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LA REPÚBLICA FEDERAL DE LINARES
JORGE ANDÚJAR ESCOBAR
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LA REPÚBLICA FEDERAL DE LINARES
Uno de los sucesos más destacados ocurridos en nuestra ciudad en la segunda mitad del siglo XIX, durante el llamado “sexenio revolucionario, 18681875”, fue la sublevación republicana acaecida durante los días 23, 24, 25 y 26 de Noviembre de 1872, un levantamiento enmarcado dentro de la cadena de insurrecciones republicanas radicales que se producen en toda España entre el 11 de Noviembre y el 15 de Diciembre de dicho año. Estas sublevaciones son la consecuencia de la crisis producida en el seno del republicanismo español de aquellos años, el cual se escinde en dos fracciones: unitarios y federales; los primeros promulgan un estado liberal español bajo el reinado de Amadeo de Saboya, mientras que los segundos se oponen de manera radical a la solución monárquica, dirigiendo numerosos levantamientos en todo el país en pro de la proclamación inmediata de la República Federal. La citada sublevación la encabeza en Linares un Interventor de Minas de apellido Martín, apoyado posiblemente por los miembros de la Federación Obrera de la ciudad, aunque de Madrid llegaría casi de inmediato para dirigirla el político republicano federal Nicolás Estévanez, quien sería posteriormente Ministro de la Guerra durante la II República, y del que haré una breve semblanza más adelante. El día 23 de Noviembre aparece en las calles de nuestra ciudad una proclama del general Contreras, (una de las figuras más intransigentes del Partido Republicano Democrático Federal, creado tras la revolución de Septiembre de 1868 por Francisco Pi y Margall), en la que “se invita al pueblo de Linares a que se levante en armas contra el Gobierno de S.M. Amadeo de Saboya”; este hecho es denunciado de inmediato al gobernador civil por parte del alcalde Faustino Caro Piñar, un republicano moderado partidario de la legalidad vigente, quien también le pide al gobernador el envío de algunas fuerzas militares para intentar evitar cualquier intento de sublevación por parte de elementos revolucionarios. Ese mismo día, el ya citado Nicolás Estévanez había salido de Madrid metido dentro de una zafra de aceite sin aceite, en un furgón precintado de un tren de mercancías, (el gobierno, conocedor de sus intenciones había intentado evitar que viajara hasta Linares), tren de tan escasa velocidad que tardó en llegar a Vilches veinticuatro horas. El gobernador de Ciudad Real, Plácido Sansón, le esperaba en la estación de dicha localidad con la fuerza de la Guardia civil que había de detenerle, cosa que no logró, pues antes de llegar a Vilches, el tren de mercancías paró en un descampado para que se apeara el “hombre facturado” en la zafra de aceite. Allí se le unió otro republicano radical llamado Virgilio Llanos, con una pequeña partida compuesta por una docena de hombres, (ocho de los cuales procedentes de Madrid), con la que debía iniciar el movimiento. Inmediatamente se pusieron manos a la obra y dos horas después destruyeron el puente de Vadollano en la vía férrea Madrid-Sevilla, haciendo descarrilar el mismo tren de mercancías en que viajó desde la capital; después de hacer bajar a los maquinistas de la locomotora del convoy, la hicieron caer al río, explotando la misma y destruyendo por completo el mencionado puente, cortando por completo las comunicaciones férreas entre La Meseta y Andalucía.
