Conferencias de NÂş 2
Cristo en el Apocalipsis Georges StĂŠveny
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Transcripción de audio a texto: Alfredo Cardona Ferraz Diseño gráfico y maquetación: Esther Amigó Marset
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Georges Setéveny profesor y director del Seminario Adventista de Collonges-sous-Saléve (Francia), es autor de varios libros (algunos ya traducidos al español y que se pueden consultar en www.aula7activa.org, y otros en proceso de traducción que aparecerán en fechas próximas) y un profundo conocedor de la Biblia. Orador habitual en los encuentros del Fòrum Paulí (Barcelona), en el año 1998 presentó una serie de diez charlas sobre el Apocalipsis. El Apocalipsis siempre ha sido un libro estudiado y controvertido a lo largo de la historia del cristianismo. Georges Stéveny orador de verbo fácil y penetrante, con sus charlas sobre el Apocalipsis consiguió hacer accesible a un público no especialista, aquello que per se es complejo y difícil de entender como es el Apocalipsis.
Los editores
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Agradecimientos a: Alfredo Cardona por llevar a cabo el Ămprobo trabajo de transcribir las grabaciones en audio casete a texto.
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SUMARIO Culto del sábado. El evangelio eterno ………………………………………………… Qué es el evangelio eterno confiado a la iglesia ……………………………….. Dos tendencias ……………………………………………………………….…….. Compatibilidad entre la gracia y la justicia……………………………………….. El movimiento de la “Carne Santificada” .………………………………………… Gracia versus obras ………………………………………………………………… Resumen …………………………………………………………………………. Cómo alcanzar la santificación ……………………………………………………. Conclusión ……………………………………………………………………………
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1ª Ponencia. Sábado tarde. Ser adventista hoy desde el punto de vista teológico, profético, histórico, ético y eclesiástico ……………………………………. Aspecto teológico …………………………………………………………………… Tres ejemplos ……………………………………………………………………. Aspecto profético ……………………………………………………………………. Aspecto histórico ……………………………………………………………………. Aspecto ético ………………………………………………………………………… Aspecto eclesiástico ………………………………………………………………… Conclusión …………………………………………………………………………… Preguntas y respuestas ……………………………………………………………..
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2ª Ponencia. Sábado tarde. Cristo, Señor de la iglesia ………………………………. Significado de ‘apocalipsis’ …………………………………………………………. Cosas que sucederán «pronto» ……………………………………………………. Apocalipsis, una revelación sobrenatural …………………………………………. Cristo, el logos ……………………………………………………………………….. Juan, transmisor del Apocalipsis …………………………………………………… Una bienaventuranza ………………………………………………………………… El tiempo está cercano ………………………………………………………………. Primera gran visión de Apocalipsis …………………………………………………. Qué es el «testimonio de Jesucristo» ……………………………………………… Paralelismo de las visiones de Apocalipsis ………………………………………... ¿Cuál es el «día del Señor»? ……………………………………………………….. Preguntas y respuestas ………………………………………………………………
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3ª Ponencia. Lunes. Primera gran visión: Las siete cartas a las siete iglesias. Cristo revelador de la verdad ……………………..………………………………………. Bosquejo del libro del Apocalipsis …………………………………………………… Cuatro escuelas de interpretación del Apocalipsis ………………………………… Primera gran visión ……………………………………………………………………. Cristo en medio de los siete candeleros ………………………..………………. Cristo edifica su iglesia ………………………………………………..……………… Carta a la iglesia de Efeso: ………………………….…………………………….. Carta a la iglesia de Esmirna ……………………………………..………………. Carta a la iglesia de Pérgamo ……………………………………..……………… Carta a la iglesia de Tiatira …………………………………………..……………. Carta a la iglesia de Sardis …………………………………………..……………. Carta a la iglesia de Filadelfia ………………………………………..……………. Carta a la iglesia de Laodicea ………………………………………..……………. Preguntas y respuestas …………………………………………………………..……
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4ª Ponencia. Martes. Segunda gran visión: Los siete sellos. Cristo dueño de la Historia ………………………………………………………………………………………… Dos capítulos a modo de introducción ………………………………………..……… Capítulo 4 …………………………………………………………………………….. Capítulo 5 …………………………………………………………………………….. Aclaración imprescindible a Apocalipsis 5: 9 …………………………………….. Unas palabras de historia …………………………………………………………… Tres imágenes sobre la salvación …………………………………………………. Los sellos ………………………………………………………………………………… Quinto sello ………………………………………………………………………………. ¿Qué nos dice este quinto sello? ………………………………………………….. Sexto sello ……………………………………………………………………………….. Preguntas y respuestas …………………………………………………………………
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5ª Ponencia. Miércoles. Tercera gran visión: Las siete trompetas. Cristo en el corazón del conflicto de los siglos ………………………………………………………….. Una interpretación personal de las siete trompetas …………………………………. Apocalipsis 12: 1-6. La mujer y el dragón ……………………………………………. Apocalipsis 12: 7-9. Guerra en el cielo ……………………………………….……….. Apocalipsis 12: 10-12. El gran acusador ……………………………………………… Apocalipsis 12: 17. El dragón se aíra con el resto de la mujer ………………………
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6ª Ponencia. Jueves. Cristo traicionado por su iglesia ……………………………………. Nombres para designar a Satanás ……………………………………………………... Apocalipsis 13 …………………………………………………………………………….. La bestia que sale del mar ………………………………………………………………. Se hacen tres preguntas en relación a la purificación del Santuario ……………. Características de la bestia que surge del mar ……………………………………. Retrato de la bestia..……………………………………………………………. Interpretación adventista sobre Apocalipsis 13 ……………………………………. La bestia que sube de la tierra ………………………………………………………….. Preguntas y respuestas …………………………………………………………………..
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7ª Ponencia. Viernes. Cristo enviado a los hombres. El último llamamiento …………. Apocalipsis 14 …………………………………………………………………………….. División del capítulo 14 en tres partes ……………………………………………… Retención de los vientos ……………………………………………………………… El sello del Dios vivo ………………………………………………………………….. Pérdida del nexo con el Espíritu …………………………………………………….. Restablecimiento del nexo con el Espíritu ………………………………………….. Lo opuesto al sello de Dios …………………………………………………………… Los 144.000 ………………………………………………………………………………… La gematría judía ………………………………………………………………………. Las doce tribus de Israel ……………………………………………………………… Vestidos de ropas blancas …………………………………………………………….
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8ª Ponencia. Sábado mañana. Cristo y la seducción de Armagedón …………………… 95 Cuatro explicaciones sobre qué es Armagedón ………………………………………. 95 Metodología a seguir …………………………………………………………….…… 96 Armagedón ………………………………………………………………………………... 96 Cuándo ocurrirán los acontecimientos narrados en Apocalipsis 15 y 16 ……..... 96 De qué se trata realmente …………………………………………………………… 98 Qué significa el secamiento del Éufrates …………….…………………………….. 99 El secamiento del Éufrates prepara el camino a los reyes de oriente ……. 100 Qué es Armagedón …………………………………………………………………… 101
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9ª Ponencia. Sábado tarde. Cristo y la gran ramera. El final del gobierno mundial ……. Siete similitudes entre la bestia que sale del mar y Jesucristo ……………………… La bestia de Apocalipsis 17 ……………………………………………………………… Apocalipsis 17 visto desde la perspectiva de Daniel 2 ………………………………… Apocalipsis 17: 1-6. Descripción de la visión ……………………………………… Inventario de las bestias ……………………………………………………….. Apocalipsis 17: 7-18. Explicación de la visión …………………………………….. Cuáles son las siete cabezas de la bestia de Apocalipsis 17 ……….…….. Descripción de la amazona ……………………………………………………. Los diez cuernos aborrecerán a la ramera ……………………………………
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Conclusión ……………………………………………………………………………………… 111 Aplicación y promesa ……………………………….……………………………………. 112 Preguntas y respuestas ………………………………………………………………….. 113
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CULTO DEL SÁBADO
EL EVANGELIO ETERNO «Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua, y pueblo.» (Apocalipsis 14: 6).
Se me ha pedido que durante esta semana os hable acerca de Cristo en el Apocalipsis. Y también se me ha pedido que conteste a esta pregunta: ¿qué significa ser cristiano adventista en el mundo de hoy?
QUÉ ES EL EVANGELIO ETERNO CONFIADO A LA IGLESIA Esta mañana deseo meditar con vosotros las palabras del Apocalipsis «el evangelio eterno» (14: 6). Hace más de 150 años que nuestra iglesia se organizó. Aquellos de entre vosotros, que como yo, peináis canas, sabéis que es diferente ser adventista hoy, y ser adventista hace 50 años. Y esta es la razón por la cual nos hacemos la pregunta: ¿qué es el evangelio eterno que ha sido confiado a nuestra iglesia? Los teólogos dicen que este evangelio es eterno porque da acceso a la eternidad. Y desde el punto de vista exegético, es exacto, pero no es suficiente. Es necesario decir, que es eterno, porque no cambia. Hoy no hay un evangelio diferente al de hace cincuenta años. El evangelio para nuestros predecesores, para los fundadores de nuestra iglesia, era el mismo que tenemos nosotros hoy. Y sin embargo vemos surgir en la iglesia movimientos paralelos. La gran pregunta es saber, cual es la relación entre la gracia y la ley, en el seno del evangelio eterno. ¿Es que somos salvos por gracia? Y si la respuesta es sí, ¿por qué debemos obedecer a la ley de Dios?, ¿cuál es la relación entre las dos? Todos sabéis que nuestra iglesia nació en torno a la gran profecía de Daniel. La purificación, el restablecimiento, del santuario. Nuestros pioneros enseñaron que hay una relación entre el Yom Kippur judío y el último período de la historia de nuestro mundo a partir de 1844. A partir de 1844 los cristianos son llamados a una experiencia muy particular, que debe permitirles, por la gracia de Dios, vencer el pecado.
DOS TENDENCIAS Tanto es así, que aún hoy se manifiestan dos tendencias. Los que insisten mucho sobre la gracia, y los que insisten mucho sobre la perfección cristiana. Y la dificultad surge porque hay suficientes textos para sostener los dos puntos de vista. Todos conocéis las múltiples declaraciones del apóstol Pablo, afirmando que somos salvos por gracia sin la ley. Y también conocéis las afirmaciones que dicen que hemos de llegar a ser perfectos. En Efesios 4, el apóstol muestra que la iglesia ha sido organizada, para conducir los cristianos a la perfección. Efesios dice: «Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura perfecta de Cristo» (4: 13).
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Fácilmente podríamos multiplicar las declaraciones que van en el mismo sentido. Entonces, ¿somos salvos por gracia?, o ¿somos salvos por nuestras obras? ¿Debemos ser perfectos para ser salvos? ¿Qué nos enseña el evangelio eterno?
COMPATIBILIDAD ENTRE LA GRACIA Y LA JUSTICIA Sabéis lo que dice el apóstol Pablo al comienzo de su epístola a los Romanos. Ya desde el capítulo 1 muestra que no hay incompatibilidad entre evangelio y justicia; dice así: «…no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, […] pues en el evangelio, la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: “Mas el justo por la fe vivirá”» (vers. 16-17). La palabra ‘salvación’ es muy importante. Es un término del vocabulario médico, que tiene que ver con la curación. Desde nuestro nacimiento estamos aquejados de una enfermedad mortal. El bebé, recién salido del seno materno, es ya un condenado a muerte. Pero el apóstol Pablo dice, hay una salvación, una curación, para todo aquel que cree. El evangelio eterno nos trae esa curación. Es por eso que es «poder –dinámica, [du,namij (dýnamis)]– de Dios». Luego el apóstol añade en el versículo 17: «en el evangelio, la justicia de Dios se revela». Desgraciadamente muchos cristianos no ven la relación que existe entre la gracia y la justicia. Hay quienes olvidan la gracia, y hay los que olvidan la justicia. Hoy, especialmente entre los jóvenes, hay una tendencia a dar prioridad a la gracia sobre la justicia. Por esto es muy importante hacernos la pregunta: ¿qué significa hoy ser adventista?
EL MOVIMIENTO DE LA “CARNE SANTIFICADA” Este problema ha surgido en muchos momentos de nuestra historia. En el año 1899, un movimiento nació en Indiana, EE.UU. que se llamó el movimiento de la “carne santificada”. Los adventistas que participaron en este movimiento, enseñaban que Jesús, en su lucha en el huerto de Getsemaní, venció al pecado que portaba en su carne. Añadían, que todos debemos alcanzar la misma victoria; antes del regreso de Jesús debemos conseguir esa carne santificada. Ese movimiento estaba acompañado de toda clase de demostraciones conflictivas. Cuando Ellen G. White (1827-1915) fue informada, reaccionó con la mayor firmeza, y escribió: «Todos pueden obtener ahora corazones santificados, pero es incorrecto pretender que en esta vida se puede tener carne santificada.» (Mensajes selectos. T. 2, pág. 36). Es decir, santificación del corazón sí, santificación de la carne no. Esta es la clara posición adoptada por Ellen G. White, frente a este movimiento. La Asociación General condenó este movimiento en el año 1901. Después, otros movimientos se manifestaron en apoyo de la perfección absoluta. Posiblemente habréis oído hablar del movimiento conducido por Brinsmead.1 Siendo director del Seminario, vi aparecer ese movimiento en Collonges [Francia].2 Aun hoy existe una tendencia a pretender que debemos llegar a alcanzar una perfección absoluta. ¿Cuál es la enseñanza de la Biblia? ¿Cuáles son los consejos dados por Ellen G. White? 1
Robert D. Brinsmead: En el pasado fue miembro de la Iglesia Cristiana Adventista del Séptimo Día que abandonó hacia finales de los setenta en el siglo pasado. Su evolución personal y creencias le han llevado desde un extremo conservadurismo a posiciones propias del liberalismo teológico anglosajón. Ver «Robert Brinsmead» [En línea]. Wikipedia. <http://en.wikipedia.org/wiki/Robert_Brinsmead> [Consulta: 2 noviembre 2007] 2 El orador hace referencia al Seminario Adventista de Teología ubicado en la población de Collonges-sousSalève (Francia). <http://www.campusadventiste.edu/> [Consulta: 2 noviembre 2007]
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GRACIA VERSUS OBRAS 1. Obras. Veamos en primer lugar una serie de textos que aparecen en las Escrituras demandando obras. El apóstol Pablo enseña que seremos juzgados de acuerdo a nuestras obras: «En el día que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.» (Romanos 2: 16). Dios juzgará nuestras acciones. El apóstol Pedro dice lo mismo: «Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según las obras de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación.» (1 Pedro 1: 17). Dios juzga según la obra de cada uno. Podríamos multiplicar las citas. El apóstol Pablo, enseña también, que no hay salvación para los injustos: «¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?» (1 Corintios 6: 9-10). Y podríamos multiplicar también las declaraciones que dicen lo mismo. Pablo dice que debemos vencer el pecado: «Velad debidamente, y no pequéis.» (1 Corintios 15: 34). El texto, como vemos, se hace más exigente. Hay declaraciones que dicen que debemos ser irreprensibles: «El cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.» (1 Corintios 1: 8). Muchos otros textos nos dicen que debemos ser perfectos. El mismo Jesús dirá: «Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.» (Mateo 5: 48). En esta primera serie de textos, he querido llamar vuestra atención, sobre el carácter exigente del evangelio. Aquellos que imaginan que el evangelio hace desaparecer todas las exigencias de Dios, se equivocan. No podemos entrar en el reino de Dios, si no hemos alcanzado la victoria sobre el pecado. Si Dios dejase entrar en su reino, una sola oveja sarnosa, el drama del pecado volvería a empezar de nuevo. Es absolutamente necesario para entrar en el reino de Dios, alcanzar la victoria sobre el pecado. Notad esta declaración de Ellen G. White. «La condición para alcanzar la vida eterna es ahora exactamente la misma de siempre, tal cual era en el paraíso antes de la caída de nuestros primeros padres: perfecta obediencia a la ley de Dios, perfecta justicia. Si la vida eterna se concediera con alguna condición inferior a esta, peligraría la felicidad de todo el universo. Se le abriría la puerta al pecado con todo su séquito de dolor y miseria para siempre.» (Dios nos cuida, pág. 231).
Es lógico. Es suficiente que reflexionemos un poco para comprenderlo. Si se deja entrar el pecado en el reino de Dios, el reino de Dios deja de ser el reino de Dios. Ahí donde reina el pecado, es el reino de Satanás. Satán es el príncipe del mundo de pecado. Dios no puede ser mas que el Dios de un reino donde no se peca más. Son numerosos los textos que insisten sobre esto. Tanto en las Escrituras, como en los escritos de Ellen G. White. 2. Perfección. En una segunda serie de textos, veamos que se habla de perfección. ¿Qué significa exactamente perfección? En primer lugar, la palabra hebrea tamid [ ] y la palabra griega teleos [tele,wj] evocan la idea de completo. Se habla de la esperanza perfecta; es la esperanza a la que no le falta nada. Se habla del amor perfecto; es el amor que no deja nada de lado. Este es el primer significado de la palabra perfecto. Una segunda idea en relación con esta palabra. Nunca en la Biblia, la palabra ‘perfecto’ es opuesta a pecado, siempre aparece opuesta a ‘niño’. O somos niños, o somos perfectos. ‘Perfecto’ es opuesto a ‘niño’. Y perfecto es aquel que es maduro, aquel que ha desarrollado, que ha crecido. Pero perfecto no es sinónimo de quien no peca más.
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Tercera idea en relación con este término. «No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos: y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.» (Filipenses 3:12-15).
Es curiosa esta declaración de Pablo. Por una parte dice: «todos los que somos perfectos», y por otra parte dice: no soy perfecto, corro hacia la perfección. Hay una tensión en el interior mismo del significado del término. Cuando Pablo dice, somos perfectos, quiere decir que somos cristianos maduros, que ya no somos niños espirituales, que hemos crecido con Jesús, que conocemos a nuestro Señor y le amamos. Pero Pablo es consciente, que siendo perfecto, tiene todavía que desarrollarse. Yo tengo ya una cierta edad, no soy un niño. Cuando se han sobrepasado tres cuartas partes de siglo, esto no es cualquier cosa. Desde un cierto punto de vista soy perfecto, pero Dios sabe que soy consciente de que no lo soy. Y constantemente pido al Señor que tenga piedad de mis limitaciones. Es la misma experiencia del apóstol Pablo. Se puede llegar a ser un hombre hecho, que en el vocabulario de la Biblia es un hombre perfecto, siendo consciente que queda mucho por crecer y desarrollarse. Ellen G. White dice: «No podremos decir: “Yo soy impecable”, hasta que este cuerpo vil sea transformado a la semejanza de su cuerpo glorioso.» (Mensajes selectos, t. 3, pág. 406). A causa del pecado, la descendencia nacida de Adán tiene tendencia innata a la desobediencia. No podemos decir estoy sin pecado en nuestro cuerpo mortal. [...] debemos ser hombres maduros. No debemos mas ser niños que no saben dónde van, atraídos por todas las novedades que se presentan. Debemos saber quienes somos y por qué somos. Debemos, en el plano espiritual, hacer una experiencia personal. Será cuando Jesús vuelva, dice el apóstol Pablo en Romanos 8, cuando seremos al fin librados de nuestro cuerpo. La declaración maravillosa del apóstol Juan, dice: «Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos a él.”» (1 Juan 3: 2) He aquí pues, la segunda categoría de textos.
Resumen: Primera categoría de textos, dicen: es imposible entrar en el reino de Dios sin haber conseguido la victoria sobre el pecado. La segunda categoría de textos, dicen:, no nos hagamos ilusiones, pues no seremos liberados de este cuerpo carnal, hasta el regreso de Jesús. Hasta ese momento experimentaremos la tentación, y habremos de obtener la victoria sobre la tentación. Jesús tuvo tentaciones hasta su muerte en la cruz, porque tenía una carne semejante a la nuestra. Y la tercera categoría: «La voluntad de Dios es vuestra santificación» (1 Tesalonicenses 4: 3). La epístola a los Hebreos añade: «La santificación, sin la cual nadie verá al Señor» (12: 14). Es lo que Dios quiere, no lo que desearía. No es lo que pretende, sino lo que quiere. Esta categoría es imperativa. Es necesario llegar a la santificación. Y es desde este punto de vista, que Ellen G. White dice, debemos vencer el pecado. Si continuamos viviendo en el pecado, falta todavía a nuestra experiencia un compromiso
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definitivo. «Vi que nadie podía participar del "refrigerio" –Llama así al derramamiento de la lluvia tardía. Ella asegura, pues, que es imposible obtener la lluvia tardía– a menos que venciera todas las tentaciones y triunfara contra el orgullo, el egoísmo, el amor al mundo y toda palabra y obra mala.» (WHITE, E. G. Dios nos cuida, pág. 348). Lo que Dios quiere es nuestra santificación. Todo el problema, queridos hermanos, consiste en saber: ¿cómo alcanzar la santificación?
CÓMO ALCANZAR LA SANTIFICACIÓN Primera noción: No digamos nunca que es imposible vencer el pecado. Esto es antibíblico. Si decimos esto, hacemos a Dios responsable del pecado. Si nos encontramos en una situación en la cual el pecado es invencible, Dios es culpable. Esto es lo que enseña la filosofía; el hombre es lo que es, y no puede cambiar. Esto es falso. El apóstol Juan es categórico respecto a esto, en su epístola se atreve a decir: «Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado... y no puede pecar.» (1 Juan 3: 9). Mi primera afirmación es categórica: cualquiera sea nuestra edad, si afirmamos que el pecado no puede ser vencido, hacemos a Dios responsable del pecado, y viviremos en el pecado. Esto es antibíblico. No somos perfectos, en el sentido bíblico, cuando razonamos de esta manera. Es lo que se llama, la gracia barata. Es la gracia que está en desacuerdo con la justicia. Mientras que la gracia enseñada por el apóstol, es una demostración de la justicia. Segunda posibilidad: ¡Voy a luchar para obedecer! Seguidme al pie del Sinaí. Dios llama a Moisés para que suba a la montaña. La hora es solemne. Hay que prepararse. Aquel que toque la montaña corre el riesgo de morir. El Dios tres veces santo va al encuentro de un hombre. Dios confía a Moisés las tablas de la Ley. Moisés desciende. ¿Qué dice el pueblo? Obedeceremos. ¿Y que nos dice la historia de este pueblo? Nunca dejaron de desobedecer. Si en lugar de seguir a Platón, siguiéramos a Moisés, y si creyéramos obtener la perfección, gracias a nuestra lucha por obedecer, realizaremos la misma experiencia que los judíos. Una experiencia dolorosa. Para poder observar el sábado, los contemporáneos de Jesús apremiaron a Pilatos para que tomara una decisión. Había que darse prisa, y poner a Jesús sobre la cruz, para poder guardar el sábado. He aquí la obediencia de los hombres. Es la obediencia del orgullo. Es la obediencia de aquellos que critican a los demás, porque no observan el sábado tal como les gustaría fuera guardado. Porque no observan la reforma pro salud como debiera ser observada. Porque hacen aquello que no deberían hacer. Tal perfección se convierte en crítica hacia los demás. Es una peligrosa perfección. Jesuscristo dijo: «sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto». Pero si leéis el mismo texto en el Evangelio de San Lucas, ¿qué encontramos?: «Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.» (6: 36). En lugar de perfecto, se emplea la palabra ‘misericordioso’. Lucas, que era griego, traduce el pensamiento de Jesús de otra manera, lo que muestra, que uno de los elementos importantes de la perfección, es la misericordia. Así pues, todos los amantes de la perfección, que critican a todo el mundo, y también hay que reconocerlo, están animados de buenas intenciones, sin duda se equivocan, y deberían caer de rodillas, para pedir a Dios
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que ponga en sus corazones la misericordia. Nada hay más grave que criticar a todo el mundo. Nada hay más grave que criticar a la iglesia. Esta es la segunda manera de querer obtener la santidad, y la perfección. Esto es muy peligroso. Una tercera vía posible: Creo que es necesario vencer al pecado, pero comprendo que no es posible con mis fuerzas. La perfección no es una orden a ejecutar. ¿Entonces? La tercera posibilidad es, saber que la perfección es un ejemplo a imitar. Jesucristo vino a darnos el ejemplo. Y nosotros, debemos aplicarnos a imitar ese ejemplo. ¡Esto ya es otra cosa! Cierta vez Eisenhower puso un cordel sobre la mesa y dijo a sus colegas: si quiero que me siga, es menester que tire de él, si le empujo se rompe. Con ello quería decir que era necesario dar ejemplo. Todo el mundo sabe que hay más virtud en el ejemplo, que en la orden. Si intentamos imitar a Jesús, con el mismo sentimiento interno que los judíos querían cumplir la ley, tendremos una experiencia dolorosa, porque descubriremos que ese ejemplo es inimitable. Y estaremos todavía más deprimidos y decepcionados, viendo que el ejemplo está ahí delante de nuestros ojos, en el centro de nuestra historia. Jesús vivió, y vivió una obediencia perfecta. De manera que vamos a intentar hacer como él, y eso será una experiencia dolorosa, porque no lo conseguiremos. Queda una cuarta posibilidad: «Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí.» (Gálatas 2: 20). Es la verdadera posibilidad. No soy yo quien va a imitar a Cristo. No soy capaz, sino que voy a suplicar a Cristo que venga a vivir en mí, que venga a realizar en mí lo que realizó en Jesús de Nazaret. Otro poder diferente del mío, opuesto a mi orgullo espiritual, debe instalarse completamente en mi vida, en mis pensamientos, en mi corazón, en mi cuerpo. Otro poder, que proviene de Dios, debe tomarme. Ya no diré, ¿qué haría Jesús en mi lugar? Sino, ¿qué hará Jesús en mí? Es así como obtendré la victoria, porque es Jesús quien la alcanzará por mí.
CONCLUSIÓN He aquí hermanos como es posible poner en armonía la gracia y la justicia. Somos salvos por gracia, no podemos ser salvos de otra manera. Sin embargo, es necesario cumplir la justicia de Dios. No podemos esperar vivir con Dios en el pecado. Es necesario que la gracia de Dios se instale en nosotros, para poder vivir la voluntad de Dios. He aquí como es posible ser hoy adventista. Salvados por gracia, pero juzgados según nuestras obras. Salvado por gracia, pero debo ser perfecto. Salvado por gracia, pero debo alcanzar la santificación. Hermanos y hermanas, vivimos una hora solemne de la historia de este mundo. Las señales de los tiempos se precipitan delante de nuestros ojos. Estamos en la época en que es necesario que la iglesia viva una experiencia crucial. Y para esta experiencia, necesitamos el derramamiento de la “lluvia tardía”. Es necesario que el Espíritu Santo nos tome y transforme la iglesia, que pueda realizar en la iglesia esa experiencia dinámica. La gracia ha de ser dinámica en nosotros. Es la oración que hago a Dios por mí. Tengo necesidad. Deseo ardientemente, cada día, poder alcanzarla. Sufro cada vez que tengo el sentimiento de no haberlo logrado. Pero sé que la gracia de Dios me cubre. Porque será cuando Jesús vuelva, cuando al fin seré liberado de este cuerpo carnal. Pero hasta entonces, quiero vivir en la santificación, pidiendo a Jesucristo que viva en mí. Es la oración que dirijo a Dios por cada uno de vosotros. Amén.
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1ª PONENCIA. SÁBADO
SER ADVENTISTA HOY, DESDE EL PUNTO DE VISTA TEOLÓGICO, PROFÉTICO, HISTÓRICO, ÉTICO Y ECLESIÁSTICO Hace unos cincuenta años aproximadamente, todo el mundo sabía lo que era un adventista. Si examinamos hoy los adventistas, nos damos cuenta que hay entre nosotros muchas diferencias. Pero no dramaticemos, uno se siente en familia al visitar una iglesia adventista. Ahora bien, si examinamos los detalles, descubrimos ciertas diferencias. Diferencias en el plano teológico, en el terreno ético, en el eclesial. Vivimos, también nosotros, en la era del pluralismo. El pluralismo está de moda en el mundo actual. Y como iglesia, tampoco escapamos a esta tendencia. Razón por la cual es importante hacerse la pregunta: ¿Qué significa hoy ser adventista? Esta mañana hemos hablado qué es ser adventista, desde el punto de vista espiritual. Sin duda es el aspecto más importante del problema. Esta tarde quisiera hablaros desde un aspecto más intelectual, veremos el aspecto teológico, el profético, ético, histórico, y finalmente el eclesial. Por supuesto, tendré que tratar de resumir cada uno de estos aspectos.
ASPECTO TEOLÓGICO ¿Acaso la teología adventista es hoy un cuerpo de certezas sin fisuras como hace cincuenta años? La respuesta es no. El jueves recibí una carta. La que la persona que me escribía, me decía: «vuestra franqueza al hablar, es legendaria». Es cierto que tengo la costumbre de decir lo que pienso. Así que esta tarde también lo voy a hacer. Creo, de todo mi corazón, que la iglesia adventista juega una misión especial en el mundo actual. Somos una iglesia suscitada por Dios, para una misión particular. Cuanto más avanzamos, más esa misión consiste en ser fiel a la Biblia; reconocer que la Biblia contiene la palabra de Dios. Este es el primer aspecto sobre el cual quisiera hacer hincapié. Si alguno de vosotros asistió a la Asamblea de la Asociación General, que se celebró en Utrecht, el año 1995, se habrá dado cuenta, que nuestros teólogos no interpretan siempre la Biblia de la misma manera. El gran problema que estaba en el orden del día, era la ordenación de las mujeres. Hubo una exposición teológica a favor y luego otra en contra, y tomando ambas como base la Biblia. Lo que muestra que como iglesia no siempre leemos la Biblia de la misma manera. Siendo presidente del seminario de Collonges, teníamos todos los años tres jornadas de discusión, con los teólogos del Centro Ecuménico Mundial de Ginebra, donde examinábamos problemas teológicos. Durante tres días, de la mañana a la noche, y durante nueve años. En el año noveno, me di cuenta, que los argumentos que extraíamos de la Biblia, no tenían para ellos el mismo peso que para nosotros. Para nosotros era la Palabra de Dios, y para ellos no. Así que propuse que para el año siguiente, estudiásemos el tema: ¿Qué es la Biblia para el cristiano? Y ahí descubrí algo que me trastornó, y que voy a resumiros desde el punto de vista teológico.
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Para ello hay que remontarse a principios del siglo XX. Un filósofo austriaco, Martin Buber, publicó un libro que llevaba por título Ich Und Du (Yo y tú. Madrid: Caparrós, 1993). En este libro mostraba que hay relaciones diferentes en el pensamiento, y cita dos en particular, la relación yo-ello y la relación yo-tú. ¿Qué es la relación yo-ello? He aquí una botella de agua, no sé lo que hay dentro, puedo mirarla, describirla, pero no conozco su sabor. Esta es una relación yo-ello. Os veo, puede describir vuestra cara, algunos tenéis gafas, otros no; los hay que tienen una buena cabellera, y otros que la han perdido. Es la relación yo-ello. Pero podemos tener la relación yo-tú. Un buen día descubro una señorita, tenemos cierto contacto, hemos mantenido conversaciones, y el amor nace. De manera que entre ella y yo hay una relación íntima. No es una relación yo-ello, es una relación yo-tú; es una relación de tipo personal. Esto es lo que Buber describió en su libro. Posteriormente, un teólogo suizo, de nombre Emil Brunner, sobre el año 1925, retoma las dos categorías de pensamiento descritas por Buber, y dice, que lo dicho por Buber es verdad también con relación al cristiano. Podemos tener una relación con Dios, “yo-ello”. Al describir a Dios, diremos, es omnipresente, omnipotente, omnisciente y todos los “omni” que queráis añadir. Podemos decir multitud de cosas sobre Dios, sin tener una relación con él, “yo-tú”. Podemos hablar de Dios, sin conocer a Dios. De la misma manera que puedo describir el agua, sin saber que sabor tiene. Emil Brunner añade: «Hay hombres que con el correr de la historia han tenido con Dios una relación, “yo-tú”, son los profetas. Y cuando ciertos profetas han tenido con Dios una relación, “yo-tú”, escribieron lo que encontraron en esa relación». Notad que, escribieron lo que habían experimentado, no lo que Dios les había revelado. Describieron los sentimientos que ellos tenían. Y esto es la Biblia para muchos. La Biblia es la descripción de los sentimientos que experimentaron los profetas, después de haber tenido con Dios una relación, “yo-tú”. Así que, ya no encuentran más la verdad en la Biblia, –la verdad revelada por Dios–. Ya no encuentran más en la Biblia la palabra de Dios. No encuentran ya más en la Biblia, lo que se llama en teología, una verdad conceptual. De forma que, para algunos, tal versículo será verdad, y para otros, siendo también buenos cristianos, el mismo versículo no tendrá ningún sentido. He aquí por qué las conversaciones con los teólogos del centro ecuménico no conducían a ningún sitio. Nosotros abríamos la Biblia y leíamos: «Dice el Eterno». Pero para ellos no era el Eterno el que dice; era Isaías, o Daniel o Pablo traduciendo sus propios sentimientos. El drama de la teología, hoy día, es este. Es la razón por la cual el pluralismo cada vez está más extendido. Como iglesia debemos permanecer fieles a la concepción de la Biblia como revelación conceptual de Dios. Podría leeros muchos textos: Dios revela a Daniel la verdad histórica. Dios “se” revela a través de los mensajes proféticos. Dios revela a Jesuscristo en la Palabra. Este es un punto fundamental, y como iglesia debemos permanecer fieles a este concepto. No se puede ser un hoy un verdadero adventista, sin permanecer fiel a este concepto fundamental de la inspiración conceptual de la Biblia. Pero, debo añadir algo fundamental. Se le llama de muchas maneras, y debemos tener cuidado de no caer en la tentación de prestarnos a la crítica. Leamos un texto: «Dichoso el que tomare y estrellare tus niños contra la peña.» (Salmos 137: 9). Los judíos se encuentran en el exilio, en Babilonia, y el poeta está describiendo la tristeza que siente. A los músicos les dice, tomar vuestras arpas y suspenderlas de los árboles. Sabéis, que Verdi ha escrito una de sus músicas más hermosas, inspirada en la cautividad de los judíos en Babilonia: El canto a la libertad. Es en este Salmo 137, «lamento de los cautivos en Babilonia», en el que Verdi se inspiró. ¿Y cómo termina el salmo? El
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salmista dice, sería necesario que tomen a sus hijos y los estrellen contra las peñas. ¿Palabra de Dios? Durante algún tiempo me ocurrió que no podía leer el Antiguo Testamento sin gran turbación. No hace mucho tuvo lugar un programa de televisión en Bélgica, en la que participaban católicos, protestantes, judíos, ateos y musulmanes. Un filósofo ateo abrió el debate, diciendo a los demás: «Vuestro Antiguo Testamento es espantoso. No solamente el dios del Antiguo Testamento es un dios violento, sino que hace de la violencia una obligación para el pueblo. Es necesario destruir sistemáticamente». Ninguno de los presentes, ni católicos, ni protestantes, ni judíos, ni musulmanes, no pudieron responderle. La crítica como argumento duró una hora, y no hubo ninguna respuesta. Debemos aprender a leer el Antiguo Testamento de una forma particular. Es lo que se conoce como hermenéutica. Hermēneúō [e`rmhneu,w] en griego, significa “interpretar”, “explicar”... Hay reglas de lectura de la Biblia, para explicar la Biblia, y si no las conocemos, o las aplicamos mal, decimos: «esto es la palabra de Dios», y estamos diciendo tonterías. Y en lugar de llevar a la gente a creer que Dios revelado es un Dios de amor, ponemos en sus manos argumentos contra nosotros. He escrito un libro sobre este asunto, lo he titulado: La no violencia de los hombres, y de Dios, en el que intento demostrar que si leemos correctamente, vemos que el Dios del Antiguo Testamento es un Dios de amor. El Dios de Jesucristo, la no-violencia de Jesucristo, ¿de dónde procedía? Sin duda, del Antiguo Testamento. El Dios de Jesucristo, es el Dios del Antiguo Testamento, pero hay que saber leerlo. Os recuerdo lo que dice el apóstol Pablo en 2 Corintios: «Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará» (3: 14-16).
De manera que si no leemos el Antiguo Testamento a la luz de Cristo, leemos un Antiguo Testamento velado. Y aquí termino mi primera observación. Tenemos la necesidad de creer que este libro nos proporciona la palabra de Dios; pero también la necesidad de saberlo leer.
Tres ejemplos Primer ejemplo. A lo largo de mi ministerio he escuchado con frecuencia, algunos predicadores basar su sermón en el libro de Job. ¿Qué textos escogían? Los relacionados con los tres amigos de Job, que vienen a decirle, si sufres es porque has pecado. ¿Sufres? Es porque eres culpable. Esa era la teología de la época; el que sufría, sufría porque era castigado por Dios. Y los tres amigos vienen a darle a Job un largo discurso sobre esto: «reconoce que eres pecador». ¿Qué descubrimos al final del libro? «Después que habló Yahvé estas palabras a Job, Yahvé dijo a Elifaz: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job.» (Job 42: 7). De manera que hacer un sermón sobre lo que se ha dicho mal acerca de Dios, es correr el riesgo de decir errores sobre Dios. Las explicaciones sobre la Biblia deben responder a leyes precisas. Segundo ejemplo. Es la época cuando Nabucodonosor ataca Palestina. Dios suscita a Jeremías como profeta, para decir que la guerra se aproxima porque han sido infieles a Dios. ¿Qué actitud tomar? No resistir. Este es el mensaje que Dios da por medio de Jeremías. ¿Pero qué dicen los responsables religiosos del pueblo de Israel? Exactamente lo
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contrario: «Paz, paz, paz, y no escuchéis a ese traidor a la patria». Jeremías es acusado de ser un traidor a la patria, siendo que es él quien aporta la palabra de Dios. Ya veis que en el mismo seno del pueblo de Israel, unos responsables divinos decían errores y otros la verdad. Por tanto, al leer la Biblia debemos prestar mucha atención no tomar como verdad aquello que no lo es. Tercer ejemplo. Termino esta primera parte con un ejemplo adventista. Estoy convencido que la Biblia nos revela que Jesucristo vino a este mundo con una naturaleza particular. No con la naturaleza de Adán antes de la caída, y tampoco completamente con la naturaleza de Adán después de su caída. No es la naturaleza de Adán antes de la caída. El apóstol Pablo dice que «Dios, envió a su Hijo en semejanza de carne de pecado» (Romanos 8: 3). ¿Podemos decir que Dios creó a Adán en carne semejante al pecado? No. Por porque hay una diferencia entre Jesús y Adán antes de la caída. Lucas y Mateo nos dicen que Jesús fue concebido del Espíritu Santo. ¿Podemos decir esto de nosotros? No. Ninguno de nosotros hemos sido concebidos por el Espíritu Santo. De manera que hay una diferencia entre Jesús y nosotros, y hay una diferencia entre Jesús y Adán. La teología adventista está discutiendo este problema, porque no hay un acuerdo sobre esto. Hay teólogos adventistas que hoy día sostienen, que Jesús vino con una naturaleza semejante a la de Adán antes de la caída; y otros dicen, no, Jesús vino con una naturaleza semejante a la de Adán después de la caída. ¿Qué nos dice la Biblia? Que ni lo uno, ni lo otro. No hay que encerrarse en esta alternativa. Ya veis hasta que punto, ser hoy adventista, es mucho menos fácil de lo que parece. No podemos ser adventistas, y fieles a la palabra de Dios, más que teniendo en cuenta todos los elementos de su Palabra. Es el tema anterior («El evangelio eterno»). Hay textos que afirman que somos salvos por gracia, y hay otros que afirman que seremos juzgados por nuestras obras. No hay que eliminar ni lo uno, ni lo otro. Si no encontrar una armonía. Esta es la misión de la iglesia adventista, y los únicos que podemos asumir esta misión, porque prácticamente somos los únicos que enseñamos que los mandamientos de Dios no han perdido su valor. Las otras iglesias que no reconocen esto, no pueden dar esta enseñanza. ¡Hermanos, que gran responsabilidad nos confía el Señor! Como iglesia estamos llamados a asumir una misión grandiosa y delicada.
ASPECTO PROFÉTICO Siendo un joven profesor en el seminario de Collonges, era el año 1945, el hermano AlfredFélix Vaucher (1887-1993), que era el director, propuso que cuando tuviéramos una reunión de profesores, dedicásemos un tiempo al estudio teológico. Todos aceptamos con entusiasmo, y preguntamos, ¿qué tema? Alguien, con una gran sonrisa, dijo: «El regreso de los judíos a Palestina». Era 1945, cuando se comenzaba a hablar del regreso de los judíos a Palestina. Muchos pastores adventistas decían: «No, nunca será posible, pues está escrito que los judíos jamás regresarán a Palestina». Nosotros, que éramos jóvenes, comprenderéis el gusto que nos daba presentar un tema tan controvertido. El hermano Vaucher, que tenía un gran sentido del humor, dijo: «Vamos a invitar al hermano JulesCésar Guenin (1883-1965)», que era el principal opositor de la tesis del regreso de los judíos a Palestina. Ya veis, que incluso en el plan profético, hemos tenido que hacer progresos y no detenernos en concepciones preconcebidas. Otro ejemplo, Armagedón.
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Son muchos los predicadores adventistas que han enseñado, que Armagedón será un combate armado, una batalla que tendría lugar en la llanura de Esdrelón en Palestina, entre Oriente y Occidente. Los que hayan visto la llanura de Esdrelón, comprenderán cuan pueril es esta idea. Es interesante constatar que Ellen G. White nunca estuvo de acuerdo con esta noción. En su época el gran teólogo era Uriah Smith (1832-1903) y enseñaba que Armagedón significaba un conflicto armado que enfrentaría Oriente contra Occidente. Pero Ellen G. White nunca estuvo de acuerdo. Como veis, tampoco en el terreno profético debemos bloquear nuestras convicciones. Debemos permanecer siempre abiertos. En el libro que Ellen G. White dedica a los escritores, dice: «Tenemos todavía muchas lecciones que aprender y muchas más que desaprender» (Counsels to writers and editors, pág. 37. Ed. esp. El otro poder). ¡Cuánta sabiduría! Ciertamente es necesario estar inspirada por Dios para decir una cosa semejante. Mas, no es fácil desaprender; como tampoco es fácil aprender. De forma, que también en el terreno profético debemos ser siempre muy prudentes. No decir solamente la verdad, sino procurar decirla de forma que podamos defenderla bíblicamente. Con anterioridad hacía alusión a esa discusión que tuvimos en el Centro Ecuménico Mundial. Uno de nuestros hermanos estaba presentando un tema sobre Apocalipsis 13; las dos bestias, la que sale del mar y la que sale de la tierra. El hermano exponía nuestras ideas. A mi lado estaba sentado el profesor de exégesis de la Facultad de Teología Protestante de Ginebra, y constantemente me daba codazos, diciéndome: «¡Pero de dónde saca eso!». No es suficiente con afirmar, es necesario poder demostrar con la Biblia que eso que decimos se mantiene, es sólido; y permanecer humildes, y reconocer nuestros límites. Hermanos, esta es una de las oraciones que yo dirijo constantemente al Señor. Hay muchas cosas sobre las cuales podemos tener certeza absoluta, pero también hay otras muchas sobre las cuales debemos reconocer humildemente nuestros límites. Sobre todo en el terreno profético.
