadas frente a los impulsos emocionales que las personas sienten al entrarse al mes de septiembre. Desde que el hombre nace, siente la necesidad de relacionarse; esto se sustenta en la relación simbiótica que siente el recién nacido al estar con su madre, es a lo que el psicólogo Erikson llama etapa oral del primer año de vida o a lo que Ortega y Gasset llama “la textura social” es decir, el hombre tiene una profunda ansia de convivencia con los demás. No hay persona humana que no haya sentido la necesidad de estar con su semejante; hasta Dios es Uno y Trino; en estas Personas encontramos una Amor Puro y un sentido de amistad noble; aunque tengan misiones propias, las tres Personas cooperan (Cf. Gn. 1,26). Igualmente en la Sagrada Escritura leemos que fue el mismo Dios, que al haber creado al hombre, sintió que éste necesitaba de una compañía, compañía que no se haya en ningún otro ser, y por lo tanto le dio una compañera: la mujer (Cf. Gn. 2,18). De igual modo, encontramos que Moisés sintió más confianza cuando estuvo con Aarón (Cf. Ex. 4,14), así como Elías y Eliseo (Cf. 2 Reyes 2,1) también con Pedro y Pablo (Cf. Gál. 2,11). Todo esto lo resume el libro del Eclesiástico 6,14 cuando afirma: “El amigo fiel es un apoyo seguro; quien lo encuentra ha encontrado un tesoro”. Ya el Catecismo de la Iglesia Católica n° 374 expresa que “el hombre está constituido en la amistad con su Creador y en armonía consigo mismo y con la creación en torno a él”.
Toda amistad inicia a cultivarse a través de la reciprocidad. Un verdadero amigo entra al corazón de su amigo y entiende sus alegrías y tristezas. La reciprocidad es importante, ya que crea vínculos de confianza y estima, y para que esto se dé, es necesario dejar de un lado todo egocentrismo que afecta el significado de la amistad. En nuestra época se han ido creando amigos a los que llamamos “virtuales”, y por ende dejamos la presencia por la virtualidad; un “amigo virtual” produce no más que una serie de emociones instantáneas, que luego se transfiguran en soledad; en palabras de Aristóteles “muchas amistades han roto ya el silencio”, pues la anti-presencia genera un vacío en el alma, ya que lo virtual no permite desvelar el tú, ni conocer sus reales emociones. Sólo la presencia procura la acogida y es la acogida la que da significado a la presencia, no podemos acoger a un amigo de manera virtual, la acogida crea vínculos de confianza, verdadero diálogo y empatía, a lo que desemboca en un compromiso con el amigo que se tiene. Este compromiso se puede entender como la búsqueda por lo perfecto y
sublime. Un verdadero amigo se compromete con el otro a que entre los dos busquen la santidad, si esto no se da, no hay verdadera amistad. Pero, para que haya compromiso debe entenderse el significado de la igualdad, Alberoni lo llama “un encuentro entre iguales”. El amigo no es más que el otro, aunque tenga más estudio o posea más bienes; son iguales, aunque de carácter y temperamento distintos, pero la comprensión y la solidaridad son el contra a que sean diferentes, ya que la complementariedad genera un mismo ser. Son estos elementos en los que se pueden encontrar una verdadera amistad no viciada por intereses, ni por lo que pueda ofrecer. Cuando se busca un amigo en tensión de lo que pueda hacer por mí, no es un amigo, sino un interesado, del que se aprovecha del significado de la amistad para adecuarla a lo que desea. Son estas personas con las que hay que cortar pues contaminan el espíritu y alejan de la santidad. Si siente que con tu amigo has estado creciendo en todos los aspectos de la vida, consérvalo, porque ha encontrado un tesoro y sólo así podrás compartir un verdadero mes del amor y la amistad.
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pués de dos años, con la ayuda de un renegado que huyó con él, y tornó a tierras francesas en 1607. Y , en el encuentro con personajes que marcaron con su influencia la espiritualidad del joven e inquieto sacerdote, (Pedro de Berulle, André Duval, y otros) y en la vivencia de experiencias espirituales intensas, como la de verse acusado, y no defenderse, de un ilícito del que era inocente; o el tomar sobre sí, en gesto heróico de amor, la tortura espiritual de un amigo atribulado por dudas de fe, y vivir así una anoche oscura del alma, Dios lo llevó a lo que sería el acontecimiento definitivo de su existencia, el que lo orientaría claramente hacia la santidad y hacia la realización de obras portentosas . Párroco de una aldea ( Clichy ) en la que se siente feliz y comienza a mostrar su predilección por los humildes, la abandona por obediencia, y pasa a una vida palaciega en casa de los nobles señores de Gondi; y en la asistencia a los numerosos campesinos que eran súbditos de dichos señores, el descubrimiento sobrecogedor de la pobreza, en este caso, sobre todo, la pobreza espiritual; puede decirse que allí comenzó la gestación de una de las grandes fundaciones de Vicente de Paúl: la Compañía de los Misioneros vicentinos para la evangelización de los pobres. Luego, otra parroquia: Chatillón les Dombes; un escondrijo humano, infestado de hugonotes, afectado por secuelas de la guerra, marcado espiritualmente por la presencia de clérigos cuya conducta estaba lejos de ser ejemplar…Y aquí, ¡ los caminos de Dios ! el encuentro lacerante con la miseria material, la intuición, también inspirada, de la necesidad de “organizar la caridad”, y el origen de otra fundación perdurable : las Damas Voluntarias de la Caridad, ( hoy la AIC internacional, con más de 500.000 asociadas). El corazón y la mente de Vicente de Paúl habían encontrado su norte, su razón de ser; había una opción existencial inmodificable y polarizadora: los pobres, vistos a la luz de la fe, en la perspectiva de Jesucristo, serán para el resto de su vida la única motivación, la sola inspiración, el amor exclusivo.
