APORTACIONES DE LA ÉTICA SITUACIONAL A UN REPLANTEAMIENTO DE LA ÉTICA CRISTIANA - Diego Calvo Merino

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APORTACIONES DE LA ÉTICA SITUACIONAL A UN REPLANTEAMIENTO DE LA ÉTICA CRISTIANA Diego Calvo Merino



APORTACIONES DE LA ÉTICA SITUACIONAL A UN REPLANTEAMIENTO DE LA ÉTICA CRISTIANA Diego Calvo Merino



APORTACIONES DE LA ÉTICA SITUACIONAL A UN REPLANTEAMIENTO DE LA ÉTICA CRISTIANA Diego Calvo Merino


Diagramación del interior: Diseño de la cubierta: Edita:

Isaac Chía Isaac Chía

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Primera edición en español, 2015 Es propiedad de: CC BY-NC-ND 2015, Diego Calvo Merino CC BY-NC-ND 2015, Aula7activa-AEGUAE, en español para todo el mundo

Calvo Merino, Diego Aportaciones de la ética situacional a un replanteamiento de la ética cristiana. / Diego Calvo Merino. 1ª ed. en español – Barcelona: Aula7activa-AEGUAE, 2015. 172 págs.; 23 x 15 cm

CDD: 241, Ética cristiana - Ética en la Biblia

Todos los derechos reservados al autor y los editores. BY: La reproducción total o parcial de esta publicación requiere la atribución de la obra a su autor y editores. NC: La obra no puede ser utilizada con fines comerciales. ND: No se permite modificar de forma alguna la obra, es decir, los archivos informáticos de la obra no pueden ser manipulados bajo ningún concepto.


ÍNDICE

Introducción ...................................................................... 3 PARTE PRIMERA: ÉTICA CRISTIANA Y ÉTICA SITUACIONAL 1. La ética cristiana frente a la ética situacional ....... 6 1.1. Consideraciones iniciales: Ética y moral .............................. 6 1.2. Ética situacional ................................................................. 17 1.3. Fletcher Joseph y T.A Robinson ......................................... 22

2. Categorías fundamentales contrastadas ............. 29 2.1. Sistemas éticos clásicos ....................................................... 29 2.2. Absolutismo y relativismo éticos ........................................ 39 2.3. Autonomía y teonomía moral ............................................. 45

3. Implicaciones éticas ............................................... 52 3.1. El yo responsable ................................................................ 52 3.2 El summum bonum .......................................................... 57 3.3 Ética en el ser y en el tiempo ............................................... 60

PARTE SEGUNDA: LA BIBLIA Y LA ÉTICA CRISTIANA 1. El Antiguo Testamento y la ética cristiana ......... 66 1.1. Éticas descriptivas del Antiguo Testamento ...................... 66 1.2. Dilemas morales ................................................................. 76 1.3. Contrasentidos éticos y teológicos ...................................... 79 1


2. El Nuevo Testamento y la ética cristiana ............ 84 2.1. El logos protréptico y el nomos pedagógico ........................ 85 2.2 Jesús como Imago Dei ........................................................ 88

PARTE TERCERA: LA PRÁCTICA Y LA ÉTICA CRISTIANA 1. Aplicaciones prácticas de la ética cristiana ....... 102 1.1 La problemática ................................................................. 103 1.2 Deformación hermenéutica................................................ 107 1.3 Ética y enfermedad ............................................................ 116

2. Hacia una ética metanómica ............................... 121 2.1 La teología ética del futuro ................................................ 121 2.2 Crítica del juicio irreflexivo ............................................... 127 2.3 Consideraciones finales ..................................................... 130

CONCLUSIÓN .............................................................. 135 GLOSARIO DE TÉRMINOS USADOS EN ESTE TRABAJO ..................................................... 139 Bibliografía..................................................................... 145

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INTRODUCCIÓN ¿Cómo puede un creyente saber lo que tiene que hacer para proceder rectamente y agradar a Dios en todo momento? ¿Cómo actuar, en las situaciones concretas de la vida, para que, por una parte, la conciencia se sienta realmente liberada de opresiones indebidas, y, por otra parte, eso no degenere en un subjetivo desorden moral? Los no creyentes acusan a la moral religiosa de estrechez y legalismo. Muchos la ven como una moral opresora y anticuada, intransigente, enemiga de la libertad y del auténtico desarrollo de la persona. La verdad es que quienes se quejan de esas cosas puede que tengan buena parte de razón. Por eso se comprende la reacción extrema que representó, en la segunda mitad del siglo XX, la llamada moral de situación: nada de leyes, nada de normas o de principios absolutos y universalmente válidos… Era la postura diametralmente opuesta al legalismo que abunda en todas las religiones. Una postura que llevaba consigo el peligro casi inevitable de disolver el comportamiento ético de las personas en la más completa anarquía. De ahí que los teólogos y moralistas hayan tenido que afrontar, en los últimos tiempos, la delicada tarea de liberar a la conciencia creyente de la antigua opresión alienante, pero salvando, al mismo tiempo, los principios irrenunciables de un comportamiento que pretenda ser auténticamente humano y coherente con las exigencias de la fe. La respuesta que la ética del Nuevo Testamento da a esta cuestión, es muy clara: el discernimiento personal de la voluntad de Dios, de acuerdo con las exigencias de la fe, representa, a un tiempo, la más completa liberación interior que puede vivir un creyente, y la exigencia más radical que brota del mensaje de Jesús de Nazaret. La idea de Dios asociada con la felicidad no está presente en la conciencia de todos los creyentes, porque la fe se suele relacionar con normas, obligaciones, censuras y juicios. “Dios castiga a los malos y a los buenos también, como se descuiden”, di3


cen muchos. Sin embargo todos deberían saber que nuestra felicidad se encuentra en Dios, pero que para realizarnos plenamente, debemos sentirnos plenamente libres. Desgraciadamente cuando falta formación ética bíblica aparecen las polarizaciones peligrosas: “a mí que me digan exactamente lo que tengo que hacer” o bien, “a mí que me quiten de encima esta insoportable carga de libertad.” Cuando la ley religiosa y sus tradiciones ocupan la voz de la conciencia, que siempre exige más, muchos cristianos derivan hacia el legalismo. ¿Dónde encontrar reglas fijas para casos complejos y nuevos? Si comprendemos que la ley en sí no tiene poder para transformar al ser humano, ¿cómo desarrollar una ética sensible que nos haga entender que todos necesitamos más amor del que merecemos? Aportar elementos de respuesta a estas preguntas es el propósito del presente trabajo.

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PARTE I

ÉTICA CRISTIANA Y ÉTICA SITUACIONAL

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1. La ética cristiana frente a la ética situacional En esta primera parte, buscamos delimitar el tema de nuestro trabajo y lo haremos sentando algunas bases sólidas para comprender como veremos más adelante que, aunque la fundamentación de la moral y de la ética estén estrechamente conectadas, no se identifican.1 A través de unas consideraciones iniciales nos acercaremos a la ética situacional2 y repasaremos el legado de sus promotores.

1.1. Consideraciones iniciales: Ética y moral Comenzaremos nuestro estudio definiendo y defendiendo qué entendemos por una ética teológica, cristiana y reformada3, en diálogo con una ES pero superándola a través del ejemplo de Jesús. Aspiramos a un sistema ético que busque siempre el bien mayor para todos, o del mismo modo, un mal menor y que razone qué es lo mejor en cada situación. Somos conscientes que a esta conclusión solo se llega desde la reflexión bíblica.4 Trataremos para tal fin, de exponer la problemática que nos lleva a tomar esta decisión5. 1

Recomendamos se lea el glosario de los términos utilizados en la p. 107 del presente trabajo para un seguimiento más claro de nuestra temática.

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A partir de aquí y en adelante, la abreviatura para ética situacional es ES.

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Hemos considerado pertinente posicionarnos desde el principio del trabajo e ir argumentando nuestra posición. Nuestra aportación respecto a la ética es teológica porque la fundamos en Dios redimiendo al ser humano, cristiana por estar basada en el ejemplo de la experiencia ética vivida por Jesús de Nazaret y reformada, término cercano a nuestro concepto de “verdad”, porque al igual que Lutero y su famosa declaración “Iglesia Reformada Siempre Reformándose,” la aplicamos a una ética en construcción constante. Cf. CURVOISIER, Jaques. Zwingli, a reformed theologian. Richmond: John Knox Press, 1963, p. 56

4

Se ha escrito mucho sobre ética y estamos obligados a limitar nuestro campo de investigación. Cf. VIDAL, Marciano. Conceptos fundamentales de ética teológica. Madrid: Trotta, 1992.

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La ética no se limita al mero estudio del aspecto moral de la experiencia humana.6 La tarea que proponemos de fundamentar la ética cristiana es urgente, por la naturaleza misma de la materia7, y lo es también, porque consideramos que existe una innegable negligencia en el estudio de la ética en la teología8 protestante.9 Un creciente número de serios problemas morales, característicos de la época moderna, exigen solución. Lo que mucha gente llama la tarea social del cristianismo en realidad es, la tarea moral. Afirmamos que los principios éticos vividos por Cristo10 ofrecen una verdadera solu5

Como consecuencia de la ética de situación, la cual no defendemos, han surgido problemas relacionados, por ejemplo, con la bioética, como consecuencia del postulado de Joseph Fletcher, Cf. BOMBINO, López. El saber ético de ayer a hoy. La Habana: Félix Varela, 2005.

6

VIDAL, Marciano. Moral de actitudes. Vol. 1. 3ª ed. Madrid: PS Editorial, 1975, p. 70.

7

BUCH, Emmanuel. Ética Bíblica. Fundamentos de la moral cristiana. Tarragona: Noufront, 2010, pp. 27-50.

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Las respuestas variadas, contradictorias y estériles en ocasiones, que provienen desde desiguales maneras de entender la religión, lo demuestra. Ante estas respuestas, las voces críticas no son pocas, y urge un conocimiento más profundo y reflexivo sobre el tema. ARANGUREN, José Luis. De ética y de moral. Barcelona: Tecnos, S.A., 1987, pp. 8997.

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A pesar del enfoque pastoral, en la carrera de Teología de la Facultad Adventista de Sagunto, incluido el Máster, no encontramos en todo el programa de estudios, un área que aborde una disciplina tan importante como es la ética. Cómo actuar en determinadas situaciones y ante dilemas morales, no parece tener suficiente espacio en la formación del alumnado. La comprensión de las implicaciones de una ética cristiana, podría aportarnos una orientación más decidida y segura en el terreno movedizo de la moralidad cotidiana. Disponible en: http://www.facultadadventista.es/estudios/grado-en-teologia/plande-estudios/ [Consulta: 21 junio 2014].

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La respuesta cristocéntrica es un hecho desde antes del antropocentrismo y lo será después. Muchos que creyeron acabada la Biblia como respuesta, (Voltaire) y Cristo como leyenda, (David Strauss), ven sus propuestas en el tiempo desmoronarse ante la enorme importancia que

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ción para las enfermedades morales de nuestra época.11 Pero para que las enseñanzas del Maestro sean más que meras palabras piadosas, es menester que comprobemos su validez en la vida actual.12 Y esto depende de un sincero desempeño por nuestra parte, en nuestra tarea ética.13 Pronunciamos una contradictio in terminis cada vez que hablamos de ética cristiana, si es que entendemos que solo es posible hablar de ética cristiana como crítica a toda ética. Aquí defendemos que el mensaje cristiano debe actuar también hoy críticamente como liberador de la sociedad en general, no pudiendo reducirse al nivel de "cosa privada" del ciudadano piadoso.14 No ha de servirme a mí solamente el compromiso ético, para lograr un bienestar de conciencia, ha de servir al otro también por un principio de solidaridad. Esta necesidad de afianzar las raíces éticas del cristianismo, ha sido sentida por importantes teólogos como D. Bonhoeffer: Algunos teólogos están capacitados para reflexionar, pero incapacitados para la vida; son mediocres como pensadores porque su empeño es onanista por infértil y son fatuos como éticos porque siempre parecen

cobra la ética del Nazareno. Cf. MOLTMANN, Jürgen. Cristo para nosotros hoy. Madrid: Trotta, 1994. 11

Existen en la sociedad secular y religiosa, comportamientos aceptados pero inmorales, y algunos morales pero rechazados. Nunca por tanto hay amoralidad. AZPITARTE, Eduardo. El nuevo rostro de la moralidad. Buenos Aires: San Benito, 2003, p. 22.

12

Es necesario un aggiornamiento del vocabulario religioso para el hombre del tercer milenio. VIDAL, Marciano. Cómo hablar del pecado hoy. 2.ª ed. Madrid: PPC, 1997, pp. 195-211.

13

NYENHUIS, Gerald. Ética cristiana: Un enfoque bíblico-teológico. Miami: Logoi, 2002.

14

MOLTMANN, Jünger. ¿Qué es teología hoy? Salamanca: Ediciones Sígueme, 1992, pp. 15-63.

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saber mejor que los demás qué hay que hacer y cómo hay que hacerlo.15

En esa dirección va la declaración desafiante de Miroslav M. Kis: Los sistemas teológicos, tanto en los que el bien supremo es el placer (hedonismo), el interés propio (egoísmo), el mejor interés social (utilitarismo), o un sentido subjetivo de amor (Ética de la situación), no tienen raíces en la palabra de Dios… Solo cuando los cristianos, armados de devoción, oración y valor, hacen frente a los dilemas de la vida pueden evitar el seguir su propia inclinación al pecado16

A pesar de que la ética situacional recibe críticas que pueden ser justificadas y que veremos más tarde, nos parece que cierta ética de “situación” sí tiene correspondencias bíblicas17 y consideramos que no le corresponde ocupar el lugar que le atribuye dicho enunciado.18 Además, no solo los cristianos hacen frente a los dilemas de la vida luchando contra su propia inclinación al pecado.19 Hay quienes se sujetan a una ética 15

BONHOEFFER, Dietrich: Ética. Barcelona: Estela, 1968, p. 188.

16

KIS, Miroslav. “La conducta y el estilo de vida cristiano”. En: Teología. Fundamentos Bíblicos de nuestra fe. Vol. 7. Bogotá: APIA, 2008, p. 164.

17

GONZÁLEZ-CARVAJAL, Luis. Ésta es nuestra fe. 13.ª ed. Santander: Sal Terrae, 1989, p. 16. Defiende junto a Ireneo de Lyon, desde Génesis hasta el Apocalipsis, unas situaciones éticas en todos los libros de la Escritura, mediante la cual, Dios se expresa y guía a la humanidad.

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Equiparar la E.S al utilitarismo o al hedonismo, definiéndola en base a un subjetivismo personal, nos parece limitar la enorme importancia de su naturaleza, siendo que su fundamento descansa sobre el amor agapeísta. Cf. FLETCHER, Joseph. Ética de situación: La nueva moralidad. Barcelona: Ediciones Ariel, 1970, p. 14.

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¿Solo los cristianos pueden obtener una victoria ética? El patrimonio del conocimiento de Dios, o del comportamiento moral sin él, no puede limitarse. Como fundamento de nuestro ser, Dios ni está arriba ni abajo, sino que es, no el Dios de unos, sino el Dios de todos. “Dios no existe. Dios es el ser mismo más allá de la esencia y la existencia.» TILLICH. Paul.

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responsable sin creencia alguna en ningún supranaturalismo.20 Por eso, el postulado de Kis nos parece revisable. La oración entendida como actitud ante la vida y no como exigencia de respuesta, la devoción como manera de convivencia y no como solución de problemas y el valor, una virtud demasiado ambigua, que si no está bien fundamentada podría conducir a comportamientos equivocados, nos hacen desconfiar de la respuesta propuesta.21 Es por esto que considerando que la Biblia, la fe, lo espiritual y lo humano, enfrentan dilemas de difícil consenso, necesitamos un campo más amplio en el que poder iniciar nuestra investigación para llegar a una solución aceptable.22 Comencemos sin más dilación definiendo23 las bases de los términos objeto de estudio. Para ello lo haremos estableTeología sistemática: La razón y la revelación. El ser y Dios. Vol 1. Barcelona: Ediciones Ariel, p. 265. 20

CORTINA, Adela. La ética de la Sociedad civil. Madrid: Anaya, 1994, p. 69.

21

Las respuestas de comportamientos religiosos fundamentalistas a lo largo de la historia han marcado un velo oscuro que destroza el mensaje de amor que proclaman. Cf. MESSORI, Vitorio. Leyendas negras de la Iglesia. 11.ª ed. Barcelona: Planeta, S.A., 2004.

22

La dificultad de definir los conceptos bueno y malo y la toma de decisiones en según qué casos, nos impele a no ser categóricos aún con la debida reflexión. TORRES QUEIRUGA, Andrés. Repensar el mal: De la ponerología a la teodicea. Madrid: Trotta, 2011, p. 111.

23

Definir conceptos que tienen una larga historia no es tarea fácil, porque a lo largo de los siglos sus usuarios los han enriquecido con matices diferentes, y querer encerrarlos a todos tras las rejas de una definición resulta imposible. Este es precisamente el caso de la ética y la moral. Su larga vida como conceptos en el mundo occidental y la gran cantidad de áreas de la vida en que pueden ser aplicados, hacen que sea muy difícil encerrarlos en una definición que recupere su sentido primario, original y, a la vez, que dicha definición sea comprensible y acorde a nuestros tiempos. Cf. GÓMEZ, Carlos (ed.). Doce textos fundamentales de la ética del siglo XX. Madrid: Alianza Editorial, 2002.

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ciendo el significado genérico de ética24 y moral25. Para ello, es necesario un aggiornamiento de los vocablos para el hombre de hoy.26 Para comprender nuestra reflexión, debemos asumir previamente que, aun cuando la ética no pueda en modo alguno prescindir de la historia, del análisis lingüístico o de los resultados de las ciencias, cada una de estas áreas tiene su propio quehacer y solo como filosofía moral27 podemos hablar de ética.28 Decimos esto porque si los proyectos de vida son 24

Cf. ARANGUREN, José Luis. Ética. Madrid: Alianza, 1983. pp. 15-130. La moral pensada y la moral vivida son distintivos de la ética y de la moral, respectivamente.

25

Moral: De las acciones o conductas de las personas con respecto al bien y al mal, o relativo a ellas: GUTIERREZ, José María. Diccionario de Ética. Madrid: Mileto, 2002, p. 174.

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La palabra “ética” procede del griego êthos. En su sentido primero y más antiguo significa “residencia”, “lugar donde uno habita”, y se aplicó en la antigüedad a los lugares donde los animales hallaban alimento y refugio, pero también a los países de los hombres. El segundo significado del vocablo êthos, y el más común desde Aristóteles, es “modo de ser” o “carácter”, no en el sentido de “temperamento”, sino como el modo de ser y vivir que cada uno va construyendo a lo largo de su existencia. Nacemos con una “naturaleza primera” pero con nuestro actuar la modificamos y vamos modelando y confirmando el carácter día tras día como una verdadera “naturaleza segunda”. Así que la ética es sencillamente aquel quehacer que consiste en la forja del carácter. DÍAZ, Carlos: Vocabulario de formación social. Valencia: Arzobispado de Valencia. Edim, 1995, p. 160.

27

Tertuliano (160-240 d.C.) en Apologeticum opone cristianismo y filosofía. Su frase célebre “Cree aun cuando lo afirmado resulte absurdo” se opone a la corriente anterior de Justino Mártir (100-165 d.C.), Clemente de Alejandría, Orígenes y Gregorio el taumaturgo, que sostienen la posibilidad de que filosofía y religión lleguen a un entendimiento, siendo la filosofía obra de la divina providencia. Cf. CLEMENTE DE ALEJANDRÍA. Stromata. Preparado por MERINO, Marcelino. Fuentes patrísticas. Vol. 7. Madrid: Ciudad Nueva, 1996. Esta discusión continúa en nuestros días.

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Êthos significaba costumbre, carácter. Para los romanos mos (moris) también tuvo el mismo significado de costumbre o carácter. Con el fin de acabar con interpretaciones confusas derivadas del empleo de

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poco entusiasmantes, entonces las exigencias de justicia también serán menores.29 Como dice Adela Cortina: Es por lo tanto, la ética, una incomprendida y que tal incomprensión la está dejando sin quehacer, es decir, sin nada que hacer. Sencillamente, porque nadie sabe bien a las claras qué hacer con ella. Todo menos prescribir la acción: que no se nos confunda con el moralista.30

Desde el fundamento del pensamiento griego sabemos que a la ética le concierne la búsqueda de una buena "manera de ser" o la sabiduría de la acción.31 Esta rama de la reflexión filosófica parte del supuesto que el sujeto humano posee" derechos" de alguna manera, naturales: a la supervivencia, a no ser maltratado, a disponer de libertades "fundamentales" (de opinión, de expresión, de designación democrática de los gobiernos, etcétera).32 Estos derechos se los supone evidentes y son el objeto de un amplio consenso. La ética consiste en preocuparse por hacer respetar estos derechos. Se trata de hacer valer, contra un mal reconocido a priori, el compromiso ético.

distintas palabras que se referían a lo mismo, Cicerón, el gran parlamentario romano, simplemente tradujo el adjetivo griego éticos (referente a la costumbre) por el adjetivo latino morales. El decreto de Cicerón ofreció al pueblo romano una respuesta que dejaba en claro el sentido que lo griegos daban al término, aunque la confusión prevaleció por más tiempo. 29

Reseñamos la enorme distancia en un proyecto de vida abundante propuesto por Jesús en Jn 10.10 frente a códigos restrictivos fundamentalistas que apelan a lo externo y que son menos exigentes.

30

CORTINA, Adela. Ética mínima. 6.ª ed. Madrid: Tecnos, S.A., 2000, p. 38.

31

BADIOU, A. “La ética. Ensayo sobre la conciencia del mal”. El País [Madrid], 14 de abril de 2002, núm. 41.520, p. 12.

32

Declaración derechos humanos. [en línea]. http://www.un.org/es/documents/udhr/ [Consulta: 11 marzo 2014].

12


La ética está relacionada fundamentalmente con la forja del carácter de las personas, que es la tarea más importante de la vida. No pudiendo ser otra cosa que apofáticos33 respecto a Dios, trataremos de ser positivos respecto al hombre. ¿Qué es ética y para qué sirve? Asumiendo el hecho de que nuestro mundo resulta incomprensible si eliminamos esa dimensión a la que llamamos moral, la tarea de la ética es similar a la pretendida por la teología, una “fe que intenta comprender.”34 Suprimir o reducir la moral a otros fenómenos supone mutilar la comprensión de la realidad humana. La doble preocupación ética pregunta por el bien positivo: “¿qué podemos hacer para ser felices?”, y “¿qué debemos hacer para que cada hombre se encuentre en situación de lograr su felicidad?”. Desde nuestro marco teológico nos preguntamos ¿qué respuestas ofrece la religión35 para tan encomiable tarea?36

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La palabra apofatismo se deriva del verbo apofasko = apófemo, que significa "negar”. Ordinariamente por teología apofatica se entiende aquella vía teológica que procede por medio de negaciones, negándose a referir a Dios los atributos sacados del mundo sensible e inteligible, a fin de acercarse a Dios con menos prejuicios. Cf. LOSSKI, Vladimir. Teología mística de la Iglesia de Oriente. Barcelona: Herder, 2009.

34

Fides quaerens intellectum. Anselmo. Fue un monje benedictino, arzobispo de Canterbury (1093-1109.) Teólogo y filósofo escolástico. Doctor de la Iglesia.

35

Cf. BUBER, Martín. Eclipse de Dios. 2.ª ed. Salamanca: Ediciones Sígueme, 2014, p, 117.

36

Agustín quedó profundamente impresionado por Platón y enseñó que el Summum Bonum es el amor a Dios, en el que todas las facultades del hombre alcanzan su más alta perfección y sus deseos son completamente satisfechos. Tomás de Aquino, influenciado por Aristóteles, dedujo que el supremo bien es el conocimiento de Dios. La razón y la fe, aunque distintas, están en armonía porque ambas provienen de una fuente única de verdad, que es Dios mismo. DE ANDRADE, Claudionor (dir.). Diccionario teológico: Con un suplemento biográfico de los grandes teólogos y pensadores. Miami: Patmos, 2002, pp. 32-33 y 291-292.

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En su vida cotidiana muchas personas aplican de manera indistinta los términos ética y moral37, sin percatarse que ambos términos tienen significados distintos, pero, no ajenos entre sí. La búsqueda ética es una aspiración que incluye las exigencias de justicia, y en ese sentido entiende la compasión como algo fundamental. El quehacer ético consiste en acoger el mundo moral en su especificidad y en dar reflexivamente razón de él, con objeto de que los hombres crezcan en responsabilidad acerca de sí mismos, y, por tanto, en libertad.38

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En la actualidad muchos filósofos han resuelto el problema de una manera aparentemente sencilla: la ética se ocupa de la reflexión filosófica, mientras que la moral viene a ser el ámbito normativo de la vida del hombre, es decir, el terreno donde se gestan las reglas y normas de conducta en la sociedad. Aranguren, para evitar confusiones terminológicas, crea una distinción entre una moral vivida y una moral pensada. La moral vivida la realizamos todos los seres humanos y tiene que ver con nuestro actuar conforme a las reglas establecidas, mientras que la moral pensada, es la reflexión que los filósofos realizan en torno al comportamiento moral. Mientras la moral dicta normas y criterios de actuación, la ética trata de fundamentar racionalmente dichas normas. La moral tiene una base social, es un conjunto de normas establecidas en el seno de una sociedad y como tal, ejerce una influencia muy poderosa en la conducta de cada uno de sus integrantes. En cambio la ética surge como tal en la interioridad de una persona, como resultado de su propia reflexión y su propia elección. la moral es un conjunto de normas que actúan en la conducta desde el exterior o desde el inconsciente. En cambio la ética influye en la conducta de una persona pero desde su misma conciencia y voluntad. En las normas morales impera el aspecto prescriptivo, legal, obligatorio, impositivo, coercitivo y punitivo. Es decir en las normas morales destaca la presión externa, en cambio en las normas éticas destaca la presión del valor captado y apreciado internamente como tal. El fundamento de la norma ética es el valor, no el valor impuesto desde el exterior, sino el descubierto internamente en la reflexión de un sujeto. Cf. ARANGUREN, José Luis. La ética de Ortega. En: Obras completas, Vol. 2. Madrid: Tecnos, S.A., 1994, pp. 503540.

38

CORTINA, A. Ética mínima, p. 20.

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Por coherencia epistemológica muchos éticos se han refugiado humildemente en una ética de mínimos.39 Las éticas de máximos son los proyectos de vida feliz que proponen los grandes sistemas, religiosos o no. Sin embargo a menudo esas éticas de máximos ni siquiera pueden dialogar entre sí y encontrar unos mínimos de justicia en una sociedad fragmentada, en la que demasiadas personas no pueden construir nada juntas. Por eso los mínimos de justicia son fundamentales. Por eso, a mi juicio, es importante que el cristianismo haga propuestas éticas de máximos que cumplan los mínimos de justicia, compatibles con los proyectos de felicidad, a los que todos aspiramos. Para aclarar en qué consiste la moral necesitamos descubrir las razones por las cuales nos comportamos de manera moral, y analizar cuáles son las consecuencias presentes que nos acarrea actuar de manera moral. Nos preocupa que no nos conozcan a los cristianos por la manera de amarnos los unos a los otros. La ética se dedica a reflexionar filosóficamente sobre la manera en que nosotros actuamos haciendo uso de nuestra razón, para dar orden, sentido y valor moral a toda nuestra vida, nos ayuda a elegir, pero no nos impone rígidamente una elección. Como orientación de vida, la ética es una ciencia no normativa, ya que no crea o promulga normas o reglas morales, simplemente determina cuándo un comportamiento se aleja de estas normas que garantizan el bienestar humano. De 39

¿Cuál es el fundamento de la moral? Esta pregunta ha sido objeto de diversas respuestas desde Aristóteles, Tomás de Aquino, hasta el giro racionalista y autonomista de la ética kantiana y la crítica despiadada de Nietzsche a la moral judeocristiana. Paralelamente se han desarrollado diversas teorías para explicar la conducta moral desde otros marcos, como los análisis de Marx, Freud, Piaget, Skinner… Con todo, a inicios del siglo XXI subsiste una gran proliferación de escritos sobre la ética que copan gran parte de la filosofía analítica, destacando la ética del marxismo y la ética de la situación inspirada en los planteamientos de Sartre y Simone de Beauvoir. La ética kantiana sigue siendo una de las más influyentes. GUTIÉRREZ, Raúl. Introducción a la ética. México: Esfinge, S.A., 1978, pp. 155-167.

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lo anterior, podemos concluir que la ética es la reflexión filosófica de las razones que conducen a una persona a comportarse de manera moral en cualquier dimensión de su vida.40 La moral, por su parte, responde a necesidades concretas de las distintas sociedades, de ahí que sea difícil hablar de una moral universal, es decir, que valga para todo el mundo. Podemos entenderla como el conjunto de reglas, normas y principios de actuación que una sociedad establece para dirigir su rumbo hacia un estado de bienestar común. En este sentido, lo propio es hablar de la existencia de diferentes contenidos morales, ya que la reflexión que se hace del fenómeno moral puede realizarse a partir de perspectivas filosóficas distintas, con fundamentos muy distintos entre sí. Calvino define la moral como “la verdadera y eterna regla de justicia, ordenada para todos los hombres en cualquier parte del mundo en que vivan”.41 Para él, la ley sirve para exhortar a los fieles, despertarlos de su pereza y estimularlos para que salgan de su imperfección. Pero quizá la ética requiera algo más. Podemos concluir este apartado diciendo: La moral es, pues, cosa de la vida y, por eso, se expresa en el lenguaje de la vida cotidiana; la ética es reflexión filosófica sobre la moral (filosofía moral) y utiliza, por tanto, métodos filosóficos, lenguaje filosófico. Así como las distintas concepciones morales llevan "apellidos" de la vida diaria (moral cristiana, budista, musulmana) las diversas éticas llevan apellidos filosóficos (ética aristotélica, utilitarista, kantiana, dialógica).42 40

En este sentido, la ética nos ayuda a vivir, en el sentido de vivir bien. SAVATER, Fernando. El arte del saber vivir. Madrid: Planeta, S.A., 1999, p. 33.

41

CALVINO, Juan. Institución de la religión cristiana. Vol. 4. Traducida y publicada por Cipriano de Valera en 1597. Buenos Aires: Nueva Creación, 1968, p. 1181.

42

CORTINA, Adela. Ética mínima., p. 8.

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Nosotros vamos a proponer una ética cristiana. Pero antes, dentro de este marco vamos a ver, en qué consiste la ética de la situación.

1.2. Ética situacional Si la investigación ética ha de tener una base sólida, es preciso que el teórico parta de los problemas con que los hombres tropiezan en su vida cotidiana.43 Después podrá definirlos y clarificarlos; podrá dividirlos y sistematizarlos; podrá abstraerlos de sus contextos concretos en la vida y podrá clasificarlos después que los haya aislado. Pero si rehúye estos problemas, solo hablará de algo que será pura invención intelectual suya, y no hablará de realidades morales.44 La nueva moralidad que emerge con Jesús libera la conducta cristiana de los credos rígidos y de los códigos inflexibles humanos.45 De acuerdo con ella nosotros observamos la ley, si acaso la observamos, por imperativo del amor46; pero no ponemos en práctica el amor por imperativo de la ley.47

43

El uso demasiado simplista de las nociones “bueno” o “malo” es uno de los principales obstáculos para el progreso de la recta intelección. CRANE, Ricardo: Psicología: Conceptos psicológicos prácticos para el obrero cristiano. Miami: Unilit, 2003, p. 182.

44

DEWEY, John y James H. TUFTS. Ethics. New York: H. Holt and Co., 1908, p. 212.

45

EAVEY, James. “Principies of Christian Ethics”. En: American Ecclesiastical Review. San Diego: Zondervan, 1958. pp. 29-38.

46

No se trata de un sentido subjetivo del amor, sino de un amor agapeísta. De influencia divina.

47

Idea propuesta en el siglo II por el rabí Akiba (muerto en el año 135 d.C.). ordenó las halakot de una forma más elaborada, aunque todavía verbalmente. Su discípulo, el rabí Meir lo reordenó y aclaró las partes dudosas. RUSSELL, D.S. El periodo intertestamentario. El Paso: Casa Bautista de Publicaciones, 1973, p. 64.

17


Nuestra tesis es que en cierto sentido, la ética cristiana es una ética de situación.48 La ES49 se refiere al concepto que deja de lado la imposición de normas y principios éticos con excepción del amor, que se supone obligan en todo tipo de situación,50 y apela más bien a una comprensión del contexto específico en el que se lleva a cabo cada acción.51 El carácter único52 de cada situación y la singularidad de sus potencialidades demandan deci-

48

Necesitamos mencionar que algunos autores rechazan considerar cualquier ética situacional como cristiana (Bennett, Adams, Ramsey, Fitch, Gardiner, Edward), mientras que otros parecerían darle cabida (Bonhoeffer, Barth, Tillich, Bultmann, Nash).

49

Esta ética se expresa en la postura de Emil Brunner: “La base del mandamiento divino es siempre la misma, pero su contenido varía al variar las circunstancias”. BRUNNER, Emil. The Divine Imperative, trad. inglesa de Olive Wyon; The Westminster Press, 1947, pp. 132 ss., citado en FLETCHER, Joseph. Ética de situación, op. cit., p. 35.

50

No desconfía del valor protréptico, sino del hecho en el que con los principios morales, incluso de los más elevados y revelados, no servirían para decirme sin ambigüedad qué he de hacer en cada situación y en cada momento de la vida. TORRES, Héctor: Comunidades transformadas con oración. Nashville, Tennessee: Caribe, 1999, p. 20.

51

Se plantea la dificultad de resolver el dilema moral basándose solamente en lo prescrito y se postula necesaria una ética que incluya elementos que ayuden a entender esa ley. CASTILLO, José María. La ética de Cristo. 2.ª ed. Bilbao: Desclée de Brouwer, 2006, p. 10.

52

Ese carácter único es sagrado e íntimo y no puede ser violentado o impuesto por ningún código, puesto que el valor intrínseco que contiene, se lo proporciona la misma identidad humana, como ser moral. El encuentro de lo divino y lo humano siempre es único e intransferible. Karl Barth (1886-1968) desafió al optimismo liberal y enfocó su atención en la ortodoxia bíblica con miras a evitar la desesperación del escepticismo religioso. CAREY, William: Una investigación. Santa Fe, Argentina: COMIBAM Internacional, 2001, p. 18.

18


siones particulares, que ninguna norma o ley puede anticipar.53 Pueden darse en una sola y misma situación varias posibilidades de acción, y esto no sólo de hecho sino también de derecho. La elección entre estas posibilidades (una elección necesaria y que siempre requiere una decisión humana histórica), en principio, no puede ser determinada anticipadamente por ningún principio cristiano.54

Los situacionistas cristianos afirman que el amor55 es la única obligación del creyente, y que el hombre es el objetivo principal de la soteriología. Así Bultmann plantea su ética a través del existencialismo humano que defiende desde lo religioso. "Con toda sinceridad quisiera convenir en ello: estoy intentando sustituir la teología por la antropología, ya que interpreto las afirmaciones teológicas como afirmaciones sobre la vida humana.”56 Y Nash llega a afirmar: Nada es intrínsecamente bueno excepto el amor; nada es intrínsecamente malo excepto el no amar… Dependiendo de la situación, el amor puede que encuentre necesario mentir, robar, presumiblemente has53

La ley es pedagógica y no estricta. No es un reglamento sino un ideario. No acude a cada una de las situaciones que pueden presentarse desde el pasado sino que es un camino hacia el futuro. Cf. El Decálogo como ideario ético. BADENAS, Roberto. Más allá de la Ley. Madrid: Safeliz, 2000, pp. 69-83.

