Creencias,Valore y Actitudes. Definici贸n de Creencias, Valores y Actitudes.
Relaci贸n entre Valores, Actitudes y Creencia. Las Actitudes. Tipos de Actitudes. Teor铆as que describen las actitudes.
Definición de Creencias, Valores y Actitudes. Creencias: Una creencia es el estado de la mente en el que un individuo considera verdadero el conocimiento o la experiencia que tiene acerca de un suceso o cosa; cuando se objetiva, el contenido de la creencia presenta una proposición lógica, y puede expresarse mediante un enunciado lingüístico como afirmación. Frank P. Ramsey propone una metáfora para indicar cómo podemos entender lo que son las creencias en su relación con lo real. Dice que vienen a ser como un mapa grabado en el sistema (en el ADN, o en determinados aprendizajes) que nos guían o mejor nos orientan en el mundo para encontrar la satisfacción de nuestras necesidades. Tales mapas no dicen “lo que son las cosas”, sino que muestran formas de conducta adecuadas a la satisfacción de las propias necesidades en el campo del mundo percibido en la experiencia. Valores: Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. También son fuente de satisfacción y plenitud.
Actitudes: es la forma de actuar de una persona, el comportamiento que emplea un individuo para hacer las cosas. En este sentido, se puede decir que es su forma de ser o el comportamiento de actuar, también puede considerarse como cierta forma de motivación social de carácter, por tanto, secundario, frente a la motivación biológica, de tipo primario que impulsa y orienta la acción hacia determinados objetivos y metas. Eiser define la actitud de la siguiente forma: predisposición aprendida a responder de un modo consistente a un objeto social.
Relación entre Valores, Actitudes y Creencia. Las creencias están en la base de todo comportamiento, individual o colectivo. Debemos identificar y desligar las creencias para poder enfrentarnos con el estigma. Al examinar las creencias, es muy importante tener presente que: a) las creencias puedan ser consientes o inconscientes. b) hay creencias contradictorias, especialmente en el campo de los conflictos de valores y creencias consientes e inconscientes. c) la tensión relativa de una situación influye en el grado en el que las creencias consientes se hacen a un lado durante una situación específica, permitiendo que predominen las creencias inconscientes. Al final del día la creencia más fuerte es la que importara.
Los valores son más centrales y estables que las actitudes. Las actitudes reflejan los valores más relevantes que una persona tiene sobre el mundo y sobre sí misma. El comportamiento no es cuestión de suerte. Más bien, el comportamiento tiene una estructura, se respalda con razones y es dirigido por las creencias y diversos niveles de concienciación. Reducir la vulnerabilidad a la infección, así como lograr que el comportamiento de la gente sea favorable para las personas que presentan el VIH/ SIDA. Así como por ejemplo la fraternidad médica cree que un conocimiento exacto y profundo del virus y del sistema inmunológico, nos permitirá enfrentarnos con efectividad al VIH/ SIDA, mediante vacunas y tratamientos, una o un científico social racional considera que un conocimiento exacto y profundo acerca de las creencias de las personas, nos permitirá entender el comportamiento y modificarlo para reducir la vulnerabilidad a la infección, así como lograr que el comportamiento de la gente sea favorable para las personas que presentan el VIH/ SIDA.
Las Actitudes. La actitud es la forma de actuar de una persona, el comportamiento que emplea un individuo para hacer las cosas. En este sentido, se puede decir que es su forma de ser o el comportamiento de actuar, también puede considerarse como cierta forma de motivación social de carácter, por tanto, secundario, frente a la motivación biológica, de tipo primario que impulsa y orienta la acción hacia determinados objetivos y metas. Eiser define la actitud de la siguiente forma: predisposición aprendida a responder de un modo consistente a un objeto social. En la psicología social, las actitudes constituyen valiosos elementos para la predicción de conductas. Para el mismo autor de la obra fish, la actitud se refiere a un sentimiento a favor o en contra de un objeto social, el cual puede ser una persona, un hecho social, o cualquier producto de la actividad humana. Basándose en diversas definiciones de actitudes, se ha definido la actitud como una organización duradera de creencias y cogniciones en general, dotada de una carga afectiva a favor o en contra de un objeto definido, que predispone a una acción coherente con las cogniciones y afectos relativos a dicho objeto. Las actitudes son consideradas variables intercurrentes, al no ser observables directamente pero sujetas a inferencias observables. Componentes de la actitud. Rodríguez distingue tres componentes de las actitudes: Componente cognitivo: para que exista una actitud, es necesario que exista también una representación cognoscitiva de objeto. Está formada por las percepciones y creencias hacia un objeto, así como por la información que tenemos sobre un objeto. En este caso se habla de modelos actitudinales de expectativa por valor, sobre todo en referencia a los estudios de Fishbein y Ajzen. Los objetos no conocidos o sobre los que no se posee información no pueden generar actitudes. La representación cognoscitiva puede ser vaga o errónea, en el primer caso el afecto relacionado con el objeto tenderá a ser poco intenso; cuando sea errónea no afectará para nada a la intensidad del afecto. Componente afectivo: es el sentimiento en favor o en contra de un objeto social. Es el componente más característico de las actitudes. Aquí radica la diferencia principal con las creencias y las opiniones - que se caracterizan por su componente cognoscitivo. Componente conductual: es la tendencia a reaccionar hacia los objetos de una determinada manera. Es el componente activo de la actitud.