ASPECTO HISTÓRICO Ya os he dicho que soy franco cuando hablo. Deseo aludir al año 1888, en el que tuvo lugar una grandiosa asamblea de la Asociación General en Indianápolis. Y digo grandiosa, porque se tocaron puntos fundamentales de la enseñanza de la palabra de Dios. Algunos de los hermanos presentes se sintieron molestos por causa de sus creencias. Escucharon cosas que nunca hubieran imaginado. Se vinculaba la justificación por la fe a la divinidad de Jesús. Y pensemos que la divinidad de Jesús, nunca había sido bien comprendida. Incluso el esposo de Ellen G. White no había comprendido bien la divinidad de Jesucristo. El año 1888 aportó luz que perturbó a la ortodoxia de la época. Esto se sabe y hay que reconocerlo con honestidad. Pero algunos piensan hoy que la Iglesia Adventista nunca ha reconocido el mensaje de 1888. Y aquí, debo decir, que se equivocan, no es exacto. Acabo de escribir, para el Comité de Investigación Bíblica de la División Euroafricana, un estudio sobre el volver a bautizarse. El Comité de Investigación Bíblica va a publicar próximamente un libro sobre el bautismo. He escrito un artículo sobre el bautismo de Jesús, –francamente es un misterio el bautismo de Jesús. Juan Bautista decía que su bautismo era un bautismo para arrepentimiento, entonces, ¿por qué Jesús quiso ser bautizado de arrepentimiento?– Es el tema que desarrollo en uno de los artículos, y en otro artículo estudio el bautizarse de nuevo, desde el punto de vista bíblico. Estudiando estos asuntos,
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he descubierto cosas que ignoraba. Por ejemplo, cuando Ellen G. White descubrió la verdad bíblica sobre el sábado, enseñada por Joseph Bates (1792-1872), quedó tan maravillada, y sorprendida, que pidió ser bautizada de nuevo. Para nuestros pioneros el volver a bautizarse podía tener un valor de reconsagración. Pues bien, después de 1888 varios pastores que habían tenido dificultad de comprender el mensaje de Alonzo T. Jones (1850-1923) y Ellet J. Waggoner (1855-1916), solicitaron volver ha ser bautizados. Esta es la prueba que habían comprendido y aceptado. Sufro cada vez que oigo decir, todavía hoy, que la iglesia no aceptó este mensaje. Esto no es exacto. Tal afirmación puede nacer de un buen sentimiento, pero no está fundada en los hechos históricos.
ASPECTO ÉTICO Siendo presidente del seminario de Collonges, tuve necesidad de responder a ciertas críticas de la Asociación General. En varias ocasiones, hermanos americanos, de visita en Collonges, habían visto a jóvenes jugar al balón. Esto para un americano es transgredir el sábado. Cuando vieron a los jóvenes jugar al balón, no vinieron a mí a decírmelo, sino que escribieron directamente a la Asociación General. ¿Para un niño jugar a la pelota es transgredir el sábado? Creo que jugar al balón en sábado puede ser transgredir el sábado, pero igualmente se puede transgredir el sábado estando sentado alrededor de una mesa. Se puede también transgredir el sábado hablando en el vestíbulo de la iglesia a la salida del culto. Hay muchas maneras de transgredir el sábado. Se puede perfectamente jugar a la pelota, sin transgredir el sábado. Es un problema de ética. Hay que reconocer que las cuestiones de ética adventista han evolucionado considerablemente. Hace aproximadamente un año, en la revista oficial de los pastores The Ministry aparecieron algunos artículos sobre la observancia del sábado. Los autores reconocían que hoy día no se guarda el sábado, como hace cincuenta años. De manera que hoy existe un problema de ética adventista. Hace cincuenta años, hubiera sido impensable ver en nuestras iglesias una señora con pendientes o collares, o pintada. Esto, sí se ve hoy. Ha habido una evolución. ¿Ha sido algo favorable, o desfavorable? Yo no contestaré ni sí ni no. Porque el problema es muy complejo, tiene muchos más matices de lo que parece. Me dijeron, hace aproximadamente un año, que el presidente de la Asociación General había dicho que de ahora en adelante se podían llevar joyas en la iglesia. Esto me sorprendió. Pero casi por casualidad, más adelante, tuve ocasión de escuchar el cassette con la grabación en relación con este problema. El hermano presidente estaba de visita en casa de un amigo, cuya hija llevaba pendientes, y esperaba que el presidente de la Asociación General diera a la joven una buena lección, la reprendiera. Pero esto no fue así. A raíz de esto, se comenzó a decir, que el presidente de la Asociación General autorizaba desde ahora las joyas. Pero la realidad no era eso. Nuestro hermano habló a la joven de Jesús, y del lugar que debía ocupar en su corazón, y de la influencia de Jesús en el corazón. Luego dijo a su amigo, Jesús hará la obra en su corazón. ¿Veis la diferencia? Lo que prueba, que también en el terreno de la ética debemos de hacer progresos. Es cierto que vivimos una época difícil, en la que frecuentemente rozamos y pasamos los límites. Tomemos como ejemplo, la homosexualidad. Estaba en Washington, para participar en un comité de la Asociación General. Un día vimos llegar una gran manifestación con pancartas. Eran homosexuales que reclamaban la posibilidad de ser miembros de la Iglesia
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Adventista. Hace cincuenta años no hubiéramos imaginado nada semejante. Ya veis hasta que punto los problemas éticos son cada vez más serios. La Biblia es clara en este asunto. Pero hay que tener cuidado de no servirse de la Biblia como una espada. El Espíritu Santo puede hacerlo, pero no nosotros. Debemos prestar atención de no emplear la Biblia para romperla en la cabeza de la gente. Y si tenemos personas que tienen ese problema, nuestro deber es hablarles con amor. Pero hay otro aspecto a tener en cuenta en este asunto. No puedo desarrollarlo completamente, voy solamente a levantar una esquina de la manta. Durante los tres primeros meses de la gestación materna el embrión tiene los dos sexos. Es a partir del tercer mes cuando uno se atrofia y se desarrolla el otro. La diferenciación sexual todavía no está terminada en el momento del nacimiento, sino que continúa con la educación. Hay aquí una gran responsabilidad para los padres, de no educar al hijo y a la hija de la misma manera. Es menester prepararles para que puedan afrontar las dificultades de la vida. Creo, que es necesario rehabilitar a la mujer en nuestra sociedad, pero también creo que hoy día hay muchas exageraciones, y la homosexualidad es una de las consecuencias. Cada día hay más dificultad de hacer la diferencia entre un hombre y una mujer, y esto es muy lamentable y peligroso.
ASPECTO ECLESIÁSTICO Voy a pedir a Dios que ponga prudencia en mis palabras. Cada vez más hay en nuestro medio discusiones por el desacuerdo con otras iglesias. El respeto del sábado cada vez se hace más difícil, sobre todo entre los jóvenes. En Francia, el país de los derechos del hombre, muchos de nuestros jóvenes han sido expulsados de las escuelas por causa del sábado. Tengo un hijo pastor, tiene tres hijos, y el mayor de ellos que tiene dieciséis años, está expulsado del colegio secundario desde hace dos años. El responsable del colegio lo llamó delante de todo el colegio y le preguntó, ¿Vas ha venir a la escuela el sábado? Y mi nieto contestó, no. Y delante de todos fue expulsado. Eso en Francia, el país de los derechos del hombre. Ante esta situación, algunos de nuestros dirigentes piensan, que si nosotros perteneciéramos a ciertos comités, podríamos defender mejor nuestras libertades. Esta posición puede comprenderse, y puede levantar temores. Yo creo, que también en esto, hemos de estar abiertos y evitar juicios demasiado rápidos. En Bélgica formo parte de un comité que está encargado de estudiar este asunto. El próximo miércoles debía reunirme con los teólogos de las iglesias evangélicas para estudiar las posiciones evangélicas. Puesto que ahora estoy en España, el presidente ha solicitado al hermano Richard Lehman que me reemplace. Es decir, se toman precauciones, y os aseguro que todo se hace sin ocultar quiénes somos. Tomo el ejemplo de Bélgica, puesto que hoy conozco lo que pasa mejor que en otros países. Los católicos, los judíos, los protestantes y los musulmanes son reconocidos oficialmente como iglesias, pero las iglesias evangélicas no. Todas tienen acceso a la televisión, pero las evangélicas no. Esta es la razón por la cual las iglesias evangélicas están estudiando formar una Federación de Iglesias Evangélicas, y desean que nosotros los adventistas también formemos parte. Nos han presentado un cuestionario evangélico, y el comité de la Federación Belga de la Iglesia Adventista me ha pedido que responda. La respuesta de los evangélicos ha sido sorprendente. Nos han dicho, vuestro sábado no nos molesta, hay bautistas entre nosotros que guardan el sábado. Lo que más nos molesta, es vuestro rechazo de las penas eternas del infierno. ¿Qué va ha salir de aquí? No lo sé.
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Todavía no hemos tomado una decisión. Pero ya hay críticos que dicen que estamos a punto de entrar en el ecumenismo. Es una mala información, pues no estamos de ninguna manera a favor del ecumenismo, en absoluto estamos de acuerdo de formar parte del ecumenismo. Puedo incluso deciros que el ecumenismo de hoy es muy diferente del ecumenismo de hace veinte años, y que en lugar de ahogar las diferencias, las pone en evidencia. Todavía una vez más os digo que no sé lo que va a surgir de estas reuniones. Pero no seáis demasiado rápidos en predicar que estamos ocultando nuestro estandarte en el ecumenismo. En el plano eclesiástico hay otra cosa que me parece importante. Es el hecho de no manifestarnos orgullosos frente a los demás. Voy a tratar de ser claro. Personalmente, tengo la certeza que la iglesia adventista forma parte de la iglesia del “resto”, según la Biblia. Tal vez tengamos tiempo de estudiarlo en el transcurso de la semana, en relación con el tema del Apocalipsis. Pero si decimos esto, excluyendo sistemáticamente a los demás, ¿acaso nos mostramos caritativos? ¿Estamos ayudando a los demás a aproximarse a nosotros? Daros cuenta que lo que os estoy diciendo es tremendamente nebuloso. Ahora bien, yo creo, y lo veremos a lo largo de la semana, que la iglesia del “resto” tiene los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Pero Dios tiene hijos fuera, y aun siendo la iglesia del resto, como en los días de los apóstoles «el Señor añadía cada día los que habían de ser salvos» (Hechos 2: 47). Y es la razón por la cual cuando hablamos de estas cosas, como adventistas hoy día, debemos evitar la falta de caridad. Un último punto. Es justamente lo contrario de lo que acabo de deciros. Hay en las iglesias adventistas gente que piensa que la iglesia adventista es hoy apóstata. Que no ha sido fiel a esto o aquello, y que será vomitada de la boca de Dios. Siendo presidente de Federación de la Suiza Romanda, uno de nuestros hermanos así lo creía, y lo decía bien alto por todas partes. Puesto que yo formaba parte del Comité de Investigación Bíblica, pedí que se le respondiera oficialmente. El comité me dijo: «Bien, escriba usted mismo el artículo». Y así lo hice, con el título: «La suerte de Laodicea»; mostrando desde el punto de vista exegético, y desde el punto de vista del Espíritu de Profecía, que un juicio semejante sobre la iglesia adventista es incorrecto. El texto griego de Apocalipsis 3 no dice que Dios vomitará la iglesia de Laodicea, sino que dice literalmente: «estoy a punto de [vuestro comportamiento es tal] que tengo náuseas». Es grave, terrible. Una iglesia que debería complacer a Dios, le da náuseas. Si esto no os hace temblar, no sé que hace falta para hacerlo. Corremos el riesgo de dar náuseas a nuestro Dios. Pero el texto griego no dice que Dios nos va a vomitar; el texto griego dice que tiene náuseas, y que Jesucristo está a la puerta, continúa llamando, y aquel que abra la puerta y le permita entrar, cenarán juntos. Esto es otra cosa diferente al rechazo de la iglesia de Laodicea. Visto el aspecto exegético, quisiera ahora apoyarme sobre alguna de las declaraciones de Ellen G. White. Os daréis cuenta que este es mi método. Yo no creo que metodológicamente debamos partir de los escritos de Ellen G. White. Debemos partir siempre de la Biblia. Pero es muy interesante poner en relación con las afirmaciones bíblicas, las de Ellen G. White. «La iglesia es la fortaleza de Dios, su ciudad de refugio. […] Por débil e imperfecta que parezca, la iglesia es el objeto al cual Dios dedica en un sentido especial su suprema consideración.» (Los hechos de los apóstoles, págs. 10-11). «… Dios ama a sus hijos con amor infinito. Para él el objeto mas caro que hay en la tierra es su iglesia.» (Palabras de vida del gran Maestro, pág. 130).
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«El Señor no confía a ningún hombre un mensaje que desanime y descorazone a la iglesia.» (Testimonios para los ministros, pág. 19). ¿Habéis escuchado bien? A pesar que sus discípulos se encuentren en un estado deplorable, no están, sin embargo, en una situación tan desesperada como en la que se encontraban las vírgenes fatuas. Resumo un estudio sobre textos de Ellen G. White titulado: «¿Somos Babilonia rechazada y vomitada por Dios?». Se publicó un folleto titulado El Fuerte Clamor, con algunas frases de Ellen G. White entresacadas de una carta particular que dirigió a un pastor, la publicación no se consultó con la autora. «¿Cómo es que estos panfletos que denuncian a la Iglesia Adventista como Babilonia…» (Testimonios para los ministros, pág. 19). –También Satanás decía lo mismo a Cristo cuando Josué estaba delante del ángel del eterno, su pecado era tan grande que merecía su aniquilación.– «Las personas que publicaron el panfleto sobre el Fuerte Clamor, y la caída de todas las iglesias, dan evidencia de que el Espíritu Santo de Dios no está trabajando con ellas.» (Testimonios para los ministros, pág. 30). «Cuando se levanta alguien que, ora sea entre nosotros o fuera de nuestro número, sienta la carga de un mensaje que declare que el pueblo de Dios se cuenta con Babilonia, y pretenda que el fuerte clamor es un llamamiento a salir de ella, podéis saber que no está llevando el mensaje de verdad. […] El mensaje contenido en el folleto titulado El Fuerte Clamor es un engaño. Tales mensajes surgirán, y se pretenderá que son enviados de Dios, pero la pretensión será falsa; porque no están llenos de luz, sino de tinieblas.» (Testimonios para los ministros, pág. 38).
Otra declaración: «…hay solo una iglesia en el mundo que en este tiempo está en la brecha, reparando el cerco, reconstruyendo los lugares asolados; y cualquier hombre que llame la atención del mundo y de otras iglesias a esta iglesia, denunciándola como Babilonia, está haciendo una obra que se halla en armonía con aquel que es el acusador de los hermanos.» (Testimonios para los ministros, pág. 47).
¿Queda claro? Decir que la iglesia adventista es Babilonia, o que será vomitada de la boca de Dios, a causa de su infidelidad, es hacer la obra de Satanás. Una última declaración. Son casi las últimas palabras de Ellen G. White. Fueron dirigidas al comité de la Asociación General, el 28 de mayo de 1913. He aquí lo que dijo: «Hermanos míos, tengo palabras de ánimo para vosotros. Debemos avanzar con fe y esperanza, y aguardar grandes cosas de Dios. El enemigo procurará por todos los medios posibles estorbar los esfuerzos que se realizan para promover la verdad, pero vosotros podéis tener éxito gracias al poder de Dios. […] Me siento animada y bendecida al comprender que el Dios de Israel sigue conduciendo a su pueblo y que continuará con él hasta el fin.» (Mensajes selectos. T. 2, pág. 467-470).
Esto fue escrito en 1913, bastante después de 1888. Y Ellen G. White dice que Dios seguirá al lado de la iglesia. Su pueblo gozará de un crecimiento constante, hasta el momento que el Señor descienda del cielo con gran poder y gloria, para poner sobre sus fieles el sello del triunfo final. Este es uno de los últimos mensajes de Ellen G. White a la Asociación General.
CONCLUSIÓN No es fácil hoy ser adventista del séptimo día. ¿Acaso ha habido alguna época que lo fuera? «¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas…!», dijo Jesús: «cuando venga el Hijo del
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hombre, ¿hallará fe en la tierra?» (Lucas 18: 8). «…por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados» (Mateo 24: 22). Hoy vivimos en estos días de tensión, pero Dios está con nosotros, es su promesa, y Dios mantiene siempre sus promesas.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS P. ¿Por qué, los pastores, siempre que hablan del tema de las joyas, o diversiones, siempre se refieren a los escritos de Ellen G. White, y no se apoyan más en la Biblia? R. Espero que mi alusión a las joyas, no sea como una piel de plátano bajo nuestros pies, que nos haga resbalar. Hay multitud de cosas mucho más importantes. Quisiera, no obstante, hacer una comparación. ¿Los problemas de alimentación son importantes para nosotros? Sería absurdo decir no, porque nuestra salud depende de la manera como nos alimentamos. Y sin embargo, Jesús dijo: «No lo que entra por la boca contamina al hombre; pero lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.» (Mateo 15: 11). Jesús supo poner matices a la importancia de la alimentación. Hay que hacer una gran distinción entre la dietética, que es una ciencia en pleno desarrollo, y la alimentación pura e impura –sana e insana– que forma parte de otro ámbito. Vuelvo al terreno de las joyas. Cuando hablo sobre las joyas, nunca me refiero a los escritos de Ellen G. White, siempre hago referencia a las Escrituras, a la Biblia. Siendo joven, era presentado el problema desde un ángulo económico. Las joyas cuestan mucho dinero y se estimaba que era una mala inversión. Este argumento hoy ya no tiene valor, puesto que son numerosas las mujeres que llevan joyas que no cuestan mucho dinero. De manera que no es un problema económico. Personalmente, pienso, que hay otro argumento que merece nuestra atención. Es el hecho que hay signos distintivos en aquellos que pertenecen a Dios. El sábado es el más importante de todos, pero hay otros muchos. Puede ser que una mujer tenga interés de no señalarse como una mujer del mundo, llevando joyas. Dicho esto, voy a tener el valor de añadir, con riesgo de chocar a alguno de vosotros, que conozco hermanas adventistas que llevan joyas, y tienen un corazón de oro. Y conozco otras que jamás han llevado joyas, y me gustaría ver como su corazón de piedra se transforma en un corazón de carne. También en este problema hay que saber poner los matices en el buen sitio. Hay un ideal hacia el cual encaminarse. No os oculto que estoy muy contento de ver que mi señora no lleva joyas. Pero Dios me guarde de criticar a una señora que las lleve. El máximo que sentiré, será el deber de hablarle, dejando al Espíritu Santo la labor de hacer el resto. P. Si no somos, ni podemos ser nacidos como Jesús, por el Espíritu Santo. ¿Cómo comprender textos, como Juan 3: 5-6 o Hebreos 3: 17? R. Jesús es nacido del Espíritu Santo, y por eso desde su nacimiento era un niño santo. Por eso José no era su padre. Yo, sí tengo un padre y una madre, por lo que hay una diferencia entre Jesús y cada uno de nosotros. Hay una diferencia que es muy importante. Era necesario que desde su nacimiento Jesús estuviera en relación con su Padre. Mientras que nuestra relación con Dios está rota desde la caída. En Jesús, esta relación existía desde su nacimiento, y contrariamente a Adán y Eva, estando en una situación física mucho más desfavorable, Jesús conservó esa relación con su Padre. Esta es la gran diferencia entre Jesús y nosotros. Ahora bien, esa diferencia entre Jesús y nosotros, desaparece, cuando por medio del nuevo nacimiento, llegamos a ser con Jesús un solo espíritu. 1 Corintios 6. De
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esta manera, la ventaja que Jesús disfrutaba, está a nuestra disposición. Es decir, la diferencia entre Jesús y nosotros desaparece, gracias al nuevo nacimiento. Este tema exigiría un mayor desarrollo, pero lamento no tener tiempo. Especialmente sobre 1 Juan 3: 9 donde el apóstol dice: «Todo aquel que es nacido de Dios – nacido de nuevo, nacido del Espíritu Santo por el bautismo– no practica el pecado… y no puede pecar, porque es nacido de Dios.». Debo hacer una aclaración. La traducción correcta del texto no sería «no puede pecar», sino que no puede pecar de forma continua, que no puede instalarse en el pecado, que no puede pecar sin cesar. Esta sería la buena traducción del pasaje. Porque decir a alguien que ha sido bautizado «usted no puede pecar más», y no, «usted puede no pecar». Si no puede pecar más, es una experiencia que ningún bautizado ha podido hacer. Es pues importante comprender bien el texto. El texto señala, no obstante, que si por el bautismo tenemos un mismo espíritu con Cristo, podemos vencer el pecado. No pecar más, es la posibilidad que nos es ofrecida por la gracia de Dios. Significa, no pecar. Y aquí podría abrir otra problemática. ¿Qué es el pecado? El pecado es mucho más difícil de definir que a veces nos imaginamos. En general damos la definición del apóstol Juan: «pecado es trasgresión de la ley» (1 Juan 3: 4). Pero esto es relativamente fácil. Aunque, si examinamos la ley a la luz del Sermón del Monte, esto se hace todavía más difícil. Yo nunca he matado, pero, ¿nunca he tenido un mal sentimiento hacia alguien? A la luz del Sermón del Monte, tener un mal pensamiento significa transgredir el sexto mandamiento. Por lo cual, esta definición es delicada. El apóstol Pablo da otra en Romanos 14: 23, pecado es estar en contradicción con la fe. ¿Cuándo estoy en contradicción con mi fe? Como veis, los matices son cada vez más difíciles de entender. Es fácil decir que no debemos pecar más. Pero, ¿cuándo no pecamos más? Dejemos la respuesta al Señor, solamente él la conoce, no nosotros. Pues a partir del momento que digo a alguien has pecado, lo estoy juzgando y estoy tomando el lugar de Dios, ya que solamente él puede juzgar. Lo que puedo hacer a alguien es decirle: ¡Cuidado!, ¿has pensado en esto, y en aquello? Pero decir a alguien que ha pecado, es raro, aunque a veces ocurre El apóstol Pablo lo hizo con el asunto del incesto que había en la iglesia de Corinto. Pero esto son casos límite. P. He leído los veintiséis puntos fundamentales de nuestras doctrinas. Estoy de acuerdo solamente con veinticuatro. ¿Sigo siendo adventista? Es una pregunta que apareció en la Revista Adventista y nadie se atrevió a contestarla. R. Es una pregunta importante y delicada. Voy a haceros una confesión. Confío que no me preparéis una hoguera. No estoy siempre de acuerdo en la manera como se han formulado las veintisiete creencias fundamentales, tal y como han sido redactadas. Fundamentalmente estoy de acuerdo. Formé parte del comité de su lectura, antes de la publicación de las veintisiete creencias fundamentales, donde se hicieron las oportunas observaciones, especialmente sobre el dogma de la expiación. Yo creo que el dogma de la expiación, es mucho más un dogma pagano que un dogma bíblico. Recientemente estuve invitado a dar tres conferencias en la Universidad de Lieja, en Bélgica. Fui invitado por los estudiantes universitarios. Me enteré que algunos pastores protestantes habían intentado poner la zancadilla al saber que yo era adventista. Así que me enviaron un credo, pidiéndome si estaba de acuerdo con él. Pude subscribir todo, pero al margen de “expiación” contesté: «Sí, con la condición de quitar a esa palabra todo lo que contiene de paganismo».
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Es lo mismo que pienso con una de las creencias fundamentales adventistas. Ellen G. White, quién tanto escribió sobre la muerte de Cristo, emplea solamente treinta3 veces el término inglés expiation [expiación]. Palabra que no tiene el mismo significado que en francés –tampoco en español–4. Mientras que emplea centenares de veces el término atone, (atonement: reconciliación, reparación). Este es el término que emplea Ellen G. White. De manera que sugerimos al comité, reemplazar la palabra ‘expiación’ por ‘reconciliación’, y en francés es esto lo que se ha hecho. Pero en muchas lenguas sigue apareciendo la palabra ‘expiación’. Personalmente lo lamento, pero esto no me impide de estar en comunión fraterna con aquellos que piensan de otra manera. Seamos honestos. Somos más de diez millones de adventistas, sin contar amigos y niños. Estas son en este momento las cifras dadas por la Asociación General, a principios del mes de noviembre de 1997. Más de diez millones de adventistas bautizados. ¡Cómo imaginar que todos tengamos exactamente las mismas ideas, y sobre todo, que las expresemos de la misma manera! Felizmente, en las cosas fundamentales nos expresamos de la misma manera, pero el lenguaje tiene para cada uno su valor y sus dificultades. Espero que la persona que ha formulado la pregunta, no esté en desacuerdo con principios fundamentales adventistas, esto sí sería grave. Pero si es cuestión de formulación, permitirme os dé un ejemplo muy sencillo. Ellen G. White, describiendo la educación de las jóvenes, dijo que había que enseñarles a enganchar una yunta de caballos. ¿Hay aquí alguna hermana que ha aprendido a enganchar caballos? Sin embargo, estoy seguro que muchas de vosotras han aprendido a conducir un coche. Este es el principio. En el momento que la señora White escribió había muchas granjas, vivían lejos los unos de los otros, de manera que si el marido caía enfermo, no había nadie para conducir los caballos y llevar el enfermo al médico. […].
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El término expiation en el conjunto de todos los textos (libros, revistas y manuscritos) de Ellen G. White, incluyendo recopilaciones, aparece treinta veces. (N. del E.) 4 Expiar (del lat. «expiāre»): Sufrir el castigo correspondiente a un delito o a una culpa, o las consecuencias penosas de una falta. (N. del E.)
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2ª PONENCIA. DOMINGO
CRISTO, SEÑOR DE LA IGLESIA SIGNIFICADO DE ‘APOCALIPSIS’ Vamos a iniciar este gran viaje a través del libro de Apocalipsis, leyendo: «La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan.» (1: 1). La primera palabra es ‘apocalipsis’. ¿Qué significa este término? Lo sabemos muy bien gracias a la forma como se utiliza en la Biblia. –Aprovecho la ocasión para deciros, que cuando se quiere conocer el significado de una palabra bíblica, no siempre es suficiente abrir un diccionario. Es mucho más útil estudiar el empleo que se hace en los textos sagrados.– La palabra ‘apocalipsis’ es frecuentemente utilizada en la traducción griega del Antiguo Testamento, conocida como Septuaginta. –Abro todavía un paréntesis para decir, que entre el texto hebreo y el texto griego de la Septuaginta, existente algunas variantes. Por esta causa, durante bastante tiempo, se ha mirado con cierta sospecha al texto griego. Ahora bien, cuando los autores del Nuevo Testamento citan el Antiguo, casi siempre citan el Antiguo Testamento según el texto griego y no de acuerdo al texto hebreo. No hace mucho que se descubrió otro texto hebreo, gracias a los manuscritos del Mar Muerto, y por él se sabe que en la época de Jesucristo había una segunda tradición hebraica de los textos del Antiguo Testamento. Y de la noche a la mañana, el texto de la Septuaginta, ha recobrado todo su valor. Y cierro el paréntesis.– Consultemos algunos textos del Antiguo Testamento para conocer el verdadero significado de la palabra ‘apocalipsis’ [avpoka,luyij]: «Y Yahvé volvió a aparecer en Silo; porque Yahvé se manifestó [avpekalu,fqh] a Samuel en Silo por la palabra de Yahvé.» (1 Samuel 3: 21). Es la epifanía de Dios, es la manifestación de Dios, la revelación de Dios. Es el medio de conocer a Dios. «Porque no hará nada Yahvé el Señor, sin que revele [avpokalu,yh|] su secreto a sus siervos los profetas.» (Amós 3: 7). Aquí se trata del descubrimiento de secretos revelados por Dios. En lugar del descubrimiento de la persona de Dios es el descubrimiento de los secretos de Dios. «Así dijo Yahvé: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse [avpokalufqh/nai].» (Isaías 56: 1). Aquí tenemos el descubrimiento de la justicia de Dios. De forma que el sentido de Apocalipsis en el Antiguo Testamento está muy claro. Es siempre la revelación de Dios, o de los secretos de Dios, o de lo que concierne a Dios. Y si estudiamos los textos en el Nuevo Testamento, queda perfectamente confirmado. La palabra ‘apocalipsis’ aparece 18 veces en el Nuevo Testamento, y casi siempre está en relación con la escatología, con el fin del tiempo. Vamos a leer solamente una o dos referencias: «Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación [avpoka,luyin] de los hijos de Dios.» (Romanos 8: 19). Está claro que nos encontramos aquí delante de un texto que habla del fin del tiempo, del regreso de Jesús. «Sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada [avpokalufqh/nai] en el tiempo postrero.» (1 Pedro 1: 5). La salvación presta a ser revelada en el tiempo postrero.
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En cada uno de estos versículos se emplea la palabra ‘apocalipsis’, o el verbo apocalýptō [avpokalu,ptw]. Y notemos que se trata siempre de una revelación que viene de Dios, y especialmente orientada hacia el fin de la historia de este mundo. Tal es el significado de la palabra ‘apocalipsis’ en la Biblia. El texto, Apocalipsis 1: 1, dice: «La revelación de Jesucristo». Y aquí caben dos significados, todo depende del genitivo. Si se trata de un genitivo subjetivo u objetivo. Es una revelación que Jesucristo nos da, una revelación cuyo autor es él mismo. Entonces se trataría de un genitivo subjetivo. O bien, es una revelación donde él es el objeto. Entonces se trataría de un genitivo objetivo. O sea, se trataría de una revelación que Jesucristo proporciona, o de una revelación sobre Jesucristo. Es él, el que da la revelación, o es una revelación para conocerle. Este es el interrogante que suscita el versículo. Ahora bien, frecuentemente los dos sentidos en la Biblia, se complementan. Una cosa es cierta, en general, la revelación viene del Padre, de Dios. Es Dios quien revela. «En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.» (Mateo 11: 25-27). Está claro que es Dios quien toma la iniciativa de hacerse conocer. Es él quien toma la iniciativa de hacer conocer el evangelio. Es él quien toma la iniciativa de que se conozca a Cristo. El mismo Jesús nunca cesó de decir, que sin su Padre, él nada podía hacer. Es gracias a su Padre que podía hablar. Su doctrina venía de Dios. Y era gracias a su Padre, que él podía actuar. «…nada puedo hacer… sino la voluntad del Padre...» (Juan 5: 30). Está pues claro, que el primer sentido, aquí, es correcto. Es Dios quien va a intervenir en la revelación, en el Apocalipsis, que estamos analizando. Y sin embargo, Jesucristo participa en esta obra de su Padre. En la epístola a los Gálatas se nos habla de una revelación de Jesucristo a Saulo de Tarso. El apóstol Pablo evoca este encuentro que hizo con Jesús en el camino a Damasco. Y aquí es Jesucristo quien se presenta a Pablo. Hay por tanto aquí, una relación que va en los dos sentidos. Es el Padre quien toma la iniciativa, y el Hijo participa. Se puede asentir que Dios revela el ministerio especial de Jesús en el Santuario Celestial. Notad, que como iglesia adventista esto nos afecta de manera muy especial. La mayor parte de teólogos creen que la obra de Jesucristo terminó con su crucifixión. Pero en realidad, la obra de Jesucristo continúa más allá de su crucifixión y su resurrección. Jesús, a la derecha del Padre, no está de vacaciones. Esta cumpliendo para nosotros una obra determinante. ¿Y cuál es esta obra? Es justamente la que Apocalipsis nos va a decir. Ya veis hasta que punto es interesante analizar el término ‘apocalipsis’. Hemos visto «La revelación de Jesucristo, que Dios le dio… –Estamos todavía en el primer versículo del capítulo 1. El texto continúa diciendo– …para manifestar a sus siervos…» (Apocalipsis 1: 1). Si leemos otros textos, en los capítulos 2 y 7, descubrimos que los siervos son los hijos de Dios. Los hijos de Dios son aquí considerados como los servidores de Dios. Y en lugar de servidores podría perfectamente haberse puesto, colaboradores. Lo que muestra que Dios cuenta con cada uno de nosotros para el cumplimiento de su obra. Dios nos proporciona el Apocalipsis para ayudarnos a comprender lo que Dios espera de nuestra parte.
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COSAS QUE SUCEDERÁN «PRONTO» ¿Qué va ha mostrar a sus servidores? «Las cosas que deben suceder pronto» (Apocalipsis 22: 6). Esta palabra es problemática, y muchas veces me preguntan: «¿Cómo es posible? Dice que las cosas deben suceder pronto, y hace dos mil años que estamos esperando. ¿Acaso se ha equivocado, o se burla de nosotros?» Estas cosas deben suceder pronto, y estamos esperando desde hace más de dos mil años. He analizado en el Nuevo testamento todos los versículos donde aparece la palabra ‘pronto’. Y me he dado cuenta que ‘pronto’ no traduce siempre la misma expresión griega. Por ejemplo en ciertos textos es euthýs [euvqu,j], la que se emplea en el griego. Las palabras que veis en la pantalla en letra itálica, están en griego. La primera palabra griega es euthýs, significa “dentro de poco”. Mateo 3: 16. Segundo ejemplo lo vemos en 3 Juan 14. Ya no es euthýs, sino euthéōs [euvqe,wj] el vocablo que se emplea, pero tiene el mismo significado: “dentro de poco”. «Porque espero verte en breve, y hablaremos cara a cara.» Tercer texto 2 Pedro 1: 14; se emplea tachinēº [tacinh,], y tiene el mismo significado: “en poco tiempo”. «Sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado.» Otro texto es Hechos 26: 28, y emplea la expresión griega en olígō [evn ovli,gw|], que también se corresponde con “pronto”. «Por poco me persuades a ser cristiano.» Sin embargo, no es ninguna de estas palabras la que se emplea en el Apocalipsis. En Apocalipsis 1: 1 se emplea, en táchei [evn ta,cei], que significa “rápidamente”. No dentro de poco, sino rápidamente en el tiempo. Os doy una serie de referencias en las que se atestigua este sentido de la palabra: «Y se presentó un ángel del Señor y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, lo despertó, diciendo: “Levántate pronto” [evn ta,cei]. Y las cadenas se le cayeron de las manos.» (Hechos 12: 7). «Vi al Señor, que me decía: “Date prisa [evn ta,cei] y sal prontamente de Jerusalén, porque no recibirán tu testimonio acerca de mí”.» (Hechos 22: 18). «Pero Festo respondió que Pablo estaba custodiado en Cesarea, adonde él mismo partiría en breve [evn ta,cei].» (Hechos 25: 4). «Y el Dios de paz aplastará muy pronto [evn ta,cei] a Satanás bajo vuestros pies.» (Romanos 16: 20). «Me dijo: “Estas palabras son fieles y verdaderas. El Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto [evn ta,cei].”» (Apocalipsis 22: 6). En cada uno de estos versículos veis que se trata de una acción que sucede rápidamente. No una acción que viene rápidamente, rápida en el tiempo, sino una acción que en el momento que comience será muy breve. Dicho de otra manera, lo que el Apocalipsis afirma, no es que Jesús va ha venir rápidamente, él mismo dio varias parábolas para decir lo contrario. Por ejemplo, en la parábola de las diez vírgenes, Jesús explica que él no va ha volver muy pronto. Todo está listo para la boda, pero el esposo se retrasa. Hay muchas parábolas que muestran, que pasará mucho tiempo antes de la venida de Jesús. Es lo que se conoce como la teología del retraso. Pero cuando el tiempo del fin se active, será un tiempo de crisis, un tiempo de prueba, y será un tiempo muy corto, porque las cosas irán muy rápidas. Esto es lo que nos dice el Apocalipsis. Es importante, porque su incomprensión, plantea un problema serio a mucha gente. Entonces, cuando el tiempo de crisis llegue, un tiempo de prueba, podemos estar confiados que las cosas no durarán mucho tiempo, Jesús vendrá pronto. Este es el significado de Apocalipsis 1: 1.
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Esta afirmación la encontramos de nuevo en el capítulo 22: «Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.» (Apocalipsis 22: 6) Mejor sería traducir: «Las cosas que ocurrirán rápidamente». El capítulo 22 confirma el capítulo 1, diciéndonos, ahora que Dios ha revelado su plan acerca del regreso de Cristo, podéis tener la seguridad que las cosas irán muy rápido. Todo el libro del Apocalipsis está dominado por una buena nueva. Es el libro de la esperanza por excelencia.
APOCALIPSIS, UNA REVELACIÓN SOBRENATURAL Volvemos al primer versículo, y una nueva idea: «enviándola por medio de su ángel» (Apocalipsis 1: 1). Es una manera de decirnos que la revelación de Dios es de tipo sobrenatural. Los filósofos adquieren sus conceptos a través de la razón; pero ningún filósofo puede encontrar a través de su razón, la revelación del Apocalipsis. Ningún filósofo puede por su razón descubrir al verdadero Dios. El Dios verdadero no puede ser conocido más que por una revelación que venga de él mismo. Podemos descubrir ciertas cosas acerca de Dios, por ejemplo examinando la naturaleza. Pero no siempre la naturaleza nos habla de amor, habiendo como hay, tempestades, terremotos, y toda clase de dificultades de este tipo, no revelan un Dios de amor. Si no tuviéramos la verdadera revelación de Dios, estaríamos confusos. Sócrates, el gran filósofo griego, tuvo la intuición de un dios al que no conocía. En su época había muchos dioses en Grecia, y Sócrates tuvo la audacia de proponer un solo dios por encima de todos los dioses griegos. Pago su audacia con la vida. Fue condenado a muerte y obligado a beber cicuta. Tiempo después, el apóstol Pablo visitó Atenas, y recordaréis lo que les dijo en el Areópago a aquellos sabios filósofos: «Atenienses, en todo observo que sois muy religiosos, porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: “Al dios no conocido”.» (Hechos 17: 21-22). A menudo, los intérpretes dicen, que los griegos tenían tal temor de olvidar algún dios, que habían erigido un altar al dios desconocido, de manera que todos los olvidados pudieran sentirse recordados. Sin embargo, yo creo que no es este el sentido que el apóstol Pablo da en este texto. Lo que el apóstol Pablo quiso decir, es que el dios desconocido, que Sócrates intuyó, él podía revelárselo. El apóstol Pablo, no iba a revelarles ese dios olvidado en la inmensidad de dioses del Panteón griego, sino que iba a revelarles al verdadero Dios, a Aquel que se hace conocer. Y es por medio de Juan que esa revelación llega a nosotros. Es a su siervo Juan que Jesús va a darle la revelación que viene de su Padre. Una conclusión de este primer versículo del Apocalipsis, es que Jesús y su Padre están estrechamente asociados.
CRISTO, EL LOGOS En Apocalipsis 19: 13, Jesús es llamado el logos [lo,goj]. Es la misma palabra que encontramos al comienzo del Evangelio según San Juan. Ahora bien, el Evangelio de Juan se escribió después del Apocalipsis, por tanto, la primera vez que Jesús es llamado el logos es por Juan en el Apocalipsis. Si se traduce como el “verbo”, o bien por la “palabra”, hay que reconocer que en sí mismo no dice gran cosa. Aunque la palabra logos en la lengua griega tiene un significado muy rico, se puede resumir su sentido en tres planos complementarios: En primer lugar, logos es el pensamiento. Todos aquellos que han estudiado algo de psicología, saben, que un pensamiento que no se expresa, queda en la vaguedad. Es necesario que el pensamiento se exprese para que pueda precisarse.
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El segundo sentido de logos es, la palabra. El pensamiento que se precisa en una palabra, normalmente desemboca en una acción. El tercer sentido de la palabra logos: acción. Pensamiento, palabra, acción. Este es el término que el apóstol Juan emplea para designar a Cristo. Como diciéndonos que es a través de Cristo que Dios va a operar, que va a actuar. Y que todo lo más íntimo del pensamiento de Dios, se concretiza en la obra de Cristo. ¡Cuán maravilloso es saber que en Cristo podemos descubrir a Dios! Conocéis esas famosas palabras de Jesús a sus apóstoles: «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Juan 14: 9). Una de las mayores revelaciones bíblicas se la debemos al apóstol Juan. Todo lo que tiene vida, la toma de Cristo. Los sabios buscan el origen de la vida, es su derecho y su trabajo. Pero el origen de la vida no lo descubrirán, a no ser que se vuelvan a las Sagradas Escrituras, porque el origen de la vida es Cristo. Esta es la gran revelación bíblica. Todo aquello que tiene vida, la toma de Cristo. Es la razón por la cual, no se puede esperar la vida eterna, más que a través de Jesucristo. Cuando el apóstol Pedro dice: «porque no hay otro nombre… dado a los hombres, en que podamos ser salvos» (Hechos 4: 12), es a esto a lo que hace alusión. Nuestra vida viene de Cristo. Por el pecado interrumpimos el flujo de vida, y para recuperarla, será necesario retornar a Cristo. Como veis, esto se nos dice ya en el primer versículo del Apocalipsis.
JUAN, TRANSMISOR DEL APOCALIPSIS Pasemos al versículo 2: «Que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.» ¿Qué quiere decir este segundo versículo? Que Juan ha sido escogido por Jesucristo para transmitir la revelación de Dios. Y esto es atestiguado por la Palabra de Dios. Lo que significa que Juan ha trasmitido fielmente todo. Juan, Pedro y otros escritores bíblicos repiten la misma idea: que han transmitido aquellos que han visto y oído. Hay pues una gran seguridad en la transmisión del testimonio.
UNA BIENAVENTURANZA Y así llegamos al versículo 3: «Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.» Sabed que la palabra ‘bienaventurado’ se repite siete veces en el Apocalipsis. Siete beatitudes.5 El número siete en la Biblia es siempre simbólico. Está cargado de un doble significado espiritual. Siete es, tres más cuatro. Tres, representa siempre a Dios, y cuatro representa a la tierra con sus cuatro puntos cardinales. Siete, tres más cuatro, representa siempre la intervención de Dios en nuestra historia. Y el objetivo de esta intervención, es la felicidad de los hijos de Dios. ‘Bienaventurado’ es una palabra muy particular en la Biblia. No la ha inventado San Juan, puesto que ya la encontramos en los Evangelios. El maravilloso Sermón de la Montaña comienza con las bienaventuranzas. Ahora bien, en griego hay por lo menos dos maneras de decir bienaventurado o feliz. Son euvdai,mwn [eudaímōn] y maka,rioj [makários]. La primera es una palabra muy interesante. Eu, es el adverbio ‘bien’; dai,mwn [daímōn], designa algo sobrenatural. Es pues, una felicidad que se consigue con el concurso de una serie de circunstancias sobrenaturales. Dicho de 5
‘bienaventurado’: latín “beatus”, de donde se deriva la palabra ‘beatitud’. [N. del E.].
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otra forma, somos felices, eudaímōn, cuando todo va bien. Si viene la enfermedad, un duelo, o dificultades afectivas, o materiales, entonces ya no hay eudaímōn, felicidad. La segunda palabra, makários, escogida por Jesús, implica una verdadera paradoja. Bienaventurados, felices, si sufrís; felices, si sois perseguidos. Aquí algo asombroso, aparentemente contradictorio. La palabra que encontramos en Apocalipsis ‘bienaventurado’, designa una felicidad escatológica. Una felicidad interna. Una paz en el corazón, y no precisamente lo que nos deseamos al felicitarnos en el año nuevo. Cuando deseamos un feliz año, la mayoría de la gente piensa en la salud, el dinero o el placer; acepción que nada tiene que ver con la palabra que encontramos aquí. «Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía.» (Apocalipsis 1: 3). El verbo ‘oír’, en griego, significa también “obedecer”. Me gusta mucho este verbo, porque el verbo ‘obedecer’, tiene a menudo una connotación servil. Aquel que es humillado, oprimido, que está obligado a obedecer. Este no es nunca el sentido de la obediencia que Dios nos pide. El nos pide una obediencia que pasa por el oír, por comprender. Escuchar y comprender a Dios, es descubrir que la ley es el camino de la felicidad. La ley no está ahí para oprimirnos, sino para orientarnos hacia la felicidad. «Bienaventurado el que guarda» (Apocalipsis 22: 7). Si hay que guardar, significa que hay un peligro. Cuando Dios colocó a Adán y Eva en el huerto del Edén, les dijo que debían guardar el huerto. Había un peligro, pues la serpiente se manifestaría.
EL TIEMPO ESTÁ CERCANO El versículo 3 termina diciendo: «porque el tiempo está cerca» (Apocalipsis 1: 3). La palabra ‘tiempo’, aquí también es muy interesante. En griego hay dos palabras para designar tiempo: cro,noj [chrónos] y kairo.j [kairós]. Chrónos es el tiempo del reloj, es el tiempo del calendario. Kairós es la ocasión, es el momento de escoger porque pudiera ser que no volviera. Sin duda conocéis esa famosa declaración del apóstol Pablo en su epístola a los Efesios, donde dice: «Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos» (5: 16). El apóstol Pablo no dice rescatar el tiempo, como dicen algunas traducciones, pues es imposible rescatar el tiempo. Si ayer yo perdí el tiempo, no puedo hoy recuperar el tiempo de ayer. El chrónos pasado, es perdido definitivamente. Es muy interesante meditar acerca del tiempo, ya que el tiempo es una invención que no existe. Ayer no existe, mañana tampoco. Lo que existe, es hoy, ahora. Lo que me da la ilusión del ayer y del mañana, es mi paso por el tiempo. No es el tiempo el que pasa, soy yo el que pasa. Soy yo el que pierde su pelo, no es el tiempo el que pierde el cabello. Hay una ilusión en relación a la palabra tiempo. Así que el apóstol Pablo no dice, rescatar el tiempo, sino aprovechar la ocasión. Cuando la ocasión pasa, no la desaprovechéis, no la dejéis pasar. Y es esto lo que el apóstol Juan dice aquí, prestad atención. Dios os da una suprema revelación, la cual confía a Jesucristo, y por el intermedio de un ángel la va ha confiar a Juan. Aprovechad la ocasión, porque las ocasiones pasan. No perdáis la ocasión de descubrir esta revelación de Dios. Este es el verdadero significado de este texto.
