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Dongu
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U na fecha, una hora y una dirección revelada apenas un día antes. Las cenas así, escondidas, no se ofrecen, suceden; y acaso en lo efímero hallan su esencia. Ese es el concepto de las cenas pop-up que cada tanto ofrece Dongu en Querétaro. Quien acude se sienta a la mesa con desconocidos y se entera del menú antes de que el primer tiempo sea servido. En ellas cada uno de los platillos revelan procesos y son, en última instancia, la opinión que su chef, Ricardo Aguilar, tiene de la cocina: «Lo que tú presentas al nal es una opinión, lo que tú crees de eso». La cita cambia con cada nueva fecha. Las cenas se montan en sitios inesperados: una casa, un jardín, un lugar abandonado.
Quien acude se sienta a la mesa con desconocidos y se entera del menú antes de que el primer tiempo sea servido.