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HISN QASTULUNA
JORGE ANDÚJAR ESCOBAR
2 HISN QASTULUNA
Hisn Qastuluna es el nombre con que durante siglos los musulmanes conocieron a la ciudad de Cástulo. Tras el esplendor que ésta mantuvo muchísimos años en el mundo ibérico y romano, vienen unos siglos en que tanto la misma, como el llamado “lugar de Linares” y todas las aldeas aledañas, se vieron sumergidas, con la entrada de los árabes en Hispania, en una larga etapa de oscurantismo histórico, debido sobre todo a la escasez de documentos y tradiciones que nos pudieran hacer ver con claridad como vivían nuestros paisanos de entonces. Por tanto, intentar escribir algo sobre la historia de nuestra ciudad entre los siglos V y XV es algo bastante difícil y arriesgado, a pesar de que nos pueda parecer mucho un tramo de casi mil años de historia. Durante este periodo nuestros antepasados vivieron primero en una formación árabe-islámica y posteriormente sufrieron la violencia de la llamada “reconquista cristiana”. La misma falta de informaciones realmente fiables se tiene sobre la conquista de la Península Ibérica por los musulmanes en los años 711-715. Si se examina cada fuente o documento de forma independientemente, no encontraremos un solo texto, ni en las fuentes árabes ni en las cristianas, del que podamos fiarnos para tener información sobre lo que ocurrió realmente en el Magreb, en España, y en la Galia meridional en el transcurso del segundo y tercer decenio del siglo VIII de la era cristiana. Las fuentes árabes más antiguas fechadas con certeza y que hablan de la conquista de la Península en su conjunto son el “Ta´rij” (Historia) del andalusí Ibn Habib (muerto hacia el año 853) y el “Futuh Misr” (Conquista de Egipto) del egipcio Ibn Abd al-Hakam (muerto en 871). Se trata, por tanto, de obras redactadas un siglo y medio después de la conquista. Por otra parte los textos latinos son mucho más escasos, pero más cercanos a los acontecimientos. El más importante y conocido es la “Crónica mozárabe de 754” escrita por un cristiano que vivía bajo la dominación musulmana en Córdoba, en donde relata los acontecimientos relacionados con la conquista de la Península por los árabes y beréberes. No obstante son las monedas encontradas de la época las que nos muestran con claridad la realidad existente por entonces, y así las primeras monedas con leyendas musulmanas en lengua latina (En nombre de Dios, no dios, sino Dios, el único sin semejante) son del año 93 de la hégira, correspondiente a los años 711-712 de la era cristiana. Se emitieron también dinares bilingües, parecidos a los acuñados en la misma época en África, entre los años 97-99/715-718, en los que la indicación del lugar de acuñación, Spania, que figura sobre la cara latina se traduce, en la leyenda árabe, con el término al-Andalus. Este término no es probablemente árabe y su origen sigue siendo bastante misterioso, aunque indica con cierta certeza que los conquistadores, se referían a una nueva entidad a la que no querían mantener con su original nombre de Hispania. Como es lógico, en esta etapa, la historia de Cástulo y “el lugar de Linares” está ligada a la de la comarca, ya que al producirse en el año 713 la conquista de Baeza por los árabes, también lo fueron las aldeas limítrofes. Anteriormente se había sometido Jaén, (a la que llamarían Yayyan), al igual que Bayyasa, (Baeza) y Ubbadat AlArab, (Úbeda). En el largo periodo musulmán Hisn Qastuluna prosigue su decadencia iniciada ya durante la época visigoda, como se puede comprobar por la utilización como viviendas de las grandes cisternas romanas. La meseta donde se asentaba la gran ciudad iberorromana es ahora lugar de asentamiento de pequeños
3 núcleos dispersos dentro del recinto amurallado. Además en el siglo VIII se produce aquí el enfrentamiento entre el emir Abd-al-Rahman I y Abu-l-Aswad, hijo de Yusuf alFihri, gobernador de la marca de Toledo, en la llamada batalla de Qastuluna (785-786). En torno al año 890 se produce una nueva batalla en la que Lubb Muhammad, aliado de Ibn Hafsun asedió y tomó Hisn Qastuluna a los muladíes. Al-Shaliya, rebelde “muladí”, se mantuvo en el castillo existente durante casi veinte años, formando un pequeño reino independiente del califato de Córdoba, hasta su derrota definitiva. En estos momentos la crisis de la ciudad ya es total y se incrementará con la fundación en 968 de