PRIMERA GRAN VISIÓN DE APOCALIPSIS Pasamos al versículo 4, donde veremos la primera gran visión del Apocalipsis:
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«Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono; y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y los lavó de nuestros pecados con su sangre.» (Apocalipsis 1: 45).
Aquí hay una expresión cargada de significado: “gracia y paz”. Es una expresión privilegiada que encontramos en el Nuevo Testamento para expresar lo que Dios desea para nosotros. Gracia y paz, es todo lo que Dios puede ofrecernos. Que la «gracia y la paz os sean dadas, –de parte de aquel– que es, que era y que ha de venir». Estoy seguro que esto os hace pensar en la gran revelación de la zarza ardiendo. Dios sufre viendo a su pueblo en dificultad en Egipto. Llama a su siervo Moisés para que vaya a hablar con Faraón. Y Dios se revela a Moisés en la zarza ardiendo. En una zarza, en un simple arbusto, no en una encina. Y cada vez que la palabra zarza se emplea en la Biblia, en relación con Dios, es para expresar su humildad. ¿Habéis oído hablar de la humildad de Dios? Para mí fue un descubrimiento. Acabo de escribir un artículo, de unas veinticinco páginas, acerca de la fragilidad de Dios. Dios, que nos ha ofrecido la libertad, acepta sufrir a causa de nuestro rechazo. Hay aquí una verdadera humildad de la parte de Dios. ¿No es acaso una demostración de la humildad de Dios, verlo manifestarse en un bebé, que tiene necesidad de todo y de todos? Un bebé que es totalmente dependiente. Ese bebé es, Dios con nosotros. ¡La humildad de Dios! ¡La fragilidad de Dios! Dios se revela a Moisés en una zarza. En hebreo la palabra ‘zarza’ evoca siempre humildad. En un momento dado, Moisés dice a Dios, tú me envías a Faraón, y a tu pueblo. ¿Pero de parte de quién? ¿Quién me envía? Aquí descubrimos algo sorprendente. Es el hecho que Dios no era plenamente conocido cuando Dios se reveló a Moisés. «Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre Yahvé, no me di a conocer a ellos.» (Éxodo 6: 3). ¿Os habéis dado cuenta lo que dice el texto? Entre Abraham, Isaac y Jacob de una parte, y Moisés de la otra, hay una progresión en la revelación de Dios. Dios dice a Moisés, no he sido conocido por Abraham, por Isaac, ni Jacob, como me hago conocer por ti. El apóstol Pablo dirá un día en su epístola a los Efesios: en ninguna época anterior a la nuestra, el misterio de Cristo ha sido conocido como hoy se conoce. Hay pues un progreso entre Abraham, Isaac y Jacob en relación a Moisés. Pero hay otro progreso entre Moisés y Jesucristo, es Dios el que se da ha conocer. La manera cómo Dios se revela a Moisés no es fácil de definir. Se ha dicho que Dios se revela a Moisés como el Eterno, como “el que es, que era y que será”. Todavía hoy, los judíos no saben como debe leerse correctamente el famoso tetragrámaton sagrado. Cuatro letras hebraicas, hwhy [YHWH]. Cuatro letras para decir ‘Dios’, son cuatro consonantes. No se sabe que vocales deben asociarse a estas consonantes. Traducir al castellano como “Jehová”, es un error. Para leer o ], y se el famoso tetragrámaton sagrado, hay que asociar las vocales de Adonai [yn"Üda completa como “Jehová”. La lectura, que posiblemente sea la mejor, es Yahvé. Hoy día, cuando los judíos leen el texto, la mayoría de ellos no se atreven a decir Yahvé. Se detienen, y deletrean el tetragrámaton, YHWH, para estar seguros que no se están equivocando, porque lo judíos son conscientes que la revelación de Dios es misteriosa y sagrada. «Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo» (Éxodo 3: 12). Un excelente hebraísta, que enseña en Chicago, ha escrito todo un libro sobre este versículo, para demostrar que no debe leerse «yo estaré», sino «yo seré», o mas bien «llegaré ha ser contigo». Voy a tratar de explicar de otra forma, el sentido de este versículo. Jamás podemos llegar a conocer a Dios de forma definitiva. Dios está siempre acrecentando su manifestación hacia nosotros. Tenemos la tendencia de encerrar a Dios con afirmaciones definitivas, en
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definiciones definitivas, pero la Biblia no lo hace nunca. De forma que siempre hemos de redescubrir a Dios. –Tengo el íntimo convencimiento, que la labor más sagrada de la teología, hoy en día, en el umbral del tercer milenio, es la de redescubrir a Dios. Porque tengo la convicción de que no le conocemos tal como él es. Y que con frecuencia nos falta humildad a la hora de hablar de Dios. Ningún filósofo hablaría de la humildad de Dios o de su fragilidad, y sin embargo la Biblia sí habla.– Vuelvo al texto de Apocalipsis: «Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir» (1: 4). Hay solamente un paso en relación al texto de Éxodo. El libro del Éxodo dice: “el que es, que era y que será” [«Yo soy el que soy»] (3: 14). Apocalipsis dice: «el que es, el que era y que ha de venir» (1: 8). Es decir, Dios no está aquí todavía. Todavía tenemos que descubrir mucho sobre Dios. Para mí esto es una revelación muy importante. «…de los siete espíritus que están delante de su trono. –Se ha discutido mucho sobre este texto. Pero el siete, debe probablemente ser comprendido aquí en un sentido puramente apocalíptico. En una manera de decirnos que el espíritu de Dios es siete. Es decir, que está al servicio de Dios para cumplir el Apocalipsis, la revelación de Dios.– Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano príncipe de los reyes de la tierra.» (Apocalipsis 1: 4-5). La palabra que aquí presenta un problema, es ‘primogénito’, traducción de la palabra griega prwto,tokoj [prōtotokos].
QUÉ ES EL «TESTIMONIO DE JESUCRISTO» «…del testimonio de Jesucristo» (Apocalipsis. 1: 2). La noción de ‘testimonio’ aparece varias veces en el Apocalipsis. –Nosotros, como iglesia adventista, tenemos una teología al respecto un tanto particular.– Reencontramos de nuevo la noción de testimonio en el capítulo 12: «...los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo» (vers. 17). También en el 19: «Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía» (vers. 10). ¿Qué significa esto? ¿Qué es el espíritu de la profecía? El testimonio de Dios. Debo razonar sobre esta expresión, de la misma manera que lo hemos hecho acerca de la revelación de Dios. Hemos dicho que revelación de Dios es posiblemente la revelación que viene de Dios, pero puede ser una revelación que viene de Jesucristo. Y aquí encontramos el mismo significado. El testimonio. Jesús vino a dar un testimonio sobre Dios. Dijo a Pilatos: «he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad» (Juan 18: 37). En la oración sacerdotal dice: he venido para hacer conocer a Dios (Juan 17: 3). Encontramos que hay un testimonio, cuyo sujeto o autor es Jesús. Es Jesús el que proporciona ese testimonio. Surge una pregunta: ¿cómo podemos conocer el testimonio de Jesús? Jesús nunca dejó algo escrito. ¿Cómo podemos conocer al Dios que vino a revelar? ¿Cómo podemos conocer la verdad de la cual vino a dar testimonio? Es gracias al Nuevo Testamento. Si los evangelistas no hubieran escrito sobre Jesús, no sabríamos nada acerca de lo que Jesús enseñó. La primera acepción sobre el «testimonio de Jesús» es sin duda el Nuevo Testamento. Gracias a lo que los apóstoles dijeron de Jesús, sabemos lo que este dijo acerca de Dios y de la verdad. Sin el Nuevo Testamento no tendríamos el testimonio de Jesús. Este es el sentido exegético, no podemos ignorar esta verdad y así hay que reconocerlo. No tenemos tiempo para leer todos los textos del Apocalipsis acerca de “testimonio.” Pero todos ellos confirman lo que acabo de decir. Cuando el apóstol Pablo escribe a Timoteo y le dice: «Toda escritura es inspirada por Dios...» (2 Timoteo 3: 16). ¿A qué escritura hace referencia? Se refiere al Antiguo Testamento, pues el Nuevo todavía no existía. Ahora bien, Juan dice en Apocalipsis que «el
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testimonio de Jesús –es decir, el Nuevo Testamento–, es el espíritu de la profecía» (19: 10). Dicho de otra forma, el Nuevo Testamento es tan inspirado como el Antiguo Testamento. Ya sabéis que Jesús prometió la ayuda del Espíritu Santo sobre este asunto. Este es el sentido principal de lo que es el espíritu de la profecía. Una nueva pregunta nos asalta ¿Acaso el Espíritu Santo ha enmudecido, ha dejado de hablar después de la inspiración del Nuevo Testamento? La respuesta es, no. La prueba es que había una promesa hecha a la iglesia por el apóstol Pablo que encontramos en 1 Corintios 12 y 14, y en Efesios 4. Dios promete aquí a su iglesia el don de la profecía. Es gracias al don de la profecía que los apóstoles pudieron escribir la vida y la obra de Jesús. El Espíritu Santo nunca ha cesado de hablar después de la inspiración del Nuevo Testamento. Esta es la razón por la cual tenemos buenas razones para pensar que nuestra iglesia disfruta también del don de profecía, expresada de forma particular en la obra de la hermana Ellen G. White. Si decimos: el espíritu de la profecía es Ellen G. White; no somos fieles al texto. Para serlo, hay que reconocer que el espíritu de la profecía, el testimonio de Jesús, es en primer lugar el Nuevo Testamento. Lo cual no nos impide pensar, y enseñar, que el Espíritu Santo ha continuado manifestándose. La misma hermana White escribió: «Los testimonios escritos no son dados para proporcionar nueva luz, sino para impresionar vívidamente en el corazón las verdades de la inspiración ya reveladas.» (Joyas de los testimonios. T. 2, pág. 280). Así que, los testimonios de Ellen G. White no tienen el propósito de minimizar la palabra de Dios, sino de magnificar y atraer sobre ella toda la atención. Me ha parecido útil daros hasta aquí, un ejemplo del estudio palabra por palabra del libro del Apocalipsis, para mostraros la riqueza que contiene cada palabra inspirada por el espíritu de Dios. Y habréis descubierto que por este método hemos visto en el Apocalipsis nociones sobre Jesús muy interesantes. Más adelante analizaremos las enseñanzas dadas a las siete iglesias, y veremos que el Señor de la iglesia es Jesucristo. La revelación de estas siete cartas están para mostrarnos que Jesús desde lo alto en el cielo es el señor de la iglesia. No estudiaremos con detalle los siete sellos, ni las siete trompetas. Pero sí resumiremos el sentido de estas dos grades visiones.
PARALELISMO DE LAS VISIONES DE APOCALIPSIS Todavía un pequeño paréntesis, para deciros que ha habido en Francia cierta inquietud. Algunos pastores tuvieron la feliz iniciativa de reunirse para estudiar el Apocalipsis. Y se centraron especialmente en la visión de los sellos. Es la segunda gran visión. Y pensaron que esta visión era históricamente continuación de las siete cartas. Con anterioridad, un médico americano ya había escrito un libro en la misma línea. De manera que en Francia corrieron dos enseñanzas opuestas sobre esta parte del Apocalipsis. La Asociación General estableció un comité de investigación para estudiar el asunto de forma sistemática y llegaron a la conclusión que esta forma de entender el texto es inexacta. Debemos aceptar el principio de paralelismo de las dos visiones. Nuestra iglesia ha estudiado mucho estos últimos años lo que se conoce como “la estructura literaria” del Apocalipsis. Es muy interesante, pero es demasiado técnico y no me parece útil hablaros sobre ello. Sin embargo, sí es muy importante saber que las visiones del Apocalipsis son todas paralelas. Tenemos la visión de las siete cartas a las siete iglesias. Después, volviendo a Jesucristo encontramos la visión de los siete sellos. Y volviendo de nuevo a Jesucristo, tenemos la visión de las siete trompetas. Estas tres visiones son paralelas. Cada una parte de la primera venida de Jesús y termina en su segunda venida.
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CUÁL ES EL «DÍA DEL SEÑOR» «Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta.» (Apocalipsis 1: 10). ¿Qué significa esto? Muchos teólogos pretenden decir que Juan tuvo esta visión en domingo. El día del Señor, dominica die, es el domingo. Luego Juan debió tener la visión en domingo. Pero la expresión en latín, dominica die, para designar al domingo, vino mucho más tarde. Es históricamente falso tomar esta expresión para designar la fecha de la visión. Algunos de nuestros teólogos adventistas dicen, no era domingo sino sábado. El día del Señor no es el domingo, sino el sábado, porque Jesús dijo que él era Señor del sábado. No os oculto que me cuesta aceptar esta interpretación, por varias razones. Primera razón: la expresión “día del Señor” no era empleada en esa época para designar al sábado. Segunda razón: desde el punto de vista de la gramatical, pretender que tenemos aquí la fecha de la visión, es forzar la gramática griega. Tercera razón: ¿qué importancia puede tener que Juan tuviera la visión en domingo, en sábado o en miércoles? ¿Puede cambiar alguna cosa? No añade nada al valor del texto. Sin embargo, la expresión “día del Señor,” es frecuentemente empleada, tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento para señalar el regreso de Jesús. Este es el día del Señor. Dicho de otra manera, lo que el espíritu del Señor afirma en este versículo, no es la fecha de la visión, sino el objetivo de la visión. ¿Qué es lo que Dios reveló a Jesús y por este a Juan? Nos hemos concentrado tratando de descubrir el sentido de esta revelación. Y hemos dicho que Dios va a revelar la obra de Cristo en el Santuario Celestial. Nos va a mostrar que esta obra arranca en su encarnación y llega hasta el regreso de Jesús, hasta la apoteosis, hasta la parusía. Este es el día del Señor. Esta es la razón por la cual, cada visión, partiendo de la encarnación, llega hasta el regreso de Jesús.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS P. Considerando que no siempre tenemos el privilegio de tener entre nosotros un especialista como el pastor Stéveny, le pregunto si podría darnos alguna orientación para sacar mayor provecho del estudio del Apocalipsis. R. Le responderé de forma matizada en dos planos. Primero. Tengo la convicción que si Dios inspiró la Biblia, también está dispuesto a inspirar al lector que quiera comprenderla. Aquel, que sin ser especialista, lee el Apocalipsis con un espíritu de oración, extraerá grandes bendiciones. Esta es mi profunda convicción. Hay una bendición prometida por Dios para aquellos que estudian este libro del Apocalipsis. Y en consecuencia Dios ayuda a aquellos que lo estudian seriamente, incluso sin ser un especialista. Segundo. Lógicamente, si Dios ha creado su iglesia, también le ha prometido dones particulares. En Efesios 4, Pablo dice claramente que «constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros pastores y doctores» (Efesios 4: 11). En griego, la palabra doctor (dida,skaloj [didáskalos]) significa “aquel que enseña”. En la iglesia hay diversos dones, incluido el de la enseñanza. Por tanto, aquellos que estudian por sí mismos el Apocalipsis, encontrarán en la iglesia, gracias al don que le ha dado, la ayuda que les sea necesaria para ir más lejos en su comprensión. Actualmente la iglesia hace en este dominio una obra grandiosa. Para daros un solo ejemplo, el Comentario Bíblico Adventista,6 ved hasta que punto esta obra es considerable y de un valor extraordinario. Por tanto, aquellos que quieren ir más lejos en el estudio, me parece necesario que deben tener las herramientas necesarias.
6 NICHOL, F. D.; COTTRELL, R. F.; NEUFFER, J. (eds.). Comentario bíblico adventista del séptimo día. 7 tomos. Ed. esp. Mountain View (California): Publicaciones Interamericanas-Pacific Press Publishing Association, 1978ss.
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P. Llegando a la conclusión de que Dios se da ha conocer progresivamente ¿Hemos de entender que ya se ha revelado del todo, y es el hombre quien lo tiene que ir descubriendo, o por el contrario debemos de entender que Dios aún no se ha revelado del todo? R. Pienso que la revelación de Dios, la más perfecta que podamos tener, es Jesucristo. Jesucristo sobrepasa la naturaleza, la conciencia, la historia e incluso a la Biblia. Conocéis el comienzo de la epístola a los Hebreos: «Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo.» (1: 1). Vemos que aquí se habla de la cima. Si Jesús dijo: «quien me ha visto, ha visto al Padre» (Juan 14: 9), es porque el máximo de la revelación la tenemos en Jesucristo. Pero, ¿conocemos a Jesús perfectamente? Jesucristo vino velado con nuestra propia naturaleza. Muchos encontraron a Jesucristo sin saber que era el Hijo de Dios. No obstante, a Jesucristo no lo descubriremos perfectamente hasta que él vuelva. Si bien es cierto que Dios nos ha dado todo lo necesario para conocerlo, y el máximo fue Jesús; es cuando Jesucristo vuelva, cuando lo veremos tal como él es, y entonces seremos metamorfoseados a su imagen. Creo que no es contradictorio decir que Dios se ha revelado perfectamente, y que nosotros tenemos muchas cosas todavía que descubrir en relación a él.
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3ª PONENCIA. LUNES
PRIMERA GRAN VISIÓN: LAS SIETE CARTAS A LAS SIETE IGLESIAS CRISTO REVELADOR DE LA VERDAD Hemos visto que el Apocalipsis contiene una revelación especial de Dios. Por supuesto, toda la Biblia está inspirada por Dios, pero nuestro Padre celestial ha querido darnos un mensaje muy especial. Y este mensaje nos ha sido dado por medio de visiones.
BOSQUEJO DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS Se acepta el hecho que hay en el Apocalipsis siete grandes visiones. Primera: Siete cartas a las siete iglesias. Segunda: Los siete sellos de la historia. Tercera: Las siete trompetas. Cuarta: En el centro del libro la famosa triada, es decir, el demonio, la bestia del mar y la bestia de la tierra. Quinta: Las siete plagas. Sexta: Los castigos enviados sobre la ramera. Séptima: La Nueva Jerusalén. ¿Por qué repetir lo que ya sabéis todos vosotros? Para atraer vuestra atención sobre un detalle importante: La primera visión se introduce por los siete candeleros de oro. La segunda visión es introducida por la mesa de los panes de la proposición, que se corresponde con el trono. La tercera visión se introduce con el altar de los perfumes, y vemos que aquí nos encontramos en el lugar santo del santuario. A la entrada del lugar santo, en la parte izquierda tenemos el candelabro de siete brazos. A la derecha, la mesa con los panes de la proposición. Y en el frente, el altar de los perfumes. Si continuamos observando las siete visiones, descubrimos que la cuarta es introducida por la visión del arca de la alianza. Y así pasamos del lugar santo, al santísimo. Después está la visión del mar de vidrio. Y si estudiamos Ezequiel capítulo 1, descubrimos que ese mar de vidrio se abre delante de Dios. Y el texto dice que estamos encima del cielo. Podríamos leer muchas referencias, pero no tenemos tiempo en esta ocasión. En Ezequiel 1: 22, 25 veréis que Dios está encima del cielo. –Es sorprendente. Tenemos la costumbre de poner a Dios en el cielo, pero la Biblia lo sitúa encima del cielo.– Aquí estamos en el umbral de la quinta visión. En la sexta visión nos encontramos en pleno desierto. Es la introducción sobre la visión de la gran ramera: «Me llevó en el Espíritu al desierto» (Apocalipsis 17: 3). Ciertamente es el desierto el que rodea al santuario. El santuario fue construido en pleno desierto. Finalmente, la última visión se introduce por la Nueva Jerusalén. Podemos decir pues, que las tres primeras grandes visiones se articulan alrededor del lugar santo, y las cuatro últimas alrededor del lugar santísimo. Y a través de estas últimas visiones se nos conduce al final de la historia.
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Las tres primeras visiones son paralelas, comienzan con la encarnación de Jesús, de su primera venida, y llegan hasta la parusía. Estas serían las tres primeras visiones, y las cuatro últimas desarrollan los acontecimientos del fin. Podemos decir que aquí nos encontramos alrededor del año 1844. Un estudio atento de la historia así lo confirma. He aquí el plan general del libro del Apocalipsis. Observaréis que el número siete se repite constantemente, aparece más de 50 veces en el Apocalipsis. Tiene un significado simbólico, indica siempre la acción de Dios en la historia humana. Es gracias a esa acción que nuestra historia se convierte en historia de la salvación.
CUATRO ESCUELAS DE INTERPRETACIÓN DEL APOCALIPSIS Todavía una consideración introductoria más. ¿Cómo deben ser interpretadas esas siete visiones? Sin duda no ignoráis, que los intérpretes del Apocalipsis se agrupan alrededor de cuatro grandes sistemas. Al primer sistema se le conoce como preterista. Muchos exegetas hoy escogen este sistema. ¿En que consiste? Dicen que todo lo escrito en el Apocalipsis se cumplió ya en los días de Juan. No hay en el libro del Apocalipsis ninguna proyección profética. Se trata únicamente de una narración histórica contemporánea de los días de Juan. Pero un estudio atento del libro muestra que esto no es posible. «Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas» (Apocalipsis 4: 1). La expresión griega significa “en la continuación del tiempo”. Esta sola indicación prueba que hay una perspectiva de tiempo en el libro del Apocalipsis. Al llegar a los capítulos 13 y 17 del libro, es totalmente imposible explicar estos capítulos a la luz de la historia contemporánea de Juan. De manera que debe abandonarse el sistema preterista. Contiene algo de verdad, es cierto que Juan escribió a las iglesias que se mencionan, y que estas iglesias están involucradas en el mensaje. Lo que resulta grandioso en la Biblia, es el hecho que siempre se enraíza en la historia. No es una filosofía en las nubes, sino una enseñanza concreta en la historia. El segundo sistema de interpretación, está en el lado opuesto. En lugar de ver todo en el pasado, todo está puesto en el futuro. Y a esta escuela se le conoce como futurista. Muchos teólogos católicos han aceptado este modelo de interpretación. Y por una razón fácil de comprender. Todo lo que afecta a la historia de la iglesia es borrado, olvidado. Es evidente que una gran parte del Apocalipsis, como acabo de decir, se enraíza en la historia, y que no concierne solamente al futuro. El tercer sistema, es el conocido como idealista, o simbólico, en la que nada hay de histórico, sino solamente una enseñanza teológica dado bajo la forma de símbolos. Estamos de acuerdo que hay mucho de simbólico en el Apocalipsis. Y que también se ocupa de la numerología, la ciencia del razonamiento por medio de los números. Efectivamente hay mucho simbolismo en el Apocalipsis, pero no elimina en absoluto la historicidad del texto. Hemos eliminado el sistema preterista, que coloca todo en el pasado. Hemos eliminado el sistema futurista, que pone todo en el futuro. Y también el sistema idealista, que hace desaparecer la historia. Nos queda un último sistema: Es la escuela historicista, que reconoce que los hechos parten de la historia contemporánea en los días de Juan, con una proyección profética de la historia de la iglesia en el transcurso del tiempo. En la época antigua de la iglesia cristiana, muchos comentaristas adoptaron ya este sistema. También, la mayor parte de
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reformadores adoptaron este sistema. Como adventistas, no estamos solos a la hora de adoptar este sistema de interpretación. Lo que si debemos decir, es que hoy molesta a muchos teólogos por causa de sus implicaciones.
PRIMERA GRAN VISÓN Con anterioridad os decía sobre Apocalipsis 1:10, que el objetivo del Apocalipsis es llegar hasta los acontecimientos que preceden al regreso de Jesús. Y en el versículo 11, Juan recibe la orden de escribir a las siete iglesias: «Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia, a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.» (1: 11). Esta es la orden que recibe Juan de parte de Dios y transmitida por Jesús. Es sorprendente, porque las iglesias citadas no son las más importantes en los días de Juan. Por ejemplo, por qué no cita Colosas, teniendo en cuenta que ya les había dirigido una epístola, o Troas, o Heriápolios que tanta relación tuvieron con Pablo. Esto añade más dificultad a la interpretación que debe darse a esta primera gran visión. Lo primero que descubrimos es que esas siete ciudades se encontraban en un circuito. Se partía de un punto y se volvía al mismo lugar, después de haber visitado las siete iglesias. Es como si se nos dijera que la historia de la iglesia que va a comenzar, parte de la iglesia fundada por Jesucristo, para recorrer a través de los siglos, las diferentes etapas de esta iglesia. Ciertamente las siete iglesias reciben el mensaje, pero también es cierto que esos mensajes no están destinados solamente a las iglesias mencionadas. Leamos algunos versículos, «el espíritu dice a las iglesias» (Apocalipsis 2: 7, 11. 17. 29; 3: 6, 13, 22), en todos ellos se habla en plural. Lo que se dice a las siete iglesias mencionadas, concierne a todas ellas. Podemos afirmar que afecta no solamente a las iglesias de esa época, sino a las iglesias de todas las épocas. Razón por la cual, cuando vemos a Jesús en medio de los candeleros, se trata de un misterio. «El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro.» (Apocalipsis 1: 20). Os recuerdo que la palabra ‘misterio’ en la Biblia no designa algo desconocido, sino una verdad que solamente Dios puede revelarnos. El hecho que las iglesias sean comparadas a estrellas, nos conduce a pensar que podemos prolongar estas siete cartas para descubrir gracias a ellas las siete grandes etapas de la iglesia en el tiempo.
Cristo en medio de los candeleros Apocalipsis 1: 12-20. Aquí vemos la visión de Cristo en medio de los candeleros. Hemos dicho anteriormente que nos encontramos aquí en el corazón del lugar santo del santuario. Debemos comprender que Dios ha querido por este medio indicarnos una verdad fundamental. El Señor está en medio de los candeleros. Y quiere decirnos que él es el Señor de la iglesia. Jesús es quien utilizó por primera vez la palabra iglesia. La primera mención se debe a Jesucristo. Lo tenemos registrado en Mateo: «sobre esta roca edificaré mi iglesia» (16: 18). Ya en el comienzo de esta visión del Apocalipsis descubrimos que Cristo va ha edificar su iglesia. Cristo el Señor de su iglesia.
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Otra cosa que descubrimos de la lectura del texto, es que cada uno de los rasgos característicos de Jesús en esta primera visión, servirá de introducción a las siete iglesias. La introducción a cada una de las siete cartas, retoma uno de los rasgos distintivos de Cristo en la visión de los candeleros. Hijo del Hombre. Otra verdad es que Jesús aparece aquí como «hijo del hombre». Os recuerdo el significado de esta expresión en la Biblia. El primero, y muy obvio, “hijo del hombre” es un hombre. Alguien que desciende del hombre, y que es hombre totalmente. Cuando se dice que Jesús es hijo del hombre, se insiste sobre su humanidad. Hay un segundo significado, y es que en las religiones esotéricas griegas contemporáneas de Jesús, se denominaba “hijo del hombre” a un hombre tipo, modelo, un hombre perfecto. Sin duda este significado se acomoda perfectamente a Jesús. El apóstol Pedro dice que vino para darnos un ejemplo a seguir. La expresión hijo del hombre todavía tiene una tercera connotación semántica. Es Daniel quien la utiliza por primera vez, cuando ve en el corazón de su primera visión, en Daniel capítulo 7, a Cristo como «hijo del hombre» en una escena de juicio. La connotación profética de la expresión “hijo del hombre” es aquel que restablecerá todas las cosas al fin de los tiempos. Al designar aquí a Jesús como «hijo del hombre», en el corazón de esta primera visión, se nos recuerda su humanidad, la perfección de su ejemplo, y también que es él quien restablecerá todas las cosas al orden primitivo. Y es evidente que Juan pensaba en el libro de Daniel al escribir este pasaje. Santuario celestial. El vestido de Jesús nos recuerda al sumo sacerdote. Os recuerdo el texto magistral de Hebreos: «el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos un tal sumo sacerdote» (8: 1). El autor de la epístola a los Hebreos dice, que la cima de la epístola es el hecho que Jesús es para nosotros nuestro sumo sacerdote. Recordar que todo el Apocalipsis esta escrito en relación con el lugar santo y santísimo. Descubrimos a Cristo en el santuario celestial. Estamos actualmente en el Santuario Celestial, y aquí me permito abrir un pequeño paréntesis, porque creo, que cuando hablamos del santuario celestial, olvidamos frecuentemente algo muy esencial. Leemos: «Juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.» (Efesios 2: 6). ¿Quiénes son esos «nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús»? Vosotros y yo. ¿Dónde estamos ahora? Estamos a la vez en la Tierra, y en el santuario celestial. ¿Por qué? Porque Cristo es la cabeza del cuerpo de la iglesia. Y Cristo no está decapitado, no tiene la cabeza en el cielo y el cuerpo en la tierra. ¿Habíais pensado en esto alguna vez? ¿Sabíais que estáis actualmente en el santuario celestial? Afirmo que si no comprendemos esto, toda la teología del santuario celestial cojea. Porque cuando Daniel anuncia la purificación del santuario celestial, no significa que allí arriba ocurre algo que no nos afecta a nosotros. Sino que la purificación del santuario nos afecta directamente a nosotros, y también al cielo, ¿Por qué? Por algo que vimos el sábado a la hora del culto. ¿Cómo podemos llegar a la santificación exigida por Dios? ¿Cómo podemos alcanzar la perfección que Dios pide, hasta la estatura perfecta de Cristo? La respuesta que os sugerí el sábado por la mañana era, no por nuestra obediencia, no mediante nuestros esfuerzos para imitar a Jesús. Sino por el abandono en las manos de Jesús. Suplicando a Cristo que viva constantemente en nosotros. Y haciendo todo aquello que depende de nosotros, para vivir en Cristo. Si examináis todos los textos del Nuevo Testamento que hablan de ello, descubriréis que esto significa tener los pensamientos de Cristo, las palabras de Cristo, las obras de Cristo, el amor de Cristo y a veces los sufrimientos de Cristo. Pablo decía: «completo lo que falta a las tribulaciones de Cristo en mi
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carne, en favor de su cuerpo, que es la iglesia.» (Colosenses 1: 24, NBJ). Esto es vivir en Cristo. Esta es la razón por la cual la purificación del santuario celestial no es solamente un juicio que se realiza allá arriba consultando unos libros. Es algo mucho más serio. Es una obra que Cristo realiza en el cielo para conducir a su iglesia al estado de santificación sin la cual nadie verá al Señor. Ya veis que es algo muy importante. Jesucristo nuestro sumo sacerdote. Características del Hijo del Hombre. Se habla de la cabeza de Jesús: «Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve» (Apocalipsis 1: 14). –La misma reseña encontramos en Daniel 7: 9.– También se habla de los ojos de Jesús: «sus ojos como llama de fuego» (Apocalipsis 1: 14). –La misma declaración encontramos en Daniel 10: 6.– Y los pies de Jesús «como bronce bruñido» (Apocalipsis 1: 15). Jesús ve. Jesús tiene la estabilidad del bronce. El carácter metálico marca su estabilidad, su potencia. La iglesia fluctúa. La iglesia se agita. La iglesia resbala. Pero no Cristo, él siempre permanece estable. Y el peligro al que estamos expuestos en la iglesia, es querer adaptarla a los tiempos que vivimos. No es Cristo quien debe adaptarse a nuestro tiempo, sino somos nosotros quienes debemos adaptarnos a Cristo. También se nos habla de «su voz como estruendo de muchas aguas» (Apocalipsis 1: 15). –Lo mismo en Daniel 10: 6.– Esto evoca la suprema autoridad del Hijo del hombre. Debo añadir, que por supuesto, esto no son imágenes pictóricas, aunque si lo son en cierta medida. Si conocéis la obra de Durero, amigo del gran reformador Lutero, sabréis que plasmó en imágenes las visiones del Apocalipsis. Hay pues un aspecto pictórico en el Apocalipsis, pero hay que sobrepasar este aspecto ya que sus imágenes tienen un significado. Soy el Alfa y la Omega. «Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.» (Apocalipsis 1:17-18).
Es la primera vez que Jesús habla en el Apocalipsis. ¿Y qué dice?: «Yo soy el primero y el último –no tengas miedo–, y estuve muerto, mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.» Estas palabras dominan todo el Apocalipsis, y de un extremo al otro va ha mostrarnos como el Señor de la iglesia conseguirá la victoria sobre la muerte. Aquí se le llama «el Alfa y la Omega», titulo que se le da al mismo Dios: «Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso» (Apocalipsis 1: 8). Y Jesús recibe también este título en: «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último» (Apocalipsis 22: 13). Daos cuenta cuan importante es ver que todo lo que se dice del Padre se puede decir también del Hijo. Para mí fue un descubrimiento. No se si os he confesado que tuve un tiempo dudas en admitir que Jesús era Dios. Cuando me encontraba inmerso en mis estudios filosóficos tuve serias dudas al respecto. Pero cuando descubrí que el Nuevo Testamento dice de Jesús todo lo que la Biblia dice sobre JHWH, comprendí que hay una reciprocidad entre los dos. El Padre es el pastor, el Hijo es el pastor. Roca es el Padre y roca es el Hijo. El Padre es el libertador y también lo es el Hijo. El Padre es justicia y el Hijo es justicia. El Padre es la sabiduría y el Hijo es la sabiduría. El Padre y el Hijo son el Alfa y la Omega. Y así podríamos continuar. ¿Cómo dudar que entre el Padre y el Hijo haya una relación extraordinaria? Visto esto, no hay duda en reconocer la divinidad de Jesucristo.
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Se dice también que está vivo, «el viviente» (Apocalipsis 1: 18). Y una vez más es un título divino. En el libro de Josué Dios es llamado el viviente: «En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros» (3: 10). Dios es el viviente y Jesús es el viviente. Hay pues una transferencia de todos los atributos de Dios el Padre, sobre su hijo Jesucristo. Jesús tiene las llaves de la muerte. Llegamos al final de esta primera parte de la visión, donde se dice que las llaves de la muerte le son dadas a Jesús. Si tengo tiempo volveré mas tarde al asunto de las llaves. Retengamos por el momento el hecho que Jesús domina la muerte. La muerte cede delante de él. Conocéis el texto de Hebreos 2: 14, Jesús vino para vencer a la muerte. Se discute mucho acerca del por que vino Jesús a la tierra. Durante las vacaciones de este verano me he volcado en el estudio de este asunto. He releído todo el Nuevo Testamento y he subrayado todos los textos que dicen por qué Jesús vino entre nosotros. Si queréis hacer un estudio interesante, os recomiendo que os centréis en este tema. Jamás descubriréis que Jesús vino a morir a la tierra, aunque muchos cristianos sigan afirmándolo. Descubriréis más de treinta razones por las cuales Jesús vino: Para dar testimonio de la verdad; para decir a los hombres que sus obras son malas; revelar a Dios como Padre; y una larga serie de razones. Cristo vino también, no a morir, sino para vencer a la muerte. Es gracias a Jesús que la muerte ya no es un enemigo. Jesús sabe, conoce. Terminando el sucinto vuelo de esta parte del texto, notad una afirmación muy importante. Cristo sabe, conoce: «Yo conozco tus obras» (Apocalipsis 2: 2). «Yo conozco tus obras, tu tribulación» (Apocalipsis 2: 9). «Yo conozco tus obras y dónde moras, donde esta el trono de Satanás» (Apocalipsis 2: 13). Yo conozco tus obras, tu amor, tu fe, tu servicio y tu perseverancia» (Apocalipsis 2: 19). «Yo conozco tus obras» (Apocalipsis 3: 1, 15). Cuando una declaración se repite de esta manera, es como cuando un martillo clava un clavo. Es como decirnos, no lo olvidéis jamás. Jesús es el Señor de la iglesia, conoce a su iglesia, y nada se le escapa a su vista de fuego. Y en cuanto a nosotros, pensemos que no podemos escapar a la mirada de Jesús. Hecha la introducción, vamos ahora a considerar las siete cartas a las iglesias.
CRISTO EDIFICA SU IGLESIA Carta a la iglesia de Efeso La introducción la encontramos en el primer versículo: «Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto.» (Apocalipsis 2: 1). Habréis reconocido que es exactamente lo que se dice en la primera visión de Jesús. Cristo tiene siete estrellas en su mando derecha; y las estrellas representan la iglesia. Una o dos palabras para precisar que el texto dice: «el que tiene las siete estrellas» (Apocalipsis 2: 1). El verbo griego que aquí se emplea es muy fuerte, significa “tener firmemente”, “con fuerza”. No teniendo débilmente, que pueda caer, sino teniendo con perseverancia. Él tiene las estrellas en su mano derecha. Si leéis las referencias que os indico, veréis que la mano derecha es siempre sinónimo de poder. Y el hecho que anda en medio de los candeleros, significa que está en acción, en actividad. Y vimos ayer que Dios se nos presenta no solamente como aquel que era, y que es, sino también como aquel que viene. Hay un dinamismo de Dios en la historia. ¡Hermanos, es muy importante saber esto! Ayer, al final de la exposición, una persona me preguntó si es posible sentir al Espíritu Santo. Leímos algunos textos muy concretos y le respondí que no, no se siente. No es 42
cuestión de sentir, sino de saber. Lo que Cristo sabe, nos lo revela. Mirando la historia contemporánea, sentimos a veces la impresión que nada marcha bien. Todo el mundo está inquieto, todo el mundo se pregunta que sucederá en el tercer milenio. Gracias al Apocalipsis nosotros sabemos que Cristo camina en medio de su iglesia. Y que a pesar de todos los sufrimientos y todas dificultades que podamos pasar, él triunfará. «El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias» (Apocalipsis 2: 7). Cada vez que encontréis esta expresión en la Biblia, estad seguros que ahí hay un enigma. Algo oculto que debe ser revelado. Cada vez que Cristo emplea esta expresión, hay algo que debemos descubrir en el texto. Y aquí también ocurre lo mismo. Hay que descubrir, que ya al final del primer siglo, cuando Juan escribía el Apocalipsis en la isla de Patmos, Jesús estaba ya decepcionado. Decepcionado de su iglesia, de su corazón. ¿Por qué? Porque su primer amor había desaparecido. Os recuerdo lo que decía el sábado por la mañana. Cuando Mateo dice: «sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» (5: 48). Lucas repite las mismas palabras, pero diciendo: «sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso» (6: 36). La iglesia adventista tiene, desgraciadamente, la reputación de tener un cierto espíritu de crítica. Es la contrapartida de la fraternidad. Nos conocemos todos, hay afecto, nos vemos frecuentemente, pero el peligro está en la crítica. Y cuando una iglesia se da a la crítica, hace llorar a Jesús. Cristo lamenta precisamente al final del primer siglo que ha perdido su primer amor. Del texto podemos deducir el aspecto histórico, y Efeso corresponde a la iglesia primitiva, a la iglesia apostólica, iglesia que trabaja, es dinámica, pero no tiene amor. Hay una promesa maravillosa a la iglesia de Efeso. Apocalipsis 2:7. «Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios» (Apocalipsis2: 7). Todos sabéis el significado de árbol de la vida. Era el árbol que se encontraba en el huerto del Edén, para decir a Adán y Eva, y por medio de ellos, a todos nosotros, que no somos dioses. No poseéis vida en vosotros mismos. Si queréis vivir, tenéis necesidad de recibir la vida. Y esta vida no se puede recibir sino a través de Cristo. Cuando se promete a los que vencieren que podrán comer del árbol de la vida, se les está prometiendo la vida eterna. No tenemos tiempo de detenernos sobre el aspecto psicológico del árbol. El árbol es un arquetipo. Si dais una hoja de papel a un niño, y un lapicero, y le pedís que dibuje un árbol. Luego se lo mostráis a un psicólogo, y veréis que descubrirá sobre su inconsciente multitud de cosas fantásticas. Tuve la oportunidad de hacer este test con una serie de niños, en ocasión de unos programas que presenté en la radio. No es sin razón que el salmo primero compara los hombres a los árboles. El árbol de vida, es el Hijo del Hombre. Es el hombre tipo, es Cristo.
Carta a la iglesia de Esmirna «Escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió dice esto.» (Apocalipsis 2: 8). Quien dice esto, «es el primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió». Es una declaración que ya hemos encontrado en la visión inaugural. «El primero y el postrero», es también una expresión que encontramos en el Antiguo Testamento que se dice de Dios (Isaías 44: 6; 48: 12). ¿Qué se quiere decir cuando se afirma que Dios es el primero y el postrero? Que no hay nada fuera de él. Por muy arriba que vayamos, allí está él. Por lejos que vayamos, allí estará él. Es lo que dice David en el Salmo 139: 7-10 «¿A dónde huiré de tu presencia?» Es la misma idea. Él es el primero y el
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último. De nuevo lo que se dice del Padre, se dice también del Hijo. Este título se atribuye tres veces a Jesús en el Apocalipsis. El texto dice: «el que estuvo muerto y vivió» (Apocalipsis 2: 8). Ya hemos dicho que esta fue una de las razones por las cuales vino aquí a la tierra. Lo cual nos suscita una pregunta. ¿Por qué venció a la muerte? ¿Por qué era necesario Jesús para vencer a la muerte? La respuesta es evidente. La da el apóstol Pedro en su discurso después del día de Pentecostés: «Al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.» (Hechos 2: 24). ¿Por qué resucitó Dios a Jesús? El apóstol Pedro dice: «por cuanto era imposible que fuese retenido por ella». ¿Y por qué no era posible? Porque la muerte es la paga del pecado, y puesto que Jesús nunca pecó sería injusto que muriera. Jesús en uno de sus discursos después de celebrar la Santa Cena, dijo: el hecho que me vayan a matar, es la prueba que el mundo está en pecado. El mundo que me va ha matar, siendo que yo nunca he pecado, firma su condena de muerte. ¿No es extraordinario? (Juan 16). Y Jesús añade: el Padre me resucitará, y esta será la prueba de la justicia de Dios. La crucifixión de Jesús, es la prueba del pecado del mundo; su resurrección, prueba de la justicia de Dios. Si Dios hubiera dejado a Jesús en la muerte, hubiera sido injusto, y no podríamos tener esperanza en Dios. Pero Jesús, por su perfecta obediencia, fue elevado a la perfección. Así se afirma dos veces en la epístola a los Hebreos. En consecuencia la muerte hubiera sido una injusticia. Es así como Jesús venció a la muerte. Y por este hecho es llamado el primogénito entre los muertos. ‘Primogénito’ es una expresión griega (prwto,tokoj [prōºtótokos]). Los testigos de Jehová emplean mucho esta expresión para decir que Jesús no es Dios. Dicen que Jesús es el primero de lo que Dios creó. Leamos: «Yo también le pondré por primogénito. El más excelso de los reyes de la tierra.» (Salmo 89: 27). Dios dice de David que lo hará el primogénito. ¿Acaso David era el primogénito? Absolutamente, no. Era el más joven. Cuando Samuel fue enviado a escoger a aquel que habría de ser el rey, David se encontraba paciendo las ovejas. Su padre ni siquiera le había hecho venir a la casa. Era el más joven, y sin embargo es llamado el primogénito. Primogénito significa en la Biblia, “escogido por Dios”, “querido”, “amado de Dios”. Podría citaros otros muchos ejemplos. De manera que cuando Jesús es llamado el prōºtótokos, no debe darse a esta expresión un carácter cronológico, sino un significado afectivo. Ver también Éxodo 4 y Efesios 1. La conclusión sobre la iglesia de Esmirna está en: «El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la muerte segunda.» (Apocalipsis 2: 11). Me parece que esto está claro para cada uno de nosotros. Desde el punto de vista histórico, aplicamos este período de la iglesia a los siglos II y III, hasta la persecución de Diocleciano, que terminó el año 313 d. C.
Carta a la iglesia de Pérgamo El significado de Pérgamo es “elevación”. Con las dos primeras cartas asistimos a la formación de la iglesia. Jesús, el Señor de la iglesia, edifica su iglesia. En Pérgamo asistimos a la deformación de la iglesia. Si Jesús es el que edifica, y estimula a su iglesia, aquí se convierte en aquel que juzga. «Escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos dice esto.» (Apocalipsis 2: 12). Se dice que lleva la espada. Y la espada es siempre un signo de juicio. No tenemos tiempo de leer los textos. Pero sabemos que el período de esta carta, corresponde a la iglesia elevada por Constantino, del año 313 al 538 d. C.
