febrero 2017
La revista de la gente que sabe volar
Como aperitivo degustamos un haiku de Matsuo Basho - Cantamos como Walt Whitman en sus Hojas de Hierba - Viajamos al reino junto al mar de Edgar Allan Poe - Recomendamos la película El lado oscuro del corazón - Volamos por la ciudad con Marc Chagall - Nos sumamos al movimiento Acción Poética Y como siempre inspiradores versos y poemas extraibles para que los puedas enmarcar o poner donde tú quieras.
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Manifiesto ¡Oh capitán, mi capitán! es una revista de poesía para la gente que sabe volar, volar igual que vuela la poesía. Porque ella no solo está en los libros, porque ella, la poesía, está por todas partes. Date la vuelta, contempla, párate, respira, cierra los ojos. También es poesía esa música que suena lejos y la brisa rozando tu piel. El olor del café por la mañana o la escena de aquella que te emocionó tanto en aquella película, o el cuadro dentro del que te gustaría vivir. Porque también es poesía una luciérnaga iluminando la noche, o la simetría de un copo de nieve, las olas del mar arrullando el cielo o esa barquita que se recorta, lejana, contra la luna. ¡Oh capitán, mi capitán! es una revista de poesía pero, sobre todo, es una revista de emociones. Porque poesía y emoción son hermanas siamesas y una no se entiende sin la otra. Así que, para leer esta revista, quítate los zapatos y los problemas, prepárate un baño caliente o sírvete una copa de vino, abre la mente, apaga el móvil… ¡y vuela!
ÍNDICE un estilo
5 Haiku: cinco, siete, cinco
un poeta
6 Walt Whitman, poeta de la libertad y de los árboles
un poema
14 En un reino junto al mar
una película
18 El lado oscuro del corazón
un pintor
20 Marc Chagall: el pintor que sabía volar
un movimiento
Redacción de contenidos, diseño y maquetación: Laura Arnedo 2
24 La poesía toma las calles
Imagen de portada: “Femme au bouquet de fleurs sur la table “. Marc Chagall, 1944 3
HAIKU: CINCO, SIETE, CINCO
Para ver las flores he venido, bajo ellas dormiré sin sentir el tiempo. Matsuo Basho (1644-1694)
En su forma tradicional, el haikú consta de tres versos en 17 sílabas, las que tienen una composición asimétrica y sin rima que lo impregna de una sensación de libertad y sugerencia. El haikú es una forma poética cuyos orígenes se remontan al Japón ancestral, siendo sus cultores conocidos como haijin. En sus inicios derivó de otra forma literaria, el haikai, de contenido humorístico, que solía disponerse en una serie sucesiva de poemas cuya primera estrofa era el hokku. Finalmente, la forma del haikai se ramificó en dos tendencias separadas, manteniéndose los cultores del haikai original, y una segunda forma – el haikú - que independizó la primera estrofa, convirtiéndola en una sola expresión sintética y acabada de una imagen, que bien podía ser del entorno natural, del paisaje anímico o del social. En su forma tradicional, el haikú consta de tres versos en 17 sílabas, las que tienen una composición asimétrica y sin rima que lo impregna de una sensación de libertad y sugerencia. El estilo, independientemente del tema que trate, es siempre sencillo y natural, minimalista, buscando la máxima expresión con el mínimo de recursos, inspirado como está en la estética del budismo zen. Por tanto, el haikú está muy marcado por la
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observación de la naturaleza y su cambio constante, tanto a través del día como del transcurrir de las estaciones del año. El poema anterior pertenece a Matsuo Basho (1644-1694). Considerado el más importante autor de haikus, ha dejado la siguiente definición de est este tipo de poemas:
“Haiku es simplemente lo que está sucediendo en este l ugar, en este momento”
¿Es, entonces, una poesía sencilla?. Esa justamente puede ser la principal dificultad que ofrece esta escritura a la analítica forma de pensar que tiene el occidental. El Haiku es una poesía que no racionaliza, sino que sugiere; donde más importante que comprenderla es intuirla.
