Simulación, trabajo y virtualidad 1

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Simulación, Trabajo y Virtualidad "Hades y su Matrix de la Depresión y el Suicidio" Dr. Leonardo Martín Dorony Saturno, México leonardodorony@hotmail.com

Suelo pensar en el proceso de la humanidad, su crecimiento, sus ambivalencias entre la humanización y el regreso a lo animal, tras ciertas conductas, formas de percibir y los hábitos que estos generan. Pienso sobre el cómo estamos en procesos regresivos, abandonando la reflexión, la crítica, aumentando el pensamiento mágico como búsqueda de salvación y cada vez menos nos hacemos responsables de nuestra existencia, cayendo en procesos de manipulación, alienación, disociándonos entre lo mental y lo afectivo. En muchos otros casos creando determinados delirios que permiten la progresión de estos mismos malestares y procesos de regresión a las hordas primitivas, rompiendo los lazos afectivos y valorales entre las personas, tendiendo a la pulverización grupal o a la creación de micro grupos sectarios, como forma de protección. La violencia estructural que fomenta el abandono, la soledad, el hambre, la desocupación, las violencias, adicciones, depresión y suicidio, se naturalizan con la complicidad de los mass media. Males contemporáneos de este momento histórico que también abren la ventana a una posible transformación a partir de la c onstrucción de otros imaginarios sociales, incluyendo los avances con otras formas de manejo y uso de lo tecnológico.

Las

metáforas

en

la

expresión

cinematográfica de los

Zombies;

Divergentes, (Roth, 2011); Los Juegos del Hambre, de la escritora (Collins, 2008); Identidad Sustituta, (Mostowen, 2009), entre otras obras de este arte, expresan de un modo burdo, sin reflexión ni crítica, una realidad social, mediante una forma de cuadratura de la realidad. Se muestran las nuevas estructuras de sociedad y formas de vínculos, muchas de ellas logrando una justificación de lo real, haciendo una lectura de lo sociológico y antropológico de un momento histórico donde la sociedad ha destruido todo marco referencial. Es un cine que no rompe con lo 1


social, sino que sostiene su estética, mostrando abiertamente la conducta cotidiana de las personas, sus fantasías y concepción del mundo, siendo abiertamente la expresión de la sensibilidad de esta sociedad (Lipovetsky, 2009). Realidad de vacío, de lo efímero, a decir de Lipovetsky (2003-2004), de lo líquido (Bauman, 2006), que se escurre entre los dedos, inaprensible, fugaz, instantáneo, sin perdurar en el tiempo, viéndolo y apenas sintiéndolo en el presente. Una realidad donde no existe una continuidad y cuando se la busca, hay una respuesta de sobresaturación: el “ya fue, para qué seguir con esto,…ya hay otra cosa…”. Una destemporalización que eterniza en el instante y cambia lo ilusorio determinando el cierre de la fantasía para cerrar la posibilidad de esperanza, de futuro, de lo esperado. Todo se tiene que dar ya, todo se tiene que ver, o mejor dicho, la negación y denegación de otras posibilidades, de otras realidades, construyendo cada vez más una pornografía de la vida cotidiana.

Lo que existe, es sólo lo materialmente visto, sentido y presentificado. Fotografías que cristalizan un hacer, un sentir y hasta un pensar, fotografías como cuadros de un momento al que se le quitan los procesos de temporalización, quitándole el sentido. Diferente fue el estilo de la técnica time-lapse surgido en los años 80, (disparar fotografías en diferentes lapsos de tiempo que uniéndolas, se genera una secuencia de video). La vida pasando en cuadros que al imprimir una mayor velocidad se pudiera apreciar un movimiento, Hoy. la vida pasa en cuadros pero en la paradoja de la fragmentación, de la sola presentación del fotograma y en muchos casos, este fotograma nada tiene que ver con el anterior ni con el siguiente, evitando así hacer una imagen tipo collage, sino a lo sumo un caleidoscopio que cada fotograma, cada figura fascina al veedor, pero pasivo, ya que quien mueve al caleidoscopio es el poder del otro, el poder de quien lo sustenta y en lo macro, el sistema mercantilista y los mass media. La velocidad de la información se va disipando en el cyber espacio y descomponiéndose como la luz, cuando en muchos casos encandila sin permitir ver. La desesperación por el transcurrir ciega el andar y nos dejamos llevar por el supuesto lazarillo del Don Mercado. 2