54

RAHNER, Karl. The Christian Commitment. Londres: Sheed & Ward, Ltd., 1963, pp. 7-8. Existe una traducción castellana, Misión y Gracia. Vol. 1. San Sebastián: Dinor, 1966, p. 45.

55

La comprensión del vocablo ‘amor’ es clave en el entendimiento tanto de la crítica como de la aceptación o rechazo de esta ética. No obstante, Jesús mismo resume toda la ley y los profetas en dos mandamientos, resumidos en un campo semántico que lo incluye todo, el amor. Cf. Mt 22.34-40. Cf para definir amor agape: 1 Cor 13 y Rom 13

56

BULTMANN, Rudolf. Kerygma and Myth. Vol. I, Texas: H&R, 1961, p. l07.

19


ta fornicar, blasfemar y adorar falsos dioses. El único absoluto es el amor.57

Conscientes del riesgo que entraña “lo situacional” como sistema ético válido, hemos de señalar, en cambio, que esta respuesta que se propone a la ética normativa, que suele degenerar en el legalismo58, se equivoca, porque a menudo ignora la intención de la ley aferrándose a la letra.59 Nosotros, en cambio, apostaremos por la vía que se desprende del ejemplo de Jesús que analizaremos más adelante. La ES se apoya en que hay algunos asuntos muy discutidos, sobre los cuales la Biblia no tiene una respuesta específica, sobre los que es necesario tomar decisiones responsables.60 En tales decisiones, la teología se ve obligada a buscar respuestas en la antropología como elemento vital en su búsqueda ética. Es pertinente constatar que la antropología ha asistido a la teología, juzgando y encasillando la moral individual y penetrando en la presunta esfera divina con la sospechosa duda de la supuesta eficacia de la ley como referencia. Un ejemplo es la declaración del cardenal Newman, en la que una distorsión en la definición de pecado impide ver las circunstancias específicas del amor. La Iglesia sostiene que sería mucho mejor que el sol y la luna cayeran del firmamento, que la tierra se 57

NASH, Ronald. Is Jesus the Only Savior? Nueva York: Zondervan, 1967, p. 16.

58

Tendencia a la aplicación literal de las leyes, sin considerar otras circunstancias, como en el fariseísmo. HARRISON, Everett (ed.). Diccionario de teología. Grand Rapids, Michigan: Libros Desafío, 1999, p. 260.

59

Por ejemplo, “Hasta hoy los cristianos convencionales piensan que un adúltero es peor que un político que acepta sobornos, aunque este último probablemente hace un mal mil veces mayor." RUSSELL, Bertrand. ¿Por qué no soy Cristiano? 3.ª ed. Barcelona: EDHASA, 1979, p. 23.

60

Hemos de señalar la postura contraria del teólogo moralista irlandés, DALY, C.B. A criminal lawyer on the sanctity of Life. En: Irish Theological Quarterly, vol. 25, núm. 4 (10/1958): 330-366.

20


cuarteara y que millones y millones de hombres que viven en ella sucumbieran de miseria en la más extremada agonía... a que una sola alma, no digamos ya se perdiese, sino que cometiese un solo pecado venial.61

Para nuestro estudio proponemos el replanteamiento de la moralidad cristiana, a la luz de cierto “situacionismo” ampliando así su campo, de modo que esta alcance incluso al no creyente.62 Pensamos que no se aprecia lo suficiente, en un análisis superficial de la ES cristiana cuando se aborda sin la oportuna reflexión, sobre el carácter absoluto del amor: El amor agapeísta significa entregarse a otras personas como Cristo se entregó por nosotros.63 ¿Cómo podemos ayudar a los creyentes a asumir normas adecuadas y bíblicas para que puedan tomar decisiones responsables sobre los asuntos morales?64

61

NEWMAN, J. H. Certain Difficulties Felt by Anglicans and Catholic Teaching. London: Green & Co., Inc., 1918, p. 190.

62

“El verdadero ateo no es el hombre que niega a Dios, al sujeto; sino el hombre para el cual los atributos de la divinidad, tales como el amor, la sabiduría y la justicia, no son nada. Y la negación del sujeto no implica necesariamente, ni mucho menos, la negación de los atributos”. Feuerbach tenía razón cuando pretendía traducir "teología" por "antropología". Su propósito se cifraba en restituir desde el cielo a la tierra los atributos divinos que, según él, le habían sido arrebatados para ser atribuidos a un Ser perfecto, a un Sujeto imaginario, ante el cual el hombre, empobrecido, caía en adoración. Feuerbach creía que la verdadera religión consiste en reconocer la divinidad de estos atributos y no en transferirlos a un sujeto ilegítimo. RUSELL, Bertrand. History of Western Philosophy. Vol.1. London: Alnoah, e pub., 2014, p. 1708.

63

Cf. STANFORD, Orth. Estudios Bı́blicos: La unidad puede ser una realidad. México: Las Américas, A. C., 1997.

64

Este es uno de los objetivos de nuestro estudio. Rechazando las respuestas del relativismo y del legalismo, veremos la situación vivida por Jesús como opción válida atemporal y metanómica porque entendemos que Jesús vive y enseña una ES.

21


Sería de ayuda que la predicación aportase principios doctrinales bíblicos65 sobre los cuales construir normas adecuadas.66 La predicación debe presentar normas generales bíblicas y dejar que cada creyente sea responsable67 de sus propias decisiones.68 Algunos rechazan de plano la ES porque actuar a la luz de las circunstancias, las cuales pueden ser diversas en los distintos seres humanos, relativizaría los códigos de moralidad y, por supuesto, sería muy atractiva para el hombre posmoderno.69 Pero antes de juzgarla, veamos cómo surge y con quién la ética situacional.

1.3. Joseph Fletcher y T.A. Robinson En todos los tiempos, y en todas las culturas, los seres humanos se rigen por unas determinadas normas de moralidad; se hacen dignos de aprobación si las cumplen, y de desaprobación y condena si las infringen. La necesidad de normas nos conduce a un gran desafío lanzado a la ética bíblica, por la llamada Nueva Moralidad que fuera popularizada a mediados del siglo XX por conocidos eclesiásticos como el obispo J.A.T. Robinson,70 Joseph Fletcher, Harvey Cox, James 65

“Es su poder de penetrar en la situación concreta, de descubrir lo que reclama la realidad concreta sobre la cual se inclina.” TILLICH, Paul. Morality and Beyond. Nueva York: Harper & Row, 1963, p. 54.

66

Cf. CRUZ, Antonio. Sociología. Una desmitificación. Terrasa, Barcelona: Clie, 2001.

67

Eso sería una ética de la responsabilidad convencida. ROVIRA, Rogelio. Teología ética: Sobre la teología racional según los principios del idealismo transcendental de Kant. Madrid: Encuentro, 1986, p. 245.

68

1 Co 10:23.

69

Pero esto es una deducción arriesgada y rápida, características típicas del dogmatismo primitivo, que sin hermenéutica adecuada y compasión ejercitada, se lanza a juzgar. Cf. ESTRADA, Juan Antonio. Por una ética sin teología: Estudio de Habermas como filósofo de la religión. Madrid: Trotta, 2004.

70

Según Robinson, la idea de un Dios “allá arriba” (física, metafísica o metafóricamente) es anticuada, sin sentido y errónea. Hace falta una

22


Pike… Tras la publicación inicial de sus puntos de vista, algunos de estos autores han modificado sus posturas. Pero todos tienen en común el enfocar la moralidad basándose sobre dos convicciones: primera, que el curso de acción apropiado para un conjunto dado de circunstancias debe ser determinado por la situación misma y no por una norma ética predeterminada (ni siquiera bíblica), y segunda, que el único absoluto para cualquier situación ética es el requisito del amor. La base general de la ética situacional es que la ley del amor, no siempre fácil de discernir, es el único principio normativo y absoluto al cual está sujeto todo ser humano. Todo está bien si no lastima a otra persona.71 La ES fue popularizada por Joseph Fletcher,72 pero identificar está teoría con un solo individuo es erróneo pues muchos han contribuido a ella.73 Fletcher74 se da cuenta que la palabra ‘amor’ es una nueva imagen de Dios y una reinterpretación radical de la doctrina cristiana. Dios es “el Fundamento de nuestro ser mismo” y la iglesia de Dios nunca debió convertirse en una organización para personas religiosas. ROBINSON, J.A.T. Honest to God, op. cit., p. 21. 71

De acuerdo con este enfoque, la fornicación y el adulterio no son necesariamente malos. El bien o el mal del acto depende de si “ayuda” o “lastima” a otra persona. De manera similar, el mentir, el robar, y muchas otras cosas que hasta ese entonces habían sido consideradas como malas, no deben ser necesariamente evitadas. FLETCHER, Joseph. Ética de situación, op. cit., p. 31.

72

La obra Situation Ethics, revisada en 1997, controvertida desde su primera publicación, sigue siendo discutida por su tesis en la cual sostiene que algunos actos (como la mentira y el asesinato) pueden ser moralmente correctos, dependiendo de las circunstancias.

73

Dietrich Bonhoeffer con Ethik (Ética), Emil Brunner con su The Divine Imperative (El imperativo divino), Paul Lehmann con su Ethics in a Christian context (La ética en el contexto cristiano), aportan las raíces de la postura situacional de Fletcher.

74

Profesor de ética en un seminario Episcopal en Boston publicó en 1966 un libro titulado Situation Ethics (Ética de situación). De inmediato su postura resultó muy atractiva, sobre todo en algunos círculos liberales.

23


palabra “resbalosa”.75 Reconoce que hay tres aproximaciones fundamentales a la toma de decisiones éticas: legalismo, antinomianismo y situacionismo. El define el legalismo como la preocupación por la letra de la ley. Según esta posición los principios de la ley no son meros lineamientos o principios que esclarezcan una situación dada, sino que son directrices que deben de seguirse en forma absoluta, con soluciones preestablecidas que uno puede “buscar en el libro”.76 Resulta de gran utilidad su análisis sobre el moralismo como una segunda distorsión fatal de la ética cristiana. Así como el legalismo absolutiza la ley y el pietismo individualiza la piedad, el moralismo trivializa la moralidad y reduce la

Esta teoría afirma que la ética cristiana no impone otro deber que el deber del amor. Al enfrentar una decisión de índole moral en una situación dada, la ES nos dice que todo lo que tenemos que hacer es preguntarnos cuál es la forma más amorosa de actuar en ese caso en particular. FLETCHER, Joseph. Ética de situación, op. cit., p. 26. 75

Fletcher presenta seis proposiciones principales sobre el amor: 1) solo el amor es intrínsecamente bueno; 2) la única norma absoluta es el amor; 3) justicia y amor son sinónimos; 4) el amor no es un mero sentimiento; 5) el fin justifica los medios; 6) el amor es situacional, no prescriptivo. Cf. Obra en inglés. FLETCHER, Joseph. Situation Ethics: The New Morality. Philadelphia: Westminster Press, 1966, pp. 57, 69, 87, 103, 120, 134.

76

Fletcher distingue entre los principios que guían y las reglas que mandan. El establece los siguientes principios que operan como lineamientos, al elaborar las aplicaciones de la ley del amor: 1) pragmatismo: lo bueno y lo verdadero son determinados por lo que sirve; 2) relativismo: el situacionista evita las palabras como ‘nunca’, ‘siempre’, ‘perfecto’, ‘absolutamente’ al negar la existencia de los absolutos. Fletcher afirma que hay solamente un punto de referencia absoluto para el “relativismo normativo”: el amor; 3) positivismo: el situacionista evalúa sus situaciones como ciertas, en función de si son positivas para un caso particular; 4) personalismo: la ética trata de las relaciones humanas. El legalista pregunta siempre “¿Qué dice la ley?”, el situacionista pregunta: “¿quién es el beneficiado?”, pues se interesa por las personas antes que por las ideas o principios abstractos. FLETCHER, Joseph. Ética de situación, op. cit., pp. 55-80.

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ética a una microética. Sin embargo “Hay momentos en que un hombre tiene que dejar todo de lado y hacer lo correcto”.77 Por otro lado, el antinomianismo no se preocupa ni se interesa por la ley. Cada decisión es puramente existencial. Las decisiones morales se toman al azar en forma espontánea. Fletcher advierte que el legalista tiene demasiadas máximas y el antinomianismo ninguna. Por eso intentó encontrar un camino intermedio78 entre la ética legalista y antinómica.79 Sostiene que el situacionismo es una posición intermedia para una ética más elaborada. El situacionismo respeta los principios tradicionales de su herencia, pero siempre está listo para descartarlos si, en la situación dada, el amor parece mejor servido con esa actitud. Su argumento se centra en negar principios morales absolutos cuando se ponen por encima de las personas. El único absoluto que se puede afirmar es el amor. Pero ¿cómo se define este amor universal? Para Fletcher, hay que definirlo en un sentido utilitario. Cualquier acción que produce el mayor beneficio para la mayor cantidad de personas, es un acto de amor. En otras palabras sugiere que el fin justifica los medios.80Así para él, un aborto sería justifica77

Ibíd., p. 249.

78

En la misma idea de Fletcher, tratan de abordar la problemática pero con soluciones insuficientes. HENNING, Stevan. Cuando las cosas buenas le suceden a gente mala: El cristiano y la envidia. Guadalupe, Costa Rica: CLIR, 2009.

79

Seguimos con la pregunta ¿Qué preguntarnos para descubrir lo que exige el amor en una situación dada? ¿Cómo protegernos de una visión distorsionada del amor? Fletcher ofrece cuatro preguntas para considerar: 1.El fin: ¿hacia qué resultado estamos apuntando? 2. Los medios: ¿cómo podemos garantizar ese fin? 3. El motivo: ¿por qué este es el blanco al que apuntamos? 4. Las consecuencias: ¿qué es lo que predeciblemente puede pasar? FLETCHER, Joseph. Ética de situación, op. cit., pp. 179-192.

80

En su concepto utilitario del amor, el adulterio o la mentira se podrían justificar en ciertos casos. Por ejemplo: si un marido está casado con una mujer discapacitada que no puede satisfacer sus necesidades podría ser un acto de amor tener una relación con otra mujer. Ibíd., p. 253.

25


ble en ciertos casos porque un bebé que no fue deseado ni planificado no debería nacer.81 ¿Quién decide cuál es la definición de beneficio mayor?82 Fletcher cree que no existen leyes absolutas que no sean la ley del amor Ágape y que todas las leyes se establecieron con el fin de conseguir la mayor cantidad de este amor.83 El lema que propone es: “Ama a Dios y haz lo que quieras”.84 Esto significa que todas las leyes son únicamente una guía para lograr este amor, y por lo tanto se pueden ignorar si otra línea de acción se traduciría en más amor, porque a veces “Andas tan obsesionado con lo honesto…, que eres incapaz de ver lo que es bueno”.85 También han entrado en este debate los obispos J.A.T. Robinson, ya mencionado, con su famoso Honest to God86 y 81

Ibíd., p. 51.

82

Cf. NYENHUIS, Ética cristiana.

83

TILLICH, Paul "El amor es la ley fundamental". El amor es el principio ontológico de la justicia distributiva. En: Amor, poder y justicia. Barcelona: Ariel, 1970, p. 41.

84

Frase popularizada por AGUSTIN de Hipona. Ama Deum et fac quod vis.

85

NASH, N. Richard. The Rainmaker. New York: Bantam Books, Inc., 1957, p. 99, citado en FLETCHER, Joseph. Ética de situación, op. cit., pp. 14, 15. Disponible en: http://inpreformada.blogspot.cl/2010_04_01_archive.html [Consulta: 13 septiembre 2015].

86

Sincero para con Dios es un libro escrito por el obispo anglicano John A.T. Robinson, criticando la teología cristiana tradicional. Tras su publicación en SCM Press en 1963 se desató una tormenta de controversias. Robinson ya había alcanzado notoriedad por su defensa de la publicación de El amante de Lady Chatterley. Robinson, evaluando su libro Sincero para con Dios, asumió que se definía desde una mirada secular, distante y posmoderna en la constante exploración de lo que significa estudiar a Dios. Declaró que la principal contribución de este su libro fue su síntesis satisfactoria de la labor de teólogos aparentemente opuesto como Paul Tillich, Dietrich Bonhoeffer y Rudolf Bultmann. Ofrece una reinterpretación de Dios, a quien definió como amor. La aportación del best-seller del obispo Robinson provocó un cambio de

26


James Pike, construyendo sobre supuestos “situacionistas” como los de Karl Barth, Dietrich Bonhoeffer o Paul Tillich entre otros, a los que no podemos definir como situacionistas ya que el movimiento propiamente dicho se origina tiempo después al de sus obras y por las dudas que presentan sus obras en las que se percibe un distanciamiento. Para ellos87 son legalistas el judaísmo, el catolicismo romano y el protestantismo clásico. (Episodios de burdo legalismo de la historia de la iglesia fueron por ejemplo quemar homosexuales en la hoguera durante la Edad Media.) Debemos aclarar, no obstante, que Brunner, por ejemplo, habla de un movimiento de la conciencia y la razón abierta a lo transcendente, fundamental e irrenunciable como verdadero principio ético y no aplicable de diferente forma a situaciones cambiantes. Lo mismo ocurre en Pannemberg y Rahner donde la ética humana no es tendente a lo humano en sentido material y es imprescindible el sentido espiritual como fundamento de un más allá real y determinante en su libertad y no variable según las circunstancias. No deberíamos asociar a Bonhoeffer con el movimiento situacionista posterior pues hay serias dudas sobre su vinculación con el pensamiento liberal de su época. El hombre para él tiene que decidir entre el bien y el mal, pero no puede determinar lo que es bueno y malo ya que es una prerrogativa exclusivamente divina.88 Como respuesta a la Nueva Moralidad propuesta por la ES paradigma que hizo reflexionar, incluso en la ética del no creyente. ROBINSON, John A.T. Honest to God, op. cit., pp. 63, 75, 105, 115, 127, 130. 87

“Cuando el hombre que aborrece el nombre de Dios y se cree ser sin Dios, se consagra por entero al diálogo con el Tú de su vida, como un Tú que no puede ser limitado por otro, entonces está dialogando con Dios.” BUBER, Martin hablando de una persona que ostensiblemente niega a Dios: I and Thou, p. 76, citado en Tillich En: The protestant Era. Nueva York: Paidós, 1965, p. 65.

88

Cf THIESSEN, Mark. Bonhoeffer the assian? Challenging the myth, recovering his call to pacemaking. Michigan: Grand Rapids, 2013.

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debemos decir que el amor podría ser una guía adecuada para el curso de acción correcto si fuéramos capaces de amar como ama Dios y de tener pleno conocimiento de la situación y de todas las consecuencias de nuestras acciones. Pero casi nunca somos capaces de amar de ese modo. Nuestro amor es egoísta. Además, no podemos conocer todas las consecuencias que nuestra acción “desinteresada” y “generosa” puede tener.89 El estándar cristiano “es tan difícil y tan contrario a nuestros instintos”90 que es evidente que algo está mal en nosotros personalmente y en nuestra sociedad. Entonces debemos reconocer que todos somos pecadores, y que tampoco los cristianos somos por ello victoriosos. Nos hemos de preguntar: ¿En qué consiste nuestra vida ética? ¿Es cristocéntrica? ¿Cuál es su objetivo principal? ¿Dejar de pecar y ser moralmente “buenos” o vivir con el Maestro? Lejos de los estándares de Dios, ¡cuánta miseria hemos traído sobre nosotros y sobre otros como consecuencia!91 Podemos criticar los límites de la ES: primero, su escasa atención al problema del pecado; segundo, su falta de una definición de lo que es “situación”; tercero, el confundir cualquier ética basada en normas con el legalismo; y cuarto limitar la definición de amor con la de 1 Corintios 13 dejando de lado otras como la de Romanos 13.810 que Fletcher no tiene en cuenta.92 Uno de los problemas 89

Un ejemplo que cuestiona la postura situacionista: Una pareja puede decidir que mantener relaciones sexuales antes del matrimonio les será beneficioso y que ninguno de ellos se verá perjudicado. Pero no lo pueden saber con certeza, y muchos, si no todos, que han razonado de esta manera se han equivocado. Hay demasiada culpa, demasiados patrones de infidelidad profundamente incorporados, y demasiados niños no deseados, para hacer de la nueva moralidad una opción valedera. THOMPSON, Les. La persona que soy. 3.ª ed. Miami: Logoi, 1997, pp. 7982.

90

LEWIS, C.S. Mere Christianity. Miami: Caribe, 1977, p. 75.

91

BOICE, James Montgomery: “Los diez mandamientos: el amor a los demás”. En: Ética Cristiana. Miami, Unilit, 2002, pp. 443-444.

92

Cf. WILKENS, Steve. Beyond Sticken Ethics. Downers Grove, Illinois: IVP, 1995, pp. 174-177.

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más graves de la ES consiste en definir lo que exige el amor. En la Biblia en cambio, lo que Dios manda es lo que Dios ama. Tras la problemática que suscitan las propuestas de la ES, debemos en el siguiente apartado, fundamentar el camino que proponemos seguir.

2. Categorías fundamentales contrastadas En este segundo punto pretendemos pasar revista a los principales sistemas éticos de modo que podamos tener una sólida base que nos permita escoger nuestras opciones de modo más seguro. Queremos pasar de un planteamiento ético absolutista o relativo para encontrar una fundamentación basada en una autonomía moral teónoma, que sea también heterónoma.

2.1. Sistemas éticos clásicos Los filósofos griegos Sócrates, Platón y Aristóteles93 fueron los primeros en formular teorías éticas. Para ellos y sus seguidores,94 las acciones morales se determinan en los con93

Para Sócrates, la virtud y el conocimiento eran una sola cosa. Trató de identificar la excelencia del carácter con la visión intelectual. Platón vio la ética como la búsqueda de la justicia. Para él, la moral era una rama de la política. Lo que se logra en un buen estado es válido también para los individuos que lo componen. La justicia es una armonía en la que la sabiduría gobierna sobre los intereses y apetitos personales. El hombre justo deja que la sabiduría lo controle. El valor permanente del sistema de Platón es que pone el bien supremo en el reino del espíritu. El bien es espiritual en su naturaleza. Su efecto es como el sol en el mundo físico, que da luz y vida a todas las cosas. Así, la idea de lo bueno se revela a sí misma en cada cosa que de verdad existe. Es la fuente de toda verdad, conocimiento, belleza y bondad moral. Aristóteles (384-322 a.C.) considerado como uno de los pensadores más destacados de la antigua filosofía griega y posiblemente el más influyente en el conjunto de toda la filosofía occidental, fue más práctico para tratar el tema. Él vio al hombre como un ser social en su esencia. RUSSELL, Bertrand. History of Western Philosophy. Vol. 1. London: Alnoah, e pub., 2014, p. 1708.

94

Marco Tulio Cicerón traduce al latín el término ética griego como moral e introduce este concepto en el pensamiento romano. Su obra De officiis.

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tactos sociales,95 y son el resultado de deliberadas buenas acciones habituales.96 Aristóteles, por ejemplo, definía la virtud como un estado de propósito moral deliberado “determinado por la razón y por la prudencia.”97 En términos muy generales, las tres “escuelas” clásicas de la ética filosófica son la deontológica,98 la teleológica y la ética de las virtudes.99 Todas buscan princiLibro I, Cap. VII (Sobre los deberes, o De oficios) es una obra filosófica que trata de los deberes a los cuales cada hombre debe atenerse en cuanto miembro del Estado. Fue compuesto en los últimos meses del año 44 a.C. 95

El amor al prójimo como ideal moral solo se produce en plural. El prójimo se da en sociedad y en relación. LAVIGNE, Jean-Claude. El prójimo lejano: Una espiritualidad de la sociedad internacional. Maliaño, Cantabria: Sal Terrae, 1992, pp. 86-93.

96

En general, creyentes y no creyentes, ayudarían a una anciana a cruzar la calle. Parece existir un derecho natural, una conciencia hacia la acción “buena”. Somos malos por naturaleza pero existe un reconocimiento innato de la buena acción. CHOZA, Jacinto. Los otros humanismos. Pamplona, Navarra: Eunsa, 1994, pp. 137-142.

97

Ética a Nicómaco, obra escrita por Aristóteles para su hijo, Nicómaco, consta de diez libros y su contenido versa sobre la felicidad. Está considerada una de las dos obras fundamentales en que posteriormente se basó la ética occidental. BRENTANO, Franz. Aristóteles. Barcelona: Labor, 1983, libro 2, capítulo. 6.

98

Lawrence Kohlberg (1927-1987), procedente de la Universidad de Chicago y Yale, en 1968 se incorpora a la Universidad de Harvard, donde permanece hasta 1987. En esta universidad desarrolla la parte más importante de su reflexión acerca del desarrollo moral y de la autonomía. Sus planteamientos éticos asociados a las etapas de infancia (deontología) el qué. adolescencia (teleología) el por qué y madurez (virtudes) aspira a lo mejor y evita lo peor. Para su investigación retomó gran parte de las aportaciones de Jean Piaget al estudio de la moral dentro de la psicología. Su trabajo se continuó en el Centro para el Desarrollo y la Educación Moral. Cf. HIGGINS, A. La educación moral según Lawrence Kohlberg. Barcelona: Gedisa, 1999. Ver en Pablo (1 Cor 6.12; 10.23).

99

El panorama de la ética filosófica es obviamente mucho más complejo que lo que aquí se presenta, ya que por ejemplo, se puede dividir la deontología y la teleología en varias subcategorías. Las tres escuelas no

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palmente que el sujeto ético100 tome la decisión correcta en una situación determinada. El acercamiento de la deontología (del vocablo griego dei, “es necesario” o “es correcto”) evalúa si un acto es correcto o incorrecto sobre la base de principios previamente establecidos o considerados normativos.101 Su desafío es la elección de la norma correcta para la situación específica. Se trata de una ética de la ley. La teleología (de la palabra griega telos, “fin”) busca cuidadosamente sopesar las consecuencias (tanto las posibles como las probables, inmediatas o remotas) de una acción y tomar una decisión de acuerdo con la acción que podría mejor promover el mayor bien para la mayoría, o en su defecto, evitar lo peor. La ética de las virtudes recibió su expresión clásica en el cuarto siglo a.C., con La ética nicomáquea de Aristóteles, que sería más tarde reelaborada por el escolasticismo.102 Este planteamiento ha tenido una especie de resurrección en las últimas dos o tres décadas, especialmente a través de los escritos del filósofo eticista Alasdair MacIntyre.103 Su enfoque son mutuamente exclusivas, y cada una refleja en su propia perspectiva algunos aspectos de las otras. Se trata más de una cuestión de énfasis. Para un panorama detallado de la deontología y la teleología, véase FAIRWEATHER, Ian C. M. y James I. H. MCDONALD. The Quest for Christian Ethics: An Inquiry into Ethics and Christian Ethics. Edimburgo: The Handel Press, 1984, pp. 3–64. 100 ROVIRA, 101 En

Rogelio. Teología ética. Madrid: Encuentro, 1986, pp. 32.

las religiones del libro, la Torá, la Biblia o el Corán.

102 Cf.

HELLER, A. Aristóteles y el mundo antiguo. Barcelona: Peninsula, 1983.

103 MACINTYRE,

Alasdair. After Virtue: A Study in Moral Theory. 2.ª ed. Indiana: University of Notre Dame Press, 1985. Ídem, Whose Justice? Which Rationality? Indiana: University of Notre Dame Press, 1988. La meta de MacIntyre es escribir una crónica de los movimientos históricos que han conducido a la incoherencia moral de las sociedades mo-

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se concentra en el carácter moral de la persona, con la meta de formar el carácter, es decir, la conducta, actitudes y hábitos, a fin de que la persona pueda discernir, elegir y vivir cada vez mejor cada acción en las diversas situaciones de la vida. Es una cuestión de llegar a ser un individuo ético, que crece en madurez hacia un estilo de vida marcado por la integridad, la sensibilidad y la coherencia.104 ¿Cómo alcanzar este nivel de moralidad en la vida cotidiana?105 Los componentes fundamentales según la ética de las virtudes son: Primero, definir el “bien” hacia el cual toda reflexión ética se debe dirigir. El “bien” es aquel fin supremo que idealmente debe orientar e inspirar toda nuestra existencia. Es logrando este bien que cumplimos mejor nuestro propósito como seres humanos. Este bien trascendente al cual todas las otras metas en última instancia deben dirigirse, no puede limitarse a alguna ganancia material cuantificable o a alguna satisfacción emocional.106 Frente a los límites de la razón, que deja siempre un espacio abierto a la trascendencia indemostrable,107 el bien tiene valor absoluto en y por sí mismo y se debe buscar por lo que es en sí. Para Aristóteles, el bien supremo para los seres humanos es la “dicha” (eudaimonia), algo que va más allá de los sentimientos asociados con la felicidad.108 Muchos comentarios bíblicos sobre el Decálogo

dernas de Occidente y propulsar el valor de la tradición moral aristotélica. 104 Cf.

GALILEA, Segundo. El reino de Dios y la liberación del hombre. 3.ª ed. Bogotá: Paulinas, 1982.

105 TURIENZO,

A. Saturnino. El hombre y su soledad: Una introducción a la ética. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1983, pp. 295-322.

106 Cf.

REINARES, T. Alesanco. Filosofía de san Agustín: Síntesis de su pensamiento. Madrid: Agustinos, 2004.

107 ESTRADA,

2010, p. 219.

32

Juan A. El sentido y el sin sentido de la vida. Madrid: Trotta,


hacen eco de esta expresión clásica, y se sitúan en la perspectiva de una ética de la virtud. El segundo término que requiere de una definición es “virtud”,109 según la teología cristiana tradicional, siendo Tomás de Aquino110 la figura más conocida. La virtud supone adquirir las destrezas requeridas por el razonamiento moral y exhibir los hábitos de conducta conmensurables con el bien.111 Todo esto demanda un proceso que dura toda una vida de disciplina en el razonamiento moral, la transformación constante de uno mismo y la práctica ética continua.112 Así, por ejemplo, la definición convencional de justicia es suum cuique, “a 108 Es

difícil encontrar equivalentes adecuados para algunos de los términos técnicos empleados por Aristóteles en griego. MacIntyre da algunos ejemplos de este problema. Cf. MACINTYRE, Alasdair. After Virtue: A Study in Moral Theory. 2.ª ed. Indiana: University of Notre Dame Press, 1985.

109 Cf.

Axiología. Las virtudes son aquellas disposiciones que se necesitan poseer para aproximarse al “bien” encarnado. Usualmente se agrupan en dos categorías fundamentales: las cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, valor y templanza) y las tres virtudes teológicas (fe, esperanza y caridad o amor). HARTMANN, Nicolai. Ética. Madrid: Encuentro, 2012, p. 287.

110 Cf.

RAMOS, Alejandro. La ciudad de Dios en la ciudad de los hombres. Mar del Plata: Fausta, 2008.

111 En

realidad hay más de siete virtudes; muchos consideran que estas son las más preeminentes. La lista de virtudes compuesta por Aristóteles era bastante larga. Cf. ARISTÓTELES. Ética nicomáquea-ética eudemia. Julio Pallí (trad.). Biblioteca Clásica Gredos 89. Madrid: Gredos, 1985, pp. 129–409. Aristóteles dividió las virtudes en dos categorías, las intelectuales y las morales, que debían de entenderse según la doctrina del punto medio, es decir, en la elección de conductas y actitudes que mediaban entre extremos opuestos (por ejemplo, el valor como el punto medio entre la temeridad y la cobardía). Algunas virtudes que serían fundamentales para una ética cristiana no aparecen en la lista de Aristóteles, por ejemplo, la humildad y la caridad. Cf. MACINTYRE, Alasdair. After Virtue: A Study in Moral Theory, pp. 162–63.

112 2

Ped 3.9.

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cada quien lo que debidamente le corresponde”.113 En un primer nivel, esta virtud es visible por criterios externos, como la búsqueda de actos de justicia y el respeto por las leyes de la comunidad. Sin embargo, ser justo es también tener ciertas actitudes internas que inspiran a hacer lo que es correcto para con otros, independientemente de las exigencias o prohibiciones sociales o eclesiásticas. En otras palabras, para responder realmente a una ética de la virtud no basta con hacer lo correcto; el interés por la virtud buscará ir más lejos.114 Además, un compromiso con la justicia involucra “sentimientos de empatía”, esos lazos emocionales que son cruciales para la práctica de la virtud cristiana. Una virtud así debe conducirnos a mostrar misericordia hacia otros. El tercer factor que interviene en la ética de las virtudes es la comunidad. Cada comunidad establece por sí misma qué es el “bien” para sus miembros y trata de formarlos en consonancia con él.115 La formación del carácter moral de sus miembros se fundamenta en un particular conjunto de tradiciones116 y en sus propias explicaciones de la naturaleza, de la 113 Tradicionalmente

se ha catalogado la justicia en tres formas básicas: la justicia recíproca entre individuos; la justicia distributiva, por la cual la sociedad actúa de manera correcta hacia los individuos; y justicia legal, a la cual todos los individuos idealmente deben responder. Es importante señalar que el contenido de cada uno de estos conceptos dependerá en gran medida de la particular comunidad o tradición bajo consideración. Cf. RAWLS, John. Teoría de la justicia. México: Fondo de Cultura Económica, 2006.

114 La

ética de la virtud busca la excelencia moral y no se limita al cumplimiento de expectativas comunitarias. Cf. ANDRÉ, Comte-Sponville. A Small Treatise on the Great Virtues: En: The Use of Philosophy in Everyday Life. Nueva York: Metropolitan Books, 2001, pp. 60–85 (ed. fr. Petit traité des grandes vertus. Paris: Presses Universitaires de France, 1995; ed. esp. Pequeño tratado de las grandes virtudes. Madrid: Espasa, 1998).

115 Las

tradiciones no siempre están basadas en un criterio ético justificado. Cf. Mt 15.6. Mc 7.3.

116 Otto

Apel precisa el carácter “utópico” de la ética discursiva (APEL, Karl-Otto. Estudios éticos. Barcelona: Editorial Alfa, 1986, pp. 175-219).

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sociedad humana y del significado de la vida. El bien también se modela a partir de ciertos individuos ejemplares que mejor demuestran las virtudes en sus vidas cotidianas.117 ¿Cómo evolucionaron los sistemas éticos desde entonces? Los estoicos y los epicúreos reaccionaron contra el intelectualismo de estos sistemas.118 Los estoicos encontraron que una vida buena consiste en suprimir las emociones. Para ellos la virtud principal era la firmeza. Para los epicúreos119 el ideal era el placer. Estas ideas éticas han viajado a través de la historia del pensamiento hibridándose con otras.120 Los griegos raramente trataron el problema de la obligación moral, es decir, el por qué alguien debería perseguir el bien.121 El pueblo judío elabora un sistema ético basado en el estudio de la ley divina, denominado “Pilpul”122 y el cristianismo elaboró di117 Cf.

PIEPER, Josef. Las virtudes fundamentales. 3.ª ed. Madrid: Rialp, 2010.

118 Disponible

en: http://filosofia.laguia2000.com/general/principalesdoctrinas-estoicas-y-epicureas [Consulta: 4 enero 2015].

119 DUPRÉ,

Bern. 50 cosas que hay que saber sobre filosofía. Londres: Planet, 2010, pp. 45-56.

120 Cf.

ESTRADA, Juan Antonio. Por una ética sin teología, op. cit., p. 219.

121 Enseñaron

que conocer el bien era suficiente para desearlo. La naturaleza específica del deber tendía a perderse en tales sistemas de pensamiento. AUDI, Robert (ed.). Diccionario de filosofía. Madrid: Akal, 1999, p. 266.