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aproximadamente, después del Edicto de Milán hasta el famoso Decreto de Justiniano, del cual nos ocuparemos a propósito del capítulo trece. Decreto que concede al obispo de Roma, por primera vez en la historia, plenos poderes sobre los otros obispos incluido el de Constantinopla. ¿Cuál es la promesa a esta iglesia? «Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.» (Apocalipsis 2: 17). El maná escondido es sin duda una alusión a lo que ocurrió en el desierto. Mientras Israel se encontraba en plena prueba, Dios cuidó de ellos. Esto es lo que evoca el maná. Hoy, la iglesia también está en plena prueba, pero aquel que escudriña las escrituras encontrará el alimento del cual tiene necesidad. Es el maná escondido. Y el hecho de recibir un nombre nuevo, es una alusión a la metamorfosis de nuestro carácter. También recibe una piedrecita blanca, alusión a la defensa en el juicio. «Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.» (Romanos 8: 1).
Carta a la Iglesia de Tiatira Cristo aparece aquí como siendo el censor de la Iglesia. «Escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto.» (Apocalipsis 2: 18). Es el único versículo en todo el Apocalipsis, en el cual Jesús es llamado Hijo de Dios. –Os recuerdo que tampoco aquí debemos dar a la palabra ‘hijo’ un significado cronológico.– Hijo de Dios no significa que un día surgió de Dios. Por culpa de haberlo comprendido de esta manera, Calvino hizo quemar a Miguel Servet que no creía en la divinidad eterna de Jesús. Perseguido se refugió en Ginebra, y se hizo amigo de Calvino. Un día Calvino descubrió que Miguel Servet no creía en la divinidad eterna de Jesucristo. Servet decía, Jesús es hijo, por tanto hay un momento en la historia que él no existía. Hubo un momento en el que el Padre existente, puso al Hijo en el mundo. Por tanto Jesús no es eterno. Y si no es eterno, no es Dios. Cuando Calvino se enteró hizo quemar a Miguel Servet. Es en la plaza Champel de Ginebra donde levantaron la hoguera. En el último momento parece ser que Calvino tuvo cierto temor, y subiéndose a la hoguera le dijo: «Miguel, solamente diciendo que Jesús es el Hijo eterno de Dios, eres libre. Hijo eterno de Dios, y eres libre.» Y Servet contestó: «Yo creo que Jesús es, el Hijo de Dios eterno». Calvino descendió de la pira y ordenó prenderle fuego. He aquí hasta donde se llega por la mala comprensión de las palabras bíblicas. «Jesús Hijo de Dios». Podría mostraros con más de veinte ejemplos, en el Nuevo Testamento, que hijo no tiene que tener precisamente ese sentido. Hijo significa que tiene, que posee el mismo carácter; que vive con una alianza y una relación especial. Cuando decimos que Jesús es el Hijo de Dios, y el unigénito de Dios, quiere decir que es el único que ha mantenido con Dios una relación excepcional. «El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego». Parece algo peligroso... Quiere decir que hay cosas por revelar que no son agradables. Conocéis ese largo período de la iglesia de la Edad Media, –del cual hablaremos en relación con Apocalipsis 13– período de supremacía absoluta, que ocupa desde 538 a 1798. No obstante, durante este período, hubo hombres notables. Por ejemplo, San Francisco de Asís, Juan Hus, Jerónimo de Praga, y podríamos prolongar la lista. Si analizáis bien la carta, descubriréis las diferentes tendencias en el interior de esta iglesia, que caracterizaron la iglesia de la Edad Media.
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Como conclusión, leamos: «Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con barra de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.» (Apocalipsis 2: 26-27). El que «guardare mis obras», dice el texto. Se trata pues de la vida práctica. Este tendrá «autoridad sobre las naciones». Los papeles son invertidos. Recibirá una vara de hierro, alusión al Salmo 110. Representa el restablecimiento final. La estrella de la mañana, designa a Cristo. Y aquí habría mucho que decir. Si os dijera que Cristo es Lucifer, ¿qué efecto os produciría? Veo que la sorpresa es grande. El versículo del cual nos servimos para llamar a Satanás, Lucifer, está en el libro de Isaías en el capítulo 14. Y la palabra traducida por Lucifer, es empleada por el apóstol Pedro en su segunda epístola, para designar a Cristo. Cristo es Lucifer, es “el porta luz”, es “la estrella de la mañana”, es así como se denominaba a la estrella del pastor, pues era la primera en aparecer por la tarde en el firmamento, y la última en desaparecer del cielo por la mañana. Jesús es el verdadero porta luz, es él la verdadera estrella de la mañana. Pero cuando lleguemos al capítulo 13 os mostraré hasta que punto Satanás intenta reemplazar a Cristo.
Carta a la iglesia de Sardis La introducción, una vez más, se toma de la visión inaugural. Lo que aquí nos llama la atención, es que aparentemente hay una contradicción. Contradicción entre los vestidos blancos, que simbolizan la justificación y el hecho que el texto dice: «Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.» (Apocalipsis 3: 1). Si aplicamos esto a la iglesia histórica de Sardis, es ya sorprendente. Pero si aplicamos esto a la iglesia de la Reforma, es verdaderamente extraño. Ahora bien, hemos visto la formación de la iglesia, Efeso y Esmirna; hemos visto la deformación de la iglesia, Pérgamo y Tiatira; estamos ahora en los albores de la Reforma de la iglesia, y esto es Sardis. Desgraciadamente todos sabemos que la Reforma no consiguió completamente el objetivo de su misión. No se trata de minimizar la magnífica obra hecha por los reformadores. Personalmente estoy convencido que Lutero estuvo inspirado por Dios. Y a pesar de los errores que cometieron, bien sea Lutero o Calvino o Juan Hus, sin ellos nosotros no estaríamos hay aquí. Pero desgraciadamente no llegaron hasta el final. Es la ocasión de recordar cuan importante es perseverar hasta el fin. Partir sin llegar a la meta, no sirve de mucho. Y esto es lo que desgraciadamente ocurrió en la historia. Si hubo muchos momentos de luz en la vida de Lutero, por no citar más que a él, también es cierto que en su vida hubo grandes sombras. Si estudiáis la actitud que asumió en la lucha de los campesinos contra sus señores, sentiréis escalofríos en la espalda, escuchándole decir a Dios, mátalos, no se puede permitir su tiranía. Nos preguntamos, cómo es posible que un hombre como Lutero pudiera escribir una cosa semejante. Esto nos explica el juicio que hace el Apocalipsis de Sardis. Juicio que no concierne al hombre. Algo que habremos de recordar constantemente, incluso cuando se trata del catolicismo, ya que el juicio se hace sobre el sistema. Desgraciadamente el sistema protestante, el sistema de la reforma, no alcanzó su objetivo.
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Carta a la iglesia de Filadelfia Con Filadelfia se da un gran paso hacia delante. Si Cristo inspiró a los reformadores, mucho más lo hizo con el reavivamiento del siglo XIX. «Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.» (Apocalipsis 3: 7). He aquí lo que dice el Santo, el que tiene la llave de David. ¿Recordáis exactamente lo que significa santo? Hace unas semanas estudiábamos acerca de la santidad de Dios, y se insistió sobre uno de los aspectos de la palabra ‘santo’, vd<qo [qöºdeš], en hebreo, viene de un verbo que significa “separar”. Esto es un aspecto de la santidad. Santos son aquellos, no que son perfectos, sino aquellos que se separan del mundo para pertenecer a la iglesia. Y Dios es tres veces santo, porque se separa del mal. Pero no tiene solo este sentido. Si leemos el Salmo 99, descubriremos otra dimensión de la santidad de Dios; la santidad de Dios es afirmada tres veces: versículo 3, 5, 9. Y si leéis correctamente todo el salmo, descubriréis que esta santidad esta hecho de fuerza. Por ejemplo, «Jahvé en Sión es grande, y exaltado sobre todos los pueblos. Alaben tu nombre grande y temible. El es santo.» (Salmo 99: 2-3). Lo que significa, que la santidad implica un poder misterioso. Poder misterioso que va a ayudar al reavivamiento de la iglesia en el siglo XIX. Y cuando estudiamos la historia de la iglesia durante este siglo, descubrimos ese poder fantástico. Entre otras cosas, vemos como ese poder se manifestó en la obra de Guillermo Miller. Como se manifestó también en el ministerio de Ellen G. White. Dios es santo. Y en el terreno histórico, os recuerdo por qué hubo ese gran reavivamiento. En 1798, el Papa fue hecho prisionero. Para los protestantes de EE.UU., que habían tenido que huir obligados por las persecuciones, el Papa era considerado el anticristo. El Papa prisionero, fin del anticristo, aparece una nueva era. Debido a esto, se concentran en el estudio de la Biblia. Y es en este contexto que hemos de situar la iglesia de Filadelfia. Se dice que Cristo tiene la llave de David. Esto nos recuerda el texto al cual hemos hecho alusión anteriormente, el de Mateo 16, donde Jesús dice que edificará la iglesia, y añade que dará las llaves, y los que abrieran verían sus obras confirmadas por Dios. Se dice en primer lugar a Pedro, se repite a continuación a todos los apóstoles, en Mateo 18: 18. Y en el Evangelio de San Juan 20 [«A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados, y a quienes se los retengáis, les serán retenidos.» (Juan 20: 23)] estas palabras se repiten respecto a toda a la iglesia: «Todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.» (Mateo 18: 18). ¿Os agradan estas palabras? «Lo que atéis, será atado, lo que desatéis, será desatado». Repito la pregunta: ¿Os gustan estas palabras? He aquí a Dios obligado en ratificar lo que hacen los hombres: lo que atéis, Dios lo atará; y lo que desatéis, Dios lo desatará. Aquí están las llaves, vosotros mandáis, y Dios no hará más que ratificar lo que vosotros hagáis. ¡Cuánto se ha abusado de estas palabras a lo largo de la historia! ¡Cuántas muertes por causa de esto! Es un texto que alteró mi espíritu durante mucho tiempo, hasta el día que lo analicé en el texto griego, y constaté que había un grave error gramatical. No aparece dos veces el futuro simple, lo que ates, será atado. Sino que hay primeramente un futuro simple, «lo que ates»; y a continuación un futuro anterior, «habrá sido atado». Lo que harás, ya habrá sido decidido por Dios. No es Dios el que se somete a nuestras decisiones, sino nosotros los que debemos someternos a las decisiones de Dios. Esta es la razón por la cual, cuando Jesús promete esto a sus apóstoles, después de su resurrección, comienza insuflando sobre ellos el Espíritu Santo, y después les repite esta promesa. Dicho de otra manera, es Jesús el que permanece como Señor de la iglesia. Y si queremos permanecer a la altura de nuestra misión, no podemos hacer nada sin consultarle, sin tener la seguridad de estar en armonía con él.
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Carta a la iglesia de Laodicea Posiblemente es la carta que mejor conocemos, y tal vez la que nos cuesta más en poner en práctica. Ya podéis comprender que en dos minutos no podemos extraer todo el contenido del pasaje. Permitirme simplemente una o dos observaciones. En el medio adventista, frecuentemente se aplica Laodicea únicamente a la iglesia adventista. ¿Con qué derecho? No hay absolutamente nada en el texto, que nos permita definir que Laodicea concierne únicamente a la iglesia adventista. Hemos empezado nuestro análisis, recordando que cada una de las cartas se destina a todas las iglesias. Todas las iglesias están concernidas por los siete mensajes. Y a cada cristiano individualmente le atañen los siete mensajes. “Aquel que tenga ojos para ver, vea.” Aquel que. En tanto que individuos, a todos nos incumben los siete mensajes. No importa no vivamos en la época de Efeso, podemos preguntarnos si todavía tenemos el primer amor. No estamos en la época de Esmirna, pero si pasamos por pruebas dolorosas es bueno saber que Jesús está a nuestro lado. Tampoco estamos en el período de Pérgamo, pero corremos el riesgo de sentirnos con la tentación de elevarnos por encima de otras iglesias. No estamos en la época de Tiatira, pero puede haber contrastes en el seno de la Iglesia. No vivimos en los tiempos de Sardis, predicamos la justificación por la fe, nos gusta la imagen de las vestiduras blancas. Pero no olvidemos que se dice en el capítulo 19, que las vestiduras blancas son las obras justas de los santos. ¿Acaso separamos la justificación por la fe, de la santificación? Si hacemos esto, no somos fieles a las Escrituras. De manera que, ¿por qué pretender que Laodicea concierne exclusivamente a la iglesia adventista? Una vez más representa a la iglesia en su conjunto, de la que aquí se hace una descripción terrible. Y no debemos pensar que nosotros estamos excluidos. Pues tal vez necesitamos comprar el colirio que nos permita abrir los ojos. Puede ser que también necesitemos algo de humildad, en lugar de decir somos ricos, tenemos todo, conocemos todo. Os recuerdo lo que escribió Ellen G. White: «Tenemos todavía muchas lecciones que aprender y muchas más que desaprender» (Counsels to writers and editors, pág. 37. Ed. esp. El otro poder). Así que no naufraguemos en un dogmatismo cerrado y estrecho. Sino seamos cristianos abiertos a la acción del Espíritu Santo. Es así como escaparemos del terrible juicio a Laodicea. Es bueno saber que a pesar del desfallecimiento de Laodicea, Jesús está a la puerta y llama. Hemos analizado la formación de la iglesia. Su deformación. Y por último su reformación. El Señor nos ayude a comprender este mensaje tan fantástico. Cuando se estudia el Apocalipsis, no se vive la historia de la iglesia de forma epidérmica, sino que se entra en el mismo corazón, y lo que descubrimos es a Jesús como el maravilloso Señor de la Iglesia. Amén.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS P. Todas las cartas dirigidas a las siete iglesias, comienzan diciendo: «Escribe al ángel de la iglesia en...» ¿Este ángel representa a los dirigentes y ministros? Si es así, cuando se habla de la iglesia de Laodicea, y si no entendí mal Laodicea no es solo la iglesia adventista, ¿A qué dirigentes o ministros, al margen de los de nuestra iglesia, va dirigida la carta? ¿No son los ministros de las demás iglesias, o Babilonia o falsos profetas? ¿Necesitan ellos salir de alguna tibieza espiritual?
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R. Una pregunta interesante. Ya os dije que no era posible estudiar todos los detalles del texto. Durante algún tiempo me pregunté cómo el cartero del apóstol Juan pudo distribuir todas esas cartas, puesto que debía distribuirlas al ángel de la iglesia. ¿Cómo lo hizo? Primera parte de la pregunta. ¿Quién es este ángel de la iglesia? Hay varias formas de responder a la pregunta. Pues el término a;ggeloj [ángelos], traducido como “ángel”, tiene varias significados: 1. Es evidente que muchas veces es utilizado para referirse a un mensajero celeste, y es este término el que ha prevalecido. 2. Si bien es cierto que hoy, cuando se habla de ángel, casi automáticamente se piensa en un mensajero celeste, en el Nuevo Testamento, el término ángel, se emplea para designar un ser humano: «Rahab la ramera... cuando recibió a los mensajeros» (Santiago 2: 25). Dice que recibió a los mensajeros. El término mensajero en griego es ‘ángel’. De manera que Rahab recibió ángeles. «He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz» (Mateo 11: 10). Se trata de Juan Bautista, y es llamado ángel. «Cuando se fueron los mensajeros de Juan...» (Lucas 7: 24). Juan Bautista está en prisión, tiene dudas, y envía unos mensajeros a Jesús para hacerle algunas preguntas. ¿Eres el Mesías que esperamos? La palabra traducida aquí como mensajero, o enviado, es el término ángel. Así que ángel puede designar seres de otra creación. En Job 38 se dice que cuando Dios creó nuestro sistema solar los ángeles lo aclamaban y se regocijaban. De manera que antes de la creación de nuestra tierra y sus habitantes hay seres que son llamados hijos de Dios, y que se les denomina “ángeles”. Y “ángel” es también cualquier mensajero, que puede ser Juan Bautista, sus amigos; y podemos serlo también tú y yo, cualquiera de nosotros cuando cumplimos una misión 3. Hay una tercera acepción de ángelos que es muy difícil de definir. La más sencilla me parece la siguiente. Así cuando estudiamos la Historia, hablamos del “espíritu del siglo”. Por ejemplo, el espíritu del siglo XVIII es el racionalismo. El “espíritu del siglo” es la noción que puede expresarse en griego por medio de la palabra ángelos. De manera que cuando Juan utiliza esta palabra, ¿en cual de las acepciones pensaba él? La hermana White optó por los responsables de la iglesia. Había responsables en Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea, a los cuales había que enviarles la carta de Juan. Es muy posible que fuera así. ¿Pero es suficiente? No estoy completamente seguro, porque la conclusión de la carta es siempre: esto es «lo que el Espíritu dice a las iglesias». Si bien es cierto que cada carta es dirigida al ángel de la iglesia, concierne a todas las iglesias. Personalmente me inclino a pensar que hay aquí dos sentidos complementarios a nivel histórico. Las cartas que Juan dirigió a las siete iglesias fueron probablemente distribuidas a los responsables de las iglesias, es lógico y posible. Pero el conjunto de las cartas nos invita a ir mas lejos, como diciéndonos que la carta no concierne solamente a los hombres de la iglesia, a las personas de la iglesia, sino que lo que define es un estado de la iglesia. Esta sería la respuesta a la primera parte de la pregunta. Segunda parte de la pregunta. Dije ayer que no sé cómo podríamos probar que la carta a Laodicea concierne únicamente a la iglesia adventista. Ningún exegeta podría probarlo. No hay ni un solo elemento en el texto que permita demostrarlo. Es muy fácil, cuando hay a prioris teológicos, hacer ciertas afirmaciones. Pero cuando hay que demostrarlas con la Biblia en la mano, entonces surge el problema. Siento estar más próximo al texto afirmando que cada carta concierne al conjunto de la iglesia cristiana. Y en tanto que iglesia adventista,
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no tenemos el derecho de ponernos a parte. La carta de Laodicea por supuesto nos concierne, pero no podemos asegurar que solamente es a nosotros a quienes afecta. Tercera parte de la pregunta. ¿Podemos creer que hemos de leer la carta de la manera siguiente? La carta a la iglesia de Laodicea concierne a los responsables de la iglesia adventista. ¿Veis como se puede llegar a semejante afirmación? Ángeles de la iglesia son los responsables de la iglesia, ahora bien, dicen algunos, la iglesia de Laodicea es únicamente la iglesia adventista, por tanto, la iglesia a la cual este ángel se dirige es a los responsables de la iglesia. ¡La Asociación General! No hay ni un solo exegeta que pueda demostrar esto. Es una afirmación que parte de un a priori, pero que no se apoya sobre los textos bíblicos. Lo que sí dice el texto, es que todas las iglesias deben escuchar todo el mensaje. ¿Es que por el hecho de ser Laodicea no nos concierne lo dicho a Efeso? Sin duda que sí. También nosotros corremos el riesgo de perder nuestro primer amor. ¿Nos concierne lo dicho a Esmirna? Me he enterado que tenemos en Bruselas una iglesia hispana, desdoblada de mi iglesia, en el mes de septiembre de este año. Está formada por hermanos emigrados de América del Sur. He sabido que hace un mes uno de nuestros pastores ha sido asesinado. Unos traficantes de droga se presentaron en la iglesia, y dijeron al pastor, sabemos que sus miembros pagan el diezmo, así que denos los diezmos. Naturalmente se opuso, y lo mataron allí mismo. Ved que también estamos concernidos por Esmirna. ¿Y no lo somos también por Pérgamo? ¿Acaso no corremos el riesgo que la influencia del mundo entre en la iglesia? Desgraciadamente sí. ¿Nos concierne Tiatira? ¿No tenemos el peligro de mezclar como en la época de Acab y Jezabel, la verdad con el error, permitiendo el sincretismo religioso? Sin duda que nos atañe. También nos incumbe Sardis. ¿Acaso no corremos el riesgo de refugiarnos en una gracia barata? Una justificación por la fe que elimina las exigencias de la santificación. Hace unos años, uno de nuestros pastores en Francia comenzó a predicar esta doctrina. Mi hijo pequeño, también pastor, tuvo dificultades por su causa debido a que al presentar el verdadero mensaje sobre la justificación y la santificación, su colega le acusó de legalismo. ¿Sabéis que pasó al final? El colega dejó a su mujer, dejó la iglesia y ya no es adventista. Así que también estamos concernidos por Sardis. Y así podríamos continuar. Cada carta nos aporta como iglesia, un claro llamamiento de Dios. Se sobreentiende que la carta a Laodicea, está adaptada a las necesidades de la iglesia de hoy. ¿A quién concierne Laodicea? A todas las iglesias cristianas. ¿A quien se dirige la carta? No solamente a los dirigentes de la iglesia, sino también a todos los miembros. Porque no hay jefes en la iglesia; solamente responsables, pero no jefes. Volveremos a ello más tarde al estudiar un texto que es el objeto de la presentación de esta tarde. Espero haber contestado a su pregunta. Me he apoyado para la respuesta, en el verdadero sentido de las palabras bíblicas. He dado los tres significados de la palabra griega ángelos. Y a partir de ellas, no se puede dar otra respuesta que la que les he dado. Si alguien lo hace, lo hace a partir de un a priori. Y es muy peligroso estudiar la Biblia partiendo de un a priori, porque hacen decir a la Biblia lo que queremos que ella diga. Siendo profesor, no cesé de decir a mis alumnos, que la primera labor de aquel que explica la Biblia, consiste en encontrar la intención del autor. No es suficiente conocer las palabras, pues a veces nos traicionan. Más allá de las palabras, hay que ir a buscar cual es la intención del autor. Por ejemplo, ¿Cuál era la intención de Jesús cuando dijo a Pedro: «aléjate de mí Satanás» (Mateo 16: 23)? ¿Acaso quiso insultar al apóstol Pedro? Si partís
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solamente de las palabras, podéis llegar a esa conclusión. «¡Apártate de mí Satanás!» Sí que Jesús se lo dijo a Pedro. Pero no era un insulto. Buscar la intención del texto. Así, buscar la intención de Laodicea. No es la de criticar a los responsables de la iglesia. Porque cuando se hace, carecemos de misericordia. Más bien oremos por ellos. Y ahí, haremos una obra divina. Criticándolos no hacemos ningún bien. Incluso si hay debilidades, no olvidemos el consejo dado por el apóstol Pablo en la epístola a los Romanos: venzamos el mal, con el bien (12: 21). El día que todos hagamos esto, el Señor volverá pronto. Esto es lo que más necesitamos. La crítica no hace más que destruir, y lo que construye, es el amor.
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4ª PONENCIA. MARTES
SEGUNDA GRAN VISIÓN: LOS SIETE SELLOS CRISTO DUEÑO DE LA HISTORIA No soy de los que intentan encontrar en el Apocalipsis la posibilidad de escribir el periódico de mañana. ¿Comprendéis lo que quiero deciros? Hay gente que lee el Apocalipsis para predecir el futuro. Y esto es un error. Son las grandes líneas las que nos son descritas, pero no el detalle de la historia. Y todos aquellos que han querido a partir del Apocalipsis, encontrar el detalle de la historia, se han estrellado. En 1921 mi padre recibió los estudios bíblicos de un pastor adventista. Acaba de terminar la Primera Guerra Mundial de 1914-1918, herido de guerra por las bombas de gas, se cuestionaba sobre el futuro del mundo. El pastor que le daba los estudios bíblicos le dijo, Jesús habrá vuelto antes de 1935. Y estamos ahora en 1998. No empleemos el Apocalipsis para predecir el futuro, esta no es nuestra misión. Hago una diferenciación entre predecir el futuro y predecir el regreso de Jesús
DOS CAPÍTULOS A MODO DE INTRODUCCIÓN Observar que hay dos capítulos a modo de introducción. El capítulo 4: visión del trono de Dios, la adoración celestial; y el capítulo 5: Cristo, digno de abrir el libro, el rollo y el cordero. El objetivo del capítulo 4 es el descubrimiento de Dios. Y el objetivo del capítulo 5 es hacernos descubrir a Cristo. Cuando estudiamos estos textos atentamente, descubrimos sin dificultad el parentesco bíblico con Daniel 10 y Ezequiel 1. El apóstol Juan tiene el privilegio de ver una puerta abierta en el cielo. Ve a Dios en su trono. Conocéis cual fue el deseo de Moisés después de romper las tablas de la ley. Tenía tal temor de no ser perdonado, que pidió a Dios una señal de su misericordia. Hubiera deseado ver a Dios, pero el Señor le contestó: el hombre tal como hoy es no puede ver a Dios y seguir con vida. Pero haré pasar delante de ti algo que me concierne. Y Dios hizo pasar delante de Moisés todo su amor y toda su misericordia.
Capitulo 4 Cuando leemos la descripción de Dios en el capítulo 4, es efectivamente la noción de misericordia la que domina en todo el texto. Alguien está sentado sobre el trono, tiene el aspecto de una piedra de jaspe y cornalina. Son piedras que tradicionalmente son empleadas para significar la gentileza, la ternura, la misericordia. Por medio de soportes materiales, Dios muestra a Juan lo que mostró a Moisés, El trono está rodeado de personajes. Se aprecia cierta actividad febril, pues Dios no puede estar inactivo delante de sus hijos perdidos. ¡Cuánto me gustaría que un pensamiento se adueñase de vuestro corazón! Que cada uno de nosotros en este momento se diga, soy un hijo de Dios. Y Dios está privado de mi presencia. Si hay padres entre nosotros, saben como yo hasta qué punto es duro estar separado de aquellos a quienes amamos. Y por causa del pecado Dios está separado de
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sus hijos. Pero no se queda de brazos cruzados. Pone todo en acción para reencontrar a sus hijos. Es esta actividad la que sobresale en el capítulo 4. En el versículo 8 se repite lo que ya se ha dicho en el capítulo 1: «Yo soy el Alfa y la Omega, el que es y que era, y que ha de venir, el Todopoderoso» (Apocalipsis 1: 8). Retomemos ahora Apocalipsis 4: 8. Los que están alrededor de Dios, «no cesaban de decir: “¡Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir!”» (4: 8). “Aquel que está viniendo”. La forma gramatical como se dice en griego, es un presente que significa que no cesa en la acción de venir, que constantemente está viniendo. Podemos estar seguros que él ha venido esta tarde entre nosotros. Dios está con aquellos que se vuelven hacia él. No hay nada que desee tanto como salvarnos, librarnos del mal. El que viene y no cesa de venir, hasta que se realice una extraña promesa que el apóstol Pablo expresa en 1 Corintios: «Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.» (15: 28). A fin de que Dios sea todo, en todos. ¡Es fantástico! Cuando Dios creó a Adán y Eva, hizo de ellos sus hijos, ¿Cómo? Dándoles el espíritu. Los creó del polvo de la tierra, y los animó con su espíritu. Hay aquí uno de los textos más fundamentales de toda la Biblia. ¿Sabéis lo que significa “Adán”? Seguro que sí, significa “el hombre”. Pero los especialistas de hebreo nos dicen otra cosa. Adán viene de dos palabras: da [´ëd], que significa “vapor”, y ~D' [däm], que significa “sangre”. Vapor y sangre, es decir, agua y sangre. Toda la Biblia nos hace asistir a la transmutación del hombre, hecho de agua y de sangre, para llegar a espíritu. El apóstol Juan habla de ello en su primera Epístola: «Pues tres son los que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres convergen en lo mismo.» (1 Juan 5: 7, Nueva Biblia de Jerusalén). ¿Sabéis lo que esto significa? Hay tres que dan testimonio: el Espíritu, el agua, y la sangre, y los tres son uno. En este texto hay un secreto. Y el secreto dice precisamente, la transformación, la transmutación, la transfiguración del hombre. El hombre natural es vapor, agua y sangre, es menester llegue a ser espíritu. ¿Y gracias a quién puede llegar a serlo? Volvamos a 1 Corintios. Aquí Pablo nos da la respuesta. «Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.» (15: 45-47). EL Cristo del Apocalipsis nos dice lo mismo. Somos llamados a ser espirituales, no lo somos de forma natural, por causa de la caída. Debe producirse una verdadera transmutación en nosotros, mediante la acción de Cristo en nosotros. Y cuando esa transmutación se termine, entonces Dios cesará de venir, porque Dios será todo en todos. ¡Es fantástico! No sé el efecto que esto produce en vosotros, pero cuando yo pienso en ello me dan escalofríos. El Cristo del Apocalipsis. El Cristo de san Juan. ¡Cuán bueno es, que grandes es!
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Capítulo 5 Es la visión de Cristo mismo. Sabéis en que circunstancias se muestra. Juan ve un libro, el cual está sellado. Juan desea saber que hay en ese libro. Pero nadie podía romper los sellos. Nadie podía conocer el contenido del libro. Finalmente se acude a Cristo.
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«Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.» (Apocalipsis 5: 6-7). «Y lloraba yo mucho porque no se había hallado ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.» (Apocalipsis 5: 4-5).
Él ha vencido para abrir el libro. Se trata del libro de la historia de la iglesia, nuestra historia. Y para abrir este libro ha sido necesario que Cristo obtenga la victoria sobre el pecado. Venció para abrir el libro. ¿Y cómo se le llama? El «León de la tribu de Judá» (vers. 5). El «Cordero… que tiene siete cuernos y siete ojos» (vers. 6). ¡Qué extraño! Comparar un león con un cordero, resulta curioso. Una vez más el griego nos reserva una pequeña sorpresa. La palabra avmno.j [amnós] designa al cordero. Esto lo encontramos en Apocalipsis 5: 6. En griego ‘cordero’ es amnós. Es una palabra que se emplea frecuentemente. La encontramos en multitud de versículos. Pero curiosamente aquí no se emplea amnós, la palabra griega utilizada es avrni,on [arníon]. Destacados comentaristas bíblicos piensan que arníon designa más bien a un carnero que un cordero. Es interesante hacer notar que arníon se repite con cierta frecuencia en el texto de Apocalipsis (5: 6, 8,13; 7: 14, 17; 12: 11; 14: 4; 15: 3; 17: 14) Un arníon con cuernos, pero no existe un cordero con cuernos. –Aquí voy a daros una idea completamente personal. Y cuando digo algo que no estoy completamente seguro, lo advierto siempre.– A menudo se me ha preguntado por qué el Nuevo Testamento no habla nunca del macho cabrío de Levítico 16. Levítico 16 es el punto culminante de la vida judía. Es el yom kippur, la cumbre de la vida espiritual. Y para nosotros como iglesia adventista, el yom kippur nos hace pensar en 1844. Pensamos que ha partir de esta fecha se cumplió Daniel 8: 14, y el ministerio de Cristo se enriquece. Habiendo cumplido con el servicio del Sumo Sacerdote en el lugar Santo, ahora pasa a realizar el ministerio del Sumo Sacerdote en el Santísimo, llegando así hasta el yom kippur, es decir, el día del gran perdón. La confirmación de la misericordia de Dios. Hay aquí un aspecto clemente, pero temible. El yom kippur era también un día de juicio para aquellos que no habían perseverado. Confirmación del perdón para aquellos que habían perseverado, pero juicio para los otros. ¿Acaso la noción de juicio está en contradicción con el amor? Sin duda, no. La noción de juicio es indispensable al amor. Sin juicio el mal seguiría reinando. Es el juicio el que hará desaparecer el mal. ¿Y no es la desaparición del mal una exigencia del amor? Voy a poneros un ejemplo muy bíblico. Dios envió a Moisés a Egipto para libertar a su pueblo. Les promete la liberación, pero Faraón se obstina, se opone, y finalmente caen las plagas, hasta que Faraón deja salir al pueblo. Mientras el pueblo está atravesando el mar Rojo, el ejército egipcio los persigue para darles caza. ¿Cuál es la exigencia del amor? La promesa es yo os salvaré. Para que Israel sea salvo, ¿qué debe hacer? Cerrar las aguas del mar sobre los egipcios rebeldes. Sin el juicio de los egipcios rebeldes, la gracia de Dios para Israel hubiera estado muerta. Hay pues estos dos aspectos en el día del yom kippur: misericordia del amor y juicio de la justicia. Y todo esto concretizado en dos machos cabríos. El macho cabrío por Yahvé, y el macho cabrío por Azazel. No voy a intentar explicaros lo que significan estos dos machos cabrios, pues nos llevaría muchas horas. No obstante, son conceptos que todos conocemos relativamente.
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Y es exactamente esto lo que yo personalmente percibo en el arníon. Ese arníon de dos cuernos y siete ojos. Ese que ve, al que no se le puede engañar, y que discierne los sentimientos más ocultos de nuestro corazón. Que tiene la fuerza necesaria para reaccionar. Yo creo personalmente, que aquí, el cordero más bien es el macho cabrío. Hay suficientes textos que nos hablan del amnós (cordero). Pero repito, personalmente a mí me gusta ver aquí una alusión a Levítico 16.
Aclaración imprescindible a Apocalipsis 5: 9 «Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tu fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación.» (Apocalipsis 5: 9). La inmolación no me impide ver en este animal el macho cabrío de Levítico 16. Porque este animal también era inmolado. Tenemos aquí una expresión muy conocida, pero desgraciadamente muy mal comprendida: «fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios». Tengo que pedir a Dios que ponga guarda a mis labios, porque cuando toco este tema, tengo dificultad en parar. Voy a intentar, no obstante, ser lo más claro que me sea posible, y a la par ser breve.
Unas palabras de historia Durante dos siglos, los Padres de la iglesia se contentaron en repetir que somos salvos por la muerte de Cristo, pero nunca intentaron decir ni cómo ni por qué. El primer intento se lo debemos a Orígenes e Ireneo. Orígenes en Alejandría e Ireneo en Lyon, Francia. Los dos dicen aproximadamente lo mismo. Se sirven de la palabra de Jesús: «el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos» (Mateo 20: 28). Con esto pretendieron explicar que Dios debió ofrecer la vida de Cristo al diablo para rescatarnos. Es un error, una estupidez. ¿Cómo concebir que Dios esté obligado a hacer algo en relación con el diablo? Este es el primer error. El segundo error es pensar que si Dios ha tenido que realizar con el diablo una transacción comercial ofreciendo a su Hijo, Dios engañó al diablo. Le dio a su Hijo el viernes y se lo quitó de nuevo el domingo. ¡El diablo engañado por Dios! Es una locura. Y en tercer lugar, si Cristo fue ofrecido al diablo, significaría que Cristo sería objeto del diablo. Lo que es todavía más imposible. La única manera de comprender el texto en alusión a rescate, es darle un sentido figurado. No vamos a entrar en detalles filológicos, pero sepamos que todas las palabras que pertenecen a esta familia, pueden tener un sentido literal, material. Por ejemplo, si voy a comprar pan debo pagar el pan. Esto sería un sentido literal, comercial. Pero la misma palabra puede tener un sentido figurado. Si me sumerjo en el mar para salvar a un niño que se esta ahogando, y cojo una bronconeumonía y muero, puede decirse que he rescatado al niño con el precio de mi vida. ¿El precio ha sido pagado a alguien? Evidentemente, no. Y el griego emplea frecuentemente esta palabra en este sentido. El sentido sería, que nuestra salvación no ha sido para Dios algo natural. No era una empresa fácil, «de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo» (Juan 3: 16). Es una empresa en la que Dios ha sufrido. Como dice Pablo: «Dios nos reconcilió consigo mismo por Cristo» (2 Corintios 5: 18). Estamos a comienzos del III siglo.
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Al llegar el siglo IV interviene Atanasio. Es el que domina los debates del Concilio de Nicea, y propone una nueva explicación: no es Satanás el que exige nuestra muerte, sino la ley de Dios. De forma que es a la ley a la que hay que pagar el precio. Esta es la explicación que da Atanasio. Pero decir que es la ley de Dios la que exige el precio, es lo mismo que decir que es Dios quien exige el precio. Y a partir de este momento entramos en una problemática de explicaciones, donde se termina por decir que es Dios quien exige la muerte de su Hijo. Esta noción será tomada en el siglo XI por Anselmo de Canterbury. Su intervención es asombrosa. Analiza lo que es el pecado, y en lugar de considerarlo como una enfermedad mortal del hombre, considera al pecado como una enfermedad de Dios. Dios en su honor tiene derecho a nuestra obediencia, y si no le damos esa obediencia, él “enferma”, se frustra, y no se “curará” –son aproximadamente los términos que emplea Anselmo–, no será satisfecho, hasta el momento que el Hijo de Dios haya pagado por todos los demás, porque entonces habrá dado ha Dios el honor que se le debía. Volvamos a leer el texto: «Porque tu fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios» (Apocalipsis 5: 9). No es Dios quien exige, sino que es Dios quien recibe la primacía. Es justamente lo opuesto a la teoría de Anselmo y de Atanasio. Y no obstante, en nuestros días, su teoría sigue viva en todas las iglesias cristianas. Si las teorías de Ireneo, Anselmo, Atanasio u Orígenes son verdaderas, una vez que el precio ha sido pagado, ya no hay nada más que reclamar. Si Dios ha recibido el precio, ya no tiene más derechos. Y justamente es lo contrario a lo que la Biblia nos dice. Pues Cristo vino para conseguir que el hombre vuelva a Dios, y que Dios recupere sus derechos sobre el hombre, hasta que se cumpla lo que hemos descrito anteriormente como la transmutación espiritual.
Tres imágenes sobre la salvación Cuando los autores del Nuevo Testamento quisieron escribir acerca de la salvación en Jesucristo, tenían a su disposición tres imágenes. Primera imagen. El mercado de esclavos. Todos somos esclavos y somos libres por Jesucristo. Desde ese punto de vista podemos considerar la muerte de Jesús como el rescate pagado por nuestra salvación. Es la palabra laeGO [Gö´ël] en hebreo y lu,tron [lýtron] en griego. Ya hemos visto que hemos de considerarlo en sentido figurado. Segunda imagen. Ya no se trata del mercado de esclavos, sino que es tomada del atrio del Santuario. A la entrada del atrio encontramos el altar de los holocaustos. Los verbos hebreos empleados para explicar lo que hacían esos sacrificios, es esencialmente el verbo rp;K' [Käpar], traducido como “expiar”, y cuyo significado es “cubrir”. De manera que la primera consecuencia del pecado del hombre es su desnudez, y Dios va ha cubrirlo para hacer desaparecer la consecuencia de su pecado. Es la imagen de la misericordia de Dios. Y es desde ese punto de vista que el apóstol Pablo dirá que hemos de revestirnos de Cristo (Gálatas 3: 27). ¿Qué quiere decirnos? Que hemos de cubrirnos de Cristo, el perfectamente justo. De tal manera, que delante de Dios nuestros pecados ya no se vean. Ya no hay más condenación para aquellos que están en Jesucristo, porque Dios los ve a través de la justicia de Cristo. Tercera imagen. No se trata ya de la imagen del mercado de esclavos, tampoco la del atrio del templo con sus sacrificios. Es la imagen de un tribunal, donde se nos acusa de haber perdido nuestra justicia y necesitamos de una nueva justicia. Tenemos la necesidad de ser justificados.
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El profeta Habacuc emplea perfectamente esta imagen, imagen que desarrolla magistralmente el apóstol Pablo en las epístolas a los Romanos y a los Gálatas. Es en Jesucristo que recibimos una nueva justicia Estas son las tres imágenes de las que dependían los autores del Nuevo Testamento. Y en Apocalipsis 5: 9 se emplea la primera. Jesús nos ha rescatado para Dios, por su sangre, es decir por su vida. La vida de Cristo contribuye a librarnos del pecado, para que Dios pueda vivir de nuevo en nosotros. Una cuarta imagen es desarrollada por el apóstol Pablo. Curiosamente, el apóstol Pablo parece que no estaba satisfecho, e inventa una cuarta imagen, hasta inventa la palabra para explicar esa imagen. Es una palabra que no existía ni en hebreo ni en griego. Es Pablo el que la creó. Es el verbo katalla,ssw [katallássōº], que significa “hacerse otro”, “cambiar”, “transformar”, “metamorfosear”. Verbo que ha sido traducido en nuestra Biblia como “reconciliar”. Es una imagen tomada de la familia. Hay tensiones en las familias, también en la iglesia. Y la voluntad de Dios es que esas tensiones desaparezcan, en la misericordia y el amor.
LOS SELLOS Antes de entrar en los sellos, encontramos los cuatro jinetes, y después las almas en el altar. Le sigue el sexto sello, señales de los tiempos. Y finalmente el séptimo sello, el regreso de Jesús. ¿Qué significan esos caballeros? El caballo parece designar a la iglesia. Es el medio de acción de Cristo sobre la tierra. El primero es un caballo blanco. Significa la iglesia apostólica. El que monta el caballo representa a los hombres de la Iglesia, en particular los responsables. Aquí estamos en presencia de una nueva idea. En las cartas a las siete iglesias, hemos descubierto a la iglesia perseguida, la iglesia deformada, la iglesia en sus luchas por reformarse. Son las siete cartas. Aquí cambia el punto de mira. Se trata de la iglesia perseguidora, de la iglesia que se aleja de Dios en su teología y en sus obras. Se la ve cambiar del blanco al rojo, del rojo al negro, y del negro al color de la descomposición. En el caballo blanco vemos a la iglesia apostólica. En el rojo, vemos a la iglesia que busca la supremacía, siglo IV. En el caballo negro vemos a la iglesia ocupada en sí misma, que se olvida de alimentar a sus miembros. Aquí tocamos un punto muy delicado, pero muy importante. Si la iglesia deja de alimentar a sus miembros, lo mejor de ellos se irán fuera buscando lo que no que encuentran dentro. Es el hambre lo que se describe en relación con el caballo negro. Ninguna cosa me afecta más visitando las iglesias, que cuando algún miembro se aproxima para decirme: «Hermano Stéveny, no estamos alimentados». Es terrible, pues el hambre produce la muerte. Nosotros también tenemos una obligación. No somos el caballo rojo. Unas vez más hemos de pensar que debemos aplicar a la iglesia del presente, el mensaje dado a las otras iglesias. Felizmente hay una expresión que dice, no podemos racionar el vino y el aceite. Apocalipsis 6: 6. Esto significa que la relación directa con Dios, nadie podrá jamás destruirla. Puede que no recibamos la alimentación que desearíamos, pero tenemos siempre la oportunidad personal de buscar y encontrar a Dios. Esto es lo que significa los cuatro primeros sellos.
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QUINTO SELLO «Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.» (Apocalipsis 6: 9-11).
Este texto es utilizado con frecuencia para pretender que los muertos viven. No pretendo extenderme sobre un asunto que todos conocéis bien. Pero esto es una prosopopeya, una imagen. Cuando Caín mató a su hermano Abel, el texto dice que la sangre de Abel clama. Y en la epístola a los Hebreos se nos dice que la sangre de Cristo clama más fuerte. Es en este sentido que hemos de entender el texto. Si verdaderamente este texto describiera que los muertos están en el cielo, sería espantoso escucharles reclamar venganza. Si en el cielo se reclama venganza, no hay lugar para el amor. De manera que en la comprensión del texto debemos evitar ir en esa dirección.
¿Qué nos dice este quinto sello? Los cuatro primeros sellos nos dicen: ¡atención!, la iglesia resbala. Algo que era necesario saber. Frecuentemente se me ha hecho la pregunta, cuando el comunismo era poderoso, por qué la Biblia no hablaba de él. Mi respuesta era siempre la misma, ¿tiene necesidad de una revelación de Dios para protegerse del comunismo? Hoy se habla mucho sobre el islam. Y la pregunta es, ¿hay alguna profecía sobre el islam? Mi respuesta es sencilla: «¿No sabe que Dios escogió a Isaac y no a Ismael? ¿Tiene necesidad de una profecía para saber esto? Si no está convencido, lea el Corán, y verá la diferencia entre el Corán y la Biblia, sobre todo respecto a la violencia.» No tenemos necesidad de una profecía contra el ateismo, ni tampoco contra el islam. Pero sí tenemos necesidad de saber, que la iglesia, fundada por Jesucristo va ha resbalar, y que debemos estar vigilantes. Esto sí nos lo dice el Apocalipsis, y por eso debemos estar muy vigilantes. Así pues, los cuatro primeros sellos nos dicen, atención, la iglesia va a resbalar. Hasta el punto que habrá de esperar con impaciencia que la justicia de Dios se manifieste. Es lo que experimentaron los grandes profetas. Releed el comienzo del libro de Habacuc: «¿Hasta cuándo, Yahvé, gritaré sin que tú escuches, y clamaré a causa de la violencia sin que tú salves?» (1: 2). ¿Nunca habéis gritado vosotros esto mismo? Vivimos en un mundo en el que hay tanto sufrimiento, tanta gente que muere de hambre, tanta gente que muere a causa de la violencia, que no podemos permanecer insensibles. ¿Hasta cuando Señor? Es lo que debemos clamar. Tenemos el derecho de hacerlo, porque los profetas antes que nosotros también lo hicieron. Y cuando clamamos, Dios responde.
