Enero-Febrero de 2013
Asociación de Estudiantes y Graduados Universitarios Adventistas de España
Perfeccionismo cristiano: llegando a un equilibrio Texto: Juan Mateo Buccolini.
D
entro del ámbito cristiano y, particularmente dentro de la Iglesia Adventista1, el perfeccionismo ha sido y es un tema de debate constante que generalmente carece de equilibrio. Éste ha producido discordias, malas interpretaciones de la Escritura y un mal uso de los textos inspirados de Elena G. de White. Desde mi experiencia, considero que muchas veces, por no mencionar todas, los diálogos o discusiones en torno a la posibilidad de llegar a la perfección, entendiéndola como impecabilidad2, carecen de un sustento teológico y por lo tanto son malversaciones de lo que Dios se encargó de comunicar en relación a lo que pretende de sus hijos.3 Esta errada teología genera tanto conflictos personales como disyuntivas teológicas en asuntos centrales como son la salvación por la fe, la gracia y el sacrificio de Cristo. El objetivo de este artículo no es brindar una respuesta tajante a los interrogantes que se pueden presentar en la vida del creyente, ni mucho menos defender mi propia postura, sino presentar las bases bíblicas para lo que se conoce como “perfección” o “santidad”. De esa manera lograremos desarrollar un marco de interpretación más ordenado, equilibrado, sano y fiel a la Palabra de Dios. Además, pretendemos que con el mismo podamos establecer las bases para una mayor investigación por parte del lector, con el fin de lograr crecimiento tanto espiritual como personal.
Dónde radica el problema
El ser humano busca, en cada ámbito donde se desenvuelve, lograr un progreso máximo de acuerdo a sus capacidades. Anhelar alcanzar la perfección en distintas tareas es inherente a la persona. Por esto, no debemos considerar que el deseo de alcanzar la perfección en el ámbito espiritual, sea algo imposible. 4 De hecho, en La Biblia no encontramos ninguna declaración que diga que no debemos buscar la perfección. Todo lo contrario, se nos alienta a lograrlo. Por otra parte, si Dios pide algo de nosotros es porque somos capaces de alcanzarlo. Llegamos a la conclusión de que el problema que ha hecho de este asunto un tabú divisorio dentro de las iglesias se encuentra más en la falta de definiciones acertadas y no en el tema per se.5 1
Herbert E. Douglass, et.al. Perfection: the impossible possibility. Southern Publishing Association: Tenesse,7-8.
2 C. Mervyn Maxwell, en Herbert E. Douglass, et.al. Perfection: the impossible possibility. Southern Publishing Association: Tennessee, 1975. 169. 3 Stephen C. Neill, La doctrina Cristiana de la Santidad, La Aurora: Buenos Aires, 1958.30-32. 4 Íbid.,5 5 Ver en relación a este pensamiento Jean Zurcher, La Perfección Cristiana. Safeliz: Barcelona, 2000. 21-23. De donde se ha tomado la estructura básica para este artículo y ha sido el libro de consulta principal.
Si bien hay varios términos que generalmente son traducidos como “perfección”6, no pretendo ahondar en ellos. Vamos a enfocarnos básicamente en las declaraciones de Jesús, Pablo y Elena G. de White.
Jesús y la perfección
La vida del Mesías tuvo el carácter de escuela y ejemplo para todos aquellos que vivieron en su tiempo y para los lectores posteriores a su resurrección. Entre los discursos más extensos de Cristo se encuentra el conocido Sermón del Monte7 utilizado por la gran mayoría de nosotros en diversas situaciones (posibles divorcios, disciplina eclesiástica, permanencia de la ley, trato al prójimo, esperanza en las dificultades, etc.). Siempre nos hemos encontrado con un versículo que ha generado ruido8, a saber Mt. 5:48: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.» A simple vista, la declaración de Jesús puede dejar anonadado a cualquiera: ¿Está pidiendo que lleguemos a alcanzar un estado de perfección similar al de Dios? ¿Es posible estando sumidos en un estado de pecaminosidad constante? ¿A qué grado de perfección se está refiriendo Jesús?9 Sectores extremistas han tomado este texto para llegar a la siguiente conclusión: DIOS ES PERFECTO DIOS NO PECA PERSONAS PERFECTAS PERSONAS QUE NO PECAN Este estándar de crecimiento espiritual no solo suena imposible, sino que en muchos casos desanima y genera una élite, podríamos llamar farisaica, de gente “impecable” dentro de la iglesia. Para poder llegar a una conclusión un poco más equilibrada y bíblica, propongo que analicemos el contexto inmediato y cercano del versículo en cuestión.
Texto en su contexto.
