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an Antonio de Padua (1191-1231) es llamado el “Doctor Evangélico” y “Doctor Mariano”. Nace el Lisboa, Portugal y en el bautismo recibe el nombre de Fernando. Fue Canónigo Regular de San Agustín en Coimbra, y al presenciar el traslado de los cuerpos de los primeros cuatro Mártires Franciscanos, asesinados en Marruecos: Fray Berardo, Fray Acursio, Fray Adyuto y Fray Otón, decide entrar en la Orden de Frailes Menores en 1220, ansioso de ir de misión a África y padecer el martirio, sin que lograra su intento.

Participa en el Capítulo de Pentecostés de 1221 y ahí conoce a San Francisco de Asís. Fue el primer Maestro de Teología de la Orden Franciscana en Bolonia y escribió los “Sermones”, que son textos llenos de sabiduría, preparados para todas las Fiestas de Jesucristo y su Santísima Madre. San Francisco le escribió una carta diciéndole:

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Después de la muerte de San Francisco, ocurrida en 1226, predica en varios Conventos y en 1228 predica en presencia del Papa Gregorio IX, quien lo llama: “Arca de las Escrituras”. En 1230, siendo Ministro Provincial de la Provincia del Norte de Italia, forma parte de una Comisión, que se presenta ante el Papa, para observar y vivir según el espíritu genuino de la Regla Franciscana, viviendo en obediencia, castidad y pobreza de modo personal y colectivo.

San Antonio de Padua, junto a San Buenaventura de Bagnoregio (1217-1274) y el Beato Juan Duns Escoto (1265-1208) son los máximos representantes de la Filosofía y la Teología Franciscana. En sus Sermones, San Antonio afirma que: “No hay nada capaz de humillar la soberbia del pecador como la humildad de la humanidad de Jesucristo” (Sermones 55-65), puesto que la Encarnación y la Pasión de Jesucristo son la expresión más alta del Amor de Dios por toda la humanidad. Sobre la Virgen María escribe que:

“Es la Madre del verbo Encarnado, que ofrece, junto a su Hijo pobre, la oblación humilde que hacían los pobres en el Templo”.

También fue un gran defensor de la Pobreza evangélica y de los Pobres, que eran víctimas de los ricos, usureros y prestamistas. Finalmente, murió en Padua en 1231 y fue canonizado en 1232 por el Papa Gregorio IX. Fue declarado Doctor de la Iglesia por el Papa Pio XII; hoy muchas Provincias Franciscanas llevan su nombre y es invocado por todos, especialmente por los Pobres.

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