Ponencia: Mandato familiar y proceso, presentación

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Mandatos Familiares y Proceso de Individualización Introducción: El presente trabajo trata sobre la atención clínica a una consultante, sexo femenino de 30 años de edad que la llamaremos “C” de profesión psicóloga, ejerciendo en la clínica y en un psicopedagógico. La consultante llega canalizada por una colega que comparten espacios laborales. En la primera consulta manifiesta su historia de haber estado tres años con una terapeuta mujer y hace casi un año que terminó su proceso, de acuerdo a la evaluación de la terapeuta. Le menciono que sería importante evaluara ella misma la posibilidad de regresar a su proceso anterior, mencionando que no, ya que sentía que no la pudo ayudar y al final “me daba el avión”. Al preguntarle la razón por la que venía conmigo, expresa que ahora quiere un proceso con un terapeuta hombre ya que ella cree que tiene problemas de relación con el otro sexo. Es una persona que viene vestida acorde, su forma de sentarse y hablar es con inseguridad, conteniendo su rabia, apareciendo muchas veces conductas maníacas como forma del manejo de la angustia. Menciona que no le gusta llorar frente a otras personas pero que sí lo hace estando sola. Proviene de una familia con tres hijos, dos mujeres y un hombre en el medio, siendo ella la mayor, llevándole de diferencia 4 años al hermano y 9 a la menor. Es la única profesional de la familia nuclear y extensa. La historia familiar es que una tía abuela es soltera, una abuela con hijos de diferentes hombres, viuda. Tanto la línea materna como paterna prevalece un matriarcado muy marcado, imponiéndose constantemente donde la figura del hombre es solo para procrear, ya que ni proveedores son. Casi nunca habla del hermano, solo cuando se le pregunta y el papá aparece en el discurso desde una figura ausente afectivamente con intentos fallidos de presencia emocional o totalmente desvalorizada por la consultante. Llega a consulta cuatro meses después que comenzó a vivir sola, con una colega, fuera de su lugar de origen por temas laborales y como forma de huir de su casa por la rabia que su hermana se embarazó soltera y ahora al tener al niño tiene que mantenerla, pudiendo visitar a la familia los fines de semana.


Es soltera y no tiene ni ha tenido parejas estables, solo ocasionales y generalmente estos con parejas o después de un reciente rompimiento, fungiendo ella como “sanadora de corazones rotos”, logrando en la mayoría de los casos que éstos regresen con la pareja anterior. En aquellos casos que esta no es la intención, suelen abandonarla, dejándola plantada en una cita o simplemente desapareciendo sin una llamada telefónica. Desarrollo: En las primeras sesiones, se muestra afable, buen manejo de la angustia y con poca intelectualización, al tener en cuenta que es psicóloga clínica. Al comenzar a percibir por parte del terapeuta la contradicción que se empezó a mostrar entre el discurso y el lenguaje corporal, se comienza a confrontar, apareciendo la vivencia de sufrimiento que trae durante años sin resolver. Reiterando la pregunta del terapeuta de un comienzo en cuánto a qué trabajo en su proceso anterior responde: “esto de los hombres, aunque al parecer la otra psicóloga le pasaba lo mismo y me decía que los hombres eran así, unos cabrones y al final aparenté que todo estaba bien y terminamos, pero sé que esto sigue ahí”. Comenzamos a hablar sobre su historia con los hombres y su familia, tanto nuclear como extensa, empezando la consultante a relacionar y significar aspectos que nunca había pensado así como otros no simbolizados. Aquí empieza a emerger los síntomas de la depresión, aludiendo que es algo que trae desde chica, quizá hasta antes de la adolescencia y que ya no le preocupa. Comienza a ver en cómo siempre estuvo en medio de la pareja parental, resolviendo los problemas y manteniendo a su papá “a salvo de su mamá”, ya que ésta lo agredía mucho verbalmente y siempre lo desvalorizaba “que era un bueno para nada”. A medida que se iba diagramando la dinámica familiar, la depresión aparecía cada vez más a flor de piel. Ya podía hablar de su desespero, de su falta de esperanza, falta de fuerzas y asintiendo la idea de muerte. Al indagar sobre los síntomas, el terapeuta observa que hay una depresión mayor y la ideación suicida


