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Septiembre 2014
El Mes de la Biblia
A
l hablar de la Biblia, es necesario enmarcar el tema en otro más amplio, la divina Revelación. Las verdades reveladas se encierran en la Sagrada Escritura y en la Tradición. “Dios quiso que lo que había revelado para salvación de todos los pueblos, se conservara íntegro y fuera trasmitido a todas las edades” (DV 7).
Buenas noticias para la familia católica Calle 10 Nº 2-58 Tel: 2636918 - 2611680 www.arquidiocesisdeibague.org kerigma@arquidiocesisdeibague.org Consejo Directivo Mons. Flavio Calle Zapata Mons. Orlando Roa Barbosa Mons.Gustavo Vásquez Montoya Director P. Jairo Yate Ramirez Diseño Editorial Andrea C. Hernández S. Impresión Casa Editorial El Tiempo
La “Tradición con la Escritura de ambos Testamentos son el espejo en que la Iglesia peregrina contempla a Dios, de quien todo lo recibe, hasta el día que llegue a verlo cara a cara, como Él es (cf. I Jn 3,2)… La Tradición y la Escritura están estrechamente unidas y compenetradas; manan de la misma fuente, se unen en un mismo caudal, corren hacia el mismo fin” (DV 9). El Magisterio de la Iglesia, que no está por encima de la Palabra de Dios sino que la sirve, interpreta auténticamente el mensaje de Dios oral y escrito. La Palabra de Dios nos trasmite la divina Revelación para que todo el mundo la escuche, crea y practique. Es un deber compartir el gran tesoro, antes escondido, que en la plenitud de los tiempos se ha manifestado en la persona de Jesucristo, Dios hecho hombre, plenitud de la Revelación. Dios envió a su hijo Jesucristo, “la Palabra eterna, que alumbra a todo hombre, para que habitara entre los hombres y les contara la intimidad de Dios (cf. Jn 1, 1-18)… para librarnos de las tinieblas del pecado y la muerte y para hacernos resucitar a una vida eterna” (DV 4). Los Libros Sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar
en dichos Libros para la salvación nuestra… “Toda la Escritura inspirada por Dios, es útil para enseñar, reprender, corregir, instruir en la justicia; para que el hombre de Dios esté en forma, equipado para toda obra buena” (II Tim 3, 16-17) (DV 11). “El fin principal del Antiguo Testamento era preparar la venida de Cristo, Redentor universal, y de su reino mesiánico…” (DV.15) “Cristo estableció en la tierra el reino de Dios, se manifestó a sí mismo y a su Padre con obras y palabras, llevó a cabo su obra muriendo, resucitando y enviando al Espíritu Santo. Levantado de la tierra, atrae a todos hacia sí (cf. Jn 12, 32 ss) pues es el único que posee palabras de vida eterna (cf. Jn 6,68) (DV 17). Los Cuatro Evangelios sobresalen entre todos los escritos bíblicos “por ser el testimonio principal de la vida y doctrina de la Palabra hecha carne, nuestro Salvador” (DV 18). “La Iglesia siempre ha venerado la Sagrada Escritura, como lo ha hecho con el cuerpo de Cristo… ha considerado siempre como suprema norma de fe la Escritura unida a la Tradición… en las Palabras de los Apóstoles y los Profetas hace resonar la voz del Espíritu Santo” (DV 21). “La Sagrada Escritura será fuente y alma de la evangelización, alimento de los fieles hambrientos del Pan de la Palabra”. La pastoral bíblica debe ocuparse en llevar a cabo una “apropiada hermenéutica que actualice el mensaje de los textos escritos hace años, para que den su luz a las situaciones y problemas del tiempo presente”. (Plan Pastoral 2014 – 2020 pag. 38). Cada uno de nosotros es destinatario de la Palabra de Dios, pero debe convertirse a su vez en un misionero y apóstol del mensaje divino. † Flavio Calle Zapata Arzobispo de Ibagué
Aprendamos a decirle no al demonio, a quien pretende robarnos el buen espíritu Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo
Con frecuencia nos lamentamos por la inseguridad y los robos, procuramos cuidar nuestras casas y pertenencias, denunciamos los atropellos a la propiedad ajena. En su primera Exhortación Apostólica, “Evangelii Gaudium”, hablando de los desafíos que enfrentamos en la actual cultura globalizada, el papa Francisco nos advierte a los católicos y especialmente a los agentes pastorales que debemos estar vigilantes para que no nos quiten bienes esenciales. Nos enseña a decirle “no” al demonio, al mundo, a la visión egoísta de la vida, que nos quieren robar los dones de Dios. Tenemos que aprender a defender bienes fundamentales que nos mantienen en relación directa y constante con Dios; que han sido recibidos para que los compartamos con los demás y, por lo mismo, son un bien común; que constituyen nuestra misma vida de discípulos y misioneros de Jesús. El Papa nos despierta para que nos mantengamos en una lucha espiritual y superemos la superficialidad y la indolencia que nos hacen insensibles frente a la vocación y a la misión que hemos recibido. ¡No nos dejemos robar el entusiasmo misionero! Nos puede pasar cuando, aun teniendo sólidas convicciones doctrinales y espirituales, se cae en un estilo de vida que se aferra a seguridades económicas, al poder y a la gloria humana, en lugar de dar la vida por los demás en la misión (EG 80). ¡No nos dejemos robar la alegría evangelizadora! Ocurre cuando la vida se llena de oscuridad y de cansancio interior; cuando caemos en la insatisfacción y en la acedia pastoral producidas por el egoísmo que nos cierra al misterio de la Cruz y que apolilla el dinamismo apostólico (EG 83). ¡No nos dejemos robar la esperanza! Estamos en peligro si nos convertimos en pesimistas quejosos y desencantados, si dejamos avanzar la “desertificación” espiritual fruto del proyecto de sociedades sin Dios y que destruyen sus raíces cristianas, En medio de tantos desiertos estamos llamados a ser fuente de agua viva (EG 86). ¡No nos dejemos robar la comunidad! Hay que estar atentos a que lo religioso no dé lugar al aislamiento o a un individualismo enfermizo; la relación con Dios nos compromete con los otros. Los discípulos del Señor estamos llamados a ser luz y sal del mundo en comunidad (EG 92). ¡No nos dejemos robar el Evangelio! Estamos protegidos si evitamos construir una Iglesia mundana bajo ropajes espirituales o pastorales. Esta mundanidad asfixiante se sana tomándole el gusto al aire puro del Espíritu Santo, que nos libera de estar centrados en nosotros mismos y escondidos en una apariencia religiosa vacía de Dios (EG 97).
Septiembre 2014
¿Hubo al principio del mundo un paraíso terrenal? - Parte 2 que haya dominio de uno sobre el otro. No existe la muerte. El hombre podía continuar viviendo para siempre porque Dios, respondiendo al profundo deseo del hombre, había hecho brotar, en medio del jardín, el árbol de la Vida (ver 2,9). Y le bastaba con extender su mano y comer de su fruto, para vivir para siempre (ver 3, 22). La muerte, allí, ya no entristecía la vida. Tampoco en el Paraíso hay dolores de parto, pues ni siquiera existe el parto. Como el hombre ya no muere, tampoco tiene necesidad de engendrar hijos para prolongar la vida más allá de la muerte. No es que el autor piense que existiría una sola pareja. En Adán y Eva estaban simbolizados y representados, en realidad, todos los hombres y las mujeres que nuestro autor conocía, y a los que no quería ver morir.
La propuesta atrapaba
Padre Ariel Valdés
Nace el paraíso Esta lista de males le sirvió, pues, al escritor sagrado para elaborar un elenco de lo que serían los “castigos de Dios” a los primeros hombres (ver Génesis 3, 14-19). Ella reflejaría la situación en la que toda la humanidad vive actualmente. Pero aún le faltaba resolver otro problema. Si el mundo, tal como estaba, no era querido por Dios, entonces él no podía seguir consintiendo un mundo así. No era el plan originario de Dios. ¿Y cuál era la voluntad de Dios para el mundo? Quería saberlo exactamente, pues de lo contrario, no sabría cómo actuar. Y ahí estaba el problema: el autor no lo sabía. Ignoraba cómo debía ser un mundo funcionando según la voluntad de Dios. Él sólo conocía este mundo equivocado, y ningún otro. Entonces, ¿qué hizo, para responder a semejante interrogante? Inspirado por Dios, tomó la lista de males que había compuesto (ver Génesis 14-19) e imaginó una situación inversa, de bienestar,
en la que no se daba ninguno de ellos. Ése sería el mundo ideal, querido por Dios, y que nos estábamos perdiendo por culpa de nuestros pecados. El resultado de esta elaboración imaginaria fue: el Paraíso. En efecto, el Paraíso del Génesis no es, sino la descripción de un estado de vida exactamente opuesto a lo que el autor conocía y experimentaba todos los días en su vida.