En Mt 5 nos encontramos con una presentación de bienaventuranzas y una serie de comportamientos éticos que debería tener un creyente. Jesús se encarga de presentar pautas de vida más elevadas y acordes a la revelación y pretensiones divinas, desautorizando en muchos aspectos 6 Para ver una resumida lista de los términos utilizados ver Zurcher, La Perfección Cristiana..., 26-27. 7 Aunque el título hace referencia a una ubicación geográfica, sería más acertado a mí entender, llamarlo “Éticas del Reino” porque Jesús está interesado en colocar las bases éticas y morales de su presente Reino en la tierra para que sus hijos puedan ser luz (Mt 5:14-16) y mensaje, en la sociedad que los rodea, del Reino que Dios propone. Ver en relación a este tema, George Knight, La Biblia Amplificada: Mateo: El Evangelio del Reino. ACES: Buenos Aires, 2002. 8 Este “ruido” no es producido obviamente por la Escritura en sí, sino por una lectura descuidada y fuera de contexto del versículo 9 Edward Heppenstall, en Herbert E. Douglass, et.al. Perfection..., 61.
En este número • Perfeccionismo cristiano: llegando a un equilibrio
• VI Jornadas Creacionistas
a las autoridades rabínicas de su época, sus ideologías y casuística. Aun así, Jesús en ningún momento pretende rebajar las responsabilidades que tiene el creyente sino, por el contrario, colocarlas en su marco correspondiente y llevarlas a una moral más alta.10 Después de las correspondientes aclaraciones de Cristo de que él no viene a invalidar la ley sino a cumplirla en su sentido más profundo, comienza a explayarse en un juego de “oísteis que fue dicho”, “mas yo os digo”. En esta segunda sección de su discurso, Jesús trata los asuntos más urgentes en relación al trato con el que nos rodea, coloca criterio y sentido común a casos tales como la violencia, el divorcio, la honestidad de palabra, el adulterio y muestra un amor más excelente. Tras imbuir a sus oyentes en el marco correspondiente de actitudes que Dios requiere, Jesús dice: «Sed, pues, perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.» Mt. 5:48 Podemos observar que la perfección a la cual hace mención Jesús no está haciendo referencia a características de la naturaleza divina, sino a actitudes morales y éticas elevadas que son el resultado de una comunión directa como el Padre. Dios no puede pretender menos de aquellos que dicen ser sus seguidores11: un trato correcto hacia los demás, respetar al otro, ser fiel en lo que se dice, etc... son actitudes que Dios tiene hacia los hombres. En ningún momento hay pretensiones de que los hombres alcancen una naturaleza de impecabilidad igual a la del Padre, sino, como se mencionó anteriormente, el objetivo es preparar las mentes para llevar una norma más elevada12 a un mundo en decadencia, presentar una política de 10 Mt 5:17,19,20 dice: «No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir... De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.» A menos que se indique lo contrario, la versión utilizada es la Reina Valera 1960. 11 Mt 5:45 dice: «para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.» 12 Douglass, Perfection...,18-19
gobierno distinta a la que se venía planteando, una política que había sido dejada de lado pero que aun tenía vigencia, una política divina.13
Pablo y la perfección.
La teología del apóstol Pablo es muy rica en matices, especialmente en lo que se refiere a la perfección cristiana.14 Debe entenderse que el apóstol se encontraba en un contexto social influenciado por la filosofía griega reinante, que consideraba que el estado de perfección era una cuestión de naturaleza divina.15 Pablo, por su parte, intenta colocar en la mente de los nuevos conversos otro concepto de perfección, no como algo estático, alcanzable de manera definida, terminante, sino como algo progresivo que sigue su curso por la eternidad.16 No hay palabras más claras que expresen lo que Pablo pensaba acerca de la perfección que las que se encuentran en Filipenses 4:12-14: «No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremos llamamiento de Dios en Cristo Jesús.» Para Pablo la perfección es una constante en la vida del cristiano17, es un crecimiento del carácter, un crecimiento del aspecto espiritual de la persona.18 Y como todo crecimiento es paulatino y corresponde a cada ser, depende de los dones que Dios le ha dado a cada uno.19 No 13 Zurcher menciona que «lo único que puede hacer [el ser humano] es, en primer lugar, desear ser perfecto; luego, renunciar a sí mismo; finalmente, ir a Jesús y seguirlo [...] Para Jesús la perfección no es algo estático, sino más bien una dinámica de amor.» La Perfección Cristiana, 71. 14 Sobre los distintos alcances de la perfección y un análisis equilibrado ver: George Knight, I Used to be perfect, Andrews University Press: Michigan,2001. 15 Zurcher, La Perfección..., 79. 16 Heppenstall, 76-77. 17 Douglass, Perfection...121-128. 18 Filipenses 1:6 dice: «estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.» 19 «Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.» Efesios 4:7
es un estado definitivo de santidad, es más, por lo menos en lo que resta a nuestra vida sobre la tierra, esa perfección de carácter tiene un límite a ser superado con el regreso de Cristo, momento en que “en un instante, en un abrir de ojos [...] esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad”. 1 Co. 15:52-53. Por lo tanto, en la definición paulina de perfección, nos encontramos con un desafío mayor, que supera el ámbito de lo finito. Un crecimiento progresivo y constante del carácter cristiano que se extiende hasta los límites de la eternidad.
Elena G. de White y la perfección.