estaba instalada desde que concurría al anterior proceso psicoterapéutico. Afirma que siempre fue muy buena en tapar los síntomas, que nunca se dieron cuenta. Le menciono que tiene mucha capacidad para funcionar disociada y que al parecer así anda por la vida de hace mucho tiempo. Es a partir de aquí que asume su enfermedad y acepta en concurrir con el psiquiatra, manifestando que no tiene esperanzas que funcione pero igual lo va hacer. El terapeuta se pregunta sobre su conducta de seducción y dependencia, utilizando la misma para que acceda al tratamiento combinado. Por otra parte es cuando se comienza a analizar su dinámica familiar en profundidad viendo que su mandato es quedarse soltera, cuidando sobrinos y ayudando económicamente a sus padres y hermanos, así como su tía abuela. Llega un momento en el proceso que manifiesta que ya no quiere seguir más, que es un gasto innecesario y que lo necesita para ayudar a su familia. Viñeta: C: Ya no quiero seguir más T: ¿No quieres seguir más qué? En tu terapia o en tu vida (se sonríe y comienza a llorar) C: Quizá ambas. ¿Para qué seguir si siempre será igual? No quiero verme como mi tía. Además ya no aguanto, no puedo ayudar a mi familia, gano muy poco y no quiero que se enteren de esto. T: Quizá no se enteren mientras sigas viva y continúes buscando aparentar estar bien, pero al morirte se darán cuenta y si sigues escapando a esto, sabes que llegará un momento que tampoco podrás tapar la depresión. Aún tienes recursos y por eso nadie se ha dado cuenta. Pero si te matas así como también si dejas la terapia, sabes que se enterarán. (llora con más intensidad aunque siempre en silencio). Ya has mantenido el conflicto mucho tiempo e intentado superarlo, aunque no pudiste hasta ahora no quiere decir que, haciendo otra estrategia


puedas lograrlo. Te propongo un lapso de tiempo de confianza que podamos hacer otra cosa y evaluar, un tiempo y tú dime cuánto. C: Lo pensaré, pero creo que no voy a venir T: Ok, solo te pido que me avises ya que yo voy a estar aquí esperándote para acompañarte. La otra sesión si llega, aunque tarde. Comienzan sesiones con un aumento de su agresividad contra el terapeuta. Afirmaciones que no va a poder ayudarla, que es un caso perdido, manifestaciones que no le gusta que toque esos temas y que pierde el tiempo, con gestos de asco y rechazo, buscando castrar por muchos lados. El terapeuta analiza la transferencia realizando señalizaciones, cuidando de no hacer una verbalización de la interpretación para que no lo sienta como violencia y esto le causaría un goce, ya que es la manera de cómo violenta a sus parejas (Berenstein, I. 1996). El terapeuta asume hablar como si estuviera viendo una película y la consultante siendo otra espectadora. Por otro lado preguntándole cómo hace ella en su consulta cuando le llegan consultantes manifestando estas conductas. Esta técnica ayuda a la consultante a no sentirse violentada y a ir encontrando desde sus recursos las alternativas para ir superando la situación, pudiendo objetivarse y salir de su dinámica familiar mental, trabajando desde la fantasía, desde las ideas delirantes. Pudiendo ella ver la dinámica y los síntomas desde afuera, las puede manejar mejor sin llegar a invadirse desde la culpa por oponerse a su mandato familiar. La ideación suicida se intensifica, llegando a la paradoja el terapeuta de pensar que si no se interna es posible que se mate y si la familia se entera también es posible que se mate por las manifestaciones que hacía al respecto. El terapeuta asume acompañarla mencionándole que va a estar esperándola en cada sesión que le toca venir y si quiere matarse, le dice que lo llame para acompañarla en ese momento para que no esté sola (Hornstein, L. 2003). Esta afirmación apuntaba a cuatro aspectos: a) profundizar el vínculo terapéutico, tratando que la consultante tenga un yo adonde sostenerse; b) por otro lado


