Estrategias de postvención

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ESTRATEGIAS DE POSVENCIÓN EN CENTROS EDUCATIVOS •

CONTEXTO

Se imparte como una técnica de intervención, surgiendo a partir de una investigación en el estudio longitudinal de hechos suicidas en instituciones educativas. Se promueve dicha intervención a partir de un programa elaborado para la prevención y promoción de salud en una universidad pública de México que asisten 25.000 estudiantes, incluyendo universitarios y preparatorianos, donde uno de los sub programas es la prevención del suicidio. En el mismo participa un equipo de psicólogos y estudiantes de psicología que se encuentran realizando el servicio social y profesional, así como otros contratados. El equipo recibe supervisión semanalmente y entrenamiento a partir de la impartición de cursos y concurrencia a talleres sobre diversas problemáticas que atañen al contexto, de acuerdo a un diagnóstico psicosocial que se le realiza a cada generación de nuevos estudiantes que ingresan a la institución. Las temáticas en la formación son trastornos alimentarios, suicidio y depresión, violencias de diversas características, género, diversidad sexual, adicciones, estrés, homesiknnes, entre otros. Lo que se expone en el presente trabajo es la forma de intervención que se brindó en una situación de suicidio consumado por parte de un estudiante de 5° de preparatoria (son 6 semestres el programa de preparatoria). El acto suicida lo comete un joven de 17 años por el método de ahorcamiento un sábado por la noche y de forma repentina, aparentemente sin aviso previo, ni síntomas. •

SITUACIÓN

El joven, según informes desde maestros, tutores, psicopedagógico y compañeros en general, se le considera un líder carismático, con buenas calificaciones, buen historial estudiantil, sociable, alegre y solidario ante las preocupaciones y dramas que vivían sus compañeros. Uno se preguntará ¿cómo es posible que un joven con estas características pueda llegar a suicidarse repentinamente, aparentemente sin señal? Tomando en cuenta los aspectos teóricos y experienciales sobre el tema del suicidio, no se nos hace coherente esto de “sin aviso y sin síntomas”. Los mismos psicólogos del


psicopedagógico se encontraban atónitos de tal situación. Conocían a sus padres, madre enfermera y padre médico, siendo el hijo mayor de tres, economía familiar estable, con libertades propias de un adolescente con características de liderazgo, amante de la cultura del baile folklórico tradicional, la cual lo practicaba como tarea extracurricular en la misma preparatoria, afable y divertido. Por parte del programa de tutorías que se lleva a cabo en las instituciones educativas, siendo ésta una forma de acompañamiento académico personalizado y grupal, incorporándose técnicas que atiende al desarrollo personal, se informa que estuvo participando sin inconvenientes. MÉTODO La búsqueda de construir esta historia que nos conducía a más que generar una excepción a la regla del aviso previo al acto suicida, nos consternó y confundió, generando una identificación con el personal de la institución educativa que iba del desconcierto, angustia a la incredulidad como el resto de la comunidad educativa y vecinos. Es a partir de identificar esta situación por parte del equipo que lidera dicho proyecto, en donde comenzamos a trazar la estrategia de intervención, resaltando la escucha de “lo no dicho”, así como de “lo no contado”. Siguiendo a M Foucault, hacer visible lo invisible, es generar estrategias con dispositivos que sean capaces de develar aquello por el cual, los medios cotidianos, las herramientas y técnicas usadas hasta el momento, no darían cuenta. El crear otro dispositivo habla de la innovación, la creatividad, buscando no cristalizar el momento, sino de facilitar su proceso y verlo desde la dimensión de lo múltiple, lo complejo y lo diverso. Es armar un collage por donde se despliegan las realidades que se expresan, pudiendo crear una imagen coherente a partir de la observación desde una determinada distancia. Estar atento a las contradicciones de los discursos, tanto en aquél que los creaba, como también, comparándolos desde los provenientes de diferentes personas. Estas diferentes personas eran los informantes calificados, representantes del psicopedagógico, la psicóloga que lo atendió en algún momento, tutor, director y maestros que se encontraban en el momento de las entrevistas. Dichas entrevistas eran realizadas por diferentes personas pertenecientes al programa. No eran entrevistas exhaustivas, sino con solo dos preguntas disparadoras: “Que me puede comentar sobre lo sucedido” Sin mencionar el nombre del joven ni el hecho. La intención aquí es abrir la posibilidad de escuchar desde la impresión del otro, con todo lo emocional que se dispara, así como permitir que cada