SEXTO SELLO El sexto sello describe la dislocación del mundo. Permitirme una explicación, pues hay muchos que tienen dificultad en comprender esto. ¿Dios no podría actuar de otra forma? ¿Por qué permite que el mundo se destruya por
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causa de terremotos, y toda clase de cataclismos? De nuevo voy a daros cual es mi propia convicción, pero fundada en numerosos textos bíblicos. Dios no tiene necesidad de intervenir para que el mal se destruya, pues el mal tiene en si mismo un poder autodestructivo. Esto es necesario que lo sepamos todos. El mal, es decir, todo pecado, cualquiera que sea, desata un poder nefasto que tarde o temprano acaba en sufrimiento. Repito, cualquiera que sea nuestra desobediencia, cualquiera que sea nuestro pecado, desarrolla un poder autodestructivo, que tarde o temprano, se acompaña con el sufrimiento. «Maquina el impío contra el justo, y cruje contra él sus dientes; el Señor se reirá de él; porque ve que viene su día. Los impíos desenvainan espada y entesan su arco, para derribar al pobre y al menesteroso, para matar a los de recto proceder. Su espada entrará en su mismo corazón, y su arco será quebrado.» (Salmo 37:12-15).
El impío empuña su espada, y esta termina por entrar en su propio corazón. El mal tiene un efecto bumerang. «Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Yahvé tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Yahvé de los ejércitos.» (Jeremías 2: 19). ¿Quién me castigará? ¿Dios? En cierto sentido sí, pues es él quien creó la ley; pero es mi maldad la que me castigará. Hay una regla preciosa de interpretación de la Biblia, que dice, que la Biblia no pone en la cuenta de Dios lo que Dios no puede impedir. «Prenderá al impío sus propias iniquidades, y retenido será con las cuerdas de su pecado.» (Proverbios 5:22). El impío es presa de sus propia iniquidad. «Mas si así no lo hacéis, he aquí habréis pecado ante Yahvé; y sabed que vuestro pecado os alcanzará.» (Números 32:23)… «Vuestro pecado os alcanzará.» Cuando Dios creó al hombre, ¿qué misión le confió? Guardar el huerto, es decir la creación. Dominar sobre las aves, los peces, los animales, y sobre toda la creación. Dios confió al hombre, la misión que era suya. Dios abandonó parte de sus prerrogativas para confiárselas al hombre. Es algo extraordinario. Dios limitó su poder, haciendo del hombre un creador. Pensemos en esto: Nuestras decisiones son más fuertes que Dios. Parece inaudito, pero es así. De la misma manera que es suficiente bajar una persiana para que los rayos del sol no entren en nuestra habitación, es suficiente decir no a Dios para impedir que Dios actúe en vuestra vida. Es algo prodigioso. ¿Qué sucedió en un momento dado, antes del diluvio? Todos los pensamientos, de todos los hombres, todos los días, estaban exclusivamente orientados hacia el mal. Era imposible encontrar la armonía en el mundo. Y esta fue la causa de su destrucción por el agua. El apóstol Pedro nos anuncia la destrucción por fuego; por la desintegración atómica. El apóstol emplea un vocabulario científico. «Los elementos ardiendo serán deshechos» (2 Pedro 3: 10). No es lenguaje de un pescador, sino el de un hombre inspirado. Pues el pensamiento de los hombres hoy día está cada vez más orientado al mal. Este es el sexto sello. La cólera de Dios. Pero prestemos atención para no decir tonterías. –Un pequeño inciso. En hebreo no hay términos abstractos. Cuando se quiere expresar una idea abstracta, se emplea una imagen que le corresponda– Así, cuando la Biblia habla de la cólera de Dios, hablará de su nariz que se arrufa. Hablaría de su calor. Es como algo que calienta a la persona cuando se encoleriza. Habla de su desbordar. También de su estallido; cuando se está encolerizado no se controla la voz. He tenido la curiosidad de buscar en una concordancia, y notad lo que encontré: La palabra ‘nariz’ en hebreo se emplea ciento setenta veces para Dios, y cuarenta veces para el hombre. ‘Calor’, noventa veces para Dios, veintitrés veces para el hombre. ‘Desbordar’, veinticuatro veces aplicado a Dios, seis veces al hombre. ‘Estallido’, veintiséis veces para Dios, dos veces aplicada al hombre. ¿Cuál es la conclusión? Que Dios se pone en cólera más veces que nosotros. ¿Por
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qué? Porque la cólera de Dios es diferente a la nuestra. La cólera divina es la imposibilidad en su amor de olvidar su justicia. Es la reacción del amor de Dios para actuar en armonía con su justicia.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS P. En relación al caballo blanco. Usted, hermano Stéveny dice que es la iglesia, otros comentaristas dicen que es Cristo. R. ¿Qué diferencia hay entre Cristo y la Iglesia? Jesús es la cabeza, y la iglesia es el cuerpo. Repito lo que dije ayer, Jesús no está decapitado. P. ¿Alimentando más sólidamente a los miembros, se irían acaso detrás de otras enseñanzas? R. Si he entendido bien, usted pregunta si es justo que los miembros que se consideran mal alimentados se vayan a buscar el alimento espiritual a otra parte. Primera parte de mi respuesta. He insistido antes sobre la responsabilidad sagrada que tenemos como iglesia de dar a los miembros el alimento espiritual que necesitan. Os aseguro, que una de mis oraciones prioritarias cuando no duermo de noche, es que el Señor me ayude, cuando tengo la responsabilidad de hablar de El, y poder presentar el mensaje que él quiere dar. Segunda parte de mi respuesta. ¿Acaso los que no están satisfechos tienen razón de buscar fuera? «Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.» (Efesios 4: 13).
Es decir, si somos cristianos auténticos, no debemos ser tentados por todo viento de doctrinas; y buscar fuera me parece un error de cálculo. Tercera parte de mi respuesta. ¿Cuál es la buena solución? Hablemos con aquellos que tienen la responsabilidad de alimentarnos. Decírselo si no estamos alimentados. No es hablando a sus espaldas lo que nos ayudará a avanzar. Sino lo que se debe hacer es decírselo a ellos, quizás despertará sus conciencias de que no están cumpliendo con su deber. Cuarta parte de mi respuesta. Dice el apóstol Pablo: «Si en alguna otra cosa pensáis de forma diferente, hasta que lleguemos a la unidad, marchemos de un mismo paso.» (Filipenses 1: 27). P. En relación con Apocalipsis 6: 11. R. ¿Usted pregunta que significa el texto? Los que han recibido las vestiduras blancas, se encuentran en la situación de participar de las bodas del Cordero. No deben tener miedo de ser echados fuera de las bodas, pues han recibido las vestiduras blancas. Es lo que Jesús dijo en la parábola. Entraron muchos en la sala del festín y uno de los invitados no tenía la ropa apropiada, de forma que el Maestro lo echó fuera. Las vestiduras, como dije ayer, significa la justificación por la fe. Pero también, según Apocalipsis, son «las acciones justas de los santos» (19: 8). No puede separarse la
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justificación de la santificación. Las vestiduras blancas evocan el conjunto de la salvación. Los que han sufrido a causa de su fe, pueden tener la seguridad que participarán en las bodas del Cordero. P. En Apocalipsis 6: 11 se dice a las almas que están sobre el altar «que descansaran todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos que también habían de ser muertos como ellos». ¿Qué significa ese número que debe ser completado? R. En realidad esta traducción es una interpretación, y no una traducción. El verbo que emplea aquí el apóstol Juan, es el mismo que encontramos en el Evangelio de Mateo, donde consigna las palabras de Jesús: «No he venido para abrogar [abolir] la ley, sino para cumplir» (5: 17). El verbo que se ha traducido como “cumplir”, significa “llevar a su cumplimiento”, “llevar a su plenitud”, “llevar a su perfección”. Y es exactamente este el verbo que aquí emplea Juan. No se trata de esperar completar un número de personas, sino de la calidad de esos que esperan a Cristo. Se trata del verbo griego plhro,w [plēróō], utilizado frecuentemente por los teólogos para indicar el estado que debemos alcanzar antes del regreso del Señor. No es cuestión del número de los elegidos, sino saber si reúnen las condiciones requeridas.
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5ª PONENCIA. MIÉRCOLES
TERCERA GRAN VISIÓN: LAS SIETE TROMPETAS CRISTO EN EL CORAZÓN DEL CONFLICTO DE LOS SIGLOS Trataré de ser breve. Primero, porque es difícil su interpretación, e incluso hoy día en nuestro medio adventista, se duda acerca de cual sería la correcta interpretación. En la época de Ellen G. White el gran especialista sobre Apocalipsis era Uriah Smith. Él dio sobre la visión de las trompetas una interpretación histórica muy precisa. Especialmente a elementos históricos que se habían producido poco tiempo antes de él. En francés, su libro fue prácticamente traducido por Jean Vuillemier (1864-1956), e incluso el hermano AlfredFélix Vaucher se mantuvo muy próximo a la interpretación propuesta por Vuillemier. De manera que durante mucho tiempo la interpretación de Uriah Smith predominó en el medio francófono. [También en el medio adventista de España.] Pero hay en su interpretación alguna dificultad muy grande. Si leéis atentamente la descripción de las trompetas, descubriréis que sus símbolos son exactamente los mismos que se hace de las siete copas, o siete plagas. La primera trompeta y la primera copa, están en relación con la tierra. Segunda trompeta y segunda copa atañen al mar. Tercera trompeta y tercera copa, hacen referencia a los ríos y a las fuentes de las aguas. Cuarta trompeta y cuarta copa afecta a los astros. Quinta trompeta y quinta copa, se dirige al pozo del abismo. Sexta trompeta y sexta copa, afecta al Éufrates. Vemos que hay una identidad terminológica entre la tercera visión, la de las trompetas y la gran visión de las copas, narrada en el capítulo 16. Evidentemente, la visión del capítulo 16 todavía no se ha cumplido. ¿Cómo interpretar, para fenómenos históricos completamente diferentes, los mismos símbolos? No hay un solo exegeta que pueda demostrar tal cosa. Nos encontramos pues delante una verdadera dificultad de interpretación. Voy a tratar de daros una idea global de la manera cómo debe ser comprendido. Sin entrar en detalles, vamos a intentar descubrir la evolución de esta profecía. Se trata de siete trompetas. Son los famosos rp'Av [šôpär] judíos, fabricados con los cuernos de los carneros, y que se utilizaban en momentos muy especiales. Los ángeles con las trompetas aparecen cuatro veces al final del Apocalipsis. En primer lugar, en el pasaje que estamos considerando; en segundo lugar, en relación con el tiempo de gracia y comienzo de las plagas; posteriormente, en el capítulo 17 en relación con el juicio de la gran ramera; y por último, en el momento de la parusía, en el retorno de Cristo. Hay aquí ya una indicación muy interesante, es que las siete trompetas nos anuncian la proyección rápida de los acontecimientos al final de los tiempos. Si tomáis una concordancia, y buscáis los textos del Antiguo Testamento en relación con el šôpär, os daréis cuenta que se utilizaban en el momento del combate, Jeremías 4. Se utiliza también en la celebración de las fiestas para realzarla (2 Samuel 6: 15). La trompeta se empleaba también en ceremonias particulares (Números 10: 10). Las trompetas aparecen también en las teofanías o apariciones de Dios (Éxodo 19: 13). Y finalmente es la trompeta la que anuncia el día del Señor, en el libro de Joel. La trompeta significa siempre un llamamiento al servicio. Farel, reformador suizo de Neuchatel, decía un día en una conversación con Calvino: Cuando la trompeta suena, ¿quién tiene derecho de decir que no es un hombre de acción? Cuando suena la trompeta se debe actuar, no tenemos derecho de quedar inmóviles. De esta forma, la trompeta juega un papel determinante en la segunda parte del Apocalipsis.
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Ya os dije, que la visión de las trompetas, es paralela a la de las siete cartas a las iglesias y la de los sellos. Paralela a las dos grandes visiones primeras. Asistimos aquí a una suerte de juicio inmanente. Al terminar ayer la reunión, tuvimos toda una serie de declaraciones mostrando que el pecado conlleva en sí mismo un germen autodestructivo. Podemos decir, que el castigo del pecado es inmanente al pecado mismo. Tomando una imagen actual, conocemos la influencia del tabaco sobre el cáncer de pulmón. Es el tabaco el que engendra, en multitud de casos, el cáncer de pulmón. De la misma manera, podemos decir que el pecado engendra su propio castigo. La idea que hemos de retener de la visión de la trompetas, es el hecho que Dios nos describe el juicio inmanente a los pecados de la Iglesia.
UNA INTERPRETACIÓN PERSONAL DE LAS SIETE TROMPETAS Y ahora, voy a daros una interpretación de tipo personal, con toda la humildad que esto requiere. La primera trompeta atañe a la tierra. De la misma manera que la primera copa compete a la tierra. Antes de buscar una interpretación histórica en los acontecimientos, es necesario saber, en el terreno de la exégesis, lo que el texto quiere decir al emplear el término tierra. Un atento estudio filológico de la palabra tierra, muestra que el término designa generalmente la civilización… la civilización terrestre. Y la primera trompeta nos dice, que incluso las conquistas de la civilización, conllevan en si mismas un juicio inmanente. Es lo que estamos viviendo hoy día. La ciencia ha hecho descubrimientos extraordinarios, de los cuales nos beneficiamos todos en gran medida. Pero también estamos viviendo las consecuencias de ese abuso científico. El Apocalipsis dice que llegarán los días cuando Dios destruirá a los que destruyen la tierra. Y para ello, Dios no tendrá necesidad de intervenir personalmente, porque las decisiones y las realizaciones de los hombres conllevan en sí mismas, como una madre que lleva a su bebé en su seno, un juicio inmanente. Esto es lo que desde mi punto de vista significa la primera trompeta. A partir de aquí, buscar acontecimientos en la historia, que puedan ilustrar el principio, creo que es totalmente válido. Pero decir que el juicio de la tierra corresponde a uno u otro acontecimiento histórico, es indefendible desde el punto de vista exegético. Es necesario partir del sentido real del texto, y a partir de él, podemos hacer las aplicaciones que nos parezcan apropiadas. La segunda trompeta atañe al mar. Todos sabéis lo que en el Apocalipsis significa el mar. Su significado nos es revelado en el capítulo 17: 15. El mar designa a los pueblos, muchedumbres, naciones. La tierra, todo lo referente a la civilización y, el mar, lo referente a lo social. E igualmente las realizaciones sociales comportan en si mismas un juicio inmanente. La tercera trompeta concierne a los ríos y a las fuentes de agua. En el lenguaje simbólico, los ríos y las fuentes, designan siempre al intelecto, al pensamiento, la investigación científica y filosófica. Es una manera de decirnos que la ciencia va a soportar reveses y dificultades. Una de las aplicaciones sería, lo que el comunismo ha producido. El comunismo es una filosofía que se puede aplicar a las fuentes de las aguas y los ríos. Es conocido a que dificultades el comunismo ha llevado al mundo.
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Llegamos a la cuarta trompeta que compete a los astros. Al sol, la luna, las estrellas. Aquí no nos encontramos en el plano del pensamiento humano, filosofía; sino que nos encontramos en el plano de la investigación religiosa, de la revelación divina. Desgraciadamente, la profecía nos anuncia que también en este terreno habrá reveses. La quinta trompeta concierne al pozo del abismo. Si estudiáis filológicamente en la Biblia, el pozo del abismo, descubriréis que a menudo está en relación con las fuerzas ocultas. Con anterioridad decía que las trompetas nos anuncian un juicio inmanente. De la misma manera que podemos decir a un fumador, atención, corres el riesgo de tener un cáncer; podemos anunciar sobre todos los planos de la cultura humana, posibles dificultades. Dificultades en relación con la civilización: la tierra. Dificultades en el movimiento social: el mar. Dificultades con relación a la filosofía: los ríos y las fuentes de agua. Dificultades en relación con los astros: deformación de la revelación de Dios. Dificultades sobre el pozo del abismo: desarrollo de las fuerzas ocultas. Llegamos a la sexta trompeta que trata sobre el Éufrates. No hablaremos de ella esta tarde. Lo haremos el sábado por la mañana, pues estudiaremos juntos el tema de Armagedón y el Éufrates, que está en estrecha relación con Armagedón. La séptima trompeta, corresponde a la victoria de Dios. Habréis notado que las trompetas retoman dos grandes acontecimientos de la historia judía. El primero es el éxodo. Si hacemos un estudio atento del texto, observaremos que en último término, Juan tenía en mente el éxodo judío de Egipto a Palestina. Hay un segundo texto que ocupa un lugar importante en ese último término de la profecía, es un texto del profeta Joel. En el capítulo uno, Joel describe la invasión de las langostas, y en la quinta trompeta hay una cuestión de langostas. Si lo cito, es porque hay una conclusión interesante a destacar. En Joel se dice: «Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Yahvé, porque está cercano.» (2: 1). Este es el hilo conductor que hemos de descubrir en la visión de las trompetas. Es lo que yo llamo el juicio inmanente a la historia. Hay un segundo aspecto en este capítulo 2 de Joel: «Por eso pues, ahora, dice Yahvé convertios a mi con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertios a Yahvé vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. ¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Yahvé vuestro Dios? Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea.» (12-15).
Tenemos aquí un extraordinario llamamiento al arrepentimiento: «Rasgad vuestros corazones y no vuestros vestidos». Y continúa el versículo 17: «Entre la entrada, y el altar lloren los sacerdotes ministros de Yahvé, y digan: Perdona, oh Yahvé a tu pueblo». Este es el sentimiento que debe retenerse del mensaje de las trompetas. A partir de aquí, el análisis de los detalles, es mucho más teológico que histórico. Porque todas las imágenes que encontramos en el texto, son imágenes tomadas del lenguaje del Antiguo Testamento, con un sentido completamente teológico. Concluiremos diciendo, que el final de la visión de las trompetas, es el triunfo de Cristo, tal como se describe magistralmente en el Salmo 110. Esta es la manera como entiendo debemos abordar la lectura de este texto. En cuanto a pensar, si las estrellas representan al rey Alarico o cualquier otro, y querer leer la historia a través de la profecía, me temo que es olvidar la correcta exégesis del texto.
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Los capítulos siete y catorce, están íntimamente ligados. Ambos están dominados por el tema de los 144.000. Tema que estudiaremos el viernes por la tarde.
APOCALIPSIS 12: 1-6. LA MUJER Y EL DRAGÓN Vamos ahora a abordar el capítulo 12. Desgraciadamente no tenemos tiempo de estudiar los capítulos 10 y 11, no porque no tengan interés en sí mismos, sino por falta de tiempo. El capítulo 12 es la apertura de la segunda gran parte del Apocalipsis. En realidad comienza al final del capítulo 11: «Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo.» (Vers. 19). ¿Recordáis lo que vimos el domingo por la mañana? Dando un vistazo global sobre la estructura del Apocalipsis, vimos que las tres primeras visiones están en relación con el lugar santo del Santuario, y el final del Apocalipsis está en relación con el lugar santísimo. Esto es totalmente evidente, pues leemos en Apocalipsis: «...el arca de la alianza se veía en el templo» (11: 19). Y todos sabemos que el arca del pacto se encontraba en el lugar santísimo. El esquema de esta gran visión (Apocalipsis 12) es muy sencillo: Primera parte (vers. 1-2): la primera señal y la mujer en cinta. Segunda parte (vers. 3-6): combate del dragón contra la mujer. Tercera parte (vers. 7-9): guerra en el cielo. Cuarta parte (vers. 10-12): Satanás el acusador. Quinta y última parte (vers. 13-17): guerra contra el resto de la iglesia. Un simple vistazo a la estructura del capítulo ya nos muestra su importancia. Vers. 1: «Apareció en el cielo una gran señal». Es interesante constatar que la palabra ‘señal’ en el griego es shmei/on [sēmeîon]. ¿Por qué es interesante? Porque la mayor parte de los milagros realizados por Jesús son llamados shmei/a [sēmeîa]. Dicho de otra forma, la palabra sēmeîon, no evoca simplemente una señal, como puede ser una señal distintiva. No hace mucho, me encontré con un administrador italiano, y me mostró una señal, era la señal de los administradores adventistas. No es este el significado que hemos de dar aquí a la palabra ‘señal’. Tiene un sentido mucho más divino; es una intervención de Dios en la historia; «una gran señal apareció en el cielo». En Apocalipsis 13: 13-14 se habla de esos prodigios (señales): «Hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres.» De forma que, cuando Dios realiza en la historia un prodigio, la bestia, que es descrita un poco más adelante, tratará también de producir prodigios. Volveremos mas tarde sobre esto. Haced una comparación entre 12: 1 y 15: 1. En 12: 1, «una gran señal». En 15: 1, «Vi en el cielo otra señal, grande». Los únicos versículos del Apocalipsis donde se habla de “una gran señal”, son estos dos versículos. En otros lugares se habla de señales, pero solamente aquí se dice “gran señal”. La primera gran señal está relacionada con la aparición de Jesús, con su encarnación y nacimiento. Y la segunda gran señal está directamente relacionada con el regreso de Jesús. Nos encontramos pues aquí, ante la primera venida de Jesús, y se prepara la segunda. El Apocalipsis nos muestra lo que pasará antes de su segunda venida. Se habla de una mujer. Todos sabéis que la mujer en el Antiguo Testamento, designa al pueblo de Israel. En el libro de Isaías encontramos una ilustración. Y es lo mismo en el Nuevo Testamento, 2 Corintios: «Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.» (11: 2). Vemos que la iglesia es presentada bajo el símbolo de una mujer.
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En el capítulo 12: 13-18, vemos al dragón que ataca a la mujer. Es el drama de la iglesia fiel. Desgraciadamente, cuando llegamos al versículo 17, descubrimos que solamente un resto permanece fiel. Y cuando llegamos al capítulo 17: 3, ¿dónde está la mujer, aquella que simbolizaba a la esposa de Cristo? «Y vi una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos» (17: 3). Sin duda, es el drama de la iglesia el que aquí se nos presenta. No podemos evitar pensar en la primera profecía que Dios dio al hombre. Sabéis que la primera profecía fue hecha en el huerto del Edén. Dios se dirigió a Satanás y le dijo: «Pondré enemistad entre ti y la mujer; tú le herirás en el calcañar –es el drama de la iglesia–, esta te herirá en la cabeza –es la victoria de Cristo–» (Génesis 3: 15). No olvidemos que todos corremos el riesgo de llegar a ser hijos de Satanás. «Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer» (Juan 8: 44). Nuestra filiación depende de nuestro comportamiento. Dios quiere hacer de nosotros sus hijos, quiere ser nuestro padre. Pero Satanás intenta usurpar el lugar de Dios. Constatamos que la descendencia de la serpiente herirá a la mujer. Es decir que la iglesia sufrirá, pero felizmente el bien triunfará. Volvamos al capítulo 12: «Una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas» (vers. 1). En el Nuevo Testamento el sol siempre significa fuente de luz. Es decir, la gran revelación del Nuevo Testamento, la gran luz traída por Jesús. «Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo.» (Hebreos 1: 1). En él tenemos una luz directa, simbolizado por el Sol; mientras que la Luna nos da una luz indirecta, y es el símbolo del Antiguo Testamento. En cuanto a las estrellas, en el Antiguo Testamento designan las doce tribus de Israel. Y en el Nuevo Testamento las doce estrellas designan los doce apóstoles. Tenemos pues aquí una visión que nos permite pasar de la antigua a la nueva alianza. Se dice que la mujer está a punto de dar a luz. Es el pueblo de Dios que va a alumbrar a Jesús por medio de María. También se refiere a la nueva alianza, porque pasamos de la luz indirecta del Antiguo Testamento, a la luz directa del Nuevo Testamento. Vers. 2: «Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento». El texto original podría traducirse: «atormentada con dolores de parto». No se trata solamente de una alusión a dolores físicos, sino a todos los acontecimientos dolorosos que rodean al nacimiento de Jesús. Una alusión a los tiempos difíciles que preludian el nacimiento de Jesús, y probablemente también, alusión a los tiempos difíciles de su ministerio. «Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.» (Apocalipsis 12: 4). Tenemos aquí una alusión a todas las dificultades que encontró Jesús. Apenas nacer, ya está condenado a muerte. Herodes toma la decisión de hacerlo desaparecer. Os invito a que hagáis una lectura del Evangelio, siguiendo las huellas de Jesús. Comienza su ministerio en Jerusalén, luego en Judea; relatado solo por Juan. Pasa a Galilea, y veréis que en todo momento debe escapar, porque querían matarlo. Leamos un ejemplo, cuando vuelve a Nazaret, predica en la sinagoga, ¿qué ocurrió? «Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle.» (Marcos 4: 28-29). Constantemente la vida de Jesús estuvo en dificultad. Es la angustia a la cual hace alusión el texto.
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Vers. 3: «También apareció otra señal en el cielo». La primera señal es la mujer, el pueblo de Israel que pasa ha ser la iglesia de Jesús. La segunda señal, que aparece también en el cielo: «un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas». He aquí el poderoso enemigo de Jesús desenmascarado y bajo los rasgos de un gran dragón. El Antiguo Testamento ya conoce esta imagen. El dragón, el Leviatán, en lo profundo del mar. Todas las religiones en el Próximo Oriente Antiguo han utilizado esta imagen. Notad que el dragón es visto en el cielo: «otra señal apareció en el cielo». No se trata de un poder únicamente terrestre, sino de un poder que transciende al hombre. Un poder que sobrepasa los límites del hombre. Ya sabéis que ese dragón representa a Satanás, y actúa siempre a través de potencias interpuestas. Incluso, yo diría, que Satanás no puede actuar directamente sobre la tierra, sino que actúa por medio de la suplantación. Tiene necesidad de hombres afectos a su devoción para poder actuar. Veamos algunos ejemplos: «Dividiste el mar con tu poder; quebrantaste cabezas de monstruos en las aguas. Magullaste las cabezas del leviatán, y lo diste por comida a los moradores del desierto.» (Salmo 74: 13-14). Si estudiamos todo el salmo, descubriremos que se trata de una descripción del Faraón opuesto al pueblo de Israel en Egipto. Es el Leviatán, el dragón, el que actúa, pero lo hace a través del faraón. «Me devoró, me desmenuzó Nabucodonosor rey de Babilonia, y me dejó como vaso vacío; me tragó como dragón, llenó su vientre de mis delicadezas, y me echó fuera.» (Jeremías 51: 34). No se puede ser más preciso. Nabucodonosor, rey de Babilonia, interviene como un dragón. Es decir, el dragón, Satanás interviene siempre por intermedio de los hombres. También el dragón intervino a través del rey Caifás y de Poncio Pilato. Se ha dicho, que aquí el dragón representa a Roma, pues es rojo. No es imposible, pero no podemos ser tan precisos en la interpretación. Más adelante se dice que «el dragón tenía siete cabezas» (vers. 3). Las cabezas significan inteligencia. Siete es el símbolo de una intervención perfecta. Es una forma de decirnos, que Satanás hace todo lo posible para lograr el éxito de su obra sobre la tierra. Esta sería la interpretación simbólica. La interpretación histórica ve en las siete cabezas una alusión a Roma, ciudad de las siete colinas. Pienso que estaríamos en una mejor dirección si se hace una aproximación con el libro de Daniel, pues el capítulo 2 y 7 muestran muy bien la relación entre el dragón y Roma. En el mismo versículo se nos habla también de «diez cuernos» (vers. 3). El cuerno es siempre un símbolo de poder, de fuerza. Si siete representa una plenitud en lo invisible, diez representa una plenitud en lo visible. El siete representa lo sobrenatural, el diez representa lo histórico. De forma que se nos presenta al dragón teniendo un poder fantástico en el plano sobrenatural, y a la vez con un gran poder en lo histórico. Esto es lo que nos muestra los diez cuernos. Notaréis que en el texto se dice que las diademas están sobre sus cabezas, «tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas» (vers. 3). Más adelante estas diademas aparecen sobre los cuernos: «Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas un nombre blasfemo.» (Apocalipsis 13:1). Aquí tenemos una indicación histórica importante. Cuando las diademas están sobre la cabeza, nos encontramos en la época más poderosa del Imperio Romano, aproximadamente hasta el siglo V de nuestra era. Y cuando las diademas están sobre los
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cuernos, nos indica que el Imperio Romano ha perdido su poderío a causa de las invasiones bárbaras. El Imperio Romano fue dividido en unos diez estados, que representan la Europa actual. Esta es la forma como hemos de interpretar las diademas. Vers. 4: «Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra». Si leemos Isaías 9: 14-15, veréis que la cola está siempre en relación con un falso profeta. No me preguntéis por qué, pues no lo sé. Pero es lo que se constata al leer el texto. Es de esta manera como en el simbolismo escatológico se interpreta el símbolo. De forma que nos encontramos en una época en la cual la apostasía debe aparecer. ¿Cómo interpretar «su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo»? Si regresamos al capítulo 6: «Y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra» (vers. 8). Y en el capítulo 8 en relación con la primera trompeta dice: «Y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó» (vers. 7). Primero se habla de la cuarta parte y luego de un tercio. Y partir de aquí ese tercio se repite sistemáticamente. La interpretación habitual dice, que los juicios inmanentes de Dios, es decir, las dificultades engendradas por el pecado, afectan primeramente a una cuarta parte de la tierra, y a medida que se avanza en la Historia, la tierra es progresivamente afectada por el mal. Sin duda, hay gran parte de verdad en esta observación. Sin embargo hay otra interpretación posible. Os la menciono simplemente como información. Hemos visto que el tres representa siempre la intervención divina, y tres mas cuatro es la intervención de Dios en la Historia de la humanidad. Si tres representa la intervención de Dios, un tercio, uno sobre tres, podría designar todo aquello que se opone a Dios. Es decir, en lugar de ver aquí una indicación de cantidad, podríamos ver una vez más una indicación de calidad. Señalando, que conforme se avanza en la Historia, todos aquellos que se oponen a Dios deberán rendir cuentas. Es una interpretación que me parece interesante conocer. Vers. 4-5. «Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones.» Encontramos aquí una mención del Salmo 110. Voy a deciros algo muy importante. ¿No os sentís turbados cuando leéis en el primer capítulo del Evangelio de Juan, que Jesús vino a los suyos, y los suyos no le conocieron? ¿Esto no os inquieta? A mí me perturba profundamente. Solamente hay una explicación posible, y es, que los judíos han leído sobre todo el Salmo 2 y el 110, esperando un Mesías que con vara de hierro había de regir las naciones. Un Mesías que expulsaría a los romanos e impondría el orden, devolvería a Israel toda su supremacía. Así, Israel olvidó completamente Isaías 53. Todavía hoy, los judíos rechazan ver en Isaías 53, una alusión a Jesús. Jesús, conducido como cordero al matadero, lo aplican a Israel y no a Jesús. Esta es la razón por la cual los judíos tienen difícil reconocer al Mesías. Si leemos todas las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento, descubriremos dos categorías de profecías. Hay una categoría muy numerosa de profecías, que desembocan en la supremacía de Cristo, en su victoria total. Y otras, señalan que ha de pasar por momentos muy difíciles. Profecías que el pueblo judío ha desdeñado completamente. Cuando vieron que Jesús no actuaba como ellos deseaban, se volvieron contra él. Es exactamente lo que le pasó a Judas. De todos los apóstoles era el más mesiánico. Estaba convencido que Jesús era capaz de echar fuera a los romanos. Pero se sintió totalmente decepcionado por su actitud. Releed Juan 6. Veréis que después de la multiplicación de los panes, el pueblo judío quiere hacer rey a Jesús. Habían descubierto en él su gran poder, pero Jesús rechazó dicha pretensión de hacerlo rey. A partir de este
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momento Judas pensó: tiene miedo, no se atreve; podría ser rey, pero no lo hace. Y cuando Judas vendió a Jesús, no lo hizo para que muriera. Tenemos la prueba, que cuando vio que iban verdaderamente a matar a Jesús, se ahorcó. Judas no buscaba la muerte de Jesús. Lo que en realidad quería era obligarle a realizar el Salmo 110, forzarlo a tomar el cetro de hierro contra los romanos. Para nosotros es hoy fácil hacer la diferencia entre las dos clases de profecías, pero entonces era mucho más difícil. En todo caso esto nos ayuda a comprender la ceguera de los judíos en relación al Mesías. Vers. 6: «La mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días». La Biblia, presenta siempre al desierto como el lugar de la prueba. Cuarenta años para el pueblo de Israel a la salida de Egipto. Cuarenta días para Jesús después de su bautismo. El desierto significa siempre un lugar de prueba. Pero también representa el lugar de la misericordia divina. Y es esta misericordia que vivirá la iglesia durante 1.260 años. No obstante, leamos en 1 Corintios 10: 1-3, el relato que hace el apóstol Pablo sobre el pueblo de Israel en el desierto. Insisto en el primer versículo: «Todos pasaron el mar. Todos fueron bautizados en Moisés. Todos fueron conducidos en el desierto.» No se trata de una huida, sino que corresponde a un plan de Dios. En el desierto bebieron de la roca espiritual, y la roca era Cristo. Es lo que pasó durante todo el Medioevo. Sobre esto ya comentamos alguna cosa cuando analizamos la profecía de las siete cartas a la Iglesia.
APOCALIPSIS 12: 7-9. GUERRA EN EL CIELO «Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.» (Apocalipsis 12: 7-9).
Hubo guerra en el cielo; Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón y sus ángeles. Miguel es la trasposición de laek'ymi [mî|kä´ël] en hebreo, y significa “¿quién es como Dios?”. Es por tanto el nombre de Cristo. Nos encontramos aquí delante del texto de la Biblia que me parece el más claro para designar el conflicto entre Satanás y Dios. Como adventistas estamos muy bien preparados para hablar del diablo. Sabemos muchas cosas sobre él. Interpretamos el texto de Isaías: «¡cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana» (14: 12), diciendo, se trata de Satanás. Pero si leéis bien el texto, veréis que se trata del rey de Babilonia. Todo el pasaje describe la actitud del rey de Babilonia. No tenemos tiempo de entrar en los detalles, pero sabed que fue Orígenes de Alejandría el que por primera vez aplicó este texto a Satanás. Como adventistas, empleamos también Ezequiel 28, donde se describe un rey; el rey de Tiro. Leed el texto y veréis que es muy claro. En este caso, fue Tertuliano el que por primera vez aplicó este texto a Satanás. Debemos ser muy prudentes cuando empleamos estos textos. Tenemos todo el derecho de aplicarlos a Satanás, pero sin olvidar que tienen primeramente una aplicación histórica. Pero aquí, en Apocalipsis 12: 7-9, tenemos un texto clarísimo. No hay dos formas de interpretarlo. «Hubo guerra en el cielo». La guerra enfrenta a Jesucristo contra Satanás. «Miguel y… el dragón». Este texto nos dice categóricamente, que más allá de las dimensiones de la Tierra, existe el drama del pecado. El mal no existe únicamente sobre la tierra, sino que existe, y transciende más allá de la Tierra, hasta el cielo.
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Esta sería una primera lectura del texto. Podemos ver aquí una alusión al conflicto que tuvo lugar en el cielo. Ellen G. White describe con multitud de detalles esa rebelión de Lucifer contra Dios. Descripción válida, pero hemos de hablar de esto con prudencia. Segunda interpretación. Creo que el texto hace, sobre todo, alusión a la victoria de Cristo sobre Satanás en la cruz. «Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón» (12: 13). Es decir, el dragón descubre su derrota, una derrota que sabe es irreversible. La victoria de Jesús es completa, «Despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz» (Colosenses 2: 15). Él ha vencido a las autoridades y potestades espirituales, triunfó sobre ellas en la cruz. La cruz representa la victoria de Jesús, no solamente sobre las fuerzas terrestres, sino también sobre las fuerzas celestes. «Quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.» (1 Pedro 3: 22). Los ángeles, las autoridades, las potestades, le están sujetas para siempre. No os oculto, que este descubrimiento es para mí un asunto de gran alegría y maravillosa esperanza. Cuando vemos lo que sucede sobre la tierra, en Ruanda, en Yugoslavia, en multitud de países. Uno se pregunta ¿Acaso un día triunfará el bien? ¿Hasta cuando? Pero la palabra de Dios nos dice que Jesús ha triunfado, no solamente sobre las fuerzas terrestres, sino también sobre las fuerzas celestes. Esta victoria es definitiva, es irreversible.
APOCALIPSIS 12: 10-12. EL GRAN ACUSADOR «Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Hay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.» (Apocalipsis 12: 10-12).
Mucho podría decirse de este pasaje. Pero voy a detenerme en lo más esencial. ¿Cómo se presenta aquí a Satanás? Como el acusador. ¿El acusador de quién? ¿De los que hacen el mal? No. Es el acusador de los hermanos. El acusador de aquellos que tratan de seguir los pasos de Jesucristo. Inmediatamente sabemos en quien pensar. En último plano de este texto esta la historia de Job. ¿Qué dice Dios de Job? Es un servidor íntegro y recto. No se trata de un malvado. No es un infiel. No es quien tiene pecados ocultos. Sino alguien que Dios reconoce como un servidor recto e íntegro. ¿Quién viene para acusarlo? Satanás. ¿Y de qué lo acusa? Esta es la cuestión que nos afecta a vosotros y a mí. ¿Qué dice Satanás a Dios? Das a Job todo lo que quiere. Tiene una esposa gentil, hijos, es rico. Todo es prosperidad. Todo lo que te ha pedido se lo has concedido. ¿Crees que sigue tus caminos porque te ama? Te sigue porque le bendices. Sigue en tus caminos porque le das todo lo que necesita. ¡Terrible acusación! Porque una vez que está hecha, no hay más que una manera de demostrar que la acusación es falsa. Es dejar a Satanás actuar contra Job. No será Dios quien arrebatará a Job sus bienes. No será Dios quien le quitará los hijos. ¡Y Job no lo sabe! Aunque gracias a su extraordinaria fe dirá: «Dios dio y Dios quitó. ¡Bendito sea el nombre de Yahvé» (Job 1: 21). Cuando escucho a algunos predicadores comentar este pasaje, me dan ganas de gritar. No es cierto. Job dice esto, lleno de una fe extraordinaria, pero no era eso lo que pasaba en
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la realidad. Porque no es Dios quien se lo arrebató, sino es Satanás quien se lo quitó. No hemos de poner sobre la cuenta de Dios aquello de lo que Satanás es el culpable. Hemos de leer la Biblia correctamente. Leed Hebreos y veréis que Pablo dice categóricamente: «... al que tenía el poder de la muerte, esto es, al diablo» (2: 14). ¿Quién tiene el poder de la muerte? No es Dios, es Satanás. No acusemos a Dios de ser el responsable de la muerte. Cuando la muerte llega, Dios sufre con nosotros. Pero Satanás acusa, y cuando acusa, la única manera para de Dios de probar que Satanás no tiene razón, es permitir que Job sea probado. ¿Y como actuará Satanás? Cuando Job sigue fiel después de haber perdido sus hijos y todos sus bienes, Satanás vuelve a la carga. «Pero extiende tu mano, toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti» (Job 2: 5). Y la respuesta de Dios es: «Él esta en tus manos; pero guarda su vida» (Job 2: 6). Y Job es atacado de sarna maligna, teniendo necesidad de un trozo de teja para rascarse. Mientras Job vivió, Satanás siguió acusando. Pero Dios impidió que llegase hasta el final. Sin embargo, cuando Jesús estaba en la cruz, Dios no le puso límites. Dejó que Satanás fuera hasta el final de su odio y de su maldad. Hasta el momento de expirar en la cruz, Satanás siguió acusando: “Si tocaras su vida renegaría de ti”. Pero Jesús murió en la cruz pidiendo a Dios perdón por aquellos que le crucificaban: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lucas 23: 34). ¿No constatáis aquí todo el drama de la cruz? Volvamos a nuestro texto. «...ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del cordero.» (Apocalipsis 12: 10-11). ¿Qué quiere decir esto? Por medio de la sangre del cordero, es decir a causa de la muerte de Cristo. Cuando seguimos a alguien que ha sido crucificado, ¿buscamos un interés personal? Cuando se sigue a Cristo, y nos dice que debemos llevar nuestra cruz, ¿se busca en esto un interés personal? ¿Cuál es el valor de mi cristianismo hoy? ¿Cuál es el valor de mi amor por Dios en este momento? ¿Amo a Dios por las bendiciones que me da? ¿Me aparto de él cuando vienen las dificultades? ¿Me alejo de Dios cuando tengo problemas? Esta es la pregunta que el texto no formula, y que me gustaría os hicierais. Los apóstoles hicieron la experiencia de que seguir a Jesús, no es siempre tener una vida fácil. Releed la biografía del apóstol Pablo. ¡Constantemente en peligro! Apaleado por lo hombres, devorado por las fieras. Esta es la vida de Pablo. Pero permaneció fiel ¿Somos nosotros capaces de permanecer fieles, o buscamos a Dios por los panes y los peces? Hablad con los cristianos que os rodean. Cuando vienen las pruebas, dudan de Dios. Una de mis grandes tristezas cuando visité Israel, fue constatar que el 90 por ciento de los judíos son ateos. ¿Por qué? A causa de los campos de concentración nazis. Cada día se habla más de la teología después de Auschwitz. Existe la teología de antes y la de después de Auschwitz. Se habla de Dios de otra forma después de Auschwitz.
APOCALIPSIS 12: 17. EL DRAGÓN SE AIRA CONTRA EL RESTO DE LA LA MUJER «Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamiento de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.» (Apocalipsis 12: 17).
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¿Os recuerda algún hecho bíblico? ¿En que hecho bíblico os hace pensar? Sin duda al huerto del Edén. Allí Satanás se irrita contra la mujer y trata de hacerla caer en la tentación. Y aquí tenemos la réplica apocalíptica de la lucha de Satanás contra Eva. Dicho de otra manera, lo que Satanás es en el principio sigue siéndolo hasta el final. Hay un detalle muy doloroso en el texto: «y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella». No hace guerra a la mujer, sino contra el resto de su descendencia. ¿A quién acusa Satanás? ¿Acaso a los que hacen el mal? No. A los que son íntegros y rectos. ¿Por qué hace la guerra al remanente y no al conjunto de la iglesia? Porque la iglesia está en su poder, y solamente le queda hacer la guerra al resto. Y ese resto está definido de forma bien clara, son los «que guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesús». Podríamos pasar horas y horas comentando este texto, pero voy a resumir. Si dais un vistazo a la historia de la humanidad en la Biblia, descubriréis que en todo período, siempre ha habido un resto. Génesis 6, en el momento del diluvio, Noé y su familia. Total ocho personas. Sodoma y Gomorra, un nuevo juicio inmanente de Dios, un nuevo toque de trompeta en la historia. Pero Dios salva a la familia de Lot, aunque desgraciadamente su esposa volverá la cabeza en el camino. Pero hay un resto. Si analizáis el concepto de “resto” en estas dos situaciones, descubriréis que forman parte del resto aquellos que escapan al juicio divino. Esta es una primera convergencia de la palabra ‘resto’. Es el primer sentido de la palabra “resto.” Los que pertenecen al resto, escaparán al juicio final. Volvamos a la historia de Israel. Acab, rey de Israel, se casa con Jezabel, la cual introduce los sacerdotes de Baal y Astarté, instalándose un tremendo sincretismo en el pueblo de Dios. Dios suscita al profeta Elías para decirles: «¿Hasta cuándo vacilaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Yahvé es Dios, seguidle: y si Baal, id en pos de él» (1 Reyes 18: 21). Elías creía que era él solo el que había quedado fiel, pero Dios le revelará que hay otros siete mil. ¿Cuál es el factor componente aquí? Aquellos que han huido del sincretismo, que no se dejan absorber por el mundo, por las modas del momento, y permanecen fieles a la palabra de Dios. Si tuviéramos tiempo de estudiar el concepto de “resto” en la epístola de Pablo a los Romanos, descubriríamos el mismo sentido ideal. Hay pues dos componentes en el “resto.” Pertenecen al remanente, aquellos que permanecen fieles a Dios, a pesar de todas las influencias peligrosas que puedan manifestarse. Y son el resto, aquellos que escapan al juicio. Y para pertenecer al resto, es necesario guardar los mandamientos de Dios, el corazón de la antigua alianza, y guardarlos en armonía con Jesucristo. Es decir, no simplemente del exterior, sino interiormente. Si nuestros pensamientos, nuestros sentimientos profundos, no están en armonía con aquello que parecemos ser, nos constituimos en sepulcros blanqueados dice Jesús. Debe haber transparencia entre lo que parecemos exteriormente, y lo que somos interiormente.
