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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES
El joven ya no podía más. Vivía entre cerdos y aun así pasaba hambre. Una mañana se llenó de valor y tomó una decisión. ¿Cuál fue? (Léela en Lucas
15: 18, 19)
Se dio cuenta de que se había portado muy mal con su padre. Y quiso ir a pedirle perdón. Pero también se daba cuenta de que ya no podía ser tratado como su hijo porque había gastado todo el dinero de su padre. Lo único que quería es que su padre lo contratara como jornalero. Él sabía que su padre era generoso. Si no estaba muy enfadado con él, seguro que le daba trabajo. Así que se puso en camino hacia la casa de su padre.
Después de muchos días y noches de camino, el hijo pródigo vio a lo lejos su casa. Por el camino se acercaba a toda prisa un hombre: era su padre que corría a darle un gran abrazo.
El hijo estaba tan emocionado que no pudo decir ni una palabra. Después de un rato consiguió decir: «¡Papá, me he portado muy mal contra Dios y contra ti! Ya no merezco ser tu hijo». Pero ¿qué hizo el padre? (Lee Lucas 15: 22, 23).
• Encuentra siete diferencias entre los dos dibujos.
Para los padres
Recordad con vuestros hijos alguna situación en que se haya perdido alguno de vuestros hijos en el parque o en un centro comercial (si no ha ocurrido nunca, imaginad la situación).
Expresar cómo os sentisteis cuando os reencontrasteis. Así se alegra Dios cuando un hijo que se ha perdido vuelve a reencontrarse con él.
Para los padres
Pregúntales a vuestros hijos cómo se sienten cuando se dan cuenta que han hecho algo malo y qué pueden hacer para sentirse mejor. Habladles del daño que hace tener sentimiento de culpa pero que pedir perdón hace que tengamos paz en nuestro corazón.