quien priorice los elementos que cree necesario contar. Por otra parte, el no nombrar a la persona, permite no centrarse en ésta, sino esperando que se incorpore elementos del ambiente, del contexto, sea institucional como familiar, dejando abierta la posibilidad que la persona que habla, construya una realidad. De esta forma no somos nosotros que construimos el hilo de la historia desde nuestra subjetividad, sino que la vamos anudando a través de los diferentes discursos y remarcando aquellos trozos contradictorios o que no coinciden. A partir de estos fragmentos, podemos visualizar otras dimensiones que en lo cotidiano pasa desapercibido, ya sea por no escucharse o porque son diferentes prioridades las que escuchamos o queremos escuchar, generalizando una vida creada a partir de la misma intersubjetividad, produciendo etiquetas, estereotipos, idealizaciones y prejuicios que se generalizan y crean una realidad, es decir, crean un imaginario social de lo que es y cómo se encuentra una persona. En este sentido nos enfocamos a los imaginarios radicales siguiendo a C. Castoriadis, a los singulares, a aquellos construidos por la misma persona que habla, por el porta voz, por el porta palabra. Así es como logramos construir realidades y diferentes sujetos de una misma persona desde diferentes perspectivas. Estos datos, estas realidades muchas veces disímiles, es la guía de todo nuestro trabajo en la intervención institucional. Son mapas que nos muestran ciertas carreteras principales, más no limitan el territorio. Este territorio, esta otra cartografía, es la que debemos construir para dar una lógica a la historia fragmentada sin sentirse y verse como tal, permitiendo estructurar, brindar la posibilidad de construir otra vez la seguridad en sí mismo y por último, aprender. Es visualizar a su vez una red que se extiende sin buscar el final. Sus anudamientos, son puntos de intersección de discursos diferentes, resaltando del resto, pero también armando la estructura desde la misma complejidad multidimensional. Podemos afirmar, que estos son los primeros mapas desde donde nos referenciamos para dar comienzo a la intervención con el conjunto de los estudiantes. •

ESTRATEGIA

En una primera instancia, al llegarnos la notificación del suceso, recibimos los primeros comentarios de lo que se sabe por parte de quién nos informa. Buscamos inmediatamente datos en periódicos, así como también nos comunicamos con la dirección de la institución, en lo posible con el mismo director, obteniendo otros datos del acontecimiento, así como saber algunos datos sobre su historial estudiantil. Con dicho


contacto, ya establecemos el momento de poder concurrir a la institución, explicando cómo será la intervención, los espacios requeridos, así como el tiempo de cada intervención, siendo a su vez simultánea con todos los actores. Dichos datos consta de: cantidad de estudiantes en la generación, en la institución y en cada clase. Por otra parte solicitamos que junten al grupo más allegado de amistades que la persona tenía, especialmente aquellos compañeros que tenían una relación más íntima. Averiguamos si concurre algún familiar también como estudiante, dándole en este caso una intervención aparte, así como también establecer un posible contacto con la familia si así lo requirieran. Muchas veces, este contacto con la familia lo realizan desde el psicopedagógico con los protocolos de canalizaciones pertinentes, pero de igual manera se está abierto a la posibilidad que los mismos familiares requirieran de otra intervención. Hay que tener en cuenta que el día que se realiza la intervención institucional se suspende clases, en el momento que estaba organizada previamente con la dirección. Por esto mismo, hay maestros presentes y también se realiza una intervención con éstos. Se interviene con cada clase, en el tiempo de dos módulos de materia, unos 90 minutos. Se toma en cuenta para dicha intervención si son de la misma generación, si saben de lo que ocurre y que es lo que saben, lo que escucharon, si hay compañeros que lo conocen de otras actividades y se trabajan sobre la percepción y el sentimiento que este hecho les genera como jóvenes, tratando de llegar hasta lo personal. Se busca que den opiniones, que se aprenda de la situación y se busquen alternativas en el caso que algún compañero se encuentre en situaciones difíciles emocionales. Se busca generar herramientas para que cada uno se dé cuenta de situaciones difíciles y saber los pasos que deban hacer para ayudar al otro, en cómo hablarle, cómo acompañarlo y dónde canalizarlo. Otra diferencia es la intervención en el grupo el cual el joven pertenecía, buscando además de lo anterior, trabajar algún sentimiento de culpa que aparezca, así como generar el proceso de duelo, haciendo una despedida grupal e individual, logrando que cada uno hable de lo que siente y se despida del compañero. Hay que buscar que el ambiente que se genere sea contenedor, hacer contacto con la angustia y manejar las defensas maníacas, buscando que expresen la frustración y el enojo que a muchos puedan generarles esta situación, buscando que las emociones se vivan naturales. En esta fase, pueden salir sentimientos de identificación con el compañero muerto, expresándose en muchos casos la intención de hacer lo mismo, así