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“Un hombre fiel y La Iglesia es el cuerpo de Cristo modelo de pastor, fue llamado a la casa del Padre Celestial”
Pbro. Heli Ramírez Rodríguez Autor: Miguel Ángel Castro Sarmiento. Estudiante filosofía, seminario mayor, Ibagué, Tolima, Colombia.
Audiencia Papa Francisco. Queridos hermanos y hermanas, hoy me centraré en una expresión con la que el Concilio Vaticano II indica la naturaleza de la Iglesia: aquella del cuerpo, el Concilio dice que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo (cf. Lumen Gentium, 7). Quisiera partir de un texto de los Hechos de los Apóstoles, que conocemos bien: la conversión de Saulo, quien luego se llamará Pablo, uno de los más grandes evangelizadores (cf. Hechos. 9,4-5). Saulo era un perseguidor de los cristianos, pero mientras está en el camino que conduce a la ciudad de Damasco, de repente una luz lo envuelve, cae en tierra y oye una voz que le dice: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. Él pregunta: “¿Quién eres, Señor”, y la voz le responde: “Yo soy Jesús a quien tú persigues” (v. 3-5). Esta experiencia de san Pablo nos dice cuán profunda es la unión entre nosotros los cristianos y el mismo Cristo. Cuando Jesús ascendió al cielo, no nos ha dejado huérfanos, sino con el don del Espíritu Santo, la unión con Él se ha vuelto aún más intensa. El Concilio Vaticano II dice que Jesús “comunicando su Espíritu, constituye místicamente como su cuerpo, a sus hermanos, llamados de todos los pueblos” (Const. Dogm. Lumen Gentium, 7). La imagen del cuerpo nos ayuda a comprender este profundo vínculo Iglesia-Cristo, que san Pablo ha desarrollado sobre todo en la primera Carta
a los Corintios (cf. cap. 12). En primer lugar, el cuerpo nos llama a una realidad viva. La Iglesia no es una asociación benéfica, cultural o política, sino que es un cuerpo vivo, que camina y actúa en la historia. Y este cuerpo tiene una cabeza, Jesús, que lo guía, lo alimenta y lo apoya. Este es un punto que quiero destacar: si la cabeza está separada del resto del cuerpo, la persona no puede sobrevivir. Así es en la Iglesia, debemos permanecer asidos cada vez más profundamente a Jesús. Pero no solo eso: como en un cuerpo, es importante que pase la linfa vital para que, así podamos permitir que Jesús obre en nosotros, para que su palabra nos guíe, que su presencia eucarística nos alimente, nos inspire, que su amor dé fuerza a nuestro amor al prójimo. ¡Y esto siempre! ¡Siempre, siempre! San Pablo dice que a medida que los miembros del cuerpo humano, aunque diferentes y numerosos, forman un solo cuerpo, así todos nosotros fuimos bautizados en un solo Espíritu, en un solo cuerpo (cf. 1 Corintios. 12,12-13). En la Iglesia, por lo tanto, hay una gran variedad, una diversidad de tareas y de funciones; no hay una uniformidad aburrida, sino la riqueza de los dones que el Espíritu Santo otorga. Y está la comunión y la unidad: todos están en relación los unos con los otros y todo confluye para formar un solo cuerpo vital, profundamente conectado con Cristo.