El mundo como Dios manda Si ahora analizamos, parte por parte, ese Paraíso descrito en Génesis 2, 4-25, veremos que corresponde exactamente a lo contrario del mundo que apareció luego del pecado original, y que está contado en Génesis 3, 4-24. En primer lugar, en el Paraíso la mujer ya no es dominada por el marido, sino que es su compañera, su ayuda adecuada (ver 2, 18), en igualdad con el varón. El mismo hombre lo reconoce, y por eso exclama: “Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne” (2, 23). Y es el hombre el que aquí se siente atraído por ella, y forma con la mujer una sola carne (ver 2, 24), sin
La Tierra ya no está maldita. Es fértil y produce toda clase de árboles frutales, exquisitos y llamativos (ver 2, 9). Ya no hay sequía, pues el riego está garantizado por un inmenso río que baña el jardín, y que se divide en cuatro grandes brazos (ver 2, 10). ¡Nunca un israelita había imaginado tanta agua junta! El trabajo ya no es más motivo de fatigas y frustración. En el Paraíso la tarea es liviana: cultivar el jardín y cuidarlo (ver 2, 15). Teniendo en cuenta la abundancia de agua que había a mano, resulta un trabajo placentero. Ya no hay enemistad entre el hombre y los animales. Al contrario, éstos existen para acompañar al hombre, y son aquello que el hombre quiere que sean. Por eso, se dice que él puso nombre a todos los animales creados por Dios. Por último en el Paraíso, Dios ya no infunde miedo. Es amigo de los hombres, “se pasea por el jardín a la hora de la tarde” (3, 8), y convive con ellos en la mayor intimidad, sin que su presencia sea motivo de espanto ni los haga esconderse.
El paraíso, esperanza futura El Paraíso terrenal de la Biblia no es, pues, más que una construcción imaginaria del autor sagrado que, inspirado por Dios, y con su lenguaje
popular y campestre, pero de gran profundidad, ofreció a los hombres de su época, para decirles: “Es así como le gustaría a Dios que fuese el mundo. Él no quiere la dominación por parte del marido. No quiere los dolores de parto. No quiere la muerte, ni la sequía, ni el trabajo opresor que esclaviza, ni la amenaza de los animales, ni la religión del miedo. Él quiso el Paraíso. Esto es lo que nos estamos perdiendo”. Sigue Pág.14
La caridad con los demás es principio de salvación para muchas almas. El mandato del perdón es un eje fundamental para comprender el Reino de Dios. Jesús no utiliza la fuerza, tampoco la violencia, no es amigo del rencor, no comparte el espíritu del odio. Mateo 18, 1520. Septiembre 7 de 2014. La caridad se ennoblece en el perdón y la corrección fraterna. La caridad como tercera virtud y efecto de la Fe en la esperanza cristiana, permite entender la búsqueda de la perfección del hombre que cree en Dios y el ideal de una sociedad bajo los parámetros del Evangelio. Perdonar setenta veces siete. Mateo 18, 21-35. Septiembre 14 de 2014. No es tan fácil comprender que a todas las personas se les dé el mismo trato, que a todos se les reparta la ración a su hora, que a todos se les cumpla el pacto convenido por un jornal de trabajo, sin tener en cuenta el tiempo utilizado. Mateo 20, 1-16. Septiembre 21 de 2014. La fuerza de la vida cristiana consiste en hacer la voluntad de Dios. Lo van a lograr todos aquellos que sean obedientes al llamado de su Señor: Vgr. No quiero, sin embargo, después se arrepintió y fue. Mateo 21, 28-32. Septiembre 28 de 2014. Pbro. Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
Septiembre 2014
Por: Padre, Félix María García, Licenciado en teología del matrimonio y familia. Arquidiócesis de Ibagué, Colombia.
Es el matrimonio la escuela en donde dos personas diferentes, inevitablemente tienen que aprender a adaptarse la una a la otra, es la única manera de lograr la relación que Dios estableció. Mi tarea no es intentar cambiar a mi cónyuge, eso tengo que dejárselo a Dios. La persona a quién tengo que cambiar es a mí mismo.
Aprendiendo a
entender el otro
E
l problema es que normalmente no nos conocemos. Casi todos somos ciegos en algunos aspectos de nuestra vida, aspecto que otros sí ven, especialmente nuestro esposo(a) pero que nosotros inconscientemente no queremos enfrentar. Los expertos dicen que el concepto que tenemos de nosotros mismos afecta mucho la relación de pareja. Si pienso que soy superdotado, que sé todo y que nadie se acerca a mis capacidades, esa actitud se refleja en la manera en que trato a mi esposo(a) e hijos. El otro extremo también es negativo. Si pienso que soy fracasado, que siempre digo las cosas mal, que si intento algo casi seguro voy a fracasar, esa actitud afecta mi relación con otras personas y por supuesto también con mi esposo(a) e hijos. A continuación un resumen de los “resultados extremos” al tener un concepto distorsionado de nosotros mismos:
los hijos a su esposa. Piensa dentro de sí: “fracaso en todo”, “nadie me quiere”. Su falta de confianza en sí mismo lo lleva a borrarse de toda responsabilidad.
Mujer que exagera su propia importancia: Seguramente no se somete a su esposo. Piensa que puede hacer las cosas igual o mejor que él, tomará la iniciativa y responsabilidad en la relación. Probablemente es muy crítica y tratará de moldear a su esposo a su imagen.
Hombre que exagera su propia importancia: Probablemente es muy exigente con su esposa e hijos. Es autoritario y duro en su disciplina. No escucha a su esposa cuando trata de sugerirle una cosa o aún pedirle algo, ella al igual que sus hijos no le tiene respeto sino miedo.
Mujer que se desprecia a si misma: Le cuesta expresarse, mostrar amor y cariño a su familia. Tiende a despreciarse, a tener una humildad exagerada y evitará toda responsabilidad que no sean las mínimas del hogar.
Hombre que se desprecia a si mismo: Probablemente no toma el liderazgo en su hogar y deja la disciplina de
Cualquiera de estos extremos están fuera de lugar. Hay buenas razones para no pensar ni de más ni de menos acerca de nosotros mismos
hay personas que dicen: “soy así y no puedo cambiar”, eso es una mentira, no hay ningún aspecto de nuestra vida en que no podamos cambiar. (Romanos 12:2 y Efesios 4:23). Hay aspectos en nuestra vida que inconscientemente no queremos enfrentar. Si nos miramos en el espejo y vemos una persona pero nuestro esposo(a) ve otra, es hora de examinamos para poder ver cuál es el problema. El concepto que tenemos de nosotros mismos es normalmente inconsciente ya que viene de nuestra niñez. Pero esto no es una excusa para no poder cambiar. Son muchos los factores que han tomado parte para moldearnos: nuestro temperamento, nuestras capacidades, nuestro aspecto físico, nuestros padres y la relación que teníamos con ellos, los amigos, los maestros, las experiencias de la vida que son únicas para cada uno de nosotros. Aun cuando muchas veces somos inconscientes de su origen. Si nos ponemos a pensar, descubriremos las raíces de algunas de nuestras actitudes actuales.
Todos en el matrimonio tenemos expectativas, algunas altas, otras exageradas, otras equilibradas con respecto al otro. Todos esperamos algo de nuestra relación. Probablemente ésta sea la esfera que crea más problemas en nuestro diario vivir. Demasiadas veces las esperanzas o expectativas no se expresan y cuando salen a la luz en el matrimonio es como si estallara una bomba. Yo esperaba que hicieras tal o cual cosa. Si tu papá o mamá lo hacía yo creía que vos también lo harías. La realidad es que no resultó así. ¿Son viables nuestras expectativas? ¿Podría cumplidas una persona? Si yo espero que mi esposo(a) sea de una manera pero cuando hay dificultades es de otra, puedo llegar a frustrarme. A veces lo que esperamos no resulta siempre como nosotros queremos. Ponerse en el lugar del otro es lo más difícil pero lo más saludable. Las palabras PERDONAME y TE PERDONO son lo más maravilloso que uno puede decir para sanar una relación tensa y aceptar las diferencias, aunque sea difícil pronunciarlas. Todos tenemos aspectos negativos y positivos como características de nuestra personalidad que muchas veces cuestan salir a la luz. Pero cuando uno de los dos tiene falta de autoestima. Piensa negativamente de su propia persona y no se acepta La pareja queda estancada. Cuando alguien se siente así, la aceptación hacia el otro es casi imposible. (Ama a tu prójimo como a ti mismo) Si no me acepto tal cual soy será difícil que pueda aceptar al otro tal cual es. Por otro lado si lo positivo saliera con toda rapidez y costara anotar una negativa, seríamos orgullosos en extremo. La persona equilibrada demuestra lo positivo pero acepta las cosas negativas o las debilidades como parte de su personalidad y acepta al otro de la misma manera. El liderazgo amoroso, la sumisión voluntaria y la estabilidad emocional son componentes imprescindibles de una buena relación matrimonial. El hecho de aceptar a la otra persona “tal como es”, no significa que todo aspecto de su personalidad me agrade totalmente pero yo debo amarla igual.