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6ª PONENCIA. JUEVES
CRISTO TRAICIONADO POR SU IGLESIA Ayer por la tarde abordamos la gran visión central del Apocalipsis. Es lo que se llama la triada, con la aparición del dragón, la bestia que sube del mar y la bestia que sale de la tierra. En el centro de la visión aparece la acción de Satanás. Y como os decía ayer, el texto más claro de toda la Biblia respecto a Satanás, es precisamente el que encontramos en el capítulo 12 del Apocalipsis. Aquí se muestra que Satanás no es simplemente una influencia sobre la tierra, no es la maldad de los hombres, sino que es realmente un poder trascendente, puesto que se nos habla de él haciendo la guerra al cielo.
NOMBRES PARA DESIGNAR A SATANÁS Personalmente me ha parecido interesante investigar un poco la naturaleza de este poder. La Biblia emplea diversos nombres para designar a Satanás. El más corriente en hebreo es Satán, (!j'f' [Sä†än]) que viene de un verbo cuyo significado es “oponerse a”, y además significa “acusar”. Cuando alguien se opone a alguien, siempre trata de acusarle. Y la misma palabra se emplea para designar “obstaculizar”. Hay de hecho versículos muy extraños sobre el particular. Por ejemplo, el episodio de Balaam. Había sido invitado por Balac, rey de Moab, para maldecir a los israelitas. Pensando que habría dinero por medio, emprende el camino. En un momento dado, se encuentra con su asna en un sendero estrecho, y recordar lo que dice el texto: «Y el ángel de Yahvé se puso en el camino por adversario suyo» (Números 22: 22). El texto hebreo dice: «el ángel del Eterno, llamado Satanás, en el camino de Balaam». ¿No es extraño? El ángel de Dios haciendo de diablo. Pero esto no es así, no se puede emplear aquí la palabra diablo. En su lugar está la palabra hebrea ‘satanás’, no como nombre propio, sino un nombre común, que significa “acusador”, “el que se opone a”, “el que obstaculiza”. Y en el terreno espiritual, todo aquello que se opone a Dios y a Jesucristo, todo aquello que obstaculiza el evangelio, proviene de Satanás. El segundo término más empleado en la Biblia, proviene del griego, y es dia,boloj [diábolos]. Y significa: “echado entre”, “separado”, “dividido”. A partir del momento que alguien trata de dividir, sean amigos, sea el marido de su esposa, entre padres e hijos, bien entre grupos de la iglesia. A partir del momento que se trata de dividir, se está realizando la obra que está representada en el Nuevo Testamento por el diábolos. La tercera palabra que se utiliza, es lucifer, término que utiliza más frecuentemente el catolicismo. Proviene de Isaías 14: 12, donde dice, Lucero. Viene del latín, y significa “portador de luz”. Y siendo que Satanás intenta siempre de imitar a Jesús, quien es el verdadero portador de la luz de Dios, Satanás se presenta a su vez como portaluz. Desgraciadamente en teología hay muchas acciones “luciferinas”, que en nombre de una nueva luz, ponen obstáculos a Jesucristo. Otro término, y que empleó Jesús, es el de maligno. Es decir, aquel que emplea la inteligencia, pero para el mal. Es el arte de destruir por el intelecto. Una quinta palabra, es el término griego dai,mwn [daímōn], que significa “violentar”, “dominar”, “poseer.” Es la razón por la cual en el Nuevo Testamento, la noción de posesión está en relación con Satanás.
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El sexto término, es la expresión que empleó Jesús, príncipe de este mundo. Responsable particular de la violencia de este mundo. Hay algunas otras, pero finalmente citaré Belcebú. Durante mucho tiempo no sabía que significaba. Había buscado en muchos diccionarios, pero no encontraba nada, hasta que encontré el significado. Belcebú, es la fusión de dos términos orientales, Ba‘al Zevûv o Ba‘al Zəvûv, y significa “el Señor de las moscas”. ¿Por qué? Porque en la mentalidad oriental las moscas son el símbolo de la distracción. Cuando miráis una mosca os da la impresión que está loca; se posa sobre el pan, después acude a vuestra nariz, luego se posa en la suciedad, vuelve a la manzana que estáis comiendo y hace multitud de tonterías. Los orientales ven la mosca el símbolo de la distracción. Me parece que encierra una verdad extraordinaria. ‘Distracción’ viene del latín distraere, que significa “separar”, “disociar”. Si recordáis la predicación del sábado pasado, os acordaréis que insistimos sobre la necesidad de una conexión con Cristo. Solamente cuando Cristo vive en mí, y que yo vivo en él, tengo la posibilidad de realizar el plan de Dios para mí. Las mejores cosas que yo pueda hacer, sin esta unión con Jesús, pierden todo su valor. Repito, las mejores cosas que yo pueda hacer, sin estar en comunión con Jesús, pierden su valor. Ellen G. White llegó a escribir que, nuestras oraciones son abominación al Eterno cuando no estamos en comunión con Jesús (Testimonios selectos. T. 3, pág. 386). Es difícil decir esto de una forma más fuerte; que nuestras mejores acciones, sin Cristo, no tienen ningún valor. ¿Y cuándo es que Cristo no actúa en nosotros? Cuando estamos distraídos. Cuando estamos distraídos, estamos separados de Cristo. Entonces, no son los pensamientos de Cristo los que nos animan, sino cualquier otro tipo de pensamiento. Y Satanás es maligno para sembrar pensamientos destructivos. De manera que el término Belcebú, para designar a Satanás, tiene una tremenda importancia. Ayer vimos que Satanás ataca a la mujer, que es la iglesia. Y cuando no tiene necesidad de atacarla en su conjunto, puesto que ya le rinde devoción, entonces Satanás ataca al resto de la posteridad de la iglesia. Es decir, «aquellos que guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús». Es la acción del dragón descrita en Apocalipsis 12.
APOCALIPSIS 13 Cuando se dice Apocalipsis 13 en el medio adventista, hay que estar muy atentos, ya que es un capítulo muy difícil, pero muy importante. Capítulo que es necesario trazar muy bien su significado. Hay dos grandes partes en este capítulo. Primero, la bestia que sale del mar, en segundo lugar, la bestia que sale de la tierra.
LA BESTIA QUE SURGE DEL MAR Esta tarde nos ocuparemos de la primera bestia, la que sube del mar. Es la parte más importante. En esta parte del Apocalipsis, distinguimos siete secuencias. 1. Apocalipsis 12. La guerra del dragón contra Jesús. 2. Apocalipsis 13: 1-10. El ataque de la bestia que sube del mar contra los santos. Ya no puede atacar a Jesús, así que ataca a sus discípulos.
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3. Apocalipsis 13: 11-18. La alianza de la bestia que sube de la tierra con la bestia que sube del mar. 4. Apocalipsis 14: 1-5. Se hace una descripción de los santos, de los leales servidores de Dios; de aquellos que no han sido vencidos por la acción del dragón. 5. Apocalipsis 14: 6-13. Son las últimos avisos de Dios al mundo, el llamamiento que Dios dirige por última vez a los habitantes de la tierra. 6. El regreso de Cristo y juicio del mundo. 7. El triunfo de los santos. La cifra siete no aparece en esta parte del Apocalipsis. Pero sí está la noción del siete, puesto que un buen análisis muestra siete secuencias. Primera observación. Aquí tenemos el desarrollo del pasaje de Apocalipsis, donde Juan ve: «el templo de Dios abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo» (11: 19). Y así todas las visiones que siguen están bajo la iluminación de los Diez Mandamientos de Dios. Nos encontramos en un cuadro celeste, que corresponde al lugar Santísimo del santuario judío. Segunda observación. El capítulo 13 puede considerarse como una amplificación del capítulo 12: 13-17, donde se describe la acción del dragón contra la mujer. En los dos casos el dragón persigue a la iglesia, porque no ha conseguido matar a Cristo, y habiendo fracasado en su acción contra Jesús, la única posibilidad que le queda es atacar a los discípulos de Jesús. Tercera observación. La noción de siete aparece aquí de nuevo. En el Apocalipsis el número siete aparece más de cincuenta veces. Cuarta observación. El capítulo 13 de Apocalipsis retoma el simbolismo y el tema de Daniel 7 y 8. Es prácticamente imposible comprender Apocalipsis 13, si no se conoce el libro de Daniel. –Me encontraba en Bruselas realizando una seria de conferencias sobre el Evangelio de San Lucas, y cuando terminé su estudio, que duró desde el mes de septiembre a junio, mi auditorio me pidió estudiar el libro del Apocalipsis, y le contesté que con gran placer, pero dije, deberemos de comenzar con el libro de Daniel, ya que no se puede comprender el Apocalipsis sin conocer previamente el libro de Daniel.– Por esta razón, esta tarde habremos de regresar en varias ocasiones al libro de Daniel. Por ejemplo, en el capítulo 13 se dice: «la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león» (Apocalipsis 13: 2). Es lo mismo que encontramos en Daniel 8. En Daniel 2 y 7, se presenta los cuatro grandes imperios universales, Babilonia, Media y Persia, la Grecia macedónica y Roma. Pero al llegar a Daniel 8, el profeta se encuentra bajo el dominio de Medo-persa, ya no se habla de Babilonia, y sí menciona al oso, medos y persas; al leopardo que representa Grecia; y de esa extraña bestia representada por el dragón. «Y el dragón le dio su poder y sus trono, y grande autoridad» (Apocalipsis 13: 2). Se constata también una analogía con las acciones del cuerno pequeño de Daniel 8. En ambos textos, hay una alusión a las blasfemias que pronuncia la bestia. En los dos textos hay un poder que se levanta hasta el jefe de los ejércitos. En los dos pasajes este poder ataca al santuario. En ambos textos este poder intenta cambiar el sentido del verdadero culto. Y en los dos textos la verdad es echada por tierra.
Se hacen tres preguntas en relación a la purificación del Santuario Permitidme que abra un pequeño paréntesis, pero que tiene relación con el asunto que estamos considerando. Normalmente, como adventistas, cuando estudiamos Daniel 8:14,
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nos extendemos sobre todo en el santuario. Todos conocemos este texto de memoria. «Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado» (Daniel 8: 14). Y cuando llegamos a explicar el fin de los 2.300 días proféticos, nos concentramos en explicar que significa la purificación del santuario. Es correcto, pero no es completo, ya que han sido hechas tres preguntas. Vayamos a unos versículos anteriores: «Y a causa de la prevaricación le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó. Entonces oí a un santo que hablaba; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: “¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados?”» (Daniel 8: 12-13).
Primera pregunta: ¿Durante cuanto tiempo durará la visión del continuo [perpetuo]? Veo que en vuestra traducción también han introducido la palabra “sacrificio”, pero en el original no está. En el original aparece la palabra hebrea dymiT' [Tämîd], que significa “perpetuo”. Y como cada día se ofrecía un sacrificio, generalmente se ha interpretado Tämîd como una alusión al sacrificio continuo. Pero esto es una interpretación. La palabra Tämîd no designa necesariamente el sacrificio diario. Nosotros que conocemos bien el Antiguo Testamento sabemos que la ley de Dios en el Antiguo Testamento se presenta como perpetua. Pero lo que aquí está en cuestión es el culto que nosotros debemos a Dios. Segunda pregunta: ¿Cuánto tiempo va ha durar la visión sobre el “continuo”? ¿Sobre el “pecado asolador”? Cuando la ley de Dios pierde su fuerza, ¿qué domina entonces? El pecado. Y el pecado es la trasgresión de la ley. Y finalmente, tercera pregunta: ¿Cuándo el santuario será purificado? Hay pues tres preguntas; no solamente una. ¿Cuándo la ley de Dios será rehabilitada? En consecuencia, ¿cuándo será vencido el pecado? Y en consecuencia, ¿cuándo será restablecido el santuario, purificado? Sin duda recordaréis lo que vimos hace dos tardes. ¿Dónde están sentados los cristianos? A la derecha de Dios con Jesucristo, en el santuario celestial. El apóstol Pablo dice, “en el lugar celestial”. El santuario celestial no es solamente los ángeles y Dios en el cielo, sino también la iglesia en la tierra. No es solamente Cristo, cabeza de la Iglesia, sino que es también el cuerpo de la Iglesia. Cuando se pregunta: «¿Hasta cuándo durará la visión?» ¿Qué dice el texto? Que al final de las 2.300 tardes y mañanas, el Tämîd, el continuo, será restablecido. Será el momento de vivir victoriosamente sobre el pecado, y entonces el santuario será purificado. Todos sabemos que esta visión nos conduce al año 1844. Los teólogos adventistas americanos han estudiado mucho este asunto. Se han publicados estudios muy eruditos que muestran de manera absoluta, según mi criterio, que esta visión conduce a 1844. El punto de partida, año 457 a. C. ha sido confirmado por un descubrimiento arqueológico. El Dr. Horn, con el cual yo tuve el privilegio de estudiar arqueología, estuvo muy relacionado con este descubrimiento. Si bien la fecha es completamente cierta, se añade otro elemento, ¿se trata realmente de años? Hemos de señalar, absolutamente sí. No solamente por los textos que citamos frecuentemente de Ezequiel y de Números, sino porque el término hebreo que se emplea para designar “semana”, es el que se empleaba para designar “los hebdomadarios” del año del jubileo judío. Y estas fiestas hebdomadarias no eran días, sino años. Cuando llegamos al capítulo 10 de Daniel hay un pequeño detalle muy interesante. En el comienzo del capítulo Daniel dice que se encontraba enfermo: «En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas» (Daniel 10: 2). ¿Sabéis lo que dice el hebreo?
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«Yo estuve tres semanas de días afligido». ¿Por qué Daniel escribe, estuve «tres semanas de días»? La razón es sencilla. Desde el capítulo 7 viene escribiendo de semanas de años y, para eliminar toda confusión, al decir que estuvo afligido durante tres semanas, precisa que no fueron semanas de años, sino de semanas de días. Hay que saber tener la suficiente honestidad para inclinarse delante de la claridad del texto. Personalmente estoy contento de saber que Dios había anunciado claramente este período de 1844, en el que debía cumplirse una acción en el cielo, y correspondiendo en la tierra un movimiento –no he dicho una iglesia–, que había de restablecer la ley de Dios, la santificación o victoria sobre el pecado, y en consecuencia el restablecimiento del verdadero santuario. Daros pues cuenta que Apocalipsis 13, está en estrecha conexión con el libro de Daniel.
Características de la bestia que surge del mar Lo que vamos a ver se corresponde a lo que se dice de la bestia que surge del mar. Vamos a intentar hacer el retrato de esa bestia. Hagamos antes una consideración preliminar muy importante. Guardémonos mucho, al emplear la palabra ‘bestia’, de dar a este nombre un sentido infamante. No es un insulto dirigido a alguien, no es la expresión de un mal sentimiento hacia alguien, sino el uso simbólico que corresponde a la utilización por las naciones. Se habla del “gallo galo”, el gallo que representa a Francia. Se habla del “águila alemana”, del “oso ruso”, del “león belga”. De manera que cuando se emplea el nombre de una bestia para designar un país, no es un insulto, no es una acusación, no puede traducir un mal sentimiento, sino un símbolo del que debemos descifrar su significado. Es extremadamente importante saber esto cuando hablamos del Apocalipsis. La palabra ‘bestia’ es sinónimo de un poder nacional.
Retrato de la bestia Primera característica. Surge del mar. Su significado nos es dado en el capítulo 17: 15. En Apocalipsis el mar representa los pueblos mediterráneos. En Apocalipsis 13: 1 se nos dice que la «bestia subía del mar». En el final del capítulo anterior se nos dice que «el dragón se llenó de ira contra la mujer –la iglesia–; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella», y al comienzo del capítulo 13 se dice, que parado sobre la arena del mar espera el surgimiento de esta bestia. Recordemos lo que decíamos ayer por la tarde. Que Satanás no puede intervenir sobre la tierra más que por medio de poderes humanos. Satanás, el dragón, está esperando a su aliado. La palabra que designa a esta bestia es el término griego qhri,on [thēríon]. Es una palabra empleada para designar a las bestias salvajes, y a veces para designar a bestias sobrenaturales. En la antigüedad, y concretamente en Babilonia, utilizaban mucho símbolos de animales, para designar potencias sobrenaturales. Recordemos el libro del profeta Ezequiel como los utiliza de forma bastante frecuente. Segunda característica. Una bestia que surge del mar, es decir una potencia, una bestia que tiene un color nacional. Y que posiblemente es sobrenatural. Tercera característica. Esta bestia tiene siete cabezas y diez cuernos. Apocalipsis 13: 1. Encontramos lo mismo en el capítulo 17: 7, «Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos.» De nuevo esto nos recuerda el libro de Daniel.
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Quinta característica. Esta vez las diademas están sobre los cuernos, no se encuentran en las cabezas imperiales. Mientras las diademas están sobre las siete cabezas, el estudio de los capítulos 7 y 8 del libro de Daniel muestra que nos encontramos en la época romana cuando el poder estaba en manos de los emperadores. Pero ahora esta época ya ha sido superada y las diademas están sobre los diez cuernos. Todos conocéis la simbología de esto. Desde el comienzo del s. VI de nuestra era, unos diez pueblos llamados bárbaros, atacaron Roma. De esta forma el Imperio Romano fue desmembrado para convertirse, en el terreno político, lo que hoy son las naciones que forman Europa. Nos encontramos en la fragmentación del Imperio Romano. Este es un detalle muy importante desde el punto de vista cronológico. Sexta característica. Se dice que las cabezas llevan nombre de blasfemia. Esto mismo se repite en el capítulo 17, donde se dice que las cabezas tenían «nombres de blasfemia». ¿Qué significa? ¿Qué es una blasfemia? Es una palabra injuriosa, y de agravio contra Dios. Todo aquel que quiere ocupar el lugar de Dios y reclama sus poderes. Dos ejemplos: Todo el capítulo de Juan 10 describe una discusión de Jesús con los judíos. Jesús afirmaba que era Hijo de Dios, y les pregunta ¿por qué me apedreáis?, la respuesta de los judíos: «...por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios» (Juan 10: 33). Blasfemar es querer hacerse Dios. Y cuando los judíos comprendieron que Jesús pretendía hacerse Dios, le dijeron, tú blasfemas. Este sería el primer sentido de blasfemia. Jesús acaba de perdonar los pecados del paralítico. «¿Por qué habla este así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?» (Marcos 2: 7). ¿Qué significa blasfemar? Pasarse por Dios y reclamar el poder de Dios para perdonar los pecados. Y la bestia pronuncia palabras blasfemas. Hemos de encontrar pues en la Historia un poder que pretende tomar el lugar de Dios, y que pretende perdonar pecados. ¡Me parece impresionante! Séptima característica. Esta bestia recibe del dragón «su poder y su trono, y gran autoridad» (Apocalipsis 13: 2). Se trata de una autoridad que no proviene de Dios. Es una autoridad real, una potencia que realmente tiene poder, pero que no viene de Dios, sino del dragón. Octava característica. «Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia» (Apocalipsis 13: 3). Es una potencia que va ha recibir una herida. Es interesante saber que en griego la misma palabra es empleada para designar la herida hecha a la bestia, que para designar la herida hecha a Jesucristo. Se emplea el mismo verbo en los dos casos. O sea, el poder que aquí se describe, es un poder que trata de hacerse pasar por Jesús. Novena característica. «Su herida mortal fue sanada» (Apocalipsis 13: 3). Se trata pues de encontrar en la historia alguien que se corresponda a esta descripción. Décima característica. Después de la curación de la herida, existe primeramente una gran admiración alrededor de la bestia. «Y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia –A la admiración seguirá la adoración– Y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quien podrá luchar contra ella?» (Apocalipsis13: 4). Adoran a la bestia en si misma a causa de su poder aparentemente invencible. Decimoprimera característica. «La bestia hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses.» (Apocalipsis 13: 5). Ostentando una autoridad universal. «Y la adoraron todos los habitantes de la tierra». (Apocalipsis 13: 8). Y notad lo siguiente, todo esto le fue dado. El verbo griego que se emplea aquí es muy preciso. No se trata de una potencia que deba luchar para obtener la primacía, es un poder que recibe esa
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primacía. Solo el poder político religioso de Roma se corresponde a las características que venimos señalando. Podéis buscar en toda la historia. Los diversos intérpretes del primer siglo trataron de encontrar una correspondencia en la historia romana. Ya os he hablado, que el primer sistema, y el más extendido hoy día, para interpretar el Apocalipsis es el sistema preterista. Un sistema que ve la realización de todo lo escrito en la época del mismo San Juan. Es verdad que hubo emperadores que tuvieron dificultades, pero no se puede decir de ninguna manera, que el Imperio Romano en el primer siglo estuvo herido de muerte. Es históricamente imposible. Por tanto, es totalmente imposible situar el cumplimiento de esta profecía en el siglo I. Solamente hay una posibilidad de interpretar el texto, es por el sistema histórico profético que la iglesia adventista ha adoptado. Y os recuerdo, que este sistema ya fue preconizado por los Padres de la iglesia, y sobre todo por los reformadores. No estamos solos en aceptar este sistema de interpretación.
Interpretación adventista sobre Apocalipsis 13 Voy a intentar daros algunas precisiones en relación a la interpretación que la iglesia adventista propone. Repito, no se trata de hablar contra los católicos. Conozco muchos cristianos católicos que son admirables. Y tengo la seguridad que muchos siguen a Jesucristo. La Iglesia Católica está actualmente en plena evolución, y se nota a nivel de algunos pensadores y teólogos, que se encuentran frecuentemente hoy más cerca de la Biblia que los intérpretes protestantes, por la manera de comprender la inspiración de las Sagradas Escrituras. Recordar lo que vimos el sábado por la tarde. Dicen que la Biblia ya no es conceptualmente inspirada. En consecuencia, cualquiera puede decir, sobre cualquier cosa, lo que quiera decir. Y hay muchos teólogos católicos que son mucho más consecuentes. Ayer tuve el placer de encontrar aquí en Barcelona una pareja católica. Tuvimos una larga conversación. Os aseguro que salí muy animado de esta charla, viendo la sinceridad de esta pareja buscando la verdad en la Biblia. Me hicieron preguntas muy precisas. El señor, que es médico, me decía que estaba leyendo mi libro A la Découverte du Christ por tercera vez. Hay muchos adventistas que no conocen mi libro. Discuten sobre la naturaleza de Cristo, y lo hacen en la vaguedad. Por tanto, no hablemos de los católicos, al hablar de la “bestia.” No cometamos el pecado de intolerancia. Se trata de un sistema, que no es lo mismo. Creo que el sistema papal romano corresponde a lo que se señala en este capítulo. No a los hombres, pero sí el sistema. Se nos dice que este poder domina 1.260 años. Hagamos algunas precisiones. En el año 538 la ciudad de Roma fue asediada por una de los pueblos bárbaros, conocida como los ostrogodos. El emperador Justiniano que estaba en Constantinopla liberó a Roma del ataque de los ostrogodos. A continuación, Justiniano encargó a la iglesia de Roma que proclamase la preeminencia del obispo de Roma sobre todos los otros obispos. Fue una decisión que Justiniano había tomado ya en 533. Es lo que se conoce como la Novella 131, que son las decisiones tomadas por el Emperador de Bizancio. En la decisión 131 y 133, se constituye al obispo de Roma como obispo supremo sobre todos los demás. Esta decisión permaneció como letra muerta a causa de la invasión de Roma por los ostrogodos. Sería aplicada después de la victoria del año 538. El emperador Justiniano escribió entonces: «Por lo tanto, conforme a las provisiones de estos concilios, nosotros ordenamos que el más santo papa de la antigua Roma tendrá el primer lugar de todos los pontífices, pero el más bendecido Arzobispo de Constantinopla, o
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Nueva Roma, ocupará el segundo lugar después de la Santa Sede Apostólica de Roma, la cual tendrá precedencia sobre todas las otras sedes.» (Novella 131, Capítulo 2). Nos encontramos en el año 538. Es en este momento cuando el obispo de Roma es nombrado Papa, con la supremacía absoluta sobre todos los demás. A partir de este momento ostentará la primacía sobre todos los otros obispos. Posición que no cesará hasta el año 1798. Napoleón reina en París, envía a su general Berthier a Roma y hace prisionero al Papa. Es llevado cautivo a Francia donde murió. Tengo conmigo dos textos que aprecio mucho. Son los textos en latín de todos los discursos pronunciados por diferentes papas –es lo que nosotros llamaríamos las actas de los comités de la Asociación General. Uno de mis amigos es pastor en Italia, al que tuve como alumno siendo yo joven profesor en Collonges. Como no tiene muy buena salud, no pudo continuar su trabajo pastoral y se dedicó a investigar en las bibliotecas. Cada vez que encontraba algo interesante me lo enviaba.– Tengo el discurso pronunciado por el papa Pío VII. Pío VI fue el Papa tomado prisionero por Berthier el general de Napoleón en 1798, exactamente 1260 años después del 538. Y en 1801, tres años después, Pío VII ascendía a la silla papal. Pronunció un discursó, del cual extraigo algunos párrafos. «Hemos sido alcanzados por una herida de grave importancia. Esta herida es de tal importancia que sin el consejo de Dios no hubiera sido posible superar.» ¿Qué efecto os causa escuchar esto? El primer Papa después de la herida, en su primer discurso, confirma el Apocalipsis, «Hemos sido alcanzados por una dolorosa herida…» Hemos leído en Apocalipsis que el poder mencionado pronunciará palabras blasfemas. Leo un discurso papal. Estamos en el año 1853. La herida todavía no ha sido curada, pues no lo sería hasta 1929. En esta época el Papa todavía esta prisionero en el Vaticano, y será el famoso decreto de Mussolini, en el año 1929, el que restablecerá al Papa su pleno poder. ¿Y qué dice el Papa en 1853? «La dignidad y la elevación del Papa son tales, que no se trata de un simple hombre, sino casi Dios. –Y esto no es todo. Un poco mas adelante– El poder y la autoridad del Papa son tales que puede modificar las leyes de Dios.» ¿Qué profetizó Daniel? «Y pensará en cambiar los tiempos y la ley» (Daniel 7: 25). Así que cuando decimos estas cosas, no se trata de una novela. No se trata de ideas lanzadas al aire. Tan grave sería acusar a los católicos, cosa que no debemos hacer, como importante es no ser engañados por el sistema. Tengo aquí, delante de mí, un artículo publicado por una revista católica belga, el 4 de junio de 1995. Es un periódico de tirada nacional. Ese día el Papa cumplía 75 años, y se le preguntaba: «Usted pide a los cardenales y a los obispos que presenten su dimisión al llegar a los 75 años. Parece es una ley en el Vaticano. ¿Piensa usted cumplirla?» Y su respuesta fue: «Yo no tengo ningún superior por encima de mí». Y luego cuenta el periódico que el día que fue nombrado Papa, el cardenal Stefan Wyszyński (1901-1981) le dijo: eres tú el Papa que deba abrir el tercer milenio. Y Juan Pablo II contestó:, ese día comprendí cual era mi misión. Y ha sido especialmente política, en relación a los países del Este, orientada hacia la caída del comunismo. Y ciertamente ha tenido mucho éxito. El jesuita Malachi Martin (1921-1999), que pertenece al sector conservador católico, ha escrito un libro sobre el Vaticano verdaderamente notable. Dice: «La Iglesia Romana se presenta sola en la arena del mundo, como el poder geopolítico plenamente realizado, activo e independiente. Por definición, el Papa es el primer jefe geopolítico del mundo. – Cuando estudiamos Apocalipsis 13 descubrimos que la “bestia” es a la vez un poder religioso, puesto que se le adora, y es también un poder político, puesto que todo el mundo
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se inclina delante de el. Sigue diciendo– El Papa posee un estatus personal, sin rival, es el mas visible, el mas célebre del siglo XX.»7 Me parece tan cierto, que al principio de este año, ha habido una reunión en el Vaticano, y la agencia de noticias Associated Press decía que tuvo lugar en el Salón Real del Vaticano, y estaban presentes más de cien naciones. Todas estaban representadas por una delegación diplomática para escuchar, según la Associated Press: «La declaración más importante del año en relación a la política extranjera.» ¿Poder religioso? Sí. ¿Poder político? También. Desde 1978 a 1990, en 22 años, Juan Pablo II ha visitado más de 90 naciones. Ha dirigido 1.559 discursos en más de 32 lenguas. Un profesor de política internacional declara: «Desde la Edad Media ninguna concepción tan amplia de la actividad papal no se había visto.» Hay un elemento que merece nuestra atención. He citado Malachi Martin, católico conservador. Y ahora voy a citar la declaración de una católica liberal, Penny Lernoux (1940-1989), corresponsal de asuntos latinoamericanos para el periódico National Catholic Reporter, ha sido considerado como una autoridad en materia de política papal. Publicó un libro titulado People of God: The Struggle for World Catholicism (Nueva York: Penguin Books, 1989. ISBN 0 14 00.9816 X. Pueblo de Dios: Lucha para el catolicismo mundial). Tensión en este momento en el seno de la Iglesia. Penny Lernoux hace un llamamiento al Papa para abandonar, lo que ella llama, su poder cada vez más autoritario y jerárquico, exigiendo a los católicos que se conformen a sus decisiones. Cito textualmente: «El Vaticano de Juan Pablo II tiene la nostalgia del pasado. El Papa querría restablecer una Iglesia autoritaria, con el modelo de la Edad Media, cuando el Estado y sus instituciones eran uniformemente católicas». Este político de alto nivel, sin saberlo, está haciendo un comentario de Apocalipsis 13. Este poder fue herido, pero la herida ha curado. Hemos llegado a la época de la adoración. Apocalipsis 17 anuncia que un día, todas las gentes que adoran al Papa se volverán contra él. Esto dice Apocalipsis17. Cuando yo estudié esto, hace diez años, me preguntaba, ¿cómo es posible? Y las señales empiezan a aparecer. Hemos visto a una mujer católica, política, que pide al Papa renuncie a su autoridad. Os decía, que por petición de mis oyentes presenté en Bruselas una serie de conferencias sobre el Apocalipsis. El auditorio era prácticamente católico, y había entre ellos una monja dominica. Así que traté de ser lo más formal posible, con el fin de no herir a nadie. Después de mi exposición sobre esta primera parte de Apocalipsis 13, a la semana siguiente una señora me vino a ver y me dijo: «Pastor, la semana pasada noté que usted tenía miedo de herirnos, pero ¿sabe que hay sacerdotes que van mucho mas lejos que usted?» Yo le contesté: «Eso me interesa». Y me mostró un libro, escrito por un sacerdote belga, que todavía está hoy en activo, y cuyo título era La última dictadura, con el subtítulo Argumento para parroquias sin Papa.8 Es un libro de denuncia de un sacerdote católico contra la dictadura del Papa. Nos damos cuenta que hoy algo se mueve en la Iglesia Católica. Almas sinceras buscan a Dios, buscan a Jesucristo. Probablemente todavía no están preparadas para dar el paso, pero el espíritu de Dios trabaja en su corazón, y debemos mostrarles todo nuestro interés y afecto. Y sobre todo guardémonos de aproximarnos a ellos con un espíritu de intolerancia.
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The Keys of This Blood: The Struggle for World Dominion between Pope John Paul II, Mikhail Gorbachev, and the Capitalist West. Nueva York: Simon and Schuster, 1990, ISBN 0671691740. 8 DEVILLÉ, Rik. La dernière dictature. Plaidoyer pour des paroisses sans pape. Éditions CODA, 1993 [Editeur Epo, 1996]. ISBN 2872621083
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LA BESTIA QUE SUBE DE LA TIERRA Primera observación. Apocalipsis 13: 11. La bestia que surge de la tierra. ¿Quién es? Tenemos la costumbre de decir que es América. Seamos muy prudentes, no seamos demasiados categóricos. Es cierto que América juega un rol muy importante dentro del concierto mundial. También es cierto que se presenta como un poder político y religioso importante. Pero seamos muy prudentes. Tenemos todavía hoy muy buenos exegetas adventistas que afirman que se trata de América. Por ejemplo el profesor Jacques Doukhan así lo dice en sus libros Le cri du ciel y Le soupir de la Terre. Dwight Nelson, en sus conferencias presentadas vía satélite,9 también lo presenta de esta manera. El hermano William G. Johnsson, redactor jefe de la Adventist Review, es algo más prudente en sus declaraciones sobre esta bestia que surge de la tierra. Yo pienso que debemos seguir su ejemplo. América sin duda está llamada a jugar un papel importante. Segunda observación. La bestia que sube de la tierra, hará una imagen de la bestia que salió del mar. «…Y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia.» (Apocalipsis 13: 12). Podría traducirse que hará una estatua para que le adoren. Y si empleo la palabra ‘estatua’, ¿en qué nos hace pensar? Sin duda en Nabucodonosor. Al final de Daniel 2, había reconocido que el Dios de Daniel era el verdadero dios, pero el capítulo 3 el mismo Nabucodonosor erige una estatua en su propio honor. Yo pienso que hay aquí una semejanza que no es casualidad. Si la bestia es un poder político religioso, la imagen de esta bestia debe ser también político religiosa, y personalmente no puedo evitar en pensar en el ecumenismo. Es un poder religioso, pero os aseguro que es también un poder político. Tuve ocasión de constatarlo siendo director del Seminario de Collonges, pues cada año teníamos unos encuentros con los responsables del Centro Ecuménico. Si estudiamos la actitud del protestantismo hoy, descubrimos que están completamente dispuestos a inclinarse ante el Papa. Hay una revista francesa de amplia difusión, Le Christianisme au XXe siècle, en la cual apareció un artículo titulado «¿Por qué no un Papa?»: «La cuestión es unirse. Hay que terminar las divisiones entre las iglesias. No es digno del amor cristiano estar divididos, hay que unirse. Pero nadie ha visto a un animal correr sin cabeza. De manera que si se pretende un gobierno religioso mundial, hace falta una cabeza. Y, ¿por qué no el Papa?» Y en todo esto América juega un papel muy importante. Billy Graham (1918), Ronald Reagan (1911-2004), George H. W. Bush (1924), Mijaíl Gorbachov (1931), el Dalai Lama, el arzobispo de Canterbury, Boris Yeltsin (1931-2007). Todos estos hombres y muchos otros han estado en el Vaticano. La primera cosa que hizo Yeltsin cuando fue nombrado primer ministro, fue solicitar una audiencia al Vaticano. Y termino con una última cita. Es de Robert Runcie, arzobispo de Canterbury (19801991), jefe de millones de anglicanos: «Renuevo mi suplica por una iglesia universal. ¿No podrían todos los cristianos reconsiderar el género de primado que el obispo de Roma ejerce sobre las iglesias, una presidencia de amor para beneficio de la unidad de las iglesias en la diversidad de su misión?» Esto es lo que hoy pide a las iglesias el jefe de los anglicanos, que se reconozca el sistema papal. Porque si se quiere un gobierno mundial, también es necesario un jefe, y ¿por qué no el Papa? Nos encontramos en el mismo corazón del capítulo 13 del Apocalipsis. Tenemos, queridos hermanos, el gran privilegio de saber estas cosas. Cuando se es actor de todos esos dramas, no es fácil ver el hilo conductor de los acontecimientos. Pero Dios 9
Orador de NET ‘98. <http://adventist.tv/news/anr_lifedevinfo.htm> [Consulta: 6 marzo 2008]. Net '98: The NeXt Millennium Seminar. <http://www.pmchurch.org/article.php?id=23> [Consulta: 6 marzo 2008]
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nos ha concedido la gracia de danos ese hilo conductor. Insisto una vez más, no se trata de jugar a conocer el futuro, y predecir hoy lo que sucederá mañana. Esto es una mala manera de utilizar las profecías bíblicas. Más aún, no debemos utilizar las profecías para sacudir a la gente. Y a veces con las mejores intenciones cometemos estos errores. Hemos de pedir a Dios que nos ayude a hablar de estas cosas sin herir a nadie. Dios es bueno mostrándonos su luz en medio de las tinieblas en las que nos encontramos Y es con este espíritu de gratitud que desearía terminar esta tarde.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS P. –A tenor de la respuesta parece que la pregunta trata trata sobre la bestia de Apocalipsis 13: 11 [N. del E.]– R. No estoy completamente convencido que el cordero de dos cuernos representa de manera absoluta a los Estados Unidos, pues no comprendo que significan los dos cuernos. Nuestros pioneros dijeron, que uno de los cuernos es el gobierno republicano y el otro es la libertad religiosa. Pero el gobierno republicano no siempre está en el poder, y la libertad religiosa no siempre es plenamente reconocida. Personalmente soy muy prudente sobre la descripción de esta bestia. Pero sí hay algo que me parece cierto, y es que este poder es complementario del precedente. La bestia que surge del mar representa una parte del mundo, y la bestia de la tierra representa la otra parte del mundo. Nuestros pioneros decían que la tierra representa el desierto, en oposición al mar que representa los pueblos. Pero no veo en el texto ninguna posibilidad de demostrarlo de una manera clara. Por otra parte, la palabra tierra, como os decía ayer, es frecuentemente empleada en relación con civilización. Pienso que lo esencial del texto es mostrarnos que hemos llegado a una época en el que dos poderes se conjugan para asegurar su poder sobre el mundo entero, sobre el mar y la tierra., o sea, todo el mundo. Que América tiene un rol importante que jugar, estoy completamente convencido que sí. Pero creo que se descubrirán nuevos detalles en el futuro que aportarán mayor luz, Es por lo que creo debemos ser muy prudentes al respecto. P. En el libro El Conflicto de los siglos parece que Ellen G. White apoya el pensamiento de los pioneros identificando a la bestia de Apocalipsis 13: 11 con los Estados Unidos. R. Ciertamente, ella apoya esta interpretación de nuestros pioneros. No he dicho que no haya nada que concierna a los Estados Unidos, y por tanto que Ellen G. White no se ha equivocado. Sin embargo pienso que hay muchos matices pendientes de precisión, no hemos llegado al término de la comprensión de esta profecía. Estamos ahora en el momento que el mundo esta en la adoración al Papa, y la noción de la “imagen” de la bestia no está totalmente clara. Algunos dicen que la imagen de la bestia es el Apocalipsis, claro está que yo no me atrevería a decir tal cosa, puesto que es la bestia que sale de la tierra la que construye la imagen, de manera que ella no puede construirse a si misma. Hay pues una distinción entre la bestia y su imagen. Es por lo cual yo prefiero ver en la imagen, el poder político religioso del ecumenismo. Cuando tuvimos aquellas reuniones en Ginebra con los responsables del movimiento ecuménico, quedé estupefacto al ver que los jefes del ecumenismo de Ginebra sostenían financieramente en América del Sur a los que hacían la revolución armada. Una gran parte de los fondos que recibían los responsables del movimiento ecuménico, se empleaba para la guerra, en relación con lo que llaman la teología de la liberación. Vemos en este movimiento ecuménico una relación muy clara con Apocalipsis 13, y es evidente que hay una relación con Estados Unidos. –Si tenemos tiempo, el sábado por la tarde os daré detalles, sobre la preparación de lo que se llama la globalización mundial.– Es increíble ver como, de forma secreta, los poderes
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financieros trabajan para poner en marcha una globalización. Pienso que en un futuro próximo veremos acontecimientos que nos aportarán mayor luz sobre la última parte del Apocalipsis 13. Resumo. No excluyo absolutamente el rol de los Estados Unidos. En la época a la cual la profecía nos conduce, 1798, la única potencia política que emerge es América, no hay otra. De forma que sí, América esta concernida. Pero, ¿es la única? Esta es la cuestión.
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7ª PONENCIA. VIERNES
CRISTO ENVIADO A LOS HOMBRES. EL ÚLTIMO LLAMAMIENTO El tema que vamos a considerar esta tarde no es difícil, sobre todo si lo comparamos con el de ayer por la tarde. El conocimiento de Apocalipsis 13 no está terminado, sin duda nos quedan muchas sorpresas por descubrir. Ayer sencillamente trazamos las líneas maestras de este capítulo 13.
APOCALIPSIS 14 El capítulo 14 que hoy vamos a considerar, está dominado por los 144.000. Aunque también se habla de ellos en el capítulo siete. Si queremos comprender qué significa este número, debemos tener la precaución de situar correctamente los dos pasajes en la estructura del Apocalipsis. Indico una vez más que no hemos tenido tiempo de estudiar la estructura del Apocalipsis. Aparte de que es un asunto muy técnico, sabed que el Apocalipsis está construido siguiendo reglas de arquitectura conforme a un género literario hebreo de la época. Y esta es la razón por la cual es tan importante situar correctamente el texto en su contexto. El capítulo 7 comienza con la visión de los 144.000. Sus dos primeras palabras dicen: «después de esto» (vers. 1), lo que muestra que esta visión esta ligada con la precedente. Y la visión precedente es la del sexto sello, que describe los acontecimientos que deben producirse justo antes del regreso de Jesucristo. Sin duda habréis observado la pregunta con la cual termina esta visión: «porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?» (6: 17). –Repito que la cólera de Dios es el cumplimiento de su justicia, no se trata del olvido de su amor, sino una implicación del amor. El mal debe absolutamente desaparecer, puesto que las promesas de Dios hechas a sus hijos no se han podido cumplir.– Y ¿quién podrá sostenerse en pie en este tiempo de prueba? Nos encontramos al fin del conflicto de los siglos, un tiempo de prueba, de crisis y de juicio. La visión paralela se encuentra en el capítulo 14. Notaréis que el lugar de los 144.000 en el capítulo 14 es exactamente el mismo que en el capítulo 7. En el capítulo 7 la visión ocurre después del sexto sello y a continuación se abre el séptimo sello, o sea la venida de Cristo. Así que según el capítulo 7 la visión de los 144.000 se intercala entre las señales del fin y el regreso de Jesús. Algo importante si queremos interpretar correctamente este número.
División del capítulo 14 en tres partes ¿Qué ocurre en el capítulo catorce? Está dividido en tres grandes partes: Primera: La visión de los 144.000. Segunda: A partir del versículo 6, es el último llamamiento de Dios a la humanidad. El famoso mensaje de los tres ángeles, y ya sabéis hasta que punto están ligados estos mensajes con el nacimiento de la iglesia adventista. Tercera: La última parte del capítulo 14, es la vendimia y la cosecha. En una palabra, el juicio.
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En el relato que Jesús hizo de su regreso, que encontramos en Mateo 25, dice que cuando él venga pondrá unos a la derecha y otros a la izquierda. Es lo mismo que se dice al final del capítulo 14, la cosecha de los elegidos, aquellos que estarán a la derecha de Cristo a su regreso, y la vendimia de los que han rechazado a Cristo, estarán a su izquierda. Vemos pues tres grandes partes en este capítulo 14. Y este capítulo viene después de la visión de la obra del dragón, dragón que ataca a Cristo y a su iglesia. El dragón que actúa por intermedio de una bestia, aquella que sale del mar, y el dragón que actúa por medio de otra bestia, aquella que sale de la tierra. Esta visión es seguida por la evocación del juicio final. De manera que los 144.000 en el capítulo 14, aparecen en un contexto escatológico muy preciso, son los acontecimientos que deben suceder justamente antes de la venida de Jesús. Y entre la visión de los 144.000 y el juicio, se produce un último llamamiento de Dios a la humanidad. Sabemos hasta que punto Dios desea salvar al mayor número posible de la humanidad. En 2 Pedro se dice: «El día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir!» (3: 10-11).
Nuestra conducta debe estar en relación con el tiempo sagrado que vivimos. En consecuencia, los capítulos 7 y 14 son paralelos, y nos revelan las condiciones que debemos tener para formar parte de los escogidos. Esto es muy importante, pues no se trata de aplicar el número de los 144.000 a cualquiera, y en cualquier momento, sino que debe aplicarse al fin de los tiempos.