El pasado mes de Agosto de 2015 partió a la eternidad el padre Helí Ramírez Rodríguez, pérdida que lamentamos con profundo dolor por el vacío que deja tan especial sacerdote para el clero de la Arquidiócesis y la feligresía, especialmente en las comunidades en donde prestó sus servicios como Ministro de Dios. Al registrar está pérdida y realizar una pequeña semblanza de la vida del padre Heli que sin duda alguna para quienes lo conocimos fue un testimonio de vida y de respuesta al llamado de Dios a su vocación sacerdotal, fidelidad demostrada en su larga vida presbiteral que se extendió hasta los 61 años de ministerio. El padre Helí nació en la población de Suárez Tolima el 23 de marzo de 1923, en el hogar conformado por Don Rubén Ramírez y la Señora María Rosalía Rodríguez. Realizo sus estudios primarios en la escuela de Suarez Tolima, los de secundaria en el Seminario Menor de Ibagué, y los estudios eclesiásticos en el Seminario Mayor María Inmaculada de Ibagué a donde ingreso siendo rector de la institución Monseñor Marcos Lombo Bonilla. Fue ordenado sacerdote en la Catedral de Ibagué el 31 de octubre de 1954 por el Excelentísimo Señor Obispo Pedro María Rodríguez Andrade, fueron sus compañeros de ordenación: Monseñor Alejandro Giraldo Lizarralde, Monseñor Heliodoro García Nieto y el Presbítero Daniel Guzmán. Realizó cursos de catequesis, cristología y espiritualidad en la Universidad de la Sabana de Bogotá. En sus 61 años de ministerio desempeñó los cargos de vicario parroquial de Rovira donde le colaboro al Pbro. Carlos Mejía Isaza (QEPD), Pbro. Encargado de Cunday y Villarrica Toli-
ma, párroco fundador de Planadas, posteriormente sirvió incardinado al clero Castrense por varios años, y finalmente estuvo incardinado en la Arquidiócesis de Bogotá donde ocupó el cargo de párroco de San Jorge en dicha ciudad. En 1998 volvió a la Arquidiócesis de Ibagué como sacerdote retirado y estaba adscrito a la Parroquia de María Auxiliadora del barrio Cádiz. Tuvo entre sus hermanos de sangre, uno sacerdote, el padre Francisco Ramírez Rodríguez, por quien oramos para que Dios le conceda su salud. Entrego su alma a Dios justo en el momento cuando rezaba el Ave María durante el Santo Rosario en la fiesta del San Juan María vianney el 4 de Agosto de 2015. Hay que destacar del padre Heli sus grandes virtudes como confesor, director espiritual y ejemplo de pastor y de servicio, siempre atento y cordial cuando alguna comunidad, grupo apostólico o cualquier feligrés necesitaba de su ayuda espiritual. “Padre: la Arquidiócesis agradece su labor y fidelidad durante 61 años a Dios y la Iglesia, siempre con espíritu de humildad y sencillez” Paz en su tumba.
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La vida religiosa es y hace Padre, Juan Álvaro Zapata Torres.
parte de la Iglesia
La Iglesia, en ella misma, tiene diversos carismas y ministerios, así lo confirmó el Concilio Vaticano II que recuerda que en medio de esta riqueza de dones es necesario vivir la comunión a imagen de lo que Cristo enseñó a sus discípulos. El apóstol san Pablo también hizo propia este llamado y manifestó que la Iglesia es comparable al cuerpo, donde a pesar de tener diversos miembros todos son necesarios e importantes, y ninguno puede decirle al otro que no lo necesita. Cada bautizado es un miembro de este cuerpo y cada uno es necesario para anunciar el Reino de Dios. En consecuencia, ningún cristiano es menos o más, ninguno puede ver al otro como un enemigo y nadie puede negarle espacio en medio de la comunidad creyente, porque hacerlo es negarle la entrada a Cristo que habita en esa persona. Sacerdotes, religiosos y laicos gozan de un lugar propio en la Iglesia y cada uno de ellos responde desde su condición a la llamada de Dios. En particular, los ministros ordenados y los consagrados tienen la gran responsabilidad de ser los primeros en dar testimonio de la caridad, misericordia, comunión, trabajo mancomunado y fraternidad a imagen de Jesucristo. Contrario a esta comunión y fraternidad comprobamos en ocasiones, que se favorecen en ciertos ambientes o entre algunos religiosos y algunos ministros ordenados, imágenes de minusvalía hacia la vida consagrada o diocesana, se cultivan actitudes o concepciones de división, egoísmo pastoral e incluso de en-
les cristianos vean primero nuestro testimonio de auténticos discípulos de Jesucristo, para luego exigirla a ellos en sus vidas familiares, labores y sociales.
frentamiento, suscitando pugnas y discordias. Por eso, frases como “la jerarquía va por su lado y nosotros religiosos por otro”; o “las religiosas o religiosos no tienen cabida en esta parroquia porque no creo en ellos”, deben ser comentarios del pasado. En consecuencia, quienes participan actualmente en la vida consagrada y en la vida ministerial, así como quienes están preparándose en los
seminarios o casas de formación, son invitados a un mayor conocimiento y valoración de los diversos carismas y ministerios, para que en vez de buscar y resaltar las diferencias, susciten caminos de comunión y de cooperación conjunta en una tarea que no es nuestra sino de Dios. Asimismo, si se quiere que la tarea de conducir a la comunidad y formarla en la fe produzca una mayor repercusión e incidencia, es necesario que nuestros fie-
Recordemos que la Iglesia es un hogar amplio que tiene cabida para todos y que se fortalece en la medida que cada uno coloca su grano de arena para llevar la Buena Noticia a todos, primero con el testimonio y luego con las palabras. Sería un gran fruto de este año dedicado a la vida consagrada que tanto diocesanos como religiosos, viviéramos más perfectamente como un único cuerpo y se dejaran de lado (donde las hubiera) las divisiones o pugnas por diversas razones. Cristo espera que como auténticos discípulos suyos llevemos la comunión Trinitaria también a nuestra vida cotidiana, haciendo realidad las palabras del evangelio: “Padre te ruego para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros” (Jn 17,21). Es tarea entonces de todos los sacerdotes y de los religiosos, favorecer este movimiento de fraternidad y comunión, para que brille de manera más espléndida los tesoros que la Iglesia posee a través de sus carismas y ministerios, revelando a un único cuerpo eclesial, fundado en un mismo Señor y con una misma misión, el Reino de Dios. Publicado por la conferencia episcopal de Colombia.