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Al respecto, en primer lugar, la doctrina cristiana considera que el mal existe como un misterio de inequidad, usando una expresión paulina (2 de Tesalonicenses 2,7). Detrás de esta realidad hay un misterio que ya en la cultura hebrea se evidencia en el relato del pecado original que encontramos en el Génesis (capítulo 3), y que no tiene relación causal en Dios ni en un semidios, como quisieran los defensores del maniqueísmo, que creen que hay dos principios: el bien y el mal a los cuales corresponden dos dioses: un dios bueno y un dios malo. En segundo lugar, el diablo es una especie de prototipo del miedo y la repulsión que tiene el hombre religioso al mal, o sea en él ve el resumen del mal. Ya se ha dicho que no se trata de un semidios con poderes sobrenaturales, ni siquiera de una persona o de una simple fuerza impersonal o un espectro. Para ir dando una definición, el Catecismo de la Iglesia Católica habla de este personaje y lo enmarca en el primer artículo del credo Nicenoconstantinopolitano: “Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible”. De allí que, en primer lugar, debemos concluir que lo que no es Dios, es criatura. El diablo, por lo tanto, ha sido creado. Se trata de una creatura y por lo tanto, es un ser limitado y su límite natural es en sí la voluntad de Dios, es decir, lo que él le permite hacer. Pensará alguien: “¡Dios injusto! ¡Permite al diablo actuar en contra del hombre!”. Pero no es así de sencillo. La respuesta la encontramos en la Sagrada Escritura, cuando en la carta de Santiago (1,2) se afirma: “Considerad como perfecta alegría, hermanos míos, cuando os veáis cercados por diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce constancia”. Si bien no todas las pruebas provienen del diablo, todo lo que hace el diablo sí es una prueba para el hombre, como lo vemos en el libro de Job. A juicio del padre J.A. Fortea, un famoso exorcista español, “Dios
sabía que los demonios aunque por un lado fueran causa de males, también serían ocasión de mayores bienes, pues serían ocasión de que la virtud fuera más valiosa” (Summa Daemoniaca, cuestión 26). Y dice el Catecismo (numeral 395): “Que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio, pero “nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman” (Romanos 8,28). Después de decir que el diablo es una criatura debemos afirmar que se trata de una entidad maligna de naturaleza espiritual (ni naturaleza divina, ni humana), con voluntad y entendimiento y por lo tanto, no una persona pero sí un ser con carácter personal e inmortal, no eterno (Cf. Catecismo, 330). Fue un ángel bueno creado por Dios que se hizo malo a sí mismo (Cf. Catecismo, 391) a través del rechazo irremediable, con su voluntad y entendimiento, a Dios y a su Reino. Está condenado eternamente y como su decisión fue irrevocable, esto lo hace imperdonable, razón por la cual no podemos hablar ni siquiera como hipótesis de un arrepentimiento del diablo que lo lleve a su conversión (Algunos ven en la doctrina de la apocatástasis de Orígenes de Alejandría esta posición herética). Dejar en firme la existencia del diablo nos ayuda a comprender que hay una entidad maligna espiritual que quiere seducirnos para que sigamos su mismo destino: la condenación. El diablo encarna la envidia, que siente al vernos encaminados a la santidad de Dios, a la vida eterna, a la contemplación de Dios que no podrá disfrutar; con la tentación para que pequemos y con el pecado mismo va cumpliendo su cometido. El hombre reacciona ante este despotismo de quien nos quiere ver esclavos del mal y, con la conversión, expresada en el dolor por haber pecado, y a través de un propósito de cambio, la confesión sacramental y una sensata penitencia la libertad del hombre se encamina a seguir edificando el Reino de Dios en su vida.
A propósito del Mes de la Biblia
La luz que nos muestra el rostro del Padre
Por: Delegación, animación bíblica de la pastoral, Arquidiócesis de Ibagué.
E
l 30 de septiembre la Iglesia celebra la fiesta de San Jerónimo, patrono de la Biblia, un gran enamorado de la Palabra de Dios que se dio a la tarea de traducirla de los idiomas originales al latín, que era la lengua que hablaba la gran mayoría de la gente del imperio romano, para que el pueblo pudiera entenderla y alimentarse de ella. Su traducción se conoce como la Biblia Vulgata, es decir, la Biblia del Pueblo. San Jerónimo decía: “Desconocer la Biblia es desconocer a Jesucristo”. Y animaba a los fieles cristianos a leerla y a ponerla en práctica. En Colombia y en otros países, en memoria de San Jerónimo, el mes de septiembre es el mes de la Biblia. Pero ¿por qué leer la Biblia? Hay múltiples razones para hacerlo. San Jerónimo ya nos dio una en la frase
suya que aparece en el párrafo anterior. Pero hay una razón que, sin embargo, me parece esencial y es esta: la Biblia nos comunica una gran verdad: Dios marcha a nuestro lado en el camino de la vida. O dicho con otras palabras: Dios es nuestro compañero en el camino de la vida. Un gran biblista de nuestro tiempo, un enamorado de la Biblia como San Jerónimo, que también busca que la Biblia sea conocida por el pueblo de Dios, llamado Fray Carlos Mesters, nos dice: “Esta verdad es tan grande que podría ser tomada como la raíz de las demás verdades de la Biblia. La alegría y el valor nacen en nosotros cuando caemos en cuenta que no caminamos solos, sino que viene a nuestro lado nuestro mejor amigo. Un ejemplo nos aclarará esta verdad: En cierta ocasión un padre emprendió un largo viaje con su hijo de tres años. Subieron a un bus cuando apenas era medio día. El niño, sentado al lado de su padre, se sentía
tranquilo y seguro porque su papá estaba con él. Más adelante se quedó dormido por el cansancio y duró así como un par de horas. Cuando se despertó, ya estaba oscuro. La oscuridad, el ruido del motor y el viento que entraba por la ventana le hicieron sentir miedo. No veía a nadie, creía que lo habían dejado sólo y se puso a llorar. Entonces el papá encendió la luz que estaba sobre los asientos. Con la luz, el niño vio el rostro silencioso y sonriente de su padre y se calmó. No estaba solo. Continuó el viaje tranquilo, a pesar de la oscuridad, del ruido y del viento que entraba por la ventana. A veces, en el viaje de la vida, nos despertamos asustados. La oscuridad, el ruido de los acontecimientos, y el viento de la ventana de tantos conflictos nos causan miedo. La Biblia es como la lucesita de Dios, que está dentro de la vida y que nos permite ver y reconocer el rostro silencioso y sonriente de nuestro Padre, rostro que da tranquilidad y valor, a pesar de la oscuridad, del ruido de los acontecimientos y de los conflictos (cf. Lucas 24,13-35).” Quizá esta verdad ya es conocida por nosotros. Quizá lo que nos falta es llevarla de la cabeza al corazón y a la práctica. La Biblia nos ayuda a experimentar a Dios como nuestro compañero de camino que nos da la tranquilidad y el valor de seguir adelante hasta el final de nuestra existencia (Mateo 28,20). En septiembre tomemos este precioso libro en nuestras manos y encendamos, con su lectura, la luz que nos muestra el rostro amoroso del Padre.
Septiembre 2014
Por: Hmna. María Libia Tamayo
infonía de la Catequesis
Jesús, Catequista del camino
N
uestra Arquidiócesis ha reemprendido un nuevo camino de evangelización y anuncio gozoso de la Buena Nueva, con el Plan de Pastoral 2014-2020, en él propone un itinerario que recupere el amor, el propósito y memoria de Dios. Pero constata que en realidad muchos de sus bautizados marchan en contravía al querer de Dios, unos se aleja, otros viven confundidos y desesperanzados en su fe, por lo que nos asemejamos muchas veces a los discípulos de Emáus, quienes desepcionados por la muerte cruenta de Jesús, se marcharon alejándose de la Comunidad.
