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TU LECTURA DEL MARTES

El dueño de la viña tenía a muchos hombres trabajando para él. Pero cuando ya casi estaba terminando la tarde decidió volver a salir y contratar todavía a más trabajadores, aunque solo fuera por una hora. Se encontró a un grupo de hombres que no estaban haciendo nada. Se acercó a ellos y les preguntó:

—¿Por qué no estáis trabajando?

Lee su respuesta en la primera parte de Mateo 20:7.

¡Qué raro! Era tiempo de vendimia y se necesitaban todas las manos para trabajar. ¿Por qué nadie los había querido contratar?

La verdad es que no lo sabemos con seguridad, pero podemos imaginar que seguramente eran hombres a los que nadie quería porque podían ser extranjeros, porque a lo mejor no eran muy fuertes, tal vez tenían alguna discapacidad o simplemente caían mal y nadie quería trabajar con ellos. ¿Te imaginas cómo se sentirían cuando los jefes contrataban a todo el mundo menos a ellos? ¿Te imaginas cómo se sentirían de ser siempre los últimos, los que nadie quiere?

Pero al dueño de la viña no le importaba. Para él todos eran trabajadores valiosos que podían ayudar a terminar el trabajo. Así que los contrató y se pusieron a trabajar.

Así es Jesús. Para Jesús todos somos importantes y todos podemos trabajar para él, según nuestras posibilidades; tanto si somos jóvenes y fuertes como si somos más débiles, tanto si somos niños como si somos mayores, tanto si somos del país como extranjeros, tanto si estamos sanos como enfermos. Todos tenemos algo que hacer en la obra del Señor.

• Encuentra seis diferencias entre los dibujos de los vendimiadores.

Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.

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