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Conociendo nuestras comunidades juveniles
“Por que con Cristo la vida se vive mejor” Ángelus Domini es una comunidad juvenil de la parroquia Inmaculado Corazón de María localizada en el barrio Ricaurte de la ciudad de Ibagué. Fue creada para acompañar a los jóvenes en la formación de la fe y su adhesión y compromiso con la Iglesia y responsabilidad con la parroquia. Es un grupo que se ha caracterizado por mostrar a la comunidad que los jóvenes pueden dedicar su tiempo a Cristo sin importar los diferentes momentos que esten pasando en el proceso de la adolecencia, acompañándose muy amablemente y creciendo en la fe, siempre bajo la supervision del párroco, creciendo y fortaleciéndose bajo el Credo y la Doctrina de la Iglesia, y tratando de vivenciar una Iglesia siempre joven. Gracias a su buen desempeño como seguidores de Dios con el pasar de los tiempos han sido muy afortunados en contar con el gran apoyo de seminaristas y sacerdotes, entre ellos: Miguel Alexis, José Gregorio Sánchez,
Roger Santiago Aroca, Jorge Jiménez y en la actualidad con el padre Jorge Alberto Arévalo Alzate, los cuales en su pasar por la parroquia se han preocupado y han dedicado su vocación al servicio de los jóvenes. Como servicio a la parroquia ÁNGELUS DOMINI, tiene el apostolado de proclamar la Palabra de Dios en cada una de las Eucaristías, alegrar con los cantos, la alabanza y alegría, dirigir la novena de aguinaldos para los niños, celebrar la Pascua Juvenil e infantil; esta comunidad juvenil se reúne los días sábados de 7:00 pm a 9:00pm de la noche. Todos aquellos jóvenes que pertenezcan a nuestra parroquia y quieran vivir una experiencia de fe en la iglesia y de un encuentro profundo y sincero con Jesús y con mamita María, reciban por este medio de información y formación tan valioso para nuestra Arquidiócesis la invitación a participar en esta familia parroquial juvenil. Los esperamos.
ORACIÓN POR LA PAZ EN COLOMBIA
LA PASTORAL SOCIAL DE LA ARQUIDIÓCESIS DE IBAGUÉ Informa a las parroquias y opinión pública en general que personas deshonestas están pidiendo en los diferentes barrios, sectores y unidades residenciales de la ciudad de Ibagué, ropas, alimentos y otros elementos a nombre de la pastoral social. Esta entidad NO ha autorizado a nadie para esta clase de actividad. Cuando la pastoral social como órgano de la arquidiócesis de Ibagué, necesita adelantar alguna campaña a favor de sus obras sociales, la hace a través de las parroquias, con identificación total y con garantías plenas del destino de tales campañas. Agradecemos su colaboración para que no se sigan presentando estos hechos. Favor informar al teléfono 261 1380.
Padre, Tú eres un océano de paz y nos regalas por medio de tu Hijo Jesucristo y por la acción del Espíritu Santo este don, y lo siembras en nuestro corazón por medio de la conversión y la reconciliación. Tú nos confías la paz a nuestra responsabilidad, convirtiéndonos en artesanos de la paz, para construirla con “pasión, paciencia, experiencia y tesón”. Tú quieres que nuestras familias sean escuelas de paz donde te escuchemos, acojamos y te sigamos mejor y, así germinen palabras y gestos de perdón, escucha, diálogo, ternura, amor y reconciliación. Que los niños y jóvenes se conviertan en protagonistas de un futuro de paz. Acompáñanos en las responsabilidades que tenemos en nuestra vida social, po-
lítica, económica, cultural y eclesial. Haz que difundamos el respeto por la vida, las personas y la creación; que seamos solidarios, fraternos, justos y trabajadores del bien común. Acoge en tu casa a quienes murieron víctimas de la guerra fratricida, mueve el corazón de los actores violentos para que vuelvan a Ti y sean también ellos constructores comprometidos de la paz. Fortalece a las víctimas en su dignidad y otórgales valentía para ofrecer el perdón. Que María Reina de la paz, nos ayude a desarmar el corazón, a vivir la justicia, el perdón, la reconciliación y la paz, para que nazca en Colombia la civilización del amor. Amén. Propuesta por la Conferencia Episcopal de Colombia.
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Autor: Marina Enciso Velásquez. Administrador público, especialista en control interno, universidad militar nueva granada.