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WALT WHITMAN, POETA DE LA LIBERTAD Y DE LOS ÁRBOLES Poeta hímnico que exaltó el cuerpo, la Naturaleza, el amor a los semejantes y el gozo de estar vivo. Fundador de la escritura que es la conciencia colectiva de una América en construcción donde predicó la democracia con alegría. Su poesía está reunida en un único libro, ‘Hojas de hierba’, cuya primera edición (costeada por él mismo) salió de imprenta en 1855 e incluía 12 poemas sin título. Un proyecto que fue aumentando sucesivamente hasta 1892 (ya con 389 composiciones) sumando al final nueve ediciones. Este crecimiento orgánico sólo quedó interrumpido por la muerte de Whitman, en ese mismo año de la última entrega. Tenía 73 años y era ya algo así como un dios pagano con modales de multitud en sí mismo. Hojas de hierba es uno de los monumentos poéticos más potentes de la modernidad. La geografía de un mundo épico.
Canto a sí mismo
La primera edición pasó casi sin eco, lo que desalentó al entonces joven poeta. Pero no lo hizo desfallecer. Su empeño tendría que cruzar la vida, darle sentido, armarla mejor para vivir. Y la suya no fue ni noble, ni buena, ni sagrada. Nació en Long Island en 1819. Se ocupó a los 15 años en un despacho de abogados, des6
pués como aprendiz de tipógrafo, más tarde de periodista, luego fundó su propio periódico (‘The Long Islander’). En este último de sus muchos empleos fue editor, director, periodista, corrector de pruebas y repartidor. Y, entre tanto, iba poniendo en pie las sucesivas piezas de ese atlas que es Hojas de hierba. Un conjunto que cuenta desde su primera entrega con una de las composiciones más icónicas de la obra de Whitman, ‘Canto a mí mismo’. “Aunque la escritura al completo de Whitman constituye una totalidad indivisible si se la quiere entender como el poeta la concibió, dinámica, globalmente, y no só lo en algunas de sus fases o aspectos”, sostiene Moga.
“Yo me celebro y me canto,/ y cuanto hago mío será tuyo también,/ porque no hay átomo en mí que no te pertenezca”. 7
La revista de la gente que sabe volar
Walt Whitman es en sí mismo un acontecimiento celebratorio. Un tipo que hace de las ondulaciones de la emoción un fuego que prende hasta el último átomo de la sangre. Aquel que envejece al modo contrario de los vivos, convirtiendo cada aspecto de la existencia en una admiración, en un órgano oratorio. No pertenece a un sólo tiempo, sino que es de esos creadores que está lejos de cualquier literatura formulable. Whitman encarna una de las manifestaciones del discurso humano desde lo hondo de un humanismo expansivo. Lo suyo es un evangelio donde los hombres están reinventando su mundo, chocando sus voces, mezclando sus cuerpos, levantando territorios nuevos que merecen ser cantados como un milagro. “El único genio de la tradición americana es Walt Whitman”. Habla Harold Bloom, el autor de ‘El canon occidental’. Aquel que señaló la herencia del poeta estadounidense en algunos de los mejores ejemplares de la tradición lírica del siglo XX: de Vallejo a Neruda, de Huidobro a Borges. Y así hasta Lorca. De cómo Whitman llegó por vía de la expansión a colapsar la poesía con tal carga de relevancia simbólica es cues8
tión que tiene más que ver con su vocación hercúlea que con su biografía. Todo es menos espectacular en su vida, pero todo es abundante en su certeza de ser el portador de un mandato sucesivo y absoluto donde lo ideal quiere concretar a lo real. “Mi voz persigue lo que mis ojos no pueden alcanzar./ Con un movimiento de la lengua abarco mundos y conjuntos de mundos”.
Denuncia social Pero no sólo hay celebración en Walt Whitman. También denuncia ante los desajustes y atropellos sociales. “El carácter colectivo de la epopeya de Whitman se manifiesta asimismo en el marco físico: no canta a un espacio privilegiado, ni mucho menos legendario, sino a una realidad al alcance de la mano, heterogénea, contradictoria, informe a veces, sucia otras. No le interesa evocar épocas pretéritas, sino ahincarse en un presente que reclama atención, en constante hervor”, sostiene Moga.