122 Por

pilpul se conoce uno de los métodos empleados por los estudiosos talmúdicos para tratar de descubrir las razones de los mandamientos. Consiste en examinar todos los argumentos pensables, tanto los pro como los contra, en procura de hallar argumentos lógicos para los preceptos. Para esto se desmenuza y analiza cada sentencia de la Torá, se despeja el sentido correcto de cada vocablo o expresión y luego se reintegra el objeto a su estado original dotándolo de un sustrato probable y razonable. Luego, se examina el objeto en relación a su contexto, y si se halla que el análisis de lo particular no coincide con el campo que lo rodea, entonces se retoma el análisis. Cuando lo particular y lo contextual concuerdan, se examina en relación a sentencias similares en otras partes de la Torá, para verificar la consistencia de lo que se presume haber hallado. Cuando se cree haber despejado definitivamente la in-

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versos sistemas éticos basados en la Biblia,123 y en las diversas tradiciones eclesiásticas. Las tensiones entre estas categorías fundamentales frente a las hipotéticas del situacionista, son inevitables. Emil Brunner124 observa que: "Este es el estigma de la moralidad cristiana: haber considerado siempre que la actitud más legalista era la más seria". Esta tensión puede llevar lejos de la integridad moral. El problema radica en designar la razón y la caridad, o la Biblia como categorías fundamentales a la hora de discernir la moralidad. Nos interesa saber si las normas bíblicas son lo suficientemente claras como criterios únicos de conducta, o bien, como sostiene la ES, solamente la razón y la caridad servirán en función del amor, como “esclavas” al servicio de este. Observando la tradición judía y cristiana, vemos que ambas intentan regular la conducta humana a partir de unos textos prescriptivos, a la vez que quieren rendir homenaje al amor. Obedeciendo a la ley se ha entendido tradicionalmente que se sirve al amor y así se elimina el conflicto entre ley y amor, pero al repasar la historia vemos que la realidad es bien distinta.125 Si lo que más importa no es la legalidad de una acción sino su poder constructivo, el relativismo moral cobra importancia en su utilidad práctica, aunque como siscógnita, entonces se parte de cero, se retorna al análisis particular de la sentencia, pero ahora desde la perspectiva antitética. Y así se continúa el proceso hasta saciar todas las posibles argumentaciones. SUÁREZ, Luis. Los judíos. Barcelona: Ariel, 2003, pp. 514. 123 Algunos

teólogos modernos emplean la expresión bibliolatría (adoración al libro) para descalificar a quienes creen en la inspiración e infalibilidad de las Sagradas Escrituras. DE ANDRADE, Claudionor. Diccionario teológico, op. cit., pp. 32-33, 291-292.

124 BRUNNER,

Emil. The Divine Imperative. A Study in Christian Ethics. Cambridge: Luttherworth Press, 1937, p. 68.

125 Parte

de la explicación de la histórica confrontación entre los pueblos “del libro” arranca de los tiempos de Abraham. Cf. WRIGHT, Bryant. Semillas de conflicto: Las raíces bíblicas de la crisis inevitable en el medio Oriente. Nashville, Tennessee: Nelson, 2011.

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tema no sea seguro.126 Aquí no apoyamos el antinomismo,127 sino una comprensión más bíblica de la conciencia moral,128 que tenga como imperativo fundamental al amor y lo demás como variables.129 No olvidemos que el proyecto que nos ocupa conlleva la máxima exigencia de conducta y ante ella nos preguntamos por las herramientas de que disponemos. ¿Cómo pretender entonces ser cristianos con una moral adulta? No podemos hacerlo sobre la base de categorías extrabíblicas como pretende el naturalismo, basándose en una teología secular de la cultura.130 Porque el naturalismo131 en 126 Cf.

FLECHA, José Román. Moral de la persona. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 2002.

127 Teológicamente,

el antinomismo es la creencia de que no hay leyes morales que Dios espere que obedezcan los humanos. LOCWARD, Alfonso. Nuevo diccionario de la Biblia. Miami: Unlit, 1999, pp. 643-644.

128 “La

Teología moral católica del futuro tendrá que hacer un esfuerzo notable por repensar y reformular la función de la conciencia moral a fin de que en ella se articule la tendencia hacia el ideal y la sensibilidad hacia las situaciones especiales en que se encuentran las personas.” VIDAL, Marciano. Nueva moral fundamental: El hogar teológico de la ética., Bilbao: Desclée de Brouwer, 2000, p. 693. En la misma línea se sitúa el esfuerzo del filósofo VALADIER, P. Elogio de la conciencia. Madrid: PPC, 1995, p. 53.

129 Pero

un amor agapeísta fundado en la familia. Cf. DUCH, Luis. Ambigüedades del amor: Antropología de la vida cotidiana. Madrid: Trotta, 2009, p. 171.

130 Llamamos

“teología secular” a un sistema doctrinal que defiende una mayor participación de la Iglesia con el mundo, teniendo como objetivo la solución de los muchos y agudos problemas sociales. DE ANDRADE, Claudionor. Diccionario teológico, op. cit., pp. 288.

131 El

naturalismo pretende no descartar la religión, sino simplemente aquellos elementos de la religión que dependen en última estancia de una estructura no física del universo. Por ejemplo: una mente divina, una interpretación teleológica del universo como un todo… Los naturalistas teístas como Julián Huxley, Henry Nelson Wieman y Bernard Meland mantienen que todos los valores religiosos verdaderos que tradicionalmente se asocian con el teísmo sobrenatural podrían mantenerse en un marco puramente naturalista. KANTZER, Kenneth S., en HARRISON, Everett (ed.). Diccionario de teología, op. cit., p. 260.

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sus diversas formas, no se ocupa de la cuestión de la obligación moral. Reconoce que tal teoría puede tener su lugar en una historia de la ética, pero la cuestión del por qué algunas acciones son buenas o malas o por qué deberíamos procurar lo bueno y combatir lo malo, la suele pasar por alto.132 Al evolucionar moralmente,133 el individuo desarrolla su mente, cuya característica es la libertad y la capacidad de reflexionar por sí mismo y de criticar sus ideas. Pero la personalidad pensante no puede explicarse sobre bases naturalistas. Si la explicación naturalista no es suficiente, deberemos volver a investigar el origen de la conciencia moral, buscando un sistema más valido. Kant134 separó la obligación del amor egocéntrico basándose en principios racionalistas, propios de un argumento deontológico. Para él, el deber por el deber es el motivo moral. Más tarde, pero en una dirección diferente, el utilitarismo teleológico135 expuesto por J.S. Mill136 con su principio deter132 El

obispo BUTLER, Joseph cuyo libro de texto se adoptó en colegios y universidades de Oxford durante muchos años, veía en la conciencia la autoridad moral suprema. Cf. Conscience, consciousness and Ethics: Philosophy and ministry. Nueva York: Boydell Press, 2011.

133 La

evolución moral del individuo es un hecho. No lo es la discusión moral sobre dicha evolución. Algunos pretenden abocarnos hacia una mejoría otros en cambio hacia una degeneración universal. Cf. GREEN, G. Dialogando con la evolución: Una perspectiva bíblica. Enfoque del escepticismo moral. San José, Costa Rica: CLIR, 1997, pp. 33-37.

134 Kant

postuló que cada ser racional tiene el concepto de obligación; la ley moral compromete a todos los seres racionales como tales. Es categóricamente imperativa, no admitiendo excepciones. El agente moral debe actuar únicamente sobre la máxima de que lo que él desea tendría que poder llegar a ser una ley universal. Cf. KANT, Immanuel. Crítica de la razón práctica. 11.ª ed. Madrid: Materiales de filosofía. En: Universidad de Valencia, Alfaguara, 2000.

135 HARRISON, 136 MILL,

Everett. Diccionario de teología, op. cit., p. 260.

J.S. (1806-1873). Economista, lógico y filósofo británico. Hijo del también economista James Mill, fue educado de forma exclusiva por este según los estrictos principios del Emilio de Rousseau. Dotado de una

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minante “el mayor bien dentro del mayor número” hace del bien el objetivo de la acción moral. En cambio, la ética cristiana137 parte del principio de que el conocimiento de la obligación moral es dado por Dios mismo. El Espíritu Santo no solamente da la iluminación para saber lo que es bueno, verdadero y bello, sino también el deseo y el poder de ir tras ellos. Supera la deontología, la teleología y a las virtudes. Pero los creyentes se preguntan: ¿Actúa el Espíritu en todas las circunstancias y en todas las personas, de la misma manera? ¿Cómo confiar en los presuntos depositarios de ese Espíritu, cuando se han desdicho con sus obras? Antes de avanzar una respuesta, repasemos las categorías que integran esta problemática.

2.2. Absolutismo y relativismo éticos En un contexto ético, lo “absoluto” suele referirse a una regla que conserva su fuerza obligatoria bajo todas las circunstancias.138 El absolutismo ético no permite excepciones.139 Su corpus de teología moral140 dice que ciertas cosas son siempre inteligencia extraordinaria, a los diez años estaba versado en griego y latín y poseía un exhaustivo conocimiento de los clásicos. A los trece años su padre le introdujo en los principios de la lógica y de la economía política. PAPINEAU, David. Filosofía. Barcelona: Blume, 2004, p. 139. 137 El

bien supremo del hombre es la unión con Dios. Esta unión del espíritu humano con el Espíritu Santo purifica el motivo del amor egocéntrico desordenado y en su lugar otorga el ágape, el amor desinteresado de un ser humano como hijo de Dios, fundamento de la ES. Cf. CONGAR, Yves. Sobre el Espíritu Santo: Espíritu del hombre, Espíritu de Dios. Salamanca: Ediciones Sígueme, 2003, pp. 51-69.

138 ATKINSON,

David y David FIELD (eds.). Diccionario de ética cristiana y teología pastoral. Terrasa, Barcelona: Clie, 2004, p. 191.

139 Ibíd.,

p. 193.

140 Llamamos

teología moral a la rama de la teología que, basándose en las Sagradas Escrituras y las diversas ramas de la tradición y de la jurisprudencia cristiana, procura dirimir los problemas y las dudas en cuan-

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malas y nada puede hacerlas buenas y ciertos actos son siempre pecado. Eso hace que los absolutistas consideran preferible vivir en un confort moralizante a la apertura espiritual de tomar decisiones. Estos absolutistas religiosos, se conforman con los límites de su obligación, a diferencia del amor responsable, que busca el mayor bien posible en cada situación. Objetamos que acciones muy buenas como pueda ser dar limosna, deben ser interiorizadas previamente para que cobren su significado verdadero.141 Un ejemplo lo encontramos en la enseñanza apostólica: “Deja que tus limosnas se empapen del sudor de tus manos hasta que sepas a quién has de darlas.”142 En el legalismo, que es una forma de absolutismo moral, se mantiene con firmeza que determinadas leyes nunca deben ser violadas, así como se enseña que las enseñanzas de la Biblia siempre están perfectamente claras, y como consecuencia suscitan la oposición de quienes no lo ven así.143 Por otro lado, tenemos el relativismo moral. Muchos críticos ven un peligro en el situacionismo que definen como la

to a la conducta del cristiano en sociedad. DE ANDRADE, Claudionor. Diccionario teológico, op. cit., p. 57. 141 FLETCHER,

Joseph. Ética de situación, op. cit., p. 31.

142 URDEIX,

Josep. La didajé. 3.ª ed. Barcelona: Centre de Pastoral Litúrgica, 2004, p. 6. Es el texto no canónico más antiguo que conocemos. Algunos doctores del siglo III, como Clemente de Alejandría, llegaron a citar la Didajé como escritura divinamente inspirada. En la enseñanza de la cita, lo importante no es la acción de dar limosna, sino el porqué, el para qué darla.

143 Es

evidente que algunas de las enseñanzas del Galileo no siempre estaban claras ni siquiera entre sus seguidores. Los cristianismos posteriores y el gnosticismo lo demuestran. Así como la sabiduría oculta de la que habla la teología paulina. PIÑERO, Antonio. Cristianismos derrotados. Madrid: Edaf, 2007, p. 48.

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anarquía “moral”, creyendo que podemos eludir los conflictos morales acogiéndonos a un conjunto de leyes.144 El enfrentamiento entre el absolutismo moral y el subjetivismo relativo constituye una realidad a la que debemos responder los creyentes.145 Porque la ética cristiana no es para los cristianos solamente, sino que tendría que ser válida para todos. La situación concreta real hay que considerarla como un lugar de encuentro y de respuesta, “del hombre para los demás” como propuso Bonhoeffer. La ética del cristiano en el mundo es la ética del “divino imperativo” del que habla Brunner. Si viviésemos siempre según la prescripción divina encontraríamos seguridad, excepto si esa prescripción quedara interpretada por quién no discierne lo situacional del individuo, porque no puede o no quiere. En este caso, volvemos a la inseguridad y al miedo. El diálogo “tú-yo” del que habla Buber es el del creyente inspirado por una manera correcta de interpretar lo religioso, en la que el ejercicio de la voluntad se da siempre en libertad.146 No es posible encasillar todos los supuestos morales que se puedan presentar en la vida a partir de una ley de mínimos interpretada de forma legalista. El valor pedagógico de su esencia queda así falseado por la preocupación por la imagen y por la apariencia, ya que la decisión ética debería tomarse

144 Tal

posición suscita problemas de justicia civil. Cf. VARONA G., Daniel. “El miedo insuperable y la ‘ética del hormiguero’: Reflexiones sobre el papel de las eximentes fundadas en la inexigibilidad de otra conducta” [en línea]. En: Revista de Estudios de la Justicia, 2010, núm. 12, pp. 6196. Disponible en: http://www.rej.uchile.cl/index.php/RECEJ/article/viewFile/15231/1 5644 [Consulta: 22 septiembre 2015].

145 Especialmente

ante la evidente existencia de desafíos morales. Cf. Reflexiones sobre dilemas actuales de varios autores. IURONO, Edgardo (ed.). Dilemas éticos actuales. Libertador San Martín, Entre Ríos, Argentina: Descubra Ediciones, 2015.

146 KÜNG,

Hans. Libertad conquistada. Madrid: Trotta, 2003, pp. 427-517.

41


“ante rem”,147 es decir, separada de los hechos e “in rebus”, esto es en el acontecimiento vivido. Algunos creyentes desean un sistema ético de moralidad prefabricada para poder apoyarse en normas seguras e inflexibles que les evite conflictos a la hora de la toma de decisiones.148 Es un confort más seguro pero solo en apariencia ya que pretende actuar utilizando la Biblia pero no busca su esencia, y la finalidad de sus leyes, que es la disciplina redentora.149 Los absolutos los encontramos tanto entre los biblicistas como entre los naturalistas. La obsesión fanática por la obediencia ha ocasionado, en opinión de algunos, más daño a los hombres y a la sociedad que “todos los vicios juntos”.150 Prummer Dominie se pregunta: “¿Podemos hacer reglas para casos complejos?” Las respuestas afirmativas suelen obedecer al probabilismo o al prudencialismo, pero no siempre pueden solucionar ciertos dilemas. Por otro lado, numerosos absolutistas cristianos se niegan a reflexionar sobre la equidad en ciertos actos,151 en su interpretación de la ley porque alegan 147 Si

las pautas sobre el comportamiento adecuado las prescribo “anteriores a las cosas vividas” hablamos entonces ante rem. Si las vivo en la situación concreta, hablamos de in rebus. Es la tensión entre realismo y nominalismo. HARRISON, Everett. Diccionario de teología, op. cit., pp. 159-160.

148 Si

sigo con Miroslav Kis un modelo normativo en el cual la voluntad de Dios no es arbitraria ni imposible de cumplir, y no reconozco que la situación puede no ser previsible, entonces encuentro dificultades en la vida moral que he escogido. KIS, Miroslav. “La conducta y el estilo de vida cristiano”, op. cit., p. 175.

149 Cf.

MOLINA, C. Francisco. Leer la Biblia como Palabra de Dios: La lectio divina. Estella, Navarra: Verbo Divino, 2009.

150 RUSSELL, 151 Igualdad:

Bertrand. History of Western Philosophy. Vol.1, p. 148.

proviene del latín "equitas". Equivalencia, uniformidad, paridad. Si se trata de cantidades o valores, se utiliza equivalencia; de forma, uniformidad; de calidad, categoría o clase social, paridad. FORONDA, Eladio. Diccionario manual de sinónimos y antónimos de la lengua

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que Dios ha previsto todos los supuestos y todas las situaciones de antemano. La realidad es que subsisten demasiadas lagunas para depender de un sistema así. Tampoco es convincente el relativismo152 porque procede sin principios seguros, más allá de los propios del derecho natural o de la voz de cada conciencia.153 Por eso, es fácil que derive hacia el nihilismo moral o el minimalismo solapado. Un uso inadecuado de la libertad hace peligroso el relativismo, el teológico especialmente, pues genera dudas, incertidumbres y opacidad, además de orgullo y arbitrariedad. Por otro lado, hemos de admitir que las doctrinas en las que creemos, ejercen una gran influencia en nuestras decisiones éticas, al igual que aquellas cosas en las que no creemos.154 Las religiones mayoritarias, muy a caballo sobre sus dogmas parecen haber fracasado en el ámbito de la ética.155 Contra ellas ha cobrado cierta relevancia la moral secular sin religión, pero también ha mostrado su debilidad, lo que nos española. Barcelona: Larousse, 2007, p. 432. La imparcialidad reconoce el derecho de cada uno. La equidad adapta la regla para un caso concreto con el fin de hacerlo más justo. Grecia es considerada la cuna de la justicia y de la equidad, jugando un papel importante en el derecho romano. Cf., 2 Cor 8:13, 14; Col 4:1. 152 Sistema

que subraya la dependencia de todo conocimiento humano respecto de factores externos. Como tales considera, ante todo, la influencia del medio y del espíritu del tiempo, la pertenencia a un determinado círculo cultural y los factores determinantes contenidos en él. DEIROS, Pablo A. Diccionario hispano-americano de la misión. Bellingham: Deiros, 2006, p. 458.

153 BADIOU,

Alain. Ética de la conciencia del mal [en línea]. Disponible en: www.elortiba.org. [Consulta: 13 enero 2014].

154 Por

ejemplo: si dejo de creer en una ideología que me oprime, experimento liberación. ROBINSON, J.A.T. Honest to God, op. cit., p. 46.

155 La

importancia de los mensajes defensivos de las doctrinas religiosas no son escuchadas hoy en día en sociedades que parecen haber dejado de creer en la inmanencia de Dios. Cf. RATZINGER, Joseph. ¿Dios existe? Madrid: Espasa, 2008.

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lleva a un replanteamiento de nuestra teología de cara al mundo secularizado, para desprendernos de una forma de cristianismo que hoy no parece ofrecer nada más que cualquier religión,156 y alcanzar una vivencia cristiana de mayor nivel. Desde la sociedad o desde la religión parece que se exige, o bien un nivel de moral ínfimo, o bien no alcanzable.157 El absolutismo ético suele oprimir y el relativismo no sabe poner límites. La ética cristiana necesita estructurarse. La ciencia no tiene conciencia, la tecnología no tiene compasión y la teología no siempre está a la altura. Todo va a depender entonces de lo que consideremos primordial. Hoy, el hombre, religioso o no, no quiere hallarse bajo tutela de normas. Por una parte, abandonar como sostienen los relativistas, reglas rígidas no representaría una mayor liberación y su estricta observancia por otra parte, como pretenden los absolutistas, no significaría una mayor moralidad.158 Existe un miedo bastante generalizado a la libertad159 entre los cristianos con respecto a la ley religiosa. No obstante, debemos dar respuesta ética a los desafíos de la vida porque hay situaciones sin retorno.160 156 ROBINSON,

J.A.T. Honest to God, op. cit., p. 75.

157 No

se respetan los mínimos ante la codicia en una sociedad corrupta. Necesitamos aprender a vivir sin tantas necesidades artificiales resultantes de una sociedad de consumo tecnológica y cruelmente competitiva. Cf. BILBENY, Norbert. La revolución en la ética: Hábitos y creencias en la sociedad digital. 2.ª ed. Barcelona: Anagrama, 1997.

158 “La

ética y la plegaria son el interior y el exterior de la misma realidad, un encuentro de lo incondicional en lo condicionado y es indispensable lo transcendente en la concepción de una moralidad, el Ser de Dios en sí mismo”. ROBINSON, J.A.T. Honest to God, op. cit., p. 86.

159 Cf.

VILLACORTA, José Luis. “Religión y miedo a la libertad” En: Cuadernos de teología, Bilbao: Universidad de Deusto, 1996, núm. 8.

160 Si

por ejemplo estamos en una embarcación a la deriva en un río. Este termina en una cascada sin retorno. No hay medio alguno de escapar ante la toma de una decisión. Saltar al agua o seguir hacia la cascada. El tiempo no se detiene. ¿Qué hacer?

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Tras las deficiencias de las propuestas que hemos analizado ¿Cuál podría ser la ética más segura? Si falla el absolutismo y el relativismo, ¿cómo acceder a un mejor discernimiento? Si la ley religiosa no es para los creyentes el criterio y el camino seguro que les conduce hacia Dios, ¿dónde podemos encontrar ese criterio y camino? En el discernimiento libre resultante de la interiorización de esa ley. Eso es lo que propone la Biblia (Jer 31.33; Heb 8.7-13).

2.3. Autonomía y teonomía moral Si bien buscamos una teonomía moral autónoma y una ética situacional individual y colectiva de base bíblica como punto de reflexión, aun para la teonomía161 el camino para definir el bien es un itinerario complejo. ¿Por qué? Porque no estamos capacitados completamente para saber siempre si una acción es buena o mala en sí misma. Cómo hacer bien y a quién, es la verdadera cuestión ética. Nuestro encuentro con Dios no se realiza en la iglesia solamente, sino en la vida cotidiana y el Espíritu Santo no es controlable. Nos afecta la conciencia decidiendo, trabajando, y nos interesa su función más que la facultad. ”Hay que decir la verdad”, “hay que respetar la vida” son máximas pero no reglas. Las acciones son buenas o malas según si esas acciones ayudan o perjudican. Pero a veces lo que es bueno en un caso puede ser malo en otro, según las circunstancias.162 Las narrativas fundacionales de Israel son relatos acerca de una identidad, que sirven, entre otras cosas, para inspirar 161 Doctrina

según la cual Dios es libre para actuar en el universo moral de acuerdo con su voluntad y conforme a su naturaleza santa, justa y sabia. La teonomía es la condición de ser gobernado por Dios. Los teonomistas promueven la subyugación de la tierra por medio de la ciencia, la educación, las artes, y todos los otros intereses para efectuar el dominio de Dios sobre todas las cosas. CALDWELL, R. Charles. Teología básica. Miami: Unilit, 2003, p. 509.

162 FLETCHER,

Joseph. Ética de situación, op. cit., p. 37.

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la motivación ética del pueblo de Dios. Estas historias proporcionan a Israel una perspectiva distinta en cuanto a la responsabilidad moral, diferente de las narrativas rivales y de los modelos sociales de las culturas de su entorno. La Biblia desempeña un papel central en la inculcación de las virtudes en la ética cristiana.163 En ella los lectores se reconocen a sí mismos, con sus preocupaciones personales y sociales, en tipos de personas similares a quienes ellos conocen y en situaciones que ellos viven. Adquieren de la Biblia una visión franca y fidedigna de la vida humana y acerca de Dios, que les ayuda a ser hábiles para distinguir entre su percepción del bien y las ilusiones falsas y de autoengaño que predomina en la sociedad dentro de la cual viven. Los creyentes y la comunidad aprecian el texto bíblico como un “documento de identidad” que define quiénes son, por qué están aquí y son diferentes del mundo que les rodea y cómo relacionarse con él. Pero los textos no son relatos prescriptivos todos ellos, ni reflejan todos ellos la voluntad de Dios, y por eso el discernimiento de esa voluntad no siempre se realizó correctamente. En la Biblia la información ética se comunica en general por medio de los mandamientos y exhortaciones directos, dentro de lo que llamamos “teología teónoma”. Muchos eticistas con razón recalcan estas partes de la Biblia, pero por sí solas no son suficientes para establecer una ética eficaz. En una variedad de escenas poderosas, vemos a diversos creyentes luchando con dilemas éticos. De sus limitaciones, reflexiones, fracasos y triunfos podemos aprender también acerca de la clase de personas que debemos ser hoy.

163 Los

que adoptan la perspectiva de la ética de las virtudes subrayan el papel del texto bíblico en el desarrollo de la imaginación moral. Cf. BRUEGGEMANN, Walter. Texts under Negotiation: The Bible and the Postmodern Imagination. Minneapolis: Fortress Press, 1993.

46


La ética propuesta por tanto en la Biblia apunta por una parte, a una autonomía164 moral, porque el sujeto ético es capaz de tomar decisiones libremente, pero por otro lado, se basa en una teología agapeísta, en la que Dios ama al individuo, a pesar de que, a veces su comportamiento sea censurable. El amor agapeísta es el único principio que puede obligarnos en conciencia pero no es algo que tenemos, sino algo que usamos, cuando buscamos el mayor bien posible.165 Obrar según el amor agapeísta podría consistir en hacer algo aparentemente contradictorio166. “Para saber si un hombre es bueno no hemos de preguntarle por sus creencias ni por sus esperanzas sino por el objeto de su amor.”167 En la Biblia, Dios no se define como “razón”, sino como amor, pero se sirve de la razón como instrumento de su amor.168 Ese amor no puede ser cosificado y definido por conductas únicamente determinadas, y exige una “nueva” definición de pecado: ¿Qué podría ser peor que el mal? la respuesta sería: la indiferencia hacia él. Una conciencia atada por la ley, cosifica el bien y el mal. Por consiguiente, podemos afirmar que la ética bíblica requiere un esfuerzo por cooperar con Dios en la reconstrucción de la imagen divina en su ser, con madurez y autonomía, dentro del marco relacional descrito entre Dios, el ser humano y la creación. Es así como se realiza el proyecto de Dios en su vida, a la vez que se “plenifica” su existencia personal y social, y se convierte en un instrumento con capacidad de contribuir más eficazmente a la tarea de Dios en el mundo. Concretar este rasgo de autono164 La

autonomía moral es heterónoma, según Locke. Cf. HABERMAS, Jürgen. Israel o Atenas: Ensayos sobre religión, teología y racionalidad. Madrid: Trotta, 2001.

165 FLETCHER, 166 Ibíd.

p. 184.

167 Ibíd.

p. 91.

Joseph. Ética de situación, op. cit., p. 89.

168 Ibíd.

p. 91, citado en HEINECKEN, Martín. God in the Space Age. London: Holt, Rinehart & Winston, Inc., 1959, p. 168.

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mía, especialmente en el plano social, puede demandar grandes esfuerzos, pero es necesario en función de la dignidad humana.169. En esta universalidad ética, muchos comentaristas han observado que las palabras de Jesús de Mt 7.12: “Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos, pues esto es la Ley y los Profetas”, se parecen a diferentes afirmaciones hechas por otras grandes figuras de las religiones del mundo.170 Esta afinidad proporciona una base sobre la cual el creyente y el incrédulo juntos pueden edificar un mundo en paz, buena voluntad y fraternidad.171 La fuerza de la ES está en que responsabiliza al yo de sus decisiones. Ahora bien, lo que subestima el situacionismo es la teonomía de quien quiere tener un vínculo personal con Dios, que no se confunde con el entorno y que actúa a través

169 La

teología de la liberación, destaca la dignidad humana y el compromiso ético. Cf. BULLÓN, H. Fernando. Misión y desarrollo en América Latina. Buenos Aires: Kairós, 2000.

170 Confucio,

dijo: “Ésta es la suma de toda verdadera justicia: Trata a otros como quieres ser tratado. Nada hagas a tu prójimo que después no quieras que tu prójimo te haga a ti” CONFUCIO. Las analectas: Conversaciones con los discípulos. Traducido por Mirta Rosenberg. Barcelona: Adíax, 1982, pág. 132. Disponible en: http://issuu.com/elbruma2004/docs/ rosenberg_mirta_-_confucio_-_las_an [Consulta: 30 agosto 2015]. La regla del rabí Hillel: “No hagas a tu prójimo lo que te resulta aborrecible; ésta es toda la ley; todo el resto es explicación” Talmud babilónico, Sabbat 31a. Textos de Filón: “No debe uno hacer lo que le disgusta que le hagan”. Tobías 4.15: “Lo que odias, no lo hagas a nadie”. Aristóteles: “Debiéramos soportar a los demás de la misma manera que ellos nos soportan a nosotros”. Isócrates: “Lo que otros hacen que te produce enojo, no lo hagas a ellos”. Mahabarata XIII, 5571: “Que ningún hombre haga a otro lo que sería repugnante para él mismo” (cf. The Mahabharata of Krishna-Dwaipayana Vyasa. Vol. 9: Santi Parva (part II). Calcutta: Oriental Publishing Co., pág. 247).

171 Uno

de los más conocidos defensores de una ética universal es KÜNG, Hans. Lo que yo creo. Madrid: Trotta, 2011, p. 63.

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del Espíritu.172 Esta teonomía que produce autonomía moral, dirige la conducta de los hombres desde el Espíritu, utilizando los medios para lograr tal fin, al mismo tiempo que, intenta disciplinar la conducta. Estas dos concepciones son distintas y hablan dos lenguajes distintos, aunque confluyen de distintas maneras.173 Desde nuestra posición teológica, para comprender la solución teónoma, hemos de entender que Dios es el “fondo mismo de nuestro ser.” Pero eso no significa que haya de abandonarse lo sobrenatural ni la revelación. Si Dios es la realidad última, una discusión sobre moralidad debe expresarse en términos que hoy se comprendan.174 Se trata de intentar una comprensión no religiosa de Dios que permita una autonomía moral y que sea a la vez, teónoma.175 172 La

relación que Dios puede tener en libertad y amor con ese ser lo constituye en persona capaz de discernir. Cf. RAHNER, Karl. Espíritu y mundo: Metafísica del conocimiento finito según santo Tomás de Aquino. Barcelona: Herder, 1963, pp. 242-289.

173 Apel

y Habermas son claros ejemplos de la ética discursiva como puente intermedio. Había que criticar tales fenómenos para lograr que la sociedad se volviera más libre, racional, justa y humana. Los partidarios de la teoría crítica deseaban lograr que el progreso técnico y científico alcanzado por el hombre sirviera para liberar a los individuos, en vez de caer en los mismos errores del pasado. CRUZ, Antonio. Sociología: Una desmitificación. Terrasa, Barcelona: Clie, 2001, p. 27.

174 “No

es posible separar a Dios del milagro pero sí interpretarlos y anunciarlos a ambos de un modo no religioso”. Carta de Bonhoeffer desde la cárcel en 1944 a Bultmann, citado en ROBINSON, J.A.T. Honest to God, op. cit., p. 75.

175 Bonhoeffer

explora que el Dios de la "religión" sea un Deus ex machina. Debe estar "ahí" para proporcionamos respuestas y explicaciones en cuanto rebasamos el punto en que fallan nuestra comprensión y nuestras capacidades. Pero semejante Dios es rechazado constantemente y cada vez más lejos a medida que asciende la marea de los estudios seculares. En ciencia, en política, en ética, ya nadie siente la necesidad de un suplefaltas o un parachoques así; y ya no se lo requiere para que garantice, para que resuelva, o para que venga a redimir nada en ningún sentido. “Dios nos hace saber que hemos de vivir como hombres que logran

49


El teísmo ha convertido a Dios en “persona celeste”176 completamente separada de la humanidad.177 Sin embargo, la teología kenótica178 muestra un camino diferente, porque Dios se ha hecho accesible en Cristo mismo. Para el cristianismo, el hombre caído,179 vive lo sagrado en lo común. Esto comporta un desafío ético para el creyente, que se pregunta cómo hacerlo.180 Hoy, no basta buscar a Dios desde un telescopio como en la Edad Media ni con un microscopio, propio de los tiempos de la razón:181 el camino más adecuado es Cristo mismo (Jn 14.6).182

vivir sin Dios.” BONHOEFFER, Dietrich. Ética. Barcelona: Estela, 1968, pp. 142-145. 176 “Un

Dios en los cielos no era una dificultad en el siglo I, no embarazaba en lo más mínimo a los autores del N.T., no había supuesto ninguna dificultad intelectual. No era un ultraje contra la fe, en cambio hoy, son expresiones espaciales burdas que asimilamos normalmente.” ROBINSON, J.A.T. Honest to God, op. cit., p. 14.

177 TILLICH,

Paul. Teología sistemática: La razón y la revelación. El ser y Dios. vol. 1. 5.ª ed. Salamanca: Ediciones Sígueme, 2010, p. 271.

178 Despojamiento

de Cristo de sus atributos divinos. Flp 8.11. La palabra ‘kenótica’ proviene del verbo griego kenoo, usado en Flp 2.7, donde dice que Cristo “se vació a sí mismo”. Algunos Teólogos kenóticos como Tomasio, W.F. Gess, J.H. August Ebrard y Hans L. Martensen han sugerido teorías que han sido rechazadas por teólogos conservadores, entre otras razones, porque todas ellas afectan la doctrina de la Trinidad. CARBALLOSA, Evis L. La deidad de Cristo. Grand Rapids, Michigan: Portavoz, 1982, p. 67.

179 RAHNER,

Karl. Espíritu en el mundo: Metafísica del conocimiento finito según Tomás de Aquino. Barcelona: Herder, 1963, p. 386.

180 Vincular

el acontecimiento cotidiano a la vida espiritual es vital en el entendimiento del proyecto que proponemos. VENN, John. ¿Interesado en las cosas espirituales? 4.ª ed. London: SBL, 2004, pp. 21-25.

181 “Ve

y pídele a Dios que te ilumine ¿pero no hay una luz que ya ilumina a todo el mundo?” ROBINSON, J.A.T. Honest to God, op. cit., 54.

182 Cf.

RAHNER, Karl. Oyente de la palabra. Barcelona: Herder, 1976, p. 133.

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Desde esta perspectiva ética, necesitamos humanizar la vida, construir un mundo más comprensivo porque Dios no es propiedad de los “buenos”, y la humanidad no está sola, sino que camina en buenas manos pese a todo.183 Esta ética cristiana comporta la responsabilidad de encontrarme con otros, compartiendo todo lo que poseo, esperando el hallazgo de Dios en el camino y no desviarme nunca de Él.184 En respuesta a la pregunta de Heidegger de cómo alcanzar la “piedad del pensamiento”,185 lo cotidiano ha de ser el locus de la encarnación, en una vida de secularidad sagrada.186 Por eso, cuanto más uso hagamos de Dios para oponernos a una nueva comprensión de la moralidad, tanto más anticristiana la hacemos.187 Hoy las prescripciones del Sinaí han perdido para millones de seres humanos su poder “aterrador” y la autoridad de Jesús ya no se acepta, excepto en círculos reducidos: en cambio su llamada, a pesar de estar distorsionada por telepredicadores más preocupados de su exaltación propia que de la adoración de este Jesús ético, sigue cautivando al mundo.188 Su llamada ocurre en el fondo mismo de nuestro ser, no en el exterior. Es teónoma y capaz de producir en el ser mismo una autonomía por descubrir y una moral por encarnar. 183 FRISQUE,

Jean. Oscar Cullmann: Una teología de la historia de la salvación. Barcelona: Estela, 1966, pp. 97-121.

184 Cristo

muestra más claramente que nadie la exégesis del Padre. BARTH, Karl. Church dogmatics. Vol. 4. The doctrine of reconciliation. Edinburgh: T&T, 1958, pp. 727-824.

185 Frase

emblemática de un confuso pero influyente Martin Heidegger. Cf. Ser y tiempo. Para un resumen de su legado. Cf. CAPELLEDUMONT, Phillippe. Filosofía y teología en el pensamiento de Martín Heidegger. Buenos Aires: FCE, 2012.

186 ROBINSON, 187 Ibíd.,

J.A.T. Honest to God, op. cit., p. 56.

p. 58.