Hoy se vive la era de la simulación, el “cómo sí” del vivir. ”. Hoy turisteamos por el mundo sentados en el sillón de la sala con un casco que proyecta la realidad virtual. Ya no es la imagen, las máscaras hacia el mundo de afuera; hoy es la simulación para lograr el autoengaño, las “máscaras interiores”. Una forma de ver, de percibir que sólo es hacia adentro totalmente o hacia el infinito del afuera, perdiendo siempre el lugar desde donde se mira, excluyendo la posibilidad de posicionarse para generar referentes, excluyendo la posibilidad del pensarse, definirse y elegir, quedando atrapado por la ilusión que se impone desde el afuera.

La película que protagonizó Jim Carrier y Ed Harris en el Show de Truman en 1998 dirigida por Peter Weir, una alegoría similar al mito de la caverna de Platón y un final Nietzschiano con la muerte de Dios, en su final hay un diálogo muy ilustrativo de lo que quiero mencionar en esta exposición “…las mismas mentiras y el mismo engaño que en la vida real, pero nada más que en mi pequeño mundo (…) no tienes nada que temer, mismo…tienes miedo y por eso no te marchas…”.

te conozco más que tú

(vemos la última escena de este films)

Cumpliendo al final el deseo de todos, de todas esas personas que están sentadas mirando el programa de televisión, cómplices y proveedores de la misma manipulación de la que son sometidos. Mientras todos se alegran del cumplimiento del deseo propio que realiza ese otro, en este caso es Truman quien es el que se arriesga perdiendo todo lo conocido y que, de hecho, sale a la vida. Los espectadores quedan felices, gozosos, sin darse cuenta que siguen mirando el televisor sentados en su miserable vida cotidiana, controlados y manipulados hasta de lo que tienen que ver y vivir. Una manifestación del biopoder que engendra un panóptico, en este caso invertido desde el televisor, y que nos hace creer que llevamos una vida en libertad, sin tomar conciencia del mundo del simulacro, al mejor estilo de Matrix, (Wachowsky, 1999). (vemos el films de la escena Neo despierta)

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De esta forma, se intenta generar un estilo nuevo de supervivencia, desde lo virtual. Una virtualidad que nos permite simular y lograr creer que no nos engañamos, creyendo estar viviendo en el libre albedrío y la libertad, en donde la mayoría de las opciones están igualmente dentro de lo permitido. Pueden ocurrir algunos castigos por el solo hecho de ser ejemplificante para otros que se quieran atrever a hacer algo diferente, dentro de lo no permitido. Es de esta manera cómo se condiciona la posibilidad de no pensar, de no actuar, descubriendo que en la ignorancia se puede encontrar la felicidad. Aquello que está en el espacio y la dimensión de lo prohibido, aquello que puede desenmascarar y destruir la ilusión, se paga con el aniquilamiento y la exclusión.