De ahí también ese otro costado de su escritura, donde el conflicto ante una realidad descompensada impone otra conciencia en la poesía:
“Brotan de mí muchas voces largamente acalladas:/ voces de las interminables generaciones de prisioneros y esclavos;/ (...) y de los derechos de aquellos a los que otros oprimen,/ y de los deformes, los triviales, los simples, los necios y los despreciados”. La Guerra de Secesión estadounidense (1861-65) marcó a un maduro Whitman, que se ofreció voluntario como enfermero. Allí documentó la fealdad, el dolor, la violencia. No tomó partido por ninguno de los dos bandos, pero tampoco aceptó el escepticismo como proteína. Los textos reunidos en la sección Días ejemplares de América dejan asomar a un observador que se niega a salir derrotado del espectáculo mayor de la derrota. “Multiplicad lo anterior por veinte, o por cien; verificadlo en cualquier cir-
cunstancia posible, en lugares y entre individuos distintos; iluminadlo con las pasiones más espeluznantes y con el resplandor de las granjas incendiadas y sus brasas negras, y los escombros humeantes, y tendréis una idea de lo que es esta guerra”. El ser de uno y el ser de todos, esa combinación y ese riesgo, fue la aleta caudal de su escritura. En 1873 era ya un icono de la cultura en América. El trashumante que iba con su canción lañando tierras. Pero en ese mismo año, cuando empezaba a tomar la postura a la gloria, un accidente cerebrovascular le restó vida. Se podía ver al trasluz de la barba larga una luz definitiva. En 1891 preparó la edición definitiva de su poesía: “’Hojas de hierba’ al fin completo, luego de 33 años de mutilaciones, en todos los tiempos y humores de mi vida, en clima pobre y completo, en todas partes de la tierra, en paz y en guerra, joven y anciano”. Murió en marzo de 1892. Aquel mismo que escribió: “Si no das conmigo al principio, no te desanimes./ Si no me encuentras en un lugar, busca en otro./ En algún sitio te estaré esperando”. Y lo está.
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¡OH CAPITÁN, MI CAPITÁN! ¡Oh capitán, mi capitán! es uno de los poemas más conocidos de Walt Whitman, en parte gracias a la película El club de los poetas muertos. Es también el poema que da nombre a nuestra revista. Te explicamos por qué. Porque ¡Oh capitán, mi capitan! es ya mucho más que un poema, es un grito de guerra, una actitud antes la vida. ¡Oh capitán, mi capitán! es un verso que se ha ido cargado de connotaciones y de significado a lo largo del tiempo, y que significa rebelión ante la corrupción de un orden establecido, la exaltación de la creatividad y de la imaginación, del individualismo y del pensamiento crítico frente a la imposición un criterio homogenizante y único. Walt Whitman (1819-1892) escribió este canto fúnebre por la muerte de Abraham Lincoln en 1865. Publicado en la prensa del sábado de Nueva York, obtuvo un éxito inmediato. En la década de 1880, cuando Whitman daba conferencias y lecturas públicas, se le pidió que recitara el poema tantas veces que llegó a afirmar: “Casi lamento haberlo escrito”, aunque había “ciertas razones emocionales inmediatas para hacerlo”. “
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Aunque Whitman es reconocido como el más innovador de los poetas americanos, este poema es un raro ejemplo de su uso de la rima, con versos de ritmo regular, que sirve para crear un efecto sombrío aunque exaltado. Whitman había tenido una visión de Lincoln como un capitán de arcángeles, y al parecer soñado la noche antes del asesinato con un buque que llegaba a puerto a toda vela. Sin descanso creativo, Whitman hizo múltiples revisiones de “¡Oh Capitán! Mi Capitán!”, incluso décadas después de su creación. Reproducimos a continuaciónla versión original en inglés y su traducción al castellano.