JESUS, CATEQUISTA DEL CAMINO
Dios siempre nos sorprende, se hace el encontradizo, camina a nuestro lado y nos sorprende caminado a nuestsro lado como “PEREGRINO DE EMAUS” Él sigue interesado en nuestra realidad personal, familiar y social, se interesa por nuestras desiluciones, quiere hablar con nosotros, explicarnos las Escrituras. Abramos el corazón como los disícpulos de Emaús, dejémonos explicar las Escrituras, invitémoslo a quedarse con nosotros, con Él a la Mesa, compartamos el Pan, y síntamos cómo nos arde el corazon y se nos abren los ojos y un nuevo ardor misionero nos hace exclamar con los de Emáuz: “SEÑOR, QUEDATE CON NOSOTROS en el Tolima, en Ibagué, en nuestros hogares y en nuestro corazon” Comunicar, contar, gritar, hacer eco a este gozoso encuentro con el Resucitado, es lo que llamamos: CATEQUESIS, A LA NUEVA SINFONÍAS de Emaús que bien podemos sintetizar en este lema:
“Encuéntranos Jesús, se nos abriran los ojos y con el corazón ardiente, iremos a la mision” Este itinerario recuperará nuestra MEMORIA y la MEMORIA de nuestros niños, jóvenes y adultos en las diversas situaciones de su vida, sobre el gran e infinito amor de Dios. Es necesario hacerlo con un nuevo ardor, lenguaje y entusiasmo misionero así lo mandó Jesús hace más de 2000 cuando dijo: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado” sabiendo que Él está con nosotros hasta el fin de los tiempos, a través de su Espíritu Santo”
1. Encuentranos Jesús “JESÚS, CATEQUISTA DEL CAMINO”, sigue encontrándonos en el camino de la vida, sigue acompañándonos hoy, a través del Papa Francisco dice a los “Catequístas, a la Calle…” salgan de sí, de sus Parroquias, de sus Hogares hagan posible el encuentro de Jesús con sus hijos e hijas, asuman con seriedad su vocación de -Discípulos Misionerosasuman como propio el Ministerio Fundamental de la Catequesis, vayan con Jesús a los más alejados, a los de las periferias, a los frios y desalentados en la Fe, proclamen su amor y misericordia entre los niños, jóvenes y adultos, es quizá, la mejor herencia que les dejemos: LA FE, una Fe educada creciente, madura que los
convierta en nuevos DISCÍPULOS MISIONEROS.
2. Se nos abrirán los ojos Muchos cristianos caminan a espaldas de Dios, viven como ciegos, aún no descubren ni experimentan a JESUCRISTO COMO CAMINO, VERDAD Y VIDA. De ahí la importancia de un catequista discipulo misionero que “Dé testimonio de su fe; que sea coherente en su propia vida. Esto ¡No es fácil! Y es el único camino que ayuda, guía y lleva a quienes nos rodean al encuentro íntimo y profundo con la persona Adorable de Jesús. Solo se abrirán los ojos de quienes acompañamos, cuando “Nuestra palabras que vienen y van… estén acompañadas por el testimonio de una vida según el Evangelio, cuando nuestra vida sea un Evangelio posible de leer e imitar.
3. Con el corazón ardiente iremos a las misión El Papa Francisco nos propone unas claves para salir con el corazón ardiente a la MISIÓN CATEQUÍSTICA, misión que es imposible asumir sin ser en verdad, DISCÍPULOS MISIONEROS DEL RESUCITADO: • Tener familiaridad con él. • Imitarlo en el salir de sí, al encuentro del otro. • No tener miedo de ir con Él a las periferias. • Tener por distintivo, el Amor y Ternura de Dios “El corazón del catequista, afirma el Papa: vive siempre este movimiento de «sístole y diástole»: unión con Jesús y encuentro con el otro. Son las dos cosas: me uno a Jesús y salgo al encuentro con los otros. Si falta uno
de estos dos movimientos, ya no late, no puede vivir. “El catequista es consciente de haber recibido un don, el don de la FE, y lo da como don a los otros. Esto es hermoso. ¡Y no se queda para sí, su tanto por ciento! Todo lo que recibe lo da. No se trata de un negocio. Es puro don: don recibido y don transmitido,” que se convierte en tarea misionero para todo bautizado. Jesús, el CATEQUISTA DEL CAMINO, nos enseña a no tener miedo de salir de nuestros esquemas para seguir a Dios, pues Él va siempre más allá. ¿Saben una cosa? ¡Dios no tiene miedo! ¿Lo sabían? ¡No tiene miedo! ¡Va siempre más allá de nuestros esquemas! es siempre fiel, es creativo y la creatividad es como la columna vertebral del catequista. Dios es creativo, no está encerrado, y por eso nunca es rígido. Dios NO es rígido. Cf. DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO A LOS CATEQUISTAS 2013 ¡Queridos catequistas! Salgamos a todos los caminos de Ibagué, en nombre del Papa Francisco, y nuestro Pastor, Monseñor Flavio Calle Zapata, les damos las gracias por lo que hacen, como Iglesia al caminar con el Pueblo de Dios testimoniando su encuentro personal con Cristo; sigámoslo, imitémoslo en su movimiento de amor, en su salida al encuentro del hombre en situación; vayamos, abramos las puertas, tengamos la audacia de trazar nuevos caminos para anunciar su Evangelio como se nos propone en el nuevo Plan de Pastoral y digamos a una con todas nuestras fuerzas: Hermana María Libia Tamayo, delegada para la Catequesis, Arquidiócesis de Ibagué, Colombia
SEÑOR, QUEDATE CON NOSOTROS
Septiembre 2014
Por Pbro. Diego Fabián Pulido Arciniegas. Maestría en teología moral y magister en Bioética. Arquidiócesis de Ibagué.