Siguiendo con estas metáforas, retomando las mitologías antiguas, observamos que hay una especie de eventos o percepciones cíclicas a través de la historia, repitiendo la memoria colectiva que se presentifica como parte del retorno al origen de las instituciones. Un eterno retorno al origen desde donde somos parte herederos, servidores y beneficiarios de lo inter y transubjetivo como parte constituida y constituyente (Kaes, 1996). El grupo nos precede, nos predispone las señales por la que nos reconocemos para lograr una asignación, en un devenir uno en el otro (Berenstein, 2004), en un continuo de transformación que vuelve al origen espiraladamente. Este “volver” se trata de presentar objetos, que son los medios por los cuales la persona se siente protegida, siempre y cuando se cumpla con los límites y se respete las prohibiciones. Son formas de frenar lo pulsional, el desborde de lo afectivo, y la propia exigencia narcisística del grupo que impone los ideales, las identificaciones, lo mítico y lo ideológico, el lenguaje, la ley, los ritos y las formas permitidas de asesinato al otro (Kaes, 2006). Es lo que logra estructurar las acciones y creaciones de la vida cotidiana, creando espacios y sujetos para el sufrimiento, proscribiendo otras utopías.

La

construcción de alianzas, pactos y acuerdos inconscientes, permite garantizar ciertas producciones y rechazar otras, abolirlas, como forma de mantener ese pacto en el grupo, logrando efectivizar la complicidad que hay que negar como forma de mitigar la culpa. Aquellos que se resistan a pertenecer y actuar como el 4


conjunto, serán rechazados, y hasta aniquilados. Sólo aquellos que se mimeticen, respeten y reproduzcan el mandato, serán los que tendrán el beneficio del paraíso, a costa de que cumplan su papel como verdugos de aquellos que cuestionen, aunque sea de su propia estirpe. En este mundo están también las jerarquías, de quienes creen que mandan, hasta aquellos que cumplen una función determinada en la cadena de la obediencia debida. Si denuncian se denuncian, generando de esta manera la conformación de la complicidad en un pacto denegativo, induciendo a desconocer lo que esté sucediendo, generando una norma del silenciamiento grupal, social, asegurando de esta manera la sobrevivencia como forma de una doble adaptación que engendra el mismo resultado, pasiva para no hacer algo que peligre a la persona y activa para seguir manteniendo el pacto del horror de lo innombrable.

El grupo, la sociedad, es el garante de esta acción acallando, silenciando, lo singular que se pueda expresar como forma de denuncia. Es un castigo que censura las voces individuales que transgreden la norma social interiorizada del mantenimiento del silencio. Sólo quien grita en su silencio denuncia este pacto, siendo su sonido el mismo acto suicida. La forma de ser y hacerse audible tras el daño del cuerpo singular, buscando hacer efecto en el cuerpo social, tanto real como simbólico. Este secuestro social de la vida produce la aceptación, por parte de cada persona, de aquello que desaprueba por la vergüenza de sumisión ante la violencia social extrema y la instauración cada vez mayor de la violencia estructural. Se anestesia afectivamente y crea procesos de disociación, y hasta escisión, refugiándose en muchos casos en un cuasi delirio para soportar y sobrevivir, aunque sea en el estilo de “campo de concentración” que lo social construye junto con sus aparatos de exterminio y aniquilación de la identidad y la memoria, produciendo la relación hipnótica con la estructura del poder.

Es desde estos aspectos que se puede pensar la mitología griega en relación a Hades, dios y regidor del reino de los muertos junto con Perséfone, quienes reinaban en el inframundo. También se decía del lugar del Hades, que era 5


un mundo subterráneo que hacía de morada de los muertos. Provocaba que la mayoría de las almas de los muertos llevaran una existencia de pesadumbre e incómoda, como sombras incorpóreas, desposeídos hasta de su sangre y sus emociones, sin conciencia humana, ya que se perdía la memoria de su existencia terrenal. Aquí podemos decir la tan mencionada frase, “cualquier identificación con la realidad presente será mera coincidencia”, ya que al estar hablando, diciendo sobre esto, ya tiene sus consecuencias en las diferentes reacciones personales y de los otros, defensas que imperan en promover la negación. Alguna de las tantas cosas que produce la pérdida de la conciencia de existencia es la alienación, pérdida de la afectividad y la memoria, por donde se anestesia al cuerpo y a la misma conciencia. Un deambular como muertos vivientes sin tiempo, sin deseos, sin almas, vagando entre otros como en una masa homogénea. Pequeños intentos de ser diferentes no son más que aquellos dentro de lo permitido y muchos otros, dentro de lo que se desea quienes dominan o están al servicio del poder instituido.