como de sentirse desvalorizado ante la valorización idealizada del compañero que “se animó a matarse”. Quien sea el facilitador de este grupo, tiene que ser una persona experimentada en manejo grupal y manejo de la situación suicida. Suele haber compañeros del grupo que se descompensan, se desestructuran y hasta se despersonalizan. Esto va a variar dependiendo del carisma, la pertenencia y aceptación del grupo, que se tenía del compañero que se suicidó. Otro grupo es con los integrantes del psicopedagógico, incluyendo tutores, otro con maestros y otro con administrativos y dirección. En el caso que sea una institución muy grande y no alcancen los recursos humanos, se puede hacer una intervención escalonada, siguiendo con otro grupo una vez realizada la intervención con el anterior o centrando la intervención en el turno específico, teniendo que hacer seguimientos los encargados de la institución al resto de los turnos. En el caso de que haya sido un estudiante que se estaba atendiendo en el psicopedagógico, es imprescindible hacer una intervención de contención con el personal o específicamente con quién lo estaba atendiendo, buscando retroalimentar, acompañar y desculpabilizar, generando un aprendizaje personal, profesional e institucional. Otro grupo es con los amigos más allegados e íntimos, siendo el grupo más complejo por todas las emociones y afectos que se despliegan y otros que quedan obstaculizados por el sentimiento de culpa que l os invade. Este grupo tiene cinco fases diferenciadas durante su intervención: a) la presentación del facilitador, el encuadre y los objetivos, la presentación de los participantes y el grado de amistad; para empezar luego la otra fase. b) El facilitador tiene que empezar siendo el porta voz de lo difícil que es hablar del tema que nos convoca “el suicidio del compañero (nombre)” Permitir momentos de silencio, de tocar la realidad negada, manejar la angustia. Se ven miradas al piso, otras en los techos, pocas hacia el facilitador, otras entre ellos como forma de sostén pero también compartiendo culpas. El facilitar esta fase, permitiendo las expresiones corporales, nombrarlas por parte del facilitador como una expresión grupal y no singularizando, permite crear una atmósfera homogénea y de confianza, en que todos nos sentimos de alguna manera mal, otros con fuerte sentimiento de culpa, otros recordando momentos, así como otros incrédulos. El shock comienza a expresarse, solo falta un canal por donde se conduzca sanamente y sentirse más confiados y comprendidos. Aquí comienza la fase c) Se expresan todas las cosas que no hicieron, las que sí podían haber hecho pero no se hizo, comienza la expresión y la verbalización de la culpa desde los “hubiera”. Sale a luz muchos


pensamientos e ideación suicidas de estos compañeros íntimos, hasta en algunos casos han salido intentos frustrados de suicidio como forma de identificación y manejo de la culpa. Es importante registrar estas personas para que la institución haga un seguimiento, ya sea de trabajo grupal o personal de acompañamiento. Es también el momento desde donde construimos otras historias. Aparecen fragmentos de cada uno, en cómo lo veían, en que cosas les decía, en cómo se llevaba con su familia, que cosas comentaba, el tipo de conflicto que existía en su casa, los discursos que traía de sus padres, las depositaciones, etc. Este es el momento de construir con los fragmentos que trae cada quien, el collage, intentando armar un rompecabezas que de otro sentido, que sea capaz de construir una historia desde esos fragmentos, posibilitando la comprensión de lo sucedido y simbolizar este presente. Lo que queda al final de esta fase es el reconocimiento de la falta de herramientas para saber escuchar. Comenzando la etapa final del proceso de trabajo d) Aquí hay que sintetizar, aprender de lo sucedido, tanto en cómo escuchar como también en el dolor que genera en otros esta opción por el suicidio. Es el momento del cierre, el dejar que otro proceso, ahora personal, comience a gestarse como parte de la elaboración del duelo. Un duelo que tiene que dejar un aprendizaje, que el suicidio no es una opción y que este no se da si hay personas que hayan aprendido a escuchar. Es el momento de singularizar los diferentes dolores y sufrimientos y dejar establecida una ruta por donde puedan expresarlos, tratarlos y buscar una solución satisfactoria. Que ninguno está librado de estos embates de la vida, de frustraciones y desilusión. Que también es parte del proceso de crecimiento enfrentarse a lo que no nos gusta o nos genera displacer e insatisfacción. Que hay que aprender a sortear los obstáculos o descubrir las herramientas personales, grupales, organizacionales y sociales para superarlos. Que es importante la comunicación, la expresión y fundamentalmente la escucha. Como última fase el cierre, e) Generar una dinámica por la cual todos tengan que expresar algo, de cómo se siente y de cómo quiere despedirse del compañero así como también terminar con un compromiso personal. Cada intervención con cada grupo se construyen realidades y verdades diferentes, en definitiva se construye historias y estas historias es lo que crea el sentido, dando la creación de un significado y con esto, simbolizar el suceso, aprender para prevenir, promover otros estilos de afrontamiento más adaptativos hacia la vida y generando provención, ofreciendo y creando herramientas.