O Captain! my Captain!
¡Oh, Capitán, mi Capitán!
O Captain my Captain! our fearful trip is done; The ship has weather’d every rack, the prize we sought is won; The port is near, the bells I hear, the people all exulting, While follow eyes the steady keel, the vessel grim and daring:
¡Oh, Capitán, mi Capitán! Nuestro azaroso viaje ha terminado; El barco capeó los temporales, el premio que buscamos se ha ganado; Cerca está el puerto, ya oigo las campanas, todo el mundo se muestra alborozado, la firme quilla siguen con sus ojos, el adusto velero tan audaz.
But O heart! heart! heart! O the bleeding drops of red, Where on the deck my Captain lies, Fallen cold and dead. O Captain! my Captain! rise up and hear the bells; Rise up—for you the flag is flung—for you the bugle trills; For you bouquets and ribbon’d wreaths—for you the shores a-crowding; For you they call, the swaying mass, their eager faces turning; Here Captain! dear father! This arm beneath your head; It is some dream that on the deck, You’ve fallen cold and dead. My Captain does not answer, his lips are pale and still; My father does not feel my arm, he has no pulse nor will; The ship is anchor’d safe and sound, its voyage closed and done; From fearful trip, the victor ship, comes in with object won; Exult, O shores, and ring, O bells! But I, with mournful tread, Walk the deck my Captain lies, Fallen cold and dead.
Pero, ¡Oh, corazón! ¡Corazón! ¡Corazón! Oh, se derraman gotas rojas en la cubierta donde yace mi Capitán caído, frío y muerto. ¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán! Levántate y escucha las campanas; levántate —por ti la enseña ondea— por ti suena el clarín; por ti son las guirnaldas y festones —por ti se apiñan gentes en la orilla; por ti claman, la inquieta masa a ti se vuelve ansiosa. ¡Escucha, Capitán! ¡Querido padre! Te pongo el brazo bajo la cabeza; Un sueño debe ser que en la cubierta hayas caído frío y muerto. Mi Capitán no contesta, están sus labios pálidos e inertes; Mi padre no es consciente de mi brazo, no tiene pulso ya ni voluntad. El barco sano y salvo ha echado el ancla, el periplo por fin ha concluido; del azaroso viaje, el barco victorioso regresa logrado el objetivo. ¡Exultad, oh, costas!, y ¡sonad, oh, campanas! Mas yo, con paso fúnebre recorro la cubierta donde yace mi Capitán caído, frío y muerto.
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Creo que una brizna de hierba no es menos que el camino que recorren las estrellas” Un niño me preguntó: ¿qué es la hierba?, trayéndola a manos llenas, ¿Cómo podría contestarle? Yo tampoco lo sé. Sospecho que es la bandera de mi carácter tejida con esperanzada tela verde. O el pañuelo de Dios, Una prenda fragante dejada caer a propósito, Con el nombre del dueño en alguna punta, para que lo veamos y lo notemos y nos preguntemos, ¿de quién?
Walt WhitmanCanto a mí mismo (Hojas de hierba)
O sospecho que la hierba misma es un niño, el recién nacido de la tierra. O un jeroglífico uniforme, Que significa: crezco por igual en las regiones vastas y en las estrechas, Crezco por igual entre los negros y los blancos, Canadiense, piel roja, senador, inmigrante, a todos me entrego y a todos recibo. Walt Whitman, Canto a mí mismo (Hojas de hierba)
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EN UN REINO JUNTO AL MAR...
Annabel Lee
Annabel Lee, una historia de amor y muerte, el último poema completo compuesto por el escritor y poeta romántico estadounidense Edgar Allan Poe.