Cuando se llegaba al límite del reino de Hades, las almas eran guiadas por Hermes, siendo éste una divinidad de la ambigüedad, el de los mundos poco establecidos, hábil con la palabra, negociador, astuto con el comercio, pero fundamentalmente se encargaba de acompañar a las almas en el camino de la transición al mundo de los muertos. No se avienta a traspasar las puertas sino que acompaña al muerto, cumpliendo el papel de intermediario con Caronte, el barquero que llevará el alma por el lago que separa el mundo de los vivos al mundo de los muertos, siempre y cuando recibiera su moneda de intercambio, el óbolo, evitando así que el muerto vagara eternamente entre los vivos. Las almas pueden vagar por las orillas del río Cocito cuando no tenían para pagar, un río de lamentaciones, alimentado sus aguas por las lágrimas de los ladrones, pecadores y los de mala conducta. Aquí vemos también cómo el tema del dinero, hasta para los muertos, evita que se deambule eternamente sin el descanso del alma. Podemos ver metafóricamente que aquel que no tiene un céntimo, vagará sin descanso, observando aquí las condiciones sociales de la violencia estructural que 6


produce robos, asesinatos, entre muchas otras violencias, siendo los productos y víctimas de ésta misma violencia estructural los que son condenados, que no hay esperanzas ni en el mundo de los muertos ya que al parecer desde la fantasía hasta en este mundo de los muertos se exige pertenecer a una casta social, yendo hasta más allá de la vida terrenal.

Después de la llegada al mundo de los muertos, se tenían que enfrentar a un juicio y los muertos quedaban desposeídos de sus cuerpos, sus emociones y su sangre, sin conciencia humana y al beber del agua de pozo de Letos (olvido) perdían la memoria de su existencia terrenal. Observamos aquí otra metáfora que hace hincapié en valorar los niveles de conciencia, al mencionar que el perderla, se entra al proceso de alienación y el anestesiamiento del cuerpo, ya sea por las pérdidas de las emociones como también de la sangre, pérdida de linaje y por lo tanto, de desafiliación, aumentando la soledad (o el desangre laboral tras los procesos de explotación y garantizada por la instauración de la flexibilidad laboral). Se bebe algo (agua del pozo de Letos), como hoy el alcohol, las drogas, los antidepresivos como sobremedicalización y control social, cualquier sustancia que pueda causar el efecto de olvido en el sentido de no darme cuenta de cómo estaba viviendo (existencia terrenal). Es así en cómo Aquiles le asegura a Odiseo que aunque la existencia en este mundo no fuese una tortura, se trataba de una estancia tediosa y que prefería ser sirviente en una casa pobre antes que ser rey de todas las almas del mundo de los muertos. Esta misma existencia tediosa también se puede pensar en los diferentes procesos de depresión, aguantando una existencia sin vivirla.

Existían ciertas categorías: aquellos que vivían junto a Hades tenían sus excepciones, privilegios y por qué no, impunidad. Ya que los que se distinguían por sus virtudes y su justicia, podían vivir en una especie de paraíso que se llamaba Elíseo o Campos Elíseos, una sección paradisíaca del inframundo del Hades, donde había armonía, calma, donde nada ni nadie perturbaba el descanso de los bienaventurados. No existía la vejez, ni la muerte, ni el dolor, ni el odio, 7


