Lindo era ser tu hermana

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Ernesto Intriago

Lindo era ser tu hermana A Karla Intriago Zambrano

Te pinté las uñas los labios hasta falda me puse por amor. Eso nada más como remembranza sin mencionar la comidita invisible que veíamos cuando pasábamos hambre de la buena que sólo nosotros supimos. No cabe decir por ejemplo: peinando a tus barbis las descuarticé por morbo, me llevaste de la mano a la escuela, me trajiste a regañadientes a casa, bajándome a palos de los árboles. Aquí cabe resaltar: hoy me toca a mí bajarte de la distancia con letras pero ni así. Sería vergonzoso mencionar que el caldo de pinchagua era pura sal tus supercafés ojitos de “lo siento hermanos mi mami no está y yo cociné” hizo tragarse la sal con todo y escamas. Qué chistosamente lindo era ser tu hermana qué comotexplíco era ser… enredarse en ideas femeninas llegar a decir −¡no me jodas que no soy mujer− pero cedía. 24


Dedicadencia

Consentirte iba más allá de la mariconada. Quise ser poeta que es peor y te escribí un soneto lo publiqué en un diario lo recorté bonito lo lololó… Fatales catorce versos a rima forzada. Te inventé Reina destronándote hoy la ausencia. Te nombré luz y nos la cortó la empresa. En dos tercetos te proclamé fuerza. Seis renglones débiles para que a la fuerza te despidieras con antónimo de hola en la mano: “Que el Señor los bendiga” ¿cuál señor hermana? ¿el de la tienda? Crees que venimos del soplo que María es una la blanca paloma, en cambio yo en la energía porque no venimos, nos trajeron, creo en el gallinazo de la paz. *** Tu Señor tiene mala voluntad para los tristes. Mira que al otro lado del mundo mutilan un cuerpo ¡mi pierna! ¡mi pierna! ¡mi piernita! grita el sin manos. Detrás hay polos en conflicto balas pasando por los ojos ¡boom! ¡plás! ¡talalán! 25


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n uno por uno los cuerpos. Tú y yo estamos entre allá y acá somos silencio taciturno. ¿Ves? tu Señor tiene mala voluntad para los tristes ¡qué me importa! El extraterrestre sigue siendo sorpresa en el lavandero aquel donde me lavaste los calzoncillos hasta grandote y los zapatos blancos los dejabas amarillos ¡por qué! reclamaba. “Es que tú eres mi sol ñañito” Te aguanté lágrimas de indignación hasta el último sollozo −eso ñaña dale llora como hombre− Aprendí el consuelo de tu abrazo. Será por la sangre que estabas omnipresente en mis nostalgias: me hiciste olvidar a la mujer que me dejó por hacerse monja “tranquilo ñaño para no llores como niña”

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Dedicadencia

Todos somos monjas del sistema amatorio, el amor esclaviza nace renace crea recrea hace acuerdo y recuerdo de todo lo que aflige. A ti te afligen los desposeídos −a mí los que poseen de todo−. *** Traías a casa cochosos niños de la calle les dabas mi desayuno baño perfume del mío dabas lo que más podías de mis cosas ¡por qué! reclamaba. “Tú eres mi sol ñañito”. El beso en la mejilla daba risa de coraje (se iban alegres los descochosos) Porque odias los gatos le puse tu nombre a una que dio a la puerta duerme hace relajo se caga en tu cuarto tiene pulgas de ocho metros. Blanco te extraña yo no la gata está ahí para calmar tu no presencia. Tengo problemas para reparar lejanías los fantasmitas amigos míos me explican –tu queridísima hermana del alma se voló– 27


Ernesto Intriago

Por eso fabrico nudos de aire andando por ahí aunque en el punto final hacen falta eslabones: un éxito perdido fracaso desencontrado la complicada cuestión de ser luego de encontrarse pasas a ser el nudo indesatable de la memoria ¿qué hacer? ¿dejar el nudo suelto? Nada que ver ñañita ni entre los espejos que dejaste medio besados nada que ver no se trata de aguantar como macho, sino de amarrar recuerdos para salvarse de la resoledad de esta ciudad donde crecimos donde paseábamos cogidos de la mano, abrazados hasta los veintitantos años así como andábamos cuando tenías tú 2 y yo 1 ó 4 y 3 seis y cinco, en fin, sí que haces falta en las ingenuidades que no se te agotaron, no se trata de aguantar como macho la ausencia se trata de jamás extrañarte, te prometo que no, no, aunque duela arrechamente me aguanto los flechazos que me tratan de insensible que desangran hasta la última gota que no lloro Si lo hago no hay quién me pare lagrimeando. Está demás decir: te llevaste el abrazo Pañuelo que no se empapa. 28


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