Tipos de Actitudes. Existen diferentes tipos de actitudes que describimos a continuación: Actitud desinteresada: la persona que posee esta cualidad de moverse en la realidad, no se impacienta por el beneficio que pueda traerle tal hecho o actividad a su vida; su eje de orientación se distingue dirigido a la otra persona, con total empatía, que no pasa a considerarla una herramienta, sino una conclusión. Las cualidades necesarias para que se de este tipo de actitud, son la solicitud y aprobación, la apertura, y encontrarse en servicio disponible. Actitud interesada: cuando un individuo quiere llegar a un fin determinado, y posee este tipo de actitud, lo confirmadamente factible es que se beneficie de los lazos que tiene con diferentes personas como una táctica para conseguir su objetivo. Actitud integradora: con ésta se pretende conseguir la unión de las personas, a través de la comunicación que se origina entre individuos, buscando con esto, concebir su universo íntimo y su bien.
Actitud manipuladora: se refiere a personas que no consiguen progresar por sus propios medios; por esta razón buscan a otro, lo utilizan como un instrumento, de modo que el cuidado que se le confiere, desde un principio tuvo como fin: la investigación para su propio beneficio. Actitud emotiva: se produce cuando las personas en cuestión, conocen de una manera más personal al individuo, por esto su trato es afectuoso, rozando la franja emocional de ambos. El afecto, el cariño, el enamoramiento, son emociones más fuertes y más íntimas o particulares, que se hallan ensambladas a una condición de generosidad. Se pueden distinguir actitudes para o en el trabajo:
Actitud Interesada
Satisfacción en el trabajo: hace referencia a la forma global en que la persona se encuentra enfocada hacia la labor que ejecuta. Si se conoce que el sujeto se considera satisfecho con el compromiso que perpetra, manifestará una clara manera positiva de referirse hacia el mismo. Compromiso con el trabajo: se trata del nivel en que un individuo se identifica con el trabajo que se encuentra cometiendo. Esto lo manifiesta, trabajando de forma activa, denotando un evidente interés por la ocupación que desempeña. Empleados con estas características engloban una menor porción de ausentismo y sobretodo de renuncia.
Compromiso con el trabajo.
Compromiso organizacional: con esto se quiere entender en qué grado un empleado se equilibra con una organización determinada y con las metas a realizar, asimismo, se pone en juego también la ambición por permanecer en ella como parte de sus integrantes.
Teorías que describen las Actitudes. Teoría del Aprendizaje y el Refuerzo: Enfocan la relación entre estímulos específicos y las respuestas a ellos. Para el análisis y la comprensión del comportamiento, lo dividen en unidades menores y observan que una respuesta es más factible si es reforzada con un premio. Es una teoría del cambio de actitudes basadas en la importancia de la relación estímulo-respuesta. Dentro de esta teoría se encuentra la teoría del condicionamiento clásico e instrumental que se desarrolló a través de experimentos con animales en el laboratorio y luego se extendió a situaciones de cambio de actitud en personas. Así encontramos el programa de investigaciones incomunicación de Carl Hovland de la Universidad de Yale. En las décadas de 1940 y 1950 se perfiló la importancia que tenía la persuasión para cambiar actitudes. En la universidad de Yale, o grupo liderado por Hovland y otros psicólogos impulsó un proyecto de investigación sobre la persuasión para lograr el cambio en los pensamientos, creencias y conductas de las personas. Consistencia cognitiva: Se plantea que la relación entre pensamientos, creencias, actitudes y conducta puede producir motivación. Esta motivación puede ser considerada como un estado de tensión con características aversivas y con capacidad para activar la conducta de un sujeto, reduciendo la tensión. Representan modelos homeostáticos, en los que la separación de los valores adecuados (desequilibrio, inconsistencia, conflicto) motiva al sujeto para llevar a cabo alguna conducta con la que recuperar el equilibrio y la consistencia.
Heider (1946,1958) formula su teoría del balance, refiriéndose a la tendencia que existe entre los seres humanos para establecer relaciones equilibradas o balanceadas con otros seres humanos, con otros objetos o con ambos. En la medida en que las relaciones sean no balanceadas aparecerá en el sujeto un desequilibrio que produce un estado motivacional; el desequilibrio y el estado motivacional se reducen y desaparecen cuando las relaciones vuelven a ser balanceadas. Heider dice que las relaciones pueden ser positivas o negativas, cuando el producto de las tres relaciones es positivo, existe balance; cuando es negativo, no existe balance. La teoría de Heider, posee connotaciones motivacionales desde una perspectiva gestáltica. La disonancia cognitiva: debe existir una consistencia entre creencias, actitudes y pensamientos con la conducta manifiesta. El sujeto tiende a comportarse de un modo que minimice la inconsistencia interna entre sus relaciones interpersonales, entre sus cogniciones intrapersonales, y entre sus creencias, sus sentimientos y sus acciones. Las relaciones resultantes pueden ser: consonantes, disonantes o irrelevantes. Sólo cuando existe disonancia se produce la motivación, que tiene como finalidad solucionar la disonancia. Festinger (1957) postula teoría de la disonancia cognitiva, según la cual las creencias contradictorias en un sujeto producen un estado de tensión psicológica, de tal suerte que el sujeto llevará a cabo alguna actividad para reducir o suprimir dicha tensión.
Elaborado por: Astrid Pernia C.I: 23.583.301, IUTAJS Mérida-Venezuela 28/06/2015.