188 DELÁS,

Eduardo. Seguir a Jesús hoy. Barcelona: Ateneo, 2011, pp. 77-87.

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Las imágenes y textos bíblicos tienen su lugar, pero no han de convertirse en ídolos, ya que se necesitaría romper con su dependencia.189 El reto del creyente posmoderno sería mantenernos firmes en Cristo y ser extraordinariamente libres para todo lo demás. Si hablamos de teología autónoma moral, debemos preguntarnos si vivimos de acuerdo con la regla de oro o según algún nivel inferior de compromiso con nuestro prójimo. Considerando esto, ¿qué implicaciones conlleva una decisión de aceptar una ética de este tipo?

3. Implicaciones éticas En el último apartado de esta primera parte, una vez asentado el pensamiento ético que proponemos, procedemos a observar sus implicaciones. Partiendo del “yo responsable” desde el punto de vista humano y del “summum bonum” desde el punto de vista divino, intentaremos describir una ética práctica “en el ser y en el tiempo.”

3.1. El yo responsable Un sistema ético bien fundamentado supone implicaciones, aunque de la moral pensada a la moral vivida hay un gran techo incluso para el “yo” responsable.190 Partiendo del esfuerzo de la fe para entenderse a sí misma, el yo creyente se descubre en el diálogo.191 Vivimos como seres responsables primero en la reflexión y después en la 189 RICOEUR,

Paul. Fe y filosofía: Problemas del lenguaje religioso. 3.ª ed. Buenos Aires: Prometeo Libros, 1992, pp. 55-58.

190 NIEBUHR,

H. Richard. El yo responsable. “Un ensayo de filosofía moral cristiana”. En: Conferencias en la Universidad de Glasgow, 1960. Bilbao; Desclée de Brouwer, S.A. 2003.

191 El

creyente debe esforzarse por comprender la ética en el diálogo abierto ante la alteridad. Cf. URE, Mariano. El diálogo yo-tú como teoría hermenéutica en Martín Buber. Buenos aires. Eudeba, 2001.

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acción192 y nuestra obligación recae sobre nosotros en un proceso continuo de interacción con otros seres y con la sociedad. Una vida ética, tiene implicaciones morales para quien es responsable de sus acciones.193 ¿Ante quién soy responsable y en qué comunidad de interacción me encuentro?194 El yo responde lo que como sujeto recibe.195 Lo que buscamos es una ética religiosa que se inspire de los más altos niveles de la fe y de lo transcendente, que hace del amor agapeísta un ideal en el que se apoya una visión trascendente del otro. Un enfoque solamente místico desprecia la historia secular buscando la comunión con Dios sin preocuparse por el prójimo y un enfoque exclusivamente hermenéutico fragmenta el texto sagrado y podría fabricar una ética sin moral. En cambio, una ética del amor agapeísta, siempre busca unir la justicia con el ideal, sabiendo que el amor se vive a nivel personal y que la justicia a nivel social.196 192 Se

trata de sentirse responsable respecto a sus hermanos y ante la historia. La verdadera grandeza del hombre es la razón ética, mucho más que la razón especulativa o la razón operante. VIDAL, Marciano. Moral de actitudes II. 2.ª ed. Madrid: PS Editorial, 1977, p. 12

193 Es

la acción moral la que es propiamente humana, a saber, aquella que tiene una intencionalidad en la que se alían la intencionalidad cognoscitiva y la volitiva, de modo que hay conciencia y libertad, con lo cual puede haber responsabilidad. BEUCHOT, Mauricio. Ética. Méjico. Torres, 2004, p. 102.

194 El

análisis del individuo como alguien que responde y es responsable en su carácter social debe ser considerado en mayor profundidad. ¿Fueron responsables de sus acciones morales los soldados nazis de los campos de concentración? FREGROSO, Guadalupe. Ética. México. Instituto Politécnico Nacional, 1995, pp. 86.

195 “Todavía

nos quedamos con tan sólo la vía estrecha, un camino muchas veces difícil de encontrar, de vivir cada día como si fuese nuestro último día, pero en la fe y con la responsabilidad de vivir como si un gran futuro estuviese todavía delante nuestro.” BONHOEFFER, Dietrich. Letters & Papers from Prison. Londres: Collins-Fontana Books, 1966, p. 146.

196 Cf.

TILLICH, Paul. Amor, poder y justicia, op. cit.

53


Tratamos a veces, consciente o inconscientemente ser los arquitectos no solo de nuestro propio futuro sino también del de Dios, cuando encasillamos todos los supuestos de nuestra vida dentro de una ley preexistente y cuando la “dimensión escatológica” desaparece casi por completo. Así, no dejamos lugar a otras posibilidades y perdemos la oportunidad de crecer, porque el brillo piadoso de realidades etéreas, que no siempre comprendemos, nos impide vivir la aventura ética del fracaso. Nos exigimos demasiado y este podría ser el peligro de un yo responsable “ciegamente literalista”. El problema consiste en que la ética religiosa tradicional tiende a interesarse más en el “biblicismo” ideal del creyente, que en contemplar las consecuencias específicas del amor. Tal preocupación por la fidelidad a unos textos, que tiene sus virtudes, puede ser peligrosa en ciertos casos.197 El individuo responsable y que responde no es ciertamente una máquina, sino que está influido por la tradición y la memoria. ¿Qué hacer en una situación determinada? La reflexión ética no se limita a dictar el “hacer concreto”, sino que busca criterios para enfrentar la situación y actuar. El creyente asume sus propias responsabilidades en cuanto ser social al mismo tiempo que construye un modo de ser, sobre una escala de valores bíblica. Pero los valores incluyen también nuestros propios deseos, esperanzas e intereses.198

197 Como

ha demostrado la institución de la esclavitud, es posible que cristianos sinceros, motivados por el amor, no se movilicen de manera vigorosa en contra de las injusticias sociales de la sociedad que, como ellos saben muy bien, están en conflicto con sus ideales religiosos y morales. Por el contrario la teología de la liberación ha seguido el camino inverso. Cf. ANTONCICH, Ricardo y José Miguel MUNÁRRIZ. Doctrina social de la Iglesia. 2.ª ed. Madrid: Paulinas, 1986.

198 BOSCH,

David Jacobus: Misión en transformación: cambios de paradigma en la teología de la misión. Grand Rapids, Michigan: Libros Desafío, 2000.

54


¿Cómo debe ser la conducta del yo responsable?199 La bondad o maldad en una ética teleológica se definen con respecto a un bien supremo último. Unos hablarán de hacer el bien para alcanzar la felicidad, mientras que muchos cristianos hablarán de hacer el bien para alcanzar el cielo, que es para ellos el bien supremo último. Pero esto no es suficiente para el yo responsable no creyente, porque necesita razones empíricas para los actos que provengan de su experiencia. Estas razones no tienen validez en el caso de que no se acepte el bien último, en este caso el cielo. Si no me interesa ir al cielo no practico el bien. Tales razones no dejan al sujeto tener autonomía, es decir no le permiten determinar por sí mismo la ley que lo regirá. Cuando la ley llega desde afuera, el individuo no decide su propio comportamiento. Pero, cuando la ley del amor está escrita en el corazón, en una ética ideal, el yo responsable actúa no movido por una causa externa, sino independiente de ella y sus actos están razonados de modo autónomo, determinando su propia conducta sin que se le impongan principios externos. Kant resume sus creencias básicas, o sus absolutos en dos realidades: “el cielo estrellado sobre mí y la ley moral en mí”. Según la ética deontológica, el sentido del deber caracteriza al yo responsable.200 Pero ante los dilemas morales el yo

199 “El

yo responsable aparece con respecto a esto como aquel que responde al acontecimiento natural, como cuando el niño llama al cordero ‘gatito’ y su madre le corrige, o como cuando un científico publica su teoría del origen de las especies y espera su verificación, corrección, y negación por sus colegas científicos, filósofos, teólogos, y por la comunidad en general; o como cuando otro científico que mantiene la realidad de la percepción extrasensorial y responde a la incredulidad social masiva se encuentra con una certeza individual, si bien esperando una verificación social futura.” NIEBUHR, Richard. El yo responsable: Un ensayo de filosofía moral cristiana. Bilbao: Desclée de Brouwer, 2003, p. 97.

200 TORRES

QUEIRUGA, Andrés. ¿Qué queremos decir cuando decimos infierno? 2.ª ed. Santander: Sal Terrae, 1995, pp. 30-40.

55


responsable debe actuar en base a la libertad.201 Hay que admitirla como necesaria. Si no existiera la libertad, el hombre no podría ejercitar la voluntad y cumplir el deber, por lo tanto no existiría la acción moral. Debe saberse que el bien supremo se realizará en otra vida, no en esta, pero en esta, es necesario buscarlo. Para ello, es necesario admitir la existencia de Dios, porque necesitamos de un ser que pueda ejemplarizar la moralidad perfecta y conceder la felicidad suprema, inalcanzable para el hombre sin la gracia divina.202 La tradición cristiana ha buscado la autorrealización en el más allá, a través de la renuncia y ha exigido abnegación en las cosas de este mundo, pero ha fallado en destacar la confianza en la vida y en uno mismo203 como necesarias para una personalidad sana. Necesitamos construir una cultura más positiva204 acerca de la felicidad.205

201 La

libertad entendida como libertad cristiana, abierta a lo transcendente, a Dios. LÓPEZ, Antonio. “El concepto de libertad en el pensamiento de Jacques Ellul”. Tesis doctoral inédita. Facultad de Teología Vicente Ferrer, Valencia, 2012, p. 112.

202 Cf.

BARTH, Karl. Al servicio de la palabra. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1985, pp. 189-197.

203 Hablamos

de la formación de la autoestima desde el punto de visto psicológico y pedagógico. Cf. PÖLL, Wilhelm. Psicología de la religión. Barcelona: Herder, 1969, p. 368.

204 Como

propone J.A.T. Robinson: “En los próximos años, seremos llamados a ir mucho más allá de lo que requeriría una simple reiteración, en términos modernos, de la ortodoxia tradicional. Si nuestra defensa de la fe se limita a semejante tarea, con toda probabilidad descubriremos luego que todo lo hemos perdido, salvo un pequeño remanente religioso. A mi juicio se precisa una refundición mucho más radical, en cuyo proceso deberán entrar en fusión las categorías más fundamentales de nuestra teología –las categorías de Dios, de lo sobrenatural e incluso de la misma religión–.” ROBINSON, J.A.T. Honest to God, op. cit., p. 23- 24.

205 KÚNG,

56

Hans. Lo que yo creo, op. cit., p. 90.


Comprendiendo nuestra responsabilidad ética y sus implicaciones morales, es importante que definamos el bien supremo.

3.2. El summum bonum206 Uno de los errores que ha cometido la ética cristiana tradicional ha sido interpretar la moral mosaica como bien supremo, aplicándola en todas las generaciones a todas las situaciones concretas sin excepción. Nuestra propuesta ética es inductiva y no se deduce desde la experiencia veterotestamentaria solamente. Algunas prácticas de entonces como la ordalía207 han perdido su valor ético hoy. La evolución histórica por la búsqueda del bien supremo recorre innumerables caminos. Dios parece hacerse entender de forma encarnada, porque “Dios se adapta a la humanidad”, como demuestra el ministerio de Cristo incluido su sufrimiento redentor.208 En contraste con la ética griega, la Biblia centra la bondad en Dios. Las ideas del helenismo sobre la naturaleza del summum bonum no conducen a un Dios personal viviente como el fundamento del bien. Se ha dicho con razón que “Si no hay Dios, entonces todas las cosas son permisibles.” Porque sin el bien supremo, no puede haber bien en absoluto.209

206 El

pensamiento filosófico se ha ocupado desde Agustín de Hipona de este problema bajo el título de “bien y bondad” (bonum et bonitas). Cf. ZUBIRI, Xabier. Naturaleza, historia, Dios. 12.ª ed. Madrid: Alianza, 2012.

207 Procedimiento

jurídico practicado en la antigüedad consistente en dejar que la divinidad revele la culpabilidad o inocencia del acusado. Cf. BADENAS, Roberto. Más allá de la Ley, op. cit., p. 64.

208 VAUCHER,

Alfred-Félix. La historia de la salvación. 4.ª ed. Madrid: Safeliz, 1988, p. 34.

209 Frase

atribuida a Dostoievski, citado en SPROUL, R. C. La Santidad de Dios. Graham, Carolina del Norte: Publicaciones Faro de Gracia, 1998, p. 167, n. 207.

57


En el judaísmo el estudio de la Tora es el summum bonum del hombre.210 En la ética darwinista, el bien es lo que favorece el desarrollo de la supervivencia de la especie. Tras la ilustración y el egoísmo ético proveniente del naturalismo filosófico, la exaltación del antropocentrismo lleva a la búsqueda de una moralidad interior.211 Pero después del Holocausto, hemos detectado el fracaso de los planteamientos clásicos y la búsqueda de otro tipo de coordenadas. Entonces, ¿cómo definir el bien máximo? Hans Küng afirma: El “bien” no es lo que los tradicionalistas e integristas creen que ha tenido validez siempre y en todas partes. Lo “antiguo bueno” ha resultado ser hostil a los seres humanos. Pero tampoco es el bien lo que los revolucionarios y agitadores siempre creían, ha resultado ser poco humanitario también. Lo bueno es lo que ayuda a ser verdaderamente humano.212

Ante la crisis de identidad y el fracaso en muchas partes del mundo de las religiones mayoritarias, podemos preguntarnos entonces por la responsabilidad que tenemos los creyentes en esta situación de desconcierto ético. Un experimento sobre el peligro de basar la moralidad de las acciones humanas en la obediencia ciega a la ciencia de

210 El

proceso es: El descubrimiento de los mandamientos recibidos (hay 613: 248 positivos, 365 negativos), la protección de estos mandamientos por medio de otros nuevos que garantizan el respeto de los primeros, “haciendo un cerco alrededor de la Torá”, la aplicación de estas leyes ampliadas a todas las esferas imaginables de la vida. CLYDE, Francisco T. Introducción al Antiguo Testamento. El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones, 1999, p. 304.

211 STÉVENY,

George. “La debilidad de Dios.” En: De la antropología a la Cristología. Barcelona: Aula7activa, 2005, p. 60.

212 KÚNG,

58

Hans. Lo que yo creo, op. cit., p. 66.


parte del “hombre arrojado al mundo” lo encontramos en el experimento del Dr. Milgram.213 En cambio, en el marco de una ética cristiana donde la Biblia es importante como testimonio acerca de Cristo y no cómo obligación legal, ya que su mensaje es ofrecido libremente al hombre, cabe preguntarnos ¿Es la secularización y el aban213 En

los años 60, el psicólogo, Stanley Milgram realizó un estudio que desveló que la mayoría de las personas corrientes son capaces de hacer mucho daño, si se les obliga a ello. Los participantes fueron 40 hombres de entre 20 y 50 años y con distinto tipo de educación, desde solo la escuela primaria hasta doctorados. El procedimiento era el siguiente: un investigador explica a un participante y a un cómplice (el participante cree en todo momento que es otro voluntario) que van a probar los efectos del castigo en el aprendizaje. Les dice a ambos que el objetivo es comprobar cuánto castigo es necesario para aprender mejor, y que uno de ellos hará de alumno y el otro de maestro. Les pide que saquen un papelito de una caja para ver qué papel les tocará desempeñar en el experimento. Al cómplice siempre le sale el papel de "alumno" y al participante, el de "maestro". En otra habitación, se sujeta al "alumno" a una especie de silla eléctrica y se le colocan unos electrodos. Tiene que aprenderse una lista de palabras emparejadas. Después, el "maestro" le irá diciendo palabras y el "alumno" habrá de recordar cuál es la que va asociada. Y, si falla, el "maestro" le da una descarga eléctrica. Al principio del estudio, el maestro recibe una descarga real de 45 voltios para que vea el dolor que causará en el "alumno". Después, le dicen que debe comenzar a administrar descargas eléctricas a su "alumno" cada vez que cometa un error, aumentando el voltaje de la descarga cada vez. El generador tenía 30 interruptores, marcados desde 15 voltios (descarga suave) hasta 450 (peligro, descarga mortal). “Los aspectos legales y filosóficos de la obediencia son de enorme importancia, pero dicen muy poco sobre cómo la mayoría de la gente se comporta en situaciones concretas. Monté un simple experimento en la Universidad de Yale para probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra persona simplemente porque se lo pedían para un experimento científico. La férrea autoridad se impuso a los fuertes imperativos morales de los sujetos (participantes) de lastimar a otros y, con los gritos de las víctimas sonando en los oídos de los sujetos (participantes), la autoridad subyugaba con mayor frecuencia. La extrema buena voluntad de los adultos de aceptar casi cualquier requerimiento ordenado por la autoridad constituye el principal descubrimiento del estudio.” Cf. BADENAS, Roberto. “Gérmenes de violencia.” En: La no violencia. Barcelona: Aula7activa, 2004, pp. 5-8.

59


dono de la religión214 en Occidente fruto del tipo de cristianismo mal vivido por las mayorías?215

3.3. Ética en el ser y en el tiempo En la búsqueda del bien supremo por parte del sujeto ético es importante reflexionar sobre el tiempo y la evolución que experimenta toda situación y todo individuo. “Uno de los aspectos esenciales para comprender la ética es observar el proceso de la Historia humana.”216 Hoy la ética de los derechos del individuo, patrón moral de los tiempos modernos democráticos, es laica y universalista, no religiosa.217 Porque subsiste una persecución humana del ideal de bien, para regular la sociedad civil o por la necesidad de autorrealización.218 De ahí que respondamos a todas las acciones219 sobre nosotros y sobre los demás con un modo de evaluación y un 214 La

teología de la muerte de Dios se fundamenta en la constatación del alto grado de secularización de la sociedad. Harvey Cox, en The Secular City, 1965, estima que para fines del siglo XX, los cristianos verdaderos serían en Occidente una minoría rodeada de un paganismo agresivo y arrogante. en el que trata de mostrar que la secularización no es la enemiga del evangelio sino el fruto del mismo. Por secularización, Cox entiende el proceso histórico por el cual las sociedades se liberan del control de la iglesia y de sistemas metafísicos cerrados. En su posición el Dios de la Biblia tiene que ser redefinido como el Dios de este mundo. En: Colección de pensamiento cristiano. Vol. 13: Madrid: Península, 1973, p. 302.

215 Declaración

mundial sobre ética. [en línea]. Disponible http://www.weltethos.org/ [Consulta: 23 enero 2015].

216 BUBER,

en:

Martín. Eclipse de Dios, op. cit., p. 86.

217 LIPOVETSKY,

Gilles. El crepúsculo del deber. 5.ª ed. Barcelona: Anagra-

ma, 2000, p. 22. 218 Ibíd., 219 “De

p. 155.

esta manera nuestras acciones de respuesta tienen el carácter de ser o no adecuadas. Tratamos de adecuarlas dentro de un proceso de interacción. Las cuestiones que planteamos sobre ellas no son sólo aquellas de su rectitud o equivocación, de su bondad o maldad, sino también las que se refieren a su ade-

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método de correlación. Los seres humanos pueden parecernos buenos o malos según sus obras se consideren o no aceptables.220 Encerrar el bien en fórmulas de un tiempo pasado o definirlo desde una confesión determinada puede dificultar el desarrollo moral. Este mecanismo de acción afecta a los grupos religiosos desde los fariseos del Nuevo Testamento hasta a aquellos creyentes que temen que Dios pueda morir si ellos no sobreviven.221 Esto sería adueñarse de la noción del bien y hacerla nuestra, por muy legítimo que sea el que la queramos poseer.222 A lo largo de la historia constatamos que existe una evolución en la manera de entender la moral.223 Comprender que las situaciones son cambiantes, no debe impacientarnos.224 El actuar de Dios no es estático sino dinámico225 y no puede ser comprendido más que en parámetros que admitan el desarrollo. Nuestra teología necesita ser compatible con un espíritu secular, aunque se presente como un movimiento contracultural. Por eso nuestras decisiones éticas personales no pueden ser individualistas sin importarnos lo que ocurre alrededor. cuación o inadecuación en el movimiento total, en la conversación completa.” Ibíd., p. 113. 220 Pensamiento

dicotómico muy común en religión que no asume otras opciones. Cf. FLETCHER, Joseph. Ética de situación, op. cit., p. 40.

221 Ibíd.

p. 115.

222 UNAMUNO,

Miguel. La agonía del cristianismo. Buenos Aires: Losada,

1938. 223 Utilizar

personas en un coliseo para que fueran devoradas por fieras y que fuera un espectáculo para la plebe es un ejemplo que hoy sería inadmisible. El derecho a la vida se ha ido haciendo camino. Formas de pensar y vivir la paz atestiguan cierto desarrollo moral. Cf. TÁCITO, Cayo, C. Historias de Cayo Cornelio Tácito. 2.ª ed. Trad. COLOMA, Carlos. Madrid: Imprenta Real, 1794.

224 Cf.

REALE, Giovani y Dario ANTISERI. Historia del pensamiento filosófico y científico. Vol. 2. Del humanismo a Kant. 2.ª ed. Barcelona: Herder, 1995.

225 Cf.

VALLÉS, Carlos G. Dejar a Dios ser Dios. 12.ª ed. Santander: Sal Terrae, 1997.

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No pueden ser solo “verdades para mí” porque hemos de ser sensibles al mundo que nos rodea.226 Toda existencia bien compuesta y templada tiene que ser a la par religiosa y moral. El esfuerzo ético rectamente cumplido se abre necesariamente a la religiosidad, termina por desembocar en ella… la actitud religiosa eficaz fructifica en acción moral, en buenas obras.227

En el proceso de la redención del ser caído, es preciso que surja “el nuevo ser” con una nueva naturaleza, capaz de verdadera compasión.228 Nos encontramos, para Tillich y otros, ante una evolución ontológica.229 ”La religión entonces, no es una función especial de la vida espiritual del hombre, sino la dimensión de la profundidad en todas sus funciones.”230 Cuando influye la ética cristiana, surgen descubrimientos a partir de la fe, de un hombre nuevo, un sujeto lleno de posibilidades.231 En el curso de la historia han aparecido intuiciones morales que preceden a los juicios morales. Hasta los pueblos más primitivos desarrollan normas sociales y morales.232¿Qué cri226 NIEBUHR,

Richard. Cristo y la cultura. Barcelona: Ediciones Península, 1968, p. 252.

227 ARANGUREN,

L. José. Ética. Vol. 2. Madrid: 1994, p. 200.

228 Cf.

TILLICH, Paul. Teología de la cultura y otros ensayos. Buenos Aires: Amorrortu, 1968.

229 Al

considerar los libros bíblicos como producto de un proceso histórico, algunos llegan a la conclusión de que representan etapas sucesivas que van llevando a un conocimiento cada vez más elevado de Dios y de sus leyes morales. KIERKEGAARD, Soren. Temor y temblor. Madrid: Tecnosa, 1998, p. 11.

230 TILLICH,

Paul. Teología de la cultura, op. cit., pp. 5-6.

231 RAHNER,

Karl. Curso fundamental sobre la fe. 5.ª ed. Barcelona: Herder, 1998, pp. 147-167.

232 Los

indígenas sin escritura ni tecnología también han desarrollado una ética elemental con una jerarquía de valores: vida, propiedad, honor, familia. KÚNG, Hans. Lo que yo creo, op. cit., pp. 54-57.

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terios deben servir de guía a la conciencia, del todo moldeable? Uno de ellos es la libertad. Pero no solo como factor que explica el origen del mal, sino que en ella captamos el pasado, presente y futuro de nuestros actos y de nosotros mismos.233 Entonces, suponiendo que la situación actual de nuestro contexto religioso es la mejor posible dadas las circunstancias en las que vivimos, hemos de admitir entonces a la ES como una herramienta útil a la hora de nuestras relaciones con el entorno y a la hora de comprender la libertad.234 Así accedo a entender la moral civil como un intento de convivir mejor. La moral civil descansa en la convicción de que es verdad que los hombres son seres autolegisladores, que es verdad que por ello tienen dignidad y no precio, que es verdad que la fuente de normas morales sólo puede ser un consenso en el que los hombres reconocen recíprocamente sus derechos, que es verdad que en el mecanismo consensual no es lo único importante en la vida moral, porque las normas constituyen un marco indispensable, pero no dan la felicidad. Y los hombres, eso también es verdad, tienden a la felicidad.235

Nuestra primera parte de estudio ha planteado, desde un acercamiento filosófico, la necesidad de una ética metanómica y situacional. Abordaremos a continuación, en una segunda parte, la ética cristiana desde un acercamiento más bíblico.

233 RICOEUR,

Paul. Finitud y culpabilidad. Madrid: Trotta, 2000, p. 17.

234 Cf.

GONZÁLEZ, L. Ángel. Las demostraciones de la existencia de Dios según Leibniz. 2.ª ed. Pamplona, Navarra: Eunsa, 2004.

235 CORTINA,

Adela. Moral civil en una sociedad democrática. Valencia: Razfe, 1985, p. 361.

63


64


PARTE II

LA BIBLIA Y LA ÉTICA

65


1. El Antiguo Testamento y la ética cristiana Buscamos en la “Sola Scriptura” un estudio de la ética bíblica. El ser humano creado en una situación prelapsaria,236 ahora vive una naturaleza poslapsaria.237 El cambio situacional afecta su moralidad. Si consideramos la Biblia, patrimonio de la humanidad,238 como una propuesta ética con un alto nivel moral de contenido para el individuo y para la sociedad, debemos encontrar en ella un sistema ético valido, ya en el tiempo del Viejo Testamento. El problema es que algunas descripciones de comportamientos “éticos” que aparecen en el texto bíblico, difieren de las prescripciones morales específicas que Dios desea enseñar. Algunos dilemas y aparentes contrasentidos teológicos nos hacen reflexionar sobre la existencia en la Biblia de cierta ES, no como un sistema ético deliberado, sino como una realidad que convive con la cultura.239

1.1. Éticas descriptivas del Antiguo Testamento Se trata de una ES que avanza en el tiempo, construyéndose desde la creación del hombre en Génesis hasta el Apoca-

236

Prelapsaria (antes de la caída) y poslapsaria (después de la caída). CALDWELL, R. Charles. Teología básica. Miami: Unilit, 2003, p. 31.

237

BARTON, John. ¿Qué es la Biblia? Bilbao: Desclée de Brouwer, 2004, p. 21.

238

UNESCO, (La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) [en línea]. Ha declarado a la Biblia como Patrimonio de la Humanidad. Disponible en: http://www.unesco.org/new/es [Consulta: 12 agosto 2014].

239

Un estudio actual de este tipo de influencias recíprocas de las que nadie está exento lo encontramos en: BARON, A. Robert y Donn BYRNE. Psicología social. 10.ª ed. Madrid: Pearson Education, 2005, pp. 357-397.

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lipsis, abarcando en una missio Dei 240 a toda la humanidad en todos los momentos. Ahora bien, si escuchamos a nuestros feligreses y atendemos a sus preguntas, debemos entender que algunos pasajes les perturban: Hay cosas que no comprendo sobre Dios que me dejan moralmente turbado. Algunas de estas son cosas que suceden en la propia Biblia, y especialmente en el Antiguo Testamento. Hay una gran cantidad de violencia: actos violentos, palabras violentas, metáforas violentas. El acontecimiento sobresaliente en que todo el mundo piensa es la destrucción de los cananeos cuando los israelitas del Antiguo Testamento se apoderaron de la tierra que Dios les había prometido. ¿Hay alguna manera en que podamos interpretar esas cosas que sea consistente con lo que nos dice el resto de la Biblia sobre el carácter de Dios?241

Tomando como ejemplo el marco violento del sistema patriarcal, y sin ser el tema de nuestro trabajo, lo citamos como ejemplo de situaciones que han cambiado. Existen costumbres, no prescritas por Dios pero si descritas en la Biblia. En Jesús tenemos el filtro adecuado para depurar unas de otras. El sistema ético revelado por Dios no empieza ni termina en una serie de proof texts, sino que se basa en la analogía de la fe,242 y para ello necesitan toda la Biblia.243 240

La misión de Dios existe desde mucho antes de su descripción en la Biblia. La ética situacional de Dios buscando al hombre para volver a cubrirlo de pieles y no de hojas es toda una propuesta por iniciativa divina con un alto contenido moral por encima del esfuerzo ético del individuo. MEJÍA, Moisés y Levi DECARVALHO (eds.) Glosario del manual de perspectivas. En: Misión global. California: Clm, 2006, p. 360.

241

WRIGHT, Christopher. El Dios que no entiendo: Reflexiones y preguntas difíciles acerca de la fe. Grand Rapids, Michigan: Zondervan, 2010.

242

Hay que diferenciar entre textos descriptivos (que describen situaciones, a menudo no deseadas por Dios pero que adopta para cambiarlas en el tiempo) y textos prescriptivos (en los que claramente se manifiesta una intencionalidad divina) Hoy, si no diferenciamos este hecho básico, explicaremos equivocadamente la Escritura.

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Ahora bien, si leemos un pasaje bíblico, y es importante saber cómo hacerlo, sobre aspectos desconcertantes del Antiguo Testamento, y lo hacemos sin las pertinentes precauciones, podemos encontrar una situación de riesgo en la que no solamente dejamos de comprender la enseñanza vital del pasaje sino que nos arriesgamos a compartir con los demás un mensaje sesgado, pueril e incluso dañino. Veamos un ejemplo: Al verlo Pinjás hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, se levantó de en medio de la congregación, tomó una lanza en su mano y fue tras el israelita a la tienda. Y atravesó a ambos con su lanza, al israelita y a la mujer, por su vientre. Así cesó la mortandad entre los hijos de Israel. Los que murieron en la mortandad fueron 24.000. Entonces Jehovah habló a Moisés diciendo: “Pinjás hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha hecho que mi furor se aparte de los hijos de Israel, manifestando entre ellos mi celo. Por eso yo no he consumido en mi celo a los hijos de Israel.” Por tanto digo: “Yo le concedo mi pacto de paz.” El y su descendencia después de él tendrán un pacto de sacerdocio perpetuo, porque tuvo celo por su Dios e hizo expiación por los hijos de Israel. 244

¿Qué sistema ético y qué contenido moral se deducen de la intervención de un Dios creador y amoroso que acepta y bendice según la descripción del hagiógrafo, tras la violenta acción de Pinjás?245 243

Cf. Para una profundidad sobre el tema de la violencia en el Antiguo Testamento y su vinculación a la imagen de Dios y su posible interpretación sesgada. BARBAGLIO, Giuseppe. Dios. ¿violento? Estella, Navarra: Verbo Divino, 1992, y STÉVENY, George. La no violencia de Dios y de los hombres. Barcelona: Aula 7activa, 2014. Disponible en: http://www.aula7activa.org/edu/libros/documentos/la_no_violenci a.pdf [Consulta: 16 septiembre 2015].

244

Núm. 25.7-13. La ética del Antiguo Testamento es la ética de Jer 9.24.

245

No pretendo hacer una exégesis del texto. Entendemos que se trata de descripciones que el hagiógrafo expone desde un tiempo y unas cos-

68


La lectura del Antiguo Testamento debe hacerse siempre con precauciones246 y procurando evitar los riesgos de un literalismo247 insensato que nos impida ver los supuestos y las tradiciones que subyacen a los textos tal como nos han llegado hasta hoy. En tiempos de la Biblia las personas ignoraban muchas de las leyes de la naturaleza. No pensaban con mentalidad científico-natural y, en consecuencia, entendían los relatos de milagros como violación de leyes naturales. Así, lo importante no es que tiemble el monte Sinaí, sino el mensaje de la alianza entre Dios y su pueblo que Moisés recibe con ocasión de dicho temblor. Lo esencial no son las plagas de Egipto, sino el testimonio de Dios, quien demuestra su poder salvador. Lo significativo no es el milagroso paso del mar Rojo, sino el mensaje sobre Dios, a quien el pueblo experimenta como Dios de la liberación.248 Es muy evidente que la elección de Israel como pueblo de Dios obedece a un propósito salvífico destinado a abarcar a la humanidad entera, no a una exclusión de los demás seres humanos.249 De ahí que, al leer la historia de Israel deba encontrar la intención última de los relatos. Al entenderse a sí mismo como pueblo de Dios, Israel entendió sus guerras, sus victorias y sus masacres de otros pueblos como actos salvíficos de Dios a su favor, sin cuestionarse si algunos eventos tumbres diferentes. Con el tiempo, Dios irá revelando los contenidos morales de las acciones, el principio del valor sagrado de la vida, todavía inmaduro para un pueblo nómada y en un contexto bélico. 246

El problema de las conquistas de la tierra prometida requieren una sosegada observación a la hora de interpretarlos. Cf. VON RAD, Gerhard. Estudios sobre el Antiguo Testamento. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1976.

247

Cf. TREBOLLE, B. Julio. Crítica histórico-filológica: La Biblia como caso de estudio. Madrid: Trotta, 2002.

248

KÜNG, Hans. Lo que yo creo, op. cit., p. 152.

249

Cf. ANDIÑACH, R. Pablo. Introducción hermenéutica al Antiguo Testamento. Estella, Navarra: Verbo Divino, 2012.

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pudieran tener otras lecturas posibles.250 De ahí esas imágenes terribles para nuestra sensibilidad cristiana. Son lecturas respetables que los antiguos hebreos hicieron de su historia nacional.251 Para saber cómo es Dios en realidad, hemos de recurrir a la totalidad de la revelación y buscar al Jesús revelado en los Evangelios. Y si queremos encontrarlo en el Antiguo Testamento, ha de ser leyéndolo a la luz del Nuevo (Heb 1.1-3). Esto no deforma su lectura sino que la sitúa. La narrativa bíblica descriptiva, por su naturaleza, desempeña funciones distintas de las que tiene la moral normativa.252 No trata de juzgar para establecer cuál debiera ser la actitud moralmente buena o el comportamiento moralmente recto. Más bien se limita a constatar el dato que de hecho existe y a describirlo para que deduzcamos y saquemos enseñanzas.253 El fenómeno moral, se integra en la historia, en la cultura, en la práctica de las relaciones socio-personales y en la mutua interferencia de la esfera sociopolítica con la individual. Por eso se la tiene que estudiar en todas sus características y estratificaciones diacrónicas y sincrónicas. Toda persona y todo grupo social, todo pueblo y toda cultura poseen su propio ethos, con diferentes contenidos morales.254La Biblia se dirige a toda la humanidad, a pesar de integrarse en un pue250 BRUGEMANN,

Walter. Teología del Antiguo Testamento: Un juicio a Yahvé. Salamanca: Ediciones Sígueme, 2007, pp. 435-441.

251 EICHROD,

Walter. Teología del Antiguo Testamento: Dios y hombre. Vol. 2. Madrid: Ediciones Cristiandad, 1975, pp. 235-2167.

252 Esta

disciplina fue popularizada por el importante teólogo Schleiermacher. Cf. SCHLEIERMACHER, Friederich D.E. Estética. LASTRA, Antonio (trad.). Madrid: Verbum, 2004.

253 Describimos

cómo se comporta el mundo, otra cosa es qué debemos hacer. HABERMAS, Jürgen. “Ética discursiva.” En: Doce textos fundamentales de la ética del siglo XX. GÓMEZ, Carlos (ed.). Madrid: Alianza Editorial, 2002, pp. 174-185.

254 El

Antiguo Testamento es enormemente avanzado. Cf. CORTINA, Adela. La ética de la sociedad civil. Madrid: Anaya, 1994.