3 Antes de entrar en Linares, ya en la madrugada del día 24, Nicolás Estévanez mandó un explorador a la ciudad para saber si se había sublevado la población, según le había prometido el general Contreras; al poco volvió el emisario diciendo que todo estaba en calma, sin el menor vislumbre de sublevación. Posteriormente se le presentaron dos vecinos con la embajada de que sólo esperaban su presencia para que el pueblo se echase a la calle, así que Estévez decidió penetrar con su exigua tropa atronando los aires con el grito de ¡Viva la República Federal!, presentándose en el Ayuntamiento acompañado de Virgilio Llanos y de numerosos republicanos linarenses, algunos militares, guardias civiles y paisanos armados de diferentes localidades. En el Palacio Municipal exigieron al alcalde Faustino Caro y a todos los miembros de la Corporación, (estos se encontraban reunidos en sesión permanente desde primeras horas de la mañana para acordar las medidas convenientes a fin de evitar la insurrección anunciada), se sumaran al movimiento revolucionario o hicieran entrega de la autoridad local, cosa que hicieron ante la desigualdad de fuerzas existente y para evitar en lo posible el derramamiento de sangre, negándose por tanto a participar en la revuelta. De esta forma, poco después abandonan la ciudad los 42 guardias civiles que la custodiaban, la guardia de vigilancia pública, así como numerosos paisanos, figuras políticas y algunos militares. Durante ese día y el siguiente 25, Nicolás Estévez intentó organizar una milicia local y preparar una resistencia popular. Desde Linares ofició al Directorio dándole cuenta de haberse proclamado la República Federal y de la abolición de quintas. Constituyó una Junta Federal revolucionaria y se declaró disuelto el concejo; asimismo hizo un alistamiento voluntario y fortificó las entradas del pueblo, suprimiendo casi en absoluto las soflamas, arengas y manifiestos. En los dos días de permanencia en la ciudad, los sublevados formaron barricadas y hogueras en las calles más importantes y destrozaron las dependencias de la oficina de reclutamiento, destruyendo asimismo los expedientes y documentos de quintas. Por otra parte en Madrid, los diarios republicanos más intransigentes publicaban, en ediciones extraordinarias, falsas noticias elaboradas para exaltar a la opinión pública: “Entrada de Estévanez en Linares con cuatro mil hombres...”. “Última victoria de la partida de Estévanez...”. “Tropas del ejército unidas a la partida de Despeñaperros...” Mientras tanto en Linares, ya habían sido informados los rebeldes que desde su entrada en el pueblo, el gobernador había proclamado en la provincia el estado de guerra, ordenando el envío inmediato de una columna militar desde Jaén, por lo que para evitar el enfrentamiento con los soldados deciden abandonar la ciudad a primeras horas del día 26, huyendo precipitadamente en dirección a La Carolina. Durante el mes siguiente, las fuerzas de Estevánez tuvieron numerosos enfrentamientos con militares y guardias en las proximidades de dicha localidad, en el Viso del Marqués y en otros parajes cercanos, hasta que el 21 de Diciembre se encuentra prácticamente solo escondido en la casa de un amigo en Bailén, ya que la mayor parte de su partida había huido. Finalmente el 30 de Diciembre Estévanez tomó en Vilches un tren con dirección a Madrid, siendo reconocido por algunos viajeros quienes sin embargo no le denunciaron. Poco antes de llegar a la estación de Atocha se tiró del tren, y embozándose en la capa, se dirigió a su casa con paso tranquilo como un ciudadano más de la calle. En cuanto a la situación en nuestra ciudad, una vez comprobado por parte de las autoridades locales, el día 26 de la huida de los insurrectos, se
4 constituye de nuevo la Municipalidad, pidiendo a toda la población su presencia en el Ayuntamiento para auxiliar a la Corporación y restablecer el orden. La columna militar procedente de Jaén se presentó ese mismo día, comprobando que ya se había establecido por completo la normalidad y que se habían iniciado las labores de limpieza y reconstrucción de los desperfectos producidos. Asimismo el alcalde Faustino Caro dicta un Bando en el que se pide a todos los habitantes de la población la entrega de las armas que hubieran recibido por parte de los rebeldes. También con la vuelta del Juez de 1ª Instancia se constituyó de nuevo el Juzgado. Como es sabido, un mes y medio después de estos sucesos, S.M. Amadeo de Saboya decidió abdicar, y por lo tanto la Asamblea General Nacional proclamó en España la I República, de vida bastante efímera y agitada, pero esto ya es otro tema bastante largo de explicar.
ANEXO: Nicolás Estévanez Murphy fue un poeta, militar y político español nacido en 1838 en Las Palmas de Gran Canaria, en el seno de una familia burguesa que tenía su residencia habitual en la isla de Tenerife. Muy joven, ingresó en la Academia de Infantería de Toledo y luego participó en la guerra de África de 1859-60 donde sirvió con distinción por lo que le fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando. En 1871, estando destinado en Cuba como capitán, se le encomendó que cumpliera la sentencia de muerte contra ocho estudiantes que habían sido condenados en consejo de guerra pero Nicolás Estévanez se negó a cumplir la sentencia diciendo que “antes que la patria están la humanidad y la justicia”. Por este motivo fue expulsado del ejército pero nunca se arrepintió de lo que había hecho. Participó en la revolución de septiembre de 1868, y se unió a la insurrección republicana de 1869 y fue encarcelado. Posteriormente llegó a ser diputado en el parlamento y ministro del gobierno bajo Pi y Margall, durante la Primera República Española. Con la Restauración parte al exilio y reside en Portugal, Cuba y Francia. Murió en 21 de Agosto de 1914 en París.
FUENTES: La Primera república. Benito Pérez Galdós Linares durante el sexenio revolucionario (1868-1875). Francisco López Villarejo WIKIPEDIA la enciclopedia libre
Linares 23 de Diciembre del 2010. Jorge Andujar Escobar