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¡Qué pesados!

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Para saber más

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Tu Lectura Del Domingo

Cuando necesitas un cuaderno para el colegio, ¿qué haces? ¿Se lo pides al primer señor que encuentras por la calle? ¡NO! Se lo pides a tus padres, ¿no? Cuando ves que los zapatos se te han quedado pequeños, ¿se lo dices a la señora de la tienda de las chuches? ¡NO! Se los pides a los papás para que te compren otros.

Cuando llegas muy cansado y hambriento del cole, pides a tus padres la merienda (o la cena). ¿A que sí?

(Lucas 11:9, Reina-Valera 1995)

Parece que estás todo el día pidiendo cosas. Es normal. Todavía eres pequeño y necesitas que los mayores cuiden de ti que paguen tu ropa y tus juguetes y que te preparen la comida.

Cuando necesitas algo vas a tus padres, a tus abuelos o la persona que te cuida mientras tus padres trabajan. Cuando pides algo vas a buscar a una persona de confianza que sabes que te lo puede dar.

Esta semana vamos a estudiar dos parábolas que hablan de pedir ayuda a Jesús. Jesús quería que supiéramos que él siempre está dispuesto a ayudarnos.

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