bailando, sin que las fiestas cesaran, siendo un privilegio para unos pocos. En el contrario estaba el Tártaro, rodeado de dos ríos caudalosos e inmundos que despedían olor putrefacto, donde los condenados sufrían eternos castigos y sus gritos de angustias resonaban entre las grandes murallas sin cesar. Era un lugar de penas, oscuridad y condenación eterna, reservado a los que se hayan metido en asuntos que no les debían importar, a aquellos que osaron enfrentar y desafiar a los dioses. Aquí se encontraba la miseria, vestida con andrajos; los traidores y mentirosos; los servidores infieles, entre otros. Vemos como el estar en desacuerdo con el poder instituido, el hurgar en asuntos que no les conviene a aquellos que están en el poder y son los que mandan, es castigado con el encierro. Así como aquellos que se dan cuenta de lo que viven, los que descubren sus condiciones de vida y quieren enfrentarse, están en desventaja con aquellos que ostentan el poder, subsumiéndose en una depresión que se vive de encierro y sólo se oye el lamento que poco a poco apaga la vida hasta la oscuridad total, viendo como única salida la misma muerte tras el acto suicida.

Sin embargo, los Campos Elíseos eran un lugar para quienes podrían tener un privilegio y hasta volver a la tierra, cuando cumplieran con mantener tres veces el juramento, una forma de reencarnación siempre y cuando no recordasen sus vidas pasadas. Podemos también interpretarlos desde la metáfora de los privilegios sociales y el no tomar en cuenta cómo consiguieron esos privilegios, tras el “olvido de sus vidas pasadas”. La corrupción, la impunidad, o los favores de los reyes o poderosos, presentes y pasados, atraviesa la escena mitológica de hoy.

Además, en este mito, se habla de los penitentes del Hades, que son condenados a vivir en el Tártaro. Algunos de éstos condenados fueron Tántalo y Sísifo, condenados a sacrificios eternos así como los que se condenan al camino de la depresión. Tántalo, obtuvo la confianza de los dioses y fue invitado a su mesa en el Olimpo. Surge el crimen cuando divulga algunos secretos a sus amigos y además robó algo de néctar y ambrosía. Fue condenado a estar en un 8


lago con el agua a la altura de la barbilla, bajo un árbol repleto de frutas sin poder saciar su hambre y sed y con una roca sobre su cabeza oscilando con la amenaza de aplastarle la cabeza. Esta condena, metafóricamente es la que hoy nos conduce el consumismo. Infinidades de productos, anuncios, paseos en los grandes marcados y shopping, pero ¿quiénes pueden consumirlos? El conjunto de la población trabajadora está condenada a no saciarse, ya que además, si se lo consume, aparecen infinitas cosas que te exigen consumir nuevamente, en un suplicio que nunca tiene fin, “condenados a la eternidad sin satisfacción”. En cambio Sísifo, fue quien se negó a tener un funeral y Hades lo envió de nuevo a la superficie para que lo enterraran, pero luchó por no ser devuelto al inframundo. Nunca quiso morir, pero tuvo que pagar un alto precio por esto. Era una persona astuta, quizá también por esto no quería ir al inframundo y fue condenado a empujar una piedra hasta la cima de una empinada ladera que nunca alcanzaba a llegar. Pensando esta metáfora, quien puede ser astuto y negarse al designio de los poderosos, en este caso dioses, puede ser condenado al suplicio del trabajo mecánico, monótono, alienante, así como cualquier trabajador y obrero se somete en la producción, sin ser dueños de su trabajo y sin tener el sentido de lo que hace, desarticulado de sí mismos, alienados, deshumanizados, como parte de la maquinaria de la cadena de producción. Este mito, puede ser hoy una metáfora de la existencia humana de muchas personas que, tras alienarse en su vida cotidiana, les hacen creer que viven en una libertad con todos los derechos, simulando la tan buscada felicidad (el Matrix). Aunado a esto, el vivir solamente el instante eterno, donde el futuro no existe, según el Dios Mercado, produce una forma de deshumanización, hiperindividualidad y el fin de la solidaridad. Son bases sociales estructurantes de la personalidad y del mismo funcionamiento de la cotidianidad que promueven estas filosofías de vida que poco a poco van construyendo caminos hacia un vacío existencial para aquel que despierta, que se niega a morir en vida como Sísifo, con el riesgo de conducirlo hacia el suicidio por no encontrar la salida.