Hemos recordado ya tres importantes valores que debemos recuperar: la compasión, la justicia y la responsabilidad. Cada uno lleva al otro como si fuera un camino que nos saca del laberinto. O como dijimos en el primero de estos artículos, si los practicamos, el barco va tomando rumbo. Practicar la compasión nos lleva a ser justos, y la justicia nos obliga a ser responsables. Siguiendo el camino llegamos al respeto, otro de los valores más importantes del ser humano. No puede haber interacción social armoniosa sin respeto mutuo. Esa es una premisa de este valor, tiene que ser recíproco, es decir, para ser respetado es necesario aprender a respetar. ¿Que es el respeto? Es un sentimiento que equivale a tener aprecio, reconocimiento, e incluso, veneración por la otra persona. No quiere decir estar de acuerdo en todo, sino comprender y valorar sus intereses, sus necesidades, gustos y preferencias, siempre y cuando sus actuaciones no hagan daño, no afecten y no irrespeten a los demás. La tolerancia es otra condición para saber respetar a quien no piensa igual, a quien no comparte nuestros mismos gustos o intereses, a quien nos parece diferente o decide diferenciarse de alguna manera. Es lo que hemos dado en llamar el respeto a la diversidad. Con frecuencia vemos que se discrimina a las personas que tienen distinto pensamiento al de los demás, ya sea en política, religión, o porque consideran que su raza es inferior. El fanatismo, el extremismo y el orgullo, hacen que olvidemos que la igualdad no consiste en la uniformidad de pensamiento, de creencia y de aspecto, sino en dignidad y derechos, que es lo que nos hace a todos merecedores de respeto. Desde la más tierna infancia debemos enseñar a los niños lo importante que es el respeto. No hay que esperar a que vayan a la escuela para que los maestros les enseñen. Es deber de la familia, pues quien aprende a respetar en el seno del hogar, seguirá fácilmente esa práctica en cualquier lugar. Además la mejor forma de enseñarles es dejar que ellos sean testigos de nuestra conducta respetuosa hacia nuestro prójimo, incluidos ellos. Por eso la Biblia dice: “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. (Proverbios 22;6)
Aprendamos el valor del respeto
Aprendemos desde muy pequeños los Diez Mandamientos. ¿Alguna vez nos hemos puesto a pensar que son el decálogo del cristiano para aprender a respetar? Como no? Si los leemos atentamente veremos que del primero al cuarto mandamiento nos enseñan a respetar la majestad de Dios y su santo nombre (Deuteronomio 5;6-15), (Éxodo 20;1-11). Del quinto al décimo nos exigen respetar al prójimo, la autoridad de nuestros padres, la vida, la propiedad ajena, al cónyuge ajeno, la reputación (Deuteronomio 5;16-21), (Éxodo 20;12-17). De otra parte, Levíticos 19;32, nos enseña que tan importante es para Dios el que respetemos y honremos a los ancianos: “Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Yaveh”. Salvo cuando la autoridad nos quiera llevar en contra de la voluntad de Dios, en Éxodo 22;28, también se nos ha enseñado a obedecer y respetarla: “No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.” Romanos 13;1, “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.” Finalmente, en Efesios 6;1-9: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer
mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que
el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas.” Aún si no contáramos con ninguna otra instrucción, nosotros, la comunidad cristiana que es mayoritaria en el mundo religioso, tenemos la Sagrada Biblia que es clara en transmitir la enseñanza divina. ¿Por qué entonces hemos descuidado la práctica de valores que permiten a los humanos vivir con la dignidad que corresponde a las creaturas hechas a imagen y semejanza de Dios? Es seguro que Nuestro Señor se complace con nuestra oración, pero se complacerá aún más si la llevamos fuera del altar y la trasladamos a la práctica en nuestra rutina diaria.
2 de septiembre. Cumpleaños, padre Luis Felipe Cabezas 3 de septiembre. Jornada de espiritualidad para sacerdotes 5 de septiembre. Capacitación Sine, vicaría san Juan Bautista 5 de septiembre. Congreso arquidiocesano de la RCC 6 de septiembre. Semana por la paz 8 de septiembre. Fiesta patronal del Seminario Mayor 10 de septiembre. Cumpleaños, padre Norvey Betancourt 12 de septiembre. Capacitación Sine, vicaría Espíritu Santo 12 de septiembre. Escuela litúrgica de lectores 13 de septiembre. Cumpleaños, padre Giovanni Sandoval 17 de septiembre. Jornada de formación para los sacerdotes 19 de septiembre. Capacitación Sine, vicaría san José obrero 19 de septiembre. Congreso Legión de María 22 de septiembre. Cumpleaños, diácono, Edinson Capera 22 de septiembre. Cumpleaños, padre José Mario Guarín 26 de septiembre. Capacitación Sine, vicaría Inmaculado Corazón 26 de septiembre. Encuentro delegados parroquiales de liturgia 27 de septiembre. Semana Bíblica
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Vence el mal con la fuerza del bien
Romanos 12, 21
Autor: Monseñor. Víctor Manuel Ochoa Cadavid. Obispo de Málaga – Soatá, Colombia.