En 1835 Poe se casó con su prima hermana Virginia Eliza Clemm que tan solo tenía 13 años. En 1842 Virginia contrajo la tuberculosis, enfermedad por la que falleció cinco años después a la edad de 24 años. Se piensa que este suceso fue el que inspiro a Poe para el poema “Annabel Lee”. En dicho poema el narrador nos cuenta la historia de amor que vivió junto a una chica llamada Annabel Lee. Una historia que empezó siendo ambos unos niños. Al ser su amor tan grande los ángeles tienen celos de ellos, es por eso que cuando Annabel Lee muere el narrador cree que los ángeles son los culpables. Pero aún muerta él la sigue amando y cada noche duerme junto a su tumba y sueña con ella. El poema, que fue el último compuesto completo por Poe, fue escrito en 1849 pero no se publicó hasta dos años después de la muerte del escritor. Más de 100 años después de la publicación de “Annable Lee”, concretamente en 1987, el grupo Radio Futura 14
decidió crear una canción del poema para incluirla en su álbum “La canción de Juan Perro”. Santiago Auserón se encargó de adaptar el texto y su hermano Luis de musicalizarlo. El resultado fue una preciosa canción que la revista “Rolling Stone” colocó en el puesto 178 en la lista de las 200 mejores canciones del pop español.
Edgar Allan Poe
Hace de esto ya muchos, muchos años, cuando en un reino junto al mar viví, vivía allí una virgen que os evoco por el nombre de Annabel Lee; y era su único sueño verse siempre por mí adorada y adorarme a mí. Niños éramos ambos, en el reino junto al mar; nos quisimos allí con amor que era amor de los amores, yo con mi Annabel Lee; con amor que los ángeles del cielo envidiaban a ella cuanto a mí. Y por eso, hace mucho, en aquel reino, en el reino ante el mar, ¡triste de mí!, desde una nube sopló un viento, helando para siempre a mi hermosa Annabel Lee Y parientes ilustres la llevaron lejos, lejos de mí; en el reino ante el mar se la llevaron hasta una tumba a sepultarla allí.
más grandes que ella fue, que nunca fui; y ni próceres ángeles del cielo ni demonios que el mar prospere en sí, separarán jamás mi alma del alma de la radiante Annabel Lee. Pues la luna ascendente, dulcemente, tráeme sueños de Annabel Lee; como estrellas tranquilas las pupilas me sonríen de Annabel Lee; y reposo, en la noche embellecida, con mi siempre querida, con mi vida; con mi esposa radiante Annabel Lee en la tumba, ante el mar, Annabel Lee.
¡Oh sí! -no tan felices los arcángeles-, llegaron a envidiarnos, a ella, a mí. Y no más que por eso -todos, todos en el reino, ante el mar, sábenlo así-, sopló viento nocturno, de una nube, robándome por siempre a Annabel Lee. Mas, vence nuestro amor; vence al de muchos, 15
En un reino junto al mar...
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EL LADO OSCURO DEL CORAZÓN El lado oscuro del corazón, escrita y dirigida por el recientemente fallecido director argentino Eliseo Subiela, basa su trama en la poética de Oliverio Girondo y, en menor medida, en poemas de Mario Benedetti y Juan Gelman. Oliverio (Grandinetti), un poeta bohemio, recorre Buenos Aires con sus amigos, acosado por la muerte, buscando a una mujer capaz de “volar”. En el transcurso de la película, la poesía de Mario Benedetti, Juan Gelman y Oliverio Girondo se ve entremezclada con los lugares más espesos de la cotidianidad artística argentina y uruguaya. Desde el asado, hasta los maltrechos bares de Buenos Aires y Montevideo. Entrelazada en ocasiones con la ficción, solamente para poder mostrar de mejor manera el pensar del personaje central. La historia se desarrolla en las idas y vueltas de Oliverio, a través de su mundo, en el cual, cambiar alimento por poesía, o pedir en verso monedas por las esquinas de la calle, ver a Mario Benedetti recitando sus poemas en alemán, ver esculturas genésicas, hablar con vacas, y conversar con la muerte, parecen ser parte de un día cualquiera en la vida de un poeta.
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Espantapájaros 1 Oliverio Girondo
No sé me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! —y en esto soy irreductible— no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme! Ésta fue —y no otra— la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa. ¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado? ¡María Luisa era una verdadera pluma! Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres. ¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. “¡María Luisa! ¡María Luisa!”… y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte. Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo. ¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera…, aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Qué voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes la de pasarse las noches de un solo vuelo!