Una vez terminada con la intervención, se junta el equipo facilitador, para compartir lo trabajado así como para juntar los datos obtenidos. Hay que tener presente que esta estrategia es una forma de diagnóstico participativo en conjunto con la intervención de posvención. En este diagnóstico, se incluyen datos como: cantidad de jóvenes en riesgo suicida, habilidades desarrolladas para el manejo emocional y la comunicación, así en cómo han quedado las relaciones interpersonales como consecuencia de las proyecciones generalizadas, así como el descontento y la depositación a la institución, o hacia un departamento específico, así en cómo se percibe al psicopedagógico, su función, como también la labor que lleva realizando. CONCLUSIÓN Esta forma de intervenir, desde diferentes dimensiones y con diferentes actores, permite crear un mapa multidimensional de lo organizacional así como de la salud mental de la comunidad educativa. Entendiendo como comunidad educativa a todos los actores, estudiantes, trabajadores administrativos y de intendencia, maestros, familiares de alumnos y al conjunto de los estudiantes. Ofrece un mapa de la situación social en donde se inserta la institución y en cómo se deben singularizar los programas institucionales de acuerdo a las realidades presente por campus y región según en dónde y en cómo se inserta esta en el medio social. También nos habla de un primer acercamiento al clima y cultura organizacional de esa institución en particular, surgiendo diferentes demandas que la misma institución tendrá que evaluar y dar seguimiento para su mejora en un proceso continuo y velar por la salud y la calidad académica, ya que también el tema del suicidio es un tema de educación. El producto que aparece va permitiendo pensar lo que antes podría ser impensable y ver lo que era invisible. Solo falta la disposición de todos, autoridades y la comunidad en general para determinar las nuevas políticas a adoptar y generar los cambios necesarios para lograr la mejora en la salud mental y social. El lograr entender lo sucedido, el simbolizarlo, permite procesos de reflexión, procesos de pertenencia, de comunicación y de creación de una identidad que se va transformando a medida que se crece, se aprende y se actúa. El proceso de desculpabilizar permite asumir responsabilidades y abrir otros procesos alternativos.


Rompe con la cristalización de una situación que gestaba otras patologías, pudiendo digerir y asimilar lo nuevo. Todos los datos que emergieron son utilizables para realizar actividades preventivas y de promoción. Actividades para atender la problemática de Jóvenes en Riesgo; Re-pensar las políticas de salud, Actividades de sensibilización y capacitación; organizarse, reconocer recursos, y necesidades; Empoderamiento y acción en búsqueda de soluciones y mejorar la calidad de vida del conjunto, el ambiente institucional y la relación institución – estudiantes mediante el psicopedagógico y tutoría en relación constante con maestros y administrativos, fortaleciendo en el andar a toda la comunidad educativa. BIBLIOGRAFÍA

Aulagnier P (2001) La violencia de la interpretación. Del pictograma al enunciado. Ed Amorrortu, Bs. As. ----“-----

(1991) Un intérprete en busca de sentido. Ed. S.XXI, México

Bentancurt L. (2006) Protocolo de Prevención del Suicidio, Universidad de Guanajuato, México Castoriadis C.(1975) La institución imaginaria de la sociedad – Ed Tusquets, Bs.As.

----------“------ (1990) El mundo fragmentado. Ed. Altamira, Bs.As.

Dorony L (2005) Procesos de Orientación Psicológica y de Acción, Universidad de Guanajuato, México Foucault M. (1970) La arqueología del saber; Ed. S.XXI, México Munguía G.(2003) Programa de Salud Mental, Universidad de Guanajuato, México Autor y Expositor: Leonardo Martín Dorony Saturno – (Uso de Power Point)


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