¿Cuál es el significado del obrar humano dentro de la historia de la salvación en la cual Dios es el protagonista principal? A partir de una serie de artículos de los cuales éste es el primero, queremos responder desde una perspectiva teológica-cristológica al sentido del obrar del hombre frente al obrar divino. Mostraremos la inserción del dinamismo del actuar humano en el seno de la llamada a la conversión con la cual Jesús anuncia el Reino, superando la división que existe entre muchos cristianos que separan la moral de la fe. En primer lugar iniciamos preguntándonos: si Dios debe ser en esencia «todo» (Ecl 43,27) para poder ser realmente Dios, ¿dónde queda espacio para que pueda actuar también aquel «ser insignificante» que es el hombre?, y si se debe admitir que el obrar del hombre sea real y tenga su propia relevancia, ¿cómo está implicado Dios en la acción del hombre? , el cristiano sabe que «es Dios quien obra en nosotros el querer y el obrar» (Flp 2,13), Él, el Padre que «siempre obra» (Jn 5,17). De esta manera, Jesús hace presente, de un modo humano, el obrar de Dios en el mundo. En las palabras iniciales del kerigma, narradas por el evangelista Marcos, se establece de un modo claro la conexión entre el obrar de Dios y el obrar del hombre: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca: convertíos y creed en el Evangelio» (Mc 1,15). En el centro del anuncio de Jesús está la acción de Dios, que expresa un acontecimiento esencialmente dinámico: Dios que con su señorío irrumpe en la historia para reinar. Aunque en la predicación de Jesús no se precisa el momento exacto en que esto adviene, le da al tiempo presente un sentido escatológico. De hecho con la venida de Jesús ya ha comenzado la venida del Reino de los cielos. La acción de Dios, que interviene para establecer su Reino, ya se revela en las obras de Jesús y en su predicación, se expre-
Caminando a la luz de la fe y el amor
Luces y sombras de nuestros actos
sa en su oración filial y en el acceso inmediato a la voluntad que Él manifiesta y que tendrá su cumplimiento en el Misterio Pascual de la muerte y resurrección de Cristo. El Reino de Dios es una acción de Dios en la historia, un Dios que quiere salvar a su pueblo, al ofrecerle el perdón completo de todos los pecados, un Dios que renueva su elección y que invita a la conversión urgente. Lo que está en juego en la respuesta humana a la iniciativa escatológica de Dios es nada menos que la salvación: el perderse o el condenarse. El señorío divino, que viene al encuentro del pueblo, libera al hombre del pecado y de la muerte, de la condena que pesa sobre la condición humana por la ruptura de la alianza con Dios, y concede un nuevo espacio de libertad. El perdón, concedido sin límites o condiciones previas, introduce al hombre en una nueva intimidad con Dios, el cual, en su abundante misericordia, llama a aquellos que estaban perdidos a una vida de hijos en su casa ( cf. Jn 8,35). El Reino de Dios indica la posibilidad de aquella comunión entre Dios y el hombre, que se abre al anuncio del Reino, y desde el momento en que deja resonar el anuncio del Reino de Dios, comienza a hacerse cercano, y su obrar se va transformando y lo va convirtiendo. Ahora, lo que cuenta no es la observancia de los preceptos de la Ley, sino la disponibilidad en creer en las Palabras de Jesús, confiando plenamente en la fe. Esta es la «obra» que Dios quiere: «creer en Aquel que ha enviado» (Jn 6,29). Lo que Dios quiere es la conversión radical del hombre, la cual se expresa en la fe en Jesús (Rm 3, 21-31). La acción salvífica de Dios no anula la acción del hombre, antes bien, se presenta ante la libertad humana como la perfección y el cumplimiento definitivo de todo anhelo humano. La acción de Dios no excluye la acción del hombre, sino que más bien la
incluye en sí misma y le da un nuevo fundamento y una nueva meta. Ella es como la roca sobre la cual puede edificarse la obra humana y como el horizonte hacia el cual se puede dirigir. Con el anuncio del Reino de Dios, Dios crea un espacio en el cual la libertad del hombre puede ejercerse. Por otra parte, la providencia divina no cesa de acompañar al hombre y sostener la acción de sus hijos, y hace … de escolta al proponerse de forma siempre nueva y adecuada ante sus reiterados extravíos. Para concluir, el lugar originario y fundante, en el cual la acción de Dios y del hombre se unen de manera perfecta, es en la acción de Jesús: una acción puramente humana en sus dinamismos, respetados en su propia naturaleza, pero también una acción que tiene como sujeto la persona del Verbo encarnado. La meditación sobre el obrar humano de Cristo se convierte en fuente de las siguientes reflexiones. Por último, he-
mos de reconocer que el obrar del cristiano está llamado a participar del dinamismo del amor de Dios inserto en la historia y encuentra su manantial secreto en la Eucaristía, actualización permanente de la donación pascual de Cristo. Esta es la acción humana por excelencia que, al realizar el amor en su máximo nivel, expresa también el vértice de la libertad humana: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos»(Jn 15,13).
Septiembre 2014
En el recorrido que venimos haciendo por nuestro Catecismo continuamos el estudio de la tercera aparte del Catecismo: LA VIDA EN CRISTO, segunda sección.
TERCERA PARTE. Segunda sección:
Año de la Fe
Síntesis del catecismo en preguntas - Parte 10 Capítulo primero:
Los diez mandamientos «Amarás al Señor tu Dios con todo 482.- ¿Qué son los mandamientos de la ley de Dios? Son un don de Dios en que se resumen y proclaman las exigencias de la nueva alianza instituida por Cristo (2052).
tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas»
483.- ¿Tenemos obligación de cumplir los mandamientos? Sí, pues Jesús mismo declara: «Si quieres entrar en la vida eterna, guarda los mandamientos» (2052). 484.- ¿Cuáles son los mandamientos de la ley de Dios? Los mandamientos de la ley de Dios son diez: Primero, amarás a Dios sobre todas las cosas. Segundo, no tomarás el nombre de Dios en vano. Tercero, santificarás las fiestas. Cuarto, honrarás a tu padre y a tu madre. Quinto, no matarás. Sexto, no cometerás actos impuros. Séptimo, no robarás. Octavo, no dirás falso testimonio ni mentirás. Noveno, no consentirás pensamientos ni deseos impuros. Décimo, no codiciarás los bienes ajenos. 485.- ¿Se pueden resumir los diez mandamientos? Sí, se pueden resumir en dos: amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo (2055).
493.- ¿Es lícito obligar a alguien a actuar contra su conciencia en materia religiosa? No, pues sería ir contra la dignidad de la persona humana (2106). 494.- ¿Cuáles son los principales pecados contra el primer mandamiento? Son la superstición y la idolatría, la adivinación, la magia o hechicería, el sacrilegio y la simonía, el agnosticismo y el ateísmo (2110-2128). 495.- ¿El culto de las imágenes sagradas va contra el primer mandamiento? No, pues el culto tributado a las imágenes se remonta a las personas que en ellas están representadas, y por ellas al mismo Dios autor de toda santidad (2132). 496.- ¿Cuál es el segundo mandamiento? El segundo mandamiento es «No tomarás el nombre de Dios en vano» (2142).
486.- ¿Cómo resumió Jesús los deberes del hombre para con Dios? Los resumió en estas palabras: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Mt 22, 37) (2083). 487.- ¿Qué nos manda el primer mandamiento? Nos manda creer, confiar y amar a Dios sobre todas las cosas (2086). 488.- ¿Cuáles son los principales pecados contra la fe en Dios? Los principales pecados contra la fe en Dios son la incredulidad, la herejía y apostasía (2089). 489.- ¿Cuáles son los principales pecados contra la confianza en Dios? Los principales pecados contra la
confianza en Dios son la desesperación y la presunción (2091, 2092).
490.- ¿Cuáles son los principales pecados contra el amor a Dios? Los principales pecados contra el amor de Dios son la indiferencia, la ingratitud, la tibieza, la pereza espiritual y el odio a Dios (2095). 491.- ¿Qué nos pide la virtud de religión? Nos pide adorar a Dios, alabarle, darle gracias, hacer sacrificios en su nombre y cumplir los votos y promesas que hemos hecho (2096-2102). 492.- ¿Qué derecho confiere al hombre el primer mandamiento? El derecho de dar culto a Dios individual y socialmente; y el derecho de profesar la religión en público y en privado (2136, 2137).
497.- ¿Qué nos manda el segundo mandamiento? Nos manda respetar el nombre de Dios y todas las cosas sagradas (2142). 498.- ¿Qué nos prohibe el segundo mandamiento? Nos prohibe el uso inconveniente del nombre de Dios y de Jesucristo, de la Virgen María y de todos los santos; por ejemplo, la blasfemia y las malas palabras (2146, 2148, 1249). 499.- ¿Qué nos exige respetar el segundo mandamiento? Nos exige respetar las promesas en nombre de Dios y los juramentos que son legítimos (2147, 2148). 500.- ¿Quién jura el nombre de Dios en vano? Quien jura en falso, tomando por testigo a Dios de lo que afirma y aquel que, después de haber prome-
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tido algo bajo juramento, no lo mantiene (2150).
501.- ¿Qué significa jurar en falso? Significa hacer un juramento sin intención de cumplirlo o, una vez hecho, no mantenerlo (2151). 502.- ¿Es lícito jurar el nombre de Dios en vano? No, porque es una falta grave contra el respeto debido a Dios (2152). 503.- ¿Que significado tiene el nombre para un cristiano? El estar puesto bajo la protección de un santo y bajo su intercesión (2156). 504.- ¿Cómo debe comenzar el cristiano sus oraciones y su jornada diaria? Con la señal de la cruz, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (2157) 505.- ¿Cuál es el tercer mandamiento? El tercer mandamiento es santificarás las fiestas (2168). 506.- ¿Qué nos manda el tercer mandamiento? Nos manda dedicar al descanso el domingo y los días de fiesta y consagrarlos al servicio de Dios (2168).
ofenden la santidad de Dios y rechazan la obra de la salvación (2181, 2182).
511.- La institución del domingo, ¿es también un bien social? Sí, porque contribuye a cultivar la vida familiar, cultural, social y religiosa (2194).
Capítulo segundo:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo 512.- ¿Cuál es el cuarto mandamiento? El cuarto mandamiento es: «Honrarás a tu padre y a tu madre» (2196). 513.- ¿Qué nos manda el cuarto mandamiento? Nos manda honrar y respetar a nuestros padres, y a los que Dios reviste de autoridad para nuestro bien (2197, 2199, 2248).
519.- ¿Cuál es el deber de los ciudadanos para con las autoridades civiles? Cooperar con las autoridades civiles en la construcción de una sociedad justa y solidaria (2239).
514.- ¿Por qué debemos honrar y respetar a nuestros padres? Porque a ellos debemos la vida y la educación cristiana (2197).