Bury alHamma (Baños de la Encina). Finalmente a partir del la terminación del siglo X la ciudad ya no es citada en las fuentes escritas, y posiblemente su población se trasladase en masa a Baeza y Úbeda. Entre los siglos XI y XIII hay un renacimiento del núcleo de la antigua ciudad, ya que la posición estratégica del asentamiento junto al río Guadalimar hace que se produzca una consolidación del recinto amurallado junto al espolón sur de la meseta. De este período es el Castillo de Santa Eufemia del que hoy día sólo quedan en pie restos de un torreón. Este torreón, de finales del siglo XII, poseía cuatro pisos y era de planta cuadrada. Internamente, las cuatro plantas están compartimentadas en dos estancias cada una comunicadas por una escalera central. Poco tiempo después se construyó entonces un nuevo castillo en torno a la torre musulmana, defendido por torres de planta cuadrada. El castillo y el extremo sur de la meseta quedarían así aislados del resto del asentamiento por un foso defensivo. Siguió ocupado el lugar durante los siglos XIII y XIV, antes de ser abandonado definitivamente, sirviendo sus ruinas de cantera para el crecimiento de las ciudades de Baeza y Úbeda. Es a partir de esta época, cuando comienza a surgir otra población alrededor de un castillo o fortaleza, cuya misión había sido la de servir de avanzada de Cástulo: la población conocida primero como “lugar” y más tarde como “aldea de Linares”. Durante la Reconquista esta fortaleza sirvió de refugio y albergue al ejército cristiano; la misma había sido conquistada por Fernando III el Santo en el periodo comprendido entre 1212 y 1227, tras la derrota de los almohades en la batalla de Las Navas de Tolosa, pasando Hisn Qastuluna a denominarse desde ese momento Cazlona, la cual seria reclamada por la “aldea de Linares”, agregada a su vez a Baeza. Hasta la conquista de Granada en 1492 por los Reyes Católicos, las tierras de Jaén suponían una de las últimas fronteras entre la España cristiana y alAndalus. Situadas en su mayor parte, “en tierras de nadie” entre ambas religiones, muchos de sus habitantes hicieron de la violencia su medio de vida, en un ámbito erizado de fortalezas y castillos. Aunque es cierto que entre Castilla y Granada hubo largos períodos de paz, en los que la frontera adoptaba un aspecto de normalidad, en el que comerciantes, viajeros y rescatadores de cautivos transitaban de un lado al otro de la misma, lo cierto es que la frontera soportó una violencia endémica, que afectó a la vida y comportamientos de las poblaciones asentadas en sus proximidades; dicha violencia fue generando odios y resentimientos, difíciles de controlar. Uno de los principales resultados de la misma fue el fenómeno de la esclavitud y del cautiverio, que llegó a convertirse en Andalucía y Murcia en un verdadero problema social. El destino final de los cautivos era su venta, aunque en ocasiones quedaban como esclavos en poder del moro que los apresó; en otros casos el pago de un rescate suponía el fin del cautiverio. La mitad de las capturas eran consecuencia de acciones armadas de diversa índole, y la otra mitad se trataba de cristianos que cayeron en cautividad cuando efectuaban tareas agrícolas, cuidaban ganado, iban al molino, transportaban trigo, etc. La venta de todos
4 estos cautivos se daba en pública almoneda en Granada, Ronda, Guadix, Vera, Málaga y Almería principalmente. Las tierras de la “aldea de Linares” se encontraban relativamente lejos de la frontera con el Reino de Granada, por lo que sus contactos con lo que quedaba de Al-Andalus, debían de ser bastante superficiales, aunque posiblemente algunos de ellos fueron de carácter belicoso. Como ejemplo, en la “Colección de milagros de Sto. Domingo de Silos”, (siglo XIII), se narra en unos de sus relatos, el rapto de cinco mujeres en unos viñedos en el “lugar de Linares”, por una partida mora dirigida por el hermano del sultán nazarí Muhammad II, hecho ocurrido en Septiembre de 1280, y que tiene su origen en la inestabilidad existente en el Alto Guadalquivir tras el desembarco de los mariníes africanos en 1275, y que desembocaban en numerosas ocasiones en saqueos y raptos en las tierras cristianas colindantes. Santo Domingo de Silos, (Cañas, 1000-Silos, 1073), también conocido como “El redentor de cautivos”, fue un Benedictino español, pastor y luego eremita; ingresó en el monasterio de San Millán de la