- Los Obispos de Colombia, reunidos para pensar como pastores la realidad del país, hemos querido dirigir al Pueblo de Dios una invitación ferviente para que, unidos en la misma esperanza, trabajemos por la Paz y la reconciliación. Todos estamos llamados a esta tarea inaplazable.
1. Es la Hora de la Paz En primer lugar, es nuestro deber conocer la realidad dramática en la que nos ha sumido la violencia y el crecimiento de las situaciones que generan desconcierto, división y daños irreparables a las personas y al medio ambiente. No podemos permanecer impávidos de frente al dolor, la sangre derramada y las tristezas del pueblo colombiano. Pedimos a todos valorar los esfuerzos que se están haciendo para alcanzar la reconciliación y la paz. La paz misma es un tejido cuidadoso, como el que hacían nuestros antepasados en sus telares, mediante el cual cada persona pone sus esfuerzos, une los hilos necesarios para que la sociedad comprenda que no puede vivirse en el desconcierto, en la angustia, sino que debe tomarse en serio la oportunidad de ser instrumentos de paz. En nuestro altiplano boyacense es clara la tarea de las hilanderas que con paciencia forman el hilo y realizan los tejidos. La paz no puede esperar, necesita del trabajo paciente de todos. La conquistamos en cada minuto que empleemos en vencer odios y rencores y en cada tarea que hagamos como hermanos, en comunión de esperanza. Cada persona
es definitiva en este esfuerzo, cada uno y todos juntos estamos en la hora de alcanzar la paz. No la podemos reducir a unos pocos, es de todos y para todos.
2. Somos artesanos de la paz La paz es una construcción paciente que se va logrando con la oración fervorosa, con la superación de los rencores y odios que nos separan, con la formación de personas capaces de valorar la vida propia y la del hermano. Es inaplazable la justicia, la redención de los pobres y campesinos. No se puede perder la esperanza, pero hay que trabajar acompañando con amor fraterno a quienes sufren más, viviendo la solidaridad, caminando juntos y tendiendo puentes que reconcilien y permitan el reencuentro de los que, por amor de Dios, vivimos en un mismo país, tan lleno de valores y de recursos, pero a la vez tan necesitado de los pequeños pasos que nos lleven al perdón, a la justicia iluminada por la verdad, a la unión de esfuerzos que busquen el bien común y que superen los egoísmos que nos separan. Cuando pensamos que somos artesanos de la paz, es necesario imaginar la tarea paciente, dedicada, creativa de nuestros artesanos. Es en este estilo en el que tenemos que trabajar, todo como lo he dicho anteriormente. Hay retos nuevos en la realidad social de Colombia, nuevas formas de violencia, de caos, de destrucción de la vida y de la naturaleza. Hay tendencias y movimientos que nos proponen la solución fácil de la indiferencia o de la relativización de los valores. Como dice el lema del Escudo de Colombia, la paz es también Libertad y Orden. Libertad no es caos, no es confusión, no es dejar que todo pase, es, más
Más vale tarde que nunca Autor: Monseñor Gonzalo Restrepo
Aunque hay unos tiempos definidos para realizar las cosas y hay unos límites humanos en el tiempo, este refrán popular contiene en sí una verdad muy grande nacida de la convicción y la certeza que nos da la experiencia. En ocasiones hemos dejado de hacer muchas cosas porque ya no es tiempo. Nos decimos: “ya para qué”, o bien “no vale la pena insistir, es muy tarde”. Sin embargo, tenemos la experiencia, en otras ocasiones, de que a pesar de que las condiciones no estén dadas, a pesar de que haya pasado el tiempo, cuando insistimos hemos alcanzado lo que parecía inalcanzable. Por eso, nos podemos repetir muchas veces: “más vale tarde que nunca”. Es importante que insistamos, que no nos desanimemos ni dejemos de hacer las cosas o de pedir lo que requiramos. Tenemos que insistir a “tiempo y destiempo”, tenemos que ser perseverantes. “Ahora” es el tiempo oportuno para hacer lo que dejamos de hacer, para alcanzar las metas que no hemos logrado. Aunque haya pasado bien, sembrar valores que le ayuden a cada uno y a todos juntos a vivir bien, iluminados por la armonía y la verdad que el amor de Dios nos ha revelado Orden es comunión, unidad, solidaridad, orientadas a que cada persona se sienta hijo de Dios con sus hermanos y en función de una comunidad que viva en la reconciliación constante, en el perdón que sana y en la ora-
ción común que nos hace hermanos. La educación en valores y en grandes
mucho tiempo, aunque nos sintamos viejos y decaídos, “más vale tarde que nunca”. Si no comenzamos desde “ahora”, mañana será mucho más tarde y tendremos mayor desánimo que el actual.