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blo, en el tiempo y en el espacio. No obstante deberíamos diferenciar moral descriptiva y moral narrativa. La estructura moral es intrínseca al ser humano. No se puede prescindir de ella. Otra cosa muy diferente es el contenido moral. Cada pueblo no tiene “su moral” sino unos contenidos diferentes. Pongamos por ejemplo, cómo se justifican torturas en cualquier parte del mundo. No se puede justificar nada alegando que se trata de la moral de aquel pueblo porque a todos hoy nos parece una atrocidad. Esa es la estructura moral que triunfa con el tiempo. Ahora bien, un código de normas que guía la vida de los individuos y de la sociedad y que inspira la orientación de las relaciones interpersonales puede describir contenidos morales diferentes y esto es lo que encontramos también en el Antiguo Testamento. El problema ético que enfrentamos es que algunos asuntos son descritos en pasajes bíblicos que, citados fuera de su contexto, parece presentar un Dios diferente del Dios del Nuevo Testamento. Este es un argumento que utilizan algunos críticos para negar la autoridad bíblica.255 Para aceptar una ética que se desarrolla en el tiempo tendría que ser en cierto sentido “situacional”, es decir, aceptar que los mismos asuntos no son entendidos de la misma manera con el paso del tiempo.256 Vivir el amor de Dios como ethos (costumbre) y como pathos257 (vivencias), marca una

255

Cf. Bultmann habla del Antiguo Testamento como si en ocasiones se presentara dificultando la posibilidad de creer, como un “aborto de la fe” en su imposibilidad de ver un Dios como el de los evangelios y se especializa en la Teología del Nuevo Testamento. BULTMANN, Rudolf. Creer y comprender. Vol. 1. Madrid: Studium, 1974.

256

Cf., RODRIGUEZ, Pepe. Los pésimos ejemplos de Dios. Barcelona: Temas de Hoy, 2008, pp. 16-17.

257

Concepto ético referido a todo lo recibido por la persona, biológica y culturalmente desde el sufrimiento. LAWRENCE, Eleanor (ed.). Diccionario Akal de términos biológicos. Madrid: Akal, 2003, p. 686.

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manera de afrontar la vida espiritual, de forjarse un carácter que es la evidente intención del profeta.258 ¿Cómo entender entonces la ética bíblica? ¿Está completa la educación ética de Israel en el Antiguo Testamento?259 ¿Cómo comprender una ética descriptiva desde una revelación progresiva? Hemos de reconocer que el Antiguo Testamento260 debe entenderse como parte de una enseñanza progresiva, y sujeta a revelaciones posteriores.261 La Biblia debe ser considerada como un sistema de enseñanza, de principio a fin, y cada libro como parte de un todo.262 Tener en cuenta el orden canónico es importante así como una lectura en perspectiva.263 La finalidad del mandato bíblico no es evitar la transgresión exclusivamente, ni evitar el conflicto entre lo que Dios quiere y lo que el hombre decide, sino forjar una identidad redentora en medio de un ambiente hostil.264 258

En la experiencia profética el mensajero destaca que ha recibido una inspiración, que no parte de sus conocimientos ni de su experiencia, un mensaje de lo alto que excluye la idea de un sistema ético que solamente proceda del ser humano. “Así ha dicho Jehová” (Deut 31.2, 1 Sam 2.27, 2 Sam 7.5, Isa 37.6, etcétera). Los profetas buscaron una comprensión de la situación que vivían para hacer frente al drama del pecado. Cf. SICRE, José Luis. Los profetas de Israel y su mensaje. Madrid: Ediciones Cristiandad, 1986.

259

DE LA FUENTE, Tomás. Claves de interpretación bíblica. El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones, 1985, p. 65.

260

Ibíd., p. 133.

261

Ibíd., p. 175.

262

GILLIS, Carroll. El Antiguo Testamento: Un comentario sobre su historia y literatura. Tomos I-V. Vol. 1. El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones, 1991, p. 80.

263

Cf. ANDIÑACH, R. Pablo. Introducción hermenéutica al Antiguo Testamento. Estella, Navarra: Verbo Divino, 2012.

264

MURRAY, John. La redención: Consumada y aplicada. Grand Rapids, Michigan: Libros Desafío, 2007, pp. 79-87.

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En muchas ocasiones Dios traspasa las fronteras de su mensaje universalmente valido para todos los pueblos y no exclusivamente adoptado por un nacionalismo,265aunque se vea forzado a adoptar sistemas no queridos inicialmente, para poder adaptarlos después; tal es el caso del patriarcado, por ejemplo: En el lenguaje figurado bíblico, se le atribuyen a Dios muchas acciones, no porque él las haya realizado, sino porque a pesar de su omnipotencia y su omnisapiencia, no impide que se realicen. Si se entiende éste principio, se explican muchas afirmaciones que parecen contradecir lo que enseña la Biblia en cuanto al carácter puro y santo de Dios.266

Partiendo desde la reflexión filosófica, la asociamos con la hermenéutica porque las reglas que de ella se derivan nos pueden ayudar al pensamiento propuesto, por eso si no tengo en cuenta la época, el pueblo de entonces y sus circunstancias, asociaré la poligamia, la violencia bélica, la enfermedad de los hijos producida por los pecados de los padres, la esterilidad, la pobreza como intervenciones divinas. Todo por no leer el texto desde sus premisas situacionistas.267 En la formulación de la letra de la ley, por ejemplo, no se busca matar a los adúlteros, sino evitar el adulterio. Verlo de otra manera sería deducir una ética de mínimos. La ética descriptiva del Antiguo Testamento presenta unas diferencias muy notables respecto a otras culturas.268 El camino de la To-

265

Un ejemplo de la universalidad del mensaje divino es Jetro. 2 Cron 19.6-7, Ex 18.13-27. BADENAS, Roberto. Más allá de la Ley, op. cit., p. 63.

266

Comentario bíblico adventista. Vol. 4. Boise, Idaho: Pacific Press Publishing Association, 1985, p. 676.

267

ARANGUREN, José Luis. En: Doce textos fundamentales de la ética del siglo XX. GÓMEZ, Carlos (ed.). Madrid: Alianza Editorial, 2002, p. 274.

268

Las diferencias y parecidos con las fuentes encontradas anteriores incluso a la Torá escrita son muy significativas. BADENAS, Roberto. Más

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rá señala un sistema ético innovador y moderno que se adelanta a su tiempo en ejemplos como: las relaciones laborales, preceptos humanitarios, contra la xenofobia, contra la esclavitud, protección de la mujer, en la restitución de los bienes encontrados, condena del fraude, la prohibición de recibir intereses por los préstamos entre israelitas, contra la codicia, principios de reparación del daño ocasionado y muchos otros casos de alto contenido moral que nos indican que muchos males de nuestro tiempo podrían haberse evitado si hubiéramos escuchado la vieja ley.269 Ahora bien, ¿es lógico hablar de una ética en los profetas? Por un lado ya hemos mencionado que están convencidos de ser portadores de un mensaje revelado por Dios, pero además, son conscientes de que su mensaje se dirige al pueblo, a la corte, al ciudadano, y de que su contenido lucha contra la opresión de los poderosos y critica los desmanes de la sociedad donde viven. También prometen un mundo mejor, cuyos valores se impondrán un día, no solo en Israel sino en toda la tierra. La ética profética tiene un ámbito nacional y otro internacional.270 Si observamos la relación existente entre la moral y la religión en la historia de la humanidad, vemos que las formas de desarrollo de los catálogos morales no son idénticas en todas las culturas. Lo novedoso del Antiguo Testamento respecto a todas, es el aspecto relacional más que el normativo de la religión israelita, aunque contenga su propia legislación. Esto aún hoy resulta incomprensible para algunos, que aunque hayan encontrado valores morales en la secularización271 allá de la ley, op. cit., pp. 68-75. La propuesta ética bíblica nace desde el monoteísmo (Is 45.22). Para una moderna paráfrasis Cf. Ibíd, p. 81. 269

Lv 25.35-36, Num 15.14, Ex 12.49, Ex 20.12, Ex 21.15. Ibíd. pp. 57-58.

270

SICRE, José Luis. “Profetismo y ética”. En: Conceptos fundamentales de ética teológica. Madrid: Trotta, 1992, pp. 53-55.

271

Cf. GELLNER; Ernest. Posmodernismo, razón y religión. Barcelona: Paidós, 1994, p. 100.

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y esta los tenga, reconocen que el hecho de una divinidad que busca por iniciativa al ser caído y no le exija “acciones de redención” es singular con respecto a todas las religiones.272 Puesto que muchos problemas importantes del derecho natural y de la ética no tienen una respuesta explícita en la Biblia hay que buscar una fundamentación convincente y razonada, que no se apoye solo en la simple autoridad del libro.273 El recurso a la Biblia puede no ser suficiente si en nuestras afirmaciones éticas, no tenemos en cuenta la debilidad humana al vivirlas. Es necesaria pues, una sólida fundamentación teológica de la moral bíblica.274 El legado del Antiguo Testamento es de enorme utilidad, porque no es suficiente con que los filósofos hablen del imperativo categórico de la conciencia en abstracto, o con que los políticos hablen de justicia en términos generales. El dilema no existe tanto en el texto como en el receptor que vive enmarcado en una cosmovisión concreta que le genera determinados escrúpulos. Es necesario pronunciarse de forma concreta, valiente y juiciosa sobre valores y criterios éticos de contenido irrefutable. Porque “La simple autoridad, en el caso concreto, no podrá nunca imponer actualmente una exigencia moral, cuando no logra hacer verdaderamente comprensible la justificación positiva de la exigencia presentada.”275 Sin embargo, para los tradicionalistas y los lectores que interpretan literalmente la Escritura sin atender a la ES, se 272

VELASCO, Juan M. “Religión y moral” En: ídem, Religión y moral. Salamanca: Sígueme, Salamanca 1978, pp. 185-191.

273

AZPITARTE, L. Eduardo. “Magisterio eclesiástico y moral” En: VELASCO, Juan M. Religión y moral, op. cit., pp. 213-216.

274

VIDAL, Marciano. “Fundamentación de la ética teológica” En: VELASCO, Juan M. Religión y moral, op. cit., pp. 233-241.

275

No todo el mundo comprende de la misma manera y en el mismo momento la moral del texto. RAHNER, Karl. Reflexiones en torno a la “humanae vitae”. Madrid: Ediciones Paulinas, 1968, p. 68.

75


plantean situaciones a las que no pueden dar respuesta desde esa metodología. A los dilemas morales bíblicos, ¿puedo responder seguro y siempre con un socorrido “escrito está”?

1.2. Dilemas morales En la Biblia, se plantean dilemas morales que implican a la cultura, a la genética, a las orientaciones sexuales, a los derechos humanos, a la libertad de expresión, a la política, a la economía, al bienestar social… El dilema moral se da en una situación donde aparecen dos o más principios, virtudes o normas en conflicto.276 Aquí no abordamos este problema desde la exégesis del texto. Decimos que por lo menos es necesaria una reflexión antes de cualquier decisión. Nuestro objetivo es plantear el reconocimiento de la existencia de una ES en la Biblia que no puede ser identificada con el subjetivismo. Pero no solventamos el problema de un plumazo con la ES, ni decimos que tenga la solución al problema axiológico. Ante el dilema, las situaciones son diferentes y solo importa la voluntad de Dios. Todos los episodios bíblicos han de leerse en relación a un contexto situacional, en la tensión entre los principios divinos inmutables y las situaciones humanas, siempre variables. Así, intentar discernir las intenciones divinas.277 Una cuestión que perdura en el tiempo es saber si el ser humano es capaz de obedecer la ley de Dios.278 La ley del ta-

276

Un dilema moral específico en que cualquier acción que se decida tomar incurriría en una infracción o en varias. JIMÉNEZ, Pablo. Introducción a los ministerios juveniles. Decatur, Georgia: AETH, 1997, p. 62.

277

“La ceguera intelectual y moral es un dilema que se plantea al hombre a causa del mal uso de su libertad y de su incapacidad para usar plenamente la inteligencia.” KING, Luther. La fuerza de amar: Colección de sermones. Madrid: Acción Cultural Cristiana, 1999, pp. 39-47.

278

Cf. KAPLAN, A. Précis de pensé juive. Paris: Vida, 1976, pp. 253-312.

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lión279 por ejemplo, lejos del ideal, suponía un avance en una situación donde las venganzas eran crueles. Y es que el mero hecho de conformarse a una ley o a una regla (aunque sea divina) no convierte mi cumplimiento de esa normativa en un acto totalmente aceptable, desde el punto de vista moral. Porque ha de darse una interiorización de esa ley, una “relación consigo mismo”280 más allá de la conciencia. La ley siempre ha de darse en libertad si se quiere comprender su plenitud. Sin la libertad, el acto será útil o conveniente solamente. Para comprender mejor la situación en la que viven los personajes bíblicos, debemos asumir la realidad de la caída y las consecuencias que esto tiene. Al intentar entender el significado “de lo pecaminoso” nos encontramos con una hosquedad irritante y nos preguntamos cómo definirlo mejor.281 279

En las sociedades primitivas nada había que limitase la ira del agraviado. Las represalias podían ser ilimitadas y no guardaban proporción con el daño causado. La llamada ley del talión con la célebre fórmula del ojo por ojo y diente por diente, pese a lo bárbara que hoy nos parece, representó un gran avance en comparación con la venganza ilimitada anterior, porque estableció al menos una proporcionalidad entre el daño inferido y la represalia de la víctima. Esta ley aportaba una limitación en el ejercicio de la venganza. Ordenamientos jurídicos se han inspirado en la ley de talión, desde la Edad Antigua y hasta hoy. La aplicación de la pena, con barbarie, a lo largo de los siglos, no implica un defecto de la ley, sino un defecto de los aplicadores. El Código de Hammurabi, 1760 a.C. es uno de los conjuntos de leyes más antiguos y se basa en la aplicación de la ley del talión. Otras leyes del Antiguo Cercano Oriente permitían a la víctima infringir más herida que la recibida. Ex 21.24 hace la ley más equitativa. Cf. LASOR, William Sanford. Panorama del Antiguo Testamento: Mensaje, forma y trasfondo del Antiguo Testamento. Grand Rapids, Michigan: Libros Desafío, 2004.

280

En el campo de la sexualidad por ejemplo. Cf. FOUCAULT, Michel. Historia de la sexualidad. Vol. 2. El uso de los placeres. Madrid: Siglo Veintiuno, 1987, p. 29. En relación con la sexualidad.

281

Un ejemplo de la dificultad que tiene hablar de pecado hoy, lo encontramos en el moralista Juan de Ávila: “Hay muchos que están mucho tiempo de su vida ocupados en pensar los pecados que han hecho, y nunca osan pensar en la pasión o en otra cosa que les de algún consuelo. El contrario de lo

77


Algunas de las situaciones que algunos Padres de la iglesia encuentran en la Escritura, y que los depositarios de la fe de Israel definían como “pecado”, no son en realidad más que frutos de un desajuste estructural o económico.282 Por eso es tan importante comprender la definición del vocablo en un entorno moral.283 La ética del AT constituye una ética revelada pero incompleta, está enraizada en la historia más que explicando los hechos, reconociéndolos dentro del marco del pacto.284 La ética teocrática entiende que el hombre fue creado a imagen de Dios y que un elemento de dicha imagen es su naturaleza moral. Cada individuo debe encontrar sentido a su existencia. Para Jean Paul Sartre, la angustia es un rasgo básico de la vida humana que está “condenada a ser libre”. El hombre aparece también para él como un ser constitutivamente moral, siendo lo moral parte de la estructura humana, se sobreentiende la existencia de un contenido moral, a fin de que

cual hacen otros que, el primer día que comienzan a servir a Dios, olvidan sus pecados del todo, y con liviandad de corazón se dan a pensamientos más altos que provechosos. A los cuales les está cercana la caída como a casa sin edificio.” ÁVILA, de Juan. Obras completas del Santo maestro Juan de Ávila. I Biografía. Audi, Filia. SALA, Luis y Francisco MARTÍN (eds.). Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1970, p. 482. 282

Un ejemplo la situación del pobre, huérfano o enfermo congénito. Su situación social era achacada al pecado suyo o de sus padres, o a una maldición (Jn 9). Cf. BRAVO, R. Sierra. El mensaje social de los Padres de la Iglesia. Madrid: Herder, 1989.

283

Kierkegaard intuía la angustia que genera la definición de pecado. KIERKEGAARD, Soren. La repetición: Un ensayo de psicología experimental. Buenos Aires: JVE Psiqué, 1997, p. 3.

284

BRUGGEMANN, Walter. Teología del Antiguo Testamento: Un juicio a Yahvé. Salamanca: Ediciones Sígueme, 2007, pp. 757-763.

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el hombre pueda hacer frente a la realidad de un modo responsable.285 La ES afirma que es innecesario buscar soluciones concretas e inmediatas para los problemas éticos puesto que basta con el amor.286 Pero como el amor no proporciona las reglas concretas pertinentes para cada caso, estas deben ser deducidas de la situación real, sin tener que recurrir necesariamente a un mandato objetivo venido de Dios. De esta manera, a la rigidez de la ley sucede la libertad del amor y a la imposición de la autoridad, las lecciones de la experiencia.287 La ética bíblica, en cambio, supera a la ES y encuentra innecesaria la contradicción entre la ley y el amor afirmando la importancia de la situación en armonía con los principios divinos para encontrar reglas apropiadas. Hace del hombre un ser autónomo, desde la teonomía, y aclara la diferencia entre lo secular y la secularización.288 ¿Provoca esto un contrasentido?

1.3. Contrasentidos éticos y teológicos Tras exponer algunas disyuntivas sobre diferentes actuaciones en distintas situaciones, hemos de preguntarnos si la Biblia plantea contrasentidos éticos, o incluso contradiccio-

285

La oración es para este autor, una manera de existir. Cf. CASTILLO, José María. Oración y existencia cristiana. 2.ª ed. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1995.

286

La definición del tipo de amor al que se refiere esta ética, saber si es un amor agapeísta o si es un amor subjetivo resulta primordial a la hora de evaluar sus aplicaciones. El estudio de un amor divino que sufre por el rescate y que supera la dimensión subjetiva del hombre es crucial para superar el legado situacionista. Cf. VARONE, Francois. El Dios sádico. Santander: Sal Terrae, 1985, pp. 249-251.

287

Cf. RUIZ DE LA PEÑA, Juan L. Las nuevas antropologías: Un reto a la teología. 2.ª ed. Santander: Sal Terrae, 1983, pp. 204-208.

288

GONZÁLEZ-CARVAJAL, Luis. Cristianismo y secularización: Cómo vivir con una sociedad secularizada. Santander: Sal Terrae, 2003, pp. 39-71.

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nes, frente a una religión compasiva de fuerza moral. Veamos algunos ejemplos: El sacrificio de Isaac plantea aparentemente una crueldad.289 Un acto contra la vida puede ser el mayor acto de amor solicitado de Abraham aun cuando no sea del todo comprendido. Y es que, desde el conocimiento de la ley solamente, no podemos mantenernos en un camino recto.290 Se necesita algo más que conocerla. Necesitamos discernirla con una conciencia crítica. Kierkegaard escribe que todos los mandamientos éticos son trascendidos por los deberes religiosos, tal como Abraham tuvo que dar “un salto de fe” trascendiendo toda moral para sacrificar a Isaac.291 Otro ejemplo: Plantear la posibilidad de perfección moral en un mundo caído es un contrasentido ético, porque si creemos que es eso lo que Dios pide de nosotros, ¿cómo conseguirlo si el hombre es pecador antes de cometer pecados? Por otro lado, ¿qué sentido tiene la vida espiritual sin ese objetivo 289

En el episodio en Gn 22, la "Akedá de Yitzjak" los hebraístas muestran una manera de leerse el texto diferente de la de escribirse y mucho más en sus interpretaciones posteriores en donde no se tienen en cuenta detalles que transcienden al contrasentido ético del sacrificio y lo dibujan con otra sintonía. La figura del padre Abraham es exaltada en el judaísmo y la del hijo Isaac en el cristianismo. Cf. LASOR, William Sanford. Manual de hebreo bíblico. Vol. 2. Bogotá: CLC, 2001.

290

Rom 2.14s. Una ley escrita en los corazones de los gentiles que no la conocen frente a los depositarios de ella que no la reconocen en el otro. Cf. Publicaciones de la comisión teológica internacional sobre ética universal. [en línea]. Discusión sobre ley natural y moral. Disponible en: http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/cti_docu ments/rc_cti_index-doc-pubbl_sp.html [Consulta: 12 septiembre 2009].

291

“Pero cuando me pongo a reflexionar sobre Abraham, me siento como aniquilado. Caigo a cada instante en la paradoja inaudita que es la sustancia de su vida; a cada instante me siento rechazado, y, a pesar de su apasionado furor, mi pensamiento no puede penetrar esta paradoja ni siquiera el espesor de un cabello. Para descubrir un escape pongo en tensión todos mis músculos; instantáneamente me siento paralizado.” KIERKEGAARD, Soren. Temor y temblor, op. cit., pp. 24-25.

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de perfección cristiana? En mi planteamiento, la fidelidad moral y su aspiración, tienen otro caminar. El objetivo primordial no es no pecar, sino permanecer en la fe.292 Analicemos el contrasentido de la impecabilidad. La ley del Antiguo Testamento contiene principios morales universales que forman la base para las leyes civiles particulares. La ley moral “la verdadera y eterna regla de justicia, ordenada para todos los hombres en cualquier parte del mundo en que vivan”293 es el fundamento concreto que no puede ser cambiado. Toda nuestra moralidad está construida sobre una idea de responsabilidad consciente. Tratar de armonizar un concepto jurídico de imputación, según el cual cada acto es voluntario, y un concepto biológico de herencia, que me imposibilita su cumplimiento, es el primer paso para una comprensión ética de nuestra situación como raza caída.294 ”El pecado es mi verdadera situación ante Dios.”295 El pecado es “una realidad ontológica de la existencia.”296. Ahora bien, para cambiar nuestra realidad, no lo podemos hacer desde la apresurada costumbre de actuar en nombre de Dios, exigiendo máximos. Se trata de comprender la situación de cada uno para poder comprender el contrasentido entre lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos. Otro contrasentido surge al intentar combinar un Dios todopoderoso y un Dios vulnerable, que elige a lo más débil para que sea lo más fuerte: El mesías sería un “siervo sufrien-

292

Cf. KNIGHT, George R. Guía del fariseo: Para una santidad perfecta. Un estudio sobre el pecado y la salvación. Miami: APIA, 1998.

293

CALVINO, Juan. Institución de la religión cristiana. Vol. 4, op. cit., p. 1182.

294

RICOEUR, Paul, Culpabilidad, ética y religión. Buenos Aires: Apa, 1976.

295

RICOEUR, Paul. Finitud y culpabilidad. Madrid: Trotta, 2000, p. 278.

296

RICOEUR, Paul. Culpabilidad, ética y religión, op. cit., p. 419. Sócrates ya preguntaba que si somos libres e inteligentes, ¿por qué hacemos el mal?

81


te”.297 Israel, pueblo casi insignificante, fue el pueblo escogido por Dios, depositario de su ley inmutable y eterna. Sus principios fueron revelados paulatinamente.298 Sin embargo, ¿ha fracasado en su misión mesiánica? Dios los escogió a pesar de sus debilidades. El protagonismo que nos otorga Dios mismo, es admirable. Los dilemas nos ponen ante nuestra realidad y no siempre tenemos una solución rápida.299 Karl Jaspers explica bien que cualquier situación en la que el individuo o un grupo que se encuentre al borde de sus posibilidades, provoca una situación límite, esta conlleva en ocasiones la necesidad de escoger entre dos males.300 La teología enfoca ideas mientras que la ética enfoca circunstancias. La teología nos dice qué creer y hacer mientras que la ética nos dice por qué creer y hacer y cómo debemos vivir, aunque ese momento del vivir suponga un atentado a nuestra estructura tradicional de pensamiento, ya que puede ocurrir que descubramos situaciones hoy, que no discerníamos de la misma manera en el pasado.301 297

CULLMANN, Oscar. Cristología del Nuevo Testamento. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1998, pp. 351-391.

298

Heráclito, filósofo de la antigüedad griega, ya había planteado que: “Nunca se baña uno dos veces en el mismo río, porque el agua siempre es nueva”. De esa manera señalaba el cambio constante que afecta todo nuestro existir. Si todo está continuamente cambiando entonces, nada permanece igual. Todo es relativo en cuanto a la manera en que las cosas son en un momento. ¿Cómo puede algún valor ser absoluto? Cf. HEIDEGGER, Martín. Heráclito. Barcelona: Ariel, 1986.

299

ARRIBÉRE, Roberto. Bioética y derecho: Dilemas y paradigmas en el siglo XXI. Buenos Aires: Cathedra, 2008.

300

Cf. BIEMEL, Walter y Hans SANNER (eds.). Martin Heidegger y Karl Jaspers: Correspondencia (1920-1963). Madrid: Síntesis, 1990.

301

Cf. Inspiración verbal o de la personalidad, debate llevado hasta la década de 1970 en la SDA. KNIGHT, George R. Nuestra identidad: Origen y desarrollo. Miami: APIA, 2005, pp. 65-100.

82


Unas de las intuiciones más interesantes que ofrece la ES, es que no toma las decisiones éticas en el vacío, sino que las deduce de contextos muy reales, a menudo dolorosos. Estos contextos deben considerarse. El alto valor atribuido al amor y al valor de las personas es positivo, pero insuficiente si consideramos el llamado de Cristo. Ahora bien, ¿no es acaso un absoluto escoger arbitrariamente en base a la ley del amor? ¿Qué exige el amor? Por un lado, si deposito toda mi confianza en el amor, fuera de la revelación divina, ¿no olvido el valor de la inspiración? Por otro lado, si obedecemos las Escrituras como si fueran un libro de reglas, somos legalistas. Pero si miramos la Biblia como la revelación de aquel que es amor, entonces, debemos tomar muy en serio lo que el amor ha mandado. Necesitamos urgentemente un fundamento ético302, sin el cual a la larga ninguna sociedad puede mantenerse, un ordenamiento en el terreno de la ética, sin el cual no pueden funcionar bien ni siquiera las finanzas internacionales. Debemos actuar desde la responsabilidad por una cultura de la no violencia y el respeto a toda forma de vida, conforme a la antiquísima máxima: “no matarás”, “no torturarás”, “no maltratarás” (Ex 20.13). Desde la responsabilidad por una cultura de la solidaridad y un orden económico justo, por una cultura de la tolerancia y la vida veraz, por una cultura de la igualdad y la colaboración entre el varón y la mujer. Estos imperativos éticos no son leyes que deban ser aprobadas. Están dadas de antemano y requieren un compromiso personal voluntario. Son prescripciones propias del Dios del Antiguo Testamento de rigurosa actualidad hoy.303

302

KÜNG, Hans. Lo que yo creo, op. cit., pp. 70-72.

303

“’Sé el que eres’. No te dejes determinar por otros, define tú mismo tu papel. Pero no gires en torno a ti, no seas un egocéntrico. No cedas. ¡Avanza! me escribió a mano el gran Karl Barth en una tarjeta personal para mi tesis doctoral sobre La justificación.” Ibíd., p. 73.

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No obstante, atrincherarse en el “escrito está” puede ser una trampa, si no se discierne correctamente cada texto, cuando nos posiciona en un callejón sin salida. La Biblia está repleta de reflexiones humanas, interpretaciones particulares de la realidad, un ejemplo lo encontramos en el libro de Job y que tiene poco que ver con la revelación divina si se toman aisladamente de sus contextos. El fenómeno de la inspiración difiere del de revelación y no hay que confundirlo con la interpretación.304 Para una interpretación aceptada del Antiguo Testamento necesitamos el testimonio de la revelación en Jesús, exégesis del Padre. Y si admitimos que Jesús era lo que enseñaba, comprendemos la importancia que Cristo tiene en la comprensión de la ética bíblica.

2. El Nuevo Testamento y la ética cristiana La conexión entre ambos testamentos no es motivo de consenso hoy en día, si bien en nuestra reflexión sobre la ética encontramos una clara evidencia de que los postulados anteriores del Antiguo Testamento se ven explicados especialmente por Jesús, en las epístolas de Pablo y en las reflexiones de la comunidad joánica.305 La ética de muchas religiones es el medio por el cual el hombre logra su salvación. En cambio, la enseñanza ética cristiana empieza siendo un dedo acusatorio contra nosotros y termina siendo el fruto de la salvación en Cristo. Si la ES nos ayuda a comprender las circunstancias de nuestras acciones, la ética cristiana nos aporta soluciones diferentes a las

304

Cf. JUNQUERAS, J.R. Diario de un cristiano impertinente. Zaragoza: Domoesfera, 2014, p. 185.

305

Cf. ALLETI, N. Jean. Eclesiología de las cartas de Pablo. Estella, Navarra: Verbo Divino, 2010.

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meramente legales.306¿De qué manera la podemos conocer mejor el mensaje ético del Nuevo Testamento?

2.1. El logos protréptico y el nomos pedagógico En nuestro recorrido por los relatos bíblicos observamos a un “Logos” divino que parece viajar en el tiempo intentando ser entendido. Es un Logos que educa, y aun atado y herido permea las mentes de los hombres, actúen como actúen. Esta es una premisa situacional, que razona para dar respuestas a la luz de Cristo. De esta manera, el Logos que ama plenamente a los hombres, solícito de que alcancemos gradualmente la salvación, realiza en nosotros un hermoso y eficaz programa educativo: primero, nos exhorta (nos invita a la conversión); luego, nos educa como un pedagogo, finalmente, nos enseña.307

¿Qué es el Logos protréptico?308 Es el Logos presentado como acontecimiento, como acción divina que a lo largo de toda la existencia, interpela al ser humano con un valor de enseñanza, corrección, capaz de estimular y persuadir, poderoso para hacernos cambiar. Entender que un “acontecimiento” es capaz de persuadir la conciencia de los pueblos y del individuo, es un hecho capital en la comprensión del mensaje del evangelio.309 306

VIDAL, Marciano. Para conocer la ética cristiana. 3.ª ed. Estella, Navarra: Verbo Divino, 1989, pp. 349-361.

307

CLEMENTE DE ALEJANDRÍA. El pedagogo. Madrid: Gredos, 1988, p. 41.

308

Término procedente de Aristóteles y los sofistas adoptado por Clemente de Alejandría. En sus obras Stromata, Protréptico y Pedagogo, muestra que la filosofía fue el camino que Dios usó para atraer a los gentiles. GONZÁLEZ, L. Justo. Historia del cristianismo. Vol. 1. Miami: Unilit, 2003, p. 91.

309

Experiencia personal. Cf. AGUSTIN. Confesiones. Madrid: Alianza, epub, 2000.

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El logos encarnado en Jesús plantea una reflexión. Toda la ética del Nuevo Testamento gira en torno a la persona de Jesús y todo el contenido moral de esta fe, que influenciará al mundo, se basa en aparentes fracasos.310 Sin embargo, Jesús va tomando la dirección de nuestras vidas. No vino tanto para hacernos “buenos” como para comunicarnos su fe en la bondad de Dios. Por eso, la ética del Nuevo Testamento es una ética de agradecimiento, caracterizada, no por sus normas sino por su motivación y por eso la acracia o falta de incentivos debe ser combatida.311 La ética del Nuevo Testamento es sobre todo cristocéntrica y no pregunta qué he de hacer solamente, sino qué es lo que ha hecho Dios ya. La obediencia al mandamiento no es una cuestión de salvación sino de vocación. La conducta cristiana no se basa en un código fijo establecido sino en un esfuerzo continuo de superación relacional.312 ¿Qué ha hecho la ortodoxia tradicional con este mensaje? Logró hacer casi imposible la verdadera proclamación del evangelio, que viaja a nuestro alrededor pero no hace mella en el hombre moderno, y lo que es peor, apenas lo lamentamos.313 La ley acompaña al crecimiento espiritual, pero no tiene poder de transformación. El carácter pedagógico de la ley queda superado por la gracia que actúa a través de Cristo.314 310

Fracaso de la nación ante su cometido, fracaso de los justos que sufren, fracaso en la esperanza mesiánica, fracaso en las expectativas, fracaso en la vida de un galileo que es crucificado y con él su mensaje que parece estar suspendido en el tiempo hasta que cobra vida y es progresivamente entendido. PIÑERO, Antonio. Guía para entender el N. Testamento. Madrid: Trotta, 2006, pp. 213-215.

311

FLETCHER, Joseph. Ética de situación, op. cit., p. 122.

312

Ibíd. pp. 126-132.

313

ROBINSON, J.A.T. Honest to God, op. cit., p. 15.

314

BADENAS, Roberto. Más allá de la Ley, op. cit., p. 271.

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Ley y gracia, son fases sucesivas de un mismo proyecto. La intención protréptica de la ley supone un objetivo de persuasión y no de fijación legal. Hay principios éticos que van a ser descubiertos solamente a partir de la fe.315 ”No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran decepción sino por el encuentro con un acontecimiento”316 En el Logos que educa y en la norma que enseña hay diferencias. Los auténticos problemas de conciencia los hallamos en la penumbra ética.317 A diferencia del legalismo, que ante dos acciones supuestamente incorrectas condenará al menos una de ellas, el Logos es paciente mientras que la norma no tiene en cuenta el tiempo y solo puede evaluar la conducta. El logos es capaz de ofrecer la posibilidad de volver a empezar. El logos no ignora las variables y entiende que el moralismo pueril ha de hacerse adulto.318 Lo que pretende nuestro enfoque es la equidad ante la flaqueza humana sin mirar lo que dice el texto de la ley solamente, sino lo que en ella pretende el legislador. Miramos no solamente el acto sino también la intención, no la parte sino el todo. La historia del Nuevo Testamento ha cumplido con el mensaje del Antiguo Testamento pero no ha concluido todavía. Las portavoces de un movimiento por el que nadie apostaba, esos “judíos disidentes”, siguen hablándonos hoy. Hay grandes ejemplos en ellos de valentía, fervor, dedicación y compromiso sin un corpus doctrinal plenamente establecido, pero con un sistema ético elevado en torno a la figura de un Maestro en el que casi nadie creía. ¿Quién es Jesús y quién 315

Ibíd., p. 125.

316

BENEDICTO XVI, Deus cartas est. Encíclicas. [en línea]. Disponible en: http://w2.vatican.va [Consulta: 4 febrero 2013].

317

FLETCHER, Joseph. Ética de situación, op. cit., p. 207.

318

El legalismo vive en el pasado, la esperanza lo hace en el futuro pero solo la ES lo hace en el presente. La ética cristiana en cambio, supera todas las expectativas.

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fue?319 Es indudable que su mensaje ha moldeado el mundo que vivimos y nadie está libre de su influencia. Tan importante fue su impacto.320 El Nuevo Testamento sigue presentando desafíos al hombre de hoy321 porque como máximo ideal encontramos que “la ética inculcada por el evangelio no reconoce otra norma sino la perfección de la mente de Dios, de la voluntad de Dios”,322 en una conducta inspirada por Jesús, Imago Dei.

2.2. Jesús como Imago Dei ¿Qué es la imagen de Dios? ¿Dónde está presente en el ser humano caído? ¿En la voluntad? ¿En la conciencia moral?323 Desde el punto de vista de la antropología bíblica, el concepto de Imago Dei es dinámico. Esta imagen afecta a la totalidad de la teología.324 Comprender la imagen de Dios en el hombre tropieza con dos grandes dificultades: la imposibilidad de conocer a Dios y la de conocer exhaustivamente al hombre.325 Ahora la figura de Jesús, nos clarifica esa dificul-

319

Cf. BONHOEFFER, Dietrich. ¿Quién es y quién fue Jesucristo? Barcelona: Ariel, 1971.

320

Cf. La visión de Jesús que tiene este autor judío. VERMES, Geza. Jesús el judío. 2.ª ed. Barcelona: Muchnik, 1979.

321

DODD, H. Charles. La Biblia y el hombre de hoy: El N. Testamento y su consideración hacia el hombre moderno. Madrid: Ediciones Cristiandad, 1973, pp. 83-116.