sorprenderla en que todos sus intentos de rechazo y agresión hacia el terapeuta, no logró espantarlo como sí le pasaba con sus parejas; c) que tenga la experiencia que se puede tener un vínculo sólido aunque la situación sea adversa y no salir disparado por la angustia que provoca; d) demostrar que no es un monstruo como ella misma decía, que a todos lastimaba y huían para protegerse. Después de esta sesión paso 6 sesiones más que la próxima no iba a llegar porque quizá se iba a matar y el terapeuta recordándole el acuerdo y potenciando inversamente el sentimiento de abandono en ella para provocar la angustia al intento de abandonar, manifestando más adelante que le daba culpa el no venir y por eso estaba ahí. Viñeta: T: Sabes, siento tanto dolor cuando reviso tu historia, que tuviste que salirte de la casa de tus padres después de haber aguantado tanto tiempo y luchado intensamente para ocupar un lugar de verdad, de tener un poder y así ser vista. El embarazo de tu hermana que fue la motivación por la que saliste, ¡te ganó!. Ella sin trabajar, sin estudiar y solo quedando embarazada a los 21 años por elección propia, te quitó del medio y te dejó sin nada de lo poco que tu apreciabas en la vida, ¡el quedarte como matrona en la casa de tus padres! C: Eso nadie lo entiende, solo yo, Yo sola sé cómo se vive esto. T: ¿Me lo puedes explicar? C: Tanto dolor, prepararte en la vida para cumplir con ese rol, hacer las cosas en cómo se esperaba, nunca hice un conflicto, ¡ni en mi adolescencia!. Siempre fui la bien portada, la que hacía caso en todo, la que ayudaba, la que estudió, la que nunca tuvieron que llamar a los padres por alguna razón, ¡hice todo perfecto y me pagan con esto…! T: Yo no sé si te pagaron con esto, ya que también tú tenías la opción de quedar embarazada y sabías el lugar que ocuparías ahí. Quizá hubo algo en ti que también se negó a esto, una rebeldía camuflada que la canalizabas violentamente


con tus parejas y últimamente aquí en la consulta, aunque yo te comprendo, comparto tu dolor, te acompaño en este infierno que vives y quiero seguir acompañándote. C: No sé que pasó o cómo fue esto, sí es cierto, eso siempre lo supe pero no me lo quería decir, no lo quería confirmar, aún tenía esperanzas de que podría, aún tenía ilusiones de que iba a estar ahí. (Comienza a llorar como nunca lo había hecho, ahora ya no en silencio, con dolor, desgarro, mostrando todo su sufrimiento) T: Sí, te ha costado aceptar que ya no es posible cumplir con lo que te mandataron hacer desde que naciste o hasta de antes de nacer. Ya no es posible cumplir ese mandato, ahora hay que pensar que vas a hacer, ya no hay lo que había antes, ahora es un mundo diferente y nuevo para ti C: Estoy en la nada, ya no tiene sentido todo esto, tanto esfuerzo, tanto sufrir, tanta soledad… T: Sí, fue mucho tiempo, ya no está, se perdió. ¿Me pregunto que vas a hacer con todo lo que juntaste como saberes, experiencias, emociones, para cumplir y ya no puedes? Me pregunto si todo este esfuerzo en vez de tirarlo a la basura, de tirarlo en la muerte, no pudiera servir para comenzar otra vida, así como otro nacimiento, ya que está poder usarlo para algo, así sea para otros como otra forma de seguir el camino del mandato, aunque no dentro de tu familia solamente sino para la gente que te llega a consulta, los estudiantes que acompañas, siempre es posible hacer algo con lo que ya está y lo bueno que no hay tanto esfuerzo de conseguirlo, porque todo ese esfuerzo ya se hizo y ya cunetas con todo esto para usarlo como tú quieras. Aquí comienza otro proceso, un proceso por el cual asume la derrota y comienza a elaborar opciones de vida, llegando incluso a no ir a dormir más a la casa de sus papás, rentándose un espacio para los fines de semana.