No perdamos las esperanzas Abramos nuestros caminos y démonos las posibilidades que muchas veces nos hemos negado. No cerremos los caminos de quienes nos acompañan en la vida, presentémosle posibilidades y permitamos que vuelvan a insistir en aquello en que no han tenido éxito o que no han podido realizar. Los hijos, por ejemplo, muchas veces están esperando que sus padres les den otra oportunidad. Lo mismo, las parejas de novios o de esposos, los amigos, los alumnos, un subalterno que tuvo un mal momento, un superior que estaba muy ocupado y preocupado. Todos nos merecemos nuevas oportunidades en la vida. Por eso, no olvidemos jamás: “más vale tarde que nunca”. + Gonzalo Restrepo Restrepo. Arzobispo de Manizales. Conferencia episcopal de Colombia.
temas espirituales tiene una gran parte en la construcción de la paz. Hay que pedir para todos cordura y sabiduría, capacidad de escucharnos y querernos como hermanos, acciones concretas que nos permitan conquistar la Paz que Dios quiere, que Colombia espera, que será el fruto de la unión de todos. ¿Tú que haces por la paz de Colombia? Todos a orar por la paz de Colombia.
Los salesianos de don Bosco (sdb)
Difundimos el evangelio al estilo de nuestro fundador
F
undados por San Juan Bosco el 18 de diciembre de 1859, en Turín, Italia y que constituye el núcleo de la Familia Salesiana. El Superior General es llamado Rector Mayor y una de sus responsabilidades es la animación de la Familia Salesiana. Su sede está actualmente en Roma, que es desde donde se anima a toda la Congregación. Somos, para esta época, cerca de 16.000 en todo el mundo, en unas 130 naciones. En las presencias donde nos encontramos nos dedicamos a obras como Colegios, ETDHs, Parroquias, Universidades, Oratorios, Misiones, Obras Sociales, Medios de Comunicación Social; todo con un fin concreto: la difusión del Evangelio al Estilo de San Juan Bosco, que se basó en el Sistema Preventivo, el cual a su vez tiene como fundamento la Razón, la Fe y el Amor. A Colombia llegamos en 1990 y, desde la Capital colombiana, nos fuimos proyectando a lo largo y ancho del país llegando a tener la necesidad de organizarnos en dos Provincias o Inspectorías Salesianas para un mayor ejercicio del Servicio. Ellas son: Inspectoría San Pedro Claver, con sede en Bogotá e Inspectoría San Luís Beltrán, con sede en Medellín; demarca la jurisdicción de cada una el paso del Río Magdalena. Nuestra Presencia en la Ciudad de Ibagué la vemos reflejada a través de la crónica de las Obras y de suinfluencia social. Pertenecemos a la Inspectoría de Medellín que cuenta, con cerca de 160 Salesianos, entre profesos perpetuos y temporales.
Para el Tolima, concretamente Ibagué, salió el Padre Aime, Provincial en Colombia para los Salesianos, el 6 de marzo de 1904 para preparar el ambiente que debía recibir a los primeros Salesianos que nombraría para esta presencia. Hechos los acuerdos del caso, el 18 de junio de este mismo año salieron de Bogotá los Padres Jerónimo Cera y Vicente Pérez, siendo recibidos por el Obispo de la reciente nombra Diócesis de Ibagué, Monseñor Perdomo y un grupo de Cooperadores y feligreses. Es desde esta fecha que los Salesianos asumimos nuestra presencia en esta ciudad para cumplir con la misión para la cual nos han requerido: la educación de la juventud tolimense por medio de la apertura de una Escuela de Artes y oficios para formar en el mundo laboral al futuro del departamento. Se abrirá, en la quinta con 18 dicha institución encomendándola al patrono de los obreros y artesanos, San José, la cual por muchos años cumplirá con la tarea de formar, desde el Sistema Preventivo de Don Bosco, a aquellos que la divina providencia pone en nuestras
manos para hacer de ellos “buenos cristianos y honestos ciudadanos”. En 1917 se comienza en firme la enseñanza en la naciente Escuela Agronómica San Jorge que servirá de base para el surgimiento de la Universidad del Tolima. De estas dos instituciones: Escuela de Artes y Oficios San José y Escuela Agronómica San Jorge saldrán muchos profesionales que irán llevando sus conocimientos aplicados en sus empresas, en los lugares donde cotizadamente serán utilizados sus servicios llevando en alto la educación recibida por los Salesianos. En la actualidad, en convenio con la Universidad de Ibagué, tenemos la atención del Centro Técnico y Tecnológico San José, donde se busca brindar, a la población Ibaguereña, formación cualificada y certificada para el progreso y desarrollo de nuestra región. Junto a lo anterior hemos estado al frente de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen acompañando esta labor formativa con la parte de la Evangelización que permite a los feligreses asumir su compromiso cristiano en los valores y en la calidad de vida que debe tener todo cristiano en su experiencia de fe. Nuestro compromiso es con el Tolima, desde Ibagué y por eso, al celebrar estos doscientos años del nacimiento de San Juan Bosco, seguimos brindando nuestro trabajo y acompañamiento, porque creemos en sus gentes, en sus valores y proyección hacia un futuro mejor donde la calidad de vida sea una de las metas que todos procuremos lograr con nuestros esfuerzos en común. El clima de familia que lleva a que nuestras obras sean Parroquia que evangeliza, Centro Educativo donde se educa para la vida, Casa que acoge y Patio donde se hace amigos serán siempre el ambiente que, desde Don Bosco mantendremos como un legado para todos aquellos que comparten con nosotros nuestro carisma y misión. San José, María Auxiliadora, San Francisco de Sales serán nuestros patronos que nos servirán de motivo para vivir la idoneidad; Santo Domingo Savio, Madre María Dominga Mazzarello, Beato Luís Variara son, entre muchos otros, quienes con su vida testimoniaron que es posible alcanzar grandes triunfos si somos fieles a nuestro compromiso a favor de la juventud, especialmente pobre, abandonada y en peligro.