Retención de los vientos En el capítulo 7 leemos: «Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol.» (Vers. 1). Los cuatro ángulos de la tierra designan la tierra completa, es una manera de decirnos que la visión concierne a la toda la humanidad. Los vientos, en el libro del Apocalipsis, designan guerras. Os doy las siguientes referencias en relación a esto: Salmo 104: 4, Jeremías, Daniel. Los vientos designan siempre guerras, y a menudo guerras escatológicas. Este es particularmente el caso de Oseas: «Vendrá el solano, viento de Yahvé; se levantará desde el desierto… Samaria será asolada, porque se rebeló contra su Dios; caerá a espada.» (13: 15-16). Texto que concierne también a los últimos tiempos. Dios anuncia el terror universal. «Decían a los montes y a las peñas; Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono.» (Apocalipsis 6: 16). Hay ciertamente una tremenda crisis que atenaza a la humanidad. Por el contrario, en Apocalipsis 7 se muestra que los creyentes están protegidos, «…para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol» (vers. 1). Algo que afecta de forma especial a los 144.000. Dios está retrasando constantemente el juicio. Conocéis la declaración del apóstol Pedro cuando algunos creyentes dicen que Dios se retrasa: «El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca.» (2 Pedro 3: 9). Es necesario comprender que en griego hay dos maneras de hablar para designar la voluntad. Está el verbo bou,lomai [boúlomai], que designa una voluntad inflexible, pero no es el que se emplea aquí. El verbo que se emplea aquí es ‘desear’, es una voluntad ideal, no una voluntad de hecho; no porque Dios desee que todos se salven, se salvará todo el mundo. La
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paciencia de Dios no es ilimitada, «Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.» (Mateo 24: 22). Si aquellos días no hubieran sido acortados, nadie sería salvo. Por medio del ejemplo del éxodo vemos por qué el amor de Dios es compatible con su justicia. Si Dios no pusiera límite al pecado, el reino de Dios se vería comprometido.
El sello del Dios vivo «Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo.» (Apocalipsis 7: 2). Retened esto hermanos, cuando se nos habla en la Biblia del sol que sale, el texto oculta siempre una alusión a Jesucristo. No es el lugar ni el momento de hacer una demostración filológica, pero sabed que cada vez que se habla del sol que nace, está en relación con Cristo y su regreso; es una manera de decirnos que la protección divina está asegurada. Se nos dice que puso un sello, que tenía el sello del Dios vivo, y que va a sellar a los 144.000. La palabra que es traducida como ‘sello’, significa marca de elección, marca que procede de una elección divina. El sello no se produce de forma automática, sino que se pone en función de un juicio. Aquí está claramente designada la separación en función de la obra del Espíritu Santo. «En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.» (Efesios 1: 13). «Habiendo oído la palabra de verdad…» ¿Recordáis lo que hemos dicho estas últimas noches sobre el verbo ‘escuchar’ en la Biblia? ‘Oír’ en la Biblia significa “obedecer”. Es la obediencia que viene del corazón, no es una obediencia que proviene del miedo, ni del formalismo. No se trata de un sepulcro blanqueado, es una obediencia de haber escuchado a Dios y entrado en su alianza. Oír es pues un verbo muy importante. «Habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.» Sellados con el Espíritu Santo de la promesa.
Pérdida del nexo con el Espíritu Si preguntáis a la Biblia como fue creado el hombre, encontraréis una respuesta magistral en Génesis: «Dios formó al hombre del polvo de la tierra.» (2. 7). ‘Formó’, el verbo hace pensar rápidamente en un alfarero. Pues os ruego que abandonéis esta idea. El verbo ‘formar’ es empleado en el Antiguo Testamento, para designar la formación de un bebé en el seno materno. Uno de los momentos más deslumbrante de mi vida, fue el momento cuando tuve a mi hijo entre mis brazos por primera vez. Momento que se renovó tres veces, una con cada hijo. Durante los nueve meses que mi esposa estaba en estado, la miraba asombrado sabiendo que algo fantástico se esta produciendo. Quien viva esta experiencia sin temblar, no lo puedo entender. Temblar de admiración. Y es este el verbo que se emplea en Génesis 2: 7. Dios nos «formó… del polvo de la tierra». ¿Cómo? Es su secreto. Tal vez un día nos lo explicará. Yo así lo espero pues es un asunto que me interesa mucho. Pero cuando el hombre fue formado del polvo, no estaba vivo. No llegó ha ser «alma viviente» hasta que Dios insufló en sus narices el «soplo de vida». Y ese soplo de vida es una alusión al espíritu de Dios.
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Dándonos su espíritu, Dios nos ha permitido participar en todos sus tesoros. Participar de su naturaleza divina. Todo lo que no podía poner en nosotros, estaba a nuestra disposición mediante el canal del Espíritu. ¿En que consiste el pecado original? Es la ruptura de ese canal. Es la pérdida del beneficio de una comunión directa con Dios por medio del Espíritu. Y es así como llegamos a ser carnales. “Carne y sangre” dice el autor de la epístola a los Hebreos. En 1 Corintios 15, dice el apóstol Pablo: «la carne y la sangre no puedan heredar el reino de los cielos». Mediante el pecado original nos convertimos en «carne y sangre». En Filipenses 3 precisa que a partir de este momento: «tenemos por dios nuestro vientre». Esta es la expresión que emplea el apóstol Pablo. En lugar de tener por Dios nuestro maravilloso creador, nuestro Padre celestial, hemos escogido como dios nuestro vientre, con todo lo que eso implica.
Restablecimiento del nexo con el Espíritu ¿Qué debemos hacer si queremos regresar a Dios? Hay que restablecer el contacto, y así restablecer la comunión con el Espíritu. Razón por la cual Jesús dijo a Nicodemo que el nacimiento de agua no es suficiente, debes nacer de agua y de espíritu (Juan 3: 5). Y si no tenemos ese nacimiento de espíritu, permaneceremos en la situación trágica del pecado original. Ahora comprenderéis por que el apóstol Pablo dice que estamos sellados con el espíritu. Generalmente leemos este texto sin comprender todo el significado profundo. Muchas personas insisten en el hecho que es necesario ser sellados por el Espíritu Santo, pero cuando les preguntáis que quiere decir eso, no obtendréis más que respuestas vagas y a veces desconcertantes. El texto de Apocalipsis 7: 2, nos dice que «el ángel tenía el sello del Dios vivo». Y para mí, el primer significado de este sello es, el restablecimiento del lazo con el Espíritu Santo. Y si ese lazo se restablece, ya no desearé ser guiado por mi vientre, sino seguir al Espíritu, y este me conducirá a la obediencia. Escucharé a Dios y comprenderé por qué Él me da ciertas instrucciones, entre las cuales, en el centro de la Torá está el sábado. Sabéis que generalmente la palabra hebrea ‘torá’ (hr'AT [Tôrâ]) se traduce por “ley”, lo cual es válido, pero esto no es más que una parte externa de esta palabra. Si consultáis a quienes conocen bien el hebreo, os dirán que significa, “camino de felicidad.” Pues si Dios nos da una ley es para conducirnos a la felicidad. Y partiendo de aquí, la palabra escogida para decir pecado, son términos que significan “fallar el objetivo”. El objetivo es la felicidad, y es para esto que sirve la thora, la ley; y el pecado, que es trasgresión de la ley, conduce a fallar el objetivo, fallar en alcanzar la felicidad. Otra observación. Si contamos el número de letras que forman el Decálogo, descubrimos que la palabra sábado está exactamente en el centro. Tenemos cuatro mandamientos relativos a Dios, y otros seis en relación al hombre, lo que hace que nos impida ver que el sábado está en el centro. Pero los judíos que leen esto en hebreo se dan cuenta que el sábado está en el mismo centro del sellamiento. Los sellados son arrancados del poder del mal, lo cual no significa que escapen de las pruebas, pero Cristo les acompaña y los sostiene incluso en las pruebas. Y ya sabéis como él nos socorre cuando nos encontramos en dificultades. Posiblemente os conté el año pasado la historia de ese hombre que caminaba en la orilla del mar, viendo en cada paso sus huellas y las de Jesús. Pero en un cierto momento no ve más que unas huellas. Al llegar al final de la playa le pregunta a Jesús:
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–¿Cómo es posible que me hayas abandonado cuando más necesidad tenía de ti? Y Jesús le respondió: –No te había abandonado. Tú no veías más que un par de pisadas porque en esos momentos yo te llevaba en mis brazos. Ser cristiano no significa escapar a las dificultades. Me revelo cuando escucho a cristianos carismáticos decir que todos los logros y bendiciones serán para aquellos que le sigan. Esto es mentira. Esto no es lo que Jesús dijo: «Si queréis seguirme, ¿estáis dispuestos a renunciar a vosotros mismos y llevar la cruz?». Llevar la cruz es mirar al mundo desde la perspectiva de lo alto de la cruz. Cuando Saulo de Tarso aprendió a hacer esto ¿Qué dijo? Podéis leerlo al final de su epístola a los Gálatas: «Para mí desde ahora el mundo está crucificado». Un mundo que ha crucificado a Jesús no merece que se viva para él. Vivir para un mundo que ha crucificado a Jesús es un terrible error.
Lo opuesto al Sello de Dios Es así como yo personalmente entiendo el “sellamiento.” Y bien entendido, en el lado opuesto del sello de Dios, tenemos en el capítulo 13 la famosa marca, la marca de la bestia. Y el primer significado de la marca, sería la obediencia al poder la bestia. El primer significado del sello, es la obediencia a la autoridad, a la soberanía de Dios. Y en el lado opuesto, el primer significado de la marca, es la sumisión al poder y soberanía de la bestia. Una vez mas esta situación se traduce de una manera previsible. Podéis observar o transgredir nueve mandamientos sin que nadie repare en ello. Incluso podéis matar a alguien sin que nadie lo sepa. Pero no podéis guardar o transgredir el cuarto mandamiento sin que seáis observados. Razón por lo cual el cuarto mandamiento está ya en el Antiguo Testamento considerado como un signo visible. Al igual que la marca de la bestia es la oposición. Pero seamos muy prudentes. No tenemos el derecho de decir que aquellos que observan el domingo tienen la marca de la bestia. La Ellen G. White ha escrito pasajes muy concretos en referencia a esto. Solamente cuando un decreto preciso exija la observancia del domingo a todo el mundo, su observancia será la marca de la bestia. Pero todavía no ha llegado este momento. Si bien hay signos precursores que comienzan a manifestarse. Una de las últimas cartas pastorales provenientes del “sistema” papal, exige a los fieles la asistencia a la misa y el respeto al domingo. Incluso los socialistas hoy están siendo muy intransigentes en relación al sábado. Uno de mis nietos que tiene dieciséis años, en Francia, país de los derechos del hombre, no puede ir al Instituto. Se le ha expulsado por no ir el sábado a clase. Tiene que hacer sus estudios por correspondencia. Esto hubiera sido impensable hace diez años. Siendo director de Collonges, recibíamos cartas del Ministro de Educación autorizándonos a respetar el sábado. Pero hoy la observancia del sábado es muy difícil. «No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.» (Apocalipsis 7: 3). Dios es paciente, hasta que nuestros caracteres cambien, gracias a la comunión con Dios por medio del Espíritu Santo. «Y oí el número de los sellados.» (Apocalipsis 7: 4). ¿Os dais cuenta del verbo que aquí es utilizado? «Oí». No dice que vio, sino que oyó. Y cuando oyó, escuchó que los sellados eran 144.000.
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LOS 144.000 «Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas.» (Apocalipsis 7: 9). Primeramente oye, después ve. Escucha 144.000. Pero cuando mira, ¿qué ve? ¿144.000? No. Una gran multitud. Pienso que hay aquí una noción fundamental si queremos comprender el texto. Todavía hoy mucha gente disputa la literalidad de este número. 144.000, ni uno más, ni uno menos. No sé si lo sabéis, pero esta era la posición de Anselmo de Canterbury en el siglo XI. Anselmo, llegó a ser San Anselmo con esta concepción tan extraña. Este es el resumen sobre la concepción que tenía Anselmo. En la creación, había un equilibrio entre el número de ángeles y el de hombres. Debía existir una armonía entre ambos. A causa del pecado esta armonía se rompió. Jesucristo vino a la tierra para rescatar tantos hombres como hacían falta para restablecer la armonía. No es la calidad lo que cuenta, sino el número exacto para que haya equilibrio. Hay iglesias que hoy tienen una creencia semejante. 144.000, ni uno más, ni uno menos. Podéis comprender que está en desacuerdo flagrante con el Espíritu de Dios. ¿Cómo imaginar a Dios en su amor y justicia, estar contando hasta 144.000, y al final decir: «se acabó, ya basta…» ¡Que concepción de Dios hay que tener para llegar a tal idea!
La gematría judía ¿Qué significa el texto? «…una gran multitud, la cual nadie podía contar» (Apocalipsis 7: 9). Pero corresponden a una calidad que se expresa por el número 144.000. La gematría es una ciencia que los judíos utilizaban para razonar sobre la base de los números. Nosotros, los occidentales, no empleamos los números más que para contar. Pero los judíos y los griegos, partiendo de los números, sabían razonar, y meditar. Hoy decimos “las matemáticas”; pero en la época de la gran filosofía griega, decían “la matemática”, en singular. Era el arte de razonar mediante los números. Y los judíos poseían un gran conocimiento en este dominio. Ya hemos dicho que el 3 es el número que hace referencia a Dios; 4 el número de la tierra; 7 la intervención de Dios sobre el mundo, o sea 3+4. El 12, que es 3 veces 4, representa el resultado de la acción de Dios. Cuando permitimos que Dios actúe en nosotros, el resultado se expresa mediante el número 12. ¿Recordáis lo que vimos el sábado pasado? Vimos que hasta el regreso de Jesús, estaremos con el cuerpo que el apóstol Pablo describe en Romanos 7. Un cuerpo que no puede escapar a la tentación. Dice San Pablo en el capítulo 8, será al regreso de Jesús cuando tendremos la liberación del cuerpo. Y el apóstol Juan dice: «…cuando él se manifestare, seremos semejantes a él» (1 Juan 3: 2). Hasta ese momento habremos de luchar contra la tentación. Ellen G. White ha escrito numerosos pasajes para precisar este asunto. La santidad a la cual podemos ahora acceder se expresa por el número 12. Pero cuando Jesús venga y seamos semejantes a él, nuestra santidad será 12 veces 12 (144), es decir perfecta. Y será en ese momento cuando seremos librados de la tentación. Y para mostrarnos que es la obra de Dios y no la nuestra, la gematría añade el número 1000 a 144, es decir 144.000, que designa la santidad perfecta que alcanzaremos al regreso de Cristo. Notad, que este texto sobre los 144.000 del capítulo catorce, viene inmediatamente después de otro número: «…y es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis» (Apocalipsis 13: 8). Así termina el capítulo 13. Y a continuación comienza el capítulo
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14 diciendo: «Después miré, y he aquí…» (vers. 1). donde narra la famosa visión de los 144.000. Hemos dicho al comenzar esta tarde, que para comprender bien los pasajes del Apocalipsis, no debemos olvidar nunca el contexto en el cual se encuentran. ¿Qué significa entonces 666? Se han dado toda clase de explicaciones. Hay algunas que podemos aceptar como ejemplo de aplicación, pero no como interpretación. Por ejemplo, la propuesta VICARIUS FILII DEI. Ningún exegeta podrá decir que el 666 corresponde a Vicarius Filii Dei. Y hemos de tener la suficiente honestidad para reconocerlo. Vicarius Filii Dei es latín, y Juan era hebreo y escribió en griego. De manera que interpretar ese número con el latín es forzar el texto. Puedo aceptar Vicarius Filii Dei como ilustración del 666, pero no como interpretación. ¿Qué significa el 666? El 6 en la gematría es el número que está más próximo al 7, sin alcanzar el 7. Es el símbolo de aquel que quiere aproximarse a Dios. Y repetido tres veces, significa la ilustración de un poder que quiere tomar el lugar de Dios, y se aproxima a Dios. De la misma manera que la torre de Babel, que había sido construida para alcanzar el cielo, y que a la vez estaba en oposición al cielo. Daros cuenta que el 144.000 es lo opuesto al 666. El 666 rechaza la sumisión a Dios. Los 144.000 viven esa sumisión, permitiendo que Dios actúe en ellos. Pienso en lo que dice Pablo en 1 Tesalonicenses: «Y el Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. –Físicamente, espiritualmente, afectivamente, y sigue diciendo– Fiel es el que os llama, el cual lo hará.» (5: 23-24). Nosotros no podremos hacerlo, Dios lo realizará. Esto es para mí lo que significa el número de los 144.000.
Las doce tribus de Israel Encontramos en el capítulo 7 una mención a las tribus de Israel, pero falta la tribu de Dan que fue infiel a Dios y fue reemplazada por la tribu de Manases. Pero aquí, lo importante es ver que se trata del Israel espiritual, tal como el apóstol Pablo lo definiera. Conocéis los pasajes de Romanos 2 y 9, en los cuales el apóstol Pablo emplea un lenguaje tan claro. Dice, que los verdaderos descendientes de Abraham, no son sus hijos según la carne sino los hijos de la promesa. Nos encontramos en una época, en la cual, el verdadero Israel es constituido por los judíos convertidos a Jesús, y gracias a Dios los hay, y por los paganos convertidos a Jesús. El conjunto de estos conversos son los que realizan el “pleroma”, del cual el apóstol Pablo habla en su epístola a los Romanos, capítulo 11. Son aquellos que alcanzan esa santificación, esa perfección, en el sentido que yo he definido; no en el sentido que la obediencia es una lucha que nosotros con nuestras propias fuerzas podemos alcanzar. Cada vez estoy más convencido que este es un falso combate. «Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, –Si queremos luchar por nosotros mismos, estamos perdidos. Nuestra lucha es, como dice San Pablo– sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas…» (Efesios 6: 12). Es decir, solamente por medio de la oración podremos obtener ese devenir que nos es prometido. ¿Queréis una pequeña definición sobre la oración? La oración no es todo lo que dice, pero ciertamente describe un aspecto capital: Orar, no es intentar obtener… ¿Pero acaso, cuando oramos no es para obtener? Dame esto, haz aquello, no olvides eso, concédeme aquello. Y de esta forma le preparamos a Dios la agenda del día, le decimos lo qué debe de hace diariamente. Para mí orar, es ante todo, pedir que llegue a ser; no pedir para obtener, sino pedir que llegue a ser. Esto, sin duda, no es más que una pequeña parte de la oración.
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No olvido que Jesús nos invita a pedir nuestro pan cotidiano, aunque algunos teólogos han intentado eliminar esta parte de la oración.
Vestidos de ropas blancas «Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas.» (Apocalipsis 7: 9). Hemos tenido, varias veces durante la semana, la ocasión de definir qué son esas vestiduras blancas. En primer lugar es la justificación, y la justificación es una nueva mirada de Dios sobre nosotros. Teniendo aún toda clase de imperfecciones sobre nosotros, todo tipo de limitaciones, Dios nos mira en Jesucristo con toda su justicia. Jesús obedeció perfectamente por nosotros, y su obediencia nos es aplicada; esto es la justificación. Es la justicia de Cristo, que como dice la Ellen G. White, nos es imputada. Pero esto es solamente la primera parte de las “vestiduras blancas”. La segunda parte, como la hemos visto en el capítulo 19 del Apocalipsis, es la santificación, la obediencia, es la armonía con la voluntad de Dios, es lo que el apóstol Juan llama las obras justas de los santos (1 Juan 3: 12). Y nunca debe separarse lo uno de lo otro. «Y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero...» (Apocalipsis 7: 10-12). Se trata de la adoración de los escogidos a Dios. Llegamos aquí a un pasaje importante: «Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.» (Apocalipsis 7: 13-14).
Estos son los que vienen de la gran tribulación. Hemos visto a quienes afecta el número de los 144.000. Son aquellos que escuchan a Dios, aquellos que están en armonía con su voluntad, y a partir de este momento están sellados por el espíritu de Dios, son hechos nueva criatura. Y a partir de aquí, pueden cumplir la santidad expresada por el 12. Y en un momento dado, la santidad será 12 por 12, 144, realizada por Dios de manera definitiva al regreso de Cristo. Son también los que llevan las ropas blancas, ropas requeridas para poder participar en las bodas del Cordero. Y a continuación se nos dice «que han salido de la gran tribulación». ¿Sabéis que dice el apóstol Pablo? Que no es posible ser cristiano sin pasar por la tribulación: «Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.» (Hechos 14: 22). Por muchas tribulaciones es como entraremos en el reino de los cielos. Tengo una gran admiración hacia Dios. Parece ridículo decir esto. ¡Cómo no se puede admirar a Dios! Comprender lo que quiero decir: Dios no nos oculta nunca la realidad. No nos dice, venir conmigo y todo irá bien en vuestra vida. Sino, venid conmigo y tendréis tribulación. Porque el mundo en el que vivimos tiene por príncipe a Satanás. Y como cristianos, viviendo en un mundo en el que Satanás es el príncipe, no podemos escapar a las penas y los sufrimientos. De manera que cada cristiano tiene su parte de pruebas que sobrellevar. No obstante aquí se nos habla de la “gran tribulación”, no se trata de cualquier tribulación. Antes de entrar en la explicación del texto, hemos tenido la precaución de mostrar, por la arquitectura del libro, que los capítulos 7 y 14 conciernen al fin de los tiempos. Creo pues
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que estamos autorizados a ver aquí a aquellos que al fin del tiempo deben pasar por la gran tribulación anunciada. Dice Ellen G. White: «…descenderá la “lluvia tardía” o refrigerio de la presencia del Señor para dar poder a la voz fuerte del tercer ángel, y preparar a los santos para que puedan subsistir durante el plazo cuando las siete postreras plagas serán derramadas.» (Primeros escritos, pág. 73). «Cuando el decreto sea proclamado, y el sello colocado, sus caracteres permanecerán puros y sin tacha a perpetuidad.» (Testimonies. T. 2). Entiendo pues, que los 144.000, pueden ser los cristianos que vivan en el último de tiempo del conflicto de los siglos. Pasemos ahora al capítulo 14, donde encontramos una indicación suplementaria: «Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero donde quiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.» (Vers. 4-5).
¿A qué hacen alusión estos textos al decir que son “vírgenes”? Creo que debemos ponerlos en relación con el pasaje de Pablo en la epístola a los Efesios, capítulo 4. Es un texto que ya hemos leído anteriormente, dado que es extremadamente importante. Pablo acaba de describir la organización de la iglesia: «Cristo estableció a unos profetas, otros evangelistas, a otros pastores y doctores, para perfeccionamiento de los santos…» (Efesios 4: 11-12). Podría traducirse también, para que sean equipados correctamente. Todos sabéis que para hacer una excursión en la montaña, debemos estar debidamente equipados. Si hacemos alpinismo sin las botas apropiadas, corremos el riesgo de resbalar. Para cualquier tipo de trabajo es necesario un equipo adecuado. Un cirujano no puede operar con cualquier cuchillo. Pues bien, Dios ha querido también que la iglesia esté equipada: «…hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquier de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.» (Efesios 4: 13-15).
Cuando se describe los 144.000 como siendo vírgenes, pienso que es ha este texto de Efesios al que debe hacerse referencia. Considero que debemos llegar a conseguir tener una paz interior, una auténtica serenidad en nuestra fe. Porque si siempre decimos sí, pero… no a esto, o a lo otro… Si cedemos a todo viento de doctrina, no nos encontramos en la situación de aquellos que son comparados a una virgen. Si queremos estar en esta situación, la única condición que hemos de tener es estar en Jesús. Nunca se insistirá demasiado al respecto. El apóstol Juan dice que el logos «se hizo carne» (Juan 1: 14, Reina Valera). En francés se ha traducido: «fue hecho carne». Lo cual no es correcto, ni la una ni la otra traducción. El texto griego dice «llegó ha ser carne». No es una especie de facsímile, algo fabricado, es una realidad, un futuro, es una entrada en el curso de la historia. ¿Y que llegó a ser Jesús? Carne, como vosotros y como yo. La palabra ‘carne’ tiene siempre en el Nuevo Testamento una connotación dolorosa. Designa al ser humano en estado caído. Pues bien, Jesús, que es Dios, haya venido a formar parte de nuestra historia con nuestra carne, es para mí una maravillosa revelación. ¿Que significa esto? Que entre Dios y yo no hay un abismo infranqueable, sino al contrario, que entre Dios y yo hay un parentesco. Parentesco comprometido por el pecado, y que Jesús vino ha restablecer. En el Evangelio de Juan está
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escrito: «a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios» (1: 12). De forma que cuando decimos que Jesús vino en carne, hay en esta palabra un eco infinito. Es una manera de decirnos, que nosotros, seres humanos, que partimos de una naturaleza que tiende a la nada, nosotros que conocemos la debilidad, hemos sido creados por Dios para la eternidad. Hemos sido creados para vivir en armonía con él. Esto es lo que significa estar en Cristo. Esto es lo que significa formar parte de los 144.000. Son vírgenes, siguen al cordero, son las primicias, en sus bocas no hay mentira, son irreprensibles. Una palabra que hemos de comprender bien, porque con frecuencia se le da un sentido moralizante que no tiene. “Irreprensibles”, sin la posibilidad de cometer el más mínimo error, pero no es este el sentido de la palabra. La palabra es utilizada cuando se habla de alguien que conoce bien su trabajo. Jesús aprendió el oficio de carpintero con su padre José, y supongo que en alguna ocasión daría con el martillo cerca del clavo, pero no al clavo. Y usando el cepillo estoy seguro que alguna vez se equivocaría. Pero llegó el día en que sería un carpintero irreprensible, es decir un artesano competente. Y si queremos formar parte de los 144.000, debemos ser cristianos competentes.
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8ª PONENCIA. SÁBADO MAÑANA
CRISTO Y LA SEDUCCIÓN DE ARMAGEDÓN El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates, y el agua de este se secó para preparar el camino a los reyes del oriente. Vi salir de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos semejantes a ranas. Son espíritus de demonios, que hacen señales y van a los reyes de la tierra en todo el mundo para reunirlos para la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. “Yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela y guarda sus vestiduras, no sea que ande desnudo y vean su vergüenza.” Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.» (Apocalipsis 16: 12-16).
Abordaremos esta mañana un texto muy importante. Me parecería injusto haber dedicado una semana al Apocalipsis y no hablar de ello. Es el pasaje que nos anuncia el Armagedón y que culmina con el regreso de Jesús. Un texto que nos anuncia, en consecuencia, cuales son los elementos constitutivos del ambiente del regreso de Jesús. Nosotros, que esperamos a Jesús, nosotros, que suspiramos su regreso, debemos saber exactamente en qué consiste Armagedón.
CUATRO EXPLICACIONES SOBRE QUÉ ES ARMAGEDÓN En la iglesia adventista, desde 1846, ha habido como mínimo cuatro diferentes explicaciones sobre qué es Armagedón. 1. Hasta 1871 se vio en el poder de oposición, en el poder enemigo, al sistema políticoreligioso de Roma. Durante esta semana hemos insistido mucho en que se trata de un sistema y no de cristianos. Esta sería la primera interpretación propuesta por la Iglesia Adventista. Se decía que el rey del Norte era el sistema político religioso de Roma, y Armagedón representaba el regreso de Jesús. De esta manera nos encontrábamos delante de un conflicto entre Cristo y Satanás. 2. A partir de 1871 se propone una nueva explicación, que se mantuvo hasta aproximadamente 1903. Se identificaba el rey del Norte con Turquía. Y Armagedón se concebía como un conflicto militar que debía tener lugar en Palestina. 3. Esta explicación se amplió después de 1903 y duró hasta 1952. Se veía en Armagedón un conflicto gigantesco entre Oriente y Occidente. Se trataba, como hemos dicho, de una ampliación del segundo sistema. En estas dos concepciones, Armagedón es considerado como un conflicto militar, y que debía tener lugar de forma muy particular en Palestina. Es interesante observar que Ellen G. White nunca compartió esta opinión, a pesar de que los teólogos de su época ya proponían esta interpretación. 4. A partir de 1952, los teólogos de la iglesia adventista retornaron al primer sistema, viendo en Armagedón, no un conflicto militar, sino un conflicto de tipo espiritual. Conflicto espiritual entre el bien y el mal, en el que Satanás despliega las fuerzas que dispone, para intentar oponerse a Jesús. Personalmente creo que es esta la buena interpretación. Pero no es suficiente decir “creo que”. Cuando alguien me dice, “yo creo que”, no puedo por menos que echarme a templar un poco ¿Está dando su propia opinión, o dice lo que la Biblia afirma? Como cristianos adventistas tenemos el deber sagrado de permanecer siempre a la escucha de lo que dice la Palabra de Dios. Ya lo vimos el sábado pasado. Es
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la sagrada misión que el Señor nos ha confiado. Hasta el regreso del Señor debemos ser los portadores de la Palabra revelada.
Metodología a seguir Por tanto, os propongo esta mañana, que interroguemos el texto, y descubrir exactamente lo que él dice, y como aplicarlo a nuestra época. Cada vez que consultemos los textos bíblicos, os citaré a la par, las declaraciones de Ellen G. White. Este es mi método. Trato de partir siempre de la Biblia, y ver que dice Ellen G. White sobre lo que yo he encontrado en la Biblia. Hay quien parte de los escritos de la señora White, y trata de demostrar que la Biblia dice la misma cosa. Entiendo que este método no es bueno. Es mejor arrancar de la Biblia, y después llegar a los escritos de Ellen G. White. Esta mañana voy a tratar de responder a varias preguntas: 1. ¿Cuándo tendrá lugar Armagedón? 2. ¿De qué se trata? 3. El texto habla de que el río Éufrates se secará. ¿Qué hemos de entender por el secamiento del río Éufrates? 4. En relación al secamiento del río Éufrates, Juan ve venir los reyes del Oriente, ¿Qué significa? 5. ¿Qué es verdaderamente Armagedón? ¿Qué significa esta palabra? ¿Cómo debemos comprenderlo? Cinco preguntas a las que hemos de responder con la Biblia. Y cada vez que sea posible, os leeré algunas declaraciones de Ellen G. White. Iniciemos juntos esta nueva aventura, pues es siempre una aventura tratar de descubrir lo que la Biblia enseña. Pero es una aventura en la cual contamos con la ayuda del Espíritu Santo, al que debemos siempre solicitar su presencia. Que el Espíritu Santo pues, esta mañana, nos guíe.
ARMAGEDÓN Cuándo ocurrirán los acontecimientos narrados en Apocalipsis 15 y 16 En la interpretación militar, se considera que Armagedón fueron conflictos ocurrido ya en el siglo XIX. ¿Acaso el estudio del texto confirma esta interpretación? No. Es absolutamente imposible, Biblia en mano, ver en Armagedón conflictos que se produjeron ya en el siglo XIX. Es un error ver aquí una alusión a Turquía. ¿Qué nos dicen los textos? «Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.» (Apocalipsis 15:1). Hemos tenido ya la ocasión de ver una primera señal cuando estudiamos el capítulo 12. La primera gran señal aparece en el momento de la encarnación de Jesús. La segunda gran señal aparece aquí, en Apocalipsis 15: 1. En ninguna otra parte del Apocalipsis se volverá a hablar de otra gran señal. Solamente hay dos grandes señales; la primera que nos anuncia el nacimiento de Jesús, y la segunda que nos anuncia su regreso. Y llamo vuestra atención sobre Apocalipsis 16: «He aquí, yo vengo como ladrón» (vers. 15). Se trata del regreso de Jesús. He aquí ya una primera indicación. Estamos en el umbral del regreso de Jesús.
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Apocalipsis 15: 1, emplea verbos que son también significativos. Se trata de las últimas plagas, y en ellas se consuma la ira de Dios. La palabra griega e;scaton [eschaton] que se traduce por “ultima”, se emplea siempre para referirse a los últimos acontecimientos, lo que nosotros llamamos la “escatología”. Y es entonces cuando se consuma la ira de Dios. Hemos tenido ocasión de ver en el transcurso de la semana, como debemos comprender esa ira. No se trata de la ira en el sentido humano, sino de la manifestación visible de la justicia de Dios. Es Dios quien pone fin al mal, al pecado, es Dios quien abre finalmente el cumplimiento de la gracia. Es un poco como sucedió en el momento del éxodo, cuando Dios abrió el mar Rojo, para que su gracia se actualizase. Si el mar Rojo no se hubiera abierto, el pueblo de Israel hubiera sido destruido por el ejército egipcio. La gracia se cumplió por la cólera de Dios, porque no hay gracia sin justicia, y tampoco puede haber justicia, sin juicio. Y depende de nosotros de que lado nos encontraremos Cuando Jesús vuelva, unos estarán a su derecha y otros a su izquierda; depende de nosotros en que lado queremos estar. Las últimas plagas caerán para que se cumpla la justicia de Dios. Y nos encontramos en el umbral del regreso de Jesús. «¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? Pues solo tu eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.» (Apocalipsis 15: 4). «Tus juicios se han manifestado». Esto viene a confirmar lo que hemos dicho en el primer versículo. En el capítulo 16 se nos dice que el primer ángel golpea a aquellos que tienen la marca de la bestia, y adoran su imagen. Vimos que esto no se ha cumplido. Esto no ocurrirá hasta que una ley oficial ordenará el reposo del domingo. «Y los hombres se quemaron con el gran calor, y no se arrepintieron para dar gloria a Dios.» (Apocalipsis 16: 9). Se repite en el versículo 11: «blasfemaron, no se arrepintieron de sus obras». Dicho de otra forma, nos encontramos al final del tiempo de gracia. – Deberíamos leer muchos textos, pero veo que muchos no tenéis vuestra Biblia. Y es una lástima. Ellen G. White recomienda que todo sermón sea una instrucción. Para ella predicar es enseñar, y tenía razón, No tenéis necesidad de discursos humanos, de lo que tenemos necesidad todos, vosotros y yo, es de la Palabra de Dios iluminada por el Espíritu Santo. Un adventista debería tener siempre su Biblia con él. No debéis creer lo que yo digo, porque no soy un gurú, sino lo que la Biblia afirma. Sed como los bereanos, verificar con la Biblia, si lo que dice el predicador es exacto.– Un último detalle para responder a la pregunta: ¿Cuándo? «Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio.» (Apocalipsis 15: 5). Este detalle confirma el hecho que hemos llegado al fin del tiempo de gracia. La respuesta a la pregunta: ¿cuándo los ángeles derramarán las siete plagas sobre la tierra? Cuando el tiempo de gracia haya terminado. Por tanto, es imposible buscar Armagedón en el siglo XIX, y tampoco hemos de señalar Armagedón como un conflicto militar. No estoy diciendo que no habrá más conflictos militares, lo que digo es, que Armagedón en la Biblia no es un conflicto militar, sino un conflicto de tipo espiritual, en el centro del cual los hombres terminan por tomar definitivamente posiciones a favor o en contra de Jesús. Así que la respuesta a la primera pregunta es: cuando el tiempo de gracia termine. Esto escribió Ellen G. White: «Era imposible que las plagas fueran derramadas mientras Jesús oficiaba en el santuario; pero cuando terminó su obra allí y cesó su intercesión, nada detuvo ya la ira de Dios […] Rodeado de la hueste angélica, dejó el cielo. Las plagas estaban cayendo sobre los moradores de la tierra. […] Y cuando se silenció la dulce voz de la misericordia, el miedo y el horror invadieron a los malvados. Con terrible claridad oyeron
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estas palabras: "¡Demasiado tarde! ¡Demasiado tarde!"» (La historia de la redención, págs. 423-424).
Así que lo que hemos descubierto en las Escrituras, es confirmado por esta precisa declaración de Ellen G. White.
De qué se trata realmente El texto nos habla de un combate. «Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.» (Apocalipsis 16: 13-14).
«La batalla del gran día del Dios Todopoderoso». Hay dos palabras en griego para designar combate. Está la palabra ma,ch [máchēº], que significa una parte de la guerra, un combate que forma parte del conflicto. Y hay otra palabra es po,lemoj [pólemos] y hace referencia a la guerra en su totalidad, en su conjunto. Y en el texto a parece la palabra pólemos. No se trata pues de un sencillo combate, sino de la guerra total. La guerra que Satanás dirige contra Jesús. Ya vimos como Satanás atacó primero a Jesús, como siguió atacando a su iglesia, y finalmente al «resto de ella». Es de esta guerra que se trata aquí. Y la prueba de que se trata de una guerra espiritual lo encontramos en el versículo 13: «Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas.» ¿Qué sale de la boca? Es la enseñanza. Se trata aquí de la trinidad demoníaca, representada por el dragón, la bestia y el faso profeta. Es la gran alianza luciferina del fin del tiempo que tratará de engañar a todo el mundo por una doctrina nociva. Son semejantes a espíritus inmundos a manera de ranas. En el lenguaje profético la rana representa siempre todo aquello que es nocivo. La rana vive en el barro, en el fango, y todo lo que sale de su boca es sucio. Satanás quiere inundar el mundo con enseñanzas que contribuyan a ensuciar el alma de los hombres. Solamente os basta abrir la televisión para comprobar esta realidad. Siempre se ha hecho el mal, en todas las épocas de la historia se ha hecho el mal, pero hoy se jacta de hacer el mal. Hacer el mal es ser importante. No se te admite sino actúas como el mundo. Tuve el privilegio de bautizar en Bruselas a una jovencita de 16 años. Su estancia en el colegio era un constante sufrimiento, porque todos sus amigos viven de forma censurable. Y además se jactan de ello. Resistir a la sexualidad es no estar al día, “al loro”. Tres espíritus inmundos que salen de su boca, se trata claramente de un conflicto espiritual, se trata del gran conflicto de los siglos. Una declaración de Ellen G. White: «Es tal su poder general, que Satanás ha conquistado el mundo en estos últimos tiempos de ansiedad, y se aprovecha de todos los métodos posibles para cerrar la puerta a la luz que Dios desearía derramar sobre su pueblo, adormeciendo al mundo entero en sus errores.» (Cita similar en Mensajes selectos. T. 3, pág. 444. [N. del. E.]) ¿Os dais cuenta lo que dice? Satanás hace todos los posibles para que el pueblo de Dios no pueda descubrir la luz celestial. Satanás adormece al mundo entero, no solamente a Palestina, pues se trata de un conflicto mundial, no es un conflicto
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localizado en la llanura de Esdraelón. Satanás trata de sacudir las conciencias y hacer que no se vea claro. Otra declaración más: «Un terrible conflicto está delante de nosotros. Nos acercarnos a la batalla del gran día del Dios todopoderoso. […] y pronto, muy pronto, se librará la última gran batalla entre el bien y el mal. La tierra será el campo del combate» (Cada día con Dios, pág. 308). Hemos contestado a la segunda pregunta: ¿Cuándo se producirán estos acontecimientos? Al fin del tiempo de gracia. ¿De qué acontecimientos se trata? De un conflicto entre el bien y el mal, y en el mundo entero se tratará de confundir la conciencia humana. En otro pasaje Ellen G. White dice: «En esta guerra, el sábado del cuarto mandamiento será un asunto de una importancia muy particular». Es fácil de comprender por qué.
Qué significa el secamiento del Éufrates Todo el mundo comprende que el secamiento del Éufrates no puede ser comprendido de una manera literal. Hoy día, el secamiento de un río no tiene mayor importancia. Todos los intérpretes están de acuerdo en ver aquí una interpretación espiritual. El problema es que no se ha llegado al fondo de la transposición. Se ha dicho que el Éufrates representa Turquía. No se ha permanecido en una interpretación literal, sino que se ha tomado una interpretación geográfica, y aquí se comete un error de exégesis. Cuando la Biblia nos habla de Babilonia, vemos que la Babilonia actual nada tiene que ver con la Babilonia antigua. Y todos sabemos que la Babilonia bíblica debe interpretarse de una manera espiritual en relación con la torre de Babel, y que es una palabra empleada simbólicamente para designar la confusión. Dejamos la interpretación literal, para retener una interpretación figurada. La Babilonia espiritual no tiene nada que ver con la Babilonia geográfica. Esto mismo debe hacerse con el río Éufrates. Cuando debemos interpretar qué significa el río Éufrates, debemos de hacer también la transposición de manera completa. Volvamos a la historia y a la geografía. ¿Cómo se consideraba al Éufrates en el pasado en relación con Babilonia? Era el río que daba vida a Babilonia. Lo que el Nilo es para Egipto, el Éufrates era para Babilonia. Si suprimís el río Éufrates, Babilonia queda condenada. Curiosamente esto es lo que se produjo: «Sequedad sobre sus aguas, y se secarán» (Jeremías 50: 38). Y notad que se trata claramente de Babilonia. «Huid de en medio de Babilonia, y librad cada uno su vida… Copa de oro fue Babilonia en la mano de Yahvé…» (Jeremías 51: 6-7). «Por tanto, así ha dicho Yahvé: He aquí que yo juzgo tu causa y haré tu venganza; y secaré su mar, y haré que su corriente quede seca.» (Jeremías 51: 36). Esto es lo que sucedió exactamente. Recordar lo que ocurrió cuando el ejército de medos y persas llegó a las puertas de Babilonia. La Babilonia geográfica e histórica era inexpugnable. Estaba rodeada de murallas tan anchas y tan altas que ningún ejército era capaz de vencer a Babilonia. Pero tenía una parte de debilidad, el Éufrates. El Éufrates, que era su fuente de vida, era también la fuente de su debilidad. Para paliar esa debilidad, se había construido unas defensas que llegaban hasta el pie del río. El nieto de Nabucodonosor, Belsasar, estando en la puerta de la ciudad, viendo al ejército de medos y persas, se mofó, sabiendo que Ciro no tenía nada que hacer pues consideraba a Babilonia inexpugnable. Belsasar organizó una orgía, un banquete en el que bebieron vino en los vasos sagrados del templo judío. Todos sabéis como la mano del Eterno apareció y escribió sobre la pared: «Mene, Mene, Tekel, Uparsin. […] Has sido pesado y has sido hallado falto.» (Daniel 5: 25-27).
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¿Y en el exterior que estaba pasando? Ciro tuvo una idea genial. Había visto no lejos de la ciudad de Babilonia una depresión de terreno, y pensó en construir una canal, uniendo el Éufrates y esa depresión, de manera que las aguas fueron desviadas hasta esta depresión geográfica formándose un lago artificial, y el río se secó. Y es justamente lo que Dios había dicho: «secaré el mar de Babilonia, haré que su corriente quede seca, el Éufrates será secado, y eso será la muerte de Babilonia.» Esto es lo que sucedió en el plano histórico y geográfico. Pero ahora nos encontramos en Apocalipsis 16, donde se anuncia el secamiento del Éufrates. Estamos frente a la Babilonia espiritual, ¿Qué es el río Éufrates para la Babilonia espiritual? No tenemos necesidad de interpretar nada pues el mismo texto nos lo dice: «Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.» (Apocalipsis 17: 15). ¿Qué es lo que hoy da la fuerza a Babilonia? El hecho que las muchedumbres rinden devoción a Babilonia. Todas las multitudes aclaman el poder de Babilonia. Primero la admiraron y luego la adoraron, y nos encontramos en la época de la adoración. ¿Pero que anuncia el texto?: «Día llegará cuando el Éufrates será secado». Dicho de otra forma, todas las multitudes que hoy adoran el poder de Babilonia, se volverán contra Babilonia. Esto es lo que significa el secamiento del Éufrates. Babilonia pierde el secreto que le da la vida, y puesto que el Éufrates le da la vida, su secamiento representa que las muchedumbres se vuelven contra ella. Veremos esta tarde que todo esto queda confirmado en el capítulo 17. Daros cuenta que nos encontramos delante de una profecía que todavía no se ha cumplido. El jueves tuvimos ocasión de dar algunos ejemplos que muestras que algunas señales precursoras comienzan a manifestarse.
El secamiento del Éufrates prepara el camino a los reyes del oriente «El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates; y el agua de este se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente.» (Apocalipsis 16: 12). Sin duda habréis retenido una observación que hicimos durante la semana. Os decía, que cuando leáis en la Biblia, “lo que viene de oriente”, debéis de relacionarlo siempre con Jesucristo. Por ejemplo, Lucas 1: 78, es el cántico de Zacarías antes del nacimiento de Jesucristo: «Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora.» (Reina-Valera 1960). «Por las entrañas de misericordia de nuestro Dios que harán que nos visite una luz de la altura» (Biblia de Jerusalén). La versión francesa de Louis Segond dice: «Grâce aux entrailles de la miséricorde de notre Dieu, En vertu de laquelle le soleil levant nous a visités d'en Aut.» («Gracias a la entrañable misericordia de nuestro Dios, en virtud de la cual el sol naciente nos ha visitado de lo alto»). ¿Qué significa «el sol naciente que nos ha visitado de lo alto»? Significa la venida de Jesús. Cada vez que se menciona el sol naciente, del oriente, se trata de la venida de Jesús. Y podríamos ver otros ejemplos más. En todas las veces se relaciona con la venida de Jesús. Aquí se nos describe unos reyes que vienen del oriente: «Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llama Fiel y Verdadero, y con su justicia juzga y pelea. […] Y los ejércitos celestiales vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.» (Apocalipsis 19: 11, 14). Jesús no viene solo. Es cierto que la primera vez vino como niño, mostrando así la fragilidad de Dios en un mundo en rebelión contra él. Pero cuando regrese, vendrá con todo su poder, con toda su gloria, rodeado de los ejércitos celestiales.
