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TU LECTURA DEL LUNES

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¡Qué pesados!

¡Qué pesados!

Vamos a leer la primera parábola de esta semana.

¿Quiénes son los protagonistas?

Lucas 18: 2. ¿Cómo era el juez?

Lucas 18: 3. ¿Crees tú que la mujer era rica o pobre?

Como has leído, la viuda tenía un problema. Alguien se estaba portando mal con ella y la única persona que podía defenderla era el juez, aunque el juez fuera un hombre malo.

¿Qué es lo que hizo el juez al principio? Lee la primera parte de Lucas 18: 4.

Aquella mujer era una pobre viuda sin importancia. El juez no tenía ganas de trabajar y no le hacía ni caso. Pero la pobre viuda no se daba por vencida. Insistía una y otra vez.

Cada poco tiempo iba a ver al juez y le volvía a pedir que la ayudara con su problema. ¡Qué pesada! ¡Qué mujer más molesta! ¡Todo el día pidiendo!

Al final, un día, el juez se hartó. Ya no soportaba más a esa mujer. ¿Qué hizo entonces el juez? Léelo en Lucas 18: 5.

Al final, tanto insistió la viuda que el juez le solucionó el problema. Por fin aquella mujer consiguió lo que quería gracias a que fue una pesada e insistió todo el tiempo que hizo falta.

Para los padres

Podéis explicar a vuestros hijos que la oración no es solo «una lista de la compra», una lista de peticiones. Sirve para hablar con nuestro amigo. Y a un amigo también le pedimos cosas, pero no solo se trata de pedir como si fuera el genio de la lámpara. Jesús siempre te responde. Algunas veces, te dice que sí y te ayuda en lo que le has pedido. Otras veces te dice que no porque no es bueno para ti. Y otras veces te dice que esperes un poco, porque todavía no es el momento, y es mejor esperar.

Tu Lectura Del Martes

¿Es Jesús como el juez de la historia que leímos ayer? ¡No! Es todo lo contrario.

Algunas personas ven a Dios como alguien que está sentado en su trono rodeado de ángeles y que no tiene mucho tiempo para las tonterías de un niño. Que solo está para los problemas más importantes. Y que solo responde a las oraciones si oramos muchas veces.

No. Jesús no es como el juez malvado. Jesús es bueno, cariñoso y comprensivo. No le gusta nada que discutamos o que tengamos problemas. Él nos ama y desea siempre lo mejor para nosotros. Por eso siempre va a escuchar nuestras oraciones.

El juez malvado no conocía de nada a la viuda. Le daba igual si ella era feliz o no. Por eso al principio no le hacía ni caso. Pero Jesús te conoce desde antes de que nacieras. Sabe cada cosa que te ha pasado en el cole o en tu habitación. Sabe qué color te gusta y el sabor de tu helado favorito. Le gusta cuando juegas con tus amigos y se pone triste cuando discutís. Jesús te ha elegido para que seas su amigo.

La parábola termina diciendo que, si el juez, que era una persona mala, al final hizo caso a la viuda, «¿acaso Dios no defenderá también a sus escogidos?»

(Lucas 18: 7, Dios Habla Hoy)

Jesús no quiere que tengas vergüenza de pedirle lo que necesites, aunque te parezcan cosas de niños. Quiere que, cuando ores, sepas que tienes a un amigo de confianza. Tú eres un escogido de Dios.

• Escribe qué cosas te gusta pedirle a Jesús cuando oras. Ten en cuenta que es tu amigo y que todo lo que te importa a ti le importa a él.

Tu Lectura Del Mi Rcoles

La segunda parábola trata de dos amigos. Lee en Lucas 11: 5, 6 cuál es el problema y contesta a las preguntas:

• ¿Qué hora era? ¿Te parece que es hora de ir de visita a pedir un favor?

• ¿Qué le pide un amigo al otro?

• ¿Para qué necesita los panes?

A esas horas el amigo debía estar durmiendo y lo despiertan para pedirle comida para otra persona. Seguro que no debería estar de muy buen humor. ¿Qué le contestarías tú? Lee lo que podría haberle contestado el amigo recién despertado en Lucas 11: 7

Tenía toda la razón del mundo: ¡no eran horas para estar pidiendo favores! ¡Qué hombre más molesto! ¡Qué pesado! ¡Que se vaya a su casa! Pero son amigos y sabe que seguirá insistiendo hasta que le abra la puerta. Y si no le abre, seguirá llamando y no podrá dormir nadie, y como se despierten los niños… Así que al final «se levantará por serle inoportuno y le dará cuanto necesite». (Lucas 11: 8, Dios Habla Hoy). El amigo inoportuno consiguió lo que necesitaba, aunque no era la mejor hora para ir pidiendo favores.

• Marca los nueve errores que ha cometido el dibujante al contar la historia.

Para los padres

El concepto que tengan vuestros hijos de la oración no dependerá solamente de las explicaciones que les deis sino del uso que hagas de ella en el ámbito familiar. Enseñad a vuestros hijos a orar y a no hacerlo de forma mecánica y rutinaria. Enseñadles a hablar con Jesús como si fuera su amigo y a ser agradecidos. Vuestras oraciones deben ser un modelo para ellos.

Tu Lectura Del Jueves

Fíjate que el amigo que llama en medio de la noche le pide un favor a su vecino, pero es para otra persona. El pan que le pide no es para él, es para otro amigo. Cuando oramos, ¿pedimos solo para nosotros o también pedimos para que Jesús ayude a otras personas?

Si mi amigo está enfermo, yo sé que no puedo ayudarle. Pero conozco a alguien que sí que puede: Jesús. Entonces yo le pido a Jesús que ayude a mi amigo a ponerse bueno.

Jesús quiere que nos preocupemos los unos de los otros, que nos ayudemos. Y una forma de ayudar es pedírselo a Jesús.

¿Alguna vez Dios está tan ocupado que no pueda escucharte? ¡No! Nunca. Jesús nunca te dice «espera un poco que ahora no puedo atenderte».

Cuando tengas un problema, o una preocupación puedes ir a Jesús en cualquier momento. Tú nunca le molestas. Si las personas somos capaces de ayudarnos los unos a los otros, ¡cómo no va a querer Jesús ayudarnos! Solo hace falta que confíes en que Jesús puede darte lo que necesitas, a ti y a las personas que mencionas en tu oración.

Un niño ha escrito esta oración.

Quiero ser buen amigo, Jesús. Enséñame a buscar el bien de mis amigos antes que el mío propio. Enséñame a compartir y buscar siempre lo mejor para todos. Que no me pelee ni me enoje con mis amigos. Que acepte con humildad sus consejos y sus palabras. Que siempre tenga una sonrisa y las manos abiertas. Que sepa perdonar y pedir perdón. Ayúdame a ser buena compañía y a llevar esperanza. Quiero ser tan buen amigo como lo eres tú conmigo. Amén.

Si tu amigo le pidiera esto a Jesús ¿qué pensarías? ¡Escríbelo!

Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.

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