520.- ¿Cuándo está obligado el ciudadano a no seguir las prescripciones de las autoridades civiles? Cuando dichas prescripciones son contrarias al orden moral y a las enseñanzas del evangelio (2242, 2256).
507.- ¿Cuál es el sentido de estas fiestas? El sentido de estas fiestas es recordar la obra creadora de Dios, su acción salvífica en favor de los hombres y oponerse a la servidumbre del trabajo y al culto del dinero (2172).
515.- ¿Cuáles son los deberes de los hijos para con sus padres? Los hijos deben a sus padres respeto, gratitud, justa obediencia y ayuda material y moral en los años de vejez y en la enfermedad (2218, 2251).
508.- ¿Qué significa día de precepto? Significa que estamos obligados a participar en la Misa, a no ser que estemos impedidos por razones justas (2181).
516.- ¿Cuáles son los deberes de los padres para con sus hijos? Los padres deben educar a sus hijos en la fe, en la oración y en las virtudes y atender, en la medida de lo posible, a sus necesidades materiales y espirituales (2221, 2252).
509.- ¿Cuáles son los días de precepto? Los días de precepto son todos los domingos y, además, los días de Navidad, Epifanía, Ascensión y Corpus Christi, santa María, Madre de Dios, Inmaculada Concepción y Asunción, san José, santos Apóstoles Pedro y Pablo, y, finalmente, Todos los Santos (2177). 510.- ¿Qué pasa a los que deliberadamente faltan a esta obligación? Cometen un pecado grave, pues
y gobernar según las exigencias del bien común (2237).
517.- ¿Cuál es el deber de los padres en relación con la profesión o estado de vida de sus hijos? Deben respetar la decisión de sus hijos y, a la vez, ayudarlos con buenos consejos (2230, 2253). 518.- ¿Cuáles son deberes de las autoridades civiles para con los ciudadanos? Respetar los derechos de la persona humana, administrar justicia en el respeto al derecho de cada uno
521.- ¿Cuándo debe la Iglesia emitir un juicio moral sobre el orden político? Cuando lo exijan los derechos fundamentales de las personas o la salvación de las almas (2246). 522.- Y ¿cuáles serán los medios para ese juicio moral? Sólo aquellos que sean conformes al evangelio y al bien común de los ciudadanos (2246, 2257). 523.- ¿Cuál es el quinto mandamiento? El quinto mandamiento es «no matarás». 524.- ¿Por qué no puede matar un hombre a otro hombre? Porque la vida humana es sagrada (2258). 525.- ¿Y por qué es sagrada? Porque el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios (2258).
526.- ¿Desde cuándo es sagrada la vida humana? Desde la concepción, hasta la muerte (2319). 527.- ¿Contra quién peca el que mata a un ser humano? Contra la dignidad de la persona, y contra la santidad del Creador (2320). 528.- ¿Tenemos el derecho de defendernos? Todo hombre tiene el derecho y el deber de defenderse, para conservar la vida, que Dios le ha regalado (2321). 529.- ¿Puede la autoridad pública imponer a alguien la pena de muerte? Sí puede, en casos extremos, para salvar el bien común (2321). 530.- ¿Cuáles son los pecados contra el quinto mandamiento? Los pecados contra el quinto mandamiento son: el homicidio voluntario, el aborto, la eutanasia y el suicidio (2268-2283). 531.- ¿Qué pide el quinto mandamiento a los cristianos? El quinto mandamiento pide a los cristianos: el respeto de la vida propia y de la vida del prójimo, el cuidado de la propia salud, el respeto a los difuntos, y la defensa de la paz (2288-2317). 532.- ¿Y entonces qué prohibe? El quinto mandamiento prohibe: el escándalo, el uso de la droga, el terrorismo y la tortura, la guerra y la carrera de armamentos (2284-2317).
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13 Años de vida pastoral Encuentro de animación misionera
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l primer grupo de Diáconos Permanentes de la Arquidiócesis de Ibagué, celebró en días pasados 13 años de su ordenación, y con tal motivo se realizó una especial celebración en la Parroquia San Joaquín, con la representación de la Escuela Diaconal, tanto del primero y segundo grupo de Diáconos, como de quienes están en dicha formación como Acólitos Instituidos.
El padre Félix García, Párroco, presidió a las 7:00 a.m. la Eucaristía solemne, en compañía del Vicario Diego Fabián Pulido, y en la homilía exaltó la labor de los diáconos desde los inicios de la Iglesia, y destacó el servicio que brindan los Diáconos Permanentes en varias Parroquias de la Arquidiócesis. Después de la celebración eucarística, el Padre Félix agasajó a los asistentes de la Escuela Diaconal con un delicioso desayuno.
50 Años de vida parroquial El señor Arzobispo Flavio Calle Zapata, en comunión con 8 sacerdotes y 2 diáconos permanentes, celebró la fiesta del martirio san Juan Bautista en Ibagué, el 29 de Agosto. El objetivo era darle gracias a Dios por los 50 años de vida en la Parroquia san Juan Bautista, la fiesta patronal, los sacerdotes que durante este tiempo han sembrado la Palabra, por las familias que han integrado los grupos y movimientos, por aquellos que ya no están porque duermen el sueño eterno. Monseñor Flavio insistió en identificarse con el santo patrono, único a quien se le celebra el nacimiento y el su muerte en el martirio. Felicitaciones al Padre párroco Isidoro García Isaza, por la preparación maravillosa de la fiesta, la atención a los fieles y el cuidado pastoral.
Los días 18, 19 y 20 de Julio, cerca de 40 asesores de Infancia y Adolescencia Misionera venidos de las diferentes regiones del Tolima Grande (Tolima-Huila- Cauca- Putumayo- Caquetá) se reunieron en Garzón (Huila) para vivir la “ESAM” (Escuela de Animación Misionera). La escuela se realizó en un ambiente fraterno, propiciando el encuentro con Jesús y buscando la manera de crear espacios para animar y acompañar a los niños y adolescentes dentro de la obra pontificia de la Infancia Misionera. En este proceso se tocaron varios ámbitos importantes, para la formación de los asesores:
• Fundamentos de la Misión: Acompañamiento espiritual al servicio de la misión evangelizadora. • Espiritualidad Misionera: Encuentro personal con Jesús.
• Animación Misionera: La alegría de llevar el evangelio. De la Arquidiócesis de Ibagué, participaron en el encuentro: Sonia Penagos, Asesora de IAM de la Parroquia San Pedro Apóstol, de la Ciudadela Comfenalco; Erika Morales, Asesora de IAM de la Catedral Inmaculada Concepción; Luz Dary Ocampo, Asesora de IAM de la Parroquia Santísima Trinidad del barrio las Brisas; Vanessa Rodríguez, Asesora IAM de la Parroquia Inmaculado Corazón de María, Barrio Ricaurte y Ana María Valencia, Asesora IAM de la Parroquia San Joaquín del barrio Jardín-Atolsure. “EL VERDADERO MISIONERO, NUNCA DEJE DE SER DISCÍPULO, SABE QUE JESÚS CAMINA CON ÉL, HABLA CON ÉL, TRABAJA CON ÉL” (Evangelium Gaudium, 266)
6 de septiembre 2014. Reunión de la escuela diaconal. Tel. 2611680 13 de septiembre 2014. Escuela arquidiocesana de lectores. Padre Giovanny Sandoval. Teléfono 2632696 20 de septiembre de 2014. Reunión con parejas delegadas de las parroquias. Padre, Félix María García. Teléfono. 2675685 27 de septiembre 2014. Capacitación movimiento Sine. Monseñor, Gustavo Vásquez Montoya. Teléfono 2611680 27 de septiembre 2014. Encuentro con delegados parroquiales de liturgia. Padre, Giovanny Sandoval. Teléfono 2632696.
