Una famosa leyenda señala que Agustín de Hipona se encontraba reflexionando sobre el misterio de la Trinidad, mientras paseaba por la playa. En las idas y venidas, observó que un niño traía con una concha agua del mar y la echaba en un pequeño pozo que había hecho en la arena. Por curiosidad Agustín de Hipona le preguntó: –¿Qué estás haciendo, pequeño? –Estoy intentando meter todo el agua del mar en este pozo –le replicó el niño. –¿Pero no te das cuenta que eso es imposible? Toda el agua del mar no cabe en ese agujero. A lo que el niño respondió: –Tan imposible como resolver el problema que está queriendo descifrar. Usted no puede comprender la grandiosidad de Dios y la Trinidad: es un misterio para el ser humano. Luis González con su texto no pretende resolver aquello que ni el gran Agustín de Hipona pudo solventar, pero sin duda