BOLETÍN AEGUAE JUNIO 2011 - Álvaro G. Mohedano

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Junio de 2011

Asociación de Estudiantes y Graduados Universitarios Adventistas de España

Trascendencia y superficialidad Texto: Álvaro G. Mohedano. Guionista y escritor.

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esulta esclarecedor cómo los humanos discurrimos por la vida utilizar a cualquier dios para nuestros fines que hallar al Dios Verdadero aplicando, según el peso de nuestras circunstancias, categorías y seguir el camino que nos dicta. de “máximo” a lo que resulta “mínimo” y otorgando a valores neNo concibe, no comprende el ser humano que es vital preguntarse: tamente trascendentes carácter de superficialidad. Se hace patente en “¿Quién soy yo? ¿Qué he venido a hacer aquí? ¿Cuál es mi destino en este el primer caso cuando cualquiera de nosotros concede una importancia mundo?”, porque el que no piensa por sí mismo deja un vacío y otros exagerada a un hecho que en realidad no la tiene. Por ejemplo, nuestro acabarán pensando por él. El individuo entonces se halla en condiciones coche sufre una avería grave y el importe de la reparación exige un desóptimas de ser manipulado. Sin espiritualidad real, sin finalidad, sin enembolso económico elevado. La alarma de “máximo” comienza a lanzar tender que nuestro compromiso moral siempre es egoísta y deficiente y destellos, nos sentimos desafortunados y maldecimos nuestra suerte que la verdadera ética es fruto de la relación no con un dios cualquiera según el valor que le otorguemos al dinero y a la dependencia que tensino con un Dios que demanda la verdad y la justicia universal, nos transgamos de él. Sin embargo, cuando nuestro hijo, nuestro hermano formamos en marionetas al servicio de los poderosos. o un amigo sufren un accidente de tráfico el hecho de que Es a partir de entonces, ya derrotados, cuando lo trascen[...] el vehículo donde viajaba haya quedado destrozado pasa dente adopta carácter de superficialidad y nuestro cona un segundo plano. Es entonces cuando la alarma del formismo nos convierte en esclavos. Por ello, cuando Es vital primer caso pierde su fulgor decayendo al “mínimo”, el dolor, cuando el sufrimiento, cuando la muerte nos emitiendo la segunda clamores de urgencia “máxima”, golpean en esta vida y siempre acaban haciéndolo, preguntarse: “¿Quién revelándose así por contraste que ese primer “máxianulada nuestra dimensión espiritual nos resignamos soy yo? ¿Qué he venido mo” era ficticio. Entre distintos tonos de “máximo” y a vivir el tiempo que nos toque vivir y después morir. “mínimo” transcurren las alarmas de nuestras vidas, Nuestra mente, ya domada, apenas tiene fuerza para a hacer aquí? ¿Cuál es siendo catalogadas según el grado de afectación que decir: “No sé, quizá exista algo allá arriba” y con tal provocan en nosotros. Los pesares y sufrimientos afirmación nos conformamos. Pero el dolor no cesa. mi destino en este que soportamos en el presente son clasificados según La madre que ha perdido a su hijo le recordará hasta nuestra memoria de dolor, asignando a tales conflictos el día de su muerte y llorará su ausencia. El hermano que mundo? un carácter de “máximo” o “mínimo”. ha perdido al hermano le anhelará toda la vida. El amado Como seres pensantes nos adaptamos a nuestras circunsvivirá en el corazón de la amada que le vio languidecer en sus tancias de aflicción intentando superar el bache del sufrimiento mebrazos. Ensimismados en nuestra superficialidad y cotidianidad que diatizados por la cultura social imperante y por nuestra propia educación nos invita a centrarnos en nuestras vacaciones, en el colegio de nuestros ya viciada de antemano. Hoy los sectores secularizados de Occidente, hijos, en el color de la pintura de la terraza o en la última serie de televidevorados por su propia renuncia a la búsqueda de Dios, caen en brazos sión, nos olvidamos de las promesas de ese Dios tan cercano y presente de otros dioses que les piden el alma a cambio: el consumismo voraz, la falta de ideologías, el relativismo galopante, la decadencia de los valores, la ausencia de reflexión interior, de tiempo para meditar en quién soy yo, deshumanizan al hombre hasta tal punto que lo transforman en un monstruo. Queda su mente en blanco, repleta de cosas superfluas, aturullada por un caudal de información indigerible, de usar hoy y tirar mañana, de placeres efímeros que no nutren. Víctima de su propio vacío, hambriento de paz interior, acude atolondradamente al supermercado espiritual echando mano al primer producto en promoción que relumbra en las estanterías. Con actitud de autoengaño proclama: “Soy libre para elegir en qué creer”, se dice. “¿Qué es la verdad? ¿Qué es la mentira? ¿Quién lo sabe?”, se pregunta. “Puedo escoger lo que más me apetezca. Cualquier religión diseñada a mi medida”, exclama. “Hay muchos dioses, ¿cuál de ellos se adaptará mejor a mí?” “¿Cuál de ellos me servirá mejor a mí?” Sin el mínimo rigor, sujeto a modas o a impulsos, dedica más tiempo a elegir sus muebles de cocina que a buscar a ese dios desconocido que puede transformar su vida. Porque es mucho más fácil

En este número • Trascendencia y superficialidad • V Jornada Creacionistas • Noticias Café Hispano

• Aula7activa: se necesita... • made in CREATIVO: ¿Lo has oído alguna vez? • Congreso AMiCUS 2011: ARISE in the end


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