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La Pastoral Penitenciaria Católi-
Descubriendo el rostro de Cristo tras las rejas
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a Arquidiócesis de Ibagué tiene una enorme labor en una ciudad que crece cada día más, y donde cada día se necesitan más obreros para compartir el anuncio del Evangelio; la Pastoral Social de la Arquidiócesis atiende distintos frentes de acción como la Pastoral Penitenciaria, apostolado que se lleva a cabo en las instalaciones del complejo penitenciario de Picaleña (COIBA), que comprende la guardia, funcionarios administrativos y familias de los internos. Nuestra tarea fundamental en la cárcel es la Evangelización, la celebración de la Fe y la vivencia de la caridad; construimos comunidades cristianas, solidarias y participativas, pues “El amor es como el fuego, si no se comunica se apaga” (Jaime Borrás). Atendemos las necesidades espirituales y materiales de las personas privadas de su libertad. Cada año la Pastoral tiene grandes desafíos, la población carcelaria va en aumento, por lo que se hace más compleja la convivencia, aumenta el hacinamiento, los recursos son insuficientes, e incluso a veces desfallecen las fuerzas de quienes colaboran directa e indirectamente con esta obra de mise-
ricordia. Los encarcelados se enfrentan también con otras dificultades, como son el mantener contactos regulares con su familia y sus seres queridos ; otra dificultad es la carencias grave que encuentran a menudo en las estructuras que deberían ayudar a quien sale de la prisión, en acompañarlos en su nueva inserción social (Mensaje Jubilar a las cárceles del Santo Padre Juan Pablo II). Sin embargo sabemos que la obra es de Dios y que debemos asumir el compromiso desde el mandamiento del Amor: “No se puede vivir el amor superficialmente; el amor o compromete o no es amor” (Battista Borsato). La misericordia es una virtud que debe estar presente entre los miembros de la Pastoral Penitenciaria, como un signo de contradicción en una sociedad que excluye y se olvida de quienes han fallado y los considera indignos de seguir formando parte de ella. Una sociedad que, sin embargo, no está carente de responsabilidad frente a quienes han cometido un delito. Es en este escenario donde la Pastoral se hace presente mostrando el rostro alegre de la Iglesia, brindando una oportunidad de redención a estos hermanos que se encuentran tras las rejas.
La cárcel es un lugar duro, pensado para el castigo, con personas que llevan cada uno su tragedia por perder su libertad, su buena fama, su familia, sus bienes, sus amigos, e incluso pueden perder la dignidad, la esperanza, la alegría, el amor y la fe. En la Pastoral Penitenciaria necesitamos personas con corazón disponible, paciencia, perseverancia, madurez y sobre todo alegría; no se puede ir a visitar la Iglesia tras las rejas con rostro de lástima, sino contagiando alegría: “El que tiene a Dios en su corazón, desborda de alegría” (Teresa de Calcuta). En la cárcel se da, pero también se recibe, se enseña pero también se aprende mucho de la gente que sufre; cada año en el mes de septiembre, celebramos la Fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes, recogemos implementos de aseo para repartir entre nuestros hermanos privados de la libertad, se comparte algunos espacios recreativos y se fortalece la advocación a la patrona de los privados de la libertad “Nuestra Señora de las Mercedes”. El voluntario que hace misión en la cárcel, encuentra jóvenes y ancianos, enfermos y sanos, analfabetos y profesionales, campesinos y empresarios, mujeres y hombres de toda condición,
de modo que hay todo un campo de trabajo para cada misionero, siempre con amor y esperanza: “Nunca se da tanto como cuando se da esperanzas” (Anatole France). La misión dentro de la cárcel no es una labor aislada, ni pretende ir contra el Estado ni al margen de las demás labores eclesiales, sino que se une a ellas; necesitamos misioneros comprometidos y que amen la Iglesia, por eso ofrecemos un Cursos de formación antes de vincular a los agentes a la Pastoral . Nuestra próxima capacitación tendrá lugar en las instalaciones de la casa de la Misericordia, teléfono: 265 2718. Días 6 y 13 de Septiembre de 8am. A 12 p.m . Formas de ayudar a nuestros hermanos privados de la libertad : Con su oración. Haciendo llegar a sus respectivas parroquias implementos de aseo ( Jabón de baño, jabón para lavar, crema dental, cepillo de dientes, toallas higiénicas, champú y desodorante en sobres, máquinas de afeitar desechables, papel higiénico, medias color claro. Adquirir un bono de solidaridad ($ 2.000), donación utilizada para ofrecer a los internos almuerzo, refrigerio y otros. Vinculándose a nuestra nuestra Pastoral. Apadrinando un patio en la fiesta de las Mercedes que se traduce en donar Kits de Aseo Personal y ofrecer un refrigerio para cada interno. Autor: Padre .Yamir Gonzales. Capellán Complejo Penitenciario de Picaleña, Ibagué.
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Arquidiócesis de Ibagué, voluntarios de la Corporación Oratorio Boscolombia, jóvenes provenientes de las diferentes universidades, jóvenes extranjeros de AIESEC y personas que han escuchado del Aguapanelazo. Esta iniciativa juvenil universitaria nos plantea nuevos horizontes de buscar nuevas posibilidades para nuestros amigos de la calle, pensar en proyectos de investigación e intervención comunitaria que permitan unir la academia o la universidad con la realidad social que vive nuestra ciudad, nuestra región y nuestro país, por esto queda la invitación abierta para que vengas y veas, vivas Por Gina Santofimio Estudiante de Derecho de la UCC y Voluntaria del Aguapanelazo
otivados por las palabras del Papa Francisco en diferentes ocasiones que nos invita a salir de las fronteras e ir al encuentro del pobre y que nos dice “No te olvides de los pobres, les quiero pedir que caminemos todos juntos, cuidémonos los unos a los otros, cuídense entre ustedes”, un grupo de jóvenes de la Pastoral Universitaria apoyados por Bienestar Universitario de la Universidad Cooperativa de Colombia sede Ibagué se puso a reflexionar sobre la situación de calle que viven diferentes personas, por lo que desde el semestre anterior surgió la iniciativa del Aguapanelazo gesto solidario de compartir pan y aguapanela los jueves en las noches luego de que todo ya está culminando. El Aguapanelazo se convierte hoy en propuesta que nos invita cada semana a salir de nuestra rutina y nos hace caminar las calles del centro de la ciudad para ir al encuentro de aquellos que algunos definen como los que carecen del mínimo necesario: vivienda, comida, ropa y entre otras necesidades. Administrativos y jóvenes universitarios cada jueves se disponen a hacer la aguapanela y a recolectar el pan entre sus compañeros para que estos puedan llegar a más de 120 personas que habitan algunas calles del centro.
La experiencia de cada jueves para algunos puede parecer asistencialista pero visto desde los mismos jóvenes que hacen parte de la experiencia, ellos plantean que el gesto de partir el pan es simplemente una excusa para acercarse a aquellos que generalmente muchas personas durante el día le temen, le huyen y le son indiferentes a una realidad que nadie quiere asumir. Partir el pan cada jueves es manifestación que algo pasa por dentro que nos hace salir a compartir de lo que hemos recibido para ponerlo al servicio de aquellos que lo necesitan, es descubrir la generosidad que habita en jóvenes universitarios que siendo conscientes de su profesión se dan cuenta que el Aguapanelazo no es simplemente una actividad que puede ser significativa para los que la reciben sino más bien para los que viven y hacen la experiencia abriendo sus horizontes a nuevas miradas más reales que dan sentido y significado. Cada jueves el Aguapanelazo se convierte en punto de encuentro entre profesiones, generaciones y en ocasiones universidades. Esta experiencia que nos hace soñar y pensar, nos ha permitido descubrir lugares en donde ellos se agrupan y descubrir toda una realidad personal en cada uno de ellos. A esta labor se han unido jóvenes voluntarios de la Asociación Cristiana de Jóvenes ACJYMCA, Asociación de Jóvenes Líderes de los barrios del sur AJOLIS, jóvenes de la Pastoral Juvenil de la
la experiencia de conocer tu ciudad desde otra perspectiva descubriendo y compartiendo con aquellos que sin conocerte te esperan para darte un gracias y posiblemente augurándote bendiciones y éxitos para tu vida. Padre, Carlos Andrés Pinzón, pastoral juvenil, Arquidiócesis de Ibagué.
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Mi experiencia
de conversión Esmeralda Rubio Castillo Catequista Arquidiócesis de Ibagué, Colombia. Hola, te preguntaras quien soy, y que hago escribiendo estas líneas, la verdad no te podría responder por lo extenso del diálogo, pero solo mi Señor Jesús los sabe, pues es El quien sabe a dónde me lleva. Inicio este diálogo contándoles que desde pequeña, Dios se ha manifestado en mi vida de muchas maneras, en muchos eventos extraordinarios, por tal razón sentí la necesidad de agradecerle a Dios por todas sus bendiciones, y en busca de Él, fui a muchas partes, pero no lograba encontrarlo siempre sentía un vacío, en una ocasión le manifesté a un sacerdote amigo, las maravillas que el Señor había hecho en mí, y me dijo: “ pregúntale a Dios para que te tiene, qué quiere Él de ti, porque Él tiene una misión para ti. Ese interrogante me pareció ridículo, pues me imaginaba diciendo: “Dios para que me tienes? y él inmediatamente me va a responder, “me reí de eso en mi ignorancia”.