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Los reyes viniendo de oriente, no se trata de ver en esto un conflicto en la tierra entre el Oriente y el Occidente. No es esto lo que enseña el texto. Interpretándolo exegéticamente, el texto nos dice, el Éufrates se secará y entonces Jesús vendrá. Es importante destacar que en el Antiguo Testamento Ciro es llamado también, el rey de oriente. Es un tipo de Jesús. El secamiento del Éufrates, geográficamente, permitió a Ciro la conquista de Babilonia, y el secamiento del Éufrates espiritual va ha permitir a Cristo vencer la Babilonia espiritual. Esto es lo que el texto quiere decir.
Qué es Armagedón «Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.» (Apocalipsis 16:16). Es una traducción válida, pero que suscita un problema insoluble, porque no conocemos ningún lugar llamado Armagedón. La traducción dice, «en el lugar… –llamado– Armagedón», pero no sabemos de que se trata. La expresión traducida “en el lugar”, en griego puede traducirse también como, “según lo que sucedió a”, “según el método de”. No ya en un plano meramente geográfico, sino en el plano de los acontecimientos. Tratemos de seguir esta pista. Todo lo que acabamos de ver en relación a esta sexta plaga, Juan nos dice que debemos comprenderlo a la luz de los acontecimientos que se producen en Armagedón. Y tiene mucho cuidado al decirnos, prestar atención al sentido hebreo de la palabra. El texto es muy claro leído así: «según el método –no en el lugar– de lo que sucedió en hebreo Armagedón.» Esto cambia, y resulta interesante. Nos encontramos ante dos explicaciones posibles. Armagedón en hebreo podría ser d[eÞAm-rh; [har-mô`ëd] [Monte de la Reunión, Isaías 14: 13. (N. del E.)], alusión a la montaña sobre la que tuvo lugar el conflicto descrito en Isaías 14; donde se alude literalmente al rey de Babilonia, pero simbólicamente al ángel rebelde que decidió hacer la guerra contra Dios. Si retenemos esta interpretación, la cual filológicamente es válida, este texto nos diría que llegamos al umbral de la guerra que Satanás hizo contra Dios. Personalmente prefiero otra interpretación. Armagedón podría ser una alusión a lo ocurrido sobre la montaña de Meguido. En 1 Reyes 18, algunos textos no consignan Meguido, sino Maguedo. Armaguedo parecería ser una alusión a lo que se nos dice sobre la confrontación entre Elías y los sacerdotes de Baal y Astarté. Todos conocéis esta historia, la cual mencionamos con frecuencia, dada su importancia. El rey de Israel, Acab, se casó con la reina de Sidón, Jezabel. Vino a Israel con los sacerdotes de Baal y Astarté y una verdadera Babilonia se instaló desde este momento. Si Babilonia significa confusión, la confusión se instaló en el seno del pueblo de Israel, hasta el punto que los israelitas comenzaron a practicar sacrificios humanos. Creo que no hay nada peor que esta práctica, es un insulto a Dios, es una verdadero escándalo, ¿Cómo imaginar que el Dios de Jesús, al que llamamos nuestro Padre, aquel que el apóstol Juan dice que es amor, cómo imaginar que ese Dios pueda exigir sacrificios humanos? Según expresiones bíblicas, esto es el colmo del paganismo, es lo más profundo del pozo del abismo. No hay nada más terrible que esta práctica, y esto es lo que sucedió sobre la montaña de Maguedó. Montaña de Maguedó es el lugar donde Dios enviará a Elías para decir a su pueblo: “basta ya, es suficiente”. Y debemos de tomar una posición. […] Su lugar en el mundo, pero no debe tener sitio en la iglesia. La iglesia debe vivir en armonía con Dios. Ha de hacer desaparecer todo aquello que está en oposición a Dios. Y esto es exactamente Armagedón. Satanás trata de sembrar la confusión en nuestros corazones. San Pablo habla de seducción. Seducir es engañar, hacer que la conciencia no
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sea capaz de distinguir entre el bien y el mal. El corazón no es capaz de hacer la diferencia entre lo que es verdad y lo falso, se vive en la confusión. Pronto llegará el fin del tiempo de gracia, y es el momento de tomar una posición, pues Jesús está a las puertas. Los reyes de oriente vienen porque pronto las aguas del Éufrates se secarán. Veamos algunas declaraciones de Ellen G. White: «Pronto se ha de pelear la batalla de Armagedón. Aquel sobre cuya vestidura está escrito el nombre Rey de reyes y Señor señores, ha de encabezar pronto los ejércitos del cielo. »No pueden ya decir los siervos del Señor, como el profeta Daniel: “El tiempo fijado era largo”. (Dan. 10: 1.) Falta ahora o tiempo para que los testigos de Dios hayan cumplido de preparar el camino del Señor.» (Joyas de los testimonios. T. 3, pág. 13).
«Vi que la locura de Israel en tiempos de Samuel, se repetirá en el pueblo de Dios de hoy, a menos que una gran humildad, menos confianza en si mismos, y mayor confianza en el Señor, el Rey de Israel.» Es necesario pues que tengamos mayor confianza en el Señor y menos en nosotros mismos. «La apostasía será una señal para nosotros que la paciencia de Dios está llegando al final.» «Principios fundamentales serán pisoteados en los últimos tiempos. El escepticismo dominará por doquier, la impiedad abundará, la fe de los miembros de iglesia será puesta a prueba individualmente.» Podríamos seguir leyendo multitud de citas más, pero lo esencial está dicho. Dios no nos deja ciegos, alumbra nuestro camino, y nos ayuda a ver el futuro. No se trata de jugar a adivinos del porvenir, no es cuestión de tomar el relevo de aquellos que consultan las estrellas, o que leen las líneas de la mano. Esto no es la profecía. La profecía es una exhortación, es un llamamiento a la conversión. Una exhortación y un llamamiento que se fundamentan sobre una enseñanza. Todas las señales a nuestro alrededor muestran que estamos a las puertas de esos acontecimientos. No podemos hacer pronósticos, este no es nuestro cometido. Pero es nuestro deber buscar mediante la oración, y en el amor y la misericordia, lejos de toda crítica malsana, preparar un pueblo para el regreso de Jesús. Que el Señor nos ayude, a fin de que todos los que estamos aquí esta mañana no estemos ausentes cuando Jesús regrese. Amén.
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9ª PONENCIA. SÁBADO TARDE
CRISTO Y LA GRAN RAMERA: EL FINAL DEL GOBIERNO MUNDIAL Mucho he dudado sobre que tema presentaros esta tarde. Habréis, sin duda, observado que hemos saltado varios capítulos. Nada hemos dicho sobre Apocalipsis 10 y 11. Poco hemos hablado sobre la visión relativa a las trompetas. He venido escogiendo aquello que me ha parecido más importante, más útil. Y entre lo que me ha parecido útil os he presentado el tema de esta mañana. Para terminar, me he cuestionado si presentaros el fin del Apocalipsis, o la descripción del regreso de Jesús, o el gran problema del milenio, que son cosas que conocemos bien como adventistas. Pero finalmente he cedido a una tentación, la de ver con vosotros un capítulo que resulta muy complicado llegar a una conclusión definitiva. Es el capítulo 17 de Apocalipsis, Así que me he dicho, ¿por qué no intentar levantar un poco el velo que lo cubre? Y hago la precisión que hemos de hacerlo con gran humildad. No se trata de dogmática, sino de una perspectiva posible sobre el fin de nuestra civilización.
SIETE SIMILITUDES ENTRE LA BESTIA QUE SALE DEL MAR Y JESUCRISTO Habréis observado que desde el capítulo 12 estamos en pleno combate, el combate del dragón contra Jesús y su iglesia. Mirando las cosas desde más cerca, descubrimos que la bestia que sale del mar, principal protagonista del dragón, trata de imitar a Jesús en todo, hasta el punto que podemos ver siete similitudes entre esta bestia y Jesucristo. Primera similitud. Las dos comienzan su acción al salir del agua. El comienzo del ministerio de Jesús se sitúa en el bautismo, al salir del agua. Y el inicio del trabajo de la bestia es también saliendo del agua –en un sentido simbólico naturalmente–. Segunda similitud. Los dos poderes ejercen su ministerio durante tres años y medio. Tres años y medio para el ministerio de Jesús, cuarenta y dos meses, mil doscientos sesenta días, tres años y medio en relación a la bestia. Tercera similitud. Los dos poderes son heridos mortalmente. Cristo es herido en la cruz, y la bestia es herida de muerte por el poder de Napoleón. Cuarta similitud. Los dos curan de su herida. Jesús resucita y la bestia sanará. Quinta similitud. Desde el punto de vista del Apocalipsis, el cordero tiene dos cuernos, otros pasajes hablan de siete cuernos representando a Cristo. Y la bestia tiene diez cuernos. Es una manera de decirnos que los dos tienen poder sobrenatural. Sexta similitud. Los dos reciben honores de una gran multitud. Sétpima similitud. Los dos intentan alcanzar a toda nación, lengua, pueblo y raza. El poder de la bestia rivaliza con el de Jesucristo. Es algo que no debemos perder de vista.
LA BESTIA DE APOCALIPSIS 17 El capítulo diecisiete continúa hablándonos de esta bestia. «Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está asentada sobre muchas aguas. Y vi a una mujer sentada sobre una bestia.» (Apocalipsis17: 1, 3).
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De nuevo encontramos esta bestia en el capítulo 17, pero es extremadamente difícil decir, de manera categórica, qué significa este texto. Razón por la cual abordo este texto con gran humildad, proponiéndoos una posible lectura. Personalmente pienso que este texto prolonga el capítulo 2 de Daniel, la gran visión de Nabucodonosor explicada por el profeta Daniel y coloca delante de nuestros ojos un cuadro grandioso de la historia de la humanidad, desde la época babilónica hasta el regreso de Jesús. Primero la cabeza de oro, Babilonia; los brazos y pechos de plata, medos y persas; vientre y muslos de metal, greco-macedonios; y finalmente las piernas y pies que representa a Roma y la división del Imperio; y la piedra que se desprende de la montaña, representa a la venida de Jesucristo. Todo esto lo conocéis tan bien como yo. Todo esto se repite en el capítulo 7, bajo otros símbolos. Y la profecía añade aquí algo muy interesante. Cuando el Imperio Romano es fragmentado en diez naciones, lo que constituye la Europa actual, ha habido intentos de reunificación. Conocemos esas tentativas, más o menos importantes, como la de Napoleón. En sus memorias escribió que su mayor ambición era la de reconstruir el Imperio Romano. Muestra una ambición aparentemente noble, como es suprimir las fronteras, para que todos pudieran ir libremente por todas partes. Había que suprimir las diferencias. Esto es lo que escribió Napoleón a su hijo, y añade algo verdaderamente inquietante. Le dice: «Hijo mío, hay dos fuerzas en el mundo, la espada y el espíritu, yo escogí la espada, pero me equivoqué. Desde hoy no hay que vencer, sino convencer.» Esto decía Napoleón en sus memorias escritas en la isla de Santa Elena. La ambición era hermosa, pero Napoleón fracasó. Con posterioridad ha habido otros que lo intentaron, como Guillermo II en 1914, el cual también, escribió que su ambición era reconstruir de nuevo el Imperio Romano, pero también se equivocó. Hitler tuvo la misma ambición. En su libro Mi lucha describe claramente su deseo de reconstruir ese Imperio y ser su emperador. El texto de Daniel 2 nos deja entrever perspectivas de unificación de Europa. No obstante el texto dice que eso será muy difícil. Hoy asistimos a la creación de una constitución de Europa, cuya sede está en Bruselas, Bélgica. Y yo me encuentro bien situado para comprobar que funciona.10 Entonces, ¿nos hemos equivocado al interpretar Daniel 2? Posiblemente lo que no hemos sido es suficientemente prudentes. Muchas veces hemos sido demasiado categóricos en nuestras afirmaciones. Lo que sí es cierto, es que Europa intenta funcionar pero con muchas dificultades. El próximo sábado, Dios mediante, tendré el enorme privilegio de bautizar a un hombre, un inglés, que trabaja en la Unión Europea y dirige el servicio comercial de Inglaterra en la Unión Europea. Yo le hice de forma categórica la pregunta: ¿Inglaterra es favorable a Europa? ¿Y hacia el euro? Y su respuesta fue: No. Creo que hay todavía muchas dificultades que vencer para constituir la Unión Europea. Este es el sentido, como yo entiendo, que debería extraerse de Daniel 2. Es justamente haciendo estas tentativas, el momento cuando la piedra se desprende de la montaña. Piedra, que todos sabemos, representa a Jesucristo. La profecía pues, parece indicar, que Jesús volverá en el momento de esas tentativas de unificar Europa, tentativas que se realizarán en la dificultad. Y es desde esta perspectiva que hemos de partir para estudiar Apocalipsis 17.
El profesor Georges Stéveny (m. 2004) era de nacionalidad belga y residía en Bruselas. (N. del E.). 10
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APOCALIPSIS 17 VISTO DESDE LA PERSPECTIVA DE DANIEL 2 Apocalipsis 17: 1-6. Descripción de la visión «Vino entonces unos de los siete ángeles...» (Apocalipsis 17: 1). Así, regresamos a Apocalipsis 15: 1 donde se hace alusión a estos ángeles. Uno de estos ángeles, es uno de los siete portadores de las copas, y ya hemos visto esta mañana en que consiste la sexta copa. Si observáis el capítulo 16 al completo, veréis que la primera copa afecta a la tierra. Para mí significa la civilización. La segunda daña al mar, y pienso que se trata de las dificultades sociales, del orden sociológico. La tercera copa golpea los ríos y las fuentes de las aguas, como la tercera trompeta, y creo se refiere a como son afectadas todas las fuentes de carácter intelectual. La cuarta copa es derramada sobre los astros, personalmente interpreto esto como una deformación del cristianismo, de la teología cristiana. La quinta copa alcanza al trono de la bestia, de la cual hemos tratado en el capítulo 17. La sexta copa afecta al río Éufrates, –y ya hemos visto esta mañana como hemos de entender esto.– El texto nos habla de un juicio: «Ven y te mostraré la sentencia contra la gran ramera.» (Apocalipsis 17: 1). El Nuevo Testamento emplea dos palabras griegas, kri,sij [krísis] y kri,ma [kríma]. Krísis es el juicio como instrucción de un asunto. Kríma es la decisión tomada en el juicio, es el resultado del juicio hasta su condenación. Se trata pues aquí de la condenación del poder aquí descrito. El juicio de la gran ramera debe tomarse como parte del derramamiento de las copas. Los capítulos 17 y 18 ofrecen una nueva luz acerca de la salida al conflicto descrito desde el capítulo 12. Hemos visto esta mañana que la principal arma del dragón es la seducción. Os recuerdo la trinidad satánica; el dragón, la bestia que sube del mar y el falso profeta, y es de su boca que salen las mentiras. Se trata pues de una perversión de la mentalidad de los hombres. ¿Cuáles son las causas de su condenación? Yo veo tres: 1. La relación ilícita con los reyes de la tierra; es decir, las iglesias experimentan la influencia del mundo, definido como la mundanalidad de la iglesia. 2. Están embriagadas. 3. Embriagadas de violencia, de sangre. Os recuerdo que la mujer es un poder religioso, y que la bestia es un poder político. La amazona que cabalga sobre la bestia, la conduce y la dirige. Es la inspiradora del poder. «Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de las inmundicias de su fornicación.» (Apocalipsis 17: 4). Vestida de púrpura y escarlata, es una alusión al pecado en el lenguaje simbólico (Isaías 1: 18). Esta adornada de oro y de piedras preciosas, lo que significa que no carece de riquezas, de fausto y de gloria. «Y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA». (Apocalipsis 17: 5). En su frente tiene escrito un nombre que conocemos bien, Babilonia. Su nombre revela la mentalidad de ese poder. Estamos en plena confusión espiritual, y teológica. Y se dice que es la madre de las rameras. No está sola, sino que hay una confederación religiosa dentro de esta confusión babilónica. Por esta razón se nos dice en el versículo 6: «Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro.» Ebria de la sangre de los santos. Regresemos al versículo 3: «Vi una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos». Conocemos muy bien esta bestia. Hay pues una distinción que hacer entre la
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mujer, la ramera del capítulo 17, y la bestia. La bestia es ya la iglesia en plena confusión, y la mujer, parece designar el conjunto de las iglesias, el conjunto del cristianismo que cae bajo los efectos de la copa. Tenemos pues la impresión que este capítulo nos anuncia lo que antes he definido como una federación de iglesias. Podríamos decir un cierto ecumenismo, simbolizado por la mujer y montada sobre la bestia. Sobre la bestia que ya conocemos bien, de siete cabezas y diez cuernos.
Inventario de las bestias Recordemos no obstante quien es la bestia. Los dos actores principales son la bestia y su amazona, la mujer. Y para precisar la identidad de la bestia, hemos de realizar el inventario de las bestias cuyas descripciones se vienen haciendo desde el capítulo 12. La primera es el dragón, del cual ya hemos hablado y no voy a insistir más. Os sugiero llamar a esta bestia Roma 1. Es la primera bestia que aparece en el capítulo 12. La segunda bestia es la que surge del mar, dice Juan, «vi subir del mar [de los pueblos] una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos.” (Apocalipsis 13: 1). También tuvimos la ocasión de identificarla, de forma que tampoco insisto en ello. Y os sugiero denominarla Roma 2, es una segunda fase de la historia de Roma. No se trata ya de la Roma Imperial, sino de la Roma fraccionada, cuyo poder estará en manos de personas que ostentarán tanto el poder religioso como el político. Los diferentes cuernos son los reinos simultáneos que surgen de la fragmentación del Imperio. Me permito citaros un historiador, no es teólogo. Es por tanto un libro de historia profana: «El jefe que reina en Roma, que se llama Vicario de Cristo y muy Santo Padre, fue por su autoridad espiritual, el cemento que unirá en uno los diez reinos del Imperio dividido.» (Gustave Adolphe Rosseler?) El Imperio está fraccionado, los diez cuernos. Pero en medio de esa división hay una unidad, y esa unión proviene de la acción del Vicario de Roma. Así, la Roma cristiana de la Edad Media, sucedió a la Roma pagana de la antigüedad. Muchos excelentes teólogos han aceptado esta posición, tanto católicos como protestantes. La bestia del abismo aparece herida pero curada. Lo hemos visto estudiando el capítulo 13. Nos encontramos en un nuevo período histórico de Roma, y os propongo denominarlo, Roma 3. (Roma 1, es la Roma Imperial; Roma 2 es la Roma papal; Roma 3 es el nuevo período, continuación de la herida que recibió la bestia.)
Apocalipsis 17: 7-18. Explicación de la visión «La bestia que has visto, era, y no es; –Era en su potencia y magnificencia, en su gloria, las cuales perdió.– Y está para subir del abismo e ir a perdición; –Interesante, ¿cómo la bestia puede ir a su propia perdición?– y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.» (Apocalipsis 17: 8). Confío que tengamos la mente despejada. Estamos estudiando el texto más difícil de toda la Biblia. Es un enigma fantástico, es una verdadera provocación intelectual, y si no prestamos una extraordinaria atención no tendremos ocasión de comprender lo que Juan escribió. Aquí está la inteligencia que tiene sabiduría. No es suficiente tener sabiduría, sino también inteligencia. No basta tener inteligencia, es necesario también sabiduría. ¡Tal es el desafío! Personalmente,
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cuando estoy delante de textos como este, me entra el deseo de quitarme la chaqueta y pelearme con el texto. Le digo, «tratas de ocultarme algo, pues voy a intentar descubrir lo que me ocultas». Espero que vosotros os encontréis con esta misma disposición mental, porque sino todo lo que trato de deciros esta tarde no tendrá ningún valor. Dice el texto que los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán. De forma que es algo imprevisto, yo diría algo ilógico, puesto que si fuera lógico, sería algo previsto. Pero nuestra lógica se ha quedado en blanco, lo que va a pasar, sobrepasa nuestra lógica. De forma que hay que prestar mucha atención, aquí hay que aplicar la inteligencia con sabiduría. Escuchemos bien: «Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo. La bestia que era, y que no es, es también el octavo rey; y es de entre los siete, y va a la perdición.» (Apocalipsis 17: 9-11).
¿Habéis comprendido? Estaréis de acuerdo conmigo que en una verdadera provocación. Ahora comprenderéis por que os he dicho que es con temor como he decidido finalmente hablaros de este texto. Pero no hay un solo texto en la Biblia que deberíamos dejar de lado. Toda la Biblia es Palabra de Dios, y en particular el Apocalipsis, puesto que es la “gran revelación”, como hemos visto el sábado pasado. Es la revelación por excelencia, en consecuencia no debemos marginar ni un versículo. Y es lo que estamos intentando hacer. Esta profecía hace prever una federación de Estados, una federación de estados europeos que subordinarán su autoridad a la del Papa, pero durante poco tiempo. Hemos visto tres fases de la historia de Roma: La Roma Imperial, la Roma Papal, la Roma Papal herida y llegamos a una cuarta fase. El texto dice que reaparecerá. En el capítulo 13 se dice que la herida curó. El capítulo 17 dice que desapareció pero que reaparecerá. Se trata pues aquí de un regreso de la bestia con nueva fuerza. Es lo que os sugiero de llamar Roma 4. Siguiendo el texto: «Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia» (Apocalipsis 17: 12). Nos encontramos aquí ante una especie de resurrección del Imperio, bajo la influencia de la Roma 4. «…pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia.» Si aplicamos a una hora la regla profética, día por año, una hora representa quince días. Es decir, que lo que aquí se anuncia, debe producirse de forma rápida. No se trata de algo que vaya a durar mucho tiempo.
Cuáles son las siete cabezas de la bestia de Apocalipsis 17 Nos encontramos delante de un enigma, la bestia del capítulo 17 tiene también siete cabezas. Ha llegado pues el momento de intentar dar una explicación al misterio. Si buscamos entre los teólogos la explicación de este misterio, podemos encontrar ciertas tentativas de respuesta. La primera explicación forma parte del sistema preterista, y dice que el Apocalipsis nos habla únicamente de lo que sucedió en la época de Juan. De forma que intenta identificar las siete cabezas con siete emperadores romanos, pero, en primer lugar no hay correspondencia, y en segundo lugar se da demasiada importancia a estos hombres olvidando el aspecto profético del Apocalipsis. Otros teólogos han propuesto ver en las siete cabezas, siete formas sucesivas del estado romano; reyes, cónsules, tribunos militares, triunviratos, dictadores, emperadores y finalmente el exarcado de Rávena. Pero tampoco esto resiste un examen serio y riguroso,
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puesto que la mayoría de estas formas de gobierno no son comparables a montañas reales, y se nos dice que estos poderes sí son montañas. En Apocalipsis, la palabra ‘montaña’ designa siempre un poder importante. De manera que hemos de abandonar esta propuesta. La tercera proposición es que las siete cabezas son las formas sucesivas de la monarquía universal después de Babilonia. Y aquí nos encontramos con el sistema “histórico profético”, que es el que nosotros hemos adoptado. Y para intentar comprender debemos remontarnos a la época de Daniel. Es el profeta el que nos va a poner en el camino del enigma. Algunos de nuestros teólogos han propuesto remontarnos hasta Egipto. La primera cabeza sería Egipto; la segunda Siria; la tercera cabeza, Babilonia. Pero yo no puedo aceptarla porque en el libro de Daniel nunca se habla de Egipto ni de Siria. Las grandes profecías que encontramos en el libro de Daniel, parten de la unificación del mundo mediterráneo, bajo la forma de imperios universales, y el primero de estos poderes es Babilonia, no Egipto. De forma que la primera cabeza podría ser perfectamente Babilonia; la segunda, Media y Persia; la tercera, el Imperio Greco-Macedonio; la cuarta cabeza sería la Roma Imperial pagana, y que hemos denominado Roma 1; la quinta sería la Roma cristiana papal, que hemos llamado Roma 2; la sexta cabeza sería Roma después de la Revolución Francesa, cuando la bestia recibió la herida, y que hemos llamado Roma 3; y la sétima cabeza es Roma, que todavía no ha llegado, en el tiempo de la confederación de estados europeos, y que hemos llamado Roma 4. Vimos el jueves por la tarde, que la herida está curada, y dijimos que está curada desde el año 1929, en el momento que Mussolini devolvió al papado su estado geográfico. El territorio Vaticano no es muy grande, pero es un Estado. De forma que desde 1929 podemos considerar la herida curada. Al final de mi exposición, un hermano me preguntó si la herida había sanado completamente, y me respuesta fue, no. La herida está aparentemente curada, pero después del año 1798 cuando el Papa fue hecho prisionero, nunca más ha vuelto a recuperar el poder que tuvo durante la Edad Media. No obstante está en camino de recuperarlo. Os recordaba el jueves por la tarde, que en el mes de enero de este año, más de cien estados había enviado al Vaticano a sus representantes para escuchar el discurso papal. La prensa dijo que había sido un discurso político, sobre política extranjera, muy importante. Podemos pues decir que el sistema político religiosa de Roma, está en vías de recuperar el poder. Estamos en el momento en que la Europa comunitaria está tratando de formarse. Es una época en que cada vez se habla más de globalización, intentando promover un sistema mundial. Hay que reconocer que la idea es espléndida, y no solamente espléndida, sino también interesante. Si hubiera un gobierno mundial sería mucho más fácil resolver multitud de problemas. Pero al igual que aquellos que intentaron reconstruir Europa tuvieron una bonita intención, los que hoy piensan en la globalización, parten de un sentimiento humano completamente loable. Todo depende del medio que vayan a emplear para conseguirlo. Llegamos ahora a un detalle del texto que es muy difícil. Aunque la bestia no tenía más que siete cabezas, comparadas a montañas, denominadas reyes, Juan anuncia la aparición de un octavo rey. Os recuerdo el versículo 11: «La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición.» De manera que es necesario encontrar un octavo poder, pero que ya existió; un octavo poder que ya ejerció su poder, pero que le fue arrebatado. Creo que no hay muchas soluciones, porque el único poder que corresponde a la descripción profética, es Roma 2. Es la Roma papal de la Edad Media, la Roma que dominó sobre todos los estados desde 538 hasta 1798. La actualidad, la puesta en escena de los acontecimientos predichos por esta profecía, no me parece difícil de comprender.
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Descripción de la amazona Y llegamos a la amazona, la mujer que está sentada sobre la bestia. Se le llama también, BABILONIA MISTICA. ¿Quién es esa mujer, madre y prostituta? La Babilonia como ciudad, conocemos muy bien su simbolismo. Para abreviar diré, que según mi criterio, ese poder no puede representar más que el conjunto del cristianismo a la devoción de la bestia. La mujer es la iglesia, pero no debe confundirse con la bestia, puesto que está sentada sobre la bestia. La bestia representa una forma de iglesia que nosotros conocemos muy bien, o más exactamente, un cierto sistema político religioso. Similar a lo que el capítulo 13 llama la imagen de la bestia. Esa imagen de la bestia que en el capítulo 17 se le llama la ramera. El cristianismo que en su conjunto abandona la fidelidad. Todo lo que hemos analizado me parece acorde con lo que la Biblia nos enseña. Se trata de Roma, pero en esta ocasión dirigida por una confederación de iglesias. Multitud de exegetas así también lo han comprendido, y particularmente es lo que el jesuita chileno, Manuel Lacunza, escribió en sus libros. Supongo que todos vosotros sabéis quién es ese jesuita chileno. Vivió en América del Sur, pero dejó Chile para ir a Roma. Escribió un libro magistral titulado La venida del Mesías en gloria y majestad. En el prefacio de este libro se dirige a los sacerdotes y les dice, hermanos, ha llegado el momento de sacudir el polvo de vuestras Biblias y estudiar el libro de Daniel y Apocalipsis. Pasado el tiempo Lacunza cayó en el olvido y no sería difícil descubrir por qué. Fue el hermano Alfred-Félix Vaucher quien redescubrió a Manuel Lacunza y publicó su libro con la ayuda de otro pastor en Francia. El libro de Lacunza es verdaderamente fantástico. Todo esto para decir que cuando hablemos de la bestia nunca debemos confundir el sistema con los hombres. Os pido perdón por la repetición, pero me parece algo muy importante para no caer en este error. El cuarto rey, es la Roma Imperial. Existió primero Babilonia, luego Media y Persia, después Grecia y Macedonia y llegamos al cuarto Imperio, la cuarta cabeza, que se trata de la Roma imperial. Después comienza el período del quinto rey en el año 538, en la Edad Media –son los 1.260 días-años–, hasta el año 1798 cuando recibe la herida de muerte, dando paso al período del sexto rey. Nos encontramos en el período del séptimo rey, etapa que estamos viviendo actualmente, fase en que la herida de la bestia ha curado en parte, pues la tierra admira la potencia que representa. Y ahora, esperamos la última parte, el octavo rey, el regreso con fuerza de ese poder en una suerte de confederación mundial de estados. El texto nos dice que eso durará quince días. Se trata pues de un período extremadamente corto. Personalmente extraigo de este texto una gran esperanza. Sabemos que la venida del Señor no se realizará sin que previamente haya dificultades muy serias. La descripción del sexto sello es muy elocuente al respecto. Si yo comprendo bien esta profecía del capítulo 17, es un período que durará muy poco tiempo.
Los diez cuernos aborrecerán a la ramera «Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. Y los diez cuernos que viste en la bestia, estos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego; porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios.» (Apocalipsis 17: 15-17).
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Tenemos aquí el complemento de lo que hemos visto esta mañana sobre el secamiento del río Éufrates. ¿Recordáis en que consiste el secamiento del río Éufrates? El secamiento histórico del río Éufrates, es la muerte de Babilonia, al ser conquistada por Media y Persia. ¿Y que es el secamiento del Éufrates simbólico? El secamiento de las aguas simboliza que los pueblos se vuelven contra este poder. Es lo que de nuevo encontramos aquí. El texto dice que las multitudes se volverán contra esta potencia en cuestión. Durante mucho tiempo me preguntaba cómo concebir el cumplimiento de esta profecía, cuando se ve hasta que punto hoy las muchedumbres adoran a ese poder político-religioso, y vemos de qué manera manipula la política. Se hace necesario buscar en medio de los entresijos de la historia de Roma, ¿qué nuevo dogma surgirá próximamente? Tal vez conn ocasión del famoso jubileo que prepara Roma. ¿Ese nuevo dogma consistiría en hacer de María corredentora con Jesús? Primero se hizo de María madre de Dios; después se aceptó el dogma de la Inmaculada Concepción; luego se hablo de María en el cielo por la Ascensión y ahora se habla de María como corredentora, colocando a María en el mismo rango que Jesucristo. Estamos en un periodo cuando Roma parece tener el valor de decir cualquier cosa. Pero vemos que están apareciendo ciertas reacciones. El jueves pasado os leí la reacción de Penny Lernoux, que es en Estados Unidos una gran autoridad en materia de Historia de Roma. Ella no duda un solo instante en acusar al papa de ejercer un poder dictatorial. Os he hablado también del libro escrito por un sacerdote belga, Rik Devillé, y que ha titulado La dernière dictature, donde exige la abdicación del Papa, porque considera el sistema papal una verdadera dictadura. El subtítulo del libro es Plaidoyer pour des paroisses sans pape. El vicerrector de la Universidad Católica de Bruselas, se llama Gabriel Rangle (?), al cual conozco personalmente, y hemos intercambiado correspondencia en muchas ocasiones. Tiene el valor de manifestarse contra lo que dicen las autoridades católicas. Hace quince días estaba en la televisión, donde es a menudo invitado, y durante la emisión habló de su libertad. Había un dibujante humorista que de vez en cuando presentaba sobre la pantalla de la televisión algún dibujo, tratando de reflejar lo más importante del coloquio. En un momento de la entrevista, se vio el dibujo del cardenal belga hablando por teléfono, y diciendo a Gabriel Rangle, «¿Podrás venir a verme, amigo?». Yo creo que esto es muy significativo. Hoy, entre los católicos, hay cada vez más personas que piensan y reflexionan. Tratan de comprender la Biblia y con toda honestidad se esfuerzan en vivir en armonía con ella. Hoy es más fácil concebir lo que Apocalipsis 17 anuncia. Cuando estas personas se den cuentas hasta que punto han sido engañadas, entonces se cumplirá la profecía. Y no olvidemos que será en ese momento, cuando el Éufrates se seque, cuando vendrán los reyes de oriente. ¡Ah! Los reyes de oriente, el regreso de Jesús, el regreso en gloria de Aquel que esperamos.
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CONCLUSIÓN Ha llegado para mí el momento de terminar estos días entre vosotros. Hemos tratado sobre todo de ver a Cristo en el Apocalipsis. Lógicamente no se puede leer el Apocalipsis sin descifrar un poco la historia, porque la vida y la historia de la iglesia están en el corazón del Apocalipsis. Así que lo que hemos intentado sobre todo es descubrir en el Apocalipsis a Jesús nuestro Señor. En el capítulo 1 hemos visto al Sumo Sacerdote. En el 2, al jefe de la Iglesia, al soberano de la Iglesia, el fundador de la Iglesia, aquel que desde lo alto del cielo continúa vigilando por ella. En el capítulo 3, se nos presenta a Jesucristo siendo el Amén el Sí de Dios. La palabra ‘amén’ viene de un verbo que significa “yo ejecutaré”. Llamar a Jesús el Amén de Dios, es decir hasta que punto cumplió la voluntad de Dios. Aquí también encontramos la noción de “chaliac”, el Sí de Dios, el que verdaderamente representa para nosotros, a la vez el amor y la justicia de Dios. El “chaliac” es una parte del derecho judío, en virtud del cual, aquel que es enviado debe ser visto como aquel que tiene todo el poder de aquel que lo envía. Esta es la noción jurídica del “chaliac” judío. Y Jesús, como el Sí y el Amén de Dios, viene a nosotros como el plenipotenciario de Dios. En los capítulos 4 y 5, nos encontramos en la presencia del cordero, aquel que salva, tomando tres imágenes del Antiguo Testamento: el rescate, la expiación perdón, y la justificación, de lo que hemos hablado a lo largo de la semana. En el capítulo 6, Jesucristo es presentado como capitán del ejército de los fieles de Dios; es la iglesia que sale como vencedora, que encuentra toda clase de dificultades y que desgraciadamente a veces se permite acciones que no debería permitirse. Después de haber sido perseguida, la iglesia se constituye en perseguidora. En el capítulo 7, Jesús nos es presentado como el pastor, aquel que pace a los escogidos y los conduce a las fuentes de agua viva. Todos recordáis sin duda el maravilloso Salmo 23: «Yahvé es mi pastor… Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.» ¿Qué significa esto? Si solamente tenéis la sombra de un bastón para golpear a alguien, no corre ningún riesgo de que le hagáis daño. La muerte es presentada aquí como solamente una sombra, porque ha sido vencida por Jesús, él es el pastor que nos conduce a la vida. En el capítulo 8 Jesús es aquel que inspira las oraciónes. En el capítulo 9, él denuncia las abominaciones de la tierra. En el capítulo 10, es el que envía los profetas sobre la tierra. No hemos tenido tiempo para estudiarlo, aunque es un capítulo muy importante pues se trata del renuevo bíblico. El capítulo 11, Cristo es el rey del mundo. En el capítulo 12 encontramos la posteridad de la mujer prometida a la humanidad. Jesús permanece fiel hacia un resto. Capitulo 13. Jesús aparece aquí como el autor del Libro de la Vida. Capítulo 14. El es el gran segador de la tierra. Aquí se hacen los más grandes llamamientos a la tierra entera. Aquí tenemos la descripción de la verdadera adoración. En el capítulo 13 aparece la adoración a la bestia, pero aquí en el 14, aparece la contrapartida. «Temed a Dios y dadle honra porque la hora de su juicio es venida.» Se trata de la verdadera adoración. En el capítulo 15, Jesús recibe el cántico del cordero, cantado a la gloria de Cristo. En el capítulo 16, es Jesús quien ejecuta el juicio. En el capítulo 17 es el vencedor de Babel. Y todo esto puede ponerse en paréntesis en relación con Juan 3: 36 que nos dice que no podemos hacer abstracción de Jesús; o
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estamos con él, o estamos contra él; o está con nosotros, o será la roca sobre la cual nos quebraremos. En el capítulo 19 es el Rey de reyes, Señor de señores. Capítulo 20, el juez del universo. Capítulo 21, el templo de la Nueva Jerusalén. Aquí tendríamos muchas cosas que decir. Ayer hablamos de Juan 1: 14. Hay aquí un detalle que no comenté, pero sin duda vosotros conocéis. El texto dice que la palabra, el logos, se hizo carne y habitó entre nosotros. Pero el verbo traducido “habitó entre nosotros”, es un verbo griego que significa «venido a hacer tabernáculo entre nosotros», el llega ha ser el verdadero tabernáculo. No es el templo donde hay cambistas y vendedores, sino Jesucristo es el templo de Dios, y es él el templo de la Nueva Jerusalén Finalmente en el capítulo 22, Jesús es presentado como la estrella brillante de la mañana que ilumina nuestro camino.
APLICACIÓN Y PROMESA Este es el maravilloso mensaje que nos da el libro de Apocalipsis. Gracias a él, el paraíso es recuperado. Y en el centro tenemos la maravillosa profecía, Dios mismo con nosotros. ¿Pensáis alguna vez en esto? ¿Os imagináis veros en presencia de Dios? Si pensáis alguna vez en esto, ¿os produce temor? ¿Esperanza? ¿Amor? ¿Cuál es la razón que os mueve a estar en presencia de Dios? El último capítulo de Apocalipsis es Dios con nosotros. Dios será con nosotros y nosotros con él. Ya no habrá más muerte, desaparecerá. Será la paz, no habrá más llanto, es el gozo, no habrá más dolor. Las penas, los sufrimientos habrán terminado. Es el tiempo de la justicia. No habrá más lágrimas, será la felicidad sin fin. Y no habrá más duelo. ¿Cómo os imagináis esto? Nuestra imaginación no es suficientemente fecunda para que las promesas de Apocalipsis tomen cuerpo real. ¿Cómo vivir en nuestro mundo de hoy, donde hay tanta violencia, tanto sufrimiento sin esperar sus promesas con impaciencia? No sé si os he contado una experiencia que tuvo un general inglés, el duque de Wellington que derrotó a Napoleón. Esto sucedió hace aproximadamente 250 años. Un campesino, al norte de Londres, venía de sembrar sus campos, y la puerta de la valla que rodeaba el campo estaba abierta. Vio venir unos cazadores a caballo y pensó que corría el riesgo de que pasasen con sus caballos por el campo sembrado. Llamó a un joven que estaba a su servicio y le dijo: ve rápido y cierra la valla. Apenas había terminado de cerrar la puerta, cuando llegaron los caballos. Uno de los caballeros le dio la orden de abrir la barrera, a lo que el joven dijo: –¡No! Mi patrón me ha dicho que cierre porque acabamos de sembrar el campo. El caballero discutió con el joven sin conseguir que abriera. Entonces, uno de los jinetes se adelantó y le dijo al joven: –¿Sabes quien soy? ¡Soy el duque de Wellington! Soy el que derrotó a Napoleón. Nunca nadie me discutido nada. ¡Abre esa puerta! El joven impresionado, se quitó el sombrero de la cabeza. Y dijo. –¿Usted es el duque de Wellington? Entonces usted nunca podrá aceptar que yo desobedezca a mi patrón. Se produjo un momento de silencio, el duque de Wellington le saludó cortésmente y ordenó a todos los cazadores dar marcha atrás. Les dijo. –Denme unos centenares de hombres como este y conquistaré, no solamente Francia, sino el mundo entero.
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Jesucristo tiene necesidad de hombres como este para conquistar el mundo. Mi deseo es que formemos parte de ese número, que seamos de aquellos que le serán fieles hasta el fin. Un día, un pastor dirigió en la Casa Blanca un discurso en el que dijo algo muy inteligente. Debemos tener el valor de cambiar aquello que puede ser cambiado; tener la paciencia de soportar aquello que no puede ser cambiado y debemos tener la sabiduría de discernir lo uno de lo otro. Hay en la vida cosas que pueden cambiarse y deben cambiar. Y como cristianos tenemos el deber de aplicarnos en ello. Hay en nuestros caracteres cosas que deben cambiar. Tal vez en nuestra manera de vivir. Debemos ser fieles a Jesucristo y con su gracia cambiar aquello que puede cambiarse. Pero hay cosas en la vida que no pueden cambiarse. En la vida de todos nosotros hay cosas que no pueden cambiarse, por lo que debemos tener el valor y la paciencia de soportar aquello que no puede ser cambiado. Y tener la sabiduría de discernir una cosa de la otra, y no aceptar como incambiable, aquello que puede cambiarse por la gracia de Dios. Que el Señor nos ayude a poder vivir juntos esta experiencia. No conozco nada más satisfactorio, que poderme dormir por la noche con el sentimiento de que Jesús está en mi presencia. Deseo que todos nosotros podamos gozar de este mismo sentimiento.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS P. ¿Cuánto, acerca de nuestra comprensión del Apocalipsis podemos estar seguros? R. Debemos tener confianza en la profecía, pero siempre con humildad y amor. Hay muchas cosas de las cuales podemos estar seguros, pero hay otras que no podemos avanzar más que como hipótesis de trabajo y reflexión. Y lo que hemos visto esta tarde no es más que una hipótesis de reflexión. P. ¿El Papa es consciente del papel que juega en la profecía tal como es descrito en el Apocalipsis? R. No soy profeta, y soy incapaz de leer en la conciencia del Papa. ¿Cómo poder responder a la pregunta? ¿Es el Papa consciente? No lo sé, no puedo responderle. Dios solamente puede juzgar al Papa en función de su responsabilidad, y esta no es nuestra función. Yo hago una clara distinción entre el papa Juan Pablo II y el sistema político religioso de Roma. Estoy obligado, por fidelidad a la Biblia, denunciar el sistema político religioso de Roma, pero no tengo derecho de juzgar a Juan Pablo II. Es Dios quien le juzgará, no nosotros. Saber que pasa en la conciencia del Papa, solo Dios puede responder a una pregunta semejante. P. Pienso que los católicos y los protestantes están más interesados que nosotros en conocer las diferentes escuelas proféticas. R. La escuela preterista es defendida hoy por la mayor parte de teólogos, tanto católicos como protestantes, cuando tienen el valor de interesarse en el Apocalipsis. Y me permito poner un “bemol” a la afirmación tan categórica de nuestro hermano. Usted dice que los católicos parece que se interesan en el Apocalipsis más que nosotros, pero me parece que se ha dejado llevar por su entusiasmo, y creo que no se corresponde a la realidad. Los libros que salen de las imprentas católicas sobre el Apocalipsis son muy limitados. Sin embargo, nuestra iglesia tiene cantidad de libros sobre el Apocalipsis, tanto de divulgación, como extremadamente serios en el plano exegético. Vuestra presencia en estas charlas demuestra que los adventistas se interesan en el Apocalipsis.
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La escuela católico-protestante denominada preterista, pretende que todos los acontecimientos descritos en el Apocalipsis, tuvieron lugar en la época del apóstol Juan. Es la razón por la cual, por ejemplo, Apocalipsis 17, buscan las siete cabezas entre los emperadores romanos, evitando así salirse de la Roma imperial. Pero todos los esfuerzos que han hecho para permanecer en la Roma imperial, han terminado en el fracaso. Esto es lo que pretende la escuela preterista, todo se cumplió en la época de Juan. El Apocalipsis es solamente una historia puesta en símbolos. En oposición a este sistema, está el sistema futurista, que piensa que nada se ha cumplido todavía, y que todo está en el futuro. El sistema que nosotros adoptamos como iglesia, se llama, histórico-profético. Es decir, que los escritos de San Juan se enraízan en la historia de su época. Es muy interesante estudiar desde el punto geográfico e histórico, lo que pasó en Efeso, en Esmirna, en Pérgamo, en Tiatira, en Filadelfia, en Sardis y en Laodicea. El texto del apóstol Juan se corresponde perfectamente a la realidad geográfica e histórica de estas siete ciudades. Veamos un ejemplo, Laodicea. Dios tiene ganas de vomitarla a causa de la situación por la cual pasa la iglesia. En la ciudad de Laodicea había fuentes de agua caliente que ciertamente producían náuseas.
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