322

WHITE, Ellen G., A fin de conocerle. Florida, Buenos Aires: ACES, 1965, p. 133.

323

Cf. RUIZ DE LA PEÑA, Juan L. Imagen de Dios: Antropología teológica fundamental. 3.ª ed. Santander: Sal Terrae, 1988, pp. 61-84.

324

Cf. MOLTMANN, Jürgen. El hombre: Antropología cristiana en los conflictos del presente. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1976.

325

LEÓN, Jorge A. La comunicación del evangelio en el mundo actual. Buenos Aires: Pleroma, 1974, p. 19.

88


tad porque no solamente va a mostrarnos una enseñanza situacional, sino que la va a vivir desde su misma esencia.326 Uno de los más altos ideales al que hemos sido llamados es, restaurar la imagen de Dios327 en el hombre. Para ello, inspirarnos de la acción moral del Galileo es una urgencia. Para tal osadía el episodio registrado en Jn 8.1-11 es nuestra referencia.328 Jesús de Nazaret ha sido por veinte siglos el personaje dominante en la historia de la cultura occidental. 329 A pesar de los más de doscientos libros que investigó el nobel Albert Schweitzer en su búsqueda histórica y los esfuerzos de D.F. Strauss en su crítica feroz contra su persona, lo cierto es que nadie ha podido eliminar su influencia ética y metanómica. Una formulación ética que implica mucho más que prohibiciones, puesto que comporta pensar positivamente en maneras en las que ayudar a los demás y atender a sus necesidades. No hacer a otros lo que no quieres que te hagan a ti es un principio ético de carácter universal, básico en todo trato civilizado. Pero vivir pensando en cómo podemos agradar a otros implica una nueva actitud positiva de amor. La ética de Jesús atenta no solamente contra los pecados de comisión, sino también despierta a la conciencia contra los de omisión. Constituye un llamamiento, no solo a no vulnerar los derechos ajenos, sino también a disponernos para el sacrificio, la abnegación, el altruismo y la negación de nosotros mismos; en una

326

Cf. FLUSSER, David. Jesús en sus palabras y en su tiempo. Madrid: Ediciones Cristiandad, 1974.

327

Cf. TORRES QUEIRUGA, Andrés. Del terror de Isaac al abbá de Jesús: Hacia una nueva imagen de Dios. Estella, Navarra: Verbo Divino, 2000.

328

Para las dificultades del texto, cf. MATEOS, Juan y Fernando CAMACHO. Evangelio: Figuras y símbolos. Córdoba: El Almendro, 2007, pp. 180-186.

329

Cf. SCHILLEBEECKX, Edward. En torno al problema de Jesús: Claves de una cristología. Madrid: Ediciones Cristiandad, 1978, pp. 75-142.

89


palabra, para el amor, porque como dice el refrán español: Mal hace el que no hace bien, aunque mal no haga.330 Lejos de la idea de santidad como distancia del otro, apartado de su miseria, en Jesús vemos a un Dios que desde el principio se ha “manchado” las manos por el hombre al crearlo, todavía más al querer recuperarlo.331 En momentos de inseguridad y riesgo, existe el peligro de atrincherarnos en “iglesias fortaleza” en las que me pueda proteger tanto, que olvide la miseria y desesperación del prójimo y me sirva de la institución para mi propio egoísmo inconsciente.332 El ejemplo de Jesús me advierte contra ese riesgo. Jesús no es un sacerdote del templo. Dios no se ha encarnado en un profesional de la religión.333 “Dios no se ha encarnado en un moralista preocupado por la ley”,334 le interesamos nosotros más que lo que hacemos. En el relato de Jn 8.1-11 asistimos al encuentro de Jesús con una mujer acusada de adulterio. Dejamos aparte un objetivo exegético porque lo que nos interesa observar es la sorprendente libertad con la que Jesús vive y enseña la ley, punto central de la religión judía, a la que pertenece. Él busca directamente qué bien puede hacer a las personas en la situación en la que se encuentran.335 Lo decisivo en él es el amor. 330 Cf.

Refranero español. [en línea]. Disponible http://www.refranerocastellano.com/ [Consulta: 30 enero 2015].

en:

331 Cf.

MOORE, Johnnie. The dirty God: Jesus in the trenches. Nashville, Tennessee: Thomas Nelson, 2013.

332 Cf.

SCHWARZ, A. Cristian. Cambio de paradigma en la Iglesia: Cómo el desarrollo natural de la Iglesia puede transformar el pensamiento teológico. Barcelona: Clie, 2009.

333 PAGOLA,

José A. Recuperar la espiritualidad de Jesús. Bérriz: PPC, 2011,

p. 3. 334 La

moral cristiana es un camino no un resultado. Jesús cambia a las personas desde las entrañas y no desde la norma. Cf. GOLEMAN, Daniel. Inteligencia emocional. 17.ª ed. Barcelona: Kairós, 2008, p. 21.

335

PAGOLA, A. J. Recuperar la espiritualidad de Jesús, op. cit., pp. 250-251.

90


Este episodio en la vida del Maestro resume y ejemplifica nuestra tesis sobre las aportaciones de “cierta ética situacional” a la ética cristiana.336 Jesús fue desconcertantemente “liberal” en algunos asuntos y asombrosamente exigente en otros. Por eso, se comprende el desconcierto que produjo su predicación y su conducta. La conducta del cristiano tiene que ser un reflejo, lo más perfecto posible, de lo que fue la conducta de Jesús. Y tiene que ser, por eso, una conducta que para unos resultará escandalosa, mientras que para otros será sencillamente apasionante. Una conducta más liberadora que todos los proyectos liberadores de este mundo. Y al mismo tiempo una conducta más exigente de lo que seguramente nadie puede desear.337 La escena es cautivadora.338 Una mujer condenada por adulterio,339 pero nadie habla del varón implicado en el acto, 336

Jesús adoptó una conducta que rompía los códigos morales vigentes en aquella sociedad. Trataba públicamente con mujeres y las admitía entre sus discípulos. Si es imagen de Dios, logos encarnado, tiene algo que decirnos (Jn 8.1-11). Este conmovedor episodio, integrado hoy en el evangelio de Juan, es probablemente un fragmento de un evangelio perdido o un relato suelto que circuló por la comunidad cristiana. Hasta los investigadores más críticos piensan que, en alguna ocasión, Jesús actuó defendiendo a una mujer adúltera con esa manera tan suya de acoger a los pecadores más despreciados y mostrarles la compasión de Dios. PAGOLA, José A. Jesús: Aproximación histórica. 6.ª ed. Madrid: PPC, 2007, p. 214.

337

Cf. CASTILLO, José María. El discernimiento cristiano: Por una conciencia crítica. 2.ª ed. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1984.

338

Jesús escandaliza también por relacionarse con mujeres de mala fama. Lo que es más molesto no es verle en compañía de gente pecadora, sino observar que se sienta con ellos a la mesa. Cf. PAGOLA, José A. Jesús: Aproximación histórica, op. cit., p. 200.

339

No dijo no fuera apedreada, para que no pareciese que hablaba contra la ley. Tampoco dijo fuera apedreada, porque había venido, no a perder lo que había encontrado, sino a buscar lo que se había perdido. ¿Pues qué responderá? "El que entre vosotros esté sin pecado, tire contra ella la

91


aunque, paradójicamente, es a él a quien la Torá exigía no poseer ni desear a una mujer que ya pertenece a otro.340 La conciencia en los dispuestos a ejecutar sentencia, provoca un aparente movimiento de alejamiento inconsciente de la ley. La mujer había estado temblando de miedo delante de Jesús. Sus palabras: "El que de vosotros esté sin pecado, arroje contra ella la piedra el primero", habían sido para ella como una sentencia de muerte. No se atrevía a alzar sus ojos al rostro del Salvador, sino que esperaba silenciosamente su suerte. Con asombro vio a sus acusadores apartarse mudos y confundidos; luego cayeron en sus oídos estas palabras de esperanza: "Ni yo te condeno: vete, y no peques más". Su corazón se enterneció, confesando sus pecados con amargas lágrimas… Comenzó de una vida nueva. Esto fue para ella el principio de una nueva vida, una vida de pureza y paz, consagrada al servicio de Dios. Al levantar a esta alma caída, Jesús hizo un milagro mayor que al sanar la más grave enfermedad física. Curó la enfermedad espiritual que es para muerte eterna. Esa mujer penitente llegó a ser uno de sus discípulos más fervientes. Con amor y devoción abnegados, retribuyó su misericordia perdonadora. En su acto de perdonar a esta mujer y estimularla a vivir una vida mejor, el carácter de Jesús resplandece con la belleza de la justicia perfecta. Aunque no toleró el pecado ni redujo el sentimiento piedra el primero". Esta es la voz de la justicia. Sea castigada la pecadora, pero no por los pecadores. Cúmplase la ley, pero no por medio de los mismos que la quebrantan. Y habiéndoles herido con los rayos de la justicia, ni se dignó a verlos caer, sino que separó de ellos su mirada. Por esto sigue: "E inclinándose de nuevo, continuaba escribiendo en la tierra" Cf. AGUSTÍN, in Joannem, tract. 33. 340

Éxodo 20.14-17. Al varón le está prohibido tener relaciones sexuales con la esposa o prometida de otro. El adulterio equivale a un robo. Al dar la ley, se piensa en los varones como los verdaderos responsables de la sociedad; luego, al reprimir el delito, se castiga a las mujeres. Jesús no soporta esta hipocresía social construida por los varones. PAGOLA, A. José. Jesús: Aproximación histórica, op. cit., p. 215.

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de culpabilidad, no trató de condenar sino de salvar. El mundo tenía para esta mujer pecadora solamente desprecio y escarnio; pero Jesús le dirigió palabras de consuelo y esperanza. El Ser sin pecado se compadece de las debilidades de la pecadora, y le tiende una mano ayudadora. Mientras los fariseos hipócritas la denunciaban, Jesús le ordena: "Vete, y no peques más". No es seguidor de Cristo el que, desviando la mirada, se aparta de los que yerran, dejándolos proseguir sin estorbos su camino descendente. Los que se adelantan para acusar a otros y son celosos en llevarlos a la justicia, son con frecuencia en su propia vida más culpables que ellos. Los hombres aborrecen al pecador, mientras aman el pecado. Cristo aborrece el pecado pero ama al pecador; tal ha de ser el espíritu de todos los que lo sigan. El amor cristiano es lento en censurar, presto para discernir el arrepentimiento, listo para perdonar, para estimular, para afirmar al errante en la senda de la santidad, para corroborar sus pies en ella.341

El pasaje resultante es de una belleza inmejorable. En el relato observamos un aspecto incluso eucarístico deducible del encuentro así como una transferencia del peso de la ley desde la pecadora y su pecado al redentor y su redención. La ley ya no recaerá sobre la mujer sino sobre Jesús. Su respuesta de amor produce en los acusadores un sano remordimiento, se sienten pecadores.342 El planteamiento ético iniciado por 341

WHITE, G. Elena. El Deseado de todas las gentes. Florida, Buenos Aires: ACES, 1979, pp. 426-427.

342

El pecador debía manifestar su arrepentimiento mediante los sacrificios apropiados en el templo; debía abandonar su vida alejada de la Alianza y volver al cumplimiento de la ley; por último, los daños y ofensas al prójimo exigían la debida restitución o reparación. Si Jesús hubiera acogido a su mesa a pecadores para predicarles el retomo a la ley, logrando que publicanos y prostitutas abandonaran su vida de pecado, nadie se hubiera escandalizado. Al contrario, lo hubieran admirado y aplaudido. Lo sorprendente es que Jesús acoge a los pecadores sin exigirles previamente el arrepentimiento, tal como era entendido tradicionalmente, y sin someterlos siquiera a un rito penitencial, como había hecho el Bautista. Les ofrece su comunión y amistad como signo de que

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Jesús coloca a todos, acusadores y acusada en una misma situación.343 Pero si esta mujer pecó, ¿no decía la ley que debía ser apedreada? Eso era lo que deseaban sus acusadores, pero Jesús aunque puede hacerlo con toda la autoridad moral que demuestra su vida, sin embargo busca otra salida. Sabe que el objetivo de la ley no es matar adúlteros sino prevenir el adulterio y confía en ella, quiere para ella lo mejor y la anima a no pecar, sin condicionarla en absoluto. De sus labios no brota ninguna condena. Únicamente quedaron dos frente a frente, la miseria y la misericordia. Jesús se coloca en el lugar de la mujer y comprende su situación.344 No le enseña desde una cátedra sino desde el suelo, con ella, a su lado, confiando a pesar de todo en su decisión (haga después lo que decida hacer, el texto no lo dice). No la obliga, la deja libre, no le impone otra oportunidad, se la regala. Lo que transforma a la mujer no es el susto de haberse visto ante la muerte por apedreamiento,345 sino descubrir la verdadera imagen de Dios, enternecido por su criatura caída sin pedir responsabilidades, sin registros morales acusadores, Dios los acoge en su reino incluso antes de que vuelvan a la ley y se integren en la Alianza. PAGOLA, José A. Jesús: Aproximación histórica, op. cit., p. 207. 343

Mc 7.15 y el evangelio apócrifo de Tomás 14.5 que circuló de manera independiente entre los primeros cristianos refleja la verdadera naturaleza de la inmoralidad. No se produce en el exterior sino en el interior del ser humano y cualquier intento de entender la ley desde el exterior no produce bondad sino injusticia. Cf. Ídem, p. 251.

344

EI no pretende la violación de la ley mosaica, sino su total cumplimiento, Mt 5.17-20. Solo Jesus hubiera tenido el derecho de aplicar la ley de Moisés. El encontró el medio de hacer sentir la justicia y el valor de la ley, al mismo tiempo que suspendía la ejecución. ROCHEDIEU, Louis. Comentario práctico de Juan y Hechos. Vol. 2. Terrasa, Barcelona: Clie, 1980, pp. 44-46.

345

No era muy frecuente este tipo de castigo, según el rabino Cf. SHLITA, Moshe Basri. Leyendas del Talmud. Jerusalén: Instituto Majon Haktav, 1993.

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tan solo comprendiendo lo que vive y lo que probablemente deseaba vivir y no pudo. “Lo que no se puede tolerar es que una ley impida a la gente experimentar la bondad de Dios y ninguna ley que provenga de Dios ha de impedir aliviar las necesidades vitales de quienes sufren.”346 Eso no significa que Jesús no condene el adulterio, porque en otro momento Jesús alerta contra la lujuria del varón347 considerada menos grave ante los ojos de la sociedad que la seducción de la mujer, y pone el acento en la responsabilidad de ambos. La insensibilidad de los acusadores contrasta con la ética metanómica348 que aplica Jesús. Entiende el propósito de la ley, conoce a su legislador y comparte su espíritu. No excusa al pecador, ni al pecado, sino que asume la ley, la interioriza, la comprende y así ataca al pecado en su centro vital, que es la separación o el alejamiento de Dios. Lo que mueve a la gente a apedrearla349 no es su alto sentido de la moralidad, ni tampoco el respeto a la ley, sino el celo desmedido por acabar con un joven maestro que por amor está dispuesto a guardar silencio antes de actuar sin la debida reflexión.350 Así fue capaz de mostrar el sentido de la

346

CASTILLO, José María. El discernimiento cristiano, op. cit., p. 254.

347

Mt 5.28,29.

348

Él no pronuncia ningún perdón a la mujer en posición de superioridad moral o de juez que le perdona la muerte. Se sitúa para provocar un nuevo autoconcepto en el alma desesperada ante una situación límite. Cf. BARRETT, Charles. The Gospel according to John. 2.ª ed. Filadelfia: Westminster Press, 1978.

349

La manera de aplicar disciplina en la iglesia es un tema pendiente de revisión, ya que, no siempre obedece a la sensibilidad cristiana necesaria. Cf. AGUIRRE, A. José. Disentir con la Iglesia: Reflexiones de un cura. Buenos Aires: Brujas, 2008.

350

Cf. LOIS, Julio. Jesús de Nazaret: El Cristo liberador. Móstoles, Madrid: HOAC, 1995, pp. 55-59.

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redención, que es la liberación del pecado.351 Pero aparentemente, para los fariseos, Jesús es un transgresor. Pagola, explica esta actitud de Jesús en los siguientes términos: Jesús no se concentra en la Torá. No la estudia ni obliga a sus discípulos a estudiarla. A menudo habla de Dios sin basarse en la ley y sin preocuparse de si su enseñanza entra en conflicto con ella. No vive pendiente de observarla escrupulosamente, tal como se vivía, por ejemplo, en Qumrán. Para él, la Torá no es lo fundamental. Tampoco entra por iniciativa propia en discusiones sobre la interpretación correcta de las normas legales. Jesús busca la voluntad de Dios desde otra experiencia diferente.352

Aunque no concordemos con todo lo que este autor afirma, comprendemos la reacción de Jesús ante este caso de adulterio se trata de una situación específica y no extrapolable a todo adulterio.353 Su primo Juan el Bautista había condenado con toda valentía354 el adulterio de Herodes con Herodías. El adulterio, símbolo de idolatría,355 había sido seriamente censurado por Jesús en muchas ocasiones, pero la actitud religiosa de los acusadores que aparentaban “combatir el

351

Un resumen del episodio de especial belleza se encuentra en: BADENAS, Roberto. Encuentros. Madrid: Safeliz, 1991, pp. 75-85.

352

PAGOLA, José A. Jesús: Aproximación histórica, op. cit., p. 249.

353

El episodio es de tal impacto que no solo no se conservaron manuscritos, probablemente por lo ofensivo del mensaje para una tradición aún reacia a tal enseñanza. Ningún padre oriental lo citará y si lo hará Jerónimo en la Vulgata. San Agustín captó su hermosura y la dejó plasmada en una brillante fórmula latina: “Relictisunt duo: misera et Misericordia” (Quedaron los dos: la miserable y la Misericordia). ALDAY, C. Salvador. El evangelio según San Juan. Estella, Navarra: Verbo Divino, 2010, pp. 266-267.

354

KLAUSNER, Joseph. Jesús de Nazaret: Vida, época y enseñanzas. Barcelona: Paidós, 1989, p. 185.

355

CLYDE, Francisco. Introducción al Antiguo Testamento, op. cit., p. 147.

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pecado”, para él era absolutamente inmoral.356 ¿Jesús actuaría en cada situación de la misma manera? No parece ser esa la conclusión si leemos en contexto los evangelios, más bien, estos presentan al Maestro asumiendo los mínimos de una ley disuasoria que busca sobre todo, la redención del ser humano y recuperar su dignidad, si se atiende a su espíritu y no solamente a la letra, que es como la entendían aquellos religiosos.357 Y a partir de esos mínimos, Jesús propone los más elevados ideales (Mt 5.48). Existe en la vida y en la enseñanza de Jesús una especie de paradoja que resulta profundamente significativa: por una parte, él fue sorprendentemente “liberal” frente a la ley, las tradiciones y los hábitos sociales y religiosos de su pueblo y de su tiempo; pero, por otra parte, Jesús fue también exigente y radical hasta lo inconcebible en otras cosas, como se ve claramente leyendo el sermón del monte, punto clave de su legado moral.358 Urge hoy, una renovación de la Imagen de Dios que supere el “criterio de la inmediatez”. Nuestro mundo ya no acepta las viejas historias de dioses y demonios que todo lo explica356

La moral y la religión aparecen siempre unidas y en conflicto en la historia humana. La unión tiende a la confusión en las épocas más pacíficas y al dominio de una sobre la otra en tiempos de crisis. Hubo etapas en que la religión absorbió a la moral convirtiéndola en una simple manifestación suya, sometida a sus dictados. En otras, la moral tiende a erigirse en señora absoluta. Jesús, que no funda ninguna iglesia en particular pero se convertirá en el fundamento de todas, muestra una actitud moral relacionada con la situación desesperada de una mujer injustamente tratada desde la religión inmoral practicada. SCHNACKENBURG, Rudolf. El testimonio moral del Nuevo Testamento. Vol. 7. Madrid: Rialp, 1965, pp. 257-262.

357

El aprendizaje de la dignidad, es aprendizaje de los gestos dignos, que tienen lugar en cualquier momento, en cualquier circunstancia, y en cualquier edad. MASSÍA, Juan (ed.). Ser humano, persona y dignidad. Madrid: Desclée de Brouwer, 2005, p. 342.

358

CASTILLO, José María. El discernimiento cristiano, op. cit., p. 137.

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ban. Hoy el mundo parece funcionar sin Dios y hay quienes opinan que, es bueno que lo haga.359 Sin embargo, se sigue necesitando responder a las preguntas más fundamentales de la existencia, en donde Dios, sigue siendo absolutamente necesario. La Biblia ha ido superando cada imagen destructora de la identidad de Dios hasta llegar al puro amor y al puro perdón, en la figura de Jesús, verdadera y definitiva Imago Dei.360 (Heb 1.1-4). Tomar parte de la Biblia como si en ella tuviésemos una “revelación suficiente” no nos permitiría ver la belleza y la riqueza de su mensaje total. Fragmentar el mensaje de Jesús,361 centrándolo solamente en su pasión y muerte, y no en su vida, es limitar su enseñanza. Pero es su vida la que quisieron recordar sus más directos seguidores incluyendo su muerte y resurrección. A partir de sus testimonios podemos construir una ética bíblica coherente. Con la venida de Jesús el Mesías, con su muerte y con su resurrección, se ha producido una transformación radical en las relaciones del hombre con Dios. Esta transformación con359

No necesitamos a Dios desde un sentido utilitario, egoísta de la vida. Esta no parece precisar su presencia, pero por otro lado, el hombre sigue necesitando responder a las cuestiones fundamentales sobre su ser mismo, en este sentido, seguimos necesitando su implicación. Cf. TORRES QUEIRUGA, Andrés. Recuperar la salvación: Para una experiencia liberadora de la experiencia cristiana. 2.ª ed. Santander: Sal Terrae, 1995, pp. 216-225.

360

Cf. TORRES QUEIRUGA, Andrés. Repensar la revelación. Madrid: Trotta, 2008.

361

En los primeros tres siglos se representaba a Jesús como el lampiño y juvenil “buen pastor”. Las dos representaciones más antiguas del Crucificado que se han conservado proceden del siglo v. Así pues, rechazo la cruz no solo como signo para guerreros y gobernantes, sino también para blandengues y cobardes. Todo ello muy alejado de aquel joven intrépido y valeroso Jesús. KÜNG, Hans. Lo que yo creo, op. cit., pp. 193195.

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siste en que al régimen basado en la observancia de la ley, le ha sucedido otro régimen, el régimen filial,362 que comporta una situación muy distinta (Gal 4.4-6). El amor revelado por Cristo a la humanidad sigue siendo hoy tan actual y necesario como lo fue entonces. En este amor se manifiesta una gran libertad: un amor semejante no se guía ya por el precepto o la prohibición que debe ser observada de forma automática, sino por lo que la realidad misma exige y posibilita. Así es como la imagen de Dios busca ser redimida en el hombre Como la flor se dirige hacia el sol para que sus brillantes rayos le ayuden a perfeccionar su belleza y simetría, así deberíamos volvernos hacia el sol de justicia, a fin de que la luz celestial brille sobre nosotros y nuestro carácter se transforme a imagen de Cristo.363

¿Puede el poder del amor cambiar realmente la vida? Küng subraya la importancia de vivir bajo la premisa de un amor puro: “La fe sin amor nos hace fanáticos, la fe vivida en el amor nos hace pacíficos.”364 Quien cumple esta "ley del Mesías" no entenderá la libertad de una manera opresora, ni se dejará llevar por los bajos instintos (Gal 5, 13). Es más, el que

362

Las relaciones de intimidad familiar no se plantean a partir de un reglamento o de una codificación legal. Sería sencillamente absurdo que dos personas, que se quieren a ese nivel, se pusieran a redactar un reglamento en el que se estipulara taxativamente cómo se tienen que agradar mutuamente. Cuando se trata de una relación personal, vivida en esa profundidad, es el dinamismo del amor el que hace a cada uno inventar su propia conducta, descubrir lo que agrada al otro y evitar a toda costa lo que puede distanciar a los que se quieren de esa manera. En este sentido, es interesante indicar que Pablo pone en estrecha relación el discernimiento cristiano con el amor (Flp 1.9-10) afirma que lo que él más desea en los cristianos es la expansión y la maduración de un amor cuyo objeto es conducir al creyente hasta una "penetración" y una "sensibilidad" que le capacitarán para "discernir lo mejor". Es justamente la experiencia de la relación amorosa.

363

WHITE, Ellen G. El camino a Cristo. Madrid: Safeliz, 2008, p. 76.

364

KÜNG, Hans. Lo que yo creo, op. cit., p. 208.

99


cumple esta "ley del Mesías", con eso nada más cumple la ley entera. 365 Tras apenas evocar la práctica de cierta “ética situacional” por parte de Jesús, enmarcada como una “imagen de Dios” vamos ahora a esbozar las implicaciones eclesiásticas que esta ética tiene en nuestra vivencia personal y a apuntar las ventajas de aplicar la enseñanza del Maestro, vista de esa manera, en nuestra organización.

365 “Dios

hizo al hombre perfectamente santo y feliz; y la hermosa tierra no tenía, al salir de la mano del Creador, mancha de decadencia, ni sombra de maldición. La transgresión de la ley de Dios, de la ley de amor, fue lo que trajo consigo dolor y muerte. Sin embargo, en medio del sufrimiento resultante del pecado se manifiesta el amor de Dios.” Cf. WHITE, Ellen G. El camino a Cristo, op. cit., p. 5.

100


PARTE III

LA ÉTICA CRISTIANA Y SU PRÁCTICA

101


1. Aplicaciones prácticas de la ética cristiana El cristiano no puede ver a Dios solamente como el solucionador de nuestros problemas ni como la respuesta a nuestros interrogantes.366 Visto de esa manera, lo haríamos un Dios propio de las “cuestiones últimas” que no se corresponde con un Dios presente en medio de la vida, en cada situación de la vida.367 Tampoco entendemos que el cristiano tenga que vivir exclusivamente entre otros cristianos, ni que sus situaciones personales sean entendidas por todos los demás. El mismo Jesucristo vivió en medio de sus enemigos y, al final, fue abandonado por todos sus discípulos.368 Lo que decimos es que no podemos encasillar a Dios como solución. El Dios de Jesús, no es un Deus ex machina introducido como solución allí donde no llega la razón del hombre o donde le parece necesitarlo, sino que es un Dios presente en el fondo último de nuestro ser, en la misma esencia de nuestra existencia. Una problemática que existe a la hora de comprender la ética cristiana, procede de una posible deformación hermenéutica, y de un “malestar” moral369 que algunos miembros de 366

Cf. TORRES QUEIRUGA, Andrés. Creo en Dios Padre: El Dios de Jesús como afirmación plena del hombre. Santander: Sal Terrae, 1986, pp. 151187.

367

BONHOEFFER, Dietrich. Resistencia y sumisión. Salamanca: Ediciones Sígueme, 2004, p. 455.

368

BONHOEFFER, Dietrich. Vida en comunidad. 9.ª ed. Salamanca: Ediciones Sígueme, 2003, p. 10. Pese a todo, la presencia sensible de los hermanos es para el cristiano fuente incomparable de alegría y consuelo.

369

La búsqueda de una religión más moral y personal que ayude a hacer frente a problemas sociales. Algunos creyentes consideran que no se sienten comprendidos y en ocasiones sufren unas situaciones incómodas que dificultan la pertenencia social. Del mismo modo, el pastor enfrenta situaciones complejas. Cf. FAUS, Joan. “La búsqueda de una religión más moral dispara el evangelismo” [en línea]. El País Internacional (13 noviembre 2014). Disponible en: http://internacional.elpais.com/internacional/2014/11/13/actualidad /1415854297_029972.html [Consulta: 15 enero 2014].

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iglesia denuncian. Trataremos aquí de dar respuestas útiles que apoyen a la ética metanómica como herramienta de reflexión y enfoque comunitario.370 ¿Cómo valorar mejor a la ES y aplicarla a la vida en la iglesia? ¿Para qué puede servir hoy?371 Desde una crítica reflexiva, pretendemos reducir la distancia entre una filosofía de vida y lo que ocurre en la práctica cotidiana. La distancia entre lo que se dice que debe ser una vida moral cristiana y lo que acontece en nuestras vidas.372 Para reducir esta distancia tenemos que empezar por asumir que “Cristo no es un objeto de religión, sino algo muy distinto, esto es, Señor del mundo”.373

1.1. La problemática Algunos cristianos mantienen la absoluta división iglesiamundo374 como antípodas de la realidad humana. Su idealización de la iglesia, impide ver su humanidad, su propósito. En ocasiones, parece existir un menosprecio arrogante por los

370

Los problemas morales son, por lo general, muy complejos. No se presentan dos situaciones iguales. Cada una de ellas requerirá un estudio cuidadoso y, aunque las diferencias entre un caso y otro sean mínimas, cada situación requerirá una solución particular. El Espíritu debería ser siempre requerido por quienes tengan que resolver problemas morales. Fideicomisarios del patrimonio White. Cf. WHITE, Ellen G. Consejos sobre conducta sexual y adulterio. Miami: APIA, 1994. Presenta diferentes soluciones a casos que tienen el común la violación del 7º mandamiento.

371

Cf. RAMOS, Marcos Antonio. El pastor en la Iglesia de hoy. Nashville, Tennessee: Convention Press, 1991.

372

Como el desarrollo natural de la Iglesia puede transformar el pensamiento teológico. Cf., SCHWARZ Christian. Cambio de paradigma en la Iglesia, pp. 219-271.

373

Ibíd., p. 405.

374

Cf. HABERMAS, Jürgen y JOSEP Ratzinger. Entre razón y religión: Dialéctica de la secularización. México: Fondo de cultura europea, 2008.

103


que están fuera, y eso no contribuye a que el cristiano se ubique adecuadamente en la realidad en la que vive.375 En su obra Vida en comunidad Bonhoeffer destaca enfáticamente un doble postulado eclesiológico: en primer lugar, la hermandad cristiana no es meramente un ideal sino una realidad; en segundo lugar, y por fundarse en Jesucristo, esa comunidad es una realidad espiritual más que una realidad social y, como tal, absolutamente diferente de todas las demás comunidades.376 A pesar de que la iglesia es depositaria de un sistema ético hermosamente integrado en una filosofía adelantada a su tiempo, y a pesar de los desajustes377 propios del pasado, y porque no decirlo del presente, es evidente que muchos creyentes no reconocen con facilidad su verdadera identidad como grupo social.378 En nuestra propia denominación, conviven más de 200 naciones, utilizando más de 700 idiomas, y diferentes culturas. Este movimiento fue iniciado hace casi dos siglos en su mayoría por gente joven cuyas ideas eran innovadoras y creativas. Si la iglesia insiste en usar modismos del siglo XIX para alcanzar a jóvenes en el siglo XXI, finalmente terminará como los Amish, que han mantenido sus formas y tradiciones pero han perdido su misión en el mundo. El mundo posmoderno tiende también a ser posdenominacional. La iglesia ya no 375

LEÓN, Jorge A. Psicología pastoral de la iglesia. Miami: Caribe, 1978, p. 25.

376

BONHOEFFER, Dietrich. Vida en comunidad, op. cit., pp. 22-33.

377

Podemos aprender del legado adventista y criticarlo con el fin de aprender de sus errores y valorar sus triunfos, pero no imponer, sino proponer como objetivo eclesiástico su modelo de vida y aplicarlo a la situación actual. Cf. KNIGHT, George R. Nuestra identidad. Origen y desarrollo. Miami: APIA, 2005.

378

Según Jn 13.34, es el amor lo que marca la seña de identidad cristiana, más que la doctrina del santuario o las profecías apocalípticas.

104


puede esperar una lealtad irreflexiva o estimulada a partir de sentimientos de culpa entre sus jóvenes, solo porque estos hayan nacido adventistas y sigan creyendo que el adventismo tiene la verdad. Al contrario, la iglesia necesita demostrar que es verdad lo que proclama y que está utilizando sus recursos fielmente en la misión que le ha sido confiada. Un ejemplo: tras minimizar la importancia de las nuevas tecnologías en la terminación de la obra de la iglesia, el programa NET379 ha puesto a los adventistas a la vanguardia de algunos tipos de comunicación mundial. ¿Qué otras ideas hay ahí afuera esperando ser descubiertas? ¿Y cómo podemos utilizarlas mejor? Hay grados de conocimiento y grados de fidelidad a lo conocido, como por ejemplo, el secreto profesional que no debe ser violado por el pastor, que ni siquiera presionado a actuar bajo la inmediatez o el ansia por aplicar una disciplina, debe ocasionar más daño del que pretende evitar. ¿Cuál puede ser el origen del problema? ¿Puede ser que exista una manera equivocada de interpretar el mensaje ético de la Biblia? ¿Puede existir el riesgo de ministrar bajo una hermenéutica deformada? El desafío es formar una generación de pastores y administradores adventistas, sensibilizados con la ética bíblica, que estén preparados, que tengan la habilidad de ayudar a la gente a usar sus talentos en la obra de alcanzar al mundo. Los pastores necesitan ser capacitadores, no “mamás gallinas cubriendo a sus polluelos.” Una congregación saludable no es un grupo de individuos aislados del mundo, sino una unidad de creyentes alcanzando a la comunidad que está a su alrededor. ¿Qué puede hacerse para generar salud en nuestras congre379

La radio en 1930 era demasiado nueva, demasiado radical, demasiado innovadora, demasiado no probada, “un desperdicio del dinero del Señor.” La idea de NET (programa de emisiones vía satélite) era loca. ¿Quién iría a una iglesia para ver a un predicador en una pantalla? Para un resumen sobre la historia del movimiento adventista; Cf. KNIGHT, George R. Anticipating the Advent: A brief History of Seventh-day Adventists. Boise, Idaho: Pacific Press Publishing Association, 1993.

105


gaciones locales? Cada vez más adventistas se están dando cuenta de que hay otras maneras de gestionar la iglesia en el mundo posmoderno. La iglesia necesita reformular sus creencias en términos de qué es básico y qué es secundario, o de qué es central y qué es periférico.380 ¿Qué pasos se pueden tomar para dar a la ética del Espíritu el lugar que le corresponde dentro del adventismo? ¿O esperamos completar nuestra obra sin abordar este asunto? Cualquier tema antiguo serviría: desde los estilos de adoración, hasta las normas del vestir. ¿Qué puede hacerse? No podemos pensar de forma tribal, nacionalista o racial. En la iglesia no caben las luchas de poder. En las situaciones más difíciles necesitamos comportarnos como hermanos nacidos de nuevo, capaces de discutir sin perder de vista la misión de la iglesia, lo que hace que cada asunto debe ser tratado en su lugar apropiado. Por ejemplo: ¿Cuándo se regocijan algunos adventistas? ¿El viernes al atardecer o el sábado al atardecer? Hay quienes actúan como si el sábado fuese el castigo por ser adventista, en vez de una señal de nuestra salvación y la bendición más grande de la semana. Esta actitud desafortunada se da en algunas de nuestras iglesias. Comunidad cristiana significa comunión en Jesucristo y por Jesucristo. Ninguna comunidad cristiana debería ser más ni menos que eso. Y esto es válido para todas las formas de comunidad que puedan formar los creyentes, desde la que nace de un breve encuentro hasta la que resulta de una larga convivencia. Si podemos ser hermanos es únicamente por Jesucristo y en Jesucristo. 380

Algunos adventistas sostienen que todas sus creencias son de igual importancia, siendo que la realidad es que el tener una relación salvadora con Jesús está en el centro mismo del cristianismo. Todo el cristianismo genuino fluye de una relación salvadora con Jesucristo. Es fácil ser adventista sin ser cristiano. Cf. KNIGHT, George R. Nuestra Iglesia. Miami: APIA, 2005.

