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TU LECTURA DEL MARTES

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Para saber más

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El camino de Jerusalén a Jericó era un camino peligroso porque pasaba entre las montañas. Había muchos escondites para los bandidos y era fácil asaltar a las personas que viajaban solas.

Un hombre fue atacado en ese camino para robarle sus pertenencias. Seguramente el hombre se defendió de los ladrones y estos le dieron tal paliza que lo dejaron mal herido y medio muerto. Ese hombre necesitaba ayuda o moriría en el camino.

Afortunadamente, al poco tiempo, pasó por allí un sacerdote. Tal vez regresaba de su servicio en el templo y volvía muy contento por haber tenido el privilegio de ofrecer los sacrificios. ¿Qué es lo que hizo el sacerdote? (Léelo en Lucas 10: 31).

¡Pasó de largo! ¿Por qué? ¿Por qué no lo ayudó? ¡Era su prójimo! No lo sabemos. Tal vez podría decir que tenía mucha prisa. Podía decir que tenía muchas ganas de ver a su familia porque había estado varias semanas fuera de casa. Si se paraba a ayudar se le haría de noche. Así que lamentándolo mucho pasó de largo y pensó que tal vez otra persona lo ayudaría.

Menos mal que el camino que unía Jerusalén con Jericó era un camino muy transitado. Poco después pasó un levita. ¿Qué hizo el levita con el herido del camino? (Léelo en Lucas 10: 32)

¡También pasó de largo!

La expresión que la Biblia utiliza hace pensar que el levita se acercó a ver cómo estaba el herido, no como el sacerdote que ni siquiera quiso saber cómo estaba. Pero el levita no se atrevió a socorrerlo.

A lo mejor tuvo miedo: ¿y si los ladrones estaban escondidos para atacar al viajero que se detuviera a socorrerlo? Miró hacia todas partes y quiso alejarse lo antes posible y llegar a una parte más segura del camino. Aquel hombre tendido en medio del camino era su prójimo. Pero si el sacerdote y el levita hubieran amado a su prójimo lo habrían socorrido, hubieran pedido ayuda o al menos se habrían quedado con él para consolarlo.

¿Haces tú lo mismo cuando alguien te necesita? Es muy fácil ayudar a tus amigos, a las personas que te quieren, a las que conoces, pero Jesús nos dice que debemos ayudar a las personas que nos necesitan, nos quieran o no, porque todos los que nos necesitan son nuestro prójimo.

• Lee la historia y completa el texto colocando las palabras en el lugar adecuado (ver Mateo 13: 44).

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