Conclusión Esta última intervención, apuntó a que la persona pudiera encontrar un sentido (Aulagnier, P. 2005). El asumir el riesgo del abordaje sobre la identificación, en la multiplicidad de mecanismos que le son propios y el papel rector en la economía psíquica es la tarea rectora para sostener en la vida. El drama se representa al revelarse lo real. Interrogarse sobre el sentido y la función de los cortes psíquicos originarios. La dialéctica identificatoria en los tres tiempos: a) la identificación primaria; b) la identifiación especular; c) la identifiación al proyecto, en los procesos del principio del placer y el principio de realidad. La intervención psicoterapéutica en estos momentos se encuentra profundizando estos aspectos. La existencia del puente entre la identificación pregenital y posedípica, es la castración, marcando un punto de inflexión entre la demanda de antes de este momento terapéutico y el que le continuará. Es una etapa de asumir la separación entre lo obtenido y lo anhelado. Otro aspecto a tomar en cuenta durante el proceso es tomar en cuenta el concepto económico del masoquismo (Freud, S. 2006), donde existe una relación entre la pulsión de muerte y la moralidad, conservando el superyó caracteres de las personas introyectadas en cuanto a su vigilancia, su severidad y su castigo. En este momento del proceso, hay que estar atento cuando aparece la conciencia moral ante el actuar pecaminoso para la persona, en el sentido que mitigaría la culpa a través de ser expiada por la conciencia sádica o con el castigo del destino. Hay que tener en cuenta que el deseo no se puede apaciguar, no existiendo un bien soberano y por eso es imprescindible enfatizar la pérdida irremediable del objeto original. Esta aceptación en el sentido de una ética, abre las puertas a los procesos de individualización en la configuración del narcisismo secundario. El narcisisarse produce una libidinización yoica orientándose hacia el ideal del yo (Freud, S. 2006) y abandonando paulatinamente la posición de omnipotencia emanada del yo ideal, logrando así el aceptar la existencia de otro y conformar vínculos.


Existen aspectos no analizables y otros que transitamos en los bordes. Por esto es que la utilización de la implicación subjetiva del terapeuta, logra dimensionar y multiplicar toda la potencia de una caja de resonancia a través de la escucha activa (Hornstein, L. 2003). Otro aspecto para reflexionar, es en la producción del lenguaje la importancia de la palabra y la intersubjetividad en donde el oficiar de porta-palabra promueve la dinámica en los espacios psíquicos (Kaes, R. 2005). El tener en cuenta los aspectos de la fantasía y trabajar ésta, es lograr acercarse también a la realidad, debido a la relación tanto de lejanía como de proximidad que entre éstas existen (Zizek, S. 2011). El acontecer terapéutico juega entre estos extremos y tenemos que armar la estrategia a partir de lo que se dice en cómo vamos a intervenir, cuándo señalar o interpretar, dependiendo cuánto afectará al consultante el trabajo con la realidad o con la fantasía, apoyándonos en la oscilación entre alejamiento y cercanía. El trabajar desde la objetivación como usando una película, permite incursionar y jugar con la relación de la fantasía en oscilación con la realidad (Dorony, L. 2007), amplificando las identificaciones y sosteniendo desde la intersubjetividad y su implicación que nos obliga a participar en el turbio drama en que se envuelve la vida del otro. El acompañar en la vida a otro, implica identificarnos con la muerte de ambos, ya que implicarnos es aceptar que el otro funda nuestra imagen y al recibir esta imagen podemos desde aquí vincular al otro a la vida, desplegando su narcisismo, su imaginario a través del relato, devolviéndole el acento al ser sujeto. El permitir que las emociones se actualicen en la situación analítica es indispensable para poder actuar sobre ellas y lograr un mayor efecto y confianza a que se desplieguen en toda su plenitud, la implicancia intersubjetiva permite la interpretación en buscar ese sentido que solo desde la inauguración de un vínculo podemos visualizar y abordar. El acompañar el deseo de morir es navegar con el otro para ayudarlo a girar ese timón y orientarlo hacia la vida desde la misma fuerza que se impulsó anteriormente hacia la muerte.


Bibliografía: Aulagnier, P. (2005). Un intérprete en busca de sentido. Ed. SXXI, Buenos Aires Berenstein, I. (1996). Psicoanalizar una familia. Ed. Paidós, Argentina Dorony, L. (2007). Psico-corto-análisis, una técnica proyectiva grupal para generar nuevas subjetividades. Ponencia en el congreso de AMPAG, Querétaro Freud, S (2006). Obras completas, Tomos XVI, XVIX; XX. Ed. Amorrortu, Bs.As. Hornstein, L. (2003). Intersubjetividad y Clínica. Ed. Paidós, México Kaes, R. (2005). La palabra y el vínculo. Ed. Amorrortu, Buenos Aires Zizek, S. (2011). El acoso de las fantasías. Ed. SXXI, México


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