Cogolla, del que llegó a ser prior. Amenazado por el rey García de Navarra, se refugió en Castilla, donde Fernando I le confió la dirección del monasterio San Sebastián de Silos (1041), el cual restauró y gobernó como abad hasta su muerte. A los pocos años de la misma, su discípulo Grimaldo recogió los principales hechos de su vida y milagros, en tres libros escritos en un latín nada común para su tiempo. Más tarde, Berceo inmortalizará el nombre de Santo Domingo de Silos en el campo de la literatura con sus ingenuas y deliciosas rimas en román paladino. También, el monje Pero Marín relata en sus “Miraculos Romanzados” las maravillas que obró Santo Domingo de Silos, en una de las más antiguas muestras de la incipiente prosa de la lengua castellana del siglo XIII. Cuentan las leyendas y tradiciones cristianas de aquellos siglos sobre Santo Domingo que: “por muchos que fuesen los milagros obrados en vida y después de muerto, palidecen todos ante el número y calidad de los prodigios que obró en favor de los cautivos cristianos durante más de tres siglos”. El libro de Pero Marín, narra los acaecidos durante los reinados de Alfonso X el Sabio y su hijo Sancho el Fuerte. En total nos habla detalladamente de más de cuatrocientos “rescates milagrosos” debidos a la intervención directa de Santo Domingo, una de ellos acaecida en nuestras tierras en la que escribe: “las cinco mujeres fueron arrebatadas por los moros en correrías en el lugar de Linares; una de las cuales, Catalina, es llevada al alcázar del rey de Granada como concubina y del cual tiene dos hijos. Santo Domingo se le aparece, la manda coger el hijo pequeño y traerlo a Silos, donde es bautizado en la capilla del Santo……..…” Generalmente son los mismos cautivos los que al llegar a Silos con sus cadenas cuentan a los monjes y al pueblo, reunido a toque de campana, las peripecias de su redención. El cronista usa casi siempre de las mismas expresiones, pero con mil detalles distintos, algunos verdaderamente asombrosos. De ordinario, se presenta el Santo lleno de luz en la mazmorra, rompe milagrosamente los hierros de los cautivos, los invita a salir tras él y en pocas horas los pone en tierra de cristianos. Desde allí se vienen ellos solos a Silos con las cadenas. Tal vez los cautivos, en la explosión de su alegría al verse entre cristianos, adornaban bastante el relato de sus aventuras. Tantos grilletes y cadenas se reunieron en la iglesia de Silos, que llegó a ser proverbio en España: “No te bastarán los hierros de Santo Domingo de Silos”, frase con la que se solía amenazar a los insubordinados.
5 Volviendo a nuestra villa de Linares, ya he comentado inicialmente la escasez casi absoluta de documentos de aquellos siglos sobre la permanencia musulmana en nuestras tierras. Mi opinión es que ésta debería ser de cierta importancia, dada la riqueza de sus minas y la fertilidad de sus pastos y campos. Por otra parte, en las cercanías de las ruinas del castillo de Linares han aparecido vestigios árabes, así como en alguna vivienda de la calle Del Rosario o de Alonso Poves. Asimismo existen restos árabes en el yacimiento de la Magdalena de Castro, aldea, castillo o incluso iglesia, (todo ello está por confirmar), situado en la carretera de Linares a Vadollano, y en donde habitaron una comunidad de moriscos hasta el año 1609, en que se produjo la expulsión de todos los moriscos de España por orden del rey Felipe III. Lamentablemente, al día de hoy, no contamos con muchas más referencias de la presencia de nuestros antepasados musulmanes en nuestras tierras, antepasados que no se nos olvide, las habitaron durante casi novecientos años, muchos más que los transcurridos desde la toma de Granada por los Reyes Católicos en 1492 hasta el año actual 2011; por tanto deberíamos considerarlos, al igual que los antiguos habitantes de Cástulo, tan linarenses como cualquiera de nosotros.
FUENTES: Publicaciones de la Abadía de Santo Domingo de Silos. (www.abadiadesilos.es/libros2.htm) Vida y milagros de Santo Domingo de Silos. (www.vallenajerilla.com/.../silos) Los milagros romanzados de Santo Domingo de Silos de Pero Marín Murcia. (www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S0327...script=sci) WIKIPEDIA. La enciclopedia libre. M. Sanchez Martínez. Domingo Failde. Antonio Checa. Manuel Molinos. CUATRO ESTUDIOS SOBRE HISTORIA DE LINARES
Linares 1 de Mayo del 2011. Jorge Andujar Escobar