LA RESPUESTA DEL SEÑOR Pasado un tiempo pero con ese interrogante en mi cabeza, un domingo me dispuse a participar de la Misa, y me acordé de aquellas palabras, y entonces formulé la pregunta….(Señor Aquí estoy ¿para qué me tienes?) Y ¿qué creen ustedes que pasó? Pues claro Dios me respondió, se preguntaran cómo y qué me dijo…. Ya les cuento, cuando el sacerdote estaba en la homilía citó
pues eran como un obstáculo para mi servicio, pero Mi Señor, siempre me ha aparejado todo para que pueda servirle sin reservas. Luego de un par de años de estar en este apostolado tan maravilloso que el Señor me regaló, volví a sentir esa angustia de que algo faltaba que necesitaba dar más a pesar que asistía a encuentros vicariales de formación, me faltaba adherirme y entregarme por completo, que necesitaba conocerlo a fondo enamorarme de Él, para poder mostrarlo en la catequesis, y entendí que “ nadie da de lo que no tiene” además sentía en mi corazón que solo hacía de catequista, pero yo quería SER CATEQUISTA y en un encuentro de catequistas para la celebración del Patrono de la Catequesis SAN PIO X. Me vinculé al proceso integral de formación en la Escuela Parroquial de Catequesis (ESPAC)
EL ENAMORAMIENTO
la primera carta de San Pablo a los Corintios en su Cap. 9 ver. 16: “para mí no es motivo de orgullo anunciar el evangelio “HAY DE MI SI NO LO ANUNCIO” mi corazón en ese momento latió fuertemente, y me asusté pensé que me iba a desmayar, pero no comprendía lo que me pasaba, me calmé un poco, pero luego más adelante el padre solicitó catequistas en la parroquia y su mano era como si me señalara, yo miraba para todas partes a quien señalaba pero yo sentía que ese mensaje fue para mí, y nuevamente mi corazón empezó a latir y fue en ese momento que comprendí que para esta labor el Señor me quería.
EL CUMPLIMIENTO DE LA MISIÒN Con ese mensaje tan diciente inicié mi catequesis de iniciación Cristiana en Jóvenes que se preparan para recibir el sacramento de la Confirmación hace aproximadamente 11 años en mi Parroquia San Antonio María Claret, con dificultades familiares,
Y fue entonces cuando inicié mi proceso ESPAC, (Escuela parroquial de catequesis), se preguntarán ¿cómo es este proceso de formación? Les cuento que es la experiencia más maravillosa que he vivido en mi vida como catequista, porque les puedo contar que conocí al Señor, me enamoré de JESUS, en este proceso y ahora comparto lo que decía S. Agustín: “A Cristo es imposible conocerlo y no amarlo, amarlo y no seguirlo.” Y yo digo seguirlo y no servirle. La Espac me brindó herramientas valiosas en este caminar con Cristo, es un estudio completo que me centró en mi labor de SER, SABER Y SABER HACER, como catequista. Y a pesar de las dificultades que se presentan, lo único que puedo decirle a mi Señor es “ SEÑOR, OCUPATE DE MIS COSAS Y PERMITEME OCUPARME DE LAS TUYAS Ahora hablo con Él en todo momento y lugar con la plena seguridad que siempre responde a mis inquietudes, aunque a veces sienta un silencio, sé que mi tiempo no es el tiempo de Él.
Me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir. Jr 20,7
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Pero Dios no cambió de idea, ni cambiará. Para el autor, el Paraíso no es algo que pertenece al pasado, sino al futuro. No es una situación perdida que hay que recordar con nostalgia, sino un proyecto al que hay que mirar con esperanza. Es como el modelo terminado, la maqueta del mundo, que debe construir el hombre con su esfuerzo y su sacrificio. Está colocado precisamente al comienzo de la Biblia, no porque haya sucedido al principio, sino porque antes de proponer nada, el hombre debe conocer hacia dónde se encamina.
Hacia un nuevo paraíso El Paraíso de la Biblia, con sus árboles frutales, aguas abundantes, trabajos livianos, y sin dolores de parto, resultaba atrapante para los lectores rurales de entonces, que debían fatigarse para obtener todo esto. Era un eficaz llamado a tomar conciencia sobre lo que el hombre estaba haciendo con el mundo. Hoy ese Paraíso ya no llama la atención. Debemos actualizarlo. Para ello, primero hay que elaborar la lista de los males que aquejan a nuestra familia, a nuestra sociedad y al mundo: gente viviendo en condiciones infrahumanas, barrios enteros sin agua, obreros con sueldos miserables, falta de empleos dignos, alimentos contaminados, enfermedades que podrían fácilmente erradicarse, divisiones y peleas familiares, depresión generalizada, muertes injustas... Luego, tomar conciencia de que se trata de una “situación de castigo” de la cual somos los únicos responsables. Por lo tanto, eliminar el fatalismo, la pasividad y la resignación, y erradicar nuestro famoso: “¡Paciencia, hay que soportar. La vida es así. Es la voluntad de Dios!”. Y finalmente, mirando del revés todos estos males, reconstruir nuestro propio Paraíso, ver cómo deberíamos estar, descubrir lo que nos estamos perdiendo por culpa de nuestros pecados actuales. El Paraíso es una profecía futura, pero proyectada al pasado. No es un cuento inocente, ni un hecho real que ya pasó, sino el genial recurso que encontró el escritor sagrado para sacudir la conciencia de sus contemporáneos. Y todavía hoy es un proyecto que se yergue, desafiante, a la fe y al coraje de los hombres, que deben concretarlo.
Septiembre 2014
La cuestión
¿Existe el diablo o solamente el mal?
Por: Pbro. Raúl Ortiz Toro Seminario Mayor San José de Popayán, Colombia. rotoro30@gmail.com
Si la pregunta sobre la existencia de Dios está hoy en día muy en boga y nos toca, con razón, ofrecer argumentos para defenderla, podemos decir que en las últimas décadas la cuestión se ha extendido a la existencia del diablo (acusador) o demonio (maligno) o satanás (adversario); a propósito, escribía Charles Baudelaire, un conocido literato francés, que “la mayor astucia del diablo es hacernos creer que no existe”; quizá por ello, en alguna ocasión, por allá en los años setenta del siglo pasado, el obispo de Estrasburgo (Francia), Monseñor Elchinger, llegó a proponer una especie de acto de fe a propósito del demonio: “Creo en su existencia, en su influencia, en su inteligencia sutil, en su capacidad suprema de disimulo… en su capacidad consumada de llegar
a hacer creer que no existe”. (G. Hubert El diablo hoy). La existencia del diablo ha de afirmarse pero sin olvidar que no se ha de caer en el fundamentalismo de endilgarle todas las desgracias del mundo o de verlo como enemigo único del alma; con razón, la tradición cristiana siempre ha defendido que no solo el demonio es enemigo del alma sino también el mundo y la carne. De lo contrario, estaríamos cayendo en una especie de demoniocentrismo, dándole un protagonismo desmedido ignorando que el verdadero centro tiene que ser Cristo, quien por su sangre nos ha dado una nueva vida (Cf. Colosenses 1,14). Aquí hay que anotar que ciertas corrientes de espiritualidad tratan tanto el tema del demonio que terminan desplazando temas fundamentales como la vida de gracia, la bondad del hombre, la providencia divina. Ni qué decir de los que ven influencias del demonio en casos clínicos que deben tratarse médicamente (como la epilepsia) o psiquiátricamente (como los trastornos psicóticos). Por otra parte, si damos pie a un debate sobre la existencia del diablo, esta pregunta es muy distinta a la cuestión sobre el mal, que en términos muy sencillos es “ausencia de un bien particular” (Santo Tomás de Aquino) y tiene a veces una connotación subjetiva y cultural. Acaso habrá alguien que no crea en el mal (mal moral: un pecado; mal físico: un terremoto; mal metafísico: el sufrimiento; o, incluso, el mal estético del cual hablaba Hegel: la
necesidad de contrastes en la vida, etc) o que no haya experimentado las consecuencias de éste. Así las cosas, el mal es mucho más que el diablo (porque el mal que, por una parte, no tiene origen en Dios Creador, por otra, no tiene origen siempre y necesariamente en el demonio; por ejemplo, un terremoto que es un mal evidente no está causado por el diablo sino que responde a las leyes de la naturaleza, respetadas por Dios (Leibniz)). Y aunque el mal supere al diablo, no obstante el diablo es más peligroso que el mal.
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