Como es de suponerse, en ningún momento las declaraciones de Elena G. de White son contrarias a las reveladas en la Palabra de Dios. Inclusive se encuentra un acertado equilibrio cuando se leen sus declaraciones de manera global y no aislada. En sus escritos presenta, así como Pablo, que la perfección es una constante en el crecimiento espiritual de cada cristiano, y que en ningún momento debemos bajar la norma para amoldarnos a costumbres adquiridas o culturales. 20 El objetivo final de cada cristiano es reflejar la imagen de su creador y por esto Dios pesa y mide nuestros esfuerzos por acercarnos a él en busca de ayuda. 21 Si bien la brevedad del artículo impide colocar todas las citas que tratan sobre este punto, algo es claro, la perfección del carácter es inherente al cristiano y es responsabilidad del mismo hacer todo lo que esté al alcance de su mano combinado con el poder divino, para ir creciendo hasta llegar a la «medida de la estatura de la plenitud de Cristo.» Ef. 4:13 20 «Dios aceptará únicamente a los que están determinados a ponerse un blanco elevado. Coloca a cada agente humano bajo la obligación de hacer lo mejor que puede. De todos exige perfección moral. Nunca debiéramos rebajar la norma de justicia a fin de contemporizar con malas tendencias heredadas o cultivadas. Necesitamos comprender que es pecado la imperfección del carácter» Palabras de vida del gran Maestro, pág. 265. Extraído de Zurcher, Perfección Cristiana, 134. 21 «La hermosura del carácter de Cristo ha de verse en sus seguidores.» El camino a Cristo, pág. 69. Extraído de Zurcher, Perfección Cristiana, 162.
Citas a destacar «No todos alcanzan el mismo desarrollo, ni hacen con igual eficiencia el mismo trabajo. Dios no espera que el hisopo adquiera las proporciones del cedro, ni que el olivo alcance la altura de la majestuosa palmera. Pero todos deberíamos aspirar a la altura a que la unión del poder humano con el divino nos permita alcanzar.» La educación, p. 267. «En sus esfuerzos por alcanzar el ideal de Dios, el cristiano no debería desesperarse de ningún empeño. A todos es prometida la perfección moral y espiritual por la gracia y el poder de Cristo.» Los hechos de los apóstoles, p. 381. «A nadie se le impide alcanzar, en su esfera, la perfección de un carácter cristiano. Por el sacrificio de Cristo se ha provisto para que los creyentes reciban todas las cosas que pertenecen a la vida y la piedad. Dios nos invita a que alcancemos la norma de perfección y pone como ejemplo delante de nosotros el carácter de Cristo. En su humanidad, perfeccionada por una vida de constante resistencia al mal, el Salvador mostró que cooperando con la Divinidad los seres humanos pueden alcanzar la perfección de carácter en esta vida. Esa es la seguridad que nos da Dios de que nosotros también podemos obtener una victoria completa.» Los hechos de los apóstoles, p. 424. «El que está intentado llegar a ser santo mediante sus esfuerzos por observar la ley, está procurando una imposibilidad.» El camino a Cristo, p. 70.
Conclusiones
Teniendo en cuenta lo analizado de las declaraciones de Jesús, Pablo y Elena G. de White, estamos habilitados a realizar un acercamiento a una definición más acertada de lo que es la perfección en la vida del cristiano, y más específicamente, entender lo que requiere Dios de nosotros: 1. La Revelación divina es equilibrada y no pide de los seres humanos imposibilidades. 2. Tenemos el ejemplo de Jesús, buscando el crecimiento del carácter a su semejanza.
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En esta ocasión el tema será: Diluvio y geología. Profundizaremos en las repercusiones que tuvo esta catástrofe. ¿Qué sucedía en toda la tierra durante el año del Diluvio? ¿Tiene algo que ver la distribución de los fósiles que se aprecia en la columna geológica con esta catástrofe? La persona encargada de guiarnos por este viaje, a uno de los episodios más singulares de la historia de la tierra será el Dr. Raúl Esperante, investigador del Geoscience Research Institute, dependiente de la Universidad de Loma Linda, en California. Extraído de: www.naturaliaonline.com
3. De ninguna manera la perfección del carácter se puede lograr por esfuerzos meramente humanos, sino en conjunción con la ayuda del Espíritu Santo. 4. Tanto Pablo como Elena G. de White dejan claro que la perfección del carácter es una necesidad del cristiano, y que es algo progresivo y constante con miras en la eternidad.22 Aunque como seres humanos nos cuesta contemplar estos conceptos bíblicos de ma22 George Knight, I Used to be perfect, Andrews University Press: Michigan, 2001.93-95.
nera equilibrada23, debemos ayudarnos unos a otros para lograr alcanzar el ideal divino para cada uno, así como entender que dentro de la iglesia hay distintos dones, capacidades, y crecimientos diferentes. Ninguno debería sentirse con la autoridad para juzgar al otro si tenemos «puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.» He 12:2a. 23 Tendemos a jugar siempre en los dos extremos, obras perfeccionistas y perfeccionadoras del ser humano, o una laxitud de carácter mal apoyado en la gracia. Ver en relación a esto, Neill, La Doctrina de la santidad, 54-80.
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