MARIA RUTH AGUIRRE DE ALFONSO ADALBERTO RAMIREZ LOMBANA ANA BETULIA BERRIO GUZMAN GABRIELA TAPIERO DUCUARA RAFAEL BARRERO CORTES JESSICA PAOLA SALGUERO SOLANO MARTHA LUCIA GALINDO RESTREPO LUIS GONZAGA VILLADA MANUEL RODRIGUEZ BECERRA ARQUIMEDES CASTAÑEDA CUBILLOS KAREN NICOLE MARIN CARRILLO BERTHA CEBALLOS DE BEDOYA JOSE CLEMENTE MARTINEZ VERANO JOSUE LOZANO MORALES JORGE ROJAS PEDRO LEON PEREA RAMIREZ JOSE DAVID SERRATO USECHE EDILBERTO MOYA RINCON BLANCA AURORA GOMEZ DE RODRIGUEZ JULIA OSMA ALBERTO OSORIO RODAS MARIA ANTONIA VEGA ARIAS BERNARDO ROMERO RENGIFO BLANCA FANNY GARCIA DE JIMENEZ SABINA POBRE SILVA BLANCA ANTE DE MORA MARIA HERMINDA VASQUEZ GARCIA OSMANI USECHE BERMEO MARIA JUDYTH SANDOVAL DE MILLAN LUZ MYRIAM GARCIA FORERO ANA SATURIA CONDE DE CORTES JOSE AGUSTIN FORERO BUITRAGO RUBEN CLEVES HELI RAMIREZ RODRIGUEZ OMAIRA GALLEGO DE ORTIZ ALCIBIADES MORALES DIAZ MARINA DIAZ DE DURAN CARLOS ARTURO PARRA HERNANDEZ CAMILO URIBE QUINTERO ANA BEATRIZ GOMEZ DE PRADA CARMEN ROMERO JOSE ALFREDO CERVERA SANCHEZ EMMA TAMAYO DE SERRATO HERNANDO LOPEZ JESUS ELENA GUEVARA JOSE ENRIQUE LOZANO ANA JOAQUINA PALOMA DE GARZON YEIMY CAROLINA ALONSO GUTIERREZ FABIO HERNAN SERNA ALVAREZ LUIS ALBERTO HERNANDEZ GARCIA ANA SILVIA GARCIA DE BRICEÑO LUZ ASTRID SAAVEDRA BUSTOS MARIA DEL CARMEN DELGADO DE CORDOBA ANA PAULINA RAMIREZ DE MUÑOZ RESURRECCION CANIZALES DE MEDINA RAFAEL ANTONIO JARAMILLO LUIS EDUARDO CASTRO JULIAN MORENO MARIA DAMARIS ANDRADE GUARNIZO ABERLAIN VARON VARON SERAFIN SANCHEZ MARTIN CAÑON FORERO ISIDORO BERRIO MEDINA EDUARDO ALFONSO CHAVES ORTIZ MATEO BALDION NEGRO ADALBER DEVIA HERNANDEZ NILCE RAMIREZ ZAMORA AMELIA JUSTINA GUTIERREZ AGUIAR ANCIZAR OLMOS CARDENAS SILVESTRE ARIAS RICO DOMINGO MARTINEZ SANCHEZ ANA MARIA PULIDO ACOSTA SONIA MUÑOZ DE OLAYA MARIA DE LOS ANGELES PATIÑO ALFONSO SARMIENTO OLIVA MENDEZ DE ROMERO DABEIBA TRIANA CIFUENTES ALVARO ISAAC PALMA HERRERA JORGE ENRIQUE PRADO RENGIFO ANA CUSTODIA NAVARRO MAHECHA CARMEN ROJAS CRUZ ELIZABETH QUINTERO NIETO AUGUSTO BONILLA MIGUEL ANGEL SUAREZ FLOREZ EMILIANO RIVERA RAMIREZ SABINA OLAYA CASTILLO MARIA NUBIA RIVEROS DE MONTOYA JOSE ISIDRO MORENO RIOS PAULINA BECERRA LOPEZ SATURIA ZARRATE VDA DE MORAD CARLOS ARTURO BARON TAPIERO MARIA EMMA RODRIGUEZ DE PINZON CARMELINA LOPEZ DE DOMINGUEZ MARIELA VARGAS GALEANO ROBERTO MEJIA CAICEDO