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El hecho de intervenir ante estas situaciones, no se trata sólo de hacerlo con la técnica por sí misma, ya que ésta no llega a ofrecer la sustentabilidad de un proceso humano que lo conduzca hacia la liberación y la construcción de su propia vida. Tenemos que integrar la teoría y una teoría crítica que se encarne en las realidades

humanas

y sus

procesos, terrenales

y no

de laboratorios.

Contextualizarla en una praxis que indique con claridad el posicionamiento teleológico por donde se estructuren los haceres desde una ética y estética de la intervención.

Una ética en el sentido de tomar en cuenta las vicisitudes del vínculo que se generan entre la población y los profesionales o paraprofesionales, existiendo una dialéctica de saberes que generan tantos encuentros como desencuentros, tras la existencia de cotidianidades diferentes e interacciones de diversas realidades ante la diversidad cultural, social, económica e histórica. Hay que considerar que las prácticas

de acompañamiento que realizamos

con personas, grupos

o

comunidades, oscilan entre el mantener las prácticas de relaciones de dominación, el ejercicio del poder, alianzas y pactos diversos desde y con el poder instituido y aquellas que intentan construirse desde los modelos de la transformación social liberadora. El tomar en cuenta estas contradicciones y acompañar desde estas perspectivas y hacia el despertar del muerto viviente, abre al conflicto de contradicciones éticas entre el discurso y la práctica, entre los modelos y las necesidades.

Retomando a Kaës (1996), intervienen aspectos relacionados con la institución como ser: los contenidos del pensamiento que se abren con respecto a lo institucional, donde contiene los aspectos narcisísticos comprometidos con la institución. Estos aspectos son en donde se inscribe la práctica y el practicante, como fusión inmediata madre-institución en el retorno al origen; un espacio interno y externo. El espacio externo es lo creativo, es esa otra parte en donde el funcionario puede expresar toda su creatividad y profesionalidad en contacto con la realidad externa y las necesidades de las personas en la comunidad. Es el 10


espacio por donde la persona institucionalizada puede sentirse como un sujeto, rompiendo con la alienación y el sinsentido. Es por donde se crea sentido en el hacer, significaciones que permiten reflexionar y diagramar procesos de transformación en la praxis cotidiana. El espacio interno es la relación anónima con la institución, violenta y poderosa que le permite permanecer como tal y resguardarse de lo externo creativo a través del mito y la red de sentidos de la misma institución. A su vez, es lo que aliena a la persona, le hace perder el sentido de su hacer y profesionalización, viéndose como un simple objeto, parte de la maquinaria institucional que en ocasiones aplasta a los mismos que quiere sostener socialmente y en otros, cuando logra el sostén, impide la transformación. Otro aspecto es la representación social que le permite funcionar a partir de matrices que generan los procesos identificatorios, logrando apuntalar al psiquismo singular en la institución en una relación bi-unívoca, promoviendo las regresiones y los procesos de psicotización que alteran el clima organizacional y emergen los aspectos proyectivos que culpan al de afuera, a las personas y sus comunidades de las atrocidades cotidiana, siendo una manera de velar y negar la violencia estructural en el pacto denegativo. Es lo que logra alienar al sujeto enajenando una parte del psiquismo para pasar a ser propiedad de la misma institución. Garante de lo institucional con los haceres, pensamientos y conductas instituidas. Desde aquí la necesidad de construir mapas ideológicos que permitan cartografiar realidades y asumir posturas para accionar y generar proyectos compartidos en forma colectiva, con alianzas claras y en un trabajo en equipo con objetivos intencionados y comunes.