La película está protagonizada por: Darío Grandinetti, Sandra Ballesteros, Nacha Guevara, Mario Benedetti, André Melançon, Jean-Pierre Reguerraz, Inés Vernengo, Mónica Galán, Marisa Aguilera.
Después de conocer una mujer etérea, ¿Puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo? Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando. 19
MARC CHAGALL: EL P I NTOR QUE SABÍA VOLAR Movsha Jatskélevich Shagalov, que adoptó el seudónimo de Marc Chagall, nació en Vitebsk, Rusia, el 7 de julio de 1887 en el seno una familia judía. Sus obras están llenas de un humor Los trabajos de Marc Chagall se caracterizan por su fe en el poder del arte figurativo y poético. Se le reconoce como el antecesor del surrealismo por su expresión de la realidad física. Chagall utilizó varios estilos artísticos, sintetizando el cubismo y el simbolismo. Nunca se aferró a algún estilo específico; a medida que utilizaba una nueva vanguardia, se inspiraba por otra rechazando la pasada y así sucesivamente. Concretamente, este genio del arte tiene un estilo abstracto, figurativo y narrativo.
La razón por la que Marc Chagall cambiaba tanto de estilos era porque se trasladaba de una ciudad a otra constantemente.
El mundo lo conocía como el “Viajero Judío”. En 1909 durante su estadía en San Petersburgo, conoció a Bella Rosenfeld, quien se convertiría en su primer amor, esposa y musa: “Su silencio es mío, sus ojos son míos. Es como si ella supiera todo de mi niñez, mi presente, 20
mi futuro, como si pudiera ver a través de mí; como si ella me estuviera observando todo este tiempo, en algún lugar a lado de mí. La primera vez que la vi supe que era ella, mi esposa. Su pálido color, sus ojos. ¡Qué grandes y redondos y negros son! Son mis ojos, mi alma”. En 1910 se mudó a Francia y se convirtió en la figura prominente del École de Paris por su uso del fauvismo, técnica que se refiere a la fuerte presencia de color en sus obras, inspirado en grandes artistas como Van Gogh. “I and the Village” es una de sus pinturas más famosas que, a diferencia de trabajos de Picasso o Matisse, contiene elementos decorativos liberales, creando un paraíso pastoral ruso. Es una muestra temprana del estilo único que usaría el resto de su carrera. La pintura presenta a una vaca que sueña con una mujer que ordeña leche y una pareja trabajando en el campo. Chagall no esperaba que se analizará la imagen, sino que existiera un aire de decoración en ella. Esta obra se encuentra en el
Museo de Arte Moderno en Nueva York. Después de su visita a Palestina, en 1931, intentó crear trabajos para reconciliar las viejas tradiciones judías con estilos de arte modernistas. Posteriormente se enfocó en temas cristianos e inició a ilustrar la biblia que se convertiría en un elemento fuerte de su arte. Todos sus trabajos formaron el Message Biblique. Especialmente para este “mensaje” Marc Chagall abrió un museo en Niza en 1973. Después de su éxito muchas sinagogas e iglesias católicas y luteranas en el mundo pedían ser decoradas por el artista.
Chagall trabajó en pinturas, mosaicos, esculturas y sets teatrales. El 28 de marzo de 1985 el pintor de 97 años murió en un elevador después de estar todo el día en su estudio. El artista murió “volando”, como una vez lo predijo un gitano y como él normalmente se pintaba.
Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, Chagall y su familia huyeron del holocausto gracias a la ayuda del periodista estadounidense: Varian Fry, se instalan en Nueva York, ahí conoció a grandes personajes del ballet e inició a crear sets para obras y varios vitrales. Después de la trágica muerte de Bella en 1954, Marc Chagall se casó con Valentina Brodskaya, a la que apodaba “Vava”. Aunque el nuevo matrimonio fue muy feliz, Bella siempre fue su musa principal.