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El adventismo necesita desarrollar mecanismos para enriquecer e iluminar su multiculturalismo y su internacionalidad. Se necesita más que una doctrina correcta para mantener viva una iglesia. No solo necesitamos verdades doctrinales, sino la verdad tal y como está en Jesús. Los desafíos deben ser tratados de manera abierta, honesta y cristiana. El éxito no vendrá por accidente. Será el producto de la reflexión, la planificación y la acción deliberada.381 Los pastores no podemos vivir el ministerio detrás de escritorios, a base de papeles, a través de comisiones, sin contacto con la gente. Tenemos el mandato de ayudar a llevar la carga del otro (Gal 6.2). Hay hermanos que soportan grandes cargas, mundo en dónde cada uno busca lo mejor para los suyos. La seriedad de la espiritualidad cristiana se muestra en su capacidad de sobrellevar los unos las cargas de los otros y asumir esa carga lleva a la hermandad y a la comunión y no a la mera camarería. Cristo no es solo mediador entre Dios y los hombres sino también entre un hombre y otro.382

1.2. Deformación hermenéutica Conscientes del hermoso llamado al servicio del que somos deudores, destacamos aspectos que podrían mejorar no solamente la vida del pastor sino también la vida en comunidad.383

381

George R. Knight presentó este discurso en la sesión de la Asociación General del año 2000.

en

Toronto. Disponible en: http://www.adventistreview.org/20001544/devil.html [Consulta: 4 febrero 2015].

382

BONHOEFFER, Dietrich. Vida en comunidad, op. cit., p. 85.

383

La revista brasileña “Cristianismo Hoje”, publicó un artículo, traducido por noticiacristiana.com, sobre el creciente número de pastores que abandonan el ministerio. Las investigaciones realizadas en los Estados Unidos revelaron los problemas a los que se enfrenta el gremio. Depresión y estrés. Muchos no se sienten preparados, dicen que solo leen

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Algunos pastores presentan ciertas lecturas de la Biblia384 como acabadas y definitivas, y eso en ocasiones deforma el mensaje del texto original, que quizá tenía sobre todo la intención de suscitar un encuentro personal. Por eso es preferible la dificultad “del entender” del feligrés a una posible seguridad forzada del ministro, que tiene su momento y su lugar.385 En ocasiones, los caminos ofrecidos como respuestas por algunos ministros, son distintos del camino del amor ágape, cuando el orgullo o el error imposibilitan al ministro percibir más allá de sus propios miedos: Miedo a la institución, miedo a la secularización, miedo al pecado, miedo al desafío ético, miedo al consejo de iglesia, etc. La devoción personal en la vida del pastor, es de extrema importancia. “Si no me detengo a meditar la Palabra en oración, abusaré de ella desde el púlpito.”386 Ante los riesgos de una hermenéutica fundamentalista387, saber callar ante la palabra de Dios, en cambio, hace que la

la Biblia cuando “la necesita” para preparar sus sermones. Disponible en: http://www.renuevodeplenitud.com [Consulta: 4 marzo 2015]. 384

Cf. BERKHOF, Louis. Principios de interpretación bíblica. Grand Rapids, Michigan: Libros Desafío, 2005.

385

Del mismo modo, el uso y abuso en ocasiones de los escritos de Elena G. White, queriendo construir teología sin ser ese su cometido, pueden generar tensiones alienantes “Los cristianos deberían seguir a Cristo y vestirse de acuerdo a la Palabra de Dios. No deben irse a los extremos” WHITE, G.E. Mensajes selectos. Tomo 3. Florida, Buenos Aires: ACES, 1979, p. 276. Cf. ELLEN G. WHITE ESTATE. Ellen G. White y la hermenéutica. Barcelona: Aula7activa, 2007. Disponible en: http://www.aula7activa.org/edu/documentos/documentos/ellengw ylahermeneutica.pdf [Consulta: 13 septiembre 2015].

386

BONHOEFFER, Dietrich. El precio de la gracia. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1968, p. 946.

387

El fundamentalismo constituye una forma de suicidio del pensamiento. Apoyarse con versículos bíblicos y citas de Ellen G. White tomadas fuera de contexto, e interpretar literalmente todos los detalles de la Biblia sin el buen uso de un buen método ofrece interpretaciones piadosas,

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entendamos mejor y la expongamos adecuadamente.388 También, la obsesión desmedida por preservar “la imagen”, a toda costa, puede añadir una posible deformación, inconsciente incluso, en las relaciones afectivas.389 Creer que solo hay una forma de hacer algo y que todos tienen que proceder de esa única manera, ocasiona tensiones. Por ejemplo: el estilo de la adoración.390 De ahí que, aplicar soluciones fijas391 y no comprender la importancia de la situación individual, no comprender la verdad bíblica que es progresiva, ni la realidad del entorno, etcétera, plantea problemas en temas como: el divorcio, el control de la natalidad, el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, la discriminación racial, las relaciones con el gobierno, el uso del dinero… Se pueden dar respuestas genéricas y vagas que resultan insuficientes para el que las depero falsas. En relación al fundamentalismo, cf. PAGOLA, José A. Jesús: Aproximación histórica, op. cit., p. 477. 388

El método de emplear muchos textos bíblicos con el fin de sustentar una idea, aparenta erudición, pero eso no garantiza que la idea sea fiable ni veraz. Ha de tenerse en cuenta el orden del pensamiento del autor, los motivos de los escritos, los destinatarios de los mensajes, la lengua empleada, la gramática, las diferentes cosmovisiones, la conexión entre las frases… No podemos sostener la idea del “texto prueba”. Cf. FERRARIS, Mauricio. La hermenéutica. Madrid: Taurus, 1998, pp. 28-38.

389

LEÓN, Jorge A. Tres caminos para conocerse a sí mismo y alcanzar la salud integral. Buenos Aires: Jorge A. León y Rivero, 2006.

390

“No todas las mentes deben ser alcanzadas por los mismos métodos.” Cf. WHITE, Ellen. Testimonios, Tomo 6. Florida, Buenos Aires: ACES, 1979, p. 116. Los estilos de adoración, por ejemplo, están relacionados con la clase socioeconómica de una persona. Lo que tal vez alcance a algunas comunidades de clase media-alta quizás no alcance a pentecostales o anglicanos u ortodoxos o islámicos. El adventismo no necesita una o dos maneras de adorar, sino muchas.

391

Es necesario una buena exégesis y una buena hermenéutica. Cada cual toma un pasaje, lo interpreta a su manera. Se siguen interpretaciones tradicionales muchas de las cuales no tienen nada que ver con el mensaje evangélico y no se logran siempre los resultados que se desean. LEÓN, Jorge A. La comunicación del evangelio en el mundo actual, op. cit., p. 38.

109


manda.392 No es cuestión solamente de posicionarse sobre lo que está mal o bien, sino de vivir en comunión con las situaciones que experimentan los demás, independientemente de lo que en ese momento practiquen o crean.393 El hombre394 posmoderno no siempre es tan maduro como para comprender sus deberes, por eso nuestra ayuda no ha de centrarse principalmente en su conducta sino en sus relaciones. Para Dios, aún más que la conducta, que lo que hacemos, le interesamos nosotros.395 La psicología social396 enseña que las relaciones se producen mediante diálogos.397 Si la manera de relacionarnos es deficiente y no empatiza392

Cf. GRUDEM, Wayne: Doctrina Bíblica: Enseñanzas esenciales de la fe cristiana. Miami: Vida, 2005.

393

Jesús no cambia la conducta de las personas para que se sientan amadas ni les otorga su paz cuando obtienen victorias sino que al amarlas y darles una paz incomprensible sus vidas comienzan a cambiar, progresivamente, sin la inmediatez que les exigimos los demás. Cf. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Acceso a Jesús. 3.ª ed. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1980, pp. 142-158.

394

Cf. VILLAMAR, Winston: La educación teológica en la iglesia local. Decatur, Georgia: Asociación para la Educación Teológica Hispana, 1998.

395

Cf. Diferentes teorías sobre el comportamiento religioso visto como consecuencia o como causa. ARGYLE, Michael. Conducta religiosa. Buenos Aires: Paidós, 1996, pp. 182-222.

396

La influencia del individuo sobre el grupo, la identidad base y la individual son aspectos que se desarrollan en la personalidad, de gran importancia. Cf. BARON A. Robert y Donn BYRNE. Psicología social, op. cit., 2005.

397

El pastor debe dominar el análisis transaccional. Facilitar el análisis de las formas en que las personas interactúan entre sí, mediante transacciones psicológicas, con sus estados del yo Padre, Adulto y Niño, aprendiendo a utilizar el primero para dar cuidados, el segundo para individualizarnos y el tercero para buscar y recibir cuidados, tanto en nuestra interacción con los demás, como también en nosotros mismos, creciendo en el logro de una personalidad integradora. Cf. BERNE, Eric. What Do You Say After You Say Hello? London: Corgi Books, 1975, p. 462.

110


mos398 con nuestros interlocutores podríamos dar lugar a un “malestar” moral como grupo, en la iglesia, donde podemos apenas conocernos realmente.399 La ética cristiana aprende entonces de una manera concreta de la ES.400 Pero la considera y la utiliza, la supera y la mejora.401 398

Cf. STEIN, Edith. El problema de la empatía. Madrid: Trotta, 2004, pp. 132-134.

399

Sobre el abandono de la iglesia en adolescentes y jóvenes, los asuntos relacionados con la forma de aplicar disciplina, la incoherencia de los mensajeros, la relación hogar y escuela son determinantes. El tipo de liderazgo, la forma de evaluar y la falta de amor incondicional son claves en el estudio del Dr. Dudley. Cf. DUDLEY, L. Roger. Why teenagers reject religión? Washington: Review and Herald, 1998. El proyecto patrocinado por la División Norteamericana de los Adventistas del Séptimo Día y La Sierra University (California) conocido como Valuegenesis entre los años 2000-2002 destaca la demanda de enseñanza bíblica y una falta de comprensión de la ética religiosa como fundamento de la felicidad, una falta de confianza en el espíritu de profecía, escasa calidad en los programas de las iglesias y una separación frente a la ortodoxia en algunos aspectos en los que no hay consenso. El estudio sugiere una formación pastoral más eficiente y una manera diferente de presentar las doctrinas. Cf. DUDLEY, L. Roger. Valuegenesis: Faith in the balance. Washington: La Sierra University Press, 2002. En general, tras los estudios del Dr. Dudley, las causas principales del abandono son la alienación, la intolerancia, la irrelevancia, la convivencia, los conflictos personales y el no sentirse aceptados. Cf. DUDLEY, L. Roger. Why our teenagers leave the church: From a 10-year of study. Hagerstown, Maryland: Review and Herald, 2005.

400

Cf. CALVO, Diego. “El ciego de nacimiento. Un evento escatológico” [en línea]. Barcelona: Aula7activa, 2013. Disponible en: http://www.aula7activa.org/edu/investigador/documentos/elciegod enacimiento.pdf [Consulta: 12 enero 2012]. Ejemplo de un acercamiento situacional.

401

Robinson ataca la ética cristiana tradicional por tender a ser antihumana, orientada hacia principios sobrenaturales que a veces tienen precedencia sobre las personas, y a los cuales hay que conformarse prescindiendo de las circunstancias, pero eso obedece a una visión de interpretar la ética cristiana y no a la ética de Cristo. Al reducir el deber ético a un enfrentamiento y respuesta de cada momento, la moralidad situacional frustra la exigencia cristiana de una pauta de vida consecuente,

111


En gran parte del mundo evangélico,402 la excesiva preocupación “pastoral” ha hecho que el mínimo hermenéutico exigido haya bajado. La hermenéutica bíblica tiene unas reglas y en los temas relacionados con la espiritualidad, tales como la devoción personal, la oración, etcétera, no sirve la política del “todo vale” mientras se practique. ¿Tenemos la seguridad de que tales prácticas garantizan la calidad de una vida espiritual personal efectiva? “Hay muchos que profesan creer la verdad pero son de moral corrupta, empañan la pureza de

predecible. Jesús consideró la obediencia a los mandamientos como una prueba de su amor (Jn 15: 8-10, 14) Dar por supuesto que el "amor tiene una brújula moral incorporada" tan poco afectada por el pecado y corrupción del hombre que en forma intuitiva elegirá bien. Esto está muy lejos de lo que Pablo dice acerca de la "brújula moral" del hombre en Roms 1.18-32 o Rom 3.10-18. El amor, dirigido por el corazón humano, no puede ni escoger bien ni escoger en forma beneficiosa para los demás (Mt. 15.19). Sus decisiones siempre están centradas en el yo. La ética situacional elabora su programa sin atención ninguna al arrepentimiento, al juicio, a la fe, y a la redención. Cf. HENRY, Carl. The Uneasy Conscience of Modern Fundamentalism. Nueva York: Garland, 1984. 402

Durante el siglo pasado, el número de cristianos evangélicos creció de forma explosiva en todo el mundo. Se estima que el 75% de ellos viven en África, Asia o América del Sur y, aunque es imposible saberlo a ciencia cierta, se calcula que hay cerca de 2,2 millones de iglesias evangélicas en todo el mundo. Sin embargo, el 85% de ellas están dirigidas por pastores con poca o ninguna formación teológica. Algunos que hace unas décadas ridiculizaban el estudio teológico, hoy sienten la necesidad de estudiar para obtener un título. Unas ofrecen títulos baratos y rápidos por internet, y otras sin un campus ofrecen sus cursos en iglesias locales alrededor de América Latina. Algunos ejemplos: Latin University of Theology; Miami International Seminary; la Asociación Internacional Hispanoamericana de Capellanes (AIHCA); Universidad Nuestro Pacto Internacional. SEGURA, Osías. “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Ayuda pastoral, 27 agosto 2010.

112


pensamiento y los impulsos de otros, arruinan las almas bajo la pretensión de salvarlas.”403 Pongamos un ejemplo relacionado con la oración. Se ha dado por admitido que todo creyente entiende lo que es orar y por supuesto el saber hacerlo pero lo cierto es que no es así. “El corazón por naturaleza no sabe orar” y limitar la oración a ciertos momentos, es desaprovechar este privilegiado recurso. Para orar no basta abrir el corazón cuando esté lleno, sino también cuando está vacío. “No queremos orar a Dios entre el falso y confuso lenguaje de nuestro corazón, sino en el lenguaje claro y puro con el que Dios nos ha hablado en Jesucristo.”404 Desde siempre, el proceso de secularización y sus secuelas han sido un verdadero desafío para los cristianos, pero frente a un mundo secularizado lo que necesitamos es una teología más “secular” en su formulación, no una secularización y una humanización de lo religioso.405 Se valora en exceso hoy una forma de “pastorear” demasiado tradicional y no se toma en cuenta, con el rigor suficiente, el valor académico del encuentro con el texto bíblico, como tampoco parecen apoyarse otras formas pluralistas de realizar el trabajo pastoral. Debemos vivir en libertad para afrontar la vida desde el compromiso, para allí encontrar la vía hacia la verdadera felicidad.406 Para tal fin, necesitamos una ética con sensibilidad, porque la ética cristiana no consiste en una negación de los sentimientos, de los instintos ni 403

Con relación a ministros que están en la obra. Cf. WHITE, Ellen G. Testimonios acerca de conducta sexual, adulterio y divorcio. Miami: APIA, 1994, p. 221.

404

BONHOEFFER, Dietrich. Vida en comunidad, op. cit., p. 108.

405

DEIROS, Pablo A.: Historia del cristianismo: El cristianismo denominacional (1750 al Presente), Formación Ministerial. Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Centro, 2012

406

Cf. DONNER, Theo G.: Fe y posmodernidad: Una cosmovisión cristiana para un mundo fragmentado. Terrasa, Barcelona: Editorial CLIE, 2004.

113


de los deseos de la naturaleza humana. Por el contrario, esta ética promueve una actitud en la que las pasiones humanas son reconocidas, pero se colocan bajo el dominio de Cristo y de su voluntad.407 ¿Es realmente este el caso de nuestras congregaciones? ¿Hemos contribuido debidamente a formar su identidad? Nuestra denominación, en el campo afectivo y social, afronta una seria problemática. Muchos lamentan la pobreza y la falta de imaginación de sermones que carecen de integración orgánica, o bien, no invitan a la adoración. Muchas veces los servicios de culto se convierten en entretenimiento emocional con un barniz religioso. También hay quienes lamentan el antintelectualismo y la parálisis doctrinal que tiene a la iglesia fija mirando al pasado “glorioso” del siglo XIX. Si bien la fe de los santos del primer siglo es la misma fe de los santos del siglo XXI, la vivencia de las doctrinas, necesariamente, debe adaptarse al momento histórico actual.408 La fe con que se cree en Dios, y las doctrinas con que explicamos al Dios en el cual creemos tienen la misma base pero no la misma expresión. En nuestra iglesia hay quienes creen que cada página de la Biblia fue dictada por Dios y quienes creen que la Biblia fue escrita por seres humanos cuya iluminación por el Espíritu Santo respetó los límites de su humanidad. Hay quienes 407

DEIROS, Pablo A. Liderazgo cristiano, formación ministerial. Buenos Aires: Publicaciones Proforme, 2008.

408

Reconociendo esto, los que formularon las veintisiete doctrinas fundamentales del adventismo hicieron claro en su preámbulo que no se trataba de un credo y que no debía usarse el documento para juzgar a los miembros de la iglesia. Sin duda cuando se añadió la doctrina veintiocho, se estaba proclamando que las doctrinas no son permanentes. Son cambiables. Por desgracia hay quienes mantienen que la iglesia está constituida por sus doctrinas y las ven publicadas en el Manual de la Iglesia como inmutables e infalibles. Muchos, a propósito, se olvidan del preámbulo que las introduce, o dejan de publicarlo cuando las reproducen. El único inmutable e infalible es Dios, y las doctrinas siempre han sido y seguirán siendo cambiables. Cf. “Growing in Christ”. Adventist News Network. Núm. 2005-07-04.

114


piensan que la organización de nuestra iglesia es el modelo de organización perfecta, que nuestra liturgia es admirable y nuestras doctrinas son las únicas perfectamente cristianas. Tal ilusión cercana a la soberbia es, sin duda, lamentable y hace que algunos defensores de ortodoxias se conviertan en cazadores de brujas.409 A pesar del trabajo en común, de la devoción en común, de la oración en común, es posible que un cristiano adventista siga profundamente solo, “porque tenemos comunión como creyentes, como piadosos, pero no como impíos, no como pecadores. La piadosa comunidad no deja que seamos pecadores, y así cada uno esconde el pecado de sí mismo y de los otros”.410 Cuando existen diferencias, no es fácil saber qué hacer de acuerdo a 409

Hay quienes creen que el Señor no vendrá mientras no haya en la tierra un pueblo que haya alcanzado la perfección frente a la ley igual a la del Cristo encarnado y hay quienes creen que lo único que cuenta es la fe y el amor. Hay quienes enseñan que hay en el cielo un santuario material con dos salones y que el 22 de octubre de 1844 Cristo entró por primera vez al segundo salón, el lugar santísimo, y quienes creen que desde su ascensión Cristo está sentado a la diestra del Padre disponiendo y gobernando. Otros, sin embargo, piensan que ambas descripciones de las actividades de Cristo en el cielo son metafóricas, parábolas que nos exigen despertar nuestra imaginación. Hay quienes creen que es imposible creer en el Dios creador de todas las cosas y tomar en serio las conclusiones del consenso de los científicos que formula un proceso evolutivo y quienes creen que tal cosa no solo es posible sino necesaria. Hay quienes conceden al gobierno la autoridad para imponer y efectuar la pena de muerte a los declarados culpables de serios crímenes y hay quienes creen que el mandamiento “No matarás” incluye a castigos penales. Sobre esa base, hay quienes se niegan a portar armas y quienes entran como voluntarios al ejército como combatientes dispuestos a matar. Ninguna de estas contraposiciones puede ser considerada de menor importancia, pero los que las mantienen conviven dentro de la iglesia. Cf. WEISS, Herold. “Considerando al disidente” [en línea]. Café Hispano, Spectrum (15 junio 2009). Disponible en: http://spectrummagazine.org/article/caf%C3%A9hispano/2009/06/14/columna-considerando-al-disidente [Consulta: 13 septiembre 2015].

410

BONHOEFFER, Dietrich. Vida en comunidad, op. cit., p. 93.

115


la ética cristiana.411 Y esto especialmente, en situaciones de enfermedad.

1.3. Ética y enfermedad Una de las situaciones más evidentes en las que puede apreciarse la importancia de la comprensión de una ética metanómica cristiana, es la que experimenta el paciente terminal. En situaciones de desesperación ante el dolor, las convicciones de todos se ven afectadas.412 Hasta hace muy poco, la mayoría de los países tenían leyes que prohibían la eutanasia (muerte con dignidad), asociada con la corrupción de la medicina en la Alemania nazi. Pero recientemente, nuevas técnicas aplicadas en la medicina con el objeto de prolongar la vida humana, han causado que mucha gente cuestione acerca de qué calidad de vida es la que se está prolongando. ¿Estamos realmente salvando vidas o simplemente prolongando el proceso de la muerte? La pregunta surge con mucha mayor frecuencia en aquellos países que son suficientemente ricos como para cargar con la responsabilidad de una tecnología eficiente. Habiéndose originado en los Países Bajos y continuado en los Estados Unidos y en otros países, percibimos una nueva voluntad pública de “ayudar” a aquellos que están pereciendo, acortándoles la vida intencionalmente. ¿Pero puede considerarse la interrupción del cuidado médico a un paciente, lo que a veces pare411“Los

que buscan reglas que rigen lo que se debe hacer en el caso de desacuerdos deben estar preparados para ser chasqueados. A veces lo mejor es confrontar. En otros casos es más conveniente tomar un desvío por la periferia. A veces es mejor renunciar, otras es mejor quedarse. Cuando se trata de disentir, no hay una respuesta correcta, y mucho menos una que sea válida para todas las situaciones.” Cf. HAASS, Richard. “The Dilemma of Dissent” [en línea]. Newsweek (11-18 mayo 2009), vol. 153, núm. 19/20, p. 32. Disponible en: http://www.newsweek.com/haass-former-bush-aides-dilemma-overiraq-79875 [Consulta: 13 septiembre 2015].

412

Para un acercamiento al nuevo paradigma médico; cf. BONNIN, S. P. Moral de la vida: Manual de bioética teológica. México: Dabarsa, 2005.

116


ciera añadir más sufrimiento al moribundo, moralmente equivalente a terminar activamente la vida del mismo? ¿Existe en verdad una diferencia en los casos en los que los profesionales de la salud tomen parte activa en la administración de las medidas para la eutanasia, o que el paciente mismo se las administre, en un “suicidio asistido” por el profesional de la salud? ¿Tiene el cristiano (opuesto tradicionalmente al suicidio y a la eutanasia) respuestas a los dilemas actuales introducidos por la capacidad de la tecnología de controlar la etapa final de la vida? La bioética413 nace como consecuencia de la ES. Los dilemas morales414 y los casos diversos que trata, nos empujan a una reflexión compasiva en una ética de la sensibilidad responsable. Uno de esos casos es la línea delgada que existe entre la decisión de prolongar la vida o la de terminar con ella. En sociedades como la nuestra, la actual medicina, ofrece la oportunidad de prolongar artificialmente la vida o de interrumpirla anticipadamente. Ambas posibilidades están al alcance de quienes se adentran en los últimos momentos de la vida. El Código Internacional de Ética Médica sitúa la tarea del médico en el ámbito de “la compasión y respeto por la dignidad humana”.415 Las sociedades más desarrolladas nos han puesto en este dilema: ¿Es lícito diferir o acelerar la muerte? ¿Y prolongar la vida? ¿Son compatibles los caminos de la religión, la ley y la medicina? ¿Cuál es el límite entre la medicación para prolongar la vida y la que busca suprimir el sufrimiento?

413

CAPILLA, J. Diego. El nacimiento de la bioética. Madrid: Biblioteca Nueva, 2007.

414

Cf. CORREDOR, Juan. Cuestiones bioéticas sobre homosexualidad. Madrid: Ediciones Digitales, 2009. Disponible en: http://www.bioeticaweb.com/images/stories/documentos/cuestione shomosexualidad.pdf [Consulta: 13 septiembre 2015].

415

BADENAS, Roberto. Frente al dolor. Madrid: Safeliz, 2012, p. 150.

117


¿Cuál es la manera adecuada de presentar la información acerca de este aspecto en los medios eclesiásticos?416 No pretendemos abordar la temática de la eutanasia, sino tan solo mencionarla como ejemplo, porque para nosotros un espacio ético debe servir para elaborar una moral pensada antes de aplicar cualquier decisión. “Cuando no se puede hacer nada algunos se obstinan por el camino del encarnizamiento terapéutico. La vida es un increíble privilegio, no un implacable deber.”417 Sobre este punto nuestra denominación declara lo siguiente: La compasión Cristiana nos llama al alivio del sufrimiento (Mateo 25:34-40; Lucas 10:29-37). En el manejo de los agonizantes, es responsabilidad de los Cristianos la de aliviar en todo lo que sea posible el dolor y el sufrimiento, pero esto no incluye la activa eutanasia. Cuando está claro que la intervención médica no curará al paciente, el principal objetivo debería ser cuidar que el paciente sufra lo menos posible.418

Respetar la vida no significa prolongarla sin más, con tratamientos que solo prolongarán la agonía, frustrando el derecho a una muerte digna: La ética cristiana prepara para aceptar con sobriedad y responsabilidad la llegada de la inminente muerte y respeta el derecho a vivir esos momentos de manera tal que podamos prepararnos, si es posible, a asumirla. Sin embargo, a la hora de abordar la cuestión, es notable 416

Hoy en día, la eutanasia voluntaria encuentra apoyo entre un sector importante del clero protestante. Los problemas morales en juego se discuten por Willard L. Sperry, The Ethical Basis of Medical Practice. Cf. Joseph Fletcher, en su libro, Morals and Medicine, defiende vigorosamente la eutanasia voluntaria.

417

BADENAS, Roberto. Frente al dolor, p. 216.

418

IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA. “El paciente terminal”. Disponible en: http://adventista.es/el-paciente-terminal/ [Consulta 12 diciembre 2014].

118


apreciar que en muchos de los planteamientos que se leen y escuchan en los más diversos foros, la muerte, tanto como el ineludible proceso previo en que ella desemboca, son temidos, viviéndose en forma angustiosa por quienes están obligados a admitirla y gestionarla, como lo son los médicos y los familiares del moribundo, y sobre todo por quien sufre su proximidad con indecibles padecimientos. El paciente terminal queda sujeto a la hospitalización, en condiciones de aislamiento prácticamente total, sometido a prácticas que responden a un cerrado paternalismo médico, pero el creyente debe respetar la autonomía y la libertad de aquellas personas que, en forma personal o mediante testamento de vida, decidan ejercitar, o no, su derecho a morir de una forma determinada. Un ejemplo sin rigor objetivo pero real es el experimentado por uno de los promotores de la ética universal.419 Obviamente no pretendemos posicionarnos ni es objetivo del trabajo el decidir por el lector su propuesta, sino tan solo reflexionar sobre la situación de alguien profundamente afectado por la situación de la enfermedad y la ética que el pretende. Cuando nos referimos a ética y enfermedad no queremos dejar pasar por alto las situaciones cotidianas de personas que arrastran desajustes emocionales y físicos, que no desaparecen repentinamente con la conversión. Por otro lado, la medicina y la psicología han avanzado lo suficiente como para aligerar muchas de las situaciones que viven los feligreses y que en la comunidad fueron censurados y llevados a

419

“Hans Küng, enfermo de Parkinson, se plantea recurrir al suicidio asistido” [en línea]. Religión Digital (1 octubre 2013). Disponible en: http://www.periodistadigital.com/religion/mundo/2013/10/01/han s-kung-enfermo-de-parkinson-se-plantea-recurrir-al-suicidio-sistidoiglesia-religion-dios-jesus-muerte-vida.shtml [Consulta 2 enero 2015].

119


cargar con una culpa innecesaria.420 Esto se ha hecho como consecuencia de teologías poco reflexivas.421 En ciertos sermones del pasado, observamos una ética que consideraba la depresión un pecado, siendo que es una enfermedad. Desde sistemas similares de pensamiento, juzgamos culpable el consumo de drogas, y considerábamos responsable de su enfermedad a la víctima, mostrando poca sensibilidad ética por nuestra parte. El comportamiento del individuo puede ser irresponsable y eso ha podido hacerle enfermar, pero no todas las personas que consumen drogas contraen la adicción, y desde absolutos religiosos los hemos tratado igual a todos, sin la demandada compasión cuando lo que realmente estaba ocurriendo, no era una falta de voluntad del acusado por escapar de ese infierno, sino una enfermedad del cerebro, comparable a otras.422 La ES nos ayuda pues a juzgar mejor a aquellos que son esclavos de malos hábitos. “Muchos consideran a estos extraviados como casos desesperados; pero Dios no los considera así, pues

420

Casos como la depresión, el suicidio, las patologías duales, adicciones diferentes a las producidas por sustancias químicas pero que operan de forma similar, como por ejemplo el sexo, el trabajo, etcétera, no siempre han sido sensiblemente ubicadas en el terreno que les corresponde como enfermedad. Cf., SANABRIA, Ambrosio. Psicobiología de la drogadicción: Cerebro y drogas. Madrid: Manual Moderno, 2013.

421

WIERSBE, Warren W. Bosquejos expositivos de la Biblia: Antiguo y Nuevo Testamento. Nashville, Tennessee: Caribe, 1995, p. 65.

422

Obtuve el alta médica tras un largo periodo enfermo. Una titulación por la UNED (Universidad Nacional Española a Distancia) en psicobiología de la drogadicción me acerca al comportamiento adictivo de forma teórica y práctica. Cf. CALVO, Diego. “Efectos dopaminérgicos de la educación adventista en la disforia sexual pornográfica y el clorohidrato de coca” [en línea]. Disponible en: https://facultadadventista.academia.edu/DiegoCalvoMerino [Consulta: 13 septiembre 2015].

120


comprende todas las circunstancias que han hecho de ellos lo que son, y se apiada de ellos.”423 Superando sin embargo, la idea de aplicar exclusivamente una ES como sistema ético suficiente por sí mismo, para responder a las exigencias morales de la iglesia, ¿qué consecuencias puede tener una sana ética cristiana, en un futuro?

2. Hacia una de una ética metanómica La ética cristiana debe contemplar, dentro de la tecnosfera en la que vivimos, un horizonte abierto a nuevos dilemas y desarrollar una ética de la responsabilidad, “más allá de la ley”.

2.1. La teología ética del futuro La tecnología424 ha dejado de ser un mero instrumento para convertirse en entorno determinante de medios y fines. El mundo tecnológico del que depende ahora la humanidad se ha convertido en una mediación en las relaciones cognoscitivas y pragmáticas entre el ser humano y la naturaleza, un sistema mundo que domina la vida social, una matriz cognitiva y pragmática a partir de la cual nos relacionamos con todo. Así pues, el entorno en el que vivimos ahora es, por primera vez, un mundo tecnológico. La mayoría de los humanos ya no vivimos en realidad dentro de la naturaleza, sino en una tecnosfera425 rodeada de la biosfera. Este factum 423

WHITE, Ellen G. La temperancia. Florida, Buenos Aires: ACES, 1979, p. 112.

424

Cf. BROOKS, Ron. Apologética: Herramientas valiosas para la defensa de la fe. Miami: Unilit, 1997, p. 101.

425

Un espacio de generación de cultura, vida e interrelaciones comunicativas y sociales regidas por la intermediación tecnológica. La influencia de Ellul consolidó los estudios políticos y sociales sobre la tecnología. Citado en PADILLA, René. “Hay lugar para Dios en la política”. En Discipulado y misión: Compromiso con el Reino de Dios. Buenos Aires: Kairós, 1997, p. 87.

121


histórico es el resultado de la expansión del poder tecnológico que está transformando nuestro mundo por medio de las comunicaciones. Estos progresos tecnológicos, entre los que destaca Internet, también proveen recursos excelentes para el estudio de la Biblia, pero junto a sus enormes oportunidades plantean riesgos éticos a la hora de su utilización que deben ser considerados.426 ¿Cuál es la influencia ética de las redes sociales en nuestra sociedad? ¿Cómo debemos manejar los cristianos los cambios de la tecnología de modo responsable?427 En la educación de los niños428 cada vez pierden más importancia la familia y la escuela a favor de la televisión, los móviles, la tecnología y las redes sociales que se han convertido en los protagonistas de esa labor. Los niños hacen más caso a lo que dicen los amigos y a la tele que a lo que dicen sus padres. La publicidad los manipula, pues, aunque no se den cuenta, todos quieren ir a la moda para ser aceptados en la sociedad. Se defiende el derecho a la diferencia, pero cada vez más, tendemos a hacer todos lo mismo. Todos necesitamos educación moral, pero más los niños y adolescentes, pues estos no tienen aún la conciencia moral plenamente formada y su personalidad es modificable. En una tecnosfera como la de la sociedad actual, urge una sensibilización y concienciación del problema y para ello se precisa informar, formar y prevenir desde todos los estamentos y en todas las áreas.

426

LAWRENCE, Richards. Enseñemos la Biblia creativamente. Miami: Logoi Inc, 2001, p. 106.

427

LAMMÉ, Nicolás. Una mente cristiana. Guadalupe, Costa Rica: CLIR, 2012, p. 209.

428

FOMINAYA, Carlota. «Los padres que quieran hijos felices tendrán adultos esclavos de los demás». ABC.es. Disponible en: http://www.abc.es/familia-padres-hijos/20150112/abci-educacionfelicidad-gregorioluri-201412231135.html [Consulta: 27 marzo 2015].

122


Mucha gente considera más importante la enseñanza de las habilidades técnicas y sociales que la enseñanza moral, ya que piensan que de esta última no se puede sacar nada productivo. Hablan mucho de sí mismas, y quieren ser escuchadas, pero no quieren escuchar. Buscan una comunicación sin compromiso. De ahí la búsqueda de la interacción distante, los amigos invisibles, las amistades del e-mail y del chat. Si no es educada moralmente la nueva sociedad, corre el riesgo ante la tecno-adicción, de que sus ciudadanos se conviertan en “hombres masa”.429 La cultura de la libertad personal, el pasarlo bien a toda costa, y la libertad total de expresión emergen hoy como un derecho. Los medios masivos de comunicación determinan la opinión pública, los modelos de conducta y de consumo. El egocentrismo y la superficialidad que de ellos derivan acarrean una crisis de autoridad que involucra las instituciones tradicionales. Nuestra cultura posmoderna ha perdido el amor por la verdad. Por otra parte los controladores del poder430 están a favor del monismo moral, es decir, de que impere un único código moral impuesto, ya que opinan que si hay diversidad de opiniones no se puede manejar fácilmente a las masas. Los más independientes piensan todo lo contrario: que cada uno debe pensar como quiera, pero sin ser influido por los demás: Hay que respetar las demás opiniones, pero cada cual debe ir a lo suyo. Esto se llama politeísmo moral, posición que defiende que, en cuestiones de moral, no se necesita llegar a ningún acuerdo universal si no es de forma casual. El pluralismo moral defiende que cada persona es libre de tener unos ideales, pero que, sin embargo, todos debemos compartir unas opiniones iguales sobre lo que es justo, aunque no ya sobre lo

429

Cf. BARTH Karl. Ensayos teológicos. Barcelona: Herder, 1978.

430

Cf. BLOCH Ernst. Marx y la dialéctica idealista. Madrid: CICA, 2009. Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/bloch/1949/a.htm [Consulta: 13 septiembre 2015].

