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Cronología de la imagen de la Virgen de El Puebli
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Fray Sebastián Gallegos esculpe, en el convento de San Francisco el Grande en Querétaro, la imagen de la Virgen María en el misterio de la Concepción Inmaculada.
1631 - 1632
1633
El padre Gallegos regala la imagen a fray Nicolás de Zamora, quien la colocó en una capillita cercana al Cué (pirámide de El Pueblito), donde permaneció por 82 años.
1686 y la Bendición, entre otras actividades; Semana Santa y la Fiesta del Divino Salvador, donde la imagen de la Virgen de El Pueblito visita la ciudad episcopal de Santiago de Querétaro; y, finalmente, el aniversario de la Coronación de la Virgen de El Pueblito en el mes de octubre.
El arzobispo de México, don Francisco de Aguiar y Seijas, aprobó las constituciones de una cofradía de indios para el culto de la imagen.
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«Participamos activamente en las tres fiestas principales.» Explica que la organización cuenta con una mesa directiva, una presidenta, una secretaria, una tesorera y tres vocales encargados de tareas específicas. «Cada uno tiene su responsabilidad. Tenemos que rescatar eso, el canto, la danza, las flores, y, cuando haces la administración de los recursos, en eso se gasta, en las flores para la Virgen; todo lo que se ocupe para su veneración, su culto, sus festividades.»
Inició la construcción del Santuario, nanciada por el capitán Pedro Urtiaga.
El obispo don Marciano Tinajero y Estrada, realizó la coronación de la imagen el 17 de octubre de 1946 en la antigua huerta del convento de la Santísima Cruz de los Milagros.
El salón de la Corporación recibe poca luz exterior. Apenas la de la puerta, que aluza el escritorio, las fotografías colgadas en la pared con integrantes de la Corporación, mujeres vestidas con camisa, enagua, delantal y fajilla; y al centro de la habitación la Virgen de El Pueblito, que yace resguardada. Tiene cortinas azules y blancas. Afuera hay un estacionamiento techado, en el último patio; al fondo, si se entra por la calle Pedro Urtiaga.
Las calles de El Pueblito son un museo de historias y recuerdos donde Jesús Moya se presenta y se representa. «Ponerse este traje no es una cosa que se aprende de la noche a la mañana —explica—. Por supuesto que te da pena al principio; es inevitable que no te vean, si vas al Oxxo o cualquier lado. Es una mirada que te hace sentir diferente, pero ya ahorita y después de todo este proceso se porta con mucho orgullo, respeto, dignidad.»
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Pero también estuvo dispuesto al sacerdocio. Seguir un posible camino, no el único, para servir a sus creencias, a la Virgen de El Pueblito y su comunidad. Una idea que a toda persona con convicción religiosa le genera dudas, acercamientos, perspectiva. Y entonces el camino se bifurca, o se crean más vías. «Alguna vez pensé en ser sacerdote. Es una propuesta que en algún momento quien está en el ámbito de la religiosidad se cuestiona, y en el camino descubres que hay otras formas de servir a Dios, de ser feliz.»
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Entre ellas decidió estudiar psicología por la capacidad de servicio que esta profesión tiene (egresó de la maestría y se encuentra en el quinto semestre del doctorado). «El psicólogo siempre está para acompañar los momentos de vulnerabilidad de otros semejantes —explica—. En mi caso trabajo en las empresas, las organizaciones, pero también soy psicólogo clínico, y todo fue por ese carácter de servicio, de esa vocación a estar con otros.»
Es profesor universitario a nivel licenciatura y maestría. Coordina un diplomado de la norma 035 en la Facultad de Psicología y ofrece consultorías con organizaciones, actividades que combina con su vida religiosa, con ser vocal uno casi de tiempo completo, en lo que llamó su «segundo trabajo». De la escuela al santuario y viceversa, sus días suele pasarlos en dos ámbitos que son complementarios en su vida.
«Soy soltero, no tengo pareja, hijos, otra ocupación. Yo siempre lo he dicho, para mí la Virgen de El Pueblito es el amor más grande de mi vida.»
—Soy soltero, no tengo pareja, hijos, otra ocupación. Yo siempre lo he dicho, para mí la Virgen de El Pueblito es el amor más grande de mi vida. Lo que puede destinar otra persona a sus hijos, a su pareja, a otro proceso, para mí es la Virgen. Termina el mundo del trabajo y lo primero que pienso es que me voy al santuario... No sin problemas, no sin dificultades, no sin compromisos, no sin riesgos, no sin sacrificios. La vida se va mezclando con la Corporación.
Para Jesús Moya, la relación que tiene la gente de la comunidad con la Virgen de El Pueblito es de suma importancia para la vida diaria. Es la historia en sí de esta localidad situada al sur de la Zona Metropolitana, en el municipio de Corregidora. Le da una identidad única como pocas en Querétaro. «La Virgen salva, sana; la comunidad sana, salva, por supuesto», agrega.
«Si no hubiera estado en esta Corporación, no me hubiera reconciliado con mi historia, no hubiera aceptado quién soy plenamente; mis raíces y con mi comunidad y pueblo», afirma, mientras sigue en esa silla, en ese espacio donde se organizan, como dice Jesús, el canto, la danza y las flores.
La tradición es un término arraigado en el habla popular, principalmente en un contexto como el actual, donde la fugacidad y el consumo determinan la manera en que las personas se relacionan. Una cultura del descarte, señala Jesús Moya a decir del Papa Francisco I, donde cada individuo se vislumbra como un objeto desechable, bajo un ámbito de productividad y de clasificaciones que rechazan a quienes no poseen dinero o propiedades. «No eres nadie para este mundo; eres descartable.»
«No eres nadie para este mundo; eres descartable.»
Sin embargo, esta tradición busca la comunidad, persiste en esa otra manera de entendernos como personas, pues «la Virgen no descarta a nadie. No puede; es madre de todos.»
Sin embargo, esta tradición busca la comunidad, persiste en esa otra manera de entendernos como personas, pues «la Virgen no descarta a nadie. No puede; es madre de todos. Que tenemos diferencias, claro que sí, culturales e ideológicas, solo que a eso no venimos aquí; venimos a encontrar la unidad, a ver si podemos hacer algo distinto, si podemos sentirnos en familia a pesar de que afuera el mundo sea individualista. Aquí se trata de hacer lo contrario… No puede perderse quien está con la Virgen de El Pueblito».