Paseo, 1917 En la página siguiente: Sobrevolando la ciudad, 1924
El artista también participó en la decoración de edificios icónicos alrededor del mundo. En 1964, bajo la orden del presidente francés Charles de Gaulle, Chagall pintó el techo de la ópera de París, y dos años más tarde pintó dos paneles de la ópera metropolitana de Nueva York. Hasta el último día de su vida, Marc 21
SOBRE LA CIUDAD, 1924 “Mis manos eran muy suaves… tuve que encontrar alguna ocupación especial, algún tipo de trabajo que no me forzara a alejarme del cielo y las estrellas, que me permitiera descubrir el significado de la vida”. Marc Chagall
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LA POESÍA TOMA LAS CALLES Acción Poética es un fenómeno mural-literario que comenzó en Monterrey, México, en 1996. Desde entonces se ha ido extendiendo por todo el mundo, llevando a los muros de las ciudades versos que inspiran el día a día de sus habitantes. El movimiento lo inició el poeta mexicano Armando Alanís Pulido y consiste en pintar e intervenir poéticamente muros de las ciudades con frases estimulantes. Este proyecto es también un movimiento mediante el cual se promueve la lectura y se busca generar en el ciudadano una reflexión. Como todo movimiento artístico-literario tiene sus reglas:
se escribe en “micropoesía” (una frase de no más de ocho palabras) y se dibujan letras mayúsculas de imprenta color negro sobre una pared blanca que haya sido cedida para eso.
El contenido de las pintadas va desde frases plagadas de optimismo, fragmentos de obras literarias, canciones y versos de amor y reflexión. No adhieren 24
a ninguna religión ni bandera política, de hecho se busca evitar poesías que aludan a estos tópicos.
¿Por qué no pensar en un mundo dónde la poesía nutra y (trans)forme el paisaje urbano? Acción Poética apuesta al poder revolucionario y transformador de la palabra, a revalorizarla, la palabra como elemento de innovación y crecimiento, como columna vertebral de una sociedad que si leyese más poesía sería, sin dudas, más humana. Se trata de volver a las bases, de dar un descanso al ojo humano frente a tanto consumismo y “deber ser/tener” impulsado por el sistema capitalista, regalándole por el contrario algo que lo haga pensar, salir del letargo, un oasis en la vorágine del día a día, de la rutina. Este es el hilo conductor de este movimiento que decide tomar las calles, generar esa convergen-
Un verso de Acción Poética
cia entre la gente y este cruce cotidiano con la poesía que sale al encuentro, que asalta sin previo aviso. Los artistas-poetas son anónimos, las pintadas se firman con el nombre del movimiento, creando de esta manera un sentido de pertenencia pleno para todo aquel que quiera formar parte del mismo. Nos incluye y tiñe a todos. ¿Y qué mejor lugar que las paredes para expresarse? Espacios públicos, a la vista de todos, de aquellos transeúntes
que distraídos y casi sin notarlo se ven empapados en su cotidianeidad por estas palabras. Y una vez que esto sucede, con un poco de suerte y un dejo de libertad, ya no verán la vida con los mismos ojos ni continuarán su día de la misma manera, la poesía traerá también felicidad.
www.accionpoetica.com 25
Nos vemos en marzo, mientras tanto salta, baila, juega, lee, ÂĄvuela!
En la montaĂąa de verano, adoro las sandalias divinas; viaje a la vista. Matsuo Basho
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Y en marzo...
un estilo
Tomamos una copa de vino con el poeta persa del siglo XI Omar Khayyam.
un poeta
Nos acercamos a la obra de William Blake,poeta, visionario y pintor
un poemario
Viajamos a Nueva York con García Lorca
una película
Contemplamos un Total eclipse: la tormentosa relación de Rimbaud y Verlaine
un escultor
Calder: cuando la poesía se hace movimiento
un festival
Viajamos a Cosmopética
Oberon, Titania and Puck with Fairies Dancing. William Blake
“The imagination is not a state; it is the human existence ¡itself” William Blake
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La revista de la gente que sabe volar
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