123


que es bueno. La ética imperante en los media se interesa sobre todo por el valor del consumo y del ocio.431 La “sociedad del riesgo global” constituye una nueva fase de la modernidad en la que los riesgos sociales, tecnológicos, ecológicos se escapan cada vez más del control de las instituciones protectoras típicas de la sociedad industrial. Según Beck,432 en contraste con los primeros riesgos industriales, los nuevos riesgos de la industria nuclear, química o biotecnológica, no pueden controlarse ni es posible asegurarse contra ellos; no se limitan en el espacio ni en el tiempo; y lo peor es que no pueden exigirse responsabilidades por ellos, dados los actuales marcos legales. Un problema específico al que nos enfrentamos es, cómo vivir en privado nuestra vida espiritual, en un mundo que mide la vida sobre la base de parámetros cuantitativos en lugar de cualitativos.433 Como creyentes hay que plantearse la pregunta de si nos interesa inspirar moralmente a la sociedad y si nos importa de verdad transmitir a los niños una moralidad humanizadora. Es preciso enseñar a las futuras generaciones que las personas no son medios, sino fines en sí mismas.434 Igual que a lo largo de los siglos se han descubierto fórmulas matemáticas que son transmitidas a través de la 431

GARCÍA DE ORO, Gabriel. “La vida es más que una lista de tareas” [en línea]. El País (27 marzo 2015). Disponible en: http://elpais.com/elpais/2015/03/27/eps/1427474949_926013.html [Consulta: 28 marzo 2015].

432

BECK, Ulrich. La sociedad del riesgo global. Madrid: Siglo XXI, 2000.

433

WELLS, David F. Losing Our Virtue. Grand Rapids, Michigan: Eerdmans, 1998, pp. 23-30.

434

“Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro siempre al mismo tiempo como un fin, y nunca solamente como un medio.” KANT, Manuel. Fundamentación de la física de las costumbres [en línea]. García Morente, Manuel (trad.). San Juan, Puerto Rico: Pedro M. Rosario Barbosa, 2007, p. 130. Disponible en: http://pmrb.net/books/kantfund/fund_metaf_costumbres_vD.pdf [Consulta: 13 septiembre 2015].

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educación, y no se exige que cada uno vuelva a descubrirlas, lo mismo pasa con los valores. Para acabar de formar nuestra moral hay que asumir una actitud dialógica, y enseñar a los individuos a fomentar la autoestima. El creyente siempre pertenece a una comunidad de comunicación, y aprende de ella y en ella. La educación ética se desarrolla en medio de controversias sociales y conflictos de valores entre los diversos agentes que participan en su conformación. La relación de la sociedad con el poder tecnocientífico se ha modificado (de la simple aceptación pasiva y la confianza plena, a la preocupación e interés por controlar sus posibles efectos negativos y disfrutar al máximo de sus beneficios). Esto genera una discrepancia entre lo que hemos sido capaces de producir y lo poco que somos capaces de conocer y de comprender. La sociedad del riesgo global no debería generar en el creyente una especie de fatalismo y de pasividad política. Por el contrario, el escenario de los riesgos mayores del mundo tecnológico da lugar a que la iglesia se vuelva más reflexiva y consciente de su entorno. La conciencia de los peligros globales debería favorecer la reflexión de las instituciones internacionales, a la vez que la formación de una “esfera pública global”, un estado de espíritu en el que los creyentes se atreven a participar políticamente de manera no convencional. También es indispensable una ética para el mundo tecnológico que se enfrente a dilemas y problemas cuyos efectos son de largo plazo, tanto en el tiempo como en el espacio; una ética que defienda los derechos de las generaciones futuras y que prevenga los riesgos mayores. En síntesis, una ética que construya un nuevo concepto de responsabilidad colectiva y que establezca las bases para una acción ético-política a nivel global, más que para la mera toma de conciencia y acción individual. Para ello, la ética para el mundo tecnológico necesita expandir el horizonte de la consideración moral para enfrentar los diversos problemas globales en diversos horizontes, a partir de unos mínimos de justicia. Pero si la ética cívica 125


es una ética de mínimos, la ética cristiana es una ética de máximos que nos indica qué caminos seguir para alcanzar la felicidad, por las mejores vías. Los pilares del hogar, la iglesia y la escuela, están en crisis435 y este hecho se manifiesta de diversas maneras: la adoración de la juventud y el consentimiento de sus caprichos; el dinero como símbolo de éxito y felicidad; una economía de mercado donde en vez de “ser” importa “tener”: consumir, usar y tirar; la identidad definida por las adquisiciones y no por las convicciones. En contraste con la ética del trabajo y el ahorro, propia de la modernidad, la búsqueda de gratificación, de placer y de realización personal es hoy para muchos el ideal supremo. El culto a la independencia personal y a la libertad irresponsable de estilos de vida se ha vuelto en algo generalizado. El pluralismo relativista provee una multiplicidad de valores, con muchas opciones individuales, pero ninguna de ellas absoluta o segura. Las diferencias ideológicas y religiosas son tratadas superficialmente como modas. Todo esto ocurre en el marco de un axioma aceptado por casi todo el mundo: un mínimo de austeridad y un máximo de deseo y disfrute, menos disciplina y más comprensión. Al mismo tiempo, Los medios reemplazan las interpretaciones religiosas y éticas pretendiendo una información puntual, directa y objetiva colocando la realidad más allá del bien y del mal. Paradójicamente, la influencia de los medios aumenta a medida de que se generaliza una crisis de comunicación. En el planteamiento del futuro y para evitar lo ocurrido en el pasado, la impaciencia y la rapidez a la hora de evaluar deben ser revisadas.

435

PEREDA, Cristina F. “¿Necesitamos tantos científicos?” [en línea]. El País Internacional (9 mayo 2015). Disponible en: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/05/09/actualidad /1431193122_055781.html [Consulta: 09-05-2015].

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2.2. Crítica del juicio irreflexivo Si el discernimiento ético se debe llevar a efecto, de acuerdo con el Espíritu, es lógico preguntarse: ¿cómo se puede alcanzar ese saber que comunica el Espíritu de Dios? O dicho más claramente: ¿cómo puede saber cada persona lo que Dios quiere de ella, en cada circunstancia y en cada situación concreta? La moral tradicional tenía una respuesta clara y terminante para esa pregunta: el hombre encuentra lo que Dios quiere en primer lugar en la ley divina, y después en el dictamen de la propia conciencia.436 Las leyes y las normas, por el hecho de ser principios generales, no pueden ser operativos en cada caso particular nada más que a través de la mediación de la conciencia. Para el cristiano, en último término, todo se reduce a la puesta en práctica del amor agape, en cada situación particular (1 Cor 11.28,29, 2 Cor 13.5). Pero este es un proceso lento que tarda en madurar. Aquellos que siempre tienen prisa para juzgar, sentenciar y condenar al ostracismo a quienes no les dan la razón, caen en la sinrazón y la intolerancia.437 El discernimiento, distinguir una situación de otra y saber la diferencia entre ambas, no surge solamente en relación a una norma, una ley o un reglamento que se trate de aplicar a 436

Cf. HORTELANO, A. Moral responsable: Conciencia moral cristiana. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1969, p. 61.

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“La conciencia se presenta como la voz de Dios y como la norma de la relación con los demás hombres. Por consiguiente, de la correcta relación consigo mismo, el hombre debe recuperar la correcta relación con Dios y con el hombre. Esta perversión es la pretensión del hombre equiparado a Dios en su saber sobre el bien y el mal. El hombre se ha convertido en el origen del bien y del mal. No niega su mal, pero en la conciencia el hombre se llama a sí mismo, que ha venido a ser malo, para que retorne a su ser auténtico, a su yo mejor, al bien. Este bien, que consiste en la unión del hombre consigo mismo, debe ser el origen de todo bien. Se trata del bien de Dios y del bien para el prójimo. Llevando en sí el saber del bien y del mal, el hombre es juez de Dios y del hombre, tanto como lo es de sí mismo.” BONHOEFFER, Dietrich. Ética, op. cit., p. 14.

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la vida de los creyentes. O no aparece milagrosamente con el poder transformador que sí otorga el espíritu de Dios. El discernimiento no está restringido por la fiel ejecución de lo que ya está determinado en la ley o en las decisiones que otros han tomado. El discernimiento cristiano va más allá de todo eso, porque está abierto a todo lo que es bondad, servicio y amor. El discernimiento es fruto de una experiencia espiritual auténtica creciente: La experiencia del amor cristiano hacia los demás. Este amor, que desborda la vida afectiva del creyente, se traduce en conocimiento profundo y práctico; y en una sensibilidad o tacto afinado, que descubre, con cierta naturalidad y espontaneidad, lo que agrada al Señor, lo mejor y lo más acertado, en cada situación y en cada circunstancia concreta (Rom 12.1-2) discernir equivale a escoger lo mejor y eso no se hace imponiendo una conducta a cada individuo para cualquier situación. Por eso, es necesaria la formación de los cristianos en una mentalidad ética, sanamente crítica. La lucidez que da la fe, nos orienta y nos impulsa por el auténtico camino a seguir por la vida, para proceder en todo rectamente y de acuerdo con las exigencias de nuestra fe en Jesucristo. Ahora bien, la dificultad más seria que plantea el discernimiento cristiano: que el creyente puede engañarse y tomar por voluntad de Dios lo que, en realidad, no es sino su voluntad propia. Frente a la necesidad de constatar resultados a largo plazo, el creyente debe dar tiempo al proceso espiritual de las consecuencias de la ética de Jesús y de sus implicaciones morales.438

438

“Quizá durante algún tiempo la buena semilla permanezca inadvertida en un corazón frío, egoísta y mundano, sin dar evidencia de que se ha arraigado en él; pero después, cuando el Espíritu de Dios da su aliento al alma, brota la semilla oculta, y al fin da fruto para la gloria de Dios. No es una cuestión que nos toque decidir.” WHITE, Ellen G. Palabras de vida del Gran Maestro. Miami: APIA, 1971, p. 47.

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Discernir equivale a examinar constantemente cuál es la voluntad de Dios.439 Porque el juicio, sobre la moralidad de una acción, no depende solo del conocimiento de los principios universales de la moralidad. Además de eso, requiere también una interpretación correcta de la situación concreta en que se encuentra el sujeto. Y por experiencia sabemos que esto último no siempre es fácil. Sobre todo, si se tiene en cuenta que, en estas cosas, el propio egoísmo suele jugar una carta importante y, con frecuencia, puede incluso oscurecer la decisión a tomar. He ahí el engaño al que llega todo aquel que, en su comportamiento ético, no ejerce el debido discernimiento. Solamente la intervención del Espíritu Santo puede conseguir que nuestra conducta sea coherente y agradable a Dios (Rom 8.9-11). Pero hay todavía otra causa de posibles engaños para nuestra conciencia. Se trata de la acción del pecado arraigado en nuestra naturaleza, que interviene misteriosamente en la vida de los cristianos, para desviarlos del buen camino (Rom 7.7-25). Por lo tanto, nos preguntamos con qué criterios cuenta el creyente para saber que en sus decisiones acierta y no se engaña. La transformación y santificación del cristiano es obra del Señor (Rom 8.11; Flp 3.21), a través del Espíritu (2 Cor 3.6; cf. Jn 6.63). Resulta que, con bastante frecuencia, las prácticas y las observancias religiosas se suelen utilizar para tranquilizar la propia conciencia. De sobra sabemos que, muchas veces, no queremos y buscamos para los demás lo que queremos y buscamos para nosotros mismos. Pero como somos fieles en tal o cual práctica religiosa, aunque sea de tipo legalista, entonces nos decimos que “valga lo uno por lo otro”. De ahí la legitimación de tantas conductas marcadas por el egoísmo. La práctica religiosa, la observancia legal y cualquier otra cosa, por importante que sea, tiene valor ante Dios en tanto en cuanto está informada por el amor y es, por eso mismo, manifestación del amor cristiano. Por eso el enfo439

BONHOEFFER, Dietrich. Ética, op. cit., p. 24.

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que de la presente tesis busca el hecho de reflexionar sobre el riesgo de la “inmediatez” con la que gestionamos las experiencias cristianas y la necesidad de reflexionar acerca de las ventajas de una ética metanómica.

2.3. Consideraciones finales Es comprensible que las autoridades eclesiásticas no suelan ver con buenos ojos el que se hable de libertad en la ética cristiana. Quizá porque existe un cierto miedo a que el creyente se sienta demasiado libre de decidir por sí mismo, lo que representaría una pérdida de autoridad y por consiguiente, el miedo a la anarquía en el interior de la comunidad de los fieles. Se suele pensar que el tema de la libertad es una materia peligrosa, de la que lo mejor es no hablar mucho; o si se habla, hacerlo en términos tan generales que en realidad no es gran cosa lo que se viene a decir sobre el particular. De ahí que no es frecuente encontrar libros o escuchar predicaciones que hablen claramente sobre la libertad de los creyentes. Me refiero al miedo que muchos experimentan cuando se trata de la libertad, ante la ley religiosa. En efecto, por más extraño que parezca, es un hecho que la libertad constituye, a un tiempo, la aspiración más grande de la vida y el terror más profundo de las personas. Es decir, la libertad es, al mismo tiempo, lo más deseado y lo más temido de este mundo.440 Las consecuencias prácticas de lo dicho son importantes. Porque la cuestión ética no es una cuestión meramente especulativa. El problema es práctico, eminentemente práctico. Y de los más cruciales en la vida cristiana. Porque, en definitiva, se trata de saber cómo tienen que organizar correctamente su conducta los cristianos. La conciencia cristiana tiene que contar, ante todo, con las exigencias fundamentales del amor al prójimo, tal como esas exigencias aparecen descritas en los preceptos de la ley (no matar, no robar, etcétera) que prohíben hacer daño a los demás. Pero la conciencia tiene que con440

CASTILLO, José María. El discernimiento cristiano, op. cit., pp. 34-84.

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tar también con leyes, tanto religiosas como civiles, que organizan la convivencia y promueven el bien común. Ahora bien, con todo eso no basta. Porque más allá de esos preceptos limitados, la conciencia cristiana tiene que contar con las exigencias ilimitadas del amor a los demás. ¿Cómo formar entonces la conciencia? Si reducimos el papel del Espíritu441 a ayudarnos a observar con toda fidelidad lo que dispone la iglesia mediante sus normas, es evidente que entonces estamos convirtiendo al Espíritu de Dios en un simple ayudante de los hombres. El Espíritu no es ya, en ese caso, quien tiene la iniciativa, sino que tal iniciativa procede de una instancia humana, de tal manera que el Espíritu divino queda supeditado a lo que deciden los hombres. Y esto sigue siendo verdad aun en el caso de que la institución tenga un origen divino, como ocurre con la iglesia. Porque por más que la institución eclesial tenga su origen en los designios de Dios, lo que no se puede decir es que, una vez fundada la iglesia, el Espíritu Santo queda supeditado, de la manera que sea, a la institución y a la organización eclesial (Rom 14.17-18). Lo que agrada a Dios por encima de una conducta determinada es la entrega total, que da discernimiento al individuo, en un caminar continuo y no como un camino predeterminado, aunque este exista (Rom 12.1-2). El discernimiento me permite saber que no toda manifestación de religiosidad es auténtica (Heb 5.14). Por lo tanto, la medida de una vida auténticamente cristiana no es, propiamente hablando, la manifestación de cierto grado de devoción (Ef 4.22-23). Porque con esas cosas y sin discernimiento se puede caer también en el fanatismo y la autosuficiencia. Según san Pablo, los judíos tenían un gran fervor religioso, pero un fervor mal entendido (Rom 10.2). Es decir, un fervor 441

Cf. GLADDEN, Ron. Plantar el futuro: ¡Hay muchas Iglesias, por qué plantar más! Buenos Aires: ACES, 2000.

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sin el debido discernimiento, que les incapacitó para ver por dónde iban los verdaderos caminos de Dios y para comprender la significación del mensaje de Jesús. Por otra parte, la medida de la vida cristiana no está tampoco en la docilidad pasiva o en el mero sometimiento, por más que eso sea predicado en ciertos programas de espiritualidad. En este sentido, cabe recordar, una vez más, que el hombre de fe ha de tener en cuenta, al formarse su propia conciencia, las exigencias del amor al prójimo tal como se especifican en los preceptos del Decálogo, que prohíben hacer daño al hermano en sus bienes esenciales. Además, ha de tener en cuenta las normas y leyes, que en toda sociedad regulan la convivencia, así como las decisiones de la autoridad legítimamente constituida. Pero la cuestión está en saber quién tiene la última palabra cuando se trata de actuar en conciencia. Para algunos cristianos, hablar del discernimiento es, en el fondo, hablar de sí mismos, de su propia manera de pensar y de su propia manera de resolver las cosas. De ahí, el empeño que muestran en canonizar, a fuerza de discernimiento, sus propias iniciativas. Por supuesto, todo eso resulta inadmisible cuando el tema del discernimiento se plantea correctamente. Discernir cristianamente no es defender y afirmar el propio saber, sino exactamente al revés: renunciar al saber que procede del orden presente, para encontrar el saber que procede de Dios. Por eso, la clave del discernimiento es la renovación y transformación de la persona, que hará posible el paso de un saber a otro saber, de la escala de valores del mundo a la escala de valores que proyecta la cruz. Por lo demás, es evidente que esta manera de plantear el tema del discernimiento representa una subversión de nuestros esquemas habituales de pensamiento. Dietrich Bonhoeffer supo formular esta subversión con particular acierto en donde se precisa “desnudarse” del propio saber, de la propia manera de entender por uno mismo y entrar en una dimensión profundamente espiritual: 132


Por consiguiente, no se puede examinar por sí mismo simplemente cuál es la voluntad de Dios, partiendo del propio saber del bien y del mal, sino totalmente al contrario, sólo puede hacerlo aquél a quien se le ha privado del propio conocer el bien y el mal y que, por tanto, ha renunciado a saber por sí mismo la voluntad de Dios, aquél que vive ya en la unión de la voluntad de Dios, porque la voluntad de Dios se ha realizado ya en él.442

Lo primero que hay que hacer, para acertar con lo que Dios quiere, es renunciar a las propias ideas asumidas del ambiente o del sistema institucional, acerca de lo que es la voluntad de Dios. Tal renuncia, obviamente, nos puede parecer ilógica o incluso quizá absurda. Pero téngase en cuenta que no se trata de quedarse en esa renuncia sin más. La clave está en la renovación y transformación de la persona.443 El peligro está en concebir la conciencia como una realidad incontaminada, un juicio infalible como la aplicación de una ley universal y abstracta a un caso particular, ignorando el enorme influjo que tiene la intuición en estas cosas. Además, resulta que, en muchos casos, la experiencia nos enseña que no existe propiamente una ley que aplicar, sino que hemos de tratar de descubrir la voluntad de Dios a través de las circunstancias concretas. De ahí que los religiosos formados en ese estilo de moral suelen ser poco prácticos, como demuestra la experiencia. La dificultad más seria que representa esa manera de concebir la voz de la conciencia, y por lo tanto el problema de la moralidad consiste en que el hombre, inevitablemente, se repliega sobre él mismo, de tal manera que, desde la relación a sí mismo, enjuicia y dictamina su relación a Dios y a los demás. O dicho de otra manera, la propia conciencia se constituye en centro, de donde resulta que, paradójicamente, hasta Dios queda desplazado a segundo término. 442

BONHOEFFER, Dietrich. Ética, op. cit., p. 24.

443

HORTELANO, Antonio. Moral responsable, op. cit., p. 61.

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En la ética cristiana metanómica, la voz de la conciencia no es la voz del yo, sino la voz del Espíritu. La ética que brota así de la ética teónoma que proponemos conserva una espontaneidad que la preserva de todo legalismo y una identidad que supera al situacionismo.444 El fundamento de la ética cristiana no es la recta razón esgrimida por la moral filosófica sino que es Cristo mismo. Por eso es Cristo vivo quien debe inspirar nuestra conducta; él infunde vida a la iglesia a través de su Espíritu. En el misterio de la iglesia se presenta Cristo ante nosotros y dice a la vez: “¡Tus pecados quedan perdonados!” y “ve y no peques más”.445

444

Ampliando más el horizonte, a una visión del Nuevo Testamento, podemos aceptar el razonamiento de J. Blank: no hay ningún principio universal para un sistema ético del Nuevo Testamento. Éticas basadas en el reino de Dios, en la imitación de Cristo, en el amor, en la escatología, en la comunidad, en el Espíritu..., todos estos puntos de vista son tan variados como justificados, pero ninguno puede convertirse en absoluto, pues todos están interrelacionados y cada uno subraya un aspecto del ethos del Nuevo Testamento. Vienen a demostrar la complejidad de la ética del nuevo testamento y cuan distinta es esta situación del legalismo y la sistematización ética. BLANK, J. “Sobre el problema de las normas éticas en el Nuevo Testamento”. Concilium 25 (1967), p. 191. Una cuestión muy distinta es si se puede y se debe admitir la existencia de normas humanas, que tengan una dimensión absoluta, en cuanto que corresponden a la humanidad del hombre, porque en tales normas el hombre se expresa y se realiza. Aquí ya no nos situamos al nivel de la reflexión estrictamente cristiana, sino en el plano del comportamiento ético general. Ahora bien, desde este punto de vista, los moralistas (al menos los católicos) están generalmente de acuerdo en que, efectivamente, se debe admitir la existencia de tales normas, que serían la expresión de lo que es humanamente recto y justo. El fundamento último de tales normas sería lo humano como recta razón, prescindiendo de las discusiones sobre la llamada "ley natural".

445

BOECKLE, Franz. Hacia una conciencia cristiana: Conceptos básicos de la moral. Estella, Navarra: Verbo Divino. 1971, p. 220.

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CONCLUSIÓN

Las normas bíblicas no evitan los conflictos a la hora de tomar decisiones y las respuestas estériles que provienen de deficientes maneras de entender la religión nos hacen buscar algo mejor que no sea el legalismo o el relativismo moral. Ahí, la ES ha ayudado a la ética cristiana a comprender el significado de un amor agapeísta diferente al de un amor subjetivo. Resumiendo nuestro estudio ante la problemática del dilema moral, nos decantamos por una ética bíblica, cristiana, metanómica y reformada que dialoga con “cierta ética situacional”, buscando desde la compasión y la sensibilidad hacer el mayor bien posible al mayor número de personas o en su defecto, un mal menor. Entendemos que hay base bíblica para reconocer la existencia de una cierta “ética situacional” mediante la cual Dios se expresa y que se contrapone al mensaje fundamentalista, que ignora el mensaje de amor que quiere defender. En cambio, la ética vivida por Jesús responde a una ética de la responsabilidad, siendo su amor el principio ontológico sobre el que se apoya. Debemos mencionar la perspectiva escatológica y antropológica que transciende el dilema a una solución divina que penetra en lo humano. Las tradiciones eclesiales no siempre están basadas en criterios éticos justificables. Resolver los dilemas morales que enfrenta cada persona en cada situación, sobre la base solamente de lo prescrito en la ley sin considerar una ética que interiorice esa ley, no nos parece justificado, porque la ley es pedagógica. Además, la dimensión relacional con la que Dios ha dotado al hombre requiere el discernimiento necesario para vincular el acontecimiento cotidiano a la vida espiritual, un desafío mucho más exigente que cualquier ley. Lo vemos en las secciones éticas descriptivas del Antiguo Testamento, que se desarrollan en el tiempo y se revelan progresivamente. No todo el mundo comprende de la misma manera la moral del texto revelado. La base del manda135


miento divino es siempre la misma pero su aplicación varía al variar las circunstancias. El creyente debe esforzarse por una ética de la alteridad, donde su razonamiento moral supera al especulativo y donde el sujeto ético llega a ser un yo responsable. Para ello la libertad debe ser entendida como cristiana, abierta a lo transcendente. De ahí que, los que sostienen la impecabilidad deben entender que es imposible controlar todos los pensamientos de forma normativa. La ética cristiana es un caminar y no solo un resultado. Por eso, defendemos la necesidad de un aggiornamiento del lenguaje ético religioso y proponemos una solución teónoma que desarrolle en el individuo autonomía moral desde la libertad y desde el discernimiento crítico de una conciencia guiada por el Espíritu divino. Las decisiones éticas son parte de la vida diaria. Los cristianos debemos entender lo que está en juego, porque si no lo entendemos, no tendremos ningún impacto en los debates acerca de la vida que están sacudiendo a nuestra sociedad. La discusión ética necesita ser iluminada por la revelación divina. Debemos reconocer que la ética humanista es una pendiente resbalosa. Los cristianos debemos entender la naturaleza compleja de los asuntos éticos. Debemos aprender a pensar bíblica y cristianamente acerca de asuntos éticos, así como a defender nuestra posición. Debemos no solamente saber lo que creemos, sino también saber explicar por qué lo creemos. Por eso, la revisión de la moral tradicional es fundamental para generar un sistema de comportamiento receptivo a la reforma que conduzca a la compasión y a la equidad. Ahí parece emerger desde la ES. No podemos olvidar que el discernimiento divino también ocurre desde la propia humanidad y en ella también encontramos elementos que pueden ayudarnos en los dilemas morales que enfrentaremos. Entendemos que la conducta no es tan importante para Dios como lo es la motivación. La ética normativa podrá completar su desarrollo a través de una pedagogía más eficaz 136


basada en la relación con Dios, que hace del creyente que sea coherente además de obediente. A la voz del Espíritu, el Antiguo Testamento responde desde enseñanzas éticas incompletas, pero reveladas progresivamente, aportando una educación metanómica que permite superar los contrasentidos teológicos desde un prisma transcendental. Con el Nuevo Testamento, la imagen de Dios se manifiesta a través de Jesús. En relación con la ley por ejemplo, su encuentro con la mujer sorprendida en adulterio muestra que su intención no es disciplinaria sino preventiva y disuasoria y resuelve el caso no con una aplicación rigurosa de la ley sino apelando a la gracia divina. Fundamentando bíblicamente la ética cristiana desde una perspectiva metanómica, impulsamos desde la sensibilidad, mejores comportamientos, más humanos que consideren las circunstancias personales de los demás. Esta reflexión nos lleva a implicaciones morales en nuestra comunidad. A vivir en comunidad mejorando la sensibilidad moral y corrigiendo las posibles deformaciones que hallemos. Ante la problemática de lo inmediato respondemos con la sensatez, el amor agapeísta y el ejemplo ético de Jesús para que nuestra feligresía se convenza de que la intolerancia es un mal moral que debemos superar. Las situaciones por ejemplo, ante la enfermedad y el entorno peculiar en el que cada uno nos movemos, deben ser comprendidas antes de prescribir normas. En la nueva realidad que vivimos, necesitamos comprender el lenguaje en el que deben darse pautas para solucionar dilemas que provienen de nuevas situaciones tecnológicas. Para ello, el discernimiento ha de ser tan bíblico como espiritualmente maduro. Para vivir de acuerdo con nuestras nuevas situaciones, debemos fijar la vista en Cristo. Una ética cristiana metanómica es una herramienta indispensable para formar un discipulado coherente. Por eso, considera relevantes las aportaciones de la ES. 137


El punto de partida de todo razonamiento ético cristiano, tiene que ser la revelación de Dios. Dios se ha revelado y por eso podemos conocer su voluntad para nosotros en el área ética. Es nuestro deber, como estudiosos de las verdades de la revelación de Dios inspirarnos de estas basándose en nuestro quehacer ético. Por todo ello, la manera de aplicar disciplina en la iglesia necesita ser revisada, ya que no siempre manifiesta la sensibilidad cristiana necesaria. Los problemas morales son complejos y cada uno requiere un estudio cuidadoso. Podemos aprender de errores pasados y buscar una señal de identidad basada en el amor que aprenda a utilizar los textos bíblicos con una hermenéutica adecuada sin los riesgos del mal uso del “texto prueba”. Concluimos destacando los desafíos que nos presenta una sociedad necesitada que vive ya en una tecnosfera. Ante los nuevos paradigmas a los que se ve enfrentada nuestra fe. Proponemos que se conceda más espacio para el estudio ético dentro de una teología moral, en los planes de estudios del programa de grado. Nuevos caminos de investigación se abren ante las múltiples aplicaciones que tiene el estudio de la ética cristiana y sus implicaciones morales hoy. Convencidos por tanto, de su importancia invitamos a la investigación en sus distintas áreas, con el fin de encontrar las mejores herramientas con las que construir desde la ética cristiana, un mundo mejor, más justo y coherente.

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GLOSARIO DE TÉRMINOS USADOS EN ESTE TRABAJO En este trabajo utilizamos los términos que se enumeran a continuación en el sentido siguiente: AGAPE: Término griego empleado para describir el amor en su más elevada acepción. Es el amor que no se preocupa por recibir, sino por dar, por buscar el bien del otro. Somos objetos del amor agape de Dios independientemente de nuestros méritos y obras. ANTINOMISMO: Literalmente significa contra la ley. Doctrina que afirma que ya no hay necesidad de que se prediquen ni se observen las leyes morales del Antiguo Testamento. Calibrando esta afirmación, alegan los antinomistas que, salvos por la fe en Jesucristo, ya estamos libres de la tutela de Moisés. APOFATISMO: Del griego apofático, literalmente “sin palabra”. Fue un término muy común en la teología de los primeros siglos para referirse al sentido de asombro que el teólogo siente ante el misterio divino, para el que no tiene palabras con que expresarlo. La teología apofática después de decir todo lo que puede, guarda silencio respetuosamente, para entregarse a la veneración y adoración. Es el correctivo a las teologías catafáticas, de corte intelectual y racionalista, que tratan la Biblia como un manual de textos dispuestos para su orden y su clasificación, sin reparar en su contenido sagrado y profundo, en cuanto tienen a Dios como origen y fin. BIBLICISMO Y BIBLICISTA: Es la posición que defiende un método de interpretación de la Biblia exclusivamente lite139


ral, poniendo su énfasis en los vocablos y las expresiones del texto en sus sentido inmediato y rechazando la aplicación a la Biblia de métodos científicos, y en particular, del método histórico-crítico. Su problema no está en el afán de profundizar en el sentido literal de los vocablos, sino en el rechazo de cualquier otro medio de investigación para una exégesis correcta. Los biblicistas usan de preferencia la asociación libre un determinado número de versículos o porciones del texto sagrado sin tener en cuenta sus contextos para demostrar una idea o doctrina presuntamente bíblica (método del proof-text o del “texto prueba”). ÉTICA: Nos referiremos a la ética como la rama de la filosofía que estudia los comportamientos en cuanto pueden ser considerados como “buenos” o “malos”. Tiene como centro de atención las acciones humanas y aquellos aspectos de las mismas que se relacionan con el bien, la virtud, el deber, la felicidad y la vida realizada. ÉTICA BÍBLICA: Cuando hablamos de “ética bíblica” designamos así el estudio sistemático de los deberes y las obligaciones del ser humano conforme a los escritos del Antiguo y del Nuevo Testamento. Teniendo en cuenta su elevadísimo valor moral y ético, la Biblia es la única regla de fe y conducta del cristiano. ÉTICA CRISTIANA: Llamamos así al conjunto de principios basados en las Sagradas Escrituras, comprendidos a través de las enseñanzas de Cristo y de sus apóstoles, cuyo objetivo es orientar la conducta del cristiano como miembro de una comunidad eclesial y como ciudadano del mundo.

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ÉTICA DE SITUACIÓN: Designamos con esta expresión la reflexión ética que tiene en cuenta las circunstancias específicas que se puedan dar en relación con un comportamiento determinado, y la situación ante lo que se experimenta y en el acontecimiento vivido. Supone una comprensión racional y sensible de las variables posibles del comportamiento ético. Tiene en cuenta a las personas y su particularismo. ÉTICA METANÓNICA: Ética que “va más allá de la ley” como marco de referencia. Tiene en cuenta la sensibilidad responsable y atiende al espíritu de la ley, a su equidad y a la intencionalidad de su legislador. Incluye la gracia como motor de arrepentimiento y redención. Supera a los planteamientos de la deontología y de la teleología de la ley. ÉTICA SITUACIONAL: Se refiere al concepto que deja de lado la confianza en las normas y principios éticos, que se supone obligan en todo tipo de situación, y apela más bien a una comprensión y juicio simpático del contexto específico en el que se lleva a cabo la acción. El carácter único de la situación y la singularidad de los propios requerimientos y potencialidades son tales y requieren una decisión tan particular, que ninguna norma o ley puede anticipar. Movimiento popularizado por Joseph Fletcher, James Pike, Harvey Cox entre otros a mediados del siglo XX en contraposición a la moral tradicional. IMAGO DEI: Marca que el Señor Dios imprimió en el ser humano, distinguiéndolo de las demás obras creadas (Génesis 1:26). Con esta expresión, basada en la Biblia afirmamos que nosotros, aunque pobres mortales, nos parecemos en algo al Señor Dios. La encarnación del Cristo demuestra que siendo Él Dios mismo, pudo ser engendrado semejante a nosotros. 141


KENOTICISMO: Este vocablo procede del gr. kénosis = vaciamiento, y este del vb. kenóo, usado en Flp 2.7 para expresar el “anonadamiento” que comporta la encarnación del Verbo Hijo de Dios en Jesús de Nazaret . LEGALISMO RELIGIOSO: Tendencia a reducir las vivencias de la fe a los aspectos puramente materiales y formales de las observancias, prácticas y obligaciones (personales y eclesiásticas) estipulados por las leyes, reglamentos y tradiciones del grupo religioso al que se pertenece. LOGOS PROTÉPTICO: En las obras Stromata, Protréptico y Pedagogo, Clemente de Alejandría argumenta que la filosofía fue el camino que Dios usó para atraer a los gentiles. El logos protréptico es el nombre dado al logos divino que educa, enseña, motiva y permea las conciencias a lo largo del tiempo, penetrando en el interior del ser humano y modificando su entendimiento y conducta. MORAL: Son las reglas, posicionamientos, normas o consensos por las que se rige y juzga el comportamiento o la conducta de un ser humano en una sociedad (normas sociales). En este enfoque lo que forma parte del comportamiento moral está sujeto a ciertas convenciones sociales no siempre universalmente compartidas. Por otra parte la mayor parte de las sociedades humanas parecen compartir un núcleo de consensos sobre la conducta correcta y sobre la inaceptabilidad de ciertas conductas ampliamente rechazadas MORAL HETERÓNOMA: La moral heterónoma se origina por la presión del adulto sobre el niño al imponerle normas de tipo: sí o no, correcto o incorrecto, bien o mal, justo o 142


injusto. Es una moral primitiva que simplemente acepta normas y no lleva a distinguir ni apreciar las circunstancias, ni las intenciones, ni sabe distinguir entre errores, probabilidades, azar o conducta intencionada. SECULARIDAD SAGRADA: Término empleado por T. A. Robinson para describir el factor divino que actúa en lo profano, y que la iglesia ha evitado tener en la debida consideración. Dios mismo en el fondo de nuestro ser puede convertir lo secular en sagrado si admitimos que Dios no ha deseado que la iglesia se constituyese solo para personas religiosas sino precisamente para los que no pertenecen a ella, ya que toda la humanidad es el campo en el que debería mostrase el amor divino.

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Ejemplar gratuito

«¿Cómo puede un creyente saber lo que tiene que hacer para proceder rectamente y agradar a Dios en todo momento? ¿Cómo actuar, en las situaciones concretas de la vida, para que, por una parte, la conciencia se sienta realmente liberada de opresiones indebidas, y, por otra parte, eso no degenere en un subjetivo desorden moral? Los no creyentes acusan a la moral religiosa de estrechez y legalismo. Muchos la ven como una moral opresora y anticuada, intransigente, enemiga de la libertad y del auténtico desarrollo de la persona […] ¿Dónde encontrar reglas fijas para casos complejos y nuevos? Si comprendemos que la ley en sí no tiene poder para transformar al ser humano, ¿cómo desarrollar una ética sensible que nos haga entender que todos necesitamos más amor del que merecemos? Aportar elementos de respuesta a estas preguntas es el propósito del presente trabajo.» Diego Calvo Merino


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