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Zaika

Platillos
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Desde sus inicios en agosto de 2016, Zaika ha incursionado e innovado en la experiencia gastronómica del panorama queretano con su concepto de closed door restaurant, brindando servicio únicamente con reservación, ya que el lugar es la casa del chef Vinod Bagri, originario de Nueva Delhi, quien, además de cocinar, atiende a los comensales. Gracias a que los ingredientes son traídos de la India, y a que el menú cambia cada semana, Zaika es una excelente opción para conocer platillos que honran una historia y tradición a puerta cerrada.
El chef Vinod Bagr, además de cocinar, atiende a los comensales. Los ingredientes son traídos de la India y el menú cambia cada semana.



«Lo que para mí siempre es una alegría es ver que la gente llega, se sorprende del lugar y es como “órale, nunca me imaginé algo como esto”.»
—Ahorita ya se hizo este mix entre este dark kitchen, que ya es un término más conocido, y ese concepto de comida en casa de la persona; y sí, ya se llama dark kitchen... Yo le llamo, más bien, «comedor privado».
En un principio fue ella sola, pero ahora cuenta con un equipo de cuatro personas que le ayudan en todas las actividades, desde cocinar hasta servir.
—Ha sido un proyecto bien bonito, porque me permite recibir gente en mi casa y conocerla. Hay gente que es super entusiasta y platicamos mucho; hay mucha gente que solo viene, pasa y listo. Mucha gente regresa y eso me gusta mucho, tenemos clientes muy recurrentes.
Alina agrega que normalmente se trabaja comida oriental, pero en julio, agosto y septiembre se cambia el menú por chiles en nogada, ya que ella es originaria de Puebla; aunque, asegura, siempre tratan de innovar: «Siempre tenemos cosas especiales, a veces tenemos colaboraciones con otros chefs, a veces vienen, a veces tenemos alguna bebida especial, o sea, tratamos de darle movimiento».
Soul Kitchen ofrece servicio todas las noches, de martes a viernes, días en los que Alina espera que sus comensales se lleven una experiencia sinigual: «Lo que para mí siempre es una alegría es ver que la gente llega, se sorprende del lugar y es como “órale, nunca me imaginé algo como esto”. Pero lo que más quiero que se lleven es una bonita sensación en el corazón. Que se sientan como en casa, llenos, felices y con ganas de regresar».