Hay que tomar en cuenta que las necesidades humanas especifican las condiciones básicas para la producción de la salud y el bienestar psicológico, mediante acciones que contengan estructuras de expresión de la autonomía como parte inherente de la experiencia histórica singular y colectiva. Es un trabajo que da la posibilidad de abrir espacios para la expresión de las redes ocultas que emergen desde la misma producción cultural y de la acción colectiva, trabajando sobre las resistencias institucionales y sociales como forma de fortalecer la gestión 11


y consolidación de redes de trabajo. Este tipo de ética, tiene que conjugarse con el análisis de los aspectos estéticos, siendo esto parte del estudio de la percepción en inclusión a los valores que, desde una forma de expresión, emergen como formas comunicacionales de una realidad física. Son construcciones semióticas que trascienden de lo singular, en busca del lenguaje colectivo que determina la intencionalidad social. Desde estos análisis, éticos y estéticos construimos modelos de atención abiertos a la transculturalidad, permitiendo la intencionalidad analítica desde el posicionamiento ideológico en una clara construcción intersubjetiva por donde se transiten en procesos constructivos recursivamente, rompiendo la verdad sacrilizada y la cristalización de la realidad. Construcción de cartografías que va inscribiendo los procesos históricos relacionales entre lo instituido e instituyente y nos permite visualizar tanto lo andado como aquello por andar, sabiendo que siempre en la incertidumbre creamos experiencia al mantener una praxis de la intervención con objetivos intencionadamente de liberación.

La propuesta, es pensar sobre la posibilidad de generar nuevas formas de intervención en que, juntos al otro que da vueltas en ese inframundo, se logre iluminar sendas para que se descubra las salidas hacia la vida. Tenemos que confiar en la existencia de lo rizomático (Deleuz y Guattari, 1980), de ese núcleo creador, en buscar el instinto de vida y reorientar la energía que tiene atrapada a la persona, esa misma que la aplasta hasta ahogarla y desangrarla, pudiendo dirigirla hacia la producción del vivir. El terapeuta acompañante, debe posicionarse en tomar el camino contrario al de Hermes, en vez de acompañarlo en el camino de la muerte, cambiar de dirección y acompañarlo hacia la vida. En otras situaciones tomemos la iniciativa de transgredir los límites del Hades y crucemos esa puerta hasta llegar al inframundo, al Tártaro y tomemos de la mano a todos aquellos que no ven por estar en la oscuridad completa, aquellos que están anestesiados, incorpóreos. Otros, tomemos a los que vagan a orillas del río Cocito, trabajando con la misma miseria humana vestida en andrajos.

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No podemos trabajar solos, ya que hasta los grandes titanes han terminado en el Tártaro. Necesitamos de otros, de aquellos que nos sostienen en las supervisiones, en los que nos rescatan en la psicoterapia, en los que nos acompañan en las diferentes asociaciones. Para pelear contra los dioses del simulacro y la mentira, tenemos que tirarles el escenario. Ante la proyección de la sumisión y la miseria, proyectemos lo que oculta, la fuerza y la belleza; ante la desilusión y la desesperanza, la creación de otra utopía, de otro mundo con otra realidad. La realidad de la vida que se impone, paso a paso a la muerte, hasta que ésta llegue por sí misma y no por los lacayos y sicarios de los dioses que ostentan el biopoder y sus máquinas que produce el panóptico. Terminemos con la obediencia debida y luchemos contra el disciplinamiento de la explotación, la miseria y la muerte. ASULAC es el barco de las almas que van a la vida y tú el timonel, donde todos juntos hacemos del motor y energía que da la luz y la fuerza para transitar por los caminos de la vida.

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Ross, G. (Director) (2012) y Collins, S. ((2008), (autora de la novela), Los juegos del hambre. Estados Unidos: Lionsgate Entertainment Wachowsky A. y Wachowsky L. (Directores) (1999). Matrix Neo despierta [Película]. Estados Unidos. Extraído en julio de 2014 de http://www.youtube.com/watch?v=F38_MGiieQA Weir, P. (Director) (1998). El Show de Truman [Película]. Estados Unidos. Extraído en julio de 2014 de http://www.youtube.com/watch?v=jrxDDlDdCDI

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